Ensayo de Investigacion

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 15

1

REDACCIÓN DE ENSAYO ARGUMENTATIVO LA RELIGION

RONY DAVID BRIZUELA GARAY

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL FRANCISCO MORAZÁN

LIC. MÓNICA WILLIAMS

PROFESORADO EN EDUCACIÓN BÁSICA (I Y II CICLO) EN EL GRADO

DE LICENCIATURA

SAN PEDRO SULA, CORTÉS

25 DE MARZO DEL 2023


3

Ensayo sobre religión e ideología: influencia de los prejuicios en los

procesos de identidad.

Resumen

El siguiente trabajo es una breve reseña que pretende vincular tres elementos que han

sido tratados en la bibliografía científica del siglo XX por separado: los prejuicios, la

ideología y el poder. Básicamente, se utilizan como fuentes de análisis a cuatro autores

de renombre internacional: Elías, Riccoeur, Wolf y Berger. En las páginas siguientes

intentaremos sintetizar y expresar con la mayor claridad posible el pensamiento de estos

tres autores (con referencia al tema planteado) destacando los alcances y discutiendo las

limitaciones en las cuales han incurrido.

Palabras Clave: Prejuicio. Ideología. Poder. Religion.


4

Introducción

El artículo es un intento de reflexión sobre los alcances y limitaciones de los trabajos de

cuatro autores de jerarquía internacional en el campo de las Ciencias Sociales. El eje

central (temático), sobre el cual se orientan los cuatro autores, se relaciona con la

función que tienen las ideas, los prejuicios, los estereotipos en la ideología;

consecuentemente la relación que existe entre ésta y la construcción del poder en la vida

social de los individuos; y por último el lazo que une a la religión con los procesos

nacionalistas.

Obviamente, enfrascar y encasillar autores de la talla de Norbert Elías, Eric Wolf, Paul

Ricceour y Peter Berger por una sola obra, es llana y descaradamente un error grave.

Por ese motivo, es necesario advertir que la presente reseña no trata a los autores en su

plena dimensión, sino que, por el contrario, apunta a cuatro trabajos fundamentales en la

problemática que se trata. El primero de ellos es La Civilización de los Padres y otros

ensayos de Norbert Elías1; en segundo se analiza el trabajo Del texto a la acción del

célebre filósofo francés Paul Riccoeur2 ; en tercer lugar, tenemos a Eric Wolf3 con un

artículo titulado Figura el poder: ideologías de dominación y crisis, y por último como

brecha de oro, analizaremos los aportes y limitaciones en materia de religión de Peter

Berger4, con su ya conocido trabajo El Dosel Sagrado. En este sentido, es necesario

comenzar el análisis tal y cual fue presentado.


5

Los prejuicios en Winston Parva

Así, señalamos que Norbert Elías en su trabajo La civilización de los Padres y otros

ensayos, se propone responder a ciertas cuestiones que hacen a la vida política en sí

misma. Centrado en la vida social de un pueblo llamado Winston Parva, Elías se

cuestiona cuáles son los medios por los cuales un grupo se cree superior a otro y cómo

fundamenta y sostiene esa creencia.

Según el caso del autor, existen en el pueblo dos grupos antagónicos que se marginaban

mutuamente. Las “viejas familias” y los nuevos establecía de esa forma una especie de

apatía que los nuevos a lo largo del tiempo parecían aceptar con resignación. De esta

forma, el grupo establecido se asignaba asimismo atribuciones superiores y prohibía el

contacto con los externos al grupo. A través de mecanismos sociales como el chisme

regulaban el tabú establecido de acuerdo a sus valores de jerarquía.

Norbert Elías pretende construir a través de la observación específica de las relaciones

sociales en Winston Parva, una especie de paradigma empírico de la ideología. O como

el mejor dice “se puede construir un modelo explicativo a pequeña escala de la

figuración que se considera universal; un modelo que puede ser aprobado, ampliado y,

de ser necesario, revisado a través de estudios sobre figuraciones relacionadas, a

mayor escala. En este sentido, el modelo de una figuración de establecidos y

marginados que resulta del estudio de una pequeña comunidad como Winston Parva

puede servir como una especie de paradigma empírico 6 .


6

El rasgo distintivo de este caso, radica en que en ambos grupos no existen diferencias de

nacionalidad, educación, étnica o de clase, sino solamente el apego al lugar (el tiempo

de permanencia en la zona). Asimismo, los cargos jerárquicos dentro de la misma

comunidad estaban reservados para las viejas familias (quienes demostraban mayor

cohesión y pertenencia de grupo).

El parámetro evaluativo de auto percepción del grupo (dominante) se basa en los casos

de “los mejores miembros” del grupo, lo cual es usado como evidencia de una supuesta

“superioridad” sobre el otro colectivo. Según Elías la pieza central de la configuración

política está anclada en una estigmatización de un grupo dominante sobre uno marginal.

Para la visión de Elías, la pieza central de la configuración política está anclada en una

estigmatización de un grupo dominante sobre uno marginal. “El estigma de un valor

humano no inferior es un arma que grupos superiores emplean contra otros grupos en

una lucha de poder, como medio de conservación de su superioridad social 8

En esta misma línea, el carisma de grupo se encuentra estrechamente ligado con la

aceptación del individuo a las normas que se requieren para formar parte de ese grupo, y

de esta manera se refuerza su pertenencia. Esta exclusividad sólo puede mantenerse en

el no contacto con miembros de otros grupos. Posiblemente, el rol de anárquicos,

desorganizados y anómicos son los principales estereotipos que reciben aquellos que no

pueden ingresar al grupo exclusivo. En resumidas cuentas, el autor nos da una

descripción precisa y detallada de cómo los grupos con una alta cohesión interna y

ciertos procesos de control social se establecen monopólicamente y acaparan los

recursos de poder.
7

Asimismo, también Elías nos permite comprender los componentes que regulan la

ideología y su relación con otros fenómenos como la discriminación, el prejuicio y el

chisme. Sin embargo, el autor cae en dos o tres contradicciones que son necesarias

someter a la lupa crítica. En primer lugar, Elías no está autorizado a pretender

universalidad con el análisis de un solo caso, que en definitiva es el de Winston Parva.

Los hallazgos encontrados son sólo válidos a ese pueblo y de ellos no es posible emitir

un juicio universal que sea aplicable, siquiera a todos los Estados Unidos. Si es que lo

pretende entonces Elías debe darle a su trabajo un perfil científico (exhaustivo o

comparativo experimental y no analítico como realmente lo hace). Segundo, si Elías

pretende cientificidad debe aclara algunos aspectos que hacen a la construcción de su

objeto de estudio tales como la duración de la observación, las fechas en que duró la

observación, el rol del observador y otros menesteres que hacen a la presentación del

cómo se recogieron los datos en Winston Parva. En definitiva, aunque ilustrativo, claro

y profundo, el trabajo de Elías es un mero ensayo teórico literario sin bases científicas.

Hechas estas aclaraciones, nos proponemos poner al texto de Elías en diálogo con otros

dos pensadores de renombre como lo son Eric Wolf y Paul Riccoeur. ¿Qué tienen para

decirle tanto Riccoeur como Wolf a Elías?

Ideología y Utopía

Riccoeur está fundamentalmente orientado al estudio de la ideología y la utopía como

partes componentes del imaginario social. Así, el autor define ideología como “un

proceso de distorsiones y de disimulos mediante los cuales nos ocultamos de nosotros


8

mismos … la ideología es entonces asimilada pura y simplemente a un engaño social o,

lo que es más grave, a una ilusión protectora de nuestro estatuto social 10.

Por otro lado, el autor entiende a la utopía como la contracara de la ideología; si ésta

última es considerada una protección, entonces la utopía es “una suerte de escape o

ciencia ficción” aplicada a la dinámica política. El problema que plantea Ricceour es

interesante si comprendemos primeramente que: la utopía es una forma de soñar la

acción, y que ésta está unida a la ideología en forma inexorable.

Pues bien, entonces el filósofo francés propone un modelo para el estudio de la

ideología que puede dividirse en tres: a) la ideología como distorsión / estímulo, cuya

función es presentar una imagen cambiada del mundo real; éste sentido de ideología es

aquel que usa Marx en sus trabajos, b) la ideología como dominación (legitimidad),

siguiendo al mismo Marx el problema se presenta en esta dimensión unidas a un grupos

de intereses particulares que son impuestos de un grupo a otro a través de la retórica, y

finalmente c) la ideología como integración, en donde los sistemas de autoridad se

integran mutuamente logrando unidad y coherencia en la estructura social, el ejemplo

más claro puede verse en ceremonias o rituales conmemorativos en las cuales se

integran varios ordenes jerárquicos 11.

Con este modelo analítico, el autor establece una hipótesis por lo demás interesante: la

ideología tiene como función última servir de enlace para la memoria colectiva,

reviviendo y remodelando el acto fundador o mito de origen. En otras palabras, la

ideología constituye y construye la imagen del sí mismo del propio grupo. ¿Qué rol
9

cumpliría la utopía entonces? Para responder esta pregunta es necesario remitirse al

mismo Ricceour quien señala “si la ideología preserva y conserva la realidad, la utopía

la pone esencialmente en cuestión 12.

Principalmente, la utopía es una clase de proyección imaginativa fuera de la

construcción real en algún lugar que tampoco es real. La misma se manifiesta en tres

niveles, el primero hace referencia al lugar que es otro lugar, y el cual comprende a la

utopía como ejercicio de proyección; la segunda forma, es la legitimación de la

autoridad, en donde la utopía cumple un papel si se quiere político en el sentido de

Mannheim; por último, existe un tercer nivel denominado patología de la utopía, el cual

se caracteriza por una locura inversa. En otras palabras, una lógica desmedida de lo

irrealizable anclados en la perfección (Una disociación entre idea y praxis).

Análogamente el juego entre ideología y utopía puede entenderse entre las dinámicas

sociales propias de integración y subversión u orden estable y conflicto que son básicas

para la preservación de nuestro mundo social, y ese consideramos es el gran aporte de

Paul Ricceour al análisis que se ha propuesto. Sin embargo, sus alcances deben ser

refutados a través de la exposición de un tercer autor: Eric Wolf.

La comunicación como recurso político

En Eric Wolf, la cuestión de la ideología y la dominación son diferentes a las ya tratadas

hasta el momento. Puntualmente, Wolf se propone explorar las relaciones entre ideas y

poder. La distinción entre ideas e ideología se basa en las primeras necesitan de las
10

representaciones públicas, mientras que las segundas necesita usarse de manera

instrumental como modo de ejercer poder.

El poder posee tres funciones o dimensiones que Wolf rescata, a) el poder inherente en

el individuo, b) la capacidad de un ego para imponerse a un alter, c) el poder como

centralizador táctico de las acciones individuales 13. Sin embargo, existe una cuarta

forma, que es la que estudia el autor, y que consiste en la relación de las estructuras y las

“clases” o grupos que sirven como mano de obra en la construcción de ese poder. Y es

así, que el conjunto de ideas toman forma y se articulan formando y conformando

ideología. En esta misma línea, Wolf introduce a la comunicación como un facilitador

de códigos lingüísticos; sin ellos no existiría la comunicación y sin ésta no existirían ni

las ideas ni mucho menos las ideologías.

La tarea del antropólogo, según Wolf, está vinculada a la necesidad de analizar las

relaciones entre las ideas y la organización política, su génesis, conformación y

articulación son esenciales para comprender la estructura social y su influencia en la

vida de las personas. Los códigos y el poder están cercanamente emparentados, sea por

asimilación o por rechazo. Puntualmente, el código al igual que el lenguaje tiene una

doble cara; por un lado, une a los que cumplimentan los mismos requisitos – que

comparten el mismo código – mientras que por el otro distingue, separa y discrimina a

aquellos que se ven privados del acceso a él.

En este sentido, debemos rescatar no sólo el aporte que Wolf hace con respecto al

estudio del homo políticos, sino también a la función que el mismo antropólogo debe

cumplir en su trabajo de campo. En un verdadero tratado de antropología política, Wolf


11

establece una guía (por demás) sería y fiable para la realización de una buena etnografía.

Durante mucho tiempo los investigadores o cuentistas sociales se han visto preocupados

por el estudio de los conflictos raciales, étnicos, religiosos y nacionales. Desde la

antropología hasta la psicología pasando por las ciencias políticas han destacado el

papel que las privaciones tienen en los individuos a la hora de provocar estereotipos y

prejuicios.

Sin embargo, ésta parece ser sólo una parte del problema: en primer lugar, es

complicado poder construir una sociedad o imaginarse una sociedad sin prejuicios; y en

segundo, consideramos que hace falta una teoría que analice el problema de los

prejuicios o la discriminación, pero desde una plataforma más amplia; como lo es el

nacionalismo; y consecuentemente el papel que éste juega en relación a las ideas, la

ideología y la utopía.

La sacralización del poder en Peter Berger.

La religión posee un papel principal en la construcción del mundo social. Para Berger la

sociedad y el individuo son producto de la dialéctica recursiva. El hombre se crea

asimismo en el mundo, y así su mundo se caracteriza por una constante inestabilidad.

Para lograr el equilibrio el hombre construye instituciones que luego ejercen sobre él

una especie de control social 14


. A través de la internalización las estructuras

institucionales forjan la conciencia de los individuos que la componen.

Según Berger la socialización (internalización) y el control social tienen la función de

mantener unida a la sociedad; más aún existe un tercer elemento que también contribuye
12

a tal objetivo: el proceso de legitimación plasmado por medio de la religión (Berger,

1971:44-48). En palabras del mismo autor “la religión logra una legitimación tan

efectiva porque relaciona las precarias construcciones de la realidad efectuadas por

las sociedades empíricas con la realidad suprema 15.

De esa forma, la religión legitima las instituciones sociales dándoles por medio de lo

sagrado y lo cósmico. La hipótesis central de la obra de Berger con respecto a la religión

versa sobre la necesidad humana de poner orden, en un mundo social conflictivo,

desequilibrado y caótico (fuerzas las cuales alcanzan su máxima expresión a través de la

figura de la muerte y el miedo que ha despertado a lo largo de la historia en las

sociedades humanas). En ese sentido el autor define a la religión como “el

establecimiento, mediante la actividad humana, de un orden sagrado omnímodo, esto es

de un cosmos sagrado capaz de mantenerse ante la eterna presencia del caos. Toda

sociedad humana, cualquiera que sea el modo como se la legitime, debe mantener su

solidaridad frente al caos 16.

El modelo teórico de Berger es sumamente ilustrativo, profundo y claro con respecto a

la función principal que la religión ejerce sobre la sociedad y su acción “profiláctica”

con respecto a la construcción y mantenimiento del mundo social. Mediante la dialéctica

recursiva, Berger logra una integración teórica entre las estructuras y los individuos. No

obstante, su análisis posee un punto de apoyo flojo en relación a la teoría del conflicto y

el papel que la religión juega en él.

Por un lado, Berger asume (in factum) que la religión como institución organiza, integra

y controla al resto de las instituciones que hacen al mundo social como el parentesco, la
13

familia o la política. Esto trae aparejado un problema de difícil solución, ya que Berger

olvida que en ocasiones es la misma religión (a través de su proceso de legitimación)

aquella que aparta y excluye a ciertas instituciones para exaltar a otras. En resumidas,

cuentas es necesario una nueva revisión del orden que (según Berger) presupone la

religión; ya que en ciertos contextos ésta no sólo que es incapaz de regular los

conflictos, sino que es propia generadora de ellos.

Ahora bien, por otro lado, también es cierto que el conflicto no necesariamente implica

caos, sino que ocasionalmente se encuentra vinculado al orden. Por nuestra parte,

consideramos que, si bien el aporte de Berger al estudio sociológico de la religión ha

sido notable, su concepción de orden y caos (propio de la década en que el autor

escribió) debe ser reanalizada a la luz de otras teorías.

Para Meredith Mcguire, la religión debe ser pensada como una institución cuya función

máxima es la regulación de poder. Desde este punto de vista, entonces la religión al

igual que el nacionalismo constituye una especie de mecanismo regulador de las

experiencias y las creencias sociales 17.

El antropólogo Matthew Evans ha estudiado la formación de lo sagrado en la vida social

de las personas; y distingue cuatro tipologías de “sagrado”. Tal vez, no venga al caso

explicar cada una de ellas, más por el hecho de focalizar en una sola. La definición de lo

“sagrado-civil” la cual (indudablemente) hace referencia a todos los símbolos, banderas,

insignias y otras formas de identificación culturales que sin ser necesariamente

religiosos adoptan un carácter sagrado 18


14

¿Quizás exista alguna comparación fiable entre la religión y los nacionalismos?; o como

pensó el ya fallecido antropólogo inglés Clifford Geertz ambos tienen mucho para decir

en los años venideros. Que el nacionalismo sea tomado como algo negativo es relativo;

tanto que la religión idealizada sea en sí misma como algo positivo. “Más o menos

como la religión, el nacionalismo tiene mala fama en el mundo moderno y, más o

menos como la religión, la merece. La intolerancia religiosa y el odio nacionalista (y a

veces en combinación) probablemente acarrearon a la humanidad más devastación que

ninguna otra fuerza en la historia y sin dudas continuaran acarreándole más. Sin

embargo, también como la religión, el nacionalismo fue una fuerza motriz en algunos

de los cambios más creativos de la historia y sin dudas continuará siéndolo en muchos

cambios venideros 19.


15

Bibliografías

Berger, Peter. El Dosel Sagrado. Buenos Aires, Amorrortu, 1971.

Elías, Norbert. La Civilización de los Padres y otros Ensayos. Bogotá, Editorial Norma,

1998.

Evans, Matthew. “The Sacred: differentiating, Clarifying and Extending Concepts”.

Review of Religious Research. Volume 45. (1): 32-47. Brigham: Young University,

2003.

Geertz, Clifford. La Interpretación de las Culturas. Buenos Aires, Gedisa Editorial,

2005.

Mcguire, Meredith. Defining Religión. En Religión: the social context. Pp. 8-20.

Washington Dc, Wadsworth, 1997.

Ricceur, Paul. Del Texto a la Acción. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,

2000.

Wolf, Eric. “Figura el poder: ideologías de dominación y crisis”. Revista Reflexiones.

Número 183, 2004.

También podría gustarte