Unidad 10
Unidad 10
Unidad 10
Lecturas
1. M. Fioravanti, “Estado y Constitución”
2. G. Bongiovanni, “Estado de derecho y justicia constitucional. Hans Kelsen y
la Constitución austriaca de 1920”
3. P. Costa, “Derechos”
4. N. Irti, La edad de la descodificación
Textos
1. Constitución de la República española (9 de diciembre de 1931)
2. José Antonio Primo de Rivera
“Discurso de la fundación de la Falange Española”
“Discurso pronunciado en Carpio de Tajo”
3. Ley de principios del Movimiento Nacional (17 de mayo de 1958)
4. Sentencia del TC, n. 76 de 1983
5. Código civil suizo (1907)
Claves de comprensión
Pero la crisis del sistema se manifestó dramáticamente en los inicios del siglo XX
con la I Guerra mundial. Ésta puede tomarse como un hecho sin precedentes que
obligó a replantear muchas de las convicciones y a dar entrada a novedades que
operaban, desde luego, desde el sistema liberal y permitieron actuar con voz propia
en la vida política a grupos e intereses que hasta entonces no habían tenido
reconocimiento porque sus demandas de democracia eran vistas como una amenaza
por un modelo estatal que era, por naturaleza, antidemocrático.
108
El Estado ya no se consideró como soberano: el pueblo fue reconocido como titular
de la soberanía. Aun admitiendo que el Estado pudiera ser calificado de derecho,
ahora iba a ser democrático, social y, desde luego, constitucional. La constitución
adquirió un rango, como necesario límite de los poderes y de la propia ley emanada
del legislativo, que la colocó como norma suprema dentro del ordenamiento
jurídico de cada Estado, elaborada por el poder constituyente y reforzada con un
sistema garante de dicha superioridad.
A todo ello hay que añadir la crisis del pensamiento racionalista y las influencias de
otros ámbitos científicos –como, por ejemplo, el de las ciencias naturales–
produjeron ya a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX algunos cambios, dando
lugar a planteamientos más radicales y plurales. Al considerar las fuentes del
derecho, algunas corrientes doctrinales proponían un nuevo reequilibrio en
ocasiones, aunque no en todos los casos, lejos del principio de legalidad, lo que no
significaba necesariamente la renuncia al legalismo.
El modelo político que se fue construyendo por esta segunda opción redescubrió el
valor de la jurisdicción (entendida como actividad judicial).
Lecturas
109
particulares de recurrir contra los actos de la administración, controlada por el
juez.
Pero el Estado de derecho tiene una tendencia que le incapacita para afrontar los
desafíos del siglo XX. Vislumbra, en el nuevo tiempo histórico de la democracia,
una amenaza para su integridad y, por tanto, para la propia ley estatal,
proveniente de la relevancia política de los intereses particulares organizados
incluso a través de partidos políticos así como de la idea cada vez más recurrente
de la constitución como norma superior a la propia ley del Estado.
2. La consecuencia de esta última idea es que una ley puede ser juzgada y
considerarse nula por ser contraria a la constitución. Esto es algo que desquicia el
Estado de derecho porque sacude la fuerza y la autoridad de la ley. Y requiere de
una nueva forma de Estado, el Estado constitucional, queriendo expresar con esta
denominación la continuidad de la presencia del Estado, pero también que la
diferencia con su anterior fase de desarrollo que le ligaba, como Estado de
derecho, al principio de la soberanía.
La constitución contiene los principios que nadie puede violar –ni siquiera el
legislador–. Y entre ellos se encuentra el de la inviolabilidad de los derechos
110
fundamentales, considerados como tales por las constituciones y por ello
necesariamente tutelados mediante el control de constitucionalidad.
4. Con todo, el cambio más profundo en el paso del Estado de derecho al Estado
constitucional ha sido la separación del Estado y de la constitución del principio
de la soberanía política. Los Estados de hoy están dotados de constituciones,
gobiernan sus respectivos territorios, mantienen firme el vínculo de la
ciudadanía, pero no recurren para ello al principio de soberanía.
111
3. En cuanto a la reelaboración del concepto Estado de derecho por parte de
Kelsen, desarrolla una concepción distinta y alternativa basada, por una parte, en
la soberanía del ordenamiento jurídico y en la necesaria autorización normativa
para todos los poderes, y, por otra, en la negación de la distinción
público/privado y la afirmación de la igualdad de los distintos sujetos jurídicos.
En la reflexión de Kelsen, el concepto de Estado de Derecho adquiere una
dimensión “sustancial” que le lleva a introducir la justicia constitucional como
“condición para la existencia” de la democracia.
Kelsen niega que el Estado sea una autoridad originaria, como defendía la
doctrina alemana, y que éste nazca antes que el derecho. Su negación de la
soberanía estatal subordina el Estado, en todas sus manifestaciones, al exclusivo
poder de la ley. Su concepción del Estado de derecho se sintetiza en dos puntos:
a) es necesario distinguir entre norma jurídica y acto del Estado determinado por
dicha norma; b) la norma jurídica crea, entre los diversos sujetos, una relación
jurídica, es decir deberes y obligaciones recíprocos.
Kelsen niega, refutando la doctrina alemana, que el Estado sea una autoridad
originaria y que éste nazca antes que el derecho.
112
5. En cuanto al concepto de constitución, Kelsen lo construye teniendo en cuenta
la relación entre los poderes estatales, pero también teniendo en cuenta la
relación entre Estado e individuo, atendiendo sobre todo a los límites que la
constitución impone al proceso legislativo, que no se limitan al procedimiento de
formación de las leyes sino que alcanzan también al contenido de las mismas.
Por ello la constitución no es solo una regla de procedimiento sino también una
regla sustancial. En el concepto de constitución se distinguen, por ello, dos
partes: la primera, la referente a la organización de los poderes del Estado, la
segunda a los derechos fundamentales.
113
permite realizar su papel de garantía de la democracia. Debe ser una justicia
independiente tanto del parlamento como del gobierno. Un tribunal
constitucional no contradice la división de poderes; es más bien su confirmación.
114
“declaran”, porque existen desde siempre. Pero esta proclamación se hace por un
nuevo sujeto colectivo, la nación, compuesta de sujetos iguales y no
privilegiados. A través de la nación soberana, a través de la ley que expresa su
voluntad, los derechos existen materialmente.
115
El legislador se ilusiona con la creación de un repertorio de figuras y disciplinas
típicas, de forma que el juez poco o nada pueda añadir a la comprobación del
hecho concreto y a la lectura del hecho normativo. Al carácter de inmutabilidad
se añaden la pretensión de ausencia de lagunas y la ambición de dar respuesta a
todos los problemas de la realidad. En la relación entre el código civil y las otras
leyes, las leyes externas o están dedicadas a instituciones que se prestarían mal a
ser insertadas en el armónico sistema del código, o señalan, en medida siempre
exigua, excepciones a la disciplina del código civil.
116
leyes, desprovistas, por la novedad de los campos de regulación, de toda
conexión con las fuentes romanísticas y con el vocabulario riguroso de la
doctrina.
4. La ley invade campos que la ideología liberal reservaba a las decisiones de los
particulares. Se transforma así, de general y abstracta, en individual y concreta;
de regla del juego, ignorante de los resultados obtenidos, en voluntad de
dirección y de tutela de intereses específicos. La presencia, cada vez más
penetrante e incisiva, del Estado determina una juridificación de las elecciones y
de facetas de la vida anteriormente confiadas al acuerdo de las partes o a normas
extraestatales.
Tampoco parece que el código civil gane en nuestro tiempo nuevas funciones.
Tan sólo disciplinas generalísimas conservan una concreta eficacia: así, las reglas
sobre el contrato o sobre las obligaciones, que son presupuestas por las leyes [no
codificadas] relativas a particulares figuras contractuales y a determinados tipos
de obligaciones.
Textos
117
Art. 51. La potestad legislativa reside en el pueblo que la ejerce por medio de las
Cortes o Congreso de los Diputados.
Art. 52. El Congreso de los Diputados se compone de los representantes elegidos
por sufragio universal igual, directo y secreto.
[…]
Art. 121. Se establece, con jurisdicción en todo el territorio de la República, un
Tribunal de Garantías Constitucionales, que tendrá competencia para conocer de:
a) El recurso de inconstitucionalidad de las leyes […].
118
[…]
V. La comunidad nacional se funda en el hombre como portador de valores
eternos, y en la familia como base de la vida social; pero los intereses
individuales y colectivos han de estar subordinados siempre al bien común de la
Nación, constituida por las generaciones pasadas, presentes y futuras. La ley
ampara por igual el derecho de todos los españoles.
VI. Las entidades naturales de la vida social: familia, municipio y sindicato, son
estructuras básicas de la comunidad nacional. Las instituciones y corporaciones
de otro carácter que satisfagan exigencias sociales de interés general deberán ser
amparadas para que puedan participar eficazmente en el perfeccionamiento de los
fines de la comunidad nacional.
Cuestiones
1. Señale las cuestiones sobre las que gira este tema. ¿Qué relación tiene este
tema con alguno o algunos de los anteriores?
119
¿Cuáles son sus planteamientos jurídicos y políticos de la deriva totalitaria?
Como guía para sus respuestas, tenga presente que son otras tantas respuestas a la
crisis del modelo liberal.
¿En relación con los idearios totalitarios, qué información le aportan los
fragmentos del texto 2? ¿Y el texto 3?
120