Espiritualidad y Teología

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ATG 84 (2021) 259

cuál es la situación actual del debate sobre la eutanasia yendo más allá de una
mera repetición de argumentos ya conocidos, así como para quien quiera poder
argumentar mejor la posición eclesial en este tema. [Gonzalo Villagrán, sj]

Moreta, I. (ed.). Conceptos fundamentales de antropología y religión. Barcelona:


Fragmenta Editorial, 2020. 173 pp.
En este libro, Ignasi Moreta, reúne una compilación de 34 artículos escritos
por Lluís Duch para la Gran enciclopèdia catalana, para Conceptos clave de la
antropología cultural, de Ángel Aguirre, y para Conceptos fundamentales del
cristianismo, de Casiano Floristán y Juan José Tamayo.
Los temas aquí descritos, a modo de compendio, y con una idea divulgativa
fueron abordados con gran profundidad por Lluís Duch durante toda su carrera.
Este glosario de términos clásicos de la antropología incluye una descripción
etimológica, una definición y una descripción histórico–filosófica de cada uno de
ellos.
Además del propio aporte reflexivo de Lluís Duch, como se refleja por
ejemplo en la voz de Jesús: “Jesús no dio ninguna definición metafísica de Dios:
se limitó a decir qué representaba Él para los hombres.”
Se trata de un libro escrito para un amplio abanico de lectores, pudiendo
tomarse como una ayuda o como una primera toma de contacto con los principales
conceptos de antropología de la religión.
Y dado su carácter de síntesis no se puede tampoco excluir a los lectores más
experimentados, que seguramente encontrarán en esta lectura nuevos aportes a
términos ya bien afianzados. [Luna Terrer]

Recensiones Espiritualidad y Teología

Marrshall, T. R. Infiltración. El complot para destruir la Iglesia desde dentro,


Madrid: Homo legens, 2019.
Un libro que pretende poner en guardia contra los que quieren destruir la
Iglesia desde dentro, infiltrando en ella sus doctrinas o costumbres, bajo diversas
apariencias. El autor es un católico converso de Estados Unidos, profesor de
filosofía. Su posición final ante las crisis o dificultades en las que se encuentra
hoy la Iglesia, es la de “reconocer y resistir”, no hacerse ateo, ni protestante, ni
ortodoxo, ni de creer que hay Sede vacante. La posición vital, que propone y
manifiesta claramente, es más semejante a la de la Sociedad Sacerdotal de S. Pío
X, de Lefévre, la de “reconocer” que estamos en la Iglesia católica bajo un Papa
legítimo, pero resistir a las desviaciones que el autor ve en cualquier cambio,
que atribuye a influjo del modernismo, de los masones o comunistas; aunque
se contenga en la doctrina del Vaticano II, o de un Papa, no siendo definición
dogmática. Por ejemplo: el Novus Ordo Missae, los pactos de Letrán, o los
cambios reseñados en las pp.333–338.
El autor se muestra muy interesado por el contenido de los secretos de las
revelaciones a particulares, como las de Fátima, o las de Lasalettte y otras.
Concede toda autoridad a Crétineau–Joly y al documento secreto de Carbonería,
260 Bibliografía

Alta vendita. Y las notas en que alude a sus fuentes son poco serias. Siendo
filósofo, no parece aplicar el arte de saber distinguir suficientemente entre
lo que es una noticia o rumor de los periódicos o de la gente, y los que es un
documento serio. Y en los serios, entre lo que entiende significar el autor y lo que
se le tribuye por interpretaciones más o menos tendenciosas. Así va mezclando
verdades y suposiciones o inventos, con lo cual pierde credibilidad en sus propias
afirmaciones.
Respetando la buena intención de poner en guardia contra las infiltraciones
que han existido y pueden existir en cualquier institución seria, el resultado es
crear sospechas contra Papas como Juan XXIII, Pablo VI, o Juan Pablo II, ya
reconocidos como Santos, o teólogos como De Lubac, Martini, von Balthasar,
etc.; o llamar la “Mafia de San Galo” a la reunión de cardenales convocada en
1995 a esa ciudad suiza, y a los allí reunidos considerarlos “criptomodernistas”.
Aunque en los “Apéndices” del libro se muestre más respetuoso con muchos.
Taylor manifiesta gran facilidad para llamar masón, o considerar influido
por los infiltrados o los modernistas a cualquier autor o autoridad, aunque
sea el Concilia o documento oficial de la Iglesia, que proponga algún cambio
o novedad en la liturgia, en las doctrinas o ideas nuevas. Como si todo sea
peligroso o malo, lo que no se ha hecho o pensado hasta ahora, o no se pudiera
avanzar o mejorar lo que hacemos, sin considerar los motivos positivos por los
que se ha tomado tal o cual decisión o cambio. Como si a situaciones, o culturas
nuevas, no hubiera que dar respuestas diversas o tratar de mejorar las que se han
dado hasta ahora.
Por todo ello no me parece recomendable la lectura de este libro, pues la
posición vital que muestra en sus juicios y en la postura finalmente recomendada
”reconocer y resistir” no deja al lector la paz y la confianza que comunica Cristo.
Buena es la vigilancia, pero también la confianza y la paz con las que desea Cristo
que vivamos en la Iglesia y su Magisterio, que “quien lo escucha, escucha a Él”
(Lc 10,16). No es buena postura considerarse siempre mejor que lo que determine
la autoridad. Y sospechar de todo; pues hay que ser prudentes como la serpientes,
pero también “sencillos como las palomas” (Mt 10,16). [ M. Ruiz Jurado S.I.]

Foubert, J. Dire ce qui est cache. Homélies 1966–1980, Paris : Beauchesne édi-
teur, 2020. 424 pp.
En estas homilías se transparenta el espíritu que animaba a Jean Foubert,
alguien con capacidad para acoger tanto el mundo profano como el religioso,
sin por ello sustraerse a su propia confesión religiosa. Sabía salir al encuentro
tanto del ateísmo positivo como del agnosticismo o de posiciones religiosas
diferentes entre sí, así como de la propia que él profesaba. Estaba convencido
de que la búsqueda de la Verdad le permitía estar abierto a cualquier expresión
humana capaz de conectar con quien él conocía como «más Grande que él»,
permitiéndole así habitar en su propio interior y cambiarlo a fondo con su acción
salvífica. Tenía el don de descubrir trazas de la presencia divina, tanto en cosas
como acontecimientos o personas y esto le permitía estar perennemente abierto a
la trascendencia. Cuando se encontraba con casos de rechazo frontal a Dios, sabía
descubrir bajo esa apariencia desconcertante la veta auténticamente religiosa
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que anida en cualquier corazón humano. Es posible descubrir en estas homilías


hasta qué punto el Amor de Dios está presente en todas ellas. Sus escritos
correspondientes a sus dos últimos años de vida constituyen un legado espiritual
lleno de sorpresas y novedades. La fidelidad a su fe, no le impidió en los últimos
años alcanzar nuevos logros filosóficos y espirituales, todos ellos con un aroma
de juventud y vitalidad, que hacen aparecer su muerte como menos definitiva,
menos abrupta y especialmente estimulante para el espíritu. Nunca dudó de la
validez del pensamiento de san Agustín cuando afirmaba «nos hiciste Señor para
ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti». Siempre quedó viva
en su interior la memoria de las vivencias que experimentó en Solesmes cuando
solamente tenía cinco años, por influjo del abad Dom Delatte, por el hecho de
que su hogar estaba situado a tres kilómetros de la abadía, lo que le permitió
acudir a ella con frecuencia. Esta experiencia le procuró un talante contemplativo
presente en toda su obra, como es fácil comprobar en su lectura. Esto lo confesó
él explícitamente, declarándose tributario de una espiritualidad benedictina,
concretamente solesmiana, que le fue aportada por la tradición religiosa de su
familia. Indudablemente la espiritualidad benedictina contribuyó a que percibiera
en su vida la proximidad silenciosa del «Único necesario», sobre todo en los
momentos de oración. Todo ello lo llevó a sentirse atraído por Dios como por la
única realidad capaz de llenar el corazón humano. Este absoluto que supuso Dios
en su vida le hizo valorarlo como lo único importante en ella. Al mismo tiempo
supo percibir en actitudes y mentalidades muy divergentes de la suya propia,
la presencia latente pero indudable de Dios en los espíritus más refractarios a
Él en apariencia. Supo distinguir entre esas apariencias desconcertantes la
realidad omnipresente de Dios en el espíritu humano. Todo ello lo pudo verter
en su dedicación a los demás como profesor de seminario, como capellán de los
alumnos de las Escuelas Normales y como pastor y predicador. Buscó con sus
homilías iniciar en la cultura cristiana, intentando llegar al corazón de sus oyentes
mediante un discurso conciso y bien orientado. [Ignacio Jiménez]

Nissen, U. The Polity of Christ. Studies on Dietrich Bonhoeffer´s Chalcedonian


Christology and Ethics. London – New York: Bloomsbury T&T Clark, 2020.
167 pp.
Inspirándose en la Ética, de Dietrich Bonhoeffer, el autor busca las
implicaciones éticas que nacen de su pensamiento y que hagan posible la
reconciliación entre el mundo y Dios en Jesucristo. Con ello intenta elaborar
deducciones de importancia para el debate contemporáneo sobre la ética cristiana,
especialmente en relación con la cuestión de la influencia pública que deberían
tener los puntos de vista cristianos. Ulrik Nissen se hallaba en búsqueda de un
proyecto válido para la ética social en 2001, que es el que ha llevado a cabo
finalmente en este libro. A raíz de los atentados a las Torres Gemelas el 11 de
Septiembre de 2001 pudo comprobar que las reacciones políticas y culturales a
semejante agresión hacían todavía más urgente el proyecto que presenta en estas
páginas, ya que en ese momento, tanto los medios de comunicación social como
el debate público abogaban de manera despiadada por la intervención armada,
siguiendo los criterios de la llamada guerra justa. A ello se sumó una legislación
262 Bibliografía

antiterrorista específica, con vigilancia tanto de los ciudadanos como de todo lo que
pudiera tener relación con ellos. En las controversias que siguieron en Dinamarca
se fue imponiendo la opinión de que la religión debería ser considerada como un
asunto privado, por la sensibilidad que despertaban motivos claramente religiosos
en relación con los atentados. Si a esto se suma la aparición de nacionalismos
y particularismos, como el que dio lugar al Brexit británico, o al programa
del presidente norteamericano, impulsor de la idea de volver a hacer grande a
América, la impresión general es que no sería fácil encontrar elementos de unidad
de cohesión social, más aún si se considera que la ética universal se encontraba
en conflicto con la cada vez mayor valoración de la ética particular. El elemento
posible cohesionador de la sociedad lo busca el autor en la tradición ética luterana,
que concede una gran importancia a la tradición de la ley natural y que pone un
énfasis especial en la dimensión universal de la ética social. Por eso se esfuerza en
presentar argumentos que apoyan al mismo tiempo la unidad y la diferencia que
coexisten en la forma en que Bonhoeffer presenta su comprensión de los orígenes
de la ética cristiana. Desde su punto de vista las dimensiones natural y divina
resultan esenciales para una comprensión teológica cristiana de la realidad. Con
esto a la vista el autor intenta explorar una tercera vía, buscando un fundamento
para una ética social cristiana que permita mantener simultáneamente la unidad
y la diferencia entre lo que es válido universal o particularmente, convencido
como está de que es posible superar la dicotomía de la que se parte. Para esto
se apoya en las aseveraciones del concilio de Calcedonia, cuando se afirma que
Jesús tiene una naturaleza divina y otra humana sin confusión, cambio, división
ni separación. De esta manera la ética social cristiana que propugna supondría
un continuo intercambio entre lo universal y particular, que llevaría a dicho tipo
de ética a mantenerse en diálogo continuo y en actitud de apertura hacia todo
aquello que pudiera provenir de otros puntos de vista, contribuyendo a solucionar
los problemas con elementos de la tradición propia. De esta manera se llevaría
a cabo la reconciliación del mundo con Dios en Cristo, de la misma manera que
la divinidad y la humanidad actuaron de forma perfectamente integrada en su
persona. [Ignacio Jiménez]

Garrigasait, R. La ira. Barcelona: Fragmenta editorial, 2020. 67 pp.


El escritor Raúl Garragasait, especializado en helenismo, como podremos
ver a lo largo de la presente obra, es el encargado de terminar con la colección
de libros dedicados a los siete pecados capitales. Para ello, el ensayo que nos
presenta está dividido en cinco capítulos. El primero de ellos está bajo el título:
“El alzamiento”. Este comienza haciendo literalmente una descripción del aspecto
del rostro que una persona que se llena de ira, y nos hace ver la vehemencia de la
ira, la cual provoca un alzamiento de todas nuestras potencialidades, tanto físicas
como morales.
El siguiente capítulo, “La primera pasión de Europa”, va a recurrir al análisis
de textos griegos, especialmente el de la Iliada, para el estudio de la comprensión
de la ira. En ellos se puede apreciar como para los griegos, la ira, era algo bueno,
aquello que los héroes usaban para ser aún más aguerridos. El tercero, “Aplastar a
la bestia”, que parte de la mencionada obra griega, para mostrarnos la verticalidad
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interior del hombre, en donde en la parte superior estaba la razón, y cómo ésta
estaba encargada de dominar las pulsiones más bajas, siendo la más baja la ira,
que además hay que desvincular de la justicia. Va analizando esta idea.
El capítulo IV, “La pasión del fin del mundo”. Tratar el tema de la ira dentro
del cristianismo. Lo primero que hace es recurrir al tema del juicio final, donde
la “ira única” vendrá para hacer la criba final. Pasando por otros momentos en
los que en la Biblia se relatan momentos de ira, como en el Paraíso y la condena
de la serpiente y la expulsión de Adán y Eva, contra lo egipcios cuando cruzan
el mar Rojo, contra los propios israelitas cuando se vuelven contra Dios. Pasa a
enlazarlo con la ira como técnica del poder, poniendo ejemplos actuales como
el de los tuits de Donald Trump. Analizando ¾seguidamente¾ como la ira está
presente en nuestro mundo actual. Se detiene brevemente en la paradoja de cómo
toda violencia resulta traumática, hasta que somos nosotros quienes la ejercemos,
pasando de ser algo inmoral a moral. Terminando por decirnos que la ira apunta
a las junturas del mundo.
El último de los capítulos, el quinto, bajo el título: “La ira amiga”, comienza
con una descripción de la degradación de la ira. Después nos hace ver que la ira
es algo que tenemos, y que no nos podremos deshacer de ella, y por lo tanto inútil
que intentemos destruirla, lo mejor es hacerse amigos de ella. Retoma ejemplos de
la literatura clásica griega, de la que había partido al inicio de la obra. Poniendo
seguidamente ejemplos del mundo actual en los que se puede apreciar esa relación
con la ira.
Por último, recomendar la lectura de este ensayo de rápida lectura, muy ase-
quible a un público general, pero que, al mismo tiempo, nos ayuda a profundizar
en nosotros mismos y, con ello, a poner nombre a las pasiones que sentimos.
[Miguel Córdoba Salmerón]

Herrero, M. Peregrina. Barcelona: Fragmenta editorial, 2020. 269 pp.


La profesora y escritora Mardía Herrero, autora de varios libros y numerosos
artículos, nos presenta, dentro de la colección Fragmentos, con el número 67, su
nueva obra. El título, formado por solo una palabra, como puede leer el lector,
es descriptivo de lo que nos vamos a encontrar en su interior. Se trata de un
ensayo autobiográfico, en el que la autora, a lo largo de treinta y tres capítulos,
nos describe las diferentes etapas que fue viviendo a lo largo de su peregrinación
a Santiago de Compostela.
En la apertura del ensayo, Mardía nos describe el génesis del mismo, el inicio
de una experiencia que le revolvería la vida entera, que le ayudaría a tener una
visión de la misma completamente diferente, y como ella misma nos dice: “El
camino lo cambió todo”. El origen de este libro está en las cien páginas que
escribió nada más llegar de esa que fue su primera peregrinación, pues después
realizará otras muchas. En ellas plasmó, con el recuerdo aún fresco, todo lo vivido
hasta el fondo, la realidad más pura. Aunque estas páginas reposaron en el fondo
de un cajón, en el 2016 las retomaría y comenzaría una nueva redacción, que se
ha ido enriqueciendo con las vivencias posteriores de otros caminos recorrido, así
como su matrimonio y sus tres hijos. Por eso nos avisa, la peregrina que leemos
es ella, pero al mismo tiempo no lo es. Pero si, vuelve a afirmar, es la vida real
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la que cuenta, aunque lo vivido posteriormente le ha ayudado a hacer una lectura


adecuada de lo sentido en ese momento.
Se trata por todo ello un libro de fácil lectura, pero al mismo tiempo, de uno
que no deja indiferente, pues en el discurrir de las palabras y de los capítulos,
uno se va impregnado de sentimientos, que si uno se deja te van impregnando, y
al mismo tiempo te van interrogando, y te ayuda a poner nombre a sentimientos
que recorren el corazón. Y lo que comenzó como un simple camino exterior se
convierte en un camino hacia el interior, hacia el encuentro con lo más profundo
de cada uno de nosotros. [Miguel Córdoba Salmerón]

Quadri, L. Una fabula mystica nel Seicento italiano. Maria Maddalena de Pazzi e
le Estasi (1609–1611). Firenze: Leo S. Olschki Editore, 2020. XVII+320 pp.
La primera biografía de Maria Maddalena de Pazzi se sitúa en un contexto
histórico en el que la Iglesia Católica, tras la reforma del Concilio de Trento,
subraya los ejemplos de santidad que se dan en su seno como un argumento a
favor de su valía frente a otras religiones, culturas o pueblos. San Juan de Ávila
ponía el acento en este aspecto de la vida de la Iglesia Católica, afirmando
contundentemente en su obra Audi filia, que en ningún otro lugar fuera de ella
podrían encontrarse personas de una santidad tan elevada ni en tanto número
como se daban dentro de ella. El siglo XVI es particularmente rico en biografías
de santos, entre los que brillan con luz propia los tres grandes maestros españoles:
Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. Las biografías de este
tiempo tenían en cuenta siempre las críticas lanzadas desde el mundo protestante,
intentando mejorar constantemente la presentación de los santos de la época ante
sus lectores. Curiosamente la figura de Maria Maddalena de Pazzi estuvo durante
mucho tiempo ausente de los ámbitos de la cultura religiosa italiana, a pesar
de que su primera biografía fue compuesta solamente dos años después de su
muerte y en ella es posible comprobar lo acertadamente sistematizados que están
los textos que describen sus experiencias extraordinarias. Este olvido se debió
sobre todo a que los primeros historiadores de la literatura mística durante el
siglo XIX insistieron en devaluar el mismo fenómeno místico que estudiaban. Es
importante tener en cuenta que el modelo de santidad que presentan los biógrafos
depende en gran parte de los documentos en los que se inspiren: diarios sobre la
experiencia mística, transcripción de las visiones, cartas o relatos hagiográficos.
De esta manera es evidente que, al estudiar los fenómenos extraordinarios de
los místicos, deberían estudiarse igualmente los géneros literarios con los que se
busca transmitir dichos fenómenos místicos. Esto puede comprobarse al comparar
las dos primeras biografías de Maria Maddalena, que fueron publicadas a dos años
de distancia la una de la otra: 1609 y 1611, ambas a cargo de Vincenzo Puccini.
Mientras la de 1609 tiene la estructura propia de una biografía, la de 1611 añade
a la biografía una antología de textos con amplios resúmenes de sus Estasi, casi
como si pretendiera apoyar el valor de los textos en la santidad de su autora. La
selección que hizo Puccini de los textos procedía de cuatro volúmenes muy gruesos
de los cuales él seleccionó, según afirmó «las cosas más dignas». En todo caso es
pertinente recordar que Maria Maddalena no escribió ninguno de estos textos, ya
que todos ellos fueron dictados oralmente a compañeras del convento. La doble
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biografía de Puccini produjo el efecto de que los autores posteriores produjeran


obras de dos tipos: o bien de tipo biográfico o bien de tipo antológico. En la parte
biográfica de Puccini se intenta descubrir el trabajo de las hermanas de comunidad
de Maria Maddalena, que fueron las destinatarias directas de sus comunicaciones
verbales. Igualmente se examinan las posibles influencias espirituales que pudo
recibir de parte de los dominicos o de los jesuitas. Una influencia dominicana de
corte más místico y una influencia jesuítica de corte más ascético. De hecho un
análisis de los textos da como resultado que pueden encontrarse en ellos influjos
agustinianos, dominicanos y jesuíticos, todos ellos reflejo de lo que se vivía
espiritualmente en Florencia en aquel momento. La convicción de que una obra
no surge exclusivamente por influjo directo del Espíritu Santo hace que en estas
páginas se preste una atención especial a la estructura compleja del ser humano
que se compone de conocimientos, recuerdos, adquisiciones o elaboraciones, en
todo lo cual se refleja el contexto social o literario en que se produce. Y aquí es
donde es posible comprobar cómo dos ámbitos de espiritualidad (el ascético y el
místico), enfrentados entre sí con frecuencia, se complementan mutuamente en el
ambiente espiritual del convento en el que vive Maria Maddalena. El apoyo que
dieron a su convento tanto los dominicos como los jesuitas, contribuyó a que el
Carmelo no reformado contribuyera a la santidad de muchas místicas italianas
que siguieron los pasos de Maria Maddalena de Pazzi. [Miguel Gutiérrez]

Punsoda, A. La lujuria. Barcelona: Fragmenta Editorial, 2020. 70 pp.


En este ensayo la autora, editora y colaboradora de la revista Diagonal,
expone a través de un recorrido de obras modernas y contemporáneas, el deseo
sexual de hombres y mujeres como espacios abiertos comunicantes. El tópico de
que la fuerza sexual arrastra a los hombres más sensatos recorre toda la historia
del pensamiento y explica que la lujuria sea tan temida. Es un pecado capital, sin
embargo, no es el pecado peor visto, pero si el más temido y contra el cual se ha
escrito más literatura. Es un lujo que durante muchos siglos solo han podido darse
los hombres. La lujuria pone en peligro a la familia y contiene un componente
demoníaco. Este deseo es diferente en ambos sexos y es entendido en el sujeto
moderno como una instancia psíquica que se piensa y se posee en sí mismo. A
lo largo de los años la confusión entre deseo y enamoramiento en los personajes
femeninos de dichas obras se irá perdiendo cada vez más. El deseo no va unido a
los afectos como pensamos, sino que es autónomo. En cualquier enamoramiento
que sea exagerado hay un vacío anterior. El amor–pasión ha subyugado a las
mujeres y hombres para llenar ese vacío que traemos de serie desde hace mucho
tiempo. El deseo como contemplación de una ausencia es mucho más fértil que el
estado de intranquilidad por la posesión y dominación. El enamoramiento extático
mezclado con un deseo sexual desaforado coloniza el pensamiento. En dicho
enamoramiento no hay aumento de uno mismo, solo colonización mental. Hay
una fijación por los hombres de rasguñar el himen de las mujeres convirtiéndolo
en rito de paso y elevándolo a mito. Es necesario distinguir entre “instinto sexual”
y “amor sexual”, aunque hay que tener en cuenta que dicho instinto sexual es
algo muy raro de ver. La lujuria es un tipo de lenguaje, es algo histórico pues
atañe a ciudades y países. Todo deseo sexual es un termómetro excelente de
266 Bibliografía

nuestra propia salud mental ya que nos revela el grado de nuestra energía. El
trastorno mental nos arruina la sexualidad, del mismo modo que el sexo sin salida
afectiva, sin ningún tipo de cariño conduce a la locura. La autora concluye el
ensayo resaltando que el deseo de los hombres es automático y el de las mujeres
está siempre en el cerebro. En definitiva, la lujuria es un lujo bastante complicado
puesto que está atravesado principalmente de dos cosas, el poder y el dominio.
[Miguel Alarcón Castellano]

Pujol Cruells, A. La gula. Barcelona: Fragmenta Editorial, 2020.


En respuesta a la propuesta de Fragmenta Editorial, dentro del grupo de siete
jóvenes ensayistas catalanes que escriben acerca de los pecados capitales, Adriá
Pujol Cruells nos regala este bello y provocador ensayo sobre la gula. El escritor
y antropólogo, empleando un lenguaje rico e imaginativo, divide su breve trabajo
en cuatro interesantes momentos.
La introducción, además de ubicar al lector en la temática, le permite viajar a
la retrohistoria de los pecados capitales para descubrir el origen de su clasificación.
Allí, descubre la naturaleza de la gula como el único de todos ellos que es visible
“siempre que se trate de glotones” (p. 13) y que, además, “se puede intuir”. Pujol
muestra con agudeza cómo pasa de su catalogación de pecado a convertirse, ya en
s. XXI, en una “enfermedad hereditaria o de hábitos poco saludables” (p. 14),
“de ser una ofensa a Dios a ser un pecado social” (p. 18).
En la primera parte de este ensayo, el autor catalán plantea al lector la reflexión
sobre el lugar actual de la gula con un triple interrogante: ¿Pecado, enfermedad o
sistema? Página a página analiza de forma fluida, clara y empleando un imaginario
actual cada una de las tres categorías. Pujol pone al descubierto las connotaciones
e implicaciones de cada uno de los lugares, mostrando así la evolución de la
percepción de la gula y sus implicaciones.
En la segunda parte, siempre de forma resumida, encontramos unas páginas
dedicadas al origen del pecado de la gula. La intención del autor es mostrar cómo
es leído e interpretado el pecado de la gula desde el punto de vista religioso. El
espacio es breve y, quizá, dicha brevedad hace que estas páginas evidencien una
comprensión de la antropología cristiana en clave negativa, como, por ejemplo,
la relectura de la tradición de Adán y Eva desde la gula que “…siembra la tierra
de males, culpas y penas” (p. 54), o la interpretación del símbolo de la armadura
que Dios da a los creyentes en Ef 6,11, descifrada literalmente, en clave bélica
(p. 53).
“Gula y mujer” y “Verborrea y gula” dan título al tercer y cuarto apartado del
libro. Afirma Pujol Cruels que “la gula es un pecado de hombres” (p. 57), pero
“la maldad, la gula anidan en la mujer no inflándola sino convirtiéndola en una
chismosa” (p. 65). Con estas sentencias el autor evidencia que el modo femenino
de vivir el pecado capital que presenta estaría más unido al hablar, llegando a
la interesante explicación que “Si el vientre se puede y se tiene que purgar, el
cerebro también” (p. 70).
El lector encontrará en este ensayo una provocación de ágil lectura y, también,
un análisis de la realidad desde el pecado de la gula que no dejará de despertar en
él cuestiones sobre su forma de vivir y la de sus contemporáneos. [Ignacio Rojas]
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Ponsatí–Murlà, O. La avaricia. Barcelona: Fragmenta Editorial, 2019. 68 pp.


Se inicia este ensayo con una advertencia del autor a los lectores que buscan
una respuesta objetiva sobre lo que es la avaricia.
De esta manera Oriol Ponsatí comienza un repaso por la historia y la
interpretación de lo que la avaricia significa en sus distintas épocas.
Esto nos da un enfoque con perspectiva del término y nos libra de los prejuicios
con los que hemos podido entablar esta breve lectura.
Y aunque es difícil escapar del enfoque más negativo, el autor consigue poner
en duda incluso a quién perjudica más gravemente este “pecado”, si al que lo
ejecuta o al que lo sufre.
Resulta gratamente interesante ver que, a pesar de lo descriptivo del texto, las
respuestas las formula siempre el propio lector.
Excepto la parte última en la que el autor busca un “final feliz” a este pequeño
pecado.
Afirmando que no existe vicio sin virtud, llega a la conclusión de que la
solidaridad existe en parte gracias a la avaricia. [Luna Terrer]

Muller–Colard, M. La intranquilidad. Barcelona: Fragmenta Editorial, 2020. 91 pp.


Este breve ensayo sigue la línea marcada por la editorial en su colección
“Fragmentos” con la que pretende dar respuestas desde el punto de vista religioso
a las cuestiones que nos abordan en nuestra vida diaria.
Marion Muller–Colard interpreta lo que en general se considera un problema,
la intranquilidad, como un rasgo propio del ser humano desde el momento en que
este nace.
Es por ello que durante su exposición nos habla de la intranquilidad como una
emoción que nos interpela desde dentro.
A lo largo de toda la obra nos va mostrando cómo la intranquilidad ha sido
motor en muchas decisiones de su vida, cómo ha surgido en los momentos más
cruciales de su propia biografía.
Para finalizar entrelazando nuestra propia experiencia de la intranquilidad con
la que vivió María al conocer que iba a ser madre y de qué manera.
De la misma manera que María acoge esta noticia desde la alegría, la autora
nos invita a disfrutar del mismo regalo de la intranquilidad desde el lado más
positivo de nosotros mismos. [Luna Terrer]

Graupera, J. La soberbia. Barcelona: Fragmenta, 2020. 88 pp.


«La soberbia» es la sexta entrega de la serie «Pecados capitales» de editorial
Fragmenta, publicada en febrero de 2020, en su original catalán: La supèrbia,
traducida al español por Sara Loscos.
Jordi Graupera (Barcelona 1981) ensaya una suerte de apología del que
es –aparentemente en su reflexión– el pecado capital menos perdonado por
nuestra sociedad. Sin problema la considera un vicio; pero, al mismo tiempo,
sostiene que es ella la madre de las mejores «ocurrencias originales» que puede
haber en el mundo, y, aquello que lo arrebate de la mediocridad pactada. Como
todo vicio, no puede ser arrancado de raíz, más conveniente es contenerlo
268 Bibliografía

adecuadamente y saber aprovechar las posibilidades que brinda. A la soberbia no


hay que domesticarla, a punto tal de anularla o condenarla al exilio de la extrema
intimidad del individuo que la padece. Pero precisa, si, de un antídoto que la
modere: conciencia verdadera de sí y el consiguiente amor propio. Suprimirla, no;
superarla, si. El autor aborda cuestiones de la existencia humana tan cotidianas
como desapercibidas en su sentido más profundo: la diferencia entre el vanidoso
y el orgulloso, y la necesidad que tienen ambos de complementarse; la similitud
entre el soberbio y el tímido, blanco, los dos, de cierto ensañamiento social; aquel
por erigirse por encima de todos, éste –paradójicamente– por el simple hecho de
ser a prima facie el más débil; los laberintos de la conciencia humana, la libertad,
la democracia, el pecado, etc.
A lo largo de nueve capítulos, el filósofo catalán –fiel al estilo de su vocación–
nos sumerge en un mundo de especulación y reflexión que, por momentos, puede
presentarse espeso, pero no por ello logra perder la atención de su lector. Quien
se acerque a este breve escrito encontrará muchos más que una escueta reflexión
acerca de la soberbia. De primera, descubrirá un punto de vista diverso al clásico
cliché que la demoniza como «madre de todos los vicios»; advierte el filósofo que
las sociedades más inseguras son las que más condenan este carácter humano,
tan molesto como necesario. El soberbio, contrariamente de lo que se piensa,
necesita de una sociedad que lo acoja con generosidad a sabiendas de la riqueza
que puede esconderse en lo profundo de su ser. El soberbio carga una cruz que
es –al mismo tiempo– limite y posibilidad (para él y los demás). El soberbio que
consigue insertare en una comunidad y convertir aquello que es su peor defecto
en su mejor virtud, brinda un servicio invaluable que lo redime y lo convierte en
símbolo de libertad y superación.
Mezcla de experiencias personales de vida y experiencia y conocimiento
académico dan al ensayo, en su conjunto, un estilo profundamente afable;
incluso entrañable si uno consigue –lo que es muy probable– identificarse en las
descripciones que se hace de algunos caracteres (tan) humanos. Todo ello con
un vocabulario absolutamente accesible para todo público. No obstante, no se
priva de citar largamente a Hobbes y su Leviatan, a Aristóteles, cuestionando,
o contextualizando mas bien, su doctrina del término medio; y un importante
número de sucesos históricos que van desde la Gracia antigua hasta la España, la
Europa y la América (EEUU) de los últimos siglos.
En definitiva, una obra capaz de satisfacer a cualquier hombre y mujer (al
menos occidental), sea cual sea su edad, y su formación intelectual.
Lo que te esclaviza también te condena; que tu fortaleza es tu debilidad. Con esta
moraleja se nos abre y cierra (implícitamente) el ensayo. Por ello la soberbia es cuna
de tragedia –camino seguro al infierno–; o posibilidad para los intereses genuinos
más elevados de toda una sociedad, ganancia del paraíso. [Esteban Medina]

San Alberto Magno. Marial. Las glorias de la Virgen María. Madrid: EDIBESA,
2019. 298 pp.
Nos encontramos con una obra clásica, considerada uno de los primeros tra-
tados sistemáticos sobre María atribuida a San Alberto y hoy cuestionada en su
genuina autoría, aunque esta selección de textos del Marial que se ofrece sigue
ATG 84 (2021) 269

permaneciendo bajo su nombre. Antonio Osuna Fernández–Largo recoge indicios


de que no es una obra genuina sino apógrafo de S. Alberto. Osuna lleva a cabo la
traducción y elección de los textos más significativos pues el original es exten-
sísimo. Cabe subrayar la calidad de su introducción histórica y doctrinal (ocupa
las primeras 66 páginas), y la contextualización de los textos llevada a cabo en
el paradigma teológico del s. XIII y en la exégesis medieval vigente. No es fácil
adentrarnos en la mariología escolástica sin un mapa de ruta que nos ayude a
comprender el suelo exegético que pisamos. En la introducción se recoge también
la aplicación a María de múltiples realidades del Antiguo Testamento, así como
la argumentación patrística de las Glosas, que interpretan y aclaran los textos
bíblicos. Completa el estudio la exposición de la doctrina teológica del Marial:
este compendio ayuda a entender la fe en la Virgen María en la Baja Edad Media
y cómo se transmitía su legado a las siguientes generaciones, destacando en la
Señora los rasgos de la maternidad divina, la mediación de María, su papel como
coadjutora y compañera, y su reconocimiento como madre universal y servidora
del género humano. En los cuatro primeros capítulos se van recorriendo esos atri-
butos de María a partir de los pasajes del evangelio de Lucas. Los versículos Lc
1, 27–28 van dando nombre a cada uno de los capítulos: 1. Una Virgen. 2. Despo-
sada. 3. De nombre María. 4. Llena de Gracia. En el capítulo quinto se exponen
los privilegios singulares de María, convirtiéndose en el pasaje más armonioso
del tratado. En un largo apéndice final se recoge una selección de los genuinos
textos albertinos. El libro está encuadernado con belleza y contiene varias ilustra-
ciones en color de pinturas y esculturas marianas. Tiene la virtud de presentar de
un modo cuidadoso, contextualizado, y atractivo un texto poco accesible para los
lectores actuales. Los estudiosos de la mariología lo celebrarán. [Mariola López
Villanueva]

Cardita, Á., ed. Romano Guardini: La formation liturgique. Leuven: Peeters,


2017. 124 pp.
Esta obra sobre la formación litúrgica es una obra de juventud de Romano
Guardini. La editorial Peeters vuelve a editarla en este momento porque la
considera especialmente valiosa a pesar del tiempo transcurrido desde su primera
publicación, precisamente por la clarividencia de que dio muestras su autor
cuando la compuso. El propio Romano Guardini advierte al lector sobre la fecha
en la que compone su obra, puesto que está convencido de que será superada,
y posiblemente, en un espacio de tiempo no demasiado prolongado. Considera
que la tarea a realizar consistiría en desarrollar una verdadera liturgia católica
y no seguir una vía pagana en forma de piedad griega, germánica u oriental. Lo
esencial de toda acción sagrada consiste en su capacidad para llegar a impactar la
conciencia de quienes la practican. Sin esto la acción litúrgica se reduciría a un
cuerpo muerto, sin un alma capaz de vivificarlo. La razón de ser de todo cuanto
se celebre es hacer comprender y experimentar, a través de palabras y signos
sensibles, en qué consiste la esencia natural del acto en cuestión, de modo que
llegue hasta el interior del alma a través de la expresión corporal. El celebrante
debería postergar su creatividad personal en aras del servicio a la comunidad,
renunciando a una espontaneidad que muchas veces no refleja otra cosa que la
270 Bibliografía

pereza del sentimentalismo y de la indisciplina espiritual. En un intento de que


lo exterior aparezca conectado con lo interior, la reforma verdadera deberá partir
siempre de nosotros mismos, apoyándonos en un reconocimiento de la Iglesia
entera, viva y real, por la confianza y por el amor. Al celebrante se le pide que
respete la objetividad por la que la formación litúrgica debe desembocar en
educar la propia conciencian de modo que se identifique con la sensibilidad y
la voluntad de la Iglesia. En este momento Romano Guardini muestra especial
aprecio por la objetividad del celebrante litúrgico que busca compenetrarse con
la Iglesia, aportando la famosa frase latina que acuña desde siempre el sentido
de incorporación a la comunidad eclesial: sentire cum Ecclesia. Al hablar de la
relación entre la religión y la cultura advierte que no sería adecuado que la vida
litúrgica se transformara en una especie de pasatiempo cultural de orden religioso.
En un caso así la conciencia cristiana tendría todo el derecho de protestar, ya
que tal desviación afectaría gravemente a la cuestión de la que depende todo: la
cuestión de la salvación. A este propósito sostiene que la piedad popular de índole
más simple, pero la piedad popular seria, no la superficial, tiene mayor valor que
el que tendría una cultura religiosa semejante. Al estudio propiamente dicho se
añaden dos anejos. En el primero constata que el concilio Vaticano II es una
muestra de un despertar eclesial que ha coincidido con todo un movimiento de
renovación litúrgica. A partir de este momento en la formación litúrgica habrá que
tener en cuenta que lo corporal y lo espiritual se comporten como un todo unido.
Cree que será necesario atender a la formación estética, afectiva y espiritual, con
la pretensión de actuar las condiciones de posibilidad que puedan darse sobre la
restauración de las capacidades simbólicas del ser humano, abarcando tanto sus
aspectos individuales como sus aspectos relacionales, con lo cual el celebrante se
convertiría en una persona completamente «humana». No cabe duda de que esta
obra temprana de Romano Guardini sigue suscitando respuestas creativas y llenas
de espíritu en el campo de la litúrgica católica. [Ignacio Jiménez]

Recensiones Historia, Arte y Música

Finocchiaro, Giuseppe, Antonio Gallonio scrittore di santi. Agiografia nella


Roma di Clemente VIII. Firenza: Leo S. Olschki Editore, 2019. X+104 pp.
A la hora de presentar a este notable hagiógrafo de la Congregación del
Oratorio de Felipe Neri, se empieza por dar a conocer la biblioteca privada de
él mismo, Gallonio, que donará a su muerte a la biblioteca Vallicelliana, de la
Congregación del Oratorio. Aunque su biblioteca no es extraordinariamente
amplia, resulta muy interesante a la hora de seguir los pasos de Gallonio en sus
investigaciones históricas y hagiográficas, rastreando las fuentes documentales
en las que se inspiró para sus estudios. También se da cuenta de una pequeña
biblioteca manuscrita, compuesta sobre todo de los códices que coleccionaba, tras
haberlos buscado por los lugares más dispersos de Italia. También se estudia el
porqué de haber excluido de su publicación titulada Le vite dei Santi, una sección
que él mismo tituló Historia delle sante vergini forastiere. Esta parte de su obra
se considera perdida y, por ello, los estudiosos no la tienen en consideración a la
hora de valorar el trabajo de Gallonio. Parece que intentaba dar una primera visión

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