HEMATOPOYESIS
HEMATOPOYESIS
HEMATOPOYESIS
Introducción
Todas las células sanguíneas se originan a partir de una célula madre pluripotente (CMP), la
CMHem, que realiza mitosis en las que una de las células hijas se mantiene como CMHem (capaci-
dad de autorenovación) y la otra comienza a diferenciarse a uno de los distintos linajes de las células
sanguíneas. Existen muy pocas CMHem en la médula ósea y su índice de proliferación es bajo.
Cuando se dividen, una de las células hijas comienza a diferenciarse y durante las proliferaciones
sucesivas la potencialidad de las células se restringe progresivamente; al final de la serie de restric-
ciones las células son capaces de originar un linaje único de células sanguíneas. La primera diferen-
ciación genera la CMP linfoide o la CMP mieloide. Posteriormente la CMP linfoide origina a las células
madre de linfocitos B y a las células madre de linfocitos T. En el caso de la CMP mieloide, su diferen-
ciación origina células madre denominadas unidades formadoras de colonias (UFC). Las UFC
poseen índices de proliferación elevados y forman colonias con clones celulares que dan origen a
líneas específicas (por ejemplo, las UFC-E forman el linaje eritroide, las UFC-Meg el linaje megaca-
riocítico). Las UFC son, por lo general, uni o bipotentes.
Médula ósea
La médula ósea está constituida por tejido conectivo reticular y células hematopoyéticas. Se en-
cuentra en los espacios existentes entre las trabéculas de algunos huesos planos, como el ilion y el
esternón, y en la cavidad medular de ciertos huesos largos, como el fémur y el húmero (Fig. 1).
Compartimento hematopoyético
Está formado por un parénquima de células hematopoyéticas (las CMHem, las UFC y las
células de los distintos linajes específicos) incluidas en un estroma formado por células reti-
culares (células estromales), fibras reticulares, macrófagos y adipocitos . El estroma forma
estructuras columnares entre los sinusoides del compartimento vascular (Fig. 2). La sustan-
cia fundamental está compuesta por proteoglicanos y glicoproteínas multiadhesivas (fibro-
nectina y laminina, especialmente).
Compartimento vascular
Las arterias nutricias que ingresan al interior de los huesos se ramifican y originan capilares
de tipo sinusoide en la MO que drenan al sistema venoso. La pared de los sinusoides está
revestida por células endoteliales que presentan poros con diafragma y apoyan en una lámina
basal discontinua. Por fuera se encuentra un tipo especial de pericitos: las células reticulares
adventicias. Las células reticulares adventicias poseen prolongaciones que se introducen en el
compartimento hematopoyético y junto con las fibras reticulares forman una red de sostén. Ex-
presan actina de músculo liso y tienen capacidad contráctil. Además, estas células, al igual que
las células reticulares del compartimento hematopoyético, pueden secretar colágeno tipo III que
forma a las fibras reticulares. En ratones las células reticulares adventicias cubren aproximada-
mente las dos terceras partes de la longitud de los sinusoides; sin embargo, en los perros sola-
mente rodean la cuarta parte de la superficie sinusoidal, lo que permite una mayor superficie
disponible en que las células sanguíneas se liberan hacia la circulación. Las células hematopo-
yéticas maduras pasan a través de las uniones intercelulares del endotelio desde el comparti-
miento hematopoyético hacia al torrente sanguíneo (Fig. 3). Como otros pericitos, las células
reticulares adventicias son células madre que se diferencian a adipocitos cuando la MO roja se
transforma en MO amarilla.
Hematopoyesis prenatal
La hematopoyesis prenatal se divide en tres fases: vitelina, hepática y medular, según cuál
sea la estructura u órgano que cumple el rol más importante en el proceso.
Fase vitelina
El hígado funciona cómo órgano hematopoyético temporal en el que se forman todos los lina-
jes sanguíneos en el feto. En el momento de máxima actividad hematopoyética hepática más del
70 % del volumen del hígado está formado por tejido hematopoyético. Posteriormente, este por-
centaje disminuye ya que la MO comienza a ser activa (el hígado y la MO se superponen en la
función generadora de elementos formes de la sangre). En los mamíferos cuyas crías nacen con
desarrollo menos avanzado (por ejemplo, el ratón), el hígado mantiene una intensa actividad
hematopoyética durante el inicio del periodo posnatal. En cambio, en las crías que nacen con un
desarrollo más avanzado (por ejemplo, rumiantes), el hígado pierde su capacidad hematopoyé-
tica durante la última parte de la etapa fetal. Simultáneamente, el bazo también genera elementos
formes de la sangre; pero la cantidad que produce es mucho menor a la del hígado. Algunas
CMHem que llegan al bazo se diferencian a macrófagos maduros, que son los reguladores intra-
esplénicos de la eritropoyesis.
Las hematopoyesis hepática y esplénica son extravasculares debido a que no intervienen
células endoteliales. Su participación disminuye a medida que avanza la gestación; progresiva-
mente es reemplazada por la hematopoyesis en MO. El hígado y el bazo pueden retomar su
función hematopoyética en ciertas condiciones patológicas; en algunas especies de roedores el
bazo mantiene la capacidad hematopoyética durante toda la vida.
El primer paso de la diferenciación de las CMHem en el hígado y en el bazo lleva a la forma-
ción de progenitores eritromieloides (dan origen a eritrocitos y células mieloides) y progeni-
tores mielolinfoides (dan origen a células mieloides y linfoides). Las primeras células en dife-
renciarse en el hígado son los eritroblastos. Estas células forman, posteriormente, eritrocitos
anucleados.
En esta fase empiezan a diferenciarse los linfocitos. Los precursores linfoides se forman tanto
en el hígado como en el bazo. Las células madre linfoides T (CMLT) forman dos tipos de colonias,
el linaje NK (que permanecerá en la médula ósea y origina a las células natural killer) y el linaje
T que circula hacia el timo (órgano en el cual se diferencian). Las células madre linfoides B
(CMLB) se dirigen a la médula ósea, en la mayoría de los mamíferos.
Fase medular
En esta fase, en el interior de los huesos comienzan a diferenciarse las células reticulares
secretoras de sustancias que favorecen la creación del microambiente necesario para la diferen-
ciación de las CMHem a los diferentes linajes. En este momento, la MO pasa a ser el principal
órgano hematopoyético.
Las CMHem que llegan a la MO se ubican en diferentes regiones, se forman nichos o com-
partimentos. Estas CMHem originan a las células madre de los distintos linajes según se localicen
cerca de los vasos sanguíneos o del endostio que generan diferentes mensajes inductores. Por
ejemplo, se forman islotes eritroides, constituidos por un macrófago central rodeado por precur-
sores eritroides (Fig. 3) que se ubican cercanos al sinusoide. En la mayoría de los mamíferos
euterios, la MO es el órgano hematopoyético principal en los últimos meses de la etapa fetal y
en la vida posnatal.
Hematopoyesis posnatal
La cantidad de CMHem dentro de la médula ósea es baja, en relación con los otros tipos
celulares nucleados que allí se encuentran, y muchas de ellas se mantienen en la etapa G0 del
ciclo celular, sin realizar mitosis. Las CMHem al dividirse pueden generar nuevas células madre
(con capacidad de autorrenovación) y también formar células que se diferencian a dos linajes:
células madre linfoides o progenitoras linfoides (CML o PL) y UFC-GEMM (unidad forma-
dora de colonias granulocítica, eritroide, monocítica, megacariocítica) (Fig. 4). Estas dos
poblaciones celulares son pluripotentes, pero no tienen capacidad para autorrenovarse.
Las células madre linfoides (CML) proliferan y originan células madre unipotentes específi-
cas de línea CMLT y CMLB. Las CMLT circulan por la sangre desde la médula ósea hasta el
timo, donde se diferencian a células pro-T, luego pre-T (que no se distinguen morfológicamente)
por último maduran y se convierten en linfocitos T. Las CMLB permanecen en la médula ósea
en la mayoría de los animales domésticos (en rumiantes se trasladan a las placas de Peyer)
mientras que en las aves se dirigen hacia un órgano exclusivo de este grupo de animales deno-
minado bolsa de Fabricio, donde tiene lugar la maduración de los linfocitos B. Estos linfocitos B
se pueden diferenciar a células plasmáticas productoras de anticuerpos.
Figura 4. Esquema. Origen y diferenciación de cada linaje a partir de la CMHem (linaje mieloide a la izquierda, linaje
linfoide a la derecha). CMHem: célula madre hematopoyética; CMP: célula madre pluripotencial; UFC-ML: unidad forma-
dora de colonias mielolinfoides; PM: progenitora mielode; PL: progenitora linfoide, UFC-MegE: unidad formadora de co-
lonias megacariocítica-eritroide; CMHem-E: célula madre hematopoyética eritroide; UFC-E: unidad formadora de colonia
eritroide. Autora: VU.
Las UFC-GEMM se caracterizan por su capacidad para originar colonias de todas las células
mieloides. De estas células derivan dos tipos de células madre, las células madre megacario-
cítica-eritroide (UFC-MegE) y células madre granulocítica-monocítica (UFC-GM) La UFC-
MegE da origen a los linajes megacariocítico y eritroide (Fig. 4). Por otro lado, la UFC-GM origina
UFC de granulocítica y UFC monocítica. Las UFC de granulocitos, forman tres colonias dife-
rentes que dan origen a los mieloblastos basófilos, eosinófilos y neutrófilos; la UFC monocítica
es unipotente y origina a los monoblastos (precursores de los monocitos).
Regulación de la hematopoyesis
Tabla. Regulación molecular de la hematopoyesis (en azul, primeras seis filas, estimu-
lantes; en rojo, últimas dos filas, inhibidores)
Eritropoyesis
La formación de los eritrocitos se inicia en la médula ósea con un progenitor común con los
leucocitos y plaquetas, la UFC-GEMM. Esta célula pluripotencial se diferencia a CMHem-E (cé-
lula madre hematopoyética eritroide) que es unipotente, específica de este linaje. Luego esta
célula se diferencia a UFC-E, a partir de la cual, mediante proliferación y diferenciación, se for-
man los proeritroblastos (Fig. 5 y 6).
Mientras ocurre el proceso de diferenciación eritroide disminuye el tamaño de las células y su
núcleo; este último se expulsa al final del proceso. Simultáneamente, disminuye la cantidad de
ribosomas, pero se mantiene la hemoglobina sintetizada previamente y como consecuencia el
eritrocito maduro es acidófilo.
A medida que las células se diferencian, cambian sus propiedades tintoriales y, como conse-
cuencia, se le otorgan distintos nombres. Los proeritroblastos son células grandes y ovaladas
(miden entre 20 a 25 μm) su núcleo es grande, central y con uno o dos nucléolos. El citoplasma
es moderadamente basófilo. Después de una división mitótica, se diferencian a eritroblastos
basófilos que son células más pequeñas (16-18 μm) y con un núcleo de menor tamaño y más
denso, sin nucléolo evidente (Fig. 5 y 6). El citoplasma es intensamente basófilo excepto en un
área pálida donde se encuentra el complejo de Golgi (Fig. 6) Las siguientes células que resultan
del proceso de diferenciación son los eritroblastos policromatófilos (Fig. 5 y 6). Son más pe-
queños (12-15 μm) y en su citoplasma se observan áreas basófilas y otras acidófilas (policroma-
tofilia) por la presencia de abundante cantidad de polirribosomas, que generan basofilia, y el
depósito de hemoglobina, causa de la acidofilia. El tamaño del núcleo disminuye y este ocupa,
aproximadamente, la mitad del volumen celular. Se dividen y diferencian a eritroblastos orto-
cromáticos o normoblastos (10-15 μm) con citoplasma acidófilo, núcleo pequeño, picnótico y
excéntrico, (Fig. 5 y 6). Este núcleo se expulsa rodeado por un halo de citoplasma y es fagocitado
por el macrófago que se encuentra en el islote eritroide (Fig. 3). El proceso de condensación
nuclear es diferente tanto al que ocurre en la mitosis como al que se desencadena en la apopto-
sis. Sin embargo, incluye cambios en las proteínas lámina y en las histonas como los descriptos
durante la mitosis y activación de la enzima caspasa 3 como en la apoptosis. Las siguientes
células de la serie eritroide que se originan son los reticulocitos, son eritrocitos inmaduros, que
presentan algunos ribosomas y mitocondrias en su citoplasma (Fig. 7). Los reticulocitos se libe-
ran a la circulación y maduran en 24-48 h (al finalizar la síntesis de hemoglobina), es decir, se
convierten en eritrocitos. Existe una reserva de reticulocitos permanente en la médula ósea,
que son liberados en caso de que se produzca una gran pérdida de eritrocitos como ocurre du-
rante hemorragias agudas (pérdidas masivas y rápidas de sangre por pérdida de la integridad de
la pared de los vasos sanguíneos).
Figura 6. Microfotografías. Médula ósea (frotis). Células de la línea eritroide. A: proeritroblasto; B: eritroblasto basófilo;
flecha delgada: zona del complejo de Golgi; C: eritroblasto policromatófilo; D: eritroblasto ortocromático; flecha gruesa
núcleo picnótico. Metanol – Giemsa. 100x. Autora: VU.
Leucopoyesis
La leucopoyesis es el proceso general de formación de los leucocitos. Incluye a la granulo-
poyesis y la agranulopoyesis. El primer término se refiere a la producción de granulocitos,
mientras que el segundo, a la generación de los agranulocitos.
Granulopoyesis
Las UFC-GM dan origen a todas las células de la línea granulocítica (neutrófilos, eosinófilos
y basófilos). Según el orden de diferenciación creciente, las tres primeras células de este proceso
son el mieloblasto, el promielocito (ambas con alta actividad mitótica) y el mielocito (con acti-
vidad mitótica baja). Las etapas por las que pasan estas células hasta cada uno de los granulo-
citos maduros son similares (Fig. 8). A lo largo de su diferenciación, las células son cada vez
más pequeñas y su núcleo más denso y proporcionalmente más grande. Cada mielocito madura
y se diferencia a metamielocito, una célula que no posee capacidad proliferativa. Este último se
diferencia a célula en banda y por último a granulocito maduro (Fig. 8).
Los mieloblastos poseen un núcleo grande, laxo con tres a cinco nucléolos. Su citoplasma
es intensamente basófilo y carecen de gránulos citoplasmáticos (Fig. 9). Los promielocitos son
un poco más grandes, su núcleo es grande, esférico y excéntrico. Su citoplasma es basófilo con
regiones eosinofílicas, donde se encuentran los gránulos primarios. Los mielocitos son más
pequeños que los mieloblastos (Fig.9). Presentan un núcleo más o menos esférico, sin nucléolo
evidente. El núcleo adquiere una invaginación más profunda con cada división celular. El cito-
plasma presenta una basofilia leve. Los metamielocitos son las primeras células que pueden
distinguirse en frotis o en cortes coloreado, por la gran abundancia de gránulos específicos
(Fig. 8). El citoplasma, levemente acidófilo, se carga de gránulos que se tiñen débilmente (neu-
trófilos) o tienen afinidad por colorantes ácidos (eosinófilos) o básicos (basófilos) (Fig. 9). El nú-
cleo se hace arriñonado.
Las células en banda al principio de su diferenciación poseen un núcleo elongado con as-
pecto de herradura de caballo (Fig. 9). Luego, el núcleo adquiere lóbulos. Se consideran neu-
trófilos maduros cuando se forman tres a cinco lóbulos (neutrófilo segmentado). Los eosinófi-
los maduros son bilobulados y los basófilos maduros también pueden serlo, razón por la cual
el estadio en banda es difícil de reconocer en estos dos tipos de leucocitos. Una vez que los
granulocitos terminan su maduración en la médula ósea, pasan del compartimiento hematopo-
yético hacia el vascular y de ahí al torrente sanguíneo. Éstos, en su mayoría neutrófilos seg-
mentados, se distribuyen en dos sitios que conforman reservas (Fig. 9). La reserva marginal de
granulocitos reviste las paredes de capilares y vénulas, mientras que la reserva circulante está
localizada centralmente y circula libremente en los vasos sanguíneos. Ambas reservas contienen
aproximadamente la misma cantidad de células; sin embargo, como puede haber intercambio
entre ambas, las reservas pueden ser desiguales. Los granulocitos permanecen en el torrente
sanguíneo por un breve período (12-24 h), desde donde migran hacia el tejido conectivo, locali-
zación en que desarrollan sus funciones específicas durante un periodo que va desde unas po-
cas horas hasta dos semanas.
Figura 9 Microfotografías. Médula ósea (A, B, C y D) y sangre (E). Frotis. A: mieloblastos. B. Izquierda: mielocito neutró-
filo; derecha: mieloblasto. C: mielocitos neutrófilos; flecha gruesa: célula en mitosis. D. Arriba: metamielocito neutrófilo;
flechas delgadas: neutrófilos en banda. E: neutrófilos segmentados. A, B, C y D: metanol-Giemsa y E: MG-G. 100X. A-
D: VU; E: SRHS (ver ref.).
Agranulopoyesis
Monocitopoyesis
Los monocitos, a pesar de ser agranulocitos, tienen un origen en común con los granulocitos
a partir de la UFC-GM (Fig. 10). Una parte de la descendencia de esta célula se diferencia a
UFC-M, de la que derivan los monoblastos. Estos son muy similares a los mieloblastos; poseen
citoplasma basófilo, con un núcleo grande con uno o dos nucléolos. Luego de sucesivas mitosis
se diferencian a promonocitos (de gran potencial proliferativo). Éstos son un poco más peque-
ños y contienen un núcleo con una pequeña indentación y cromatina laxa. Su citoplasma es
basófilo debido a la presencia de polirribosomas y contiene gránulos inespecíficos. La serie cul-
mina con los monocitos maduros, que poseen capacidad fagocítica. Estos migran desde el
torrente sanguíneo al tejido conectivo y se diferencian a macrófagos que, a diferencia de los
granulocitos, pueden proliferar en el tejido conectivo.
Linfopoyesis
A medida que las células madre linfoides (CML) pre T y CML-pre B se diferencian, la principal
característica del proceso es la disminución progresiva del tamaño celular. Los linfocitos inma-
duros, en general, poseen núcleo esférico y laxo. Su citoplasma es escaso e intensamente ba-
sófilo, debido a la presencia de polirribosomas y algunas cisternas del retículo endoplasmático
rugoso. Hacia el final de la diferenciación, la mayoría de los linfocitos de la médula ósea son
pequeños, con un núcleo indentado y denso (Fig. 11). La formación de nuevos linfocitos prosigue
en los órganos linfoides secundarios (ejemplo: linfonodos y bazo).
La linfopoyesis B se inicia en el hígado fetal y continua en la médula ósea, en la mayoría
de las especies, antes del nacimiento (en rumiantes y cerdos continúa en las placas de Peyer
del intestino). Una vez formados los linfocitos B, circulan desde la MO o desde las placa s de
Peyer hacia los tejidos y órganos linfoides secundarios. En los tejidos, frente a una rección
inflamatoria pueden diferenciarse a células plasmáticas. Estas tienen capacidad de sintetizar
y secretar anticuerpos.
Con respecto a la linfopoyesis T, las CML-pre T durante el desarrollo embrionario ingresan
en el timo y allí se distribuyen . Allí ocurren la selección positiva y la selección negativa, procesos
por los cuales se eliminará a más del 95 % de las células. Durante la selección positiva los
linfocitos T interactúan de forma débil o moderada con células que exhiben proteínas de mem-
brana del grupo denominado complejo mayor de histocompatibilidad. Si en esa interacción existe
afinidad, reciben una señal de supervivencia. De lo contrario, si no hay afinidad, reciben una
señal que induce apoptosis. De esta manera se eliminan los linfocitos que son incapaces de
reconocer al complejo mayor de histocompatibilidad y que, por lo tanto, no serían funcionales en
la respuesta inmune. Durante la selección negativa, los linfocitos T que sobreviven a la selec-
ción positiva interactúan con otras células que expresan péptidos de superficie. Si tienen fuerte
afinidad por estas moléculas, son inducidas a comenzar la apoptosis. Si no ocurriera esta selec-
ción negativa durante la etapa prenatal, estos linfocitos destruirían a las células normales del
organismo que expresan dichos péptidos de superficie. Las células sobrevivientes experimentan
su maduración final y salen del timo.
Por último, los linfocitos NK derivan de las CMLT, que se diferencian en la médula ósea
(Fig. 11). Los NK no poseen ni los receptores, ni los marcadores específicos del linaje T. Morfo-
lógicamente se asemejan a los linfocitos más grandes, con gránulos en su citoplasma.
Trombopoyesis
Las proplaquetas se fragmentan nuevamente, dentro del sinusoide, en varias preplaquetas, que
dan origen a las plaquetas propiamente dichas (Fig. 3).
Figura 13. Microfotografías. Médula ósea. Frotis. 1: megacarioblasto; flechas: núcleo bi-
lobulado. 2: promegacariocito. 3: megacariocito. Metanol-Giemsa. 100X. Autora: VU.
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