Pte El Cuidado en Peligro en La Sociedad Global Unidad 4

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REFLEXIONES - ENSAYOS

El cuidado en peligro en la sociedad global


The care at risk in global society

*Germán Bes, C., **Hueso Navarro, F., ***Huércanos Esparza, I.


*Profesora Titular. Departamento de Enfermería. Universidad de Zaragoza. **Máster en Ciencias de la
Enfermería. Enfermera del Centro de Salud de Cortes de Navarra. ***Doctoranda. Universidad de Zaragoza.
Palabras clave: Cuidado invisible; Globalización; Ética; Género.
Keywords: invisible care, globalization, ethics, gender

RESUMEN

La profunda crisis económica y social de la sociedad global tiene importantes repercusiones en los
sistemas sanitarios, dirigidos por élites biomédicas que, bajo el paradigma de la biotecnología,
desatienden los cuidados. En nuestro país a las personas dependientes, las altas prematuras y las
cirugías mayores ambulatorias se derivan a las familias para ahorrar costes. No se tienen en cuenta
que ya no tienen la misma disponibilidad de cuidado que hace unas décadas y que la familia ha
cambiado. Esto hace que aumente la demanda domiciliaria de enfermería de primaria y que tengan
que recurrir, cuando pueden pagarlo, a la contratación de inmigrantes.

Los cuidados se tienden a considerar en su vertiente ética y apenas en su vertiente profesional,


debido a la herencia patriarcal que asocia los cuidados al mundo privado, femenino y gratuito.
Valores que se han trasladado a la profesión enfermera, en su mayoría femenina y socializada en la
subordinación conceptual a la medicina. Se propone investigar sobre el riesgo de la pérdida de los
cuidados invisibles o humanizados tanto en la sociedad como en la profesión enfermera, dado que
están en crisis de valor, posiblemente, como la propia sociedad.

ABSTRACT

The deep economic and social crisis of global society has important implications for health systems,
led by biomedical elites which, under the paradigm of biotechnology, neglect the care of people. In
our country, there are increasingly premature hospital discharges and the amount of ambulatory
surgery is also rising, which means, people depend in some way on their families to save costs, not to
take into account that families no longer have the same availability of care that a few decades ago
and that the model has changed. This increases the demand for primary nursing care at home and
they have to turn to hiring immigrants when they can afford to. Care tends to be considered from its
ethical side and hardly at all from its professional side, due to the patriarchal legacy that links care to
the private, feminine and free world. These values have been transferred to the nursing profession.
Most nursing professionals are women and they have been educated in conceptual subordination to
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medicine. This article proposes investigating the risk of loss of invisible or humanized care in society
and in the nursing profession, because nursing is undergoing a crisis of values, possibly like society
itself.

INTRODUCCIÓN

La historia de la humanidad ha sido y es un continuo intercambio de mercancías, ideas,


instituciones y personas no exento de problemas entre las personas y de estas con la
naturaleza. En la actualidad estos intercambios se producen con tal rapidez que resulta difícil
asimilar los efectos que producen.

Las consecuencias de la relación entre la globalización y salud no son nuevas, como han
puesto de manifiesto los historiadores en los efectos que produjo el contacto entre el Viejo y
el Nuevo Mundo. La conquista de América por los europeos arrebató la salud de tres de
cada cuatro indígenas1 ya que los descubridores introdujeron enfermedades como la varicela
y la gripe que en algunas zonas llegaron a causar un “holocausto demográfico”. En los
últimos treinta años el número de viajeros internacionales se ha triplicado. La Asociación
para la Defensa de la Salud pública considera que la facilidad en las interconexiones,
potencia el riesgo de que se produzca una globalización de determinadas enfermedades,
bien a través del tránsito de personas o de mercancías. El aumento de los viajes
internacionales produce cientos de potenciales contactos infecciosos a diario. Incluso los
vuelos intercontinentales más largos son más cortos que el período de incubación de
cualquier infección humana2. Pero el verdadero riesgo de la globalización para la salud son
las desigualdades sociales y económicas y la degradación ambiental que estamos
ocasionando con las políticas agrotóxicas. En todos los países, existen notables diferencias
en cuanto al nivel de salud y enfermedad, entre hombres y mujeres y entre clases sociales.
Cuanto más baja es la situación socioeconómica, peor es el estado de salud.

En los países desarrollados son diversos los factores que hacen que vivamos en una
sociedad en la que la frase quizás más frecuentemente pronunciada es “no tenemos
tiempo”. La rapidez de las comunicaciones, la gran variedad de estímulos a las que estamos
expuestos especialmente por los medios de comunicación de masas, así como la gran
competividad laboral que requiere una permanente actualización forman parte de nuestra
percepción de esa falta de tiempo. Nos surgen algunas preguntas básicas que son las que
vamos a tratar de explicar y en la medida de lo posible contestar en este artículo.
Probablemente a causa de este ritmo de vida, estamos abandonando los cuidados de las
personas de nuestro entorno y como consecuencia ¿Están perdiendo valor los cuidados
profesionales?, ¿Cuáles serían las causas y en qué medida podemos buscar soluciones?
¿Es el descuido un efecto de la globalización negativa?

DEFINICIÓN DE CUIDADOS

Es frecuente encontrar en los textos sanitarios un uso polisémico de la palabra cuidado ya


que tanto se utiliza por quien realiza un ecografía o para aplicar tratamiento de base
genética como para la atención a un recién nacido o a un moribundo. Y es que se utiliza
como sinónimo de asistencia o atención, lo que requiere aclaración, ya que no es lo mismo
hacer una técnica con cuidado que brindar cuidados a las personas en el sentido enfermero.

La enfermera Vera Regina Waldow expresa su concepción del cuidado como “una forma de
vivir, de ser y de expresarse, una postura ética y estética, frente al mundo. Es un
compromiso de estar con el mundo y contribuir al bienestar general, en la conservación de la
naturaleza, en la promoción de las potencialidades, de la dignidad humana y de nuestra

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espiritualidad, es contribuir a la construcción de la historia y del conocimiento de la vida” 3.
Cuidar es, en este sentido, una postura ética que acompaña a la atención de las personas
en estado de salud y enfermedad.

Se tiende a considerar que tener una postura ética es solo estar dispuesto a querer ser
buena persona y por tanto será suficiente la voluntad para cuidar. ¿Es esto realmente así?
Desde nuestra experiencia profesional como enfermeras pensamos que cuidar requiere de
una formación específica que comprende al menos dos etapas y niveles, uno básico que es
el que aprendemos en nuestra familia, en la escuela y en la sociedad en la que nos
socializamos, y el especializado que adquirimos en el aprendizaje profesional.

Nuestras hipótesis son que ambos niveles formativos pueden estar en crisis debido a la
forma en que estamos viviendo y enfrentando la globalización. Una segunda hipótesis es
que los cuidados han estado y en gran parte lo siguen estando asociados a las mujeres
como parte inherente a su desempeño femenino, en el ámbito privado y de forma gratuita,
por lo que al, no ser un valor de mercado, no ha tenido buen reconocimiento social y apenas
han sido investigados. La tercera hipótesis es que podría estar dándose un fenómeno en la
sociedad al igual que observamos en la enfermería y es el siguiente: al no reconocerse el
trabajo del cuidado humano o invisible, las y los enfermeros tienden a la realización de las
acciones técnicas y las jóvenes tienden a elegir los trabajos donde obtienen mayor
reconocimiento.

Lo que hoy día entendemos por “globalización” o “mundialización”4 hace referencia a los
cambios en las economías nacionales, cada vez más integradas en sistemas sociales
abiertos e interdependientes, sujetos a los efectos de libertad de los mercados, las
fluctuaciones monetarias y los movimientos especulativos del capital.

A partir de la década de los 90, con la expansión de internet y del neoliberalismo económico
a nivel mundial, se ha conseguido imponer un totalitarismo económico, cultural, tecnológico
o "globo totalitarismo” 5.

Es un proceso que presenta contradicciones ya que, por un lado, puede ser oportunidad
para la unión del ser humano a través de redes que favorezcan la solidaridad y el
intercambio de conocimientos. Por otro, puede ser un fenómeno devorador que sólo
contribuye a aumentar las diferencias entre ricos y pobres que impactan en la salud de las
poblaciones a escala planetaria, ya que, la prepotencia económica y técnica de algunos
países ha desencadenado una crisis económica y socio-ambiental a nivel mundial. De
momento, la globalización está propiciando una crisis de solidaridad, a partir de la ruptura de
algunos valores que hacen aumentar las desigualdades sociales y entre los países. Es por
ello que los ciudadanos se ven obligados a emigrar, dejando parte de su familia, a veces su
propios hijos pequeños, en su país de origen y establecerse en otros destinos, en los que
con frecuencia son humillados, rechazados, explotados laboralmente y obligados a vivir en
condiciones indignas. Tanto que parecen neoesclavos, sobre todo los inmigrantes ilegales
que trabajan en economía sumergida en países desarrollados.

Las políticas neoliberales que nos han impuesto los mismos artífices de la crisis económica
actual, son las que dictan a los gobiernos medidas para paliarla, parece que pretenden
agrandar, más si cabe, la gran brecha que distancia a los ricos de los pobres. Pues estas
medidas implican reducir, cuando no eliminar, prestaciones sociales que garantizaban el
estado del bienestar, basado en un principio de solidaridad entre las personas.

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EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN EN LA SALUD

En los países desarrollados se ha conseguido alargar la vida obteniendo expectativas


medias de 80 años; los media divulgan implícitamente la idea de que todo o casi todo se
puede curar con las nuevas tecnologías aplicadas a la medicina, de tal forma que se puede
estar creando “la ilusión” de que estamos cerca de lograr la inmortalidad. Mientras, en otras
zonas del mundo, un tercio de la humanidad vive con menos de un dólar al día; en 2010,
cada 5 minutos murió de hambre un niño menor de 10 años y los que sobreviven, por sus
condiciones de pésima salubridad, cobijo y alimentación, tienen unas expectativas de vida
similares a las de la Edad Media Europea. Millones de personas tienen dificultad de acceso
a los medicamentos debido a la política de patentes y el alto coste de estos, lo mismo ocurre
con la tecnología médica (una de las vías preferentes para la circulación de capitales) que a
escala global promueve el apartheid tecno-social: un abismo entre quienes tienen acceso a
las nuevas tecnologías y los que se quedan fuera 6.

El informe de la OMS de 2008 habla de justicia social, término que se refiere a aquello que
afecta al modo de vivir de la gente, a la probabilidad de enfermar y al riesgo de morir de
forma prematura. Las prioridades más acuciantes de la humanidad son erradicar la pobreza
extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de género
y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir
el Síndrome de Inmuno-Deficiencia Adquirida (SIDA) y otras enfermedades, garantizar la
sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una alianza mundial para el desarrollo.

Los efectos de la globalización en la salud se producen tanto en los países empobrecidos –o


en desarrollo- como en los desarrollados. En estos últimos, la crisis del estado de bienestar
tuvo sus precedentes en la última década del siglo XX, con los informes del gobierno de
Thatcher en Inglaterra y el Informe Abril en España, gobernando todavía Felipe
González7,8,9,. Ambos pusieron el énfasis en la rentabilidad económica del sistema público
de salud, introduciendo medidas de mercado interno que no parece que hayan tenido
demasiado éxito a la vista de los debates actuales sobre la sostenibilidad del sistema
sanitario. A ello hay que sumar la irrupción de la nuevas biomedicinas cuyo foco de atención
es la solución de un problema más que averiguar sus causas. La escasísima investigación
con fuentes públicas y las relaciones de ciertas elites médicas y sus vínculos con la industria
farmacéutica nos introducen en un círculo vicioso económico en el que la mayor parte de la
industria farmacéutica va a priorizar sus intereses económicos por delante de los intereses
de la comunidad10. Además, con frecuencia, utilizan el marketing para crear nuevos temores
en la población ante nuevas enfermedades a la vez que se lanzan mensajes dando a
entender que siempre hay medicamentos para resolver cualquier enfermedad10

Este paradigma de la tecno-medicina requiere centros hospitalarios cada vez más costosos,
en los que en la distribución de los mermados presupuestos para ahorrar costes, priman la
alta tecnología en detrimento de la plantilla de enfermería que se ve reducida. Las pésimas
políticas de contratación de personal de enfermería que se caracterizan por: el no
reconocimiento de especialización, movilidad de servicios, la precariedad, tiempos parciales
de días y hasta una hora al día. Contratos precarios que ponen en riesgo a las personas que
atienden y a la propia salud de los profesionales que se enfrentan a servicios desconocidos.
Estas condiciones, con frecuencia, perduran durante más de una década, lo que lleva a las
enfermeras y enfermeros españoles a emigrar a países donde se sienten más respetados
11,12, 13

Por otra parte, también se trata de acortar la estancia en el hospital 2, se dan altas
prematuras, surgen nuevas modalidades de atención como las unidades de hospitalización

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a domicilio y de cuidados paliativos en domicilio14,15,16, y de cirugía mayor ambulatoria17, 24
que suponen un doble efecto en los cuidados. Por un lado, estas políticas están
desplazando el cuidado, con lo que los hospitales se están convirtiendo cada vez más en
unidades de diagnóstico y tratamiento, con pocas posibilidades para cuidar.

Y por otro lado, el cuidado se ha traslado al ámbito del domicilio, lo cual tiene dos principales
repercusiones: el elevado coste de tiempo familiar y el aumento de la dedicación de la
enfermería de atención primaria, que ve incrementada la demanda de este tipo de
enfermos, así como del seguimiento de pacientes crónicos.

Es reseñable que el 88% del cuidado recae en el ámbito familiar y que en su mayoría sigue
realizándose por mujeres 18,19,20,21. Pero el modelo de familia tradicional patriarcal en el que
se basan los cuidados apenas existe en la actualidad; los modelos de familia están
cambiando y cada vez hay menos disponibilidad de personas cuidadoras dentro del propio
núcleo familiar.

El 50% de las mujeres, lógicamente adultas, trabajan fuera de casa. Además España tiene
una de las tasas de natalidad más bajas del mundo 1,4 hijos por mujer. Por tanto, hacerse
cargo de la crianza, de los cuidados de mayores, crónicos y dependientes y además de las
altas prematuras hospitalarias es una ilusión, que puede llegar a generar lo que Marcela
Lagarde 22 llama “descuido” de los enfermos y de sus cuidadores. Esto se percibe en las
altas tasas de ansiedad que sufren los cuidadores 23,25.

La disminución de mujeres del entorno familiar que asuman los cuidados de los diferentes
miembros de su familia, está produciendo un aumento de los flujos migratorios implicados
en el cuidado, siendo las cuidadoras tradicionales sustituidas por trabajadoras
inmigrantes26,27. Trabajo que se está realizando en forma de economía sumergida, sin
ningún requisito de cualificación, y en condiciones también precarias 28, 29. La puesta en
marcha de la Ley de Dependencia en 2007, presuponía que iba a ser un gran avance, en
cuanto que reconocía la labor de las mujeres como cuidadoras, pero apenas iniciada su
aplicación, ha visto sus recortes debido a la crisis económica provocada por las grandes
entidades financieras que han recibido mucho más dinero que el que se ha retirado a las
políticas sociales.

Somos conscientes de que la sociedad actual debe hacer frente a nuevos retos que el
fenómeno de la globalización ha agravado. En primer lugar, cómo afrontar la atención de
una población envejecida que conlleva cada vez mayor prevalencia de discapacidad, sobre
todo en los colectivos más desfavorecidos, entre otros, las clases sociales con ingresos más
bajos y las mujeres, por su mayor expectativa de vida 30,31 y por otros motivos, como la
discriminación por razón de género. En la última década, diversos estudios realizados con
enfoque de género nos han mostrado que existen diferencias en la disponibilidad de alta
tecnología médica, de la que los hombres son los que más se benefician, pues acceden
antes a los medios diagnósticos y terapéuticos 32,33,34,35,36,37,38.

En segundo lugar, en la última década, España se ha convertido en un país de acogida de


gran número de inmigrantes. Según el censo del 2009, el 12% de los residentes en España
era de nacionalidad extranjera39. El hecho de tener acceso libre a los servicios sanitarios
hace que los consulten con frecuencia, por lo que algunos sectores les acusan de colapsar
el sistema sanitario y de importar todo tipo de enfermedades 1, lo que no se refleja en la
sociedad. Lo que sí es un hecho es que su salud se ve más afectada a causa de
desigualdades, por diferencias culturales, socio-laborales, legislativas, económicas e
idiomáticas40.

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En tercer lugar, la globalización también ha contribuido al aumento de la exportación legal e
ilegal de bienes, como drogas y tabaco41. Observamos que entre los jóvenes la mortalidad y
discapacidad va en aumento, debido sobre todo a accidentes de tráfico y enfermedades
como el SIDA, relacionadas con el uso de drogas por vía parenteral o trastornos mentales
por el abuso de otros tipos de drogas 42,43

Finalmente, cada vez más, esta larga crisis económica global afecta en España a miles de
familias que pierden su vivienda y su trabajo, lo que les lleva a la desesperación y altera su
estado de salud, en un aumento de ansiedad y de depresión crecientes 44.

EL RETO DEL CUIDADO

El humanista brasileño Leonardo Boff considera que vivimos tiempos de impiedad debido al
abandono de niños, ancianos, pobres y excluidos, soledad de los adolescentes…, “en fin, en
el abandono del sueño de la generosidad y la solidaridad, en la concentración individual y el
abandono de la cosa pública...”45. Las enfermeras lo observamos en nuestro entorno y la
cuestión que se nos plantea es: ¿Se está produciendo una crisis de civismo generalizada?
Si es así, esta crisis del cuidado es un reto para las enfermeras46.

Mª Françoise Colliere47 habló a finales del siglo XX de la necesidad de recuperar el sentido


original del cuidado. A ella corresponde la frase “A veces, con frecuencia, se puede vivir sin
tratamiento pero no se puede vivir sin cuidados”. El cuidado es un acto de relación entre
seres humanos, el estar con el otro es lo que da sentido a la vida humana.

Enfermeras como, Watson, Leininger en EE.UU., y Vera Regina Waldow en Brasil, señalan
el cuidado del ser humano en su complejidad, como objeto epistemológico de la enfermería,
comprendido como un cuidado que rompe con la fragmentación cuerpo/mente,
normal/patológico; un cuidado integrador, humanizado, favorecedor de una vida mejor y más
saludable 3,48,49. Para Waldow, es la más bella de las artes, pues no hay nada más bello, que
ser capaz de facilitar la vida humana.

Los límites académicos que la enfermería española ha tenido hasta hace poco, le han
impedido investigar sobre el tema, de manera que hasta ahora ha sido casi imposible hacer
investigaciones sobre los cuidados y su importancia y repercusión en la vida de las
personas.

Son incipientes los trabajos publicados por el experto en bioética, Francesc Torralba i
Roselló 50,51, y los últimos trabajos publicados de Germán y Hueso 52, Jorcano53, Huércanos54
en nuestro entorno más cercano, los cuales tratan de dar identidad a los “cuidados
invisibles”, describiendo varias dimensiones y probando algunos instrumentos de medida.

Los “cuidados invisibles” implican que las enfermeras deberemos de ser excelentes al
establecer la relación del cuidado con las personas, desarrollando habilidades de ayuda,
personalizando el cuidado, logrando confianza, tranquilidad, y seguridad por parte de las
personas cuidadas. Favoreciendo el empoderamiento para enfrentarse a los retos que la
salud, la dolencia o la enfermedad plantean a las personas y sus familias. Porque los
cuidados profesionales se dan en todas en las etapas de la vida, como son las de nacer,
crecer, madurar, envejecer y morir. Todo ello con una gran dosis de privacidad o intimidad,
afecto y serenidad para lograr la mayor autonomía y calidad de vida posible.

Debemos saber escuchar, tocar, dar ánimo y alegrar si se puede, acompañar, reemplazar y
sufrir con el otro. Ofreciendo nuestra disponibilidad, con nuestra presencia y vigilancia, pero

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a la vez mostrando respeto y preservando su intimidad. Procuramos dar el máximo confort,
lo que incluye el alivio del dolor y siempre ofreciendo la posibilidad de aprender, para
recuperar o mejorar su capacidad de autocuidado, su autonomía y su seguridad
clínica55,56,57,58,59.60,61,62.

El cuidado se construye en las interrelaciones humanas comprendiendo la importancia de


principios y valores tales como tolerancia, cooperación, humildad, respeto y justicia, sin los
cuales la vida social se extinguiría. El cuidado permite la revolución de la ternura al dar
prioridad a lo social sobre lo individual y al orientar el desarrollo hacia la mejora de la
calidad de los seres humanos y de los demás organismos vivos. El cuidado hace que surja
un ser humano complejo, sensible, solidario, amable y conectado con todo y con todos en el
universo. Sin el cuidado el ser humano se volvería inhumano.

La profesión enfermera tiene el deber político y el compromiso social de influir y participar


activamente de las políticas sanitarias y sociales para hacer una adecuada redistribución de
los recursos. Nos sumamos a la idea de que los cuidados son un derecho universal y
debemos crear las condiciones para que eso sea factible. ¿Es posible cuidar sin tener
intención de hacerlo? Si cuidar se entiende solo como un servicio al modo en que lo hacían
los esclavos, hoy en día, un robot podría hacerlo de manera más económica. Sin embargo,
cuidar tal y como lo enunciamos, requiere una intención y una formación.

A MODO DE CONCLUSIÓN

La crisis económica en esta sociedad globalizada, está afectando a los más desfavorecidos,
tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados. En los países desarrollados los
grupos élites, bajo la presión de las grandes empresa multinacionales que controlan la
investigación y el mercado de productos sanitarios, pueden estar desestabilizando el sistema
sanitario público por una mala gestión de sus responsables políticos. La política de
contratación de personal de enfermería es la peor que se ha vivido nunca y está fomentando
malestar y emigración. La gestión de ahorro de costes con altas prematuras, afecta sobre
todo a las familias que se ven obligadas a contratar a inmigrantes, y afecta asimismo al
personal de enfermería de atención primaria, que ve aumentar su demanda de cuidados
domiciliarios, a veces en familias con gran precariedad social. La incipiente Ley de
Dependencia, al igual que prestaciones sociales frente al desempleo y el ya desaparecido
“cheque bebé”, sin desmerecer su utilidad, dejan desasistidas a numerosas familias dando
lugar a un gran riesgo sanitario.

El tema de los cuidados humanizados o invisibles que comportan una buena dosis de ética
apenas se han comenzado a estudiar. Esto se debe a la historia social del cuidado, asociado
a su estrecha relación con el género y la economía privada. Cuidar ha sido financieramente
gratis, ya que se ha realizado por las mujeres durante milenios en el ámbito doméstico. La
profesión enfermera muy sesgada por la influencia de género, caracterizada por la
subordinación y la sumisión histórica apenas está en los lugares donde se toman las
decisiones. La enfermera Denise Gastaldo et al.63 han denominado a esto “anorexia de
poder”.

La filósofa Nancy Frazer64 propone tres dimensiones: redistribución, reconocimiento y


representación, para analizar los procesos de invisibilidad social. Es necesario seguir
investigando acerca de la influencia del género en el valor de los cuidados desde las
diversas perspectivas, en particular, desde la teoría de la complementariedad en la que
mujeres y hombres son iguales en unas cosas y diferentes en otras.

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Si las enfermeras no están bien retribuidas, con malas condiciones laborales y su identidad
social es la de meros ayudantes auxiliares, probablemente se deteriorarán cada vez más los
cuidados. Sería deseable que las enfermeras y enfermeros nos involucráramos más en las
políticas públicas que contemplen más espacio para los cuidados humanizados.

Para terminar, ahora que las enfermeras tenemos oficialmente la posibilidad de investigar,
ya que acabamos de lograr el derecho académico a hacerlo, es imprescindible disertar sobre
la distribución de los recursos dedicados a la investigación. Los grupos científicos que
determinan la distribución de recursos para la investigación están constituidos únicamente
por personas con alto nivel y mucho nos tememos que con un pensamiento muy influenciado
por la tecno-medicina. Con frecuencia, se comenta en el ámbito profesional que carecemos
de interlocutores para discutir los objetivos y la relevancia social de la investigación
enfermera. ¿Será porque no tiene como propósito central lograr productos patentables?

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Ver también la bibliografía de Miguel Jara, periodista especializado. Dentro de poco se
espera la publicación de su último libro: Los laboratorios de médicos. O sus anteriores: La
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