Movimiento Obrero
Movimiento Obrero
Movimiento Obrero
2º BACHILLERATO
CURSO 23-24
OPCIÓN A
Con la Restauración, en el último cuarto del S. XIX, las organizaciones obreras conocieron una
dura represión y se vieron forzadas a la clandestinidad. Los gobiernos conservado-
res aplicaron medidas que restringieron el desarrollo del movimiento obrero. El as-
censo de los liberales al gobierno en 1881 trajo consigo una mayor permisividad y con la
aprobación de la Ley de Asociaciones pudieron salir de nuevo a la legalidad y sindicarse li-
bremente.
El movimiento obrero, entendido como la actividad política y social de los obreros y los campesinos para mejorar su
situación, se organizó según las dos corrientes del movimiento internacional: la anarquista y la
socialista.
El anarquismo fue la corriente mayoritaria entre los trabajadores españoles. Sus prin-
cipales focos estaban en el campo andaluz y en los centros industriales de Cataluña .. .
El anarquismo rechazaba cualquier autoridad impuesta, la participación política y
era partidario de una sociedad sin clases y de la propiedad colectiva. Dentro de sus filas,
predominaba la tesis de la acción directa, que defendía el uso de la violencia terrorista
contra los pilares básicos del capitalismo: el Estado, la burguesía y la Iglesia. En
la década de 1890 se produjeron los actos más destacados de violencia social:
• atentados contra personajes claves de la vida política de la Restauración (Cánovas del
Castillo y Martínez Campos).
• bomba en el Liceo de Barcelona, entidad representativa de la sociedad burguesa,
• o contra la procesión del Corpus, símbolo de la liturgia popular eclesiástica.
Los atentados fueron seguidos de una gran represión, muchas veces indiscriminada contra el
anarquismo, y provocaron una espiral de violencia basada en una dinámica de atentado, represión
con fusilamientos/atentado/nueva represión. El momento clave de esa espiral fueron los procesos de Montjuic(1897)
en los que fueron ejecutados 5 anarquistas.
La proliferación de atentados ahondó la división del anarquismo entre los partidarios de con-
tinuar con la acción directa y aquéllos que eran partidarios de la acción sindical, a tra-
vés de una organización legal. Así se crearon organizaciones anarcosindicalistas como
Solidaridad Obrera (1907) y la CNT (1911)(Confederación Nacional del Trabajo).
El socialismo, defendía la participación política. En 1879 el tipógrafo Pablo Iglesias, fundó
el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El PSOE se definía como un partido marxista,
de orientación obrerista y partidario de la revolución social. Presentaba un programa de
reformas que incluían el derecho de manifestación, el sufragio universal, la reduc-
ción de las horas de trabajo infantil y otras medida de carácter social.
En 1888 impulsaron la creación de un sindicato socialista, la Unión General de Tra-
bajadores (UGT). Partido y sindicato tuvieron en Madrid, Vizcaya y Asturias sus
zonas de mayor influencia.
La UGT elaboró un programa reivindicativo de mejoras en las condiciones la-
borales de los obreros y defendiendo la negociación colectiva así como el recurso a la
huelga; intentaba mantener, frente a la burguesía, una táctica prudente y negocia-
dora para alcanzar mejoras en las condiciones de vida de los obreros.
Los socialistas se mostraron mucho más moderados en sus formas de actuación que los anarquistas, sus
métodos se basaban en huelgas y manifestaciones y en la difusión de sus ideas me-
diante pasquines, mítines o periódicos.
El PSOE se afilió a la Segunda Internacional, participó en la celebración del Primero de mayo de
1890 con una respuesta multitudinaria; protagonizó algunas grandes huelgas en
Vizcaya y consiguió tener algunos concejales en los Ayuntamientos. Se opusieron al
servicio militar discriminatorio y denunciaron la guerra de Cuba como imperialista y
antisocial, lo que hizo aumentar su popularidad y su afiliación de forma espectacular.
En 1910 obtuvieron su primer diputado en las Cortes
El movimiento obrero sólo empezó a convertirse en oposición política de los partidos dinásti-
cos, a partir de principios del siglo XX, cuando arraigó en los centros urbanos industrializados,
donde era difícil manipular las elecciones. La mayor parte de las leyes reguladoras de las condi-
ciones de trabajo y de negociación colectiva no vieron la luz hasta las primeras décadas del nuevo
siglo.