Novena Extraordinaria A Maria Auxiliadora

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NOVENA EXTRAORDINARIA A MARIA AUXILIADORA

15 AL 23 DE MARZO 2020

 Tres Padres Nuestros, Ave María, Gloria al Santísimo Sacramento con una
jaculatoria:

Sea alabado y reverenciado en todo momento el Santísimo y Divinísimo


Sacramento del Altar.

 Se reza tres veces el “Dios te salve Reina y Madre…” con la jaculatoria:

María, Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.

Oración:
Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que
han acudido a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido abandonado de Ti.
Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.
¡Oh, Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien acógelas benignamente. Amén

Oración para la liberación del Coronavirus

Dios todopoderoso y eterno, de quien todo el universo recibe energía, existencia y


vida, venimos a ti para invocar tu misericordia, pues aún hoy experimentamos la
fragilidad de la condición humana en la experiencia de una nueva epidemia viral.
Creemos que Tú diriges el curso de la historia de la humanidad y que tu amor puede
cambiar nuestro destino para mejor, sea cual sea nuestra condición humana. Por
eso te confiamos a los enfermos y a sus familias. Por el Misterio Pascual de tu Hijo,
dale la salvación y el alivio a su cuerpo y a su espíritu.
Ayuda a cada miembro de la sociedad a llevar a cabo su tarea, fortaleciendo el
espíritu de solidaridad mutua. Apoya a los médicos y a los trabajadores de la salud,
a los educadores y a los trabajadores sociales en el desempeño de su servicio.
Tú que eres el consuelo en la fatiga y el apoyo en la debilidad, por la intercesión de
la Santísima Virgen María y todos los santos quita todo mal de nosotros.
Libéranos de la epidemia que nos golpea para que podamos volver tranquilamente
a nuestras ocupaciones habituales y te alabemos y agradezcamos con un corazón
renovado.
En ti confiamos y a ti te elevamos nuestra súplica, a través de Cristo nuestro Señor.
Amén

CONSAGRACIÓN DEL MUNDO A MARIA AUXILIADORA (24 de marzo)

¡Oh Santísima e Inmaculada Virgen María, tiernísima Madre nuestra y poderoso


Auxilio de los Cristianos! Nosotros nos consagramos enteramente a tu dulce amor
y a tu santo servicio. Te consagramos la mente con sus pensamientos, el corazón
con sus afectos, el cuerpo con sus sentidos y con todas sus fuerzas, y prometemos
obrar siempre para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.
Tú, pues, ¡oh, Virgen incomparable! que fuiste siempre Auxilio del Pueblo Cristiano,
continúa, por piedad, siéndolo especialmente en estos días. Humilla a los enemigos
de nuestra religión y frustra sus perversas intenciones. Ilumina y fortifica a los
obispos y sacerdotes y tenlos siempre unidos y obedientes al Papa, maestro
infalible; preserva de la irreligión y del vicio a la incauta juventud; promueve las
vocaciones y aumenta el número de los ministros, a fin de que, por medio de ellos,
el reino de Jesucristo se conserve entre nosotros y se extienda hasta los últimos
confines de la tierra.
Te suplicamos ¡oh, dulcísima Madre! que no apartes nunca tu piadosa mirada de la
incauta juventud expuesta a tantos peligros, de los pobres pecadores y moribundos
y de las almas del Purgatorio: sé para todos ¡oh María! dulce Esperanza, Madre de
Misericordia y Puerta del Cielo.
Te suplicamos, gran Madre de Dios, que nos enseñes a imitar tus virtudes,
particularmente la angelical modestia, la humildad profunda y la ardiente caridad, a
fin de que, por cuanto es posible, con tu presencia, con nuestras palabras y con
nuestro ejemplo, representemos, en medio del mundo, a tu Hijo, Jesús, logremos
que te conozcan y amen y podamos, llegar a salvar muchas almas.
Haz, ¡oh, María Auxiliadora! que todos permanezcamos reunidos bajo tu maternal
manto; haz que en las tentaciones te invoquemos con toda confianza; y en fin, el
pensamiento de que eres tan buena, tan amable y tan amada, el recuerdo del amor
que tienes a tus devotos, nos aliente de tal modo, que salgamos victoriosos contra
el enemigo de nuestra alma, en la vida y en la muerte, para que podamos formarte
una corona en el Paraíso. Amén
Fuente: ANS

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