Diversidad Sexual en Las Escuelas1
Diversidad Sexual en Las Escuelas1
Diversidad Sexual en Las Escuelas1
EN LAS ESCUELAS
Guía para las buenas prácticas
institucionales en su abordaje
Ministro de Educación de la provincia
Juan Pablo Lichtmajer
01 Introducción. 03 al 04
06 Bibliografía. 27
07 Anexos. 28 al 32
Leyes y Tratados sobre Diversidad sexual.
Caja de herramientas para trabajar la Diversidad Sexual en
el aula.
INTRODUCCIÓN
El propósito de esta guía es brindar algunas herramientas y reflexiones posibles para pensar qué
significa en la actualidad hacer de las escuelas espacios inclusivos y respetuosos de la diversidad.
Desde la sanción de la Ley Nacional de Educación en 2006 hasta la actualidad, el marco normativo
nacional se ha ampliado en pos de visibilizar la diversidad sexual y generar igualdad de derechos
y oportunidades. Estos avances legislativos se dan en un contexto de cambio de paradigmas en
relación a los derechos humanos, en los que la diversidad sexual es considerada parte de la vida
y un derecho para ser respetado y valorado. En este sentido, las escuelas no deben ser ajenas a
garantizar estos derechos y promover una enseñanza basada en la aceptación de la diversidad, el
respeto y la no discriminación.
En esta guía nos proponemos compartir marcos normativos vigentes y actualizados y herramientas
conceptuales que permitan a las escuelas, y a docentes en particular, incorporar una perspectiva
que incluya las diversidades, en un marco de igualdad, libertad y respeto.
Este material fue elaborado por el equipo provincial de ESI y está destinado a equipos de orien-
tación y apoyo escolar, a directivos y a docentes de todo nuestro sistema educativo. Tiene el
propósito de contribuir a la reflexión crítica y a la creación de nuevos discursos y prácticas insti-
tucionales que trasciendan las dinámicas que promueven discriminación por orientación sexual
e identidad de género y refuerzan estereotipos sexistas. Esta guía además es elaborada en el
marco de la emisión de la Resolución Ministerial nº 1073/5 sobre Identidad de Género.
El contenido aquí sistematizado corresponde a situaciones y dudas frecuentes que distintas insti-
tuciones educativas han realizado al equipo de ESI a lo largo de estos años, en el proceso de brin-
dar acompañamiento a situaciones relativas a temáticas de diversidad sexual.
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Sostenemos como Ministerio de Educación, que es nuestro deber alojar la diversidad y ser capaces
de contener en nuestras instituciones educativas a todos y todas, garantizando el derecho a una
educación sexual integral, con perspectiva de género y diversidad.
Fundamentación:
Social e históricamente hay temáticas que han sido asociadas a la intimidad, al ámbito de lo priva-
do, que nos incomoda abordar o pensamos que deben ser habladas “puertas adentro”. Esto suce-
dió durante mucho tiempo con la diversidad sexual, hasta que algunos cambios normativos y enfo-
ques de derechos humanos revirtieron esta situación.
Sin embargo la brecha de acceso a mismos derechos y posibilidades sigue existiendo, siendo uno
de los índices más preocupantes para el ámbito educativo la tasa de deserción escolar por moti-
vos asociados al acoso, la no aceptación y discriminación, principalmente de jóvenes trans. Esto
nos demuestra que más allá del cambio de paradigmas normativos, educar en la diversidad sigue
siendo un desafío para la escuela y la sociedad en su conjunto.
1
Los Principios de Yogyakarta son una serie de principios sobre cómo se aplica la legislación internacional de derechos humanos a
las cuestiones de orientación sexual e identidad de género. Los Principios ratifican estándares legales internacionales vinculantes que
los Estados deben cumplir. Prometen un futuro diferente, donde todas las personas, habiendo nacido libres e iguales en dignidad y
derechos, podrán ejercer ese precioso derecho adquirido al momento de nacer. http://yogyakartaprinciples.org/principles-sp/about/
2 Estas siglas designan al colectivo compuesto por lesbianas, gays, transgéneros, transexuales, bisexuales, intersexuales, queer y el
resto de identidades y orientaciones incluidas en el +, que nos indica que el colectivo sigue en constante crecimiento.
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Ahora bien: ¿qué podemos hacer desde la escuela para comprometernos con este desafío?,
¿Cómo podemos evitar la discriminación y exclusión de jóvenes lesbianas, gays, bisexuales, inter-
sex o transgénero que sufren cotidianamente la discriminación, la burla o la violencia de los
demás en nuestras escuelas?, ¿Cómo revertimos estas situaciones?, ¿Qué aportes podemos hacer
desde la implementación de la Educación Sexual Integral al respeto por la diversidad en las aulas?,
¿Estamos preparados y preparadas como docentes para acompañar adolescentes e infancias trans
con respeto y comprensión?, ¿Estamos dispuestos y dispuestas a reflexionar críticamente sobre
nuestras propias prácticas docentes en relación con la diversidad sexual que habita nuestra
escuelas?
Una de las primeras pautas para repensar la educación centrada en los modelos heterosexuales,
es dar lugar curricular e institucional a la reflexión en torno a los estrictos estereotipos de género
que se incorporan a nuestras formas de ser, hacer, pensar y actuar desde los primeros años de
vida. Se trata de incluir contenidos que ayuden a entender cómo se construye la cisheteronormati-
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vidad y permitan tomar conciencia de los mecanismos que se usan para perpetuar un modelo
anclado en el patriarcado que genera sufrimiento, injusticia y costes sociales, y que a la vez,
ayuden a sensibilizar y educar en la diversidad y el respeto.
Pensemos, por ejemplo, ¿en qué medida y en qué contexto son visibles en las escuelas las perso-
nas cuya orientación es no heterosexual? Y cuando son visibles ¿hay burlas, acoso o discrimina-
ción en torno a esto? Si no generamos espacios de abordaje de la sexualidad que se den en el
marco del respeto y equidad, continuamos perpetuando modelos estigmatizantes y llenos de
prejuicios. Para evitar continuar reproduciendo discursos de discriminación es necesario trabajar
con propuestas didácticas que aborden, desde la reflexión lúdica y participativa, la diversidad LGB-
TIQ+, promoviendo una perspectiva amplia y formada de la sexualidad humana. Podemos trabajar
por ejemplo los conceptos de hombre y mujer, descubriendo masculinidades y feminidades de
acuerdo a lo que somos y sentimos, sin jerarquías, ni modelos binarios. También podemos realizar
el abordaje de identidades trans e intersexuales como realidades desconocidas y estigmatizadas,
haciendo hincapié en la deconstrucción 4 de estigmas y prejuicios en torno a estas.
3
El término Cis, en este contexto, se emplea para referirse en oposición al término Transgénero, o sea, para nombrar a personas que
viven su identidad y expresión de género de acuerdo a su genitalidad, por ejemplo, una persona que nace con genitales femeninos,
construye su identidad como mujer. Cuando nos referimos a un modelo Cisheteronormativo, hablamos de modelos que instalan la
heterosexualidad y lo cisgénero como lo “normal”, “natural” y lo que “debe ser”, excluyendo otras formas de vida asociadas a la
diversidad sexual.
4
Deconstruir: Deshacer analíticamente algo para darle una nueva estructura. (Diccionario de la Lengua Española RAE)
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En resumen, el esfuerzo por visibilizar todas las diversidades tiene como objetivo aportar referen-
cias que abonen el imaginario de niños, niñas y adolescentes en cuanto a posibilidades de “ser” y
además, sumar recursos para conseguir erradicar el acoso, discriminación y abandono escolar.
Trabajar contenidos sobre diversidad sexual requiere en una primera instancia tener claridad
sobre algunas categorías conceptuales que configuran aspectos sociales transversales a múltiples
aspectos de nuestras vidas, por eso empezaremos definiendo sintéticamente a las categorías de
sexo y género.
Cuando nos referimos al sexo, hablamos de las diferencias genitales, hormonales; lo biológico
relacionado a la reproducción, que al momento del nacimiento de una persona determina si será
mujer o varón.
El género es una categoría social y cultural, construida en torno al concepto de sexo. El género
designa un conjunto de aspectos que representarán lo femenino y lo masculino, de una manera
binaria e intrínsecamente relacionada a la categoría de sexo. De esta forma, socialmente se cons-
truyeron una serie de equivalencias en cuanto a los modos de ser y roles sociales (género) asocia-
dos según el sexo.
Por ejemplo se espera, que una mujer sea (buena) madre, que de niña no sea torpe ni bruta para
los juegos, que se sienta atraída por los hombres, que demuestre interés en cocinar y ocuparse de
las tareas, domésticas, etc.
Estas conductas esperadas unas para mujeres y otras para varones, están atravesadas por diferen-
cias de jerarquías, inequidades y desigualdades que son las que se trata de desarmar y tomar una
posición crítica cuando, por ejemplo, se trabaja en la escuela temáticas como estereotipos de
género, violencias por motivos de género, entre otros temas.
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Teniendo claridad en lo que implican las categorías conceptuales sexo y género y los roles sexo
genéricos que produce la relación entre estas categorías, podemos avanzar en pensar qué aspec-
tos comprende la identidad de género.
La Identidad de Género es definida por la Ley Nacional de Identidad de Género n° 26.743 como “la
vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede correspon-
der o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del
cuerpo.” Como se ve, un aspecto central de esta noción es que es una vivencia interna y cómo tal
cada persona la puede vivir de una forma distinta, por lo que cuando hablamos del proceso de
transición de identidad no existen tiempos, ni períodos establecidos para vivir ese proceso. Por
esto es importante siempre respetar el deseo y tiempos de quienes atraviesan una transición de
identidad, amparándonos también, en el caso de niños, niñas y adolescentes, en lo que la Ley de
Protección Integral de los Derechos de NNyA establece como el “ interés superior”.
Cuando la Identidad de Género se corresponde con el sexo asignado al nacer hablamos de perso-
nas cisgénero. El prefijo “cis” se utiliza como opuesto al prefijo “trans”.
Cuando una persona tiene una identidad de género que no se corresponde con su sexo asignado
al nacer, hablamos de una persona transgénero. Son personas que construyen su género por fuera
de la asociación binaria del sexo. Las mujeres trans son aquellas personas que a pesar de haberle
sido asignadas culturalmente el género masculino al nacer (en base a sus genitales) construyen su
identidad como mujeres. Por su parte los varones trans son aquellas personas que a pesar de
haberle sido asignadas culturalmente el género femenino al nacer, se perciben como varones.
También hay personas que, más allá del género que se les ha sido asignado culturalmente, no se
sienten identificadas con expresar su identidad estáticamente como varón o mujer, estas personas
suelen nombrarse como no binarias.
Por último, debemos agregar otro aspecto: la orientación sexual. Para comenzar diremos que
todas las personas tenemos una orientación sexual, un sexo y un género, pero ninguna categoría
define una relación con la otra.
Según el preámbulo de los Principios de Yogyakarta, la orientación sexual “se refiere a la capaci-
dad de cada persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas
de un género diferente al suyo, de su mismo género, o de más de un género.” Existen diversas
orientaciones sexuales que se pueden definir como homosexualidad, heterosexualidad, bisexuali-
dad, entre otras.
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En síntesis, hasta aquí hemos desarrollado brevemente algunos términos que no sólo ayudan a
entender cómo se construyen las categorías asociadas a la diversidad sexual, sino también que es
necesario revisarlos para nombrar e identificar las distintas vivencias de la sexualidad, sin patolo-
gizarlas ni referirse despectivamente o incorrectamente a ellas. Poder nombrar y poner en pala-
bras las diferentes experiencias por las que pueden atravesar nuestros estudiantes impacta direc-
tamente en la forma en que contenemos y acompañamos desde la escuela.
En los últimos 15 años el movimiento LGTBIQ+ ha conquistado en nuestro país un plexo normativo
que ofrece la institucionalidad necesaria para el ejercicio efectivo de los derechos de todas las
personas en igualdad de condiciones, independientemente de su orientación sexual y su identidad
de género. Los mismos no son derechos distintos o especiales, sino que se trata de reconocer
derechos que han sido sistemáticamente vulnerados a causa de la histórica discriminación por la
que ha atravesado el colectivo. El reconocimiento de los mismos otorga a la comunidad un pleno
estatus de ciudadanía, siendo reconocida por el Estado la igualdad de derechos ante la ley.
La profunda reconfiguración del marco normativo en materia de diversidad sexual a nivel local,
dialogó con el avance en materia de derechos a nivel internacional. En el año 2006, el sistema
internacional de derechos humanos aprueba los “Los Principios de Yogyakarta” que establecen
recomendaciones respecto de la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos
en relación con la orientación sexual, la identidad de género, la expresión de género y la diversidad
corporal. El primer principio de este documento sostiene:
“El derecho al disfrute universal de los Derechos Humanos: Todos los seres humanos nacen libres
e iguales en dignidad y derechos. Los seres humanos de todas las orientaciones sexuales e identi-
dades de género tienen derecho al pleno disfrute de todos los derechos humanos.”
Este primer apartado establece diferentes obligaciones para garantizar el cumplimiento de este
principio a los Estados partes, mencionando en su inciso (C) que los mismos:
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Esta aproximación al marco normativo internacional deja entrever la implicancia fundamental de
las instituciones educativas como garantes de los derechos del colectivo. Siendo un espacio funda-
mental donde educar para la diversidad, promoviendo el pleno disfrute de todos los derechos
humanos de la persona independientemente de su orientación sexual e identidad de género. Esta
normativa será la primera en explicitar la importancia de generar espacios institucionales libres de
prejuicios y prácticas que obstruyan el pleno goce de sus derechos a las personas del colectivo
LGTBIQ+.
Ley Nacional N° 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes
En el año 2005 se produce la adecuación legislativa nacional de la CDN. El objeto de esta ley es la
protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes (NNyA), para garantizar el
ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de aquellos reconocidos en el ordenamiento
jurídico nacional y en los tratados internacionales en los que la Nación sea parte. Es decir que esta
ley va a dotar de institucionalidad al Sistema de Protección Integral de derechos, determinando
cuáles son los organismos de protección de derechos y la conformación de una red de actores que
corresponsablemente garantizarán los derechos de NNyA.
Esta ley incorpora el concepto de Interés Superior en su artículo 3°, el cual refiere a la máxima
satisfacción, integral y simultánea de los derechos y garantías reconocidos en esta ley. Se sustenta
en los siguientes principios:
NNyA son sujetos de derecho, como tales,
Deben ser oídos/as y su opinión debe ser siempre tenida en cuenta, en todos los asuntos que le
conciernen.
Se debe respetar el pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar, social y cultu-
ral, entre otras garantías expresadas en esta ley.
En el marco del Sistema Integral de Protección de Derechos de NNyA, en consonancia con el con-
cepto de Interés Superior, se suman otros principios fundamentales como “la autonomía progresi-
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va” y “la participación y el protagonismo infantil”. En el año 2015, tiene lugar la constitucionaliza-
ción del derecho civil, con la reforma del Código Civil y Comercial de la Nación. Esto implicó que
este código de fondo adapte su articulado al sistema de protección y reconozca la Capacidad o
Autonomía Progresiva de NNyA, entendiéndola como un proceso gradual por el cual las personas
menores de edad pueden ir ejerciendo derechos por sí mismas de acuerdo a su edad y grado de
madurez. (Art. 26).
Teniendo como base y fundamento este marco normativo internacional y el Sistema de Protección
de derechos, nuestro país inicia la tarea de construir garantías normativas que den un respaldo
nacional a lo que proponen los principios de Yogyakarta y dando respuestas a las demandas del
colectivo LGTBIQ+ (organizado y movilizado masivamente en nuestro país desde fines del siglo
pasado); a partir del año 2006 Argentina sanciona una serie de leyes que marcaran un antecedente
a nivel internacional en materia de derechos para el colectivo:
A continuación, haremos mención cronológica de las diferentes leyes que amplían el plexo
normativo en materia de diversidad sexual en nuestro país:
“Todos los educandos tienen derecho a recibir Educación Sexual Integral en todos los estableci-
mientos educativos públicos de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial,
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como ESI
la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos.”
Estamos ante un marco normativo que busca trascender los paradigmas biologicistas y moralistas
en materia de educación sexual, para proponer una educación sexual que comprenda la sexuali-
dad en un sentido amplio e integral. La ley entiende los derechos sexuales como derechos huma-
nos y dispone la implementación de la educación sexual integral desde una mirada que contempla
la diversidad sexual. A su vez otorga a docentes un rol fundamental como agente garante de dere-
chos y brinda diferentes herramientas pedagógicas y prácticas en pos de construir escuelas que
logren poner en valor la diversidad sexual, buscando prevenir y abordar correctamente las situa-
ciones de discrimancion y vulneración de derechos.
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Ley Nacional N° 26.618 de Matrimonio Igualitario sancionada en el año 2010:
La misma reconoce la unión conyugal entre dos personas más allá del género y/o sexo de estas. El
debate suscitado previo a la aprobación de la ley puso en agenda pública las demandas y necesi-
dades de un colectivo invisibilizado, rompiendo con las representaciones sociales que relegaban
la vivencia de las sexualidades disidentes al ámbito privado. El reconocimiento de este derecho
reconfigura el status ciudadano de las personas LGTBIQ+, hasta entonces desplazados a ser “ciuda-
danos de segunda”, sin igual acceso a derechos que las personas heterosexuales.
Esta normativa reconoce el derecho a la identidad de género de las personas, garantizando el trato
digno, la rectificación registral de la Partida de nacimiento y del documento nacional de Identidad,
sin requerir autorización judicial, diagnóstico médico o modificación corporal acorde al género
autopercibido. Contempla también el acceso integral a la Salud de las personas trans, incorporan-
do las intervenciones quirúrgicas y tratamiento hormonal en el plan médico obligatorio. Ha sido
vanguardia en tanto garantiza el derecho a la identidad de género autopercibida a niñas, niños y
adolescentes.
Este instrumento normativo, permite contrarrestar la estigmatización que sufre el colectivo travesti
y trans a diario, impidiéndoles acceder plenamente a sus derechos ciudadanos como el resto de la
población. Enfrentándose a la discriminación y exclusión dentro del sistema educativo, de salud, y
de acceso a la justicia.
Dicha ley debe ser acompañada de cambios de paradigmas culturales, que respaldan en la práctica
lo establecido legalmente. Esta normativa exige que nuestras escuelas asuman la responsabilidad
de garantizar el derecho a la identidad de género de sus estudiantes. Para ello es fundamental
que nuestras instituciones cumplan con lo establecido por la presente ley en los siguientes artícu-
los:
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Artículo 12. Trato digno:
Deberá respetarse la identidad de género adoptada por las personas, en especial por niñas, niños
y adolescentes, que utilicen un nombre de pila distinto al consignado en
su documento nacional de identidad. A su solo requerimiento, el nombre de pila adoptado deberá
ser utilizado para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra gestión o servicio, tanto en
los ámbitos públicos como privados. Cuando la naturaleza de la gestión haga necesario registrar
los datos obrantes en el documento nacional de identidad, se utilizará un sistema que combine las
iniciales del nombre, el apellido completo, día y año de nacimiento y número de documento y se
agregará el nombre de pila elegido por razones de identidad de género a solicitud del interesa-
do/a. En aquellas circunstancias en que la persona deba ser nombrada en público deberá utilizar-
se únicamente el nombre de pila de elección que respete la identidad de género adoptada.
Ley Nacional Nº 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal Para Persona Travestis, Tras-
nexuales y Transgenero “Diana Sacayan- Lohana Berkins”, sancionada en el año 2021:
“La presente ley tiene por objeto establecer medidas de acción positiva orientadas a lograr la
efectiva inclusión laboral de las personas travestis, transexuales y transgénero, con el fin de
promover la igualdad real de oportunidades en todo el territorio de la República Argentina.”
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A través de esta normativa, el Estado promueve el avance cualitativo en materia de Derechos
Humanos, ya que no solo busca garantizar la igualdad jurídica, sino que por medio de medidas
positivas busca la inclusión del colectivo Travesti/ Trans al mundo laboral de las instituciones esta-
tales, intentando revertir la estigmatización que este colectivo sufre.
Una vez más el marco normativo desafía a la escuela a estar a la altura de las circunstancias,
educar en la diversidad ya no puede estar sujeto a la voluntad de los y las docentes, si no que
implica construir garantías efectivas a los derechos humanos reconocidos por el Estado Nacional.
Este decreto fue elaborado por los Ministerios del Interior y la Mujer, junto con RENAPER (Registro
Nacional de Personas) y organizaciones pertenecientes al colectivo LGTBIQ+. El mismo se orienta a
reconocer las identidades de género que se encuentran por fuera del binomio masculino/ femeni-
no, permitiéndoles optar por la opción (X) a aquellas personas que no se identifican ni con el
género masculino, ni con el género femenino. El decreto busca así generar nuevas garantías para
la Ley de Identidad de genero, interpretando sus alcances más allá del binarismo de género, aten-
5
diendo a las necesidades de las Identidades no binarias.
Finalizando este apartado diremos que como sistema educativo tenemos que seguir trabajando
5
Las identidades no binarias, son aquellas identidades de género que trascienden el binarismo sexo generico masculino/feminino,
autopersibiendose por fuera de estas categorias, es decir que no se perciben ni como mujeres, ni como varones. A diferencia del
colectivo travesti y trans, que se identifican con un género que no coincide con su sexo asignado al nacer, por eso hablamos de
mujeres trans y hombres trans.
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para transformar la igualdad jurídica en igualdad real. El marco normativo anteriormente desarro-
llado es una herramienta fundamental de trabajo y lucha contra la discriminación y la violencia
que todavía vive la comunidad LGTBIQ en nuestro país. Promover el cumplimiento de estas leyes
es saldar la deuda histórica que el sistema educativo tiene con las personas LGTBINB, las cuales
han sido sistemáticamente excluidas de la escuela por enfrentarse a situaciones de discriminación
y patologización avaladas institucionalmente.
Como vimos en el apartado anterior la Ley N° 26.150 de Educación Sexual Integral, crea el Programa
Nacional de Educación Sexual Integral en el ámbito del Ministerio de Educación. La propuesta del
programa se sustenta en la perspectiva de los derechos humanos, propiciando el protagonismo de
los y las docentes, sosteniendo una visión integral de la sexualidad sin reduccionismos. Respetuo-
so de las diversas orientaciones sexuales, expresiones e identidades de género; busca promover y
generar espacios de enseñanza aprendizaje sistemáticos orientados a la construcción de saberes
y prácticas que permitan valorar positivamente la diversidad sexual.
En el año 2008 el Consejo Federal de Educación aprobó por unanimidad los Lineamientos Curri-
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culares de la ESI , luego de un proceso de consultas, debates y consensos que involucran a las dife-
rentes jurisdicciones de nuestro país y especialistas en la temática. Este material expresa los
propósitos formativos a alcanzar y los contenidos básicos para los tres niveles educativos, consti-
tuyendo el piso mínimo para garantizar el derecho a la ESI de los estudiantes de todo el país.
Propiciar aprendizajes basados en el respeto por la diversidad y el rechazo por todas las formas
de discriminación, será uno de los propósitos formativos de estos lineamientos, brindando dife-
rentes herramientas pedagógicas para su abordaje en el aula y en la escuela de forma transversal
y desde el nivel inicial. Este y el resto de los propósitos formativos presentes en los lineamientos
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curriculares para la ESI nos señalan un horizonte de trabajo pedagógico deseable, vinculado al
marco que le damos a la enseñanza, remarcando ciertos valores o habilidades que nos gustaría
que nuestros estudiantes puedan desarrollar.
En 2018, con el objeto de hacer efectiva la implementación de la ESI y buscando incorporar al con-
tenido curricular los avances en materia de derechos posteriores a la sanción de la Ley, el Consejo
Federal de Educación aprueba la Resolución N° 340/18. La misma se orienta a fortalecer las estra-
tegias de implementación de la educación sexual integral como política pública. En primer lugar,
reivindica el derecho de los y las docentes a ser capacitados en el contenido vinculado a la ESI
remarcando la responsabilidad del Estado de implementar políticas de capacitación gratuitas y de
calidad. Particularmente promueve capacitaciones específicas orientadas a la organización de un
equipo docente referente de Educación Sexual Integral en cada escuela, que opere como un nexo
entre institución y el equipo jurisdiccional del programa que garantice un trabajo articulado en
materia de educación sexual integral en la escuela. Por último, busca garantizar la integralidad del
enfoque y esclarecer el abordaje de los lineamientos curriculares mediante núcleos de aprendiza-
jes prioritarios (NAPS) para cada uno de los niveles educativos, ampliando el abordaje temático de
los mismos.
Entre algunos de los NAPS para el nivel inicial, que nos permiten empezar a abordar la diversidad
y la perspectiva de género, hay temáticas como “trabajar con la diversidad de familias” o “ igualdad
de oportunidades para niñas y niños en juegos y trabajos, evitando estereotipos de género”. En el
nivel primario se profundizan estos contenidos y se agregan nuevos como, por ejemplo: “La diversi-
dad en las personas: apariencia física, orientación sexual e identidad de género” y “Nuevas formas
de masculinidad y femineidad en el marco de la equidad de género.” Por último, dentro de lo que
son los contenidos propuestos para el nivel secundario abordaremos en mayor profundidad la
diversidad sexual desde un enfoque de Derechos humanos, trabajando con NAP como: “La vulnera-
ción de derechos sexuales: La discriminación, la violencia, el acoso, el abuso, el maltrato, la explo-
tación sexual y trata".
En 2022, el Concejo Federal de Educación elaboró una nueva resolución Nº 419/22 en la que refiere
en su 1º artículo: “Reafirmar que la Educación Sexual Integral (ESI), en tanto política de Estado,
constituye un aporte necesario y fundamental para la construcción de una sociedad diversa, justa
e igualitaria ratificando, a su vez, el compromiso de las máximas autoridades educativas de la
República Argentina, reunidas en este organismo, para fortalecer, extender y profundizar la imple-
mentación de la Educación Sexual Integral en cumplimiento de lo previsto en la Ley N° 26.150 y de
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toda la normativa vigente que la complementa.”
Respetar la Diversidad.
Reconocer la Perspectiva de Género
Valorar la Afectividad.
Cuidar el cuerpo y la salud.
Ejercer nuestros Derechos.
Más que brindar respuestas acabadas en torno a cómo abordar la sexualidad en la escuela, cada
uno de los ejes de la ESI nos convoca a reflexionar sobre nosotros y nosotras mismas para poder
cargar de sentido crítico nuestras prácticas áulicas cotidianas; generando instancias de enseñanza
aprendizaje que nos coloquen en lugares novedosos y desafiantes, dando lugar a la pregunta y
resignificando las formas de vincularnos en el aula.
A los fines pedagógicos de esta guía desarrollaremos en profundidad lo que propone el primer eje
mencionado: “Respetar la Diversidad”, para luego hacerlo entrar en diálogo con el resto de los
ejes.
Este eje trabaja sobre algunas ideas generales vinculadas con la orientación sexual y la identidad
de género. Invita a los y las docentes a reflexionar en torno a diferentes prácticas y saberes para
trabajar con la diversidad de forma respetuosa y adecuada, brindando también herramientas
teórico prácticas que permitan generar espacios áulicos inclusivos y diversos.
Un primer paso para empezar a abordar este eje dentro de nuestras instituciones implica trascen-
der lo que suele llamarse como presunción de heterosexualidad. ¿Qué significa esto? En nuestra
comunidad, en la escuela, en cada aula, solemos actuar pensando que todas las personas con las
que interactuamos son heterosexuales, sin dejar lugar a la posibilidad de otras identidades u
orientaciones sexuales sean visibles o estén representadas en nuestras aulas. Esta forma de
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pensar los grupos de personas en donde de forma implícita o explícita se sostiene la creencia de
que todos o la mayoría de las personas son heterosexuales, a veces lleva consigo una mirada pato-
logizante o “anti natural” de la homosexualidad. Y son estos discursos los que van instalando una
actitud discriminatoria o segregadora de las identidades LGBTI. Incluso a veces, podemos creer que
trabajamos para evitar la discriminación “en abstracto”, defendiendo derechos de personas que
están en otros ámbitos, sin comprender que quienes sufren esa discriminación pueden ser nues-
tros compañeros y compañeras, nuestros alumnos y alumnas, cualquiera de nosotros, ya que la
heterosexualidad no es la única manera de vivir la sexualidad.
Entonces, a la hora de reflexionar sobre nuestros supuestos relacionados con la diversidad sexual,
debemos comprender que las personas lesbianas, gays, travestis, bisexuales, etc. se encuentran en
todos los ámbitos sociales; en las grandes ciudades, en pueblos pequeños y en todos los grupos
sociales.
Pero esto no es todo, este eje también nos convoca a trascender los estereotipos de género que
recaen sobre determinado tipo de orientaciones sexuales, como aquellos que sostienen que
"todos los gays son amanerados o todas las lesbianas son masculinas". Para trabajar con la diver-
sidad sexual en nuestras aulas es fundamental saber que no existe una sola manera de ser gay o
lesbiana, como tampoco existe una sola manera de ser heterosexual o una sola manera de ser
varón o ser mujer.
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Este eje nos invita a desnaturalizar y problematizar situaciones que a veces en la escuela se dejan
pasar por alto, como las burlas o los insultos que surgen a partir de determinada expresión de
género u orientación sexual. Incluso hay prácticas discriminatorias que llegan a institucionalizarse,
como por ejemplo la elección del “mariposón” durante las celebraciones por el día del estudiante.
Una práctica que se insiste en erradicar en las escuelas, dado que ridiculiza las expresiones de
feminidad en varones, reforzando estereotipos de género sexistas y validando las burlas.
La discriminación por orientación sexual o identidad de género, termina en muchas ocasiones por
excluir del sistema educativo a personas del colectivo LGTBIQ+, generando daños irreparables.
Ante esto el eje de respetar la diversidad, propone revisar esos silencios pedagógicos ante situa-
ciones de discriminacion, entendiendo que la omisión también es una forma de educar y supone
casi siempre tomar partida por aquellos que ejercen un dominio. Como docentes debemos fomen-
tar los espacios de reflexión en torno a ciertos discursos y prácticas que habilitan la producción y
reproducción de desigualdades, tanto entre colegas como con nuestras y nuestros estudiantes.
En este sentido combatir la discriminación por orientación sexual o por identidad de género no es
sólo un tema de gays, lesbianas o trans sino de todas las personas. No importa si se habla de un
grupo grande o pequeño, si son muchas o pocas las personas gays, lesbianas o trans, todas son
igualmente importantes, por lo tanto, el respeto y los derechos deben ser siempre reconocidos.
Otro pilar fundamental para el abordaje institucional de este eje tiene que ver con garantizar el
correcto cumplimiento de la ley N° 26.743 de Identidad de Género. La identidad de género es una
categoría autopercibida, por lo tanto, si una persona adopta una identidad femenina, tenemos que
referirnos a ella en femenino, y si la identidad que asume es masculina, tenemos que tratarla en
masculino. Puede ocurrir que estemos ante una persona cuya identidad no sea explícita o clara
para nosotros y nosotras, en estos casos lo más indicado es preguntarle a esa persona como se
llama y que pronombres usa.
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donde se describen situaciones de discriminación o en las que se respeta plenamente la indivi-
dualidad. Puede ser tema para trabajar en formato encuesta o investigación en la comunidad,
etcétera. También ante episodios que irrumpen, en los espacios de escucha con estudiantes, con
familias y entre docentes.
Por último, este eje será fundamental a la hora de organizar la vida institucional, conocer el marco
normativo que promueve el acceso igualitario a derechos de las personas LGTBIQ+ nos permitirá
generar buenas prácticas pedagógicas de gestión que promuevan garantías e igualdad real a lo
que se propone en el plano de lo jurídico.
Educar en valores como la equidad y la igualdad de género en nuestras aulas, implica que median-
te procesos de enseñanza aprendizaje nuestras y nuestros estudiantes entiendan que indepen-
dientemente de su orientación sexual o identidad de género todas las personas gozamos de los
mismos derechos y merecemos el mismo respeto.
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Trabajar con contenidos curriculares que pongan luz sobre diferentes formas de vivenciar el
género y los vínculos alimenta los procesos de despatologización del colectivo LGTBIQ+ y nos
permite desarmar la idea de que la única orientación sexual valida es la heterosexual, ayudándo-
nos a erradicar y prevenir situaciones de discriminación a las que a diario se someten las personas
del colectivo LGTBIQ+, en especial las personas transgénero.
Abordar este eje desde el enfoque de la diversidad sexual implica generar espacios de enseñan-
za aprendizaje que pongan en valor las diferentes formas de transitar la corporalidad y de expre-
sar nuestra vivencia del género. Construir espacios áulicos seguros y libres de discriminación para
cualquier identidad de género ayuda al fortalecimiento de la autoestima y a la construcción de
autonomía, permitiéndole a nuestros y nuestras estudiantes a entablar un diálogo amable y cuida-
do con su corporalidad.
Este eje también nos invita a trascender la presunción de heterosexualidad a la hora de educar en
salud sexual, ya que independientemente de la orientación sexual todos y todas nuestros y nues-
tras jóvenes deben conocer cuáles son los métodos a los que pueden acudir para disfrutar de una
sexualidad plena y libre de riesgos.
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surjan algunas ideas que muchas veces adquieren rango de certeza que impiden trabajar sobre la
temática. No obstante, por debajo de estas se ocultan temores basados en creencias, estereotipos,
tabúes, prejuicios y modelos sobre la sexualidad en general y la diversidad sexual en particular
que fuimos incorporando a lo largo de nuestra historia personal, por medio de tradiciones cultura-
les, sociales y escolares que transitamos. Estos temores pueden generar inquietudes vinculadas a
nuestro rol como docentes, que se traducen en preguntas como las siguientes:
Las preguntas son muchas y complejas, y no admiten respuestas cerradas sino más bien requieren
revisar los propios supuestos y mirar estas cuestiones desde distintas perspectivas, buscando por
sobre todo superar ciertas miradas estigmatizantes sobre el colectivo LGTBIQ+, que atentan
contra el marco normativo vigente. Esto exige una reflexión en profundidad en lo personal y junto
a colegas. Ello nos permitirá arribar a saberes y posiciones construidas, acordadas y sostenidas
colectivamente, respetando y siendo garantes del marco normativo vigente en nuestro país. Consi-
deramos que la mejor manera de abordar estos temores, prejuicios y modelos es a través del
diálogo entre adultos; poner en común estas cuestiones y discutirlas, teniendo en cuenta que los
cambios llevan su tiempo. Para esto, es necesario que en la escuela se habiliten espacios de
debate, reflexión y capacitación entre adultos. Tanto en los encuentros vinculados a la reflexión
como los destinados a la capacitación docente son fundamentales para comprender el marco
normativo desde una perspectiva construida con un aval científico. Cabe aclarar que no es sufi-
ciente contar con ciertos saberes, sino también desarrollar la capacidad de acompañamiento, de
reconocimiento del otro, de cuidar y de escuchar, bregando por construir espacios libres de violen-
cia y discriminación.
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2.La escuela y la enseñanza del respeto por la diversidad.
Ya vimos que, en primera instancia, es necesario revisar los propios supuestos acerca de la sexuali-
dad y la diversidad sexual, que se remontan a nuestras historias personales y a las determinacio-
nes sociales, históricas, políticas y culturales que constituyen hilos fuertes de sus tramas. Este es
un punto de partida indispensable, ya que esta revisión va a posibilitar hablar desde un lugar que
no es el de la opinión personal. Además, la escuela, institución que acompaña el proceso de desa-
rrollo afectivo-sexual de niños y niñas (dentro del marco normativo nacional que establece propó-
sitos y contenidos claros), tiene la responsabilidad de hacer del respeto por la diversidad sexual
su tarea. En este sentido, podemos reconocer al menos tres dimensiones fundamentales desde
las cuales se pueden pensar estrategias o líneas de trabajo/acción para promover escuelas no
sexistas y libres de violencia y discriminación:
El desarrollo curricular: docentes y equipo de conducción deben pensar y decidir las formas de
incorporar paulatinamente los lineamientos curriculares vinculados a la ESI en general y a la diver-
sidad sexual en particular, en los contenidos desarrollados diariamente en el aula, articulando con
aquellos los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP) de las disciplinas o áreas. Tal como sugiere
7
Eliana Vazquez y Claudia A. Lajud , el desafío radica en “asegurar diseños curriculares, estrategias
didácticas y recursos educativos que sirvan para aumentar en las y los alumnos la comprensión y
el respeto por la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género.”
Será un gran desafío pensar en forma transversal los contenidos vinculados a la temática desde
los distintos grados y áreas. Esta dimensión también implica la posibilidad de contar con espacios
y tiempos para reflexionar y planificar, e ir reconociendo las necesidades de acceder a recursos
didácticos y capacitaciones, que no solo nos brinden herramientas para incorporar diferentes tipos
de contenidos pedagógicos sobre diversidad sexual, sino que también nos permitan detectar
aquellos aspectos de nuestro currículum oculto que promueven un discurso cisheteronormativo
que termina por invisibilizar las diferentes formas de amar, vivir, pensar y desear que existen. Para
ello será fundamental pensar en que los diseños curriculares de todos los niveles consideren en
sus contenidos y orientaciones didácticas aspectos relativos a la perspectiva de género.
7Vazquez, Eliana; Lajud, Claudia “Identidades y Diversidades de Género en la Escuela. Desafíos en pos de la Igualdad.” en “Genero es
más que una palabra. Educar sin etiquetas.” editado por Karina V. Caplan. Buenos Aires, Argentina: Miño y Davila Editores, 2016.
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La organización de la vida institucional cotidiana: Esto implica poder preguntarnos por el lugar
que ocupa la diversidad sexual en nuestras escuelas, reflexionando en torno a aquellas regulacio-
nes, rituales y prácticas que día a día constituyen la urdimbre de la vida escolar, que en diversos
actos y escenarios transmiten saberes y reproducen visiones acerca de la sexualidad, de lo espera-
ble, permitido o prohibido en la escuela,
por ejemplo, a través del lenguaje utilizado ¿nos dirigimos a chicos y chicas, sólo a chicos o usamos
lenguaje inclusivo?, del uso de los espacios ¿quienes ocupan proporcionalmente mayor espacio de
juego en los recreos?, de las formas de agrupamiento habituales ¿dividimos a los estudiantes por
sexo?, ¿con qué finalidad?, de las expectativas de aprendizaje y de conducta sobre los alumnos y
alumnas ¿nos sorprende más que una alumna tenga un peor desempeño académico que un
alumno?, ¿esperamos que las mujeres se comporten mejor que los varones?
En este sentido, la escuela puede volverse sobre sí misma, para reconocer estos guiones invisi-
bles que van dejando marcas en todos sus actores, más allá del currículum explícito o formal, y
pensar en cómo las normas y formas de organización escolar favorecen o no vínculos de confian-
za y de respeto con la diversidad sexual, la inclusión de todas las opiniones y necesidades de los
alumnos y las alumnas, relaciones igualitarias independiente de la orientación sexual y la identi-
dad de género.
Revisar algunas dimensiones de la vida organizacional será fundamental para un correcto aborda-
je de la diversidad sexual en la escuela, esto nos permitirá revisar prácticas instaladas en la vida
institucional cuyo fundamento pedagógico a veces no es más que perpetuar una división sexista,
binaria y poco flexible entre mujeres y varones.
Los episodios que irrumpen en la vida escolar: cotidianamente se producen situaciones y eventos
vinculados a la diversidad sexual que tienen un efecto disruptivo en el paisaje de la escuela, como
por ejemplo la aparición de una pareja de estudiantes homosexuales o cambios de identidad de
género de algún/alguna estudiante. Ante estos sucesos novedosos para muchas instituciones, los
adultos se detienen a pensar cómo encararlos ya que no hay claridad y/o acuerdos para lidiar con
ellos. Estas situaciones pueden ser oportunidades de aprendizaje vinculadas a la diversidad, y que
permiten trabajar con infancias y adolescencias sobre diversos aspectos: el reconocimiento de sus
derechos, la ampliación de sus horizontes culturales, la expresión y valoración de sus emociones
y sentimientos de modos que no perjudiquen a otros u otras.
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Si esto ha sido la puerta para empezar a trabajar diversidad sexual en nuestras escuelas, es funda-
mental que podamos llevar adelante buenas prácticas pedagógicas de gestión, que nos permitan
trascender el caso individual a la hora de realizar el abordaje institucional, de lo contrario corre-
mos el riesgo de generar prácticas institucionales que atenten contra la integridad y privacidad
de las personas involucradas.
En estas situaciones es común buscar las vías más inmediatas de resolución de algi que vemos
como un conflicto, por ejemplo: ¿A cuál baño debe asistir la persona que está transicionando?
¿Qué uniforme usar? ¿Cómo me refiero a esa persona en los registros de la escuela?
Ante estas dudas, lo primero es saber que cada persona vive los procesos de formas diferentes,
para lo que es necesario acompañar desde un lugar respetuoso, considerando los tiempos y los
climas escolares. El uso del baño dependerá de lo que esa persona elija y haga sentir cómoda y
segura. De la misma forma con el uniforme. En relación al nombre autopercibido, siempre debe
respetarse y garantizarse, tal como lo plantea la ley de identidad de género. También se puede
apelar a la resolución ministerial 1073/5 que se encuentra en el anexo a la guía, donde se sugiere
la confección de una declaración jurada que acompañe los datos de cambio de identidad en casos
de que no haya habido un cambio registral, es decir, de nombre en el DNI.
Poder brindar tranquilidad a la familia y construir consensos en torno a cómo garantizar los
derechos de nuestras infancias y adolescencias será, seguramente, una tarea compleja y no
exenta de tensiones en la que la escuela deberá detenerse a analizar estrategias de trabajo con
este actor. Siendo fundamental que ambas instituciones puedan reconocer los propios límites y
debilidades que las aquejan, para poder generar instancias de articulación superadoras que nos
permitan asumir la coimplicancia como garantes de derechos de infancias y adolescencias. Es
importante en este tema no perder de vista que lo que se debe garantizar en el marco del sistema
integral de protección de derechos, es el interés superior de niños, niñas y adolescentes. En este
sentido, es necesario acompañar e intervenir en las situaciones en las que las familias podrían
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estar obstaculizando o vulnerando los derechos personales de las infancias y adolescencias.
Es a través del lenguaje que aprendemos la realidad y la construimos, dándole nombres, definicio-
nes, descripciones a las cosas tangibles como intangibles. La lengua que adquirimos influye en
nuestra concepción del mundo y, a su vez, en nuestras conductas.8
En este sentido podemos pensar que las sociedades se transforman, y con ellas el uso que las
culturas hacemos del lenguaje. Los cambios y movimientos siempre son dialécticos y se encuen-
tran atravesados por tensiones, pujas y resistencias. Un claro ejemplo de esta transformación del
lenguaje y sus implicancias es el “Lenguaje Inclusivo”.
Los cambios en el lenguaje históricamente se han generado como respuesta a momentos sociales
y culturales por los que atravesamos como sociedad, es por eso que hay palabras que dejan de
usarse y suenan como de “otra época” (por ejemplo, llamarles asalto a las fiestas organizadas por
adolescentes en casas de familia) y hay términos con los que permanentemente nos actualizamos,
que provienen de distintos ámbitos como lo tecnológico, lo cultural, lo económico o lo social.
Hoy el lenguaje inclusivo se configura como una forma de dar representación en el lenguaje, por
un lado, a las mujeres, cuando intentamos no usar el modo universal masculino y por ejemplo nos
referimos como “bienvenidos y bienvenidas” para nombrar a hombres y mujeres; y por otro lado
a aquellas identidades que no se sienten contenidas en la estructuración binaria femenino - mas-
culina del lenguaje, por ejemplo: “bienvenides”. Algunas veces se emplea el uso de la E para hacer
referencia a un plural diverso en el lenguaje, que represente a todo un grupo heterogéneo, por
ejemplo: “buen día chiques”.
8Extraído de “Hablando de derechos - Lenguaje inclusivo ¿por qué, para qué, para quienes?” - Colección Hilando Derechos DESC+A -
Ministerio de Desarrollo Social, Montevideo, Uruguay 2013
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Cuando aprendemos una lengua con ella aprendemos no sólo a comunicarnos, sino que adquiri-
mos un conjunto de conocimientos, valores, prejuicios, estereotipos, actitudes e ideologías que
9
nos sirven para organizar e interpretar nuestra experiencia, para construirnos como personas . El
lenguaje es también una construcción social que acumula y expresa la experiencia de una socie-
dad actuando sobre la forma en que se percibe esa realidad. A su vez, la lengua no sólo refleja,
sino que también transmite y refuerza los estereotipos marcados socialmente: por género, por
clase social, por etnia, por credo, por nacionalidad, etc.
El lenguaje inclusivo es una respuesta como acción que visibiliza e intenta construir un lenguaje
no sexista. Pone en evidencia las relaciones asimétricas y jerárquicas que se dan entre los sexos
en nuestra sociedad, que se muestran en la lengua y ésta contribuye a que estas relaciones se
mantengan o transformen. El propósito del uso del lenguaje inclusivo no sólo es visibilizar la poca
representatividad en materia de diversidad de la lengua, sino de aportar a esa transformación
social que se construye sobre bases sexistas, no igualitarias.
El uso del lenguaje inclusivo o no sexista no es obligatorio, como tampoco debe prohibirse, porque
se entiende que es parte de un proceso de construcción de un lenguaje más representativo, en el
que principalmente adolescentes y jóvenes de hoy se sienten interpelados por su uso.
9Menea Suarez, “Porque las palabras no se las lleva el viento. Por un uso no sexista de la lengua”, Editorial del Ayuntamiento de
Quart de Poblet
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Bibliografía
Borisonik, Diego L., Bocca, Lucía. (2017). HABLAR DE DIVERSIDAD SEXUAL Y DERECHOS HUMANOS.
Guia Informativa y Práctica. Buenos Aires, Argentina: Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo
Cultural del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Cordo, A. (2013). " LENGUAJE INCLUSIVO: ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿PARA QUIENES?" Hablando de
Derechos.DESC+A. Montevideo, Uruguay: Ministerio de Desarrollo Social.
Kaplan, C. E. (2016). GÉNERO MÁS QUE UNA PALABRA. EDUCAR SIN ETIQUETAS. Buenos Aires, Argenti-
na.: Miño y Davila Editores.
Programa de Educación Sexual Integral. (2009). SERIE DE CUADERNOS ESI. EDUCACIÓN SEXUAL INTE-
GRAL PARA LA ESCUELA PRIMARIA. Buenos Aires, Argentina.: Ministerio de Educación de la Nación.
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ANEXOS
Leyes y Tratados sobre Diversidad Sexual:
Ley N° 27636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal Para Persona Travestis, Trasnexuales y
Transgenero “ Diana Sacayan- Lohana Berkins”
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/350000-354999/351815/norma.htm
Educación Inicial.
Educación Primaria.
29
Seguimos Educando: Educación Sexual Integral. Nivel Primario. Primer Ciclo.
Este material nos facilita cuentos, poesías, dinámicas lúdicas y secuencias didácticas para trabajar
diversidad en el primer ciclo del nivel primario con infancias y familias , abordando dos ejes con-
ceptuales de la ESI:
»Respetar la diversidad.
Páginas: 41 a 51
»Garantizar la equidad de género.
Páginas: 51a 68.
Link de acceso:
https://www.educ.ar/recursos/157319/educacion-sexual-inte-
gral-nivel-primario-primer-ciclo-compil
Este material nos facilita cuentos, poesías, diversas dinámicas lúdicas y secuencias didácticas para
trabajar diversidad con infancias, adolescencias y familias de segundo ciclo de primaria abordan-
do dos ejes conceptuales de la ESI:
»Respetar la diversidad.
Páginas: 39 a 49
»Garantizar la equidad de género.
Páginas: 53 a 72.
Link de acceso:
https://www.educ.ar/recursos/157312/educacion-sexual-inte-
gral-nivel-primario-segundo-ciclo-compi
30
to a la intimidad propia y ajena, el respeto por la vida y la integridad de las personas y con el desa-
rrollo de actitudes responsables ante la sexualidad.
Estos propósitos se abordan en dos apartados:
»El respeto por la diversidad
Páginas: 39 a 44
»Reconocer los distintos modos de vida.
Páginas: 45 a 51
http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL002138.pdf
Educación Secundaria
»Métodos anticonceptivos
. ¿Qué particularidades asume el uso de MAC en la población LGBT+?
Página 132
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Más material de nivel secundario:
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