581-Texto Del Artã - Culo-1660-1-10-20200621
581-Texto Del Artã - Culo-1660-1-10-20200621
581-Texto Del Artã - Culo-1660-1-10-20200621
6, N° 10
MONTEVIDEO, ENERO - JUNIO 2020
(PP. 317 - 326) ISSN 2393-6584
Foro en Claves
Historiografía y crisis epidemiológicas
Pasado y presente, similitudes y disonancias
Entrevista
Raquel Pollero
Universidad de la República, Uruguay
DOI: https://doi.org/10.25032/crh.v6i10.17
Una parte sustantiva de esta línea tiene que ver con el estudio de la mortalidad.
Las poblaciones del pasado estaban expuestas a una mortalidad alta que, lejos de tener
un comportamiento estable, sufrían de forma brusca, incrementos importantes de
defunciones. Estas crisis de mortalidad sucedían en un período relativamente corto, que
podía ser de algunos meses o como máximo un par de años, y eran producidas por una
causa que no se encontraba habitualmente en la población.
RAQUEL POLLERO: SIMILITUDES Y DIFERENCIAS ENTRE LAS EPIDEMIAS…
- 318 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 6, Nº 10 (ENERO – JUNIO 2020) ISSN 2393-6584
FORO EN CLAVES: HISTORIOGRAFÍA Y CRISIS EPIDEMIOLÓGICAS…
Hasta ahora nuestras preocupaciones en materia de salud pasaban por otro lado;
básicamente por las enfermedades no transmisibles: las causas crónicas y degenerativas,
como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, el EPOC o la diabetes.
Y este logro, propio de los países de baja mortalidad, le dio a nuestra sociedad una
confianza que la hizo olvidar el fenómeno de la dinámica epidemiológica, que incluye la
aparición de enfermedades emergentes, nuevas.
Por lo tanto, el esquema mental de aquella sociedad, estaba más preparado para
vivir una epidemia. No quiero decir que no se la viviera con miedo (de hecho, esta es la
primera semejanza a plantear). Pero una epidemia era una situación a la que se estaba
expuesto muchas veces a lo largo de la vida.
Por su parte, la epidemia de gripe de 1918-1919 en Uruguay tuvo una baja carga de
mortalidad (un indicador de impacto que usan los virólogos) y una alta transmisibilidad
(Cristina, Pollero y Pellegrino 2018). A nivel mundial, la gripe se manifestó en cuatro
oleadas: la primera, más leve (salvo excepciones) entre marzo y julio de 1918; la segunda,
la más mortal, de agosto de 1918 a principios de 1919; una tercera, intermedia, entre
febrero y abril de 1919; y algunas olas pospandémicas a fines de 1919 y 1920.
A nuestro país llegaron dos olas, ambas de igual severidad. Una en la primavera de
1918 —que se corresponde con la segunda mundial—, con los meses pico en octubre y
noviembre; y la segunda en julio y agosto de 1919 (que se correspondería con la tercera
mundial), esta vez sí en invierno, en la típica temporada de gripe. La mortalidad por gripe
pasó de una tasa promedio de 2,7 cada 100.000 habitantes a 67 o 78 por 100.000 para
1918 y 1919 respectivamente. En cada año, las defunciones fueron del orden de los 1.000
fallecidos, con una población que no llegaba a los 1.400.000 habitantes.
- 320 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 6, Nº 10 (ENERO – JUNIO 2020) ISSN 2393-6584
FORO EN CLAVES: HISTORIOGRAFÍA Y CRISIS EPIDEMIOLÓGICAS…
Si bien estamos en medio del proceso, de acuerdo a los informes del Sistema
Nacional de Emergencias (sinae), de las 23 defunciones ocurridas hasta la fecha
(8/6/2020), la edad media de los fallecidos sería de 72,9 años.
La diferencia que quiero destacar es respecto a la gripe 1918-1919. En este caso, las
tasas de mortalidad más altas se dieron entre los adultos de 20 a 49 años. Especialmente
entre los hombres de 20 a 39 años.
Hubo que esperar a los avances del laboratorio y la bacteriología de fines del siglo
XIX para el cambio de paradigma a la teoría microbiana de la enfermedad. Para la
epidemia de cólera de 1886-1887 ya hay un trabajo de dos profesores de la Facultad de
Medicina, Arechavaleta y Susviela Guarch, sobre muestras de agua de aljibes de varios
puntos de Montevideo, donde encontraron la bacteria del cólera.
Primero, los esclavos eran vistos como grupo de riesgo por traer las enfermedades
que (según ellos) no estaban en la ciudad. Después, se convierten en grupo de riesgo por
poseer bajas defensas en un medio donde la viruela es endémica.
- 322 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 6, Nº 10 (ENERO – JUNIO 2020) ISSN 2393-6584
FORO EN CLAVES: HISTORIOGRAFÍA Y CRISIS EPIDEMIOLÓGICAS…
No hay una terapéutica que cure la enfermedad. Sucedió en todas las epidemias.
La única que contaba con una profilaxis era la viruela, pero dependía de la expansión de
la vacuna.
Para nuestra sociedad, para las generaciones que nacieron después de la invención
de los antibióticos, de la vacuna de la polio y de otras vacunas contra las enfermedades
infecto-contagiosas, hay mucha confianza en la ciencia. Y se espera una respuesta
científica rápida para la cura de las enfermedades infecciosas. Sin embargo, hace 30 años
que apareció el sida y todavía no se desarrolló la vacuna.
Con respecto a la epidemia de 1857, la Junta de Higiene Pública nunca admitió que
se tratara de fiebre amarilla. Consideró que se trataba de una fiebre gástrica grave, debido
a causas ambientales locales y proponía medidas tendientes a evitar que la atmósfera se
malignizara. Por eso, consideró excesivo que Maldonado y Florida implementaran un
cordón sanitario para los que llegaban de Montevideo.
procedentes de estos países por la epidemia de fiebre amarilla primero y luego el cólera
en la década de 1880.
- 324 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 6, Nº 10 (ENERO – JUNIO 2020) ISSN 2393-6584
FORO EN CLAVES: HISTORIOGRAFÍA Y CRISIS EPIDEMIOLÓGICAS…
Una de las situaciones más complejas se dio a los pocos años de su creación. La
primera Comisión de Higiene se desintegró por desavenencias entre los propios médicos.
Dos años después, en 1836, se desató la epidemia de escarlatina, mientras el país se
encontraba sin autoridad sanitaria. En esa época, en algunos países europeos se estaba
desarrollando una epidemia de cólera morbo. Bastó que el diagnóstico de una defunción
fuera confundido con cólera para generar gran alarma en la población. Frente a esta
situación, el presidente de la República nombró una nueva Junta de Higiene Pública, pero
esta vez, debido a los problemas de la experiencia vivida con la Comisión anterior, con
una integración diferente, donde los médicos (tres de los siete miembros) tendrían voz
pero no voto.
Las distintas versiones de las Juntas de Higiene que se sucedieron dieron cuenta
de la debilidad de su desempeño con respecto a los cometidos esperados. Los escasos
recursos financieros y humanos con que se contaba para poner a andar un sistema
sanitario, contribuían a su baja operatividad. Se suma a esto el carácter gratuito con que
desempeñaban su función los miembros de la Junta, quienes debían considerarse
recompensados por la «gratitud pública». Recién con la formación del Consejo Nacional
de Higiene, en 1895, los miembros titulares pasarían a ser médicos rentados.
Por otro lado, también es una lección de la historia que las epidemias fueron
transitorias, acotadas en el tiempo. Muchas veces las crisis sociales y económicas que
causaron duraron más que las mismas epidemias.
Obras citadas
- 326 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 6, Nº 10 (ENERO – JUNIO 2020) ISSN 2393-6584