Aspectos Claves de La Terapia Cognitiva

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Aspectos claves de la Terapia Cognitiva

Introducción
El presente artículo hará un breve recorrido por los principales lineamientos de
la Escuela de Psicoterapia Cognitiva.
En los últimos años el auge, desarrollo y expansión de los modelos cognitivos le
ha dado a esta orientación un lugar central dentro de las psicoterapias. Es importante
establecer una diferencia entre Psicología Cognitiva y Psicoterapia Cognitiva, si bien
ambas están relacionadas, los autores más destacados de la Psicología Cognitiva
hicieron sus principales desarrollos lejos de los consultorios de clínica
psicoterapéutica en la mayoría de los casos, marcando una clara diferencia con otros
modelos.
Los modelos cognitivos ponen especial atención a las cogniciones, entendiendo
por estas en un sentido amplio a las ideas, los constructos personales, las creencias,
las imágenes, las atribuciones de sentido o significado, las expectativas, etc.. La
importancia que tienen las cogniciones es central en los procesos humanos en general
y en la génesis de los trastornos mentales en particular.
Los desarrollos cognitivos se extendieron a muchos ámbitos que exceden la
práctica de la psicoterapia, como por ejemplo la educación, la inteligencia artificial,
las organizaciones, etc..
Un aspecto relevante de los modelos cognitivos es la sistematización de sus
tratamientos y el especial cuidado en cuanto a las validaciones empíricas; esto hizo
que la psicología científica se acercara a la práctica psicoterapéutica.

Diferencias entre la Psicología Cognitiva y la Psicoterapia Cognitiva


La palabra Psicología deriva del griego, psique (ψυχή): alma, mente, espíritu,
vida y logos (λόγος): palabra, razón, inteligencia, pensamiento. Entonces entendemos
etimológicamente a la psicología como la razón o la palabra con sentido que puede
dar cuenta de la mente humana o del espíritu.
Por otra parte la palabra Psicoterapia, también deriva del griego psique (ψυχή):
alma, mente, espíritu, vida y terapeuo (θεραπεύω): que significa cuidar, cultivar,
tratar, curar, podríamos traducirla como el cuidado del alma o de la vida.
Ya Sócrates proponía que la gente hiciera psicoterapia en el sentido etimológico
del término, que cuidara y cultivara su espíritu. El sentido griego de la palabra ψυχή
era más amplio que el de nuestra palabra alma o espíritu actual.
Por otra parte etimológicamente Cognitiva deriva de otra palabra griega que es
gnome (γνώµη) que significa facultad de conocer, entendimiento, razón, juicio. La
misma palabra se utiliza para aquella famosa y célebre sentencia que sintetiza el
espíritu griego, la muy conocida “Conócete a ti mismo” (γνωθι σαυτόν τό).
Podemos decir entonces haciendo un análisis etimológico y conservando la
significación original, que la Psicología Cognitiva será el estudio y comprensión de las
facultades del entendimiento humano, y abarcará los diferentes procesos de la
adquisición de conocimiento. En cambio la Psicoterapia Cognitiva será el cuidado y
cura del espíritu mediante la razón. Podríamos traducir esto a un lenguaje más

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fluido diciendo que es un procedimiento mediante el cual se puede conocer, mejorar,
curar y cultivar el alma humana.
La Psicología Cognitiva estudia procesos básicos tales como la memoria, la
concentración, la formación de conceptos, el procesamiento de la información, etc..
En cambio la Psicoterapia Cognitiva, diseñó métodos específicos (tratamientos) a
partir de algunos desarrollos de la Psicología Cognitiva, que permiten ser aplicados a
distintas personas con distintas problemáticas para mejorar su calidad de vida,
solucionar problemas humanos y tratar trastornos mentales. También es importante
señalar que la Psicoterapia Cognitiva no se basa exclusivamente ni es un desarrollo
tecnológico de la Psicología Cognitiva (Ingram, 1986; Ibañez, 1988; Tous, 1989). En
este trabajo pondremos especial énfasis en la Psicoterapia Cognitiva, ya que como
dijimos si bien sus desarrollos son paralelos y existen algunos elementos que se
relacionan, la práctica clínica no se sustenta ni encuentra su fundamentación
exclusiva en los principios básicos de la Psicología Cognitiva.

Los antecedentes de la Psicoterapia Cognitiva


El principal antecedente histórico de la Terapia Cognitiva que se suele citar es
el de Epícteto quien en el Enchiridion, en el Siglo I, dice: “No son las cosas mismas las
que nos perturban, sino las opiniones que tenemos de las cosas”. En esta frase se
pone de manifiesto uno de los preceptos básicos de la cognitiva, lo importante no es
lo que pasó, sino la significación que se le da a eso que pasó, el sentido o la atribución
de significación, en síntesis la construcción particular de la realidad. El estoicismo es
el referente filosófico más importante, desde Cicerón hasta Marco Aurelio se destacó
el lado subjetivo de la realidad y el papel estrecho que los pensamientos juegan en las
pasiones, elementos centrales que serán retomados y desarrollados por la Cognitiva.
El Cognitivismo también toma aportes de autores como Kant y más actualmente de
filósofos existencialistas, aunque es importante señalar que existen muchas líneas y
escuelas dentro de la Psicoterapia Cognitiva y cada una de ellas toma algún referente
particular.
En el campo de la Psicología uno de los principales exponentes fue Piaget que
realizó importantes estudios, fundamentalmente en el desarrollo, maduración y
adquisición de las capacidades cognitivas de los niños.
Particularmente la Psicoterapia Cognitiva surgió a partir de dos fenómenos:
a- El Simposio de Hixson y el surgimiento de las Ciencias Cognitivas: en este famoso
Simposio, celebrado en 1948, se sientan las bases de un nuevo paradigma que
centra su atención en el procesamiento de la información.
b- Los escasos resultados terapéuticos que obtenían las psicoterapias hegemónicas,
tanto el psicoanálisis como el conductismo, particularmente en los trastornos
depresivos.
El Cognitivismo surgió fundamentalmente como una reacción a los modelos y
desarrollos conductuales, ya que para estos últimos la persona respondía sólo a partir
de condicionamientos o aprendizajes ambientales, para la Cognitiva no sólo importará
el estímulo, sino principalmente la particular configuración que la persona haga de
esos estímulos, lo que se dio en llamar el Paradigma del Procesamiento de la
Información.
El conductismo fue el paradigma imperante, desde principios del siglo XX hasta
la década del 40’, sobre todo en el campo de la psicología académica experimental, y
el psicoanálisis ejercía su fuerte influencia en la práctica clínica, pero como
genialmente señala Gardner (1996) en la Nueva Ciencia de la Mente: “Entre el ‘credo
duro’ de los conductistas y las conjeturas desenfrenadas de los

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freudianos, era difícil entrar de una manera científicamente respetable en el territorio
de los procesos del pensamiento humano”.

El surgimiento de la Psicoterapia Cognitiva


La Psicoterapia Cognitiva surgió desde dos sectores, por un lado autores que
venían del Psicoanálisis y por otro representantes del sector conductista, pero más allá
de estas dos corrientes, se destaca Kelly (1955), como el primer teórico cognitivo, ya
que presenta un enfoque de la persona y la terapia desde un planteo claramente
cognitivo (Weishaar y Beck, 1987).
Kelly le daba una especial atención al fenómeno de la anticipación
(Feedforward), que ya se esbozara en el Simposio de Hixson por psicólogos como
Lashley (1948). La teoría de este autor se basa en el estudio de la organización
particular de las estructuras que permiten darle significación a la realidad y su terapia
en la comprensión y modificación de las estructuras disfuncionales para el individuo.
Los principales exponentes de la Psicoterapia Cognitiva, originalmente venían
del Psicoanálisis, entre ellos Ellis (1962) y Beck (1967), ambos se alejaron de esa
escuela por considerar que la misma no aportaba evidencia empírica relevante ni
resultados favorables en el trabajo clínico. Por esta razón la Psicoterapia Cognitiva
puso un acento especial en la comprobación, validación e investigación de sus teorías
y fundamentalmente de su práctica.
Ellis desarrolló lo que se conoce como la Terapia Racional Emotiva Conductual
o TREC, en donde todos los componentes eran tomados en cuenta, lo revolucionario
de su aporte fue la actitud del terapeuta que para él debía ser activa y directiva,
sustituyó la clásica escucha pasiva por un diálogo con el paciente, en donde se debatía
y se cuestionaba sus pensamientos distorsionados que se creía eran los determinantes
de sus síntomas.
Beck en su ya clásico libro “Terapia Cognitiva de la Depresión” (1979), cuenta
como comenzó a cuestionar primeramente algunos aspectos teóricos del Psicoanálisis,
hasta que sus propias investigaciones con pacientes deprimidos, los pocos éxitos que
encontraba entre sus colegas que estaban siendo sometidos a largos e ineficaces
tratamientos y las inconsistencias que fue encontrando en el trabajo con pacientes
depresivos, según sus propias palabras: “Me llevaron a evaluar de un modo crítico la
teoría psicoanalítica de la depresión y, finalmente toda la estructura del
psicoanálisis”. Es así que comienza a desarrollar lo que posteriormente se
transformaría en una de las psicoterapias más eficaces para el tratamiento de la
Depresión.
La otra línea de desarrollos que conformó los orígenes de la Terapia Cognitiva
corresponde a los autores que provenían del Conductismo y viendo las limitaciones
del mismo comenzaron a incorporar y ampliar sus concepciones, entre ellos los más
destacados fueron Bandura (1969), Meichenbaum (1969) y Lazarus (1971). Es por eso
que a veces se habla de la Terapia Cognitivo-conductual, para mostrar este carácter
integrador de dos modelos que en aquel entonces comenzaban a confluir. El aporte
fundamental de estos autores fue la inclusión del determinismo bidireccional entre el
individuo y el medio y en el aspecto práctico la inclusión de probadas técnicas de
intervención clínica, tales como la desensibilización sistemática.

Conceptos fundamentales de la Terapia Cognitiva


En la Psicoterapia Cognitiva no existe como en otras escuelas un corpus teórico
unificado o un autor centralizador, por eso a veces resulta difícil plantear los
conceptos centrales sin tomar partido por uno u otro autor. En general existe

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cierto consenso respecto de los lineamientos básicos, pero pueden encontrarse
distintas conceptualizaciones o incluso términos diversos que hacen referencia al
mismo proceso. Trataré de dar una conceptualización general de los principales
aspectos relevantes para la Terapia Cognitiva.

Estructuras, procesos y resultados cognitivos


Las estructuras cognitivas pueden relacionarse con los esquemas, los procesos
cognitivos con la atribución de sentido que se da a partir de los esquemas. Los
resultados cognitivos se relacionan con las creencias, que son el resultado del proceso
que se da entre los esquemas y la realidad, dichas creencias a su vez influyen en el
mismo proceso.

Esquemas

Creencias

Realidad

Esquemas
El concepto de esquema es clave para todas las líneas cognitivas, fue utilizado
originalmente por Barlett (1932) para referirse a procesos relacionados con la
memoria, también fue mencionado posteriormente por Piaget (1951), también
Neisser (1967) lo definió como la estructura responsable de los mecanismos que guían
la atención selectiva y la percepción; luego fue reformulado y ampliamente utilizado
por Beck (1979).
Para Beck, los esquemas son patrones cognitivos relativamente estables que
constituyen la base de la regularidad de las interpretaciones de la realidad. Las
personas utilizan sus esquemas para localizar, codificar, diferenciar y atribuir
significaciones a los datos del mundo. Los esquemas también fueron definidos como
estructuras más o menos estables que seleccionan y sintetizan los datos que ingresan.
Todas las personas contamos con una serie de esquemas que nos permiten
seleccionar, organizar y categorizar los estímulos de tal forma que sean accesibles y
tengan un sentido para nosotros, a su vez también posibilitan identificar y seleccionar
las estrategias de afrontamiento que llevaremos a la acción.
Los esquemas podemos pensarlos en un continuo que va en cada persona de lo
activo a lo inactivo y de lo modificable a lo inmodificable. En función de la valencia
decimos que los esquemas que están siempre activos son hipervalentes y aquellos que
lo hacen en situaciones particulares son latentes.
Los esquemas son adaptativos y van tomando su forma mediante las relaciones
que las personas van estableciendo con el medio, a partir de allí y de los determinantes
genéticos se van constituyendo las pautas propias de los mismos. Primeramente
tuvieron un fuerte sentido adaptativo intentando la supervivencia tanto psicológica
como física de la persona, pero en algunos casos las formas que se utilizaron para
sobrevivir en una época son utilizadas de manera automática,

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rígida y desadaptativa en cualquier situación, lo que puede llegar a ocasionar
trastornos psicológicos severos.

Creencias
Las creencias son los contenidos de los esquemas, las creencias son el resultado
directo de la relación entre la realidad y nuestros esquemas. Podemos definir a las
creencias como todo aquello en lo que uno cree, son como mapas internos que nos
permiten dar sentido al mundo, se construyen y generalizan a través de la experiencia.
Existen diferentes tipos de creencias, clásicamente hablamos de:

ü Creencias nucleares: son aquellas que constituyen el self de la persona, son difíciles
de cambiar, dan el sentido de identidad y son idiosincrásicas. Ej.: Yo soy varón.

ü Creencias periféricas: se relacionan con aspectos más secundarios, son más fáciles
de cambiar y tienen una menor relevancia que las creencias nucleares. Ej.: La vida
siempre te da una segunda oportunidad.

Creencias periféricas
o secundarias

Creencias centrales
o nucleares

Las creencias nucleares constituyen el núcleo de lo que nosotros somos,


nuestros valores, nuestras creencias más firmes e inconmovibles, justamente por eso
es que nos dan estabilidad y nos permiten saber quienes somos. En cambio las
periféricas o secundarias son más satelitales y no involucran a los aspectos centrales
de la personalidad, por lo tanto pueden modificarse con más facilidad. Obviamente
entre estas dos posibilidades existirá una escala amplia, en cuanto a la importancia o
centralidad que cada persona le atribuya a las creencias.
Las creencias nucleares nos permiten decir quienes somos, por ejemplo al decir
“soy varón” aunque parezca una verdad obvia, es una creencia fundamental, más que
una verdad se trata simplemente de una creencia, ya que hay personas que siendo
varones biológicamente hablando, creen que son mujeres y viven como tales, por lo
tanto la afirmación sobre nuestro género, es una creencia. Al ser una creencia nuclear
no la cuestionamos y la damos por supuesta, nos da estabilidad como personas y nos
permite a partir de allí construir y proyectarnos como seres humanos. Sobre esta
afirmación y creencia básica es que se asientan otras creencias centrales tal como la
de “soy varón y me gustan las mujeres” o “soy varón y me gustan los varones”, estas
dos opciones marcarán dos caminos distintos, pero la identidad de género no entra
en juego, en los dos casos la afirmación central sobre el género ya está hecha. En el
primer caso un varón se dirá ‘soy heterosexual’

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y en el segundo caso se dirá ‘soy gay’ y a partir de allí se irán constituyendo otras
creencias que dirán quiero que mi vida sea de esta manera o de esta otra. En este
ejemplo vemos como las creencias se van consolidando a partir de ciertas
afirmaciones nucleares, primero las creencias de género, luego las de orientación
sexual, etc.. Podemos ver como las creencias comienzan a constituir un entramado de
significaciones que van dando densidad a nuestra personalidad.
Si las creencias nucleares son puestas en duda se genera una sensación
profunda de inestabilidad y angustia, porque todo lo conocido pasa a ser cuestionado,
es como si se movieran los cimientos de un edificio, toda la estructura se mueve. Por
eso cuando una persona se cuestiona sobre su orientación sexual es frecuente que se
angustie, mucho más aún cuando se cuestiona su género.
Recordemos que uno de los factores que genera más estrés es la
incertidumbre, por eso no saber algo central respecto de nosotros mismos puede
ser tan angustiante. Habitualmente las personas van a terapia porque alguna de
las creencias básicas que le daban sustento, estabilidad y tranquilidad es puesta en
duda. Si una persona tiene la creencia: “Soy feliz con mi pareja”, puede sentirse
muy contenta, tranquila y satisfecha, pero si a esa misma creencia le agrega un
simple signo de pregunta, las cosas cambiarían drásticamente: “Soy feliz con mi
pareja?” ya no suena tan lindo como antes. La duda y la incertidumbre respecto de
alguna o varias creencias suele ser uno de los motivos por los cuales las personas
comienzan terapia. Es común que las personas se angustien y estresen mucho
cuando no saben cuales son las reglas de juego o no sepan aspectos importantes de
su vida o su self, cuanto más relevante y nuclear sea lo incierto más angustia
generará. En las relaciones afectivas por ejemplo, es importante para reducir la
incertidumbre y hacer predecible dicha relación, establecer ciertos parámetros y
reglas de funcionamiento, por eso necesitamos ponerle un nombre a la relación, ya
sea decir somos novios, amantes, amigovios, etc., habitualmente cuando no
sabemos bien que tipo de relación tenemos el nivel de incertidumbre aumenta y
puede transformarse en un foco estresogénico. Si no se sabe bien quien es el otro
para nosotros y que tipo de relación tenemos, tampoco queda claro que tenemos
que esperar del otro o que se espera de nosotros mismos respecto de dicha relación.
La dinámica entre las creencias y los esquemas son la base de sustento de los
síntomas según la Terapia Cognitiva, por lo tanto el trabajo sobre las creencias es una
labor central en este tipo de abordaje.

Pensamientos automáticos
En general se dice que el pensamiento se relaciona con el fluir de la
conciencia y que tiene tres elementos:
ü La direccionalidad: hacia donde está dirigido dicho pensamiento.
ü El curso: o la velocidad del pensamiento.
ü El contenido: es lo que se piensa concretamente.
En el caso de los pensamientos automáticos, estos se definen por su carácter
impuesto, son pensamientos que aparecen en el fluir del pensamiento normal y
condicionan su dirección o curso; se les atribuye una certeza absoluta, por eso no son
cuestionados y condicionan la conducta y el afecto. En general son breves,
telegramáticos, pueden ser verbales o aparecer en forma de imágenes, a la persona se
le imponen, por eso son automáticos.
Los pensamientos automáticos son fugaces, conscientes, pueden entenderse
como la expresión o manifestación clínica de las creencias. Ya que en general las
personas no son plenamente conscientes de sus creencias, pero si lo son o lo pueden
llegar a ser de sus pensamientos automáticos. Un ejemplo de pensamiento automático
podría ser el de una mujer que estando en una fiesta mira a un hombre

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que le gusta y se dice: “Estás fea”, “ No te va a dar bola”, “Igual te vas a quedar sola”
o “Te va terminar dejando”. Estos pensamientos automáticos podrían corresponder a
una creencia nuclear del tipo: “No merezco el amor de nadie”.

Estás fea No te va a dar bola

“No merezco
el amor de
nadie”

Te va a terminar Igual te vas a


dejando quedar sola

La Psicoterapia Cognitiva trabaja con esos diálogos internos que todos tenemos,
gran parte de nuestra vida la pasamos hablándonos a nosotros mismos, este fenómeno
que ya sorprendió a los griegos es responsable de muchas de las cosas que nos pasan
tanto las buenas como las malas. Al repetirnos tantas veces los mismos contenidos,
terminamos creyendo con un nivel muy alto de certeza, lo que ellos afirman, sin
someterlos a un juicio crítico. En el siguiente chiste1 queda clara la importancia de los
pensamientos automáticos y las creencias.

1
Tomado del libro Terapia Gestalt (1988) de Castanedo Secadas, Editorial Herder, Barcelona.

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El método terapéutico
La Psicoterapia Cognitiva se caracteriza por ser un tratamiento:
ü Activo: ya que terapeuta y paciente cumplen ambos roles activos en la terapia.
ü Directivo: el terapeuta es el que dirige mediante sus intervenciones dicho
tratamiento.
ü Estructurado: existen ciertos pasos a seguir para la realización del mismo.
ü Con tiempos limitados: se planifica el trabajo terapéutico acotando el mismo a
cierto período de tiempo.

La Psicoterapia Cognitiva es un procedimiento que se desarrolló originalmente


para tratar la depresión, pero actualmente se desarrollaron diseños que permitieron
tratar otros trastornos y otras diversas problemáticas humanas.
El tratamiento se basa fundamentalmente en el supuesto teórico de que la
conducta y los afectos de una persona se encuentran determinados por su forma de
estructurar el mundo (Beck, 1976).
El esquema básico de la Terapia Cognitiva puede ser graficado como un
triángulo en donde en cada vértice podemos ubicar a los pensamientos o cogniciones,
la conducta y la emoción.

Pensamiento

Emoción Conducta

Los pensamientos se relacionan estrechamente con las emociones y las


conductas, entre todas existe una influencia recíproca pero ésta no debe ser entendida
como una causación. Analicemos un ejemplo: un paciente depresivo que se dice
(pensamiento): “No sirvo para nada”, esto probablemente lo haga sentirse angustiado
(emoción) y seguramente esto hará que llore, se tire en la cama, intente suicidarse
(conductas), al verse así corroborará su creencia inicial: “No sirvo para nada”.
Cuando el circuito está establecido basta que aparezca un leve pensamiento o
emoción para que todo se active.
Recordemos que las creencias las personas las construyeron a partir de
experiencias y procesos cognitivos particulares, por eso la Terapia Cognitiva se valdrá
de estos mismos elementos para el trabajo clínico. El terapeuta junto con el paciente
tratará de crear experiencias para contrastar sus creencias.

El vínculo o relación terapéutica


La relación terapéutica que se da entre el paciente y el terapeuta se describe por
lo que se conoce como “empirismo colaborativo”. Se habla de empirismo porque se
buscará evidencia que refute o confirme los supuestos o creencias en cuestión, no se
trata simplemente de debatir sobre el tema, sino que el paciente junto al terapeuta
construirán experimentos que permitan encontrar datos empíricos en la

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realidad. Es colaborativo porque ambos se comprometen a trabajar juntos para
mejorar los problemas del paciente, la actitud de ambos es de colaboración activa.
Este vínculo terapéutico se dio en llamar la “metáfora de los dos científicos”,
terapeuta y paciente trabajan como dos científicos que colaboran para encontrar las
mejores alternativas para uno de ellos, el paciente, que sabe de su padecer y en donde
el otro, el terapeuta aporta su saber y experiencia para guiar el proceso. Esta
caracterización tienen su origen en la comparación que hiciera Kelly (1955) del
hombre entendiéndolo como a un científico.
La metáfora de los dos científicos es la mejor síntesis de lo que la Terapia
Cognitiva ofrece, porque el tratamiento consiste básicamente en identificar las
creencias disfuncionales del paciente, que tal como hacen dos investigadores se
transforman en hipótesis a contrastar, todavía no se sabe de su certeza por eso se las
someterá a contrastación para ver si dichas creencias son falsas o verdaderas.
El terapeuta debe mantener una actitud abierta, curiosa, desprejuiciada en la
medida de lo posible, tal como se espera de un científico. Luego de identificadas las
creencias (ahora transformadas en hipótesis) deben ser contrastadas con la realidad
y para ello se necesitan construir experiencias o experimentos que permitan
comprobar su grado de veracidad o su falsedad. Esta comparación entre la labor del
científico con el trabajo clínico también remarca uno de los pilares de la Terapia
Cognitiva, que es la investigación empírica.

El terapeuta cognitivo
El terapeuta según Beck (1979) debe tener tres características básicas que
son:

ü Aceptación: el terapeuta debe aceptar plenamente al paciente, su mundo y sus


problemas, aunque no comparta su cosmovisión o filosofía de vida.

ü Autenticidad: el terapeuta debe ser genuino, sincero y auténtico, la falta de


honestidad por parte del mismo dificultan el establecimiento de un buen vínculo
terapéutico. Si uno como terapeuta va a decir algo agradable sólo para hacer sentir
bien al paciente, pero sin creerlo y sentirlo verdaderamente, será preferible no
decirlo, la franqueza y la autenticidad deben ser valores fundamentales del
terapeuta.

ü Empatía: con este término se hace referencia a la capacidad de poder ponerse en el


lugar del otro, si bien esto puede ser difícil en muchos casos, se trata de ser
receptivo con el sufrimiento del otro, tampoco es algo mimético que hace que uno
esté en el lugar del otro realmente, sino simplemente que pueda resonar
internamente, comprender y acompañar en el padecimiento al paciente.

El modelo de la Terapia Cognitiva para la depresión


La Psicoterapia Cognitiva como mencionamos anteriormente surgió
fundamentalmente en el campo de los problemas afectivos, en particular como
tratamiento para la depresión unipolar sin síntomas psicóticos. El modelo se basa en
tres conceptos centrales que son los esquemas, la Tríada Cognitiva y las distorsiones
cognitivas. Nos ocuparemos de las dos últimos, ya que de los esquemas
nos hemos referido anteriormente.
Debido al carácter introductorio de este artículo, el mismo se centrará en el
trabajo típico para la depresión, se eligió este cuadro ya que fue el que inicialmente
motivó los principales trabajos de investigación clínica, aunque el abordaje

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cognitivo también fue validado y mostró altos niveles de eficacia en muchos otros
trastornos y problemáticas.

La Tríada Cognitiva
El paciente depresivo tiene una alteración en los patrones cognitivos que lo
inducen a tener una:

ü Visión2 negativa de sí mismo: se considera un inútil, un perdedor, se ve


desgraciado, torpe, enfermo, tiende a subestimarse constantemente. Piensa que le
faltan las cualidades o atributos que lo harían ser feliz, alegre o bueno.

ü Visión negativa de sus experiencias: considera las relaciones con el medio en


términos de derrotas o frustraciones, tiende a sentir que no puede enfrentar las
exigencias de la vida. Cada pequeña actividad se transforma en un esfuerzo
terrible, tienden a ver los obstáculos y problemas constantemente.

ü Visión negativa del futuro: tiende a ver el porvenir como negro, sólo vendrán cosas
peores, les cuesta mucho proyectarse con un sentido realista u optimista. En los
pacientes depresivos el síntoma principal es la desesperanza por eso el futuro se ve
como algo tan sombrío.

Las distorsiones cognitivas


Durante el procesamiento de la información pueden ocurrir ciertas alteraciones
que lleven a los pacientes a sacar conclusiones arbitrarias, se han descripto varias
distorsiones o errores cognitivos para los pacientes depresivos, aunque también
pueden encontrarse en muchas otras patologías y en personas sin trastornos
psicológicos.
Las principales distorsiones cognitivas son:

ü Inferencia arbitraria: es el proceso por el cual se adelanta una conclusión sin


evidencia a favor que la sustente o cuando se sostienen ciertas afirmaciones incluso
con evidencia contraria. Por ejemplo pensar que van a dar mal un examen, incluso
habiendo estudiado mucho y teniendo aprobados todos los exámenes anteriores
con buenas calificaciones.

ü Maximización: consiste en agrandar ciertos aspectos o cualidades; en el caso de los


pacientes depresivos maximizan los errores, las carencias, las faltas, las pérdidas.

ü Minimización: se da cuando se subestiman o empequeñecen ciertos aspectos o


cualidades; los pacientes depresivos minimizan los logros, los éxitos, las buenas
cualidades, los aciertos.

ü Abstracción selectiva: consiste en centrarse en un aspecto, atributo o detalle


sacándolo del contexto, dejando de lado características relevantes de la situación
y a partir de allí elaborar ciertas conclusiones. Los pacientes depresivos tienden
a recortar los aspectos negativos y mediante ellos sacar

2
El canal privilegiado en la terapia cognitiva, al menos en las posturas clásicas, parece ocuparlo el sentido de la vista, este
giro marca una distinción respecto del psicoanálisis, en donde el canal sobre el que se focaliza es la escucha. Este acceso al
conocimiento mediante el canal de la vista acerca a esta postura con la tradición médica, que privilegia lo observable
poniendo énfasis en el “ojo clínico”.

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conclusiones que comprueben su inutilidad, su poca valía personal o sus
defectos.

ü Generalización excesiva: se da cuando a partir de uno o varios hechos o situaciones


aisladas se sacan reglas que se generalizan para otras situaciones. En el caso de
los pacientes depresivos, por ejemplo pueden a partir de un fracaso sentimental
concluir que nunca van a poder estar en pareja.

ü Personalización: es la tendencia a autoatribuirse hechos y fenómenos externos que


no tienen que ver con ellos mismos y sin evidencia que establezca dicha relación.
Un paciente decía: “Yo maté a mi hermano”, al investigar esta creencia descubrí
que el hermano se había suicidado, en la familia el único confidente y apoyo era mi
paciente, quien evitó que varias veces se suicidara, de hecho casi el único motivo
que su hermano tenía para vivir era el afecto que sentía por él, a la muerte de este
mi paciente cargó con toda la culpa y se atribuyo la muerte de su hermano.

ü Pensamiento dicotómico: también llamado pensamiento absolutista, todo o nada,


o blanco o negro. Consiste en la utilización de categorías polares para clasificar a
situaciones o personas, sin poder ver matices o grados, todo se evalúa en
extremos. Por ejemplo: bueno/malo, santo/pecador, fiel/infiel, justo/injusto. Los
pacientes depresivos tienden a atribuirse las categorías del extremo negativo.

Estas distorsiones cognitivas se dan como dijimos en distintas personas, no sólo


en los pacientes depresivos, pondremos algunos ejemplos para mostrar como se da
en otras ocasiones; en el caso de las personas que le tienen fobia a las cucarachas que
suelen mirar más los zócalos y rincones, obviamente quien abstrae selectivamente este
aspecto tiene más oportunidades de ver cucarachas que quien no lo hace. En el caso
de los trastornos de la alimentación existe una marcada dicotomización del
pensamiento en donde se le atribuye a las personas flacas una serie de características
tales como: ser feliz, exitosa, etc. y en el otro polo se ubican a aquellas personas que
tienen problemas con el peso, sin pensar grados intermedios, o se está absolutamente
gorda o flaca, a las cuales se les atribuye: infelicidad, fracasos, etc.. En los paciente con
ataques de pánico suelen estar maximizados las sensaciones corporales, en particular
las respuestas fisiológicas tales como zumbidos, taquicardias, disneas, etc., la misma
maximización se da en las personas hipocondríacas en donde las enfermedades
ocupan su pensamiento constantemente y escudriñan su cuerpo constantemente en
la búsqueda de esa enfermedad fatal. Habitualmente digo que si miramos a una
hormiga es un bichito insignificante, pero si la miramos con una lupa se transforma
en un monstruo, lo mismo le ocurre a las personas que distorsionan en este sentido.

Los modelos de intervención


La Psicoterapia Cognitiva tiene un grado de especialización muy alta; se han
creado tratamientos específicos para trastornos específicos, lo que puede llegar a
dificultar la generalización del modelo. Si bien todos los tratamientos cognitivos
guardan un especial cuidado sobre los pensamientos automáticos y las creencias, los
modelos de intervención para cada cuadro tienen diferencias significativas. Incluso
las diferentes escuelas dentro del movimiento Cognitivo tienen una diversidad muy
amplia.

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A modo de panorama general simplemente señalaré los principales modelos de
la Escuela Cognitiva, los mismos clásicamente fueron englobados en dos grandes
grupos que son llamados: Racionalistas y Posracionalistas o Constructivistas, seguiré
la clasificación que proponen Feixas y Miró (1993).

ü Los modelos racionalistas:

v Entrenamiento en habilidades:
• De autocontrol: (Kanfer, 1970; Thoresen y Mahoney,
1974, Rehm, 1977; Rehm y Rokke, 1988).
• De resolución de problemas: (D´Zurilla, 1976; D´Zurrilla
y Goldfried, 1971; Spivack y Shure, 1974).
• De afrontamiento: (Meichenbaum, 1977; Meichenbaum y
Jaremko, 1983; Suinn y Richardson, 1971; Turk,
Meichenbaum y Genest, 1983).

v Reestructuración cognitiva (modelos clásicos): (Beck, 1976; Beck y col.


1979; Beck y Emery, 1985; Dryden, 1984; Ellis, 1962; Ellis y Grieger,
1977; Maultsby, 1984; Wessler 1980).

ü Los modelos posracionalistas o constructivistas:

v Terapia de constructos personales: (Epting, 1984; Kelly, 1955;


Neimeyer y Neimeyer, 1987; Winter, 1992; Feixas y Procter, 1997).

v Enfoques evolutivos:
• Estructurales: (Guidano, 1987, 1990; Guidano y Liotti,
1983; Reda, 1986)
• Procesos de cambio: (Mahoney, 1990)
• Piagetianos: (Ivey, 1986; Rosen, 1985; Weiner, 1975).

Los modelos racionalistas ponen el énfasis en cierto objetivismo, al plantear


ciertos errores o distorsiones en el procesamiento de la información, como asimismo
al proponer ciertas creencias erróneas, obviamente estas posturas fueron
ampliamente cuestionadas por autores que adhieren a líneas constructivistas, en las
cuales se pone el acento en el carácter subjetivista y activo de las personas en la
construcción de la realidad. Esta líneas señalan lo ilusorio del planteo racionalista, por
ejemplo al hablar de errores cognitivos se presupone una forma correcta de pensar (la
del terapeuta), que debe enseñarle al paciente la correcta y verdadera forma de pensar.
Esta diferencia gnoseológica y epistemológica es la principal discrepancia entre ambas
corrientes, pero a partir de la misma surgen muchas otras diferencias tanto en
aspectos técnicos como vinculares, etc.. Igualmente la mayoría de los terapeutas
racionalistas han aceptado las críticas posracionalistas y han hecho algunos ajustes a
sus concepciones y modelos clínicos.

Los recursos técnicos


La Psicoterapia Cognitiva es una modalidad que desarrolló una variedad muy
extensa de recursos técnicos y asimismo utiliza muchos otros que surgieron o fueron
desarrolladas por otras escuelas. En general se utilizan técnicas de todo tipo tanto
cognitivas como afectivas y conductuales. Lazarus (1971) concibió lo que él denominó
el eclecticismo técnico con consistencia teórica que le permitió a muchos

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terapeutas cierta flexibilidad técnica en el trabajo clínico. La propuesta innovadora de
Lazarus sería uno de los primeros pasos hacia la integración en psicoterapia, ya que
su planteo permite manteniendo una mirada teórica particular (consistencia teórica),
en este caso la Cognitiva, utilizar herramientas y técnicas de cualquier otra escuela,
por eso él habla de eclecticismo técnico, se trata de seleccionar la mejor herramienta
técnica independientemente de su origen teórico y utilizarla dentro de mi concepción
teórica específica.
El excesivo acento puesto en las técnicas durante muchos años hizo que algunos
terapeutas y teóricos cognitivos señalaran el olvido que la Cognitiva estaba haciendo
del vínculo terapéutico y sus manifestaciones clínicas, alertando de las limitaciones
que puede tener un tratamiento basado sólo en las técnicas (Safran y Segal, 1994).
Recordemos que la mayoría de las investigaciones en psicoterapia señalan que uno de
los principales factores de mejoría clínica se encuentra relacionado con el vínculo y la
relación terapéutica.

Listaré las técnicas más utilizadas en la Terapia Cognitiva:


ü Técnicas de relajación
ü Técnicas de respiración
ü Asignación de tareas
ü Técnicas de distracción
ü Dominio y agrado
ü Desensibilización sistemática
ü Autoafirmaciones
ü Autoobservación o monitoreo
ü Role Playing
ü Ensayos conductuales
ü Ensayos cognitivos
ü Entrenamiento en habilidades sociales
ü Técnicas de escalamiento
ü Registro de pensamientos automáticos
ü Identificación de distorsiones cognitivas
ü Disputa racional
ü Trabajo con el niño interior
ü Búsqueda de soluciones alternativas
ü Ventajas y desventajas
ü Trabajo con imaginería
ü Juegos
ü Ejercicios gestálticos
ü Ordenamiento en escalas

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Investigación en Psicoterapia Cognitiva
Esta escuela tiene una fuerte tradición investigadora, que se ve reflejada tanto
en sus orígenes, como en todo su desarrollo posterior, es una terapia que tiene una
fuerte validación experimental lo que le permitió catapultarse en un período
relativamente breve a todo el mundo como una de las terapias más reconocidas y
eficaces, fundamentalmente para los trastornos mentales.
Existen tres tipos básicos de desarrollos en investigación que son:

ü Los instrumentos de evaluación cognitiva: en particular escalas, cuestionarios e


inventarios.

ü Las investigaciones de resultados: en este campo se trata de medir la eficacia de


un tratamiento para un trastorno o problema determinado.

ü Las investigaciones de proceso: en ellas se intenta evaluar principalmente los


procesos de cambio.

Las investigaciones lograron mostrar buenos niveles de eficacia y efectividad en


muchos de los trastornos estudiados, por esa razón es una de las terapias de primera
elección en varios cuadros, lo que la transformó en una de las predilectas de los
sistemas privados de salud, que priorizan la eficiencia de los tratamientos, esto es
lograr la mejoría clínica con la menor cantidad de recursos.

Modalidades de aplicación
La Terapia Cognitiva originalmente surgió como una terapia individual, pero
pronto comenzaron a hacerse investigaciones y desarrollo que permitieron utilizarla
en grupos, mostrando también buenos niveles de eficacia. En la modalidad grupal se
utilizan los mismos conceptos teóricos y técnicos, aunque pueden agregarse algunos
otros propios del dispositivo grupal. Los objetivos son los mismos, tanto para la
terapia individual como grupal, básicamente lograr cambios de las creencias
disfuncionales que sostienen los síntomas, restitución sintomática y prevención de
recaídas.

La Cognitiva en otros campos


Los desarrollos y avances del Paradigma Cognitivo llegaron a campos tan
diversos como la Inteligencia artificial, la Filosofía, la Psicología, la Neurología, la
Educación, el Marketing, etc..
Entre los campos que mayores aportes hicieron en los últimos tiempos cabe
destacar los desarrollos de las investigaciones básicas llevadas a cabo por neurólogos,
psicólogos y filósofos de la mente. También la educación fundamentó gran parte de
sus desarrollos y tecnologías en los avances cognitivos, en particular con los aportes
de las líneas constructivistas.

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Fuente artículo: Lic. Javier Martín [email protected]

Bibliografía:
1. Bandura, A. (1982). Teoría del aprendizaje social. Espasa Calpe. Madrid.
2. Botella, C. (1986). Introducción a los tratamientos psicológicos. Promolibro.
Valencia.
3. Beck, A., Rush, J., Shaw, B. y Emery, G. (1979). Terapia cognitiva de la
depresión. Editorial Desclée de Brouwer. Bilbao.
4. Beck, A., Freeman, A. y otros. (1995). Terapia cognitiva de los trastornos de la
personalidad. Editorial Paidós. Barcelona.
5. Caro, I. (comp.). (1997). Manual de psicoterapias cognitivas. Paidós. Barcelona.
6. Ellis, A. y Grieger, R. (comp.). (1977). Manual de terapia racional emotiva.
Desclée de Brouwer. Bilbao.
7. Feixas, G. y Miró, M. (1993). Aproximaciones a la psicoterapia. Paidós.
Barcelona.
8. Gardner, H. (1996). La nueva ciencia de la mente. Paidós. Buenos Aires.
9. Guidano, V. (1991). El sí mismo en proceso: hacia una terapia posracionalista.
Paidós. Barcelona.
10.Kaplan, H., Saddock, B. y Grebb, J. (1996). Sinopsis de Psiquiatría. Ciencias de
la conducta Psiquiatría clínica. Editorial Médica Panamericana. Buenos Aires.
11. Mahoney, J. (1998). Cognición y Psicoterapia. Editorial Paidós. Barcelona.
12. Safran, J. y Segal, Z. (1994). El proceso interpersonal en la terapia cognitiva.
Paidós. Buenos Aires.

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