Tema 1 El Significado Del Derecho Civil Español

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Noelia María Barrameda García Página 1

Tema 1 El significado del derecho civil español


1.1 Concepto de derecho
Es ampliamente conocida la observación de kant, según la cual, incluso en pleno
siglo XIX “ los juristas buscan todavía una definición de su concepto del derecho”
El derecho es un conjunto de normas jurídicas (coercitivas). La coercitividad
significa la imposición del contenido de una norma a cualquiera de sus destinatarios.
Esta nota de coercitividad es lo que diferencia a una norma jurídica, escrita o no, es un
presupuesto ético. Están destinadas a regular los conflictos entre los diferentes
miembros de la comunidad.
La necesidad del derecho va a surgir siempre que exista una pluralidad de
personas o intereses. Cuando estos intereses entran en conflicto nace la necesidad de
que exista el derecho.
Cuando se habla de normas, incluso de normas jurídicas, no hay que olvidar
tampoco el aspecto formal y el material. Para tener entidad normativa, no hace falta que
una conducta tenga carácter escrito, por ejemplo, la costumbre. También hay que tener
reglas de conducta que no tienen valor de ley, como los reglamentos o las normas
delegadas que no tienen fuerza de ley.
El Tribunal Constitucional es un legislador negativo ya que tiene la potestad para
eliminar aquellas normas que no se adapten a la Constitución.
La jurisprudencia tiene una trascendencia mayor que otros principios, aun
cuando se le niega su condición de fuente del derecho. Desde el punto de vista formal
no es fuente del derecho, pero desde el punto de vista material no puede dejar de
reconocerse que la jurisprudencia del Tribunal Supremo condiciona la interpretación y
aplicación de las normas.
Conclusión: “Ubi societas, ibi ius”.- Donde hay sociedad, allí hay derecho.
1.2 Las divisiones del derecho. Especial atención a la distinción entre derecho
público y derecho privado.
Derecho general.- Normas cuyo destinatario es indeterminado.
Derecho particular.- normas cuyo destinatario está determinado por una serie de
condiciones.
Derecho positivo.- derecho escrito. (S. XIX está la cota máxima de desarrollo de
esta doctrina; el proceso codificador.)
Derecho natural.- frente a la norma escrita existen las normas naturales (inherentes
a la persona por el simple hecho de ser persona.) Da igual que el derecho escrito las
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contemple o no, lo que está claro es que estos derechos se tienen por el simple hecho de
ser personas. Tales derechos son anteriores a cualquier norma.
Derecho nacional.- El ordenamiento jurídico interno de cada país.
Derecho internacional.- conjunto de reglas que emanan de organismos
supranacionales (integrados por varios estados) o bien de acuerdos entre Estados
(Tratados internacionales).
Derecho público.- relación en las que interviene un ente público (imperium)
Derecho privado. Sector del ordenamiento jurídico que regula las relaciones en las
que intervienen particulares.
Si la relación está regulada por normas de derecho privado, es una relación de
derecho privado (ejemplo: si la admón. Actúa como un particular en el contrato de
compraventa con otro individuo, la relación será privada). Un ejemplo de relación de
derecho público es la expropiación forzosa, ya que la admón. Tiene cierta superioridad
(imperium). Ésta sería la teoría de los sujetos.
Es necesario tener en cuenta una serie de criterios para distinguir un sector del otro,
es decir, el derecho público del derecho privado. Ya hemos visto la teoría de los sujetos
dentro de las teorías dualistas, le siguen:
Teoría del interés:
- Derecho público.- si lo que es objeto de la relación son intereses públicos se está
ante una norma de derecho público.
- Derecho privado.- si lo que es objeto de la relación son intereses privados se está
ante normas de derecho privado.
Sin embargo, la principal objeción que se le hace a esta teoría es que toda norma e
institución regulada por una norma está contemplando intereses públicos. Por ejemplo:
normas reguladoras de contratos privados que buscan regular los intereses públicos, así
se fijan unos criterios mediante los que se intenta mover la economía o la riqueza.
De esta forma, las relaciones familiares mueven intereses públicos para realizar el
bien público o social. Las normas, por muy privada que sea la relación que se
contempla, están destinadas siempre a la realización de intereses públicos o generales
que afectan a todos los miembros de la comunidad. Por ejemplo, el matrimonio es una
relación privada, pero las normas que lo regulan no son básicamente de derecho
privado.
Teoría de la naturaleza de la norma jurídica.
Existen dos clases de normas jurídicas.
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- Dispositivas: consienten a los destinatarios a hacer algo distinto a lo previsto en la


propia norma. Las dispositivas se vuelven imperativas cuando no se acuerda otra cosa.

- Imperativas: no permiten al destinatario hacer otra cosa de la que esta prevista en


ella; así:
Se está ante el derecho público cuando se trate de una norma imperativa, mientras
que se está ante el derecho privado cuando se trate de normas dispositivas. Todo esto es
de manera tendencial, es una propensión a lo que se dirige la propia norma.
Teorías pluralistas. Establece que hay determinadas materias que son reguladas por
normas de derecho público, otras por normas de derecho privado y zonas intermedias,
ya que el hecho de que se presente como relación privada no significa que todas las
normas que lo regulan sena privadas y al revés.
Teorías monistas o negadoras. Lo que hacen es negar la existencia de una
distinción entre derecho público y derecho privado. Existen dos corrientes.
- Tiene su auge antes de la Segunda Guerra Mundial. Consideraba que no cabía la
distinción entre ambos derechos porque sólo había un derecho, el público.
- Defiende la invalidez de la distinción acudiendo a la idea de ordenamiento jurídico
(caracterizado fundamentalmente por su unidad, es un todo unitario). Si el ordenamiento
jurídico es un todo unitario, no cabe una diferencia, habría que hablar entonces de dos
ordenamientos jurídicos.
Todas estas teorías intentan contribuir a dar una noción a la distinción entre derecho
público y derecho privado. Uno de los criterios fundamentales es el de la naturaleza de
la norma jurídica. Hay que decir también que ninguna de estas teorías valen por sí solas,
por tanto se debe atender a la relación en concreto y a la norma que lo regula.
1.3 El derecho civil como derecho privado: concepto histórico y actual e
instituciones que comprende.
Existen dificultades a la hora de asignar una definición o conceptuación al derecho
civil.
Para los tratadistas franceses del pasado siglo, el derecho civil venía representado
única y exclusivamente por el Código Civil de 1804, también llamado Código de
Napoleón. Los autores alemanes de comienzos de nuestro siglo identificaron el derecho
civil con el conjunto normativo contenido en el Código Civil alemán de 1900,
comúnmente identificado como BGB. Pero lo cierto es que ninguno de los dos códigos
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llegó a formular una definición ya concreta o aproximada, de aquello que había de ser el
objeto de sus normas.
Esta identificación entre los códigos y el derecho civil resulta inaceptable en los
albores del s. XXI, ya que por muy importantes que puedan ser los códigos civiles, es
obvio que el derecho civil no quedó petrificado en ellos, sino que la legislación
posterior y las coordenadas sociales han diversificado su contenido.
- El planteamiento historicista y la concepción apriorística:
Los defensores del primero, mantienen el apego o la inherencia del derecho civil a la
evolución histórica, con lo que acentúan su característica de mutabilidad, de cambio o
de cambio evolutivo.
Al contrario, los aprioristas hacen especial hincapié en la nota de permanencia del
derecho civil desde una perspectiva metahistórica, aunque no niegan la contingencia
histórica de la mayor parte de las instituciones civiles.
Ambas teorías pretenden acercarse a la noción de derecho civil intentando así,
superar la crisis.
- Superación de la contraposición entre historicismo y apriorismo-
Lo que normalmente pretende subrayar los aprioristas no es la existencia
permanente de un conjunto normativo llamado derecho civil, sino la conexión de las
históricas formas del mismo con principios que trascienden a un ordenamiento jurídico
determinado. O dicho con mayor precisión, los principios que normalmente se
reconocen como tributarios del derecho natural.
Lo historicistas subrayan el aspecto más inmediato de la mutabilidad y
evolución de las instituciones jurídicas, sin que ello implique el desconocimiento o
negación de las relaciones de las mismas con los presupuestos o principios del derecho
natural.
- Materia propia del derecho civil-
Es evidente que el núcleo central del derecho civil viene representado por la
persona en sí misma considerada, en su dimensión familiar y en sus relaciones
patrimoniales.
Analizando el contenido resulta evidente que las materias sobre las que recae su
regulación serían:
· La vigencia y efectos de las normas jurídicas (teoría general de la norma.)
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· La delimitación del ámbito de poder jurídico de las personas y su relación con


un grupo especial de otras personas, que les son próximas por razón del nexo biológico
entre ellas existente.
· Las categorías de bienes que pueden ser objeto de tráfico; las clases y
estructuras de poder que las personas pueden ostentar sobre dichos bienes; los modos de
circulación de dichos bienes y, en particular, las reglas de transmisión de tales bienes
cuando, por desaparición de una persona, resulta necesario atribuirlos a alguien
(herencia).
En este punto cabe preguntarse la razón por la que e regula en el CC la Teoría
General de la norma. La respuesta hay que buscarla en que el CC está contemplando
cualquier sector del ordenamiento jurídico. Así lo dice el CC en su artículo 1 ya que la
ley, la costumbre y los principios generales del derecho son fuente de todo el
ordenamiento jurídico.
Sobre la época en la que se publica el CC la sociedad es muy cambiante y se
suceden distintos documentos con escasa vigencia. Se regula esta materia porque el CC
era muy seguro en aquel tiempo y podía cumplir con la seguridad jurídica que se
necesitaba para regular tal materia.
Razón por la que se elige el CC y no otro.
Desde el punto de vista histórico, el país pasaba una etapa de lucha entre el
absolutismo y el liberalismo. Con el liberalismo, El Estado no interviene en la
economía, la cual reside en manos privadas. El Estado debe facilitar la circulación de la
riqueza y los bienes, no puede poner trabas.
Se empiezan a crear nuevos cuerpos legales en los que se recoge esta filosofía de
vida y de pensamiento. De ahí que el CC regule, de forma estructural, la filosofía de
vida y de pensamiento liberal.
- Situaciones típicas del derecho civil
1. la persona en sí misma considerada, en cuanto sujeto de derecho , sin tener en
cuenta cualesquiera otros atributos o características o situaciones sociales.
2. la familia en cuanto grupo humano básico, necesitado de una regulación que
encuadre los derechos y deberes recíprocos entre sus miembros y de éstos con el resto
de la comunidad.
3. El patrimonio en cuanto concepto genérico referido al conjunto de bienes,
derechos y obligaciones de cualquier persona, con capacidad para adquirir y transmitir
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bienes. También los instrumentos básicos de intercambio económico, los mecanismo de


transmisión a los familiares a través de la herencia, etc.

Desde tales bases se puede conceptuar el derecho civil como el “derecho de la


personalidad privada, que se desenvuelve a través de la familia, sirviéndose para su
continuidad mediante la herencia.”
- Contenido material y plan explosivo:
En el presente siglo, el estudio universitario de nuestra disciplina se ha afrontado
oficialmente dividiéndolo en cuatro asignaturas, ubicadas en sendos cursos de la
Licenciatura.
· Parte General: correspondiente con este tomo, materias introductoras y el
derecho de la persona.
· Obligaciones y contratos: teoría general del contrato y de las obligaciones de él
dimanantes, responsabilidad civil o contractual.
· Derechos reales e hipotecarios: estudio de la propiedad y la posesión, estudio
de derechos reales y la publicidad proporcionada respecto de los inmuebles por el
Registro de la propiedad.
· Derecho de familia y sucesiones: Derecho de familia (estudio del matrimonio,
relaciones de progenitores e hijos, régimen económico del matrimonio y crisis
matrimoniales). Derecho de sucesiones (herencia, distintos modos de suceder,
testamento, sucesión testada, sistema de legítimas y reservas y sucesión intestada)
Nuestro plan de estudios sigue de cerca el plan de exposición diseñado por el
jurista alemán, Savigny que fue transplantado al código alemán de 1900. Según dicho
plan, el derecho civil debe sistematizarse realizando las siguientes subdivisiones: parte
general, obligaciones, cosas, familia y sucesiones.
Nuestro Código debe adscribirse al plan romano - francés, denominado así por
hundir sus raíces en la propuesta sistemática del jurisconsulto romano Gayo (personas,
cosas, acciones).
1.4 El derecho civil como derecho común
Si el derecho civil es el sector sistemático del derecho referente a la esfera de
poder de la persona, es natural concluir que ha de adscribirse al derecho privado, por
contraposición a otros sectores del ordenamiento jurídico que, por el contrario, regulan
aspectos relativos a la organización socio – política de la comunidad de que se trate. Y,
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hay un acuerdo unánime en considerar que el derecho civil es el derecho privado por
antonomasia o, en términos contemporáneos, “derecho privado general.”

Tras la consideración del derecho civil como derecho privado es preciso tener en
cuenta el carácter atribuido a nuestra disciplina como derecho común.
Con dicha expresión se pretender poner de manifiesto dos cuestiones que, en
absoluto son coincidentes:
· El derecho civil en formas históricas pasadas fue el tronco común de conjuntos
normativos que posteriormente se han disgregado de aquél: derecho mercantil, derecho
laboral.
· Que el conjunto normativo que modernamente denominamos derecho civil se
encontraba formado por tres elementos o sectores distintos: el código civil, los
denominadas leyes especiales y los derechos forales.
De entre tales elementos, la función característica del derecho común venía
atribuida en la redacción originaria del código civil, a dicho cuerpo legal y así, era
admitido por la generalidad de la doctrina. Para ello, bastaba con considerar que,
respecto a las regiones o países forales, el código regía como “derecho supletorio en
defecto del que lo sea en cada una de aquéllas por sus leyes especiales.”
Tras la reforma del Título preliminar del Código, articulada por el R.D.
1836/1974 el tema resulta replanteado. Según dispone el vigente art. 4.3 del código
civil, “las disposiciones de este código se aplicarán como supletorias en las materias
regidas por otras leyes”, con olvido de la antigua calificación de especiales.
De semejante dato, la doctrina ha extraído la idea de que las leyes
extracodificadas no pueden ser consideradas como leyes especiales y que, por
consiguiente, en el Código, en sí mismo, ha dejado de tener atribuida en exclusiva la
función de derecho común, ya que la función de supletoriedad la va a cubrir el derecho
privado en general.
1.5 La codificación en general.
Los movimientos filosóficos de corte iusracionalista y los componentes socio –
políticos de orden liberal desembocan, hacia mediados del s. XVIII, en el intento
generalizado en toda Europa de realizar una sistematización del derecho sobre patrones
diversos de los hasta entonces practicados.
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Hasta entonces se había calificado como “codex” o como “códice” a un conjunto


de folios en forma de libro, cosido por el lomo, que tenía por objeto recopilar conjuntos
muy heterogéneos de cuestiones o máximas jurídicas sin criterio determinado.

Así, la palabra “código” pasa a tener un significado preciso y, la mismo tiempo,


representa un ideal a alcanzar para todas las naciones europeas.
El ideal codificador comienza a llevarse a la práctica entre el siglo XVIII y el
XIX y parte de la base de proceder a una rigurosa racionalización de la materia jurídica
en su conjunto, que permita una mayor claridad en el sistema jurídica propio de cada
uno de los países europeos que, simultáneamente se adecue a las estructuras socio-
políticas del momento.
En definitiva, la idea motriz de la codificación se caracteriza por las exigencias
de claridad y sistematización derivadas del isuracionalismo y reforzadas muy pronto por
los ideales socio – políticos de la concepción liberal burguesa.
Así, no es de extrañar que ni siquiera con el paso a la edad moderna se
eliminaran las instituciones características del particularismo medieval, ni la existencia
de bloques normativos diferenciados y privilegiados en dependencia de los sectores o
clases sociales.
Hacia finales del s. XVIII y comienzos del s. XIX se manifiesta la posibilidad de
delimitación de sectores normativos con principios propios y características, que se ve
facilitada porque el derecho pasa a ser el feudo exclusivo del poder legislativo de los
distintos estados, interesados claramente en lograr la uniformidad jurídica, bien como
colofón de la unidad política, bien como presupuesto de la misma.
El profesor Hernández Gil dice que la codificación fue introducida para
coadyuvar al dogma del estado como pieza clave de la organización política, que traía
como consecuencia la unidad o, al menos, la uniformidad del ordenamiento jurídico.
Los momentos cumbres del movimiento codificador son:
·1794: se publica el decreto territorial prusiano (primera norma de carácter civil
codificada)
·1804-1805: el código francés o código de Napoleón.
·1811: Código austriaco.
·1865: Código italiano que fue sustituido posteriormente por el de 1942.
·1867: Código portugués, sustituido más tarde por el de 1976
·1900: Código alemán (BGB)
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·1911: Código de obligaciones suizo


El proceso codificador ha continuado y el más moderno es el Código civil de
Kebeck de 1998.

1.6 La codificación civil española


El fenómeno codificador se consideraba como un necesario punto de partida de
la construcción de la España del s. XIX.
Así, es representativo que todas las constituciones decimonónicas, desde las
propias Cortes de Cádiz de 1812 hasta la Constitución de la restauración canovista de
1876, incluyen dentro de su articulado la aspiración a la codificación del derecho patrio.
Dicha aspiración resultó pacífica en relación con algunas materias, como el
derecho mercantil, sin embargo, la codificación civil resultó mucho más problemática,
entre otras razones por la tensión existente entre el derecho común y los derechos
forales.
El verdadero punto de partida de la codificación civil española viene
representado por el Proyecto de Código Civil de 1851, denominado también “Proyecto
Isabelino”. Como características más importantes se puede destacar que era
notoriamente afrancesado (seguía muy de cerca los patrones del código civil francés) y
que hacía tabla rosa de los derechos forales, pronunciándose abiertamente por la
unificación de la legislación civil española. Ambas características provocaron su
fracaso, perdiéndose, así, la ocasión de contar con un código civil a mediados del s.
XIX.
El fracaso de este proyecto trajo consigo la necesidad de afrontar la
modernización de la legislación civil de modo fragmentario. Sin embargo, aunque esta
necesidad era evidente, en las décadas siguientes se fue desgranando paulatinamente la
aprobación de leyes importantísimas que, en puridad de principios, deberían haber sido
incorporadas al Código Civil, como por ejemplo: la ley hipotecaria, la ley de aguas, la
ley de matrimonio civil, la de registro civil...
El Código civil
Hasta la restauración canovista, la codificación civil duerme el sueño de los
justos. En 1880 el Ministro de Justicia insta a la Comisión de Códigos a que en el plazo
de un año, sobre las bases del proyecto de 1851, redacte el Código, si bien propugnando
una transacción con los países de derecho foral que permitiera salir del ..., e
incorporando juristas de los territorios forales.
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Al mes siguiente, dicho ministro trata de impulsar la tarea codificadora


recurriendo a la idea de la Ley de bases: se presentaría a las Cámaras legislativas una
ley en la que se contuvieran los principios y fundamentos a desarrollar en el Código,
mientras que la redacción del texto articulado quedaría encomendada a los organismos
técnicos. Sin embargo, no pudo seguir adelante este proyecto porque fue rechazado en
el Congreso.
El siguiente ministro de Justicia volvió a insistir en la idea de la Ley de Bases de
1855, la cual, tras la consiguiente tramitación parlamentaria fue aprobada
definitivamente como ley de 11 de mayo de 1888.
Siguiendo las bases (los principios, fundamentos o presupuestos fundamentales)
establecidos por dicha ley, la Comisión de Códigos llevó a cabo su misión de redactar el
texto articulado, publicado finalmente en la “Gaceta” (hoy B.O.E.), de 25,26 y 27 de
julio de 1889. Así pues, el código civil español, aunque no por demasiado tiempo, se
aprueba en el s. XIX.
Contenido, estructura y plan del código
Desde su publicación hasta la fecha, el texto articulado del código civil ha sido
objeto de numerosas reformas, aunque la mayor parte del mismo ha resistido bien el
paso del tiempo y sigue fiel a los textos originarios, demostrando así su utilidad y el
buen sentido de sus redactores.
El código civil se divide en un título preliminar y cuatro libros (cada uno de los
cuales se subdivide en títulos, éstos, a su vez, en capítulos y éstos en secciones), una
disposición final, trece disposiciones transitorias y tres disposiciones adicionales.
El plan que utiliza el código es el plan de Gayo que divide la materia civil en
persona, cosas y acciones.
Son bastantes las críticas que se le hicieron a este código, entre ellas destaca:
errores en la sistematización de la materia, ausencia de un criterio unificador, ausencia
de concepto técnico, falta de parte general del derecho civil y errores en la colocación
de las normas y contemplación de las instituciones.
En cuanto a las instituciones que comprende, hay que decir que ni todo lo que
comprende es materia civil ni toda la materia civil está recogida en el código.
Los elementos que influyeron en la configuración del código civil fueron:
· los códigos francés, italiano y portugués
· la legislación extracodificada
· la doctrina
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· la costumbre
· la jurisprudencia
· la legislación foral en ciertos aspectos

1.7 Los derechos forales y la llamada cuestión foral: distintas soluciones a la


llamada cuestión foral

Todavía durante los siglos XVIII y XIX existía en España una cierta diversidad
de regulaciones civiles, pues Aragón, Navarra, Mallorca, Cataluña y las “Provincias
Vascongadas” mantenían reglas propias en materia civil (al menos, para el conjunto
institucional referido a la familia y a la herencia).
Esta tensión entre las distintas regulaciones civiles existentes en nuestra nación
quedó irresuelta y, precisamente, no de forma latente, dado el largísimo periodo
transcurrido sin lograrse un punto de encuentro. Nace así la denominada “cuestión
foral”, expresión de valor entendido con lo que se pretende indicar que, una vez
aprobado el código civil, éste se aplica a la mayor parte del territorio nacional, mientras
que en los territorios forales (los ya vistos más Galicia desde 1880) rigen disposiciones
de naturaleza civil propias, pero de muy diferente alcance, extensión y significado.
Distintas soluciones de la cuestión foral: desde la ley de Bases hasta las
compilaciones forales

En efecto, a finales del s. XIX, la cuestión foral quedó como una cuestión
pendiente e irresoluta, precisamente para evitar males mayores y con la intención de que
la publicación del código civil no se viera de nuevo retrasada por la resistencia de los
países forales.
El art. 5 de la ley de Bases del código civil era explícito al respecto: “Las
provincias y territorios en que subsiste el derecho foral, lo conservarán por ahora en
toda su integridad, sin que sufra alteración su actual régimen jurídico por la publicación
del Código, que regirá tan solo como supletorio en defecto del que lo sea en cada una de
aquéllas por sus leyes especiales.”
A efectos de instrumentar la conservación de los derechos forales existentes, el
art. 5 de la ley de Bases disponía que “el Gobierno presentará a las Cortes, en uno o
varios proyectos de ley, los apéndices del código civil en los que se contengan las
instituciones forales que conviene conservar en cada una de las provincias o territorios
donde hoy existen.”
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Del panorama legislativo reseñado deben extraerse las siguientes conclusiones:

· El propio código se muestra respetuoso con los derechos forales, garantizando


que se conservan “en toda su integridad” y, por tanto, se convierte en valedor de la
continuidad del régimen normativo foral correspondiente.
· La pervivencia de los derechos forales se considera provisional, hasta tanto se
adopta una decisión sobre las instituciones forales que conviene conservar.
· Las futuras “leyes de cierre” del sistema legalmente previsto deberán
convertirse en apéndices del código civil lo que evidenciaba que el respeto a los
derechos forales no llegaba hasta el extremo de considerarlos sistemas paralelos del
Código, sino complementos o especificaciones del mismo, en atención a las
peculiaridades de ciertos territorios respecto de algunas instituciones. Así, el punto final
del proceso normativo se asimilaba a la consecución de un código civil general para
toda España.
El carácter apendicular otorgado finalmente a los derechos forales gozó de
escasa simpatía entre los foralistas. Ello trajo consigo, junto a otras cuestiones, que la
falta de resolución con la que se aborda el tema a finales del s. XIX, se mantenga y
proyecte hasta mediados del s. XX.
Las diversas compilaciones foralistas
Dado el fracaso del sistema de apéndices, en los años 40 del s. XIX, la tensión
entre derecho civil común y derechos civiles forales se pretende superar mediante el
recurso a un nuevo sistema de integración entre ambos sistemas normativos. A tal
efecto, el poder político propugnó la celebración de un “Congreso Nacional de derecho
civil” para tratar del tema.
Se celebró en Zaragoza en 1946 y se obtuvo un consenso referente a los
siguientes puntos fundamentales:
· Llevar a cabo una recopilación o compilación de las instituciones forales o
territoriales, teniendo en cuenta, no sólo su actual vigencia, sino también el
restablecimiento de las no decaídas por el desuso y las necesidades del momento
presente.
· Tratar de determinar el “substratum” común de los diversos derechos
hispánicos, cuyas características esenciales habrían de perfilarse en un nuevo Congreso
Nacional de derecho civil.
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Este último no llegó a celebrarse. La tarea de sistematización de las normas


civiles vigentes en los territorios forales, si llegó a culminarse entre 1959 y 1973 fechas
respectivas de la primera (Álava y Vizcaya) y la última (Navarra). Entre estas dos se
encuentran: 1960 la compilación de Cataluña, 1961 la de Baleares,1963 la de Galicia,
1967 la de Aragón
1.8 Relaciones entre el derecho civil general y los derechos forales tras la
constitución.

La publicación de las distintas compilaciones forales había de considerarse un


paso previo a la uniformidad legislativa en materia civil en todo el territorio nacional.
Dicho punto ha dejado de ser cierto al aprobarse la vigente Constitución de 1978, pues
ésta ha consolidado el statu quo existente en el momento de su publicación y, de otra
parte, faculta a las CCAA en que existan derechos forales o especiales para su
conservación, modificación y desarrollo de ellos.
Dichas premisas se encuentran en el art. 149.1.8 CE, que dispone que: “El estado
tiene competencia exclusiva sobre la legislación civil, sin perjuicio de la conservación,
modificación y desarrollo por las CCAA de los derechos civiles forales o especiales, allí
donde existan En todo caso, las reglas relativas a la aplicación y eficacia de las normas
jurídicas, relaciones jurídico – civiles relativas a las formas de matrimonio, ordenación
de los registros e instrumentos públicos, bases de las obligaciones contractuales, normas
para resolver los conflictos de leyes y determinación de las fuentes del derecho. Con
respecto a este último caso, a las normas de derecho foral o especial.”
La tensión pues, entre derecho civil común y derechos civiles forales o
especiales sigue tras la Constitución irresuelta. Es más, queda claro que los derechos
civiles que se separan de la legislación civil general o estatal, en términos
constitucionales, siguen siendo calificados técnicamente como forales o especiales. De
otra parte queda claro que la Constitución parte de una perspectiva historicista, en cuya
virtud sólo aquellas CCAA en que existan derechos forales en el momento de su
publicación tienen competencia para conservarlos, modificarlos o desarrollarlos.
El texto constitucional ha sido objeto de interpretaciones muy diversas, así,
trataremos de indicar las posturas básicas sobre el tema:
· Para algunos foralistas el concepto de derecho foral debe ser abandonado tras la
Constitución. Las CCAA pueden desarrollar el derecho civil que se aplique en su
territorio, pudiendo legislar sobre cualquier materia de derecho civil.
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· Otros entienden que los límites a la conservación, modificación y desarrollo de


los derechos civiles forales vendrían representados por el contenido normativo de las
respectivas compilaciones en el momento de aprobarse la Constitución.
· Algunos foralistas propugnan que el carácter particular de los derechos forales
sólo puede identificarse a través de los principios inspiradores que le son propios y que,
por tanto, tales principios son el rasero por el que se debe medir el ... de los derechos
forales.
· Para otros, el límite constitucional de desarrollo de el derecho civil foral ha de
identificarse con las instituciones características y propias de los territorios forales que,
tradicionalmente han sido regulados de forma diferente por el derecho común y por los
derechos forales.
La actualización de las compilaciones forales y los derechos forales
Un elemento más en la política de “diferenciación regional” está siendo el
desarrollo de los derechos forales a los que se refiere el art. 149 CE.
Una vez aprobados los Estatutos de Autonomía, los órganos legislativos de las
CCAA han comenzado a desarrollar, en virtud de leyes autonómicas, el derecho privado
propio de los antiguos territorios forales.
La conservación, modificación y desarrollo de las Compilaciones forales se ha
plasmado inicialmente en leyes autonómicas cuyo objetivo básico has sido doble:
· De una parte, constitucionalizar el contenido de tales compilaciones
adecuándolo a los nuevos principios de igualdad y no discriminación entre los hijos
matrimoniales y no matrimoniales, y a la igualdad de derechos y deberes entre hombre y
mujer.
· De otra, evidenciar que las Compilaciones dejan de ser leyes nacionales, en
cuento desde la aprobación de la Constitución, la competencia sobre las materias de
ellas reguladas corresponde a las respectivas CCAA.
El desarrollo de los derechos forales parece orientarse en distinto sentido según
las diversas CCAA con competencia en materia de derechos civil foral. En la mayor
parte de ellas, preocupa básicamente la actualización de las correlativas Compilaciones.
Sin embargo, la diferenciación normativa va en aumento, incurriendo algunos
Parlamentos autónomos en una excesiva recreación de lo que podría considerarse
derecho autónomo.

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