Procesal Civil III

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CRÉDITO FISCAL

Lo primero que vamos a hacer antes de entrar de lleno en la explicación del significado del
término crédito fiscal es determinar el origen etimológico del mismo. En este caso hay que exponer
que las dos palabras que lo conforman proceden del latín.

Así, nos encontramos con el hecho de que crédito es un vocablo que emana del verbo
latino credere  que puede establecerse que es sinónimo de “creer”. Por otra parte, la segunda parte de
dicho término, fiscal, procede del sustantivo latino fiscus que puede traducirse como “cesto”.

El crédito fiscal es un recurso disponible en muchos países para minimizar lo que se paga de impuestos.

Temas del artículo


 Qué es el crédito fiscal
 Cómo se determina
 Programa de Crédito Fiscal para Capacitación

Qué es el crédito fiscal

El concepto de crédito fiscal tiene varios usos, en general vinculados a los distintos países. Puede
hacer referencia, por ejemplo, a la posibilidad que tiene una empresa de reducir los impuestos que
abona en su país a través de aquellos que pagó a un gobierno extranjero por alguna operación de
comercio internacional.

Por otra parte, el crédito fiscal es el monto que una empresa ha pagado en concepto de impuestos al
adquirir un producto o insumo y que puede deducirlo ante el Estado al momento de realizar una
reventa. Por ejemplo: Un comercio compra un reproductor de DVD y lo paga a 125 dólares, de los
cuales 25 corresponden a impuestos. Al día siguiente, el comerciante vende ese equipo a un
consumidor final por 250 dólares (50 correspondientes a impuestos). A la hora de rendir tributo ante el
Estado, el comerciante abonará 25 dólares de impuestos por esas transacciones, ya que los 25 restantes
los puede computar con crédito fiscal por su compra original.

En otras palabras, puede afirmarse que el crédito fiscal es un monto en dinero a favor del
contribuyente. A la hora de determinar la obligación tributaria, el contribuyente puede deducirlo del
débito fiscal (su deuda) para calcular el monto que debe abonar al Estado.

Se llama crédito fiscal al dinero que un contribuyente tiene a su favor ante el fisco.
Cómo se determina

Además de todo lo expuesto es importante que sepamos que a la hora de determinar la cuantía de un
crédito fiscal es fundamental tener en cuenta una serie de parámetros, concretamente de datos y cifras.
Así, podemos indicar que aquel se consigue después de establecer los importes de lo que son las
deducciones autorizadas, de los ingresos percibidos, del tanto por ciento de la correspondiente tasa y
del importe del resultado.

El gobierno puede instrumentar distintos programas para el uso del crédito fiscal (que, en todos los
casos, será un monto de dinero a favor del contribuyente, que puede ser una empresa o una persona).
Hay planes donde el contribuyente puede utilizar crédito fiscal para pagar clases de formación; de esta
manera, el dinero vuelve al Estado, pero el contribuyente recibe más servicios.

Título ejecutivo

Un título ejecutivo es aquel documento al cual la ley le atribuye la suficiencia necesaria para exigir el
cumplimiento forzado de una obligación que consta en él.
Por lo general, en los diversos ordenamientos jurídicos sólo la ley puede crear títulos ejecutivos. Las
partes no pueden crearlos, pues ellos no miran sólo al interés particular de los contratantes, sino que
también hay un interés público comprometido, lo que se constata al reservar el procedimiento ejecutivo
a aquellas obligaciones cuya existencia y exigibilidad se hayan reconocido y declarado por algún medio
legal.

Clasificación de los títulos ejecutivos


El título ejecutivo puede clasificarse en público o auténtico y privado, según quien haya intervenido en
su otorgamiento.

 Títulos ejecutivos auténticos: son aquellos en cuyo otorgamiento interviene un funcionario


público con las formalidades prescritas por la ley, y en el ejercicio de sus atribuciones.

 Títulos ejecutivos privados: son aquellos que se extienden por los particulares sin las
formalidades legales, y que adquieren carácter ejecutivo por reconocimiento efectuado por la
justicia.
Pueden también clasificarse en completos o perfectos e incompletos o imperfectos, según que tengan
fuerza ejecutiva por sí mismos o no la tengan

Título Ejecutivo
Explica Arminio Borjas[44], al referirse a la Vía Ejecutiva, que la obligación del demandado debe
constar clara y ciertamente comprobada por instrumento publico o autentico, o por vale o instrumento
privado reconocido por el deudor. Tales instrumentos constituyen titulos «ejecutivos» o «guarentigios»
Es requisito para que proceda el empleo de la vía ejecutiva que el acreedor presente instrumento
público o auténtico, o bien vale o instrumento privado reconocido judicialmente por el deudor. Estos
documentos son los únicos que en nuestro Derecho procesal aparejan ejecución, y son por ello títulos
ejecutivos, que también se denominan guarentigios, porque la autenticidad suple en ellos la
antigua cláusula guarentigia, según la cual se daba poder a los Alcaldes y Justicias para hacerlos
cumplir y para ejecutar al obligado como si obrase contra él un fallo pasado en autoridad de cosa
juzgada.
Al respecto, explica Duque Sánchez[45] que son esos documentos públicos o auténticos los que
aparejan ejecución y por ello se les llama títulos ejecutivos, no faltando todavía profesionales del
Derecho que los llamen con la vieja denominación de títulos guarentigios, porque su autenticidad suple
en ellos la antigua cláusula guarentigia, según la cual "se daba poder a los Alcaldes y Justicias para
hacerlos cumplir, y para ejecutar al obligado como si obrara conetra é un fallo pasado en autoridad de
cosa juzgada".
El título ejecutivo lo define Carnelutti como "el instrumento integral que prueba la pretensión del
actor". Según Cuenca el título ejecutivo debe bastar por sí solo a la prueba del actor, es decir, es
autónomo, no necesita otra prueba. Es así como Cuenca interpreta el vocablo "integral" de la definición
de Carnelutti. El título auténtico demuestra la totalidad integral de la obligación, pero hay algo más: esa
prueba debe haber sido hecha y obtenida antes del proceso. La letra de cambio entre nosotros no es
título ejecutivo.
Existencia de un título ejecutivo válido
En Venezuela la norma referente al título ejecutivo en la vía ejecutiva enumera géneros, sin ser
específica como la argentina; sin embargo diversas leyes dan carácter ejecutivo a documentos
emanados del acreedor, cuando éste es el Estado o un ente descentralizado:
De acuerdo con el artículo 92 de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República, cuando el
reparo quede firme por no haber sido contradicho o por falta de oportuno ejercicio del recurso
contencioso-administrativo, la Contraloría declarará fenecida la cuenta y remitirá los autos al Ejecutivo
Nacional para que gestione el cobro, administrativa o judicialmente. En este caso la decisión de la
Contraloría tendrá carácter de título ejecutivo.
Conforme al artículo 197 del Código Orgánico Tributario, cuando los créditos a favor del Fisco
Nacional por concepto de tributos, sanciones, intereses o recargos, no hayan sido pagados al ser
determinados y exigibles, se demandarán judicialmente siguiéndose el procedimiento allí previsto. A
tal efecto, constituirán título ejecutivo los documentos que evidencien los créditos antes mencionados,
los cuales al ser presentados en juicio aparejan embargo de bienes.
Sin embargo, para que los documentos referidos constituyan título ejecutivo, deberán reunir los
siguientes requisitos:
1.- Expresión del lugar, fecha de la emisión y plazo o fecha para el pago.
2.- Identificación del deudor y su domicilio tributario.
3.- Indicación precisa del concepto y monto del crédito con especificación, en su caso, del tributo y
ejercicio fiscal que corresponda, tasa y período del interés.
4.- Expresión del nombre y firma del funcionario que emitió el documento.
Establece al Ley de Remisión Tributaria, en su artículo 12, que la planilla sustitutiva, presentada en
virtud de haberse acogido el contribuyente a los beneficios de esta Ley, constituirá título ejecutivo.
En el mismo sentido, la Ley para Promover y Proteger el Ejercicio de la Libre Competencia, en su
artículo 47estatuye que cuando el sancionado no pague la multa dentro del plazo señalado en el único
aparte del Artículo 43, se procederá de conformidad con el procedimiento para la ejecución de créditos
fiscales previsto en el Código de Procedimiento Civil. A tal efecto, constituirán título ejecutivo las
planillas de liquidación de multas que se expidan de conformidad con esas normas.
Ordena la Ley del Seguro Social, artículo 101, que las órdenes de pago libradas por el Instituto
Venezolano de los Seguros Sociales se considerarán títulos ejecutivos contra el deudor.
También la Ley General de Bancos y otras Instituciones Financieras, y la Ley de Empresas de Seguros
y Reaseguros dan carácter de título ejecutivo a diversos documentos.
Por otra parte, cada uno de los juicios ejecutivos, propiamente dichos, se fundamenta en un peculiar
título ejecutivo.
En la ejecución de créditos fiscales, con la demanda se presentará la liquidación del crédito o el
instrumento que lo justifique; y si dicha liquidación o instrumento tuvieren fuerza ejecutiva, dice
el artículo 654 del Código de Procedimiento Civil, pero dicha fuerza le sería conferida por el ya
citado artículo 197 del Código Orgánico Tributario; pero el procedimiento especial priva sobre
el Código de Procedimiento Civil en esta materia y se aplicará en su totalidad, lo cual convierte en letra
muerta el procedimiento de ejecución de créditos fiscales contenido en la ley ordinaria.
La ejecución de la Hipoteca tiene como instrumento fundamental el documento registrado constitutivo
de la misma (art. 661 CPC).
Para la ejecución de prenda, la ley exige la presentación del el documento constitutivo de la prenda, sin
exigir la autenticidad del instrumento, lo cual se explica por las característica de esta garantía que no se
perfecciona con el convenio, sino con la entrega de la cosa, por eso dice el artículo 666 del Código de
Procedimiento Civil, comentado, que el deudor pondrá a disposición del Tribunal las cosas dadas en
prenda, es decir que se sustituye la presentación de documento auténtico con el depósito de la prenda.
Para dar inicio al juicio de cuentas, el actor deberá con su demanda acreditar de un modo auténtico la
obligación que tiene el demandado de rendir las cuentas (art. 673 CPC); de lo contrario, deberá exigir
las cuentas por vía ordinaria

Acción hipotecaria
La acción hipotecaria o ejecución de hipoteca confiere a su titular la facultad de dirigirse
al Juzgado competente, en el territorio donde radica la finca registral o derecho inscrito, y
solicitar directamente la venta forzosa del bien o derecho gravado con la hipoteca. Mediante
el uso de esta acción real, el acreedor hipotecario puede obtener, de manera inmediata, la
realización forzosa del inmueble o derecho que es objeto de la hipoteca, para hacerse pago
de la deuda garantizada con el numerario resultante del apremio. El medio de realización
normal consiste en la celebración de un acto público para la venta forzosa, con publicidad y
libre concurrencia, que se denomina subasta. El ejercicio de la acción hipotecaria tiene que
efectuarse en conexión con el Registro de la Propiedad, que tiene que dejar acreditada la
inscripción y subsistencia de la hipoteca que ampara la ejecución que es consecuencia del
ejercicio de la acción.
Ejecución de hipoteca o acción hipotecaria, en Derecho procesal, se denomina a un procedimiento
ejecutivo a través del cual se ordena la venta de un bien inmueble que estaba gravado con
una hipoteca por incumplimiento del deudor de las obligaciones garantizadas con la hipoteca.
Se trata de un procedimiento rápido y reglado, mediante el cual se busca de forma transparente,
normalmente mediante subasta pública, hacer efectivo el valor del bien inmueble para pagar las deudas
incumplidas.
Una vez vendido el bien inmueble y una vez pagados los deudores hipotecarios, el dinero restante de la
venta del bien se devuelve al propietario del bien inmueble (que no tiene por qué coincidir siempre con el
deudor).

Características
Los procedimientos de ejecución de hipotecas están regulados por la Ley, y normalmente deben cumplir
una serie de trámites que intentan maximizar la publicidad y la transparencia del procedimiento de venta
del inmueble, con la finalidad de obtener el precio más justo posible, dentro de las circunstancias, para el
propietario.
Por otro lado, los procedimientos son más simplificados que los ordinarios, puesto que no entran a
conocer sobre la deuda en sí. Los únicos aspectos que se estudian en una ejecución de la hipoteca es si
existe esa hipoteca y si la deuda ha sido impagada, sin importar el motivo por el cual esa deuda fue
impagada que sería, en su caso, objeto de un segundo procedimiento ordinario para la devolución de lo
indebido. El motivo es dar una mayor seguridad jurídica al acreedor para el cobro de su crédito,
fortaleciendo con ello el tráfico comercial.
3.1.1. La pretensión relativa a la obligación del demandado de rendir cuentas Hemos señalado que el juicio de
cuentas contempla una doble identidad: a) Por un lado, funge como un procedimiento especial por el cual se
exige judicialmente al demandado cumplir con su obligación de rendir cuentas sobre un negocio o negocios
determinados, y; b) por otro como una vía más expedita para que el actor, conforme a las cuentas rendidas,
reclame de una vez el pago de las cantidades de dinero que le deban ser reintegradas, o la restitución de los
bienes que el demandado hubiere recibido para el actor en ejercicio de la administración o representación
conferida. Vamos a analizar muy brevemente la primera de las pretensiones a ser incluidas por el actor en su
libelo de demanda, y que se identifica mejor con esa idea de rendición de cuentas que hemos desarrollado
hasta ahora. El artículo 673 del Código de Procedimiento Civil contempla en primer término al Juicio de
Cuentas, como un procedimiento a través del cual se demandan cuentas al tutor, curador, socio,
administrador, apoderado o encargado de intereses ajenos, mediante la acreditación de modo auténtico de la
obligación que tiene el demandado de rendirlas, así como el período y el negocio o los negocios determinados
que deben comprender. Esta disposición pareciera limitarla pretensión del actor en el juicio de cuentas, a exigir
al demandado que rinda las cuentas relativas a los períodos y negocios descritos en la demanda. De allí que, el
demandado puede comparecer a defenderse de esta pretensión en el proceso: a) Formulando oposición a la
demanda alegando haber rendido ya las cuentas o que éstas corresponden a un período distinto o a negocios
diferentes a los indicados en el libelo, apoyando sus argumentos en prueba escrita o; b) Dando cumplimiento a
los requerimientos del actor, esto es, presentando dichas cuentas dentro de los veinte días siguientes a su
intimación. 12 AZULA CAMACHO, Ob. Cit.., p. 106. PEDRO ALBERTO JEDLICKA ZAPATA En el primero de estos
supuestos, el Juez debe examinar si dicha oposición aparece apoyada en prueba escrita y si resulta fundada. De
ser este el caso, se entenderán citadas las partes para la contestación de la demanda, continuándose el
procedimiento conforme a los trámites del procedimiento ordinario. En caso contrario, el Juez declararía la
improcedencia de la oposición y ordenaría la rendición de las cuentas correspondientes. Bajo el segundo
supuesto, el demandado simplemente admitiría su obligación de rendición de cuentas, y presentaría dichas
cuentas voluntariamente en el proceso. En cualquiera de los casos, si el demandado presenta las cuentas
reclamadas por el actor, bien voluntariamente o luego del pronunciamiento del Tribunal desechando la
oposición antes referida, las cuentas deben ser examinadas por el actor a fin de manifestar su conformidad o
sus observaciones. En un primer término no se discute entonces el pago de cantidad dineraria o restitución de
bien alguno, sino simplemente la existencia de la obligación del demandado de rendir las cuentas reclamadas,
lo cual pareciera ser la esencia de este proceso. Sin embargo, observamos que el legislador ha contemplado
también que el Juez se pronuncie en este juicio respecto al pago reclamado por el actor en la demanda o la
restitución de los bienes que el demandado hubiere recibido para el actor, lo cual nos obliga a analizar esta
segunda pretensión que puede estar igualmente contenida en el libelo de demanda. 3.1.2. La pretensión
relativa al pago reclamado por el actor en la demanda o la restitución de los bienes que el demandado hubiere
recibido para el actor. Anteriormente explicamos que el artículo 673 del Código de Procedimiento Civil
contempla el inicio del juicio de cuentas, cuando se demanden cuentas al tutor, curador, socio, administrador,
apoderado o encargado de intereses ajenos, siendo el caso que la descripción contenida en dicha norma no
contempla la posibilidad de que en esa misma demanda el actor reclame, además, el reintegro de las
cantidades de dinero a que tuviere derecho como resultado de dichas cuentas, o la restitución de los bienes
BREVES ESTUDIOS SOBRE EL JUICIO DE CUENTAS EN VENEZUELA que el demandado hubiere recibido para el
actor en ejercicio de la representación o de la administración conferida. Sin embargo, el artículo 677 eiusdem
establece que, en el supuesto que el demandado no hiciere oposición a la demanda ni presentare las cuentas
en el lapso previsto en el referido artículo 673, se tendrá por cierta la obligación de rendirlas, el período que
deben comprender y los negocios determinados por el demandante en el libelo, y " ... se procederá a dictar el
fallo sobre el pago reclamado por el actor en la demanda o la restitución de los bienes que el demandado
hubiere recibido para el actor en ejercicio de la representación o de la administración conferida". Esta
disposición complementa entonces lo establecido en el artículo 673, pues no se limita el proceso a la
determinación de la existencia o no de la obligación del demandado a rendirlas, sino que además está
contemplada la posibilidad, y de hecho el artículo 677 así se lo exige al Juez, de pronunciarse también sobre el
pago reclamado por el actor en la demanda, con lo cual interpreta el legislador que la demandada no sólo
abarca la exigencia al demandado de que rinda cuentas, sino además el pago de cantidades dinerarias o la
restitución de bienes que resulte de la aprobación de dichas cuentas. Aún cuando el Código de Procedimiento
Civil vigente prácticamente repite la normativa que regulaba el Juicio de Cuentas en el Código de 1916, es de
destacar que este último no contemplaba la figura de la oposición a la rendición de cuentas a que hace
referencia actualmente el artículo 673 del Código de Procedimiento Civil. Bajo la legislación derogada, la parte
demandada era intimada para presentar un verdadero escrito de contestación a la demanda dentro del cual
podía incluir defensas respecto a su deber de rendir cuentas, alegando precisamente haber rendido ya la
cuenta o no deberla rendir por todo el tiempo que dice el autor. Si tales defensas eran alegadas como parte de
la contestación de la demanda, el procedimiento se suspendía, continuando en juicio ordinario la controversia
entre las partes 13 • Nuestra normativa vigente ha incluido la figura de la oposición a la rendición de cuentas, y
no es posible entrar a conocer de otro asunto con13Cfr. Artículo 654 y 656 del Código de Procedimiento Civil
derogado de 1916. PEDRO ALBERTO JEDLlCKA ZAPATA tenido en el libelo de demanda, hasta tanto no se
determine si efectivamente el demandado tiene o no el deber de rendir las cuentas. De allí que, una vez
presentada una oposición oportuna y fundada respecto a dicha obligación de rendición de cuentas, el
procedimiento se suspende a efectos de que se resuelva esta incidencia conforme a los trámites del juicio
ordinario y, una vez ratificada dicha obligación de rendición de cuentas, el demandado deberá rendirlas,
sometiéndolas a la revisión del actor, conforme al resto del procedimiento previsto en los artículos 677 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil

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