Sentencia Constitucional Plurinacional 1008-2013
Sentencia Constitucional Plurinacional 1008-2013
Sentencia Constitucional Plurinacional 1008-2013
Expediente:02338-2012-05-AAC
Departamento:Santa Cruz
En revisión la Resolución 34 de 22 de noviembre de 2012, cursante de fs. 51 a 54, pronunciada dentro de la acción de
amparo constitucional interpuesta por Angelina Vogtschmidt Arriaza en representación legal de José Humberto Zamora
Saavedra contra Editha Pedraza Becerra, Vocal de Sala Civil Segunda y William Tórrez Tordoya, Vocal de Sala Penal
Primera ambos del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz
I.1.Contenido de la demanda
Por memoriales presentados de 18 y 23 de octubre de 2012, cursantes de fs. 31 a 37 y 40 la representante por el
accionante, expuso lo siguiente:
Señala que la presente acción tiene su origen en la demanda ejecutiva iniciada el 3 de enero de 2006, por el accionante
contra la Sociedad Comercial Compañía Boliviana de Transporte Aéreo Privado S.A. (AeroSur S.A.), para el cobro de
la suma de capital adeudado más intereses legales y costas, cuya sentencia de primera instancia declaró improbada la
demanda, improbada la excepción de incompetencia presentada por el demandado y probada la excepción de falta
fuerza ejecutiva.
Indica que, recurrida en apelación la sentencia de primera instancia, por Auto de Vista fue revocada parcialmente, y
declaró probada la demanda, ordenándose el pago del capital adeudado por la suma de $us.1 573 018,67 (un millón
quinientos setenta y tres mil dieciocho 67/100 dólares americanos), más intereses reclamados con costas. Ejecutoriada la
sentencia y, siendo que AeroSur S.A., no contaba con ninguna clase de bienes susceptibles de remate, se ordenó el
embargo del 20% del producto de la venta de pasajes.
Manifiesta que, en ejecución de sentencia, presentó liquidación del capital e intereses legales, desde la fecha de la mora
del deudor hasta la fecha de solicitud, liquidación que al no ser objetada, fue aprobada mediante Auto de 29 de septiembre
de 2008 y confirmada en apelación por Auto de Vista de 7 de mayo de 2009, vulnerándose el derecho al debido proceso
del accionante, derecho al pago de los intereses, mismos que fueron restituidos mediante acción de amparo constitucional,
que dejó sin efecto la orden de suspensión de los intereses, conforme consta la SC 1632/2011.
En forma posterior, solicitó desglose y endose de los depósitos judiciales remitidos, en cumplimiento a la orden de
embargo, recibiendo en consecuencia pagos parciales que se iban aplicando a capital e intereses, de acuerdo al art. 317 del
Código de Procedimiento Civil (CPC).
Posteriormente, al no haberse cubierto la totalidad del capital adeudado con los pagos parciales efectuados como
consecuencia de los depósitos judiciales efectuado a su favor, presentó una nueva preliquidación de capital e intereses
realizada por el auditor financiero, deduciendo los distintos pagos, quedando un saldo por pagar de $us366 411 98.-
(trescientos setenta y seis mil cuatrocientos once 98/100 dólares estadounidenses), hasta el 9 de enero de 2012. Sin
embargo, el Juez de la causa, mediante Auto definitivo de 17 de enero del referido año, señaló que la liquidación es
unilateral, que se la hizo sobre una liquidación efectuada en base al art. 317 del Código Civil (CC) que no es aplicable al
caso de las resoluciones judiciales, sino que se debe cumplir lo que dispone el los arts. 514 y 517 del CC y porque la
liquidación existente ya fue aprobada y, porque no se pidió una revisión de la primera liquidación, omitiendo de esta
manera el Juez de la causa el cumplimiento de la sentencia y la norma sustantiva.
Finalmente manifiesta que, contra la Resolución de 17 de enero de 2012 dictada por Juez de la causa, presentó recurso de
apelación habiendo sido resuelto por la Sala Civil y Comercial Segunda conformada por las autoridades ahora
demandadas, mediante Auto de Vista 195/2012 de 20 de agosto, confirmando la resolución apelada, con el argumento de
que el proceso tenia la calidad de cosa juzgada, que no podía modificarse en el fondo, y que la sentencia no establecía la
posibilidad de una nueva liquidación, no siendo aplicable el art. 317 del CC. Al cumplimiento de fallos ejecutoriados en
plena ejecución, sino solo entre particulares
La parte accionante, alega la vulneración del derecho al debido proceso y el derecho de acceso a la justicia, consagrados
en los arts. 8. II, 115.II y 117.I de la Constitución Política del Estado (CPE), así como los arts. 8 del Pacto de San José de
Costa Rica y 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).
I.1.3.Petitorio
Solicita se deje sin efecto legal el Auto de Vista 195/2012 de 20 de agosto y se ordene la emisión de un nuevo Auto de
Vista, ajustándose a las normas civiles y procesales omitidas por las autoridades demandadas.
I.2.Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías
La audiencia pública se realizó el 22 de noviembre de 2012, según consta en el acta cursante de fs. 49 a 51, produciéndose
los siguientes actuados:
La representante por el accionante, en audiencia, asistida de su abogada ratificó los fundamentos de su demanda
Las autoridades demandadas no asistieron a la presente audiencia, tampoco presentaron ningún informe.
Sergio Sanzetenea Dimofl presidente de AeroSur S.A. como tercero interesado no asistieron a la audiencia de acción de
amparo constitucional, tampoco presentaron informe escrito.
I.2.4.Resolución
La Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, por Resolución 34 de 22 de noviembre de
2012, cursante de fs. 51 a 54, concedió la tutela impetrada, dejando sin efecto el Auto de Vista 195/2012 de 20 de agosto,
ordenándose se dicte un nueva Resolución, en base a los siguientes fundamentos: a) Que, para la procedencia de la acción
de amparo constitucional, el accionante debe reunir tres requisitos elementales y fundamentales para invocar la pretensión
constitucional: el principio de inmediatez, el principio de subsidiariedad y la legitimación del accionante; b) El Juez a quo,
indicó que el art. 317 del CC, no es aplicable al caso de resoluciones judiciales y contrapone a esta normativa los arts. 514
y 517 del mismo Código; sin embargo, esta Resolución no es atendible por un error de lapsus cálami, porque lo que quiso
decir el Juez es el Código de Procedimiento Civil y mencionó Código Civil, y la fundamentación por la cual la
rechaza, se trata de relaciones contractuales para iniciar una norma sustantiva; empero el Tribunal de alzada, al dictar su
Resolución, no rectificó el fundamento del Juez inferior; c) De acuerdo al art. 514 CPC, la sentencia que declara probada
la demanda, quiere decir, que tiene que cancelar lo adeudado en ejecución de sentencia, todos los intereses y costas; el
Juez en esta resolución, que ordena el endoso y pago, deja pendiente y abierto la acreencia que le favorece al acreedor,
porque no dice aquí que esté cancelado todo, no existe informe de la autoridad demandada, para que se determine cuál es
el fundamento de su resolución, en todo proceso ejecutivo o coactivo, la única forma de enervar o destruir es acreditando
el pago total de la deuda, lo que nunca observó la parte ejecutada; d) El Juez a quo, sostiene que la solicitud de
reliquidación, implicaría la modificación de las resoluciones pronunciadas, no existe un fallo de dicha autoridad que
indique que ya está cancelada toda la obligación, por lo que la resolución de las autoridades demandadas, incurren en una
resolución ultra petita, porque el ejecutado no se apersonó ni reclamó tal situación, pese a su legal notificación; no se
puede afirmar que el art. 317 del CC, no se avenga a la pretensión de una ejecución de sentencia, donde no se ha
acreditado el pago perentorio y archivo de obrados en cuanto a la deuda; y e) Las autoridades demandadas han vulnerado
el debido proceso, al no aplicar las normas sustantivas y adjetivas señaladas, porque no se consideró los pagos, primero a
cuenta de los intereses y luego a capital, por lo que en tanto y en cuanto se cumplan los requisitos de formación de la
sentencia, esta tiene validez y alcanza la autoridad de cosa juzgada material.
Por decreto Constitucional de 5 de marzo de 2013 cursante a fs. 56, en aplicación del art. 5.2 del Código Procesal
Constitucional (CPCo), se solicitó documentación complementaria; disponiéndose, la suspensión del plazo procesal
conforme al art. 7.II del mismo Código Adjetivo, hasta que la documentación sea remitida. En virtud a la remisión de la
documentación realizada por el Juez de Partido Noveno en lo Civil y Comercial del departamento de Santa Cruz,
efectuada el 28 de mayo de este año a la Unidad de Coordinación Departamental de Santa Cruz del Tribunal
Constitucional Plurinacional y recepcionada en este Tribunal Constitucional Plurinacional el 3 de junio del mismo año,
por decreto de 17 de junio de 2013, se admitió la misma y se dispuso la reanudación del cómputo del plazo,
pronunciándose la presente sentencia dentro el plazo previsto por ley.
II. CONCLUSIONES
Hecha la revisión y compulsa de los antecedentes del caso y del análisis de la documental adjunta al expediente, se llega a
las siguientes conclusiones:
II.1.Por contrato de pago de crédito con subrogación condicional de 26 de junio de 2000, Servicio Aéreo Ejecutivo SRL
(SAE) S.R.L. subrogó la totalidad de sus acreencias adeudadas por AEROSUR S.A., a José Humberto Zamora Saavedra
(fs. 73 a 75).
II.2.El accionante mediante memorial de 3 de enero de 2006, formalizó demanda ejecutiva contra la empresa AEROSUR
S.A., por la suma adeudada de $us1 573 018,67.- (fs. 4 a 5 vta.).
II.3.El Juez Séptimo de Partido en lo Civil y Comercial del departamento de Santa Cruz, dictó la sentencia 270 de 31 de
octubre de 2007, dentro del proceso ejecutivo de referencia, declarando improbada la demanda, las excepciones de
incompetencia y de falta de personería en el demandante; probada la excepción de falta de fuerza ejecutiva (fs. 8 a 10).
II.4.En grado de apelación, la Sala Penal Primera de la entonces Corte Superior del Distrito de Santa Cruz, por Auto de
Vista 77 de 20 de junio de 2008, revocó parcialmente la sentencia apelada y deliberando en el fondo declaró probada la
demanda ejecutiva, improbada la excepción de falta de fuerza ejecutiva, ordenándose el pago del capital adeudado de
$us.1 573 098,67.- e intereses reclamados en la demanda, con costas en ambas instancias (fs. 11 a 14).
II.5.Angelina Vogtschmidt Arriaza en representación legal de José Humberto Zamora Saavedra, por memorial de 31 de
julio de 2008, presentó liquidación de capital, intereses y costas procesales en la suma total de $us2 366,773.-(dos
millones trescientos sesenta y seis mil 773/100 dólares estadounidenses) (fs. 15 y vta.).
II.6.El Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, por Auto de 29 de septiembre de 2008, aprobó la liquidación
presentada por la representante legal de Humberto Zamora Saavedra y disponiendo el pago a favor de éste último la suma
de $us2 366,773.- (fs. 16 a 18 vta.).
II.7.Mediante memorial de 30 de mayo de 2009, Angelina Vogtschnidt Arriaza por el accionante solicitó el endose de los
dineros embargados que ascienden a la suma de $us1 237 054,80.- (un millón doscientos treinta y siete mil cincuenta y
cuatro 80/100 dólares estadounidenses) como pago a capital adeudado (fs. 19 y vta.).
II.8.El Juez mencionado supra, mediante decreto de 1 de junio de 2009, ordeno el pago de $us1 237 054,80.- a favor de
José Humberto Zamora Saavedra como pago parcial del monto de $us1 573 456,41 ordenado en Auto de Vista (fs. 20).
II.9.Posterior al cobro realizado de $us1 237 054,80.-por memorial de 25 de noviembre de 2011, la representante legal del
accionante dirigido al Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial, acompaño y presentó nueva liquidación de capital
e intereses sobre el capital adeudado de $us 366 411,98.-(trescientos sesenta y seis mil cuatrocientos once 98/100 dólares
estadounidenses) en vista que desde la fecha de la última liquidación, deduciéndose los pagos parciales, el capital aún
adeudado había generado nuevos intereses, por lo que también solicitó la aprobación de la misma (fs. 21 y 22 vta.).
II.10.El Juez Noveno de Partido en lo Civil y Comercial por Auto de 17 de enero de 2012, rechazó la solicitud de
aprobación de la nueva liquidación presentada por la parte ejecutante, manifestando que los pagos que se vinieron
realizando fue en consideración a la ejecución de resoluciones pronunciadas dentro del proceso, mismas que no han
previsto la posibilidad de reliquidación; asimismo, refiriendo que la norma del art. 317 del CC, no es aplicable al caso de
las resoluciones judiciales porque estas se cumplen conforme lo dispone los arts. 514 y 517 del referido CC, y que la
unilateral aplicación de pago que hace el demandante en su memorial, implicaría la modificación de las resoluciones
que se tienen pronunciadas en el curso del proceso (fs. 23).
II.11.Recurrido en recurso de apelación el Auto de 17 de enero de 2012, la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental
de Justicia de Santa Cruz mediante Auto de Vista 195/2012 de 20 de agosto, confirmó en todas sus partes, el Auto
recurrido, argumentando de que el proceso tiene la calidad de cosa juzgada, por ello no puede ser modificado en el fondo,
en ese contexto los pagos que se realizan son en ejecución de sentencia y que al no establecer la sentencia la posibilidad
de nueva liquidación o reliquidación, no es posible que ésta sea practicada; porque las sentencias, deben ser cumplidas
estrictamente en aplicación de los arts. 514, 515 y 517 del CPC, no siendo aplicable el art. 317 del CC en el caso sino en
las relaciones jurídicas entre particulares (fs. 24 a 25 vta.).
El accionante manifiesta que los Vocales demandados, vulneraron el derecho al debido proceso y el derecho de acceso a la
justicia, porque mediante Auto de Vista 195/2012 de 20 de agosto, confirmaron el Auto de 17 de enero de 2012, emitida
por el Juez Noveno de Partido Noveno en lo Civil y Comercial, que rechaza la solicitud de aprobación de reliquidación
presentada, con el argumento de que el proceso al tener la calidad de cosa juzgada no puede ser modificado en el fondo y
que al no haber establecido la sentencia la posibilidad de nueva liquidación o reliquidación no es posible que la misma sea
practicada, debido a que la misma debe ser cumplida en aplicación de los arts. 514, 515 y 517 del CPC, y que el art. 317
del CC, no es aplicable en el caso sino en las relaciones jurídicas entre particulares.
En consecuencia, corresponde en revisión, verificar si tales extremos son evidentes a los fines de conceder o denegar la
tutela solicitada.
Por disposición del art. 128 de la CPE, esta acción se activa únicamente ante la vulneración de derechos contenidos en la
Norma Fundamental y las leyes, perpetrados por actos ilegales u omisiones indebidas de servidores públicos y/o
particulares.
Bajo este marco, el amparo constitucional es una acción de defensa que protege todos los derechos fundamentales que no
se encuentren protegidos por los otros mecanismos de protección como la acción de libertad, acción de protección de
privacidad, acción de cumplimiento, acción popular, mencionados por la norma constitucional; por consiguiente, su
naturaleza es la de precautelar, proteger y restablecer los derechos y garantías vulnerados por actos u omisiones indebidas
de servidores públicos y particulares; evitando asimismo posibles consumaciones de actos lesivos de dichos derechos y
garantías.
El amparo constitucional se rige esencialmente, por los principios de subsidiariedad e inmediatez, el primero entendido
como el agotamiento previo o la constatación de la inexistencia de otras vías o recursos legales para la protección
inmediata de los derechos denunciados como conculcados, por cuanto, no sustituye o reemplaza a los recursos o instancias
ordinarias preestablecidas en el ordenamiento jurídico. Respecto al segundo, su interposición debe hacerse en el plazo de
seis meses, computable a partir del conocimiento del hecho o producida la notificación con el acto ilegal u omisión
indebida. Siempre que no existan otros recursos o medios para impugnarlos o, si existieran, a partir del momento en que
se agotó la última instancia, así lo estableció la SC 0002/2012 de 13 de marzo, que señalo lo siguiente: Del contenido del
texto constitucional de referencia, puede inferirse que la acción de amparo constitucional es un mecanismo de defensa
jurisdiccional, eficaz, rápido e inmediato de protección de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, cuyo
ámbito de protección se circunscribe respecto de aquellos derechos fundamentales y garantías, que no se encuentran
resguardados por los otros mecanismos de protección especializada que el mismo orden constitucional brinda a los
bolivianos, como la acción de libertad, de protección de privacidad, popular, de cumplimiento, etc. Asimismo, desde el
ámbito de los actos contra los que procede, esta acción se dirige contra aquellos actos y omisiones ilegales o indebidos
provenientes no sólo de los servidores públicos sino también de las personas individuales o colectivas que restrinjan o
amenacen restringir los derechos y garantías objeto de su protección.
( )
Finalmente cabe señalar, que dentro de los principios procesales configuradores del amparo constitucional, el
constituyente resalta la inmediatez y subsidiariedad al señalar en el parágrafo I del art. 129 de la CPE, que esta acción `(
) se interpondrá siempre que no exista otro medio o recurso legal para la protección inmediata de los derechos y garantías
restringidos, suprimidos o amenazados´.
Lo señalado implica que la acción de amparo forma parte del control reforzado de constitucionalidad o control tutelar de
los derechos y garantías, al constituirse en un mecanismo constitucional inmediato de carácter preventivo y reparador
destinado a lograr la vigencia y respeto de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, siempre que no exista
otro medio de protección o cuando las vías idóneas pertinentes una vez agotadas no han restablecido el derecho lesionado,
lo que significa que de no cumplirse con este requisito, no se puede analizar el fondo del problema planteado y, por tanto,
tampoco otorgar la tutela (las negrillas nos pertenecen).
Favio Chacolla Huanca, en su libro Manual de Derecho Procesal Civil, Pág. 216, 217 señala que: la doctrina ha
establecido tres clases de sentencias:
SENTENCIAS DECLARATIVAS.- Son aquellas que tienen por objeto la pura declaración de la existencia del derecho.
Desde ese punto de vista, todas las sentencias revisten ese carácter; ya que tanto las constitutivas como las condenatorias,
contienen una declaración del derecho, como antecedente lógico de la decisión principal. También se las define como
aquellas que eliminan la falta de certeza acerca de la existencia, eficiencia, modalidad o interpretación de una relación o
estado jurídico. Por su forma de concreción, estas sentencias pueden ser positivas y negativas, en virtud a la existencia o
no de un determinado efecto jurídico a favor del actor, por ejemplo una acción de nulidad o anulabilidad.
SENTENCIAS CONSTITUTIVAS.- Son aquellas que luego de declarar la existencia del derecho y sin establecer una
condena, al cumplimiento de una prestación crean, modifican o extinguen un estado jurídico, es decir que estas
sentencias contienen dos pronunciamientos: a) El reconocimiento del derecho del actor frente al estado, para demandar
judicialmente la constitución del nuevo estado jurídico que el ordenamiento civil garantiza; y b) La constitución del nuevo
estado jurídico, ya sea haciendo cesar el existente, ya sea modificándolo y sea sustituyéndolo por otro, por ejemplo una
acción de rescisión o resolución de contrato.
SENTENCIAS CONDENATORIAS.- Son aquellas que luego de declarar la existencia del derecho, imponen el
cumplimiento de una prestación positiva (dar o hacer) o negativa (no dar no hacer).
La doctrina, conforme lo descrito, ha establecido tres tipos de sentencias, mismas que fueron desarrolladas
precedentemente, de las cuales corresponde aclarar que en los proceso ejecutivo se emite sentencias condenatorias
donde a través de ella el juzgador después de declarar la existencia del derecho del demandante, impone el cumplimiento
de la obligación contraída, es decir, impone el pago del capital adeudado, más los intereses demandados y el pago de
costas procesales.
Gonzalo Castellanos Trigo en su libro Manual de Derecho Procesal Civil Tomo II, Edición 2006, Pág. 363, señala
que:De la sentencia definitiva que pone fin al proceso, derivan efectos jurídicos con relación al juez, a las partes y a
la cuestión litigiosa que ha sido debatida y resuelta en el proceso, empero el más importante es el efecto natural de toda
sentencia que consistente en su obligatoriedad que le da eficacia en la administración de justicia.
También señala en su mismo libro referido Pág. 364 a 365, que: las sentencias producen efectos temporales mismas que
varía según la naturaleza de la acción y en cada uno de los tipos de sentencias:
SENTENCIAS DECLARATIVAS.- Como principio, proyectan sus efectos hacia el momento que tuvieron lugar los
hechos sobre los cuales versa la declaración de certeza, como por ejemplo, en la nulidad de un acto jurídico, la
declaración judicial se retrotrae a la fecha en que aquél se celebró; en el caso de reconocimiento como hijo no tiene
este carácter desde el día de la sentencia, ni siquiera desde la interposición de la demanda, sino, sencillamente, desde el
día en que nació el hijo.
SENTENCIAS CONSTITUTIVAS.- En principio, sólo producen efectos hacia el futuro, empero en cada caso puede
tener otros efectos temporales, teniendo en cuenta lo que disponga las pertinentes prescripciones legales. Por ejemplo, por
la sentencia que declara a una persona interdicta, serán de ningún valor los actos posteriores de administración que el
incapaz celebrase.
SENTENCIAS DE CONDENA.- El tema de los efectos temporales en las sentencias de condena reviste importancia a
los fines de determinar la fecha desde la cual corresponde abonar los intereses y frutos.
SENTENCIAS DETERMINATIVAS.- Sólo producen efectos hacia el futuro, ya que la integración de la respectiva
relación se opera como motivo del propio fallo.
La doctrina desarrollada, ha establecido que las sentencias que pone fin al proceso, producen efectos jurídicos con
relación al juez, a las partes y a la cuestión litigiosa que ha sido debatida y resuelta en el proceso, de las cuales el más
importante es el efecto de su obligatoriedad que le da eficacia en la administración de justicia.
También ha referido la doctrina, que la sentencia produce efectos temporales que varía según la naturaleza de la acción y
en cada uno de los tipos de sentencias; en el caso de las sentencias de condena que son emitidos en los procesos
ejecutivos, es importante a los fines de determinar la fecha desde la cual corresponde abonar los intereses y frutos.
III.4. Sobre la cosa juzgada, cosa juzgada formal y cosa juzgada material
El Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Osorio, Edición 35 actualizada, corregida y
aumentada, pág. 240 a 241, refiriéndose a la cosa juzgada, cosa juzgada formal y material señaló lo siguiente:
La cosa juzgada, es la autoridad y eficacia que adquiere la sentencia judicial que pone fin a un litigio y no es susceptible
de impugnación, por no darse contra ella ningún recurso o por no haber sido impugnada a tiempo, lo que la convierte en
firme.
La cosa juzga formal, resulta de toda sentencia, con independencia de que ésta resuelva o no cuestiones sustanciales,
produciendo sus consecuencias en relación con el proceso en que ha sido emitida.
La cosa juzgada material, resulta de sentencias que resuelven cuestiones sustanciales. Así, mientras que los efectos de la
cosa juzgada formal pueden referirse únicamente a aspectos procesales o puramente internos del juicio en que un auto
firme ha sido dictado, la cosa juzgada material, al tener -por definición- efectos sobre aspectos sustanciales de las
cuestiones dirimidas en un proceso, extiende potencialmente sus efectos fuera de tal proceso, pues lo allí decidido no
podrá ser desvirtuado por otras actuaciones judiciales.
Gonzalo Castellanos Trigo en su libro Manual de Derecho Procesal Civil Tomo II de la gestión 2006, pág. 367, define a la
cosa juzgada: como el atributo que la ley asigna a la sentencia firme para que el caso concreto resuelto por ella se
mantenga inmutable para el futuro como garantía de seguridad jurídica para las partes y la sociedad en su conjunto .
Asimismo este autor define a la cosa juzgada formal y material en el mismo libro Páginas 370 y 371, de la siguiente
manera:
Cosa juzgada formal.- Hay cosa juzgada formal cuando la decisión judicial queda debidamente ejecutoriada por no
existir otros recursos para modificar la sentencia o auto definitivo; empero dicha resolución judicial puede ser revisada en
otro proceso o se deja a salvo los derechos de las partes para otro proceso de conocimiento contradictorio en un
determinado plazo.
En el caso de autoridad solo formal de la cosa juzgada, la sentencia que puede ser dictada en un posterior proceso tiene
que referirse sólo a pretensiones del actor o del demandado que conforme a la ley no hayan podido o debido ser atendidas
suficientemente en el primer proceso especial o voluntario. Sólo se persigue abrir la posibilidad del contradictorio sobre
puntos de la cuestión de fondo que no pudieron ser legalmente considerados o sometidos a plena prueba y alegación en el
proceso anterior. De ahí que la cosa juzgada adquirida en virtud de éste sea relativa y no total.
La cosa juzgada material.- supone la absoluta definitividad de la sentencia al devenir ella intacable en el mismo proceso
o en cualquier otro que persiga su modificación, con la única excepción de la revisión extraordinaria de la sentencia por
los cuatro casos que establece la ley procesal.
Respecto a la cosa juzgada la SCP 1093/2012 de 5 de septiembre, señaló lo siguiente: `Según el Diccionario de la Real
Academia de Lengua Española, cosa juzgada es: Autoridad y eficacia que adquiere la sentencia judicial cuando no
proceden contra ella recursos ni otros medios de impugnación, y cuyos atributos son la coercibilidad, la inmutabilidad y la
irreversibilidad en otro proceso posterior´.
Sobre el particular la SCP 0294/2012 de 8 de junio, haciendo cita a la SC 0682/2003-R de 20 de mayo, estableció que la
cosa juzgada se conceptualiza como: «La fuerza reconocida por la Ley a la decisión del Juez para regular jurídicamente en
forma relativamente inmutable el caso concreto decidido, relatividad que según la jurisprudencia de este Tribunal, se
puede presentar cuando de por medio exista lesión a un derecho fundamental, lo que significa que cuando la cosa juzgada
es producto del respeto de las garantías constitucionales, la cosa juzgada goza del carácter de inmutabilidad e
irrevisabilidad».
En ese sentido, el art. 514 del CPC, establece: `Las sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada se ejecutaran, sin
alterar ni modificar su contenido, por los jueces de primera instancia que hubieren conocido el proceso´; por su parte, el
art. 515 del mismo Código, señala que: «Las sentencias recibirán autoridad de cosa juzgada: 1) Cuando la ley no
reconociere en el pleito otra instancia ni recurso; y, 2) Cuando las partes consintieren expresa o tácitamente en su
ejecutoria », lo que importa la existencia de un proceso concluido que se opera cuando la ley no concede otra instancia o
recurso dentro del mismo proceso, o cuando las partes admiten expresamente o tácitamente su ejecutoria, no haciendo uso
de los recursos que la ley franquea; finalmente, por previsión expresa del art. 517 del citado ordenamiento legal: `La
ejecución de autos y sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada no podrá suspenderse por ningún recurso ordinario
ni extraordinario, ni el de compulsa, ni el de recusación, ni por ninguna solicitud que tendiere a dilatar o impedir el
procedimiento en ejecución´ (las negrillas son nuestras).
Conforme a la doctrina y la jurisprudencia citada precedentemente la cosa juzgada es la autoridad y eficacia que adquiere
la sentencia judicial cuando no proceden contra ella recursos ni otros medios de impugnación y es irrevisable en otro
proceso posterior y estas al adquirir la autoridad de cosa juzgada se ejecutan sin alterar y modificar su contenido por los
jueces de primera instancia que hubieren conocido el proceso.
III.5. Naturaleza jurídica del proceso ejecutivo, su objetivo, principios que la rigen y sus etapas
Gonzalo Castellanos Trigo, en su libro Análisis Doctrinal y Jurisprudencial del Código de Procedimiento Civil Boliviano,
Tomo III, Edición 2006, pág. 227 señala: El proceso ejecutivo, no obstante que aparece normado en el ordenamiento
procesal, no constituye, a criterio de Palacio, una ejecución pura o un simple procedimientode ejecución, ya que él tiene
una etapa de conocimiento durante la cual el deudor se halla facultado para alegar y probar la ineficacia del título,
mediante la oposición de ciertas defensas que deben fundarse en hechos contemporáneos o posteriores a la creación del
título ejecutivo, razón por la cual, se trata de un proceso mixto de ejecución y de conocimiento limitado.
El mismo autor en su libro señalado pág. 228 refiriéndose al objeto del proceso ejecutivo señaló lo siguiente: el proceso
ejecutivo es de ejecución porque su objetivo no consiste solamente en obtener un pronunciamiento judicial que declare la
existencia o inexistencia de un derecho sustancial incierto, sino lograr la satisfacción de un crédito que la propia ley
presume existente en virtud del documento base de la ejecución; además, el efecto inmediato de la pretensión ejecutiva
consiste en un acto de intimación de pago y en acto coactivo sobre el patrimonio del deudor al embargarse directamente
sus bienes.
Por otra, refiriéndose a los principios que rigen al proceso ejecutivo en la pág. 229 a 231, señala que son las siguientes:
Respeto a los derechos de terceros.- La ejecución se dirige contra los derechos del deudor y recae sobre sus bienes
exclusivamente, lo que implica jurídicamente que los terceros son extraños y, por lo tanto, no pueden ser afectados o
perjudicados con las actuaciones ejecutadas en la causa, particularmente con las medidas precautorias sobre bienes.
Respeto a la economía social.- Se refiere a que con la ejecución de obligaciones no se causen trastornos o perjuicios a la
economía general.
Concurso de acreedores.- El profesor Jaime Azula, sobre este principio, señala que. Con base a este principio, se
protege a los acreedores del deudor distintos del que instauró la ejecución, permitiéndoles que intervengan con el objeto
de hacer valer sus créditos y obtener su pago, sea con la prelación que les reconoce la ley, a falta de ésta,
proporcionalmente. Con esa finalidad se dispone que, una vez aceptada la intervención del primer acreedor, se debe
emplazar a los restantes que puedan existir.
Refiriéndose a las etapas del proceso ejecutivo en la pag. 232 a 234, señala que ésta tiene cinco etapas o fases
perfectamente independientes e identificables que son las siguientes:
La de planteamiento.- Es el ejecutivo propiamente dicho, integrado por las diligencias tendentes a obtener la plena
satisfacción de la obligación a favor del acreedor y a cargo del deudor. Esta etapa comprende las medidas previas, la
demanda, la intimación de pago, las medidas precautorias (embargo) y las diligencias de la citación para la defensa del
deudor.
La de defensa del deudor.- Esta dirigida a enervar el título ejecutivo, sea de manera total o parcial, y, el caso específico
de las excepciones constituye la forma más relevante en ejercer la defensa, generando en el proceso una situación del
proceso declarativo de conocimiento, por la calidad controvertida que adquiere la pretensión jurídica. Por eso se ha
señalado que la naturaleza jurídica del proceso ejecutivo es una acción mixta de ejecución y de conocimiento limitado.
Intervención de otros acreedores.- En el proceso ejecutivo no sólo participan el actor y demandado, sino que pueden
intervenir otros acreedores, sea que se produzca en virtud de citación ordenada por el juez de oficio o a solicitud de parte
interesada, por tener los mismos algún derecho e interés legítimo sobre la pretensión jurídica objeto del proceso ejecutivo.
Sentencia de remate.- Esta etapa está compuesta por el dictado de la sentencia de remate por el juez de primera instancia
y el recurso ordinario de apelación que procede contra la misma, no existiendo ya el recurso de casación.
Cumplimiento de la sentencia.- Esta es la última fase del proceso ejecutivo, y en el caso de haberse ordenado proseguir
la ejecución (sentencia de condena), se debe proceder a hacer efectiva la sentencia de remate mediante procedimientos
coactivos que varían de acuerdo con la naturaleza jurídica de los bienes embargados y a someterse a venta judicial
forzosa. Esta fase concluye con el pago al acreedor, luego de realizado el remate o el cumplimiento voluntario del
obligado. Ella es importante porque constituye la esencia misma del proceso ejecutivo, ya que sin ella no podría hablarse
de ejecución.
Luis Maria Boffi Boggero en su libro Tratado de las Obligaciones, Tomo 3, edición 2003 Pág. 387, Editorial Astrea
Buenos Aires, señalo que. Los intereses son frutos civiles del capital. Desde el punto de vista de su fuente respectiva son
convencionales, legales o judiciales, según lo establecieran las partes, la ley o el juez. Desde el punto de vista de su
función son compensatorios -también llamados lucrativos- o moratorios, según se establecieran para atribuir el uso del
dinero ajeno o como sanción por el cumplimiento tardío, que es una forma de incumplimiento.
Asimismo, también refiere el mismo autor en el libro precedentemente citado, en su pág. 398, Tomo 3, que. Para Pothier,
el interés constituye el precio común del provecho legítimo que el acreedor hubiese podido obtener de la suma que no se
le entrego a su debido tiempo, y que, aun cuando las partes los hubiesen fijado, su fundamento es legal.
El mismo autor manifiesta en su mismo libro tomo 3 página 407 que: los intereses son accesorios del capital que los
devenga. La obligación de abonarlos es accesoria respecto de la obligaciónde pagar el capital y, por ello, debe extinguirse
con la extinción de la principal, de acuerdo con los principios mencionados sobre las obligaciones principales y
accesorias.
El Código Civil Boliviano en su art. 410 ha establecido la noción del interés señalando lo siguiente: Se considera
interés no solo el acordado con ese nombre sino todo recargo, porcentaje, forma de rédito, comisión o excedente sobre la
cantidad principal y, en general, todo provecho, utilidad o ganancia que se estipule a favor del acreedor sobre dicha
cantidad.
A su vez el art. 84 del referido Código Civil, señala: Los intereses del capital, el canon del arrendamiento y otras rentas
análogas son frutos civiles. Se adquieren día por día. Proporcionalmente a la duración del derecho.
Carlos Morales Guillen en el Código Civil Concordado y Anotado tomos I y II Edición 2004, Pag. 465, refiriéndose a los
intereses, señaló lo siguiente: Los intereses son frutos civiles (art. 84) y consiste en una cantidad de dinero debida a título
de compensación o de contraprestación por el goce de una suma de dinero ajeno, a la que se tiene derecho como
prestación conmutativa de la disponibilidad concedida a otro, que se supone produce utilidad quien se sirve de ella,
utilidad de la que quedaría privado quien cede dicha disponibilidad, sino fuere retribuido mediante el interés.
Son sus características (Scaveola): a) la obligatoriedad; b) la igualdad genérica con el capital: Solo lo dado en concepto de
capital los produce; c) la proporcionalidad: siempre ha de ser menor que el capital; d) la periodicidad: se satisfacen en
relación al tiempo; e) la accesoriedad, sobre todo en su origen, aunque no lo sea en todo su curso.
Los intereses, conforme la norma nacional y la doctrina desarrollada precedentemente, son frutos civiles accesorios al
capital adeudado, que consisten en una cantidad de dinero debida a título de compensación o de contraprestación, que se
adquieren día por día, en proporción a la duración del derecho o del tiempo y que los mismo se extinguen con la extinción
de la deuda principal.
I. El deudor no puede imputar, sin que el acreedor consienta, el pago al capital con preferencia a los intereses y los
gastos.
II. Pero el pago hecho al capital y a los intereses, sin observación del acreedor, se imputa en un quinto al capital y el saldo
a los intereses.
La normativa Civil Boliviana, citada precedentemente establece tres clases de imputación de pagos: la realizada por el
deudor, efectuada por el acreedor y la ejecutada por la ley:
La realizada por el deudor: Esta prevista en el parágrafo I del Art. 317, conforme a la cual el pago efectuado por el
deudor se imputa con preferencia a los intereses.
La realizada por el acreedor: Esta prevista en el mismo parágrafo I del mismo artículo que confiere al acreedor la
posibilidad de imputar el pago a capital con su consentimiento.
La realizada por la Ley: Esta prevista en el parágrafo II del referido artículo, y se da cuando el pago lo realiza el deudor
a capital y a los intereses sin observación del acreedor, la misma ley imputa ese pago en un quinto al capital y el saldo a
los intereses.
Pero en general, los pagos parciales efectuados por el deudor corresponde ser imputados por el acreedor y estas se las
imputa con preferencia a las costas, luego a los interese y finalmente al capital.
En este sentido expreso Carlos Morales Guillen en el Código Civil Concordado y Anotado Tomos I y II de 2004, pág.
381, cuando señalo lo siguiente: En cuanto a los pagos parciales, estando estos sujetos, por regla general (art. 317), a la
aprobación del acreedor, en realidad corresponde a éste y no al deudor hacer la aplicación, porque es el interés del
acreedor y no del deudor el que la ley tiene en cuenta al fijar la norma fundamental.
La regla desde luego, solo se aplica a los intereses exigibles o devengados y se extiende también a los gastos hechos por el
acreedor (art. 319) que son los accesorios al crédito y en realidad deben reembolsarse antes que el capital y los intereses.
Si el acreedor ha otorgado recibo en que habla del capital e intereses, sin determinación explicita de la proporción, se
aplica la regla del párrafo II del art. 317 de CC.
El art. 524.I del CPC, sobre el dinero y crédito embargado estableció lo siguiente: Cuando el embargo o retención
hubiere recaído sobre una suma de dinero, una vez firme la sentencia o dada la fianza de resultas a que se refiere el
artículo. 550, el acreedor presentará la liquidación de capital, intereses y costas. Puesta en conocimiento del ejecutado,
éste podrá observarla en el plazo de tres días.
Aprobada la liquidación, fuere por conformidad o silencio del deudor o porque el juez hubiere rechazado las
observaciones, se hará pago inmediato al acreedor del importe que resultare.
( ).
De las normas nacionales y doctrina desarrollada por los autores señalados anteriormente, se extrae que una vez
ejecutoriada la sentencia, el acreedor tiene la obligación de presentar la liquidación de Capital, intereses y costas;
aprobada la liquidación, los pagos se los efectúa al acreedor en el monto del importe de la liquidación presentada.
El derecho a la jurisdicción o acceso a la justicia se encuentra consagrado enel art. 115.I de la CPE, cuando señala lo
siguiente: Toda persona será protegida oportuna y efectivamente por los jueces y tribunales en el ejercicio de sus
derechos e intereses legítimos.
La norma constitucional citada hace ver que el derecho a la jurisdicción o acceso a la justicia es el derecho protector de
los demás derechos y, por lo mismo, es una concreción del Estado Constitucional de Derecho.
En ese fin de garantizar el acceso a la justicia, la Constitución Política del Estado, es la que determina cuáles son los
órganos que tienen la potestad de impartir justicia (art. 179.I, II y III de la CPE) para la solución de cualquier diferencia,
interés o derecho a fin de que los mismos sean resueltos por una de las jurisdicciones reconocidas por la Norma Suprema.
En ese entendido, la potestad de impartir justicia, por mandato de la Constitución y desde su propia concepción plural, es
la facultad del Estado Plurinacional de administrar justicia emanada del pueblo boliviano (art. 178 de la CPE), a través de
los órganos competentes (jurisdicción ordinaria, jurisdicción agroambiental y jurisdicciones especializadas: en materia
administrativa, coactiva, tributaria, fiscal, conforme a la Disposición Transitoria Décima de la Ley del órgano Judicial
(LOJ) y la jurisdicción indígena originaria campesina.
Al respecto, la SCP 1898/2012 de 12 de octubre, señalo los elementos constitutivos del derecho al acceso a la justicia
cuando refirió lo siguiente: En ese orden de ideas, siguiendo la normativa señalada, corresponde señalar que el derecho a
la jurisdicción o de acceso a la justicia -sin pretender agotar todas las perspectivas de este derecho tan ampliamente
concebido y desarrollado- contiene: 1) El acceso propiamente dicho a la jurisdicción, es decir, la posibilidad de llegar a la
pluralidad de jurisdicciones reconocidas por la Constitución, sin que existan obstáculos, elementos de exclusión,
limitación, que dificulten el ejercicio de dicho derecho tanto por el Estado como por los particulares; 2) Lograr un
pronunciamiento judicial proveniente de las autoridades judiciales formales o las autoridades naturales de las naciones y
pueblos indígena originario campesinos, que solucione el conflicto o tutele el derecho, siempre que se hubieran cumplido
los requisitos establecidos en la norma; y 3) Lograr que la Resolución emitida sea cumplida y ejecutada, debido a que si se
entiende que se acude a un proceso para que se reestablezca o proteja un derecho, un interés o un bien, en la medida que el
fallo no se ejecute, el derecho a la jurisdicción o de acceso a la justicia no estará satisfecho (las negrillas son nuestras).
La línea jurisprudencial citada precedentemente estableció tres elementos constitutivos del derecho de acceso a la justicia;
i) El acceso propiamente dicho a la jurisdicción; ii) Lograra el pronunciamiento de las autoridades judiciales sobre el
conflicto y; iii) Lograr que la resolución emitida por la autoridad jurisdiccional sea cumplida y ejecutada.
La Ley Fundamental en su art. 115.II garantiza el derecho al debido proceso cuando señala lo siguiente: El Estado
garantiza el derecho al debido proceso, a la defensa y a una justicia plural, pronta, oportuna, gratuita, transparente y sin
dilaciones.
En ese fin, la SC 0119/2003-R, de 28 de enero, sobre el derecho al debido proceso menciono lo siguiente: comprende
el conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales, a fin de que las personas puedan defenderse
adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos ( ). Se entiende que el
derecho al debido proceso es de aplicación inmediata, vincula a todas las autoridades judiciales o administrativas y
constituye una garantía de legalidad procesal que ha previsto el Constituyente para proteger la libertad, la seguridad
jurídica y la fundamentación o motivación de las resoluciones judiciales (las negrillas nos pertenecen).
Por su parte la SCP 1913/2012 de 12 de octubre señaló: El debido proceso es una institución del derecho procesal
constitucional que abarca los presupuestos procesales mínimos a los que debe regirse todo proceso judicial, administrativo
o corporativo, observando todas las formas propias del mismo, así como los presupuestos normativamente pre-
establecidos, para hacer posible así la materialización de la justicia en igualdad de condiciones.
Con relación a su naturaleza jurídica, la SC 0316/2010-R de 15 de junio, señaló lo siguiente: `La Constitución Política del
Estado en consideración a la naturaleza y los elementos constitutivos del debido proceso como instituto jurídico y
mecanismo de protección de los derechos fundamentales, lo consagra como un principio, un derecho y una garantía, es
decir, la naturaleza del debido proceso es reconocida por la Constitución en su triple dimensión: como derecho
fundamental de los justiciables, de quien accede reclamando justicia, la víctima y de quien se defiende el imputado. A la
vez es un principio procesal, que involucra la igualdad de las partes art. 119.I CPE y una garantía de la administración de
justicia, previniendo que los actos del proceso se ceñirán estrictamente a reglas formales de incuestionable cumplimiento.
De esa triple dimensión, se desprende el debido proceso como derecho fundamental autónomo y como derecho
fundamental indirecto o garantía .
Agregando más adelante la mencionada Sentencia Constitucional, establece que: «Esa doble naturaleza de aplicación y
ejercicio del debido proceso, es parte inherente de la actividad procesal, tanto judicial como administrativa, pues nuestra
Ley Fundamental instituye al debido proceso como:
1) Derecho fundamental: Como un derecho para proteger al ciudadano en primer orden de acceso a la justicia oportuna y
eficaz, como así de protección de los posibles abusos de las autoridades originadas no sólo en actuaciones u omisiones
procesales, sino también en las decisiones que adopten a través de las distintas resoluciones dictadas para dirimir
situaciones jurídicas o administrativas y que afecten derechos fundamentales, constituyéndose en el instrumento de
sujeción de las autoridades a las reglas establecidas por el ordenamiento jurídico.
2) Garantía jurisdiccional: Asimismo, constituye una garantía al ser un medio de protección de otros derechos
fundamentales que se encuentran contenidos como elementos del debido proceso como la motivación de las resoluciones,
la defensa, la pertinencia, la congruencia, de recurrir, entre otras, y que se aplican toda clase de actuaciones judiciales y
administrativas, constituyendo las distintas garantías jurisdiccionales inherentes al debido proceso, normas rectoras a las
cuales deben sujetarse las autoridades pero también las partes intervinientes en el proceso en aplicación y resguardo del
principio de igualdad».
De lo referido, se infiere que doctrinalmente el debido proceso tiene dos perspectivas, concibiéndolo como un derecho en
sí reconocido a todo ser humano y como garantía jurisdiccional que tiene la persona para ver protegidos sus derechos en
las instancias administrativas o jurisdiccionales donde puedan verse involucrados, ` enriqueciéndolo además con su
carácter de principio procesal, lo que implica que su aplicación nace desde el primer acto investigativo o procesal, según
sea el caso, y debe subsistir de manera constante hasta los actos de ejecución de la sentencia, constituyendo una garantía
de legalidad procesal que comprende un conjunto de garantías jurisdiccionales que asisten a las partes procesales, lo que
implica que el debido proceso debe estar inmerso en todas las actuaciones procesales ya sea en el ámbito jurisdiccional o
administrativo (SC 0299/2011-R de 29 de marzo)´. ( las negrillas son nuestras).
La línea jurisprudencial citada precedentemente, estableció que el debido proceso está reconocida por la Constitución en
su triple dimensión: a) como derecho fundamental de los justiciables, de quien accede reclamando justicia, la víctima y de
quien se defiende el imputado; b) A la vez como un principio procesal, que involucra la igualdad de las partes; y, c) Como
una garantía de la administración de justicia, previniendo que los actos del proceso se ceñirán estrictamente a reglas
formales de incuestionable cumplimiento.
También se llega a determinar conforme lo mencionado, el derecho al debido proceso corresponde ser observado por
todas las autoridades, sean estas judiciales o administrativas y en todas las instancias, a fin de que las personas asuman
una defensa adecuada; asimismo, conforme a la misma línea, el derecho al debido proceso, constituye una garantía de
legalidad procesal para la protección de la libertad, la seguridad jurídica y la fundamentación o motivación de las
resoluciones judiciales.
Pero también la línea jurisprudencial citada estableció, que el derecho al debido proceso es un derecho fundamental de
quien accede reclamando justicia; es decir, de aquella persona que acude ante los tribunales de justicia mediante una
demanda reclamando que se haga justicia, no solo de aquella persona que es justiciable o de una víctima que asume una
defensa adecuada.
En fase de ejecución de sentencia del proceso ejecutivo, objeto de análisis, el ejecutante-ahora accionante-, cumpliendo
con su obligación presentó liquidación de capital, intereses y costas, que fue aprobada por el Juez de la causa; posterior a
ello, efectuó el cobro de los dineros embargados, deduciéndose primero las costas, los intereses y parte del capital como se
encuentra establecido en el art. 317 del CC.
Al no haber cubierto el total del capital adeudado los montos embargados, presentó una nueva reliquidación de intereses
sobre el capital pendiente de pago; sin embargo, el Juez mencionado, por Auto de 17 de enero de 2012, rechazó la
reliquidación presentada, con el argumento que, los pagos que se vinieron realizando fue en consideración a la ejecución
de resoluciones pronunciadas dentro del proceso y que la mismas no había previsto la posibilidad de reliquidación;
asimismo, refiriendo que la norma del art. 317 del CC, no era aplicable al caso de las resoluciones judiciales porque estas
se cumplen conforme lo dispone los arts. 514 y 517 del CC, y que la unilateral aplicación de pago que hace el
demandante en su memorial, implicaría la modificación de las resoluciones que se tienen pronunciadas en el curso del
proceso. Recurrido en recurso de apelación el Auto de 17 de enero de 2012, la Sala Civil Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz, conformada por los Vocales ahora demandados, mediante Auto de Vista
195/2012 de 20 de agosto, confirmó en todas sus partes el auto recurrido, argumentando que el proceso tenía la calidad de
cosa juzgada, por ello no podía ser modificada en el fondo, en ese contexto los pagos que se realizaron fueron en
ejecución de sentencia y que al no establecer la sentencia la posibilidad de nueva liquidación o reliquidación, no es posible
que ésta sea practicada; porque la sentencia, debe ser cumplida estrictamente en aplicación de los arts. 514, 515 y 517 del
CPC, no siendo aplicable el art. 317 del CC, en el caso, sino en las relaciones jurídicas entre particulares.
En el Fundamento Jurídico III.2 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional, se desarrolló las clases de sentencia y
entre ellas se determinó que la sentencia condenatorias- que se emiten dentro de un proceso ejecutivo-. Son aquellas que
luego de declarar la existencia del derecho, imponen el cumplimiento de una prestación positiva (dar o hacer) o negativa
(no dar no hacer). La condena consiste normalmente en imponer al obligado el cumplimiento de la prestación, en
conminarle a realizar los actos que la aprueban o en deshacer lo que haya realizado.
En el Fundamento Jurídico III.4 se determinó que, cosa juzgada es la autoridad y eficacia que adquiere la sentencia
judicial cuando no proceden contra ella recursos ni otros medios de impugnación y estas al adquirir esa calidad, se
ejecutan sin alterar y modificar su contenido por los jueces de primera instancia que hubieren conocido el proceso.
En el Fundamento Jurídico III.5, se estableció que uno de los principios que rigen al proceso ejecutivo es la de Máxima
Satisfacción, que consiste en que a través del proceso ejecutivo se pretende obtener la satisfacción plena de la obligación;
es decir, el pago o cancelación total del capital, intereses y costas, en el menor tiempo posible.
En el caso presente, mediante Auto de Vista 77 de 20 de junio de 2008, cursante de fs. 11 a 14, emitida en recurso de
apelación, se revocó parcialmente la sentencia pronunciada por el Juez Séptimo de Partido en lo Civil Comercial del ahora
departamento de Santa Cruz, y deliberando en el fondo declaró probada la demanda ejecutiva y por consiguiente ordeno el
pago del capital adeudado de $us.1 573 018,67 e intereses reclamados en la demanda más las costas de ambas instancias;
es decir, primero declaró la existencia del derecho y luego impuso el cumplimiento de una prestación positiva de hacer,
cual es de disponer se pague por el ejecutado el capital adeudado de $us.1 573 018,67 y los intereses reclamados y las
costas.
En ese fin, al haber adquirido la autoridad de cosa juzgada la sentencia emitida, por el Juez Séptimo de Partido en lo Civil
y Comercial de Santa Cruz, en ejecución de sentencia, debió ejecutar la misma, sin alterar y modificar su contenido; es
decir, procurar el pago del capital adeudado, los intereses y las costas determinadas, hasta su máxima satisfacción cual es
uno de los principios del proceso ejecutivo.
En la finalidad de máxima satisfacción y a fin de que se cumpla lo dispuesto por sentencia, sin alterar su contenido, la
parte accionante, en un principio presentó una liquidación de capital e intereses que fue aprobado por el Juez de la causa,
y después de haber cobrado los montos embargados conforme a lo previsto por el art. 317 del CC, los imputó primero a
las costas, luego a los intereses y posteriormente al capital; en tal razón, pese al cobro realizado de un monto determinado,
al no haber cubierto la totalidad del capital adeudado y quedado impago una parte del capital, presentó una nueva
reliquidación de capital e intereses sobre el restante capital no cubierto, que fue rechazada por el mencionado Juez y
confirmado en recurso de apelación por los Vocales demandados.
Al respecto, en el Fundamento Jurídico III.6 se estableció que, los intereses no solo son el acordado con ese nombre, sino
todo recargo, porcentaje, forma de rédito, comisión o excedente sobre la cantidad principal y, en general, todo provecho,
utilidad o ganancia que se estipule a favor del acreedor sobre dicha cantidad, por ello, ellas se adquieren día por día y
proporcionalmente a la duración del derecho. Los intereses son accesorios del capital que los devenga. La obligación de
abonarlos es accesoria respecto de la obligación de pagar el capital y, por ello, debe extinguirse con la extinción de la
principal, de acuerdo con los principios mencionados sobre las obligaciones principales y accesorias.
En el Fundamento Jurídico III.7, se estableció también que, conforme al art. 317 del CC existen tres clases de imputación
de pagos: la realizada por el deudor, la realizada por el acreedor y la realizada por la ley:
La realizada por el deudor: Prevista en el parágrafo I del Art. 317 del CC, conforme a la cual el pago efectuado por el
deudor se imputa con preferencia a los intereses.
La realizada por el acreedor: Prevista en el mismo parágrafo I del mismo artículo que confiere al acreedor la posibilidad
de imputar el pago a capital con su consentimiento.
La realizada por la Ley: Prevista en el Parágrafo II del mismo artículo y se da cuando el pago lo realiza el deudor a
capital y a los intereses sin observación del acreedor, la misma ley imputa ese pago en un quinto al capital y el saldo a los
intereses.
También se estableció que los pagos parciales efectuados por el deudor corresponde ser imputados por el acreedor y estas
se las debe imputar con preferencia a las costas, luego a los intereses y finalmente al capital porser el interés del acreedor
y no del deudor el que la ley tiene en cuenta y por ello el deudor se halla inhabilitado para imputar el pago al principal .
En el caso concreto, el pago parcial efectuado en favor del accionante, mediante la retención de fondos los imputó primero
a las costas, luego al interés y finalmente al capital, conforme lo dispuesto por el art. 317 del CC, al no haber cubierto todo
el capital y estar pendiente de pago una parte del mismo, este presentó una nueva reliquidación sobre el capital adeudado,
con el fin de buscar la satisfacción plena de la obligación; sin embargo; los Vocales demandados, sin considerar que los
intereses se adquieren día por día y proporcionalmente a la duración del derecho por ser accesorios del capital devengado
y que ellas se extinguen con la extinción del capital; mediante Auto de Vista 195/2012 de 20 de agosto, confirmaron en
todas sus partes el Auto de 17 de enero de 2012, que deniega la posibilidad de presentar una nueva reliquidación.
Al estar establecido, que los intereses se adquieren día por día, proporcionalmente a la duración del derecho por ser
accesorio al capital devengado y que ésta se extingue con la extinción del capital; es decir con el pago total del capital, al
no haberse cubierto en su totalidad, entonces es posible que se presente la reliquidación de capital e intereses cuantas
veces sea necesario, pero sobre el restante del capital impago, que no fue cubierto por el pago parcial y después de haberse
efectuado las deducciones que correspondan al caso y conforme determina el art. 317 del CC.
Por los fundamentos expuestos precedentemente, los Vocales demandados vulneraron el derecho de acceso a la justicia
previsto en el art. 115.I de la CPE en su tercer componente que es Lograr que la Resolución emitida sea cumplida y
ejecutada, toda vez que conforme a lo establecido en el Fundamento Jurídico III.8 del presente fallo se establecido que:
si se entiende que se acude a un proceso para que se reestablezca o proteja un derecho, un interés o un bien, en la
medida que el fallo no se ejecute ( ), el derecho a la jurisdicción o de acceso a la justicia no estará satisfecho. En el caso
presente los Vocales demandados al haber confirmado la resolución del Juez de primera instancia y rechazado la
reliquidación presentada por el accionante, no permitieron que se cumpla con ese derecho que tiene de acceso a la justicia
en la vertiente señalada toda vez que con ello impidieron que se cumpla o ejecute la sentencia emitida dentro el proceso
ejecutivo.
En el Fundamento Jurídico III.9 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional, se estableció que el derecho al debido
proceso es un derecho fundamental para proteger al ciudadano en primer orden de acceso a la justicia; en ese orden, al
haberse advertido en el anterior párrafo la vulneración del derecho de acceso a la justicia, también se observa la
vulneración del debido proceso por parte de los Vocales demandados, debido a la conexión que existe entre ambos
derechos.
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal de garantías al conceder la tutela solicitada, ha actuado parcialmente de forma
correcta.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada; en virtud de la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia y el art. 44.1 del Código Procesal Constitucional, en revisión
resuelve:
1º CONFIRMAR en parte Resolución 34 de 22 de noviembre de 2012, cursante de fs. 51 a 54, pronunciada por la Sala
Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz; y en consecuencia
2º CONCEDER la tutela solicitada con relación a la vulneración del derecho de acceso a la justicia