El documento explica que el amor provoca la liberación de sustancias químicas como la dopamina, serotonina y oxitocina en el cerebro, las cuales producen sensaciones placenteras de emoción y apego. Sin embargo, con el tiempo el cerebro se habitúa a estos químicos al igual que con las drogas, disminuyendo la intensidad de las sensaciones. La oxitocina en particular ayuda a crear vínculos duraderos de confianza entre parejas a través de cambios en las conexiones neuronales.
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El documento explica que el amor provoca la liberación de sustancias químicas como la dopamina, serotonina y oxitocina en el cerebro, las cuales producen sensaciones placenteras de emoción y apego. Sin embargo, con el tiempo el cerebro se habitúa a estos químicos al igual que con las drogas, disminuyendo la intensidad de las sensaciones. La oxitocina en particular ayuda a crear vínculos duraderos de confianza entre parejas a través de cambios en las conexiones neuronales.
El documento explica que el amor provoca la liberación de sustancias químicas como la dopamina, serotonina y oxitocina en el cerebro, las cuales producen sensaciones placenteras de emoción y apego. Sin embargo, con el tiempo el cerebro se habitúa a estos químicos al igual que con las drogas, disminuyendo la intensidad de las sensaciones. La oxitocina en particular ayuda a crear vínculos duraderos de confianza entre parejas a través de cambios en las conexiones neuronales.
El documento explica que el amor provoca la liberación de sustancias químicas como la dopamina, serotonina y oxitocina en el cerebro, las cuales producen sensaciones placenteras de emoción y apego. Sin embargo, con el tiempo el cerebro se habitúa a estos químicos al igual que con las drogas, disminuyendo la intensidad de las sensaciones. La oxitocina en particular ayuda a crear vínculos duraderos de confianza entre parejas a través de cambios en las conexiones neuronales.
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La química del amor: una
droga muy potente
Los compuestos químicos que segregamos cuando sentimos amor pueden ser más adictivos que una droga.
Jonathan García-allen 26 mayo, 2015 - 19:00
El amor es una de las sensaciones más extraordinarias de
las que puede disfrutar el ser humano. Pero, ¿te han partido el alma alguna vez? ¿Te han roto el corazón a pedacitos?
La droga del amor: ¿por qué es
adictivo el amor? La química del amor es capaz de hacerte sentir en pleno subidón, hacerte sufrir un bajón o hacerte sentir el mono por alguien. Que el amor es como una droga es totalmente cierto, y tiene ciertos efectos secundarios realmente curiosos. Los compuestos químicos y las hormonas que genera el amor El amor libera dopamina, serotonina y oxitocina, por eso que cuando nos enamoramos nos sentimos excitados, llenos de energía y nuestra percepción de la vida es magnífica. Pero los neuroquímicos del enamoramiento vienen a chorros y al cabo del tiempo, al igual que pasa cuando alguien consume drogas durante un período largo de un dilatado período, llega la tolerancia o lo que comúnmente se conoce como habituación.
Cuando la cascada química desciende, hay muchas
personas que lo interpretan como una pérdida de amor (MacDonald & MacDonald, 2010). Lo que realmente sucede es que los receptores neuronales ya se han acostumbrado a ese exceso de flujo químico y el enamorado necesita aumentar la dosis para seguir sintiendo lo mismo. Eso puede convertir una fluctuación natural en una crisis, y puede llegar la bonita frase: “Ya no siento lo mismo”. Pero dejar una relación no siempre es tan simple.
El cerebro necesita un proceso de recuperación para
volver a los niveles normales de flujo químico y hace falta dejar pasar el tiempo para recuperar la estabilidad. La oxitocina: un abrazo vale más que mil palabras La cascada química puede hacernos perder la razón, pero, ¿por qué ocurre esto?
Neurólogos expertos como Gareth Leng creen que la
oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción. La hormona actúa "cambiando las conexiones" de los miles de millones de circuitos neuronales. Esta hormona es conocida como el neurotransmisor de la confianza o de los abrazos y se libera en cantidades grandes durante el orgasmo y en cantidades más pequeñas cuando te cogen de la mano o cuando los animales lamen a sus bebés.
La oxitocina es una sustancia endógena (segregada por el
cuerpo) y actúa como una droga (sustancia exógena introducida en el cuerpo desde el exterior), liberando transmisores como la dopamina, la noradrenalina (norepirefrina) o la serotonina. Estos neurotransmisores permiten inundar el cerebro de feniletilamina. Este compuesto químico es de la familia de las anfetaminas, y tiene una duración en el cerebro de unos 4 años según la teoría de Donald F. Klein y Michael Lebowitz surgida en la década de los 80. El chocolate es rico en este compuesto, por eso es habitual que durante el “mal de amores” se consuman cantidades excesivas.
Los reptiles liberan oxitocina durante el acto sexual, pero
los mamíferos la producen todo el tiempo. Es por eso que los reptiles se mantienen alejados de otros reptiles excepto cuando se aparean, mientras que los mamíferos forman apegos con los familiares, las camadas o los rebaños. Cuanta más oxitocina se libera, más unido te sientes a la otra persona. Pero hay que tener en cuenta, que los niveles de segregación de neurotransmisores u hormonas, también dependen de nuestras creencias y de nuestra percepción de las cosas. Las ideas, los prejuicios, los valores, las experiencias, las expectativas, o las fantasías que tengamos, pueden hacer que liberemos más o menos químicos. Este proceso sigue una pauta fija: más contacto, más oxitocina, más confianza (más fortalecimiento de las conexiones neuronales). Las expectativas o la imaginación, también actúan como una forma de contacto y siguen esa pauta.
}El amor promueve la reproducción, lo que provoca una
gran cantidad de sustancias químicas que producen felicidad. El sexo es sólo un aspecto de la conducta reproductiva. El amor motiva a recorrer el mundo con tal de estar a solas con esa persona especial. Por supuesto, que la razón está por encima de esas banalidades biológicas pero los neuroquímicos de la felicidad, hacen que sienta tan bien estar enamorado, que el cerebro busca la manera de conseguir más. Los neuroquímicos hacer su trabajo sin palabras, y nosotros buscamos palabras para explicar la locura de nuestras motivaciones. A veces es más simple engañarse o manipular que intentar entenderlo. En resumen, queremos ser felices y tener el máximo de neuroquímicos de la felicidad. Esperamos eso del amor y de otros aspectos de la vida. Pero no importa cuántos neuroquímicos consigamos, a la larga, el cerebro se habitúa al enamoramiento como cuando existe tolerancia a la droga. Saber por qué sucede esto, puede ayudarle a manejar su comportamiento a pesar de las señales neuroquímicas confusas.
Hay buenas noticias. No se culpe a sí mismo si no está
igual que el primer día con su pareja. Hay que saber distinguir el amor del enamoramiento. El amor tiene que ver con las creencias y los valores, y el enamoramiento, son una serie de reacciones químicas producidas en diferentes regiones cerebrales que nos hacen tener una percepción idílica de una persona. Aun y así, no es nada malo, simplemente le ha tocado vivir con el sistema operativo que ha mantenido a los seres humanos vivos durante millones de años.
Referencias bibliográficas:
Fisher, H. (2004). Why We Love: The Nature and
Chemistry of Romantic Love. New York: Henry Holt. Izard, C. E. (1991). The psychology of emotions. New York: Plenum Press. Pichón, R.E. (1982). Teoría del vínculo. Buenos Aires: Nueva Visión.