La Historia Del TR
La Historia Del TR
La Historia Del TR
Bizantino, lo cual no se debe confundir con el Textus Receptus. El Texto Bizantino se refiere a un
grupo grande o familia de manuscritos copiados a mano, y en cambio el Textus Receptus son textos
impresos. El Textus Receptus tiene su inicio en la crítica textual conservadora de parte de Erasmo,
quién escogió la lectura final para su edición de 1516 entre algunos manuscritos generalmente
representativos del Texto Bizantino.
El texto bizantino está representado por una variedad de mayúsculos, especialmente los tardíos, y
casi todos los minúsculos y leccionarios. Basándonos en los manuscritos sobrevivientes, los códices
bizantinos dominaron desde por lo menos el cuarto siglo hasta el dieciséis, cuando ya se había
inventado la imprenta. Esto representa aproximadamente 1,200 años de dominio y continuidad,
sin contar como el Texto Bizantino impactó al Texto Recibido y las traducciones de la reforma por
cientos de años después.
¿Cómo se decide cuales lecturas son distintivamente bizantinas? El respetado autor Harry Sturz lo
explica de la siguiente forma:
“Las lecturas distintivamente bizantinas son las que son apoyadas por la cantidad masiva de
manuscritos tardíos pero que no son atestiguados por los mejores representativos de los Textos
Alejandrinos y Occidentales”. (The Byzantine Text-Type and New Testament Textual Criticism. p.
141)
El Texto Bizantino refleja un patrón de consenso dominante de lecturas históricas que se mantiene
a lo largo de la mayor parte del Nuevo Testamento.
¿Cómo se sabe que más del 80 por ciento de manuscritos griegos reflejan el Texto Bizantino? Un
estudio que tomó años llegó a la siguiente conclusión:
Después de que Kurt Aland ideó un programa de pasajes de prueba para medir el carácter textual
de un manuscrito, tomó años la labor de cotejar antes de que se pudiera publicar la investigación
sobre las epístolas generales (cf. p. 317). Las cartas paulinas, Hechos y los Evangelios Sinópticos ya
han sido estudiados, demostrando que más del 80 por ciento de los manuscritos contienen
exclusivamente el texto de la Mayoría (es decir, esencialmente el Texto Bizantino, imperial o koiné,
como puede ser llamado en su varios sombreados y graduaciones). Pero aproximadamente el 10
por ciento de ellos ofrecen un valioso texto temprano que puede competir incluso con lo mejor de
los unciales. (Aland, Kurt and Barbara Aland. The Text of the New Testament. Grand Rapids:
Eerdmans, 1989, p. 128.)
Algo que causa no poca confusión es el hecho de que muchos eruditos han usado muchos
diferentes nombres para designar el Texto Bizantino. Aquí presentamos una lista de otros nombres
que autores han usado para designar el Texto Bizantino (algunos son abreviaturas). ¡Note cuán
larga es esta lista!
Antoquiano
Luciano
Oriental
Asiático
Constantinopolitano
Sirio
Tradicional
Eclesiástico
Alfa
Vulgata griega
Mayoritario
Biz.
K
A
Que estas designaciones y más son en realidad referencias al Texto Bizantino es respaldado por
Sturz:
Frederick Scrivener, quien años más tarde editaría el texto griego de Beza a la versión King James
por motivos de comparación, escribió lo siguiente acerca de la variedad entre manuscritos
bizantinos:
Nadie que haya estudiado en absoluto los manuscritos cursivos puede dejar de ser fascinado con el
carácter individual infundido en casi cada uno de ellos. Es raro que podamos encontrar motivos
para decir de un manuscrito que es una transcripción de algún otro que permanece. La fantasía
que una vez se adoptó, que existía un texto Constantinopolitano [otra forma de referirse al Texto
Bizantino] estándar, al que se conformaban todas las copias escritas dentro de los límites de ese
patriarcado, ha sido «barrida de una vez y para siempre» (Tregelles, p. 180) por un examen más
detallado de las copias mismas. Por tanto estaría mal absolutamente rechazar como indignos de
discusión seria la evidencia de testigos (cuyas variaciones mutuas avalan su independencia e
integridad) porque su tendencia en general es defender la autoridad de uno de los dos documentos
más antiguos contra el otro. (Scrivener, Frederick. An Exact Transcript of the Codex Augiensis.
Cambridge: Deighton, 1859, p. xiii)
Hermann Von Soden (1852-1914) y su equipo de investigadores estudiaron una cantidad increíble
de manuscritos. Entre otros manuscritos, estudiaron más de 1.200 minúsculos de forma total o
parcial. Como resultado, Von Soden identificó lo que consideró ser cinco “hilos” o ramales
principales, algunos con una variedad de subalternos entre los manuscritos bizantinos. Él designó
estos ramales K1, Ki, Kx, Kr y Ka. De estos cinco ramales, Kx es el más numeroso y se asemeja más
al Texto Recibido, con Kr en segundo lugar por número de lecturas. Al que dice “no voy a
complicarme la vida, simplemente voy a seguir el Texto Bizantino” le va ir bien mientras estos
ramales están de acuerdo. ¿Pero qué hará cuando los manuscritos se dividen en diferentes ramales
en algún pasaje? Para los que dicen que se debe seguir consistentemente el ramal Kx, con los
manuscritos más numerosos, es en realidad el ramal menos conocido. Fue por esto que von Soden
utilizó la letra x para designar este grupo. Von Soden fue severamente criticado por falta de
precisión en sus datos y por presentarlos de una forma dificultosa de utilizar. También excluyó los
leccionarios de su investigación.
Von Soden no ha sido el único en examinar una gran cantidad de manuscritos que pertenecen al
Texto Bizantino. Aland junto con un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Textual
del Nuevo Testamento, han examinado más de mil manuscritos en mil pasajes de prueba. Él lo
explica de la siguiente manera:
La edición crítica completa se refiere a la determinación del texto original del Nuevo Testamento, es
decir, el texto en el que los escritos del Nuevo Testamento fueron puestos en circulación por el autor
o un recogedor (por ejemplo, las epístolas paulinas) y con la puesta a disposición de todo el
material necesario para el descubrimiento de este texto. Por lo tanto, hace años comenzamos a
ordenar todos los minúsculos críticamente. Se seleccionaron mil pasajes en el Nuevo Testamento,
donde los manuscritos muestran diferencias características. Se trata de muchos más pasajes de los
que un filólogo suele hacer referencia para la clasificación del manuscrito de un autor clásico.
Cualquier manuscrito que esté de acuerdo con el texto koiné en todos estos pasajes o que dé sólo
lecturas variantes insignificantes, que se explican por el desarrollo interno del manuscrito, puede
ser ignorado por la edición crítica completa. Más de 1.000 manuscritos ya han sido examinados de
esta manera. (Aland, Kurt. “The Greek New Testament: Its present and future editions.” The Journal
of Biblical literature. 87, 1968, p. 185)
En otra cita Aland destaca la unidad entre manuscritos bizantinos comparado a los alejandrinos:
Es lamentable que los que aparentemente han hecho los estudios más extensos de los manuscritos
bizantinos lo iniciaron sin ser simpatizantes de dicho tipo textual. Más adelante presentaremos los
casos de editores de ediciones impresas del Texto Mayoritario/Bizantino y sus esfuerzos en
examinar manuscritos bizantinos.
Otra vez repetimos que el Texto Recibido es el representante primario del Texto Bizantino, pero no
son idénticos.
En décadas recientes se han surgido varios intentos de producir un texto griego impreso del Nuevo
Testamento que refleja el Texto Bizantino con más precisión. Los más conocidos son The New
Testament in the Original Greek por Robinson y Pierpont, y The Greek New Testament According to
the Majority Text por Hodges y Farstad. Se debe notar que no utilizaron todos los manuscritos, sino
los que tenían a su disposición, además del análisis de textos individuales por otros investigadores,
especialmente el Dr. Von Soden.
Una investigación por Daniel Wallace concluyó que existen 1.838 diferencias entre el Texto
Bizantino y el Texto Recibido. Para su investigación utilizó The Greek New Testament According to
the Majority Text por Hodges y Farstad, y lo comparó con una edición del Texto Recibido publicado
por Oxford en 1825. También descubrió 6.577 diferencias entre dicha edición del Texto Mayoritario
y el Texto Crítico. En 1.589 lugares el Texto Mayoritario tiene un texto más largo cuando existen
diferencias con el Texto Crítico. (Wallace, Daniel. «Some Second Thoughts on the Majority
Text». Bibliotheca Sacra, cxlvi (1989), Págs. 276-277)
“El problema principal en la crítica textual del Nuevo Testamento se encuentra en el hecho de que
no se conoce mucho más que la mera existencia de la mayoría de los manuscritos”. (Jones,
Floyd. Which Version is the Bible, p. 203)
¿Por qué no se conoce mucho acerca de la mayoría de los manuscritos? ¿Será porque la mayoría
forman el Texto Bizantino, el cual es despreciado por muchos eruditos?
Kurt Aland en su libro The Text of the New Testament, 1989, p. 142 muestra su desprecio por el
valor de los manuscritos bizantinos al declarar: “son irrelevantes para la crítica textual, por lo
menos para establecer la forma original del texto y su desarrollo en los siglos tempranos”. Esta
opinión sin duda es debido a que los manuscritos alejandrinos tienden a ser más antiguos, pero de
todos modos no se les da la importancia a los manuscritos bizantinos que merecen. Este punto de
vista es probablemente la razón por qué han ignorado muchos de los manuscritos minúsculos.
Note lo que admite Aland: «La mayoría de los minúsculos no han sido examinados para su valor
textual todavía…» (p. 128) Pero en la próxima página aseguró a sus lectores que:
En el último cuarto de siglo un grupo entero de minúsculos está adelantando reclamaciones para
igualdad de reconocimiento, y con la misma justificación. Este proceso ya empezó con Nestle-
Aland26 y GNT3–y esto es solo el comienzo. (p. 129)
Tal como se prometió, en la próxima edición del su Nuevo Testamento critico se tomó en cuenta
más manuscritos minúsculos. Según el libro The Reintroduction of Textus Receptus Readings in the
26th Edition & Beyond of the Nestle/Aland Novum Testamentum-Graece por Adams y Gipp, se
introdujeron 554 lecturas que se hayan en el Texto Recibido.
Los manuscritos minúsculos no han sido los únicos codices que no estaban recibiendo la atención
que merecían. Después de descubrirse una cantidad significante de manuscritos papiros al fin del
siglo XIX, se comprobó que hay lecturas bizantinas más tempranas que lo que se admitía. Sin
embargo, se seguía ignorando el Texto Bizantino en la crítica textual. En 1984 un erudito llamado
Harry Sturz escribió un libro señalando esto con el título The Byzantine Text-Type and New
Testament Textual Criticism. En su libro presentó evidencia de que varios papiros antiguos
reflejaban lecturas bizantinas. Al final de un capítulo clave, escribió lo siguiente:
En vista de lo anterior, se concluye que los papiros proveen pruebas válidas que las lecturas
claramente bizantinas no fueron creadas en el siglo cuarto, pero ya existían antes del final de la
segunda; y que, debido a esto, las lecturas bizantinas merecen seria consideración. (p. 69)
Una teoría consiste de enseñar que la lectura de la mayoría de los manuscritos es la lectura
genuina. Esto puede sonar lógico a primera instancia, pero la complicación para los defensores del
Texto Recibido es que hay pasajes que no tienen el respaldo de la mayoría de manuscritos griegos.
Por ejemplo, si solo la lectura de la mayoría de los manuscritos es genuina, esto eliminaría algunos
versículos enteros del Texto Recibido, tal como Lucas 17:36 y Hechos 8:37; 15:34; 24:7 sin
mencionar porciones de diversos versículos. Algunos que enseñan esta teoría no revelan estas
dificultades que afectan su teoría, y sin la mención de dificultades dicha teoría puede sonar muy
convincente. Algunos insisten en referirse al Texto Recibido como el “Texto Mayoritario”, lo cual da
la falsa impresión de que el Texto Recibido siempre sigue la lectura de la mayoría de los
manuscritos.
Algunos no han sido cuidadosos en sus afirmaciones acerca del Texto Bizantino
Algunos en su afán por defender su posición han hecho declaraciones que no encuentran respaldo
en la investigación objetiva más mínima de los manuscritos. Algunos cuantos probablemente no
hicieron sus declaraciones con malicia, sino en ignorancia y simplemente repitieron lo que otros
ignorantes han dicho acerca de los manuscritos.
Observe estos ejemplos (algunos no mencionan al Texto Bizantino por nombre, pero el contexto
indica que a eso se refieren):
Más del 90 por ciento de más de 5.000 manuscritos griegos sobrevivientes están en firme acuerdo
uno con el otro. Los únicos manuscritos existentes que difieren son esos textos corruptos y
diabólicos que los traductores modernos introdujeron en la ecuación de manuscritos de la Biblia.
(Bradley, Bill. Purified Seven Times. Claysburg, PA: Revival Fires! Publishing, 2000, p. 115)
…5.200 manuscritos que están en completo acuerdo. … La Biblia King James fue traducida del Texto
Recibido, fielmente representando sobre 5.200 manuscritos que leen iguales. (DeVries,
Edward. Divinely Inspired and Inerrantly Preserved. Lowell, FL: School of Biblical & Theological
Studies, 2009, p. 47, 49)
Es llamado el Texto Recibido porque está basado en la mayoría de manuscritos, los cuales están
todos en acuerdo. (Tabb, M.H. The Inspiration and Preservation of Scripture. Foundation
Ministries: Fort Walton Beach, FL, 2010, p. 134)
La mera verdad es que el Texto Mayoritario fue Divinamente Inspirado y Divinamente Preservado
palabra por palabra empezando con Moisés (1400 a.C.) a través de 3.000 años de transcripción
exacta hasta la Biblia King James de 1611. Los “cambios” que los críticos distorsionan son
revisiones ortográficas y litográficas. (Clark, Troy. The Perfect Bible. FBC Publications, p. 132)
Los miembros de la congregación solo usaban copias de la Palabra de Dios escrita originalmente.
Estas copias fueron siempre las mismas que la primera escrita. Todas las palabras fueron
preservadas por santos controlados por el Espíritu Santo en el proceso de copiar. Guió al copista
para asegurarse de que no se perdiera ni se cambiara ni una jota ni una tilde de la escritura
original… ¡Dios ordenó copias para el pueblo, no los originales! Dado que Dios mismo ordenó
copias sólo para su pueblo, se hicieron copias, guiadas por el Espíritu Santo en el acto de copiar
para que ninguna palabra se perdiera o cambiara en los ejemplares. ¡Dios nunca ha cambiado su
patrón ni ha perdido su Palabra usándola! Esto es cierto porque Dios supervisa personalmente
todo el proceso, del mismo modo que controlaba la escritura original. (Williams, H. Wayne. Does
God have a Controversy with the King James Bible? Rapid City, SD: Lighthouse Baptist Press, 2004,
pp. 10-11)
¡Una idea equivocada más completa de los hechos del caso casi no se puede imaginar! ¿Hubo
transcripción exacta por miles de años hasta que se publicó la Biblia King James en inglés? ¿Inspiró
Dios el Texto Mayoritario o cualquier copia tal como los manuscritos originales? La verdad es que
lo que presentan estos autores es pura fantasía. Lo que nos dice la historia no concuerda con su
versión de los hechos. Los que de ese modo escriben se olvidan de que están asumiendo el mismo
punto que ellos están obligados a comprobar.
Ninguno de estos autores que afirman que los manuscritos mejores leen iguales dicen haber
estudiado manuscritos, ni tampoco hacen referencia a los que han estudiado manuscritos para
apoyar sus declaraciones. Ellos presumen todo, y no comprueban nada. La suposición de ellos no
es sólo injustificada, arbitraria, sin fundamento, pero es refutada aún por defensores del Texto
Bizantino que han estudiado el texto mismo de diversos manuscritos.
Hay varios escritores que favorecen el Texto Recibido y la KJV que han examinado el texto de
manuscritos del Texto Bizantino y han llegado a la conclusión de que ciertamente tienen
variaciones entre sí, y que el Texto Recibido no siempre sigue la lectura de la mayoría de
manuscritos. Un ejemplo sería Kevin James, autor del libro The Corruption of the Word:
Hay algunas instancias en la King James, sin embargo, especialmente en el libro de Apocalipsis
donde hay poco o aparentemente nada de apoyo para una lectura griega de la King James de
ningún testigo griego o de ninguna traducción. También, a veces, solamente Álef y Códice B y sus
aliados apoyan a la King James; casi todos los demás testigos griegos están en desacuerdo. … De
hecho, uno de los [manuscritos] usados por Erasmo para su edición de 1516 es identificada como
códice 1 y es el principal de la Familia 1, la cual con frecuencia concuerda con Álef, B, y sus aliados.
(Kevin James, p. 179)
Para el libro de Apocalipsis, Erasmo se basó en un manuscrito griego con comentarios, además de
versiones latinas. Hubo modificaciones en su texto realizado en sus ediciones posteriores, y las de
Estéfano y Beza, pero el texto básico es de Erasmo. En comparación con otros libros del Nuevo
Testamento, tiene algunas áreas donde los menos de 300 testigos griegos sobrevivientes ofrecen
poco apoyo. La mayoría de estas son variaciones simples en el orden de las palabras, o confusión
de letras con sonidos similares. (Kevin James, p. 238)
Desafortunadamente, algunos en su afán por promover la base textual del Texto Recibido
aparentemente han suprimido datos (posiblemente no de forma intencional) que no favorecen su
posición como hemos documentado. Sería difícil que una persona llegue a una posición
equilibrada basada en una ilusión o información muy incompleta. Si tenemos confianza en una
posición, no debemos temer los datos que no la favorecen, sino al contrario, debemos estar
dispuesto a poner todos los datos en la mesa e invitar el diálogo.
Permitamos que la evidencia conteste la pregunta. Algo que complica el asunto es que con
frecuencia sorprendente los manuscritos bizantinos reflejan un texto mixto, en vez de ser
enteramente bizantinos en sus características textuales desde el principio al fin de sus diversos
manuscritos.
Por cierto, las ediciones del Texto Recibido se asemejan mucho más al Texto Bizantino que el Texto
Alejandrino. Aunque el Texto Alejandrino tiende a ser más antiguo, en nuestra opinión hay razón
por creer que el Texto Recibido está establecido sobre una mejor base, por apoyarse en el Texto
Bizantino.
Una razón por no tratar al Texto Bizantino como igual al Textus Receptus es que hay diferencias
notables. Por ejemplo, solo hay pocos manuscritos que contienen 1 Juan 5:7 y Hechos 8:37. No es
considerado ser parte del Texto Bizantino, porque el Texto Bizantino se compone de la mayoría de
los manuscritos. Aunque la evidencia para dichos versículos no es tan amplia, personalmente los
acepto como posiblemente genuinos, aunque no son del Texto Bizantino y 1 Jn. 5:7 faltaba en las
primeras dos ediciones del Textus Receptus de Erasmo.
El Textus Receptus no siempre existió desde tiempos apostólicos, porque no es la misma cosa que
el Texto Bizantino. Si así fue, ¿por qué las traducciones antes del siglo 16 como las góticas, sirias,
cópticas, etiopías, armenianas etc., demuestran diferencias entre sí y el Textus Receptus? He aquí
un ejemplo. Lucas 2:22 es un versículo frecuentemente atacado en la Reina-Valera 1960. Pero
como aparece en la 1960 es la lectura de la mayoría de los manuscritos, y es la lectura de la
Peshita, el cóptico, el gótico, el Armeniano, el Etiope, y más. Pero todavía lo atacan.
Aunque los propulsores del Texto Crítico se inclinan más al Texto Alejandrino, cuando hay una duda
acerca de la validez de una lectura se interesan en otras familias textuales, porque se cree que el
respaldo de dos familias textuales o más le da más validez a un pasaje disputado.
El Texto Recibido se presenta por muchos de sus defensores como prácticamente igual al Texto
Bizantino, aunque tienen aproximadamente 1800 diferencias entre sí. En cambio, aunque solo se
ha reportado alrededor de 200 diferencias entre el Texto Recibido y la RV1960, hay los que insisten
que la RV 1960 está basada en el texto crítico, o que no se debe decir que la RV1960 está basada
en el Texto Recibido. Si seguiríamos esa línea de pensamiento, ¡no se podría decir que el Texto
Recibido está basado en el Texto Bizantino, porque tiene 1800 diferencias! Este es otro ejemplo de
cómo el movimiento en contra de la RV1960 tiende a imponer una doble moral. Si está bien decir
que el Texto Recibido está basado en el Texto Bizantino, está más que bien decir que la RV1960
está basada en el Texto Recibido, cuando el número de diferencias es nueve veces menos en la
RV1960.
Hay, por supuesto, algo obvio acerca de preferir testigos más antiguos que los posteriores, pero
este principio tiene limitaciones graves. Empieza suponiendo que, puesto que los manuscritos más
antiguos están más cerca a los autógrafos en tiempo, deben estar más cerca también en la calidad
de su texto. Esta suposición es cuestionable. La historia de la transmisión del texto del Nuevo
Testamento no se caracteriza por el continuo aumento de corrupción, sino por un esfuerzo
concertado para eliminarla. Que este esfuerzo, que involucró asimismo la normalización
ortográfica y estilística y la armonización de pasajes paralelos, a veces empeoró el asunto, es
irrelevante. La corrupción principal del texto llegó muy temprano, antes o en el momento de
nuestros primeros papiros del Nuevo Testamento fueron escritos. Las generaciones posteriores
estaban preocupadas con la eliminación de las variantes en lugar de crear otras nuevas. (Wisse,
Frederik. The Profile Method for Classifying and Evaluating Manuscript Evidence. Grand Rapids,
MI: Eerdmans, 1982, p. 135)
Wisse documentó donde Hort dijo “Todas las lecturas distintivamente sirias [bizantinas] deben ser
inmediatamente rechazadas”. (p. 3) “Aland ve al Texto Bizantino como una unidad que, a pesar de
sus diferencias internas y desarrollos, deben ser tratados como uno”. (p. 4) Wisse se quejó que la
evidencia de manuscritos en los aparatos textuales de textos críticos son “altamente selectivos e
incompletos”. (p. 5) “Cuando se compara con un gran número de minúsculos tardíos, el Texto
Recibido está lejos de ser uniformemente bizantino”. (p. 23) Wisse también lamentó que el Texto
Bizantino era considerado ser “absolutamente cero” en la crítica textual. (p. 26)
Eso en parte explica la ausencia de gran parte de 1 Juan 5:7 en sus primeras dos ediciones del
Textus Receptus y la lectura “ellos” en Lucas 2:22 al igual que la 1960.
Otra evidencia en favor del Texto Bizantino es la cantidad de citas patrísticas. Véase Citas patrísticas
en la crítica textual del Nuevo Testamento.
Preguntas acerca del Texto Bizantino
¿Por qué se dice que los manuscritos bizantinos no son los más antiguos?
Muchos de los manuscritos alejandrinos más antiguos proceden de Egipto, con un clima árido, que
contribuyó a la conservación de los manuscritos en dicha área. Debido a las condiciones climáticas,
los manuscritos griegos más antiguos prácticamente solo nos llegan desde Egipto. Por este
período, por lo tanto, solo poseemos representantes de las ediciones egipcias del Nuevo
Testamento. Aquí debemos tener en cuenta que Egipto no era la parte más floreciente de la iglesia
en ese momento. Centros como Siria, Asia Menor, Grecia, Italia no nos han dejado manuscritos
griegos de estos siglos. Veamos lo que otros han observado sobre el tema:
Todos nuestros manuscritos más antiguos derivan básicamente de Egipto. Esto se debe
principalmente a la circunstancia de que el clima de Egipto favorece la preservación de textos
antiguos de una manera que el clima del resto del mundo mediterráneo no lo hace. No hay una
buena razón para suponer que los textos encontrados en Egipto nos dan una muestra adecuada de
los textos del mismo período que se hubieran encontrado en otras partes del mundo. Con tal lógica
se podría afirmar que probar la flora y fauna del valle del Nilo es conocer la flora y fauna de Grecia,
o Turquía, o Italia. Por lo tanto, lo más probable es que el texto sobre el que descansan nuestras
traducciones modernas es simplemente una forma egipcia muy temprana del texto cuya cercanía
al original está abierta al debate. (Hodges, Zane C. «The Greek Text of the King James
Version» Bibliotheca Sacra. Vol. 125 No. 500 (1968) p. 337)
Imagine que alguien dijera: en la Edad Media, principalmente se construyeron catedrales, pero en
los tiempos modernos se están construyendo muchas iglesias pequeñas y sencillas. Esta afirmación
parece completamente cierta cuando hoy miramos alrededor en las ciudades y pueblos. Sin
embargo, estamos equivocados. Un error comprensible: muchas iglesias pequeñas de la Edad
Media han desaparecido, y generalmente solo se restauraron las catedrales. Por lo tanto, puede
surgir una gran falsificación histórica de la perspectiva con respecto a la historia de la construcción
de iglesias. No podemos hacer una afirmación general sobre la construcción de iglesias en la Edad
Media sobre la base de los materiales sobrevivientes. (Idea provista del libro El Antiguo Texto del
Nuevo Testamento por Jakob Van Bruggen)
El descubrimiento de los papiros llevó a algunos críticos textuales a abogar por un énfasis indebido
en las edades de los testigos, lo que resultó en una falta de equidad hacia las variantes no egipcias.
Debido a que el clima egipcio permitió la preservación de papiro, los ejemplares más antiguos casi
siempre serán copias de Egipto. Favorecer la variante con la atestación más antigua es, en muchos
casos, favorecer la variante en el manuscrito que se almacenó en el clima más suave. Pero esto no
es más razonable que favorecer las variantes de un manuscrito porque fue encontrado más cerca
del ecuador que otros manuscritos. Ciertamente, cuando se evalúan dos variantes rivales, y la
primera es atestiguada uniformemente en los primeros testigos, mientras que la segunda sólo se
encuentra en testigos tardíos, el caso para el primero se mejora. Pero asignar valores a los testigos
de acuerdo a sus edades sin tener en cuenta factores como el clima es introducir una falta de
equidad en el análisis de uno. (Snapp, James. Equitable Eclecticism: The Future of New Testament
Textual Criticism https://www.academia.edu)
Aparte de los papiros de Egipto, no hay mucha evidencia manuscrita del Nuevo Testamento para
indicar qué textos se utilizaron en todo el imperio romano antes del año 400. La evidencia
manuscrita disponible no es ni remotamente lo suficientemente extensa como para justificar
declaraciones sobre las lecturas de la mayoría de los manuscritos en el segundo o tercer siglo, en
puntos donde el testimonio de la evidencia existente es diverso. Presumir que la evidencia
manuscrita de Egipto representa el texto que se usó en otros lugares es una presunción enorme.
Para el año 235 más o menos, Orígenes declaró que los manuscritos estaban en desacuerdo entre
sí. Eso es difícil de conciliar con la idea de que un Texto Alejandrino uniforme, o cualquier tipo de
texto, era un texto estándar establecido en ese momento en una multitud de áreas no egipcias.
Hasta los años 300, los manuscritos del Nuevo Testamento estaban hechos de papiro, que se
descompone en prácticamente todos los climas excepto en el clima de baja humedad de Egipto.
Esto no es una presunción; es un hecho científico. La alta humedad era aún más sistemática y
exhaustiva que los perseguidores romanos que destruyeron manuscritos cristianos durante la
persecución de Diocleciano.
(https://www.academia.edu/12547392/The_Text_of_Reasoned_Eclecticism_Is_It_Reasonable_and
_Eclectic)
Aunque ha sido un proceso muy lento y muchos eruditos no han querido confesar que la crítica
textual dominante por generaciones ha sido culpable de desvalorar manuscritos bizantinos, poco a
poco más de ellos están admitiendo que el texto bizantino es más antiguo de lo que se ha venido
enseñando y que es merecedor de más atención. Observe:
Las lecturas distintivamente bizantinas a menudo tienen raíces antiguas. Para los defensores
bizantinos, esto es redundante ya que para ellos la tradición bizantina es la más antigua. Pero
incluso entre sus oponentes, la investigación en las últimas décadas ha demostrado que cientos de
lecturas específicas que han sido clasificadas en ocasiones como claramente bizantinas no son,
digamos, fusiones secundarias o corrupciones que surgen de alguna recensión posterior, pero de
hecho ya están atestiguadas por testigos que a menudo son un milenio más antiguo. Por ejemplo,
P45, P46 y P66 comparten más de cien lecturas con la tradición bizantina contra los primeros
mayúsculos y otros testigos cronológicamente anteriores como 02, 032, y algunas versiones
contienen regularmente lo que luego se clasifica como variantes bizantinas. De hecho, las ediciones
recientes de ECM para Hechos y las epístolas generales aceptan lecturas bizantinas contra los
cuatro mayúsculos principales (01, 02, 03, 04) diez veces. De manera más reveladora, treinta y seis
de las cincuenta y dos modificaciones recientes a Hechos en el ECM fueron específicamente en la
dirección bizantina (aun si no exclusivamente bizantina). …
Tales hallazgos han llevado a varios académicos a argumentar que lo que luego se identifica como
«bizantino» se desarrolló progresivamente con el tiempo; es decir, una multitud de lecturas
bizantinas se remontan a los años 200, aunque la tradición bizantina madura o la forma de texto
no se solidificó claramente hasta los años 900. Desde una perspectiva crítica del texto, entonces, el
hecho de que “la [tradición] bizantina haya preservado la tradición del siglo II no preservada por
los otros tipos de textos” indica que, al menos a veces, debe ser tratada como a la par con otros
testigos y no descartado en el montón «tardío». De hecho, un creciente coro de voces de eruditos
que de otro modo no forman parte del campo de prioridad bizantina admiten que el «sesgo
negativo tenaz contra el texto mayoritario bizantino» necesita una «reevaluación», de modo que la
tradición bizantina «es un testimonio importante al texto temprano». (Lanier, Gregory. “Dating
Myths, part two.” Myths and Mistakes in New Testament Textual Criticism. Elijah Hixson and Peter
J. Gurry, eds. Downers Grove, Ill: Intervarsity Press, 2019, pp. 116-117)