Barrenechea
Barrenechea
Barrenechea
1) El lector se interroga sobre la naturaleza del texto y según ella quedan establecidas
dos parejas contrastivas:
literatura fantástica vs. Poesía
literatura fantástica vs. Alegoría
En la primera pareja se produce la oposición en relación con la noción de obra
referencial, descriptiva o representativa, pero no en el sentido de que la obra tenga un
referente externo, sino de que internamente el texto sea referencial o representativo, es
decir que su lenguaje sea transparente y remita de las palabras a los hechos. Para
Todorov no hay nunca poesía fantástica porque –según él- en poesía no se da ese pasaje
y no se produce en el lector una reacción ante los hechos tal como se experimentan en el
mundo, lo cuales indispensable en la literatura fantástica para que se los pueda clasificar
de naturales o sobrenaturales.
En la segunda pareja la oposición está generada por la presencia o no de una doble
significación en el texto: sentido literal y sentido trópico o traslaticio (alegórico).
También aquí debe darse la distinción en el interior de la obra en forma inequívoca, y no
depender del capricho interpretativo del lector. Esto se refuerza con el concepto de que
la alegoría es mortal para lo fantástico generalmente.
O sea: según Todorov lo fantástico no puede aparecer en la poesía, porque la poesía no representa nada sino el
propio discurso del poeta, no habría allí posibilidad de encontrar ficción. Esto es bastante fácil de refutar porque solo
cierta poesía es así, pero Uds. que han leído a García Lorca o a Borges o a Girondo saben que en la poesía se pueden
contar historias y representar espacios, no solamente expresar sentimientos. Todorov se manejaba con una noción
demasiado clásica de lírica para lo que es la literatura contemporánea.
A su vez, según Todorov lo fantástico se opone a lo alegórico ("trópico" o "traslaticio" debe entenderse aquí como
sinónimo de metafórico) porque si, en los géneros más clásicos de esta clase, como las fábulas, aparece un zorro
hablando nadie piensa en un zorro sino en una persona astuta. De allí que nunca uno dudaría sobre la naturaleza del
hecho, si normal o anormal, porque automáticamente traduce la metáfora (la alegoría) de lo narrado. Y una persona
astuta no sería nada anormal. (El chiste que deben de estar pensando es parte de lo que va a desarrollar teóricamente
más adelante Barrenchea.) - Verónica Beatriz Pena 13/11/08 18:48
2) La otra distinción importante establecida por Todorov consiste en que el lector se
interroga sobre la naturaleza de los acontecimientos relatados, y en este caso se
establece una tripartición
lo extraordinario / lo fantástico / lo maravilloso
Las tres categorías están determinadas con dos parámetros: la existencia de hechos
normales o a-normales en el relato y la explicación de lo a-normal. Si se mantiene la
duda sobre la naturaleza de los acontecimientos que parecen salir de lo normal, estamos
en el ámbito de la literatura fantástica; si se disipa la duda, caemos en lo extraordinario
(cuando a pesar de su rareza se los inscribe entre los hechos naturales) y en lo
maravilloso (cuando se los adjudica al orden de lo sobrenatural o irreal).
Frente a este planteo de Todorov, ofrecemos una solución diferente, que luego
cotejaremos con la suya, discutiendo los pro y los contra de ambas.
Para salvar algunos inconvenientes que encontramos a su caracterización, proponemos
otra en la que:
1) No se plantea el problema de la oposición con lo poético y con lo alegórico, puesto
que ya explicaremos luego que las consideramos categorías de dos sistemas que se
cruzan pero que no se excluyen.
2) Proponemos para la determinación de qué es lo fantástico su inclusión en un sistema
de tres categorías construido con dos parámetros:
a) la existencia implícita o explícita de hechos a-normales, a-naturales o irreales y sus
contrarios;
b) la problematización o no problematización de este contraste. Aclaro bien: la
problematización de su convivencia (in absentia o in praesentia) y no la duda acerca de
su naturaleza, que era la base de Todorov.
Así se forman las subclases de:
Así la literatura fantástica quedaría definida como la que presenta en forma de problema
hechos a-normales, a-naturales o irreales, en contraste con hechos reales, normales o
naturales. Pertenecen a ella las obras que ponen el centro de interés en la violación del
orden terreno, natural o lógico, y por lo tanto en la confrontación de uno y otro orden
dentro del texto, en forma explícita o implícita.
3) Hay mezcla de ambos órdenes, lo que produce generalmente, por su mera aparición,
un fuerte contraste in praesentia de los dos mundos, y presenta la ruptura del orden
habitual como la preocupación primordial del relato. Pero no siempre se obtiene o se
quiere obtener tal resultado. Pensemos en los cuentos folclóricos y en los cuentos de
hadas donde aparecen gigantes, enanos, brujas, ogros, pájaros y fuentes milagrosas,
plantas que crecen y suben al cielo. Son los mitos o los herederos del mito que nacieron
en un mundo no regido por la ley de la contradicción y han conservado en él la libertad
imaginativa. Coincidimos con Todorov en considerar que estos sí están fuera del género
fantástico y los adscribimos al de lo maravilloso, pero no porque no se los explique
como sobrenaturales sino simplemente porque no se los explica y se los da por
admitidos en convivencia con el orden natural sin que provoquen escándalo o se plantee
con ellos ningún problema.