1) El documento describe el origen del movimiento sufragista en Estados Unidos y cómo surgió a partir de la lucha contra la esclavitud. 2) En 1840, cuatro mujeres estadounidenses que asistieron a un congreso antiesclavista en Londres fueron humilladas por no poder participar plenamente, lo que las motivó a luchar por los derechos de las mujeres. 3) En 1848, Elizabeth Cady Stanton convocó la Convención de Seneca Falls donde se aprobó la Declaración de Sentimientos, uno de los primeros programas de re
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
9 vistas4 páginas
1) El documento describe el origen del movimiento sufragista en Estados Unidos y cómo surgió a partir de la lucha contra la esclavitud. 2) En 1840, cuatro mujeres estadounidenses que asistieron a un congreso antiesclavista en Londres fueron humilladas por no poder participar plenamente, lo que las motivó a luchar por los derechos de las mujeres. 3) En 1848, Elizabeth Cady Stanton convocó la Convención de Seneca Falls donde se aprobó la Declaración de Sentimientos, uno de los primeros programas de re
1) El documento describe el origen del movimiento sufragista en Estados Unidos y cómo surgió a partir de la lucha contra la esclavitud. 2) En 1840, cuatro mujeres estadounidenses que asistieron a un congreso antiesclavista en Londres fueron humilladas por no poder participar plenamente, lo que las motivó a luchar por los derechos de las mujeres. 3) En 1848, Elizabeth Cady Stanton convocó la Convención de Seneca Falls donde se aprobó la Declaración de Sentimientos, uno de los primeros programas de re
1) El documento describe el origen del movimiento sufragista en Estados Unidos y cómo surgió a partir de la lucha contra la esclavitud. 2) En 1840, cuatro mujeres estadounidenses que asistieron a un congreso antiesclavista en Londres fueron humilladas por no poder participar plenamente, lo que las motivó a luchar por los derechos de las mujeres. 3) En 1848, Elizabeth Cady Stanton convocó la Convención de Seneca Falls donde se aprobó la Declaración de Sentimientos, uno de los primeros programas de re
Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4
combativa sufragista que se convertía en mártir al perder la vida
por sus ideas: el derecho al voto de las mujeres.
El funeral de Emily W. Davison constituyó un gran acto
feminista en las calles de Londres. Las sufragistas inglesas llevaban ya sesenta años de lucha por el derecho al voto, sin ningún resultado. Antes, habían comenzado las norteamericanas. La segunda mitad del siglo XIX y principios del XX supuso una gran prueba de la capacidad, estrategia y, sobre todo, paciencia, de las feministas. Esta vez sí, consiguieron su primera gran victoria.
¿DE DÓNDE SALEN LOS SUFRAGISTAS?
A las mujeres estadounidenses del siglo XIX no las sacaron
de casa sus propios problemas, sino un injusticia que se desarrollaba a su alrededor y que, por lo visto, percibían mejor que su propia realidad: la esclavitud. Las mujeres, que ya habían luchado junto a los hombres por la independencia de su país, hasta entonces una colonia inglesa, se organizaron para terminar con la situación de los esclavos. Esta actividad les aportó experiencia en la lucha civil, en la oratoria, en los asuntos políticos y sociales, y, por otro lado, les sirvió de «linterna» para ver cómo la opresión de los esclavos era muy similar a su propia opresión. Las hermanas Sarah y Angelina Grimké, nacidas en una familia propietaria de esclavos de Carolina del Sur, fueron de las primeras activistas en el movimiento de abolición de la esclavitud que luego aplicaron su crítica social a la condición de la mujer.52
Como anécdota —o quizá no por casualidad—, la primera
novela antiesclavista del continente americano es una obra de Harriet Beecher Stowe, escritora estadounidense que en 1851 publica por entregas la conocida La cabaña del tío Tom.
Paralelamente, Estados Unidos estaba inmerso en otro
proceso: el movimiento de reforma moral.53 La Reforma protestante, iniciada por Lutero en la Europa del siglo XVI frente a la Iglesia católica, defendía la libertad de cada creyente para interpretar personalmente las sagradas escrituras, y afirmaba que lo importante era la conciencia de cada individuo. La Reforma prendió de distinta manera por Centroeuropa y tuvo especial importancia en Inglaterra bajo el nombre de puritanismo. Su fuerza, ya a mediados del siglo XVII, dio lugar a algunas sectas que, como los cuáqueros, desafiaron a la iglesia oficial.
Las prácticas políticas protestantes —evangelistas, pero
sobre todo las cuáqueras—, permitían la presencia de las mujeres en las tareas de la iglesia. Las mujeres podían intervenir públicamente en la oración y hablaban ante toda la congregación.
La nueva iglesia llegó al Nuevo Continente. Los cuáqueros,
por ejemplo, fundaron su propia colonia en Pensilvania, en 1682. Y, como al contrario que el catolicismo, defendían la interpretación individual de los textos sagrados, favorecían que las mujeres aprendieran a leer y escribir. Este motivo fue fundamental para que en Estados Unidos el analfabetismo femenino fuera mucho menor que en Europa y para que se crearan colegios universitarios femeninos. Con la educación se desarrolló una clase media de mujeres educadas que fueron el núcleo y dieron cuerpo al feminismo norteamericano del XIX.54
Con todas estas condiciones —explica María Salas—, ya
existían las bases para un movimiento de mujeres real. Lo que hacía falta era un impulso que le diese vida, una cabeza y un programa.55 Quizá también necesitasen una última injusticia. Todas esas circunstancias se dieron en el Congreso Antiesclavista Mundial celebrado en Londres en 1840. De la delegación norteamericana formaban parte cuatro mujeres que, sin embargo, no fueron bien recibidas en Inglaterra. Todo lo contrario. El Congreso, escandalizado por su presencia, no las reconoció como delegadas e impidió que participaran. Las cuatro mujeres tuvieron que seguir las sesiones tras unas cortinas.
Efectivamente, el Congreso fue el detonante. Las delegadas
regresaron de Londres a Estados Unidos humilladas, indignadas y decididas a centrar su actividad en el reconocimiento de sus propios derechos, los derechos de las mujeres. Especial empeño pusieron en ello Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton.
Lucretia Mott era una cuáquera que fundó la primera
sociedad femenina contra la esclavitud y cuya casa se utilizaba como refugio en el camino de huida de los esclavos. Tenía unos 20 años más que Elizabeth Cady Stanton, quien fue en cierto modo su discípula, convirtiéndose con el tiempo en la intelectual más destacada del movimiento americano.56
LA DECLARACIÓN DE SENTIMIENTOS
Si los años pueden tener apellidos, 1848 ha pasado a la
historia como un año «revolucionario». Tomó su nombre la revolución que se desarrolló en Francia, la revolución de 1848, y además es la fecha en la que Marx y Engels publicaron su célebre Manifiesto comunista. Pero en la mayoría de los libros de historia, le falta el segundo apellido. En verano, 1848 también vio nacer la Declaración de Seneca Falls o Declaración de Sentimientos,57 el texto fundacional del sufragismo norteamericano.
Ocurrió en un pueblecito al oeste del estado de Nueva York.
En una capilla metodista, Elizabeth Cady Stanton convocó a cien personas —más del doble de mujeres que de hombres—, de distintas asociaciones y organizaciones políticas del ámbito liberal —fundamentalmente comprometidas todas con la lucha abolicionista—, a una reunión. Elizabeth Cady Stanton era hija de un juez y estaba casada con un abogado. Tenía ya experiencia en hablar en público por sus actividades en contra de la esclavitud y, además, habían pasado ya ocho años tras el vergonzoso episodio del Congreso Antiesclavista Mundial de Londres. Tiempo suficiente para haber madurado la rabia y la humillación y para haber tomado decisiones.
La reunión se anunció públicamente en el periódico local:
Convención sobre los derechos de la mujer. El miércoles y
jueves, 19 y 20 de julio a las 10.00 horas de la mañana, se celebrará en la capilla metodista, Seneca Falls, estado de Nueva York, una convención para discutir los derechos y la condición social, civil y religiosa de la mujer. El primer día se celebrará una sesión exclusivamente para mujeres, a las que se invita cordialmente. El público en general está invitado a la sesión del segundo día, cuando Lucretia Mott de Filadelfia, y otras damas y caballeros, se dirigirán a los presentes.58
Parece que en total, entre los invitados y el público que
acudió tras leer el periódico, se congregaron alrededor de 300 personas. La reunión, como decía el anuncio, se había convocado para estudiar las condiciones y derechos sociales, civiles y religiosos de la mujer. Cuando ésta terminó, después de los dos días de conversaciones, redactaron un texto cuyo modelo es la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Era la Declaración de Seneca Falls, que ellas llamaron «Declaración de Sentimientos». Este acontecimiento marcó un hito en el feminismo internacional al quedar consensuado uno de los primeros programas políticos feministas. La Convención fue el primer foro público y colectivo de las mujeres.59
El texto fue aprobado por unanimidad y firmado por las
sesenta y ocho mujeres y los treinta y dos hombres convocados, salvo una cláusula, la que reclamaba el derecho al voto. En ese momento, aún no era una reivindicación clara para todas. Como «hijas de la libertad», las mujeres de Seneca Falls se apropiaron de los discursos políticos del momento en la cultura norteamericana para legitimar su filosofía feminista. Por eso, la Declaración fue calcada de la Declaración de Independencia americana, porque al hacerlo así daban legitimidad política a sus reivindicaciones y entroncaban con la filosofía que ya estaba asentada en la cultura política de su país.60
Explica Alicia Miyares que la Declaración de Seneca Falls se
enfrentaba a las restricciones políticas: no poder votar, ni presentarse a elecciones, ni ocupar cargos públicos, ni afiliarse a organizaciones políticas o asistir a reuniones políticas. Iba también contra las restricciones económicas: la prohibición de tener propiedades, puesto que los bienes eran transferidos al marido; la prohibición de dedicarse al comercio, tener negocios