Ensayo

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JUSTIFICACIÓN POR LA FE 1

Ensayo final Justificación por la fe

Universidad Manna

Profesor: Guillermo Puppo

Jean Carlo Pirela


JUSTIFICACIÓN POR LA FE 2

Justificación por la fe

Dios es el factor primordial de la justificación, es decir declara al creyente justo delante

de él, por causa de Cristo. Esta es la doctrina central de la Escritura, de que depende la misma

existencia de la iglesia. Es un mensaje relevante a gente de todos los tiempos y lugares, de todas

las razas y estratos sociales, porque el resultado de una transgresión fue condenación para todos

los hombres (Rom.5:18 ). Todos necesitan la justificación ante Dios, y la Escritura proclama que

todos son justificados, porque “el resultado de un acto de justicia fue la justificación que trae

vida a todos los hombres” (Rom. 5:18) El individuo recibe este don gratuito del perdón mediante

Cristo, no por las obras, sino solamente por la fe. (Ef 2:8 y 9)

La fe tiene una posición central en toda la doctrina cristiana. Mediante la fe Cristo

restablece la unión perdida entre Dios y el hombre. Esta unión es proclamada en el evangelio.

Este evangelio es aceptado por la fe. La fe, entonces, es el vínculo entre el pecador y Dios. El

Señor responde a nuestra fe y hace lo que ha prometido; es decir, declara que los pecados están

perdonados. Esta es una declaración legal respecto a nuestra relación con las leyes de Dios, e

indica que estamos completamente perdonados y ya no somos culpables

del castigo.

Martín Lutero se dio cuenta de la verdad de la justificación por la fe sola, se convirtió en

creyente y rebosó con el recién hallado gozo del evangelio. Lo primordial de la Reforma

Protestante fue una disputa con la Iglesia Católica Romana sobre la justificación. A fin de

salvaguardar la verdad del evangelio para generaciones futuras, debemos entender la verdad de la

justificación. Incluso hoy, una perspectiva verdadera de la justificación es la línea divisoria entre
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el evangelio bíblico de salvación por fe solamente y todos los evangelios falsos de salvación

basada en las buenas obras.

La ideología de que la justificación es una declaración legal es muy evidente también

cuando se contrasta la justificación con la condenación. En las Escrituras Pablo declara: «¿Quién

acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará?» (Ro 8:33-34).

«Condenar» a alguien es declararlo culpable. Lo opuesto de condenación es justificación, que, en

este contexto, debe querer decir «declarar inocente a alguien». Esto también es evidente por el

hecho de que el acto de Dios de justificar se da como la respuesta de Pablo a la posibilidad de

que alguien lance una acusación contra el pueblo de Dios; tal declaración de culpa no puede

mantenerse frente a la declaración divina de justicia ante sus ojos el hombre justo.

Grudem (2021) explica que Dios meramente declarara perdonado de pecados, eso no

resolvería por completo los problemas, porque solamente haría al creyente moralmente neutro

ante Dios. Está en el estado en que estaba Adán antes de haber hecho algo bueno

o malo a vista de Dios; no tenía culpa delante de Dios, pero tampoco se había ganado

ningún historial de rectitud delante de Dios.

El concepto tradicional católico romano de la justificación es muy diferente a este. La

Iglesia Católica Romana entiende la justificación como algo que cambia interiormente y hace

más santos por dentro al justo. Se puede decir que este concepto entiende la

justificación como algo que se basa no en justicia imputada, sino en justicia inyectada, o

sea, justicia que Dios en realidad pone dentro del creyente cambia internamente

en términos de carácter moral real.


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La fe es la única actitud de corazón que es exactamente lo opuesto de depender de sí

mismo; Jesús constituye entonces los cimientos de dicha justificación a través de su obra

redentora no tiene nada que ver con mérito propio. la fe es lo opuesto de confiar en nosotros

mismos, y por tanto es la actitud que perfectamente encaja en una salvación que no depende para

nada de nuestros propios méritos, sino que es por entero un regalo, una dádiva de la gracia de

Dios. Pablo dice con relación a la fe: «Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la

promesa sea firme para toda su descendencia» (Ro 4:16).

«Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré la fe por mis obras» (Stg 2:18), «pues

como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta» (Stg 2:26).

Santiago nos da otro enfoque de la fe que no contradice la idea de que Jesús es el centro de

nuestra fe y solo por él somos declarados justos, es importante estudiar el contexto histórico y

contexto literario del termino justificar mencionado por Santiago el da uso a la palabra

justificado en un sentido diferente del que Pablo la usa. Al principio de este capítulo notamos

que la palabra justificar tiene varios significados, y que un sentido significativo es «declarar que

se es justo», pero también debemos notar que la palabra griega dikaioo también puede significar

«demostrar o mostrar que se es justo».

Este texto mencionado no está contradiciendo la verdad de Pablo de que la justificación

(en el sentido de declaración de una posición legal y correcta delante de Dios) es por fe sola sin

las obras de la ley; está sencillamente afirmando una verdad diferente; es decir, que la

«justificación» en el sentido de una exhibición externa de que uno es justo ocurre solamente

cuando vemos evidencia en la vida de una persona. Para parafrasear, Santiago está diciendo que

la persona que dice creer en Jesús debe evidenciar buena conducta, y devoción a quien le ha
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justificado, sin apariencias como muchos fariseos vivían en aquella época decían ser obedientes a

su ley de manera rigurosa pero su corazón estaba muy lejos de lo que enseñaban.
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Conclusión.

Esta doctrina es de mucha importancia y sigue siendo aplicable hasta que Jesucristo

venga por su Iglesia, la justificación debe ser progresiva, no completa. La posición ante Dios se

basa entonces en la experiencia subjetiva, no en una declaración objetiva. Por lo tanto, la

justificación puede experimentarse y luego perderse. La seguridad de la salvación en esta vida se

vuelve prácticamente imposible porque no se puede garantizar la seguridad. El fundamento de la

justificación en última instancia es la propia virtud presente y continua del pecador, no la

perfecta justicia de Cristo y Su obra expiatoria.

¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál principio? ¿Por el de la

observancia de la ley? No, sino por el de la fe. Porque sostenemos que todos somos justificados

por la fe, y no por las obras que la ley exige. Ro 3:27-28


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Referencias.

Teología Sistemática: Introducción a la Doctrina Bíblica. Nashville, TN: Editorial Vida.

Grudem, W.A. (2021)

Lo Que Jesús exige del mundo. Grand Rapids, MI: Portavoz. Piper, J. (2007)

Teología sistemática: Tomo II, bíblica, histórica, Evangélica. Casa Bautista de Publicaciones.

Garrett, J. L., h. (2007).

Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana. Vida Grudem, W. (2005).

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