Caracteristicas Redaccionales de Lucas
Caracteristicas Redaccionales de Lucas
Caracteristicas Redaccionales de Lucas
1) ESTUDIO LITERARIO
1-1. Estado del texto
Bastante bueno. Hay un texto egipcio (P75, Alef, B y C) del siglo II, el texto oc-
cidental (D, testimonios latinos, Siríaca de Cureton y citas Padres latinos) también
del siglo II; texto bizantino o textus receptus (A). Algunos hablan de un texto pa-
lestino. Las variantes se pueden deber a distracciones del copista, al influjo de la
tradición oral o de Mateo, a sensibilidades y matices teológicos. Algunas de las va-
riantes más famosas: ¿”Venga tu Reino” o “que tu Espíritu venga sobre nosotros”?
(11,2). El trabajador en sábado (6,4); ¿70 o 72 discípulos? (10,2); ¿texto largo o
corto en las palabras sobre el pan? (Lc 22,19-20); el ángel consolador de Getse-
maní (22.43-44); ¿el “y fue llevado al cielo” es una adición posterior? (24,51). Ver
además 5,39; 9,55; 10,20. 41-42; 11,8.13.41; 12,19.21.39; 16,9; 17,36; 19,25;
20,20; 21,35; 22,62-68; 23,13.15.17.35; 24, 3.6.12.17.36.40-42.52).
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intención de hablar de las apariciones en Galilea modifica Mc 16,7 como ya había
omitido 14,28. Una vez que llega a Jerusalén, omite todas las indicaciones de Mar-
cos en las que Jesús sale de la ciudad para ir a Betania o a otras partes; sólo pue-
de ir a dormir por las noches al monte de los Olivos (21,37; 22,39) que Lucas con-
sidera parte de la ciudad (Hch 1,12); el sermón escatológico tiene lugar en el tem-
plo, y no frente a la ciudad (21,5 Mc 13,1; Mt 24,1). Este puede ser uno de los
motivos para la omisión de la unción en Betania (cf. TL p. 19-20)
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Pedro “Satanás” (Mc 8,32-33); la exageración demasiado oriental sobre cortarse
uno el ojo, la mano o el pie (Mc 9,43-49); la maldición de la higuera (Mc 11, 11b-
14.20-24); ni siquiera el hijo sabe el día ni la hora (Mc 13,32), el joven desnudo
que huye dejando la sábana (Mc 14,51-52).
1-14. Trasposiciones
Aunque Lucas es bastante fiel al orden de Marcos, en ocasiones introduce de-
terminados cambios de orden por motivos redaccionales (cf. RyT p.19-20 y tabla
IX). Así por ejemplo traslada al principio del evangelio la visita de Jesús a Nazaret,
para hacer de su predicación en la sinagoga un hecho programático. Su rechazo
viene acompañado de la referencia a los extranjeros, a Naamán el sirio y a la viuda
de Sarepta. De hecho los discípulos en los Hechos seguirán esta dinámica de predi-
car siempre primero en la sinagoga y sólo luego después de haber sido rechazados
en la sinagoga, se dirigen a los gentiles. Es un ejemplo más de las muchas oportu-
nidades en que Lucas presenta paralelismos entre el ministerio de los discípulos y
el de Jesús (cf. tabla XVIII y ficha 5-10)
1-15. Crescendo
Lucas utiliza el crescendo en un orden lógico o psicológico. Si comparamos Lc
11,29-32 con Mt 12,39-42, encontramos una secuencia diferente de ejemplos.
Mt: Jonás, Ninivitas, Reina del sur / Lc: Jonás, reina del sur, Ninivitas.
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Dejando a los ninivitas para el final (aunque espontáneamente los hubiéramos
colocado junto a Jonás), se da un clímax en todo un pueblo arrepentido en contra-
posición con el arrepentimiento de individuos.
Otros cambios de orden: Mc: “con todo tu corazón, alma, espíritu, fuerza / Lc:
con todo tu corazón, alma, fuerza, espíritu. Mt: pan/piedra, pez/serpiente; Lc:
pan/piedra, pez/serpiente, huevo/ escorpión.
1-16. Imágenes
Lucas utiliza imágenes a lo largo de su obra en un sentido claramente metafó-
rico: Satanás caía como un rayo (10,18), los fariseos son como tumbas ocultas
(11,44), de los ojos de Pablo cayeron como escamas (Hch 9,18), Pedro vio en su
sueño como una gran sábana (Hch 10,11), El Espíritu descendió sobre Jesús como
una paloma (3,22), el Espíritu vino a los apóstoles como un viento tempestuoso
(Hch 2,2), y vieron como lenguas de fuego (Hch 2,3). Hay que tener en cuenta es-
to a la hora de interpretar el significado del sudor como sangre de la escena de
Getsemaní (22,44).
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que Herodes quería ver a Jesús (9,9) y se alegró cuando se lo llevaron (23,8).
Otros casos en 1,5 y 3,2; 6,11 y 11,53-54; 20,20 y 23,2; 9,1 y 10,1; 9,51 y
13,22; 17,10 y 19,28; 9,45 y 18,34; 24,6-7 y 24,48.
Lo mismo ocurre entre el evangelio y los Hechos. La referencia en Hch 1,2 a la
elección de los apóstoles de 6,12-16; la mención en Hch (4,27) de cómo se junta-
ron Herodes y Pilato para matar a Jesús (Lc 23,6-7). Otros casos en Lc 24,47-48 y
Hch 1,8; Lc 24,49 y Hch 2,4; Lc 24,51 y Hch 1,2; Lc 24,53 y Hch 3,1.
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1-25. Preocupación apologética
Lucas escribe para fundar la fe de su iglesia sobre una base sólida
(⬧⚫). En su evangelio da respuesta a algunas de las dificultades que
podían surgir en los miembros de su comunidad, tales como el retraso de la paru-
sía, el rechazo de Israel y el hecho de que Jesús hubiese sido un condenado por
Roma. Según algunos, cuando Lucas insiste en que el Cristianismo está enraizado
en el Judaísmo, lo que está buscando en el fondo es que el Cristianismo sea acep-
tado en Roma como religio licita, como un vástago del Judaísmo. Los Hechos lla-
man al Cristianismo secta, hairesis, una más entre las sectas que existían en el Ju-
daísmo. Al ser una rama del Judaísmo el Cristianismo puede detentar el estatus de
religio licita, y ser aceptado en el Imperio romano.
No es tan claro que existiese el concepto de “religio licita”, además no olvide-
mos que la obra de Lucas no está pensada para ser leída por un administrador ro-
mano. Como dice C. K. Barrett, “Ningún funcionario romano habría filtrado tanto
de lo que a sus ojos tenía que parecer basura teológica y eclesiástica, para obtener
un pequeño grano sustancioso de apología”. Lo que sí parece evidente es que Lu-
cas trata de subrayar en su evangelio la triple declaración de inocencia de Jesús
por parte de Pilato (23,4. 14.22). Esta declaración de inocencia del gobernador
romano tiene su paralelo en las múltiples declaraciones de inocencia de Pablo en
labios de administrativos romanos y judíos (Hch 23,29; 25,25; 26,30-32; 28,21).
Lucas quiere atenuar la odiosidad de que el fundador de su Iglesia hubiese sido
condenado como un rebelde contra Roma (Sobre este tema cf. R. Maddox, The
Purpose of Luke-Acts, Edimburgo 1982, p. 91-97)..
2) COMIDAS
2-1. Importancia del banquete
En el tercer evangelio las comidas tienen una gran importancia como sucesos
inclusivos> en ellas comparten la mesa pecadores, gentiles, impuros. Lucas ha da-
do un especial relieve a la última cena, en comparación con los otros dos sinópti-
cos. Comienza con los preparativos, y luego expresa el gran deseo que Jesús tenía
de comer esa Pascua (22,15-18); la mano del traidor está presente sobre la mesa
(21), el liderazgo se describe en términos de diakonia, servicio a la mesa (26-27).
La recompensa prometida consiste en sentarse a la mesa en mi reino (30). La me-
sa inclusiva de Jesús refleja el carácter inclusivo de su comunidad: gentiles, prosti-
tutas, publicanos, pecadores, tullidos y minusválidos. Los valores preciados en la
mesa son la hospitalidad, el servicio, la caridad con los pobres. Todos estos aspec-
tos aparecen en la última Cena.
En el evangelio de Lucas hay 19 menciones a comidas, 13 de las cuales provie-
nen de las fuentes lucanas o proceden de la actividad redaccional del evangelista.
Comidas sinópticas: (Mc 7,2 - Lc 11,37: Marcos alude a que los fariseos veían co-
mer a los discípulos con manos impuras, como contexto para la discusión sobre lo
puro y lo impuro. Lucas ha creado redaccionalmente todo un banquete en el que el
fariseo invita a Jesús a comer).
a) comer: Lc 4,2; 5,30-33; 6,1-5; 7,33-34.36; 8,55; 9,13; 10,7-8; 12,19-
22.29.45; 13,26; 14,1.15; 15,16.23; 17,8.27-28; 22,8.11.15-16.30; 24,43; Hch
9,9; 10,13-14; 11,7; 23,12,21.
b) banquetes; Lc 14,12.16-17.24; 22,14-38; 24,28-34; Hch 1,4; 10,41.
c) comensalidad: Lc 4,25; 7,36-50; 9,11-17; 15,1-2.25-32; 19,5-7; Hch
10,28; 11,1-10.
d) partir el pan: Lc 22,19; 24,35; Hch 2,42.46; 20,7.11; 27,35.
e) alimentos: Lc 10,7-8; 12,23.42; Hch 10,9-16; 11,6-10; 15,20.29; 21,25.
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f) protocolo de la mesa: Lc 14,7-11,12.14; 22,27.
g) hospitalidad: Lc 4,39; 5,29; 10,38; Hch 16,14-15.34; 18,7; 28,7.14.
Sobre este tema cf. J.Neyrey, The Passion according to Luke; a Redaction Study of
Luke’s Soteriology, N.York 1985. Del mismo autor ”Ceremonies in Luke-Acts: The Case of
Meals and Table-Fellowship”, en J. Neyrey (ed.), The Social World of Luke-Acts, Peabody
MA 1991, p. 361-387).
2-2. Beber
Un pequeño toque redaccional de Lucas es su insistencia en la bebida de Jesús.
En general Lucas utiliza la pareja de verbos comer y beber para indicar la comida
humana, y en algunos casos es claro que el beber indica beber vino. Lucas se hace
eco de la acusación contra Jesús de ser un comedor o “bebedor” (Lc 7,34 = Mt
11,19). Con la triple tradición Lucas recoge la acusación de que los discípulos de
Jesús no ayunaban como los discípulos de Juan y los fariseos. Mientras que Marcos
y Mateo dicen: “tus discípulos no ayunan” (Mc 2,18; Mt 9,14), en Lucas la acusa-
ción se formula así: “Tus discípulos comen y beben” (Lc 5,33). Otra protesta contra
los discípulos se recoge poco antes; pertenece también a la triple tradición. En
Marcos y Mateo la acusación se formula: “¿Por qué come vuestro maestro con los
publicanos y pecadores?” (Mc 2,16; Mt 9,11). Lucas la formula: “¿Por coméis y be-
béis con los pecadores?” (Lc 5,30). En el discurso de la misión Lucas incluye una
recomendación que no aparece ni en Mateo ni en Marcos: “Permaneced en aquella
casa y comed y bebed lo que os pongan” (Lc 10,8). Finalmente la promesa de Je-
sús para los que han permanecido fieles es que “comeréis y beberéis en mi mesa
en el Reino” (Lc 22,30). En Los Hechos los discípulos se describen como aquellos
“que comimos y bebimos con él” (Hch 10,41).
Además de estos casos en que podemos ver una intencionalidad en la redac-
ción lucana, hay otros muchos en que “comer y beber” se ha convertido ya en una
fórmula estereotipada: (Lc 12,19.29.45; 13,26; 17,8.27.28; Hch 9,9; 23,12.21).
2-3. Etiqueta
Las buenas maneras en la mesa. Lo importante es la diakonia, el servicio. En
lugar de la obsesión por la pureza en la comida, Lucas se preocupa más por la dia-
konía (Lc 11,38). Se alaba a las mujeres que servían a Jesús (4,39; 8,3; 10,40).
Los dirigentes de la comunidad lucana deben servir a la mesa (Hch 6,1-6). La pri-
mera cualificación de un dirigente es servir a la mesa (22,26-27).
Se dan instrucciones sobre dónde sentarse (14,7-11) a quién invitar (14,12-
14). El fariseo que invitó a Jesús recibe una reprensión por su falta de modales
(7,44). Cf. J.Neyrey, The Passion according to Luke; a Redaction Study of Luke’s Soteriol-
ogy, N.York 1985.
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2-5. Sermón de la cena
El discurso de Cristo en la cena juega un papel mucho más importante. La Eu-
caristía vincula la comida y la enseñanza. El poder y la autoridad se manifiestan en
el poder de controlar los alimentos. Alimentar es bendecir. Aceptar o rechazar la
autoridad divina se expresa sacramentalmente en la aceptación o rechazo del ali-
mento. El alimento de Dios es su palabra. La comida une a la gente con el Señor o
la separa de él. (Cf. estudio de G. Feely Harnik sobre el AT). Lucas 22 tiene a la
vez una comida y una enseñanza, como la última Cena juánica.
3) COMPASIÓN Y MISERICORDIA
3-1. Los pecadores
Pedro se confiesa pecador (☺⧫⚫❖) en el relato de la pesca mila-
grosa (5,8) y es el único que recibe el encargo de ser pescador de hombres. “Peca-
dor”, “☺⧫⚫❖” es una palabra típica de Lucas. (18 veces comparada
con las 6 de Marcos, las 5 de Mateo, las 4 de Juan y 1 de Pablo.). De estas 18
menciones, 2 son comunes con Marcos (5,30.37), 1 con Q (7,34). 3 veces aparece
la palabra en textos Q en los que Mateo no la ha utilizado (6,32.33.34), 12 veces
en pasajes lucanos: 5,8; 7,37.39; 13,2; 15,1.2.7.10; 18,13; 19,7; 24,7.
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como el publicano en Templo, la pecadora en casa de Simón o el buen ladrón en la
cruz (Cf. TL p. 9-10.
3-3. Lágrimas
Un signo de conversión importante son las lágrimas. Uno de los significados del
llanto es el arrepentimiento. Este es el caso de la mujer pecadora (7,38.44), que
bañaba con sus lágrimas los pies de Jesús., o las de Pedro cuando “saliendo fuera
lloró amargamente” (22,62). Distintas son las lágrimas de compasión antes los
males del prójimo, como las de la gente en la casa de Jairo (8,53) que lloraban y
se lamentaban por la niña), las de las viudas amigas de Tabita (9,39), las de los
amigos de Pablo cuando oyeron la profecía de Ágabo (Hch 21,13), y sobre todo las
lágrimas de Jesús por Jerusalén (Lc 19,41).
Podríamos también distinguir las lágrimas que surgen de la persecución, de los
males que vienen como consecuencia de opciones por el Reino y la experiencia de
debilidad, de “humildad”. Tales son las lágrimas a las que se refería Pablo en su
discurso a los presbíteros de Éfeso: “Sirviendo al Señor con toda humildad y lágri-
mas y con las pruebas que me vinieron por las asechanzas de los judíos” (Hch
20,19.31). Este es el llanto de las bienaventuranzas, el que brota de la persecución
(Lc 6,21b), y se contrapone a la risa de los vencedores, de los que tienen la sartén
por el mango, que son los que llorarán después, en una típica inversión lucana.
“Reirá mejor el que ría el último; y llorará más amargamente el que llore el último
(6,25b).
Estas son las últimas lágrimas que queremos reseñar, las de desesperación y
frustración, las de los cuatro ayes lucanos, la de la expresión favorita de Mateo que
puede encontrarse también una vez en Lucas, “el llanto y el crujir de dientes” (Lc
13,28), o las que Jesús anuncia a las mujeres de Jerusalén.
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3-4. Misericordia
Lc 1,77-78 habla de la “entrañable misericordia de nuestro Dios” que va a mos-
trar Jesús llamando a los pecadores a la conversión (5,32 Mc), y exhortándonos a
ser compasivos como el Padre es compasivo (6,36 Mt). Esta compasión se deja
ver en la actitud de Jesús hacia la pecadora (7,36-50), la mujer encorvada
(13,17), sus parábolas de misericordia (15,1-32), la parábola del fariseo y el publi-
cano (18,9-14), Zaqueo (19,1-10).
3-5. Sanación
Lucas subraya la actividad curativa de Jesús. El verbo activo
⬧❑ aparece 11 veces en Lc + 4 in Hch. Siempre se refiere a la salud fí-
sica excepto en Hch 28,27. Sólo aparece una vez en Juan y una vez en Mateo. El
nombre ⬧ aparece sólo una vez en Lucas y dos veces en Hechos. El ver-
bo ❑◆❖◼ es usado a menudo por todos los evangelistas (14 veces
en Lc + 5 en Hechos).
4) CRISTOLOGÍA
4-1. Hijo de Dios
Un título cristológico muy importante para Lucas es el título de hijo de Dios,
que Lucas aplica a Adán (3,38) y a Jesús. Adán no vivió conforme a su condición
de hijo, porque fue desobediente. Jesús va a vivir auténticamente su condición de
hijo en cuanto que es justo e inocente. No es frecuente este título para Adán en las
Escrituras. Filón dice que “Adán fue juzgado digno de recibir su alma no de otro ser
creado, sino a través del aliento divino” (Virt. 203). “Su Padre no fue mortal, sino
Dios eterno... (Virt. 204).
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No sólo Adán. Hay muchos textos en la literatura intertestamentaria que nos
hablan del justo como hijo de Dios. Para Filón también los hombres pueden ser hi-
jos de Dios, aquello que son hombres “buenos y excelentes” (Q Gen I,92). Ben Sira
establece también una relación entre las buenas obras y la condición de hijo de
Dios (Si 4,10). La Sabiduría dice que si “el Justo es hijo de Dios, Dios lo librará”
(Sb 2,18; 5,5) Hay otro texto de los salmos de Salomón 17,28-30, donde igual-
mente se dice que el futuro Hijo de David, reunirá un pueblo santo y justo, que ya
no habrá más injusticia en medio del pueblo, y él sabrá que son hijos de Dios” (cf.
TL p. 26-29).
Pero Jesús va a ser hijo de Dios de un modo singular, porque es “santo” de un
modo singular, con una santidad radical. Filón decía que el padre de Adán no fue
un mortal, sino Dios eterno. Por ello la concepción virginal en Lucas es tan impor-
tante, porque muestra que Jesús, como Adán, tampoco fue hijo de un padre mor-
tal, y así puede ser cabeza de una nueva humanidad. “La virtud del Altísimo te cu-
brirá con su sombra, por eso el que ha de nacer de ti será santo e hijo de Dios”
(1,35). Vemos una vez más la equivalencia de los conceptos de “santo” y “justo”
con el de “hijo de Dios”. Jesús es “el santo de Dios” (4,34).
4-2. Mártir
Jesús es presentado como mártir. El tono general de Lucas es más parenético,
en cuanto que presenta a Jesús como un modelo a imitar por el cristiano, y no in-
siste tanto en la singularidad de lo ocurrido en Jesús de una vez para siempre. Cf.
C. H. Talbert, “Martyrdom in Luke-Acts and the Lukan Social Ethics”, en Political Is-
sues in Luke-Acts, ed. R.J. Cassidy y P.J. Scharper, N. York 1983, R.J. Karris, en
cambio, niega que el título de mártir tenga significación ninguna en la teología de
Lucas, “Luke 23:47 and the Lukan View of Jesus’ Death”, JBL 105 (1986).
La omisión más significativa es la de la tristeza de Jesús (Mc 14,34). Lucas ha
transferido la tristeza a los discípulos. Son ellos los que estaban tristes. En M/M no
estaban vigilantes. Para Lucas eso quiere decir que no estaban orando. Las adicio-
nes más importantes de Lucas son las del sudor como sangre, la agonía y el ángel.
Pensamos que todas ellas son redaccionales de Lucas y no resultado de informa-
ciones contenidas en otras fuentes.
Discutamos el trasfondo de la tristeza. El salmo 41,6.12 habla de estar excesi-
vamente triste. Según la filosofía estoica de la tristeza la percepción de un mal
presente produce en la persona un encogimiento que le aplasta y le lleva al abati-
miento, la depresión y la derrota. El Los círculos helenísticos asocian la tristeza con
el castigo del pecado. (Filón, los LXX, I Mc, Sirácida). En la filosofía griega la tris-
teza es una emoción infame y una indicación de culpabilidad.
Consciente Lucas de las connotaciones negativas de la palabra tristeza, evita
mencionarla al referirse a Jesús. La tristeza encoge y contrae y le hace a Jesús
caer por tierra en el relato de Marcos (Mc 14,35). En cambio Lucas describe a Je-
sús de rodillas (22,41), no postrado. No acude tres veces a los discípulos pidiendo
apoyo. La triple oración ha sido condensada en una sola, repitiendo dos veces la
referencia a la voluntad del Padre. Así Jesús ejemplifica la virtud de la andreia, va-
lor varonil.
La palabra “agonía” puede ser interpretada como miedo debilitante o como
combate victorioso. Filón la comprendía como un combate librado por la mente ra-
cional contra la tristeza. Es el combate de un atleta. La lucha contra Satanás es
“⬧❖”, prueba. Ante todo se nos instruye a orar para no caer en la
tentación.
4-3. Varón
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Lucas insiste en la “virilidad” de Jesús. Es el único evangelista que se refiere a
Jesús como “◼❖” (Lc 29,19, Hch 2,22), como héroe masculino. Con esta
palabra también Lucas subraya el carácter heroico de Esteban y Pablo, como márti-
res (Hch 6,5; 21,11; 22,3; 23,27; 25,1.17). No se excluye que las mujeres puedan
tener este carácter, aunque no hay modelos de este tipo de fortaleza en Lucas He-
chos.
4-6. Profeta
Jesús es presentado como el Profeta (4,24-27; 7,16; 9,8.19; 24,19), y en oca-
siones aclamado como tal por el pueblo, como después de la resurrección del hijo
de la viuda (7,16). Esto conlleva un preanuncio de su muerte, porque los profetas
son perseguidos y asesinados (6,23; Hch 7,52). Un profeta no puede morir fuera
de Jerusalén (Lc 13,33-34). En los ultrajes en casa del sacerdote, le tapan la cabe-
za a Jesús y le invitan a profetizar (23,64), confirmando así irónicamente la condi-
ción de Jesús de profeta rechazado.
En su discurso programático de Nazaret Jesús se remite a la misión universal
de Elías y Eliseo (4,25-26; 1 R 17; 2 R 5), así como al hecho de que fueron recha-
zados en Israel. Su ascensión está modelada en la de Elías; el Espíritu que reciben
los discípulos después de ver a Jesús subir al cielo es paralelo al “espíritu de Elías”
que recibió Eliseo cuando consiguió verlo ascender (2 R 2,9), y son muchos los pa-
sajes en el que la historia de Jesús y sus discípulos ha sido escrita en paralelo con
la de los grandes profetas Elías y Eliseo (cf. ficha 1-3). Es curioso que Lucas ha
omitido varios pasajes sinópticos que identificaban a Juan el Bautista con Elías (Mt
3,4; 11,12-14; 17,10-13; Mc 9,13). El motivo más obvio es que Lucas quiere re-
servar el título de nuevo Elías para Jesús. Quizás por eso, como apunta Dubois, Lu-
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cas ha omitido la burla al pie de la cruz, en que se presentaba a Jesús pidiendo la
ayuda de Elías, como si fuera alguien distinto de sí mismo. En la tradición sinóptica
Moisés y Elías estaban presentes en la transfiguración, pero sólo Lucas nos dice
que hablaban con él sobre su éxodo (9,30), lo cual pone en paralelo el viaje de Je-
sús a Jerusalén, en el cual va a ser “ascendido” (9,51) con el viaje de Elías al Jor-
dán para su ascensión (2 R 2,1-11). En 9,54, poco después, los discípulos piden
que caiga fuego del cielo sobre las aldeas samaritanas, en clara referencia a Elías
(1 R 18,37-38; 2 R 1,10-14; Si 48,1). Jesús se niega a hacer bajar este tipo de
fuego, pero Inmediatamente acepta que sí ha venido a traer un fuego a la tierra
como Elías, pero de otro modo distinto, refiriéndose al fuego del Espíritu de Pente-
costés (Lc 12,49).
4-7. Siervo
Jesús Hijo de Dios y siervo. Se ha acusado a Lucas de tener una cristología
demasiado baja. Los títulos cristológicos que más abundan en él, tal como profeta
(14,24; 7,16.26.39; 9,8; 13,33; 24,19; Hch 3,22-23; 7,37), rey, Mesías, siervo,
señor, hijo del hombre, salvador (Lc 2,11; Hch 5,31; Hch 13,23) no implican nece-
sariamente la divinidad y no hay alusiones a una preexistencia al estilo de la teolo-
gía de Juan y de Pablo. Más bien en varias ocasiones Lucas afirma que la constitu-
ción de Jesús como Mesías, Salvador y Señor tiene lugar en el momento de su re-
surrección. “Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis
crucificado”. “El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matas-
teis, colgándolo de un madero. A éste lo ha exaltado Dios con su diestra como Jefe
y Salvador” (Hch 5,30-31). Jesús es “un hombre acreditado por Dios, milagros
prodigios y signos” (Hch 2,22). Dios ha glorificado a su siervo Jesús, a quien voso-
tros entregasteis (Hch 3,13); “ha suscitado Dios a su siervo y lo ha enviado” (Hch
3,26); “se confabularon en esa ciudad contra tu santo siervo, Jesús”. Son expre-
siones de la cristología más baja que se encuentra en todo el Testamento.
14
p.3-19, y de G.C. Bottini, Introduzione all’opera di Luca, Jerusalem 1992, pp. 113-
134, y el artículo de Carey en Internet.
4-10. Expiación
Ya Cadbury y Dodd, pero sobre todo Conzelmann afirmaron que falta en Lucas
una theologia crucis, un valor expiatorio a la muerte de Jesús por nuestros pecados
en el sentido al que estamos acostumbrados en la teología de Pablo. En Lucas que-
da más evidente una theologia gloriae. Es sobre todo mediante su resurrección
como Jesús nos redime. Otros teólogos como Jeremías y Marshall han contestado
esta visión reduccionistas, defendiendo que, aunque la soteriología de Lucas es dis-
tinta de la de Pablo, eso no quiere decir que carezca de una visión del valor salvífi-
co de la muerte de Jesús, sólo que Lucas la considera sólo en la totalidad de su vi-
da, muerte y glorificación. Las citas del canto de Isaías, dad la manera lucana de
citar la Escritura, no se deben relacionar sólo con las palabras citadas expresamen-
te, sino con el sentido global de todo el texto. Y no cabe duda de que el canto del
Siervo da un valor expiatorio a la muerte del siervo. Sobre este tema cf. Zedda, S.,
Teologia della Salvezza nel Vangelo di Luca, Dehoniana, Bologna 1991; Zehnle, R., “The
Salvific Character of Jesus’. Death in Lucan Soteriology”, TS 30 (1969).
4-11. “Señor”
Es un título cristológico que Lucas atribuye a Jesús incluso durante su vida te-
rrena, unas veces en labios del narrador (7,13.19; 10,1.39.41; 11,39; 12,42;
13,5; 19.8.31; 22,61 -2 veces-: 24,3) y otras en labios de los distintos personajes
que se dirigen a él o hablan de él (1,43; 2,11; 5,8.12; 6,46; 7,6; 9,54.59.61;
10,1.40; 11,1; 12,41; 13,23.25; 17,5.37; 18,6.41; 22,33.38.49). Una vez en la-
bios de Jesús mismo. Cuando envía a los apóstoles a buscar el borrico les dice que
si alguien les pregunta algo deben contestar que el Señor lo necesita (19,34). Ver
artículo “Señor en Lucas”
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La única mención explícita de Adán tiene lugar en la genealogía: “Hijo de Adán,
hijo de Dios” (3,38), pero si prestamos atención podemos ver cómo Adán está om-
nipresente en toda la escena de las tentaciones lucanas. En Lucas bautismo (3,22),
genealogía (3,23.38) y tentaciones (4,3.9) son tres episodios ligados por la triple
referencia a Jesús como hijo de Dios.
Su genealogía se remonta hasta Adán y no simplemente a Abrahán como en
Mateo. En Jesús termina una era y comienza otra nueva. Tanto Adán como Jesús
se nos presentan como hijos de Dios. En el judaísmo tardío esto viene a significar
justo y obediente (Filón, Jubileos, Sabiduría), idea tomada básicamente de Dt 14,1.
Lucas vincula a Jesús con Adán, no en cuanto pecador, sino en cuanto justo y ca-
beza de la humanidad. Las genealogías implican una personalidad colectiva en la
que algo de los antecesores se reproduce en los descendientes. Tanto Adán como
Jesús viven sus vidas como “Hijos de Dios”. Adán no pudo pasar a sus descendien-
tes esta condición, pero Jesús restaura este título para la humanidad. Hay a la vez
una comparación y un contraste. Ambos son cabeza de un período de historia.
Adán es la cabeza de la historia de pecado de la humanidad. Jesús es la cabeza
del tiempo de la salvación.
Como hemos dicho, en el trasfondo de Mateo estaba Jesús como nuevo Moisés,
con abundantes referencias a la experiencia del desierto en el libro del Deuterono-
mio El trasfondo de Lucas es el libro del Génesis y las tentaciones en el jardín. La
tentación del fruto prohibido (Lc 4,2 = Gn 3,6), la del ser como dioses (Lc = Gn
3,5) y la de la inmortalidad.
Para Lucas el papel del ángel del jardín no es, como para Mateo, impedir la
captura de Jesús (Mt 26,53), sino fortalecerle. Dios no envía sus ángeles para li-
brarnos del peligro, sino para darnos fuerza para ser fieles en medio de él. La figu-
ra del ángel encaja por otra parte en el contexto del jardín. Los ángeles expulsaron
a Adán pecador del paraíso. El segundo Adán en cambio tiene un ángel junto a él
para protegerle. El ángel de Lucas viene a confirmar que verdaderamente Jesús es
el hijo de Dios que permanece fiel a su Padre en Getsemaní..
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tismo (3,22) blasfemia contra el Espíritu Santo (12,10) el Espíritu Santo os ense-
ñará lo que tenéis que decir (12,12).
5) DISCÍPULOS
5-1. Los discípulos en Lucas
Lucas no usa el término discípulos tanto como los otros sinópticos (Mt 71; Mc
43; Lc 37). Sin embargo el tema del discipulado está desarrollado con mucha ma-
yor extensión y radicalidad. Claramente en Lucas el término “discípulo” no se re-
serva únicamente para los Doce, al revés de lo que sucede en Marcos. No en todas
las ocasiones es posible determinar con precisión si en el evangelio de Lucas el
término “discípulos” comprende sólo a los Doce o a todos los seguidores de Jesús,
pero es claro que en el conjunto de Lucas se trata de un término genérico.
Sin embargo en Lucas el término de discípulos no se circunscribe a ninguno de
los grupos con una autoridad o con una misión especial, sean los Doce, los Seten-
ta, o los presbíteros (cf. ficha 13-9).
. Cuando Jesús elige a los Doce, Lucas observa que llamó a sus discípulos y eli-
gió “de entre ellos” a Doce -prosefw,nhsen tou.j maqhta.j auvtou/( kai. evklexa,menoj avpV auv-
tw/n dw,deka- (Lc 6,13). También habla de “una gran multitud de discípulos” (Lc
6,17; 19,37). En una ocasión Jesús realiza una llamada general a todos los que
quieran ser sus seguidores, diciendo: “Si alguno viene a mí y no ama menos a su
padre o a su madre…, no puede ser mi discípulo; el que no toma su cruz y me si-
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gue, no puede ser mi discípulo” (Lc 14,26). Y un poco más adelante, “cualquiera de
vosotros que no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo” (14,37).
En los Hechos de los apóstoles se usa el término discípulo para designar a
cualquiera de los hermanos de la comunidad, como es el caso de Ananías de Da-
masco (Hch 9,10), Timoteo de Listra (Hch 16,1), Mnasón de Chipre (Hch 21,16),
Tabita de Jaffa (Hch 9,36); el uso de la palabra en plural sirve para designar a to-
dos los creyentes. Es más, en el libro de los Hechos nunca se usa el término discí-
pulo para designar a los Doce.
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La actitud que se espera en el lector de la pasión es la de contemplación y dis-
cipulado. Lucas no es una narrador imparcial de la pasión. Su relato es el de un
discípulo que vuelve a vivir la historia de su maestro.
Exhorta a sus lectores a seguir a Jesús en el camino de la cruz. En el relato hay
una exhortación a comprometerse personalmente. Se nos invita a reconocernos en
la debilidad de Pedro, a dejarnos mirar con ternura por Jesús, a llevar su cruz junto
con Simón.
Lucas menciona repetidamente cómo los discípulos seguían a Jesús. Siguieron
a Jesús al jardín (Lc 22,39); Pedro le seguía a distancia (22,54). Lucas cambia el
aoristo de Marcos por un imperfecto, para denotar una actitud, más bien que una
ocurrencia puntual. Al omitir la referencia al lugar adonde se dirigían, el verbo “se-
guir” está tomado en un sentido absoluto, y puede expresar una actitud global, ge-
neralizada. La expresión “a distancia” reaparece cuando Lucas menciona a un gru-
po de amigos (23,49).
Hay también una gran multitud en pos de Jesús sin ninguna indicación de hos-
tilidad. Las palabras de Jesús son una llamada al arrepentimiento. En seguimiento
de Jesús vemos un grupo de tres partidos favorables: (Simón, las mujeres y la
multitud), paralelo al grupo de tres partidos favorables después de la crucifixión
(centurión, multitud, José). La mención de Simón pretende mover al lector a aso-
ciarse más a la pasión. No se dice que tuvieran que forzar a Simón a llevar la cruz
(23,26; “cada día” 9,23; 14,27). Lucas explicita que Simón llevaba la cruz “detrás
de Jesús”.
5-4. Somnolencia
La somnolencia de los discípulos en el Tabor recuerda la de Getsemaní (9,32).
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cómo en Lucas no son los familiares los que envían a llamarle, sino la gente la que
le informa de que sus familiares están ahí y no pueden entrar. De la respuesta de
Jesús Lucas ha omitido la pregunta retórica de Marcos, que podría resultar más
ofensiva y marcar más las distancias (“¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?”:
Mc 3,33). Cuando la visita de Jesús a su pueblo, Lucas ha editado la frase de Mar-
cos de que un profeta es honrado pero no en su patria, entre sus familiares y en su
casa (Mc 6,4). Mateo dejó sólo la patria y la casa, y excluyó a los familiares (Mt
13,57). Lucas va más allá y suprime la mención de la casa (Lc 4,24).
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5-9. Pedro y Juan
En el evangelio de Lucas Pedro está íntimamente asociado a Juan. Ha conser-
vado dos de las referencias de Marcos al status especial de los tres apóstoles (Pe-
dro, Juan y Santiago) en la transfiguración (Lc 9,28) y en la entrada a la casa de
Jairo (Mc 5,37); pero no ha querido subrayar excesivamente el status privilegiado
de esta terna, y ha omitido la otra mención de Marcos en Getsemaní (14,33), y el
pasaje de los hijos del Zebedeo pidiendo los primeros puestos (Mc 10,35). Lo que
Lucas quiere subrayar es el status especial de la pareja Pedro-Juan. Así en el
evangelio aparecen actuando ya juntos los dos cuando Jesús les envía a preparar
la cena de Pascua (Lc 22,8). Pero es sobre todo en los Hechos donde van a actuar
coordinadamente en la curación del tullido de la puerta hermosa (Hch 3,1.11), su
presentación ante el sanedrín (4,13.19), el ministerio en Samaría (8,14).
5-12. Ministerio
El sustantivo ◼❖ no se usa en ningún otro evangelio más que en
el de Lucas, por lo que parece ser una palabra propia de él (10,40). Esta única
ocurrencia designa el servicio de la mesa y preparación de la comida en casa de
Marta. También aparece en los Hechos de los Apóstoles 8 veces, designando el mi-
nisterio apostólico al que había pertenecido Judas (Hch 1,17.25), la asistencia de la
caridad, o diakonía de las mesas (6,1; 11,29; 12,25), el ministerio de la palabra o
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◼❖ ⚫❖◆ (6,4), el del testimonio del evangelio de la gracia
(20,24; 21,19).
En cuanto al verbo ◼◼, aparece también en los otros evangelios.
En Lucas designa igualmente el servicio de preparación de la comida en el caso de
Marta o la suegra de Pedro (10,40; 4,39), o el servicio que realizaban las mujeres
atendiendo al Señor con sus bienes (8,3), o el servicio a la mesa (12,37; 17,8), el
servicio de un modo general, tal como Jesús se presentó a los suyos como un ser-
vidor (22,26.27). En Hechos el verbo sólo aparece dos veces, una para indicar el
servicio asistencial de las mesas (Hch 6,2) y otro para designar a dos de los asis-
tentes de Pablo, Timoteo y Erasto (Hch 19,22).
En los textos de otros evangelios, aparte de los textos paralelos a Lucas (el
servicio de la suegra de Pedro o el de Jesús que no vino a ser servido sino a servir,
las mujeres que asistían a Jesús) .este verbo puede designar el servicio de los án-
geles a Jesús después de su ayuno, o el de la asistencia al hambriento, encarcela-
do o peregrino,
El sustantivo ❖◼ no aparece en toda la obra lucana. En los otros
evangelios se usa sólo 5 veces. En Mt 22,13 para designar a los criados del rey, y
en Mt 20,26/23,11 (y sus paralelos en Mc 10,43/9,35) para designar la actitud de
servidor que debe adoptar el que sea el más grande, o el que quiera ser grande.
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do con la voluntad de Dios y por ello Lucas la considera modelo del creyente (1,45)
que escucha y pone en práctica la palabra de Dios (8,21; 11,28; cf. ficha 5-7).
Avanza continuamente en su vida de oración (Lc 1,46-55; Hch 1,14), en la acción
de gracias y en la perseverancia.
Finalmente, en cuanto discípula, recorre todo el camino hasta el final, asocián-
dose a la muerte y a la resurrección (Lc 1,34-35). Porque Dios ha hecho en ella
maravillas como “madre del Señor” (Lc 1,43) y todas las generaciones la llamarán
bienaventurada (Lc 1,48).
6) ESCATOLOGÍA
6-1. “Los días del Hijo del hombre”
Se trata de un discurso propio de Lucas, que hace una clara distinción entre Je-
sús profetizando la destrucción de Jerusalén (21,6-24) y su venida al final de los
tiempos (17,22-37). Parece ser que este discurso pertenecía a la fuente Q. Lucas lo
ha dejado en su lugar original en la secuencia de Q, mientras que Mateo ha trasla-
dado algunos de los pasajes de este discurso al sermón escatológico: Mt 24. Allí
Mateo ha juntado en sus dos fuentes, Marcos y Q, mientras que Lucas las ha deja-
do separadas, lo mismo que hizo en los dos discursos de la misión.
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toria en una dimensión celeste, en una relación con aquél que está ya en el cielo
hasta el día de la apokatástasis universal.
Hay una continuidad y una discontinuidad entre la era presente y la futura. Los
milagros indican un cumplimiento, una restauración del paraíso que ya se empieza
a hacer sentir ahora. Pero aún estamos en un tiempo de prueba. Pero supuesto
que la realidad escatológica está ya presente, la duración del intervalo hasta que
venga la consumación final no tiene una importancia crucial. El retraso de la paru-
sía no es algo excesivamente grave, sino que incluso es una oportunidad para la
misión.
¿Cómo está ya presente la edad futura? A través del Espíritu. Los poderes es-
catológicos del Espíritu están ya a la obra en los discípulos en una primera fase del
cumplimiento escatológico (cf. R. Maddox, Purpose, p. 100-145)
7) ESPÍRITU SANTO
7-1. El Espíritu en Lucas
Lucas puede considerarse el evangelista del Espíritu Santo: 1,15.35.41.67.80;
2,25.26.27; 3,16.22; 4,1.14.18; 10,21; 11,13; 12,10.12; Hch 1,8+. Mientras que
Marcos sólo menciona el Espíritu 6 veces, y Mateo 11, Lucas menciona el Espíritu
Santo 17 veces en el Evangelio y 54 en los Hechos. Lucas es también el que pro-
porcionalmente se refiere al Espíritu con el nombre de “Espíritu Santo” (12 de las
17 veces en el evangelio, 41 de las 54 veces en los Hechos), mientras que Mateo
sólo usa la expresión “Espíritu Santo” 4 de las 11 veces que se refiere a él, y Mar-
cos 4 de sus 6 referencias cf. TL p.64-66).
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y Juan tienen que ser para la efusión del Espíritu. Sólo cuando Pablo llega a Éfeso
algunos discípulos que ya habían sido bautizados, reciben el Espíritu Santo (19,1-
6). (La única excepción es Pablo mismo que recibió el espíritu de manos de Ana-
nías que no era uno de los doce).
Encontramos en Lucas elementos de una temprana comunidad cristiana que se
caracteriza por ser una institución con sacramentos, oficios jerárquicos, y una tra-
dición que comprende un depósito de fe.
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mos tienen lugar sólo al comienzo de una nueva página histórica. Al final de los re-
latos se hacen más tenues las conexiones cronológicas, quizá porque el interés ke-
rigmático ha tomado la primacía como centro del interés del autor.
26
de Hch 1,8. No hay ningún relato sobre la evangelización de Galilea, ni sobre el
crecimiento de la Iglesia en esa región.
El libro de los Hechos supone que hubo una actividad de Jesús en Judea. En
2,41 nos habla de tres mil bautizados en Pentecostés y no es creíble pensar que
esa gente oía hablar de Jesús por primera vez, o de que se trataba de peregrinos
de Galilea. Zaqueo, Marta y María, los fariseos que invitan a Jesús a su casa (Lc
11,17; 14,1) podrían localizarse en Judea.
Lucas pudo haber tenido contacto personal con Felipe en Cesarea (Hch 21,8), y
pudo haber sido ésta una de sus fuentes de información sobre todo lo referente a
los discípulos helenistas en Judea.
8-5. Jerusalén
Jerusalén aparece en la obra de Lucas mucho más a menudo que en todo el
resto del NT. Con la forma helenística de ⬧❖⚫◆ 26 veces (4 en Lc y
22 en Hch), de un total de 63 menciones en el NT. En su forma semítica de
◆⬧⚫❖ aparece 64 veces (27 en Lc y 37 en Hch) de un total de 76
ocurrencias en el NT. En total de 139 referencias a Jerusalén en el NT, 90 se en-
cuentran en la obra lucana (31 en Lc y 59 en Hch). Mateo usa el término semítico
de “ciudad santa” (Mt 4,5; 27,53), pero Lucas no lo usa nunca.
8-6. Templo
No se insistirá nunca bastante en la función que el Templo tiene en el evangelio
de Lucas, que comienza con el culto de Zacarías (1,5-23), y termina con los discí-
pulos participando del culto (24,50-53). Su usan tres palabras para referirse al
templo: ◼❖ ☺❖◼
◼❖ aparece sólo cuatro veces, tres al hablar de Zacarías (1,9.21.22), y
una al referirse al velo del templo (23,45). En Hechos esta palabra designa los
templos paganos (17,24; 19,24).
se usa sólo cuatro veces en Lucas y una en Hechos. Siempre en
un contexto de conflicto o de censura (6,4; 11,51; 13,35; 19,45-46; Hch 7,47),
como símbolo de una “casa” que va a quedar desierta.
☺❖◼ finalmente es la palabra normal que aparece 14 veces en Lucas y
24 en Hechos, 38 en total, o sea más que en todos los libros del NT juntos. La pa-
labra encierra una básica ambigüedad. De una parte es el lugar de culto del Israel
fiel, representado por los personajes del evangelio de la infancia, sacrificios, ora-
ción, alabanza, revelación, esperanza, observancia legal, enseñanza... Pero por
otra parte es el centro del poder político corrupto, disparidad económica, explota-
ción de los pobres, arrogancia de los escribas, complot contra Jesús.
Jesús en Lucas se relaciona siempre con el templo de un modo positivo. En el
tercer evangelio han desaparecido los falsos testigos que decían que Jesús hablaba
contra el Templo. Y es curioso que dichas acusaciones son formuladas contra Este-
ban (Hch 6,14). A pesar de que Lucas no pierde ocasión para subrayar los parale-
lismos entre la pasión de Jesús y la de Esteban, en este caso ha omitido la oportu-
nidad de dar otro paralelismo más. Consecuentemente con esta omisión lucana de
los testigos durante el juicio, hay la omisión de las burlas al pie de la cruz contra
Jesús por haber dicho que iba a destruir el templo (cf. P.F. Esler, Community and
Gospel, p. 131-163).
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9) JERUSALÉN Y EL RELATO DEL VIAJE
9-1. Centralidad de Jerusalén
Tanto el evangelio como los Hechos tienen su eje central en Jerusalén. Primero
Jesús tiene que llegar a Jerusalén sin distracciones por el camino. Después desde
Jerusalén la palabra se extenderá en círculos concéntricos, primero a los judíos de
Jerusalén (los discípulos), luego a los judíos de la diáspora reunidos en Pentecostés
(Hch 2,5,6; 6,8), luego a los samaritanos (8,4), y a un etíope prosélito (8,27), lue-
go a los judíos de Lida, Sarón y Joppe (9,32-43), finalmente a los gentiles con la
conversión de Cornelio .
9-2. Galilea
El comienzo del ministerio galileo de Jesús es un tema común a todos los
evangelios, pero Lucas es el que más énfasis ha puesto en la transición entre un
ministerio en Galilea y un desenlace final en Jerusalén. Hay una continua referencia
a Galilea como lugar de comienzo. “Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíri-
tu”, y su fama se extendió... y predicaba en la región” (Lc 4,14-15.31). Más tarde
le acusarán: “Este subleva al pueblo enseñando por toda Judea, después de empe-
zar en Galilea” (Lc 23,5). En el discurso de Pedro a Cornelio se dice “Conocéis lo
que ha sucedido en Judea, comenzando de Galilea” (Hch 10,37). Se alude a las
mujeres como “aquellas que le habían acompañado desde Galilea (23,49.55; 24,6).
En el discurso de Antioquía de Pisidia Pablo dice: “Se apareció durante muchos días
a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén” (Hch 13,31). En cambio, una
vez que Jesús ya culmina su viaje en Jerusalén, Lucas cuidadosamente evita men-
cionar ninguna aparición de Jesús en Galilea. Galilea es en Lucas una referencia al
pasado, a los comienzos, pero no es un lugar de cita para el futuro. El futuro del
evangelio será en Judea, Samaría y hasta los confines de la tierra.
9-3. Viaje
El evento salvífico de Jesús es concebido en Lucas como un “viaje” (La palabra
lucana preferida es ◆❖⬧❑, andar, viajar). Aparece 51 veces en el
evangelio y 37 en los Hechos, en fuerte contraste con 1 sola vez en Marcos, 3 en el
epílogo de Marcos y 15 veces en Mateo. No siempre tiene un sentido físico, sino
que en ocasiones podemos percibir una actitud, como cuando en la sinagoga de
Nazaret Jesús “anduvo” por medio de ellos (4,30), o cuando Jesús dice: “El Hijo del
Hombre se va, conforme está establecido” (22,22).
En realidad la idea de viajar se convierte en un poderoso referente de la exis-
tencia humana. Ya el evangelio de la infancia se estructura en torno a los distintos
viajes de María desde Nazaret. Un primer viaje la lleva a la montaña de Judea a
visitar a su parienta. Un segundo viaje será la ocasión de que Jesús nazca en un
contexto de itinerancia. Todavía un tercer y cuarto viaje a Jerusalén contienen
desarrollos importantes en el descubrimiento del significado salvífico de Jesús. Los
viajes del evangelio de la infancia terminan con el retorno a Nazaret (1,56;
2,39.51). Sobre todo el tema del viaje cf. TL p. 16-20.
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* Seguía enseñando camino de Jerusalén: 13,22.
* Debo continuar, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusa-
lén: 13,33.
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* Camino de Jerusalén viajaba a lo largo del confín de Samaría y Galilea:
17,11.
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* Estamos subiendo a Jerusalén: 18,31.
* Al acercarse a Jericó: 18,35.
* Entró en Jericó y se paseaba por la ciudad: 19,1.
* Les contó esta parábola porque estaba cerca de Jerusalén: 19,11.
* Siguió adelante subiendo a Jerusalén: 19,28.
* Cuando llegó cerca de Betfagé y Betania: 19,29.
* Al acercarse y llegar a la vista de la ciudad: 19,41.
* Y entró en el templo: 19,45.
Podemos ver 17 informaciones acerca del viaje que son transmitidas en cuatro
bloques de material separados: 9,51-10,42 (6) / 13,22-35 (2) / 17,11-19 (1) /
18,31-19,46 (8).
Los textos intercalados son de naturaleza didáctica o parenética, revelando la
verdadera naturaleza de este viaje en Lucas. Las “informaciones” son secundarias
y sirven como introducción a los materiales que no tenían ningún marco en sus
fuentes. Sólo tres de las escenas estaban localizadas en las fuentes de Lucas: una
en Samaría (9,52-56), y dos en Jericó (18,35-46; 19,1-10). Todas las otras no te-
nían ninguna referencia geográfica, y Lucas las inserta, como hemos dicho, a lo
largo del viaje con una gran vaguedad, sin dar ninguna localización concreta. Du-
rante el viaje a Jerusalén se difuminan aún más las referencias geográficas. No
importa tanto el por dónde, sino el hacia dónde. Encontramos varias agrupaciones
con un trío de elementos. Tres vocaciones en el camino (9,57-62); tres palabras
sobre el privilegio de ser discípulo (10,18-24); tres enseñanzas sobre la oración
(11,1-13); tres parábolas sobre la misericordia (15,1-32. El marco general del via-
je es una elaboración lucana sobre el marco literario que ya estaba presente en
Marcos.
9-6. Ascensión
En realidad la “asunción” - ◼❖⚫- del 9,51 (cf. Hch 1,1.22), o el
“éxodo” de la conversación en el monte Tabor (9,41), no se completa hasta la as-
censión de Jesús, en que se usa el mismo verbo ◼⚫❖❑ Este sería
el término del viaje. Los paralelos entre la transfiguración y la ascensión son mu-
chos: el monte, la nube, los dos hombres, los vestidos blancos. J.G. Davies (“The
prefigurement of the Ascension in the Third Gospel”, JTS (1955) 229-233). Peque-
ños toques redaccionales han podido aumentar el paralelismo. Davies se fija en el
verbo ◼❖ de Lc, frente al ◼❖ ◆⧫◆❖ de Mc 9,2;
en las mismísimas palabras ◆ ◼ ◆❖, que se
repiten en los dos pasajes; en la ❖ de Jesús de Lc 9,32, como la gloria
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que vio Esteban en Jesús a la derecha de Dios (Hch 7,55). Conviene recordar
también que Elías es el profeta arrebatado al cielo. El mismo verbo
◆⬧❑ que es la expresión típica lucana para el viaje de Jesús, se usa
también para describir su subida al cielo: “Estaban mirando al cielo mientras él “se
iba”... volverá conforme le habéis visto “irse” (Hch 1,10-11).
10) JUICIO
10-1. Juicio de Dios
Junto con la misericordia y la continua oferta de perdón y salvación, hay que
considerar también el juicio de Dios que reivindica la causa del inocente Jesús, del
leño verde injustamente condenado. Este juicio se expresa en el evangelio en dis-
tintos lugares, pero de una manera dramática en el oráculo de Jesús a las mujeres
de Jerusalén .
Las palabras de Jesús a las mujeres de Jerusalén son las más duras de todo el
evangelio. Neyrey ha hecho ver que esas mujeres representan al Israel endureci-
do. No deben lloran por Jesús, sino por sus hijos. Sus lágrimas son precursoras de
las que tendrán que llorar un día. La alocución de Jesús es un juicio sobre Jerusa-
lén. Mientras que a las lágrimas en el evangelio se les promete una bienaventuran-
za (cf. ficha 3-3), las lágrimas de Jerusalén, en cambio, son el “llanto y el rechinar
de dientes”, las lágrimas terminales del juicio divino por el que habrán de pasar los
que ríen ahora, las lágrimas por sus hijos que irán a la muerte y al exilio, cuando
Jerusalén sea cercada por los ejércitos (21,20), y pisoteada por los gentiles
(21,24).
“Vendrán días” (23,29) es un término técnico del vocabulario profético, como
resulta evidente por la cita del profeta Oseas: “Dirán a los montes: ‘¡Cubridnos!’, y
a las colinas: ‘¡Sepultadnos!’” (Os 10,8; cf. Ap 6,26). Nos ayuda a ver en todo es-
te pasaje un oráculo y un juicio divino sobre Jerusalén.
10-2. El sanedrín
Mientras que Lucas exonera al pueblo de toda responsabilidad colectiva, va a
cargar las tintas sobre la estructura oficial de “Jerusalén” en los organismos que la
representan. Por eso en el relato del juicio de Jesús ante el sumo sacerdote, la
asamblea es más inclusiva, abarcando a todos los estamentos oficiales de las auto-
ridades judías, “el consejo de ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le
hicieron venir a su sanedrín” (22,66); se trata de una amplísima representación del
Israel oficial. Aunque Lucas sabe que el juicio tuvo lugar en el palacio del sumo sa-
cerdote (22,54), sin embargo no se nos da su nombre en ese momento, ni tiene
ninguna relevancia durante el juicio. Al contrario que Marcos, donde la iniciativa es
siempre del sumo sacerdote, en Lucas el diálogo con Jesús durante el juicio es lle-
vado a cabo por todo el grupo corporativamente.
30
Hay una sola vez en el resto del NT donde se usa el verbo en el sentido lucano,
y es Hb 2,6 “¿Qué es el hombre para que lo visites?”, pero se trata de una cita del
salmo 8.
Como hemos dicho, en Lucas se trata siempre de una visita como oportunidad
de salvación. El Señor ha visitado y redimido a su pueblo (Lc 1,68). “Nos visitará el
sol que nace de lo alto” (Lc 1,78). “Un gran profeta ha surgido y Dios ha visitado a
su pueblo” (Lc 7,16). “No has conocido el tiempo de tu visita (Lc 19,44). Podemos
ver el contraste con el uso que hace el AT de esta palabra. Allí esta acción divina
puede ser tanto la visita del Dios que bendice como a la visita del Dios que castiga
(Ex 20,5; 34,7; Nm 14,18; Dt 5,9; Jb 35,15; Jr 11,22; 32,2; 29,32; 44,29; 50,18;
Lm 4,22). En Lucas en cambio, la visita de Dios es siempre una visita salvadora. En
el evangelio Dios es el único sujeto del verbo ⬧⧫.
En los Hechos de los apóstoles el verbo aparece ya citado para designar el he-
cho de visitarse la gente unos a otros (Hch 7,26; 15,36; cf. también Mt 25,36.43;
Sant 1,27), o en otros sentidos diversos (Hch 6,3; 15,14; cf 1,20). Sobre este te-
ma ver R, Maddox, Purpose, p.46-51).
10-4. Persecución
¿Estaba siendo perseguida la Iglesia lucana? Según G. Braumann y F. Schütz,
estaba sometida a graves persecuciones (cf. Maddox, Purpose p. 80).
Sin embargo un análisis de los textos no da la impresión de que Lucas estuvie-
se obsesionado con la persecución.
El sustantivo –- persecución no aparece en Lucas (Mc 2, Mt 1, Lc
0), que la ha omitido dos veces redaccionalmente en el paralelo de Mc 4,17 y
10,30. El verbo perseguir –◼- aparece sólo dos veces en Lucas, una en
un texto de doble tradición con paralelo en Mateo (Lc 11,49 = Mt 23,34), y otra en
un texto de triple tradición, en la que constituye un añadido redaccional lucano (Lc
21,12 = Mc 13,6). Frente a la única ocurrencia lucana de ◼ en textos Q
tenemos que considerar que el verbo aparece 6 veces en los textos Q de Mateo (Mt
23,34, ya citado, y Mt 5,10.11.12.44; 10,23). Cf. hoja suelta sobre persecuciones.
11) MUJERES
11-1. Abundancia de personajes femeninos
El tercer evangelio puede ser considerado como el evangelio de las mujeres.
María, Isabel (1,39-45, 57-60), la profetisa Ana (2,36-38), Herodías (3,19 común a
los sinópticos), la suegra de Simón (4,38-39 común a los sinópticos), la viuda de
Naím (7,11-15), la pecadora en casa de Simón (7,36-50), las mujeres que servían
a Jesús (8,2-3), la hija de Jairo y la hemorroísa (8,46-56 común a los sinópticos),
María y Marta (10, 38-42 también en Juan), la mujer que llamó a María bienaven-
turada (11,27-28), la mujer encorvada (13,10-17), la referencia a la mujer de Lot
(17,32), la viuda pobre (21,1-4 también en Marcos), la criada en el patio del sa-
cerdote (22,56 común a los 4 evangelios. dos veces en Mt y en Mc), las mujeres
en el camino del calvario (23,27-31), las mujeres presentes en la crucifixión
(23,49, común a los sinópticos), las mujeres en la tumba (común a Mc y Mt).
Podemos añadir dos parábolas propias de Lucas en las que aparecen mujeres:
la moneda perdida (15,8-10), la viuda y el juez injusto (18,1-8), y la parábola de
la mujer y la levadura (13,20-21 común con Mt), o la parábola de las mujeres mo-
liendo (común con Mt).
Podemos notar estas mujeres ausentes en Lucas: la mujer sirofenicia (Mt, Mc),
la mención de Salomé, hija de Herodías (Mt, Mc), la madre de los hijos del Zebe-
deo (Mt), la mujer que ungió a Jesús en Betania (paralelo de la mujer pecadora en
Lc), y la parábola de las diez vírgenes (Mt).
31
Hay 20 menciones de mujeres, de las cuales 9 son comunes con la tradición de
Marcos. Esto nos deja 11 historias originales con personajes femeninos, y dos pa-
rábolas originales sobre mujeres, lo cual nos da un total de 13 menciones origina-
les. A esto hay que añadir el tratamiento especial dado a María y el número de re-
latos originales sobre ella (Sobre todo el tema del mujer en Lucas ver la sección
bibliográfica correspondiente en nuestra bibliografía de Lucas)..
11-2. Mujeres discípulas
Sólo Lucas reseña el hecho de que había un grupo de mujeres discípulas, aso-
ciadas a Jesús en su ministerio, incluso en un tiempo anterior a la época de Hechos
en la que todos los seguidores de Jesús son llamados discípulos. Lucas subraya el
hecho de que le siguieron desde Galilea, y hay que tener en cuenta que el verbo
⚫◆❑❖◆❖◼ es el término técnico en Lucas para designar el disci-
pulado. Lucas usa el término ⬧◆◼⚫◆❑◆❖◼ dos veces (23,49,
23,55). Estas mujeres le servían, era diáconas, es decir, ejercían un ministerio;
◼◼: 8,1-3.
Lucas no tiene problema en presentar a las mujeres ejerciendo un ministerio
como profeta (las hijas de Felipe: Hch 21,9), o como maestra de un importante di-
rigente varón cristiano (caso de Priscila y Apolo: 18,26), o como anfitriona de una
domus ecclesiae (María, la madre de Marcos: 12,12-17), o como primera conver-
tida de una nueva región (Lidia: 16,14). Las mujeres están siempre presentes en el
crecimiento de la Iglesia en Jerusalén (1,14; 12,12-17), Joppe (9,36-42), Filipos
(16,11-15), Tesalónica (17,4), Berea (17,12), Atenas (17,34), Corinto (Priscila.-
18,1-3), Éfeso (18,19-26).
11-4. Pudor
Lucas es muy recatado en su lenguaje acerca de la sexualidad. Donde Marcos
decía “semilla de Abrahán”, Lucas dice “hijos de Abrahán” (Lc 20,29 Mc 12,20).
No pronuncia el verbo adulterar -⬧❑- (Mt 5,32; 19,9; Mc 10,1), sino
un derivado de la misma raíz que es menos crudo -◆❖◼ Lc
16,18; 18,20; Mt 5,27.28; 19,8; Mc 10,19) Al hablar de la generación per-
versa y adúltera (Mt 12,39; 16,4; Mc 8,38) Lucas omite la palabra “adúltera” (Lc
11,29); no trae el texto donde MM hablaban de las fornicaciones y adulterios que
salen del corazón del hombre (Mt 15,19); tampoco usa la palabra fornicación -
◼❖- (Mt 5,22; 19,9; Mc 7,21); a la pecadora arrepentida no la llama
prostituta -◼❖-, sino pecadora (aunque a propósito del hijo pródigo sí usa
la palabra ◼❖ (15,30).
32
el emparejamiento de hombre y mujer en Lucas. “Gracias a este emparejamiento
Lucas expresa que el hombre y la mujer están emparejados en la presencia de
Dios. Son iguales en el honor y en la gracia, tienen los mismos dones y las mismas
responsabilidades.
Veamos las parejas en Lucas, aunque él no haya sido el creador de este géne-
ro. Hay dos tipos de parejas:.
1ª clase- Unidad de dos historias breves en las que se subraya el mismo punto
o que tienen una función similar, una a propósito de un hombre, y otra a propósito
de una figura femenina. Algunas de estas parejas vienen ya de Q, mientras que
otras están tomadas de Marcos. Pero en muchos casos la historia acerca del hom-
bre viene de las fuentes mientras que la historia de la mujer es original de Lucas.
Por ejemplo el hombre que tenía 100 ovejas (Mateo) y la mujer con las diez mone-
das (original de Lucas). Algunas veces ambas historias son propias de Lucas (Zaca-
rías e Isabel, Simeón y Ana, la viuda y el juez, Eneas y Tabita).
2ª clase- Parejas arquitectónicas. Relatos semejantes en contextos y partes di-
ferentes del evangelio quedan vinculados mutuamente por la presencia en ellos de
figuras masculinas y femeninas (por ejemplo, el sermón de la montaña viene pre-
cedido por una lista de diez discípulos, mientras que el sermón de las parábolas
viene precedido por una lista de mujeres que servían a Jesús.
Veamos una lista en la que se incluyen parejas de ambos tipos, la primera lista
es del evangelio y la segunda de los Hechos:
1.- 2 anunciaciones: María y Zacarías.
2.- 2 canciones: María y Zacarías.
3.- 2 profetas: Simeón y Ana.
4.- 2 milagros de curaciones de extranjeros en el AT, la viuda de Sarepta y
Naamán.
5.- 2 primeros milagros: el poseído de la sinagoga y la mujer de Pedro.
6.- 2 listas de discípulos: apóstoles (6,12-19), y mujeres que servían a Jesús
(8,1-3).
7.- 2 liberaciones de la muerte: el siervo del centurión y el hijo de una viuda.
8.- 2 gentiles serán acusadores contra Israel: los Ninivitas y la reina del sur.
9.- 2 “liberaciones”: la mujer encorvada y el hombre hidrópico (13,10-16;
14,1-6).
10.- 2 hijos de Abrahán en necesidad de salvación: Zaqueo y la mujer encor-
vada.
11.- 2 jóvenes que son resucitados. Un joven y su madre, y una niña y su pa-
dre.
10.- 2 parábolas de escondimiento: el hombre y la mostaza, la mujer y la leva-
dura.
11.- 2 parábolas de hallazgo: el hombre, las ovejas; la mujer, las monedas.
12.- 2 personas son tomadas: hombre durmiendo, mujeres moliendo.
13.- 2 ejemplos de oración: la mujer que suplica al juez, el publicano en el
templo.
14.- 2 grupos de seguidores de Jesús en la vía dolorosa: Simón y las mujeres.
15.- 2 grupos de observadores en la cruz: mujeres y conocidos masculinos.
16.- 2 grupos de testigos de la resurrección: mujeres, discípulos de Emaús
1.- El Espíritu es derramado sobre mis siervos y mis siervas (Hch 2,18)
2.- Ananías y Safira
3.- Eneas y Tabita
4.- El tullido de Listra y la sirvienta mántica de Filipos
5.- Dionisio y Damaris
6.- Priscila y Áquila
33
7.- Félix y Drusila
8.- Agripa y Berenice.
La importancia de esta técnica de emparejamiento se muestra sobre todo en lo
que hemos llamado parejas arquitectónicas, como la de las mujeres ministras y los
discípulos.
12) ORACIÓN
12.1. Alabanza
Lucas es el evangelista de la alabanza:. 1,46; 1,64; 2,13.20.28.38; 5,25-26;
7,16; 13,13; 17,15; 18,43; 19,37; 23,47; 24,53; Hch 2,47+; 4,21; 11,18; 21,20.
Es típico de Lucas introducir un coro de la multitud que juntan sus voces para can-
tarle. Los pastores se regresaron alabando y dando gloria a Dios por todo lo que
habían visto” (Lc 2,20). Tras la curación del paralítico, “quedaron todos asombra-
dos y alababan a Dios llenos de pasmo diciendo: ‘Hemos visto hoy cosas extraordi-
narias’” (5,26). Después de la curación del ciego de Jericó: “Toda la gente que lo
vio alababa a Dios por lo que había ocurrido” (18,43). Incluso en el momento de la
muerte de Jesús el centurión al pie de la cruz alababa a Dios (23,47).
12-2. Himnos
En el evangelio de la infancia aparecen los cuatro himnos: Benedictus, Magnifi-
cat, Gloria, Nunc dimittis. Una parte importante del evangelio de la infancia está en
verso. Los cantos de Zacarías y de María, y el cántico de Simeón son salmos según
el estilo del AT. Otros textos que podrían imprimirse como versos son las palabras
de Gabriel a Zacarías y a María, el canto de los ángeles en Belén, la profecía de
Simeón… No es difícil componer salmos a la manera del Antiguo Testamento. En
Qumrán hay un manuscrito de salmos mostrando cómo eran piezas habituales de
la literatura de aquella época.
Los cánticos de Lucas están todos ellos incrustados con referencias al Antiguo
Testamento, hasta el punto de parecer un collage de versos de los LXX. Pero no se
trata simplemente de un barniz bíblico, ni de un polvillo de expresiones bíblicas es-
polvoreado para dar una pátina de antigüedad
Sin embargo Lucas no se ha limitado a usar el método de cortar y pegar. Esos
mismos salmos están llenos de referencias literarias a los grandes temas que es-
tructuran su evangelio, la visita de Dios a su pueblo, la acción divina que subvierte
el orden establecido, el cumplimiento de las antiguas promesas a Israel, la alegría
de la salvación, las referencias a Abrahán. En el cántico de Simeón hay ya un pre-
nuncio de la salvación a los gentiles, que será un tema tan importante de la doble
obra lucana.
12-3. Alegría
La alegría es la nota dominante en el evangelio de la infancia 1,28.46.58; 2,10.
y en el resto del evangelio y los Hechos. 10,17.20; 13,17; 15,7,32; 19,6.37;
24,41. Hch 2,46+
El vocabulario utilizado en Lucas/Hechos para expresar la alegría es enorme-
mente rico y lleno de matices.
❖: 6 en textos de Lucas: 1,45; 11,27; 14,14.15. Hch 20,35;
26,2. (En textos comunes 6 veces). ❖◼ (1,48).
❖◼ (alegrarse), 13 veces en textos lucanos (8+5); 3 veces en tex-
tos comunes
❖ (alegría): 8 veces en textos de Lucas (4+4); 3 en textos comunes..
34
⚫⚫❖⬧ (exultación):3 sólo en Lucas (2+1). Y ⚫⚫◼
(exultar): 3 en textos de Lucas (2+1); una vez en Mateo 5:12.
◆❖◼◼: 8 exclusivamente en Lucas (6+2).
⬧⧫◼: 3 exclusivamente en Lucas.
El verbo ◆❖◼◼ denota la alegría comunitaria de celebrar juntos,
comer y beber, en un banquete. Se puede usar tanto en un sentido positivo como
negativo. Refleja la alegría del Padre cuando el hijo pródigo vuelve a casa (Lc
15,23.24.29.32), pero también los placeres del rico banqueteador (16,19), o el rico
que construyó grandes graneros y se decía: “¡Come, bebe y disfruta!” (12,19).
Por el contrario los verbos ⚫⚫◼ y ❖◼ atienen más que
ver con la dimensión de la alegría personal; ⚫⚫◼ (verbo) y
☺⚫⚫❖⬧ (nombre) son términos específicamente lucanos, sobre todo
en las narraciones de la infancia, como expresión de júbilo y acción de gracias.
Describen la reacción de Zacarías al nacimiento del Bautista (1,14), la propia reac-
ción de Juan en el vientre de su madre (1,44), el canto de María (1,47), y la exul-
tación de Jesús en el Espíritu (10,21).
También ❖◼ verbo) y ❖ (nombre) describen esta di-
mensión interior ocasionada por la experiencia de la salvación, aun en medio de las
persecuciones (6,22). Tal es la alegría anunciada por los ángeles a los pastores
(2,10); la alegría de los discípulos que retornan de su jira apostólica (10,20), la de
Zaqueo al recibir a Jesús en su casa (19,6); la alegría de los discípulos a la vista
del Señor resucitado (24,1) o al regresar a Jerusalén después de la ascensión
(24,52). El evangelio de Lucas comienza con el sacrificio de alabanza de Zacarías
en el templo (1,8-22) y termina con los discípulos en Jerusalén “con gran alegría”
(❖ ❖⚫) alabando a Dios en el templo diariamente.
Pero la alegría que llena el corazón del evangelio de Lucas es sólo el eco de la
alegría de Dios por la conversión de los pecadores, expresada en las parábolas más
hermosas del evangelio. El pastor que encontró su oveja perdida (15,5); la alegría
en el cielo por un pecador que se convierte (15,10), la alegría del padre cuyo hijo
vuelve a casa sano y salvo (15,32).
El verbo ⬧⧫◼ describe los saltos de gozo que acompañan la experien-
cia de salvación. Es la reacción del niño en el seno de Isabel (1,41.44), y la de los
discípulos al ser rechazados y perseguidos (6,23). Los tullidos curados en Hechos
saltan también de alegría (⚫⚫⬧❑), el curado por Pedro y Juan en la Puer-
ta Hermosa (Hch 3,8), y el curado por Pablo en Listra (Hch 14,10).
Especialmente durante el relato del viaje, que contiene el material más típica-
mente lucano, encontramos 20 referencias a la alegría, y diez perícopas en las que
este tema es básico. Los motivos para esta alegría son sorprendentes: ser pobre,
llorar, tener hambre, ser perseguido (6,20-22), los signos ya presentes del Reino,
el hecho de que los demonios sean expulsados (10,17), y el que el nombre de los
discípulos esté escrito en el cielo (10,20), la revelación de la gracia a los pobres
(10,21), la escucha y la guarda de la palabra de Dios (10,38-41), la sanación de
los enfermos (13,36), y el ser servidos por el amo a quien uno ha sido fiel (12,37).
En el libro de los Hechos vemos cómo esta alegría sigue estando presente no
menos que en el evangelio. La ciudad de Samaría se llenó de gozo al escuchar la
noticia de la salvación (Hch 8,8). Es la misma alegría del eunuco etíope que regre-
só a casa después de haber sido bautizado (Hch 8,39), o del carcelero de Filipo in-
vitando a Pablo y a Silas a hospedarse en su casa (Hch 16,34) o la de los gentiles
de Antioquía de Pisidia (Hch 13,48.52), y la de todos al enterarse de la noticia de
que los Gentiles habían comenzado a creer en Jesús (Hch 15,3). Es la alegría de los
creyentes de Antioquía de Siria cuando se enteraron de que la disputa entre las
iglesias había terminado (Hch 15,31). De un modo especial la alegría se expresa en
la alabanza (Hch 5,41; 8,8.39; 11,23; 12,4; 13,48-52; 15,3. 23.31; 20,24).
35
12-4. La oración de Jesús
Lucas se refiere a la oración de Jesús 13 veces. Sus oraciones son siempre es-
cuchadas. Siempre se dirige a Dios con la palabra Padre En el evangelio de Lucas
hay 13 referencias a la oración de Jesús, tres de ellas tomadas de Marcos, 1 más
tomada de Marcos pero reelaborada, 1 de Q y 2 de sus propias fuentes. Un total de
6 se pueden considerar como adiciones redaccionales de la pluma de Lucas mismo.
1.- oración en el Bautismo (3,21) Redaccional
2.- después de la curación del leproso (5,16) Redaccional.
3.- la noche antes de escoger a los doce (6,12) Redaccional
4.- en la bendición de los panes (9,16) M/M
5.- antes de la confesión de Pedro (9,18) Redaccional.
6.- en la transfiguración (9,28-29) Redaccional
7.- exultación en el Espíritu Santo (10,20) Q
8.- antes de enseñar el Padre Muestro (11,1) Redaccional
9.- bendición de pan y vino en la última cena (22,17.19) M/M
10.- oración en favor de Pedro (22,31-32) L? Redaccional?
11.- oración en el monte de los Olivos (22,42) M/M
12.- oración por sus verdugos (23,34) L? Redaccional?
13.- oración en el momento de morir (23,46) Reelaborada
En la mayor parte de estos casos no hay necesidad de postular nuevas fuentes;
las adiciones de Lucas pueden ser simplemente redaccionales. Cuando Lucas insis-
te tanto en la oración de Jesús su intención es parenética. Jesús ora en los mo-
mentos clave de su vida y su misión, cuando el propósito del Padre está siendo re-
velado. Así la oración de Jesús puede ser fuente de inspiración para la plegaria de
los discípulos.
36
Las oraciones de Jesús siempre son atendidas. Cuando ora en el Jordán recibe
el Espíritu Santo. Después de orar en el monte, escoge a sus doce apóstoles. Des-
pués de su oración nocturna Pedro recibe la revelación divina para confesarle como
Mesías. Después de su oración los discípulos aprenden el Padre Nuestro. Pedro se
convierte porque Jesús había orado por él.
12-7. Intercesión
Lucas insiste en el valor de la oración de petición y la intercesión. En el interva-
lo entre la primera y la segunda venida, la Iglesia tiene que orar para evitar la ten-
tación (Lc 22,40, 46; Hch 2,42.46). La misma oración del Padre Nuestro que reco-
noce la prioridad del Reino de Dios, nos lleva a considerar también las necesidades
humanas (11,2-4). La petición de Zacarías fue escuchada (1,13), como también
las oraciones de Ana (2,37).
Vemos a mucha gente dirigiéndose a Jesús con sus ruegos, la familia de Simón
(4,38), el leproso (5,12), los siervos del centurión (7,4), Jairo, el padre del niño
epiléptico (9,38), el mendigo ciego (18,37-42). Mediante pequeños toques redac-
cionales Lucas ha puesto de relieve el valor de la súplica. En el caso de la suegra
de Pedro, Marcos dice que “le hablaron a Jesús sobre ella” (Mc 1,30). Lucas usa un
verbo más fuerte: “intercedieron” -⧫⬧◼- por ella (Lc 4,38). El leproso
“cayendo sobre su rostro”, “le imploraba” -❖❑- (5,12). El padre del ni-
ño epiléptico le rogó la curación -❖❖ ⬧◆- (9,38).
Como hemos visto, no se trata sólo de orar por uno mismo, sino que también
se puede interceder por otros. Cuando Jesús oraba antes de la confesión de Pedro,
sus discípulos estaban con él (9,18). La revelación que Pedro recibe es fruto de la
oración de Jesús también oró por Pedro (22,31). Y nos anima a orar para que el
Señor envíe trabajadores a su mies (10,2).
Si Lucas se interesa tanto por los momentos de oración de Jesús durante su
existencia terrestre, no es principalmente para proponérnoslos como modelo de
oración, sino para que nos ayuden a comprender cómo es la intercesión que sigue
realizando ahora en el cielo, como continuación de aquella oración que realizó en la
tierra. Jesús ha intercedido por sus discípulos y por Pedro especialmente y la ora-
ción de intercesión de Jesús es siempre escuchada..
13) PERSONAS
13-1. Valor de los nombres
En Lucas las personas se dirigen unas a otras por sus nombres: Simón, el fari-
seo (7,43), Marta (10,40), Zaqueo (19,5), Simón Pedro (22,31), el ladrón a Jesús
(23,42). Ver también los Hechos de los Apóstoles: 5,3; 9, 4.10.17.34.40; 10,
3.13.31; 11,7; 22,7.13; 26,14.24.
13-2. Abrahán
Lucas se refiere a Abrahán más que ningún otro evangelio (Lucas 16 veces vs.
Mateo 6; Mc 1; Jn 11). En el evangelio de la infancia, los distintos personajes re-
cuerdan las promesas hechas a Abrahán. Así María en su cántico (1,55) o Zacarías
en el suyo (1,73). En típica teología paulina, no es la descendencia genética la que
cuenta, porque Dios puede transformar “‘abanim” en “banim”, las piedras en hijos
(3,8). Aunque la genealogía de Lucas no arranca de Abrahán, sino de Adán, sin
embargo el patriarca es uno de los eslabones principales (3,34). Ser “hijo de
Abrahán” es uno de los títulos para conseguir una curación de parte de Jesús como
en el caso de la mujer encorvada (13,36) o de Zaqueo (18,9). Pero es sobre todo
37
en la parábola de Lázaro donde Abrahán alcanza un mayor protagonismo
(16,22.23.24.25.29.30). En el libro de los Hechos también son abundantes las re-
ferencias a Abrahán, a la hora de referirse a Dios como Dios de Abrahán (Hch
3,13.25; 7,32), y a Israel como hijos de Abrahán (Hch 13,26). Pero lo que más in-
teresa a Lucas es reforzar la idea de que Dios fue fiel a Abrahán, porque en su hijo
Jesús se cumplieron las promesas hechas a él y a su linaje (Hch 7,17).
13-5. Judas
El gran misterio es cómo pudo Satanás entrar en Judas y no en los otros discí-
pulos. ¿Por qué Jesús no oró por Judas como por Pedro y los demás apóstoles? Lu-
cas no se propone de modo temático el gran problema de la predestinación ni de la
gracia. Ciertamente podemos decir que no hay una predestinación para la conde-
nación. Inclusive Lucas ha mutilado el texto de Q: “Al que me confesare , yo le
confesaré; “al que me niegue, yo le negaré” (Mt 10,32-33), para conservar sólo la
primera parte. Lucas no exime a Judas de culpa, ni hace de él un juguete inerte en
manos de Satanás. De hecho Lucas no dice nada sobre el arrepentimiento de Judas
( Mt 27,1-5). No es que Judas fuera un pelele en manos de Satanás y fuera obli-
gado a hacer algo de lo que después se arrepintiese cuando volvió a ser él mismo.
Pero lo que sí se trasluce, como señala D. Crump, calvinista, en su estudio so-
bre Judas, es que la función de Abogado de Jesús es selectiva y se limita a interce-
der por aquellos por quienes es voluntad de su Padre que interceda.
13-6. Satanás
La hora y el poder de las tinieblas (22,53). Lucas se interesa mucho por el pa-
pel de Satanás (22,31). Es la fuerza que actúa en todo el plan de matar a Jesús. Ya
en el principio aparece atacándolo en el desierto (4,1-13), y se retira hasta otro
momento más propicio (4,13). Vuelve al final y consigue entrar en Judas (22,3), e
intenta entrar en Pedro. Mientras que en Marcos y Mateo puede parecer que Sata-
38
nás por boca de Pedro, quiere evitar la muerte de Jesús, en cambio en Lucas es
evidente que Satanás está a la obra para eliminar a Jesús.
39
cerdotes por una parte y a los escribas o teólogos por otra. Eran miembros de la
aristocracia jerosomilitana.
A partir de 11,30 empieza a hablar del colegio de presbíteros cristiano, con mo-
tivo de la colecta enviada desde Antioquía a Jerusalén. Primeramente se nos habla
de los presbíteros de la Iglesia madre de Jerusalén. Según Lucas, estuvieron uni-
dos a los apóstoles en todas las deliberaciones del concilio de Jerusalén (Hch
15,2.4. 6.23; 16,4); parece que su cabeza es Santiago el hermano del Señor. Es
en su casa donde se reunieron los presbíteros cuando Pablo lo visita en su último
viaje a Jerusalén (21,18). También nos hablan los Hechos del establecimiento de
presbíteros en otras comunidades locales en Pisidia (Hch 14,23) y en Éfeso (Hch
20,17).
Parece ser que con la retirada de Pedro, la desaparición del grupo de los Doce y
la creciente judaización de la iglesia madre de Jerusalén este grupo fue teniendo
mayor y mayor peso en el conjunto de la Iglesia.
40
da muy bien e incluso abraza la fe Hch 13,7.12). Pero en otras muchas ocasiones
dichos magistrados son presentados a una luz muy desfavorable. Los funcionarios
de Filipos actúan con crueldad e hipocresía (Hch 16, 22-23.35-39). Galión tolera
que golpeen a Sóstenes en su presencia (Hch 18,12-17). Félix espera un soborno
(Hch 24,26). Festo está dispuesto a condenar a Pablo sólo por ganarse el favor de
los judíos (Hch 25,9-11). Pilato se muestra débil ante las presiones aun siendo
consciente de la inocencia de Jesús y en Hechos se nos dice que fue uno de los
culpables de la muerte de Jesús (Hch 4,27).
Lucas no tiene una visión romántica del imperio romano. En la segunda tenta-
ción del diablo, éste presume de que los poderes políticos están en sus manos y es
él quien los da a quien quiere (Lc 4,6). Lucas ha editado el texto de Marcos en el
que se critica a los gobernantes de las naciones, para reflejar un deje un tanto sar-
cástico diciendo que encima que tiranizan a la gente, se hacen llamar “bienhecho-
res” (Lc 22,25). Lucas es el único que nos informa de los comentarios poco respe-
tuosos de Jesús en respuesta a las amenazas de Antipas, cuando llega a llamarle
“zorra” (Lc 13,32).
Lucas deja claro que los cristianos no son subversivos, sino que respetan el Es-
tado, pero en ningún caso son lacayos dóciles o acríticos. El principio de que hay
que obedecer a Dios antes que a los hombres se aplica directamente a las autori-
dades judías, pero está claro que es un principio válido también para las autorida-
des romanas.
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(❖: 7,22), pobres y tullidos (◼❖), pobres. tullidos, ciegos
y cojos (14,21), la masa marginada de la sociedad.
Es importante ver cómo las categorías en los últimos casos mencionados co-
rresponden a los tipos de taras mencionadas en Lv 21,18, que prohíben participar
en el culto de Israel. También por Qumrán sabemos que había allí determinados ti-
pos de taras que volvían a la gente indigna, y los excluía de la guerra escatológica
y del banquete mesiánico (1QSa 2,5-6; 1QM 7,4-5).
14-2. Desposesión
Lucas ha hecho cambios redaccionales pequeños que contribuyen a crear una
impresión de mayor radicalidad en la desposesión que es necesaria para recibir el
reino. Lucas ha editado otros textos de Marcos en este mismo sentido. Así, por
ejemplo, ha traspuesto la visita de Jesús a Nazaret para crear allí un discurso fun-
dacional en que se subraya su misión de evangelizar a los pobres. En el texto de la
vocación de los discípulos, donde Marcos decía que dejaron las redes, Lucas insiste
en que dejaron todo (Lc 5,11 Mc 1,18.20).
En el texto de la llamada de Leví, Lucas ha hecho una adición significativa aña-
diendo al relato de Marcos el dato de que Leví lo dejó todo (Lc 5,28 Mc 2,14).
En el texto sobre el rico, Lucas tiene algunos cambios redaccionales finos que
muestran también la radicalización del tema. Lucas ha añadido el dato de que el ri-
co era un “dirigente”, y ha encarecido su gran riqueza. El hombre rico rechazó la
invitación de Jesús porque era muy rico: ⚫◆⬧ ⬧ (Lc 18,23)
◼ ⧫⧫ ⚫⚫ (Mc 10,22; Mt 19,22).
Jesús le invita a dejar “todo cuanto tiene”–◼⧫ ⬧ -
(Lc18,22), mientras que Marcos decía sólo “cuanto tienes” -⬧ -(Mc
10,21). El verbo usado por Lucas es “repartir” -- los bienes, frente al
“dar” -- de Marcos. El verbo repartir es el usado para significar el reparto de
bienes en la comunidad (Hch 4,35).
14-3. Limosna
El peligro de las riquezas y la obligación de dar limosna: 3,11; 5,11.28; 6,39;
7,5; 11,41; 12,33-34; 14,13.33; 16,9; 18,22; 19,8; Hch 9,36; 10,2.4.31. Las refe-
rencias a convertidos no judíos contienen una reflexión genuina sobre el hecho de
que estos convertidos eran ricos, como es el caso de Simón Mago, el eunuco etío-
pe, Cornelio, Sergio Paulo, Lidia, y Teófilo, un hombre noble, que parecía ser una
persona de buena posición social. La palabra “limosna” (⚫⬧◆❖◼)
aparece sólo dos veces en Lucas (11,41; 12,33), pero 10 veces en Hechos. Aunque
la palabra no se menciona muchas veces, la realidad está presente continuamente.
Lc 6,38: “Dad y se os dará en la misma medida (falta en M/M). Se alaba al centu-
rión que había construido una sinagoga (7,4 Mt). Se alaba a las mujeres que ser-
vían a Jesús con sus bienes (8,3). La invitación a dar limosna de lo de dentro para
que todo sea puro (11,41) falta en M/M. No es la pureza externa lo que uno tiene
que observar. El alimento será puro sólo si se comparte con los pobres. Mateo
prometía un tesoro en el cielo a los que renunciaban a las riquezas por un espíritu
de desprendimiento (Mt 6,19). En el mismo texto Lucas va más allá exhortando a
la limosna. Lo que constituye un tesoro en el cielo no es el desprendimiento, sino la
limosna (Lc 12,33).
14-4. Koinonía
El ideal expuesto en Lucas es que la Iglesia sea una comunidad en la que “ya
no haya pobres” (Hch 4,34). El evangelio ha venido a poner fin a la pobreza. En la
comunidad cristiana prima el esfuerzo por compartir los bienes. Por fin ha llegado a
realizarse el ideal fraternal de la alianza expresado en el Deuteronomio: “No habrá
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pobres entre vosotros” (Dt 15,4). El Targum palestinense añadía: “Si sois fieles a
los preceptos de la ley, no habrá pobres entre vosotros, porque Dios os bendecirá”.
La llegada del reino se hace visible en una comunidad estructurada de acuerdo
con el Evangelio, en un esfuerzo común por compartir los bienes. Lo que se ensalza
no es tanto una actitud de desprendimiento cuanto de amor fraterno. La expresión
⧫ ◆⧫❖ (1,15; 2,1) implica la unidad de corazón entre los
creyentes. La segunda frase “◼ ❖◼⧫ ◼❖” (tenían todo
en común) es un eco del topos helenístico sobre la amistad. Los hermanos lo tie-
nen todo en común. “Creyentes” ocupa el lugar de “amigos”.
No sólo en estos sumarios de vida comunitaria, sino también en las partes na-
rrativas, se nos cuenta la generosidad de la comunidad en tiempos de hambre,
cuando las comunidades más ricas compartían sus bienes con las más pobres (Hch
11,28-30; 24.17). Éste es el modo como Lucas invita a su comunidad a volver a
esta actitud primera que corre el peligro de perderse.
Por eso el envío de su Hijo manifiesta el amor preferencial de Dios por los po-
bres y lleva consigo la invitación a crear una comunidad donde no haya pobres.
Una comunidad así refleja el Reino de los cielos, en la medida en que los pobres
han dejado de serlo gracias a la comunión de bienes efectiva en el seno de la co-
munidad.
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Ananías y Safira pretende a la vez guardar el dinero y hacerse pasar por solidarios
(Hch 5,4). Félix, el prefecto, esperaba recibir dinero de Pablo y por eso le retuvo en
la cárcel (Hch 24,24-47). Judas se compró un campo y se ahorcó (Hch 1,18). Lucas
explicita que Judas aceptó la traición por dinero (Lc 22,6). Simón el mago quería
comprar con dinero los bienes espirituales y “su dinero fue para su perdición” (Hch
8,18.20).
15) SALVACIÓN
15-1. Salvación e historia
La salvación es el fin de la historia, la restauración de la integridad, el estable-
cimiento de una relación sana con Dios. El vocabulario de la salvación en la obra
lucana se repite con mayor frecuencia que en los sinópticos, y términos para de-
signar la salvación son únicos en Lucas. El verbo ⬧◼ aparece 15 veces res-
pectivamente en Marcos y Mateo, y 30 veces en la doble obra lucana (17 en el
evangelio y 13 en Hechos). El verbo ⬧◼ no aparece nunca en Marcos, 1
vez en Mateo, y 6 veces en la obra lucana.. La palabra salvador, ⬧⧫, que apa-
rece 2 veces Lucas y 2 en Hechos, no aparece nunca en los otros evangelios. La
palabra ⬧⧫ y ⬧⧫◼ aparecen en total 13 veces en la obra lucana y
nunca en los otros evangelios, salvo en Jn 4,42.
El autor de la salvación puede ser Dios o un intermediario suyo. El destinatario
de la salvación puede ser un individuo, o una colectividad; el tiempo de la salva-
ción puede ser histórico o escatológico; el contenido de la salvación puede ser la
salud, la vida, la libertad, la liberación política, pero sobre todo la salvación escato-
lógica del individuo, el “salvar la vida” (Lc 9,24b; 18,26; 13,23).
Lucas ha enfatizado el tema de la salvación que era meramente mencio-
nado por Marcos (15,31). La salvación es el tema de la triple burla en la cruz. “Ha
salvado a otros y a sí mismo no se ha podido salvar” (dirigentes); “sálvate a ti
mismo” (soldados); “sálvate a ti mismo y a nosotros” (ladrón).
Jesús había sido anunciado como salvador en su nacimiento (2,11). Se convier-
te en el Salvador salvado, que aportará salvación al ladrón y a la multitud arrepen-
tida.
15-2. Fe y salvación.
Como en la más pura teología paulina es la fe la que salva. Lucas repite fre-
cuentemente el dicho de Jesús; “Tu fe te ha salvado”; la pecadora (7,50), y la he-
morroísa (8,48 = MM); a Jairo le dice Jesús: “no temas , sólo ten fe y se salvará
(8,50 Mc 5,36); el leproso samaritano (17,19), el ciego de Jericó (18,42 = Mc
10,52). La semilla caída junto al camino representa a aquellos “a quienes el diablo
les quita la palabra” (MML) “para que no crean y se salven” (Lc 8,12). Del paralítico
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de la puerta hermosa dice Pedro: “Por la fe en su nombre...; es la fe dada por su
medio la que le ha restablecido totalmente ante todos vosotros” (Hch 3,16), y del
paralítico de Listra, dice Lucas que san Pablo “vio que tenía fe para ser curado”
(Hch 14,9). Pablo anima al carcelero de Filipo con las palabras: “Cree y te salva-
rás” (Hch 16,31). “La total justificación que no pudisteis obtener por la ley de Moi-
sés, la obtiene por él todo el que cree” (Hch 13,38b-39).
15-5. Hoy
La salvación tiene lugar “hoy”; es inmediata. En el evangelio de Lucas la pala-
bra “hoy” es usada continuamente. El “hoy” (23,43) en el paraíso debe compararse
con la salvación inmediata ofrecida en 2,11. Hoy os ha nacido un salvador. Hoy ha
llegado la salvación (19,9). “Hoy” se ha cumplido entre vosotros esta profecía
(4,21). Hoy hemos visto cosas maravillosas (5,26). Hoy los demonios son expulsa-
dos (13,32). Lázaro el mendigo fue llevado inmediatamente al seno de Abrahán
(16,22-23), y el rico fue inmediatamente después de su muerte al lugar de los
tormentos. No se habla de un estado intermedio.
16) SENSIBILIDAD
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16-1. Omisión de escenas de violencia o crueldad
La delicada sensibilidad de Lucas el empuja a eliminar todo lo que suene a vio-
lencia o apasionamiento. Ha eliminado la escena de Marcos en la que los parientes
querían atarlo porque estaba loco (Mc 3,21-22). Al describir la expulsión de los
mercaderes elimina algunos detalles violentos, expulsión de los que compraban,
vuelco de las mesas… (Lc 19,45 Mc 11,15). Omite el detalle de que el sumo sa-
cerdote se rasgó las vestiduras (Mc 14,63). En las dos escenas de los ultrajes se ha
minimizado lo referente a la violencia física. En la primera escena no se mencionan
las bofetadas o los esputos (Lc 22,63-65 Mc 14,65). En la escena del palacio de
Pilato hay sólo una alusión velada a los azotes, pero no se describe ni la flagelación
ni la coronación de espinas (Lc 23,16.22 15,16-18).
16-3. Idealismo
Lucas tiende a presentarnos una visión ideal de la marcha de la comunidad,
sobre todo en los resúmenes de los Hechos de los apóstoles.
17) UNIVERSALISMO
17-1. Judíos y gentiles
El evangelio tiene que ser anunciado a los judíos antes de volverse a los genti-
les: Hch 13,46; Rm 1,16; 2,10; 3,1-2; 9,3-4. Maddox, (The Purpose of Luke-Acts,
Edinburgh 1982, p. 44) ha estudiado a esta luz las tres veces en que Pablo repite
que ante el rechazo de los judíos se vuelve a los gentiles ( Hch 13,46 en Antioquía
de Pisidia, Hch 18,6 en Corinto, Hch 28,28 en Roma) y descubre un esquema repe-
titivo con un clarísimo clímax en la mención última en Roma, que se ve subrayada
por la larga cita de Isaías, y es el contrapunto o inclusión con el discurso de Jesús
en Nazaret, al principio del evangelio, en el cual hay también otra larga cita de
Isaías, y se habla del rechazo de su pueblo y de la actitud acogedora de los genti-
les en el pasado (la viuda de Sarepta y Naamán el sirio). En las dos primeras men-
ciones de la vuelta de Pablo hacia los gentiles todavía estaba abierta la puerta para
una posible aceptación. En el discurso de Roma, esta puerta se ha cerrado y la
oportunidad ofrecida se ha perdido definitivamente. Mientras que en Antioquía Pa-
blo decía: “A nosotros, los judíos, esta salvación nos ha sido enviada” (Hch 13,26),
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en roma dice exactamente lo contrario: “A los Gentiles esta salvación ha sido en-
viada” (28,28).
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ra que muchos “cayeran y se levantaran (2,34). Pero Lucas se niega a identificar la
reacción favorable o desfavorable con un único tipo de personas, sino que mantie-
ne un criterio inclusivo. No hay grupos buenos o grupos malos. En cada grupo so-
cial hay algunos miembros que reaccionan favorablemente y otros que lo hacen
desfavorablemente. No todos los soldados tuvieron una actitud negativa en contra
de Jesús, unos se burlaron de él y otros, como el centurión, le confesaron. Igual-
mente ocurre con los dos ladrones, uno se burla de él y otro le confiesa. Ni siquiera
en lo que respecta a los dirigentes quiere Lucas generalizar haciéndoles colectiva-
mente responsables. Si es verdad que los “dirigentes” (23,35) se burlaron de Je-
sús, hubo también un dirigente, que se pronunció a favor, José de Arimatea, un di-
rigente “bueno y justo” que esperaba el reino de Dios (23,51).
17-6. Samaritanos
Lucas asocia los samaritanos a los judíos y se interesa por ellos más que nin-
gún otro evangelista, incluido san Juan; recordemos la parábola del buen samari-
tano (10,29-37), la curación del samaritano leproso (17,11-19). Lucas omite el
mandato de “no entrar en las aldeas samaritanas” (Mt 10,5). Jesús cruza la Sama-
ría y es rechazado por los samaritanos (Lc 9,52) tal como había sido rechazado en
Galilea y lo será después en Jerusalén. Posteriormente habrá también un importan-
te ministerio de la Iglesia hacia los samaritanos. Hechos nos narra el éxito de una
de estas misiones de los apóstoles (8,25; 8,1,5,9,14; 9,31; 15,3).
El modo como Lucas trata a los samaritanos le es muy peculiar (9,51-56;
10,30-37; 17,11.19). Por una parte asocia a judíos y samaritanos de un modo
como ningún otro evangelista lo hace, indirectamente en la parábola del buen sa-
maritano, directamente en la curación del samaritano leproso. Lucas les utiliza
como contraste con los judíos, pero los samaritanos para Lucas no son gentiles,
sino que son parte del pueblo de Israel; por ello quedan incluidos ya en la etapa
del ministerio de Jesús.
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17-7. Colectivos marginales
El universalismo de Lucas va más allá de la inclusión de judíos y gentiles, y se
muestra en una actitud general de acogida de todos los colectivos marginales, pu-
blicanos (Leví Zaqueo, grupos de publicanos (5,29; 7,29,34; 15,1) pecadores (pe-
cadora, hijo pródigo), mujeres (viuda de Naím, seguidoras galileas, Marta y María,
la mujer que perdió la moneda, la viuda del óbolo, las hijas de Jerusalén), y los
pobres (Lázaro, primera bienaventuranza, predicación del Bautista). Aunque, como
hemos visto, los samaritanos son parte de Israel y están incluidos en el ministerio
de Jesús, se les presta una especial atención en cuanto que son un pueblo margi-
nado en el cual se puede muestra el amor preferencial de Dios hacia los excluidos.
Todas esta personas eran grupos despreciados en la estima de la sociedad respe-
table de su tiempo. Lucas muestra un interés y ternura especial por cuantos eran
menospreciados a los ojos del mundo.
17-8. Anuncio
Anunciar es una palabra favorita de Lucas: 10+15 veces.
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ÍNDICE REDACCIONAL
1) ESTUDIO LITERARIO
1-1. Estado del texto
1-2. Fuentes de Lucas y la H2F
1-3. Fuentes exclusivas de Lucas
1-4. Uso de las fuentes
1-5. El griego de Lucas
1-6. Las omisiones de Lucas
1-7. Omisiones en función del plan global
1-8. Omisión de palabras arameas
1-9. Omisión de alusiones a costumbres judías
1-10. Omisión de alusiones a un ministerio de Jesús entre gentiles
1-11. Omisión de cosas chocantes
1-12. Omisión de duplicados
1-13. Otras omisiones
1-14. Trasposiciones
1-15. Crescendo
1-16. Imágenes
1-17. Técnica de finalización
1-18. Técnica de estribillos
1-19. Técnica de introducciones
1-20. Mejor concatenación
1-21. Técnica de ligado
1-22. Técnica de paralelismos
1-23. Citas bíblicas
1-24. Largas citas de la Escritura
1-25. Preocupación apologética.
2) COMIDAS
2-1. Importancia del banquete
2-2. Beber
2-3. Etiqueta
2-4. Bendiciones escatológicas
2-5. Sermón de la cena.
3) COMPASIÓN Y MISERICORDIA
3-1. Los pecadores
3-2. Llamada a la conversión
3-3. Lágrimas
3-4. Misericordia
3-5. Sanación
3-6. Manifestaciones de temor religioso: awe
4) CRISTOLOGÍA
4-1. Hijo de Dios
4-2. Mártir
4-3. Varón
4-4. Emociones de Jesús
4-5. Jesús atento
4-6. Profeta
4-7. Siervo
4-8. Siervo de YHWH
4-9. Acusaciones contra Jesús
4-10. Expiación
4-11. Señor
4-12. Nuevo Adán
4-13. Alabanza de la multitud
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4-14. Jesús lleno del Espíritu Santo
4-15. Jesús y la Ley
5) DISCÍPULOS
5-1. Los discípulos en Lucas
5-2. Los apóstoles en Lucas
5-3. Los discípulos en la pasión
5-4. Somnolencia
5-5. Visión más positiva de los discípulos
5-6. La familia de Jesús
5-7. Sentado a los pies
5-8. Escucha de la palabra
5-9. Pedro y Juan
5-10. Paralelismos Jesús-discípulos
5-11. Juicios de Jesús y Pablo
5-12. Ministerio
5-13. Inocencia de Pablo
5-14. María perfecta discípula
5-15. Relación amo-siervos
6) ESCATOLOGÍA
6-1. “Los días del Hijo del hombre”
6-2. Designio divino
6-3. Escatología e historia de salvación
7) ESPÍRITU SANTO
7-1. El Espíritu en Lucas
7-2. “Lleno del Espíritu Santo”
7-3. Espíritu y oración
7-4. Protocatolicismo en Lucas-Hechos
7-5. Espíritu y poder
10) JUICIO
10-1. Juicio de Dios
10-2. El sanedrín
10-3. La visita de Dios
10-4. Persecución
11) MUJERES
11-1. Abundancia de personajes femeninos.
11-2. Mujeres discípulas
11-3. Ascetismo sexual
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11-4. Pudor
11-5. Parejas de hombre y mujer
12) ORACIÓN
12.1. Alabanza
12-2. Himnos
12-3. Alegría
12-4. La oración de Jesús
12-5. Jesús ora a Dios como Padre
12-6. La oración de Jesús es siempre atendida
12-7. Intercesión
13) PERSONAS
13-1. Valor de los nombres
13-2. Abrahán
13-3. Juan Bautista
13-4. Herodes Antipas
13-5. Judas
13-6. Satanás
13-7. Parejas bipolares
13-8. Los fariseos
13-9. Los presbíteros
13-10. Los temerosos de Dios
13-11. Los funcionarios romanos
13-12. Las turbas
15) SALVACIÓN
15-1. Salvación e historia
15-2. Fe y salvación
15-3. Salvación en el nombre de Jesús
15-4. Jesús salvado de la muerte
15-5. Hoy
15-6. Salvación presente ya durante la pasión
16) SENSIBILIDAD
16-1. Omisión de escenas de violencia o crueldad
16-2. Visión más benévola de la multitud
16-3. Idealismo
17) UNIVERSALISMO
17-1. Judíos y gentiles
17-2. Preanuncios de la futura misión
17-3. Ministerio únicamente a los judíos
17-4. Periodificación de la historia
17-5. Carácter inclusivo
17-6. Samaritanos
17-7. Colectivos marginales
17-8. Anuncio
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ÍNDICE ALFABETICO DE FI- 4-5 Jesús atento
CHAS 4-14 Jesús lleno del Espíritu Santo