Reflexiones Evangelio Diario Del 06 Al 12-11-2016

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Servicio Bíblico Latinoamericano

Semana del 6 al 12 de Noviembre de 2016 – Ciclo C

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Domingo 6 de noviembre de 2016


32º Ordinario
Severo, obispo (303)

2Mac 7,1-2.9-14: El rey del universo nos resucitará para una vida eterna
Salmo 16: Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor
2Tes 2,16–3,5: El Señor les dará fuerza para el bien y les preservará del Maligno
Lc 20,27-38: Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos

L os saduceos eran los más conservadores en el judaísmo de la época de Jesús. Pero


sólo en sus ideas, no en su conducta. Tenían como revelados por Dios sólo los primeros
cinco libros de la Biblia, que atribuían a Moisés. Los profetas, los escritos
apocalípticos, todo lo referente por tanto al Reino de Dios, a las exigencias de cambio
en la historia, a la otra vida... lo consideraban ideas “liberacionistas” de resentidos
sociales. Para ellos no existía otra vida, la única vida que existía era la presente, y en
ella eran los privilegiados –tal vez por eso, pensaban que no había que esperar otra–.
A esa manera de pensar pertenecían las familias sacerdotales principales, los
ancianos, o sea, los jefes de las familias aristocráticas, y tenían sus propios escribas
que, aunque no eran los más prestigiados, les ayudaban a fundamentar teológicamente
sus aspiraciones a una buena vida. Las riquezas y el poder que tenían eran muestra de
que eran los preferidos de Dios. No necesitaban esperar otra vida. Gracias a eso
mantenían una posición cómoda: por un lado, la apariencia de piedad; por otro, un
estilo de vida de acuerdo a las costumbres paganas de los romanos, sus amigos, de
quienes recibían privilegios y concesiones que agrandaban sus fortunas.
Los fariseos eran lo opuesto a ellos, tanto en sus esperanzas como en su estilo de
vida austero y apegado a la ley de la pureza. Una de las convicciones que tenían más
firmemente arraigadas era la fe en la resurrección, que los saduceos rechazaban
abiertamente por las razones expuestas anteriormente. Pero muchos concebían la
resurrección como la mera continuación de la vida terrena, sólo que para siempre, ya
sin muerte.
Jesús estaba ya en la recta final de su vida pública. El último servicio que estaba
haciendo a la Causa del Reino –en lo que se jugaba la vida–, era desenmascarar las
intenciones torcidas de los grupos religiosos de su tiempo. Había declarado a los del
Sanedrín incompetentes para decidir si tenían o no autoridad para hacer lo que hacían;
a los fariseos y a los herodianos los había tachado de hipócritas, al mismo tiempo que
declaraba que el imperio romano debía dejar a Dios el lugar de rey; ahora se enfrentó
con los saduceos y dejó en claro ante todos la incompetencia que tenían incluso en
aquello que consideraban su especialidad, la ley de Moisés.
La posición de Jesús en este debate con los saduceos puede sernos iluminadora
para los tiempos actuales. También nosotros, como la sociedad culta que actualmente
somos, podemos reaccionar con frecuencia contra una imagen demasiado fácil de la
resurrección. Cualquiera de nosotros puede recordar las enseñanzas que respecto a este
tema recibió en su formación cristiana de catequesis infantil, la fácil descripción que
hasta hace 50 años se hacía de lo que es la muerte (separación del alma respecto al
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cuerpo), lo que sería el «juicio particular», el «juicio universal», el purgatorio (si no el
limbo, que fue oficialmente «cerrado» por la Comisión Teológica Internacional del
Vaticano hace unos pocos años), el cielo y el infierno (¡!)...
La teología (o simplemente la imaginería) cristiana, tenía respuestas detalladas y
exhaustivas para todos estos temas. Creía saber casi todo respecto al más allá, y no
hacía gala precisamente de sobriedad ni de medida. Muchas personas «de hoy», con
cultura filosófica y antropológica (o simplemente con «sentido común actualizado») se
ruborizan de haber creído semejantes cosas, y se rebelan, como aquellos saduceos
coetáneos de Jesús, contra una imagen tan plástica, tan incontinente, tan maximalista,
tan fantasiosa, y para más inri, tan segura de sí misma. De hecho, en el ambiente
general del cristianismo, se puede escuchar hoy día un prudente silencio sobre estos
temas, otrora tan vivos y hasta tan discutidos. En el acompañamiento a las personas
con expectativas próximas de muerte, o en las celebraciones en torno a la muerte, no
hablamos ya de los difuntos ni de la muerte de la misma manera que hace unas
décadas. Algo se está curvando epistemológicamente en la cultura moderna, que nos
hace sentir la necesidad de no repetir ya lo que nos fue dicho, sino de revisar y repensar
con más continencia lo que podemos decir/saber/esperar.
Como a aquellos saduceos, tal vez hoy Jesús nos dice también a nosotros: «no
saben ustedes de qué están hablando...». Qué sea el contenido real de lo que hemos
llamado tradicionalmente «resurrección», no es algo que se pueda describir, ni detallar,
ni siquiera «imaginar». Tal vez es un símbolo que expresa un misterio que apenas
podemos intuir, pero no concretar. Una resurrección entendida directa y llanamente
como una «reviviscencia», aunque sea espiritual (que es como la imagen funciona de
hecho en muchos cristianos formados hace tiempo), hoy no parece sostenible,
críticamente hablando.
Tal vez nos vendría bien a nosotros una sacudida como la que dio Jesús a los
saduceos. Antes de que nuestros contemporáneos pierdan la fe en la resurrección y con
ella, de un golpe, toda la fe, sería bueno que hagamos un serio esfuerzo por purificar
nuestro lenguaje sobre la resurrección y por poner por delante su carácter mistérico. Fe
sí, pero no una fe perezosa y fundamentalista, sino una fe seria, sobria, crítica,
responsable y continente. Hay libros adecuados para estos temas, que recomendamos
más abajo.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 97 de la serie «Un tal Jesús»,


de los hnos. López Vigil, titulado «El fuego de la Gehenna». El audio del capítulo, el
guión, y su comentario bíblico-teológico, puede ser tomado de aquí:
https://radialistas.net/article/97-el-fuego-de-la-gehenna/

Para la revisión de vida


El Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, no es un Dios de
muertos, sino de vivos. ¿Cómo se manifiesta en mí la vida que Jesús representa?

Para la reunión de grupo


- Andrés TORRES QUEIRUGA ha publicado hace muy poco su libro Repensar la
Resurrección, Trotta, Madrid 2003, 372 pp.
- También, recordamos aquellos tres libros que recomendábamos hace muy pocas semanas:
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- Roger LENAERS, Otro cristianismo es posible, colección «Tiempo axial», Abya Yala
(www.abyayala.org), Quito, Ecuador, 2007, con un capítulo expreso sobre el más allá, la
vida eterna. El libro está puesto en internet y es muy recomendable como manual de
texto para un grupo de formación que quiera actualizar su fe con valentía. Puede
tomarse libremente, por capítulos (http://2006.atrio.org/?page_id=1616).
- También, John Shelby SPONG, Vida eterna: una nueva visión. Más allá de las religiones,
más allá del teísmo, más allá de cielo e infierno, 232 pp, publicado en español por la
editorial Abya Yala de Quito, en su colección «Tiempo axial» (tiempoaxial.org). El
subtítulo lo dice todo sobre la intención y el enfoque de este libro.
- Hace ya unos 30 años Leonardo BOFF publicó su libro sobre escatología: «Hablemos de
la otra vida» (Sal Terrae, que sigue reeditándolo actualmente; y está en la red por
cierto). Es una visión de los temas escatológicos desde una filosofía actualizada y desde
una espiritualidad liberadora.

Para la oración de los fieles


- Por la Iglesia, para que sea portadora de vida y esperanza para todos los que viven los
horrores de la violencia, la guerra y la muerte.
- Por los huérfanos y las viudas que han perdido a sus seres queridos en la guerra, para
que la esperanza de la resurrección se traduzca en gestos verdaderos de vida.
- Por todos los que trabajan por la Justicia y Paz, para que su voz y sus gritos solidarios
generen caminos nuevos de concordia y unidad.
- Por los enfermos terminales y por los que agonizan, para que al final de sus vidas puedan
descubrir la presencia de Dios como un Dios de vivos y no de muertos.
- Por los que son perseguidos y amenazados de muerte por causa del evangelio, para que
la presencia de Jesús Resucitado los anime y acompañe en medio de sus dificultades.

Oración comunitaria
• Padre, la esperanza en la resurrección es un don misterioso que no acabamos
de comprender, y que en todas las tradiciones religiosas se expresa de mil
maneras. Ilumínanos para que vivamos cada momento de nuestra vida con la
certeza de que Tú nunca nos vas a abandonar y ni vas a dejar que nos perdamos.
Nosotros te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro.

• Oh Misterio de la Vida, que a los homo sapiens, flor última del proceso
evolutivo multimilenario, nos has dotado de un profundo sentido de lo sagrado y
de la transcendencia, y nos has hecho sentir desde siempre la necesidad de
colocar nuestra vida en unos contextos más amplios, en un sentido más hondo y
transcendente, lo que nos ha llevado a ser el único ser vivo que entierra a sus
muertos, y sueña con una resurrección... Sigue dándonos crecer y profundizar en
esa intuición, hasta empalmar y conectar con tu misma intuición profunda, la
intención profunda de la Realidad misma, con cuyo magnífico e incontenible
desarrollo de 13.700 millones de años no dejamos de comulgar...
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 7 de noviembre de 2016


32ª Semana Ordinario
Wilibrardo, monje (739)

Tit 1,1-9: Establece presbíteros, siguiendo mis instrucciones


Salmo 23: Estos son los que buscan al Señor
Lc 17,1-6: Si siete veces vuelve a decirte: “Lo siento”, perdónalo

I niciamos la semana con recomendaciones que buscan edificar la vida comunitaria.


La vida de la Iglesia está conformada por seres humanos con limitaciones y defectos.
No debemos olvidar este aspecto de nuestra realidad eclesial. La Iglesia, afirmaba el
Concilio Vaticano II, “comprende en su seno a justos y pecadores; es al mismo tiempo
santa y necesitada de purificación”. Tampoco Obispos y Sacerdotes se escapan de esta
condición humana, aunque se pide que tengan algunas virtudes y cualidades
fundamentales, mencionadas por Pablo en su carta a Tito, para lograr ser entre sus
hermanos “sal de la tierra y luz del mundo”. Sin embargo recordemos que estos
servidores de sus hermanos surgen de los ambientes favorables y desfavorables que las
Comunidades cristianas promueven. Su estilo de vida es el terreno que ella ofrece para
que crezcan las vocaciones que Dios ofrece “a manos llenas en el campo de la Iglesia”.
Jesús nos pide que no seamos ocasión de tropiezo por nuestros actos negativos hacia
los pequeños. Como hermanos no sólo debemos corregirnos con amor mutuo, además
debemos ofrecer el perdón en actitud permanente, imitando así el comportamiento de
Dios. ¿Me preocupa la falta de vocaciones sacerdotales y religiosas?

Según el Evangelio de hoy:

¿QUÉ TIPO DE FE ES LA QUE NECESITAMOS AUMENTAR?

Hay siete rasgos de la fe que necesitamos aumentar:

1. La fe en el hijo encarnado de Dios, necesitamos aumentar nuestra fe en Jesucristo,


Solo él es el que inicia nuestra fe, pidamosle a Dios que nos aumente la fe en Jesús,
no en una doctrina, porque eso nos llevará a seguir sus pasos….

2. La fe centrada en lo esencial, Vivir nuestra fe en Jesucristo, en su compasión en su


amor hacia los demás….

3. Vivir la fe vital en Jesús.


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Martes 8 de noviembre de 2016


Isabel de la Trinidad, religiosa (1906)

Tit 2,1-8.11-14: Llevemos una vida religiosa, aguardando la dicha esperada


Salmo 36: El Señor es quien salva a los justos
Lc 17,7-10: Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer

E l pasaje del evangelio es extraño. Parece que Jesús defiende una actitud déspota
del amo hacia su empleado. Esta parábola no se refiere a las relaciones laborales ni
justifica el trato caprichoso y autoritario. Se trata de descubrir la actitud que el hombre
debe tener ante Dios. Le servimos con humildad porque sabemos que no somos
indispensables. Todo lo que recibimos de Él es gracia y toda nuestra vida debe ser una
respuesta agradecida a sus dones y no una búsqueda de recompensa, que en cualquier
caso sería inmerecida. ¿Qué tenemos que no hayamos recibido? Jesús nos invita a
cambiar la mentalidad de los que piensan que con el cumplimiento de nuestras
obligaciones Dios tiene que premiarnos. Combatir la mentalidad de quien siempre
exige algo a cambio de los servicios que presta. El Señor nos quiere recordar que los
dones de Dios que nos ofrece no son un derecho que se puede reivindicar, sino un don
gratuito. Jesús nos ofrece esta novedad: lo que cuenta no es el premio sino la entrega
libre e incondicional a la causa del Reino. El discípulo, después de haber cumplido con
su deber, debe recordar que es un humilde servidor ¿Consideras tu vida un don gratuito
para los demás?

Según el Evangelio de hoy:

¿QUÉ SIGNIFICA PARA NOSOTROS LA FRASE DEL EVANGELIO: “SIERVOS


INÚTILES SOMOS, SOLO HEMOS HECHO LO QUE TENIAMOS QUE HACER”?

Muchos andamos buscando cargos para aprovecharnos de ellos, para ponernos sobre los
demás, para ser el centro de atención y olvidar la finalidad del servicio…

En la perspectiva de Jesús, el que manda, se tiene que convertir en el que sirve, en el


servidor de todos….

Para Jesús el más importante es el que sirve, Y siempre estuvo sirviendo a sus discípulos y a
la gente…..
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Miércoles 9 de noviembre de 2016


Dedicación de la Basílica de Letrán

Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12: Vi que manaba agua del lado derecho del templo
Salmo 45: El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios
1Cor 3,9c-11.16-17: Ustedes son templos de Dios
Jn 2, 13-22: Hablaba del templo de su cuerpo

H oy celebramos la fiesta de la Basílica de San Juan de Letrán considerada la


primera catedral del mundo, residencia oficial del Papa. Es la que debe llevar la
“presidencia de la caridad”. Hoy recordamos que en cualquier edificio-iglesia dedicado
a Dios se celebra el misterio de la vida entregada por amor de Jesús, el Señor. Cristo
resucitado está presente en su Iglesia, de la que es Cabeza. Los templos materiales son
un signo de esa presencia: Él es el que ahí habla, el que ahí se da a sí mismo como
alimento, el que preside a la Comunidad cuando se reúne para orar y permanece con
nosotros para siempre. El templo material, como figura de la Iglesia, es también un
llamado a formar comunidad y promover la comunión. Nosotros, como edificio de
Dios y siendo cuidadosos como constructores de este edificio, debemos vivir y actuar
en una sincera y constante solidaridad y comunión cimentados en Jesucristo, piedra
angular. Ahora bien, el nuevo templo no es un recinto material; es la comunidad
cristiana y ese templo está consagrado porque en él habita el Espíritu Santo. Jesús
reemplaza el antiguo templo por un nuevo templo que es él mismo. Así, sólo Jesús es el
punto de encuentro entre Dios y los hombres. ¿Comprendo lo que significa ser
“santuario de Dios”?
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Jueves 10 de noviembre de 2016


León Magno, papa y doctor (461)

Flm 7-20: Recíbelo, no como esclavo, sino como hermano querido


Salmo 145: Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob
Lc 17,20-25: El reino de Dios está dentro de ustedes

E l evangelio ofrece dos episodios. Jesús responde por un lado a los fariseos sobre la
venida del Reino y por el otro a los discípulos sobre la llegada del Hijo del Hombre. Lo
que queda claro es que no necesitamos saber con exactitud cómo ni cuándo acontecerá
la llegada definitiva del Reino. La respuesta a los discípulos es advertir que el día del
Hijo del Hombre no va a llegar tan pronto como lo desean, ni de la manera como se lo
imaginan respondiendo así a la comunidad que estaba inquieta por el retraso de la
vuelta de Jesús pues a veces, como nos sucede, la esperanza puede perder su objetivo y
existe el riesgo de caer en el desánimo y la rutina. Jesús recuerda eso sí, que el Reino
llegará entre padecimientos y rechazos ¿Si la llegada definitiva y plena del Reino fuera
hoy, estaría preparado para recibirlo?

Según el Evangelio de hoy:

¿SEGÚN JESÚS, CUANDO Y COMO LLEGA EL REINO DE DIOS A NOSOTROS?


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Viernes 11 de noviembre de 2016


Martín, obispo (397)

2Jn 4-9: Quien permanece en la doctrina posee al Padre y al Hijo


Salmo 118: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Lc 17,26-37: El día que se manifieste el Hijo del Hombre

H ijo del Hombre”. Lucas nos ofrece con los ejemplos de Noé y Lot dos
comportamientos para estar atentos e imitarlos: el desprendimiento y la mortificación
por un lado y la vigilancia y la fe por el otro. Una invitación a estar siempre preparados
para el encuentro con Dios. El juicio que nos espera es la manifestación de lo que
realmente somos; la muerte nos mostrará toda la verdad sobre nuestra vida. Su llegada
detiene nuestras relaciones con Dios y nuestros prójimos: odio y amor; bondad y
maldad; egoísmo y generosidad, todo queda inmovilizado en el momento en que cesa
la vida terrena y así este “día” será el encuentro con Dios: de alegría o desesperación
infinitas, según la orientación que hayamos dado a nuestra existencia. Por esta razón
Jesús nos exhorta a darlo todo, aun la propia vida, porque “quien trate de conservar la
vida la perderá, pero quien la pierda la conservará” ¿Qué me preocupa sinceramente de
mi vida de peregrino?
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Sábado 12 de noviembre de 2016


Josafat, mártir (1623)

3Jn 5-8: Debemos sostener a los hermanos, propagando la verdad


Salmo 111: Dichoso quien teme al Señor
Lc 18,1-8: Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan

L a parábola de la viuda insistente es presentada por Jesús para mostrarnos la


necesidad de la oración. Hay que orar con confianza y perseverancia, sabiendo que
Dios escucha las súplicas de sus hijos. Él quiere nuestro bien más que nosotros
mismos. Si perseveramos se nos dará lo que necesitamos verdaderamente. La oración
es el amor que se hace constante, insistente, confiado y que a través del tiempo y el
espacio realiza una transformación en el que ora. Con ella alcanzamos a ver las cosas
como Dios mismo las ve y se nos da lo que esperamos. La oración no es para cambiar
los planes de Dios. La oración es para confiar y descansar en su soberana Voluntad. La
oración no nos retira del mundo sino que nos dirige hacia él para transformarlo según
los criterios y valores del Reino proclamado por Jesús. Finalmente se nos invita a
permanecer fieles al Señor, incluso cuando la fe vaya perdiendo importancia en el
mundo y esto se logra orando siempre sin desanimarse nunca ¿Cuánto tiempo ofreces
diariamente a la oración?
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