Componentes Del Modelo de Gestion Estrategica
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Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
Estos componentes son una respuesta a los obstáculos para el logro educativo
identificados en los últimos programas sectoriales de educación citados, se plantean para
intervenir de manera proactiva y en función de logros educativos concretos, y de las cir-
cunstancias, que pueden ser para las diferentes instancias del sistema educativo y particu-
larmente en el ámbito escolar, elementos coyunturales y estratégicos que le permitan
orientar el cambio y la transformación.
Una representación gráfica del Modelo implica una mirada tridimensional y dinámi-
ca de interacción entre sus componentes, lo que permite una comprehensión amplia del
mismo. En un intento por comunicarlo en su máxima expresión, se visualiza de la manera
siguiente:
Trabajo P
colaborativo Prácticas i
IV Liderazgo docentes z
compartido flexibles a
P r
r
E ó
Gestión
T n
Libertad en
E la toma Calidad Planeación
estratégica
_ de decisiones educativa P
P o
Dimensiones Estándares r
A t
T a
Rendición de Evaluación f
cuentas para la o
Participación mejora l
social i
responsable o
Como se puede apreciar, en el plano que sirve como base a esta representación se
ubican los tres principios de la calidad educativa (equidad, eficacia y eficiencia); en el cen-
tro de un segundo plano, está la convergencia de la gestión, las dimensiones y los están-
dares, interrelación propuesta en este modelo como vía de acceso a la calidad educativa.
La gestión y sus niveles de concreción ya han sido abordados, en tanto sus dimensiones
se tratan en un capítulo más adelante, así como la relación con los estándares de gestión,
práctica docente y participación social. Asimismo, se despliegan los ocho componentes,
categorías conceptuales que sirven para identificar los referentes clave en un proceso de
transformación, cuya conceptualización y descripción se presenta enseguida, a fin de abrir
categorías de análisis en espacios colegiados que permitan generar alternativas de inter-
vención e iniciativas factibles en un proceso de mejora continua.
Liderazgo compartido
Aunque el liderazgo generalmente se asocia con el desempeño del directivo, por ser con-
siderado el líder por excelencia de una institución, es necesario que se reconozca la exis-
tencia de una estructura organizativa donde hay una micropolítica que determina el rol de
los actores. Ahora bien, pensar el liderazgo de manera unipersonal sería creer que sólo el
directivo puede desarrollarlo, no obstante debe reconocerse que en cada institución o in-
stancia educativa a veces hay otros liderazgos no reconocidos o no compartidos, la cuestión
es ¿cómo compartir los diferentes liderazgos al igual que las diversas potencialidades de una
IV
organización? y ¿cómo hacer que las capacidades y habilidades particulares de quienes inte-
gran una organización puedan potenciarse en función de un liderazgo conjunto?
Este componente pretende plantear esas y otras preguntas, asumiendo que puede
haber muchas respuestas, por ejemplo, de quien ejerce un liderazgo institucional que no
precisamente está determinado por un nombramiento, sino que lo construye día a día y lo
demuestra; o de quien tiene un liderazgo natural mas no oficial, es decir, quien es líder pero
no directivo; o bien, de quien no es líder por considerarlo un atributo que no le correspon-
de o que no puede desarrollar; son situaciones diferentes con una respuesta específica y
diversa, cada una de las cuales da cuenta de que existen valores del liderazgo por descubrir
y, más aún, por aprovechar.
éste está asociado a las estrategias que emplea, a las actitudes que asume y a la particular
forma de dirigir la institución, aun prescindiendo de la presencia física en determinada
actividad escolar; esto es, se delegan responsabilidades, se comparte el compromiso, se
potencia a otros para que actúen e intervengan, se asume que no se sabe todo y no
se tiene por qué saberlo.
Surge, entonces, otra categoría que merece la pena valorar: la de un “buen líder”,
que viene a potenciar a la de director, porque hay directores que tienen la posibilidad de
desarrollar aún más su liderazgo.
Esta categoría implica desarrollar una serie de capacidades y habilidades, como ana-
lizar las interrelaciones existentes dentro de un sistema, entender los problemas de forma
no lineal y ver las relaciones causa-efecto a lo largo del tiempo; trabajar en equipo y de-
sarrollar procesos para elaborar visiones compartidas; aprender de la experiencia y de los
errores; cuestionar supuestos y certidumbres; desarrollar la creatividad y mecanismos para
la transferencia y difusión del conocimiento; así como generar una memoria organizacio-
nal, entre otras.
Para poder lograr este tipo de retos se requieren directivos con mejor perfil, a la al-
tura de la complejidad de los procesos a coordinar, liderar y dirigir; sobre todo líderes que
impulsen cambios en los diferentes ámbitos de incidencia y aporten sus potencialidades
en beneficio de los propósitos compartidos.
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Para que un individuo pueda desarrollar un liderazgo no sólo necesita tener conoci-
miento del sector, sino también una visión compartida con sus colaboradores, conducirse
con honestidad, compromiso con los intereses colectivos y capacidad para relacionarse con
las personas.
Es importante destacar que el liderazgo no es una atribución directa, sino una parti-
cularidad personal que se tiene que construir y expresar en prácticas concretas y ámbitos
específicos, para ello se requiere enfocar el ejercicio del liderazgo en un plano horizontal y
mantener ante todo una relación de colegas con los compañeros del centro de trabajo que se
comparte, que no sólo contribuya a la administración eficaz de la organización, sino que
desarrolle el potencial para producir cambios necesarios y útiles.
Visto así, el liderazgo transformacional, según Bernal (2001)20, puede ser el más
eficaz y adecuado para dirigir u organizar los centros de trabajo o dependencias, siempre ha-
cia el cambio y hacia la mejora y, dado que se está frente a una situación caracterizada espe-
cialmente por la variable del “cambio”, se presenta hasta ahora como el que mejor se adapta
a la situación que viven los centros de trabajo y dependencias de servicios educativos.
20 En http://didac.unizar.es/jlbernal/Lid.trnasf.html
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En este sentido, el director líder favorece que la comunidad educativa pueda idear
nuevas soluciones a viejos problemas, es receptivo y busca potenciar su profesionaliza-
ción. Además, “propicia la utilización de toda su capacidad intuitiva-lógica, refuerza la
satisfacción, el rendimiento y eficacia de sus colaboradores, y revitaliza su papel de motor
y agente de cambio” (Ferrer, 1987).
Gesrstner (1996),21 atinadamente señala que: “Toda escuela del próximo siglo
exitosa tiene por lo menos un líder efectivo. En realidad, el liderazgo fuerte es el rasgo
que distingue a las mejores de estas escuelas. En toda escuela que ha acrecentado drás-
ticamente el desempeño de los alumnos, cambiado las actitudes de los estudiantes y
maestros o instrumentado reformas radicales, hay individuos visionarios y empeñosos que
muestran el camino.”
21 MarielaRosales, “¿Calidad sin liderazgo?”, Contexto Educativo. Revista Digital de Educación y Nuevas
Tecnologías, núm. 7, en http://contexto-educativo.com.ar/2000/5/nota-3.htm
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Al impulsarse este componente del modelo, se espera que las entidades del sistema
educativo cuenten con liderazgos sólidos que emprendan e impulsen procesos de trans-
formación y que adopten una cultura de calidad en el desarrollo de las instituciones, desde
dentro, pero también desde fuera de los centros.
Aunque debe reconocerse que formar directivos como líderes no puede darse al mar-
gen del desarrollo institucional y del resto de los integrantes del equipo, implica también
un proceso de autoformación y de introspección hacia las propias experiencias y las de
otros directivos que han sido exitosos en el desarrollo de sus funciones, de ahí la impor-
tancia de favorecer espacios de intercambio, foros y encuentros donde, entre colegas, se
aborden los temas de interés común.
Al respecto, Morán (2008) afirma que los principales factores que han permitido
a los directivos generar experiencias exitosas son: el trabajo en equipo, buena comuni-
cación, adecuada visión y planeación, apoyo de colaboradores y libertad de acción, entre
otros. Asimismo, distingue como prácticas decisivas para lograr un liderazgo efectivo, el
que los directivos tengan que:
IV
1. Desafiar los procesos, es decir, atreverse a innovar, a crear y a intervenir en los
procesos establecidos.
2. Inspirar una visión compartida, donde el beneficio colectivo trascienda más allá del
conocimiento y potencial individual.
3. Habilitar a otros para que actúen, entendiendo que el poder de decisión debe ser
un ejercicio desconcentrado y compartido, para que “otros” sean también líderes
y desarrollen sus potencialidades; es una nueva forma de promover la relación
líder-liderados.
4. Modelar el camino, lo cual significa que cada líder tiene como una de sus más finas
funciones la liberación permanente, desde sus posibilidades, de aquellos obstácu-
los que puedan inhibir el desarrollo del liderazgo de otros.
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5. Dar aliento al corazón, es decir, que debe haber una fuerte carga anímica y mo-
tivacional generada desde la posición del líder hacia todos y cada uno de los co-
laboradores.
Estos serían unos primeros apuntes que se ponen a consideración de quienes de-
sean atreverse a compartir la responsabilidad y la capacidad de dirigir, demostrándose a
sí mismos que el liderazgo involucra a los colaboradores y que son éstos los primeros be-
neficiados con el estilo que se adopte, la relación que se establezca y las líneas de trabajo
que se estipulen.
Trabajo colaborativo
Un clima de “colegas” es una condición clave para asegurar el éxito de los propósi-
tos fundamentales del equipo, puede facilitar tareas de organización para enfrentar retos
complejos y representa además un bastión para otros desafíos.
Las prácticas docentes flexibles son la propuesta que el mgee hace a los maestros,
respecto a las formas y los fines de su práctica cotidiana que, más allá de conformarse con
lograr un conjunto de contenidos curriculares, debe asegurar que los alumnos desarrollen
competencias que les permitan integrarse y desenvolverse con plenitud en los niveles
educativos posteriores y en la vida misma.
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De acuerdo con Loera (2006), las prácticas docentes flexibles son actividades de
los maestros orientadas a asegurar aprendizajes en los estudiantes. Específicamente, se
asocian a la configuración del ambiente áulico, la estructura de los procesos de enseñanza
y de aprendizaje, y la gestión de los recursos instruccionales.
En este Modelo, se asume que un docente, antes de enseñar, debe tener la disposi-
ción a aprender; aprender de los demás y de su propia práctica, a fin de que pueda acumu-
lar el “saber” y desarrollar el “saber hacer” resolviendo situaciones complejas.
El mayor reto del equipo docente es alinear la planeación estratégica escolar con
la planeación didáctica, de tal modo que los principios filosóficos que se proponen en el
mgee se consoliden en la gestión de los aprendizajes; por ejemplo, al plantearse unos va-
lores que enmarcan la relación de los distintos sectores de la comunidad escolar en el plan
general, éstos deben “vivirse” cotidianamente en los espacios de aprendizaje, principal-
IV
mente en el aula, sólo así pueden constituirse los grupos escolares como organizaciones
que aprenden de lo que hacen.
Anticiparse al fracaso escolar significa que cada profesor, desde el momento de pla-
near, considere los saberes previos, las características, capacidades, estilos y ritmos de los
estudiantes, que le permitan propiciar oportunidades diferenciadas. Debe ubicar, atender
y, en su caso, canalizar a los alumnos que por alguna razón (condición física, psicológica,
emocional, socioeconómica, familiar o cultural), tienen mayores dificultades de aprendi-
zaje y por ende están expuestos a reprobar o a desertar. Ubicar y atender bajo un enfoque
preventivo a un estudiante en situación de vulnerabilidad, contribuye a una mayor equi-
dad, condición para la calidad educativa. Para ello, deberá contar con la información que arro-
jan las evaluaciones externas de carácter internacional, nacional y estatal; datos que aportan
elementos para el diálogo y discusión pertinente entre docentes, para plantear estrategias
que permitan elevar el nivel de logro de la escuela a partir de la atención efectiva de los
alumnos. Además, deberá compartir con sus colegas y con los servicios de asesoría interna
y externa estas situaciones que le representen un factor de riesgo.
Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
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Planeación estratégica
Dada su particularidad, este componente ha sido el más desarrollado y el que más ha gene-
rado innovaciones, porque se parte de retomar el sentido del qué, del cómo, del cuándo y
IV
del para qué se planea. Desarrollar este componente, en las escuelas que han “vivido” el
mgee, requirió de un instrumento de planeación que dinamizara los demás componentes
y, al mismo tiempo, facilitara la intervención sobre la gestión escolar desde la perspectiva
de los actores educativos, éste fue el denominado Plan Estratégico de Transformación
Escolar (pete), y en el ámbito de la meso estructura educativa se han construido pro-
puestas de intervención, desde los planos nacional y estatal, en el mismo sentido que las
escuelas pero aplicado al contexto de la supervisión escolar, a través del Plan Estratégico
de Transformación de la Supervisión Escolar (petse).
de todos ellos y muestra los deseos de mejora y las formas que, desde su punto de vista,
son las idóneas para obtenerla, dando respuesta a la capacidad de decisión basada en el
conocimiento de su contexto.
Características básicas
Según este enfoque, los centros escolares y el sistema educativo exploran qué se es-
pera de éstos; los primeros en cuanto al desarrollo significativo de las disciplinas académi-
cas, y el segundo en la satisfacción de expectativas de la sociedad en el marco educativo.
Para dilucidar esta cuestión, es preciso explorar la situación interna prevaleciente y for-
talecerla con una visión externa, lo cual redunda en un análisis de naturaleza prospectiva
IV que confronte activamente el presente en función del futuro y facilite la identificación de
las estrategias que permiten ir de la situación actual al futuro que se ambiciona.
Es indudable que aplicar las políticas y programas institucionales previstos para im-
pulsar la calidad del sistema educativo, requiere de la formulación de estrategias creativas
y eficaces que orienten los recursos hacia el logro de los resultados que plantea la política
educativa actual. Por ello, esta visión impulsa a cristalizar la planeación estratégica en las
instancias educativas, teniendo en cuenta algunas consideraciones:
Evitar la “parálisis por el análisis”, que ocurre cuando los resultados estratégicos
son insuficientes para satisfacer las demandas de la sociedad.
Dar un tratamiento adecuado a las resistencias personales para adoptar la cul-
tura de la planeación y evaluación institucionales como estrategias de mejora-
miento continuo de la calidad educativa.
Mantener la continuidad en la elaboración y aplicación de planes estratégicos
para obtener los resultados esperados.
Para que la planeación estratégica contribuya a la mejora continua debe ser realista;
objetiva; basarse en datos, hipótesis o supuestos; apuntar hacia la construcción conjunta
y basarse en un compromiso compartido por quienes intervienen en el proceso educativo.
Ésta, se expresa en planes estratégicos y se concreta en programas anuales de trabajo, en
los cuales se organizan todas las acciones institucionales pensando en el día con día, en
obtener resultados en un mes o en un año, pero sin olvidar la visión estratégica, es decir,
los resultados que se quieren lograr a mediano y largo plazo.
dad. Además, delimitan el campo de acción de la institución y permiten a los actores edu-
cativos contar con un panorama general de las grandes líneas de trabajo y los resultados
por alcanzar. Del mismo modo, definen la población beneficiaria y canalizan los esfuerzos
en la dirección adecuada. Por lo tanto, sirven como base en el proceso de planeación, pro-
gramación y presupuestación.22 Precisamente el factor <planeación> es crucial en los
procesos de transformación, pues lo que se planifica es justamente el cambio.
Se define este componente como la valoración colectiva y crítica de los procesos imple-
mentados en sus fases de planeación, desarrollo e impacto, caracterizada por una actitud
que asume la responsabilidad por los resultados propios y con apertura a juicios externos,
factores fundamentales para la toma de decisiones.
Los individuos, al igual que las instituciones, tienden a hacer juicios de valor sobre
determinados aspectos de la vida cotidiana; en el ámbito de la educación se considera que
la importancia de emitir tales juicios consiste en que estén orientados a un destino pre-
determinado, que es: la mejora continua de los procesos. Así, se busca superar el enfoque
tradicional de la evaluación educativa que se limita a la calificación y a la acreditación, y
en un momento dado, a controlar o sancionar de manera cuantitativa el fenómeno edu-
cativo, que es esencialmente cualitativo.
IV
El término “evaluación” es común en la vida cotidiana de las escuelas; está presente
en el lenguaje de los docentes, los directivos y, evidentemente, las autoridades educativas.
Si se profundiza un poco, es posible observar que se utiliza como sinónimo de pruebas,
exámenes, test; instrumentos todos que son parte de un proceso de medición. Asimismo,
la evaluación se suele asociar con el término y la acción de calificar, relacionado más con
la acreditación. Lo anterior, de acuerdo con Tapia (2003), es sólo parcialmente correcto,
pues la significación del término alude a aspectos particulares de la evaluación.
En este sentido, cada ciclo de planeación tiene como instrumento y eje transversal a
la evaluación. El ciclo de mejora puede representarse de la siguiente manera:
Evaluación
inicial Planificar
Calidad
Rectificar educativa Actuar
Evaluar
Una vez agotadas las acciones de la planeación anual, es necesario cerrar el ejercicio
con una evaluación sumativa o de resultados que, como su denominación lo indica, per-
mite identificar los logros y resultados que se hayan obtenido al concluir el ciclo escolar,
y puede ser el elemento principal de la planeación de un nuevo ciclo, en virtud de identi-
ficar el grado de satisfacción del conjunto de acciones ejecutadas y, en forma particular,
reconocer las satisfacciones e incluso las insatisfacciones para que puedan ser objeto de
reprogramación en otros términos o bajo otras estrategias. El producto de un ejercicio de
evaluación sumativa siempre deberá ser una nueva planeación, para que el ciclo de mejora
continúe.
Los órganos oficiales que desde la escuela estimulan dicha relación, aunque no son
limitativos, son los Consejos Escolares de Participación Social (ceps) y las Asociaciones
de Padres de Familia (apf), estas últimas aunque no son parte del modelo, sí se recono-
cen como necesarias para que éste opere en las escuelas, entendiendo que también están
al servicio de la comunidad escolar.
25 Bolívar,
A., “Autoevaluación institucional para la mejora interna” en M. A. Zabalza, Reforma educativa
y organización escolar, pp. 915-944.
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Educativa Estratégica
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Con la colaboración de la comunidad se origina una nueva actitud ante las autorida-
des escolares y municipales; la población, a través de su participación colectiva, procura
resolver aquellos problemas que están dentro de sus posibilidades en corresponsabilidad
con el fin de asegurar el bienestar general.
El concepto de Robert Putnam, se refiere al valor colectivo que permite que prospere
la colaboración y el aprovechamiento por parte de los actores individuales, de las oportu-
nidades que surgen en las relaciones sociales.
IV
En los últimos años se han destacado tres “fuentes” principales del capital social: la
confianza mutua, las normas efectivas y las redes sociales. El capital social puede revita-
lizar la cohesión social, entendida como una disposición mental y de actitud para crear el
espíritu de la comunidad.27
Putnam distingue entre dos clases de capital social: el capital vínculo y el capital
puente. El vínculo se da cuando la persona se socializa con otros semejantes de la misma
edad, raza, religión, etc. Pero para crear sociedades pacíficas en un país multiétnico se
necesita otra clase de vínculo, el que tiende puentes. Putnam afirma que los que cuentan
con ambos tipos de vínculo se fortalecen mutuamente.
26 http://www.e-local.gob.mx/wb2/ELOCAL/ELOC_
27 http://www.socialcapital-foundation.org/
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No es posible concebir una escuela que busca incrementar su calidad, que no incluya
la valiosa colaboración del sector padres de familia, porque en el paradigma de una nueva
escuela pública, la calidad se concibe como un asunto que no sólo le corresponde al do-
cente, sino que tanto las autoridades como los padres de familia y la comunidad misma,
deben estar involucrados.
En un sentido más amplio, la participación social está presente en todos los ámbitos
de la gestión educativa, ya que les corresponde tanto a los tomadores de decisiones como
a las meso estructuras, negociar o convenir la participación de los diversos organismos de
la sociedad, así también promover que en los ámbitos cercanos a las escuelas se establez-
ca esta condición.
Las sociedades que han incrementado el logro educativo de manera exitosa (Finlan-
dia, Corea, Japón, Nueva Zelanda y Reino Unido, entre otras), confirman constantemente
que la participación social en el ámbito escolar contribuye en forma muy significativa; en
el ámbito nacional, las evaluaciones de calidad de los centros escolares también ratifican
que las escuelas dignas de imitación por convertirse en escuelas de alta eficacia social
destacan entre sus avances el incremento del logro educativo.
Rendición de cuentas
Se refiere a los procesos que establece la escuela para informar a la comunidad educativa
de las actividades y resultados de su gestión; comprende el clima organizacional y el áulico,
el proceso de enseñanza y aprendizaje de los alumnos y la administración de los recursos.
A nivel macro del sistema, la rendición de cuentas está relacionada con el recono-
cimiento del grado en que un sistema cumple con su encomienda social. En tanto, en el
nivel micro, las diferencias contextuales son determinantes para dar a conocer los resul-
tados esperados, razón por la cual no es posible expresar un criterio específico sobre los
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La escuela debe tener previstos canales específicos para recibir y escuchar las pre-
ocupaciones, quejas y demandas de los padres. Debe asumirse como normal que éstos
no comprendan el sentido de ciertas normas o decisiones y prever un modo específico
para escucharlos. De lo contrario, los descontentos se expresan y amplifican afuera de la
escuela en forma especulativa.
Cuando se mantiene una estrecha comunicación con la comunidad y con los padres
de familia como los directos beneficiarios de la labor educativa:
Se les informa de los resultados de sus hijos antes de que sea el informe oficial
y se les proporcionan opciones para mejorar los resultados del alumno desde la
casa.
Se les avisa sobre la ejecución de la planeación y se les permite opinar si los
resultados no han sido los esperados.
Se comunica a la comunidad en general los logros de la escuela y se reconoce
la participación de los padres en un esquema de corresponsabilidad, en donde
ellos piden pero también rinden cuentas.
IV
La transparencia y rendición de cuentas implica un cambio cultural basado en la
confianza y en el convencimiento de que lo realizado es por el bien común sobre intereses
personales; consiste en formar y/o recuperar el capital social al interior de las comunida-
des con la escuela como su promotora.
Es, además, una fuente generadora de confianza, un valor sin el cual difícilmente
pueden concretarse las más profundas aspiraciones de un equipo de trabajo que desarro-
lla una función pública. Asimismo, rendir cuentas supone mostrar a la comunidad qué se
hace y cómo se hace, con lo cual se generan condiciones para solicitar una colaboración
más amplia de ésta, pues una comunidad bien informada está dispuesta a apostarse a
favor de los asuntos relacionados con la fuente que genera la información y, en un dado
caso, convertirse en la proyectora y difusora de esa información.
En este aspecto, tanto la investigación como las políticas educativas han sido orientadas
en las últimas décadas a recuperar la capacidad interna de las escuelas para tomar sus pro-
pias decisiones respecto a la resolución de asuntos internos que les competen; así, la
promoción del desarrollo de ciclos de mejora en los centros escolares, donde los actores
presentan un frente común para optimizar sus procesos y resultados, privilegia las decisio-
nes internas que consideran la opinión y la voluntad de agentes externos, independiente-
mente de la jerarquía institucional, quienes a partir de una visión y misión compartidas pro-
mueven la innovación de estrategias y acciones desde su propia concepción y realidad.
Visto desde otro ángulo, en la medida que los actores de una institución toman de-
cisiones locales, incluso ante una situación global, se aproximan a la construcción de una
escuela diferente, inserta en la localidad de la que forma parte, que se desarrolla a partir
y por encima de sus debilidades. Así, este componente del Modelo, es una gran cualidad
que distingue a una escuela vanguardista, de aquella anclada a viejos modelos que se
concretaban a seguir instrucciones.
Por otro lado, se pretende romper con las formas tradicionales de control, donde la
base del fenómeno educativo, que son los alumnos y los profesores, ejerce libremente sus
derechos de enseñar y aprender, en una relación centrada en el propósito que los vincula.
Componentes del Modelo
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Se pretende que los centros educativos puedan tener mayor libertad de operación e
innovación de sus planes y proyectos, pero eso implica que la estructura de la autoridad
educativa, no sólo fomente, sino que favorezca y apoye con información y demás herra-
mientas para que la escuela no sólo tome decisiones, sino buenas decisiones en función
de la mejora continua.
La naturaleza transformadora del mgee, hace posible la apertura y compromiso con la me-
jora continua de la acción educativa, misma que es compleja, singular e incierta, que ne-
cesita ser abstraída y representada a través de los componentes que más le caracterizan. Es
así como este modelo representa de forma relevante la manera en que sus componentes se
complementan, se implican, se imbrican, correlacionan y muestran su interdependencia.
Favorecer el desarrollo de cada uno de los componentes no implica que se traten por
separado, pues la línea que divide los factores descritos en la composición de cada com-
IV
ponente es muy frágil, y ante una situación específica de la cotidianeidad escolar puede
entrar en juego más de un componente.
De ahí la importancia de que sea objeto de estudio cada componente, pero en fun-
ción de la interdependencia con los otros. No existe entonces una forma única de inter-
conexión; lo que se puede señalar es que algunos de los factores clave de éxito para la
implementación y consolidación de una propuesta como ésta es el desarrollo de líderes
transformacionales, la planeación de procesos y la colaboración entre actores.