4 TextoCoherencia Cohesion Recursos Adecuacion
4 TextoCoherencia Cohesion Recursos Adecuacion
4 TextoCoherencia Cohesion Recursos Adecuacion
La palabra “texto” proviene del latín texo, texui, textum, que significa “tejido” o
“entrelazado”, de modo que en el origen mismo de la idea del texto se encuentra
su capacidad para contener ideas en un hilo o una secuencia de caracteres.
Cada vez que se utiliza el lenguaje se produce un texto, el cual puede ser definido
como una unidad de lenguaje en uso (Halliday y Hasan, 1976). El texto es
producto de una actividad verbal de carácter social, lo que implica destacar en
él la intención del emisor, la situación de comunicación en la que se produjo y su
carácter estructurado. Es decir, un texto es un entretejido de significaciones que
pueden reducirse a un significado global, por lo cual se lo considera una unidad de
comunicación. Así, un texto consiste en una serie de enunciados entrelazados y
ordenados sobre la base de un argumento (explicativo, narrativo, descriptivo, etc.),
empleando para ello un sistema concreto de signos, que llamaremos lenguaje, y,
dentro de dicho sistema, un código concreto que llamaremos lengua.
Por otra parte, producir un texto implica poner en juego varios sistemas de
conocimientos interrelacionados:
Conocimeinto
enciclopédico
Conocimiento Conocimiento
del género TEXTO lingüístico
Conocimiento
interaccional
planificar
textualizar
revisar
planificar
¿Qué implica escribir un texto académico?
Los diversos textos que circulan en la comunidad académica comparten rasgos de
escritura comunes que permiten ordenar el intercambio comunicativo. Un escritor-
lector aprende progresivamente a tener en cuenta esos rasgos en función de
poder resolver la comunicación en la tarea del estudio y de la investigación.
Escribir un texto académico implica prestar especial atención a las convenciones
que rigen la redacción de los trabajos académicos. Estas aparecen en forma de
instrucciones explícitas a autores en los medios de publicación, en libros de estilo
de la especialidad o en las indicaciones que dan los profesores al encargar un
trabajo. Son indicaciones que orientan las decisiones retóricas que debe tomar el
escritor.
Escribir un texto académico implica trabajar tanto con los aspectos de contenido
como con las cuestiones retóricas. Además, requiere, por parte del escritor
adoptar una postura crítica que le permita ir reformulando ideas y texto, para
generar una transformación del conocimiento. Asimismo, es fundamental conocer
las prácticas discursivas de la comunidad específica a la que pertenece la
audiencia para poder leer el texto como otro miembro de dicha comunidad, para
anticipar las posibles críticas y revisar el texto en profundidad. En la redacción
científica hay que conocer a fondo qué problemas se han tratado hasta el
momento, hacia dónde se dirige la disciplina y qué autores son los más influyentes
(Bazerman, 1988). El estilo que se espera de un texto académico es el que facilite
la concreción del objetivo básico de comunicación que este tipo de textos supone:
exponer información de carácter científico-técnico. Por eso, la expresión debe
tender a la precisión, a la claridad y a la objetividad. Desde el punto vista del
léxico, es conveniente usar términos precisos y tener en cuenta que cada
disciplina científica cuenta con una terminología o lenguaje especializado, cuyo
conocimiento y uso permitirá al escritor evitar la ambigüedad natural de la lengua
estándar.
A partir de lo anterior, se presenta una serie de fases y actividades que debe
implementar el escritor durante el proceso de redacción. (Adaptado de Tolchinsky,
2013, pp. 23-24).
3. Revisión (repaso): el escritor debe ganar objetividad respecto del texto, ya que
es esencial que en esta fase piense cuáles son las expectativas y necesidades de
la audiencia. El texto no se debería “solidificar”, ya que, de ser necesario, se debe
generar el espacio para introducir cambios que lo enriquezcan.
4. Edición: el escritor debe revisar cuestiones ortográficas, ortotipográficas,
léxicas, gramaticales y de formato.
Enunciador
Enunciatario
La coherencia
La coherencia es fundamental para establecer la relación lógica entre las ideas de
un texto, logrando que se complementen unas con otras. La coherencia puede
caracterizarse como la intersección del conjunto de relaciones gramaticales y
contextuales que hacen posible que un texto sea comprendido y, en consecuencia,
interpelado. El texto, por naturaleza, es una unidad coherente. Uno de los
elementos que permite establecer el grado de coherencia es la cohesión, ya que
posibilita determinar relaciones internas entre los recursos léxico-gramaticales que
lo comprenden.
Ejemplo:
Adecuacion Lexica:
¿Cómo podríamos comparar el registro que utiliza Mundstock con el que emplea
Rabinovich? ¿Cuál es, para ustedes, el más adecuado a la situación? Como
podemos ver, el efecto humorístico en este video surge en parte por el contraste
entre el registro de cada uno de los personajes. Por ejemplo cuando dicen:
Mundstock: La musa de la danza es Terpsícore. Rabinovich: (…) No, no la
conozco. (…) ¿De qué barrio es? ¿Cómo dirían ustedes, en otro registro, las
palabras con que Mundstock recrimina a Rabinovich cuando le dice “Ha estado
meditando fuera del recipiente”?
La cohesión
Como ya hemos expresado, para que un texto se considere tal, no puede ser
apenas una sucesión de oraciones sino que debe ser coherente y cohesivo. La
cohesión y la coherencia son dos elementos textuales que sirven para darle
sentido al texto, ofreciéndole la oportunidad al lector, de comprender lo que se
expone en el texto.
La cohesión puede ser léxica y gramatical. Los recursos de cohesión léxica más
comunes son: la repetición, la sustitución sinonímica o antonímica, palabras de
referencia generalizada y las series ordenadas.
3.1.1 La referencia
Es la relación que se establece:
a- entre elementos presentes en el interior del texto (referencia endofórica o
correferencia)
b- entre las expresiones de un texto y el contexto o situación comunicativa
(referencia exofórica)
4- Llegué a San Martín de los Andes; no la encontré tan vacía como decían
los diarios (referencia endofórica: pronombre clítico)
5- Hoy (referencia exofórica) casi llego tarde. Los asientos eran cómodos,
pero el mío (referencia endofórica o correferencial) estaba mal ubicado
(Marín, 2013: 79)
6- Los mayas volvieron del olvido gracias a los relatos del explorador
norteamericano John Lloyd Stephens, quien los investigó a mediados del
siglo pasado y motivó a científicos y aventureros que se lanzaron a explorar
los misterios de América Central. Como su escritura no había sido
descifrada, pronto se elaboraron especulaciones disparatadas. Algunos
suponían que eran descendientes de la Atlántida. Otros aseguraban que
descendían de las tribus de Israel. Sin embargo, las misteriosas
inscripciones fueron finalmente descifradas y dieron por tierra con todas
aquellas teorías. (Sosa y Conti, 1997: 42)
3.1.2 La elipsis
3.1.3.1 La conexión
En este caso los elementos se encadenan a través del uso de conectores, que
establecen cuál es la relación (de causa, de contraste, de tiempo, etc.) entre los
enunciados de un texto. Los conectores son, en realidad, conjunciones,
adverbios, y otras expresiones de ligazón. En ciertos tipos de texto, como los
literarios, la conectividad puede ser menos evidente; pero en los textos
expositivos (que exponen ideas o conceptos) y argumentativos (organizan
razonamientos y conclusiones con el fin de persuadir) la conexión explícita es un
requisito ineludible, ya que el lector necesita que se le indique cuál es la relación
entre un elemento y el otro.
Adición: indican que un componente del texto debe ser sumado a lo que se
dijo antes
Causalidad: indican que uno de los componentes es una causa y el otro una
consecuencia o efecto (también pueden aparecer en el orden inverso).
Enumeración: indican que deben separarse ciertas partes del texto porque
forman entidades diferentes que no deben ser confundidas y que deben ser
consideradas en un cierto orden. También se denominan ordenadores de
secuencia.
Temporalidad:
antes (que), posteriormente, finalmente, después (que), entonces, al principio,
ahora, en cuanto, cuando, mientras, en tanto que, luego, en el momento en que,
no bien, apenas, a medida que
Por ejemplo, el siguiente fragmento no agrega información nueva sino que repite
conceptos, además de mencionar informaciones que luego no se desarrollan
(“otras circunstancias”, “otras causas”). Es un texto en el que la información no
progresa, por lo que resulta tedioso y poco relevante (Marín, 2020):
Por el contrario, un párrafo bien escrito hace avanzar el texto, pero sin densificarlo
con información excesiva. Cada oración es breve pero agrega información nueva a
la definición con que se inicia el párrafo. Esto se obtiene mediante
encadenamientos, es decir que en cada oración se retoma un concepto
mencionado en la oración anterior y se le agrega una información nueva. Este
concepto puede estar repetido de modo literal o retomado mediante un sinónimo o
una construcción equivalente:
d) Otro punto de partida es considerar que los conceptos que se van a tratar
constituyen algo nuevo para el lector. Por esta razón el párrafo comienza con la
definición de un concepto y luego se lo despliega en una explicación que da
cuenta de sus características. Por ejemplo:
EJERCITACIÓN
ACTIVIDAD 1
Completar con los conectores correspondientes y clasificarlos:
ACTIVIDAD 2
Clasificar los conectores que aparecen en los siguientes ejemplos: