Blue Velvet Analisis Libro
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Resumen
El propósito del presente texto es mirar la violencia a través de los conceptos dados por
Aristóteles, Walter Benjamin y Hannah Arendt y contrastar estas posturas con las
representaciones de la violencia en la obra cinematográfica Terciopelo Azul de David
Lynch. En principio se analizan los conceptos de fuerza, potencia, autoridad, necesidad y
jusnaturalismo en el ámbito político y las manifestaciones sociales, para así establecer la
violencia seguidamente, dentro del marco de lo cotidiano y observar cómo el modelo
teórico se relaciona con las formas de representación de la violencia manifiestas en la
película. Este artículo es resultado de la investigación realizada en la tesis de grado para
optar por el título de profesional en medios audiovisuales del Politécnico Grancolombiano.
Palabras claves
Violencia, cine, representación.
Abstract
The intention of this paper is to look at the violence through the concepts given by
Aristotle, Walter Benjamin and Hannah Arendt, on the other hand, to contrast these
positions with the representation of the violence in the cinematographic piece Blue Velvet
by David Lynch. In first instance, the concepts about strength, power, authority, necessity
and jusnaturalism in the political field and the social demonstrations are analyzed;
establishing so the violence inside the everyday life and observing how the theoretical
model is related to the way to represent the manifest violence in the film.
This article is the result of the research carried out in the thesis for obtaining the
professional degree in audiovisual means of the Politécnico Grancolombiano.
Keywords
Violence, cinema, representation.
I. La violencia en Arendt
El estudio de Hannah Arendt plantea una serie de reflexiones provocadas en cierta medida
por la actividad bélica del momento, el desarrollo tecnológico y el período de guerra por el
que atravesó la Europa del siglo XX. Fue una época de tensión entre países y de desarrollo
tecnológico en la cual, surgieron nuevos instrumentos de batalla desarrollados por las
grandes potencias, lo que causó también un cambio en los medios utilizados para ejercer la
violencia. Esta adquisición desmesurada de armamentos transformó el objetivo de la
actividad bélica, donde la disuasión se puso por encima de la victoria y la adquisición de
armamento dejó de ser una preparación para la guerra. (Arendt, 1970). En este primer
planteamiento se observa, la disuasión como finalidad en la creación de dispositivos de
destrucción masiva.
La primera bomba atómica fue desarrollada por Estados Unidos con la ayuda del Reino
Unido y Canadá durante la segunda guerra mundial y es quizá el caso más relevante para
entender la reconfiguración de los instrumentos de guerra que refiere Arendt. Este
desarrollo que nace silenciosamente en algunas universidades de Estados Unidos, se
convirtió en el arma que otorgó uno de los mayores poderes del mundo. Sin duda la
disuasión generada por los Estados Unidos al resto de países en guerra, mucho más después
de lanzar la little boy y la fat man2 en Hiroshima y Nagasaki, hizo que la amenaza y el
miedo engendrado en el mundo, fueran mucho más potente que cualquier victoria. La
URSS estuvo informada del desarrollo de la bomba por medio del científico alemán
infiltrado Klaus Fichs, sin embargo, al llevarse a cabo este ataque contra territorio japonés,
Stalin ordenó acelerar el proceso de desarrollo de la RTS1, primera bomba atómica
soviética. Estados Unidos consideró que la URSS tardaría más 10 años en desarrollar el
dispositivo, no obstante, en agosto de 1949, cuatro años después, se hizo la primera prueba
en territorio soviético. El hecho de que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
lograra obtener el arma en tan poco tiempo, evitó que se llevara a cabo la operación
dropshot, plan de Estados Unidos para bombardear territorio comunista.
“Por eso, la actividad bélica –desde tiempo inmemorial árbitro definitivo e
implacable en las disputas internacionales- ha perdido mucho de su eficacia
Esta variación de la herramienta más allá del propio instrumento, como acto de violencia
generador de energía, sin duda, exige también mirar más allá del dispositivo para encontrar
esas variables establecidas en los agentes y por ende, el papel que la violencia desempeña
en los asuntos humanos. Así, es conveniente acercarse a una primera definición de
violencia, la cual, en el texto de Hannah Arendt (1970) se despliega a partir del fenómeno
de poder, donde la violencia se determina por su carácter instrumental y se define como la
más flagrante manifestación de poder, entendido este como la capacidad humana para
actuar concertadamente. “Cuando decimos que alguien está «en el poder» nos referimos
realmente a que tiene un poder de cierto número de personas para actuar en su
nombre…”(Arendt, 1970, p.3). Lo que significa que ese alguien no pudo obtener su poder
sin antes haber tenido el apoyo de un grupo significativo en número, así que este poder no
es una suerte de don divino como se entiende en muchos casos, sino que ha sido otorgado.
En muchas ocasiones es legítimo, en cuanto que se hereda, sin embargo, tuvo que haber
pasado por el apoyo popular, incluso en el caso de las monarquías, partiendo desde la
monarquía feudal hasta la monarquía parlamentaria. Estas dan ejemplo de reacciones y
poderes conferidos por la masa, en este caso, el rey, que en principio no tenía límites
políticos, pasó a ser una figura independiente de la política legitimada por la constitución y
una forma de representación de la tradición monárquica. Por ende, si hablamos de figuras
piramidales, el pueblo estaría justo debajo de la figura del monarca, no como un bloque
inferior, sino como una fuerza que lo mantiene en esa posición. De modo que si el pueblo
llega a quitar su apoyo el poder pierde legitimidad y desaparece, lo que ha sido demostrado
a través de la historia en ciertos casos, tales como la caída del sistema monárquico
absolutista por cuenta de la revolución francesa. “En el momento en que el grupo, del que
el poder se ha originado (potestas in populo, sin un pueblo o un grupo no hay poder)
desaparece, «su poder» también desaparece”. (Arendt, 1970, p.60).
Los hechos ocurridos en Venezuela en abril de 2002 podrían verse como un ejemplo del
poder conferido por el pueblo. En aquel año se originó un movimiento masivo de la clase
media que causó un golpe de estado, la CTV 4 días atrás había firmado un documento
titulado bases para un acuerdo democrático, en donde se exigía al gobierno cambiar su
gabinete económico y solucionar el desempleo en la población. El entonces secretario de la
CTV Manuel Cova, llamó a hacer un referéndum para decretar si la población continuaba
conforme con las políticas del gobierno, por lo que el presidente Hugo Chávez Frías tomó
la decisión de despedir a algunos gerentes petroleros de PDVSA quienes habían estado
incitando a la huelga, lo que motivó el 11 de abril la marcha llamada ni un paso atrás con
destino al Palacio de Miraflores, donde se exigía la salida de Hugo Chávez del poder. A
este movimiento se unió el sector de la salud y la educación quienes declaraban
ingobernabilidad democrática. Chávez renunció al poder el 12 de abril de 2002 y fue
trasladado a la prisión militar en la Isla La Orchila; Pedro Carmona Estanga tomó el poder
como presidente interino. Sin embargo, la ausencia de Hugo Chávez duró sólo 48 horas y
Para llegar a aproximaciones más claras sobre la manera en que la violencia se establece en
las relaciones, ya sean políticas o sociales, Arendt (1970) considera oportuno distinguir los
significados de potencia, fuerza y autoridad. La potencia pertenece al carácter de un objeto
o persona como propiedad inherente que puede demostrarse a sí misma, en relación con
otras personas u objetos, pero es esencialmente independiente de ellos (Arendt, 1970,
p.61). En la naturaleza puede observarse además de su potencia vital, la materia de la que
está hecha, de esta manera, las fibras vegetales como el algodón, pueden ser convertidas en
textiles y tejidos. En algunos individuos la potencia puede ser mayor que en otros, en tales
casos esta puede ser superada de llegar a juntarse varios individuos, sin perder la
particularidad de potencia en cada uno de ellos y como advierte Arendt, con el único
propósito de arruinar la potencia del otro. Estos casos de potencia mayor emergen
sobretodo en la actividad y relación de un grupo, en donde la naturaleza de un individuo
reclama en ciertos casos, una independencia respecto de los demás y según Arendt, la
interpretación psicológica que plantea la conducta instintiva de los muchos contra uno
como producto del resentimiento, y “la envidia de los débiles respecto del fuerte”, (Arendt,
1970, p.61) es falsa ya que para ella obedece a la naturaleza del grupo en constitución de
su poder. “La potencia de, incluso, el más fuerte individuo puede ser siempre superada por
las de muchos que a menudo se combinarán, sin más propósito que el de arruinar la
potencia precisamente por obra de su independencia peculiar.” (Arendt, 1970, p.61).
Para Arendt, (1970) la fuerza significa <<la fuerza de las circunstancias>> que indica la
energía liberada por los movimientos físicos o sociales con el ánimo de que se confunda
con el significado de violencia especialmente si la violencia sirve como medio de coacción.
De este modo, la fuerza no es una herramienta ni debe ser considerada como un elemento
de disuasión. Este concepto de fuerza será ampliado más adelante en el presente texto.
Por último, autoridad en Arendt (1970) es atribuida a las personas -autoridad personal- o
entidades. Su principal característica es el indiscutible reconocimiento de aquellos a
quienes se les pide obedecer, y no precisa de la coacción ni de la persuasión. Este término
también puede referir a la autoridad abstracta, que podríamos atribuir a figuras religiosas
históricamente influyentes en el comportamiento de los individuos. Como se observa en el
pasaje bíblico de Abraham, dispuesto a asesinar a su hijo sin discutir la tarea que Dios le ha
encomendado.
22:1 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le
dijo: Abraham. Y él respondió: heme aquí.
22:2 Y dijo: toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra
de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te
diré.
22:3 Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó
consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto,
y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. (Génesis 22:1-3, Nueva Versión
Internacional).
Cuando las decisiones provienen de una figura de autoridad, no suelen ponerse en cuestión,
a menos que esta figura, la cual posee dicha autoridad, se ponga al nivel del subalterno.
“Un padre puede perder su autoridad, bien por golpear a un hijo o bien por ponerse a
discutir con él, es decir, bien por comportarse con él como un tirano o bien por tratarle
como a un igual.” (Arendt, 1970, p.62)
Aristóteles instala la violencia dentro de uno de los sentidos de lo necesario. Este término,
en cuanto a lo forzoso, no es aplicable a lo que produce placer, “sólo a las cosas que nos
son exteriores.”(Aristóteles, 1181 a.C., p.26).
"Si alguien dijera que lo que es agradable y hermoso es forzoso, porque nos
compele y es exterior a nosotros, todo sería forzoso para él, ya que es por
ello por lo que todos hacen todas las cosas. Además, los que actúan a la
fuerza y contra su voluntad lo hacen con dolor, y los que actúan movidos por
lo agradable y hermoso, con placer". (Eth. Nic. m, 1, 1110 b 9-13. Vid.
Metaph. V, 2, 1013 a 21-23, citado por Quevedo, p.155)
“Siempre que fuera de los seres existe una causa que los obliga a ejecutar lo que contraría
su naturaleza o su voluntad, se dice que estos seres hacen por fuerza lo que hacen.”
(Aristóteles, 1181 a.C. p, 25). Entonces, según Aristóteles hay violencia siempre y cuando
la causa no sea intrínseca ni esté dentro de los seres mismos que obran. De este modo la
causa que obliga deberá ser exterior al agente violentado. “De este carácter extrínseco y
contrario a la voluntad se deriva la consideración ética del acto forzoso como
involuntario.”(Quevedo, 1988, p.5). Cuando el individuo es violentado su naturaleza
humana se ve afectada y esto no sólo se da mientras transcurre el acto violento, debe
mirarse lo que el hombre está obligado a hacer y en palabras de Aristóteles padecer antes y
después de la acción violenta. De este modo, consideraremos de antemano para el ejemplo
siguiente, que hubo violencia durante el acto y nos referiremos sólo a la amenaza y la
impunidad. Alejándonos del término amenaza como riesgo, pues entraríamos en un terreno
donde cualquier acción podría ser riesgosa, pensaremos la amenaza desde la potencia.
Una familia y un individuo habitan un mismo territorio, todos tienen las mismas
capacidades físicas y mentales, sin embargo, el individuo que no pertenece a la familia
tiene un arma y amenaza con asesinar a uno de ellos si no le ceden la totalidad del
territorio. Desde este momento, comienza el padecimiento y la tortura psicológica y hay
violencia. “Es involuntario, tanto lo que se padece por la violencia, como lo que se hace
El derecho positivo refiere a todo el sistema de leyes por el cual una población específica se
rige y a todo el conjunto de normas jurídicas, entonces, el tratamiento de los casos de
aplicación de la violencia está prediseñado de acuerdo con este régimen y puede observarse
a través de él la transformación histórica del poder y Benjamin aclara: “el derecho positivo
puede juzgar todo derecho en transformación sólo mediante la crítica de sus medios. Si la
justicia es el criterio de los fines, la legalidad es el criterio de los medios.” (Benjamin,
1921, p.3).
factores sociológicos, culturales, etc. y justifica los medios siempre que el fin sea justo
dentro del marco cultural en el que se de. “El derecho natural considera a la violencia un
material bruto, que puede ser utilizado para fines justos o injustos. Así, la violencia estaría
justificada según los fines.” (Jerade, 2007, p.5). De este modo, Benjamin puntualiza sobre
la legitimidad de ciertos medios desde el derecho positivo y el derecho natural. “Si el
derecho positivo es ciego para la incondicionalidad de los fines, el derecho natural es ciego
para el condicionamiento de los medios.” (Benjamin, 1921, p.3). En otras palabras, el
derecho natural hace uso de los medios según el fin, así, la expresión de Maquiavelo << el
fin justifica los medios >> estaría ligada a esta idea, que a través de la historia, ha soportado
tantas acciones, no sólo políticas y militares, sino también las enmarcadas en el ambiente
cotidiano. Paralelamente, la acción del derecho positivo es justamente garantizar la justicia
de estos medios. El derecho positivo actúa como eje “regulador” al no admitir fines
naturales así estos pudieran ser perseguidos con coherencia.
De este modo, Benjamin (1921) mira la violencia desde la justicia y el derecho y no como
la fuerza de las circunstancias5 pues se interesa por aquella violencia que surge desde un
agente a través de unos medios para un fin, que funda el derecho, lo conserva o lo pone en
crisis.
En este punto, podemos comenzar a comparar algunas reflexiones tratadas por estos
autores. Empezando así, con los conceptos de fuerza y forzoso, dados por Hannah Arendt y
Aristóteles respectivamente, ya que estos dos términos no significan lo mismo.
más grandes en la historia del país. El paro nacional, aunque atravesó por algunos
disturbios, logró suspender la reforma a la ley 30.
Sin embargo, esto no quiere decir que la fuerza según Hannah Arendt (1970) en ciertos
casos no violente. La naturaleza, aunque esté fuera de perseguir algún fin, funciona dentro
de estos conceptos como un factor violento, ya que vendría siendo aquel agente externo
generador de lo forzoso, término al que refiere Aristóteles cuando define la violencia. Lo
forzoso es el elemento indispensable para que exista la necesidad en el agente
violentado.(Aristóteles, 1181 a.C.) En este sentido las catástrofes naturales también son una
forma de violencia, debido a que la cotidianidad de los individuos se ve irrumpida y
penetrada por una fuerza exterior a ellos que los obliga a suspender su vida ordinaria.
En Aristóteles lo forzoso no sólo se aplica a los seres animados, sino también a los
inanimados. Así que también se puede violentar a las cosas o la naturaleza. El río que sigue
su caudal puede violentarse al construir una plataforma sobre él que impida su cause
natural, o el simple hecho de correr una piedra de su sitio puede ser también un ejemplo de
violencia. (Aristóteles, 1181 a.C).
Pero para que haya violencia debe existir una necesidad forzosa, distinguida de la necesidad
absoluta y la necesidad hipotética. (Quevedo, 1988). Amalia Quevedo, en su análisis sobre
el concepto Aristotélico de la violencia, las define de la siguiente manera: “La necesidad
según el fin recibe en la Física el nombre de «necesidad hipotética» y representa la
necesidad que es propia tanto de los seres naturales, como de los artificiales”. (Quevedo,
1988, p.2). En este caso, la necesidad está en el agente mismo más no fuera de él. La
necesidad absoluta, citando a Tomás de Aquino, “le compete a una cosa según aquello que
le es más íntimo y cercano: según la materia, según la forma, o según la esencia
completa".(Aquino, V Metaph, 1. VI, 833. Citado por Quevedo, 1988, p.1). Así, se llega a
una definición más cercana de lo forzoso en cuanto a lo necesario. Lo forzoso quiere decir
hacer o padecer necesariamente, cuando no es posible seguir la propia tendencia a causa de
lo que impone su fuerza, como si dijéramos que “necesidad es aquella por la cual no es
posible obrar de otro modo”. (Metaph. V,5,1015 a 35 – b3. Citado por Quevedo, 1988, p.3)
La impunidad, elemento que surge si tenemos en cuenta que una acción violenta cometida
contra un individuo no pasó por el mecanismo de legislación. ¿Acaso no resulta la
impunidad una prolongación de la violencia? Sí, y es la dilatación y posible perpetuación
de la misma. Continúa la violencia entre individuos en tanto que pareciera que esta
violencia se sigue ejerciendo en las relaciones, a pesar de estar ausente físicamente.
Ahora, también podría mirarse la violencia respecto a los fines, pues si la violencia es un
instrumento o un medio, debe tener un fin, Clausewitz define la guerra como “un acto de
violencia para obligar al oponente a hacer lo que queremos que haga”. (Clausewitz, 1832.
Citado por Arendt, 1970, p.50). Es conveniente pensar entonces el concepto de poder en
este punto, pues si es cierto que muchas veces la violencia actúa fuera del fin jurídico,
también cabe decir que para que esto ocurra debe existir una tensión entre un poder
conferido por un cierto número de personas con otro número de personas inconformes con
este poder. Hannah Arendt referencia precisamente el ejemplo del abandono de la autoridad
(Arendt, 1970) como una oportunidad para que diferentes fuerzas emerjan dentro de estos
mecanismos y aparece precisamente la violencia como la última herramienta dispuesta para
mantener este orden establecido.
Es funcional esta teoría sobre la violencia política pues si se mira con detalle puede
dirigirse no sólo a la política sino a diferentes casos aparentemente sencillos donde la
violencia juega un papel casi subterráneo en la relaciones humanas. “Un hombre se siente
más hombre cuando se impone a sí mismo y convierte a otros en instrumentos de su
voluntad, lo que le proporciona «incomparable placer”. (Power: The Natural History of Its
Growth,1945, p. 122. Citado por Arendt, 1970, p.50)
Sin embargo, esta propia imposición del individuo ante los demás no se da sin antes, haber
establecido o haber hecho suyos aquellos instrumentos por los cuales su poder se impone a
los demás y este poder muchas veces puede establecerse a la fuerza o en acuerdo con los
agentes.
Un arma puede ser el primer instrumento que otorga al poder la posibilidad de imponerse
sobre otro y es tal su inmediatez y superioridad ante el violentado que ha llegado a ser
quizá el objeto por excelencia en los diferentes conflictos, tanto en guerras (legítimo),
organismos inferiores creados por el estado como la policía, así como en los propios
malhechores.
Sin entrar en la discusión moral, ¿es posible hallar diferencias en cuanto a la violencia
aplicada al disparar un arma contra otro cuando es legal o ilegal? Esta relación establecida
entre individuos lleva a pensar los términos en los que comienza a moverse la violencia
cuando es legítima o ilegítima y no hay duda de que cuando el sujeto decide hacer justicia
por sus propios medios altera los parámetros establecidos por la legislación y en este punto
surge la pregunta de si el derecho protege el derecho mismo o sólo los fines por los que este
opera. A propósito de lo cual Benjamin dice:
El derecho considera la violencia en manos de la persona aislada como un
riesgo o una amenaza de perturbación para el ordenamiento jurídico. ¿Como
un riesgo y una amenaza de que se frustren los fines jurídicos y la ejecución
jurídica? No: porque en tal caso no se condenaría la violencia en sí misma,
sino sólo aquella dirigida hacia fines antijurídicos. (Benjamin, 1921, p.4).
En este aspecto, la violencia toma un sentido revolucionario, quizá por esto Benjamin no
toca la violencia dentro del sentido de la fuerza de las circunstancias en relación con la
naturaleza como lo hacen Arendt y Aristóteles, sino que la mira desde la esfera de la moral,
del derecho y de la justicia, entonces violencia, será entendida en su etimología como
“aquello que pretende tener autoridad […], violencia autorizada”[…], poder legal” […].”
(Jerade, 2007, p.5).
Pero entonces, ¿qué sucede cuando dentro de la ilegitimidad se otorgan poderes que hacen
legítimo el uso de la violencia fuera del marco judicial? Así, el sistema jurídico se excluye
instituyéndose una nueva forma de violencia que se legitima en la práctica, dando lugar a la
naturalización de la violencia. Esta mirada la referimos dentro de un marco cotidiano donde
se manifiesta este tipo de comportamiento entre individuos y se condiciona la relación
humana con un acuerdo común invisible donde un poder le es conferido al otro para que él
disponga a su antojo. El caso más común dentro de esta naturalización es la violencia en la
familia donde casi siempre es la figura paterna la que dispone de este poder y en la que sus
miembros reconocen el orden establecido como incuestionable. A diferencia de la
autoridad, este poder le es conferido a uno de los miembros que de llegar a violentar a los
demás su comportamiento sería entendido como la manifestación más común de su poder,
por lo tanto, natural al orden.
V. Lynchlandia
Es factor sustancial antes de analizar Terciopelo Azul a la luz de estos autores, hacer un
breve recorrido por el cine de David Lynch y aproximarse a su obra como complejo, pues
es fundamental entender la visión que construye este mundo de ficción al cual nos
acercaremos. En principio podemos considerar la obra de Lynch desde la particularidad de
su forma y la manera como deconstruye6 la realidad y presenta la violencia en sus películas.
Es la mirada del autor la que crea lo visible de la realidad, en tanto que la realidad, como
dice John Berger en modos de ver, “se hace visible al ser percibida” y a partir de allí
adquiere una forma. (Berger, 1972). Bajo esta percepción se presenta una obra que además
de estar permeada por la realidad, también lo está de otras representaciones, lo que significa
que el complejo de lo real ha pasado por un proceso de selección, a propósito de lo cual,
Umberto Eco dice:
El objeto tiene una existencia independiente, pero el artista actúa como el
que, paseando por una playa, descubre una concha o una piedra pulida por el
mar, se las lleva a casa y las coloca sobre una mesa, como si fueran objetos
de arte que revelan su inesperada belleza (…). No cabe duda de que en la
base de estas operaciones de selección existe un propósito provocador, pero
también existe la convicción de que todos los objetos (incluso el más
indigno) presentan aspectos formales a los que raramente prestamos
atención. En el momento en que son aislados –encuadrados-, ofrecidos a
nuestra contemplación, estos objetos se cargan de significado estético, como
si hubieran sido manipulados por la mano de un autor. (Eco, 2004)
delimitados. La realidad espacial y contextual de sus obras podría llegar a ser tan única
como la estética de la representación en la que la violencia se manifiesta.
Las posiciones en las que quedan los personajes en algunas de las películas de Lynch, la
disposición de los cuerpos en el espacio cuando son asesinados o mueren por causa
violenta, apelan de cierta manera a la lógica de la sensación desde la cual intenta ver
Deleuze las pinturas de Bacon. Pues si bien es cierto que Lynch renuncia a alguna noción
de realismo poniendo estos personajes en extrañas posiciones también es posible considerar
el aislamiento que produce en los personajes como esculturas que no son nada más que
esculturas puestas en el espacio, lo que resulta aun más violento que la presentación
<<real>> pues exhibe la violencia misma a través de la figura humana y su deformación
como cuerpo.
Deleuze para aproximarse a la obra de Bacon toma el concepto de Artaud <<cuerpo sin
órganos>> "El cuerpo es el cuerpo El está solo Y no tiene necesidad de órganos El cuerpo
no es un organismo Los organismos son los enemigos del cuerpo". (Artaud, 1848, in 84,
Nros 5-6. Citado por Deleuze, 1984, p. 28). Sin embargo, más adelante podrá observarse,
que en algunos casos sí existe una función narrativa en la disposición de los cuerpos en las
películas de Lynch.
En Six figures getting sick, primer cortometraje de Lynch se presenta por primera vez su
aproximación al cuerpo en imagen movimiento. Seis hombres en blanco y negro se trazan
del pecho hasta el final de la cabeza. Uno de ellos es creado a partir del rostro de dos de
ellos, quedando así dos de estas figuras como cabezas sin ojos, boca, nariz ni orejas. Se
trazan los estómagos como órganos independientes de estas figuras que más tarde al tocarse
ellas mismas, parecieran darse cuenta de su enfermedad. Lynch monta seis veces en loop la
misma secuencia de imágenes que termina en la deformación casi total de estas figuras con
el vómito color violeta. Se establece la relación de la figura con su cuerpo y con el espacio,
la generalización y poco detalle del cuerpo humano, esbozando la figura, concentran la
presentación en la acción interior de la obra, la potencia de la figura como fuerza ejercida
sobre ella misma en función de la obra como conjunto, el sonido de una ambulancia que
repite y persiste en el sick, sick, sick, sick, sick, sick y no apela a nada más que al sentirse
enfermo y pensar en el cuerpo como un todo aislado, un todo enfermo. Resulta
sorprendente descubrir en las palabras de Deleuze al relacionar a Francis Bacon con
Artaud, lo que podría ser, sin serlo una descripción fiel de la obra de Lynch, lo que
demuestra el innegable vínculo entre Artaud, Bacon y Lynch:
Se puede creer que Bacon reencuentra a Artaud en muchos puntos: la Figura
es precisamente el cuerpo sin órganos (deshacer el organismo en provecho
del cuerpo, el rostro en provecho de la cabeza); el cuerpo sin órganos es
carne y nervio; una onda le recorre y traza en él los niveles; la sensación es
como el encuentro de la onda con las Fuerzas que actúan sobre el cuerpo,
"atletismo afectivo", grito-soplo; la sensación deja de ser representativa y
deviene real cuando se relaciona de esta manera con el cuerpo; y la crueldad
estará cada vez menos ligada a la representación de algo horrible, será
solamente la acción de fuerzas sobre el cuerpo, o sensación (lo contrario de
lo sensacional). (Deluze, 1984, p.28)
Sin embargo, no debemos dejar de lado que ésta es sólo una de las formas de presentación
de la violencia en las películas de Lynch y no debe entenderse esta reflexión como única y
general en toda su obra. La violencia en estas figuras-cuerpos explorados y acoplados a un
espacio reconocible dentro de una realidad aislada, también hace parte de bloques de
movimiento duración 10 en donde encontramos relación con Bacon si miramos algunos
bloques de estas películas aislados de la historia o relato en conjunto. En otras palabras
podemos hallar la violencia manifiesta en los cuerpos tanto en Lynch como en Bacon.
Desde su primer cortometraje six figures getting sick Lynch deja entrever su particular
manera de presentar el cuerpo humano al que enmarca en una relación violenta con él
mismo, con el espacio y con la naturaleza. El cuerpo como la reconstrucción del hecho
ausente y a pesar de que esta relación en algunas de sus películas es funcional para entender
la historia, pareciera que algunas de ellas se aleja cada vez más del propósito de entender el
relato e intentar hilar hechos, acercándose más a las sensaciones y emociones a causa de
cada imagen o situaciones singulares que plantean otros caminos dentro de la narración, a
propósito de lo cual Michel Chion escribe sobre lo violento en la inmovilidad de los
personajes de Lynch:
Hacía falta un David Lynch para imaginar, en un país en el que el cine está
más que en ningún otro lugar identificado con el movimiento, que los
hombres tienden a convertirse en plantas en una maceta o en flores plantadas
en un retrete.
Lo que cobija el aparente no-movimiento de un vegetal –nos lo ha mostrado,
imagen a imagen- es lo peor, lo más violento: torsiones patéticas,
entrelazamientos horribles, crecimientos sin fin.
Así es el hombre según David Lynch; no es nunca más intenso que cuando
no hay agitación exterior de su cuerpo que esconda la presencia en él, a
velocidad infinitesimal, de un movimiento interno que le anima y le hace
crecer o echar raíces. El cine de David Lynch parece poder registrar lo
estático, que tanta violencia destila. (Chion, 2003, p. 120)
Quizá sea la narración de Terciopelo Azul una de las más entendibles11 y en la que puede
observarse esta representación de la violencia a través del cuerpo, en donde el mismo, nos
lleva a aquellos territorios desconocidos y atmósferas extrañas que comienzan a surgir
dentro del contexto y la vida norteamericana, en la cual emergen la corrupción, el asesinato
y la enfermedad inherente al ser humano, su perversión y también su encanto, atravesada
por la violencia de una sociedad que acostumbra a representarse dentro de un mundo
perfecto.
que les asegura el paso. Un pueblo seguro y tranquilo donde la perversión y la guerra se
observan sólo a través de la televisión, práctica que se disfruta en medio de una hermosa
tarde y elemento por el cual se recuerda que existe una desgracia lejana sin ninguna
aparente relación con esta superficie cubierta de terciopelo azul. Una manguera a punto de
estallar por la presión del agua y el ataque de una enfermedad que atenta contra un hombre.
Bienvenido a Lumberton: submundo de individuos que se revuelcan bajo la superficie en
donde la violencia se manifiesta como la enfermedad asintomática de sus habitantes.
Pero esa primera la violencia se extiende por emplazamiento también a una suerte de
bienvenida que parece hacer la película no solo al espectador sino a Jeffrey a través de una
gran valla publicitaria y de la voz de un locutor que pareciera predecir su destino luego de
que ha sido anunciado un jingle publicitario:
JINGLE (O.S)
Leños, leños, leños, glamour en los pinos. Lumberton…
(sonido de motosierra)
…USA.
LOCUTOR (O.S)
Es un día boscoso y soleado en Lumberton así que saquen esas sierras. Esta es la
poderosa madera, la voz musical de Lumberton. Al sonido del árbol que cae…
¡Son las 9:30! Hay mucha madera esperando allá afuera así que comencemos.
(Lynch, 1986, fragmento de la cinta cinematográfica Blue Velvet).
Podríamos decir que simbólicamente esta tala de árboles también representa a Jeffrey y su
traslado forzoso a Lumberton debido al estado físico de su padre, sin embargo, si miramos
Pareciera que antes de entrar a la oreja -parte del cuerpo que termina por simbolizar esta
grieta que se abre al Lumberton paralelo y elemento por el cual Jeffrey decide emprender la
detectivesca hazaña en busca de una verdad innecesaria, Lumberton permaneciera en
marcha como una ciudad que se rige bajo las normas establecidas por la ley. Sin embargo,
si no se detectaran fragmentos que dieran cuenta de la ciudad paralela e invisible, que está
escondida a propósito bajo una burbuja de terciopelo de perfección, no tendría potencia esta
idea de la producción del submundo, pues aparecerían de repente en otra dimensión, sin el
contraste entre las prácticas generadas en el submundo y las que muestran la sociedad
moralmente higiénica de la superficie. El propio Lynch, en una entrevista realizada por
Simonpietri en 1997 y referenciada por Charo Lacalle en su estudio crítico sobre
Terciopelo Azul, refiere a la visión superficial de la sociedad occidental:
En América, en Europa, en Italia, en cualquier parte, se manifiesta la
tendencia a quedarse en la superficie de las cosas. Sin embargo, gracias a la
imaginación y a algunos indicios, percibimos mucho más de lo que vemos.
El mundo en el que esto se produce es interesante. Es como si uno entrara en
una habitación donde hay dos personas y se diera cuenta de que hay algo que
no va bien, por lo que no quiere quedarse dentro. Se trata de sensaciones.
Desde que somos pequeños, nuestra mente tiene percepciones que van más
allá de la superficie de las cosas, hasta el punto de saber percibir cómo es
una persona incluso antes de conocerla, simplemente mirándola a la cara. O
bien se trata de indicios que nos atraen y que nos estimulan a pensar e
imaginar. (Entrevista realizada por Simonpietri, 1997, p.148. Citado por
Lacalle, 1998, p.85).
Desde Benjamin (1921), la policía es un poder con fines jurídicos (con poder para
disponer), pero también con la posibilidad de establecer para sí misma, dentro de vastos
límites, tales fines (poder para ordenar). (Benjamin, p.8). Esta mirada a la policía como –
institución del estado moderno- refiere también al aspecto ignominioso en el cual se
enmarca, de allí su complejidad, al no diferenciar la violencia que ejerce en tanto que
transita por dos fines distintos los cuales Benjamin llama, violencia fundadora de derecho y
violencia conservadora de derecho.
La policía es un poder que funda -pues la función específica de este último
no es la de promulgar leyes, sino decretos emitidos con fuerza de ley- y es
un poder que conserva el derecho, dado que se pone a disposición de
aquellos fines. La afirmación de que los fines del poder de la policía son
siempre idénticos o que se hallan conectados con los del derecho remanente
es profundamente falsa. (Benjamin, 1921, p.8).
Esto tiene que ver justo con las atribuciones tomadas por los agentes a la hora de intervenir
en una situación donde el orden legal no puede implantarse, donde ya el estado no puede
actuar como fuerza. Según Walter Benjamin, la ignominia de esta figura pasa inadvertida
Sin embargo, la razón más potente por la cual este planteamiento se articula con la figura
de autoridad de la policía en Terciopelo Azul, tiene que ver con la bruma que se genera
entre el ciudadano y la legislación cuando el poder del estado no se garantiza en la
población, siendo esta bruma la policía, como la figura que se ha caracterizado por un
poder sin eficacia alguna al ejercer la violencia como medio.
Por ello la policía interviene “por razones de seguridad” en casos
innumerables en los que no subsiste una clara situación jurídica cuando no
acompaña al ciudadano, como una vejación brutal, sin relación alguna con
fines jurídicos, a lo largo de una vida regulada por ordenanzas, o
directamente no lo vigila. /…/ Su poder es informe así como su presencia es
espectral, inaferrable y difusa por doquier, en la vida de los estados
civilizados. (Benjamin, 1921, p.9)
SEÑORA WILLIAMS
Pedí una ambulancia y la policía viene en camino.
DOROTHY VALLENS
Que no venga la policía ¡Que no vengan!
(Lynch, 1986, fragmento de la cinta cinematográfica Blue Velvet).
Jeffrey es quien tras su deseo inconsciente de confirmar su adultez sigue tras la pista de esta
serie de acontecimientos extraños y decide ingresar al apartamento de Dorothy Vallens con
la ayuda de Sandy Williams, hija del detective Williams.
Es la violencia que emana el cuchillo la que sin duda, establece el orden y los términos en
los que comenzará a regirse el acto sexual, siendo este el medio para llegar a la primera
firma simbólica que se da como especie de contrato cotidiano y que asegura el
cumplimiento del pacto durante el desarrollo de la relación sexual.
-¿Entras a los apartamentos de mujeres para verlas desvestirse?- dice Dorothy sin dejar de
apuntar con el cuchillo. A partir de ese momento, comienza un extraño juego de placer
dirigido con violencia. La mujer obliga al joven a desvestirse y accede a su cuerpo como si
este fuera el de un muñeco, lo que puede permitirse gracias al cuchillo.
X. Naturalización de la violencia
–Baby wants to fuck, baby wants blue velvet- repite Frank durante el acto sexual. Si
observamos el comportamiento de Frank podríamos pensar que la violencia es natural a él
pero en ese caso, seguiríamos la idea de Thomas Hobbes quien indica en el Leviatán que el
hombre es naturalmente violento o la teoría darwinista que “considera en forma del todo
dogmática, junto con la selección natural, sólo a la violencia como medio originario y único
adecuado a todos los fines vitales de la naturaleza.” (Benjamin, 1921, p.2).
Estos planteamientos son referenciados por Benjamin en el concepto del derecho natural
desde el cual, no se consideraría el actuar de Frank como un fin injusto, pues lo que él hace
está enmarcado dentro de su moral, entonces la violencia que ejerce no sería más que la
materia prima para establecer su poder y lograr que Dorothy responda a su voz. Esta visión
es tan particular como él mismo y puede caracterizarse por subjetividades de todo tipo, en
tanto que él no reconoce el problema que plantea su comportamiento en la relación
humana.
Al mirar la relación entre Dorothy y Frank, se puede palpar una violencia naturalizada,
donde la mujer le ha conferido el poder al hombre y acepta su maltrato como una
manifestación más de éste poder que ella ha legitimado. Cuando Frank termina la relación
sexual y Dorothy permanece tirada en el suelo éste le pide que se mantenga con vida -Sigue
viva bebé, hazlo por Van Gogh- con Van Gogh se refiere a su marido, Dan, hombre a quien
pertenece la oreja cortada, elemento que simboliza la comunicación entre el mundo
superficial y el descubierto por Jeffrey. Pero lo fundamental en lo que dice Frank es las
ganas que Dorothy tiene de morir. En este sentido, él advierte que ella no está exenta de
quitarse la vida y en esta circunstancia podemos abrir el panorama hacia lo forzoso y lo
voluntario en el concepto Aristotélico.
Aristóteles hace la distinción entre la fuerza extrínseca del agente que ejerce la violencia y
la involuntariedad en el agente violentado. En el caso de Dorothy está en juego la vida de
su marido y de su hijo por lo que se podría decir que su comportamiento es voluntario en
aras de protegerlos. Sin embargo, es involuntario pues es forzoso en tanto que está impelida
por la fuerza de las circunstancias que para el caso es mantener con vida a su familia.
Pero la violencia presente en Dorothy y su relación con Frank, pasa por otros estadios. El
acto sexual realizado con violencia y la complejidad al ser éste generador de placer, sitúa a
esta relación dentro del masoquismo. El concepto Aristotélico no considera esta forma de
violencia emparentada con el placer, pues en él no es posible la violencia en el campo de lo
voluntario.
Es fácil darse cuenta que Dorothy Vallens siente placer y pasión al recibir los maltratos de
Frank y ser penetrada por él. Pero desde el momento en que ella toma el cuchillo y se
apropia de él como instrumento para controlar a Jeffrey como objeto de placer, nos damos
cuenta que Dorothy obtiene placer por medios violentos. Más adelante cuando Frank se ha
ido, ella le pide a Jeffrey que la golpee, lo que el joven rechaza automáticamente, no
obstante, en otra escena Jefrey la golpea durante el acto sexual, procurándole el placer que
antes le había negado. Sin embargo, la relación de Dorothy y Jeffrey se configura de modo
diferente a la de la ella con Frank ya que éste la tiene amenazada y la posición de Frank en
el acto sexual es desde el sadismo. Lo complejo en Dorothy está en que pese a que el acto
sexual al que es sometida, es violento y humillante, ella no siente rabia ya que según
Hannah Arendt “La rabia sólo brota allí donde existen razones para sospechar que
podrían modificarse esas condiciones y no se modifican.” lo que a la luz de este concepto
significa que el sentido de justicia de Dorothy no se está viendo afectado, entonces ella no
tiene razones para pensar que el orden por el cual se está rigiendo debe modificarse. No
podríamos decir que la condición en la que se encuentra Dorothy se trata de una
<<deshumanización>>, término de Arendt, pues hay presencia de violencia y placer, sin
–No digas nada o él te matará- le dice Dorothy cuando Frank llega al apartamento
sorpresivamente y Jeffrey vuelve al armario desnudo –como recién traído al mundo- desde
donde observa el acto sexual sadomasoquista entre dos personajes que simbólicamente
quizá representan a su padre y a su madre teniendo relaciones sexuales y particularmente la
noche en que él mismo fue concebido. La mujer separa las piernas abriendo su sexo a los
ojos de Frank –¡no me mires carajo!- es la primera orden del hombre antes de iniciar el acto
sobre el que Dorothy no opone resistencia.
Bataille plantea un orden en aras de mirar el acto sexual y la excitación con relación a la
muerte en rasgos más generales que los que podría referir el Marqués de Sade dentro de la
sexualidad aberrante. En busca de ir más allá de la superficie, la miraremos de la misma
manera y no consideraremos el comportamiento de estos personajes como producto
biológico sino como la conducta que resulta de individuos a los cuales no les aterroriza sus
movimientos eróticos.13
En este caso, podría estar la autoridad también presente junto con la potencia, la violencia y
el erotismo pues el comportamiento de Frank no es cuestionado ni por sus amigos,
semejantes a él, ni por su amante, Dorothy. Pero referirnos a este orden como autoridad
En terciopelo azul el agente que lleva a cabo esta deslegitimación es externo al conflicto,
Jeffrey no está directamente relacionado con el orden establecido, sin embargo pasa de ser
un intruso a ser el individuo que intenta cambiar este orden. Podríamos decir que
simbólicamente Jeffrey es el hijo que quiere acabar con el abuso de poder de su padre y es a
partir de este planteamiento donde podemos mirar la reproducción y el concepto de
discontinuidad desde la perspectiva de Bataille, así como en términos de representación, ver
como en la relación sexual surge la muerte de Dorothy Vallens y Frank Booth en el acto de
creación como discontinuidad del ser.
La muerte tiene el sentido de la continuidad del ser. La reproducción
encamina hacia la discontinuidad de los seres, pero pone en juego la
continuidad; lo que quiere decir que está íntimamente ligada a la muerte. /…/
La reproducción sexual, que pone en juego, y sobre la misma base, la
división de las células funcionales, hace intervenir, del mismo modo que en
la reproducción asexuada, una nueva clase de pasaje de la discontinuidad a la
continuidad. El espermatozoide y el óvulo se encuentran en el estado
elemental de los seres discontinuos, pero se unen y, en consecuencia, se
establece entre ellos una continuidad que formará un nuevo ser, a partir de la
muerte, a partir de la desaparición de los seres separados. El nuevo ser es él
mismo discontinuo, pero porta en sí el pasaje a la continuidad: la fusión,
mortal para ambos, de dos seres distintos. (Bataille, 1957, p.18)
La reacción violenta de Jeffrey frente a los actos de Frank se da por el deseo de querer
hacer justicia por sus propios medios y dentro de la lógica jusnaturalista del estado,
concepto dado por Benjamin(1921), estaría bien visto que el joven termine asesinándolo.
Podría celebrar el espectador cuando Jeffrey lo asesina pues ha dado el supuesto fin a una
etapa de terror.
Desde esta perspectiva, siempre intenta el espectador identificar dentro del relato
cinematográfico el bueno y el malo, ya sean personajes como individuos o bandos opuestos
que luchan por fines distintos. Sea cual fuere los fines por los que se apliquen los
instrumentos y medios violentos, es la representación misma la encargada de enmarcar
estos fines como justos, por lo tanto, el espectador los considerará de la misma manera y en
ocasiones terminará por defender los más atroces actos violentos realizados por su héroe sin
encontrar ningún conflicto moral en ello, esto es a lo que Benjamin llama, los fines justos
del derecho natural:
En el empleo de medios violentos para lograr fines justos el derecho natural
ve tan escasamente un problema, como el hombre en el “derecho” a dirigir
su propio cuerpo hacia la meta hacia la cual marcha. Según la concepción
jusnaturalista (que sirvió de base ideológica para el terrorismo de la
Revolución Francesa) la violencia es un producto natural, por así decir una
materia prima, cuyo empleo no plantea problemas, con tal de que no se
abuse poniendo la violencia al servicio de fines injustos. (Benjamin, 1921,
p.2).
Delgada es la línea que existe en esta película entre la burla a la violencia desde visiones
superficiales y la verdadera crítica a una sociedad atravesada por una violencia negada y
difusa bajo una tela de terciopelo azul que se rompe en líneas paralelas como persianas de
un closet a través de las cuales, pueden mirarse los individuos en descomposición y se abre
como una gran cortina de un escenario que invita a actuar con violencia junto a los demás
personajes, maquillados como dulces payasos de colores y portadores de esta enfermedad
sigilosa, presente en toda la historia de la humanidad.
Jeffrey vuelve al armario y espera en la oscuridad sosteniendo un arma mientras afuera los
cuerpos sin vida de Donald y el Señor Amarillo posan como esculturas deformes y destilan
violencia por doquier: una serie de actos violentos ausentes en la imagen.
Frank inspecciona la casa en busca de Jeffrey a quien llama –vecino- sin percatarse de su
presencia en el armario. Esta vez Jeffrey lo espera vestido y dispuesto a matarlo tal como
prometía hacerlo desde el momento en que fue concebido simbólicamente: acostarse con su
madre y matar a su padre. Podría ser este armario el útero materno desde donde se inicia la
violencia explícita de un individuo recién nacido para luego volver a él, confirmado en la
adultez, y acabar con el orden de autoridad impuesto por su padre.
Salir de una oreja y pretender que todo sigue igual, pero lo igual -la superficie- ya no es la
misma, pues conocemos lo que bajo ella se esconde y lo que puede suceder bajo el azul
muy azul del cielo. Entonces, las imágenes de tranquilidad ya no dan tranquilidad pues se
sienten como la representación literal, de la falsedad de una sociedad que cubre sus heces
con fábulas tan ingenuas, como la llegada de un petirrojo.
Una delgada tela de terciopelo vuelve a cubrir el cielo de esta ciudad en donde pareciera no
haber sucedido nada, pues lo violento sigue estando tan lejos como las imágenes que se
proyectan en el aparato de la sala y ser un insecto comido por un petirrojo continúa siendo
lo más aterrador, perverso y asqueroso que estos individuos puedan imaginarse.
XIV. Conclusiones
- La obra de David Lynch se relaciona perfectamente con la obra de Francis Bacon vista de
la Lógica de la Sensación de Gilles Deleuze y el cuerpo sin órganos de Artaud. La
disposición de los cuerpos de Don y el Señor Amarillo en una de las escenas finales de
Terciopelo Azul, son un claro ejemplo de la presentación del cuerpo en función del cuerpo,
como un todo deforme que no destila más que la violencia, sentido figural en ellos.
Además, se le atribuye la idea de lo narrativo a este hallazgo, donde los cuerpos presentan
hechos violentos sucedidos fuera de campo.
Referencias
Arendt, H. (2005). Sobre la violencia. En Alianza Editorial, S.A. (Ed.) y G. Solana (Trad.).
Madrid, España. (Trabajo original publicado en 1970).
Chion, M. (2003). David Lynch. En Paidós Ibérica S.A. (Ed.) y González M. (Trad.).
Barcelona, España: Cahiers du Cinéma. (Trabajo original publicado en 2001).
Lacalle, C. (1998). David Lynch. Terciopelo azul. En Paidós Ibérica, S.A. (Ed.). Barcelona,
España.
Bibliografía
Lynch, D. (2008). Atrapa el pez dorado. En Mondadori (Ed.) y Cruz, J. (Trad.). Barcelona,
España.
Lynch, D. (2001). David Lynch por David Lynch. Rodley, C. (Ed.) y Berátegui, M. y Lago,
J. (Trad.). Barcelona: Alba Editorial.
Olson, G. (2008). David Lynch, Beautiful Dark, Rowman & Littlefield Publishing Group
(ed.).Reino Unido.
Filmografía
Lynch, D. (Director y productor). (1967). Six figures getting sick. [Cinta cinematográfica].
Estados Unidos.
Lynch, D. (Director y productor). (1988). The Cowboy and the Frenchman. [Cinta
cinematográfica]. Estados Unidos, Francia. Erato Films, Figaro Films, Socpresse.
1
Profesional en medios audiovisuales con énfasis en fotografía, producción y dirección de cine.
EUniversidad: Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano, Colombia Correo electrónico:
richierodriguez91@gmail.com
2
Nombres de la bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki el 9 de agosto de
1945 después del ataque al Pearl Harbor.
3
Término con el que Hannah Arendt denomina a las guerras de guerrillas.
4
Confederación de Trabajadores de Venezuela.
5
Concepto de Hannah Arendt.
6
“Derrida explica que empleó el término <<deconstrucción>>, término poco usual en francés. Para retomar
en cierto modo, dentro de su Pensamiento, las nociones heideggerianas de la –Destruktiom- de la historia de
la onto-teología (que hay que entender no ya como mera destrucción, sino como <<desestructu-ración para
destacar algunas etapas estructurales dentro del sistema>>) y de la <<Abbau>> (operación consistente en
<<deshacer una edificación para ver cómo está constituida o desconstituida>>).” (Entrada del Diccionario de
Hermenéutica dirigido por A. Ortiz-Osés y P. Lanceros, Universidad de Deusto, Bilbao, 1988. Edición digital
de Derrida en Castellano.) http://www.jacquesderrida.com.ar/comentarios/peretti_2.htm
7
Deleuze llama figural a la extracción y asilamiento de la figura.
8
“Lo figurativo (la representación) implica, en efecto, la relación de una imagen con un objeto que supone
ilustrar; pero implica también la relación de una imagen con otras imágenes en un conjunto compuesto que da
precisamente a cada una su objeto.” (Deleuze, 1984, p.5).
9
“La narración es el correlato de la ilustración. Entre dos figuras se desliza siempre una historia, o tiende a
deslizarse, para animar el conjunto ilustrado”. (Deleuze, 1984, p.5).
10
Gilles Deleuze refiere al cine como la creación de bloques movimiento-duración.
11
Junto con Una Historia Verdadera (1999), El Hombre Elefante (1980) y Corazón Salvaje (1990).
12
Arendt pone como objetos que incrementan la potencia natural a aquellos instrumentos que ayudan a los
sujetos a superar sus capacidades innatas.
13
En el prólogo de El Erotismo, Bataille llama movimientos eróticos a las pasiones de los seres humanos,
agrega que en ocasiones estas no son confesadas por terror.