Analisis de La Conducta Trabajo Final
Analisis de La Conducta Trabajo Final
Analisis de La Conducta Trabajo Final
Procrastinación
Es la acción o hábito de retrasar, de dejar para después actividades o situaciones que han de atenderse, siendo
sustituidas por otras menos importantes o más agradables.
Este joven de 23 años de edad está presentando dificultad para realizar las actividades de la vida diaria
dejándola para luego en los momentos que se deben ejecutar. Esto le esta afectando las actividades
universitarias dígase las tareas dentro y fuera del aula causándole dificultad en el avance de las materias y
por consiguiente le produce una desilusión y miedo al fracaso debido a que no le gusta ser así porque se
considera muy buen estudiante.
Porque afecta su rendimiento académico, su aprendizaje y las actividades de la casa. Una vez modificada
podrá continuar su objetivo que es terminar su carrera y no recibir más regaños por parte de su madre
debido a que este deja de realizar las actividades correspondientes en los momentos adecuados.
La procrastinación académica constituye una conducta de postergación deliberada e innecesaria prevista por el
estudiante, y que puede afectarlo tanto en su esfera emocional, como en su rendimiento académico. Su
importancia es tal que se han desarrollado abordajes múltiples para comprender mejor esta conducta dilatoria.
Así, para la neurociencia se trataría de un problema relacionado con la amígdala cerebral y su estrecha
conexión con la corteza del cíngulo anterior del cerebro, vinculadas a la emoción de asumir riesgos arbitrarios,
conducta observada sobre todo en jóvenes. La psicología comportamental, por su lado, la asocia a una falta de
control o manejo inadecuado de las emociones por parte del sujeto, lo que lo induciría a postergar actividades
importantes para el último momento. Este comportamiento se presenta con mayor frecuencia en universitarios,
lo que afecta a un 50 % de esta población, mientras que se ha reportado que a la
población adulta le afecta en un 20 %. El impacto de la procrastinación se torna grave en los estudiantes del
nivel superior, porque este aplazamiento de actividades académicas aumenta la probabilidad de fracaso y
deserción universitaria. Se han descrito dos tipos principales de
procrastinación académica: la esporádica, que se refiere a una conducta puntual relacionada con el
incumplimiento de actividades académicas concretas, debido a una mala gestión del tiempo; y la
procrastinación crónica, que constituye un hábito generalizado de postergar la dedicación al
estudio, sustituida con frecuencia por otra actividad distractora o de mayor interés. Otras clasificaciones
incluyen: el tipo Arousa o excitatorio, caracterizado por aplazar las tareas para
experimentar emociones bajo el supuesto de que es mejor trabajar bajo presión; y el tipo evitativo, descrito
como la demora de las tareas para no enfrentarse a las propias limitaciones y evitar el
fracaso, debido a la desconfianza en sí mismo.
Diversos estudios han relacionado la procrastinación académica con variables personales como la adicción al
uso de Smartphone, la utilización excesiva de redes sociales, el déficit en la
autoeficacia o la baja autoestima, todas ellas características potenciadoras de este hábito negativo. Sin embargo,
no se ha asociado a un hábito positivo como el de la lectura, puesto que para su desarrollo se requiere
motivación, esfuerzo, continuidad y atención. Para entender la relación entre hábitos de lectura y
procrastinación, es importante considerar que para desarrollar este hábito se requiere de un esfuerzo continuado
para generar una remodelación de la región occipito-temporal izquierda, especializada en el reconocimiento de
palabras escritas, denominada área visual de
formación de palabras o “caja de letras del cerebro”.
Los hábitos de lectura, a diferencia de la procrastinación, exigen disciplina, orden, constancia y práctica, por
esta razón es probable que sea mucho más frecuente encontrar universitarios procrastinadores que lectores,
debido a que la concentración implica un mayor gasto de energía, mientras que procrastinar no cuesta nada.
De hecho, según el Banco Mundial, en América Latina, la mitad de los estudiantes que se matriculan en
educación superior en más de 60 000 programas ofertados, no concluyen sus estudios y de los 20 millones
de estudiantes que asisten a clases, la mitad o menos se gradúan. Por esta razón, constituye un reto para las
universidades tomar medidas eficaces para optimizar el desempeño académico, reducir la procrastinación y
evitar el
fracaso.
Una de las dificultades para investigar la posible relación entre la procrastinación y otras variables de forma
sistemática reside en los diferentes tipos de procrastinación considerados en la literatura.
Las razones para procrastinar parecen definir aspectos diferentes del constructo, que además
tendrían consecuencias psicológicas diferentes, por ejemplo, en cuanto a los niveles de estrés y ansiedad
derivados del aplazamiento o la demora intencionada. En términos generales, las razones para procrastinar
recogidas en la literatura pueden agruparse en cinco categorías: atracción por la tarea, amor al trabajo,
incertidumbres sobre la tarea, el miedo al fracaso/fallo en la tarea (Zarick y Stonebraker, 2009) y el
perfeccionismo (Sudler, 2013). Entendiendo por
perfeccionismo la generación de expectativas poco realistas y rígidas sobre la perfección de su
trabajo, la procrastinación probablemente contribuye al mantenimiento del perfeccionismo (Awuni, 2011).
Por último, señalar que algunos autores plantean la existencia de un tipo de procrastinador activo (Ferrari,
Barmes y Steel, 2009), que encontraría en la procrastinación una fuente de
estimulación para llegar a un nivel de alertamiento óptimo al realizar una tarea (Corkina, Yua y Lindtb, 2011;
Demeter y Davies, 2013). Sin embargo, otros autores no están de acuerdo con que la denominada
“procrastinación activa” sea realmente un tipo de procrastinación, siendo más apropiado considerarlo un
constructo totalmente diferente (Kim y Seo, 2015).
A continuación, se comentarán dos de los instrumentos que se suelen usar en el ámbito académico. La Escala
de Procrastinación de Tuckman (1991) está compuesta por 35 preguntas que se registran en una escala Likert
de cuatro puntos con los siguientes valores: “Con seguridad ese soy yo”, “Esa es mi tendencia”, “Esa no es
mi tendencia” y “Con seguridad ese no soy yo”. La escala contiene ítems generales, no sólo académicos, del
tipo: “Pospongo el inicio de actividades que no me gusta hacer”, “Soy puntual para las citas” o “Soy un
perdedor de tiempo incurable”. Por lo tanto, ofrece una medida de procrastinación que se puede utilizar fuera
del ámbito académico. El PASS (Procrastination Assessment Scale-Students), creado por Solomon y
Rothblum (1984) va más allá de la evaluación de los hábitos de estudio, incorporando otras posibles variables
o razones para procrastinar, tales como ansiedad, dificultades para tomar decisiones, baja asertividad,
rebelión contra el control, miedo al éxito, aversión a la tarea o perfeccionismo. La conceptualización de la
procrastinación que subyace al PASS incluye más factores que un pobre manejo del tiempo o unas
inadecuadas habilidades de estudio, lo que genera una visión más completa y compleja de las diferentes
razones que pueden estar generando las demoras en las
tareas de los estudiantes. Por estas razones se hace recomendable su uso para la evaluación de la
procrastinación en entornos académicos.
Hay suficiente evidencia previa que demuestra que las habilidades de manejo del tiempo y disminución de la
procrastinación son alcanzables mediante un entrenamiento sistemático (Britton y Tesser 1991; Gortner y
Zulauf 2000; Pehlivan, 2013). Garzón Umerenkova, A. y Gil Flores, J. Rev. complut. educ. 28(1) 2017: 307-
324 317 Debido a las posibilidades de entrenamiento que ofrecen estas habilidades y su impacto en el éxito y
bienestar del alumnado universitario, autores como
Kitsantas, Winsler y Huie (2008) recomiendan a profesores y administrativos universitarios poner especial
atención a las habilidades de manejo del tiempo de sus estudiantes, señalando este
ámbito como objeto de intervención. Desde la intervención psicoeducativa se han probado técnicas
prometedoras en el manejo de la procrastinación, tales como las intervenciones conductuales o cognitivo
conductuales mediante: el establecimiento de rutinas y calendarios; la exposición paulatina a los eventos que
evita el alumno al procrastinar; el establecimiento de metas y objetivos diarios para generar aumento de la
motivación; el manejo de las creencias irracionales que alimentan la procrastinación tales como el
perfeccionismo o el miedo al fracaso; el aumento de la autoeficacia percibida de los estudiantes; la mejora
del automonitoreo que provoca discrepancia entre el tiempo y esfuerzo que se requiere para cumplir ciertas
metas, o incluso la terapia de grupo con estudiantes usando algunas de las técnicas anteriormente
mencionadas. Aunque queda mucho por investigar sobre las intervenciones para el manejo de la
procrastinación académica, es un área donde se registran grandes avances e innovaciones. Por ejemplo,
autores como Glick y Orsillo (2015) han usado técnicas no presenciales para el aumento de la flexibilidad
mental para la disminución de la procrastinación y la ansiedad; mientras Rozental, Forsström, Nilsson, Rizzo
y Carlbring (2014) implementaron un programa de intervención en línea con estudiantes para el manejo de la
procrastinación. Esto hace pensar que en un futuro cercano las intervenciones en
esta área aprovecharán las posibilidades que ofrecen los entornos virtuales de aprendizaje.
Milgram considera la procrastinación una dificultad de las habilidades de la persona para poder afrontar las
tareas difíciles, cuando se procrastina se pierde el tiempo y las oportunidades.
4 componentes de la procrastinación:
3. De pobre realización
negativos ya que no hace sus tareas en tiempo real y hace otras cosas que no son importantes. Se distrae en
el teléfono.
Estímulos discriminativos el cual son aquellos que señalan a un sujeto que la realización de una determinada
conducta implicará una consecuencia que podrá ser positiva (un premio)
Buscar un compañero para que le explique las tareas que el no entiende. Comprarle jugos y
Utilizare el condicionamiento operante y la técnica será la extinción, ya que queremos disminuir dicha
conducta para que no se siga repitiendo.
Cada vez que realice sus tareas y obtenga buenas calificaciones podrá salir a divertirse ya que le gusta
bastante. Trabajar sobre todo las emociones relacionadas con el miedo al fracaso, la pereza y la ansiedad.
También hare una tabla donde marcare las variables que le pueden resultar
beneficiosas para lograr una mejoría en su conducta y las que no le pueden beneficial.
8. Describa la preparación del proceso de modificación.
Razón variable: El objetivo de este procedimiento es que la persona es que este motivado todo el tiempo
que dura la tarea y que tenga fluidez, así sus respuestas serán cada vez más continuas, porque no puede
saber cuándo llegará el reforzador.
No porque de esta manera podemos causar una incomodidad en el sujeto lo mejor es optar por soluciones que
le favorezcan ya que lo que pretendemos es mejorar su conducta no frustrarla.
Variables Si No
Trabajar el miedo al fracaso
Terapias Psicológicas
Se espera que en dos meses el sujeto mejore su conducta pudiendo así realizan las tareas y otras asignaciones
en el momento esperado y adquiriendo los conocimientos necesarios para hacer sus tareas sin algún
inconveniente de esta manera podrá salir adelante dando lo mejor de sí misma ya que tomó la decisión de
cambiar dicha conducta para su desarrollo académico mostrando
resultados positivos.
2--- EXPLIQUE EL PROCEDIMIENTO PARA LA MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA
Conclusión
En este trabajamos con la conducta problema procrastinación de un joven de 23 años de edad el cual
tenía 18 largo mese presentado estás conducta problema la cual pudo salir con la ayuda de terapia
psicología pudo regresar a realizar sus actividades en el orden que se conllevan y estas conductas
problema pudo ser reforzada.