Ensayo Del Agua - Bioquímica
Ensayo Del Agua - Bioquímica
Ensayo Del Agua - Bioquímica
SERVICIOS #253
“MIGUEL HIDALGO Y COSTILLA”
Integrantes:
Nah Sansores Nirvana
Pacheco Ibarra Ricardo
Salazar Castro Irving
Sánchez Aguilar Angie
Sulu Cetzal Favian
Importancia
En la historia de la humanidad el agua ha participado de manera importante en el
origen de las civilizaciones; por ejemplo, de los babilonios a los egipcios, el
almacenamiento y la transportación del agua fue la base del crecimiento y desarrollo
de estos pueblos. El agua además de ser fundamental para la vida, ha permitido el
desarrollo económico y comercial.
La importancia del agua para el ser humano es evidente, en tanto que el porcentaje
de agua en nuestro cuerpo casi alcanza las dos terceras partes. Está presente en
los tejidos corporales y en los órganos vitales. Es un elemento fundamental para
procesos corporales vitales. Sin beber agua no podríamos sobrevivir más allá de
tres o cuatro días. Representa 80% de la composición de la mayoría de los
organismos e interviene masiva y decisivamente en la realización de sus procesos
metabólicos; asimismo, desempeña un importante papel en la fotosíntesis de las
plantas y sirve de hábitat a una gran parte de los seres vivos. En lo que se refiera a
nosotros, el género humano, además de beberla, la utilizamos en un sinnúmero de
acciones cotidianas.
Por otro lado, vemos la importancia del agua a través de las actividades que realiza
el ser humano. Principalmente porque se usa para la agricultura en un 70%, en un
15% en la industria y el otro 15% para uso doméstico.
Estructura Química
Todos los seres vivos están formados de agua, sin importar su tamaño, complejidad
o forma; siempre de manera constante parece que uno de los requisitos
fundamentales parece ser la presencia de esta molécula. Si bien su estructura es
sencilla, su complejidad e importancia no recae en su simplicidad, sino en su
estructura.
Como ya se mencionó anteriormente, el agua es una molécula pequeña, simple;
pero que alberga propiedades interesantes. Se forma únicamente de un átomo de
oxígeno unido covalentemente a dos átomos de hidrógeno.1 Sin embargo, estos
enlaces no se comportan como cualquier otro, el oxígeno es un átomo muy
electronegativo, esto quiere decir que tiende a atraer mucho a los electrones de los
átomos alrededor a éste; mientras que el hidrógeno es todo lo contrario. Esto genera
una distribución no balanceada de los electrones. En otras palabras, la molécula
posee una distribución irregular de la densidad electrónica, en donde el oxígeno
tiene la mayor densidad electrónica (carga negativa) y cerca de los hidrógenos la
menor densidad electrónica (carga positiva). Esto quiere decir que los electrones se
encontrarán más probablemente circundado al oxígeno en comparación al
hidrógeno.
Punto de Ebullición
Suele definirse el punto de ebullición como el instante en el cual se produce el
cambio de estado de una materia que pasa de líquido a gaseoso.
En otras palabras, el punto de ebullición menciona la temperatura en la cual un
líquido hierve. Es importante resaltar que, una vez que el líquido ha entrado en
ebullición (y está hirviendo), la temperatura no sufre ninguna variación.
Tomemos el caso del agua. El punto de ebullición del H2O es 100 grados
centígrados. Esto quiere decir que podemos poner agua a temperatura de ambiente
(20 grados, por ejemplo) en un jarro y llevar el recipiente al fuego. El agua, en ese
momento, se encontrará en estado líquido.
A medida que aumente la temperatura, sin embargo, la tensión superficial empezará
a modificarse. Así, al llegar a los 100 grados, el agua alcanzará su punto de
ebullición y comenzará a hervir, pasando a estado gaseoso. Como se menciona en
párrafos anteriores, no importa si el jarro contiene medio litro, un litro o tres litros de
agua: el punto de ebullición siempre será 100 grados.
Isomería
La molécula del agua puede ser uno de dos posibles isómeros de espín: en el
“ortoagua” los espines de los núcleos átomos de hidrógeno están paralelos y en el
“paraagua” los espines de los hidrógenos están antiparalelos. Los dos isómeros
tienen propiedades fisicoquímicas sutilmente diferentes. Estas diferencias son
importantes en diversos campos de la investigación. En astrofísica, por ejemplo, la
proporción de ortoagua y paraagua se utiliza para determinar las temperaturas en
el espacio interestelar, aunque los datos son difíciles de interpretar, en parte
porque no se han podido estudiar los isómeros por separado
Función Ecológica.
El agua es un elemento del ecosistema y es consecuentemente un activo social y
es generadora de ecosistemas. Con ser cuestiones muy importantes a considerar,
cuando se trata de llevar a cabo aprovechamientos de agua, la conservación de las
especies y de los ecosistemas afectados, no podemos olvidar la función que realiza
el agua cuando fluye, de modo variable, desde las cabeceras de los ríos hasta el
mar, puesto que moviliza y distribuye elementos químicos tan importantes para la
vida como el fósforo o el anhídrido carbónico. La función ecológica del agua en sus
dos vertientes fundamentales:
1. Mantenimiento de los ecosistemas que le son propios.
2. Vehículo de transporte de nutrientes, sedimentos y vida, es un bien común
cuyo respeto debe conciliarse con el desarrollo sostenible de las actividades
humanas sobre la tierra.
Otra de sus funciones es brindar estabilidad al funcionamiento del entorno, de los
seres y organismos que en él habitan, ya que es un elemento indispensable para la
presencia y supervivencia de la vida animal y vegetal del planeta que interviene en
gran parte de los procesos metabólicos que se realizan en los seres vivos. Su
función es vital en todos los procesos biológicos, tanto en los organismos vivientes
más simples, como las bacterias; hasta en los ecosistemas más complejos y
diversos, como una selva tropical. Esta tiene una tarea fundamental en el proceso
de fotosíntesis de las plantas y es esencial para la regulación del clima. Su
movimiento continuo, por altas y bajas altitudes; en sus estados líquido, vapor o
hielo, es el conocido ciclo hidrológico.
Las grandes masas de agua, mares y océanos actúan como termostatos gigantes
que regulan las temperaturas del planeta. Hay corrientes que tienen su origen en
zonas cálidas donde absorben gran cantidad de calor y que al llegar a áreas más
frías hacen que el clima sea más cálido, o las corrientes de agua helada también
ocasionan cambios en el clima haciendo que los inviernos sean más fríos. Aunque
la cantidad de agua presente en el planeta permanece relativamente constante en
el tiempo, el cambio climático puede alterar su disponibilidad. Además de éste, se
presentan otros efectos como resultado del cambio climático: cambian los patrones
de pluviosidad, cambia el caudal de los ríos lo cual en parte lleva a inundaciones
más frecuentes. Se puede presentar además un aumento en las temperaturas que
pueden afectar muchas especies, por mínimo que pueda parecer para nosotros. El
calentamiento observado durante varias décadas ha sido vinculado a cambios
experimentados por el ciclo hidrológico en gran escala.
El cambio climático se manifiesta, entre otras cosas, en el aumento de la frecuencia
y magnitud de los fenómenos extremos, como las olas de calor, las precipitaciones
sin precedentes, las tormentas y las marejadas ciclónicas. La calidad del agua se
verá afectada negativamente por el aumento de sus temperaturas, la menor
cantidad de oxígeno disuelto y por consiguiente, la menor capacidad de
autodepuración de los depósitos de agua dulce. Las inundaciones y una mayor
concentración de contaminantes durante las sequías aumentarán el riesgo de
polución del agua y de contaminación patogénica, los cambios de la cantidad y
calidad del agua por efecto del cambio climático afectarían a la disponibilidad, la
estabilidad, la accesibilidad y la utilización de los alimentos.
El Agua como Disolvente Universal
El agua es el líquido con la capacidad de disolver muchas más sustancias y en
cantidades mayores que otros líquidos, esta propiedad es relacionada a su
condición de “molécula polar” debido a su conformación (dos átomos de hidrógeno
y un átomo de oxígeno, unidos por dos enlaces covalentes) la molécula de agua
tiene una carga total neutra: es decir, tiene igual número de protones y de neutrones.
Por este motivo se le denomina como “disolvente universal”.
La solubilidad depende de las propiedades de un solvente que le permitan
interaccionar con un soluto de manera más fuerte que como lo hacen las partículas
del solvente unas con otras.
Esto la hace un excelente solvente para los solutos polares e iónicos, que se
denominan hidrofílicos. Por otra parte, los compuestos no polares son virtualmente
insolubles en y, por lo tanto, son hidrofóbicos.
Existen las sustancias que al disolverse en agua general iones que se les conocen
como electrolitos y pueden ser débiles o fuertes, según estén parcial o totalmente
ionizados o disociados en el medio. Los electrolitos fuertes son buenos conductores
de la corriente eléctrica como, por ejemplo: las sales. Los electrolitos débiles son
los que se disocian parcialmente y existen como una mezcla en equilibrio de iones
y moléculas por lo que conducen poco la corriente eléctrica, tenemos el bicarbonato
de sodio como ejemplo. Por otro lado, tenemos las moléculas no polares, como los
lípidos, no se disuelven en agua por no formar puentes de hidrógeno.
Tipo de Enlace
El agua es una molécula formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno,
que da lugar al compuesto químico H2O. En este caso, se forma un enlace
covalente porque cada átomo de hidrógeno comparte un electrón con el átomo de
oxígeno. A su vez, este último comparte un electrón con cada uno de los átomos de
hidrógeno.
Los compuestos covalentes suelen darse entre elementos similares o no metales.
Además, no son buenos conductores de la electricidad. Los enlaces covalentes
permiten que los átomos se agrupen en moléculas y, de hecho, son habituales en
las moléculas orgánicas de los organismos vivos, como el ADN.
Cohesión
Una propiedad especial del agua es la capacidad de sus moléculas de adherirse
entre sí y mantenerse unidas. A este fenómeno se llama cohesión, y por otro lado,
también tiene la propiedad de adherirse a otras cosas, fenómeno al que se le conoce
como adhesión.
La cohesión y la adhesión se producen por la atracción de las moléculas de agua
entre sí y hacia otras cosas. Esto también permite que el agua pueda ascender por
los finos tubos capilares de la raíz hasta el tallo de la planta. Este movimiento
ascendente del líquido a través de tubos capilares se denomina acción capilar. Al
ascender por los tubos capilares, las moléculas de agua son atraídas hacia las
paredes y entre sí y de esta manera, el agua brinda a las plantas los nutrientes que
necesitan para vivir. Las gotas de agua también se forman gracias a la cohesión de
moléculas de agua.
En una nube, las moléculas de agua se unen hasta que las gotas son tan grandes
que caen en forma de lluvia. Las fuerzas cohesivas son las responsables de la
tensión superficial, un fenómeno que resulta en la tendencia de la superficie de un
líquido a resistirse a la ruptura cuando se le somete a tensión o estrés. Las
moléculas de agua en la superficie (en la interfase entre el agua y el aire) formarán
puentes de hidrógeno con sus vecinas, al igual que las moléculas que se encuentran
a mayor profundidad en el líquido.
Bibliografía
2. El agua motor del ecosistema. (11 de abril de 2008). Ambientum Portal del
Medioambiente. Recuperado de
https://www.ambientum.com/enciclopedia_medioambiental/aguas/el_agua_
motor_del_ecosistema.asp
3. Hoffmann, A., & Armesto, J. (2014). Ecología del agua (Primera edición).
[Libro electrónico]. Corporación Instituto de Ecología y Biodiversidad.
https://ieb-chile.cl/libro/ecologia-del-agua/
6. Kravchuk, T., Reznikov, M., Tichonov, P., Avidor, N., Meir, Y., Bekkerman,
A., & Alexandrowicz, G. (2011). A Magnetically Focused Molecular Beam of
Ortho-Water Science. 331 (6015), 319-321 DOI: 10.1126/science.1200433