División de Poderes
División de Poderes
División de Poderes
DIVISIÓN DE PODERES
• La división de poderes
constituye la base de la
organización política de las
sociedades
actuales.
• En México, el poder público
federal y estatal está organizado
bajo el principio de la
división de poderes.
• La división de poderes constituye la base de la organización política de las sociedades
actuales.
• En México, el poder público federal y estatal está organizado bajo el principio de la
división de poderes.
Antecedentes
• Con la Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII, surge la república democrática como
la forma de gobierno del Estado moderno.
• La república democrática, donde los gobernantes son elegidos por el pueblo, es lo
opuesto a la monarquía absolutista, donde el gobierno del Estado se concentraba en una
sola persona, que era el monarca.
• La ejecución de Luis XVI es un símbolo de la derrota del régimen absolutista por los
movimientos democráticos.
Algunos pensadores de la Antigüedad se preocuparon ya de la división del poder y en sus
escritos hicieron alusiones más o menos concretas al asunto. Tal fue el caso
de Aristóteles, Cicerón y Polibio. Más tarde, cuando el tema de la libertad ganó el primer
plano de las avanzadas intelectuales, se renovó el interés por descubrir un método de
gobierno que, sin dejar de conducir a los pueblos, tuviera los necesarios miramientos
consulibertad y sus derechos. Locke, Montesquieu y otros pensadores del “siglo de oro” de
la libertad europea y de la lucha contra el absolutismo propusieron sus
fórmulas para alcanzar estos propósitos.
Fue Aristóteles (384-322 a. C.) el precursor de lo que, con el correr del tiempo, sería una
teoría de gran importancia en la vida política de la posteridad. Con referencia
a las comunidades políticas de su tiempo, el filósofo griego expresó que “en todo Estado
hay tres elementos en que todo legislador cuidadoso debe ocuparse. El primero de estos
elementos es la asamblea general, que delibera sobre los negocios públicos; el segundo, el
cuerpo de los magistrados, cuya naturaleza, atribuciones y modo de ser nombrados debe
fijarse; y tercero, el poder judicial.”
Por su parte, Marco Tulio Cicerón (106-43 a. C.) escribió que “si en una sociedad no sé
reparten equitativamente los derechos, los cargos y las obligaciones, de tal manera que los
magistrados tengan bastante poder, los grandes bastante autoridad y el pueblo
bastante libertad, no puede esperarse permanencia en el orden establecido”.
El historiador grecorromano Polibio, que vivió dos siglos antes de nuestra era, al referirse a
la organización gubernativa de Roma, expresó que “el gobierno de la república romana
está refundido en tres cuerpos, y en todos los tres tan balanceados y bien distribuidos los
derechos, que nadie, aunque sea romano, podrá decir con certeza si el gobierno es
aristocrático, democrático o monárquico. Y con razón, pues si atendemos a la potestad de
los cónsules, se dirá que es absolutamente monárquico y real; si a la autoridad
de Senado, parecerá aristocrático, y si al poder del pueblo, se juzgará que el Estado es
popular.
Naturalmente que los conceptos de estos pensadores antiguos sobre la división
de poderes tuvieron todas las limitaciones propias de la época. No se podrían
interpretarlas ideas de Aristóteles bajo la óptica actual, después de dos mil trescientos
años de desarrollo político. Aristóteles habló en función de las características
fundamentales de las sociedades políticas y de las formas de gobierno de su
tiempo: el Senado, los magistrados y los tribunales judiciales de la vieja Grecia. Pero, sin
duda, lo que él escribió en su “Política” fue un precedente histórico muy claro de
la moderna teoría de la separación de los poderes del Estado.
Más tarde, a fines del siglo XVII, el pensador inglés John Locke (1632-1704), autor del
célebre “Ensayo sobre el gobierno civil” (1690), contribuyó con nuevos conceptos a la
integración de la teoría de la división de funciones. Distinguió en el gobierno civil dos
poderes principales: el legislativo, que se ocupa en hacer las leyes, y el ejecutivo, que
atiende de modo permanente a las necesidades del interior y vela por la eficacia de las
leyes dictadas. A los anteriores agregó Locke, como poder secundario y dependiente del
ejecutivo, el poder que él denominó federativo, encargado de las relaciones exteriores y
con facultades para hacer la guerra y acordar la paz.
Locke fue el verdadero precursor de la teoría de la división de poderes. Sostuvo que en las
“repúblicas bien ordenadas” el poder de elaborar las leyes se halla en
personas distintas de las que se encargan de hacerlas cumplir. Y, después de hechas, los
autores de ellas quedan sometidos a las normas jurídicas que ellos mismos hicieron, “lo
cual es otro vínculo estrecho que les induce a cuidar de hacerlas por el bien público”,
afirma Locke. Al establecer con absoluta claridad la distinción entre el legislativo y el
ejecutivo, vislumbró ya el moderno significado de esta teoría y presintió el propósito de
libertad que con ella se perseguía, aunque evidentemente su elaboración y sistematización
profundas no aparecieron sino con Montesquieu.
Montesquieu
Fue Montesquieu (1689-1755) —cuyo verdadero nombre era Charles-Louis de Secondat—
el filósofo de la teoría tripartita de los poderes. En el Libro XI de su famosa obra “El Espíritu
de las leyes” (1748) distinguió tres poderes en la sociedad política: el poder legislativo
encargado de dictar el orden jurídico general; el poder ejecutivo, responsable de la
aplicación de las leyes y de la administración pública; y el poder judicial que se ocupa en
solucionar los conflictos que surgen entre las personas.
La división de poderes fue una de las conquistas revolucionarias de Francia a finales del
siglo XVIII en su lucha contra el absolutismo. La concentración de la autoridad en manos
de un pequeño círculo gobernante fue una de las características de los gobiernos del
“ansíen régimen.” Ahí nada semejante a la división de poderes había. El rey
y sus allegados legislaban, administraban el Estado, comandaban los ejércitos e
impartían justicia. Todo de modo centralizado y absorbente. Y aunque a veces la
complejidad de los asuntos estatales obligaba al monarca a ciertos actos de
desconcentración de la autoridad —que en la práctica hacían imposible que la
monarquía fuese el gobierno de uno, como da a entender su significación etimológica,
sino el gobierno de algunos—ciertamente que esto no ocurría por preocupaciones de
libertad ni de equilibrio de fuerzas.
El monarca, de todos modos, retenía la decisión última e inapelable y su voluntad era la
suprema ley del Estado.
La primera concreción jurídica de la doctrina de Montesquieu se dio en la Constitución
norteamericana de 1787 que organizó la autoridad estatal con arreglo a un esquema de
separación de poderes, sometió a éstos a un control recíproco, atribuyó a la
administración de justicia el rango de poder estatal —distinto y separado de los poderes
legislativo y ejecutivo— y consagró el principio de la supremacía de la Constitución, para
cuya seguridad creó el procedimiento del control judicial de la constitucionalidad.
Estados Unidos, como suelen reconocerlo por lo general los tratadistas de la materia,
tienen el mérito de haber plasmado en realidad vital las ideas hasta ese
momento abstractas de los filósofos europeos de la libertad. Fue a partir de
la Constitución norteamericana de 1787 que esas ideas se convirtieron en letra
jurídica y de allí se extendieron a otros Estados europeos y latinoamericanos, hasta
convertirse en principios fundamentales
Propósito:
Comprender la división que hace la Constitución Mexicana de poderes:
ejecutivo, legislativo y judicial; así como las funciones que competen a cada uno de ellos.
Poder y su función
Poder Ejecutivo
Está depositado en una sola persona, el presidente de la república, quien es electo en
forma popular, directa, secreta y mayoritaria. Dura 6 años en su cargo y jamás puede
volver a desempeñarlo. Su función principal es ejecutar las leyes aprobadas por los
órganos legislativos, es decir, está facultado para organizar la administración pública
de acuerdo con las leyes constitucionales. Para realizar las funciones que le competen,
el presidente de la república recibe apoyo de los secretarios de Estado y de otros
funcionarios. Son facultades del presidente de la república:
• Organizar y dirigir la política y administración pública, a través de las secretarías de
Estado y otras dependencias
• Promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión
• Nombrar a los secretarios de Estado.
• Dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales con aprobación del Senado.
• Convocar al Congreso de la Unión a sesiones extraordinarias cuando lo acuerde la
Comisión Permanente.
• Designar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia y a los magistrados de los
tribunales federales.
• Nombrar a los agentes diplomáticos y cónsules generales, con aprobación del Senado.
Poder Legislativo
Tiene la facultad de elaborar las leyes que rigen la vida social o de modificar las ya
existentes de acuerdo con la opinión de los ciudadanos. En México, el poder Legislativos
deposita en un Congreso General (Congreso de la Unión), constituido por la Cámara de
Senadores (representantes directos de los ciudadanos de los estados) y por la Cámara de
Diputados. En algunos países, la reunión de los miembros de este poder es
denominado Parlamento, Asamblea Nacional o Congreso.
La Cámara de Diputados se compone de representantes de la Nación electos en
su totalidad cada tres años. Son 500 Diputados en total.
La Cámara de Senadores, se compone de dos miembros por cada estado y dos por el
Distrito Federal (64 en total), nombrados en elección directa, se renueva por mitad cada
tres años.
Estas Cámaras las integran grupos de ciudadanos, y su función primordial es representar al
pueblo en las labores políticas y la elaboración de las leyes. Tantos diputados como
senadores son electos por el pueblo mexicano a través del voto directo y secreto.
Las facultades del Congreso de la Unión son las siguientes:
• Elaborar iniciativas de ley, discutirlas y aprobarlas en su caso.
• Dictar leyes sobre salubridad general de la república.
• Admitir nuevos estados en la federación.
• Aprobar las contribuciones para cubrir el gasto público
• Aprobar las bases y condiciones para la celebración de empréstitos (préstamo que toma
una entidad).
• Legislar sobre hidrocarburos, minería, comercio y otros aspectos.
• Crear y suprimir empleos públicos de la federación.
• Expedir leyes sobre las características y usos de la Bandera, Escudo e Himno Nacionales,
Poder Judicial
Se deposita el poder Judicial de la federación en la Suprema Corte de
Justicia, los tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito y en los Juzgados de Distrito. Se
integran por ministros, magistrados y jueces.
La función principal del poder Judicial consiste en la administración de justicia, es decir, se
encarga de conocer y resolver los conflictos que surgen entre los órganos del poder
público; entre el poder público y los particulares o entre los particulares.
Los tribunales de la federación están facultados para resolver los problemas
que se produzcan por los actos u omisiones de:
• Los funcionarios que violen las garantías individuales.
• Las autoridades federales que limiten la soberanía de los estados.
• Las autoridades de los estados que invadan la autoridad federal.
Los ministros de la Suprema Corte de Justicia son designados por el presidente de la
república y los ratifica la Cámara de Senadores. Los magistrados y los jueces
son designados por la Suprema Corte de Justicia de la federación. El Distrito Federal,
capital del país, es la sede de los poderes federales
Conclusión
El artículo 49 de la constitución de los estados unidos mexicanos nos recoge, desde 1917,
el principio de la división (o separación) de poderes. Con toda claridad el texto
constitucional establece la división del “Supremo Poder de la Federación”, para
su ejercicio en tres órganos distintos: legislativo, ejecutivo y judicial. Como sabemos, el
poder legislativo se compone por dos cámaras: una de 500 diputados y otra de 128
senadores (artículo 50); el poder ejecutivo se deposita en un solo individuo, denominado
presidente de los estados unidos mexicanos (artículo 80) y el poder judicial recae en una
suprema corte de justicia, en un tribunal electoral, en tribunales de circuito (colegiados y
unitarios) y en juzgados de distrito (artículo 94).
Además, el propio articulo 49 prescribe expresamente que dos o más de estos poderes no
podrán reunirse en una sola persona o corporación y, si bien subraya que particularmente
el poder legislativo no podrá depositarse en un algún individuo, establece dos
excepciones al principio de la separación de las funciones: una excepción que consiste en
la posibilidad de que facultades legislativas se depositen en el ejecutivo con motivo de los
dispuesto en el artículo 29 constitucional (suspensión de garantías) y otra que, en los
términos del artículo 131, párrafo segundo de la propia constitución, consiste en otorgar
facultades al poder ejecutivo para que ejerza funciones legislativas en materia de tarifas y
productos de importación y exportación. El tema de las excepciones al principio general de
la división de poderes ha sido la causa de las dos únicas reformas de que ha sido objeto
esta disposición constitucional desde 1917: una del 12 de agosto de 1938 y otra del 28 de
marzo de 1915