Lectura de La Separata
Lectura de La Separata
Lectura de La Separata
Cualquier lector atento luego percibirá que hay muchas diferencias en el evangelio de Juan con
relación a los otros evangelios. En el evangelio de Juan casi no hay parábolas, hay pocos milagros
y ninguno exorcismo. En comparación tenemos varios discursos largos hechos por Jesús, y una
reflexión cristológica mucho más explícita que en Mateo, Marcos o Lucas. Eso llevó el antiguo
teólogo, Orígines a afirmar que Juan escribió un evangelio “espiritual.” No nos interesa las
especulaciones académicas sobre la relación entre Juan y los sinópticos, sin embargo, no debe nos
sorprender que encontramos en Juan una escatología diferente, pero complementar a las que
encontramos en los otros evangelios.1
Es necesario cautela en hacer conclusiones sobre eso. Una causa del menor número de referencias
directas al reino de Dios está en el hecho de Juan no incluir a las parábolas del reino en su
evangelio. La ausencia del termo “reino de Dios” no significa, en sí mismo, la ausencia del
concepto. Por ejemplo, el termo “reino de Dios” no está presente en el Antiguo Testamento, sin
embargo, la idea de Dios como rey y el gobierno divino es esencial para comprenderle al Antiguo
Testamento. De manera semejante el concepto del gobierno de Dios está presente en el evangelio
de Juan, y Juan nos presenta a Jesús como el verdadero rey, exaltado y glorificado en su muerte y
resurrección.2 En el evangelio es por intermedio de Jesús que tenemos conocimiento del Padre y
la presencia del Espíritu Santo que llevan a la vida abundante, característica del gobierno
1
La gran discusión es si Juan conocía los evangelios sinópticos, o al menos uno de ellos. Si la respuesta es sí,
tenemos entonces una tentativa deliberada de presentar una escatología complementar. Si la respuesta es no,
tenemos una tradición alternativa, quizá a partir de discípulos que conocían más del ministerio de Jesús en Judea
que en Galilea.
2
J. Frey, ‘From the “Kingdom of God” to “eternal life”: the transformation of theological language
in the fourth Gospel’, in P. Anderson et al (eds.), John Jesus and History, Volume 3 (Atalanta: SBL, 2016), p. 457.
escatológico divino en el Antiguo Testamento. En otras palabras, la esperanza del Antiguo
Testamento, que Dios vendría a rescatar su pueblo de la esclavitud y gobernar sobre ellos, el “reino
de Dios”, está presente en el evangelio de Juan por intermedio de la persona de Jesucristo.
Sin embargo, en Juan el concepto de vida eterna es mucho más común que el reino de Dios, y eso
lleva a varios intérpretes a enfatizar la presencia de una escatología realizada en Juan. Entre los
principales intérpretes del siglo 20 podemos ver dos principales explicaciones de esa escatología
realizada. Una, siguiendo al británico Charles Dodd, adopta una perspectiva más platónica en que
para Juan Jesús proclamaba “la entrada del eterno en el mundo temporal.”3 Para Dodd, la segunda
venida de Jesús en Juan es que después de la muerte de Jesús “sus seguidores entrarán en una
unión viva con él como su Señor vivo, y por Jesús tendrán unión con el Padre y la vida eterna.”4
La otra perspectiva, sigue al alemán Rudolf Bultmann y adopta una perspectiva existencialista en
que la resurrección, Pentecostés y la segunda venida son un solo evento, un evento interno “la
victoria que Jesús logra cuando la fe surge en el hombre al superar la ofensa que está en Jesús.”
La vida eterna, para Bultmann, es consecuencia de la necesidad del hombre decidir a favor o en
contra de Jesús.
Escatología realizada
Es posible discernir en el evangelio de Juan un fuerte énfasis en el aspecto ya realizado por la obra
de Jesús. De acuerdo con Michaels eso ocurre porque la situación actual es cambiada por “la
llegada de la luz.”5 En las palabras de Jesús a la mujer samaritana “Mas la hora viene, y ahora es,
cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el
Padre tales adoradores busca que le adoren (4:23)”. Eso indica que el derramamiento
escatológico del Espíritu Santo, anunciado por los profetas, ocurre en el ministerio de Jesús. Por
eso la vida eterna, la vida abundante, es una realidad presente en las vidas de los que creen en Jesús
y no simplemente una cosa a esperar para el futuro. En Juan 3:36 leemos que “Él que cree en el
3
CH Dodd, The Interpretation of the Fourth Gospel (London/New York:
Cambridge University, 1953), p. 447
4
Dodd, The Interpretation of the Fourth Gospel, p. 405.
5
J. R. Michaels, ‘The Gospel of John as a Kinder, Gentler, Apocalypse for the 20 th Century’ in F. Segovia, What is
John? Readers and readings of the Fourth Gospel (Atalanta: Scholar’s Press, 1996), p. 193.
Hijo tiene vida eterna; pero él que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios
está sobre él.” Eso indica que tanto la experiencia de la vida eterna es una realidad actual en la
vida del creyente, como la experiencia del juicio divino es una realidad presente en la vida del
incrédulo.6
Escatología futura
Sin embargo, no es correcto afirmar que todo elemento futuro está ausente en la escatología de
Juan. Primero, porque el mal continua como una realidad en la presente era. Empero Jesús es el
verdadero rey, él fue rechazado por los suyos (1:11), el mundo aborrecerá y perseguirá a los
cristianos (15:18-21) y por eso es necesario permanecer firmes en Cristo (15:5-6). Por eso Jesús
anuncia a sus discípulos que “si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (14:3). Mientras la vida eterna puede
ser experimentada en el presente, Jesús afirma la realidad de un día postrero en que los que creen
en Jesús serán resucitados y los que rechazaron a Jesús serán juzgados (6:39, 12:48).
Por eso podemos concluir que el evangelio de Juan puede ser interpretado dentro de una
perspectiva de escatología inaugurada, mientras reconozcamos que el aspecto realizado es mas
destacado en Juan que en los evangelios sinópticos. Eso está presente en las palabras de Jesús a
sus discípulos “en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (15:33)
Principales Temas7
Muerte, Vida Eterna y Resurrección
Podemos identificar los conceptos de muerte física y muerte espiritual en el evangelio de Juan.
Espiritualmente él que cree en Jesús “ha pasado de muerte a vida” (5:24) y por tanto “De cierto,
de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte” (8:51). En ese sentido, el
creyente ya tiene la vida eterna (3:16) y tienen una seguridad eterna ya que “yo les doy vida eterna;
y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (10:28).
6
Frey, ‘From the Kingdom of God to Eternal Life’, p. 449 y J. Clark-Soles, ‘“I will Raise [whom?] up on the Last Day”:
Anthropology as a Feature of Johannine eschatology” in F. Lozada et al (eds.), New Currents through John
(Atalanta: SBL, 2006), p. 31.
7
W.R. Cook, ‘Eschatology in John’s Gospel’, Criswell Theological Review 3.1 (1998), ps 87-99.
Sin embargo, la esperanza de Juan no es la esperanza pagana en la inmortalidad del alma, sino la
creencia, presente en segmentos del judaísmo, en la futura resurrección del cuerpo. Por eso
tenemos la promesa
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto
os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y
los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha
dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por
cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando
todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a
resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
(5:24-29)
Acá percibimos que los que en el presente escuchan a la voz de Cristo reciben la vida. Sin embargo,
en el futuro habrá una resurrección corpórea en que los justos resucitarán para la nueva vida, y los
impíos para la condenación.
Cielo
Hay un gran contraste entre el cielo y el mundo en el evangelio de Juan. El primero capítulo
establece el origen celestial de Jesús, y por tanto si uno desea ser salvo es necesario nascer de
nuevo/del alto y alimentarse del pan celestial, el propio Cristo (6:33-38). Después de su muerte y
resurrección Jesús irá al cielo, la casa de su padre, donde él va a preparar sitio para sus seguidores
(14:1-3).
Siguiendo la enseñanza del Antiguo Testamento, el cielo para Juan es esencialmente la esfera
divina, a partir de la cual Dios ejerce su reinado sobre el universo, no la esfera de las formas
perfectas e ideales del platonismo. Por eso en Juan, como en el resto del Nuevo Testamento, la
esperanza del cristiano no consiste, como en el gnosticismo, en la ascensión del alma rumo al cielo,
sino en participar de la resurrección del cuerpo en el último día.
Juicio
En el evangelio de Juan el juicio es tanto una realidad presente como futura. “Ahora es el juicio de
este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.” (Juan 12:31). Esas palabras
enfatizan el aspecto presente del juicio, la condenación del mundo y su príncipe ocurre por
intermedio de la crucifixión de Jesús. Por eso, individualmente la respuesta a Jesús determina el
veredicto en la vida de cada persona. Por tanto, las personas ya están condenadas, o recompensadas
con la vida eterna en el presente. Sin embargo, como el pasaje ya citado en Juan 5, habrá una
resurrección final y un juicio postrero. En otras palabras, nuestra decisión en el presente determina
la naturaleza del veredicto que vamos a recibir.
Espíritu Santo
La presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente en el presente es testimonio de la tensión
ocasionada por la naturaleza inaugurada del reino. El propio hecho que Jesús no está presente
directamente con sus discípulos es evidencia que las promesas escatológicas no están plenamente
realizadas, ya que el Mesías no está presente en el reino mesiánico. Sin embargo, Jesús ha enviado
el Espíritu Santo a sus discípulos y está presente con ellos por el Espíritu. Por eso mientras hay
persecución y tribulación en el mundo, los discípulos son confortados con la presencia del Espíritu
Santo, que es tanto un testigo como un abogado para la iglesia.