A Quién Guardan Los Ángeles

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¿A quién guarda los ángeles?

Introducción:
Muchas veces oímos oraciones de personas que piden y ordenan ángeles para guardar sus
posesiones y el camino por el cual se conducen, pero es necesario que sepamos que Dios
envía a sus ángeles para guardar y ayudar a personas que sirven para sus propósitos.

1. El que se mantiene en la presencia de Dios


“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente” (Salmos 91:1).
“Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. 12 En las
manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra” (Salmos 91:11).
Habita H3427 ‫ י ָׁשַ ב‬Yasháb
Raíz primaria; propiamente sentarse (específicamente como juicio en emboscada, en
quietud); por implicación morar, permanecer; causativo establecerse, casarse:
acampar, acostumbrar, afirmar, asentar, asiento, bajo, colocar,
condición, dejar, disfrutar, encerrar, esperar, establecer, habitante, habitar, hallar,
inhabitada, llegar, mantener, morada, morador, morar, parar, parte, pasar,
permanecer, persistir, poblar, poner, posesión, presidir, quedar, reposar, residir,
resistir, rodear, salvar, sentar, situación, tener, tierra, tomar, vecino, vivir.

2. El que vive en el temor del Señor


“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmos 34:7).
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que
practican sus mandamientos; su loor permanece para siempre” (Salmos 111:10).

Temor H3374 ‫ י ְִרָאה‬Yirá


Femenino de H3373; temor (también usado como infin.); moralmente reverencia:
espantoso, temer, temor.
Diccionario Vine AT.
Yaré (H3372) Cuando se usa con relación a una persona de alto rango, connota
“temor reverente”. Es más que simple temor, es la actitud con que una persona
reconoce el poder y la condición de la persona a la que se reverencia y se le rinde el
debido respeto.
“Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11 Entonces el ángel
de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco
que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único” (Génesis 22:10-12).
3. El que clama al Señor
“Y clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he
aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras” (Números 20:16).

“Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Dí a los hijos de Israel que marchen.
16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel
por en medio del mar, en seco. 17 Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para
que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su
caballería; 18 y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en
sus carros y en su gente de a caballo. 19 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento
de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de
ellos se apartó y se puso a sus espaldas, 20 e iba entre el campamento de los egipcios y el
campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche,
y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros” (Éxodo 14:15-20).

“¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce
legiones de ángeles?” (Mateo 26:53).

4. A su pueblo
“He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en
el lugar que yo he preparado. 21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde;
porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él. 22 Pero si en verdad
oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los
que te afligieren. 23 Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo,
del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir. 24
No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del
todo, y quebrarás totalmente sus estatuas. 25 Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él
bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti” (Éxodo 23:20-
25).

“Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. 9 En toda
angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su
clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad” (Isaías 63:8-9).

5. El que es sirve a Dios


“El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. 20 Y
acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios
viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?
21 Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el
cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado
inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo” (Daniel 6:19-22).

“Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego,
que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del
rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios” (Daniel 3:28).

“En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. 2
Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. 3 Y viendo que esto había agradado a los
judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura.
4 Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro
soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la
pascua. 5 Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración
a Dios por él. 6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro
durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta
custodiaban la cárcel. 7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz
resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate
pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las
sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 9 Y saliendo, le seguía;
pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 10
Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba
a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se
apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el
Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el
pueblo de los judíos esperaba” (Hechos 12:1-11).

“Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos,
dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan
sólo para recibir este perjuicio y pérdida. 22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues
no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. 23 Porque esta
noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, 24 diciendo: Pablo,
no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los
que navegan contigo. 25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios
que será así como se me ha dicho” (Hechos 27:21-25).

6. El que predica la Palabra


“Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de
los saduceos, se llenaron de celos; 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la
cárcel pública. 19 Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y
sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las
palabras de esta vida. 21 Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y
enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al
concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen
traídos. 22 Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces
volvieron y dieron aviso, 23 diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda
seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie
hallamos dentro” (Hechos 5:17-23).

7. A los justos
“Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la
puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo, 2 y dijo:
Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis
vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos
respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche. 3 Mas él porfió con ellos
mucho, y fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura,
y comieron” (Génesis 19:1-3).
“Entonces los varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la
puerta. 11 Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el
menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta. 12 Y dijeron los
varones a Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en
la ciudad, sácalo de este lugar; 13 porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor
contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para
destruirlo” (Génesis 19:10-13).
“Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos
hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. 16 Y deteniéndose
él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas,
según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad”
(Génesis 19:15-16).

“Y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados 8 (porque este
justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos
inicuos de ellos), 9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos
para ser castigados en el día del juicio” (2 Pedro 2:7-9).

8. A los escogidos
“Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham
e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, 16 el Ángel que
me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi
nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran
manera en medio de la tierra” (Génesis 48:15-16).

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