Genealogía de Jesucristo.

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Genealogía de Jesucristo

De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David
hasta la deportación de Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo,
catorce.

Nacimiento de Jesucristo

Jesús nació de María su madre, concebido por el espíritu Santo y único hijo de Dios.

José era un hombre justo y amoroso, pero como era debido, José quiso dejar en secreto a
María su prometida, pero un ángel le apareció en sueños y le dijo: No temas tomar a María
como tu esposa, porque lo que en ella es engendrado es hijo de Dios.

La visita de los magos

Jesús nació en Belén en días de Herodes como rey de Jerusalén.

Herodes llamando en secreto a los tres reyes magos, y enviándolos a Belén dijo: Id allá y
averiguad con diligencia acerca del niño y cuando lo halléis, hacédmelo saber.

Cuando los magos encontraron a Jesús, lo adoraron y le brindaron oro, incienso y mirra al
futuro rey de los judíos. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a
Herodes y regresaron a su tierra por otro camino.

Matanza de los niños

Un ángel del Señor apareció en sueños a José y le dijo: levántate y toma al niño y a su madre, y
huye a Egipto, porque acontecerá que Herodes buscara al niño para matarlo.

José despertando, tomo de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la
muerte de Herodes.

Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojo mucho y mando matar a
todos los niños menores de dos años que habitaban Belén y en todos sus alrededores.

Pero muerto Herodes apareció un ángel a José diciendo: levántate y toma al niño y a su madre
y vete a tierra de Israel, entonces él se levanto y tomando al niño y a su madre y vino a tierra
de Israel.

Pero oyendo que Arquéalo hijo de Herodes reinaba en Judea, José tuvo temor de ir a tierra de
Israel, pero José María y el niño Jesús habitaron en la ciudad que se llama Nazaret.
Predicción de Juan el Bautista

Juan el Bautista era un predicador, el predicaba en el desierto de Judea y en sus alrededores,


Juan bautizaba las personas que venían a él y les decía: Arrepentíos porque el reino de Dios se
está cerca, enderezad tus caminos, y eran bautizados por Juan en el rio Jordán.

El bautismo de Jesús

Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le
oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?

Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.
Entonces le dejo.

Y Jesús después de ser bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos.

Tentación de Jesús

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.

Y vino a él tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

El respondió y dijo: Escrito esta: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios.

Entonces el diablo le llevo a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si
eres Hijo de Dios, échate abajo: porque escrito esta: a sus ángeles mandara acerca de ti y, en
sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.

Jesús le dijo: Escrito esta también: No tentaras al Señor tu Dios.

Otra vez le llevo el diablo a un monte muy alto, y le mostro todos los reinos del mundo y la
gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito esta: Al Señor tu Dios adoraras, y a el solo
servirás.

El diablo entonces le dejo: y he aquí vinieron ángeles y le servirán.


Jesús principia su ministerio

Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea, y dejando a Nazaret, vino y habito
Capernaum, ciudad marítima. Desde entonces comenzó Jesús a predicar, caminando Jesús
junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón llamado Pedro y Andrés su hermano, que
echaban la red al mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mi, y os hare
pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.

Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la
barca, que remendaban sus redes; y los llamo. Y ellos dejando al instante la barca y su padre,
le siguieron. Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el
evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y se difundió su
fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas
enfermedades y tormentos, los endemoniados lunáticos y paralíticos; y los sanos. Y le siguió
mucha gente de Galilea, de Decapolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán

El sermón del monte: Las bienaventuranzas

Viendo la multitud, Jesús subió al monte y sentándose, vinieron a él sus discípulos.

Y abriendo la boca les enseñaba diciendo:

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia.

Bienaventurados los del limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el
reino de los cielos.

Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de
mal contra vosotros, mintiendo.

Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos.


La sal de la tierra

Vosotros sois la sal de la tierra, pero si la sal se desvanece, ¿con que será salda? Y no sirve más
para nada.

La luz del mundo

Vosotros sois la luz del mundo, como la luz de una vela sobre el candelero alumbra atados en
casa, y así deben alumbrar nuestra luz delante do todos los hombres, para que vean nuestras
buenas obras.

Jesús y la ley

Jesús vino al mundo a cumplir la ley y no para no cumplir la ley, porque la ley es la ley de Dios,
porque quien quebrante cualquiera de los mandamientos o ley de Dios no tendrá un buen
lugar en el reino del cielo.

Jesús y la ira

Jesús dijo: Como fue dicho a los antiguas: no mataras, y cualquiera que matare será culpable
de juicio, pero cualquiera que se enoje contra su hermano también será culpable de juicio.

Por lo tanto si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti o
tú contra él, de allí tu ofrenda y anda y reconcíliate primero con tu hermano y entonces ven y
presenta tu ofrenda.

Ponte de acurdo con tu adversario pronto, no sea que el adversario te entregue al juez, y el
juez al alguacil, y seas echado a la cárcel.

Jesús y el adulterio

Jesús dijo: No cometas adulterio, porque si piensas o miras una mujer para codiciarla, ya
adultero con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho o mano derecha te es ocasión de caer en pecado sácalo o córtalo, porque es
mejor que pierdas uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo se echado al infierno.

Jesús y el divorcio

Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio, pero el que repudia a su mujer por
no ser a causa de fornicación, hace que ella adultere y el que se casa con la repudiada
cometerá adulterio.
Jesús y los juramentos

No jures de ninguna manera, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por tu cabeza, además no
perjures, si no cumplirás al Señor tus juramentos.

El amor hacia los enemigos

Dios hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.

Jesús dijo: Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿no hacen lo
mismo también los republicanos?

Quien dijo: Ojo por ojo y diente por diente.

Pero yo os digo: amad a vuestro enemigo, bendice a los que os maldicen y orad por los que os
ultrajan.

Jesús y la limosna

Para cuando des limosna delante de los hombres, para ser visto como lo hacen los hipócritas
en las sinagogas y en las calles, no tendrás recompensa.

Pero cuando tú des limosna no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu
limosna en secreto, te recompensare en público.

Jesús y la oración

Y cuando ores no seas como los hipócritas, que oran en pie en las sinagogas y en las calles para
ser vistos.

Cuando ores entra en tu aposento y cerrada la puerta ora a tu Padre en secreto y serás
recompensado en público.

Pero cuando ores no uses vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su
palabrería serán oídos.

Porque mi Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Jesús y el ayuno

Cuando ayunes, no seas como los hipócritas, porque ellos demudan su rostro para mostrar a
los hombres que ayunan.

Pero tú cuando ayunes lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu
Padre que ve en lo secreto te recompensara en público.

Tesoro del cielo

No os hagáis tesoros en la tierra, donde ladrones minan y hurtan, porque donde este también
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

La lámpara del cuerpo

La lámpara del cuerpo es el ojo, así que si tu ojo ve cosa buena, todo tu cuerpo estará lleno de
luz, pero si tu ojo ve cosa mala todo tu cuerpo estará en tinieblas.

Dios y las riquezas

Ninguno puede servir a dos señores: porque o aborrecerá al uno y amara al otro, o estimara al
uno y menospreciara al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

El afán y la ansiedad

Jesús dijo: No os afanéis por vuestra vida, por que habéis de comer o que habéis de beber, ni
por vuestro cuerpo, que habéis de vestir.

Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni cortan mies o hierba, ni recogen, y vuestro Padre
las alimenta.

Considerad los lirios del campo, como crecen, y no trabajan ni hilan. Y si la hierba del campo,
Dios la viste así, ¿No hará mucho más a vosotros?

No os afanéis, pues vuestro Padre celestial sabe de qué tenéis necesidad de todas estas cosas,
mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
El juzga a los demás

No juzguéis, para que no seáis juzgados.

Porque como juzgas del mismo modo te juzgan, y como comparas, del mismo modo te
comparan y te evalúan o te juzgaran.

¿Porque miras los defectos de los demás? ¿Y no miras que defectos tienes tú?

La oración y la regla de oro

Pedid, y se os dará, buscad, y hallareis, llamad, y se os abrirá.

Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, halla, y el que llama, se le abrirá.

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?

¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?, pues si vosotros siendo malos, sabéis dar
buenas cosas a vuestros hijos.

¿Cuánto más vuestro Padre, le dará buenas cosas a los que le pidan?

La puerta estrecha

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran por ella;

Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la
hallan.

Por sus frutos los conoceréis

Todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.

No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar buenos frutos.

Así que por sus frutos los conoceréis.


Nunca os conocí

No todo el que me dice Señor entrara en el reino de los cielos

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Y entonces les declararé: Nunca os conocí, apartaos de mí.

Los dos cimientos

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le comprare un hombre prudente, que
edifico su casa sobre la roca, pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le
comprare un hombre insensato, que edifico su casa sobre la arena.

Y descendió la lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa y no
cayo, y dieron con ímpetu contra aquella otra casa; y cayo, y fue grande su ruina.

Jesús sana a un leproso

Un leproso dejo su temor y dejo su inseguridad, porque Jesús, estando rodeado de mucha
gente, el hombre leproso camino cerca de la multitud y dentro de la multitud abriéndose paso
para finalmente llegar a los pies de Jesús.

Este hombre leproso deposito su confianza en Jesús diciendo: Señor si quieres, puedes
limpiarme, y Jesús dijo: Quiero; Y derramo su gloria en él y lo sano.

Jesús sana al siervo de un centurión

Entrando Jesús en Capernaum, vino un centurión diciendo: Señor, mi criado esta postrado en
casa, paralitico y atormentado.

Y Jesús dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión: Señor, no soy digno que entres bajo mi
techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.

Jesús dijo: que ni aun en Israel he hallado tanta Fe, entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y
como creíste, te sea hecho, y su criado fue sanado en aquella misma hora.
Jesús sana a la suegra de Pedro

Vino Jesús a la casa de Pedro, y vio a la suegra de este postrada en cama con fiebre, y toco su
mano, y la fiebre la dejó, y ella se levanto y les sirvió.

Y cuando llego la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra los hecho fuera,
y sano todos los enfermos. (Jesús tomo nuestras enfermedades, y llevo nuestras dolencias.)

Los que quieran seguir a Jesús

Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré a
donde quiera que vayas. Jesús le dijo: las zorras tiene guaridas, las aves del cielo tienen nidos;
mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza.

Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Jesús
le dijo: sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

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