La Química Del Amor Por Jhonatan Garcia

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La química del amor: una

droga muy potente


Los compuestos químicos que
segregamos cuando sentimos amor
pueden ser más adictivos que una
droga.

Jonathan García-allen
26 mayo, 2015 - 19:00

El amor es una de las sensaciones más extraordinarias de


las que puede disfrutar el ser humano. Pero, ¿te han
partido el alma alguna vez? ¿Te han roto el corazón a
pedacitos?

La droga del amor: ¿por qué es


adictivo el amor?
La química del amor es capaz de hacerte sentir en pleno
subidón, hacerte sufrir un bajón o hacerte sentir el mono
por alguien. Que el amor es como una droga es totalmente
cierto, y tiene ciertos efectos secundarios realmente
curiosos.
Los compuestos químicos y las
hormonas que genera el amor
El amor libera dopamina, serotonina y oxitocina, por eso
que cuando nos enamoramos nos sentimos excitados,
llenos de energía y nuestra percepción de la vida es
magnífica. Pero los neuroquímicos del enamoramiento
vienen a chorros y al cabo del tiempo, al igual que pasa
cuando alguien consume drogas durante un período largo
de un dilatado período, llega la tolerancia o lo que
comúnmente se conoce como habituación.

Cuando la cascada química desciende, hay muchas


personas que lo interpretan como una pérdida de amor
(MacDonald & MacDonald, 2010). Lo que realmente sucede
es que los receptores neuronales ya se han acostumbrado
a ese exceso de flujo químico y el enamorado necesita
aumentar la dosis para seguir sintiendo lo mismo. Eso
puede convertir una fluctuación natural en una crisis, y
puede llegar la bonita frase: “Ya no siento lo mismo”. Pero
dejar una relación no siempre es tan simple.

El cerebro necesita un proceso de recuperación para


volver a los niveles normales de flujo químico y hace falta
dejar pasar el tiempo para recuperar la estabilidad.
La oxitocina: un abrazo vale más que
mil palabras
La cascada química puede hacernos perder la razón, pero,
¿por qué ocurre esto?

Neurólogos expertos como Gareth Leng creen que la


oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes
tras la primera oleada de emoción. La hormona actúa
"cambiando las conexiones" de los miles de millones de
circuitos neuronales. Esta hormona es conocida como el
neurotransmisor de la confianza o de los abrazos y se
libera en cantidades grandes durante el orgasmo y en
cantidades más pequeñas cuando te cogen de la mano o
cuando los animales lamen a sus bebés.

La oxitocina es una sustancia endógena (segregada por el


cuerpo) y actúa como una droga (sustancia exógena
introducida en el cuerpo desde el exterior), liberando
transmisores como la dopamina, la noradrenalina
(norepirefrina) o la serotonina. Estos neurotransmisores
permiten inundar el cerebro de feniletilamina. Este
compuesto químico es de la familia de las anfetaminas, y
tiene una duración en el cerebro de unos 4 años según la
teoría de Donald F. Klein y Michael Lebowitz surgida en la
década de los 80. El chocolate es rico en este compuesto,
por eso es habitual que durante el “mal de amores” se
consuman cantidades excesivas.

Los reptiles liberan oxitocina durante el acto sexual, pero


los mamíferos la producen todo el tiempo. Es por eso que
los reptiles se mantienen alejados de otros reptiles
excepto cuando se aparean, mientras que los mamíferos
forman apegos con los familiares, las camadas o los
rebaños. Cuanta más oxitocina se libera, más unido te
sientes a la otra persona. Pero hay que tener en cuenta,
que los niveles de segregación de neurotransmisores u
hormonas, también dependen de nuestras creencias y de
nuestra percepción de las cosas. Las ideas, los prejuicios,
los valores, las experiencias, las expectativas, o las
fantasías que tengamos, pueden hacer que liberemos más
o menos químicos. Este proceso sigue una pauta fija: más
contacto, más oxitocina, más confianza (más
fortalecimiento de las conexiones neuronales). Las
expectativas o la imaginación, también actúan como una
forma de contacto y siguen esa pauta.

}El amor promueve la reproducción, lo que provoca una


gran cantidad de sustancias químicas que producen
felicidad. El sexo es sólo un aspecto de la conducta
reproductiva. El amor motiva a recorrer el mundo con tal de
estar a solas con esa persona especial. Por supuesto, que
la razón está por encima de esas banalidades biológicas
pero los neuroquímicos de la felicidad, hacen que sienta
tan bien estar enamorado, que el cerebro busca la manera
de conseguir más. Los neuroquímicos hacer su trabajo sin
palabras, y nosotros buscamos palabras para explicar la
locura de nuestras motivaciones. A veces es más simple
engañarse o manipular que intentar entenderlo.
En resumen, queremos ser felices y tener el máximo de
neuroquímicos de la felicidad. Esperamos eso del amor y
de otros aspectos de la vida. Pero no importa cuántos
neuroquímicos consigamos, a la larga, el cerebro se
habitúa al enamoramiento como cuando existe tolerancia a
la droga. Saber por qué sucede esto, puede ayudarle a
manejar su comportamiento a pesar de las señales
neuroquímicas confusas.

Hay buenas noticias. No se culpe a sí mismo si no está


igual que el primer día con su pareja. Hay que saber
distinguir el amor del enamoramiento. El amor tiene que
ver con las creencias y los valores, y el enamoramiento,
son una serie de reacciones químicas producidas en
diferentes regiones cerebrales que nos hacen tener una
percepción idílica de una persona. Aun y así, no es nada
malo, simplemente le ha tocado vivir con el sistema
operativo que ha mantenido a los seres humanos vivos
durante millones de años.

Referencias bibliográficas:

 Fisher, H. (2004). Why We Love: The Nature and


Chemistry of Romantic Love. New York: Henry Holt.
 Izard, C. E. (1991). The psychology of emotions. New
York: Plenum Press.
 Pichón, R.E. (1982). Teoría del vínculo. Buenos Aires:
Nueva Visión.

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