Gwen Hayes - Falling Under
Gwen Hayes - Falling Under
Gwen Hayes - Falling Under
Falling
Under
Gwen Hayes
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TRADUCCIÓN:
Júlia Itziar
Esther Eder
Amaya Maialen
Andrea Vicky
Laura Angelica
Marta Sofia
CORRECCIÓN:
Celia
Eva
Noemi
DISEÑO:
Celia
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Dream, no duden en unirse a nosotros enviando un mensaje a este e-mail:
Índice
Sinopsis…………………………………………………………..6
Glosario……………………………………………………...…..7
¿Tienes miedo de mí?……………………………………..….....8
Capítulo 1………………………………………………………10
Capítulo 2…...……………………………………………….....21
Capítulo 3…………………………………………………........33
Capítulo 4…………………………………………………........41
Capítulo 5………………………………………………..…......52
Capítulo 6………………………………………………..…......62
Capítulo 7………………………………………………..…......68
Capítulo 8………………………………………………………75
Capítulo 9…………………………………………………..…..87
Capítulo 10……………………………………………………..96
Capítulo 11……………………………………………………108
Capítulo 12……………………………………………………119
Capítulo 13……………………………………………………129
Capítulo 14……………………………………………………136
Capítulo 15……………………………………………………142
Capítulo 16……………………………………………………160
Capítulo 17……………………………………………………168
Capítulo 18……………………………………………………177
5
Capítulo 19……………………………………………………186
Capítulo 20……………………………………………………193
Arriba es abajo
Capítulo 21……………………………………………………201
Capítulo 22……………………………………………………209
Capítulo 23……………………………………………………214
Capítulo 24……………………………………………………221
Capítulo 25……………………………………………………229
Abajo es arriba…de nuevo
Capítulo 26……………………………………………………239
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Sinopsis
En sus sueños es irresistible, seductor, encantador y peligroso, sin duda.
Pero cuando se le aparece mientras está despierta y la cautiva de la
misma manera que en los sueños, ella no está segura de qué dirección
es arriba y cuál abajo.
Theia Alderson siempre ha llevado una vida protegida, no se le permiten
las mismas libertades que al resto de los adolescentes de la pequeña
ciudad californiana de Serendipity Falls. Pero cuando un chico
devastadoramente hermoso aparece en los pasillos de su escuela, se
siente atraída por la menor mirada de Haden Black. Theia sabe que ha
visto antes Haden, no por la ciudad, pero sí en sus sueños. No entiende
cómo podía soñar con Haden antes de que se hubiesen conocido, pero
cada noche se han encontrado en un inquietante mundo de espeluznante
fantasía. Y como Haden tanto de la noche y el día atrae hacia adelante
en un momento y la empuja lejos de la siguiente, lo único que Theia sabe
a ciencia cierta es que la increíble atracción que siente hacia él es más
fuerte que su miedo. Y como poco a poco descubre lo que
verdaderamente es Haden, Theia no está segura de si quiere resistirse,
incluso si el precio a pagar es el de su alma.
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Glosario
En traducción y corrección nos hemos dado cuenta de que hay palabras que no
tienen traducción propia al español o de significado extraño. A continuación,
encontrarán aquellas palabras que nosotros consideramos que deben estar
para que no se pierdan durante la lectura del siguiente libro.
Sneetches: con esta palabra hacen referencia a la gente de clase social más
alta en el instituto.
Lure: se puede traducir con varios significados; se refiere a que Haden tiene
como un poder de atracción para que las chicas, menos Theia, se fijen en él.
- ¿Por qué?
Rodé mis ojos ante su inocencia.-Obviamente tú sabes que no soy como las
otras chicas. Soy tímida y no pierdo mi tiempo con chicos. Mi padre es estricto
y…
- Eso no es un porqué.
Él pensaba que me conocía muy bien –Bien, dime tú porque nunca me han
besado.
- Tú estás esperando.
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Para Hayley Nicole, quién siempre será la pequeña chica que amo y quién se
está convirtiendo en una joven mujer que admiro mucho.
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Capítulo 1
Todo cambió la noche que vi al hombre en llamas cayendo del cielo.
Estaba leyendo después de que pasara una hora razonable, la blanca colcha
cubría mi IPhone para evitar que la luz se filtrara hacía fuera hasta saber que
mi padre estaba completamente sumido en soñar en nuevas formas para
mantenerme a salvo.
Nunca se le habría ocurrido que no había roto esa costumbre, yo era muy lista.
Todas las noches iba a algún lugar nuevo y pretendía ser alguien diferente,
alguien interesante, gracias al dispositivo que él me había comprado para
controlarme más aún de lo que ya lo hacía. Una inapreciable libertad a una
chica con acento británico viviendo en la pequeña ciudad Serendipity Falls,
California, bajo la mirada atenta de su padre.
Naranjas y rojas llamas ardían juntas entorno al hombre, pero eran sus ojos los
que me hicieron detener mi respiración y sostenerla mientras corría hacía la
ventana. Sus ojos, asustados e implorantes, decían cosas oscuras y
agonizantes que yo no podía llegar a entender.
Me incliné más sobre la ventana, el cristal estaba caliente des de que él había
pasado. Cómo si lo hubiese tocado directamente. Mientras él terminaba su
relajado y tortuoso descenso hacía el césped, siguió con su mirada fija en la
mía. Suplicándome por algo que no podía darle por las llamas que lo
consumían. Demasiadas cosas debería haber sentido, preguntado o
preocupado, pero yo solo miré, fascinada y obligada a verlo hasta el final.
Me estremecí, no por el frio si no por los nervios. Las llamas del hombre
ardiendo chispearon y se enfriaron, revelando huesos carbonizados y trozos de
carne. Aun así, seguía moviéndose y gimiendo.
Hundí mis rodillas, horrorizada de que Dios pudiera ser tan despiadado como
para permitir al pobre humano soportar tal miseria. El olor a carne cocinada me
provocó nauseas. La carne desnuda estaba llena de quemaduras que
mostraban huesos aquí y allá, pero…sus ojos…sus ojos se mantenían
completamente lucidos, dándole la llamativa apariencia de un muñeco de
Halloween.
- No te molestes.
- No.
- Por supuesto.
¿Nadie se iba a poner de luto por él? Me obligué a mirarle, la muerte estaba en
sus ojos, cada vez más cerca, bloqueando la repulsión por su grotesca
apariencia. Su última visión iba de ser de alguien a quién le importara que
muriera. Alguien que fuera a llevar luto por él. Elevó sus dedos huesudos como
si fuera a tocarme y me armé de valor para no apartarme de su mano, que
seguía latente junto a mi cara.
Le di la espalda a la luz del amanecer que se filtraba por mis cortinas de encaje
y metí la cabeza debajo el cojín. Solo fue un sueño. Tuvo que serlo. Hombres
quemándose no caen del cielo. Los esqueletos no hablan un minuto y al
siguiente se convierten en polvo.
Froté mis ojos y miré al techo. Tenía que comprobarlo. Resignada, caminé la
distancia desde mi cama hasta la ventana y mientras más me acercaba,
parecía que más me alejará, cómo en las pesadillas. Toqué el cristal, estaba
frío, por supuesto. Separé los dedos y me incliné más sobre la ventana,
mirando abajo, deseando encontrarme con el perfecto césped que conocía
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Puede que su avión explotará. Pero eso no explicaría su habilidad para hablar
sin pulmones… o piel, o órganos, o… No. Tuve que soñarlo. No hay otra
explicación. Mejor olvidarlo. Las pesadillas no tenían control sobre mí y no
había nada que temer.
Además, nada ocurre en una ciudad tranquila como es Serendipity Falls. Por
eso papá compró una casa aquí. Su viaje hasta la ciudad no era tan malo, a tan
solo media hora de que la niebla lo cubriese todo. Él hacía cosas que hacían
los abogados en sus oficios todo el día y volvía para la cena cada noche.
No fue hasta que encendí la luz del baño que recordé que día era.
Mi padre debería haberse ido hacía su oficina en San Francisco. Era más fácil
de esa forma, por lo menos esta mañana. No tener que enfrentarnos el uno al
otro no significaba que no notáramos el significado de este día, en este mismo
día.
Luché contra mi pelo. Los rizos salvajes preferían estar sueltos y se resistían a
las gomas de pelo o a los clips. El desenfreno de mi melena, era un maleficio,
según mi padre, quien trataba sucesivamente de convencerme para que lo
llevara liso y corto, tal cual lo llevaba mi madre. La fiereza de mi corazón era
otra herencia maternal no deseada. Mi padre trataba de convencerme para que
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viviera la vida con cuidado, y luchar para refinar mi espíritu, y tener bien el
cabello, provocaba una lucha diaria.
Mis manos temblaban mientras abría la única excepción para olvidar que este
día existía si quiera.
Nadie en el Serendipity High me felicitó ya que así lo quise yo. Mis amigos,
ahora que los tenia, me dispararon miradas clandestinas todo el día, pero
respetaron mi petición. Tenía suerte de tener su amistad; mi vida había
cambiado mucho en solo cuatro años, cuando nos trasladamos por primera vez
a Estados Unidos.
La vida en Londres había sido muy solitaria. Nuestra finca era un lugar frío,
histórica por Alderson pero no con amor ni risas.
Donny, Donatella para aquellos que se atrevían a llamarla así, rodo sus ojos y
me cogió otro Tater Tot de mi comida- te preguntaba si tenias algún plan para
escapar de tu prisión este fin de semana.
Mi padre prefiere que no pasé mucho tiempo con Donny. Lo cual, siendo
honesta, es parte de una súplica. Donny era irreverente y un poco salvaje.
Bueno, muy salvaje. Por qué quería amigos como yo, una chica que trabajaba
duro y era completamente aburrida, era un misterio. Cada vez que lo
preguntaba, ella respondía con un comentario sobre lo mucho que le gustaba
mi acento estirado, y después me guiñaba un ojo con picardía. Me llevaba bajo
su ala des de una experiencia realmente mala el año pasado en Educación
Física, y haría cualquier cosa por ella.
La familia de Donny era del tipo en el que yo solía soñar. Vivian en una casa
muy pequeña, alegre y a veces muy ruidosa. Siempre había alguien riéndose o
gritando. Nunca estaba completamente limpia, pero siempre había de comer y
alguien para escuchar cómo te va el día. Incluso la envidiaba por su hermano
pequeño, tan travieso y destructivo, y por sus padres, quienes no eran muy
tolerantes pero lo hacían con sentido de humor.
- ¿Por qué es tan importante que vaya a ese club contigo? –pregunté.
Donny es muy social, a diferencia de mí. A veces tenía planes para los
fines de semana en los que no me incluía, y eso estaba muy bien para
mí.
- Porque necesitas salir más. Tengo a Dios por testigo, un día explotarás
si no te rebelas de vez en cuando. ¿Sabe tu padre que pasa cuando las
hijas de padres excesivamente estrictos y tensos cuando reciben la
primera libertad en la universidad?
- No, ¿qué?
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Ame sacó su almuerzo de su bolsa reciclable que traía cada día. Ella era muy
consciente de la contaminación – Theia, si tu no sales con nosotras este fin de
semana, tendré que escuchar a la zorra de Donny hablando de ti toda la noche
y no me lo pasaré nada bien. Y no tendré con quien hablar cuando ella se
deshaga de mí para irse con el primer chico guapo que vea. Tienes que venir.
Ahora que Amelia se había dejado crecer el pelo a su natural y brillante café
oscuro, y no ese rubio roto que había intentado mantener, Donny y yo
pensábamos que era la más guapa de las tres. Amelia, como sea, tan solo veía
defectos en aquellas cosas que nosotras pensábamos que la hacían exótica y
destacar.
Ame nació en Corea y fue adoptada por una familia quizás aún más blanca que
la mía. La mayoría del tiempo, consideraba que ella manejaba la diversidad
mejor. A veces actuaba como si no quisiera que nosotras viésemos sus
orígenes. Otras veces, sin embargo, habla de ir a Corea algún día, no para
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conocer a sus padres reales pero si para caminar por dónde ellos pudieron
hacerlo.
Pero cuando estábamos solo nosotras tres juntas, los orígenes no eran un
problema.
Donny juntos sus manos a modo de plegaria – Preciosa por favor, di que
vendrás con nosotras el viernes. Vas a amar el club. Es el único club para
menores de dieciocho que he estado que no me ha hecho preocuparme por
nuestra generación. Es muy divertido. Y no es nada aburrido.
Eso fue malvado, pero no del todo erróneo. El asistente de mi padre creía que
la etiqueta de la caja que decía “manga tres cuartos” era manga larga. Y tengo
todos los suéteres en diferentes tonalidades color caqui. Ya sabes, para mis
días alocados y despreocupados.
Yo era intocable.
Él solo quería que estuviera feliz, y le preocupaba que los chicos me hicieran
temeraria y me distrajeran de mis estudios de música, lo que era más
importante para él que no para mí.
Amaba el violín, de verdad lo hacía, pero debo admitir que a veces es aburrido
por todo el trabajo en mantener la habilidad. Como sea, la peripecia musical
era importante.
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Para papá.
Los Aldersons eran los mejores en cualquier cosa. Papá lo demostraba cada
día en el trabajo, o eso decían sus colegas en las salidas que hacíamos una
vez al año. Su empresa lo había transferido dos veces a Estados Unidos para
arreglar las peores oficinas –el primer año conoció a mi madre, y el segundo
cuando yo tenía trece años. Él era insuperable jugando a racquetball y en vela.
Yo debía seguir con la magnífica tradición de todos los Alderson anteriores y
sobresalir.
Amelia picó su ensalada. Ella odiaba la ensalada pero estaba en medio de algo
a lo que Donny llamaba dieta –Solo necesitamos nueva gente guapa porque tú
has agotado a la población guapa de aquí. Tómatelo con calma con el chico
nuevo, ¿quieres?
Según los estándares, yo poseía todas las características para ser una
sneetch, excepto que aquellos que lo eran debían aceptarme. Para gran
consternación de mi padre, los hijos de sus socios y de los del club de golf no
eran los hermanos escogidos por su hija. Por supuesto, él tampoco me había
ayudado a que fuera aceptada, desde que él me alejó de sus actividades y
reuniones sociales, pero trata de decirle eso a él.
Donny empezó a girarse hacía mí, pero la detuve levantando la mano -Alto. No
estoy remotamente interesada en el nuevo que no hemos visto aún, todavía –y
debido al capricho les pregunte a ambas – ¿Habéis escuchado algo sobre un
accidente de avión anoche? ¿O quizás un meteorito?
- ¿Has tenido sueños sobre aliens explorando tus sitios secretos, Thei? –
dijo Donny, de nuevo demasiado contenta.
- No, no – no importa.
Por supuesto, Bill no dijo nada de eso. Oh, él en realidad tenía un problema –
pero dejó que Donny terminara las cosas por ella misma cuando él no puso
mucho de su parte en su relación.
La cena fue sombría, como siempre. Muriel, nuestra ama de llaves y cocinera,
intento colar un pastel como postre para apaciguar su culpabilidad por falta de
celebración debido a mi cumpleaños, y mi padre leyó su periódico durante toda
la comida, deteniéndose solo para decidme: “Siéntate derecha” y “Deja de
moverte tanto”.
No estoy segura como mi madre pudo haberse enamorado de él. Él era tan frio.
Y lo peor, pensé que él estaba tratando de asegurarse de que yo fuera tan fría
como él. A veces sentía cristales formándose dentro de mí, escarchándose
dentro de mi corazón, y pensé que sería más fácil seguir su camino, que no
salirme de él. Si yo fuera cuidadosa y cautelosa, prudente y obediente, quizá
podría detener los anhelos caprichosos que tenía. Aquellos en los que creía,
“Allí tiene que haber más”. Más que este incomodo silencio en medio de una
mesa demasiado grande para dos personas que comían ahí cada noche.
Pero si había algo más allí, mi padre no quería nada de eso. Se retiró a su
estudio y yo a mi adornada celda decorada, terminé mis deberes, miré mi violín
y consideré tocarlo por una hora, después me metí en la cama sin la esperanza
de dormirme.
Pero me quedé dormida. O eso creo. Y ahí fue cuando todo empeoro.
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Capítulo 2
Me desperté en la oscuridad del jardín, arrodillada en el césped cubierto de
rocío cerca de donde había estado el hombre en llamas sin recordar cómo
había salido de casa.
Y había música.
Aunque vivíamos en Bay Área, los terrenos parecían claramente británicos, tal
y como a mi padre le gustaba. El césped que rodeaba nuestra casa era una
pasión –lo único que se permitía a sí mismo. Solamente con el seto, los
trabajadores tardaban horas en darle forma. Intercalados como huevos de
Pascua, había rosas inglesas especiales que él mismo había cultivado. No eran
muy resistentes y a menudo no lo lograban, aunque todavía había algunas ahí
–aun así, uno tenía que esforzarse para encontrarlas.
Vuelve atrás. Pero era demasiado tarde. Lo intente, pero el camino cambiaba
mientras caminaba y tuve la sensación de que estaba caminando hacia el
centro del laberinto en vez de al jardín trasero por mucho que lo intentara.
Debería estar asustada. Pero la atracción fue tan fuerte que me atrajo como
una polilla a la luz.
Cautelosamente, subí las escaleras. Las velas estaban atadas a las ramas
espinosas, espeluznante y aun así bonito. Froté mis brazos, pero los
escalofríos continuaron. Un camisón era poca protección.
Le miré de reojo. Era más alto que yo y el corte de su chaqueta podría haber
distorsionado su figura, pero no creo que lo hiciera. Hombros anchos y una
cintura estrecha, como la espalda de un atleta. Su cara era perfecta…pero no.
Sobrenatural, pero hermosa.
Él aplaudió dos veces, y espacios del césped verde alrededor del gazebo se
encendieron al instante con candelabros y antorchas, iluminando lo que pareció
una fiesta en progreso.
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Él sonrió y fue lo más hermoso y horrible que vi. Esperanza que no debería
haber nacido y deseo que nunca pudiera dar frutos. Si eran mis sentimientos o
los de él, no lo sabía.
El Principal era el verdadero instituto viejo –un monstruo de dos plantas hecho
de ladrillos. Hace muchas décadas, ellos expandieron el campus, añadiendo
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edificios que hacían más difícil llegar a tiempo a clase porque estaban muy
apartados. Cuanto más cerca estabas del último año, mas clases tenías en el
Principal. La biblioteca, la secretaria, la tienda de estudiantes, y la sala de
estudiantes –también conocido como el centro sneetch- en el pasillo fuera de la
biblioteca, se encontraban en el Principal.
Asintiendo, salí del pasillo de taquillas –es solo que no he dormido bien las
últimas dos noches.
Nuestro pueblo, Serendipity Falls, fue llamado así por las cascadas cercanas
con el ese nombre. Eran el tesoro de nuestra ciudad –nuestra atracción para
los turistas. No solo eran hermosas, tenían varias viejas leyendas conectadas a
ellas, el encanto una de ellas. Ninfas de agua, poderes curadores, pociones de
amor – la piscina en la que caía el agua de la cascada se decía que tenía todo
de eso y más.
Mi mente volvió a vagar hacia los extraños sueños de las últimas dos noches.
Ellos eran, por supuesto, sueños. Aunque no descartaba el sonambulismo, ya
que había dos camisones arruinados como prueba de que había estado fuera.
Lo que era realmente un disturbio. Pensé que podría a la secretaria de papá
que me pidiera una visita al doctor. Andar dormida fuera era peligroso.
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Era él.
Había cambiado su abrigo y faldones por unos tejanos y una camiseta ajustada
de Abercrombie&Fitch, pero era él. Lo hubiera reconocido en cualquier lugar.
Sacudí mi cabeza, lo que no hizo nada por mi mal equilibrio –No, solo necesito
un minuto.
Amelia contestó –Perdió el control. Fue algo muy raro. Estábamos andando por
el vestíbulo y todo estaba bien. Después ella…
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- ¿Lo viste, verdad? –mi voz sonaba rara – desesperada. Seguía sin
poder respirar bien –el chico de la oficina. ¿Estaba ahí de verdad?
- ¿El hermoso chico nuevo? Sí, lo vi –la cara de Donny se iluminó- ¡Oh,
wow! Finalmente te has fijado en alguien. Estaba empezando a pensar
que ibas por el otro camino, si sabes a lo que me refiero. Esto es genial,
Quiero decir, estoy un poco perturbada de que no lo consiguiera primero
– pero ya sabes, estoy dispuesta a sacrificar un chico por un bien mayor
si eso significa que finalmente echaras un polvo.
- Eres todo lo opuesto a una persona con clase, Donny –Amelia seguía
agarrando mi brazo – ¿Eso es lo que ocurría? ¿Amor a primera vista? –
siempre la romántica.
- Soñaste con él. Oh, eso es fantástico. Eres tan afortunada –Amelia
prácticamente se desvaneció –es como un cuento de hadas.
- Eres tan retrasada –Donny empujo a Ame con su bolso y la aparto para
poder agarrarme de los hombros –cuéntame el sueño. ¿Fue pervertido?
- No, no lo fue. Bueno, puede que lo fuera – No lo sé, fue algo raro…pero
estas perdiendo el punto. Soñé con él antes de verlo.
Donny estaba aplicando coloretes a mis mejillas por mucho que intentara
apartar la cabeza –Para de moverte. Darte cuenta que te gusta algún chico no
quiere decir que tu vida sea extraña. Quiere decir que finalmente tus hormonas
han crecido. Ahora fuera y consíguelo, tigre.
- Oh, Dios mío –dijo Amelia, arrugando el rostro- Está yendo con los
sneetches.
¿Cuánto más podría caer mi corazón? Solo caía más y más, haciendo que todo
a mí alrededor se viese en un tono gris –No importa –dije, pero no lo quería
decir.
En ese momento, el conejo miro hacia arriba justo a mis ojos. No había
ninguna mirada pidiendo ayuda. Ni siquiera de cerca. Sus ojos estaban cerca
del negro y lo hacían parecer más peligroso que cualquier depredador en un
bosque. Un escalofrió involuntario recorrió mi cuerpo –haciendo que él sonriera
por mi reacción. No era una sonrisa de felicidad, o de placer. Era una expresión
de orgullo, como si hubiera hecho un movimiento estratégico en un tablero. O
puede que haber atrapado a un Bambi en una esquina.
Y lo sentí.
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Jadeé ante tal sensación. Fue como si yo hubiera sido la chica junto a él, sentí
su respiración en mi cara, caliente junto a mi oreja.
Él la miró.
Ella dejó caer sus libros en su taquilla, lanzando alguna que otra mirada por
encima de su espalda de tan en cuanto. No había ninguna duda de que ella
sentía su presencia. Calmó su impulso de intentar conseguir su atención. No
sabía si podría soportar otro interludio como el de esa mañana. No sin perder el
control.
Él deseó que ella soltara su pelo de nuevo. Los rizos ámbar y miel eran una
contradicción para su cuidado. Atrapaban la luz, los colores girando en un
remolino de caramelo y azúcar moreno.
Cerró sus ojos. Lo que le había hecho pensar que venir aquí era una buena
idea lo abandono tan rápido como su buen juicio. La última noche había
cometido un error. Uno que él había deseado ser lo suficiente fuerte como para
no hacerlo de nuevo. Ella no tenía sitio en su mundo, igual que él no lo tenía en
el de ella.
Había cosas que debía hacer y su propósito estaba claro. No podía afrontar
esa distracción; el precio sería más del que podría soportar, y no sería sólo
para él.
Por su bien, tenía que ponerle fin a este devaneo rápidamente. Si ella lo
odiaba, era mejor.
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Pero aun así siguió mirándola. El corazón que se suponía que no tenia, floreció
en su pecho, llegando a ella por mucho que no debiera. Nunca debería.
Afortunadamente, había sido sencillo evitarlo durante el resto del día. Tan solo
teníamos una clase juntos y nuestros pupitres estaban en lados opuestos. No
es que yo no fuera híper-consciente de él, pero al menos no lo veía.
Papá hizo una llamada por negocios en la mesa. Raramente hacia eso. A
veces cuando lo veía hablar con extraños, me daba cuenta que no se parecía
mucho a mi padre. Conmigo, él era severo, reservado.
Cuando él hablaba por teléfono, aunque fuera por trabajo, se relajaba. Sus
rasgos se suavizaban. Sus ojos marrones se calentaban. Mi padre tenía un
gusto impecable para las ropas, su pelo, aunque disminuía, seguía teniendo un
poco de ondas y tan solo estaba un poco gris, y siempre pensé que sus manos
eran casi elegantes de la forma en que las usaba en una conversación. Pero
era solo cuando no hablaba conmigo que parecía ser un hombre guapo.
Papá me lanzo una mirada perpleja mientras me tendía el bol. Por nuestro
distanciamiento, él sabía mis hábitos alimentarios, y las zanahorias no eran mis
preferidas. La mayoría de las veces solo quería una razón para interactuar con
él.
- Gracias.
- Hmmm –contestó.
Puede que fuera la falta de sueño lo que nublo mi juicio, pero una pequeña
bola de ira se formo en mi pecho por el modo en el que él me trataba, y quise
provocarlo con algo –cualquier cosa- además de esta asociación estoicamente
cordial que teníamos. Así que pregunté – ¿A mamá le gustaban las
zanahorias?
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Eso había salido de ella, mi amor por la comida basura. Me hizo sonreír.
Me dejo sentada en la mesa sola, aunque no me sentía más sola que cuando
él estaba en la sala.
Decidí practicar con el violín una hora después de cenar. Me prometí una hora
tocando lo que yo quisiera o lo que se me había pedido para practicar.
Perderme en la música significaba que no tendría que pensar en mi padre, el
hombre ardiente, mi sueño o Haden Black.
Como un niño, toqué la música rápidamente y con muy poco esfuerzo a los
ojos de otra persona. Nunca podría explicarles que lo más difícil de tocar el
violín no son las notas o donde poner los dedos, o los callos. Era un precio que
había de sacrificar de su cuerpo para poder sacar la música fuera. Cuando
tocaba yo para mí misma, me entregaba a la música, y la música mostraba a la
verdadera Theia. Sin un tutor o audiencia, mi mundo propio se abría. Un mundo
en el que la única que vivía era yo. Un lugar en el que yo no me sentía obligada
a las expectativas o los fallos. Cuando tocaba para una audiencia, era todo lo
contrario. Las canciones que tocaba en público no abrían mi mundo; aunque,
yo desaparecía por un camino, y era capaz abrir el de ellos.
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Era algo emocionante, ser conocida como una chica que llegaba a lo más
profundo de las personar. Extraños. Me habían dicho que era una dotada, pero
normalmente parecía que lo que yo daba era un don a los demás-
Por lo tanto pasaba mucho tiempo sola con mi violín, para escapar y liberar a la
chica que quería ser dentro de su cautiverio de la chica que de verdad era.
Solía. Últimamente, ya no me sentía obligada a hacer mi propia música, pero
los dos últimos días me habían agotado. Necesitaba unas vacaciones.
Pisé una ramita y se rompió bajo mi pie. El ruido sobresaltó a los pájaros que
se habían escondido, las sombras de cientos de palomas, negras y blancas,
ascendieron de sus ramas a la vez. El sonido de las multitudes de aves
tomando vuelo tronó profundo en mis oídos, y la masa de ellas cubrió la luz de
la luna.
Dejándome en la oscuridad.
Y salió de la habitación.
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Capítulo 3
Aquella noche, el laberinto no era un seto verdoso, pero en su lugar muros de
retorcidas ramas amenazaban con espinas, y no había signos de vegetación...
o de vida. Los nudosos y puntiagudos palos estaban trenzados juntos con
fuerza, impidiendo el paso de la luz a través de los muros, pero algunos palos
se clavaban y arañaban mi piel si pasaba demasiado cerca.
Una canción nueva atravesaba el aire nocturno. En la esclavitud de la música
no había escapatoria, no para mí, pero continué caminando lentamente, cada
paso cuidadosamente coreografiado, cautelosa de no mover nada como los
pájaros que antes encontré. Envolví mis brazos a mí alrededor, sin ninguna
otra protección contra el frío o contra las ramas afiladas como navajas.
Realmente no quería estar aquí. A pesar de mi fascinación por Haden Black,
las aventuras nocturnas me asustaban. No debía estar muy lucida si sólo
estaba soñando. Y si era sonámbula, me preocupaba que realmente pudiese
hacerme daño.
Creo que papá siempre supo que yo tenía la capacidad para meterme en este
tipo de problemas. Por eso debe ser que siempre había intentado aplacar mi
inclinación natural hacia ser un espíritu libre como mi madre. Quizá él tenía
razón en intentar sofocar esta predilección – solo hay que ver lo que pasa
cuando sigo mis propias ideas.
La atracción del centro del laberinto tiró de mi demasiado fuerte como para
negarme, como un eco de los latidos de mi propio corazón. Cuando alcancé el
claro, busqué a mi anfitrión – medio esperanzada y medio temiendo su
reaparición. En un estrado, el mismo cuarteto sin rostro que tocaba su
inolvidable y malhumorada canción. Frente a ellos, un salón de baile donde se
mostraban parejas de macabros bailarines. Llevaban trajes de seda y encaje, el
cabello de las damas lucían elaborados montículos y cascadas de rizos. Los
caballeros, todos muy elegantes, también vestían de manera formal, llevaban
esmóquines con fajas de tonalidades semejantes a joyas y corbatas.
Pero sus caras... cada una era a su manera única y completamente horrible.
Algunos eran esqueletos sin carne, huesos con cuencas vacías. Otros eran
peor, con rasgos mal formados o totalmente perdidos. Narices como picos.
Bocas donde deberían estar las narices, ojos demasiado separados. Y aun así
bailaban maravillosamente como si fueran encantadores y no horribles. Como
si fuera absolutamente normal que una boca abierta muestre dos conjuntos de
dientes nudosos.
Deseé no poder ver los bailarines y sus mórbidas expresiones. Hasta ahora
nadie me había echado un vistazo, hecho que agradecí. Entonces los
bailarines se apartaron como si hubiese un muro invisible que los hiciera
moverse fuera del centro.
Él.
Mi pulso martilleó muy fuerte, mi piel se tensó. Intenté respirar profundamente,
pero no podía llenar mis pulmones con suficiente aire. Era como si él controlara
todo el oxígeno, como una aspiradora o como un agujero negro. A su alrededor
sus felices demonios bailaban alegremente.
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- Pero...
Él me rodeó. El calor que desprendía me envolvió como una cinta, igual que su
aroma. Intente reconocerlo, pero no pude identificarlo.
Por segunda vez lo seguí. Como si hubiese un poste entre nosotros, nos
rodeamos lentamente, nuestros ojos se encontraron.
- Pon tus brazos a los lados – Seguí su orden sin pensar – Mírame a
los ojos y muévete conmigo – Ordenó.
No me tocó como las otras parejas que bailaban el vals, aunque se movía en
los mismos pasos que ellos habían hecho, elegante y ágil. Y yo me movía con
él, tenuemente al principio. Sus ojos anclaron mi espíritu a ellos, y mi cuerpo
siguió adelante.
Aún sin tocarme, relajamos nuestros brazos y pusimos nuestras manos palma
con palma mientras nos movíamos entre la multitud. La energía entre nuestras
manos chispeaba, cargando el aire a nuestro alrededor y provocando que el
vello de mi nuca se erizara.
Y yo bailaba.
La sensación de libertad de mi espíritu debía abrumarme, desatándome. Pero
yo bailaba. No me importaba vestir un camisón blanco de algodón a un baile
formal. No me importaba estar bailando con el diablo. En lugar del miedo
sensato, me alegraba de la libertad física que nunca había tenido.
Y alimenté con la música a mi cuerpo.
Esto no era tan diferente de cuando me pierdo en mis canciones, excepto que
la sentía en más lugares que mi corazón y mi cabeza. Mi cuerpo se sentía tan
vivo. Podía sentir la sangre fluir por mis venas, llevando el ritmo con la
percusión de la orquesta.
La amenazadora conexión entre Haden y yo se fortaleció. Mientras miraba
fijamente a sus ojos, sabía exactamente donde estaba el siguiente paso al que
me llevaría. Mi corazón tartamudeó brevemente, y cuando recobró el ritmo,
supe que estaba sincronizado con los latidos de él.
La expresión en su cara se ablandó y pareció bajar la guardia ante mí por
primera vez - ¿Lo sientes? - susurró.
- Sí – contesté ¿Cómo no me había fijado antes en lo joven que
parecía? No era mayor que yo. Y ciertamente no era amenazante.
- No – su voz cortante me atravesó como si hubiese dicho mi nombre.
- ¿No qué?
- No caigas - cerró sus ojos y giró otra vez su cabeza, rompiendo el
vínculo.
Caí en la oscuridad, despertando en mi propia cama con el corazón de un
extraño latiendo en mi pecho.
deberíais venir. Madame Varnie se supone que es increíble. Quizá ella pueda
leernos las cartas a todas.
- ¿Madame Varnie? ¿Hablas en serio? Suena como alguien a quien
puedes encontrar en una carpa de circo. - Donny no tenía mucha
paciencia para las lecturas psíquicas de Amelia. - Nunca he
entendido porque vas. La mitad del tiempo vuelves contenta por una
desafortunada lectura porque te dicen que el futuro no está escrito en
las piedras, así que si es malo no te preocupes. ¿Por qué te
molestas en conseguir una lectura si no es necesariamente exacta
de todas formas?
Ame suspiró – Porque me gusta tomar contacto con mi intuición.
- Pero tú no lo estás – Dijo Donny – Tú tomas contacto con la intuición
de alguien más sin una promesa de precisión. Sin mencionar que
podrías ahorrar el dinero que te gastas en una intuición falsa para tu
matrícula universitaria.
La matrícula universitaria era una gran preocupación para Donny. Su familia no
podía guardar dinero para esto cada mes.
- Hola Donny. - un sneetch con una chaqueta de letras se paró en
frente de nuestra mesa. Por voluntad propia.
Las cejas de Ame casi se tocaban. Hizo una dura mueca. -¿Gabe Erickson?
Gabe sonrió a Donny, mientras sus dientes relucían bajo la luz de los
fluorescentes de la cafetería. Me preguntaba cómo se vería bajo una luz negra.
Donny intencionadamente no dijo «hola» de vuelta. Ella estiró sus piernas,
poniéndolas sobre el banco con un plaf, y bostezó.
- Te he traído esto – él le tendió una bolsa de papel. Su pelo marrón
arenoso formaba una perfecta onda en su frente como un comercial
del chico adolescente ideal.
- Me has traído un libro – Donny arrugó su nariz - ¿Por qué?
- Es El guardián entre el centeno – explicó
- ¿Y?
El bronceado impecable de Gabe se sonrosó. - Bueno te oí decir que habías
perdido el tuyo. Y lo necesitamos para inglés. Tenía una copia extra. Él empujó
el libro hacia ella otra vez.
Donny miro a Ame y a mí por consejo, ambas nos encogimos de hombros. Ella
exhaló sonoramente y agarró el libro como si pensara que este tenía dientes.
- No planeaba leérmelo de todos modos, pero gracias. Supongo.
Él sonrió.
Ella nos miró a nosotras otra vez ya que él no se iba.
- No quiero entretenerte de tus importantes deberes, Gabe ¿No
encabezas la brigada torbellino? ¿No dejas atrás a los estudiantes de
primer curso y todo eso?
La sonrisa de Gabe se desvaneció – No. Yo no... No importa. Nos vemos.
39
Capítulo 4
Despertar otra vez en el jardín me hizo enfadar.
No había pedido esto. Las macabras noches y los humillantes días parecían
injustos. No era como si la vida que dirigía me llevase directamente a este
punto. Nadie estaba trabajando tan duro como yo para estar fuera de
problemas. Así que, ¿Por qué me acechaban en mis sueños?
Tosí cuando el olor a humo llenó mi nariz. Contra más me acercaba al centro,
más caliente se volvía el aire, hasta que al final llegué al claro.
Uno de ellos se fijó en mí y sobre la multitud cayó un silencio hasta que todos
se empezaron a mover a la vez para conseguir una mejor vista, estirando sus
cuellos. El sonido era una sinfonía de crujidos y chasquidos. Estaba demasiado
asustada para correr, demasiado asustada para gritar, demasiado asustada
42
Tras de mí, una voz masculina dijo – Si tanto te asustan, ¿Por qué sigues
volviendo?
Por qué su voz calmó mi miedo, no lo puedo entender. Me tocaba como una
manta recién salida de la secadora, caliente y suave. Mis nervios se calmaron y
él dio un paso a mí alrededor hasta que quedamos cara a cara. Sonrió y eso
me devastó, desgarrando pequeñas partes de mí que no sabía que tenía hasta
que él empezó a despedazarlas.
Hizo un gesto descuidado con una mano hacia su jardín de huesos y ellos
reanudaron su fiesta. Apaciguados, supongo, de que mi compañía no fuese
poco grata. Los chirriantes sonidos de todos ellos moviéndose a la vez
volvieron a enviar escalofríos a través de mi columna.
- Por favor
Los temblores viajaron desde mis oídos hasta los dedos de mis pies, con un
interesante recorrido que me hizo alegrarme de haberme acordado de llevar
sujetador para ir a la cama.
Sus palabras se sintieron como un corte a través de mi pecho. Todo era tan
contradictorio. – Entonces, ¿no me quieres aquí?
- Me hablas en círculos.
- Supongo que lo hago. Tú no eres mejor que yo, mi corderito. Dime, ¿Por
qué estás aquí? – Me introdujo otra vez en el laberinto, y de vuelta a la
fiesta de huesos, parándonos en una larga esquina de una fuente
iluminada con velas.
- No te gusto.
- No te conozco.
Caminé hacia él, no conscientemente, pero sin embargo ahí estaba – Entonces
me quieres aquí.
Coloqué mis dedos con cautela sobre el tallo hasta que me di cuenta de que no
tenía espinas y acepté su ofrecimiento, sin estar segura de sí debería hacerlo
pero a la vez incapaz de resistirme. – Gracias – él no soltó el tallo y ambos
miramos fijamente a la flor entre nosotros. Una extraña sensación me pilló
desprevenida y hablé sin pensar – Puedo sentir los latidos de tu corazón,
Haden.
Y entonces lo hice.
Me senté, aturdida por la luz del sol y no tan aturdida como debería haber
estado al encontrar una rosa negra de tallo largo sobre la almohada junto a mí.
Donny me pasó su bebida de moca - Sostén esto ¿sí? – Se dobló por la cintura
y ahuecó sus dedos a través de su cabello. Batiéndolo hacia atrás, me recordó
a una supermodelo con mechones perfectamente despeinados – Dios. Mi
45
- Ugh. ¿No podemos conseguir que nos arranquen las muelas del juicio
en su lugar? – respondió Donny, y luego se sentó recta – Diviso, con mi
ojito… sneetch fresco a las nueve en punto
Justo antes de que dijera eso, la parte izquierda de mi cara se calentó como si
el sol estuviera brillando en ella. Rápidamente, me incliné y fingí excavar en mi
bolsa en el suelo y robé una fugaz mirada. Efectivamente, Haden se dirigía
directamente hacia nosotras. Lo que estaba buscando en mi bolsa realmente
se volvió difícil de encontrar. Hurgué a través de ella, maldiciendo mi estúpida
incapacidad para actuar como una persona normal. De ninguna manera iba a
hacer contacto usual. Tampoco era como si no se fuese a detener antes de
alcanzarnos. Nuestro sitio solo era un banco cercano a las puertas delanteras.
Té de Char. Así es como olía. Un poco exótico, un poco dulce. Sus rasgos se
suavizaron esperando mi respuesta, pero no pude formar una. Sus labios
estaban tan cerca que apenas podía reprimirme de probarlos, lo que era una
idea insólita e inoportuna, pero igualmente atravesó mi mente.
Quería ser temeraria. Quería ser como mi madre. Medio esperaba que el
campus estallara en una canción y un número de baile coreografiado.
- Para. – Donny siguió con los ojos al trío hasta el edificio. – Está siendo
un imbécil. No te tomes esta mierda de forma personal.
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- No lo hago.
- Lo haces. El aire que dejaron tus llantas tan pronto como esas chicas
aparecieron. Estoy tan cansada de ellas. De todos ellos. Apestan. Creen
que el dinero de sus papis los hace especiales, y no es así.
Donny resopló. – Oh Dios Mío. Tienes razón. ¿Qué tipo de padres pagan por
una operación de pechos para una chica de diecisiete años? Los míos ni
siquiera me pagarían las mechas.
El timbre del colegio había estado fuera de servicio durante todo el año. A
veces sonaba sin ninguna razón aparente; pero la mayoría de las veces no
hacía absolutamente nada. La mayoría de los profesores dejaron de
permitirnos usar la campana como excusa por llegar tarde desde las
vacaciones de invierno.
- ¿Qué quieres? – preguntó Donny. Para ser justa, seguía sin haberlo
visto hacer nada que no fuese ser amable.
- Las damas primero – espetó ella, gesticulando para que nos precediera.
Antes de que ella pudiera repicar algo, él exhibió una sonrisa y salió corriendo
hacia las escaleras.
- Dime, ¿Cómo es que la única chica que no ha vivido en esta ciudad toda
su vida no tiene ningún tipo de estatus en absoluto? Nadie sabe nada
sobre ti. Es como si fueses un fantasma.
- Solo me preguntaba como la chica más guapa del colegio se las arregla
para volar tan por debajo del radar.
Me mordí el labio. Saber que no era la chica más guapa del colegio no
cambiaba la euforia que sentí cuando dijo que lo era. Haden estaba fuera de mi
liga, lo sabía. Si iba a empezar el tipo de jugos que los chicos y chicas jugaban
en el instituto, debería haber empezado con un chico agradable que no me
hiciese sentir como Caperucita Roja a solas con el Gran Lobo Malo. Quería tan
desesperadamente creer que pensaba que era especial que estaba dispuesta a
fingir que no lo conocía mejor.
- ¿Cumplidos?
Sacudió su cabeza. – Quiero que seas inteligente. Su voz fue tan baja que me
acerqué instintivamente.
- Me alegro – susurré.
Haden suspiró y sus párpados bajaron, su mirada descansaba sobre mis labios
– Es en serio, Theia. Nunca estarás a salvo conmigo.
- Si vas a decirme que eres un vampiro que brilla con la luz del sol, yo…
Se río, una risita sofocada en realidad, pero no fue practicada. No fue una
emoción que sacó a recluir para impresionarme a mí o a alguien más. Me
animó a querer más de él.
- Correcto
Caminó hacia atrás algunos pasos más y se llevó la mano de Brittany a los
labios sin aparatar la vista de mí.
Y el bastardo lo sabía.
52
Capítulo 5
Después, esa misma tarde, Donny a regañadientes sacó su coche en frente del
precioso bungaló, Ame apuntó hacia la derecha – Realmente creo que esto no
es muy convincente – dijo Donny quejándose una vez más en caso de que
alguna de nosotras no estuviera segura de cómo se sentía ella respecto a esta
visita a la psíquica.
Amelia se abrazó a los asientos – Lo sé. Gracias por venir conmigo de todos
modos.
No podía evitarlo, sonreí ante la emoción apenas contenida de Amelia. Ella dio
palmadas pero el sonido se ahogó debido a sus guantes sin dedos pintados a
rayas como el arco iris que subían por sus brazos. Miré mi insólito traje de color
beige y fruncí los labios.
No estaba exactamente emocionada por esta pequeña aventura, pero era una
distracción y necesitaba una desesperadamente. Haden se había enredado en
mi interior con sus bonitos cumplidos seguidos por su total indiferencia.
Tuvimos un sustituto en historia, así que vimos otra película de guerra. Mi piel
se sentía caliente la hora entera, pero no me atreví a volver a mira si Haden
estaba mirándome. Después de clase, el despareció por el pasillo antes de que
pudiera echarme la mochila sobre la espalda.
Asentí en señal de aprobación, pero salí del vehículo mucho más lentamente
que Amelia, quien estaba ya a mitad de camino por la acera hacia la puerta.
Llegamos al porche frontal con ella presionándonos los brazos mientras tiraba.
Ame pulsó pulso el timbre y dio saltitos mientras esperaba a que Madame
Varnie contestara.
Supongo que la primera cosa que sobresalía era su turbante lila que
combinaba con el vestido sin forma definida que llevaba. La brillante tela
formaba una larga colmena en su cabeza, y en el medio estaba un ojo de
cristal del color de las plumas de un pavo real y rodeado de piedras preciosas
falsas. Tenía aproximadamente veinticuatro pulgadas de otras tonterías pero
desgraciadamente, no eran las cosas más extrañas de ella.
Amelia bizqueó mirando con dificultad a la persona que había frente a nosotras.
- Um. Madame Varnie. Soy Amelia. Tengo una cita. He traído a mis amigas,
espero que esto esté bien.
Amelia entró con decisión, Donny y yo, sin embargo, permanecimos en silencio
mirándonos fijamente a los ojos. La primera habitación que encontramos – la
sala de estar, supongo – estaba llena de cajas en varios estados de
empaquetado o desempaquetado. No pude estar segura.
Madame nos dirigió hacia otra área de la casa a través de una puerta decorada
con cuentas. Esta habitación estaba considerablemente menos transitada que
la otra. Tuve que dar crédito a la observación que Donny había hecho ayer;
podías sentirte como en una carpa de circo. El techo estaba cubierto de tela
artísticamente colocada, que ondeaba en tonos púrpura y rojo. Luces blancas
se extendían alrededor del perímetro de la habitación como estrellas resaltando
contra la oscura pared. En el centro de todo, una mesita cubierta con terciopelo
azul sostenía una bola de cristal iridiscente. Esta era prácticamente de la
misma medida que una pelota de baloncesto y descansaba en una base de
peltre.
Donny dejó escapar un suspiro exasperado. - La única cosa que le falta a esta
gran carpa es la increíble mujer-perro que come fuego. - dijo en voz baja.
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Madame Varnie sentó a Amelia en una silla y trajo otra a la mesa. Vi otra silla
contra la pared y la cogí para mí. Nos congregamos alrededor de la pequeña
mesa, con Ame entre Donny y yo y Madame frente a nosotras.
Estaba avergonzada por Ame. Esto era importante para ella, pero Donny era
un perro guardián rabioso cuando se trataba de protegernos. No había nada
que no fuese capaz de hacer por nosotras, y no podía ni contar las veces que
me había ayudado diciéndome cosas como que debería trabajar en mi propio
coraje.
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Ame ahogó una protesta, pero la psíquica solo sonrió – Está bien, Amelia. Tu
amiga solo tiene un interés, el cual es protegerte. Deberíamos ser muy
afortunadas por tener a alguien tan valiente de nuestro lado.
Donny cruzó sus brazos al frente desafiante. Madame Varnie se volvió a sentar
y se quitó el turbante de la cabeza, revelando las puntas rubias y desordenadas
de su pelo que estaban escondidas bajo este. No podía tener más de veinte
años, pero era difícil decirlo debajo del maquillaje
En vez de mirar las líneas de su palma, hizo girar su mano un par de veces,
inspeccionándola como si intentara elegir un buen melón. – La chica que se
sienta detrás de ti se copió tu examen.
Ame la miró a ella y luego a mí con los ojos agrandados antes de estirar su
brazo sobre la mesa. – Mi turno, Madame Varnie.
Cogió su mano con cautela. – Puedes llamarme solo Varnie, cariño, si quieres
claro. Ya que parece un poco menos ridículo bajo las circunstancias.
Donny apretó el hombro de Ame. – Eres tan tonta. La única que se preocupa
por ese tipo de cosas eres tú. Clavabas la canción cada vez que la cantabas.
- Yo no…
Eso era raro. Todos los libros del tarot de Amelia nos habían dicho que nos
concentrásemos en una pregunta o en un problema.
Ame me aferró la mano con fuerza y la carne de gallina invadió mi piel. Solo
debería haber una carta de la muerte en la baraja.
El vello en mis brazos se alzó como si intentara huir lo más lejos de mí posible.
No podía conseguir apartar mis ojos de las dos carta idénticas, aunque
quisiera. M instinto de supervivencia me decía que empezara a correr lejos de
aquí, pero estaba pegada al asiento.
Varnie estampó otra carta sobre la mesa como si estuviese enfadado porque
sus cartas le estaban traicionando. Otra vez apareció la misma carta.
Retrocedió.
Elevé mis ojos hacia Varnie. Estaba más asustado de lo que lo estaba yo.
No quería estar en la habitación con las cartas, así que tiré de Ame conmigo y
se levantó también. Donny cogió mi otra mano.
- Me alegro tanto de que pronto voy a dejar este pueblo olvidado por
Dios. – murmuró a nadie en particular.
Ame cruzó sus brazos sobre el pecho – Eso significa no, no lo eres. ¿Qué edad
tienes de todos modos? Es difícil decirlo con todo el…
Ame caminó hacia él, le miró a los ojos como si estuviera mirando a través de
las ventanas de una casa. – Hay algo extraño en ti – murmuró.
- ¿De qué demonios estás hablando? –Esa era Donny. Por supuesto.
Donny, no prestando tanta atención como Ame, contrarió su lógica – ¿Un juju
maligno te está echando de la ciudad?
Varnie se sentó en una de las cajas de cartón, sus piernas abiertas en una
postura muy poco femenina bajo su falda. – Es difícil ver algo aquí con claridad.
Hay muchas cosas que simplemente no puedo ver. Y no puedo permanecer
aquí. –Miró hacia mí – Parte de la energía es salvaje - ¿Por qué me miró al
decirlo? – Hay muchas cosas pasando en esta ciudad sobre las que no sabéis
nada. Cosas malas. Es prácticamente un faro para las cosas que pasan
durante la noche.
Su atención volvió a Ame – Ha ido empeorando con los años. Solía pensar que
se podía parar, pero ya no estoy tan seguro. Los proveedores de la
oscuridad…
Obviamente estaba dejando que todos esos extraños eventos llegaran a mí.
Tenía que haber una explicación razonable. ¿Qué hubiese dicho mi padre?
Empecé a respirar con más facilidad. Sí, por supuesto. Todo esto ha sido una
serie de desafortunadas exageraciones de mi excesivamente desarrollada
imaginación. Si solo hubiese escuchado a mi padre.
- Así que estás huyendo – Amelia acusó a Varnie – Todo lo que está
pasando… a Theia y a nuestra ciudad… y tú solo… ¿te marchas?
El abrió los brazos. – Lo que ves es lo que hay. Mira, toda mi vida he tenido
que esconder que soy diferente. Cuando tenía nueve años, me pase dieciocho
meses en el pabellón de psiquiatría para que me arreglaran y los doctores
dijeran que mis visiones se habían ido. – Bajó un poco la voz – Yo solo era un
niño ¿sabes? – dejó sus ojos a la deriva mientras se recomponía. – He estado
huyendo durante mucho tiempo, cariño. La única persona que ha cuidado de
Varnie ha sido Varnie. – Se quitó sus pendientes de clip. – Las cosas que he
estado viendo por aquí últimamente no puedo simplemente no verlas. Estoy
asustado. Y tú deberías estarlo también.
Estás tan ocupada pretendiendo que eres una aficionada que has
pasado por alto la comprensión de que tienes talento De algún modo lo
siento porque no estaré por aquí para verte descubrirlo.
Dios, bueno. Eso es. Nos vamos de aquí – Donny se levantó y tiró de
Ame primero, luego ambas me tendieron una mano.
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Creo que Madame Varnie ya ha hecho suficiente daño por esta tarde
¿no crees?
Varnie no había bajado aún de su caja. Esperé que nos dijera algo – una
explicación o un intento de consuelo o cualquier cosa – pero solamente se
sentó en su caja y nos dejó marchar.
Cuando Donny se detuvo delante de mi casa, repitió una vez más que él era un
falso, un farsante, y que amañó aquella baraja para asustarme. Yo asentí y
fingí que estaba de acuerdo con ella.
Capítulo 6
Doblé las piernas de tal forma que abrazaba mis rodillas, inquieta sobre la tarde
con Varnie.
Era difícil imaginar esto tan peligroso cuando Haden me sonreía de esa
manera. Fingió tímidamente, miré hacia otro lado por un momento intentando
apartar el fuerte deseo que nos unía.
Mi lugar soñado era muy diferente bajo la luz del sol. Estábamos en el banco
de un desconocido río sin laberinto a la vista. En cambio, parecía como si
alguien hubiera pintado naturaleza con el tinte de un Huevo de Pascua. Cada
hoja de hierba tenía un tono diferente de verde—de verde oscuro a turquesa.
Flores de extrañas formas brotaban en pequeñas áreas y setas del tamaño de
un escabel crecieron en colores primarios con patrones como puntitos y
zigzags en ellos.
El agua de río, que fluía con rapidez, era del color de un granizado de
frambuesa azul de un 7-Eleven. Quise meter mis pies, pero como todo en la
tierra a de mis sueños, me hizo se cautelosa a pesar de su encanto.
Antes de que las palabras salieran, Haden se adelantó, –Sé que tienes
preguntas, corderito. ¿Qué te parece si cambiamos respuesta por respuesta?
Mi madre no fue virtuosa para nada, pero me dijeron que disfrutaba tocando de
vez en cuando. Ella escuchaba a violinistas en CD, especialmente cuando
estaba embarazada de mí. Mi padre no hablaba mucho de ella, pero él solía
usar esa historia para obligarme a practicar más de vez en cuando.
Era mi turno de preguntar. Desconocía tantas cosas que no sabía por dónde
empezar
- ¿Eres real?
Quería mirarle para siempre, decidí. Era una tontería, lo sabía. Las apariencias
no son nada, y últimamente lo son menos, en este sitio. Cosas que deberían
haber sido más bellas eran duras con el tipo de horror normalmente guardado
para Halloween.
Pero Haden era diferente. Podría haber sido modelo, pero había una cualidad
en el que la cámara nunca podría capturar. No eran sus oscuros ojos o las
negras ondas del pelo lo que me atrajo de él. Él era misterioso con su perverso
encanto y su carisma pícaro, por supuesto, pero era su soledad lo que más me
atraía, creo.
Quizá era la única que lo veía. O tal vez me lo inventé. Pero Haden Black era la
persona más solitaria que había conocido.
- Helado
La duda le carcomía, y su buen humor se esfumó. –No estoy seguro que este
juego fuera acertado después de todo.
- No has contestado.
- Por supuesto que no, y si, con todo mi corazón y mi alma –espeté sin
pensar.
Río, y me miró directamente a los ojos por primera vez durante varios minutos.
–No estoy seguro que eso sea una respuesta — es más una contradicción.
Alentada por su desconcierto, pregunté – ¿Por qué es una mala idea tocarme?
Rodé mis ojos ante su inocencia – Obviamente sabes que no soy como las
otras chicas. Soy tímida y no paso el tiempo con chicos. Mi padre es estricto
y…
66
Él pensaba que me conocía tan bien. – Bien. Dime tú por qué no me han
besado
- Estabas esperando.
Mi sangre se apresuró, y miré sus labios ahora. Los estudié. Como si fueran las
respuestas que buscaba – ¿Me vas a besar?
- No.
Le necesitaba.
Estábamos los suficientemente cerca para hacer que pasara ahí mismo. Ladeé
mi cabeza un poco y susurré – Quiero que seas el primero.
- Eres tan bella. –susurró. – A veces sueño despierto con tu boca con
forma de corazón durante horas.
Capítulo 7
Un impacto me sacó de la cama antes de que siquiera yo me diera cuenta de
que estaba despierta. Observé mi habitación descabelladamente, tratando de
reconocer el lugar en el que me encontraba. Mi corazón se estrelló contra mi
caja torácica como un animal atrapado desesperado por escapar, y yo
temblaba violentamente mientras mi yo consciente se unía al resto de mi.
No era posible que Haden fuera el hombre en llamas. Ese hombre había
muerto delante de mí y yo lo había visto convertirse en polvo. Si es que eso
había ocurrido. Todo era muy confuso. Arriba es abajo, abajo es arriba.
Así era como me sentía a veces. Vivía en un mundo hecho para mostrar que
no había profundidad, no había sentimientos.
Haden se quedó mirando el espejo del baño en vez de ir a clases. La cara que
se reflejaba era lo que el resto veía cuando lo miraban, pero su reflejo mentía.
Si ellos supieran porque estaba aquí… lo que tenía planeado hacer… ellos lo
verían como realmente era.
Un monstruo.
69
¿Cómo su amor platónico había durado tantos años sin recompensa o ser
correspondida? ¿Era su compromiso hacia él valiente… o invalido? ¿Y era él
consciente de que estaba cometiendo una estafa? ¿Estaba tratando de ser
amable o de verdad no sabía cuánto tiempo llevaba ella tras de él?
No era justo.
No era justo que ella invirtiera tanta energía –y gran parte de su corazón –para
nada. Merecía tener a alguien en su vida, un novio de verdad. Alguna de
nosotras debía tener algo de felicidad. No era justo.
- Um.
Como yo lo estaba. Creo que solo quería que alguien tuviera algo en que
trabajar. No me atrevía a esperar de que yo tuviera la misma oportunidad con
Haden. Quizás debería invitar a Gabe también y no decírselo a Donny hasta
que estuviéramos ahí. ¿No sería algo?
La gente salía de las clases para ver por si mismos que había causado ese
ruido. Un maestro dijo que había sido el aire y guio a los estudiantes de nuevo
a clase; otro fue acosado por todos nosotros quienes no creíamos eso.
Parpadeé y vi a Haden al otro lado del pasillo, mirando a Mike.
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Una vez fuera siguió corriendo. Todos nosotros teníamos que escapar de los
gritos estridentes. Teníamos que hacerlo. El ruido era tan desconcertante que
no podía recordad a donde iba o que hacia. Muchos de nosotros cruzamos la
calle, los coches chirriaron y un olor a goma quemada asalto mi nariz. El
constante bombardeo en mis tímpanos me mareó y las nauseas se apoderaron
de mi con fuerza, pero no me atrevía a parar aún.
Cuando llegue lo suficiente lejos como para poder destapar mis oídos, mi vista
se filtro como si estuviera bajo el agua. Los niños caían a mí alrededor, y yo
había perdido de vista a Mike en algún momento después de salir fuera. Me
atragante con la bilis y busque entre la multitud a mis amigos. Y a Haden.
Cruzando la calle, la gente tiraba las sillas de las ventanas al segundo piso
para salir. Había escaleras de emergencia, pero la gente entro en pánico y no
se acordó de ellas.
Cuando bajamos, busqué a Haden entre la multitud que aún no estaba en los
autobuses, casi aliviada de no encontrarle. Parte de mí se preguntaba si había
tenido algo que ver con el desastre –lo que era una locura.
Mis oídos petaron un par de veces y el dolor se multiplico dos veces. Ame me
frotó la espalda hasta que sentí su cuerpo atormentado por lo que debía ser el
mismo dolor. Me concentre en respiraciones cortas y trate de mantenerme
consciente. Pensé en mi violín y como seria la vida que tendría sin la música.
Pasó el tiempo en un borrón. Clavé los ojos en el suelo por que el movimiento
rápido de los trabajadores empeoraba mi vértigo. No se cuánto tiempo estuve
ahí hasta que mi padre apareció delante mío, su boca dibujaba una firme línea
y su frente arrugada por la preocupación. Estallé en lágrimas, y me abalancé a
sus brazos. El me agarro torpemente, pero firmemente y dejé restos de
lágrimas y mocos en su suéter de cachemira. Él no me soltó hasta que dejé de
llorar. La última vez que él hizo esto yo tenía siete años.
Después del pastel, me sumergí en ducha hasta que el agua dejo de estar
caliente. Por una vez, el camisón tradicional de niña era una comodidad. Y la
sala en la que yo había comenzado el día odiando parecía confortable.
Familiar. Segura.
Papá se sentó en mi cama en una pose incomoda de solo mirar –Tú… esto…
¿necesitas algo más?
Siento decir que pestañeé en respuesta. Eso era inusual y poco frecuente en
él.
- Theia –dijo él, su cara volviéndose pálida- ¿tu audición está volviendo a
empeorar?
Negué con la cabeza – No. No, lo siento. No quería preocuparte. Creo que solo
estoy cansada.
Él volvió a respirar más fácilmente –Muy bien. Te dejo descansar –se levantó
para marcharse, pero se paró –Estoy contento de que ya te encuentres mejor.
- Gracias.
- Te dejaré descansar.
El asintió y cruzó el cuarto que parecía más largo ahora que no antes.
- ¿Sí?
Capítulo 8
Por la mañana, la casa tranquila acogía en sus manos una quietud
sobrecogedora. Padre no estaba en casa; Lo supe incluso antes de ver la nota.
Su ausencia pesaba fuertemente en mis sentidos. Estuvo bien que padre me
visitara anoche, a pesar de la incómoda situación. Las cosas extrañas que
estaban pasando parecían menos aterradoras. Mi vida no era tan precaria y
desarticulada, y me sentí como un niño a salvo de nuevo. Muriel no trabajó con
nosotros el fin de semana. No me hubiera importado que me distrajera esa
mañana. Ella era todo lo contrario de mi padre—todo eran abrazos cariñosos y
de lágrima fácil. Siempre olía a limones y azúcar moreno.
Quería algo que me quitara de pensar, saqué mi violín, pero era incapaz de
tocar una sola nota. Después de dejarlo, consideré la lectura, pero las palabras
tampoco conseguían captar mi atención. Estaba inquieta por ello, la quietud de
la casa dejó de ser sobrecogedora y se convirtió en opresiva.
Todo parecía encajar bastante bien. En los viejos tiempos, había leyendas que
explicaban este fenómeno. Una mujer—a veces una bruja, otras veces un bello
demonio— se arrodillaba en el pecho de un hombre y lo paralizaba, tomando
su fuerza vital o algo así. A veces la llamaban Mara—venía de “nightmare”,
pesadilla. El hombre no podía moverse hasta que ella le dejaba.
Eso era imposible. Sostuve la rosa, olía a una extraña fragancia; En este
momento se estaba secando en un cajón. Los pétalos no eran de seda o
hechos a mano. La flor era real, y aun así no podía existir.
Theia,
77
Siento no haberte visto. Sabía que volverías a venir (¿lo ves? Te dije que era
de verdad) pero era demasiado arriesgado quedarme por aquí.
Tú, pequeña, eres una de las personas más sombrías que haya conocido.
He intentado conseguir una visión más clara de ti, pero simplemente no puedo.
Todo lo que te puedo decir es lo que te dije el otro día. Algo te quiere, y
mucho.
Mucha suerte para ti y tus amigos. Ojalá pudiera estar ahí para ayudar, pero no
sé si te valdría de todas formas. En otras palabras, estoy demasiado asustado
de quedarme y averiguarlo.
Varnie
Anduve durante una hora por la ciudad, dejando que las palabras de Varnie
entrecruzaran mi mente una y otra vez. Donny me envió un mensaje para
tomar un café, pero todavía no estaba lista para hablar todavía y ella me
conocía tan bien que no fui capaz de esconder lo que sentía, así que la
rechacé la invitación alegando que tenía deberes. Me fui por la carretera para
que Donny no pudiera verme mientras se dirigía hacia la cafetería. Me escribió
de nuevo para recordadme que íbamos a bailar en Chasm esa noche y que no
me permitía echarme atrás. Y de nuevo otra vez para decirme que se encontró
con “esa zorra con el libro” otra vez. Esta vez, ella le dejó mirar bajo su
camiseta antes de que “accidentalmente” derramara su café en sus zapatillas
de moda. Suspiré mientras tecleé “Jaja” aunque lo que quería decir es “Pobre
Gabe.”
Pensé que debía ir a casa o preguntar a Amelia lo que Varnie quiso decir con lo
del talismán, pero todavía no quería ir. Estaba asustada, enfadada y confusa.
No quería hablar de ello, ni siquiera quería pensarlo. Solo necesitaba un
descanso de mi propia vida.
Una camioneta grande con llantas llenas de barro me adelantó, después paró y
volvió hacia mí marcha atrás. Tenía el corazón en la garganta. Haden bajó la
ventanilla del pasajero.
- No todo lo que me gustaría, pero casi siempre que puedo.- Había alegría
en su tono; Haden estaba lleno de adrenalina y el rugido que su
camioneta hizo antes de cambiar. - Donde vivía, solía coger la
camioneta para apartarme de mi madre antes de que me volviera loco.
Hace que todo lo demás parezca más pequeño ¿sabes? - Me miró, el
estómago se me hizo un nudo. - ¿Tú lo entiendes, creo, la necesidad de
dejar de ser lo que todo el mundo espera, y solo ser?
Con la otra mano, me quité la cinta del pelo. Mi padre me hubiera dicho “Eres
como tu madre” pero ni si quiera me importaba. - Estoy lista.
Volamos, y cada vez que aterrizábamos sentía como alguien me ponía sobre
una mecedora. Pronto empezaría a decir mis propias frases de ‘Dos Chalados
y muchas curvas’. Nunca me imaginé gritando “¡Yi-Ja!” antes, pero me
encantaba. La adrenalina sabía dulce como la ambrosia, y estaba asqueada
80
de volver a casa. En la siguiente hora, no medí mis palabras, mis pasos o mis
sentimientos. Viví el momento, lo que sentí era alegría. Y terror en ocasiones,
pero mayormente alegría.
La cabina estaba de repente llena de todas las cosas que no dije. Preguntas
que no hice.
No pensé en mirar quien me llamaba al móvil cuando sonó. Asumí que sería
Donny llamando sobre sus planes de por la noche. Nunca esperé oír a un
hombre joven al otro lado.
- ¿Theia?
- Chao
- ¿Perdona?
La conversación cayó en picado desde ahí, una vez que le había explicado que
solamente algunos decían “Chao” como saludo, supongo. Después de más
incómodos umms, ehhs y ahhs que intercambiamos, Gabe acabó diciendo - Te
preguntarás porque te llamo.
- Tú amiga…
- Donny - supuse.
- Si, mira, no tengo como habito el obtener información sobre una chica
que me gusta de sus amigas, bueno, no desde sexto. Es solo que, ella
está siendo...
- Difícil - respondí.
Gabe río. Me gustó su voz; era profunda y sincera, segura. Me gustaba Gabe
por las mismas razones. El siguió hablando de Donny, alternando entre
adoración suprema y sublime irritación. En algún momento, me di cuenta de
que estaba andando en la habitación y riéndome y hablando con un chico
sintiéndome completamente a gusto.
- Si.
Donny me hubiera matado si supiera que estaba hablando de ella. Gabe sería
bueno para ella sin embargo. Lo sabía en mi corazón. - Vamos a Chasm esta
noche. Si te... pasas por ahí.
- ¿Sí? - Respondió.
- Si.
- Gracias, Theia.
- Chao Gabe
Más tarde esa noche, por un momento deseé volver a la pista con los
monstruos en vez de mirar a la pista llena de otra gente de mi edad. El
retumbante sonido de del bajo sacudía mi sensibilidad musical, las cuales
admito que son bastante sensibles. Mi mente se aceleró al sonido de la
armonía de las cuerdas y la melodía, pero lo que más sentía eran los latidos en
mi pecho.
82
Donny me tocó el hombro desnudo. - Así que dime, ¿cómo es que has salido
esta noche? ¿Qué le has dicho a tu Querido Papi? - Ella tenía el máster en el
arte de hablar en un tono en el cual podía oír su voz por encima de la música.
Yo no era tan afortunada.
Ella me lo arregló, por supuesto. Yo era, para todos los intentos y propósitos,
una creación de Donny aquella noche. Sentía mi pelo pesado para mí, pero
tengo que admitir que arregló mis rizos en una especie de obra de arte y los
mechones sueltos no solo quedaban estupendos pero sí que me hicieron
soltarme un poco.
Como ya había una chica de la calle en el grupo, Donny salió con muy poco
maquillaje y dos trenzas, y lo que supuse que era un uniforme de colegio para
adultos. Ella parecía más alta estos días. El conjunto asombró a todos los tíos
que la miraban.
para encontrarme con sus ojos fijados en mi, su expresión ceñida en ira. Vestía
todo de negro, perfectamente tallado. Perfectamente peligroso.
Me preguntaba cómo sería volver a verle otra vez después de nuestro pequeño
respiro de diversión que tuvimos, se volvió frío de nuevo. Ni si quiera sabía por
qué estaba tan enfadado, pero por alguna razón me gustó. Como si tuviera
algún poder precario sobre él. Incluso si era una mala idea usarlo.
No hubo un “oh, mierda” que decir, así que agarré la mano de Donny y la
apreté con fuerza.
Donny se inclinó y me dijo al oído. - Estrellita mía, Gabe está aquí. ¡Hay dios! -
Intentó hacerse la graciosa, pero yo no era tonta y la conocía demasiado bien. -
Genial, viene hacia aquí. Dios ¿Por qué no sabe pillar una indirecta y dejarme
en paz de una vez?
Gabe se hizo paso entre la multitud con propósito, pero cuando llegó a
nosotras, el cogió mi mano e ignoró a Donny. - Theia, estás impresionante. Si
no bailas conmigo, me romperás el corazón.
Él atacó de vuelta, - Tú no sabes nada de lo bueno que soy. Cuando estés lista
para descubrirlo, ya me verás - Apretó mis dedos suavemente - ¿Por favor?
Miré hacia arriba. Haden todavía estaba agarrado a la barandilla del balcón
fuertemente. Atraída por su oscura mirada, luché contra la alarma que
golpeaba mi corazón. El pánico no era una sola emoción con la que tratar. El
me excitaba también.
La acústica era mucho mejor en la pista en realidad, pero Gabe intentó hablar y
no pude oírle.
- ¿Qué? - Grité.
Apoyó sus manos en mis brazos y habló despacio en mi oído. - Parece que ella
está a punto de atacar.
Gabe miró a Donny deslizar su cuerpo entre una pareja desconocida que
estaba bailando. El chico disfrutó la nueva distracción de falda corta, la otra
chica desapareció en un soplido. Donny le acercó hacia ella, pero era a Gabe a
quien ella miraba.
Ella le quería.
Asintió, cerrando sus ojos por un momento para volver a su puesto. - ¿Por qué
ella tiene que ser así? He intentado mostrarle... que me importa. Es más que
un rollo. Quiero ser algo más que un simple rollo.
Mientras Gabe perdía fuerza ante mí, me di cuenta de que había perdido a
Haden. Dejó su sitio, poniéndome nerviosa. Hacerse cargo de toda la
testosterona de la discoteca estaba siendo agotador.
Gabe la miró una vez, ella le sonreía, retándole. Él se plantó ante Donny,
físicamente apartándola del otro chico y amoldándola a su cuerpo. Ella no tuvo
nada que objetar y rodeó su cuello con sus brazos, olvidado al otro chico del
que había sido liberada. Y como a mí por el resto de la noche también.
Las escaleras eran traicioneras con los inviables tacones que Donny me había
hecho llevar, y a la hora que llegué al sitio donde había visto a Haden por
última vez, supe que se había ido.
Haden me miró desde abajo mientras se dirigía hacia una rubia lista en la pista
llena de adolescentes girando. Ella le miró fijamente, atemorizada como si él
fuera una estrella de rock. Dios, pensé que ella podía tener razón. El susurró
algo en su oído, pero me sonrió a mí, esa clase de sonrisa que señala de
desaparición del canario a caprichos del gato.
86
Enganchó un brazo alrededor de su cintura y alzó una ceja hacia mí. Quería
odiarle; el fuego quemaba mi corazón. Cuando él la volvió para que estuviera
cara a mí, el aire se me quedó en la garganta. Ella no tenía ni idea que él la
estaba usando como marioneta para afirmar su control sobre mí, pero no estoy
segura de que a ella le importara incluso si lo hubiera sabido. Dudo que me
hubiera importado, las tornas habían dado la vuelta. Estar envuelta en sus
brazos, bañada en su olor, guiada en un baile por sus seguras manos... No, yo
hubiera estado encantada de ser la marioneta.
Ella se apartó de él, al contrario que Donny pero sin la finura de Donny. O
encanto, para que conste. Pero supongo que el encanto no contaba en este
tipo de baile. Apreté más fuerte la barandilla intentando contener mis
emociones, pero nada me hacía mirar hacia otro lado. Él me había atrapado en
su mirada pecadora diseñada para debilitar mi voluntad, para subir las
apuestas en la batalla de mi corazón. Quizá mi alma. Él quería que supere lo
que me está perdiendo incluso si ya había dejado claro que no podía tenerlo. Y
estaba lo suficientemente depravada para dejarle.
Por fin fui capaz de romper el hechizo y mirar hacia otro lado. Miré otra vez,
encontrándome con sus ojos, y me solté de la barandilla y me aparte del
enjambre de cuerpos. Él me había vaciado por completo. Todo en lo que podía
pensar era salir de allí. Necesitaba aire fresco y silencio.
87
Capítulo 9
La chica es sus brazos se retorcía contra él decorosamente. Lástima que no
podía satisfacer la oscura necesidad de su interior. El dolor creció en mí como
si me lamieran llamas. Solo había una persona que podía llenar ese vacío. Y
Theia ahora no quería tener nada que ver con él, se había asegurado de ello.
Era mejor así. Mejor para ella que le odiara. Más seguro para los dos.
Me encogí de hombros una vez más. Que amable por su parte machacarme en
el suelo antes de que me aplastara con su zapato.
88
Era imposible hallar una respuesta coherente para eso. Lo miré fijamente como
si estuviera fuera de su mente. ¿Por qué en la tierra siempre fingía
preocuparse?
Sopló el viento y sentí un escalofrío. Iba a tener que volver al club y realmente,
realmente no quería. Sin embargo, Haden estaba en lo cierto, no estaba segura
sola en el estacionamiento, incluso aunque no hubiera distribuidores de drogas
y otros “proveedores de la oscuridad” vagando alrededor. Había permitido que
mi frustración me empujara a un comportamiento irracional.
Era como si la acción pulsara un botón y abriera una puerta. Dio un fuerte paso
hacia mí, salvaje y sin consolidar. Me estremecí de miedo y de emoción a
partes iguales. Y luego no paró a punto de poner sus manos sobre mí.
89
Alguien había encendido un coche, y las luces brillaron sobre nosotros como un
foco. Vi la misma batalla en sus ojos que yo luchaba conmigo misma. Él no
quería quererme, pero lo hacía. Sin pensarlo, alcancé un mechón de su pelo
negro azabache. Solo pensaba en quitarlo lejos de sus ojos, pero se alejó
rápidamente. – No me toques. – gruñó. – Nunca me toques.
Mi mano seguía suspendida en una pose inútil donde había estado su cara un
momento antes. Me lo arrebató de vuelta, y el familiar ardor cerca de mi pecho
señalaba que otro le había dado otro duro golpe a mi autoestima. Deseaba que
el escozor de las lágrimas esperara. Que simplemente esperara. No ahora, no
delante de él.
- No te odio.
Exhalé un bufido muy poco femenino que habría obligado a las sienes de mi
padre a palpitar con desagrado. Pero que estaba bien. Por una vez, mi propio
desagrado era más importante para mí. – Lo que yo me ponga no es de tu
incumbencia, Haden.
- Pero tú eres diferente a todas las otras chicas. – sus pupilas dilatadas,
oscurecieron sus ojos de un modo extraño.
- ¿Es eso lo que la rubia era en la pista de baile? ¿La fruta más dulce?
¿Qué clase de adolescente habla así, Haden? ¿Qué eres?
Miré hacia arriba a través de mis dedos, pero se había ido. Me cubrí la cabeza
con los brazos cuando el cielo retumbó tan alto como si la Tierra hubiera
chocado contra otro planeta. Granizo del tamaño de guisantes derramado del
cielo.
- ¿Cómo he podido acabar con el puto Sir Galahad, Thei? – ella no había
perdido su gracia en el lenguaje, pero la cara de Donny ya me parecía
suavizada.
Ella puso los ojos en blanco. – Sabes, ¿me ha dicho que no va a dormir
conmigo? Mientras estábamos bailando, por el amor de Dios. Simplemente
anunció que no habría sexo hasta que no estuviera convencido de que no le
estaba utilizando por su cuerpo.
- Dormiré con ello. Vamos ¿Quieres? Quizá por lo menos puedes aún
consigues llegar a la segunda base esta noche.
Tenía dos opciones: Cerrar bien la puerta o escuchar el choqué contra el marco
durante toda la noche. Me giré con la linterna y lentamente me deslicé a través
de mi cocina como un ladrón. Mi mano vaciló en el picaporte, y tomé una
respiración profunda para calmar mis nervios. Es solo un portazo por el viento.
Pero aun así, dije una pequeña oración, una de mi infancia, la única que podía
recordar en este momento.
Me congelé, dejándole al resto de mis sentidos averiguar que estaba mal. Está
todo en tu cabeza, Thei. Claro que lo estaba. Como todo lo que ha pasado
durante la semana. Tensé mi agarre sobre la linterna, sabiendo que sería de
poca utilidad como arma. Sospechaba que contra lo que tendría que pelear no
respondería a ningún tipo de fuerza que yo pueda ofrecer.
Me preguntaba cuando se lo habría puesto por última vez. Nunca había sabido
que clase de piedra era o si significaba algo especial para ella. Quizá solo era
un colgante barato que había conseguido en una feria callejera. Casi no se
parecía a nada que mi padre le hubiera comprado. La había visto llevándolo en
varia fotos, pero nunca parecía ser su favorito.
Rodeada por el calor, abrí los ojos y estaba cegada por el sol brillante, caliente.
Bizqueé y dejé que mis ojos se adaptaran a radiante luz.
Bajos mis pies, la arena caliente quemaba mi piel y hacia evidente que estaba
sola en un vasto, desolado desierto. Sin saber qué hacer, me senté.
- No tienes diecisiete.
Mi padre solo me permitía leer literatura clásica. Por mucho que me gustó Jane
Austen, sabía que la constante inmersión en el siglo XIX era otra barrera del
idioma entre mis compañeros y yo. No sentía que le debiera una explicación a
Haden, sin embargo, le regalé una oscura mirada.
Capítulo 10
La voz de mi padre al otro lado de la línea telefónica era cansada y quebradiza.
Al parecer, el retraso en su viaje de negocios era menos por las aerolíneas y
más por «los malditos idiotas quienes no atienden a razones» en sus
reuniones. En todo caso, mi padre no estaría en casa en todo el sábado
tampoco. Esperaba que la conferencia telefónica del lunes por la mañana
volviera a poner esto a dormir, lo que sea que esto fuera.
La furia que arrasó nuestra ciudad ayer por la noche no fue un evento
meteorológico. Mi inquietud no se disipó, tenía la sensación de que no había
terminado. Había una frustración desesperada en el viento, en los relámpagos
eléctricos que habrían grietas en el cielo. El cielo quizá era claro ahora, pero la
emoción sobrante todavía se sentía fuerte.
Quería hablar con Ame sobre el collar, el talismán que me había puesto
anoche. Varnie había dicho que sabía qué hacer. También había dicho que lo
iba a necesitar, pero que no me protegería y, francamente no tenía ni idea de
que significaba eso. Ame siempre llevaba cristales para cosas diferentes, como
una mejor concentración o anti-cansancio, pero pensaba que un talismán se
suponía que era más una protección que un buen suplemento de salud.
Vagaba por la casa, llena de inquietud y con ganas de… algo. Necesitaba una
buena distracción. Y… tuve una idea. O algo así. Solo esperaba que mis
amigas no me mataran por ello.
- Yo – respondió
Un borde alineaba su voz. - ¿Estás bien? Puedo estar allí en cinco minutos.
Sonreí con alivio. – Estoy bien, de verdad. Gracias por… anoche. Necesito tu
ayuda, más o menos. Si eso está bien.
Me reí, preguntándome otra vez por qué era tan fácil hablar con Gabe y por
qué Donny intentaba resistirse tanto a él. – Necesito invitar a Mike Matheny a
mi casa, pero no sé su número.
- Matheny ¿eh? ¿Ya has superado lo del chico nuevo? Bueno. Parece ser
un idiota.
Sentía extraño pensar en Haden como «el chico nuevo». Él era tan indefinible
para mí que una explicación tan fácil parecía equivocada. – No estoy
interesada en Mike de esa manera. Él está en mi clase de trigonometría con
Amelia. Me gustaría invitarlo a estudiar, bueno, quiero decir, ya lo hice el otro
día. Pero entonces todo el colegio terminó en la sala de emergencias, por lo
que no pasó. Quiero decir, me gusta Mike. Simplemente no me gusta Mike de
esa manera. – Hice una pausa de mi nerviosa diarrea verbal y seguí adelante
y tomé aliento. – Así que, de todos modos… pensé que le gustaría estudiar con
nosotras. Con Amelia. – Insistí en su nombre, alargando las silabas con la
esperanza de que lo entendiera. – Él y Amelia es probable que se lleven bien
¿no crees?
- Uh-huh – respondió él, lo que debe ser una palabra de chico para algo.
El sonido debería haber sido sin compromiso, pero no había capas en el
mismo.
- Uh-huh
- Quiero decir, a menos que los dos hicieran planes para hoy.
- Realmente eres una chica rara. Lo llevaré yo. Veremos qué pasa.
- ¿Y si está ocupado?
- Sé que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que comiste algo
que no fuera ensalada, pero las cortezas de cerdo son lo que nos gusta
llamar un refrigerio. ¿Y por qué te has puesto tantos relojes?
No estaba muy segura de lo que era una corteza de cerdo, así que leí el
paquete mientras discutían y entonces deseé no haberlo hecho. Hice una
mueca muy poco femenina que habría hecho aumentar la presión sanguínea
de mi padre. - ¿Por qué compraste esto?
Eso no era una buena idea. No necesitaba que derribara a Gabe antes de que
tuviera la oportunidad de entrar en la casa. Di un salto delante de ella. – No, iré
yo.
Haden levantó una caja de color rosa de la pastelería, como una ofrenda y miró
por encima del hombro de Donny hacia mí antes de contestarle. – Tenía la
esperanza de que Theia estuviera en casa. Tenemos un proyecto de historia.
Pensé que podíamos trabajar hoy en él.
- ¿Llamaste primero?
No me lo podía creer.
El timbré volvió a sonar y Haden dejó escapar el aliento de alivio. – Sera mejor
que vayas. – Por fin me miró a los ojos, revelando una sonrisa suave. –Antes
que una de las chicas te derribe para llegar primero.
Hice las presentaciones más dolorosas del mundo entre los tres chicos, aunque
estaba segura de que ya se conocían los unos a los otros. Alcancé a ver a Ame
entrando y saliendo rápidamente de la habitación tan pronto como vio a Mike.
Intenté conducirlos de nuevo hacia la terraza, pero Haden se estremeció
cuando me acerqué demasiado y se quedó mirando a Mike y Gabe con ojos
hostiles.
Mike parecía confundido. Me sentía mal por él. Él era el único que realmente
no tenía ni idea de que trataban todas las extrañas corrientes, pero una vez
llegamos a la terraza, se fue derechito hacia los aperitivos. – Me encantan las
cortezas de cerdo. – dijo, y eso pareció hacerle suficientemente feliz.
Donny sonrió con satisfacción de que su secreta inteligencia había sido creíble.
Sin embargo, Mike y su felicidad por la merienda aparte, el resto de la sala
crujía con la tensión. Ame estaba sonrojada y no podía decir si estaba contenta
o enfadada porque había invitado a Mike. Sabía que Donny solo fingía estar
enfadada por la presencia de Gabe, pero eso no significaba que no tendría que
pagar por ello más tarde. Haden desconfiaba de ambos chicos, y Gabe solo
quería que Donny le mirara, cosa que ella se negaba a hacer.
Donny empujó a Ame al asiento doble y sentó a Mike a su lado. Haden se posó
en la silla. Cuando el mimbré crujió al sentarse, me acordé de mi violín
humeando cuando yo tocaba en esa silla. Y entonces pensé en la rosa negra
en mi cajón y en el hombre en llamas cayendo del cielo. Y luego la campana de
la escuela y las cartas del tarot. Y la tormenta de anoche. A pesar de la calidez
102
de Gabe a mi lado, yo estaba helada de pies a cabeza. Sin embargo, tengo que
admitir que olía bien.
- ¿Disculpa?
- Tus libros. Dijiste que estabas aquí para trabajar en vuestro proyecto,
pero no trajiste ningún libro ni papel. – Ella arqueó una ceja
perfectamente, y me prometí que algún día aprendería a hacerlo.
Yo ardía de deseos de presionar mis labios contra sus parpados, para sentir la
espesura de sus suaves pestañas en mi piel. Cuando abrió los ojos, el
momento se detuvo, atrapándonos a los dos en una extraña ternura que aún no
habíamos experimentado juntos. Metí la mano en el bolsillo de mi pantalón
caqui y saqué un pétalo negro que había guardado de la otra mañana. Se
apoyaba suavemente en la palma de mi mano, en perfecto estado de
conservación, aunque no estaba hecho de seda, y lo puse entre nosotros,
obligándolo a verlo.
- Solo de ser normal. Solo para estar aquí. Contigo. Tus amigos. No
puedo explicar lo mucho que significaría para mí si puedes, en tu
corazón olvidarte de todo lo demás solo por una tarde.
Busqué en sus ojos algo que explicara su petición. – Tienes que prometer no
hacer eso… lo que le estabas haciendo a Amelia.
Me dije otra vez que tenía diecisiete años, porque ciertamente no hablaba
como si los tuviese. - ¿Por qué no me tocas? Lo evitas como si te fuera a
quemar.
Mike y Ame fueron los más silenciosos del grupo, aunque una parte de mi
pensaba que era porque Ame estaba poniendo todas sus energías en ser una
105
Me sentía… feliz.
Donny esperó por más palabras que no llegaron, y luego respondió – Ame
puede patear el culo de todo el mundo en Call of Duty.
Mike miró a Amelia un poco más de lo normal, la piel por encima de su nariz
hendida como si se sorprendiera de verla o algo así. Ella miró por encima de
sus cartas y le sonrió con timidez.
Otra mano. Otra mala mano para mí. Doblé. Una vez más. Y después de que
Haden puso su último pastelito, se inclinó hacia mí con una galleta de
chocolate entre sus dedos.
Nuestras caras estaban muy cerca, y él sonrió, sin precaución y sin un soplo de
su sardónica actitud. – Lo siento por ti, eso es todo.
Al final de la mano, todo el mundo reconoció que Amelia fue de lejos la mejor
de nosotros. Con nuestra admisión de no ser dignos, nos concedió un pastelito
a cada uno, ya que ella los había ganado todos.
Yo contuve la respiración.
- ¿Y eso significa…?
107
Donny asintió. Tuve la sensación de que había entendido muy bien lo que
estaba diciendo.
108
Capítulo 11
No debería haber estado sorprendida al levantarme en un lugar que no era mi
cama, pero sin embargo esto siempre me sorprendía.
- Tengo que admitir, que el vestido era favorecedor, pero encuentro que tu
camisón inocente empuja la sangre a través de mis venas con mayor
fuerza.
Recompensé a Haden con una mirada de costado. No tan elegante con sus
tejanos, otra vez parecía mayor en sus galas de la era de la Regencia. Y el
definitivamente no tenía mirada de chico tímido de todas modos era de nuevo
a su ser desviado, aunque le teñía la tristeza.
Lo capté. Otra vez la ribera, decidí, aunque en lugar de la luz del sol, el
crepúsculo emitía una luz azul en el paisaje. – El río es hermoso.
Los negros ojos de Haden brillaron. – Me gustaría que no hubieses visto eso
nunca. Cerró los ojos contra la memoria no deseada, pero ambos sabíamos
que él seguía viéndola. Los dos lo hacíamos.
Como para demostrar que tenía todo el tiempo del mundo, me relajé en mi sitio,
doblando el codo y apoyando mi cabeza en la mano.
Haden negó con la cabeza. – No lo sé. Es por eso que yo esperaba que te
quedaras fuera.
Suspiré. – Está bien. Voy a intentar entender que nunca entenderé esto
completamente. ¿Pero por qué…? ¿Por qué tú…? ¿Por qué eres tan… cada
vez que nos acercamos…?
Empujarme suficientemente lejos. ¿Es eso lo que hacía cuando besó el cuello
de aquella chica para que yo sintiera la sensación de sus labios, sin la
recompensa de su amor? – Haden, tú me empujaste lejos solo después de
atraerme hacia ti, una y otra vez.
- ¿Por qué?
El sonido del agitado río llenaba el silencio mientras me armaba de valor para
preguntar lo que parecía que no quería dar a conocer, sabiendo que en el
fondo él solo me había dicho que no me quería en su futuro. En una inestable
exhalación, le pregunté, - ¿Cuál es tu misión?
Apretó los ojos, y tensó su expresión. – Estoy en busca de una novia. Una
novia humana.
Mi corazón se contrajo. Una novia. Así es como todos los cuentos de hadas
góticos acaban, con una chica de blanco. Y por supuesto no me quiere a mí.
Deberías tener más cuidado con tus pensamientos. Uno puede leerlos con
facilidad solo mirando tu cara. Ya te he dicho que quiero, corderito. No raptarte
a los infiernos como mi novia secuestrada no es un rechazo, aunque puedo ver
que te lo tomas como uno.
ÉL deseó poder mostrarle el recuerdo de la primera vez que había puesto sus
ojos sobre ella. Un momento al azar, su ventana a su mundo, y aun así le había
proporcionado la excusa para una alma como si fuese su destino. Como si ella
fuese su destino. Miles de veces había mirado a través de los reinos, pero una
fugaz mirada había cambiado sus caminos para siempre.
Pero por debajo de su apetito, un anhelo de algo más que solo apagara su sed
prosperaba a pesar de toda razón. Él daría su vida por ella. Para garantizar su
seguridad, su felicidad, su alma.
Con mis ojos aún cerrados, Haden me dijo – Mi padre era humano, pero mi
madre no lo… es. – Tomó aliento – Ella es un demonio.
Así que, no era lo mismo que todas las demás chicas, después de todo. Lo
eché a faltar.
- ¿De qué estás hablando? - ¿Jekyll o Hyde? ¿Quién era este chico junto
a mí?
- Eres el regalo más preciado. Habría ardido unas mil veces para ver si mi
presencia en tu mundo no era peligrosa para ti y quienes te rodean. – Se
extendió todo lo que le quedaba hasta que su espalda tocara el suelo y
miró fijamente a las nubes. Seguí su mirada, y mientras él las miraba,
las formas cambiaban, transformándose en mullidos corazones de
diferentes tamaños. - El Atractivo es algo que produzco. No, eso no es
todo. Yo la llevo, como un aura. Cuando lo uso en tu presencia, te
congelas. De hecho tú haces esa bonita cara como si acabaras de oler
una cebolla en tu jardín de rosas.
- ¿Cuándo tu cara cambia, que significa? ¿Es entonces cuando estás
usando el Atractivo?
¿Qué hay sobre tu padre? – pregunté. No añadí «el humano», pero ambos
sabíamos que era lo que quería decir.
Haden suspiró. – Mi padre lo intentó, pero él estaba aún más perdido en Abajo,
mi reino, de lo que yo lo estaba. Nunca fue feliz allí, la muerte pareció que por
fin lo aligeró. Creo que mi madre intentó, con su capacidad, hacer que se
sintiera cómodo. Pero él era su prisionero, él estuvo sin espíritu la mayor parte
de du cautiverio.
Empujé lejos el pensamiento para hacerle frente más tarde. El momento en que
estaba en sus brazos era el que quería conservar. Sabía que ese crepúsculo
perfecto se habría ido muy pronto, y yo tendría mucho tiempo para pensar en
los impensables pensamientos cuando desapareciera la luz.
- Así que veía tu mundo como si fuera mi cine – continuó – Veía bodas y
guerras con la misma fascinación. Y un día, te vi a ti. – Volvió a besar mi
cabeza, lentamente agarrotándome por la confusión. – Estabas perdida
en tu música, no tocando para nadie sino por el placer de tocar. Dejas tu
alma libre con tu música. La mayoría de gente no tiene este talento. O
tal vez no lo quieren. Pero tú capturaste mi corazón ese día.
- Todas las chicas sueñan con tener su propio demonio, pero un acosador
es otra historia.
- No.
Haden se río entre dientes. – Muy bien. Mi ventana, por así decirlo, me
mostraba humanos riendo y luchando… enamorándose, celebrando todo esto.
Deseaba llegar a la ventana, para tener contacto con alguien que tuviera
sentimientos. Quien pudiese amar y ser amado sin engaños. Me mostró todas
las cosas que quería pero no podría tener nunca. Y luego me mostro a ti.
Levantó nuestras mano y las abrimos juntos, palma con palma, la mía mucho
más pequeña que la suya. Un dolor se propagó a través de mi pecho.
Sacudió su cabeza. – No. Nunca soñé con besar una chica, yo solo soñaba con
besarte a ti.
- Bésame, Haden.
118
- Sí.
Ni en el cielo ni en el infierno.
Gentilmente, ejerció para mi cada sueño que había tenido con un débil barrido
de su boca. Se retiró brevemente, luego se sumergió de nuevo, profundizando
la caricia, partiendo mis labios dulcemente. El placer floreció dentro de mí, sus
raíces fuertes y seguras. Haden me atrajo con fuerza en un abrazo, sus besos
menos tentativos, y la respuesta de mi boca cada vez más audaz.
Capítulo 12
Saltaba susurrando por las calles de Serendipity Falls mientras caminaba hacia
el colegio el lunes por la mañana. El aire me parecía más rico y dulce, el sol
brillaba más. Yo llevaba una blusa rosa que antes odiaba, de hecho lo hacía la
semana pasada, pero refleja exactamente como percibo el mundo hoy,
femenino y con cariño, como los cerezos en flor. Rechacé la oferta de Donny
de llevarme al colegio para así poder disfrutar un poco más de tiempo conmigo
misma.
Había una fuerte promesa en la brisa, pero también era afilada con potencial
para una catástrofe. Mientras los besos de Haden ocupaban mi corazón y mi
alma, él seguía amenazándome con dejarme expuesta. Él era un demonio, y
estaba aquí para coger una novia. El peligro acechaba en lugar al que yo
deseaba otorgar mi confianza.
Dejándose caer en el banco junto a mí, Ame agarró el moca de Donny para dar
un corto trago antes de empezar a hablar – Llamaron a mi mama. Estamos
aquí desde hace ya una hora.
Yo odiaba tanto como Donny hablar sobre emociones, pero a juzgar por las
cuidadosas expresiones de nuestros compañeros cada vez que pasaban bajo
la campana, podía entender porque la administración debía hacer control de
daños en nuestra psique. Me alegraba de que mi padre fuera abogado y no
psicólogo como la madre de Amelia. No le podía imaginar tratando mi
inestabilidad, y mucho menos la de todo el colegio.
momento que puso sus ojos en ella. Ella aplastó todas sus reglas y
expectativas y le obligó a quererla a pesar de su buen juicio.
Una visión del mundo girando a mi alrededor mientras yo bailaba con Haden
haciendo girar mi mente. A veces cuando, cuando estaba con él, sentía que
finalmente me iba a permitir ser yo. De repente no importaba mucho lo que mi
madre haría o lo que esperaría mi padre.
Empujé el banco y salí disparada por la acera hacía Haden y Noelle, decidida a
encontrar de una vez por todas donde mi mundo, mi sueño y mi despertar, se
reunían.
- Entonces por favor deja de utilizar otras chicas para ponerme celosa. Es
muy duro. – Le besé rápidamente una vez más. – Te veo en clase.
Le dejé allí y volví con Donny y Amelia., quienes me miraban con la boca
abierta mientras me echaba la mochila sobre los hombros y fingía no darme
cuenta de su confusión. – Supongo que deberíamos ir a clase. – dije.
Donny se recuperó. – Tía, ese era el séptimo signo del apocalipsis. No estoy
tan segura de ir a clase el último día del mundo.
- Ja-ja.
Ame murmuró – Cuando llegué a aquí con mi mama, estaban cubriendo todas
las campanas con papel marrón. Y todo el mundo estaba súper quieto. Era
espeluznante.
Cogí su mano. Estiro los dedos y los entrelazó con los míos. No me miró, pero
me apretó la mano.
Alivié su carga.
Theia le sorprendió.
Su tranquila fuerza que lo defendió cuando menos se lo merecía. Su audacia
cuando menos lo esperaba.
Estaban condenados.
SI él fuera inteligente, o por lo menos fuerte, acabaría esto esta noche. Una vez
su oscura acción estuviera lograda, por lo menos uno de ellos podría estar
tranquilo.
Se comprometió a encontrar la fuerza para poner fin a esto. Esta noche, sería
la noche en que se olvidaría de Theia Alderson y seguiría el camino para el que
había nacido. Esta noche tomaría lo que no le pertenecía a fin de reclamar lo
que si lo hacía. Su herencia por así decirlo.
Pero si esta iba a ser su última noche en la tierra, si tenía que sacrificar todo,
¿debía si por lo menos probar lo que iba a perder para siempre? ¿No se
merecía un momento para si mismo antes de condenarse al infierno para toda
la eternidad?
Ese era el por qué yo nunca había hablado con chicos, la escuela había
decidido, porque yo ya hablaba con él. Esta mañana frente al colegio, yo había
sufrido una especie de avería y no pude mantenerme alejada de él ni un
momento más.
En realidad no hay un Park Place en Serendipity Falls. Sino que hay un hotel
Parkerhouse. Su número de piso indicaba un ático.
- Quizá sus padres están construyendo una casa. – respondió Donny por
mí.
Nos encantaba nuestra playa. Cuando estábamos nosotras tres solas, la arena
y las rocas nos sacaban los secretos. Planeábamos nuestras vidas y
derramábamos nuestros miedos en la irregular costa. También bebimos una
vez cerveza allí antes de que Donny tuviera su licencia. Su padre nos había
dejado allí durante tres horas, y ese fue el tiempo que nos llevó a las tres para
125
compartir la que pudimos. Parecieron como otras tres horas antes de que
pudiera obtener el sabor de mi boca.
Nos instalamos en un tronco, y podía decir por la forma en que me miraban que
estaban esperando a que empezara a contarles los detalles de lo que había
estado llevando a cabo durante todo el día. Habían sido pacientes durante el
colegio, soportando los rumores con buen sentido del humor teniendo en
cuenta que en realidad ellas tampoco conocen la verdadera historia. El hecho
de que haya besado a Haden delante de todo el mundo en el colegio y sin
embargo no tenía ni idea de cómo llamarlo era algo más que extraño. Más
extraño aún, la última vez que nos habían visto estábamos sonriendo
tímidamente por encima de las galletas, nada más lejos de los besos. Ellas no
estaban al tanto de los viajes que había hecho con Haden a Under,
especialmente la última noche cuando todo cambió. Era probablemente el
momento de confiar en ellas. ¿Pero me creerían?
- ¿Recordáis la cosa… el… mal juju del que Varnie nos habló?
Ame se acercó y Donny se echó hacia atrás cruzando los brazos sobre el
pecho y visiblemente cerrada.
- Haden es de algún otro lugar, un lugar oscuro. Varnie tenía razón, las
cosas pasando, las cartas, las cosas raras… él tenía razón.
Donny no me creía, pero no lo dijo en voz alta. Podía verlo por la expresión de
su cara. Ame me miraba como si acabara de leer los cinco números ganadores
de los seis en su número de la lotería y estuviera esperando con impaciencia el
último.
Lo intenté otra vez. - ¿Recordáis el sueño que tuve sobre Haden antes de
verlo? En realidad era él. Nos encontramos por casualidad en su reino, él lo
llama Under, cuando estoy dormida. Es como Oz o Wonderland o incluso
Narnia, solo que es al otro lado de los sueños, supongo, y el viene ha este
reino cuando estoy despierta.
Eso estaba bien. Esperaba que fuera difícil convencerla, la historia entera me
parecía ridícula incluso a mí. – Y pasamos la última noche en su reino. Todo es
muy complicado y realmente no entiendo mucho de esto. Excepto que…
bueno, se supone que tiene que secuestrar a una chica humana como mujer. –
126
- Pero él ya se había ido. Sin embargo me había dejado una nota. Dijo
que necesitaba un talismán y que tú me podrías ayudar, Ame.
- No, Haden los tiene. Envejece más lentamente allí. Él dice que tiene
dieciséis, pero nació hace ciento setenta años, en nuestros años,
supongo.
- ¿Te estás escuchando? Thei, estás totalmente fuera de lugar como una
fritura francesa en un Happy Meal.
- ¿Tú crees?
Le lancé una mirada que había aprendido sobre las rodillas de mi padre y
continué – No me quiere llevar a su mundo.
Nadie habló durante un minuto, dejando que las olas produjeran una banda
sonora relajante.
¿Por qué lo había hecho? – Mi madre… ella era muy fuerte. Ella… ella
confiaba en su corazón.
Ella asintió. – Vale, sé algunas palabras, del tipo como hechizos, que he leído
hace poco, pero tú tienes que creer en que las palabras tienen el poder o no
valdrá para nada.
Me quité el colgante e intenté dárselo a Amelia, pero ella negó con la cabeza. –
Justo ahora solo debes tocarlo tú.
Lo sostuve en las palmas de mis manos frente a mí, y Amelia puso una mano
en mi hombro y otra en el de Donny. Donny puso los ojos en blanco, pero cerró
el círculo. Amelia cerró los ojos y su cara adquirió realmente una expresión
muy pacifica. El viento revoloteó su oscuro cabello, y me di cuenta de que ella
creía en todas las cosas locas que me habían pasado últimamente, yo también
creía en este momento que mi amiga se había convertido en alguien muy
poderoso. Ame abrió los ojos y nos dijo que repitiéramos después de ella:
Lo hicimos tres veces. Donny puede que no creyera en ello, pero yo sentía los
latidos del amuleto en mi mano. Varnie me advirtió de que no me protegería,
pero me sentía más fuerte
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Capítulo 13
La cena con papá pasó como si nada hubiera ocurrido. Traté de empezar una
conversación; él trató de desviarla. Curiosamente, a su manera, era
reconfortante. Él no sospechaba de mi salida el sábado por la noche, ni
tampoco parecía tener idea de haber tenido la casa llena de gente el día
anterior. Sin duda, no discutimos nada sobre el otro viernes a parte de mi
prueba de audición aprobada.
Él fue a su estudio para ponerse al día con el trabajo que había tenido que
aplazar a causa de su improvisado viaje de negocios, y yo fui a mi habitación
con la idea de practicar.
- No te entiendo, Haden.
- Espero que nunca lo hagas. Este es la última vez que me veras, Theia,
me voy –acarició mi mejilla, luego la sacó – Estoy tratando de
mantenerte a salvo.
- Para salvarte. Para salvarnos, por que si no lo tienes, los dos estamos
condenados.
Haden gimió y hundió los dedos en mi pelo, tirando de mi hacía él, como si
estuviera peleando con él. Me dejé llevar de buena gana, lanzando mis brazos
alrededor de su cuello, desesperada por tocarle y sentirlo contra mi piel. Su
boca buscó la mía y mi alma se prendió.
Con la misma hambre con el que él empezó, me alejó. Había ira en sus
facciones, y dolía mirarle.
Gemí – ¿Por qué me dices estás cosas a mí? –me estaba sintiendo como un
yo-yo.
Él tomó mi cara entre sus manos, forzándome a mirarle a los ojos, mientras su
voz se levantaba y sacudía – Lo que siento por ti podría hervir el océano si yo
lo permitiera. Te alejo por que soy un demonio – Sacudió su cabeza para
pararme antes que lo interrumpiera – Soy un demonio, créeme. Estoy asustado
de no poder detenerme. Cuanto más me acerco a ti, más pierdo el control.
El dolor ensombreció su rostro –La oscuridad vive en mi, Theia. Dentro de mí.
Como una enfermedad. Y justo a su lado, entrelazados con ella, están mis
sentimientos hacía ti. Si dejo actuar a uno, dejo actuar al otro- la oscuridad en
mi te quiere del modo que un agujero negro se come las estrellas. Sueño con
probarte, devorarte –Sus ojos se oscurecieron terriblemente.
Cada parte de mi cuerpo que había estado encendida hace a penas unos
minutos ahora era hielo frio. Sin embargo, a pesar de sus amenazas, pensé en
todas las veces que podría haberme hecho daño pero no lo hizo.
- Estás mintiendo pero te dejaré ir. ¿Crees que si me asustas, que si creo
que me quieres matar o llevarme, yo desearé que te vayas? Ya que
provocar que yo te odie por salir con otras chicas no funciona, piensa así
entonces.
Él cerró sus ojos, pero no lo negó –Vuelvo hacía Under. Para siempre.
Se pasó las manos por el pelo –Eres como una vena abierta para mi, Theia.
- No.
- ¿Entonces quién?
¿Eso era una oportunidad? – ¿Todo este tiempo me has estado atormentando
y podías tener la oportunidad de no llevarte a nadie? ¿Por qué no solo me lo…
dijiste…?
Viniendo de un demonio, justo el que te dio la vida, debe ser toda una garantía.
Me puse de rodillas sobre la cama – ¿Qué hará?
- Ella… no lo sé. Es por eso que tengo que romper todos los hilos contigo.
Esta noche. Ahora.
- Fuiste tan compasiva. Fuiste como bálsamo para mí. Decidí que no
quería herirte, así que pensé que podría tan solo coger alguien más,
pero aun así estar cerca de ti mientras estuviera aquí. Pero cuanto más
cerca de ti estoy, más quiero ser lo que no soy. Pero mi madre… ella no
lo entenderá.
- Así que te vas a Under, nunca volverás. ¿Cómo ayuda eso a alguna
cosa?
Estaba lejos, detrás de sus ojos, su expresión era tan sombría – Nadie más
pagará mi legado, ¿no es suficiente? –Él se sentó de nuevo en la cama – No
voy a arruinar tu vida o la de cualquier otro. Llevar a una chica al infierno es un
error.
- Llévame –susurré.
134
- No.
- ¿Ni siquiera me escucharás? Haden, tiene que haber alguna razón por
la que he sido capaz de ir y venir entre los dos mundos, ¿por qué no
sucumbir el Lure? –agarré su cara y le obligué a mirarme – Quizá es mi
destino, ¿no lo ves? Tal vez se supone que tengo que irme contigo. Tu
madre estará feliz, y nosotros también. ¿Por qué no?
Él me miró a los ojos, sus ojos como dos charcos profundos en los que me
ahogaría si él me dejará - ¿Cómo puedes preguntarme por qué no? Theia,
¿qué hay de tu futuro? ¿Tus amigos y tu familia?
Sus dedos se deslizaban por mis rizos, mis malditos rizos de todas las cosas. A
él parecían gustarle; los tocaba con mucha frecuencia. En definitiva, me
parecía que Haden disfrutaba de muchas cosas de mi que yo odiaba. Él me
acarició el pelo mientras hablaba – la idea de ti desapareciendo me duele más
que cualquier cosa que mi madre pueda soñar en hacerme como castigo. Y te
marchitarías ahí, tal y como mi padre. Si quieres hacerme un favor, prométeme
que vivirás… una vida real.
Sus manos recorrían mi torso, y trate de hacer la mía bajo su camisa. Entonces
paró, y me agarró las muñecas para mantenerlas juntas con una mano por
encima de mi cabeza – No podemos hacer esto. Nunca me lo perdonaría –
Respiró irregularmente contra mi cuello, su cuerpo sobre el mio y situado entre
mis rodillas dobladas.
Porque venían.
- Espera – Las palabras no llegaban, todas las razones por las que era
necesario que se quedara, que no me dejara. Acababa de encontrarle,
¿Cómo podía decirle adiós para siempre? Quería contarle todos los
secretos de mi corazón, pero el único que importaba – Haden… creo
que te quiero – Tal vez no debería haberlo dicho, pues parecía
demasiado pronto, demasiado rápido. Pero se estaba yendo y quizá
nunca lo sabría.
Roto e inútil.
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Capítulo 14
De niña miraba las fotos cada vez que la soledad me estrujaba demasiado el
corazón. Solía hablar con mi madre mientras miraba las fotos, imaginaba que la
caja contenía su alma; no estoy segura de cuándo dejé de hacerlo.
Todos dicen que mi padre quiso mucho a mi madre, y ella a él. Él siempre se
había mostrado reacio a hablar de ella como su mujer, mi madre. Ella era un
modelo de peligro, no la mujer que él amaba.
El bote de las pastillas para dormir de mi padre que había en su mesita se agitó
en mis manos mientras intentaba abrirlo. Echarse atrás no entraba en los
planes. Necesitaba volver a Under. Esta vez Haden no podría deshacerse de
mí tan fácilmente.
Les mandé un mensaje a las chicas para decirles que tenía cosas que hacer y
que no iría a clase. Y luego me volví a la cama a esperar.
Cuando abrí los ojos, estaba en otra cama. Me senté sobresaltada, y me quité
las sábanas que me cubrían de encima.
La habitación olía a Haden, parecía suya. Era casi como cualquier habitación
normal de un adolescente. Un adolescente muy mimado. Caminé por ella con
piernas temblorosas, tocando las esquinas de los muebles, esperando que eso
me hiciese sentir más cercana a él. Me hacía sentir como una intrusa. O como
un fantasma, quizás.
La cama estaba deshecha, las sábanas arrugadas en un bulto rojo y negro. Tal
vez cuando nos encontrábamos en mis sueños, eran también sus sueños.
Nunca pensé en preguntar, siempre había tantas preguntas.
No sé por qué, pero empecé a alisar las sábanas. Parecía algo muy privado
hacer su cama. El dolor empezó en mi estómago y llegó hasta mi corazón.
Encontré su edredón en el suelo, y, mientras lo sacudía, su olor se mezcló con
la brisa que creaba el movimiento. Ahuequé sus almohadas, cuestionándome si
me estaba volviendo loca. ¿Por qué estaba haciendo su cama? Seguro que
había cosas mucho más importantes que hacer. Sin embargo, mi cabeza
estaba llena de algodón, así que coloqué las esquinas junto a las de la manta.
Ordenada con un sistema distinto había otra estantería donde tenía varias
videoconsolas y cientos de juegos. Aquí también parecían dominar los
relacionados con el espacio. No había ni una mota de polvo en todo ese
espacio. O los sirvientes limpiaban a menudo pero no hacían la cama, o a
Haden le gustaba tener las cosas limpias.
- Hola, Theia.
- Noooo. – El aire fresco era muy agradable. – Sólo estoy muy bien
marinada.
- ¿Marinada?
Él se volvió a reír.
Algo mojado cayó en mi nariz. Al principio pensé que Haden estaba llorando,
pero luego me di cuenta de que era lluvia. Cada gota que caía sobre mi me
devolvía un poco más de mi consciencia.
Empezó a llover con más fuerza, las gotas caían sobre nosotros como si
fuesen lágrimas del cielo. Como caía de forma constante, nos perdimos en la
búsqueda del beso perfecto. El agua empapaba nuestra ropa, que se pegaba a
nuestros cuerpos y chorreábamos agua cuanto más nos acercábamos. Cada
vez hacía más frío, y yo temblaba entre sus brazos. No me importaba. No
había un lugar en el mundo en el que prefiriese estar.
- ¿Haden?
Sus labios se movieron, pero no le salió la voz. Nos escurríamos sin importar lo
que hiciésemos. El dolor en sus ojos me atravesó.
Algo me sujetaba firmemente, pero nada que pudiese ver o combatir ya que me
alejaba de él, mi corazón. Empujé y tiré para liberarme mientras todo se volvía
blanco, pero la lluvia continuaba cayendo sobre mí sin cesar.
- ¡Theia! – gritó una voz desde algún lugar: detrás de mí, dentro de mí,
debajo de mí… no sabría decirlo.
Con renovadas energías, hice un último intento y jadeé en busca de aire. Mis
manos finalmente dieron con algo y sollocé cuando no pude moverlo.
- ¡Theia!
Capítulo 15
Fui a descansar.
En el solárium con un afgano y una pila de libros, bebí los PG que Muriel me
había traído regularmente y miré por la ventana. Mi piel parecía extraña, como
un escudo desencajado. No me habían dejado salir de casa en tres días.
- Te dije que estaba bien –le contesté, con mi voz lo más monótona
posible.
Cerré los ojos, deseando echarle pero no era capaz. –No fue una sobredosis,
papá. Te lo he dicho.
- Encontré esto en tu habitación. –Él sacó una arrugada tela roja de detrás
de su espalda. – ¿Te importaría explicarme esto?
Apenas pude reunir suficiente energía para mirar fuera de la ventana así le
proporcionaba su momento de rabia. Mi letargo me paralizó, y estoy segura de
que mi falta de participación solo empeoraba las cosas. Imagina, mi padre
estando sobrexcitado.
- ¿Un club? ¿Me voy del pueblo por unos días y tú tiras todo en lo que
creemos por una ventana?
Él tiró el vestido por la habitación, aunque la tela era demasiado ligera para
cumplir s objetivo y flotó por el suelo a solo unos pasos de él. –Te crie para
algo mejor que esto. –Su cara enrojecida y sus venas se hincharon.
- Bien.
- ¿De donde sale este sinsentido? No soy un hombre que muestre sus
sentimientos a la ligera, pero tú sabes que te quiero. –Él bajó su voz. –
Sabes que la quería.
- Esta rebelión sin sentido se acaba ahora. –Mi padre se encontraba con
energía renovada por la discusión. –Si tú no aprendes de sus errores,
entonces su muerte no habrá servido para nada.
- ¿Y para que fue su muerte, papá? ¿A que gran propósito sirvió? Quizás
deberíamos preocuparnos más por que aprenda de sus éxitos que de
sus errores, así su vida no habrá sido para nada. –Lágrimas en la punta
de mis pestañas. –Su muerte no fue para nada, aunque, ¿lo fue? Fue
por mí. Porque yo la maté.
- No…
- La culpa de que quiera tener una vida no es del país, papá. O llevar el
pelo suelto o ir a bailar con mis amigos. No puedes prohibírmelo para
siempre. ¿Que haré cuando tú no estés alrededor? Algunas decisiones
deben ser mías.
Su semblante se mantuvo firme, pero el brillo de sus ojos cambió. –Ella era
hermosa. –Cerró los ojos para saborear el momento–Estaba en Estados
Unidos por negocios y me habían dicho de visitar un buffet que presumía de
hacer las mejores tortitas de América. El lugar era horrible, mal iluminado, mala
comida. Ella no era nuestra camarera; ella se había estado encargando de la
mesa situada detrás de mí cuando tropezó y derramó sobre mi regazo patatas
calientes grasientas. Estaba lívido, como puedes imaginar. –Aunque lo hubiera
escuchado antes, el indigno encuentro parecía imposible de imaginar. Mi padre
no era una persona en la que se le derramaran cosas. –Ella se disculpó y
deambulaba de un lado a otro mientras recogía una a una las patatas en mis
pantalones. Estaban calientes, quemando sus dedos, y yo estaba furioso, y por
supuesto el lugar del desastre nos avergonzaba a ambos. –Y él todavía
sonreía. –Intenté quitarme sus manos de encima, en vano, por supuesto. Ella
solía bromear sobre esa noche--no sabía que le había ocurrido para no poder
quitar sus manos de mis pantalones a primera vista.
- ¿Demasiado?
Yo asentí, y él sonrió. –La luz de Jenny era muy brillante, Theia. Ella corrió
impetuosamente en todo lo que hizo. Enamorarse no fue una excepción. Por
supuesto, me resistí. No era práctico. Yo estaba solo de visita; y vivía en otro
país, por el amor de Dios. Teníamos gustos diferentes en música, política,
entretenimiento... pero cuando ella me sonrió... tu madre era un ángel.
La angustia la veía claramente. Él vivía con ella día a día y la lanzaba sobre mí
la mayor parte del tiempo. La alegría era lo que nunca había visto, por lo tanto
nunca la creí. Lo anhelaba, ser amada completamente y gozosamente por mi
padre, pero sabía que el respiro de esta tarde de su dura naturaleza era sólo
temporal. Un paso, seguramente, pero no todo la milla.
De igual manera como amar a Haden trajo poca alegría para cualquiera de
nosotros. Quizás ningún amor lo haría. Quizás mi madre estaba equivocada al
creer que el amor podía alterar algo, hacer algo mejor.
demasiada presión sobre su riñón. El riñón era débil y el otro había sido
extirpado durante una enfermedad en su infancia. Tampoco sus otros órganos
fueron nunca tan fuertes como deberían haber sido, aunque su espíritu los
mantenía funcionando la mayor parte del tiempo.
Él se desplomó en una silla. –No existía tal cosa como permitir en lo que a
Jenny se refería. Ella me lo dejó claro desde el principio. Pero no afirmaré que
no lo intenté. –Sus ojos hirieron mi corazón. –Oh, Theia, me avergüenza decir
esto, pero le ordené, supliqué, lloré... Tú eras un accidente para mí, pero un
milagro para ella.
No debería haber nacido. Había sido desplazada desde el momento en que fui
concebida. Y ahora estaba caminando, haciendo ejercicio de forma angustiosa.
Si mi padre me quería, traicionaba el amor que tenía por su mujer. Si no lo
hacía, traicionaba el amor de su mujer por él.
Y pobre Haden, forzado a tomar una decisión sin las respuestas correctas.
Quererme y ser miserable, ese era mi legado. Y aun así sabía que si alguna
vez le volvía a ver, podría precipitarme en sus brazos sin pensar en las
consecuencias.
- Ella nunca te tuvo en sus brazos, pero amaba pasarse la mano por su
vientre redondeado. Tú lo eras todo para ella. Era como si hubiera vivido
toda su vida sólo por esos nueve meses. –Mi padre me alcanzó
provisionalmente para acariciar mi mejilla. –Ella estaría muy orgullosa de
ti. Especialmente tu música--pero realmente, por todo. Ella tendría mi
cabeza por todas mis transgresiones contra ti."
147
- Desearía que los cuentos de hadas fueran reales. –Él acarició mi mano.
–El médico dijo que puedes volver a la escuela mañana. –Él hizo una
pausa. –Estaré en mi estudio si necesitas algo.
Me preguntaba si alguna vez dejaría de desear que yo fuera diez años mayor.
Como una muchacha joven, con ferviente esperanza, que diez años eran como
una especie de fórmula mágica. Que si tuviera diecisiete en vez de siete, sabría
como manejarme mejor en una situación. Que una década pasada llenaría
todas las grietas donde dolían, añadiendo sabiduría o, al menos, comprensión.
Pero los diecisiete habían llegado, y allí me senté, no más acostumbrada a que
me rompieran el corazón que cuando empecé. Y más confusa por ello.
Pensaba que estaría contenta por salir de casa, por volver a la escuela--a la
vida normal. Estaba equivocada. Todo el mundo sabía que el instituto es lo
contrario a un bálsamo para el alma, pero aparentemente tenía que descubrirlo
por mí misma.
La última vez que había estado en el campus, los susurros y miradas habían
sido casi humorísticos. Había estado recientemente enamorada de un chico
que sentía lo mismo, y posiblemente florecieron en todas las partes en las que
miraba unas cuantas malas hierbas en mi jardín de esperanza.
- No.
casa?
Negué con la cabeza pero no podía mirarla. Mi ausencia había sido explicada
por la gripe, aunque no creo que Donny o Amelia se lo creyeran. No estaba
preparada para hablar de ello. Todavía no. Ellos no sabía nada acerca del
retorno de Haden a Under, o de las pastillas para dormir que había tomado, o
que mi padre le había pedido a mi madre que acabara conmigo antes de nacer.
Mis entrañas estaban demasiado crudas para una discusión justo ahora.
El hecho era que Haden hubiera dejado de venir a la escuela sobre el mismo
tiempo que yo había tenido la gripe era demasiada coincidencia para la fábrica
de rumores de la escuela, la cual fabricaba historia tras historia, cada una más
espeluznante que la anterior. Cuando yo iba por el abarrotado pasillo en
dirección a la oficina de administración con mi nota de enfermedad, los
susurros y miradas no fueron más humorísticas. Ellos debían saber que les
podía oír, pero los estudiantes continuaron como si no les importara. Yo
escuché que tuvo mononucleosis.
Ese susurro hirió mi corazón como si de una daga se tratara, la reciente herida
de averiguar que mi padre había intentado convencer a mi madre de
deshacerse de mí.
Apuesto a que Haden no habría podido con ello. Apuesto a que nunca volverá
al pueblo.
Quizás él es un demonio.
- Estoy bien –le contesté tercamente, cerrando mis ojos. –Lo siento. No
debería haber intentado morderte. –Dije las palabras, incluso las
pensaba, pero mis dedos todavía apretaban la tela de mis pantalones
debajo de la mesa.
Me sentí como una tetera a punto de silbar. Las emociones rodaban por dentro
en ebullición lenta, desprendiendo vapor y preparándose para el gran
espectáculo. No sabía como pararlas. Sólo giraban y acercándose cada vez
más a una pérdida de control. Quería gritar--chillar, realmente.
¿Qué me pasaba? Eso era grosero. Mike era un buen chaval. Sólo porque no
le encontraba consumista no quería decir que fuese aburrido. Mejor para
Amelia que él fuera blando que un demonio que quisiera comerse su corazón,
después de todo.
Ella negó con la cabeza. –No lo creo. Quiero decir, quizás a veces, pero
todavía no puedo hacer lecturas. –Presionó sus labios juntos formando una
firme línea. –De tanto en tanto, aunque, siento algo muy fuerte. –Rebeló. –Es
150
Mike no se paró en nuestra mesa, pero saludó con la mano y dijo, –Hey–
mientras pasaba.
Y así al día siguiente y todos los días que vinieron después, mis rizos fueron
libres. No más dolores de cabeza de bandas demasiado apretadas, no más
mechones sueltos--sólo algunos y ligeramente enredados rizos.
Sólo para saber que pasaría, una mañana había rebuscado en mi armario
hasta que encontré un par de pantalones que Donny me había dado el año
pasado porque accidentalmente se había comprado unos etiquetados "cortos".
Los llevé a la escuela. Donny y Amelia alzaron sus cejas la una a la otra, pero
no me dijeron nada a mí.
Los tres fuimos de puntillas sobre cáscaras de huevo alrededor unos de otros.
Desde que Haden se había ido, había mantenido todos los más superficiales
pensamientos y sentimientos para mí misma. Ellos parecían entender que
necesitaba espacio, pero al mismo tiempo, telegrafiaban lo que querían decirse
unos a otros como si no les pudiera entender.
Una noche, que mi padre iba a llegar tarde, Muriel se quedó a cenar conmigo.
La engañé para que pidiera comida China. No preparamos para cenar en la
151
Mientras ella sacaba los platos, comencé a sacar los recipientes de comida de
la bolsa. Cuando abrí uno, un movimiento captó mi atención. Me asomé a la
caja blanca y encontré retorciéndose una masa de gusanos blancos alrededor
unos de otros tratando de llegar a la parte superior.
Grité y con una mano me tapé la boca mientras con la otra mano tiré los
gusanos. Muriel corrió hacia mí cuando yo di un paso hacia atrás.
¿Ella no podía verlo? Miré al suelo. Nada se movía. No había gusanos, sólo
fideos.
Asentí, pero no podía quitar mis ojos de los fideos que todavía quedaban en el
suelo. Esperé a que se movieran otra vez, para probar que no estaba loca. El
pelo de mi nuca se erizó y sentí como si estuviera siendo observada. Entonces,
de repente, el sentimiento desapareció.
Solía dormir con las luces encendidas, pero algunas veces era peor. De vez en
cuando, las sombras parecía que se movían in lugares donde no deberían.
Cada día me volvía más paranoica e introvertida.
Decidimos comer fuera ese día. El tiempo estaba siendo extraño, alternándose
entre lluvia y un sol cálido, pero era soleado al mediodía y a todos nos
interesaba la terapia de la vitamina D, como Donny la llamaba.
No fue hasta que Donny me miró burlona que me di cuenta de que la estaba
mirando a ella. No--la estaba deslumbrando. Cambié mi cara de enfado por una
agradable deprisa y le devolví la mirada a mi comida. Es sólo que era difícil, a
veces, no enfadarse con ella. Gabe la trataba muy bien, y todo el mundo sabía
que ella tenía sentimientos hacia él. Me parecía un despilfarro que ella siguiera
negando algo que la hacía feliz--o que la haría feliz si dejaba de ser tan
cabezota sobre ello. Echaba de menos a Haden. Mil veces al día. Deseaba que
él volviera. Gabe estaba ahí mismo, y ella le mantenía alejado.
Mike no me incluyó; todos los de la clase sabían que mi nivel estaba cayendo
porque había dejado de rotar en las asignaciones. Necesitaba organizarme.
Mientras una parte de mí disfrutaba no viviendo de acuerdo con las ideas
preconcebidas que todo el mundo tenía de mí, realmente no quería ser la chica
cuya vida se vino abajo por un chico. Era demasiado... tópico.
puñalada de envidia.
Mis ojos daban vueltas. A duras penas había soportado el día entero en la
escuela. No quería ser pillada; no quería nada más que arrastrarme bajo mis
mantas y dormir. Tal y como había hecho cada día últimamente. Parecía más
seguro dormir durante las horas del día.
Si yo quería dinero para algo, tenía que pedirlo y explicar por qué. ¿Para qué lo
necesitaba? Muriel preparaba mi almuerzo por las tardes, mi padre compraba
toda mi ropa, y su decorador hacía pequeñas modificaciones a mi habitación
dos o tres veces al año que me impidiera aburrirme del diseño.
Él no entendía que quisiera tener algo de dinero para gastármelo del que no
tuviera que darle cuenta. Me habría encantado hacer tareas domésticas o
incluso tener un trabajo--si él me hubiera dejado.
Ame también tenía su licencia, pero no tenía coche. El cual le otorgaba mucho
poder a Donny en nuestra relación. Que ella sin duda aprovechó, pero sin
llegar a abusar.
- Mira, tú has estado siendo toda una Emo Barbie y estamos cansadas de
ello. Te vamos a llevar a la playa. –Donny se encontró con mi mirada en
el espejo retrovisor. –Y antes de que lloriquees y digas, 'yo no quiero ir a
la playa,' debes saber que no me importa.
154
- Puedes ser una bruja cuando quieres, pero aun así vamos a ir a la
maldita playa.
Amelia se dio la vuelta para mirarme desde el asiento del acompañante. –Por
favor no peleéis, chicas. Nosotras sólo estamos preocupadas por ti, Thei. No
has hablado más con nosotras. No desde el día en que Haden dejó de ir a la
escuela. Te echamos de menos.
El viaje a la costa duró sólo diez minutos, pero parecieron más. Amelia salpicó
a Donny con una conversación tonta para alejarla de mi espalda. Debí haber
sido más agradecida. En vez de eso, sólo deseaba con nostalgia mi cama.
No sé por qué las rechazaba tan duramente, o por qué buscaba activamente
una discusión con Donny. Mi corazón dolía, y lo pintaba todo mí alrededor de
negro. No quería nada porque no podía tener lo única cosa que realmente
quería. Y supongo que una parte de mí no quería que nadie más tuviera lo que
quería si yo no podía.
Dibujé en mi boca una línea sombría que lastimaba mi mandíbula con su fuerza
congelada. Salí a empujones del coche y las adelanté en la arena, sin cerrar la
puerta detrás de mí. El viento amargo de la primavera azotaba a mí alrededor
mientras caminaba penosamente hacia la línea donde el mar se encuentra con
la tierra, y allí me quedé deseando que el agua me reclamara y acabáramos de
una vez. ¿Qué se sentiría al ahogarse? No podía doler más que mi diezmado
corazón, ¿no? ¿Podría doler más que quemar hasta las cenizas como Haden
hizo la primera noche?
El invierno aún no se había ido por completo, a pesar de las tempranas horas
de sol. La playa todavía estaba fría e implacable. Inhalé profundamente el aire
salado, de repente muy alegre de estar allí. El mar siempre desbloqueaba algo
en mí, un hecho que Donny conocía bien. –Os pido perdón. A las dos. No he
estado siendo yo misma y me avergüenzo por el modo en que he tratado
nuestra amistad últimamente.
Asentí. –Haden se ha ido para bien. Sé que nunca volveré a verle, pero
realmente lo quiero y duele... me duele respirar.
Negué con la cabeza, les expliqué que él todavía podía estar en peligro por
enfadar a su madre. Que él parecía realmente inflexible y que ella no podía ser
comprensiva. –No sé si él está bien. Me refiero, que si supiera que él está feliz
o bien, yo podría sobreponerme a esto.
- Oh, Dios, creo que estáis empezando a hacerme creer en toda esta
tontería –dijo Donny. Y nos reímos.
Apiñadas juntas, las tres, nos sentíamos importantes. Nuestro pequeño círculo
contra el mundo.
- Eso no está bien, –dijo Donny mientras me pellizcaba. –No dejamos que
los problemas de chicos nos vuelvan drogadictas ¿de acuerdo? –Su
tono era suave, pero su mensaje severo.
- No creo que pueda volver a tomar ese camino otra vez. Él ha hecho algo
para que no pueda ir allí nunca más. Quizás... –miré a Ame. Ella puede
saber un camino. Ha estado estudiando muchas cosas metafísicas.
nubes que yo nunca había visto juntas, volvían el cielo de color púrpura.
Una fuerza de vendaval soplaba y las moteadas nubes avanzaron a través del
cielo directamente hacia nosotras. No era sólo el color o la velocidad lo que nos
espantaba, había un olor, un tinte de sulfuro que acompañaba su caída
rezumbadora. Amelia nos gritó que resistiéramos, y así lo hicimos, sin pensar
en las consecuencias.
- Thei, –empezó Ame, –no creo que esto se haya acabado. Sea lo que
fuera, creo que te quería a ti.
Temblé, Amelia estaba temblando, pero ella parecía... bajo control, preparada.
Después de volver de la playa, tenía que soportar una ardua cena en la cual mi
padre y yo intentaríamos hacernos creer que las cosas estaban ahora más
relajadas entre nosotros. Quizás han sido mejores, pero era duro de decir
teniendo en cuenta la situación de "vamos a aparentar". Vamos a aparentar
que tú no querías que mi madre abortara. Vamos a aparentar que no te importa
que lleve pantalones tejanos y mi pelo suelto. Vamos a aparentar que tenemos
una relación diferente ahora que nos entendemos mutuamente.
Una vez que nos quedamos sin charla, insistiendo en los insignificantes
detalles de nuestro día que a ninguno de los dos nos importaban, volvimos al
incómodo silencio. Yo no podía parar de pensar en la tormenta, en la
advertencia de Amelia. ¿Qué significaba?
- Oh, –contesté. –Estoy segura de que estoy bien. Debe de haber sido
una impresión tuya.
- ¿Sí?
- ¿Estás enfadado?
Lo dejé.
El agua del baño se volvió congelada. ¿Cuánto tiempo había pasado? Parecía
caliente hacía sólo un instante.
¿Haden?
Una habitación sin sombras es una abominación de las leyes del universo,
aunque yo nunca había pensado en ello hasta que me quedé de una pieza. Me
dio picor. La puerta parecía muy lejana, pero tenía que intentarlo. Ante mis
nervios, corrí en esa dirección, sólo para detenerme justo delante de mi espejo.
No estaba en él.
No tenía reflejo, a pesar de que todo lo que tenía detrás era claramente visible.
Cuando oí los crujidos y pasos aproximándose, era perfectamente consciente
de la situación en la que me encontraba. Recordaba ese sonido, que
detestable, horrible ruido, procedente de la hoguera del mundo de Haden. Estar
asustada no era nunca más una opción. El miedo había evolucionado en algo
más primario.
Mi nariz me picaba por el exceso de sulfuro, tan asfixiante que suponía que se
trataba de azufre. Esto me hizo ahogarme y obstruyó mis pulmones, cuanto
más tosía, más se llenaba mi pecho de azufre. El calor se extendió lentamente
desde los dedos de mis pies hasta el resto de mi cuerpo. El calor no era
desagradable. No al principio, o quizás no lo noté como tal porque tenía
arcadas y estaba amordazada por el vil olor del humo del infierno. En algún
punto me di cuenta de que el calor se había intensificado y que lentamente se
estaba prendiendo fuego.
Me aterroricé. No fui con cuidado como el ardiente hombre que flotaba por
delante de mi ventana. Chillé y me agarré a mi propia piel. Queriendo
deshacerme de ella como si fuera ofensiva. Vulgar. Perdí la pista de mis
escoltas así como de mi entorno. Quizás me estaba moviendo, quizás todavía
seguía quieta. Sea cual fuera el caso, me estaba quemando viva. Aunque
estaba a oscuras, podía ver mi huesos carbonizados por al luz de mi carne
encendida. No había ningún tipo de justicia allí, mis ojos deberían haber ido
primero. Aun cuando ya no tenía piel, y por lo tanto no tenía nervios para poder
sentir dolor, todavía sentía los insoportables efectos.
Capítulo 16
Mi piel se estiraba sobre mis huesos tensamente. Los volvía a tener mal
puestos.
Suponía que lo más importante era que los tenía todos juntos de nuevo. No
recuerdo nada antes de desmayarme hasta que desperté en el frio suelo de
piedra, mi cabeza palpitando y cada molécula de mi cuerpo protestando por
cualquier nueva disposición el que se habían alineado.
La bilis se revolvió en mi estómago. Tenía que salir de aquí. Las cosas estaban
llegando a mí. Cosas que no podía ver; pensé que dentro de poco estarían bajo
mi piel. Gateé hacía la celda de metal en la que me habían aprisionado con la
muerte. Un pasadizo escondido se extendió tanto a mi derecha como a mi
izquierda. Tiré de las barras de la puerta y traté de buscar un ángulo para
encontrar una mejor vista, pero no encontré ninguno. Solo un triste y oscuro
salón.
¿Por qué estaba aquí? A medida que pasaba el tiempo, pensé que tal vez era
mejor si nunca lo descubría. Quizás mi gran final era ser olvidada y dejada.
Tuve el sentimiento de que eso era mejor de lo que habían tenido cualquier de
mis predecesores.
Recuerdo cuando Haden me contó que la primera vez que había entrado en mi
mundo, ardió. Asumí que eso significaba que yo estaba Abajo – pero eso no
explica porque estoy encerrada en una celda.
Me quedé ahí hasta que no pude aguantar más. Me deslicé lentamente sobre
un montón de suelo fangoso, perdí lo que me quedaba de dignidad y derramé
mi vejiga. Ya no importaba. Empecé a orar por la muerte.
Había soñado con Haden. Sueños de verdad, no los lucidos viajes que
acostumbraba a tener. Los sueños eran dislocados e inolvidables, pero todo
eso era una mejor alternativa que mi cruda realidad.
Justo antes de que girara por una esquina, me fije en una persona y mi corazón
paró.
Haden.
Saltó fuera del pasillo cuando me vio, acercándose y gritando mi nombre. Pero
mis secuestradores no se detuvieron o disminuyeron la velocidad, así que
pateé las piernas y me sacudí para girarme hacía él. Estaba flaco y sucio, pero
vivo de otra manera.
Caí sobre mis rodillas, sacudiéndome de arriba abajo. Creo que no podía parar,
así que rodé hasta quedar sentada para poder contemplar mi entorno.
Necesitaba un nuevo término para la palabra “sorpresa” pues no bastaba para
explicar mi asombro por la habitación de un cuento de hadas.
Cada mujer iba vestida de negro, como si hubieran sido cosidos juntos poco a
poco. Dio un grito ahogado al ver todas sus bocas cosidas con hilo cerrado
negro y espeso. Todas llevaban el mismo vestido, pero de diferentes tonos, y
sus cabezas se movían inestablemente en el cuello, cicatrices cruzando sus
gargantas. Recordé como me había sentido al despertar en la celda, lo mal que
me sentía, y esperaba que ellas no vieran en mi lo que yo veía en ellas. ¿Tenía
suturas ahora yo también?
esposas de Stepford. Fue después del análisis que hice que me di cuenta poco
a poco de que sus vestidos reflejaban un nivel de clase, uno mórbido. Las
cicatrices de una hacían juego con las de la otra. Ninguna llevaba sombra de
ojos, pero cada uno era diferente de la misma manera. Los tres eran una
mezcla…el uno del otro.
Alguien había cortado tres mujeres separadas y las había juntado como una
mezcla y combinación. Me estremecí. ¿Iban a comenzar su aventura quirúrgica
en un baño de rosas perfumadas? ¿Estaba siendo preparada y esterilizada
para una cita con el Dr. Frankestein?
Me sorprendí ante el reflejo del extraño espejo. Todas mis heridas se habían
curado de alguna manera. Ya no tenía marcas o cicatrices de sutura, y mi cara
me recordaba a mí, pero en cierto modo, diferente. Me encontraba diferente.
Me sentí como si me mirara desde el lado equivocado del espejo.
Eso me dio tiempo para observar el resto de mi entorno, por primera vez, des
que había llegado. Yo había crecido en una casa preciosa, pero nunca había
experimentado tal opulencia. Carmesí, ciruelo y telas exquisitas color oro
como sabanas en la cama y cortinas para las ventanas. En las paredes, tapices
de colores ricos con la misma opulencia y lujo que el resto de la decoración de
la habitación. No podía comprender como era posible que antes hubiera estado
arrojada en un calabozo y ahora me encontrará entre tal lujo.
Siendo un poco más valiente, corrí a la ventana, retirando las pesadas cortinas
para encontrar barras de hierro como las que había visto en mi calabozo. La
vista desde mi nueva sala había mejorado. Fuera del castillo, una niebla turbia
rodeaba la mayoría de los escenarios, pero había una cosa que me extraño
completamente. Parecía que el castillo se encontraba sobre la punta de una
165
montaña. Una peñascosa. Un rayo salió del cielo en ese mismo momento, y el
trueno me sacudió a varios metros de la ventana.
La biblioteca podría haber servido como distracción, pero cada libro que tome
estaba escrito en un idioma desconocido. Mi estómago se quejó fuertemente,
recordándome que había pasado mucho tiempo des de mi última comida. No
tenía ni idea de cuánto exactamente. Haden me había dicho que el tiempo
funcionaba de forma diferente aquí.
Pacíficamente, una vez más, dejé que mi mente vagara a la primera vez que vi
a Haden en el laberinto. La malicia y lo extraordinario que era él se veía de
arriba abajo. ¿Si yo hubiera sabido como acabaría, hubiera embarcado
igualmente en este viaje?
Sí.
Mis agallas vacilaron un poco cuando un hombro sin rostro y vestido con un
esmoquin perfectamente pulido, entró y cruzó la habitación hacía donde yo
estaba. Me hizo una reverencia como buen caballero, y yo se la devolví, un
quejido escapando de mis labios. Sin ojos, ¿cómo era posible que viera?
Donde debería tener rasgos faciales, tan solo había piel estirada.
Extendió su brazo hacía mí, y apoyé mi mano sobre él. No es que hubieran
muchas más opciones disponibles.
Él me iba a llevar a algún lugar, si no, habría enviado a los esqueletos en vez
de haber venido él.
Tuve que dejar de mirar. Mantuve la mirada fija en el suelo, confiando en que
mi guía no me permitiría vacilar. Voces se oían más fuertes a medida que
avanzaba, acompañadas de las risas y el sonido de utensilios y platos. Nos
detuvimos en un arco, y todo el ruido disminuyó con nuestra entrada.
Me llevo a una silla vacía. Sacó mi asiento mientras el resto de los invitados
susurraban en voz baja. Había interrumpido su alegría, pero a pesar por la
entrada en bandeja de plata, la fiesta acababa de empezar. Mi estomagó se
retorció ante la visión de un animal totalmente desconocido para mi
retorciéndose contra las cuerdas que lo mantenían sujeto a la mesa. Aún me
retorcí más cuando me encontré con la mirada de mis compañeros de cena.
Los bailarines me habían mirado con las miradas en los viajes anteriores que
había hecho.
Su pelo ónix cayó hacía su cintura, brillante como un reflejo. Sus ojos negros
me traspasaron al mismo momento que me sonreía sin alegría con sus labios
demasiado rojos. La semejanza con Haden brillaba bajo la superficie. En ese
momento me di cuenta, algo fugaz. Era evidente que era su madre, pero había
algo diferente de él.
Sus ojos brillaban y paró de luchar en cuanto me vio. Cerró sus ojos, como si
sufriera.
Capítulo 17
La madre de Haden sonrió sin alegría. – Ahora que nuestros dos invitados de
honor han llegado, podemos comenzar los festejos. – Dijo cada palabra con la
confianza que tiene alguien a quien atienden todos sus caprichos.
Haden seguía luchando para ignorar sus guardias, pero paró en seco, con un
nuevo temor en sus ojo. Seguí su mirada hacia la cabecera de la mesa, donde
su madre había cogido un imponente cuchillo mientras me miraba directamente
con un brillo en sus ojos.
Sus palabras, aunque educadas y formales, fueron tan efectivas como alambre
de púas. Los guardias trajeron a Haden a la mesa sin más incidentes. Él se
sentó en la silla junto a mí pero no me miró, y de repente me sentí más sola
que cuando estaba en el calabozo. Por debajo de la mesa, cogió mi mano. Sus
dedos, fuertes y seguros, envolvieron los míos brevemente, lanzándome una
corta ráfaga de confort antes de que apretara de nuevo.
Su mensaje fue claro. No quería que su madre supiera sus sentimientos hacia
mí. Ella estaba en peligro en un vestido largo y negro.
- Madre, para.
Sus palabras eran feas y su tono fuerte, cortando mi corazón aunque me decía
a mi misma que él estaba mintiendo. No quería decir eso. No podía. Solo
estaba intentando dejar a su madre fuera de pista.
Esperaba.
Su madre frunció el ceño al recordar – Tú padre era débil. Pudo haber sido un
rey, pero en su lugar eligió ser un mártir.
- Mi padre tuvo muy pocas opciones, pero eso no viene al caso. Yo soy
demasiado joven para casarme y no quiero una humana. Ellos son – se
estremeció – son caóticos. Todas sus emociones me agrian el
estomago.
La oscura señora lo miró con tristeza, mientras golpeaba suavemente sus uñas
rojo sangre contra la mesa. – Tu estomago no me preocupa, Haden. Tú falta de
responsabilidad con este reino lo hace. Eres el heredero de su totalidad. Ya es
hora de que dejes de pedirle deseos a las estrellas y suspirar por
insignificantes cuestiones de tu corazón humano. - Se bebió su bebida y me
miró desde más cerca. – Theia, he sido negligente con mis modales. Deberías
haberme llamado la atención por no presentarme. Me llamo Mara. Soy la
madre de Haden, por supuesto. Como vamos a ser familia, me complacería
que también me llamases madre. – Hizo una pausa. – Puedo ver por tu
expresión que te hace infeliz. No hay duda de que echas mucho de menos a tu
propia madre. Muy bien, llámame Mara.
Mara volvió a reír. Su vulgar placer por mi ingenuidad se arrastró sobre mí. No
había lugares seguros donde pasear en este mundo. Con cada pisada tenía la
posibilidad de caer al suelo de cara o peor. Toqué el colgante de mi madre,
ahora mi amuleto, ya que parecía que era la única cosa que me anclaba a la
realidad. La piedra parecía viva bajo mis manos.
170
- Dime otra vez que ella no significa nada para ti, Haden.
- Entonces lo harás tú. – Asintió hacia los guardias para que dieran
marcha atrás.
Él le hizo una señal a uno de los hombres que estaba de piel y le susurró algo
al oído, bueno, donde su oreja debería haber estado si hubiera tenido una. Se
llevó nuestra sopa y regresó a la cocina.
El lacayo sin rostro volvió a aparecer y colocó un plato cubierto entre nosotros.
Él levantó la tapa y yo comencé a llorar de nuevo. Un montón de pan y una
jarra de jalea y crema de cacahuete estaban colocados artísticamente sobre el
plato, junto con dos untadores.
- Estás en un buen lío por mi culpa, Theia. PB&J no nos va a sacar de él.
Cuando llegó el momento del plato principal, fije mi mirada en el extraño animal
que aún se retorcía en la mesa. Todos los demás huéspedes cogían sus
cuchillos afilados y miraban con impaciencia al plato principal que aún
respiraba. La bilis se levantó y deseé no haberme comido los bocadillos.
Detectando mi angustia, Haden pregunto si podíamos ser excusados.
- Las bodas son diferentes aquí, gatita. Tendréis una ceremonia de unión
después de demostrar ser fértiles.
- Uno que ella espera que funcione mejor que el Lure. Es un vapor
afrodisíaco.
Se paso una vez más las manos por su oscuro y poblado pelo. La cerradura
cayó en un desaliñado y atractivo lío. – No mucho. Siento mucho no haberte
protegido mejor, Theia. Todo esto es culpa mía.
- ¿Por qué quiere tan seriamente que tengas una novia humana?
Haden me miró, el peso del mundo sobre sus hombros se reflejaba en sus ojos.
– Los demonios no se pueden reproducir. Solo podemos crear vida de tu tipo.
Los vampiros hacen otros vampiros, cogiendo un ser humano, algunos
demonios pueden impregnar los seres humanos. No todos, por suerte, o los
demonios tendrían sobrepoblación.
Yo ardía de deseos de aliviar su carga. Cargaba con tanta culpa por el simple
hecho de haber nacido. Sabía lo que sentía.
173
- ¿Por qué?
Sus palabras hicieron que los huecos en mi corazón dolieran. Nunca antes
había pensado demasiado sobre tener alma.
Él negó con la cabeza, no queriendo discutirlo ahora.- Mi madre, finge que odia
a los humanos, y aun así gastó la vida de muchos hombres intentando
concebirme. Este sitio, la forma en que maneja las cosas, es un testamento de
su deseo de emular tu mundo.
Una voz lejana, la mía, creo, me llevó lejos de él. Aléjate, pon distancia entre
vosotros, lucha contra la magia negra.
Hice esto con la misma facilidad con que una ola puede ser contenida con un
paraguas.
- Tócame – susurré.
- No debo. – soltó. Sin embargo las puntas de sus dedos trazaron mis
hombros. Me estremecí con el contacto. – Theia – su voz nunca había
sido tan rica, como si la palabra la hubiera dicho directamente desde su
alma.
Sus cálidos besos en mi cuello convirtieron mis huesos en gelatina. Mis manos
se alcanzaron tras de mí y apreté su formal abrigo para evitar deslizarme al
suelo en un charco. Incluso sabiendo que era mi perdición, me apreté contra él.
Instándole a un camino oscuro. Luego me mordió, ligeramente, cubriendo la
punzada con sus suaves labios. Entonces gemí, y el tirón del deseo chocó con
el frenesí.
Otra vez.
177
Capítulo 18
El mundo era un sitio borroso. Estuve viajando a través de una suave extensión
nebulosa-cayendo, dando vueltas, girando. No era como cuando yo encantada.
No había llamas, no había azufre ni dolor. Tampoco había nada abajo, ni
arriba. Sólo un torbellino que daba vueltas en el abismo. Mi cuerpo parecía
estar separado… de mí. No podía ver nada, pero yo supe que no estaríamos
juntos nunca más. Mi cuerpo había sido un peso pesado; una vez que lo hice
más ligero, floté más suavemente.
- Pero está aquí mismo –La voz de Donny sonó más fuerte. Esto significa
que está asustada.
- Su cuerpo está aquí. No sé dónde está Theia –La voz del hombre otra
vez. ¿Lo conocía?
Sentí un busco giro. Algo me sacó fuera de la flotación. No pienso que sea la
gravedad. Empecé a resentirme. Florar sobre el universo debería ser más
increíble.
El giro se volvió más brusco. Un torrente de sensaciones vino hacia mí. Estaba
cayendo. Rápido. La oscuridad estaba siendo remplazada por dos grandes
focos y una rueda de colores giratoria. Cada sonido que yo había oído, se
agolparon en mis oídos y algo me golpeó ruidosamente.
Yo gemí en respuesta.
Con mucha concentración, fui capaz de abrir un ojo. Por supuesto suficiente
para que Donny estuviera de rodillas al lado de mi cuerpo estirado. Yo tenía
que entrecerrar los ojos por el brillo. Amalia estaba al otro lado mío,
traumatizada por todo y pálida. Las dos miraban a la persona que estaba
sentada bajo mi cabeza. Me volví para mirar, pero el mundo volvía a ser
pesado otra vez y tuve que resistirme. Puse mis manos sobre mis ojos - ¿Qué
está pasando? ¿Qué ha pasado?
¿Matones?
Me levante con los codos muy lentamente. Estaba vistiendo el vestido del
banquete – ¿Dónde está Haden? – miré a mis amigas – Lo habéis dejado ahí,
¿verdad?
- Bien, ¿podemos traerlo ya? –No podíamos solo dejarlo ahí. Mara estaría
muy enfadada cuando descubriera que me había escapado. Tal vez se
descargaba en él.
- No podemos traerlo del mismo modo que te trajimos a ti. Esto era un
hechizo para encontrar seres queridos. Seres queridos humanos. –Ame
estaba tratando de decir las cosas políticamente correctas.
Le lancé una mirada de sorpresa por que ella pudiera bromear en este
momento con algo así –Su vida está estacada, Donny. No es momento para
bromas de anatómicas.
179
Varnie suspiró profundamente –Dije que seria como un giro de rodeo sin una
ola jugosa.
- Había leído hace poco sobre senderos del aura… Son como cintas
sobrantes de luz que trazan los espíritus de la gente. – Ame se fue
animando mientras hablaba. – Es realmente increíble, sabes como y
cuando alguien muere o se marcha, ¿Pero sientes como si aún
estuvieran a tu alrededor?
Ame resopló. – Si, vale, dime de nuevo que no te gusta. De cualquier modo,
hemos una mezcla de algunos hechizos para encontrar y un poco de vudú. Ah,
y polvo de hadas.
- Hemos vestido a Mike y Gabe como “Dog the Bounty Hunter”. Ellos
llevan pelucas color salmón –dijo –Cogimos a Varnie. No fue difícil –
tiene una Web. Citamos un punto de encuentro utilizando un nombre
falso, y los chicos me ayudaron a convencerle para que viniera con
nosotros.
Wow. – ¿He estado mucho tiempo fuera? –Mi padre. Oh, dios mio, esto iba a
ser complicado.
- No has venido a la escuela hoy –Un día. Sólo había estado fuera un día.
Parecía que hubieran pasado días. –Donny continuó –Cuando no
contestaste al teléfono, Ame habló con Muriel. Tu padre esta fuera de la
ciudad de nuevo. Lo que, por lo visto, está haciendo mucho.
- Una persona tiene que ser muy hábil para lograr invocar a un demonio.
Es una puerta abierta a cualquier cosa que pueda venir con él.
Estábamos en una cabaña. En una muy áspera. La lluvia caía como piedras
sobre el tejado de hojalata, y el interior parecía funcional, aunque poco. Las
paredes eran tablones de madera irregular, y Donny y yo estábamos sentadas
en una alfombra tiradas sobre un suelo de madera contrachapada.
- ¿Tú y Haden…?
Dudaba que su control tuviera algo que ver con que Mike Matheny finalmente
entrara en la orbita de su atmosfera. Parecía que más bien se acercaba a su
mística, y a la confianza interna que había florecido.
- Pero sabes que lo haré –Se pasó las manos por su pelo rubio. Él era
algo mono cuando no llevaba sombra de ojos– Sabes que no me puedo
ir y dejarte hacer algo que simplemente os puede matar a todos, o peor.
Gabe tenía muchos más músculos de los que yo le daba crédito, y pude ver
como los chicos podrían haber engañado a Varnie haciéndole creer que le
estaban amenazando. Especialmente con sus grandes negras botas.
¿Cuánto les había contado Donny a los chicos? Me pregunté. No era una
buena idea difundir el hecho de que mi novio no era humano, pero aun así, era
reconfortante de que estuvieran de mi lado. Especialmente con las botas
grandes, negras.
Varnie intento entrar en razón con Donny. Mala elección, por supuesto, des que
la razón era un idioma que no hablaba.
Donny alzó los brazos– Bien, yo no puedo, pero apuesto a que tu tienes la
habilidad de hacerlo. Vi lo que hiciste para traer de vuelta a Theia. No eres solo
un tuerco de trabajo, sino un chiflado realmente talentoso.
Mike todavía estaba junto a la puerta luciendo confuso. No creía que estuviera
jugando a hacerse el tonto como Gabe. De hecho, Mike tenía la misma mirada
aturdida siempre. ¿Qué demonios pudo ver Amelia en él?
Donny y Ame intervinieron con un rotundo “NO”, pero Varnie me miro como si
tuviera una segunda cabeza o algo.
- Llevar a Mike a casa es una gran idea –dijo Donny– Te veo mañana.
Gracias por la ayuda.
- Diablos, no –Ella tenía sus manos en sus caderas– Pero Ame, cuando
esto termine, necesitamos tener una conversación seria sobre Mike.
Creo que tiene que helar mucho sus escamas.
- El salmonete es solo una peluca –Ame cruzó los brazos sobre su pecho
–Además, quién me gusta no tiene nada que ver con nada en este
momento.
Donny y yo intercambiamos una mirada. Del tipo que decía: “Bueno, ¿no es
esto interesante?”
Varnie levantó sus manos –No me importa. Solo creo que podrías escoger
mejor.
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Él sacudió la cabeza con tristeza. Empezó a hablar, luego se detuvo des veces
antes de finalmente decir– Tienes talento natural, Amelia. Tu vida solo va a
estar volviéndose más extraña a medida que crezca. Chicos como ese no
serán capaces de soportarlo.
Donny me envió otra mirada cautelosa– Así que, chicos… ¿Qué hay de esa
convocatoria demoníaca? ¿Listos para empezar?
186
Capítulo 19
Haden vio como la nieve caía fuera de su ventana, sabiendo que la previsión
del tiempo dependía del estado de animo de su madre. No tenía muchas ganas
de saber que vendría después, como carámbanos cayendo como puñales junto
a los copos de nieve.
Un objeto iluminó toda la habitación y mis ojos buscaron a Haden. Era tan
hermoso que dolía mirarlo. Tragué, el alivio recorriéndome entera –Gracias a
Dios que estás bien.
Haden me miró a los ojos –No creo que tengamos que darle las gracias a Dios
por esto, ¿verdad?
Empecé a avanzar hacia él, necesitando estar en sus brazos, escuchar el latido
de su corazón, pero Varnie me detuvo. Haden no apartó su mirada, si no que
entrecerró sus ojos, como si me estuviera mirando por primera vez. Y entonces
sonrío. La sonrisa maliciosa. Enderecé mi espalda a pesar de la repugnancia
que sentía al hacerlo. Algo no estaba bien.
Haden se levantó del suelo y salió de nuestro circulo –Que afortunado soy de
que me rescatarais. Gracias a todos por este encantador cambio de los
acontecimientos.
Me puse de pie con las piernas temblorosas –Haden, ¿Qué está pasando? –Él
se quitó la máscara cuando me miro, así que me acerqué más – ¿Sabes quién
soy? ¿Te acuerdas de mí?
Río y miro al otro lado de la habitación hacia Donny como si fuera un regalo en
una tienda de dulces –Soy un demonio. ¿No has aprendido nada? Los
demonios no aman; especialmente no aman a estúpidas niñas que se
esconden de cualquier cosa que no es cuidadosa o seguro para Papá. Tu
188
¿Por qué había dejado de escuchar a mi padre? Él tenía razón. Acerca de mí,
acerca de todo. Y ahora estaba atrapada en la cabina del diablo porque había
sido tan imprudente como mi madre.
Haden sonrió, y mis piernas se volvieron de goma a causa del miedo. No había
rastro de la persona que yo pensaba que era –Quizá tienes razón, señor.
Parece que has traído a un demonio…pero se te olvido algo –agitó su dedo
como si Varnie fuera un niño precoz.
Varnie se froto la barbilla, pensativo –Si, sí. Ya veo mi error claramente –había
cruzado toda la habitación hasta estar frente Amelia y Donny, dejándome en el
centro de la habitación con Haden. Quizá confiaba en poderlas proteger a las
dos.
Entonces Varnie, el cobarde confeso, miró a Haden a los ojos y dijo –Siéntate
en esa silla –señaló una silla de comedor de madera gastada.
No a mis amigos.
Donny se resistió, pero Varnie y Ame parecieron darse cuenta que estaba
habiendo un cambio en la atmosfera de la cabina. Tuvieron que arrastrarla,
pero llevaron a Donny fuera de la puerta antes de que se cerrara en un golpe
cerrado, como la tapa de mi ataúd.
Me estremecí por el sonido, pero no podía mover mis piernas seguirles. Era
como si hubiera sido sujeta al suelo.
Pero no lo hacía.
Sola.
Espere un par de minutos para que Mara me convocara en algún lugar. Ella me
había traído aquí, después de todo. Cada vez que parpadeaba, la criara
retorciéndose en el plato se proyectaba en mi mente, los demonios haciéndose
pasar por juerguistas. No podría estar en esta sala mucho rato más. Salí al
pasillo a ver que oportunidades tenía.
Después de seguirlo por un rato, empecé a pensar que era un laberinto. Una
vez más, yo era el entretenimiento, al parecer – la rata en el laberinto. Quizás
Mara me estaba acechando y aparecería de un salto en algún momento. Tal
vez, preferiblemente, quería desenredar mi cordura como un ovillo de lana al
pasar horas y horas interminables de viaje durante el desarrollo de su juego.
Finalmente encontré una puerta. Estaba abierta, así que la empuje con el pie.
La habitación de Haden. Razón por la que no me acababa de atrever a entrar.
Una ola de emoción me impulso hacia dentro. ¿Qué me había llamado? Una
niña tonta. Aburrida.
Repetí cada momento con él con este nuevo filtro desfavorable. Di un paso
hasta lo más profundo de la habitación, un puño doloroso con cada recuerdo
que empezaba. Cada roce, cada beso. Pase la mano por sus muebles mientras
dolía con remordimientos y… nostalgia. Aun lo echaba de menos, producto de
mi imaginación de niña. Una camisa de seda colgaba en el respaldo de una
silla. La lleve a mi nariz e inhale la esencia de mi amor muerto.
Haden vio cómo su corazón se rompía en frente suyo. Impotente para secar
sus lágrimas, solo podía ser un fantasma andando por la habitación en un
ataque infructuosa contra su impotencia. Theia cogió su camisa y se hundió en
el suelo. Ella estaba perdiendo la esperanza. Ya no creía en él.
191
Por primera vez en su vida, Haden era libre de su lado demoniaco, de todos
sus horribles impulsos, y sin embargo quería recuperarlo su eso significaba
tenerla ahora cuando ella más lo necesitaba. Su madre la encontraría pronto,
de eso estaba seguro. Él no podía proteger a Theia. Nunca la protegió. No
realmente.
Se sentó delante del suelo enfrente de ella. No es que importara. Él era etéreo
ahora. Probablemente era mejor de este modo, hasta que ya tuviera su cuerpo,
el demonio que ellos habían invocado había sido incorpóreo y muy complicado
de contener. Por el bien de Serendipity Falls, tenía esperanzas de que
consiguieran contenerlo.
Haden besó la mejilla de Theia. A hablarle para que ella pudiera escucharlo.
Él la amaba. Nunca se lo había dicho, no en voz alta. Había pensado que sería
más fácil para ella de esa manera, pero ahora estaba lleno de remordimientos
porque ella nunca lo sabría.
Cuando cerré mis ojos, vi a Haden arrodillado frente a mí. Cuando los abrí llena
de sorpresa, no había nada. Los cerré de nuevamente y lo vi de nuevo antes
de que me estremeciera y retrocediera. El corsé que llevaba me dificultaba
poder respirar profundamente.
Había sido una noche larga y terrible. Estaba asustada y muy cansada. Seguía
llevando el vestido en el que probablemente moriría, echaba de menos a mi
padre y a mis amigos. Haden me los había quitado – mi mundo entero, mi
seguridad. Y entonces, lo vi durante un segundo, y también lo eche de menos.
¿Cómo que estaba el aquí y porque podía verle solo con mis ojos cerrados?
- Como debiste reír por mi humillación. El viento con Theia y mirarla hacer
su baile estúpido –mi voz se hizo más fuerte- mira como brillan sus ojos
de inocencia cada vez que habla de que él es especial. Mira cómo se
encoge cuando Haden toca a otras chicas.
- Bueno, has sacado todo lo que quedaba de esa niña estúpida, Haden.
Ahora estoy hueca – ¿era eso lo que querías? –tiré su camisa al otro
lado de la habitación, enfadada de que fuera tan blanda como para volar
muy lejos. –Dios –mi voz se rompió –cuando pienso en cómo te pedí
que me dieras mi primer beso.
Ese beso lo había significado todo para mí. Todo. Mi labio inferior tembló. No
era posible que fuera a llorar de nuevo, ¿verdad? –No te mereces mis lágrimas,
Haden –y ellas llegaron – Pero yo, yo me merezco todo lo que me has hecho
por ser tan ingenua.
Capítulo 20
Mara estaba sola, pero yo sabía instintivamente que era más poderosa que
todos los guardias que enviaban para cumplir sus órdenes. Era de mediana
estatura, y delgada, pero el poder que ejercía no tenia nada que ver con la
fuerza bruta. Llevaba un vestido de terciopelo azul que pretendía ser adecuado
y victoriano, pero estaba cortado por abajo para no dejar mucho a la
imaginación.
- Si –susurré.
Soltó su agarre un poco y retrocedí atrás un paso antes de tropezar con mis
pies.
Mara flotó por toda la habitación en su vestido, inspeccionando las cosas de los
estantes de Haden con curiosidad animada– Tal vez te sorprenda que nunca
he tenido una conversación de chicas antes –ángulo la barbilla y miro hacia
arriba como si estuviera intentando recordar algo– Tiendo a pensar que es por
que les quito la laringe demasiado pronto –Tomó uno de los videojuegos de
Haden y aparentó leerlo– Es desdichado, pero cuando los humanos pierden la
cabeza, tienden a gritar sin cesar o divagar incoherencias. Es agotador. Nunca
he tenido a ninguno con el que pudiera tener una conversación decente –se
volvió hacía mi– ¿Crees que perderás tu mente, Theia?
- Has sido una astilla en mi carne mucho tiempo, gatita. Estoy muy
ilusionada con tu eliminación.
194
Su madre no podía verle, pero estaba seguro que ella sabia que estaba allí.
Paró su tortura y dejo a Theia jadeando sobre el hielo.
Se sorprendió de que Theia pudiera verlo, aún más cuando sintió su toque,
siendo un fantasma. Él no podía tocarla físicamente y eso le cortaba como un
cuchillo.
Haden recordó las cosas que Theia le había dicho y el dolor que había en su
voz. Ella había conocido al demonio, incluso antes de que volviera a Under. Él
deseo que ella no lo hubiera hecho. Ella iba a necesitar toda la fe posible si
tenía que venir a través de este, y pudo ver lo que el demonio le había robado.
Había matado el amor que ella sentía por Haden.
Los ojos de Mara eran una cosa terrible– Estoy segura de que Haden te ha
explicado que él envejece muy lentamente, el tiempo pasa de diferente manera
aquí. Sin embargo, mi pequeña rosa, no hay sangre humana corriendo por mis
venas. Soy inmortal –se acercaba cada vez más a mi. Su voz cambio. La voz
suave, creció en un borde y ligero eco– ¿Sabes lo que como? –Sacudí la
cabeza– Robo los sueños de los hombres. Me siento en sus pechos, y mientras
ellos sueñan en mi, filtro la esencia que lo une con tu mundo, Theia. –Hizo una
pausa– Pero así es como sobrevivo, como como. Sobrevivir no es mi única
preocupación gatita. No es mi trabajo. Mi real vocación es sembrar la semilla
de tu reino terrorífico mientras duermes –ella se agachó y me habló
directamente en la oreja– Soy la yegua, Theia. El origen de toda pesadilla
creada y tengo la intención de llevarte con todos ellos.
Gemí. Las mujeres que me atendieron antes del banquete veían el mundo por
otros ojos.
- Por favor, no les hagas daño. Ellos no saben nada. Todo esto es mi
culpa…por favor.
- ¿Por qué?
196
Se dio cuenta de que mii visión se había despejado, que ya no veía lo que ella
quería, sino la fealdad de quien realmente era. La inmoralidad es
sorprendentemente pobre.
Su voz se volvió culta– No ame al padre de Haden entonces igual que no amo
ahora a Haden –Mara se burlo de mi, pero por un momento estuvo indefensa–
Pensé que tal vez lo haría –añadió en voz baja.
Fingí no darme cuenta de su pequeña debilidad, eso solo serviría para que se
pusiera más a la defensiva. Tuve el presentimiento de que lo que ella quería
decir era que ella hubiera deseado que la ellos la amaran.
Volvi a sentir el calor que indicaba que Haden estaba cerca de mí. No entendía
como se había vuelto invisible o por que se quedo de esa forma. Aun así me
era más fácil entender porque eligió consolarme cuando hace poco puso mi
corazón en un triturador de madera y le sonrió a la confusión.
Y sin embargo no podía olvidar que él prefería haber sido humano. Tal vez solo
había sido un acto como los otros. ¿Dejaría a otro niño creciendo en este
lugar? No lo sabía.
Pero no lo haría.
Mara entrecerró los ojos– ¿Estás jugando a hacerte la tonta o realmente eres
esta estúpida?
Ella se río. No una placentera risa, más bien del tipo que hace que se te ponga
la piel de gallina y tu corazón correr una carrera– Tú y tus amigos invocasteis
un demonio, Theia. Un alma humana no puede viajar en un hechizo de
invocación. Él sigue aquí, atrapado como tú.
Y tenía un alma.
Mara solo arqueó una ceja y me hizo señas para que continuara– Le quiero
mucho. Me habría quedado. Si pudiéramos estar juntos. Todavía quiero.
- ¿Por qué me estás diciendo esto? ¿Crees que me darás pena? Olvidas
quien soy.
Cerré mis ojos para poder verlo. Él me negó con la cabeza, preocupado de que
me estuviera poniendo aún en más peligro. ¿Qué más peligro podía haber? No
podía quedarme con él, aunque quisiera, así que abrí mis ojos hacia Mara de
nuevo– ninguno de nosotros pedimos ser rescatados por mis amigos. Me
sentía rota en dos cuando me apartaste de él. No quería irme. Quería estar
aquí, con él. No tienes que forzarme a quedarme aquí, a casarme con Haden.
198
Ella se encogió de hombros– Por supuesto que lo hará. Ahora que tus amigos
se han encargado de la peor parte separando su lado humano débil, estará
más que dispuesto
Exhalé. Tenia que andarme con mucho cuidado– Ganarás, no importa eso,
pero ¿no le gustaría ganar en términos originales? Haden, como solo un
demonio, hará lo que tu digas, por que no le cuesta nada. ¿No significaría más
si tuviera la capacidad de elegir y lo eligiera de buena gana? ¿Si abandonaba
el reino humano, por que él quería quedarse?
Haden, aunque no tenía cuerpo, sintió una punzada en su espina dorsal y las
chispas iniciaron un baile por los nervios. Algo estaba pasando. Se arrastró
hacía Theia, luchando contra la sensación de agredir su propio cuerpo. Tenia
que llegar antes de que fuera demasiado tarde.
199
Dios, no.
Theia se mordió los labios y trató de contener las lágrimas. Como una valiente,
su chica.
Haden vio con horror como su madre tocaba el dedo de Theia y mezclaba su
sangre. No importó lo fuerte que gritó, Theia no lo escucho. Su advertencia se
perdió para siempre.
Arriba es
abajo
201
Capítulo 21
Haden
Está vez lo sentí diferente incluso antes de abrir los ojos. La sorpresa por el
matorral de espinas a mi alrededor en lugar de las aburridas paredes blancas a
las que me estaba empezando a acostumbrar, me desperté y estaba de rodillas
sobre el húmedo césped de manos y rodillas en vez de estar extendido sobre el
colchón de aire en la habitación de invitados de Varnie. Esto podía ser un
sueño, pero no lo sentía como uno.
Empuje el suelo, pasando mis mojadas manos por los pantalones de franela
que llevaba para dormir. Aún estaba oscuro, aunque antorchas resplandecían
cada pocos pasos, iluminando lo que parecía un camino a través del seto de
malas hierbas. Tomé una de las antorchas y giré en un lento círculo, intentando
iluminar la oscuridad. No estaba exactamente asustado, pero estaba receloso.
El camino angosto cuando caminé hacia el otro extremo entre las zarzas.
Ramitas con púas del tamaño de mi pulgar me empujaban con puntas muy
afiladas. Me giré para mirar donde estaba, pero el camino tras de mi ya no
estaba iluminado. Solo las oscuras sombras permanecían, como oscuros
agujeros perforados en el mundo.
Los deja vús me seguían con cada paso que daba, pero entonces, que era más
o menos como había sido mi vida desde que había despertado en la cabina.
Siempre en la cúspide de recordar, pero sin darme cuenta nunca de los
recuerdos. Seguí por el estrecho camino, intentando esquivar las espinas de
202
las zarzas. No pude hacer un buen trabajo con esto; mis brazos y mi pecho
desnudo eran vulnerables. No me gustó esa sensación.
Con cuidado por la llama, avancé por la pequeña abertura mientras los palos
cogían mi ropa y mi pelo y arañaban mi piel. No creí que pudiese hacerlo.
Estaba atrapado y pensé que moriría entre los arbustos.
Y la música se oía.
Me subí a una pequeña colina que había delante de mí. Cuando llegué a la
cima, la vista de la chica me robó el aliento.
Estaba sentada en una silla de madera con vistas a un río que brillaba como si
fuera una costra de diamantes. No se dio cuenta de mi llegada mientras tocaba
el violín. Sus ojos estaban cerrados y estaba en su propio mundo, mientras el
mío se derrumbaba a mí alrededor.
Theia.
Me habían enseñado fotos de ella, y pensaba que era guapa. ¿Qué más se
puede pedir? Las imágenes no me habían provocado ningún recuerdo, aunque
todo el mundo esperaba que lo hicieran. Ella para mí solo era una chica bonita
en una fotografía.
En carne y hueso, era mucho más que bonita. Tenía el aspecto de una ninfa de
jardín, la sensación de que todo en el mundo era fresco y puro. Una guirnalda
de margaritas rodeaba su pelo, sus elásticos rizos del color de la miel y el
caramelo. Vestía una sencilla funda blanca y zapatillas como las que llevan los
bailarines.
Me di cuenta de que debía estar soñando. Nadie podía ser tan hermosa. Era
como si tirase de la luz del sol y bailara sobre su piel y su pelo, lanzando
destellos de brillantez pura sobre mí. Y su canción… la música que envolvía mi
203
interior y que me había traído hasta ella no era dulce. Ahora no sabía como
había podido confundirla con tal. Era de una tristeza conmovedora e hizo que
mi corazón se tambaleara con su propio latido.
Sus ojos se abrieron. Sabía que ahora Theia me notaba. Bajó su instrumento y
giró la cabeza para mirarme. La distancia entre nosotros pulsaba con energía.
No me movía, no respiraba, no me atrevía a parpadear. Tenía miedo de que
desapareciera.
Esperé una señal, que hiciese o que dijese algo. Pero ella solo me miró.
Tragué saliva. Dirigí la mirada a su hermosa y esbelta garganta. Dios, sabía
como olía.
- No es seguro. – me advirtió.
Entré en la cocina donde Varnie estaba sirviendo café, ya vestido excepto por
su turbante.
- Te ves como una mierda. – dijo, y me dio una taza de humeante tostado
Francés
Eso viniendo del imitador de mujeres más malo del mundo – Gracias. Eres la
chica más fea que he visto en mi vida, por cierto. – le respondí.
Miré hacia abajo y lo vi, estaba cubierto de arañazos y de sangre seca de las
zarzas. Mi mano buscó a ciegas la taza y salpiqué café caliente sobre mi piel. –
Cristo. – grité y cogí una toalla. Me encontré con los ojos de Varnie. Entonces
no era un sueño. – La he visto.
- Eso creo.
- No tenía muchas opciones. Me dijo que no se podía ir. No creo que sea
exactamente… como… vosotros la describisteis. – Era lo más
diplomático que podía conseguir antes de mi primera taza.
Asentí. – Gracias, hombre. – Quería decir gracias por todo lo que había hecho
por mí, que sigue haciendo por mí. Me pregunté si él lo sabía.
Creo que Varnie se sentía culpable por todo lo que pasó esa noche. Por más
que quería irse de Serendipity Falls, aún quería más hacer las paces. Así que
se mudó a la casa que acababa de dejar y puso un techo sobre mi cabeza. Le
debía más de lo que podía decir.
Donny me vino a buscar para ir al colegio, como había hecho cada día durante
el último mes. A Gabe no le gustaba eso. No era precisamente mi mayor fan.
Ame sería más complicada. Sería mejor para mí evitar pasar demasiado tiempo
con ella. Era espeluznante, la forma en que sabía las cosas. Varnie lo llamó su
“Talento natural”. Todo lo que hacía, seguía siendo insuficiente para traer a su
amiga de vuelta. Aunque no podían parar de intentarlo. No eran nada excepto
tenaces.
Sabía que los estaba defraudando porque no podía recordar. Tenía la cabeza
llena de conocimientos, de cosas que la mayoría de chicos de diecisiete años
no sabían, pero no recuerdos que nos pudieran ayudar. Les dolía que no
pudiese recordar a Theia.
Theia había arriesgado todo para salvarme. Ellos decían que me quería. Y
había devuelto su sacrificio por no poder recordarla.
Todos los chicos del colegio sabían que yo tenia “amnesia”, pero me seguían
tratando como si fuera el mismo Haden de antes del “accidente”. Donny me dijo
que era porque los Sneetches nadaban en agua poco profunda. Ella siempre
miraba directamente hacia Gabe siempre que hacia comentarios de ese tipo. A
su favor, el la ignoraba.
207
Se oían murmullos por arriba y debajo de los pasillos que hice ver que no podía
oír. La desaparición de Theia y mi amnesia alimentó el molino de rumores
hasta que se convirtieron en cuentos tórridos. Otro punto delicado para los
llamados Sneetches era la deserción de Gabe y mía al “lado oscuro”. Fingían
que no les molestaba, pero gastaban mucho tiempo intentando atraerme de
nuevo a su multitud. Yo no quería especialmente formar parte de su multitud.
Yo no encajaba allí ni en ninguna parte.
- ¿Deberíamos?
Ella asintió. Su pelo no se movió cuando su cabeza lo hizo. Eso fue de lo más
extraño. Laca, supuse. – Se acerca.
Lo sabía, por supuesto. Donny se pasaba mucho tiempo diciéndole a Gabe que
no iban a ir juntos, y Ame se pasaba mucho tiempo intentando convencerse
para invitar a Mike. Yo no tenía intención de ir al baile. Sentía como una traición
el pensar en divertirme o pasar tiempo con otras chicas. Una traición hacia la
chica que no conocía, que no podía recordar, y quien seguramente nunca
volvería.
- ¿Preguntarte qué?
La miré a los ojos, y ella sonrió tímidamente. Podía ser fingida, su timidez. El
modo en que Donny y Ame pasaron de las animadoras, ellas estaban
supuestamente en la misma clase de demonio que exorcizaron de mi cuerpo
esa noche en la cabaña.
Quizá Brittany y Noelle era superficiales, pero quizá solo eran chicas que se
escondían tras su popularidad de la misma forma que Donny se escondía tras
su sarcasmo. Brittany parecía genuinamente nerviosa al preguntarme por el
baile, ¿pero que sabía yo sobre sentimientos genuinos? Especialmente de los
sentimientos de las chicas.
208
No conseguí nada de esto, y salir con Gabe y Varnie me había enseñado que
mi ignorancia no tenía nada que ver con mi amnesia. Las chicas simplemente
era difíciles de entender. Era una de las cosas que las hacían chicas.
- ¿Theia? – pregunté.
Ella asintió. – La cosa es, Haden. Ella no está aquí pero yo sí.
No, la cosa era que yo estaba aquí y Theia no, pero Brittany no lo entendería. –
No va a funcionar. Lo siento.
Lo dijo con buen humor, y sentí que ella tenía razón. Entonces fue cuando sentí
una mirada ardiendo.
Amelia.
No sabía cuanto hacia que estaba aquí. Sabía que debía habernos mirado mal
desde donde estaba. El choque de la traición era claro en sus expresivos ojos.
- Ame. –dije.
Apretó la mandíbula y me miró antes de girar sobre sus talones. Sabía que
sería mejor no seguirla. Lo arreglaría más tarde. Esperaba.
209
Capítulo 22
- Bien –dijo Varnie, pasándose la mano por el pelo– Esto va a estar bien.
Después de la última palabra dura, todos se miraron los unos a los otros, la
sala llena de silencio. Varnie me miro en silencio como si sintiera lastima por
que sabia que no habían terminado.
Ame miro a Varnie esperanzada– ¿Podemos probarlo? ¿Tal vez las cartas o la
bola de cristal?
Luche por algo que decir– Se veía bien, sana, quiero decir. Estaba hermosa y
estaba tocando el violín.
Donny me miro como si estuviera tratando de escoger las palabras que había
entendido de lo que yo le había dicho– ¿Ella lucía bien?
- Realmente parecía… –no sabía como decirlo sin que sonara mal–
Parecía tener suerte encajando ahí. Como, de acuerdo con ello. –que
estaba totalmente dispuesta a cazarme como a su presa no lo dije.
Hice una mueca– Lo se. –Había visto la misma demonología. Si Mara era mi
madre, y Varnie creía que lo era, Theia no podía estar tanto tiempo ahí– Pero
aun así parecía estar bien.
Estuve de acuerdo y fui a la cocina a tomar una Coca-Cola para que él pudiera
calmar a Donny en privado. La podía oír gritándole a Gabe y él tranquilizándola
con voz calmada. Parecía que yo era la kryptonita de su grupo. Los hice
débiles, separándolos. Y si, podía recordar lo kryptonita que fui, pero no como
conocí a la chica que me amaba tanto que fue al infierno en mi lugar.
211
- Tu ID dice diecinueve.
- Por lo tanto, ¿no hubo suerte para encontrar a Theia? –le pregunté,
aunque era obvio que no la había encontrado.
Le lance una mirada de esas que dicen ¿estás-bromeando?– Nada. Ella quería
que le pidiera de ir al baile. Yo dije que no lo haría. – ¿Cuántas veces tenia que
repetirlo?
Realmente no quería entrar en el hecho de que Ame solo tenia ojos para Mike
Matheny, el chico que apenas podía juntar tres palabras en una frase pero
comía todas las comidas como si hubiera pasado una semana desde la última.
Así que solo dije –Soy la última persona con la que hablaría de esto.
Él asintió con la cabeza, dándose cuenta de que tenía razón. Cuando Amelia
me vio en la esquina siendo acariciado por Brittany, dejo de confiar en mí.
Aunque yo no estaba seguro de cómo me había ganado su confianza en primer
lugar, no tenia ni idea de cómo la iba a recuperar.
O si me la merecía.
- Siempre haces eso. Es muy frustrante. Mira, entiendo que nadie quería
hablar de ello cuando me desperté. Lo se, pero he estado por aquí por
un tiempo. No parece que vaya a recuperar la memoria yo solo.
Varnie negó con la cabeza. – No, y eras un hijo de puta. Bueno, me refiero a tu
parte demoniaca. Donny comento que debería haberle prestado mas atención
a “El Exorcista”, lo que hizo que Ame creyera que debíamos darle una
oportunidad al exorcismo.
- Bien –me rompí. – Así que cuando exorcizasteis al demonio del cuerpo,
yo, bien, mi alma, volvió a él.
- Fuera –Se acabó la botella y la lanzó por la habitación, por falta de una
papelera de reciclaje, y este cayo sobre el linóleo.
213
- ¿Fuera dónde?
Cogí su botella y la puse encima de otra copa– Así que mi mitad demoniaca
esta solo ahí, dando vueltas alrededor, esperando la oportunidad para hacerse
una casa en mi cuerpo. Que supongo, es técnicamente una mitad suya.
- Bueno, lo arrojaron fuera de ese ámbito, por lo que tendría que ser
invitado de nuevo. Creo.
- ¿Eso crees?
- Lo anotare.
- Tal vez debería actualizar mi pagina en Facebook –Nos reímos, pero las
líneas en su frente volvieron– No se donde esta el demonio, amigo.
Asentí con la cabeza y pase por su lado hacia la habitación de invitados– Si,
mamá.
Capítulo 23
Escuché una risa y vi un destello rojo precipitándose entre los árboles.
Parpadeé con fuerza. ¿Qué demonios? ¿Dónde estaba?
Vi el destello rojo de nuevo con el rabillo del ojo. Era una persona envuelta
lanzándose ente los árboles gigantescos. ¿Quizá Theia? Esperaba que lo
fuera, así que seguí a la figura. Tuve que parar varias veces, cuando perdía de
vista lo rojo y escuché por ramas rompiéndose. Tuve un vislumbre de la capa y
me di cuenta de que era una chica seguro, pero reapareció detrás de los
árboles, no era posible que hubiera llegado sin que yo la viera. Ella seguía
apareciendo aquí y allá, y cada vez que conseguía acercarme, en su lugar
estaba detrás de mí.
Entonces sentí a alguien más, delante de mí. Me asomé y vi unas botas negras
de montar. Seguí el cuero por la pantorrilla de una mujer hasta que llegué al
dobladillo de un manto rojo. Me enderecé rápidamente.
- Mi Haden, que ojos tan grandes que tienes. – Theia se quitó la capucha
y se agachó a mi nivel. – No deberías haber vuelto.
Ella se veía tan fresca y recogida en medio del horror, y allí estaba yo,
hiperventilando y goteando sudor frío por el miedo. Apenas podía respirar. Por
lo menos los rostros se habían ido. Por ahora.
- Por mí.
- ¿Cómo están ellos, mis amigos? – su voz era muy baja. Quería ponerla
entre mis brazos y no dejar que nunca nadie volviera a hacerle daño.
Como iba a hacer eso, no lo sabía. Pero la sensación que se instaló en
mi corazón no aceptaría ningún otro resultado.
- Mara me dijo que podía ver el mundo, como tú solías hacer, a través del
espejo que tenías. Pero yo simplemente no puedo. Me dolería
demasiado.
Extendí un brazo a su alrededor, pero ella saltó lejos. – Por favor. – Rogó – por
favor no me toques.
- ¿Por qué?
- Pasó tan rápido. Al principio pensé que era solo el ritual de la sangre
que me hacía sentir extraña… ajena. Le prometí que nunca escaparía. –
ella alzó su mano y la miró. – Pero puedo sentirlo dentro de mí,
separado pero uno. Siempre está ahí, esperando a que me debilite.
- Ahora ves porque no puedo salir – se apartó, para poner más distancia
entre nosotros. – El demonio está dentro de mí. Quiere cosas horribles.
Me hace querer cosas horribles.
Su mirada quebró la mía con una intensidad feroz. – Lo haría de nuevo. Por
salvarte. No me arrepiento que ahora tengas una oportunidad. Vete. Vete y se
el tipo que te has pasado toda la vida deseando poder ser.
- No sin ti. – Dejé que pusiera los ojos en blanco antes de preguntar - ¿Te
ha hecho daño…Mara?
Tragué saliva. Había algo muy caliente sobre estar asustado de una chica.
Volvió a empezar a caminar, y yo tropecé un poco con mis pies hasta cogerla.
– Nadie ha renunciado a ti. – dije cuando la alcancé. Ella necesitaba entender
que todos nosotros queríamos su regreso. – Todos los días intentamos
encontrar una manera. Hemos encontrado alguna… gente realmente
interesante durante algunas de las sesiones de espiritismo y localización de
hechizos. Solo que nunca a ti.
Lo consideró con cuidado. – Bueno, eso es bueno. Él es bueno para ella. ¿Qué
pasa con Ame?
- Sí. Se está asegurando de que no me caiga de culo. Estos días soy algo
así como un recién nacido, solo tengo que ir al instituto y actuar normal.
De todos modos, pone un techo sobre mi cabeza. Y trabaja con Ame,
desarrollando sus habilidades psíquicas.
Theia se abrazó a sí misma, pero sonrió. – Dios, todas sus lecturas de su Hello
Kitty eran horribles. Me alegro de que esté entrando en ella misma. – Hizo una
pausa. - ¿Mike?
- ¿Están saliendo?
- Sí, tiene la mente bastante abierta. Más que Donny. Todos me ayudan.
Uno pensaría que me aborrecerían, pero todos ellos intentan ayudarme
a adaptarme. El colegio, todos los demás, piensa que tuve un accidente
y que tengo amnesia. – esperé a que me lo preguntara, pero no lo hizo -
Piensan que te escapaste.
- Está alterado.
- Sí. Él llama a Donny y a Amelia cada día para ver si las has llamado. Él
no sabe nada de mí… - Mi voz se apagó. –No deberías estar aquí,
Theia. Todo es mi culpa.
- ¿Mi camión?
Una lágrima rodó por su mejilla en un lento camino que me hizo sentir fuerte y
débil al mismo tiempo.
Esta vez dejé de caminar. - ¿Crees que es fácil para mí? – Ella estaba unos
pasos por delante de mí y se volvió para mirarme. – No, no te recuerdo. No
recuerdo abrazándote o hablando contigo o enamorándome de ti, pero ando
con un gran agujero en el corazón todo el rato. Siento tu ausencia a cada
segundo del día. Duele y no se alivia. Perderte es suficiente malo, pero no
tengo ni siquiera el consuelo de recordar que una vez yo te había tenido.
Pensé que lo entendió, por un segundo. Y entonces algo cruzó su cara, una
expresión que no podía nombrar, tal vez fue la desesperación. – Eso no
importa.
- Creo que siempre has sido el chico más solitario del mundo. – dijo en
voz baja.- Cuando vivías aquí y mirabas el mundo y deseabas formar
parte de él, y ahora sigues sin formar parte de él ¿verdad? – Se quitó la
220
- Theia…
Dejó caer el collar en mi mano. – Muéstrales esto. Diles que soy feliz aquí. Que
no quiero volver. Nunca.
Y entonces me desperté.
221
Capítulo 24
No sé si había estado en un baile de instituto alguna vez, pero estaba bastante
seguro que nunca iría a otro. Nosotros cuatro, Gabe, Donny, Amelia y yo nos
pusimos en la esquina con tazas de zumo de naranja calientes y rezando por
que el reloj se moviera.
- Por lo menos nos ven bien –reconoció Donny mientras tomaba un sorbo
de zumo.
Ame era mi cita. Mike nunca le había preguntado, y sabia que Donny no
querría ir se Ame no tenia una cita. Y si Donny no iba, entonces Gabe no podía
ir, y lo mas lejos que podía decir, Gabe era el único que realmente quería estar
aquí en primer lugar.
- Ouch.
Ella me miró de lado y una pequeña sonrisa se formó en sus labios –Lo siento.
Es sólo que…
- Theia querría que nos lo pasáramos bien –dijo Ame en voz bajo.
- Theia odiaría este baile tanto como nosotros hacemos –dijo Donny.
- Los pancakes son una buena solución para una noche salvaje –dijo
Donny.
- Por favor, dime que sabes cocinar –le dijo Donny a Varnie, y él río
cuando vio la bolsa de su mano. Varnie comía muchos sándwiches.
- No, de verdad.
reía, sin saber que Varnie le daba miradas incomodas cuando le era posible, y
cada vez que ella reía, él sonreía. Gabe y yo jugábamos a la pelota con un rollo
de papel con mi habilidad de lanzamiento, y Donny nos decía de parar. Todos
sentíamos la ausencia de Theia, pero al mismo tiempo, me sentía como si
fuera parte de algo. Tenia un lugar en el que pertenecía.
- Hay una clase de hadas llamadas “Nibs” que hacen eso, pero vienen
con un conjunto de problemas. Nunca vale la pena la molestia que
provocan –respondió Varnie.
- Estaba bromeando, pero –Donny lo miro con recelo– Espera, ¿me estás
tomando el pelo? En realidad no existen los “Nibs”, ¿verdad?
Amelia se mordió el labio para no reírse. – Nunca había oído hablar de ellos,
pero eso no quiere decir que no existan.
- ¿Chico amnesia?
Gabe miró la mesa con disgusto– Casi que prefiero hacer otra sesión de
espiritismo antes de limpiar este desastre.
Amelia ignoró a Gabe y parpadeó dulcemente hacía Varnie– ¿Tu qué piensas
Varnie?
De pronto, Varnie habló– Cerrad todos los ojos, abrid vuestras mentes, y
respirar profundamente.
Trate de relajarme. Nunca había estado cómodo en una sala con una bola de
cristal. Y odiaba esas cartas. Eran inquietantes para mi. Predecían los
desastres.
Ese era un paso importante. Si rompíamos el circulo, podían pasar cosas muy
malas. Varnie nunca nombro que cosas malas, pero estábamos completamente
seguros de que no era necesario preguntar. “Cosas malas” era una advertencia
suficiente.
La mesa empezó a temblar. Abrimos los ojos y nos miramos los unos a los
otros.
Donny lloriqueó un poco, y luego, una a una, las cartas empezaron a volar por
los aires como misiles hacia nosotros. Nos encogimos, pero una de ellas me
golpeo lo suficientemente fuerte en el hombro como para cortar mi camisa.
Lo que fuera que iba a decir fue cortado por las letras teñidas de rojo en la
pared, como si alguien estuviera pintándolas con un espray de sangre.
Haden
226
Algo empezó a golpear la puerta cerrada y todos nos estremecimos con cada
choque.
Estuve de acuerdo. Nunca había experimentado algo tan fuerte u oscuro antes.
Era difícil mantener la calma. Las letras de color rojo empezaron a gotear un
los patrones alargados, y una embestida en la puerta provocó que mi corazón
golpeara en cada golpe. Mis músculos se tensaron, y quería golpear algo o
esconderme debajo la mesa.
Amelia cerró los ojos y la habitación estallo en una explosión de luz blanca.
Como un relámpago, tan caliente como el sol, la luz parecía iluminar cada
grieta dónde una sombra podría ocultarse. En ese segundo de calor, la pintura
desapareció, las tarjetas volvieron al aparador y los golpes se detuvieron.
Un silencio cayo sobre la sala. Nuestros intentos por respirar eran los únicos
sonidos.
Estaba pálida, muy pálida, y le temblaba el labio inferior, pero no dijo nada.
Rompimos el circulo y de inmediato rodeamos la silla. Ella se estremeció sin
control.
Donny trató de hablar pero parecía que tenia hipo con cada respiración.
- ¿Nena? –Gabe la sacudió suavemente– Por favor dime que estas bien.
227
Theia.
- Probablemente fue un truco –dijo Varnie con calma –Al igual que los
ruidos y el mensaje en la pared. Trucos para asustarnos-
O tal vez no, quería gritar. Salí disparado de la silla y deje la habitación
esforzándome por mantener la rabia escondida. Estaba cansado de sentirme
indefenso. Todo el mundo estaba en peligro, y todo por mi culpa. Estaba escrito
en la pared, literalmente.
Y lo peor de todo, estaba celoso. Estaba furioso de que Gabe pudiera coger a
Donny cuando estaba asustada, y que Varnie pudiera pasar tiempo con
Amelia, aunque ella no supiera que él estaba por ella. Y de que la chica de mis
sueños estuviera fuera de mi alcance.
Me las arregle para abrir y cerrar los ojos hasta que se acostumbraron a la
oscuridad. Fue entonces cuando me di cuenta de que Theia estaba de rodillas
sobre mi pecho. Lo había visto antes, en el libro de demonología que Varnie
me mostro. Así era como el demonio yegua cogía a sus presas. En las
imágenes, a veces era una hermosa doncella y otras una bruja. Ningún dibujo
representaban a alguien tan desamparada como Theia.
O podía hablar ni moverme. Ella brillaba como si tuviera un filo de luz suave.
Apretó los ojos para cortar la memoria, pero se quedaba tan fuerte en la
cabeza. Era fácil crear excusas, poner sus necesidades por delante a todos los
demás. ¿Por qué no iba a tener lo que quería? ¿No lo había sacrificado todo?
Ella no lo mató, al fin y al cabo. Y si quería, podía hacer que él disfrutara la
experiencia, placer exquisito, placer tortuoso.
Theia tapó sus oídos. No, eso era Mara hablando. Mara susurrando todas esas
palabras en su cabeza. Lo que ella estaba haciendo estaba mal. Había
permitido que el demonio en ella ganara la batalla. Haden tuvo suerte de que
ella hubiera podido detenerse. Ambos la tenían.
Mara jugó a este juego muy bien. Prometiéndole a Theia que podría salir, ver a
Haden, pero no había penitencia por el privilegio.
Nunca más.
Los tratos traicioneros de Mara significaban que Theia había perdido, en todo
momento. Ella había estado esperando que Theia cometiera un error que
traería a Haden de vuelta a Under. Theia sería más fuerte la próxima vez.
Capítulo 25
Ya estaba sentado en la mesa cuando Varnie se levantó al día siguiente.
Me encontré con sus ojos al otro lado de la mesa. – Creo que ella iba a
comerme. – dije estas palabras a sangre fría. Quería tener pánico, explotar en
rabias, hacer algo. Cualquier cosa.
Varnie miró su taza evitando mis ojos tanto tiempo como fuera posible. – Lo
siento, tío. Esto no mola.
- ¿Qué propones?
- No puedo hacer nada por ella de este modo. Si pudiera recordar lo que
sabía cuándo era un demonio, tal vez pudiera salvarla.
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- Haden…
- Por favor.
Exhalé el aliento que había estado reteniendo durante mucho rato - ¿Cómo lo
haremos?
Bien. Hice lo que me pidió, pero no pensé que me fuera a relajar pronto. Tenía
los nervios de punta, mis nervios rebotaban como una pelota en una máquina
de pinball.
Varnie se mantuvo diciéndome que mirara las cosas, estrellas en el cielo, otra
vez, hojas de hierba en un prado, los granos de arena en la playa. Estaba a
punto de decirle que no funcionaba, que no me relajaba, cuando me di cuenta
de que estaba en un cementerio de lápidas muy antiguas
- Hola, Haden.
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Me volví buscando la voz. Una mujer con un vestido blanco apareció entre la
niebla. Su pelo, oscuro contrastaba con la palidez de su piel, y sus labios se
veían más rojos de lo que deberían ser.
- Estoy muy preocupada por mi hija. – dijo lentamente con una cadencia
ligera. – Está en un grave peligro.
Hablarle a un fantasma era algo que debería haber hecho antes de todas las
sesiones en casa de Varnie, pero hablarle al fantasma de la madre de Theia
era un nuevo nivel de extrañeza. Los espíritus que nosotros buscábamos
nunca habían parecido tan reales. Eran transparentes si podías verlos del todo.
La madre de Theia era del tipo que brillaba, pero era corpórea.
La culpa me abrumaba. – Sra. Alderson, tendría que saber que yo nunca quise
que le ocurriera esto. Si pudiera intercambiarme con ella lo haría.
Aun así, a pesar de las diferencias, había algo tranquilizador en ella. Me relajé
desde el primer momento en el que la vi hacía mucho tiempo. Quizá ella era
más que un fantasma, quizá un ángel guardián de algún tipo, porque su
presencia era muy pacifica para mí. Mis músculos, todo mi cuerpo, empezó a
sentirse lánguido. Todo iría bien ahora. Jenny lo arreglaría.
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El modo en que ella dejó ir las palabras me llenó de una sensación de calma.
Yo podía salvar a Theia. De repente, me sentí como si fuera una chispa. Jenny
me miró como si pudiera hacer cualquier cosa. Y empecé a creerla.
Donny me dijo acerca de cómo Theia odiaba sus rizos porque eran
completamente salvajes. Ella dijo que nunca se lo alisaría hasta que yo
volviera. Que yo había ayudado a Theia a perdonar a su madre y a aceptar las
cosas de ella que eran diferentes a su padre.
Era extraño que un fantasma perdiera una hora alisando su pelo antes de
encontrarse conmigo en el cementerio. Esta mujer no era Jenny.
Era Mara.
Tragué saliva e intenté que no se notara el miedo que tenía. Lo Mejor era que
ella pensara que yo aún la creía.
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Mara parpadeó graciosamente hacía mí, jugando su papel como una especie
de guardián benevolente enviado contra el mal. Solo que ella era el mal. No
sabía cómo lo había pasado por alto antes. Ella estaba cubierta de inmundicia,
visible cuando mirabas más allá de su masacra.
Mis ojos se movían buscando una vía de escape. Pero, ¿estaba yo realmente
aquí, o seguía en la mesa en la cocina de Varnie?– ¿Qué harás con él? –Le
pregunté – ¿Cómo van a regresar mis recuerdos?
Mara se echó a reír –Ese es mi chico. Incluso sin memoria, todavía conoces a
los de tu propia especie. Es hora de que regreses a casa, Hijo.
- Deja ir a Theia.
Ella rodó sus ojos –Estoy medio tentada. Honestamente, ella es aún molesta
de lo que tú fuiste. Haden –Mara hizo un puchero –Vuelve.
No había ningún lugar al que ir en este momento, a menos que saltara por el
acantilado, por lo que me quedé ahí, esperando que no quisiera matarme o
comerse mi alma. ¿Cómo de maternales eran los demonios? Miré la lápida de
nuevo y me pregunté si mi madre me amaba – ¿Qué pasa si vuelvo contigo?
- ¿Y Theia?
- Ya te lo dije. Es un símbolo.
Tenía que haber más ahí escondido – ¿Cómo puedo tener mis recuerdos de
vuelta?
Se cruzó de brazos y arqueó una ceja. Cuando parpadeé, me pareció ver que
sus pómulos sobresalían de su piel, pero su cara parecía normal.
Era como si Mara me hubiera clavado un cuchillo y lo girara con cada palabra.
Si, echaba de menos ser especial. No recordaba cómo era exactamente, pero
sabía cómo solía ser algo más. Lo que no habría dado solo para ayudar a
alguien.
Miré mis piernas como si enredaderas subieran por ellas. Recogiendo mis pies
no hizo nada para desunir los tallos de púas. Y entonces no pude mover mis
pies de ningún modo. Estaba atrapado, anclado en el suelo con la madre de las
pesadillas dando vueltas a mí alrededor.
- No importa a dónde fue, solo dónde está ahora –Mara sacó un colgante
de su corpiño. Coincidía con el que Theia me había dado. Ella sonrió
ante mi reacción mientras los colgaba juntos –Soy una fanática de la
simetría.
Mara se encogió de hombros. –Porque es divertido –Ella caminó hacía mí, pero
sus pies no tocaban el suelo.
- Creo que estuve en Under –le dije a Varnie después de haberme bebido
la mitad de la botella.
- No estabas ahí.
Exhalé. –Varn…
Como demonio, tenías más poder del que te puedes imaginar ahora mismo.
Deje el talismán en mi palma. ¿Era cierto? ¿Sería más útil si aceptaba ser
como yo había nacido?
Mi poder.
Asentí.
- ¿Cómo?
- Mara tiene que haberlo hecho. Quizá fue el primero por sí mismo. No lo
sé. Dudo que Theia supiera lo que contenía cuando me lo dio. Pero de
esto me di cuenta cuando fui a buscar mis recuerdos.
- ¿Así que tenemos que enterrarlo o esconderlo ahora? –él lo miro como
si no fuera a tocarlo ni con una grúa, y mucho menos enterrarlo.
- Llama a las chicas –le dije –tenemos que hacer otro exorcismo, esta vez
en sentido inverso.
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Abajo es
arriba... otra
vez.
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Capítulo 26
Theia
Todo volvió a cambiar la noche que el hombre en llamas cayó del cielo.
Esta vez no me miró como lo había hecho en el pasado. Su descenso fue lento,
otra vez tortuoso, y sé que mi corazón se detuvo, capturando a mis costillas
como una piedra.
Pero Haden no debería haber vuelto a arder ¿no? Me paseaba como un león
enjaulado intentando hacer trabajar a mi cabeza. ¿Era alguien más?
Intenté abrir la puerta pero estaba cerrada. No había sido Mara quien me había
encerrado, sino que fue uno de los mayordomos sin rostro que había sido
amable conmigo. Algunos de los habitantes de Under seguían siendo leales a
Haden, a pesar de su temor por Mara. Cuando le expliqué al mayordomo que
no confiaba en mi misma para no herir a su antiguo maestro, encontró una
manera de bloquear la puerta por las noches.
Horas más tarde, seguía sin poder dormir, seguía paseándome, me acerqué a
la terraza. La vista no era nunca exactamente la misma; las montañas siempre
estaban cambiando de forma. Una cosa más que me dejaba fuera de balance.
El aire nocturno era frío, pero un poco suave. Olía como el mar. Efectivamente,
entre los picos de dos montañas, había un océano que por lo general no era
visible. La luz de entorno a dos lunas se reflejaba en la superficie en una
dorada imitación del sol.
Una cosa que había aprendido durante mi estancia en Under fue que no podía
encogerme de miedo. El miedo era apreciado y cultivado, mi mejor arma hasta
ahora ha sido imitar la actitud formidable de mi padre ante la mayoría de las
situaciones. Enderecé la espalda y me dirigí hacia el borde de la terraza,
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deseando haberme puesto algo más que una camiseta “pirata” de Haden.
Respiré hondo y miré por encima de la barandilla.
Me sentí hermosa cuando le miré a los ojos. No se había rendido conmigo, con
nosotros. Ni siquiera cuando no podía recordar que me amaba. Me preguntaba
si yo tenía esto en mí por el desafío y la esperanza de nuevo.
- Pero tu madre...
- Lo sé. Por eso debes irte. Ahora, antes de que nos encuentre. – El
pánico crecía en mi pecho. Nunca había sido una buena idea para mí
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- ¿Cómo?
Apretó la punta de sus dedos suavemente contra mis labios. – Calla. Erase una
vez, tú me dijiste que tenemos que luchar para estar juntos. Tú creíste en mi
entonces, Theia. ¿Podrías buscar en tu corazón para tener fe en otra
oportunidad?
Quité sus manos de mis labios. – Prométeme que nunca más me harás callar.
Se río.
- Tengo que decir que tienes que irte antes de que te atrapen.
- Eso no va a pasar.
Miré a mis amigos. Quería seriamente reunirme con ellos, pero estaba
aterrorizada de intentar vivir en la Tierra con sangre de demonio corriendo por
mis venas.
Sentí el tirón de los hechizos, ambos, el del otro lado del portal y el que Haden
había tejido a mi alrededor.
Su beso fue tierno, pero lleno de anhelo, que reconocí de mi corazón. Empecé
a ahogarme en todo lo que me ofrecía, amor, esperanza, fe. Todo estaba allí, a
pesar de que estaba mezclado con una fuerte dosis de oscuridad que ahora
vivía en mí.
Sin embargo, Haden se había alejado de lo que más quería, ser humano, para
venir a por mí. No podía luchar contra él, no quería. En su lugar, me entregué a
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Y caímos juntos.
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Perfect
Dream
http://perfectdreamji.blogspot.com/
¡Muchas gracias!