Hora Santa Encuentro Eucaristico 2016
Hora Santa Encuentro Eucaristico 2016
Hora Santa Encuentro Eucaristico 2016
MATURIN-MONAGAS
HORA SANTA
Todos: Mi Dios, yo creo en ti, te adoro te espero y te amo, te pido perdón por los que no creen en ti, ni te adoran, ni te
esperan ni te aman.
Señor Jesús, que has llamado a quien has querido, llama a muchos de nosotros a trabajar por tí, a trabajar contigo. Tú que
has iluminado con tu palabra a los que has llamado, ilumínanos con el don de la fe en Ti Tú que los has sostenido en las
dificultades, ayúdanos a vencer nuestras dificultades de jóvenes de hoy. Y si llamas a alguno de nosotros, para
consagrarnos todo a Tí, que tu amor aliente esta vocación desde el comienzo y las haga crecer y perseverar hasta el fin.
Padre Eterno, muchas veces mi vida es atravesada por cruces y espadas dolorosas. ¡Cuánto me cuesta aceptarlas! En esos
momentos regálame la gracia de creer en tu amor. Enséñame a descubrir que a través de esas cruces y sufrimientos, Tú me
envías un mensaje y me demuestras una predilección especial, queriendo educarme al heroísmo silencioso. Quisiera
recordar entonces, que mis penas me unen íntimamente a tu Hijo y que son fuente de fecundidad para la salvación de
muchos hombres y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz de la gracia; a mí, que no te
amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a mí, que sólo busco tu gloria y estoy recompensado con la dicha de amarte,
auméntame este amor y dame fortaleza para luchar y obtener el apetecido triunfo.
Dios, Padre misericordioso, que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el
Espíritu Santo, Consolador, te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre. Te encomendamos en modo
particular los jóvenes de toda lengua, pueblo y nación.
Guíales y protégeles en los complejos caminos de hoy y dales la gracia de poder cosechar abundantes frutos de la
experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia. Padre celestial, haznos testigos de tu misericordia.
Enséñanos a llevar la fe a los que dudan, la esperanza a los desanimados, el amor a los indiferentes, el perdón a quien ha
obrado el mal y la alegría a los infelices. Haz que la chispa del amor misericordioso que has encendido dentro de nosotros
se convierta en un fuego que transforma los corazones y renueva la faz de la tierra. María, Madre de Misericordia, ruega
por nosotros, San Juan Pablo II, ruega por nosotros. Amén.
Por la paz en el mundo, por la paz en Venezuela, por la paz en nuestros corazones, roguemos al Señor.
Por la Santa Iglesia de Dios, en el mundo y en Venezuela, para que sea realmente pueblo de la vida, de la paz y
del amor, roguemos al Señor.
Por el Santo Padre, por todos los Obispos, Sacerdotes, Religiosos, Diáconos y Seminaristas de Venezuela,
especialmente los de Monagas, para que sean constructores de la paz, roguemos al Señor.
Para que todos en Venezuela sigamos siempre a Cristo, luz del mundo y príncipe de la paz, roguemos al Señor.
Para que no nos dejemos llevar por la discordia, la violencia, el odio y, por el contrario, seamos siempre valientes
instrumentos de paz en nuestras comunidades, roguemos al Señor.
Para que se respeten los derechos de todos los venezolanos, tal como postula la Constitución nacional, roguemos
al Señor
Para que los que han sufrido en carne propia agresiones o la pérdida de algún ser querido, tengan la fuerza para
perdonar, roguemos al Señor.
Por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas en Venezuela, especialmente en Monagas, para que
tengamos muchos ministros y servidores de la paz y el amor en medio de nuestras comunidades, roguemos al
Señor.
Por el eterno descanso de todos los fieles difuntos, en particular de quienes han perdido la vida por la violencia,
roguemos al Señor.
Roguemos por los gobernantes, para que nos gobiernen bien. Para que lleven a nuestra patria, a nuestra nación,
adelante, y también al mundo; y que exista la paz y el bien común. Roguemos al Señor.
Padre de misericordia, que nos has colocado bajo la maternal protección de la siempre Virgen María, Madre de tu Hijo,
Nuestra Señora de Coromoto, concédenos por su intercesión, vivir nuestro bautismo y hallar el progreso de nuestra patria
por caminos de justicia y de paz. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Un joven sin alegría y sin esperanza no es un joven autentico, sino un hombre marchito y envejecido antes de
tiempo.
San Juan Pablo II
Jóvenes Evangelizadores Kairoi
MATURIN-MONAGAS
HORA SANTA
Señor Jesús, hoy quiero pedirte por mi familia. Te pido tu bendición para cada uno de nosotros. Protégenos de toda
tentación y de todo mal. Danos la disponibilidad para proteger tu Amor y consejo. Si soy esposo, dame la capacidad para
amar y respetar a mi esposa y a mis hijos. Si soy esposa, dame la comprensión y dedicación para apoyar a mi esposo y a
mis hijos. Si soy hijo(a), dame la capacidad de valorar el esfuerzo de mis padres y escuchar sus consejos. Pero sobre todo
señor, Jesús ayúdanos a crecer en la oración y fidelidad a tu amor, como lo hizo la Virgen María, tu madre y madre
nuestra, haz que en cada familia sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, y del Espíritu Santo, fuente de caridad
divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones porque siempre se renuevan. Haz que tu gracia
guíe a los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo. Haz que
las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el
amor.
Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier
debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias. Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de
la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructíferamente su misión en
la familia y por medio de la familia. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu santo.
Amén.
Soberano Señor del Universo y Redentor del mundo, clementísimo Jesús, que por un prodigio inenarrable de tu caridad te
has quedado con nosotros en este sacramento hasta el fin de los siglos; aquí venimos a tus pies a proclamarte
solemnemente y a la faz del cielo y de la tierra, nuestro único rey y dominador santísimo. A quien consagramos todos
nuestros afectos y servicios y a quien ponemos todas nuestras esperanzas. Tú eres nuestro Dios, y no tendremos otro
alguno delante de tí, en tus manos ponemos nuestra suerte y con ella los destinos de nuestra patria. Muchos te hemos
ofendido, y como el hijo pródigo hemos disipado en los desórdenes tu herencia, perdónanos que ya volvemos con espíritu
contrito a tu casa y a tus brazos. Recíbenos, salvador nuestro, y concédenos que venga a nosotros tu reino eucarístico.
Levanta bien alto tu trono en nuestra República, a fin de que en ella te veas glorificado por singular manera y sea honra
nuestra, de distinción inapreciable, el llamarnos la República del Santísimo Sacramento. Te entregamos cuanto somos y
cuanto tenemos cubre nuestra ofrenda con tú mirada paternal y hazla aceptable y valiosa en tú divina presencia.
Otra vez te pedimos nos recibas, que no nos deseches, y que este acto de nuestro amor y de nuestra gratitud sea repetido,
cada vez con mayor fervor, de generación en generación, mientras Venezuela exista, para que jamás la apartes de tú
Sagrado Corazón. Que así sea para nuestra vida del tiempo y después... Por los Siglos de los Siglos.
Demos gracias a Dios.
Gracias Señor por traerme a la oración. Gracias por la alegría de la entrega, el arrepentimiento y el perdón. Gracias por
enviarme a Tu Espíritu Santo a enseñarme y a guiarme. Gracias por los frutos que Tu Espíritu está trabajando en mí como
el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, el control de mi mismo. Gracias por enviarme personas que
necesitan ayuda.
Gracias por romper el dominio de hábitos pasados y traerme a una conversión más profunda. Gracias por hacerte presente
en todos los momentos de mi vida, por tu Palabra que me da vida y por levantarme cuando caigo. Gracias por hacer que
las cosas trabajen para mi bien al depositar yo mi confianza en Ti. Gracias por tus ángeles que me protegen en todos mis
caminos. Gracias por guiarme y darme sabiduría, por Tu amor abundante que quita todo temor. Gracias por abrirme las
puertas del cielo y derramar Tus bendiciones sobre mí. Gracias por suplir todas mis necesidades con Tu riqueza. Gracias
por la salud. Gracias por abrir mis ojos a las necesidades de mis hermanos. Abre mi corazón para amar a los heridos y a
los perdidos, abre mis labios para hablar de Tu amor. Gracias por aquellos que me han ayudado en mi camino hacia Ti,
bendícelos Señor. Gracias por el regalo de mi vida, así como es. Gracias por el mejor regalo de todos, Tu hijo Jesús.
Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en medio del bullicio del mundo estaré pensando
en Ti, y a cada respiración, entiende. oh Jesús, que deseo ser tuyo.
Un joven sin alegría y sin esperanza no es un joven autentico, sino un hombre marchito y envejecido antes de
tiempo.
San Juan Pablo II