Sem 1 CDDHH Módulo

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UNIDAD I

COMPRENSIÓN DE LA CIUDADANÍA Y LA VIDA POLÍTICA


Al finalizar la unidad, el estudiante comprende el ejercicio de la ciudadanía y sus
responsabilidades en el contexto de su vida política como parte del Estado peruano,
adoptando una postura reflexiva, crítica, argumentativa y participativa mediante el análisis
de textos y casos.

Resultados de aprendizaje de unidad


1. Fundamenta la relevancia de la construcción de una
ciudadanía y su relación con los problemas ciudadanos a
través de un organizador gráfico.
2. Identifica la importancia de la ideología en el desarrollo de
una sociedad postmodernista, organizando información
relevante en un organizador visual.
3. Explica a través de un Foro, los fundamentos de la
democracia y sus retos en el momento actual.
4. Expresa en un informe, su juicio de valor sobre el proceso de
descentralización en el Perú.
5. Analiza y ejemplifica con un caso de la realidad actual, la
relación entre cultura de paz y educación ciudadana.
6. Explica aspectos relacionados a los desafíos que presentan los
jóvenes hoy en día.
7. Interpreta críticamente su papel como eje sustancial del
desarrollo ético en el tiempo y los diferentes contextos de su
vida, a través de un cuadro comparativo.
Semana 01

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SEMANA 01: LA CIUDADANÍA MODERNA
Contenido teórico: Orígenes de la ciudadanía: la Modernidad en Occidente, Condiciones para la
construcción de ciudadanía, Problemas ciudadanos.

➢ Analizamos el artículo.
Las curvas de la tolerancia
Cesar Azabache (2019). Con el establecimiento de la República fueron abolidos los castigos
impuestos sobre el cuerpo de los condenados, las flagelaciones y las mutilaciones practicadas en
plazas públicas. Después de la Segunda Guerra Mundial un enorme movimiento que desembocó
en la constitución de Amnistía Internacional ha convertido la tortura en un crimen reconocido por
la ley. Otros movimientos en desarrollo promueven aun ahora la abolición de la pena de muerte.
En paralelo el terrorismo ha sido reconocido como un crimen distinto a los atentados individuales
y a los asesinatos que comenten sus adherentes; el lavado de activos ha tomado forma también
como un delito autónomo y las empresas ‘offshore’ y el secreto bancario comienzan a ser mirados
bajo sospecha. A principio de los años ochenta se reconoció entre nosotros, en términos prácticos,
que el uso de la violencia cotidiana en la educación de los niños está prohibido y ahora se aplican
sanciones por acoso a profesores universitarios y jefes de oficina por la imposición de estilos de
relación sexista que antes se mantenían invisibles.
La línea de las prohibiciones efectivamente acatadas o sancionadas se mueve con el paso del
tiempo. De pronto encontramos que lo que antes parecía usual o cotidiano se reconoce como
prohibido y se castiga. Nuestra tolerancia a determinadas situaciones que en verdad son
transgresoras se mueve atendiendo a procesos de toma de conciencia sobre el ser y el merecer ser
respetadas y respetados. Y se mueve también atendiendo a necesidades de control y protección
reconocidas por las autoridades públicas.
Prohibiciones y tolerancia se mueven también en función a la lenta, demasiado lenta entre nosotros,
conversión de espacios no regulados en espacios institucionalizados. Estamos comenzando a
reconocer que en el país se trafica con niñas y niños, pero todavía no reconocemos que está
prohibido comprar predios invadidos por mafias que los ponen en el mercado paralelo, sin títulos
formales. “Prohibido pagar sobornos” y “prohibido apoderarte de bienes del Estado” son reglas
que no fueron aprendidas por completo en tiempos de la transición pos-90. Pero pueden serlo
ahora. Comenzamos a reconocer además que falsos mecenas clandestinos han financiado nuestros
partidos políticos, pero no todos han encontrado valor para contar sus historias personales en voz
alta.
En estos procesos las curvas de tolerancia se mueven; tienden a estrecharse con el paso del tiempo
reduciendo progresivamente los espacios de impunidad “natural”, “asumida como normal”, o
desplazándolos a nuevos nichos de impunidad que luego habría que abordar también y desmontar.
La magia estriba en que este proceso no crea nuevas prohibiciones. Simplemente activa o redefine
algunas que ya existían, pero aceptamos pasar por alto; algunas entre aquellas cuya transgresión
venimos aceptando con absoluta naturalidad.
La impunidad es solo un subproducto de nuestra enorme e inaceptable tendencia aprendida a
tolerar infracciones con absoluta indiferencia.
¿Cuántas prohibiciones reconocidas como vigentes aceptamos transgredir sin exigir consecuencias
prácticas? Deberíamos incorporar entre nuestros indicadores de desarrollo institucional una “tasa
de tolerancia aprendida”, una TTA que exprese en un coeficiente la cantidad de abusos frente a los
que simplemente somos incapaces de reaccionar. Un país debería poder ser reconocido como
“institucionalmente sólido” si la TTA resulta baja. Y debería ser considerado “inelegible” para
colectivos como el OCDE, si la tasa resulta alta.
No tomar las prohibiciones básicas de una sociedad en serio representa tanto como no abordar
seriamente los derechos de las personas. Es lo mismo que no respetarnos. Y sin respeto compartido
conformarse como comunidad se convierte en imposible.
Sin embargo, podemos mover las curvas de tolerancia por nuestra propia iniciativa. “Ni Una
Menos” está ahí, como están los equipos de fiscales contra la corrupción y contra la trata de
personas. Están también el periodismo de investigación, el movimiento de defensa de derechos

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humanos y la defensoría. Me gustaría enumerar más agencias de contención de impunidad, pero
temo que no abundan. Sin embargo, las pocas agencias que tenemos nos han dado más de una
muestra de las cosas que se pueden hacer para confirmar que no somos una comunidad totalmente
fallida.
Necesitamos convertir la reducción de nuestra tasa de tolerancia aprendida (que por cierto habrá
que medir) en una meta colectiva. Necesitamos ser conscientes de que suma en este proceso cada
movimiento que reclame la vigencia de una prohibición, cada acción colectiva que reclame nuevas
formas de protección efectiva a personas expuestas, cada demanda de nuevos espacios que hagan
posible que la responsabilidad de los infractores sea reclamada y hecha efectiva ante todos, de
manera visible.
No es este un momento en que podamos esperar que la construcción de la ciudadanía, condición
básica para la conversión de un conjunto en un país, nos venga de algún lugar distinto a nuestros
propios espacios de interacción e intercambio.
Se trata de convertir el respeto mutuo en fundamento de nuestra coexistencia.
Diario “El Comercio”
Responde:
➢ ¿Cuál es la idea central del texto?
➢ ¿Qué nos quiere transmitir el autor?

"No tomar las prohibiciones básicas de una


sociedad en serio representa tanto como no
abordar seriamente los derechos de las personas.
Es lo mismo que no respetarnos". (Ilustración:
Giovanni Tazza, 2019)

I. CIUDADANÍA:
El mundo es extraordinariamente diverso en cuanto a sus pueblos. Esta heterogeneidad obliga a los
Estados y a las sociedades a proteger un principio: la igualdad natural de los seres humanos y los
derechos que esto conlleva en lo educativo, político, económico, social, religioso, lo cual permite
generar oportunidades para todos. Sin embargo, los ciudadanos no solo tienen derechos, la igualdad
también se sustenta en que todos tenemos obligaciones y responsabilidades, como el ejercicio del
sufragio universal, siempre en el marco de la deliberación respetuosa (Peláez, 2016, p. 8).

A. Origen de la ciudadanía:
El ciudadano griego. Parisse (2010) En principio, el origen del concepto de ciudadanía se
remonta a la antigua Grecia. En efecto, los griegos estaban organizados en lo que conocemos
como ciudades-estado o “polis”, las que tenían un modo de producción esclavista basado en
la agricultura, y donde una pequeña porción de los hombres que habitaban estas ciudades
poseía los atributos de un ciudadano, exceptuando a los esclavos y a los extranjeros. Se trataba
de un modelo aristocrático de ciudadanía, en el cuál aquellos pocos que eran ciudadanos (en
relación a la población total) tenían importantes derechos, pero, sobre todo, tenían grandes
obligaciones respecto a la ciudad. Esto va a configurar un especial sentido de la ciudadanía
asociado a los deberes públicos para con la ciudad. La democracia ateniense, tomada como
forma de gobierno típica de la polis, además de directa, es activa, no defensiva como la
democracia liberal. El ciudadano goza de libertad y ésta no tiene otro sentido que el de
cumplimiento de los deberes políticos (p. 4).

Para la Real Academia Española, 2018:


Ciudadano (a) “Natural o vecino de una ciudad. Perteneciente o relativo a la ciudad o a los
ciudadanos. Persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos
políticos y sometido a sus leyes”. Ciudadanía: Cualidad y derecho de ciudadano. Conjunto de
los ciudadanos de un pueblo o nación. Comportamiento propio de un buen ciudadano .

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Para Francisco Lizcano (2012). La palabra ciudadanía:
“tiene dos acepciones: la primera se refiere al conjunto de ciudadanos de un Estado,
y la segunda al cúmulo de derechos y deberes políticos que cada uno de ellos tienen.
Más adelante detalla esta segunda acepción de ciudadanía e incorpora la definición
de ciudadano: el cúmulo de derechos y obligaciones políticos que ellos [los
ciudadanos] tienen como elementos políticamente activos de la vida estatal. Dicho
en otras palabras, es el conjunto de deberes y derechos recíprocos entre los agentes y
órganos estatales y las personas definidas en su función de su pertenencia al Estado.
No toda persona es ciudadana: lo es solamente la que reúne determinadas condiciones
de nacionalidad, edad y ejercicio de los derechos políticos. Se debe distinguir también
entre nacionalidad y ciudadanía. No se deben confundir los conceptos nacionalidad
y ciudadanía. La nacionalidad es una especial condición de sometimiento político de
una persona a un Estado determinado, sea por haber nacido en su territorio, sea por
descender de padres naturales de ese Estado, sea por haber convenido
voluntariamente en sujetarse políticamente a él. La ciudadanía, en cambio, es la
calidad que adquiere el que, teniendo una nacionalidad y habiendo cumplido las
condiciones legales requeridas, asume el ejercicio de los derechos políticos que le
habilitan para tomar parte activa en la vida pública del Estado y se somete a los
deberes que le impone su calidad. Por tanto, está claro que no puede haber ciudadanía
sin nacionalidad, puesto que ésta es condición necesaria para aquélla, pero sí puede
haber nacionalidad sin ciudadanía, como en el caso de los menores de edad o de los
adultos interdictos por cualquier causa, que pertenecen al Estado pero que no tienen
el uso de los derechos políticos. (p.7 - 8)
Ciudad. Tania González (2010) “Ciudad Hay una definición sobre lo que conforma la ciudad,
pues la describen como el lugar donde converge la gente, donde se pertenece a un sistema social
y se adquieren derechos y obligaciones por igual. (p. 3)

B. Condiciones para la construcción de la ciudadanía:


Díaz (2011) Para construir ciudadanía, los miembros de la sociedad deben estar informados y
en capacidad de desempeñar un papel activo en la democracia. Los ciudadanos informados están
mejor preparados para comunicar sus ideas, participar en elecciones, aprovechar oportunidades,
obtener servicios, velar por sus derechos, negociar eficazmente y controlar tanto las acciones
del Estado, como las de los demás actores de la sociedad. Todos estos factores son claves para
el buen funcionamiento de la democracia (p. 8)

Desde los años 50, las ciencias sociales han encontrado en la ciudadanía uno de sus conceptos
centrales a la hora de tratar de entender los principios que rigen el funcionamiento de la vida
social de las democracias occidentales. Esta centralidad encuentra su razón de ser en que la idea
de ciudadanía resume y condensa muchas de las discusiones mantenidas en la teoría social y
política acerca de los vínculos que mantienen los individuos con el Estado, los derechos y
obligaciones de aquellos a cambio de ser reconocidos como miembros de una comunidad
determinada, la naturaleza de los actores que intervienen en la vida política de las sociedades
modernas, etc. A pesar de la importancia de los temas tratados, la mayoría de los debates
suscitados alrededor de la noción de ciudadanía han permanecido durante tiempo encerrados en
los estrechos márgenes de la discusión académica e ideológica (Benedicto & Moran, 2002).

Gamio (2021). En sentido estricto, no existe democracia sin ciudadanos. El grado de libertad
que requiere una democracia genuina procede en cierta medida de la disposición de los agentes
a involucrarse de buena gana en procesos de deliberación, movilización y vigilancia del poder.
El ejercicio de la ciudadanía puede otorgarle dirección y profundidad a la vida de las personas,
si estas consideran la acción política como una potencial opción de sentido. Por “ciudadanía”,
la teoría política ha concebido dos cosas diferentes. En una perspectiva moderna —es decir,

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liberal—, alude a la condición de las personas de ser titulares de derechos universales: sujetos
del derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad, al desarrollo del proyecto vital. En una
perspectiva clásica —de raíces griegas y romanas—, invoca la capacidad de agencia política, la
actividad vinculada a la búsqueda de consensos y la expresión de disensos en escenarios
compartidos de discernimiento y toma de decisiones políticos, en otras palabras, espacios
públicos. El politēs participa activamente en el proceso de elección de las autoridades, pero
también interviene en la fiscalización de su gestión y le pide cuentas de sus actos públicos. En
realidad, se trata de conceptos complementarios de ciudadanía, en tanto la interpretación clásica
ofrece una forma rigurosa del cultivo de los derechos políticos. La cultura de derechos y la praxis
cívica se reclaman mutuamente tanto en el terreno del concepto como en el de la práctica (P. 9).

C. Problemas ciudadanos:
Berrios & García (2018) Las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales de
las últimas décadas han posicionado a la ciudadanía como tema de interés público, generando
un amplio debate en torno a su conceptualización y a las características del modelo educativo
que se requiere para la formación ciudadana (par. 1).
En 2023, la opinión pública peruana consideró que los tres principales problemas que afectaban
a la sociedad eran la corrupción, la delincuencia y la situación económica del país. Así, se hace
patente la inseguridad generalizada en relación a diferentes ámbitos, como la economía o el
orden público, y a su vez la desconfianza hacia la integridad los políticos, que deberían ser
principales encargados de corregir la situación (Estatista, 2023).
https://es.statista.com/estadisticas/1206719/principales-problemas-opinion-publica-peru/
Es imposible desligar los problemas ciudadanos de los problemas que afectan a todos los
peruanos, como la corrupción, la falta de seguridad, la situación económica, la inestabilidad
política, costo de vida, desempleo, gestión de gobierno, pobreza, etc. Por ello es importante
darle vital relevancia a los tenemos relacionados con nuestra participación responsable en
nuestra democracia.

II. SOCIEDAD:
Sistema de interacción de individuos humanos concretos, que es portador de una cultura
distinta institucionalizada y que no puede decirse que sea un subsistema diferenciado de
una colectividad de orden superior, orientado a la mayoría de las exigencias funcionales de
un sistema social. De esta manera, un conjunto de personas será sociedad en la medida en
que: los miembros están orientados al sistema o totalidad; se puede hablar de
autosuficiencia, es decir, no sea necesario, de cara al normal funcionamiento una ayuda
externa; finalmente, haya una autoperpetuación, es decir, el sistema tena mecanismos
establecidos de reproducción en sí mismo. (Lucas Marín, 2011).

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REFERENCIAS
Azabache, C. (2019). Diario El Comercio. “Las curvas de tolerancia” Necesitamos convertir la
reducción de nuestra tasa de tolerancia aprendida en una meta colectiva. Lima - Perú. Extraído de:
https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/curvas-tolerancia-cesar-azabache-noticia-ecpm-
669046-noticia/
González, T. (2010). Revista Argentina de Estudios de Juventud. “Ciudad, ciudadanía y
ciudadanos: jóvenes en movimiento”. Buenos Aires - Argentina.
Peláez, M. (2010). Bachillerato General Unificado. Ministerio de Educación. “Para la educación
ciudadana” Necesitamos convertir la reducción de nuestra tasa de tolerancia aprendida en una meta
colectiva. Lima - Perú. Extraído de: https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/curvas-
tolerancia-cesar-azabache-noticia-ecpm-669046-noticia/
Lucas, A. (2011). Sociología. El estudio de la realidad social. España: Universidad de
Navarra.
Liazcano, F. (2012). Polis Revista Latinoamericana. “Conceptos de ciudadano, ciudadanía y
civismo” Universidad Autónoma del Estado de México. Toluca - México. Extraído de:
https://scielo.conicyt.cl/pdf/polis/v11n32/art14.pdf

Real Academia Española (2022). Edición del Tricentenario. Extraído de:


https://dle.rae.es/naci%C3%B3n

Gamio, G. (2021). LA CONSTRUCCIÓN DE LA CIUDADANÍA. Ensayos sobre filosofía política.


Pontificia Universidad Católica del Perú Instituto de Democracia y Derechos Humano. Lima - Perú.
Extraído de: https://cdn01.pucp.education/idehpucp/wp-
content/uploads/2021/12/01190053/CONSTRUCCION-CIUDADANA.pdf

Berrios & García (2018). Ciudadanía en conflicto. Santiago - Chile. Extraído de:
https://cdn01.pucp.education/idehpucp/wp-content/uploads/2021/12/01190053/CONSTRUCCION-
CIUDADANA.pdf

Díaz, B (2011). Condiciones para la construcción de ciudadanía. Revista Científica Ciencias


Humanas. Fundación Miguel Unamuno y Jugo - Maracaibo - Venezuela. Extraído de:
https://www.redalyc.org/pdf/709/70919155011.pdf

Statista (2023). Problemas más importantes que afectan a Perú según la opinión
pública en 2023. Lima - Perú. Extraído de:
https://es.statista.com/estadisticas/1206719/principales-problemas-opinion-publica-peru/

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SEMANA 02: LA GLOBALIZACIÓN
Contenido teórico: Postmodernidad, definición, características, Importancia de las ideologías en
una sociedad postmodernista, Definición de globalización, causas y efectos, Principios: La libertad,
la igualdad, el estado de derecho, Economía de libre mercado.

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