Siete Palabras de Jesucristo.

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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo. Amen.

Meditamos en la palabra misericordiosa de Jesucristo.


PRIMERA PALABRA: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas
23, 34).

Podemos decir que todo el plan de nuestra salvación radica en la misericordia de


Dios. El secreto de tal maravilla, en la cual desean mirar los ángeles, se basa en la
soberana misericordia de Dios. “De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su
Hijo unigénito…” (Jn 3, 16). “La gracia de Dios que trae salvación…. se manifestó” (Tito
2, 11).

El corazón de Cristo estuvo lleno de misericordia, de compasión, a través de todo


su ministerio público. Se compadecía de los enfermos y los sanaba, de las gentes
hambrientas y les daba de comer, de los inocentes niños que estaban por entrar
en los azares y vicisitudes de la vida, y los bendecía. Estos rasgos de compasión
son comprensibles hacia tales personas, pero lo extraordinario, lo inverosímil,
desde el punto de vista humano es compadecerse de los enemigos, de los que
nos hieren, de los que nos afrentan; sin embargo, hasta este punto llega el amor
de Jesucristo, hasta amar y bendecir a los que eran material y moralmente
culpables de los terribles dolores que en aquellos momentos le afligían.

Peticiones de perdón

Creemos que Dios escucha siempre nuestra oración, por eso le presentamos las
necesidades del mundo; por eso le pedimos:

1.-Por la Iglesia, de la que formamos parte, para que se le reconozca por su


misericordia y cercanía a los necesitados. Roguemos al Señor.

2.-Por los creyentes, para que imitemos los pasos de aquél que no vino a ser
servido sino a servir. Roguemos al Señor..

3.-Para que dónde alguien padezca dolor, injusticia o pobreza, se oiga la voz de
los seguidores de Jesús con su compromiso de servicio y de misericordia.
Roguemos al Señor..

4.-Para que nuestros gobernantes y todos los cristianos colaboremos con Cristo
en la construcción de su Reino de la justicia y la paz. Roguemos al Señor..

5.-Para que Jesús, el que "pasó haciendo el bien" y "se humilló pasando por uno
de tantos" sea nuestro modelo, nuestro guía, nuestro rey y nuestra fuerza.
Roguemos al Señor.
6.-Por las almas de nuestros compañeros fallecido N.N. para descanse en paz,
por sus familias y por tantos que mueren en nuestro mundo en el más absoluto
anonimato. Que Cristo, en su regazo de ternura y misericordia. Roguemos al
Señor.

Señor, la oración de tu pueblo, te la dirige con el deseo de crecer cada día más
en el Reino de Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Cantamos. Perdona a tu Pueblo, Señor.


https://www.youtube.com/watch?v=l1w9qXfoa58

La palabra alentadora.
SEGUNDA PALABRA: “En verdad te digo: Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,
43). La segunda palabra es fruto de la primera. El compañero de martirio, ha oído algo tan
sorprendente que, de repente, su corazón da un vuelco y se le abren los ojos de la fe. Haz lo
que hizo el ladrón: acudir a Cristo que ha dicho: ‘Al que a Mí viene no le echo fuera’.
Carta de Dios para ti.
Querido (a) hijo (a):
Tú, que eres un ser humano, eres mi milagro. Y eres fuerte, capaz, inteligente y lleno de dones
y talentos. Cuéntalos y entusiásmate con ellos. Reconócete. Encuéntrate. Acéptate. Anímate.
Y piensa que, desde este momento, puedes cambiar tu vida para bien, si te lo propones y te
llenas de entusiasmo. Y sobre todo, si te das cuenta de la felicidad que puedes conseguir con
sólo desearlo.
Eres mi creación más grande. Eres mi milagro. No temas comenzar una nueva vida. No te
lamentes nunca. No te quejes. No te atormentes. No te deprimas. ¿Cómo puedes temer, si eres
mi milagro? Estás dotado de poderes desconocidos para todas las criaturas del universo. Eres
único. Nadie es igual a ti. Sólo en ti está aceptar el camino de la felicidad y enfrentarlo, y
seguir siempre adelante hasta el fin. Simplemente porque eres libre.
En ti está el poder de no atarte a las cosas. Las cosas no hacen la felicidad. Te hice perfecto
para que aprovecharas tu capacidad y no para que te destruyas con cosas superficiales. Te di
el poder de pensar, de amar, de determinar, de reír, de imaginar, de crear, de planear, de
hablar, de rezar… Te di el dominio de elegir tu propio destino usando tu voluntad. ¿Qué has
hecho de estas tremendas fuerzas que te di? No importa. De hoy en más, olvida tu pasado,
usando sabiamente ese poder de elección.
Elige amar en lugar de odiar, elige reír en lugar de llorar, elige actuar en lugar de aplazar,
elige crecer en lugar de consumirte, elige bendecir en lugar de blasfemar, elige vivir en lugar
de morir.
Y aprende a sentir mi presencia en cada acto de tu vida. Crece cada día un poco más en el
optimismo de la esperanza. Deja atrás los miedos y los sentimientos de derrota. Yo estoy a tu
lado siempre. Llámame, búscame, acuérdate de mí. Vivo en ti desde siempre y siempre te
estoy esperando para amarte. Si has de venir hacia mi algún día…que sea hoy, en este
momento. Cada instante que vivas sin mí, es un instante infinito que pierdes de paz.
Trata de volverte niño, simple, inocente, generoso, dador, con capacidad de asombro y
capacidad para conmoverte ante la maravilla de sentirte humano, porque puedes conocer mi
amor, puedes sentir una lágrima, puedes comprender el dolor…
No te olvides que eres mi milagro. Que te quiero feliz, con misericordia, con piedad, para que
este mundo que transitas pueda acostumbrarse a reír, siempre que tú aprendas a reír. Y si eres
mi milagro, entonces usa tus dones y cambia tu medio ambiente, contagiando esperanza y
optimismo sin temor, porque yo estoy a tu lado. Con todo cariño, DIOS.

La palabra cuidadosa.
TERCERA PALABRA: “Mujer, he aquí tu hijo; Juan he ahí tu madre” (Jn 19, 26-27).
La vida cristiana no es sólo un continuo pensar y hablar del cielo. Allá están, sí,
nuestros principales intereses; pero precisamente porque es así y allá nos
dirigimos, debemos atender bien nuestros deberes de la tierra. Jesús, como hijo
humano de una dolorida mujer que se hallaba al pie de la cruz, tenía deberes
humanos y los atendió cuidadosamente encomendando a aquella buena y
amante madre al discípulo amado, y a Juan le encomendó a María.
Jesús antes de partir al Padre, encomienda una misión muy importante a la
Virgen María, el cual es el cuidado de su hijo, que no es más que el cuidado por
su Iglesia. Esta misión evoca la profundidad del ser de la mujer y recordamos
cuales esas dimensiones de la mujer en nuestras vidas:
Imaginemos el dolor de la Virgen María al ver a su hijo en la Cruz, pero Jesús en
su infinito amor, dice “Hijo, ahí tienes a tu madre”. Y nos invita hoy a reflexionar
en nuestro papel como hijos dice el texto que desde ese día el apóstol la acogió
en su casa. Hoy como hijos no debemos descuidad el cuarto mandamiento de
honrar a padre y madre. Hoy muchas madres en vez de ser acogidas por sus
hijos, sufren el rechazo de sus propios hijos o son incomprendidas. Que esta
palabra sea ocasión de fomentar unión familiar en la que cada hijo reavive su rol
y gratitud para con su madre.

Presentemos a Dios nuestra oración por las madres, esposas y pidamos su compañía para cada
una de ellas.
1. Oremos por tantas mujeres que no son valoradas suficientemente al decidir cuidar del
hogar familiar asumiendo en nuestras familias los trabajos: el cuidado de la casa, la
atención a los hijos, a los mayores y a los enfermos. Reguemos al Señor.
2. Oremos por tantas mujeres que se sienten hundidas y sin estima personal por el acoso
en el trabajo y el maltrato dentro de su propio hogar. Reguemos al Señor.
3. Oremos por tantas mujeres y niñas que siguen sufriendo el verse tratadas como objeto
de venta y de pornografía. Reguemos al Señor.
4. Oremos por las mujeres que con su constancia, su trabajo, su ternura, su solidaridad,
nos ayudan a vivir en la esperanza de que “OTRO MUNDO ES POSIBLE”.
Reguemos al Señor.
5. Oremos por nuestra Iglesia, por nosotras y por nosotros, para que seamos capaces de
construir la igualdad, la fraternidad, estableciendo relaciones de justicia en casa, en la
familia, en el trabajo, en las relaciones sociales y en nuestra Iglesia. Reguemos al
Señor.

Cuantas Veces Siendo Niño Te Rece. https://www.youtube.com/watch?


v=meuhUQfxeHE

La palabra conmovedora.

CUARTA PALABRA: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” (Mt 27,
47).

Estas palabras nos hacen pensar en el pecado de los hombres. El pecado es la


muerte del alma. El pecado es el abandono de Dios por parte del hombre. El
hombre rechazó a Dios y Jesús experimentó esto.

Como ser humano, Jesús experimentó el dolor y la angustia normal del género
humano, sintiendo una inmensa soledad al verse abandonado por todos sus
discípulos y amigos, al ser traicionado y acusado de blasfemo, al ser vendido y
golpeado, flagelado, insultado y coronado con espinas. Se pasó la vida "haciendo
el bien" y sus seguidores lo abandonaron.

Sintió las heridas que son consecuencia de la injusticia y la crueldad, el dolor de


las llagas de los encarcelados, de los rechazados y despreciados por la misma
sociedad. Sintió en su pecho el dolor que siente un anciano cuando es olvidado
por los suyos. Sintió en la piel el ardor de todos aquellos que serían marginados
por su raza. Y esas voces, desde el silencio se unían a la de Jesús diciendo: ‘Señor,
Señor…
Peticiones:
Nuestro corazón vive para sí, ajeno y ciego a lo que sucede a su alrededor. Pedimos al Señor
que nos haga salir de nuestra oscuridad. HAZNOS VER TU LUZ, SEÑOR

1. – Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que sean siempre luz que alumbre sin descanso
las tinieblas de este mundo. OREMOS
2. – Por los que dirigen las naciones para que centren sus esfuerzos en ayudar a los más
necesitados de la sociedad y en su centro de trabajo. OREMOS
3. – Por todos los que caminan de espaldas a la luz para que el Señor pase por sus vidas y
transforme su ceguera en una mirada limpia. OREMOS
4. – Por los enfermos y necesitados de nuestra parroquia o nuestro barrio para que encuentren
en nosotros una mano abierta a sus problemas. OREMOS
5. – Por los niños y los jóvenes para que sintiéndose ungidos por Dios lleven una vida
iluminada y se mantengan lejos de toda oscuridad. OREMOS
6. – Por los que preparamos con ilusión la Pascua del Señor, para que aprovechemos este
tiempo favorable y demos paso a la luz en nuestros corazones. OREMOS

Padre, atiende esta súplicas que con confianza te presentamos que tu luz llegue a nosotros
para renacer a la Vida que Cristo nos trajo. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Cando: Hasta cuando hijo querido, hasta cuando has de pecas.

La palabra expresiva
QUINTA PALABRA: “Tengo sed” (Jn 19, 28).
Podemos darle el título de ‘expresiva’ a esta breve frase porque expresa, dos
grandes sentimientos de Cristo: Uno físico y otro moral. En primer lugar, es una
expresión de la necesidad física que sentían todos los crucificados a causa de la
pérdida de sangre y la fiebre producida por las heridas.
Reflexión:
La sed es un signo de vida. Tiene sed de dar vida y por eso muere. Él tenía sed
por las almas de los hombres. Jesús trató de reunir a los hombres todos los días
de su vida, pero una parte de ellos lo rechazó. Que despreciaran su amor, el
amor de Dios le dolió en lo más profundo de su ser. La sed de todo hombre es la
sed del amor.

Peticiones:
Oremos hermanos, a Dios nuestro Padre, para que medio de Jesucristo, sediento en la cruz, y
con la fuerza del Espíritu Santo, realicemos la misión que nos corresponde.
1. Por el Pueblo de Dios, asentado en la DIRESA, para ser presencia viva del Señor
resucitado, para que sienta la necesidad de ser testigo del evangelio ante todos sus
compañeros. Roguemos al Señor.
2. Por nuestras comunidades cristianas, para que se sientan siempre vinculadas: desde la
oración, la reflexión y la caridad, a las necesidades del mundo. Roguemos al Señor.
3. Por todos los trabajadores de la DIRESA para que se cultive en ellos, junto al propio
carisma, servicio y solidaridad con todos. Roguemos al Señor.
4. Por los misioneros, modelos de una Iglesia en salida, para que cuenten siempre con el
respaldo de nuestra oración y la comunión solidaria. Roguemos al Señor.

Señor Jesús, sediento de nuestras almas, te pedimos que nos libres de nuestros temores para
que nos entreguemos a tu servicio hasta el fin de nuestro peregrinar por esta vida. Tú, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Canto: Alma misionerahttps://www.youtube.com/watch?v=I3nCCNk_zdg

Jesucristo. https://www.youtube.com/watch?v=cuv5MBLm8MM

La palabra garantizadora.

SEXTA PALABRA: “Todo está consumado” (Jn 19, 30).

Esta palabra es la más corta pero también la más grande, la más alentadora, la más
significativa para nosotros. Es ‘nuestra palabra’ que recibimos como prenda de seguridad y de
esperanza de labios del Señor. Jesús había dicho ya: Una palabra para sus verdugos. Una
palabra para el ladrón arrepentido. Una palabra para su madre. Dos palabras para sí mismo,
aunque con referencia simbólica y moral a nosotros. Ahora pronuncia una directa y para
nosotros, para alentar y afirmar nuestra fe. ¡La cuenta había sido pagada!
Reflexión:
Todo tiene sentido: Jesús por amor nos da su vida. Jesús cumplió con la voluntad de su Padre.
Su misión terminaría con su muerte, pero su sacrificio sería aceptado por el Padre. Resucitará.
La obra de nuestra redención está completada, pero tenemos que colaborar con ella, tenemos
que obrar para merecer esa redención. No hemos salvado todavía nuestras almas, pues somos
libres. Todo lo que hagamos debe estar dirigido a este fin.

Al pie de la Cruz vemos el Amor que Dios nos tiene. Oremos diciendo: Por tu Sangre nos has
salvado, Señor.

1. Por santa Iglesia, cuya cabeza es Jesucristo, para que se mantenga siempre fiel a su
Palabra y sea así luz para el mundo. OREMOS.
2. Por el Papa Francisco, pastor de la Iglesia, para que la misericordia de Dios que
pregona, sea atendida por todos los hombres. OREMOS.
3. Por todos los que hemos recorrido este camino cuaresmal, para que nos unamos al
sufrimiento de la cruz de Cristo verdadero signo de nuestra salvación. OREMOS.
4. Por todos los cristianos, para que nos esforcemos continuamente en restaurar la unidad
en el Único que nos salvó y bajo la fuerza del Espíritu Santo. OREMOS.
5. Por los judíos, para que fieles a la fe de Abraham descubran en Cristo, el Salvador que
esperan. OREMOS.
6. Por los que no creen en Dios, para que el Padre toque sus corazones y descubran el
Amor que se derrama desde la cruz para todos los hombres que lo acogen. OREMOS.
7. Por los que gobernantes, para no cesen en la búsqueda del progreso y desarrollo de
todos, especialmente los más pobres y necesitados de la sociedad. OREMOS.
8. Por los que sufren la enfermedad, el desempleo, la injusticia para que uniéndose a la
cruz del Señor, Éste transforme su dolor y vean pronto satisfechas sus necesidades.
OREMOS

Canto ¿Cómo no creer en Dios?


https://www.youtube.com/watch?v=G5wBJzDj44E

La palabra reveladora.
SEPTIMA PALABRA: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23, 46).
Oración:

Jesús amado, que por amor mí agonizaste en la cruz, y que en cumplimiento de tan grande
sacrificio aceptaste la Voluntad del Eterno Padre al encomendar en sus manos Tu espíritu para
enseguida inclinar la cabeza y morir:

Ten piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos
de Tu preciosísima Sangre, bríndanos en nuestra agonía una perfecta conformidad a con Tu
divina voluntad, a fin de que estemos dispuestos a vivir o a morir según sea a Ti más
agradable; y que no sepamos nada más que por el perfecto cumplimiento en nosotros de Tu
adorable voluntad.

Reflexión:
Jesús abandonado en las manos de Dios, con la confianza del Hijo. Estas palabras nos hacen
pensar que debemos de cuidar nuestra alma, no sólo nuestro cuerpo. Jesús entregó su cuerpo,
pero no su alma. Devolvió su espíritu a su Padre no con grito de rebelión sino con un grito
triunfante. Jesús nunca perdió de vista su meta a seguir. Sacrificó todo para alcanzarla. Lo
más importante en la vida es la salvación de nuestras almas. De nada nos sirve ganar el
mundo si perdemos nuestra alma.

Petición:

Oración de los Fieles

«Vamos a recordar con afecto a nuestros hermanos, a todos nuestros familiares y amigos
difuntos que han partido de este mundo. Así mantenemos viva la esperanza de juntarnos un
día, todos, en la casa del Padre.

1. Te pedimos, Señor, por (nombrar a la persona fallecida), tu hijo y nuestro amigo, que
ha partido de este mundo, para que viva feliz en tu Reino de Amor y de Paz. Oremos.
2. Por todos los que mueren solos, abandonados del cariño de los suyos, para que nunca
se vean abandonados por Dios. Oremos..
3. Por todos los que sufren larga enfermedad, para que no les falta una mano amiga y
cariñosa que les ayude y les consuele.
4. Por todos los que nos hemos reunido aquí, para que no dejemos solos y abandonados a
nuestros seres queridos cuando más nos necesitan, sobre todo en la enfermedad.

Apu Yaya Jesucristo.


https://www.youtube.com/watch?v=mzbX7BW-iMI

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