Páncreas

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Páncreas.

El páncreas adulto es un órgano retroperitoneal, orientado transversalmente que se extiende


desde la 2da porción del duodeno hasta el hilio esplénico. Aunque el nombre del órgano procede
del griego pankreas ("toda carne"), en realidad se trata de un órgano complejo lobulado con dos
componentes diferentes: exocrino y endocrino.
El páncreas exocrino representa el 80% al 85% del órgano y está compuesto por células acinares
que secretan las enzimas necesarias para la digestión. Las células acinares son células epiteliales
de morfología piramidal que contienen gránulos rodeados por membrana ricos en proenzimas
(zimógenos), entre los que están tripsinógeno, quimotripsinógeno, procarboxipeptidasa,
proelastasa, calicreinógeno y profosfolipasa A y B. Tras ser secretados, estas proenzimas y
enzimas son transportadas por una serie de conductillos y conductos hacia el duodeno, donde se
activan mediante degradación proteolítica en el tubo digestivo.
El páncreas endocrino está constituido por aproximadamente 1 millón de conglomerados de
celulas, los islotes de Langerhans, dispersos por toda la glándula. Las células de los islotes secretan
insulina, glucagón y somatostatina, y representan solo del 1% al 2% del órgano.

Malformaciones congénitas.
El proceso complejo mediante el cual se produce la fusión de los primordios ventral y dorsal del
páncreas durante el desarrollo pancreático puede sufrir unas ^imperfecciones^, en la anatomía
pancreática.
El páncreas suele generarse normalmente por la fusión de las evaginaciones dorsal y ventral del
intestino anterior. El cuerpo, la cola y el aspecto superior / anterior de la cabeza del páncreas
derivan, junto con el conducto accesorio de Santorini, del primordio dorsal. Normalmente, el
primordio ventral da origen a la parte posterior / inferior de la cabeza del páncreas y drena a
través del conducto pancreático principal hacia la papila de Vater.
Páncreas dividido. El páncreas dividido es la malformación congénita pancreática más frecuente.
En la mayoría de los individuos, el conducto pancreático principal (conducto de Wirsung) se une al
colédoco justamente proximal a la papila de Vater, y el conducto pancreático accesorio (conducto
de Santorini) drena el duodeno a través de una papila menor separada.
El páncreas dividido se debe a la falta de fusión de los sistemas de los conductos fetales de los
primordios pancreáticos ventral y dorsal. Como consecuencia, la mayor parte del páncreas
(formado por el primordio pancreático dorsal) drena en el duodeno a través de la papila menor de
pequeño calibre. El conducto de Wirsung de los pacientes con páncreas dividido drena
exclusivamente una parte pequeña de la cabeza de la glándula a través de la papila de Vater.
Páncreas anular. Es un anillo a modo de banda de tejido pancreático normal que rodea por
completo la 2da porción del duodeno, puede ser causa de obstrucción duodenal.
Páncreas ectópico. Se encuentra tejido pancreático de localización aberrante o aberrante en
aproximadamente el 2% de las autopsias. Las localizaciones más frecuentes son el estómago y el
duodeno, seguidos del yeyuno, divertículos de Meckel y el íleon.
Agenesia. Es muy raro que el páncreas no se desarrolle en absoluto, algunos casos se producen
por mutaciones homocigóticas en la línea germinal de PDX1 un gen que codifica el factor de
transcripción de la homeosecuencia para el desarrollo pancreático.

Pancreatitis.
La pancreatitis se divide en dos formas, aguda y crónica, cada una de las cuales tiene sus propias
características patológicas y clínicas, ambos cuadros se inician por lesiones que provocan
autodigestión del páncreas por sus propias enzimas. En circunstancias normales, los siguientes
mecanismos protegen al páncreas de la autodigestión por sus propias enzimas:
 La mayoría de las enzimas digestivas se sintetizan en una forma de proenzimas inactivas
(zimógenos) que son almacenados en gránulos de secreción.
 La mayoría de las proenzimas se activan por la tripsina, que a su vez se activa por la
enteropeptidasa duodenal (enterocinasa) en el intestino delgado; por tanto, la activación
intrapancreativa de las proenzimas es normalmente mínima.
 Las células acinares y ductales secretan inhibidores de la tripsina, incluido el inhibidor de la
serina proteasa Kazal de tipo 1 (SPINK1) que limita todavía más la actividad
intrapancreática de la tripsina.

Pancreatitis aguda.
Se caracteriza por una lesión reversible del parénquima pancreático asociado a la inflamación y
las etiologías diversas, como exposición a toxicos (alcohol), la obstrucción del conducto
pancreático (cálculos biliares), los defectos genéticos hereditarios, las lesiones vasculares y las
infecciones.
La pancreatitis es relativamente frecuente. Las enfermedades de la vía biliar y el alcoholismo
ocasionan aproximadamente el 80% de los casos de pancreatitis aguda en los países occidentales.
Se encuentran cálculos en el 35-60% de los casos y aproximadamente el 5% de los pacientes con
cálculos biliares desarrollan pancreatitis.
Patogenia. La pancreatitis aguda se debe a una liberación y activación inadecuadas de las
enzimas pancreáticas, que destruyen el tejido pancreático e inducen inflamación aguda. Una
activación intrapancreática inadecuada de la tripsina puede provocar la activación de otras
proenzimas, como la profosfolipasa y la proelastasa, que a su vez degradan células adiposas y
lesionan las fibras elásticas de los vasos sanguíneos, respectivamente.
La tripsina convierte también a la precalicreina en su forma activada, activando de este modo el
sistema de las cininas, y mediante la activación del factor XII de la coagulación, también los
sistemas de la coagulación y el complemento.
La inflamación y la trombosis de los pequeños vasos lesionan las células acinares, amplificando de
este modo todavía más la activación intrapancreática de las enzimas digestivas.

 Obstrucción del conducto pancreático. Se suele deber a cálculos biliares y barro biliar,
pero también puede deberse a neoplasias periampulares (cáncer pancreático),
coledococeles (sobre todo por Ascaris lumbricoides y Clonorchis sinensis) posiblemente
páncreas dividido. Independientemente de la causa, la obstrucción incrementa la presión
ductal intrapancreática y esto conduce a la acumulación de líquido rico en enzimas en el
intersticio.
Se plantea que la muerte de adipocitos genera señales de peligro a nivel local, que estimulan la
liberación por parte de los miofibroblastos y los leucocitos de citocinas proinflamatorias y otros
mediadores de la inflamación, que inician un proceso inflamatorio local y fomentan el desarrollo
de edema intersticial a través de una microvasculatura permeable. El edema compromete todavía
más el flujo local de sangre, provocan insuficiencia vascular y lesiones isquémicas en las células
acinares.
 Lesión primaria de las células acinares, con la consiguiente liberación de enzimas
digestivas, inflamación y autodigestión de los tejidos pancreáticos. Las células acinares
pueden lesionarse por diversos factores exógenos, endógenos y yatrogenos.
Parece que el aumento del flujo de calcio es otro importante estímulo para la activación
inadecuada de las enzimas digestivas. El calcio desempeña un papel esencial en la regulación de
la activación de tripsina. Cuando las concentraciones de calcio son bajas, la tripsina tiende a
degradarse e inactivarse a sí misma, pero cuando las concentraciones de calcio son altas, esta
autoinhibición se anula y favorece la activación de tripsinógeno por la tripsina.

 Defectos del transporte intracelular de proenzimas en las células acinares. En las células
acinares normales, las enzimas digestivas y las hidrolasas lisosòmicas se transportan por
vías diferentes.
El consumo de alcohol puede provocar pancreatitis a través de todos estos mecanismos. El
consumo de alcohol aumenta de forma transitoria la contracción del esfínter de Oddi (el
músculo de la papila de Vater) y la ingesta crónica de alcohol determina la secrecion de un
líquido pancreático rico en proteínas, lo que provoca tapones de proteínas densos y obstrucción
de los conductos pancreáticos de pequeño calibre.
Otros factores que inducen de forma posible o confirmada la pancreatitis aguda en los casos
esporádicos incluyen los siguientes:
 Trastornos metabólicos, como la hipertrigliceridemia, y cuadros con hipercalcemia, como
hiperparatiroidismo.
 Lesiones genéticas.
 Medicamentos. Entre ellos furosemida, azatioprina, 2,3-didesoxiinosina y estrógenos. En
la mayoría de los casos se desconoce el mecanismo de la pancreatitis inducida por
fármacos.
 Lesiones traumáticas de las células acinares, pueden deberse a traumatismo abdominal
cerrado o lesiones iatrogénicas durante la cirugía o la colangiopancreatografia retrógrada
endoscópica.
 Lesiones isquémicas de las células acinares, en relación con shock, trombosis vasculares,
embolias o vasculitis.
 Infecciones, incluidas las parotiditis, que puede provocar una pancreatitis aguda por lesión
directa de las células acinares.
Los factores hereditarios son una causa reconocida y significativa de pancreatitis. Se caracteriza
por brotes repetidos de pancreatitis aguda grave, que con frecuencia inicia en la infancia y acaban
provocando una pancreatitis crónica. La característica común a la mayoría de las variantes es un
defecto que aumenta o mantiene la actividad de la tripsina.
Tres de los genes implicados en la pancreatitis hereditaria son: PRSS1, SPINK1, CFTR.
Morfología

La morfología de la pancreatitis aguda va desde una inflamación y edema triviales hasta necrosis
extensa grave con hemorragia. Las alteraciones básicas son: 1) fuga microvascular y edema; 2)
necrosis grasa; 3) inflamación aguda; 4) destrucción del parénquima pancreático, y 5)
destrucción de vasos sanguíneos y hemorragia intersticial. La extensión de cada una de estas
alteraciones depende de la duración y la gravedad del proceso.
En la forma más leve, pancreatitis aguda intersticial, las alteraciones histológicas se limitan a
inflamación leve, edema intersticial y áreas focales de necrosis grasa en el páncreas y la grasa
peripancreática. La necrosis grasa, como hemos visto, es el resultado de la actividad enzimática de
la lipasa. Los ácidos grasos liberados se combinan con calcio y forman sales insolubles que
justifican un aspecto granular azulado delas células grasas al microscopio.
En la forma más severa, la pancreatitis aguda necrosante, se produce necrosis de los tejidos
ductales y acinares y también de los islotes de Langerhans. Las lesiones vasculares pueden
provocar una hemorragia en el parénquima pancreático. Macroscópicamente, la sustancia
pancreática muestra un color rojo negruzco por la hemorragia y contiene focos entremezclados de
necrosis grasa parecidos a la tiza y de color amarillento-blanquecino. También puede producirse
necrosis grasa focal adyacente al páncreas a nivel del epiplón y el mesenterio del intestino, e
incluso fuera de la cavidad abdominal, como sucede en la grasa subcutánea. En la mayoría de los
casos, la cavidad peritoneal contiene un líquido seroso, ligeramente turbio de color pardo, que
contiene glóbulos de grasa (derivados de la acción de las enzimas sobre el tejido adiposo). En la
forma más grave, la pancreatitis hemorrágica, se produce una extensa necrosis parenquimatosa
asociada a una intensa hemorragia en el seno de la sustancia de la glándula.

Características clínicas. El abdominal es la principal manifestación de la pancreatitis aguda. Es


típico que el dolor sea constante e intenso y se refiera en la parte alta de la espalda y en ocasiones
en el hombro izquierdo. La gravedad varía desde un dolor leve e incómodo hasta uno grave e
incapacitante. La existencias de unas concentraciones elevadas de amilasa y lipasa apoyan el
diagnostico de pancreatitis aguda.
Una pancreatitis aguda florida es una emergencia médica. Los pacientes suelen presentar de
forma súbita un abdomen agudo. Muchas de las características sistémicas de una pancreatitis
aguda grave se pueden atribuir a la liberación de enzimas tóxicas, citocinas y otros mediadores
hacia la circulación y a la activación explosiva de una respuesta inflamatoria sistémica, que
provoca leucocitosis, coagulación intravascular diseminada, edema y síndrome de dificultad
respiratoria aguda. También pueden aparecer shock y necrosis tubular renal aguda.
Entre los hallazgos de laboratorio están un aumento marcado de las concentraciones de amilasa
sérica durante las primeras 24h, seguido de un incremento de las concentraciones de lipasa
sérica a las 72-96h del comienzo del ataque. Se produce glucosuria. La hipocalcemia se puede
deber a la precipitación de jabones cálcicos en la grasa necrótica. El síndrome de la dificultad
respiratoria aguda y la insuficiencia renal aguda son complicaciones graves. Las secuelas pueden
incluir un absceso pancreático estéril y el pseudoquiste pancreático.
Pancreatitis crónica.
Se define como la inflamación prolongada del páncreas asociada a una destrucción irreversible
del parénquima exocrino, fibrosis y, en estadios avanzados, destrucción del parénquima
endocrino. La causa más común es con diferencia el abuso prolongado de alcohol. Además de
asociarse con el alcohol, la pancreatitis se ha vinculado con los siguientes procesos:
 Obstrucción prolongada del conducto pancreático por cálculos o neoplasias.
 Lesiones autoinmunitarias en la glándula.
 Pancreatitis hereditaria, el 255 de las pancreatitis crónicas tienen una base genética.

Patogenia. Suele producirse después de episodios repetidos de pancreatitis aguda. Se ha


propuesto que la pancreatitis aguda inicia con una secuencia de fibrosis perilobulillar, distorsión
ductal y alteración de las secreciones pancreáticas. Aunque las citocinas que se producen durante
la pancreatitis aguda y crónica son similares, en la PC suelen predominar los factores fibrogénicos.
Entre estas citocinas fibrogénicas están, el factor de crecimiento transformante beta (TGF-B) y el
factor de crecimiento derivado de las plaquetas, inducen la activación y proliferación de
miofibroblastos periacinares (células estrelladas pancreáticas) con el consiguiente depósito de
colágeno y fibrosis.
La pancreatitis autoinmunitaria es una variante distinta desde un punto de vista patogénico de
PC, que se asocia a la presencia de células plasmáticas secretoras de IgG4 en el páncreas. Es una
manifestación de la enfermedad relacionada con IgG.

Morfología

La pancreatitis crónica se caracteriza por fibrosis, atrofia y pérdida de los acinos, y una dilatación
variable de los conductos pancreáticos. Macroscópicamente, la glándula está dura, con presencia
ocasional de conductos dilatados visibles que contienen concreciones calcificadas. Estos cambios
se asocian típicamente a un infiltrado inflamatorio crónico que rodea los lobulillos y los
conductos. El epitelio ductal puede aparecer atrófico o hiperplásico o mostrar metaplasia
escamosa. La pérdida de acinos es un dato constante. En general, los islotes de Langerhans
aparecen relativamente respetados y quedan inmersos en un tejido esclerótico, y pueden
fusionarse y aparecer aumentados de tamaño, aunque en la enfermedad avanzada se pierden
también los islotes. La pancreatitis crónica causada por el abuso del alcohol se caracteriza por
dilatación de los conductos y presencia de tapones de proteínas intraluminales y calcificaciones. La
pancreatitis autoinmune se caracteriza por un infiltrado mixto ductal y céntrico, con venulitis y
aumento del número de células plasmáticas secretoras de IgG4.

Características clínicas. Puede manifestarse de muchas formas. Aparecer tras brotes repetidos de
pancreatitis aguda. Se producen ataques repetidos de ataques de dolor abdominal de intensidad
leve a moderada o dolor abdominal y lumbar persistente. Estos ataques pueden precipitarse por el
abuso de alcohol, por la ingesta excesiva (que aumenta las demandas sobre el páncreas) o por el
uso de opiáceos y otros fármacos que incrementan el tono del esfínter de Oddi. En otros
pacientes, la enfermedad puede ser totalmente silente hasta que se desarrollan insuficiencia
pancreática y diabetes mellitus por la destrucción del páncreas exocrino y endocrino.
Para establecer el diagnostico de pancreatitis crónica se necesita un alto grado de sospecha.
Durante un ataque de dolor abdominal pueden aparecer febrícula y un aumento entre leve y
moderado de la amilasa sérica.
La obstrucción secundaria a cálculos puede traducirse en ictericia o en un incremento de las
concentraciones fosfatasa alcalina sérica. Un hallazgo muy útil es la visualización de
calcificaciones en el seno del páncreas mediante tomografía computarizada y ecografía. El
diagnostico también se ve apoyado por la pérdida de peso y el edema secundario a una
hipoalbuminemia causada por la malabsorción ocasionada por la insuficiencia del páncreas
exocrino.
En otros pacientes, el principal problema es un dolor crónico intenso. Se desarrollan seudoquistes
pancreáticos aproximadamente el 10% de los casos.

Quistes no neoplásicos.
Quistes congénitos.
Los quistes congénitos son uniloculares y tienen una pared delgada; se piensa que se producen
por un desarrollo anómalo de los conductos pancreáticos. Su tamaño oscila desde lesiones
microscópicas hasta alcanzar 5 cm de diámetro y revisten por un epitelio cúbico brillante y
uniforme, o cuando la presión intraquística está elevada, por una capa de células aplanadas y
atenuadas. Están rodeados por una capsula fibrosa delgada y están llenos de líquido seroso
claro.
Pueden ser esporádicos o formar parte de una serie de trastornos hereditarios, como la
poliquitosis renal autosómica dominante y la enfermedad de von Hippel-Lindau. En la
poliquitosis renal pueden coexistir quistes a nivel renal, hepático y pancreático. En la enfermedad
de von Hippel-Lindau se encuentran neoplasias vasculares en la retina y el cerebelo o en el tronco
del encéfalo asociados a quistes congénitos en el páncreas, hígado y el riñón.

Seudoquistes.
Son colecciones localizadas de material necrótico y hemorrágico, ricas en enzimas pancreáticas y
que no tienen un revestimiento epitelial (por ellos se aplica el prefijo ^seudo^). Representan
aproximadamente el 75% de los quistes pancreáticos.
Aunque muchos se resuelven de forma espontánea, pueden infectarse secundariamente, y los
seudoquistes de mayor tamaño pueden comprimirse e incluso perforarse hacia estructuras
adyacentes.

Neoplasia.
El páncreas es el origen de una amplia gama de neoplasias exocrinas, pueden ser quísticas o
sólidas; algunas son benignas, mientras que otras se encuentran lesiones malignas más mortales.

Neoplasias quísticas.
Las neoplasias quísticas son diversos tumores que oscilan desde inocentes quistes benignos
hasta lesiones que pueden ser precursoras de cánceres infiltrantes que impliquen riesgo vital.
Solo el 5-15% de los quistes pancreáticos son neoplásicos (la mayoría son seudoquistes).
Las neoplasias quísticas serosas son totalmente benignas, pero otras, como las neoplasia
mucinosas papilares intraquística y neoplasias quísticas de tipo mucinoso, son precancerosas.
Las neoplasias quísticas serosas, son lesiones multiquísticas que suelen localizarse en la cola del
páncreas. Son pequeños (1-3mm), y están revestidos por células cúbicas ricas en glucógeno y
contienen un líquido seroso claro poco denso de color pajizo. Representan aproximadamente el
25% y afectan dos veces más a las mujeres que a los hombres, siendo más frecuente entre la 6ta y
7ma década de vida.
Se denominan cistoadenomas serosos, son casi siempre benignas y, cuando son pequeñas, resulta
seguro limitarse a seguirlas. La resección quirúrgica consigue la curación en la inmensa mayoría de
los casos. La alteración genética que se encuentran con mayor frecuencia en las neoplasias
quísticas serosas es la inactivación del gen supresor de tumores VHL.
Cerca del 95% de las neoplasias mucinosas quísticas se originan en mujeres, a diferencia de las
neoplasias serosas quísticas, pueden ser precursoras de carcinomas infiltrantes. Suelen aparecer
en la cola del páncreas y cursan como masas indoloras de crecimiento lento. Las cavidades
quísticas son más grandes que las encontradas en las neoplasias quísticas de tipo seroso y
aparecen llenas de mucina, espesa, densa, y revestida por un epitelio cilíndrico productor de
mucina, asociado a un denso estroma parecido al ovárico. Es frecuente encontrar mutaciones del
oncogén KRAS y de los genes supresores de tumores TP53 y RNF43.
Las neoplasias mucinosas papilares intraquísticas (NMPI) son neoplasias productoras de mucina
que afectan a los conductos pancreáticos de mayor calibre. A diferencia de las neoplasias
mucinosas quísticas, las NMPI suelen afectar más a los hombres que a mujeres y se localizan sobre
todo en la cabeza del páncreas, más que en la cola. 10 a 20% son multifocales.
Dos rasgos son útiles para diferenciar las NMPI de las neoplasias quísticas de tipo mucinoso:
 Ausencia de estroma ovárico denso presente en las neoplasias quísticas mucinosas.
 Afectación de un conducto pancreático.
Es frecuente encontrar mutaciones de los oncogenes GNAS y KRAS, también en los genes
supresores de tumores TP53, SMAD4 y RNF43.
La infrecuente neoplasia sólida seudopapilar afecta principalmente a mujeres jóvenes. Estas
neoplasias grandes y bien delimitadas, de comportamiento maligno, tiene componentes sólidos y
quísticos llenos de restos hemorrágicos.

Carcinoma de páncreas.
El adenocarcinoma ductal infiltrante del páncreas, que se suele denominar cáncer de páncreas
es la 4ta causa de muerte solo por detrás de los tumores de pulmón, colon y de mama, y se
asocia a una de las mortalidades más elevadas.
Lesiones precursoras del cáncer de páncreas.
Se cree que los carcinomas invasivos de páncreas se originan a partir de lesiones precursoras no
invasivas bien definidas que afectan a los conductos de pequeño calibre y se denominan
neoplasia intraepitelial pancreática.
La secuencia PanIN-carcinoma invasivo se ve apoyada por las siguientes observaciones:
 Las alteraciones genéticas y epigenéticas descritas en el PanIN son parecidas a las
identificadas en los carcinomas invasivos.
 Es frecuente encontrar PanIN en el parénquima pancreático adyacente a un carcinoma
infiltrante.
 El PanIN precede al desarrollo de un carcinoma invasivo en los modelos de ingeniería
genética de cáncer pancreático murinos.
 Se han publicado casos aislados de pacientes con PanIN que posteriormente
desarrollaron un cáncer de páncreas invasivo.
Las células epiteliales del PanIN muestran un marcado acortamiento de los telómeros. Este
acortamiento crítico de la longitud de los telómeros puede predisponer a estas lesiones a la
acumulación de alteraciones cromosómicas progresivas y al desarrollo de un carcinoma invasivo.
Patogenia. Las alteraciones moleculares en la carcinogenia pancreática, incluyen las siguientes:
 KRAS. (cromosoma 12p) es el oncogén que se altera con mayor frecuencia en el cáncer
de páncreas y se describen mutaciones puntuales activadoras en el 09-95% de los casos.
 CDKN2A. (cromosoma 9p) se inactiva en el 95% de los cánceres de páncreas, lo que lo
convierte en el gen supresor de tumores que con más frecuencia se inactiva en estos
tumores.
 SMAD4. El gen supresor de tumores (cromosoma 18q) se inactiva en el 55% de los
cánceres de páncreas. Es raro que SMAD4 esté inactivado en otros tipos de cáncer.
 TP53. La inactivación del gen supresor de tumores TP53 (cromosoma 17p) se produce en
el 70-75% de los casos. Este gen codifica p53, una proteína nuclear de unión al ADN, que
puede responder antes las lesiones del ADN deteniendo el crecimiento celular, induciendo
la muerte celular programada o provocando la senescencia celular.

Morfología

Aproximadamente el 60% de los cánceres de páncreas se originan en la cabeza de la glándula, el


15% en el cuerpo y el 5% en la cola; en 20% los casos la neoplasia afecta de forma difusa a toda la
glándula. Los carcinomas de páncreas suelen ser masas duras, de morfología estrellada y
coloración blanquecino-grisácea, mal delimitadas.

La inmensa mayoría de los carcinomas son adenocarcinomas ductales que recuerdan en cierta
medida al epitelio ductal normal porque forman glándulas y secretan mucina. Dos características
son típicas del cáncer de páncreas; es muy infiltrante (altamente invasivo) (incluso los cánceres
pancreáticos invasivos "precoces" invaden de forma extensa los tejidos peripancreáticos) e induce
una intensa reacción en el anfitrión que adopta la forma de una fibrosis densa ("respuesta
desmoplásica").
La mayoría de los carcinomas de la cabeza del páncreas obstruyen el conducto biliar común
distal (colédoco) cuando este atraviesa la cabeza del páncreas. En consecuencia, se produce una
marcada distensión del árbol biliar aproximadamente en el 50% de los pacientes con carcinoma de
la cabeza del páncreas, y la mayoría de ellos desarrolla ictericia. En claro contraste, los carcinomas
del cuerpo y la cola del páncreas no comprimen el árbol biliar y permanecen silentes durante
algún tiempo. Pueden alcanzar un tamaño bastante importante y la mayoría están ampliamente
diseminados cuando se descubren. Los cánceres de páncreas suelen crecer infiltrando los nervios
y también invaden los vasos y el retroperitoneo. Pueden infiltrar de forma directa en el bazo, las
glándulas suprarrenales, el colon transverso y el estómago. Es frecuente la afectación de los
ganglios peripancreáticos, gástricos, mesentéricos, epiploicos y portohepáticos. Se producen
también metástasis a distancia, especialmente al hígado y los pulmones.
Microscópicamente, no existe diferencia entre el carcinoma de la cabeza del páncreas y los que se
originan en el cuerpo o la cola. Normalmente son adenocarcinomas moderadamente o poco
diferenciados que forma estructuras tubulares irregulares o cúmulos celulares y que tienen un
patrón de crecimiento agresivo, muy infiltrante. Las glándulas malignas están mal formadas y
suelen estar revestidas por células epiteliales cúbicas a cilíndricas pleomorfas. Los carcinomas bien
diferenciados son excepcionales. Un rasgo característico de estos cánceres es que inducen una
reacción desmoplásica con una densa fibrosis de estroma. Este marcado grado de desmoplasia
puede dificultar la interpretación de las biopsias diagnósticas, dado que gran parte del tejido
presente no es neoplásico. La invasión perineural dentro y más allá del órgano es común, al igual
que la invasión de vasos grandes y linfáticos.

Las variantes morfológicas menos frecuentes de cáncer páncreas son los carcinomas
adenoescamosos, carcinoma coloide, carcinoma hepatoide, carcinoma medular, carcinoma de
células en anillo de sello, carcinoma indiferenciado y carcinoma indiferenciado con células
gigantes de tipo osteoclástico.

Características clínicas. Los carcinomas de páncreas permanecen silentes hasta que invaden las
estructuras adyacentes. El primer síntoma suele ser el dolor, pero cuando aparece, estos cánceres
ya no tienen en general opción curativa. La ictericia obstructiva se asocia a la mayoría de los casos
de carcinomas de la cabeza del páncreas; es raro que este dato permita el diagnosticar el cancer
infiltrante con suficiente rapidez.
Se produce una tromboflebitis migratoria conocida como signo de Trousseau aproximadamente el
10% de los casos y se explica por la elaboración de factores activadores de las plaquetas y
sustancias procoagulantes en el carcinoma o sus productos de necrosis.
En una triste nota, Armand Trousseau (1801-1867, médico del Hotel Dieu, en París), cuyo nombre
recibe este signo, sospechaba con razón que tenía un carcinoma porque desarrollo trombosis que
aparecían y desaparecían de forma espontánea.
Carcinoma de células acinares.
Igual que las células acinares normales, los carcinomas forman gránulos de cimógeno y producen
enzimas exocrinas, como tripsina y lipasa. El 15% desarrollan un síndrome de necrosis grasa
metastásico, que se debe a la liberación hacia la circulación de lipasa.
Pancreatoblastoma.
Son neoplasias poco frecuentes que afectan fundamentalmente a niños de 1 a 15 años. Muestran
un aspecto microscópico característico, que corresponde a islotes escamosos mezclados con
células acinares. Se trata de neoplasias malignas, pero la supervivencia de estos tumores es mejor
que la del adenocarcinoma ductal de páncreas.

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