Sureños A Las Armas - Ángelo Guíñez Jarpa

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¡SureñoS

a laS
armaS!
(1813-1832)
Cartas de batallas por la hispanidad en Chile

Ángelo Guíñez Jarpa


¡Sureños
a las
Armas!
(1813-1832)
Cartas de batallas por la hispanidad en Chile

Ángelo Guíñez Jarpa


¡SUREÑOS A LAS ARMAS! (1813- 1832)
Ángelo Guíñez Jarpa.
Editor artístico: Eduardo Robledo Paredes.
Ilustraciones: Luis Ugalde.
Diseño: Luis Ugalde.
Asesoría en modismos chilotes: Ximena Aguilar.
Asesor registro histórico: Andrés Ruggieri Lusso

EDITORIAL FIDES ET OPERA, 2023


ISBN: 978-956-398-932-8
R.P.I.: 305.349

© Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su


recopilación en un sistema informático y su transmisión en cualquier
forma o medida (ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia, registro
o por otros medios) sin el previo permiso y por escrito de los titulares
del copyright.
“El español que no conoce América
no sabe lo que es España”.

Federico García Lorca


ÍNDICE

PrólogoS de
Manuel raMírez eSPíndola ................................... 9
Miguel ayuSo TorreS................................................ 13
PaTricio lonS................................................................ 17
ToMa de TalcaHuano .............................................. 23
(27 de marzo 1813)
Antonio Aguilar, cazadores de Chiloé
aSalTo en yerBaS BuenaS ........................................ 29
(27 de abril 1813)
Sebastián Provoste, fijo de Valdivia
reSiSTencia en San carloS ................................... 35
(17 de mayo 1813)
Gerardo Ulloa, veteranos de San Carlos, Ancud
aSedio a cHillÁn ........................................................ 41
(27 de julio al 10 agosto 1813)
Segundo Monsalves, fijo de Concepción
oSadia en el roBle .................................................... 46
(17 de octubre 1813)
Raúl Sandoval, miliciano de Bulnes
gloria en rancagua ................................................ 52
(1 y 2 de octubre 1814)
Casimiro Godoy, infantería de Chillán
deFenSa de TalcaHuano ........................................ 60
(6 de diciembre 1817)
Anselmo Figueroa, dragones de la Frontera
laureleS en cancHa rayada ................................. 66
(19 de marzo 1818)
Segundo Cifuentes, dragones de Chillán
el Honor de agÜi ...................................................... 73
(18 de febrero 1820)
Estanislao Romero, veteranos de San Carlos, Ancud
MaTanza en Pangal ................................................... 78
(22 de septiembre 1820)
Norberto Marín, 40 años, miliciano de Rere
Venganza en TarPellanca .................................... 84
(26 de septiembre 1820)
Eusebio Arriagada, miliciano de Florida
aSalTo a linareS.......................................................... 88
(26 de abril 1823)
Sergio Díaz , guerrillero de Arauco
Milagro en MocoPulli .......................................... 95
(1 de abril 1824)
Jacinto Rodríguez , cazadores de Chiloé

VocaBulario ................................................................ 101

BiBliograFía recoMendada ................................. 107

cronología de la reSiSTencia
MonÁrquica a la inSurrección
rePuBlicana en cHile (1810- 1832) ........................ 111
LOS REALISTAS: DE LA HISTORIA
NO OFICIAL A LA NUEVA LITERATURA

S ureños a las armas constituye un valiente esfuerzo de


Ángelo guíñez por desentrañar la historia no conta-
da de las llamadas guerras de independencia, cuyos rela-
tos siguen impregnados por las lucubraciones míticas y
retóricas de los historiadores decimonónicos que, tanto
en chile como en el resto de nuestra américa, sentaron
las bases del estudio de este periodo.
en este sentido, la presente obra no es solo un ejerci-
cio artístico y literario en torno a uno de los momentos
matrices de la historia de chile –como ocurrió con la
literatura costumbrista de mediados del siglo XiX– sino
que se yergue a contracorriente de aquellas visiones tra-
dicionales, que insisten en caracterizar dicho periodo
como parte de un proceso inevitable, de cara a la cons-
trucción de los modernos estados naciones. los relatos
de guíñez, por el contrario, establecen una operación
inversa en la que los otrora asesinos, villanos y antihé-
roes monarquistas adquieren una dimensión positiva, al
ser representados como sujetos de carne y hueso.
es precisamente en este último punto en el que su
autor se esfuerza por establecer una cierta separación
con el universo historiográfico y literario de las inde-
pendencias. así, por ejemplo, las distintas representa-
ciones que se han hecho en torno a los líderes y próceres-

9
monarquistas –desde las crónicas de Melchor Martínez,
Mariano Torrente y José rodríguez Ballesteros, hasta
nuestros días– aparecen aquí desdibujadas en función
del quehacer y las vivencias íntimas de soldados, mili-
cianos y guerrilleros. un tema no menor –aunque cier-
tamente cuestionable– es la tendencia a replicar los re-
latos teleológicos y los discursos esencialistas heredados
de la tradición decimonónica y la prosa nacionalista. de
ahí la insistencia en situar a estos actores al interior de
un marco político preexistente –la insurrección o la leal-
tad– sin tomar en consideración el elemento circuns-
tancial que subyace tras la crisis del sistema imperial y la
necesidad de entender el protagonismo de aquellos su-
jetos en el contexto de una cultura política en constante
movimiento. en este mismo sentido, se percibe también
un cierto sesgo regionalista, muy común en obras de este
tipo. así, se supone la preexistencia de dichas comuni-
dades obviando el carácter mismo de los tejidos sociales
del antiguo régimen, con conglomerados profunda-
mente fragmentados, regímenes políticos concentrados
en pequeñas oligarquías y relaciones de poder fundadas
en dichas deficiencias y desigualdades.
Si bien estas consideraciones más complejas no cons-
tituyen los pilares centrales de un trabajo de ficción
histórica, su omisión resta autenticidad al propio relato
inventado. Por lo demás, habría que destacar la existen-
cia de cientos de registros en los que personajes reales

10
–y todavía olvidados– registraron sus vivencias, miedos
y esperanzas. los hay de distinta naturaleza. desde las
comunicaciones oficiales, en las que los comandantes
y jefes militares van dando forma a los discursos he-
gemónicos en torno a la guerra, hasta los epistolarios
personales, en los que el deber se entremezcla con los
nacientes intereses y rivalidades que trajo consigo la
conflagración. los escasos relatos de los soldados y los
sujetos subalternos, frente al monopolio de la tinta por
parte de los sectores patricios, ha sido siempre una cons-
tante para el estudio del periodo colonial. Sin embargo,
los juicios civiles y criminales, así como los abundantes
expedientes militares, forman una importante veta para
conocer sus historias. en el Fondo Ministerio de gue-
rra, del archivo Histórico nacional, es posible consultar
directamente varios expedientes con correspondencia
civil y militar para prácticamente todo el periodo de la
guerra, destacando la enorme y aún inexplorada docu-
mentación relativa a las últimas campañas, durante la
llamada “guerra a muerte”.
Hace una o dos décadas atrás, siquiera referirse a la
posibilidad de historiar a los monarquistas era sinónimo
de críticas y rechazo por una parte considerable de la
comunidad de historiadores chilenos, quienes bebían y
aún beben de los imaginarios decimonónicos. de ahí
que, una de las consecuencias insospechadas de los bi-
centenarios, fue la visibilización de aquellos actoresolvi-

11
dados y sus historias. de ahí que la presente obra cons-
tituya no solo un salto de la historiografía a la literatura,
sino una invitación para que los historiadores desarro-
llen el enorme potencial que sigue ofreciendo el estudio
de la guerra y sus protagonistas.
Manuel Ramírez Espíndola(*)
universidad católica de la Santísima concepción,
chile

(*) Profesor de Historia y geografía por la universi-


dad de concepción (2004) y doctor en Historia por el
colegio de México (2018). desde 2013 es académico
de la Facultad de comunicación, Historia y ciencias
Sociales de la universidad católica de la Santísima con-
cepción. a lo largo de su carrera ha publicado diversos
artículos sobre los ejércitos coloniales, las guerras de in-
dependencia y sus consecuencias en la antigua fronte-
ra del Biobío, entre las que destacan: “Huasos, frailes y
soldados. el último bastión monarquista en la frontera
hispano-mapuche, 1818-1823” (2010); “ejército regu-
lar y élites criollas en la intendencia de concepción a
fines del periodo colonial. una aproximación desde la
prosopografía y el análisis de redes sociales” (2012) y
“Violencia y guerrillas durante la independencia de chi-
le. el sitio de Talcahuano, 1817-1818” (2014).

12
LIMINAR

L a «monarquía hispánica», rectius la «monarquía


católica», pues así era conocida, se corresponde a
la cristiandad. quizá no a la cristiandad mayor de los si-
glos llamados con toda (y perversa) intención «medios».
Pero por lo menos a otra de radio menor que, en el seno
de un mundo no tan pequeño, quería continuar el surco
de aquélla con la civilización del Barroco. Se trataba,
pues, de una realidad de inequívoco signo político. la
rompió, en ambas orillas de la común nación, la revo-
lución liberal en la más oriental y en la occidental –
además– la secesión deseada por inglaterra. quienes se
opusieron a la primera fueron llamados realistas y fi-
nalmente serían los carlistas. Pero el pleito dinástico no
oculta su entraña moral y doctrinal. que quienes resisti-
eron a la segunda no siempre acertaron a calibrar. Fue
el éxito de la empresa impía el que descoyuntó la comu-
nidad cultural y política. Sólo el tiempo fue restañando
las heridas: surgió así –como término de sustitución– la
hispanidad. que, excluyendo la dimensión política, se
asentó sobre profundas bases religiosas, morales y cul-
turales. de ahí que los llamados «patriotas» continu-
aran siendo objeto de culto general. y también que los
«otros», los realistas criollos, fueran olvidados. es cierto
que el novogranadino luis corsi otálora, el peruano
Fernán altuve-Febres o el rioplatense Manuel gonzález

13
nos han dejado en los últimos decenios algunos testi-
monios valiosos sobre ellos. Pero el tenor general de
los estudios sobre el tema sigue siendo contrario a su
reconocimiento. queda mucho terreno que desbrozar
y mucho camino que recorrer. Bienvenido sea cuanto
esfuerzo se sume a esta tarea piadosa. la comunión
Tradicionalista, adelantada de la herencia hispánica,
junto con su brazo cultural el consejo Felipe ii, saludan
pues gozosos el surgimiento de unos estudios que siem-
pre han impulsado y que hoy comienzan a cubrir todo
el mundo hispánico.
Miguel Ayuso Torres
(Madrid, 1961)

Jurista y filósofo del derecho español, catedrático de


ciencia Política y derecho constitucional en la uni-
versidad Pontificia comillas y presidente de la unión
internacional de Juristas católicos entre 2009 y 2019.

entre sus obras destacan:

• la obra de Vicente Marrero vista por la crítica


(las Palmas, 1989).
• Breve, sucinta y directa relación del primero de
los viajes con que alcanzaron fama el licenciado
ayuso y el Bachiller cayón (Tolosa, 1990).

14
• la filosofía jurídica y política de Francisco elías
de Tejada (Madrid, 1994).
• ¿después del leviathan? Sobre el estado y su sig-
no (Madrid, 1996).
• estampas de chile (Madrid, 1996).
• Koinos. el pensamiento político de rafael gam-
bra (Madrid, 1998)
• comunidad humana y tradición política. “liber
amicorum” de rafael gambra (Madrid, 1998).
• el ágora y la pirámide. una visión problemáti-
ca de la constitución española (Madrid, 2000).
Traducido al italiano (Turín, 2004).
• de la ley a la ley. cinco lecciones sobre legalidad
y legitimidad (Madrid, 2001). Traducido al fran-
cés (París, 2008).
• las murallas de la ciudad. Temas de pensamien-
to tradicional hispánico (Buenos aires, 2001)
• el derecho natural hispánico: pasado y presente
(córdoba, 2001).
• chesterton, caballero andante (Buenos aires,
2001).
• la cabeza de la gorgona. de la hybris del poder
al totalitarismo moderno (Buenos aires, 2001).

15
• qué es el carlismo: una introducción al tradicio-
nalismo hispánico (Buenos aires, 2005)
• ¿ocaso o eclipse del estado? las transformacio-
nes del derecho público en la era de la globaliza-
ción (Madrid, 2005).
• État en crise et globalisation (París, 2006).
• dalla geometria legale-statualistica alla riscoper-
ta del diritto e della politica (Madrid, 2006).
• la política, oficio del alma (Buenos aires, 2007).
• carlismo para hispanoamericanos. Fundamen-
tos de la unidad política de los pueblos hispáni-
cos (Buenos aires, 2007).
• la constitución cristiana de los estados (Barce-
lona, 2008).
• el estado en su laberinto (Barcelona, 2011).
• constitución. el problema y los problemas (Ma-
drid, 2016).
• la Hispanidad como problema: Historia, cultu-
ra y política (Madrid, 2018)

16
POR QuÉ LOS INDÍGENAS FUERON
REALISTAS Y CATÓLICOS EN LA
GUERRA CIVIL HISPANOAMERICANA DE
PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX

as líneas que componen este libro son como ve-


L nas ocultas en el cuerpo de nuestra historia, y
que empiezan a aparecer bajo la piel de nuestras patrias.
un día, el profesor carlos Pesado Palmieri me decía:
“nadie cuenta la historia de los derrotados, pero ¿¡qué
habrán sentido esos hombres y esas mujeres fieles al rey y
a la unidad de américa y españa?! ¿¡cuántos sufrimien-
tos habrán padecido?!” Por eso, el mérito de esta obra
es ahondar en las almas, en los sentimientos ocultados
de estos bravos realistas, sometidos por los vencedores
y tirados bajo la alfombra de una historia inventada, y
cuyos recuerdos son el verdadero testimonio de lo que
nos pasó en estas tierras. nos ayuda a entender el hoy
tan incomprensible para los hispanoamericanos.
los pueblos, cualquiera sea su desarrollo, se sostie-
nen por sus tradiciones, hábitos y costumbres. los que
nos antecedieron, en nuestras tierras americanas antes
de la llegada de españa, lograron gracias a esta, cons-
tituirse en una parte importantísima de la civilización
cristiana, como firmes guardianes de sus límites en el
confín del mundo. los primeros encuentros, como pasó

17
siempre en la historia, tuvieron sus altercados, pero lue-
go de conocerse construyeron durante tres siglos, un
imperio americano de paz y prosperidad. los pueblos
indígenas accedieron al mejoramiento de la siembra y
de cultivos, al manejo de aguas que es imperioso para
pasar del estado tribal al civilizatorio. aprendieron a es-
cribir y a enriquecer sus lenguas nativas. enriquecieron
al castellano convirtiéndolo en español, en lengua uni-
versal. en la fragua envolvente de aquellos tiempos fue
que esos pueblos liberados de las tribus más poderosas,
eligieron pertenecer a esa nueva forma de ver y sentir la
vida, a la civilización de Jesús, “el dios bueno”, como
lo llamaban los primeros indígenas que se liberaban del
despotismo sanguinario de los aztecas y otras tribus.
en esos tres siglos, la monarquía católica española, que
nunca se llamó imperio español, pues la fe unificaba en
sus diversidades a todos los pueblos que pertenecían a
ella, logró mantener una empresa imposible en un lar-
guísimo período de tiempo, que solo se puede entender
como un milagro germinado en una voluntad de acero.
la unidad de estos pueblos por medio de una corona
que representaba un salto en su desarrollo y una eleva-
ción espiritual, fusionó en sus almas el ethos y el tellus,
el ser de sus almas con su tierra, les dio el significado
final a sus vidas, les consolidó el pathos que es el enten-
dimiento con el otro. Si hay filosofía aborigen es una
heredera de grecia y españa pues esta los había integra-
do al mundo. Ser españoles significó para ellos entender
18
lo que es ser dueños de sus tierras y constructores de
sus destinos. en esa claridad espiritual que había en sus
vidas, un nefasto día se entrometen las nieblas de la re-
volución, y con ella pierden todos sus derechos. de ser
dueños de sus tierras pasan a ser exiliados permanentes,
perdiendo así todo señorío en el sentido completo de la
palabra. ya no tienen dominio ni de sus vidas. Por eso le
decían los indígenas del sur de chile a charles darwin
pocos años después de la secesión de las españas ameri-
canas: “ud. nos ve pobres ahora, pero no era así cuando
teníamos nuestro rey”.
ese es el legado de los libertadores: haber colaborado
con poca conciencia política a una estrategia global y ex-
tranjera de dominación sobre nosotros. Tal vez, por eso
Belgrano, Bolívar, San Martín y aguinaldo expresaron
sus pesares y arrepentimientos posteriores. Todos los ha-
bitantes de Sudamérica nos vemos sometidos al mismo
poder. la banca no puede perder a chile y a argenti-
na en su proyecto global; hasta esta alianza argentino-
china en la Patagonia desguarnecida y con secesionismo
mapuche, a ambos lados de la cordillera, manejado por
inglaterra, es en conveniencia de intereses ingleses, que
(por las dudas) fortalecen su posición militar desde Mal-
vinas. ¿Será nuestra Patagonia y el sur de chile monedas
de cambio entre las potencias?
nos midieron el ataúd a todos los pueblos hispánicos
en los Siglos XViii y XiX y lo vuelven a hacer en el XXi.

19
en asia se comercializaba con nuestra moneda, hasta
que desaparecimos como imperio y fuimos sustituidos
por la libra inglesa que se quedó con el mercado asiático
y nosotros con la pobreza disfrazada de libertad. ¿ahora
se ve más claro por qué llevamos dos siglos de retraso
con escasos y honrosos períodos de lucha por nuestra
dignidad? ¿entendéis por qué no debemos olvidarnos
de aquel 2 de abril de 1982, pleno de dignidad nacional,
donde las únicas naciones que nos apoyaron en la guerra
de las Malvinas fueron de origen español como Perú,
guatemala, Bolivia, ecuador, Paraguay, Panamá, Vene-
zuela y cientos de militares españoles que se ofrecieron
de voluntarios? ¿entendéis que si nos damos cuenta de
que somos 600 millones de compatriotas, hijos de la
Madre Patria, podríamos construir una potencia? ahora
se entiende por qué se trabaja tanto en destruir a nues-
tra identidad y cuál debe ser nuestro accionar. Malvinas
alguna vez pertenecieron a la capitanía de chile, y esta
a su vez al reino del Perú, y abastecían las islas desde el
puerto de Maldonado, provincia de Montevideo. Por
eso, debemos dejar de mirarnos como extraños y la re-
cuperación de estas islas debe ser una gesta conjunta
de la hispanidad. y a partir de ella reconstruir nuestro
poder como estados hispánicos confederados. nuestras
fronteras son solo imaginarias y alimentadas por un
chauvinismo revolucionario. este libro es una noble bi-
sagra para abrir los corazones de chilenos y argentinos,
y de ambos con los otros estados que alguna vez confor-
20
maron el virreinato del Perú, para volver a vernos como
hermanos, como compatriotas que somos por el legado
que compartimos y por los enemigos que todos juntos
debemos enfrentar.
la mayoría de los indios eran realistas leales, porque
confiaban más en sus pactos de reino a reino, que en las
promesas de los criollos. ¡y no se habían equivocado!
las consecuencias nefastas de la revolución están hoy a
la vista.
“que este libro nos ayude a entender mejor el origen
de nuestros males y sirva para sentar un entendimiento
entre los pueblos hijos de la Madre Patria”.

Por Patricio Lons


(docente, periodista y columnista en numerosos pro-
gramas de televisión, articulista y conferencista dedi-
cado a la historia y director del portal de historia
patriciolons.com)

21
TOMA DE TALCAHUANO
(27 DE MARzO 1813)

querido hermano:
le escribo para contarle que hemos tomado Tal-
cahuano con cierta facilidad. el “mentaó” almiran-
te Pareja es buen jefe, y los soldados valdivianos
son bien “paleteados”. lo mejor fue que tuvimos
pocos heridos entre los chilotes, aunque tampoco
es fiesta esta cosa de la guerra.
Todos esperamos que este lio termine pronto,
por lo que quiero pedirle que cuide de mis anima-
les y de mi vieja que apenas anda. dígale que estoy
bien y que no se preocupe por mí. intentaré man-
dar plata cuando pueda aunque se ve desordenada
la cosa.
no sé, querido hermano, cómo llegamos a
esta situación. desde el Parlamento de quilín de
1641, los acuerdos con los caciques sureños for-
maron nuestra raza. Mitad español- mitad huilli-
che, levantamos ciudades en este indómito sur del
mundo, pero la junta de gobierno de 1810 abrió la
puerta a quienes escondieron el puñal en sus abra-
zos. ¿llegará la sangre al río separando a hermanos?

23
eso pensamos... ¿Se acuerda? Bueno, le cuento que
ya pasó.
como no sé si está enterado del origen de esta
guerra, repaso algunos hechos. en vísperas de la
primavera de 1810, malas nuevas llegaron de San-
tiago. con el rey Fernando y el Papa católico presos
por los franceses, algunos “encopetados” santiagui-
nos se “arrancaron con los tarros” y se hicieron con
el poder. desconocieron su sangre, la voz de su ma-
dre, y la cuna que aún se mece. nosotros, siempre
fieles al cascarón, convertimos hasta las herramien-
tas de trabajo en armas como obligación sagrada.
es increíble, pero el mal fruto es capaz de matar al
árbol y hasta a las mismas raíces.
el Virrey abascal, desde lima, advirtió a los
traidores la desolación que traería la guerra. Sin
embargo, los hijos del vocal de la carrera hicie-
ron un golpe a la junta en 1811 con la arrogancia
de “hijitos de papá”. criados con leche de burra,
entraron a “revolver el gallinero” y armaron a sus
peones para llevarlos “a la leva” al sur. así, el nuevo
gobierno marchó a hostigar al bastión más fiel de la
monarquía. Mientras avanzaba la tropa de langos-
tas, el Virrey mandó al almirante Pareja a detener a
los insurgentes y a pregonar la paz en el reyno.

25
el almirante desembarcó en San Vicente el 23
de febrero de 1813 con cuatrocientos cincuenta
veteranos (donde vengo yo) y ochocientos volun-
tarios de castro, más una brigada de artillería de
seiscientos soldados de Valdivia. nos formó en la
playa de caleta lenga y en acto de suprema nobleza
intimó humanidad a los revolucionarios con este
discurso que pude anotar y quiero compartir con
usted...

Soldados:
Ya están vencidas las dificultades y molestias del
viaje. Todo lo ha allanado vuestro ardor y constancia;
y estando ya vosotros reunidos en este sitio, es tiempo
de principiar a ejecutar lo que os anuncié en Valdivia.
El feliz éxito de tan noble y atrevida empresa depende
principalmente de la puntualidad y observancia de los
preceptos de vuestros oficiales. Prestad, pues, una cie-
ga obediencia, en cuanto concierne al servicio, porque
sin ello no podréis jamás sentir las inefables emocio-
nes del triunfo. Sobre el campo del honor que estáis
pisando habéis de recoger los lozanos laureles que han
de inmortalizar vuestros nombres en los fastos de la
historia de esta América. Dentro de muy pocas horas
se manifestará la senda porque debéis marchar. Creo
que los penquistas se rendirán con docilidad a mis
insinuaciones de paz, y entonces habréis alcanzado

26
una victoria tranquila y apacible, sin que las lágri-
mas humedezcan vuestras mejillas ni la sangre de los
hermanos tiña vuestros reconciliadores aceros. Pero
si para tormento de mi paternal amor se obstinasen
en desatender mis insinuaciones, ¡qué teatro de cala-
midades y desastres prestará a sus ojos la venganza!
Soldados: moderad por ahora los ímpetus de vuestros
pechos marciales, y no desesperéis de que se restablez-
ca el trono de la equidad y justicia por los medios de la
moderación y mansedumbre que he adoptado al pre-
sente; y cuando la necesidad precise a echar mano de
la fuerza, no peleéis sin acordaros de que en los cam-
pos de batalla resplandecen con mejor brillo las virtu-
des de los héroes, y economizad en cuanto sea posible
la sangre preciosa de vuestros hermanos, parientes y
amigos.
Almirante Pareja.

regar con sangre hermana esta tierra está fuera


de los campos de dios. el almirante Pareja exigió
rendición pero sólo recibió vientos de guerra. al
grito de ¡Viva el rey!, nos tomamos el puerto de
Talcahuano defendido por el coronel de la Sota
con doscientos cincuenta soldados que apenas ofre-
cieron resistencia. y, por suerte, la razón iluminó al
sargento mayor Jiménez navia quien se pasó a las
fuerzas realistas con ochocientos soldados de línea.

27
¿qué tipo de súbditos saquean al rey en su ausen-
cia?
Vimos como las huellas de cureñas arañaron
los ríos de la tierra del copihue. Soldados con bo-
tas y ojotas asistimos al llamado de nuestro rey.
Pala, picota, puñal y lanza, enlazamos a rosarios.
escapulario al cuello, no dudamos en embarcar al
continente para defender el honor del sur. aunque
quede un solo chilote habrá voluntad de pelear. no
soportaremos que se ofenda nuestra fe, la tierra que
nos ve nacer y morir, en dolor y gloria, en amor y
eterna fidelidad a la madre patria.

Su hermano que le recuerda


Antonio Aguilar, cazadores de Chiloé
Talcahuano, 28 de marzo1813

28
ASALTO EN YERBAS BUENAS
(27 ABRIL 1813)

querido padre:
ruego se encuentre con buena salud, usted y
mi madre, y le escribo para contarle lo ocurrido
esta madrugada. espero que reciba esta carta y que-
de tranquilo ya que las noticias siempre son ma-
nejadas por quien las lleva. y como creo que no
podremos enviar muchas cartas a Valdivia, le daré
detalles de lo ocurrido. le escribo rápido porque
tenemos mucho que organizar.
acampamos cerca de linares un día antes del
asalto que nos hicieron. el general Pareja quería
asustar a la junta revolucionaria que estaba a ori-
llas del río Maule. Éramos casi cuatro mil soldados
realistas con unos veinticinco cañones. Veníamos
en marcha forzada, día y noche, toda la tropa pro-
veniente de chiloé, Valdivia, concepción y Talca-
huano.
Pasábamos las noches contando historias, ju-
gando al naipe a “la carga de la burra” y “al tonti-
to”, ese juego que tanto le gusta a usted. recuerdo
esas tardes, cuando era chico, y usted hablaba de
los abuelos con el tío roberto, tomando mate y

29
comiendo sopaipillas, y yo los miraba con tanta ad-
miración y cariño. nunca es tarde para decirle estas
cosas. nadie tiene comprada la suerte y después de
este enfrentamiento como que pienso distinto.
ninguno de los soldados de mi tropa tenía áni-
mo de pelear, de hecho, pocos de los milicianos ha-
bían disparado un arma. Mirábamos pasar al almi-
rante Pareja como una imagen religiosa y pedíamos
que dios le ilumine y que pare la guerra.
no sé si puede haber perdón para quienes
pretendan destruir al imperio que nos enseñó de
“diosito” y el castellano. Mi idea es volver luego
a niebla, ya que recuerde que mi señora está por
“mejorarse de guagua” y lo hará abuelo por segun-
da vez. esperemos que en esta ocasión el crío venga
más “fortachón” que el Pablito que “casi se hizo
angelito” al par de meses de nacido.
Bueno, le sigo contando. a las tres de la ma-
ñana, cuando gran parte del campamento dormía
bajo una niebla espesa, nos asaltó un regimiento de
seiscientos insurgentes. esta acción suicida fue un
error, pero no desconozco el coraje de los nortinos.
Pude ver como voltearon un cañón y dispararon a
las carpas, en el total caos de nuestras tropas que
pululaban desorganizadas. la masacre fue terrible
ya que, en las tinieblas, nos terminábamos dispa-

31
rando entre nosotros. la única seña era gritar ¡Viva
el rey!
nos cayeron como avispas, como espíritus dia-
bólicos sedientos de sangre y horror. en la total
oscuridad de la batalla, cayó prisionero nuestro co-
mandante de artillería, Berganza. además, intenta-
ron robar un par de cañones, pero con la llegada de
la aurora los dejaron tirados. la claridad les infor-
mó que habían cometido un error fatal y corrieron
como ratas pa´l monte.
Mateo loyola, teniente de los veteranos chilo-
tes, se hizo de un cañón y pudo impactar desatan-
do gran mortandad en el bando enemigo. la arti-
llería fue auxiliada por el regimiento de caballería
de rere que estaba apostado a una legua al norte,
en camino al río Maule. al mismo tiempo, pudie-
ron apresar a doscientos soldados separatistas que
fueron despachados al puerto de Talcahuano.
los oficiales quintanilla y Ballesteros los corretea-
ron y pasaron por sable a quienes opusieron resisten-
cia. los intrépidos asaltantes, en veloz huida, llegaron
a las nueve de la mañana a las orillas del Maule donde
los esperó la primera división de luis carrera.
el enemigo perdió a cuatrocientos sesenta de
sus seiscientos soldados y de los nuestros cayeron
ciento cincuenta.

32
a la mañana siguiente, todo fue reprimendas
entre nuestros oficiales y guardias. Se quemaron los
finados en grandes hogueras, dieron responsos los
“curitas” y se recuperó armas y munición de quie-
nes pasaron a mejor vida.
Mientras caminaba entre los cuerpos, separan-
do a los valdivianos con mi “gancho” Sepúlveda,
me llamó un oficial para que ayudara en el hospi-
tal. Mi labor fue la de “asujetar” fuerte a quienes
tuvieron que amputar.
los gritos de dolor, la sangre negra y espesa en
el piso, los chirridos de los huesos, creo que jamás
sacaré de la “mollera”. intentaba pensar en mi pe-
rro “chuto”, en su bote a remos que debo pintar,
y “asujetaba” como perro de pelea. Sin embargo,
cuando me gritó pidiendo ayuda nuestro vecino
Fernández pude “espabilar”. estaba en una camilla,
con cinco balazos en su cuerpo y la cara media de-
forme. intenté que no le cortaran una “pata” pero
de un combo en el hocico me tiraron afuera de la
carpa.
ya sé que lo peor de esto es quedar herido. espe-
ro que mi general Pareja les “saque la cresta” luego
y se termine todo esto. el enemigo debe entrar en
razón. Siempre hay que darle una oportunidad al
perdón, como dice usted.

33
al abandonar el campo de batalla y avanzar, los
chilotes se negaron a cruzar el Maule porque el tra-
to con ellos fue pacificar concepción y no quieren
más guerra. como decía mi viejita, se añora solo lo
que se pierde y eso ahora es la paz.

Su hijo que lucha por el rey


Sebastián Provoste, fijo de Valdivia
yerbas Buenas, 27 de abril de 1813

34
RESISTENCIA EN SAN CARLOS
(17 DE MAYO 1813)

querida abuela:
le envié esta carta al cura Benito para que se la
lea. Por favor, ponga harta atención para que no
tenga que repetirle mucho. le cuento que estoy
bien y que salimos vivos del ataque que sufrimos
en San carlos. ahora, estamos en chillán esperan-
do órdenes.
Para que entienda bien, le voy contando en
orden que nos pasa por estos lados. llueve harto
fuerte en San carlos, aunque no como en chiloé,
pero estoy bien “alenta´o”. acá es más frío y con un
viento más porfiado que “chiquiñiño”. estuvimos
atrincherados con nuestro almirante “pal gato” de
enfermo de tos. Se movía, a duras penas, dando
instrucciones en una camilla portátil. Por esto, él
mismo puso de nuevo jefe a José Francisco Sán-
chez, nacido en galicia, del batallón veterano de
concepción. Bien “picados” quedaron los otros je-
fes con mayor grado que “el negro” Sánchez, pero
el almirante sabía “lo que sabe el diablo por viejo”.
Sánchez formó a la tropa en rectángulos para
arengar y dar instrucciones. la artillería se integró

35
a las distintas compañías con sus veintisiete caño-
nes y comenzamos a preparar la defensa y a reco-
nocer las armas.
el ejército de carrera nos asedió bajo un invier-
no siempre fiel al rey, el cual no les dio tregua a
sus tropas que aguantaban el “chaparrón” a duras
penas. Éramos unos ochocientos soldados contra
unos diez mil insurgentes mal organizados por sus
líderes novatos.
daba lástima verlos, cómo se les desarmaban las
cureñas de los cañones o cómo los movían a pulso
de un lado a otro sin sentido. Vimos claro el poco
cariño que le tenían a la tropa los jefes enemigos.
acá, el jefe elorriaga hasta aprendió a cocinar “cha-
paleles” y come con nosotros “en el mismo tarro”.
en pleno combate, nos informaron que la ter-
cera división asomaba sus garras con o` Higgins.
este es un nombrado hacendado de los Ángeles e
hijo del antiguo Virrey, don ambrosio. usted que
siempre ve bajo el agua, ¿cree que su padre intuyó
esta afrenta pa` no reconocerlo como su vergüenza?
el ataque de la caballería enemiga, a fuerza de
carabina y lanza, la barrieron nuestros valientes
valdivianos. Pasadas varias horas, no había par-
lamento al horizonte. nos íbamos quedando sin
provisiones y “se nos venía la noche”. empecé a

36
recolectar municiones entre los heridos y muertos,
y un vigía me contó que el grupo de chilotes que
desertó fue reconocido y fusilado en el acto por los
revolucionarios.
esta perfidia acrecentó la moral para vengar a
nuestros vecinos. en eso, pude ver al jefe quintani-
lla ensangrentado en el piso, y como un sargento le
sacó su chaqueta y reloj. Más tarde lo vi, como por
milagro, que había sobrevivido, aunque su rostro
quedó desfigurado y “sordo de una paila”.
Pasaba el tiempo y no recibíamos noticias de
nuestra caballería que estaba buscando municiones
en chillán. Por suerte, la infantería de carrera, entre
caballos encabritados que habían perdido sus jine-
tes, comenzó a desertar.
el sitio nunca se cumplió ya que no pudieron
rodearnos. ellos fueron los sitiados por el viento,
la lluvia, el hambre y las decisiones incorrectas de
sus cobardes generales. qué distinto a los nuestros.
nunca olvidaré al almirante Pareja, esquivando
metralla, para dar aliento a la tropa y levantando
los espíritus caídos.
la artillería de Berganza esta vez no “destiñó” y
vengó su vergüenza de yerbas Buenas. con la batalla
en el máximo agobio, la segunda división enemiga
atacó a la bayoneta en un acto criminal de sus jefes.

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Pude ver el asco de nuestros fusileros al batir a estos
bravos que fueron enviados a la muerte segura. la
misma suerte tuvo el batallón de zambos, de los in-
fantes de la patria, a quienes lanzaron como carne de
cañón.
al final de la lucha, vimos que los fusiles de los
separatistas no funcionaban por la lluvia que moja-
ba al caer y al rebotar.
al atardecer, el jefe Sánchez envió a mi grupo en
contrataque a la bayoneta tras frenar a la caballería.
debería haber visto a su nieto (usted también pa-
dre Benito) sablear como buen hijo de su crianza.
llegamos a volar, botándolos de sus caballos, a los
cuales tratamos de no herir como bien me ha en-
señado usted.
Terminado el día, contamos a cinco muertos en
nuestras filas y los de carrera perdieron al menos
cien, pero no desistían de su cañoneo a nuestra re-
sistencia.
en reunión desesperada del alto mando, el co-
mandante de Valdivia que estaba re “priva´o” re-
husó de parlamentar argumentando que tenía un
hijo prisionero y otro herido por la causa. llegó la
noche y al vernos sin munición, el almirante Pareja
ordenó huir aprovechando la oscuridad.

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dejamos antorchas puestas y fogatas para enga-
ñar al enemigo, y emprendimos la retirada en las
narices de la guardia de carrera. no advirtieron la
treta hasta la madrugada, cuando empezaron a se-
guirnos, sin éxito, hasta el río Ñuble.
Tras rearmarse, el enemigo emprendió camino
a Talcahuano donde saqueó las casas por su fide-
lidad al rey. Muchos penquistas buscaron refugio
en chillán donde hoy, 21 de mayo, falleció el al-
mirante Pareja. Él fue un héroe en Trafalgar, un
hombre justo y leal que buscó la paz, pero vio la
aurora del infierno de nuestra guerra civil.

Su nieto que reza por usted


Gerardo Ulloa, veterano de San Carlos, Ancud
chillán, 21 de mayo 1813

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ASEDIO A CHILLÁN
(27 DE JULIO AL 10 DE AGOSTO 1813)

amado hijo.
con la alegría de haberse calmado el zumbar de
las bombas, le escribo antes que vuelva el tronar.
casi todos los días trato de escribir, y envío todas
las cartas que puedo con la esperanza que llegue al
menos una a sus manos. el correo es especial botín
para los guerrilleros de ambos bandos.
Me gustaría saber cómo le va con la sastrería.
debe estar difícil la cosa. espero que se le ocurra ir
al regimiento para hacer uniformes o banderas. lo
que sea, pero debe trabajar y mantenerse ocupado.
ya bien sabe que esta vida es dura y no hay tiempo
pa` quejarse. desde que falleció su madre, hemos sa-
bido afirmarnos bien en los temporales, y esta u otras
guerras no nos botarán. Somos españoles americanos
nacidos en la ribera del río Bío-Bío, y no dividirán
nuestro reyno que harto ha costado cimentar.
recuerde siempre que su padre reza por usted.
no deje de asistir a misa y nunca decaiga el ánimo.
Si esto se alarga, venda los candelabros o algo de
la loza de mi madre. el que no come no puede

41
trabajar, y recuerde que siempre debe compartir.
Si puede, me escribe para saber qué pasa por allá.
le comento lo sucedido en estos días, después
de largos ataques del ejército del “niño” carrera.
el ingenuo separatista, en copia calcada a San
carlos, nos sitió “a su manera” ahora en chillán.
nos mantuvieron, más de una semana, bajo fuego
de cañón que las casas de adobe centenario absor-
bieron como arena de playa. Tuvimos la suerte de
contar con los padrecitos franciscanos y harto veci-
no penquista que se vino a refugiar por estos lados.
la tarde del día 29 de julio, comenzó el ataque de
sus cañones a la ciudad. nuestro castillo de San Bar-
tolo respondió, se izó nuestro emblema español y
se aseguró la bandera para que no pudieran bajarla.
Fueron más de diez días de temblores, humo de
incendios y pólvora que costaba respirar. ni hablar
de dormir, eso era casi imposible. nuevamente, la
lluvia estuvo de nuestro lado y los rezos a San San-
tiago mantuvieron a los cañones del fuerte de San
Bartolomé sin fallas.
en el primer ataque, los revolucionarios perdie-
ron unos doscientos hombres al atacar como chi-
vo nuevo. los primeros días de agosto, intentaron
avanzar una barricada a cuatro cuadras de la ciudad

42
con seis cañones. nuestro nuevo jefe, Sánchez, tra-
tó de tomarlos por sorpresa, pero no pudo hacer
frente a una columna de caballería de cuatrocien-
tos endemoniados por el aguardiente.
Se ordenó a elorriaga y al coronel carvallo que
prepararan a su guerrilla para un ataque a pie. Partie-
ron con gran arrojo, y al llegar a la trinchera enemiga,
con las culatas arriba simulando rendirse, los barrie-
ron. Para auxiliar a estos bravos, enviaron al batallón
Valdivia con su comandante, lucas Molina. con el
ataque más férreo, llegó a reforzar el batallón vetera-
no de chiloé con su comandante, José Hurtado, y se
pudo “collerear” mejor, pero la matanza fue cosa seria.
en el ataque del 5 de agosto fue herido de gra-
vedad el comandante de Valdivia, lucas ambrosio
Molina, quien moriría días después. este jefe nació
en Valdivia y no tenía más de cuarenta años. una
bala le atravesó la frente y cayó en el barro ente-
rrando su espada hasta el fondo.
Pasados los días, el barro, la sangre y los cuerpos
mutilados formaron una nueva especie de tierra
bajo nuestras ojotas. Solo los oficiales usaban botas
o quienes pudieran rescatar alguna de quien ya no
las necesitara.
la falta de sueño, el frío, el humo y el cañoneo
nos tenía en continuo ataque de nervios. rezába-

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mos y cantábamos, todos a coro, para pedir a dios
acabar con el fuego. ahora, es cierto, nosotros es-
tuvimos todos estos días bajo techo y los nortinos
no tenían donde capear la lluvia.
la tropa de carrera era muy superior en núme-
ro, casi nueve mil sobre cuatro mil de los nuestros.
cuando las fuerzas ya se esfumaban en ambos ban-
dos, una explosión en un depósito de pólvora hizo
estragos en el ejército de carrera. ante tal desastre,
nuestros fusileros detuvieron el ataque conmovidos
por la mortandad del enemigo, que podíamos ver
volando por los aires y abrazados por las llamas.
¿Habrán familiares nuestros en el otro bando?
Me pregunté al ver cuerpos incendiados que co-
rrían despavoridos implorando piedad. ¿recuerda
que su tío Miguel se fue hace años a trabajar a San-
tiago? ¿lo habrán traído a la fuerza a enfrentarnos?
carrera finalmente dejó el asedio, irritado por
su incompetencia, el invierno y nuestra voluntad
de lucha. Viva el rey, nuestra tierra, y la santa san-
gre de nuestro señor Jesucristo.

Su padre que espera volver pronto


Segundo Monsalves, fijo de Concepción
chillán, 15 de agosto 1813

45
OSADIA EN EL ROBLE
(17 OCTUBRE 1813)

compadre antonio:
cuántas lunas que no nos vemos. le mando esta
cartita ya que estoy en problemas más que graves.
le pedí al cura anselmo que me la escriba y espero
que usted se la pase a alguien de confianza pa` que
se la lean. no sea “amermela´o” sino me saldrá “el
tiro por la culata”. Sucede que me metí en esto de
la guerra con mis “huainas”. el patrón nos ofreció
mejor “papeo” y “guenas” aventuras. igual yo soy
agradeci´o de nuestra virgen que nos cuida de los
terremotos, así que pa´ morir nacimos.
necesito pedirle que me devuelva el chanchito
que le dejé pastando hace un tiempo. espero que
no se lo haya comido no más, con lo goloso que es
uste´. Por favor, llévele el chanchito a la patrona
que debe estar aproblemá, ya que hace rato que no
paso por la casa. Pero, ya verá uste`, cuando gane-
mos y venga el mismo rey a ponerme mi “guena”
medalla y me dé algún título de conde o algo así
pa´ no trabajar nunca más. cómo la ve...
¿le habrán contado que hubo “guena” frisca en
el roble? ahí estuvo su compadre ni más ni me-

46
nos. ya verá las monedas que acuñarán con mi “ca-
racho”. Si ya creo que nací pa` esto. Me tinca que
terminaré de general o almirante, “naita” menos.
ya lo invitaré a su buen vino tinto en copa en
el palacio del gobernador. ya verá, mi compadre,
cómo nos cambiará la vida. Tendremos “guenas”
botas pa´l frío y manta de castilla. en una de esas
hasta nos compramos un carruaje con sus seis pin-
gos colora´os.
Bueno, tome aire, siéntese y le contaré lo de el
roble.
días antes del combate, el 13 de setiembre,
los araucanos invadieron Santa Juana y San Pe-
dro llamados por la causa del rey. desde la ribera
del río, amenazaron invadir concepción junto
al jefe quintanilla. no pudieron hacerlo, pero
los atacaron con un cañón que montaron en una
balsa. Supe que les robaron los caballos al gene-
ral carrera y a su guardia cruzando el río con
pieles de animales infladas. Mire usté´ lo “viva-
rachos” que son. los pocos soldados que había,
más los araucanos, se paseaban cambiándose
ropa pa´ engañar al enemigo simulando haber
más cantidá.
el “generalito” carrera dejó concepción y, en
camino a chillán, llegó con ochocientos hombres

48
al paso de el roble. nuestro jefe, Sánchez, en chi-
llán, decidió ir a encontrarlos con sus mejores gue-
rrilleros (donde iba, adivine quien... su compadre).
carrera acampó en un lugar “gueno” pa´ nuestro
ataque. estaban cubiertos de árboles, con barran-
cos en las cercanías, y una colina en la orilla de la
laguna avendaño. ¿conoce la laguna?
Pa` coordinar el ataque, urrejola pidió a los
soldados de olate que encendieran fogatas y to-
caran, con la banda de guerra, toda la noche pa´
distraer al campamento enemigo. así, partí por
la noche en una patrulla, al mando de lantaño
y asenjo, que atravesó el río itata hasta refugiar-
nos en la ribera sur, al oriente de los insurgen-
tes, como les dicen.
en la madrugá del 17, dejamos nuestros ca-
ballos amarra´os en una la´era del río y avanza-
mos a pie, en total silencio al mando de urrejo-
la, junto a trescientos milicianos. nuestra idea
fue llevarlos, a punta de bayoneta, hasta la otra
orilla, donde olate los remataría con doscientos
cincuenta fusileros que estaban escondidos tras
matas de zarzamora.
al saltar sobre el enemigo, se provocó un es-
truendo horrible de disparos y gritos de terror del
enemigo al verse sorprendido. entramos con fusi-
les cargados, y después les caímos a la bayoneta y

49
puñal, degollando a las primeras filas que recién
despertaban. Vi, con el corazón re hinchado de or-
gullo, como unos campesinos aplastaron a la guar-
dia personal del “pije” carrera. Más rápidos que
sus fusiles, corvo en mano, los pasamos a mejor
vida. nunca había degollado a un hombre, pero
queríamos una guerra corta y lo hicimos notar. la-
dramos y mordimos fuerte.
Por el ingenio de nuestros guerrilleros, los hi-
cimos correr aunque eran muy superiores a noso-
tros en número. Pude ver, en medio de la refriega,
que el general carrera huyó perseguido por un
piquete de milicianos nuestros que pasaron sobre
su guardia.
al arrancar carrera, fue el colora´o o` Higgins
quien ordenó la defensa de su artillería. la perse-
cución del enemigo funcionó según lo acorda´o, ya
que las tropas separatistas se esparcieron ante nues-
tro chivateo araucano que hacía sentir que éramos
miles.
deben haber perdi´o la vida unos cien insur-
gentes y unos veinte de los nuestros. Pero la suerte
estuvo del bando enemigo esta vez, ya que por error
llevamos munición de fogueo. algún pariente suyo
habrá sido el “amermela´o”. al percatarnos de esta
equivocación, comenzamos a irnos pa` tras para
arrancar por la misma ladera en busca de nuestros

50
pingos. al dejar el ataque, sentimos que ellos cele-
braron como un triunfo ya que sino los habríamos
hecho “pebre cucharea`o”.

Su compadre que le recuerda devolverme el chanchito


Raúl Sandoval, miliciano de Bulnes
chillán, 19 de octubre 1813

51
GLORIA EN RANCAGUA
(1 Y 2 DE OCTUBRE 1814)

querida madre:
estamos todos felices, ha habido muchas fiestas
y creemos que la paz volverá para seguir trabajando
por nuestras cosechas y animales. He viajado harto,
hasta estuve en Santiago. Por su última carta, creo
que nunca recibió las mías, que le relataban la ben-
dita batalla de rancagua que expulsó a la basura
santiaguina del país. ya estoy de vuelta en chillán,
pero esperemos que se calmen las aguas para que
vuelva a casa.
le contaré, de nuevo, cómo sucedieron los por-
menores de la batalla de rancagua. no se preocu-
pe, no estoy herido ni nada.
llegamos, a fines de agosto, en gran número a
las cercanías de rancagua para lo que sería nuestra
victoria más importante. Mi tío eulogio y yo for-
mamos en el batallón de chillán comandado por
clemente lantaño. no dejaríamos que los valdi-
vianos y chilotes se quedaran con todo el crédito
del triunfo. Teníamos que representar a chillán y
vengar el desastre que nos dejaron en agosto del
año pasado.

52
en el camino a rancagua, se nos unió gente de
a caballo de concepción, chillán, rere, los Ánge-
les y Florida. Todos unidos para borrar a los carre-
ra y traer una paz definitiva al reino.
Marzo de este año nos había traído “hartazas”
buenas noticias. lantaño había tomado prisionero
al general José Miguel carrera y a su hermano Juan
José; tuvimos un triunfo importante en gomero
con el capitán leonardo castilla, y supimos de la
toma de Talca por el jefe elorriaga.
una noticia fea que supimos fue que el mismo
carrera despachó un decreto, el 4 de sept de 1814,
para que los propietarios de esclavos los entregaran
a su ejército. a quienes se escapasen, el “generalito”
condenó a cien azotes, tres años de presidio y per-
petua esclavitud para el estado. así fue que formó
el regimiento de “morochos” infantes de la patria.
el día 27 de agosto, el jefe osorio intimó ren-
dición a o`Higgins, mediante carta llevada por
el capitán chilote antonio Pasquel, pero éste fue
arrestado por los insurgentes y enviado preso a
Mendoza. no había caso de hacer entrar en razón
a estos nortinos.
y, así con la cosa, nos llegaron refuerzos desde
lima de un par de batallones veteranos de españa.
las figuras eran los Talavera, en los que el jefe oso-

54
rio tenía puesta toda su fe. de inmediato, hubo
roces y hasta su combo entre nuestros soldados mi-
licianos y los peninsulares recién llegados. esta es
nuestra guerra -les dijimos. Si quieren ayudar, mu-
chas gracias, pero llevamos un par de años luchan-
do pa´ que sepan. Hubiera visto sus uniformes,
mamita querida, se habría desmayado de la impre-
sión. demasiado elegantes para nuestras vestimen-
tas todas rotas y manchadas de barro y sangre.
el día 1 de octubre, tipo siete de la mañana,
nos formaron al noroeste de rancagua para volver
a instar a los insurgentes a rendición, pero “no se
oyó padre”. Había llegado el momento y ya sabría-
mos “de qué jabón sale espuma” como dicen los
santiaguinos.
comenzó el avance nuestra caballería y fue ata-
cada sin éxito por fusileros apostados en techos de
unos potreros. nuestro ataque fue en bloques, no
tipo guerrilla como estábamos acostumbrados. no
entendimos nada eso de ir de frente, sin buscar
donde “fondearse” que está tan dentro de nuestra
mitad araucana.
aun así, avanzamos hasta llegar a la entrada norte
y oeste de la villa, por lo que el jefe osorio ordenó
rodear la ciudad y hacer un sitio de verdad. le digo
“de verdad”, no como el chiste que nos hicieron en
chillán que al final los sitió a ellos. después de este

55
encerrón se festejó en nuestras filas, además, buena
parte de la caballería enemiga desertó.
el jefe osorio decidió comenzar el bombardeo,
por los cuatro costados, con cañoneo y metralla.
después de un buen rato de fuego, hubo dos ata-
ques con infantería pero no pudieron entrar en las
barricadas enemigas. osorio, que quería un triunfo
rápido, mandó al coronel Barañao a la carga, con
un escuadrón de húsares, a la trinchera sur que era
la más dura defensa. esto sonó más a castigo a buen
entendedor. Mala cosa para Barañao que tenía un
genio de potro, pero no “arrugó”. Se le “paró la plu-
ma” y partió donde los jefes Talaveras y dijo fuerte y
claro: “Vean ustedes cómo se combate en américa”.
ninguna gracia les hizo a los peninsulares esta “pa-
chotada” pero se quedaron calladitos.
“con lo puesto”, se lanzó de frente a la metralla
del enemigo, por lo que resultó herido en un muslo
cuando ya había perdido a su caballo. Sus hombres,
sorprendidos por el fuego intenso, se retiraban pero
fueron socorridos por Maroto, Velasco y el capitán
Vicente San Bruno, que vieron sobrecogidos la auda-
cia y coraje de Barañao y sus soldados.
Pasada más de una hora de lucha, osorio y sus
oficiales iniciaron el bombardeo de las trincheras
del enemigo. Momento justo en que los insurgentes
alzaron un paño negro junto a su bandera en signo

56
que no se rendirían. “color de hormiga” se ponía la
cosa con esta decisión de los nortinos. esto obligó
a tomar medidas más duras contra ellos. después
de diez horas de lucha no se rendían, por lo que se
decidió cortar la única acequia que llevaba agua a
la ciudad. con esto, quedaron sin suministro para
los soldados y caballos. además, no podían enfriar
sus cañones ni tenían con qué apagar los incendios
que aparecían por todos lados.
la mañana del 2 de octubre, participé en una
avanzada apoyando a fusileros del batallón con-
cepción que fueron enviados contra la trinchera
oeste. nos dirigió el sargento Vicente Benavides y
su jefe, el capitán, Pedro del Pino. gracias a agu-
jeros de los muros, pudimos barrer a los soldados
enemigos que apenas se veían, ennegrecidos por el
humo de la pólvora y los incendios.
al entrar, cerca de la Plaza, nos enfrentamos a
bayonetazos, corvo y cuchillo con los enemigos y
pudimos hacerlos retroceder más todavía. Sus trin-
cheras estaban repletas de muertos, y vimos que los
usaban para tapar agujeros o como escaleras.
Tipo cuatro de la tarde, los insurgentes estaban
casi sin municiones ni metralla, por lo que utiliza-
ban piedras o cualquier pedazo de metal. Tras esto,
la defensa fue casi nula y algunos jefes enemigos
pudieron huir en una arremetida de caballería bajo

57
fuego de nuestra fusilería. a lo lejos, podíamos ver
las columnas que arrancaron del gran incendio an-
tes llamado rancagua.
Según el jefe elorriaga, los insurgentes tuvieron
como cuatrocientos finados, trescientos prisione-
ros y nosotros ciento diez soldados y siete oficiales
muertos más ciento veintiséis heridos.
el 9 de octubre entré, junto a mi regimiento y
al coronel Ballesteros, a Santiago y fuimos recibidos
con vítores, flores y guirnaldas. nunca había visto
“fiestoca” más re linda que esta, y hasta se me caye-
ron unos lagrimones de emoción por los aplausos de
la gente que se asomó a los balcones, o que se enca-
ramó a los árboles para vernos. así nos percatamos
que muchos santiaguinos eran fieles realistas.
esa noche comimos como no lo hacíamos hace
meses, y hasta nos animamos a bailar por efecto del
aguardiente. era la paz, por fin, y había que cele-
brarlo como dios manda. usted hubiese hecho lo
mismo. además, tomé poquito.
al otro día hubo misa, se bendijo a la tropa
triunfante y a los heridos que eran muchísimos.
a la vuelta a chillán, nos encontramos con que
seguían en fiesta, la que duró un mes entero entre
festejos y procesiones.

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le puedo contar también que la goleta Merce-
des llegó al callao el 9 de noviembre con nueve
banderas insurgentes capturadas en rancagua. es-
tos trofeos fueron llevados a lima para depositarlos
en la iglesia Santo domingo. con guardia de ho-
nor, las ofrendaron a la Virgen del rosario. lima
entero festejó nuestra victoria por la paz. Hubo
repiques de campanas, banquetes y palabras re lin-
das del Virrey para nuestros soldados. llegó la paz,
ahora, a parchar los corazones y enterrar el odio.

Su hijo que honra su sangre


Casimiro Godoy, infantería de Chillán
chillán, 28 de noviembre de 1814

59
DEFENSA DE TALCAHUANO
(6 DE DICIEMBRE 1817)

Padre querido:
esperando que se encuentre bien de salud, lo
mantengo al tanto de esta cruenta guerra. no pier-
da nunca la esperanza de que podamos revertir
los problemas. le cuento detalles de cómo me ha
ido, y no se preocupe por mí ya que sigo igual que
cuando chico, más ágil que un conejo. igual, estoy
tan flaco que las balas no me encuentran.
llegamos con mi primo a Talcahuano después
de saber los reveces de chacabuco. ahora comienza
la guerra pa` guapos y no nos entregaremos al ene-
migo. nos presentamos un par de días antes que
llegara la fragata candelaria. Venía de lima con
cuarenta y cinco artilleros y noventa infantes para
la escuadra, así que el ánimo estaba muy bueno.
conocimos al jefe ordoñez, que no paraba de
dar instrucciones, moviéndose pa´ todos lados con
planos y ayudantes voluntariosos. al par de días,
nos dieron uniformes nuevos, tuvimos que afeitar-
nos, y conocimos a unos chilotes re buenos pa´l
leseo.

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comíamos puro pan, charqui, choros y pesca-
dos que salían de repente. el 23 de agosto hubo
buena fiesta, y hasta nos dieron un vasito de vino
o aguardiente, ya que nos avisaron que los caciques
de arauco están del lado realista. no conozco “nai-
ta” a esos cristianos ni he ido pa´ esos lados, pero
si están con nosotros siempre es mejor a que estén
con los revolucionarios.
el día 25 de agosto tuvo harto movimiento. en
el cerro Perales se formó todo el ejército enemigo,
y por lo que comentaron eran como cuatro mil,
con seis cañones, frente a los mil setecientos que
estábamos esperando en nuestro fuerte. lo que sí,
teníamos setenta cañones y el apoyo del mar con
la fragata la Venganza, el bergantín Potrillo, una
lancha y cinco chalupas cañoneras.
Teníamos buena infantería del fijo de concep-
ción, Valdivia, chillán, milicias de rere y las de
Florida. en cuanto a los dragones, tenemos a los
de la Frontera (que es donde estoy), los de chillán
y los de laja.
el 26 de agosto me tocó estar de guardia y nos
asaltaron doscientos fusileros enemigos que inten-
taron atacar las lanchas del morro. nuestros caño-
nes, y las baterías del Peral, los obligaron a arrancar
quedando algunos muertos. recuerdo ver a un ar-

62
tillero re nervioso persignarse después de cada ca-
ñonazo que hacía levantar la tierra.
Pasaron los días con harto ataque con granadas
de parte del enemigo, que gracias a “diosito” no
nos hacía ni cosquillas. algunos discutíamos que
deberíamos salir a cazarlos, pero los que habían pe-
leado en el cerro gavilán preferían no arriesgarse.
Fue más de una semana de recibir estruendo. nadie
podía dormir y los ánimos andaban re caldeados.
y como no salimos nunca, ellos se nos vinieron
encima. el asalto fue en la madrugada del 6 de di-
ciembre. casi no hacía frío, pero estaba oscuro y
había harta neblina ya que estamos al lado mismo
de la mar.
al enemigo apenas lo veíamos, pero sí se distin-
guía que venían en dos brigadas contra el morro.
Su idea era atravesar los fosos que estaban todos
inundados, donde habíamos dejado una buena
empalizada para impedir el ingreso de su infante-
ría.
creo que pretendieron tomarse el puente leva-
dizo para entrar al asalto, pero no anduvieron ni
cerca. asimismo, quedaron a disposición de nues-
tros fusileros que los remataron en el primer foso.
Su caballería se apostó harto más atrás, y esperó el
milagro de que bajaran el puente.

63
después de un buen rato de ataque, el enemigo
pasó el primer foso, o no sé si los dejaron pasar para
rematarlos con los cañones de los barcos. cuando
los soldados enemigos llegaron al puente del mo-
rro, se vieron frente a un segundo foso, y otra línea
de defensa reforzada por el cañoneo de los barcos y
chalupas. un verdadero infierno para ellos.
cuando vieron su posición, comenzó la deser-
ción de muchos soldados separatistas ya que esta-
ban totalmente perdidos. los fusileros se miraban
para detener los disparos, pero algunos no detenían
el ataque, por lo que mataron a la mayoría, con
apoyo de cañones del cerro y de los barcos. los
hacían desaparecer quedando sólo manchas rojas
en la tierra.
deben haber sido unas tres horas de ataque.
cuando comenzó a aclarar, abandonaron la ofen-
siva en columnas que fueron protegidas por su ar-
tillería.
a mediodía, comenzamos a ordenar y limpiar
los fosos. los jefes contabilizaron como quinien-
tos muertos del enemigo pero pueden ser más. Se
amontonaron unos veinticinco trajes de oficiales
nortinos que no pudieron identificar.
eran rumas de muertos, partes por aquí, pe-
dazos por allá. no había ningún herido, solo un

64
par de caballos a medio morir que sacrificamos pa´
que no sufrieran. y cuando estaba como que me
desmayaba de toda esta impresión y terrible olor,
como que se me paralizó el corazón, o quizá se me
fue pa´l cielo. quizá el “cucharón” tiene el poder
de mandarse a cambiar frente a los espantos de los
hombres. qué bueno que pueda hacerlo, ojalá mis
ojos también pudieran.

Su hijo que no le decepciona


Anselmo Figueroa, dragones de la Frontera
Talcahuano, 9 de diciembre de 1817.

65
LAURELES EN CANCHA RAYADA
(19 DE MARzO 1818)

querida esposa, mía:


y yo que creía haber visto lo peor de este mun-
do. ni la orilla del asunto había visto parece. usted
sabe que entré al ejército después del triunfo en
rancagua del 14, por lo que cancha rayada fue
mi primer combate en serio.
Sucede que siempre me habían dejado en labo-
res de guardia por un defecto de ser “cojinoa”. no
me llevaron a chacabuco, y en Talcahuano estu-
ve al fondo del puerto cuidando polvorines. Por
eso no vi casi na´. estuve adentro de una bodega
y sólo escuché los bombazos. “Tenis” la chaqueta
más limpia que vestido de novia- me decían mis
amigotes.
Por eso, cuando el enemigo se retiró de Talca-
huano todo “trasquila´o”, y supe que llegaba el jefe
osorio, me dije que ya no me quedaría “ajuera”.
así que, hablé con un jefe “paleteado” de chillán
para que me dejara entrar en sus dragones. le dije
que mi problema era ser cojo, pero que arriba de
un caballo nadie me la gana, y me aceptó.

66
Había tal escándalo en el puerto, con la llegada
del regimiento Burgos de españa y de otros más
venidos del Perú, que nadie se fijó que me cam-
bié al regimiento de dragones de chillán. nunca
había peleado a caballo, pero “en la mar se hace el
pesca´o”.
así, partimos pa´l norte, bien confiados, des-
pués de la “tunda” que les dimos en el puerto.
Tremendo viaje nos pegamos, pero me gustó ir
mirando los cañones, los caballos, la ropa de los
soldados del Burgos. les quedaba como “pinta´o”.
y hubiera visto uste´ los estandartes al viento, fue
cosa muy re linda. Hasta salía gente de sus casas a
darnos pancito o frutas.
estuve todo el camino entrenando en cómo
afirmarme del caballo solo con las piernas. Mi idea
era atacar con un sable en cada mano, mire idea
pa` loca. Hartazo me dolieron las “patas” y la ca-
dera pero no me eché na` a morir. además, traje
mis sables con harta agüita bendita pa´ que no me
pase na`.
lo que no me importaba na´ era que me corta-
ran un poco la “pata” derecha pa` emparejar. una
“tallita” no más.
y, bueno, empezó la cueca. el día 14 de mar-
zo avanzamos, con unos setecientos hombres, con

68
el jefe Primo de rivera. Hicimos campamento en
camarico, al norte de Talca, a orillas del río Teno.
Éramos unos cuatrocientos infantes, trescientos ca-
ballos y una columna de zapadores.
el día 15, vimos a lo lejos que se acercaban los
insurgentes por lo que nos replegamos, junto a la
infantería, en unas casas de un sector que se llama
quechereguas. ahí disparé mis primeros tiros a los
revolucionarios, aunque no sé si le pegué a alguno.
deben hacer sido unos doscientos los que nos ata-
caron, sin éxito, y dejaron unos veinte muertos en
el intento. con esto, nos aumentó la confianza y
las ganas de acabar con esta guerra lo antes posible.
y así, pues, hasta que llegamos a una zona que
le dicen cancha rayada, creo que por las huellas
que dejan los animales. Volvimos a levantar cam-
pamento y prepararon buena comida. Hubo pan-
cito, vino tinto y sopa caliente de carne. Bien rico
estaba, con hambre todo sabe a manjar.
Por lo que cuentan los “copuchentos”, la noche
del 18 de marzo, un vigía que estaba en lo alto de
un campanario advirtió fuegos del campamento
enemigo. nuestro jefe, ordoñez, decidió atacar
pa´ cambiar el baile y que no fuera como en Tal-
cahuano. estábamos acampando re cerca y no nos
habíamos dado cuenta. ahí, empezó el movimien-
to “juerte” pa´ atacarlos en la madruga`.

69
Teníamos un gran ejército y estábamos confia´os
en darles sus “guenos” “huascasos”. Se formaron
los regimientos en tres columnas tipo ocho de la
tarde, y se nos dio la bendición con unos trein-
ta capellanes que andaban “aleonando” a los más
indecisos. la columna de la derecha la dirigió el
coronel Primo de rivera, la del centro el brigadier
ordoñez y la de la izquierda el teniente coronel
Bernardo de la Torre.
los cabros dragones de chillán describían a
o’Higgins y hacían apuestas de quién podría ma-
tarlo. dicen que es re bueno pa´ mostrarse, que es
medio loco. qué pena más grande debe sentir su
“taita”, en tener oveja negra más traicionera.
y, así con la cosa, sabíamos que contábamos
con buena gente y refuerzos “cototos”. Teníamos
al batallón infante don carlos de lima con nove-
cientos soldados, Batallón de arequipa con ciento
dieciséis soldados y el Batallón Burgos con nove-
cientos. estos últimos se decían “siempre vencedor,
jamás vencido”.
en total éramos unos cuatro mil hombres, más
catorce cañones. el enemigo era el doble, por lo
que entendimos que la idea del asalto nos caía del
cielo. Pelear en el día, frente a frente, estaba difí-
cil. además, ellos tenían treinta y tres cañones. la
apuesta por el asalto era todo o nada pa` nosotros.

70
y llegó la hora. Me encomendé a todos los san-
tos que pude recordar, y hablé largo rato con mi
“pingo” pa´ que corriera con harto cuida`o. avancé
al ataque, en medio de la noche, en total silencio.
la orden fue que disparemos sólo una vez y que la
infantería siga con bayoneta y nosotros con sables.
“gueno”, avanzamos buen rato como en “boca
de lobo”. no nos veíamos ni las manos hasta que
vimos las fogatas del campamento insurgente.
nos dieron la orden de formar tras la última
loma que nos separaba, y marchamos, trotamos y
a la carrera, mi alma. no hallaba la hora de llegar y
que “juera” la voluntad de dios. esa carrera, antes
del primer choque, fue eterna. Pude contar cada
segundo, como quien cuenta los años en que crece
un palto.
al rato de lucha, le dispararon a mi caballo y
fui a dar por los aires. como gato me paré y la
peleé a como viniera. Tiré el fusil por la cabeza a
un jinete enemigo, y mis sables brillaron como dos
soles. y puedo decir que la agüita bendita sí sirve,
ya que cuando terminó la refriega me vi sin ningún
rasguño. apenas, un chichón en la ca´eza y unos
rasmillones locos.
el enemigo peleó en dos líneas y a la primera
la hicimos “pebre”. los revolucionarios cayeron

71
en nuestra trampa y arrancaron como pumas pa´l
monte. les tomamos buenas piezas de artillería y
desde lo alto los ametrallamos. en pleno escándalo,
vi pasar al jefe ordoñez, de pie en los estribos de
su caballo, animando a la tropa y revoleando su
sombrero.
con la llegada del “cara e` gallo”, pudimos
contar nuestros muertos y los que ellos dejaron
bota`os. nosotros tuvimos cuarenta muertos y
ciento diez heridos. los insurgentes ciento veinte
muertos, trescientos heridos, dos mil dispersos y
les capturamos veintidós cañones.
ahora esperamos que se rindan. Me inscribo
con tres mandas a San Sebastián, porque otra bata-
lla así no es “guena” para nadie. el “cola ´e flecha”
no puede dominar esta tierra de cristianos.

Su esposo que siempre le recuerda


Segundo Cifuentes, dragones de Chillán
cancha rayada, 20 de marzo de 1818

72
EL HONOR DE AGüI
(18 DE FEBRERO 1820)

Padre mío:
como creo que debe estar preocupado por el
estado de la isla, le cuento cómo va la cosa. espero
que no se encuentre “embroma´o” de salud junto
a mi madre, y que se acostumbren a la vida de la
Patagonia. Me imagino que debe haber sido do-
loroso para ustedes dejar su tierra, casa, animales,
familiares y amigos, pero fue lo mejor ya que la
guerra está complicada.
asimismo, espero me puedan perdonar por ha-
ber decidido quedarme en la isla. Mi compromiso
con la causa del rey y el honor de la isla sigue in-
tacto, y no abandonaré al gobernador quintanilla,
que incendió el barco en que quería huir Justis.
como de seguro le llegarán noticias confusas, le
confirmo que sufrimos un asalto al castillo de San
Miguel de agüi. como no quiero que reciba no-
ticias mentirosas, le preparé esta carta, explicando
los hechos y mi compromiso, para que también se
la lea a mi madre.
llevamos ya siete años en esta guerra contra los
insurgentes. Harta vida joven se fue al continente,

73
para nunca volver, a defender al rey. Van dos años
en que o` Higgins y San Martín firmaron la inde-
pendencia, pero nosotros seguimos siendo españo-
les. Sabemos que en arauco, chillán y los Ángeles
siguen batallando, así que es hora de ser “machito”
y no correr a pedir perdón a los que tienen apoyo
internacional de logias y conexiones judaicas.
la segunda semana de febrero, supimos que el
“menta´o” cochrane y un tal Miller preparaban
un asalto a la isla, tras tomarse Valdivia. el pirata
inglés capturó al bergantín Potrillo que venía del
Perú con veinte mil pesos y municiones para chi-
loé. ya vemos que era cierto lo de las “copuchas” de
las logias. el ejército nortino se repletó de generales
europeos que pelearon en las guerras napoleónicas.
y nosotros aquí, con poca conexión y recursos,
esperamos el fin de la historia. es casi imposible
resistir, pero no abandonaremos a nuestra tierra.
el 17 de febrero, asomaron a la boca occiden-
tal del canal de chacao la goleta Montezuma y la
dolores, las que parece que no tenían artillería o al
menos no usaron. la idea de ellos fue desembarcar
en la playa de chaumán, pero creo que vieron la
costa protegida y recularon. Teníamos un cañón y
trescientos soldados, más una compañía de refuer-
zo, tropas de caballería y una lancha cañonera fuera
de la bahía de San carlos.

74
Para probar nuestra voluntad de luchar, envia-
ron una lancha cañonera que disparó a nuestras
fuerzas incitándonos a rendición. Tratamos de
mantenernos en pie firme, pero debimos abando-
nar la playa y nos replegamos a toda carrera. ya se
iba el sol y la noche era mejor compañera por si
atacaban.
y así, guillermo Miller hizo el desembarco de
sus tropas. los formó en una columna y marcha-
ron a paso firme por el terreno difícil del borde cos-
tero. Frente a esta situación, se dio lo que planeó
quintanilla.
al otro día, una tropa de los insurgentes se apo-
deró del Fuerte de la corona ya que estaba sin pro-
tección. el jefe quintanilla analizó la situación y
ordenó una defensa en el castillo San Miguel de
agüi. este fuerte es el reducto más importante de
la protección de San carlos.
Pusimos vigías para avisar la llegada de la tropa
rebelde al fuerte. así, pudimos observar que sólo
venían sesenta al mando de Miller. como apoyo,
teníamos a una lancha cañonera reforzando la de-
fensa. Poco o nada pudo hacer el enemigo, frente
a la primera metralla que mató al menos a veinte.
además, les dejó muchos heridos, incluido su jefe.

76
Hicieron una embestida sin estrategia y cayeron
como moscas.
gran alegría se desató en el fuerte. los soldados
se abrazaban y los frailes dirigieron cantos de agra-
decimiento a nuestro patrono. después, supimos
que la columna que no llegó al ataque se había per-
dido en la noche. al fin y al cabo, todos se devol-
vieron a sus barcos al amanecer.
nuestro jefe ordenó no perseguirlos para “ma-
jarlos” como perros. era mejor dejarlos volver,
todos “averiados” para que cuenten que acá hay
ciudadanos leales, y no sólo gente parada sobre un
pedazo de tierra flotante.

dios guarde a usted muchos años más


Estanislao Romero, veteranos de San Carlos, Ancud
San carlos, ancud, 19 de febrero de 1820

77
MATANzA EN PANGAL
(23 DE SETIEMBRE 1820)

amigo desconocido:
esto de la guerra ha cambiado demasiado nues-
tras vidas. Tuve que dejar mi casa y poco o nada he
sabido de mis vecinos. en rere tenía buena planta-
ción de maíz y una huerta re milagrosa. ahora sólo
tengo esta muda de ropa, mi fusil, la causa del rey
y pura fe.
Perdí todo pero no me arrepiento. confío en la
virgen y en mis oraciones. dios sabe que luchamos
por él y por el rey contra los ingleses y judíos que
nos quieren destruir. no somos asesinos, somos ji-
netes del señor, aunque a veces la sangre nos nubla
la piedad y la misericordia. la lucha a cuchillo es
pa´ “guapos” y gana siempre el más “vivaracho”.
Tiempo llevo ya peleando junto a los hermanos
yumbelinos Juan de dios y dionisio Seguel, así
que no soy na´ nuevito en esto.
lo bueno es que contamos con ayuda de har-
tos dueños de fundos que nos cooperan. cuando
no hay escaramuzas o asaltos, debemos recolectar
alimento y vender gana`o. igual hacemos asados y

78
jugamos al naipe. Hay hartos que tocan la guitarra
y hacen coplas re entreteni`as.
Sigue al mando Vicente Benavides y como lu-
garteniente Juan Manuel Pico. Benavides es de
quirihue, y Pico es un comerciante español que
viene de Huasco. Tenemos unos dos mil valientes
repartidos por la región y suficiente munición. lo
que me tiene aburrido es que ya empezamos a des-
confiar de posibles delatores, y todos se andan mi-
rando medio raro.
el día 18 de setiembre pasamos el Bío- Bío con
cuatrocientos jinetes con un calor que “caían los
patos asados”. durante la marcha, el jefe Ferrebú,
que es cura, me pasó un crucifijo para llevarlo en
alto junto a la bandera de la cruz de San andrés.
eso me dio hartazo orgullo, ya que se lo pasaba a
sus regalones no más. Hacía harto calor pero lle-
vamos suficiente agua, y por suerte encontramos
ciruelas ma`uritas en el camino.
el 19 acampamos en la hacienda San cristó-
bal, cercana a yumbel, y por fin pudimos “echar
los huesos”. Por el 20, rondamos la ribera norte
del laja y hubo un tiroteo fuerte en yumbel con
tropas enemigas que arrancaron a los pocos “refre-
gones”. Sabíamos que andaban por estos la`os los
jefes enemigos, Benjamín Viel y carlos o’carroll,
con unos quinientos soldados y dos cañones.

80
el 22 de setiembre, acampamos a orillas del
pajonal, el manzano, al oriente de yumbel. la
madrugada del 23, nos tiroteamos con fuerzas de
o’carroll por lo que el jefe Pico ordenó movernos
a Pangal. ahí, nos llegaron de refuerzo trescientos
fusileros y hartos araucanos con lanzas.
en Pangal se dispuso el choque que ambos je-
fes enfrentaron de manera diferente. Pico formó a
nuestra tropa en doble fila y o` carroll en una sola
y larga línea. no tuvimos tiempo pa´ pensar y qui-
zá fue mejor. los nortinos atacaron primero con
ráfagas de fusilería y dos cañonazos. nuestro jefe
zapata entró, gracias al humo de la fusilería, por el
flanco derecho y atacó a los cazadores de José Ma-
ría de la cruz. les pasó como rastrillo por arena.
nuestro ataque rodeó a sus fuerzas de infantería
y artillería, y barrimos hasta con los que soltaron
sus armas. los años de guerra, los rencores y odios
nos han cubierto de ira. los araucanos los persi-
guieron cerro arriba y dejaron ensartados con sus
lanzas.
nuestros jinetes se lanzaron sobre sus pares de
o`carroll que esperaban la orden de su jefe para-
dos como espantapájaros. Por eso, huyeron en su
mayoría, aunque algunos dieron pelea muriendo
sobre sus caballos. es difícil recordar detalles de
una batalla. Sólo me acuerdo como, junto a otros

81
milicianos, botamos a un par de jinetes para pasar-
los por cuchillo en el suelo.
los desorganizados cazadores de José María de
la cruz, además, fueron sorprendidos por la reta-
guardia por nuestra caballería que resultó casi in-
victa. los granaderos de Viel también fueron ro-
deados por el escuadrón de Ferrebú, quienes con
lanzas arrojaron a mejor vida a los enemigos.
Fue, por lejos, la matanza más grande y rápida
que hemos dado. en pocos minutos, los destroza-
mos con favor de dios y la virgen. nos transfor-
mamos en una especie de corral con sables y lanzas
para el enemigo que no pudo escapar.
en pleno combate, o` carroll fue laceado por
el capitán alarcón quien lo llevó donde Pico. na-
die escuchó sus plegarias y rápidamente se le fusiló
con cuatro soldados. el enemigo, en pocos mi-
nutos, perdió a trescientos soldados y tomamos a
veintitrés prisioneros, sin contar a los que huyeron
junto a Viel.
Por mis cercanos, murió el capitán zorondo y
fue herido “el cayumanque”. le decían así porque
es alto como el cerro de quillón. los vecinos de
rere están todos intactos, gracias a dios.
esta guerra se pone más cruel y ahora, tras ha-
ber dado muerte a o` carroll, el aguacero vendrá

82
peor pero “que le hacen un par de pulgas más a un
quiltro”.

Su amigo más desconocido


Norberto Marín, miliciano de Rere
yumbel, 24 de septiembre de 1820

83
VENGANzA EN TARPELLANCA
(26 DE SETIEMBRE 1820)

querida madrina:
espero poder ir pronto a verla. cuídese harto
de esa tos que le oí la última vez, y pierda cuidado
por mí que ya volveré a comer sus ricos pancitos
amasados. le cuento que seguimos resistiendo, con
favor de dios, pero no va fácil. lea esto para ente-
rarse y después quémelo.
la mañana del 26 de setiembre, encontramos a
la tropa enemiga del mariscal alcázar en el sector del
Puente Perales, en uno de los vados del río laja, en
dirección a yumbel. el viejo alcázar, de 67 años, es
un conocido de la zona y especial enemigo de estas
tierras. Venía marchando con el Batallón de caza-
dores de coquimbo, más cuarenta y cinco artilleros,
doscientos indígenas y cerca de mil civiles.
al ver nuestras tropas, dirigidas por Vicen-
te Benavides, de dos mil trecientos, compuestas
de milicianos y araucanos, el enemigo retrocedió
y se aprestó a combatir. Hicieron una formación
de cuadro y en sus ángulos pusieron dos cañones.
quedaron como en una islita que formaban los
ríos. instalaron parapetos, con bagajes y monturas

84
de caballos, para proteger a sus fusileros. las mu-
jeres y niños quedaron dentro del cuadro. les dio
miedo dejarlos afuera, ya que el rapto y cobro de
rescate es práctica frecuente de ambos bandos.
el fuego empezó antes del mediodía y duró has-
ta el anochecer. los enemigos hicieron todos los
tiros de cañón que tuvieron hasta que quedaron sin
artillería. nuestros araucanos arrojaron cientos de
flechas y lanzas hasta que Benavides pidió rendirse
al viejo alcazar.
Pasado el asedio, nuestro jefe Bocardo subió una
cuadra y media por el río, con parte de la tropa, para
cubrir la huida del enemigo. Vicente antonio Bo-
cardo y Santa María, coronel nacido en concepción
y lugarteniente de Benavides, era una especie de to-
qui cristiano de los pehuenches, como Benavides de
los costinos, y los caciques Mariluan de los llanistas
y Mañil Bueno de los huilliches.
deben haber sido al menos unas doce horas de
fuego intenso de nuestra milicia y araucanos man-
dados por el cacique Mañil. a las dos de la ma-
drugada del día 27, el enemigo firmó su rendición
frente al comandante de milicias, Felipe díaz de
lavandero. inmediatamente, separamos a los sol-
dados enemigos, a los que pasamos al ejército rea-
lista, y saqueamos sus pertrechos.

86
los guerreros del cacique Mañil al parecer te-
nían temas pendientes con los de angol y Santa Fe,
aliados del enemigo, ya que los masacraron a todos
a fuerza de lanzas en un vado vecino.
el traidor, alcázar, que había sido mariscal de
campo del rey en 1795, fue juzgado como tal junto
a sus diecisiete oficiales del batallón coquimbo. el
28 de setiembre fueron llevados a la hacienda de San
cristóbal, en las cercanías de yumbel, donde fueron
asesinados a sable, lanza y balazos. el cacique catri-
leo fue el primero en lancear a alcázar.
en menos de una semana, el enemigo perdió
a dos altos oficiales de sus filas. en la tropa con-
versamos contentos pero preocupados, y apenas
creemos estas victorias. Si pudiésemos cazar a Frei-
re tendríamos una gran oportunidad de negociar.
resistimos al acecho, con los dientes apretados y el
corvo bajo el poncho, para restituir la monarquía
y la cristiandad.

Su ahijado que no se olvida de uste´


Eusebio Arriagada, miliciano de Florida
yumbel, 29 de setiembre de 1820

87
ASALTO A LINARES
(26 DE ABRIL 1823)

Padre querido:
espero que entienda y disculpe mis tres años de
no dar señales de vida. quizá ha pensado que esta-
ba muerto, pero no me atreví a escribirles porque el
enemigo podía interceptar la carta y tomar represa-
lias contra ustedes. ya sabe que nos han declarado
bandidos. como se lo prometí, sigo luchando por
la causa. Por favor, siga diciéndole a mi madre que
trabajo en Valparaíso para evitarle sustos. Hace un
par de días tuvimos un buen triunfo, que le quiero
aprovechar de contar, ya que de otro modo es difí-
cil que se entere.
antes que cuente este asalto a linares, por la
tropa fiel a los hermanos Pincheira, quiero recor-
darle cómo ha sucedido la guerra últimamente.
establecimos las guerrillas por chillán y Parral
desde el año 18 hasta el 22, pero después hemos
hecho algunos asaltos al norte del río Maule contra
la autoridad de Santiago. Han sido muchos los en-
frentamientos. atacamos chillán el 20, con apoyo
de los antiguos vecinos realistas, y desde ahí nos

88
han demonizado por la prensa y acusan de bando-
leros sin ley.
los líderes de mi guerrilla son los hermanos
Pincheira, todos hijos de don Martín. Son cuatro
hermanos y dos señoritas, todos comprometidos
con la causa del rey. ellos son: Juan antonio, San-
tos, Pablo, José antonio, rosa y Juana.
esta familia es natural de Parral, al norte de chi-
llán. desde 1817 comenzaron su fama, sobre todo
cuando el mayor de los hermanos, Juan antonio,
peleó como cabo realista en la batalla de Maipú.
no se me debe olvidar lo importante que han
sido los párrocos de estas tierras en la lucha contra
los insurgentes de Santiago. el cura chillanejo Án-
gel gatica, Juan de dios Bulnes de arauco, luis
José Brañas de yumbel y Juan antonio Ferrebú de
rere han sido determinantes en dar recursos y apo-
yo logístico a nuestra guerrilla.
además, debo comentar que existen muchos
guerrilleros en lucha contra Santiago y todos de co-
razón realista. entre estos caudillos cabe mencionar
a Juan Bautista espinoza, capitán de los dragones
del rey, los artesanos agustín y Francisco rojas,
Manuel contreras, jefe conocido por prohibir sa-
quear y dar muerte sin su autorización, el capitán

90
gervasio alarcón y Manuel Pinuer Molina, jefe de
Valdivia que ha estado en armas desde 1813.
otro importante apoyo que tenemos es del
gordo bonachón de Pablo San Martín de chillán,
por las quebradas de diguillín. el mismo, junto
al penquista camilo lermanda, se hizo cargo de
una aldea con mil ciudadanos realistas de toda la
región. Su buena y noble gente les dio brava pelea
a las tropas de Pedro nolasco Victoriano en 1820.
en chillán y sus alrededores, se han sumado
a nuestra bandera al menos cinco mil vecinos, los
cuales se fueron a refugiar a los Ángeles. dentro
de ellos, contamos incluso a las monjitas de la Tri-
nidad. asimismo, otros grupos de vecinos de la
provincia se han desplazado a arauco, Tucapel y
Valdivia. lo mismo pasó en yumbel y Santa Bár-
bara.
el 23 de febrero del año pasado, tuvimos la ho-
rrible noticia de la muerte de nuestro caudillo más
querido, Vicente Benavides, oriundo de quirihue.
ingenioso era “el negro”, tanto que hasta acuñó
monedas con su nombre y el lema “guerra a muer-
te”. Finalmente, el bravo Benavides fue juzgado y
colgado en Santiago. Tras bajarlo de la horca, lo
mutilaron frente al gentío santiaguino que gozó
con la función. Su cabeza y piernas fueron exhi-

91
bidos en las plazas del sur por meses y el resto fue
incinerado en el llano de Portales.
este Benavides había peleado, junto a su her-
mano Timoteo, en Maipú y fue capturado por los
insurgentes. Tras unos días, ambos hermanos fue-
ron fusilados y Vicente rematado con un sablazo
en el cuello. Milagrosamente, gracias a la Virgen
de las Mercedes, como el mismo contaba, se salvó
de las terribles heridas, aunque quedó con el cuello
chueco para el resto de su corta pero gloriosa vida.
Me he extendido en esto, querido padre, por-
que debo dejar testimonio que nuestra lucha no ha
sido ocasionada por simples y vulgares bandoleros
dispersos.
el asalto a la villa de linares lo hicimos el 26 de
abril. la idea era atrapar munición y armamento,
además de castigar al gobernador, dionisio Soto-
mayor. Salimos muy tarde el día anterior para caer
sobre linares en la madrugada. Hicimos un grupo,
con los mejores cien jinetes, para el ataque donde
por suerte me eligieron. conseguimos suficientes
fusiles, pistolas y sables, más nuestros corvos que
jamás abandonábamos.
Hasta que llegó el momento de gatillar el ata-
que. decidimos ir de frente a la gobernación y to-
mar por sorpresa a los guardias. Para nuestro asom-

92
bro, habían hecho una trinchera y nos dieron una
bienvenida con ráfagas de fusiles que derribaron a
algunos jinetes. rápidamente, les caímos con los
caballos sobre su defensa y fueron pasados por sa-
ble.
esta guerra infernal nos tiene a todos converti-
dos en bestias al momento de luchar. Si uno pega
fuerte el otro quiere pegar aún más duro, por eso
los asesinatos se superan de lado y lado y parece de
jamás acabar. ya le hemos perdido la sorpresa al
hecho de disparar o degollar a un soldado enemigo.
nos da más lástima pasar a pisar un bicho.
Tras una hora de corridas por el pueblo, nuestro
grupo dispersó a los soldados y tomamos prisione-
ro al gobernador y a los dirigentes Jacinto novoa,
Pedro del campo y Santiago Pincheira Tapia.
nuestro caudillo, Juan antonio Pincheira, les
obligó a entregar documentos del gobierno y a que
abrieran las arcas de la gobernación. Tras esto, fue-
ron llevados amarrados a la plaza y se procedió a
degollarlos.
Se advirtió a los vecinos que no salieran de sus
hogares, y se saqueó la casa del gobernador. Todo el
ataque demoró menos de una hora y media. aban-
donamos linares para esconder lo que robamos y
enterrar a nuestros cinco camaradas muertos.

93
espero que dios interceda y que su reino vuelva
a mandar en estas tierras que han perdido la razón.

Su hijo que volverá con laureles de gloria de la restitución


Sergio Díaz , guerrillero de Arauco
Talca, 29 de abril de 1823

94
MILAGRO EN MOCOPULLI
(1 DE ABRIL 1824)

querido padrino:
Tanto tiempo sin saber de usted. espero que
su familia esté disfrutando de muy buena salud
en chillán. cuénteme, si le es posible, cómo va la
guerra por sus tierras y cómo se las han arreglado
los curitas franciscanos desde que les cerraron el
colegio.
yo sigo a pie firme acá en chiloé. está bien fea
la cosa, hay mucha escases de alimentos y ha cos-
tado mantener las siembras por falta de hombres
para el trabajo. a pesar de todo esto, la asamblea
ha decidido seguir peleando.
el motivo de esta carta es contarle un hecho
fantástico que ocurrió ayer, tras una invasión del
enemigo de Santiago. Todavía mis ojos no creen
como los vecinos se armaron y repelieron al ejérci-
to nortino. Trataré de detallar lo mejor que pueda,
pero créame que la emoción me revuelve las ideas
y el temor a que vuelvan a atacar, pero con una
fuerza superior.
a fines de marzo, nos informaron que las fuer-
zas insurgentes se asomaron al canal de chacao.

95
le recuerdo que ya habían atacado en 1820 el cas-
tillo de San Miguel de agüi, aunque sin éxito y
sabíamos que volverían. el enemigo, finalmente,
desembarcó en San carlos y tomó algunas baterías
sin oposición nuestra. así, más confiados, siguie-
ron al sur hasta dalcahue por la costa donde vol-
vieron a desembarcar el 31 de marzo.
a la vez, otras fuerzas llegaron al canal de cha-
cao por lo que la idea de ellos era tomar San carlos
por ambos extremos. el jefe enemigo, Beauchef,
tenía como misión interferir el apoyo entre San
carlos y castro.
los isleños volvimos a preparar la defensa con
el coronel José rodríguez Ballesteros. como no
teníamos tantos soldados, tuvimos que “aperrar”
y pedir apoyo a los ciudadanos. así, formamos
tropas de milicias y llegamos en cantidad de mil
a Mocopulli. algunos tuvieron la suerte de recibir
fusiles pero la mayoría sólo tocaron lanzas.
Hasta curitas decidieron acompañar a los nue-
vos soldados milicianos. Se les veía nerviosos, pero
una tropa de vecinos se cuida mejor en batalla por-
que existe amor fraternal. un gran refuerzo lo tu-
vimos de parte de cien voluntarios huilliche que
vinieron desde cucao. Se les ingresó a la infantería,
y quedaron con la instrucción de atacar como “vol-

97
teadores”. eso significa que con su bastón de luma
debían rematar a los heridos del enemigo.
a las mujeres y niños se escondió en bosques
y se cerraron las casas. las cosas de valor fueron
enterradas. no se dejó abastecimiento de comida,
y taparon todos los pozos de agua por si las tomaba
el agresor.
Por mientras avanzaban las fuerzas enemigas,
nos ocultamos en un bosque cerca de dalcahue, en
el sendero que lleva a caicumeo. Sólo contábamos
con un cañón, pero estaban en nuestra tierra que
conocíamos como a nuestras manos.
el jefe nortino, Beauchef, avanzó sus tropas el 1
de abril en cantidad de seiscientos, tipo once de la
mañana, al sector de Mocopulli, donde les tenía-
mos la trampa. los esperábamos por ambos lados
del camino. el enemigo, a poco andar, se relajó y
empezaron a tocar música. Tipo una de la tarde
siguieron su avance, sin percatarse que ya los tenía-
mos a tiro de cañón.
esperamos que se acercaran lo máximo a estas
ciénagas. el agua y el barro nos pasaba las rodillas
y era buen terreno para pelear. igual, sabíamos que
vendría a apoyar Pedro Téllez, capitán de compa-
ñía de soldados veteranos, desde San carlos.

98
al tener suficientemente cerca a las tropas agre-
soras, se ordenó el fuego del cañón. al mismo tiem-
po, nuestros fusileros hicieron sus descargas. esto
barrió a las primeras filas del capitán, guillermo
Tupper. los nortinos atacaron con su infantería,
pero fueron repelidos por los milicianos a punta de
lanza. qué vergüenza para las divisiones insurgen-
tes ser rechazados por campesinos y lugareños sin
preparación ni armas. Hasta los curas empuñaron
lanzas junto a sus crucifijos.
como Tupper fue herido, Beauchef tomó su lu-
gar y volvió al ataque. esta vez, recibieron una nue-
va metralla de los vecinos que se escondían en los
árboles, ya que habían tenido tiempo para recargar.
el cañón fue disparado, por segunda vez y con gran
efectividad, provocando espantosa mortandad.
a los gritos de ¡Viva chiloé y Viva el rey!, los
milicianos arrojaban lo que tuvieran a mano. Vi a
varios con hondas y boleadoras tirar piedras. Todo
servía a la hora de mostrar valor.
al retirarse la segunda ofensiva, vi a muchos
milicianos heridos y muertos por el fuego de la in-
fantería enemiga. no sé si usted conocía al vecino
Mardones de la panadería. Él fue uno de los caídos.
También murieron los dos hijos del viejo Suarez
de la zapatería. algunos tenían las bayonetas ensar-
tadas en sus pechos. otros, con los ojos abiertos,

99
conservaban una extraña sonrisa mirando al eterno
cielo nublado de chiloé.
con la división insurgente parapetada en un
bajo, comenzó una metralla de más de dos horas.
el otro oficial napoleónico, rondizzoni, puso a
disposición su batallón número 7, pero no fueron
capaces de doblegarnos.
en una gesta sin igual, soldados, milicianos, cu-
ras, oficiales y huilliches vencimos a las divisiones de
las logias de Santiago, comandadas por sus tres jefes
napoleónicos. Vergüenza infinita para el ejército in-
surgente que dejó trecientos muertos en los campos
de Mocopulli, por un grupo de “chonchos” como
dicen los viejos pesa´os. entre sus “finados” tuvie-
ron catorce oficiales. nosotros lamentamos también
unos ciento veinte muertos, casi todos milicianos y
huilliches. cumplimos con nuestro deber y espero
que no se olvide, ya que la prensa del continente lo
ocultará.

Su ahijado que siempre le recuerda


Jacinto Rodríguez , cazadores de Chiloé
castro, chiloé, 2 de abril de 1824.

100
VOCABULARIO

101
• que le hacen un par de pulgas más a un quiltro: díce-
se de quien ya tiene demasiados problemas.
• aperrar: referente a afrontar un gran desafío con
fuerza física.
• caían los patos asados: Hace referencia a un gran ca-
lor.
• Paleteados: dícese de personas muy bondadosas y ca-
ritativas.
• arrancaron con los tarros: que desestimaron la opi-
nión general.
• Hijitos de papá: dícese de quienes viven del dinero
de los padres.
• revolver el gallinero: dícese de quien desordena un
ambiente.
• la carga de la burra: Juego de naipes.
• el tontito: juego de naipes.
• Mejorarse de guagua: Se dice de dar a luz.
• casi se hizo angelito: de dice del niño que fallece a
poco de nacido.
• asujetar: Sujetar.
• gancho: amigo o colega.
• Mollera: dícese de la cabeza.
• Pata: dícese de una pierna.

103
• Saque la cresta: dícese de dar una paliza.
• cabro chico: dícese de un niño.
• Pa´l gato: dícese de estar muy mal.
• Picados: Se puede usar como envidiosos.
• lo que sabe el diablo por viejo: referencia a la sabidu-
ría que otorga la edad.
• chapaleles: Pan hecho de papa, tradicional de chiloé.
• comer en el mismo tarro: dícese de compartir mise-
ria.
• Se nos venía la noche: referencia a un mal augurio.
• de que jabón sale espuma: dícese de quien fanfarro-
nea.
• con lo puesto: dícese de quien apenas tiene lo que
viste.
• color de hormiga: referente a mala situación.
• Fiestoca: dícese de una fiesta con escándalo.
• cucharón: dícese del corazón.
• Taita: dícese del padre.
• Sordo de una paila: Sordo de una oreja.
• destiñó: dícese de fracasar.
• collerear: dícese de competir.
• cojinoa: dícese de alguien cojo.

104
• amermela´o: dícese de alguien que comete errores
tontos.
• Tiro por la culata: referente a que no funcione algo
asegurado.
• Huainas: dícese de los hijos.
• Papeo: dícese de la comida.
• guenas: Buenas.
• caracho: dícese de la cara o rostro.
• Vivarachos: dícese de los oportunistas.
• Pebre cuchareado: referencia a hacer pedazos.
• Se le paró la pluma: referencia a que apareció su ca-
rácter bravo de indígena.
• Huascasos: golpes de lazos a los caballos.
• Jutre: referencia de Futre. dueño de tierras o patrón.
• Ñata: dícese de la nariz.
• ajuera: afuera.
• en la mar se hace el pescado: referencia de que la
experiencia hace al oficio.
• Tunda: golpiza.
• les quedaba como pintado: referencia a lo ceñido.
• cototos: dícese de excelentes.
• Pingo: dícese de los caballos.

105
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
• los defensores del rey, Fernando campos Harriet.
• colección de historiadores y de documentos relativos
a la independencia de chile: tomo iii, Mariano To-
rrente.
• revista de la guerra de la independencia de chile, José
rodríguez Ballesteros.
• ni patriotas ni realistas, leonardo león Solís.
• qué vienen los montoneros, edmundo Vega Miquel.
• Viva el rey, gaceta del gobierno de chile (1813-
1817).
• quintanilla y chiloé, Manuel Marín.
• la historia ocultada, Federico rivanera carlés.
• chacabuco y Vergara, Manuel Torres Marín.
• Memoria Histórica sobre la revolución de chile des-
de el cautiverio de Fernando Vii hasta 1814. Fray
Melchor Martínez.
• la involución Hispanoamérica, Julio c. gonzález.

109
CRONOLOGÍA DE LA
RESISTENCIA MONÁRQUICA A LA
INSURRECCIÓN REPUBLICANA EN
CHILE (1810- 1832)
13 de junio de 1810. Se escuchó al bajo pueblo que
intimidó a la oligarquía capitalina gritando “esta noche
es la matanza”. el gobernador, garcía carrasco, comen-
tó que sería el nuevo robespierre, sólo días antes de re-
nunciar el 16 de julio de 1810.

18 de septiembre de 1810. Se instauró la primera


junta de gobierno, con la intención de gobernar chile,
ante el cautiverio de Fernando Vii, presidida por Mateo
Toro y zambrano. en esta se juró fidelidad al rey.

1 de abril de 1811. Tomás de Figueroa, oficial


peninsular, lideró un motín con el fin de derribar el
gobierno. Su intento fracasó y fue fusilado.

26 de julio de 1811. José Miguel carrera llegó


desde españa tras pelear por el rey de españa contra
napoleón con grado de sargento.

4 de septiembre de 1811. José Miguel carrera,


con el apoyo de Juan Martínez de rozas (mendocino,
Presidente de la Junta de gobierno al fallecer Mateo
Toro y zambrano, ex secretario de garcía carrasco
e intendente de concepción) y del grupo de los
ochocientos, dio un golpe de estado y constituyó una
nueva junta.

15 de noviembre de 1811. carrera se sublevó con-


tra la Junta de gobierno, formando otra.

113
2 de diciembre de 1811. carrera disolvió el con-
greso nacional.

27 de noviembre de 1812. Juan Martínez de rozas


fue desterrado por carrera y exiliado en Mendoza.

12 de diciembre de 1812. la expedición realista


del almirante, héroe de Trafalgar, antonio Pareja zarpó
desde el callao. llevó consigo cinco bergantines, cin-
cuenta soldados y veinte oficiales para chiloé, entre los
que estaba el sargento mayor, José rodríguez Balleste-
ros.

27 de marzo de 1813. Pareja desembarcó en Talca-


huano con cuatrocientos cincuenta veteranos y ocho-
cientos voluntarios de castro, más seiscientos de Val-
divia. de la Sotta resistió con doscientos cincuenta y,
a su vez, Jiménez navia se pasó al bando realista con
ochocientos de línea.

27 de abril de 1813. Se produjo la sorpresa de yer-


bas Buenas. el grueso del ejército realista fue atacado
por seiscientos insurgentes al mando de Juan de dios
Puga. Murieron cuatrocientos sesenta soldados rebeldes.

17 de mayo de 1813. Batalla de San carlos. el almi-


rante Pareja entregó el mando al coronel Juan Francisco
Sánchez, quien resistió con ochocientos hombres a diez
mil insurgentes.

114
21 de mayo de 1813. Falleció por enfermedad el
almirante Pareja. Su hijo, José Manuel Pareja, nació
en lima en 1813 y nunca conoció a su padre. llegó
a ser almirante de la armada española y protagonista
de la guerra Hispano-Sudamericana de 1865-1866.
Se suicidó en las costas chilenas tras tener conocimiento
de la captura de la goleta covadonga, una de las más dé-
biles de su escuadra, por la corbeta chilena esmeralda.

27 de julio-10 de agosto de 1813. Se produjo el


sitio de chillán, donde cuatro mil realistas criollos resis-
tieron el ataque de nueve mil rebeldes.

El día del primer ataque revolucionario contra


Chillán, observó el fraile realista Juan Ramón, pa-
recía estar determinado para la “ruina y exterminio”
de la villa. Ramón, op. cit., p. 48. “a las doce del día,
se dio principio a la escena más horrorosa, bárbara y
cruel que se ha visto en el reino de chile. iba adelante
una bandera negra, precursora de la muerte, le seguía
un tambor que, tocando a degüello, anunciaba su proxi-
midad, seguía a ese una turba de incendiarios, que con
fuegos artificiales hacían arder los ranchos y casas que se
presentaban al paso... por último seguíale las tropas in-
surgentes... yo solo diré que el entusiasmo de los vecinos
incomparables de chillán en defenderse, y ofender al
enemigo, fue muy extraño, y con obra de omnipotente;
porque todos sin excepción, grandes y pequeños, mozos
y ancianos, hombres y mujeres, a porfía, con lazos, cu-

115
chillos, machetes, azadones, hachas, palas y lanzas, to-
dos hicieron su deber en herir, matar, degollar y fugar al
enemigo insurgente”.

5 de agosto de 1813. Diario Militar del Gene-


ral José Miguel Carrera, sobre el sitio a Chillán, en
CHDI, Tomo I, Óp. Cit. pág. 156 “… no puede ha-
ber acierto donde no hay subordinación; aquel nuevo
choque presentaba ventajas que desaparecieron porque
nuestros soldados se metieron al pueblo en seguimiento
de los que huían. no atacaban o perseguían en orden.
cada oficial, cada soldado hacia su antojo; unos entra-
ban a pelear, otros a robar (hablo de soldados). el ene-
migo asegura que mataron uno estando en la calle en
acto con una mujer; no obedecían las ordenes de mis
ayudantes; la llamada era inútil i, como entraron por
diferentes punto i no se conocía, se hacían fuego unos
a otros.”

17 de octubre de 1813. Batalla de el roble, en cer-


canías del río itata. Se destacaron los oficiales realistas
lantaño, asenjo y urrejola. ochocientos soldados de
línea de carrera se batieron contra doscientos cincuenta
milicianos que les emboscaron, teniendo que huir tras
errores en su organización.

1 de enero de 1814. la expedición del general ga-


bino gaínza zarpó desde el callao para reforzar al sur

116
de chile y reemplazar en el mando al coronel Juan
Francisco Sánchez.

1 de marzo de 1814. Carta de O’Higgins a Mac-


kenna, en ABO, vol. II, p. 107. “nada debe incomo-
darnos el excesivo número de reclutas y huasos de que se
componen sus muchas divisiones. Vuestra señoría sabe
muy bien que los buenos ejércitos no consisten en el
número, sino en la calidad de los soldados”.

3 de marzo de 1814. el coronel peninsular unido


al bando insurgente, carlos Spano, murió defendiendo
la plaza de Talca de un decidido ataque realista de
eliorraga.

3 de mayo de 1814. Se firmó el Tratado de lircay,


en el cual los rebeldes reconocen a Fernando Vii como
su monarca.

19 de julio de 1814. el virrey abascal rechazó el Tra-


tado de lircay y envió una nueva expedición a chile al
mando del general Mariano osorio.

12 de agosto de 1814. desembarcó osorio en Tal-


cahuano con rafael Maroto y el regimiento Talaveras.

20 de agosto de 1814. combate de las Tres ace-


quias, entre fuerzas rebeldes que aceptan o rechazan el
mando de carrera, culminando con una derrota para
Bernardo o’Higgins.

117
29 de agosto de 1814. Decreto del Gobierno de
José Miguel Carrera. “los esclavos que prefieran la
ocultación cobarde o huyeren de sus casas antes que alis-
tarse en las legiones de la Patria y obtener el don inapre-
ciable que ésta les franquea, serán castigados con cien
azotes, tres años de presidio y perpetua esclavitud al arbi-
trio del gobierno”.

1 y 2 de octubre de 1814. en la Batalla de rancagua,


las fuerzas insurgentes lideradas por o’Higgins y Juan
José carrera fueron derrotadas por osorio, Maroto y
Barañao. Participaron dos compañías venidas de el ca-
llao: el real de lima y el Húsares de la concordia. el
Virrey abascal pidió un préstamo a comerciantes lime-
ños para financiar esta expedición. Se presentaron cinco
mil realistas frente a cuatro mil rebeldes que perdieron
al menos cuatrocientos hombres.

José Rodríguez Ballesteros, sobre la entrada a


Santiago tras Rancagua, Revista de la guerra de la
independencia de Chile. “cada división que entraba a
Santiago era recibida en medio del regocijo público del
pueblo alto y llano de la capital; la gente salía a recibir
a los realistas con banderas españolas muy engalanadas y
desparramaban desde los balcones y ventanas grandes aza-
fates de flores y algún dinero, que las tropas no pudieron
aprovechar por no poderlo tomar en la marcha”.

118
15 de noviembre de 1814. José Miguel carrera, tras
huir por Mendoza, se embarcó hacia ee.uu para bus-
car ayuda económica y militar.

24 de diciembre de 1814. Decreto de Mariano


Osorio, Gobernador de Chile, en periódico Viva el
Rey. “Se aprueba y elogia la acreditada conducta de don
romualdo antonio de esponda, honor de Valparaíso,
su Patria, y en especial la que ha manifestado desde
la desgraciada época de la insurrección en este reino
oponiéndose a los autores y secuaces de ella pública y
privadamente hasta perder su giro, sus bienes y llevar
su fidelidad, constancia y heroísmo al extremo de sufrir
con rostro sereno, proclamando el augusto nombre del
rey, doscientos azotes por mano de un verdugo en la
Plaza pública de esta capital...”

25 de diciembre de 1814. Fue nombrado gober-


nador de chile, casimiro Marcó del Pont. osorio fue
destituido por diferencias de ego con el Virrey abascal
respecto a los honores personales tras el triunfo de ran-
cagua.

Marcó del Pont a Francisco de Armas, comandan-


te del Batallón Chiloé, 1816 (Viva el Rey. Gaceta del
Gobierno de Chile, II: 241). “Me llena de satisfacción
y complacencia el loable entusiasmo con que me ofrece
no desmentir jamás el bien merecido concepto que me
deben los mejores hijos de Marte, dejándome seguro de

119
que sin marchitar los laureles que dignamente ciñeron
en el campo del honor a cada paso de la guerra, trepen
luego intrépidos conmigo al postrer escalón que nos
ofrece el glorioso alcázar de Belona, para perpetuar allí
en dignos loores la memoria, el engrandecimiento y la
lenitud del mejor de los monarcas del mundo”.

Querella de Luis Hevia en contra de un Oficial


del Regimiento Talaveras por haberlo herido sin mo-
tivo. Santiago, 1817, en ANCG, vol. 141, pieza 76,
f. 411. “yo luis Hevia, puesto a los pies de Vuestra se-
ñoría, parezco y digo que me hallo cuasi a la muerte, y
muy mal herido de mano de un oficial de Talaveras por
haber pasado ante las diez de la noche de mis diligencias
por la calle de las Monjas de la plaza y habiendo pasado
a lo acostumbrado, con mi manta al hombro me dijo el
asistente de dicho oficial que ¿por qué la llevaba al hom-
bro? y poniéndomela debajo del brazo le dije qué facul-
tad tenía él para mandar, de donde nos fuimos de voces
y dio aviso a su jefe diciendo como un paisano lo había
insultado, donde salió el oficial con su corvo y el asis-
tente con fusil y me entraron a su casa a castigarme y me
hizo hincar de rodillas y me comenzó a dar de sablazos
hasta que me vio imposible, y me trajo a la cárcel, donde
me dejaron y mandaron a buscar al cirujano grajales y
confesor, pues ya moría, como dirá el cirujano si vuestra
señoría se informa de dicho. después, medio vuelto que
estuve, me trajo a mi casa el cuñado de dicho Talavera,

120
y volviendo dicho cuñado por segunda a aquellas horas
a llevarme al hospital; no quiso mi padre ni mi madre
dejarme llevar, menos ahora más me afligen las heridas.
y ahora busco su patrocinio y amparo, pues soy un in-
feliz sin valimiento el menor y casado ni menos con qué
curarme. Se informe vuestra señoría y me haga justicia
si la merezco. informarán los oficiales de aquel día de la
cárcel y cajas”.

12 de febrero de 1817. Batalla de chacabuco. José


de San Martín y Bernardo o›Higgins derrotaron
a rafael Maroto, y reconquistaron Santiago de chile,
sin embargo la zona de la Frontera seguía en poder re-
alista.

3 de agosto de 1817. el caudillo criollo, José María


zapata, atacó chillán con ciento veinte milicianos, sin
éxito para sus pretensiones. comienzan los ataques por
caudillos populares en la zona de chillán, arauco y los
Ángeles.

30 de julio de 1817. Carta de O’Higgins a San


Martín desde Concepción. “en las inmediaciones de
la Boca del itata desembarcaron hasta treinta hombres,
se diseminaron por quirihue, chillán y cauquenes ha-
ciendo asesinatos, robos, etc... han sido aprehendidos
diez, los que he ordenado sean ahorcados y las cabezas
puestas en los lugares donde hayan cometido sus ex-
cesos”.

121
1 de agosto de 1817. ANMG, 49, 235, instruccio-
nes de O’Higgins y Zenteno a José María Íñiguez;
ver también O’Higgins a Íñiguez, 20 de agosto de
1817, ANMG, 27, 16. “a quienes perseguirá por todos
los medios y tomados que sean ellos [Mendoza y zapa-
ta] o sus parciales los mandará fusilar inmediatamente,
sin demora alguna, haciendo se coloquen sus cabezas y
miembros en los parajes y caminos donde han cometido
sus principales atentados”.

4 de junio de 1817. combate del cerro gavilán, en


concepción, con triunfo insurgente.

12 de agosto de 1817. Carta de José María Mar-


chant, (seudónimo), montonero popular, desde
Chacay, al coronel monarquista José Ordóñez. Ci-
tado en Diego Barros Arana, Historia General de
Chile (2da. Edición, 16 Vols., Santiago, 1999), Vol.
XI, p. 138: “y así señor, por la sangre real que corre por
sus venas, por nuestro rey, por Jesucristo, me diga lo
que hemos de hacer, a qué punto debemos ocurrir con
auxilios y qué es lo que debemos de llevar, pues en un
pelo tenemos la vida y en V. S. tenemos las esperanzas
de libertarlas”.

28 de noviembre de 1817. Decreto de la Supre-


ma Junta de Gobierno de O´ Higgins, ANMG 62, f.
141. “deseando el gobierno purgar a la nación de la
multitud de vagos y criminosos que la contaminan, y

122
queriendo utilizar estos brazos que son ahora una peste
y onerosa carga en los pueblos en beneficio de la misma
sociedad que ofenden, ordena:

que en todo el territorio del estado se haga una re-


cluta general de cuanto individuo se halle sin oficio o
destino conocido, o que por sus crímenes deba ser casti-
gado con pena menor que la de muerte, entendiéndose
desde la edad de 14 hasta la de 45 años inclusive, y que
por su constitución física sea útil para el servicio de las
armas bajo las reglas siguientes:

la recluta debe verificarse precisamente en todos los


puntos del estado en un mismo día, que será el 26 de
diciembre inmediato y demás días siguientes; para que
en ese día aprehendan a todos los vagos y criminales
que hayan en sus respectivos distritos conduciéndolos a
la capital o cabecera de Partido…. antes de la aprehen-
sión se guardará por todos los comisionados el mayor si-
gilo en la materia a fin de que no se fuguen o escondan.
Se declara por vago, el gañán, artesano y cualquiera otro
hombre que no se halle en ejercicio actual de su indus-
tria, o que carezca de ella enteramente;

los que estén detenidos en las cárceles por delitos


que no merezcan pena capital, o que aún cuando sean
acreedores de ella, no estén plenamente convencidos
del crimen, son asimismo comprendidos en esta reclu-
ta. igualmente se comprehende a los rateros y hiposos

123
[sic], ebrios consuetudinarios, amancebados públicos, y
demás hombres que con la pestilencia de sus costumbres
empañan la pureza de la moral pública”.

4 de noviembre de 1817. Bando del capitán de


caballería y teniente gobernador insurgente de San
Carlos, José María Riquelme. ANMG 39, s/f.

“los que directa o indirectamente entrasen en sus


maquinaciones, tratasen con él, o de alguna manera le
auxiliaren, se les confiscarán todos sus bienes a benefi-
cio del estado, y se castigarán sus personas con toda la
severidad y dureza de que es susceptible tan atroz delito.
Últimamente, aquel ó aquellos sujetos de cualquiera es-
pecie o condición que fueren y que apurando todos los
recursos que estuvieren a su alcance, lograsen prender,
asesinar, o de cualquiera modo libertar el partido de la
persona de Pincheira, llevarán diez pesos de gratifica-
ción, y se conservará la memoria de este servicio como
el más distinguido que hubiese hecho por la patria...”

6 de diciembre de 1817. el coronel ordóñez defen-


dió el puerto de Talcahuano con mil setecientos hom-
bres contra cuatro mil insurgentes. el general Brayer
fue uno de los responsables de la derrota rebelde. este
francés participó en las guerras napoleónicas como ge-
neral de brigada y su nombre está grabado en el arco del
triunfo. estuvo en las batallas de Burgos y austerlitz.
También fue mencionado en el testamento de napo-

124
león, que le legó una suma de cien mil francos. Tras la
caída de napoleón, huyó a eeuu donde conoció a ca-
rrera. Juntos, regresaron a Sudamérica, desembarcando
en Buenos aires, en febrero de 1817. Brayer continuó
su viaje por tierra hasta chile, que había conquistado
el ejército de los andes. San Martín lo nombró jefe
de estado mayor, segundo de o’Higgins. Junto a Bra-
yer, también participó en el sitio y asalto de Talcahua-
no, como segundo comandante del regimiento n°. 1 de
línea, en la columna del general Juan gregorio de las
Heras, el general Jorge Beaucheff. este había participa-
do en las campañas de 1805 donde cayó prisionero en
españa en 1808.

19 de marzo de 1818. Batalla de cancha rayada.


en este ataque sorpresivo, liderado por el coronel or-
doñez sobre el ejército de o´ Higgins y San Martín,
cuatro mil seiscientos realistas doblegaron a ocho mil
rebeldes. el Virrey había devuelto a los sobrevivientes
de chacabuco con osorio y Joaquín Primo de rivera,
quienes llegaron a Talcahuano tras el asedio al puerto.
entre los regimientos que llegaron se contó al Burgos
(novecientos), infante don carlos, de lima (novecien-
tos) y arequipa (ciento dieciséis).

Joaquín Primo de rivera, nació en Maracaibo en


1786, e inició su carrera militar en españa, donde parti-
cipó activamente en la defensa contra el invasor francés.
Fue parte de la expedición enviada por españa a Perú en

125
1816. al poco tiempo de llegar a lima, fue ascendido a
coronel y puesto al mando del regimiento Burgos.

en esta batalla, los insurgentes contaron con nue-


vos refuerzos europeos. estos fueron, el coronel inglés
Miller y el capitán rondizonni. este último, actuó en
las campañas del ejército de napoleón contra espa-
ña en 1808 y austria en 1809. en 1812 estuvo en la
campaña a rusia y al año siguiente en la de alemania.
en 1815, con el rango de capitán y con la legión de
honor, luchó en la batalla de Waterloo. Finalizada las
hostilidades en europa, se trasladó a Filadelfia, estados
unidos. en esta ciudad, conoció a carrera, asociándo-
se a su proyecto y viajando con él a Buenos aires en
la goleta clifton, el 3 de diciembre de 1816. debido
a la muerte de los hermanos Juan José y luis carrera,
abandonó el ejército en mayo de 1818, junto a los otros
dos militares “napoleónicos”, guillermo Tupper y Jorge
Beauchef. al partir o´Higgins al exilio al Perú, en 1823,
rondizzoni se reincorporó al ejército, siendo nombrado
teniente coronel. Por solicitud de diego Portales, ron-
dizzoni regresó a chile en 1840, siendo nombrado
gobernador de constitución el 12 de abril de 1842 y
de Talcahuano el 29 de agosto de 1849. apoyó al go-
bierno en la revolución de 1851, peleando en la Batalla
de loncomilla. entre 1852 y 1853 ejerció como inten-
dente de concepción y en enero de 1853, con el mismo
cargo, en chiloé.

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el otro oficial europeo, que vino a reforzar a los
insurgentes, fue el francés Benjamín Viel. este actuó
en los combates contra españa durante la invasión
napoleónica y Waterloo. a chile llegó en 1817 y diri-
gió tropas en la sorpresa de cancha rayada y en la Ba-
talla de Maipú. un par de años después, peleó en los
combates de la guerra a Muerte y ascendió a coronel
en 1823, como también luchó en la campaña contra
los Hermanos Pincheira en 1826. Fue elegido diputa-
do por Parral en 1829, jefe militar de Valdivia en 1849
e intendente de concepción en 1851.

5 de abril de 1818. las fuerzas de San Martín derro-


tan a osorio provocando gran masacre y la aniquilación
del batallón Burgos. Tras Maipú, Juan Francisco Sán-
chez volvió a tener el control de la provincia de con-
cepción. Tras unos meses, Sánchez se fue a Valdivia y
en noviembre de 1819 a lima donde murió en 1821,
mientras viajaba con canterac a la Sierra ante la llegada
de San Martín. en concepción tomó el control el cau-
dillo realista, Vicente Benavides.

8 de abril de 1818. los hermanos Juan José y luis


carrera, son fusilados en Mendoza.

3 de junio de 1818. O´ Higgins publicó un decreto en


la gaceta Ministerial de Chile…

“después de la gloriosa proclamación de nuestra in-


dependencia, sostenida con la sangre de sus defensores,

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sería vergonzoso permitir el uso de fórmulas inventadas
por el sistema colonial. una de ellas es denominar espa-
ñoles a los que por su calidad no están mezclados con
otras razas, que antiguamente se llamaban malas. Su-
puesto que ya no dependemos de españa, no debemos
llamarnos españoles, sino chilenos. en consecuencia,
mando que en toda clase de informaciones judiciales,
sean por vía de pruebas en causas criminales, de limpie-
za de sangre, en proclama de casamientos, en las partidas
de bautismo, confirmaciones, matrimonios y entierros,
en lugar de la cláusula: español natural de tal parte que
hasta hoy se ha usado, se sustituya por la de chileno na-
tural de tal parte; observándose en los demás la fórmula
que distingue las clases: entendiéndose que respecto de
los indios no debe hacerse diferencia alguna, sino deno-
minarlos chilenos, según lo prevenido arriba.

Transcríbase este derecho al Señor gobernador del


obispado, para que lo circule a las curias de esta dió-
cesis, encargándoles su observancia y circúlese a las re-
feridas corporaciones y jueces de estado; teniendo todo
entendido que su infracción dará una idea de poca ad-
hesión al sistema de la américa y ser un suficiente méri-
to para formar un juicio infamatorio sobre la conducta
política del desobediente para aplicarle las penas a que
se hiciere digno”.

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Combates de 1819 en la zona de la Frontera.

1 de mayo de 1819: curalí.

20 de septiembre de 1819: quilmo.

1 de noviembre de 1819: Tritalco.

19 de noviembre de 1819: Hualqui.

7 de diciembre de 1819: Pileo.

9 de diciembre de 1819: yumbel y el avellano.

29 de diciembre de 1819: San Pedro.

3 y 4 de febrero de 1820. Sucede la toma de las for-


tificaciones de Valdivia por los oficiales contratados por
el nuevo gobierno de chile, Jorge Beauchef y Thomas
cochrane.

18 de febrero de 1820. guillermo Miller hizo un


ataque al castillo de San Miguel de Agüi contra las
fuerzas del gobernador antonio de quintanilla. Tras
un corto enfrentamiento, Miller se retiró. Miller ha-
bía combatido, junto a portugueses y españoles, a los
ejércitos de napoleón en europa. estuvo en la batalla
de Vitoria donde el general Wellington logró expulsar
definitivamente a las tropas francesas de españa.
Posteriormente, actuó en la guerra anglo-estadouniden-
se de 1812. Tras viajar por Sevilla, cádiz y gibraltar se
embarcó en este último puerto para el nuevo mundo.

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con el grado de capitán de artillería, atravesó la cordi-
llera con el ejército de los andes.

20 de agosto de 1820. zarpa de Valparaíso


la expedición chileno-argentina contra la resistencia del
ejército monárquico del Perú.

22 de septiembre de 1820. Batalla de Pangal.


Triunfo del coronel realista Juan Manuel Picó contra los
oficiales europeos Benjamín Viel y carlos o´carroll.
este último fue laceado y fusilado en plena batalla. o´
carroll había peleado en españa y en el sur de Fran-
cia contra napoleón. recibió las condecoraciones de
la orden de carlos iii y la Flor de lis. llegó a chile
en mayo de 1818 y se le dio el grado de coronel en el
ejército.

26 de septiembre de 1820. Victoria realista de Vi-


cente Benavides, en la batalla de Tarpellanca, sobre el
Mariscal alcázar, el cual fue ejecutado, junto a diecisiete
oficiales del regimiento coquimbo.

25 y 27 de noviembre de 1820. derrota realista de


Benavides en el combate de las Vegas de Talcahuano y
alameda de concepción, respectivamente.

23 de diciembre de 1820. gaceta Ministerial, n°


75, periódico republicano. “estos miserables y degene-
rados descendientes de los antiguos araucanos, llenos de
los vicios que les introdujeron los españoles, y envileci-

130
dos hasta el extremo de no mantener la menor idea de
libertad y de su antiguo esplendor… solo conservan una
sombra del ardor marcial de sus mayores en la ferocidad
brutal con que de continuo se atacan y destruyen mu-
tuamente”.

4 de septiembre de 1821. José Miguel carrera es


arrestado, debido a sus montoneras en argentina, y
ejecutado en Mendoza.

23 de febrero de 1822. es colgado y descuartizado


en la Plaza de Santiago el caudillo realista Vicente Bena-
vides. Su cabeza y extremidades fueron puestas en lanzas
en plazas y sitios emblemáticos de la guerra a Muerte.

28 de enero de 1823. abdicó Bernardo o’Higgins.


una expedición militar de ramón Freire, que comandó
desde concepción, lo obligó a renunciar al gobierno.
Tras dejar el poder, marchó al exilio al Perú donde
falleció en 1842.

1 de abril de 1824. Jorge Beaucheff y guillermo


Tupper, con seiscientos soldados de línea, fueron ven-
cidos en Mocopulli por un millar de milicianos, cien
voluntarios huilliche y un cañón por José rodríguez Ba-
llesteros. Tupper, en 1821, se embarcó para américa y
en 1822 llegó a chile. Participó en la expedición del
Perú que lideró San Martín. ascendió a sargento mayor,
tomó parte de la campaña de chiloé en 1826 y también
de la que se emprendió en contra de los Hermanos Pin-

131
cheira en 1827. Participó en los sucesos de la guerra civil
chilena de 1829-1830. Se batió en la batalla de lircay,
en la que fue hecho prisionero. luego de rendirse, José
Joaquín Prieto ordenó “hacharlo” siendo ultimado a
sablazos, cuestión que fue llevada a cabo debido al odio
contra los oficiales extranjeros alimentado en la tropa
por los conservadores.

2 de septiembre de 1824. el cura Juan antonio


Ferrebú fue capturado en laraquete el 30 de agosto y
fusilado en colcura el 2 de septiembre. desde 1822,
este cura Párroco de rere, junto a ochocientos vecinos
atacó arauco, colcura y San Pedro. Fue el caudillo in-
discutido de los indígenas de arauco. Su segundo al
mando, el capitán español, Juan Sánchez, había muerto
en el combate de la albarrada, el 11 de abril de ese
año. el enfrentar al pelotón de fusilamiento, Ferrebú
increpó diciendo “Mi vida y otras mil que tuviera las
daría gustoso por la causa del rey”.

29 de octubre de 1824. en nacimiento, embosca-


ron y decapitaron al coronel realista Juan Manuel Picó,
sucesor de Benavides al mando de las guerrillas. al mo-
mento de su muerte, Picó contaba con cuatrocientos
cristianos y mil doscientas lanzas del cacique Marilúan.

13 y 14 de enero de 1826. en el combate de Pu-


deto, del día 13, guillermo Bell derrotó al gobernador
quintanilla, y al siguiente, en el combate de Bellavista,

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José Manuel Borgoño y ramón Freire lograron la redi-
ción del gobernador y la entrega de chiloé a la repú-
blica de chile.

4 de febrero de 1827. los caudillos realistas Miguel


de Senosaín y Tiburcio Sánchez se rinden a cambio de
un indulto en yumbel. Sus partidas incluían a unos cua-
renta españoles. algunos volvieron a la península, otros
se instalaron pacíficamente en chile y los más fieles se
unieron a los hermanos Pincheira.

14 de enero de 1832. Batalla de las lagunas de epu-


lafquen. el general Bulnes atacó el campamento del ro-
ble Huacho, en las cercanías de chillán, con el Bata-
llón carampangue el 13 de enero de 1832, atrapando y
fusilando a Pablo Pincheira y a sus subordinados, Julián
Hermosilla, Pedro Fuentes y loayza. cruzó la cordillera
a neuquén, por alico, con dos mil hombres, y arra-
só la defensa de los Pincheira. la mayoría de los pin-
cheiristas murieron en el ataque, entre ellos los caciques
neculmán, coleto y Trenquemán. en total, tuvieron
doscientos muertos y seiscientos hombres capturados.
José antonio Pincheira, finalmente, se entregó y recibió
un indulto del presidente Prieto. Fue contratado como
empleado en la hacienda del presidente. así, el último
de los defensores del rey de américa, murió como un
legendario anciano.

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“Bienvenido sea cuanto esfuerzo se sume a esta tarea piadosa. La Comunión
Tradicionalista, adelantada de la herencia hispánica, junto con su brazo
cultural el Consejo Felipe II, saludan pues gozosos el surgimiento de unos
estudios que siempre han impulsado y que hoy comienzan a cubrir todo el
mundo hispánico”.
Miguel Ayuso Torres
Jurista y filósofo del derecho español, catedrático de Ciencia Política y Derecho Cons-
titucional en la Universidad Pontificia Comillas y presidente de la Unión Internacional
de juristas católicos entre 2009 y 2019.

“El mérito de esta obra es ahondar en las almas, en los sentimientos ocultados
de estos bravos realistas, sometidos por los vencedores y tirados bajo la alfom-
bra de una historia inventada, y cuyos recuerdos son el verdadero testimonio
de lo que nos pasó en estas tierras. Que este libro nos ayude a entender mejor
el origen de nuestros males y sirva para sentar un entendimiento entre los
pueblos hijos de la Madre Patria”.
Patricio Lons
Docente, periodista y columnista en numerosos programas de televisión, articulista y con-
ferencista dedicado a la historia y director del portal de historia www.patriciolons.com

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