El documento describe los objetivos del Concilio Plenario de Venezuela de la Iglesia Católica, que incluyen anunciar más proféticamente el Evangelio de Jesucristo, inculturar el Evangelio, valorar la religiosidad popular y evangelizar a los alejados. El Concilio busca analizar la realidad pastoral de Venezuela, iluminarla teológicamente y establecer líneas de acción ante los desafíos.
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El documento describe los objetivos del Concilio Plenario de Venezuela de la Iglesia Católica, que incluyen anunciar más proféticamente el Evangelio de Jesucristo, inculturar el Evangelio, valorar la religiosidad popular y evangelizar a los alejados. El Concilio busca analizar la realidad pastoral de Venezuela, iluminarla teológicamente y establecer líneas de acción ante los desafíos.
El documento describe los objetivos del Concilio Plenario de Venezuela de la Iglesia Católica, que incluyen anunciar más proféticamente el Evangelio de Jesucristo, inculturar el Evangelio, valorar la religiosidad popular y evangelizar a los alejados. El Concilio busca analizar la realidad pastoral de Venezuela, iluminarla teológicamente y establecer líneas de acción ante los desafíos.
El documento describe los objetivos del Concilio Plenario de Venezuela de la Iglesia Católica, que incluyen anunciar más proféticamente el Evangelio de Jesucristo, inculturar el Evangelio, valorar la religiosidad popular y evangelizar a los alejados. El Concilio busca analizar la realidad pastoral de Venezuela, iluminarla teológicamente y establecer líneas de acción ante los desafíos.
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Con que fin se realizó el Concilio Plenario de Venezuela
La Iglesia que peregrina en Venezuela quiere renovar, con responsabilidad y
valentía, su misión de anunciar, con palabras y obras, a Jesucristo, en las circunstancias concretas en las que ahora vive. Este es uno de los objetivos principales del Concilio Plenario. Ante la amplitud que conlleva la proclamación profética, hemos escogido algunos núcleos que juzgamos de particular importancia y nos proponemos profundizar en ellos para reorientar nuestra acción pastoral. Estos son: anunciar más proféticamente el Evangelio de Jesucristo, inculturar el Evangelio, valorar la religiosidad popular y evangelizar a los alejados y a los que no conocen a Jesucristo. VER: Análisis Pastoral de la realidad JUZGAR: Iluminación Teológico-Pastoral ACTUAR: Líneas de acción y decisiones ante los desafíos
1.1.1. Anuncio profético del Evangelio de Jesucristo
6. La Iglesia de Venezuela cuenta con muchas personas que viven con entereza y alegría su fe, dan testimonio de una vida acorde con el mensaje del Evangelio, se entregan generosamente a hacer el bien, siendo sal, luz y fermento para una sociedad mejor. Es un haber importante que, con límites y dificultades, constituye una realidad valiosa y esperanzadora. La misma forma de ser del venezolano, abierto, creativo y con capacidad para enfrentar situaciones difíciles, significa un potencial para el anuncio del Evangelio. Algunas parroquias de Venezuela están llegando a muchas familias a través de un serio plan evangelizador. Es un proceso sistemático con comienzos sencillos de creación de pequeños grupos que se relacionan entre sí. 9. Nuestra Iglesia ha afrontado la realidad con valentía y coraje, aun en medio de dificultades y límites, y ha hecho opciones que testimonian y promueven los valores del Evangelio. Ha estado presente en múltiples ambientes y situaciones conflictivas, para salir en defensa de los derechos humanos de los más débiles y desprotegidos. 1.1.2. Inculturación del Evangelio 11. Se ha venido tomando conciencia del hecho de nuestro pluralismo cultural, gracias, principalmente, a la acción misionera y a la lucha de los pueblos indígenas y al posterior fenómeno de las diferentes inmigraciones. Venezuela se ha definido como sociedad multiétnica y pluricultural2 . Es un paso jurídico constitucional que crea un contexto favorable al tema de la inculturación. 12. En el país hay una actitud bastante extendida de amplitud y respeto. El talante general es de tolerancia, intercambio fácil y relación amistosa, aunque haya límites en la aceptación de los otros y aparezcan actitudes que no dejan de ser ambiguas. Son significativos los esfuerzos de la Iglesia para defender los derechos de los venezolanos, especialmente de los indígenas, para quienes la presencia de la Iglesia constituye una esperanza contra los atropellos a que son sometidos. 14. La necesidad de inculturación se siente, especialmente, en la pastoral del mundo indígena. Se ha avanzado, aunque lentamente, en el conocimiento y el diálogo respetuoso de las culturas indígenas, en particular en el aprendizaje de sus lenguas; se hacen tímidos intentos de celebración de una liturgia en la que se acojan sus símbolos, ritos y expresiones religiosas, recurriendo, en algún caso, a lenguas locales y ritos tradicionales. Está despertando un creciente interés por la cultura afro-descendiente. 15. Se comienza a tomar conciencia de la necesidad de inculturar el anuncio del Evangelio en el mundo suburbano y urbano. La cultura emergente (avance científico-técnico e informático, globalización, urbanización, nueva religiosidad, secularismo), constituye un desafío ante el que no podemos permanecer indiferentes. 1.1.3. Religiosidad Popular El pueblo venezolano tiene hondas raíces religiosas. Son muchas las expresiones de esa religiosidad: la devoción al Nazareno, a la Virgen y a los Santos; el uso de sacramentales; las procesiones, vía crucis, peregrinaciones; el respeto a los ministros sagrados; la petición de la bendición, entre otras. El pueblo conserva estas manifestaciones como algo propio, que lo identifica. Algunas giran alrededor de determinados momentos de su vida (bautismo, “echar el agua”, primera comunión, novenarios). Otras están vinculadas al calendario litúrgico: la Navidad (pesebres, “paradura” y “robo” del Niño, posadas, música); la Cuaresma y Semana Santa (ceniza, palmas, procesiones, vía crucis); las fiestas patronales, la cruz de mayo, el Corpus Christi (altares, diablos danzantes). Otras están relacionadas con las vivencias cotidianas (problemas, peticiones, promesas). Son diversas formas de expresar la fe. 17. En esta religiosidad existen muchos valores: sentido de la Providencia, confianza (en el Señor, en la Virgen y en los Santos), expresiones religiosas de carácter corporal y festivo y celebrativo de las devociones (cantos, imágenes, gestos, color, danza), dimensión comunitaria. Estos valores constituyen un verdadero vínculo de pertenencia a la Iglesia. 1.1.4. Anuncio a los alejados Numerosos cristianos son testigos de la fe y del sentido de la vida cristiana. Tienen una actuación que refleja coherencia entre su modo de actuar y pensar según las enseñanzas del Evangelio. Con mucha frecuencia se trata de gente muy sencilla que se ha encontrado con el Señor y demuestra en su vida una gran fe, mucha esperanza y un generoso amor hacia los demás. Ese testimonio interpela también a las personas que se han alejado de una vivencia de fe e invita a un encuentro con Dios. 19. La mayor presencia de la Iglesia en los sectores marginales, así como la preferencia y compromiso por los excluidos, manifestada con hechos, se convierte también en anuncio profético. La inserción de muchas comunidades religiosas, especialmente femeninas, sacerdotes diocesanos, laicos y familias comprometidas en sectores marginales, ayuda a despertar la fe. El convivir entre los físicamente alejados abre la posibilidad de acercamiento, refuerza la identidad de muchos y se convierte en punto de referencia como cumplimiento de la misión del Señor Jesús: “A los pobres les llega la Buena Noticia” (Lc 7,22). Reconocemos que la espiritualidad de los diversos Movimientos de Apostolado Seglar ha impulsado y sostenido el testimonio cristiano de muchos hombres y mujeres a lo largo de Venezuela. Son agentes de la Nueva Evangelización, ponen en práctica las obras de misericordia visitando hogares, atienden enfermos, brindan atención a los encarcelados, imparten catequesis, dedican tiempo a la oración. Todo ello constituye un trabajo positivo. Es un signo alentador el comprobar diferentes iniciativas de evangelización en las grandes barriadas de nuestras ciudades. Algunas parroquias urbanas y suburbanas se están estructurando por sectores, organizándose como comunidad de comunidades. En ellas se gestan propuestas pastorales nuevas y creativas. Se está avanzando en el camino de promover una auténtica “pastoral de multitudes”, y al mismo tiempo crece la atención a la pastoral universitaria, penitenciaria, educativa y de la salud y se está asumiendo la evangelización de las nuevas culturas. 1.2. Sombras 1.2.1. Anuncio profético del Evangelio de Jesucristo La mayoría de las veces la acción pastoral ha dado por supuesta la fe en Jesucristo y su proyecto liberador y ha prescindido del anuncio evangélico. Ella se ha reducido a una instrucción presacramental y a unas celebraciones no siempre comprendidas y vividas por los participantes, sin tomar en cuenta el real grado de fe de los mismos; se ha dirigido a bautizados sin tener en cuenta su compromiso como creyentes y se ha descuidado la evangelización como tarea permanente. En muchas circunstancias y situaciones los miembros de la Iglesia no hemos llevado a cabo una decidida opción por los pobres. En algunos existe el peligro de acostumbrarse, considerando como naturales la creciente brecha entre ricos y pobres, la ausencia de condiciones y oportunidades para una vida digna, las faltas de solidaridad, las diferencias económicas y la mala distribución de personal dentro de estructuras eclesiales (diócesis, parroquias, congregaciones, escuelas, movimientos). No hemos reconocido y combatido suficientemente las causas estructurales que producen la exclusión de muchos y los privilegios de pocos. Reconocemos que, en no pocos casos, hemos perdido la mordiente profética de nuestra fe. Hemos perdido empuje y no nos dejamos llevar suficientemente por la fuerza transformadora y vigorosa del Evangelio. Muchas veces Cristo no ha sido el centro de la predicación. No siempre hemos hablado debidamente. No siempre hemos dado testimonio con la vida de cada día, de lo que predicamos. Más bien hay signos de que, a veces, nos hemos plegado al materialismo y al consumismo dominantes. Hay ruptura entre fe y vida. 1.2.2. Inculturación del Evangelio En la acción evangelizadora de la Iglesia se constata la fuerte tendencia a prescindir de la variable cultural. Hablamos mucho de inculturación, pero la practicamos poco; más bien trasplantamos modelos culturales ajenos. En general, nuestras actividades pastorales, educativas y sociales no están integradas en los diferentes ambientes culturales. No hemos asumido la simbología de la cultura venezolana en nuestras expresiones evangelizadoras. Otros mensajes (consumismo, moda, música, nueva era, diversas expresiones culturales y religiosas) llegan más rápido que el anuncio cristiano. Se nota una marcada influencia de los Medios de Comunicación Social. La labor de inculturación en el mundo indígena, tanto en la catequesis como en la liturgia, ha sido insuficiente y no hay grandes estímulos para la investigación sistemática con miras a la pastoral. Es muy poco lo que se reflexiona con los pueblos indígenas en este sentido. Hay misioneros y misioneras que no tienen una preparación específica ni un conocimiento suficiente de las lenguas y culturas. Es casi inexistente el clero autóctono y son escasos los animadores de comunidades; no podemos decir que se esté configurando una Iglesia con rostro indígena. 1.2.3. Religiosidad Popular Hay agentes pastorales que rechazan la religiosidad popular. Se le considera como algo superficial y hasta contrapuesto a la fe. Hay quienes la ven como evasión de la realidad. 40. Hay otros que, sin rechazarla absolutamente, son muy críticos ante esta forma de vivir la fe y muestran poca disposición para dedicarle tiempo y energía. 1.2.4. Anuncio a los alejados Hay situaciones variadas que, en el mundo actual, son denominadas como de neopaganismo. La indiferencia religiosa va ganando terreno. Crece el número de personas que simplemente prescinde de lo religioso, por considerar el mundo de la creencia y de la fe como innecesario. Hay quien piensa que Dios es un obstáculo para la libertad humana y para el desarrollo. La contraposición entre fe y razón, entre fe y ciencia, aún está presente en determinados ambientes, especialmente en algunos círculos universitarios y científicos. 44. Constatamos que la comunidad cristiana es poco misionera. En general no es significativo el impulso misionero de las organizaciones de Iglesia. La pastoral está muy centrada en el templo: se espera que los fieles acudan al él, en vez de ir a su encuentro. Las formas tradicionales de acción pastoral no son suficientes para llegar a todo el Pueblo de Dios; moldeadas para un tipo de sociedad más bien rural, escasamente responden a las exigencias y circunstancias en que se vive hoy día. Los grandes conglomerados de las ciudades favorecen la lejanía y el anonimato. No tenemos un plan pastoral orgánico, que incluya una acción permanente y consistente para llevar la Buena Noticia de la salvación a los que están lejos y respondan a los desafíos que plantea la multiplicación de los movimientos religiosos. Es grande la ignorancia en materia religiosa. 45. Hay actuaciones, formas de relación y posiciones asumidas por la Iglesia, que alejan a los fieles. No se ve suficientemente la radicalidad y coherencia del mensaje evangélico. Cuando este antitestimonio proviene de los miembros del clero (obispos, sacerdotes y diáconos) o de instituciones eclesiásticas (comunidades religiosas, movimientos laicales) es muy notable el alejamiento que provocan. Hay instituciones religiosas que agotan su labor, con frecuencia, en obras que tienen poca proyección evangelizadora. Muchos fieles laicos reducen su pertenencia religiosa a la “asistencia” al culto, sin asumir un compromiso. 1.2.5. Misión “ad gentes” En relación con la pastoral “ad gentes”, falta conciencia misionera. Son aún pocos los misioneros que se ofrecen a los Vicariatos Apostólicos y Diócesis que cuentan con “territorios de misión”. La escasez de personal y recursos hace que no se logren cubrir las exigencias de la misión que les ha sido confiada. 49. Algunas comunidades indígenas aún no han recibido la Buena Noticia de la salvación liberadora de Jesucristo. Otras han tenido encuentros negativos con no- indígenas que a veces se presentan como cristianos. Muchas comunidades, que han iniciado un camino de evangelización largo y difícil, son víctimas de intereses contrarios al evangelio. 50. En nuestra Iglesia, junto con el crecimiento que hemos señalado, se constatan también preocupantes limitaciones. Hay escasa conciencia del compromiso de colaboración entre nuestras iglesias particulares y las de otros países. Hay amplios sectores indígenas, suburbanos y campesinos, a los que no se atiende de ninguna manera. No logramos incorporar a personas y grupos que garanticen una presencia estable, ni tampoco articular los recursos disponibles. 1.3.1. Causas Externas 51. Ante todo, el hecho de encontrarnos en una sociedad, histórica y culturalmente, de mayoría cristiana, induce a pensar, erróneamente, que no hace falta proclamar el mensaje evangelizador y que el régimen cultural de cristiandad se seguirá difundiendo por costumbre y tradición. 52. La globalización económica, al mismo tiempo que ofrece posibilidades, conlleva graves problemas: el desempleo, el deterioro y disminución de los servicios públicos, la destrucción del ambiente; el aumento de la brecha entre ricos y pobres y la competencia desigual entre naciones ricas y naciones pobres (Cf. EA 20). Se trata de nuevas situaciones de injusticia. El materialismo y el consumismo generan una mentalidad que penetra las culturas y produce transformaciones importantes: una suerte de globalización cultural, puesta al servicio de intereses ajenos al auténtico desarrollo de la persona, que impone visiones de la realidad y formas de vida totalmente opuestas a la experiencia de los valores evangélicos (Cf. EA 20), creando una fuerte crisis de identidad de nuestro pueblo poco atendido. 54. El empobrecimiento ha crecido de modo alarmante a todos los niveles: vivienda, educación, salud, empleo, en el acceso a los avances científicos. Ese empobrecimiento es causado por factores internos (sistema económico injusto, mala administración gubernamental, corrupción) y externos (relaciones internacionales injustas). La deuda externa de los países pobres, en buena parte fruto de la corrupción, de la mala administración y de políticas financieras especulativas, impide el desarrollo integral de las grandes mayorías, en cuanto que buena parte de los ingresos son destinados al pago de dicha deuda y de sus intereses. 55. El secularismo tiende a que la cultura se distancie de la religión, porque cada vez más se relega lo religioso a la esfera privada y se da una disminución progresiva de la religiosidad, sobre todo entre los jóvenes e intelectuales. 1.3.2. Causas Internas 56. La poca vivencia del Evangelio en personas y sectores de la Iglesia, que les ha llevado a instalarse y a establecerse y a no estimular la fuerza transformadora de la fe. 57. Muchas personas y movimientos en nuestra Iglesia no se plantean en absoluto el tema de la inculturación del Evangelio, y por eso no hemos avanzado suficientemente en este proceso. Se da por supuesto que conocemos a fondo nuestra cultura por estar inmersos en ella, lo que origina que nuestra Iglesia no tenga una adecuada sintonía con algunos ambientes culturales. 58. La falta de inculturación se origina también porque no tenemos en nuestra Iglesia una adecuada sintonía con algunos ambientes culturales, lo cual dificulta su comprensión y la comunicación. 59. La carencia de una auténtica pastoral de conjunto que incida en todo el pueblo cristiano dificulta el anuncio y la vivencia del Evangelio. 60. La presencia de una pastoral sacramentalizadora carente de suficiente evangelización previa (con mayor proclamación de la Palabra y amplia difusión de la Biblia), y con un sentido de celebración a menudo distorsionado y sin compromiso social y eclesial. 61. El escaso número de agentes pastorales a quienes se confía la misión evangelizadora. La deficiente formación y distribución de sacerdotes y de otros agentes pastorales para atender las zonas más necesitadas y las específicamente misioneras dentro y fuera del país. El sacerdote no siempre cumple sus roles de alimentar la fe de los fieles y acompañar los carismas de cada uno. 62. La proclamación insuficiente de Jesucristo y su Evangelio, la falta de participación, el distanciamiento y frialdad de celebraciones que no incluyen el aspecto afectivo y fraterno de nuestro pueblo, provocan el alejamiento de algunos y el abandono de la fe católica de otros. 63. Hay una escasa dimensión misionera de la formación en los seminarios, casas de formación y en las organizaciones diocesanas y grupos apostólicos. 64. Persistencia de una mentalidad y práctica clericalistas de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, que ha llevado a que se vea a los agentes de pastoral como funcionarios y no como hermanos que construyen con otros la comunidad.