Groupos Pequenos 101

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GROUPOS PEQUEÑOS 101

Cómo llevar a otras personas a Cristo en una pequeña comunidad de fe compartida

Arquidiócesis de Washington
ORACIÓN

UNA ORACIÓN PARA MODERADORES DE GRUPOS PEQUEÑOS

Señor,

Sabemos que nos amas como Padre, Hijo y Espíritu Santo,


y que deseas que experimentemos tu amor en comunidad.
Ayúdanos a comprender el lugar del ministerio de grupos pequeños
en tu plan para la comunidad cristiana.

Padre Amado, a cada uno nos concedes dones para que sirvamos
a nuestra familia de fe.
Mientras actuamos como moderadores de grupos pequeños,
ayúdanos a crecer en las aptitudes necesarias para llevar a otros
a una relación más profunda con tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

Sabemos que aquello que más deseas es la unión con nosotros


en la comunidad del cielo.
Abre nuestro corazón al Espíritu Santo, te rogamos,
para que, al servir como moderadores de grupos pequeños,
crezcamos en santidad y edifiquemos tu Reino en la tierra,
y así lleguemos un día a contemplar con gozo inefable
la comunidad de la Santísima Trinidad cara a cara.

Amén.
CONTENIDO

ORACIÓN INICIAL

¿QUÉ SON LOS GRUPOS PEQUEÑOS?

Definición y estructura básica de los grupos pequeños y su propósito en el ministerio.


Fundamentos | Objetivos del ministerio de grupos pequeños | ¿Por qué formar un grupo pequeño?
El grupo pequeño y la evangelización | Funciones de los grupos pequeños

PLANIFICACIÓN DEL GRUPO


Planificación anticipada de cada etapa del grupo
Preparación | Invitación | Recibimiento del grupo | Seguimiento

RECIBIMIENTO DEL GRUPO

La hospitalidad en la conducción de un grupo fructífero


Hospitalidad | Cualidades del moderador de un grupo pequeño

CONDUCCIÓN DEL GRUPO

Aptitudes necesarias para cada etapa del grupo pequeño.


Oración | Preguntas | Escucha | Compartir | Tipos de personalidad
Seguimiento y acompañamiento
¿QUE SON LOS GRUPOS PEQUEÑOS?
Las pequeñas comunidades son medios muy eficaces para la formación de la fe de los
adultos, pues les ofrecen oportunidades de aprendizaje, oración, apoyo mutuo y una
experiencia compartida de la vida cristiana y de servicio en la Iglesia y la sociedad (Our
Hearts Were Burning Within Us, USCCB, 106).

FUNDAMENTOS

¿Qué son los grupos pequeños? Los grupos pequeños son muy variados y de
reducido tamaño, de 5 a 10 personas, y pueden formarse para estudio bíblico,
lectura de libros, ejercicios físicos, etc. Cada grupo pequeño comprende elementos
de hospitalidad, oración y conversación, con el fin de que los participantes entablen
amistades, se formen como discípulos y logren resultados positivos.

¿Cuándo se reúnen los grupos pequeños y por cuánto tiempo? Por lo general, tienen
reuniones de 60 a 90 minutos una vez a la semana, cada dos semanas o una vez al
mes, según sea necesario. Su grupo pequeño puede reunirse en cualquier lugar y
tener de 5 a 10 sesiones consecutivas.

Los grupos pequeños pueden admitir a nuevos integrantes durante el tiempo en


que se reúnan, o bien no admitirlos después de un cierto número de reuniones (p.
ej., al cabo de un tercio de las reuniones). Una vez finalizado el número de sesiones
establecido, los miembros pueden decidir si continúan o no reuniéndose, aunque eso
no es lo común. Cabe recordar que el objetivo es formar una comunidad en misión,
no un grupo aislado.

¿Dónde se reúnen los grupos pequeños? Los grupos pueden reunirse en cualquier
lugar que sea cómodo y conveniente: un hogar, la iglesia, un mesón de café, etc. Hay
que ser creativos, pero conviene escoger espacios o entornos que sean propicios para
fomentar la comunidad, la confidencialidad, el compartir y el contacto personal.

¿Quiénes pueden participar? ¡Cuántos lo deseen! Los grupos se pueden formar en


torno a un interés o actividad particular; por ejemplo, hacer gimnasia, estudiar la
Biblia, o según las etapas de la vida, como ser padres primerizos o personas viudas.

¿Quién puede moderar un grupo pequeño? Cualquier persona que esté


comprometida a crecer como discípulo misionero. Si usted está pensando en moderar
un grupo pequeño, hable con su párroco y consiga un curso sobre liderazgo.

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¿Ha sido usted parte de un grupo pequeño? ¿Cómo estaba estructurado? ¿Dio buenos
resultados y qué podría haberse mejorado?

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OBJETIVOS DE LOS GRUPOS PEQUEÑOS

Hacer amistades: Fuimos creados para el contacto y la amistad. Los grupos pequeños
se reúnen periódicamente y fomentan la amistad mediante reuniones de estudio
bíblico, club de lectura, ejercicios de gimnasia, u otros intereses.

Formar discípulos: Sea cual sea el tipo de grupo, su propósito es que los integrantes
se animen mutuamente en su caminar hacia la santidad. Los grupos pequeños crean
condiciones propicias para el crecimiento en la fe y la imitación de Cristo.

Lograr resultados positivos: Jesús vino a la tierra con la misión de reconciliar al


mundo con Dios y restaurar la Creación a su condición original, y encomendó a
sus seguidores a proseguir esa misión. Los grupos pequeños no son comunidades
aisladas; nos ayudan a darnos cuenta de que Dios nos está llamando a llevar a cabo
esa misión en la vida cotidiana, pero no en forma aislada.

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POR QUÉ FORMAR UN GRUPO PEQUEÑO

Porque Cristo nos pidió que los hiciéramos: “¡Vayan y hagan discípulos!” (v. Mateo
28, 19). Jesús no vino simplemente a morir por nosotros, sino a mostrarnos cómo se
ha de vivir. Él formó una pequeña comunidad de discípulos o grupo pequeño, por lo
que debe ser algo bueno (Lucas 6, 13).

Porque así se crean amistades buenas y duraderas: Una amistad auténtica es algo
que todos queremos. Las amistades basadas en la fe son esenciales para la vida
cristiana. “Las personas llegan por curiosidad, pero solo se quedan si hacen amistad
con alguien.” John Wimber

Para formarse en virtud: Los grupos pequeños contribuyen a profundizar nuestra


práctica de la fe mediante la aceptación de responsabilidades y el testimonio personal,
a aprender cómo otras personas han crecido en virtud y compartir nuestros propios
logros en la vida cristiana. “El hierro se afila con el hierro, y el hombre con otro
hombre” (Proverbios 27, 17).

Para formarse en la fe: La comunidad católica de un grupo pequeño ofrece la


oportunidad de ampliar los conocimientos de la fe, la capacidad de discernimiento y
el amor a Dios mediante la lectura espiritual y el compartir. Esto nos ayuda a tomar
decisiones maduras y bien razonadas sobre nuestra travesía de fe.

Para fortalecer la fe: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos” (Mateo 18, 20). Cuando nos reunimos como comunidad en un grupo
pequeño para orar y reflexionar, nos hacemos más sensibles a la presencia de Dios y a
su obra en nuestra vida.

Para ser las manos y los pies de Cristo: “Amémonos unos a otros, porque el amor es
de Dios” (1 Juan 4, 7). Cristo formó una comunidad con sus discípulos. Una manera
de imitar a Jesús es formar una comunidad centrada en su Persona, en la que cada
integrante se sienta amado y apoyado. El grupo pequeño es un lugar propicio para
llevar una vida diferente, en la que todos juntos busquen la santidad.

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EL GRUPO PEQUEÑO Y LA EVANGELIZACIÓN

Los grupos pequeños propician deliberadamente la comunidad cristiana, donde las


personas que se encuentran en diversas etapas de su caminar espiritual se reúnen
para crecer en santidad. Un fecundo ministerio de grupo pequeño ayuda a sus
integrantes a crecer como discípulos misioneros y les ayuda a pasar por todas las
etapas de la evangelización.

Sobre las etapas de la evangelización, se recomienda leer el documento Viviendo como


discípulos misioneros de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos
(USCCB), y recursos parecidos que fomenten el crecimiento espiritual en cada etapa
del grupo.

Encuentro
La finalidad de la evangelización es llevar a las personas a un encuentro personal con
Jesucristo, nuestro Señor, y establecer una relación profunda con él. Esto no sucede
de un día para otro; se requiere toda una vida de encuentros transformadores con
Cristo en la familia, la Iglesia y otros entornos.

Cómo facilitar el encuentro con Jesús en el grupo pequeño:


• Asegúrese de que su grupo esté fundamentado en la oración.
• Incorpore la lectura de la Sagrada Escritura en la oración y el compartir.
• Asegúrese de que el compartir gire en torno al propósito de crecer en la
comunión con Cristo.
• Fije límites y proponga dinámicas que alienten a los miembros a imitar a Cristo
en sus interacciones.

Acompañamiento
El crecimiento en santidad requiere que haya quienes sean modelos de vida cristiana
en el contexto de relaciones personales libres de crítica. Una de las funciones
principales de los grupos pequeños es ofrecer apoyo mutuo en la vida cristiana. Una
actividad de acompañamiento será provechosa si se toman medidas deliberadas para
fomentar:

El acompañamiento:
• Incluya oraciones de intercesión.
• Requiera una adecuada confidencialidad en el grupo.
• Dé ejemplos de testimonio kerigmático.
• Fomente el acompañamiento de mentores o guías.

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La comunidad
La evangelización nos lleva a una relación personal con Jesucristo y también nos
incorpora a la familia de Cristo, donde recibimos el amor y la gracia de Dios en
la tierra. El grupo pequeño es el espacio en el que vivimos y experimentamos la
comunidad. Cuando un grupo pequeño es fructífero, también forma a sus integrantes
para ser mejores miembros de sus respectivas parroquias y comunidades domésticas.

Para fomentar la comunidad cristiana en el grupo pequeño:


• Programe un tiempo para el compartir fraterno.
• Contacte a los integrantes que hayan estado ausentes en una reunión.
• Facilite las intervenciones para que las personas reflexionen sobre su vocación,
su vida sacramental y su vida comunitaria.

La misión
“Nos convertimos en discípulos misioneros cuando llevamos nuestro encuentro con
Jesucristo al mundo” (VDM, 18). La formación recibida en el grupo pequeño tiene la
finalidad no solo de beneficiarnos a nosotros mismos, sino también de equiparnos
para llevar el Evangelio de Jesucristo al mundo. Un grupo fructífero es el que lleva a
sus integrantes a discernir y vivir en la práctica el plan de Dios para su vida.

Cómo preparar al grupo pequeño para misionar:


• No tenga miedo de preguntar “¿Y ahora qué?”
• Preocúpese de que todos sean invitados a formar parte de un grupo pequeño.
• Piense en los factores que obstaculizan la participación en el grupo pequeño.
• Durante el compartir, haga preguntas de discernimiento personal.

¿Qué etapa de la evangelización suele descuidarse más en los grupos pequeños? ¿Por
qué? ¿Qué estrategias podría usted añadir para fomentar el crecimiento en cada etapa de
la evangelización?

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FUNCIONES DE LOS GRUPOS PEQUEÑOS

Todos los integrantes de un grupo pequeño pueden desempeñar un papel importante.


De hecho, las funciones del moderador del grupo se pueden distribuir entre varias
personas, incluso miembros del grupo. Considere asignar las funciones siguientes a
algunos integrantes del equipo de servicio para compartir las responsabilidades.

Moderador (y co-moderador)

• Invitar a los posibles integrantes del grupo y darles la bienvenida.


• Preparar los materiales con anticipación, tales como lecturas, videos y
preguntas.
• Animar la alabanza, la adoración y la oración, o invitar a otros a hacerlo.
• Prepararse para el compartir y moderar la reunión.

Anfitrión

• Ayudar al moderador a contactar a los integrantes.


• Preparar el entorno de la reunión.
• Dar la bienvenida a los invitados.

Integrantes del grupo

• Invitar a otras personas a unirse al grupo.


• Compartir su historia personal, pensamientos y talentos.

¿Qué funciones ha desempeñado usted en un grupo pequeño? ¿Con qué funciones se


siente más cómodo o incómodo? ¿Por qué?

“Hay diferentes dones espirituales, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversos ministerios, pero el
Señor es el mismo. Hay diversidad de obras, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos”
9 (1 Corintios 12, 4-6).
PLANIFICACIÓN DEL GRUPO PEQUEÑO
Conviene comenzar con un equipo de servicio comprometido y un proceso de
planificación basado en la oración, para que todo resulte bien y ayude a los integrantes a
sentirse cómodos.

PREPARACIÓN

Considere las siguientes preguntas para comenzar a planificar el grupo pequeño:

• ¿Le pidió su párroco que comenzara este grupo? En caso afirmativo, ¿cuáles son
las expectativas y objetivos que él tiene?
• ¿Quiénes desempeñarán las funciones descritas en la página anterior?
• ¿Cuándo comenzará el pequeño grupo? ¿Cuánto tiempo va a durar? ¿Cuántas
serán las reuniones? ¿Se reunirá cada semana, cada dos semanas, una vez al mes?
• ¿A qué se dedicará el grupo? ¿A estudio de la Biblia, diversas actividades (p. ej.,
Atletas Cristianos), grupo de afinidad (adultos jóvenes, madres solteras, etc.) u otro
objetivo?
• ¿Dónde se reunirá el grupo?
• ¿Qué recursos o materiales se usarán?
• ¿Hay preguntas para discusión ya formuladas o tiene usted que escribirlas?
• A la hora de rezar, ¿leerá plegarias ya escritas o le pedirá a otro que lidere la
oración?

Rece mientras planea

• Ore para que Dios le conceda sabiduría para moderar el grupo.


• Ore para que Dios encienda los corazones de quienes se unan a su grupo.
• Pídale al Espíritu Santo que guíe a su grupo.

Modelo de reunión del grupo pequeño (90 minutos)

• Bienvenida y acogida (15 min)


• Oración inicial (5 min)
• Presentación del tema a tratar (20 min)
• Compartir libre (30 min)
• Oración vocal de cierre (10 min)
• Tiempo para fraternizar (10 min)
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INVITACIÓN

Considere las siguientes sugerencias para reunir a los integrantes del grupo:
Forme un equipo de servicio
• ¿Quiénes están ya en el equipo de servicio? ¿Qué funciones cumplirán?
• Piense en invitar a los miembros ya existentes para que ayuden a conducirlo.
• Seleccione a un co-moderador e invítelo.
• Reúnase con el equipo de servicio para dialogar sobre los objetivos y el formato
de las reuniones.

Invite a personas a unirse al grupo


• ¿Serán personas que tengan algún interés o característica particular? ¿Hay alguien
en la parroquia que trabaje con esas personas y pueda compartir información de
contacto o hacer la invitación en su nombre?
• ¿Cómo se difundirá la información acerca de su grupo? ¿Cómo se puede hacer
más amplia la invitación?
• Prepare una lista de posibles integrantes del grupo y haga una invitación personal.
• Responda a cualquier pregunta que tengan los interesados en el grupo. Puede
hacer una lista de preguntas y respuestas, y enviarla a todos los integrantes del
grupo antes de la primera sesión.
• Guarde los datos de aquellos que no puedan venir a esta serie de reuniones a fin
de invitarlos para la próxima vez.
• Envíe un recordatorio el día anterior a cada reunión dando detalles importantes.

RECIBIMIENTO DEL GRUPO

Tenga en cuenta los siguientes elementos (y las secciones siguientes) cuando planee
recibir al grupo:
• ¿Está todo el equipo de servicio de acuerdo en cómo se ofrecerá la hospitalidad
para preparar el entorno e interactuar con los integrantes del grupo? (Consulte la
próxima sección).
• ¿Han orado por el éxito del grupo?
• ¿Han preparado bien las preguntas para discusión y oración y otros materiales?

SEGUIMIENTO

Al planificar el seguimiento del grupo, tenga en cuenta lo siguiente (y las próximas


secciones):
• ¿Nos contactamos con los integrantes del grupo entre cada reunión?
• ¿Estamos invitando a las personas a participar en la vida parroquial después del
grupo?
• ¿Hemos invitado a algunos miembros a pensar en moderar un grupo pequeño
11 ellos mismos?
ASPECTOS GENERALES

Use este plan general para planificar las reuniones con su párroco y el equipo de servicio.
Asigne funciones y tareas y prepare un cronograma de actividades para no omitir nada ni que
nadie quede fuera.

Recuerde también hacer oración en las reuniones de planificación. El servicio como moderador
o anfitrión u otra función de liderazgo puede ser muy gratificante y es una oportunidad para
crecer espiritualmente.

PREPARACIÓN DEL GRUPO

Forme el equipo de servicio y haga preguntas importantes, como “¿A quiénes queremos llegar
y qué queremos que obtengan de esta experiencia de grupo pequeño? Dejar establecida esta
“misión” servirá para no desviarse de rumbo al seleccionar los materiales y planificar la logística.

INVITACIÓN

Prepare una buena lista de contactos, redacte las invitaciones en forma personal y haga que la
comunicación sea clara. La experiencia del grupo pequeño comienza en realidad con ese primer
contacto con quien vaya a moderar las reuniones, ¡así que haga que su invitación sea eficaz!

RECIBIMIENTO DEL GRUPO

Hay mucho que hacer, así que trate de delegar responsabilidades. Pídale a una
persona que se preocupe del entorno y la bienvenida inicial, y a otra que anime al
grupo en la oración y el compartir.

SEGUIMIENTO

El objetivo del grupo pequeño es lograr que las personas tengan una experiencia
de comunidad cristiana, pero tal experiencia no debería terminar con el grupo,
por lo cual es conveniente cerciorarse de que todos los integrantes sean invitados
personalmente a participar más profundamente en la vida parroquial.

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RECIBIMIENTO DEL GRUPO PEQUEÑO

LIDERE MEDIANTE LA HOSPITALIDAD

El Papa Francisco nos pide practicar la virtud de la hospitalidad imitando a Jesús,


como lo escribe en su exhortación Gaudete et Exsultate (GE), sobre el llamado a la
santidad. Reflexione sobre este pasaje y considere estos consejos para ser un buen
anfitrión:

“Recordemos cómo Jesús invitaba a sus discípulos a prestar atención a los detalles. El
pequeño detalle de que se estaba acabando el vino en una fiesta. El pequeño detalle de
que faltaba una oveja. El pequeño detalle de la viuda que ofreció sus dos moneditas. El
pequeño detalle de tener aceite de repuesto para las lámparas por si el novio se demora.
El pequeño detalle de pedir a sus discípulos que vieran cuántos panes tenían. El pequeño
detalle de tener un fueguito preparado y un pescado en la parrilla mientras esperaba a los
discípulos de madrugada.

“La comunidad que preserva los pequeños detalles del amor, donde los miembros se cuidan
unos a otros y constituyen un espacio abierto y evangelizador, es lugar de la presencia del
Resucitado que la va santificando según el proyecto del Padre.” (GE 144-145)

Fomente la comodidad Cuando las personas se sienten cómodas, es más probable


que compartan sus pensamientos y se pueden sentir más cómodas si se tienen
presentes sus necesidades. ¿Saben dónde está el servicio higiénico? ¿Tienen hambre
o sed? Si es posible, tenga siempre algún refrigerio que ofrecer, y tome precauciones
para evitar las interrupciones de mascotas o de otro tipo.

La atmósfera es importante El entorno puede favorecer la reunión o ser una


distracción. Si alguien está pensando en el extraño olor que se percibe o en el
desorden que hay visible, esa persona no está participando en la conversación ni
compartiendo sus ideas. Cerciórese de que el baño esté limpio (a veces conviene
encender una vela), ordene lo que esté desordenado o quítelo y vea que haya
suficientes asientos disponibles.

Los detalles pequeños son importantes El Papa Francisco menciona los “pequeños
detalles de amor”. Si los invitados ven pequeños “toques” de adorno o consideración,
se sentirán bien atendidos y apreciados. Piense, por ejemplo, en tener flores de costo
razonable para decorar el espacio u ofrecer agua fresca con rodajas de cítricos o
pepino. Los participantes agradecerán su preocupación.

Haga que se sientan como en casa: Sea generoso Siempre es un tanto incómodo
llegar a un lugar nuevo, especialmente con gente desconocida.

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Si la reunión se realiza en un espacio abierto, como un salón parroquial, añada ciertos
toques de calidez, como poner un mantel y flores, y trate de escoger una sala no muy
grande ni muy pequeña. Haga que los invitados se sientan parte de una comunidad. Si
alguien comete alguna torpeza, tranquilice a los demás desestimando las situaciones
vergonzosas. Si alguien trae niños, ofrézcale un lugar para cambiar pañales o un
espacio seguro para jugar.

“En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de
estos mis hermanos, me lo hicieron a mí” (Mateo 25, 40). Esto plantea la pregunta de
que, si hemos invitado a Cristo a nuestro corazón, ¿no deberíamos invitar también
amablemente a otros a ser parte de nuestra vida? La hospitalidad no se reduce solo a
ofrecer un refresco y galletitas… ¡debe marcar todas nuestras relaciones!

Imprima un sello personal Cuando redacte anuncios, hágalo como hablando


directamente con alguien, pues las personas quieren sentirse invitadas, no notificadas.
Por ejemplo, uno puede escribir: “Habrá una reunión para compartir los martes a las 7
pm en el salón…”, pero es mejor decir: “Nos complace anunciar que habrá una nueva
oportunidad para crecer en la fe junto con otros feligreses. Nos encantaría que usted
nos acompañara y compartiera sus opiniones sobre el tema que plantearemos. Lo
esperamos en el salón...”

Sea un embajador y preséntese Si usted está tratando de fomentar el sentido de


comunidad en su parroquia a través de un grupo pequeño, procure conocer a varias
personas después de la misa y en otras actividades parroquiales. Esté atento a los
recién llegados. Preséntese, intercambie información de contacto, y procure invitarlos
a tomar café o incluso a cenar, para darles la bienvenida a la parroquia y para
conocerse mejor.

Su propia actitud Ya sea que usted reciba invitados en su hogar, en una función
parroquial o evangelice en la vía pública, su actitud y su comportamiento son
decisivos para que alguien se sienta aceptado y cómodo. Piense en su expresión
corporal. La Madre Teresa siempre enfatizaba la importancia de sonreír. ¿Hace usted
buen contacto visual? ¿Suele usted cruzar los brazos o expresar un lenguaje corporal
más abierto?

Demuestre interés A todos les gusta ser conocidos y se sentirán más bienvenidos
si usted demuestra interés en conocerlos. En la conversación, no mencione temas
controvertidos. Más bien, interésese por ellos mismos, su trabajo, su familia y sus
pasatiempos favoritos. Trate de conocerlos y escucharles con atención cuando hablen
de cosas que les agradan o les interesan. Tal vez más tarde no recuerden lo que usted
les haya dicho, pero recordarán cómo se sintieron al hablar con usted.

Naturalmente, esta no es una lista exhaustiva. ¡La única forma de aprender a ser
hospitalario es decidirse a serlo!

Describa una experiencia de hospitalidad que usted tuvo en la comunidad cristiana y que
le llegó al corazón.
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CUALIDADES DEL MODERADOR

Genere confianza: Para acompañar a otras personas en su caminar cristiano se


requiere generar confianza. Los moderadores de grupos pequeños crean confianza
en su grupo fijando pautas prudentes y razonables, manteniendo la confidencialidad
cuando corresponda y fomentando un ambiente propicio para que todos se sientan
acogidos y conocidos.

• Establezca reglas básicas (¡y obsérvelas!).


• Dé ejemplo de como escuchar sin prejuicios y con atención.

Sea consciente de sí mismo: Sus acciones y actitudes como moderador de un grupo


pequeño pueden causar efectos importantes en el grupo. Tenga en cuenta su propia
salud emocional, mental y espiritual y así podrá tomar decisiones más deliberadas y
guiar a otros hacia Cristo.

• Tenga su propia vida de oración, confesión frecuente y participación en Misa, y


preste atención a los aspectos específicos en los que usted necesita crecer en
santidad.
• Sepa cuáles son sus talentos personales y sus flaquezas con la ayuda de un
amigo o consejero de confianza o de un programa para descubrir las virtudes y
deficiencias.

Sea dócil al Espíritu Santo: El Espíritu Santo nos guía a todos en nuestra
peregrinación hacia el cielo. Los buenos moderadores de grupos pequeños se
preocupan de que el Espíritu Santo sea quien guíe el grupo en la oración, la
preparación y el compartir, y le ofrecen a Dios el éxito del grupo.

• Ore para que usted sepa moderar bien su grupo


• Ore por cada miembro mencionando su nombre y pidiendo por sus intenciones.
• Si hay algo que le preocupa a una persona o incluso a todo el grupo, no se asuste.
Si no está seguro de cómo abordarlo de inmediato, al menos ofrezca rezar por esa
intención.
• Analice a menudo el rumbo que lleva el grupo y ore para cerciorarse de que se
esté cumpliendo fielmente su misión.

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Demuestre alegría: La experiencia de un grupo pequeño ha de ser informal, relajada
y divertida. El grupo pequeño es una experiencia de comunidad cristiana, ¡no una
reunión empresarial!

Evite los casos de evidente gravedad y recuerde que la reunión del grupo no es de
terapia. Si hay algún caso grave que empieza a desviar al grupo, considere en hacer
un alto y diga: “Bueno, oremos por eso ahora mismo.” Terminada la oración, regrese
al tema del pequeño grupo. Recuerde que la risa es un componente clave de una
buena experiencia de grupo. Si bien usted desea alentar a todos los participantes a
profundizar su relación con Cristo, dé lugar al buen humor para que todos disfruten
de una travesía de fe alegre y entretenida.

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CONDUCCIÓN DEL GRUPO

Como sucede con muchos otros aspectos del liderazgo cristiano, para dirigir
un grupo pequeño se requiere una habilidad (o conjunto de habilidades) que es
posible desarrollar. Las siguientes categorías pueden ayudarle a reflexionar sobre
las diferentes facetas de la conducción de un grupo pequeño que le servirán para
desarrollar o pulir sus habilidades.

ORACIÓN

Haga oración con los que forman su equipo de servicio


Ore con y por su grupo pequeño. Invite al Señor a ser parte de la toma de decisiones:
a quiénes invitar, qué estudiar, dónde reunirse, etc. ¡Ore por todos los participantes
y por el equipo de servicio y pídale al Señor que actúe en usted y a través de usted!
Dedique tiempo a rezar al menos una vez antes, durante y después de cada reunión.
Considere estas sugerencias específicas para cerciorarse de que su grupo esté
iluminado por la oración:

• Reúnase con el equipo de servicio antes de que lleguen los demás (unos 15
minutos) para planificar y rezar.
• Comprométase a orar semanalmente por cada invitado.
• Anime al equipo de servicio a orar por los integrantes entre una y otra reunión.
• Al comenzar la reunión, pídale a alguien diferente que haga las oraciones inicial y
de cierre.

La oración en el grupo
Conforme su grupo se sienta más cómodo, proponga rezar en voz alta por las
intenciones personales que haya. Si es posible, proponga delicadamente a los
presentes que compartan más sobre una situación cuando sea necesario; por ejemplo:
“Claro, rezaremos por tu tío Alberto, y ¿quieres que oremos por ti también para que
sepas lidiar con esa situación?” Es mucho más fácil orar por otros, pero la belleza de
un grupo pequeño es que uno puede sentirse capaz de pedir oración por uno mismo.

Junto con alentar al grupo a crecer en la oración, se pueden hacer las siguientes
sugerencias:
• Pregúntele a cada persona si hay algo por lo que quisiera que se orara.
• Conviene que el anfitrión comience con una oración muy breve; las oraciones
largas y elocuentes pueden ser impresionantes, pero desalientan a los demás.
• Haga, por ejemplo, una oración simple como: “Gracias, Señor, por reunirnos hoy.
17 Te pedimos que respondas a las oraciones que ahora te presentamos... Amén.”
PREGUNTAS

Uno de los mejores métodos de moderar una buena conversación en un grupo


pequeño es hacer buenas preguntas. Según los materiales que usted utilice, es posible
que ya tenga preparadas ciertas preguntas. ¡Excelente! Repáselas de antemano, en
caso de que quiera replantear alguna con otras palabras o escoger preguntas clave
cuando quede poco tiempo.

Si decide redactar sus propias preguntas, las sugerencias que figuran a continuación
pueden ser útiles:

Preguntas de motivación: Para iniciar el compartir.


Ej. “¿Qué les llamó la atención en esta lectura o charla?”

Preguntas de observación: Para ayudar a recordar la lectura o el compartir.


Ej. “¿Qué relato usó el autor o el orador para iniciar esta lectura o charla?”

Preguntas de comprensión: Para comprender mejor la lectura o el compartir.


Ej. “¿Cómo expresarían ustedes el tema de esta lectura o charla?”

Preguntas de aplicación: Para ayudar a los miembros a aplicar en la práctica lo


aprendido.
Ej. “¿Cómo pondrían ustedes en práctica la situación de la lectura que se leyó (o la charla
que escuchamos)?”1

Redacte otras preguntas que puedan aplicarse ampliamente.

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ESCUCHA

Los moderadores de los grupos pequeños deben poner oído atento a las alegrías y las
dificultades de los participantes, sin criticarlos, y ofrecerles oración, apoyo y aliento
cuando sea necesario.

El Papa Francisco nos recuerda que: “Necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar,


que es más que oír. Lo primero, en la comunicación con el otro, es la capacidad del
corazón que hace posible la proximidad, sin la cual no existe un verdadero encuentro
espiritual” (Encíclica Evangelii Gaudium, 171).

Las siguientes sugerencias pueden fomentar un ambiente donde los miembros sientan
que se les escucha y puedan acercarse entre sí y a Cristo:

• Trate de conocer a los integrantes del grupo intercambiando información de


presentación y haciendo alguna pregunta casual para demostrar que está
interesado.
• Anime a todos a participar en la conversación. Puede pedirles a todos que den
respuestas a una pregunta más general.
• ¡No tema el silencio! Deje que haya tiempo para analizar las preguntas y los
comentarios que haga cada persona.

¿Qué otras estrategias podrían usarse para que los integrantes del grupo se sientan
tomados en cuenta y apreciados? Piense en alguna experiencia en la que usted se haya
sentido escuchado y que haya sido positiva para usted.

COMPARTIR

Presentaciones: Comience presentándose usted; luego pídale a cada participante que


se presente. Piense con anticipación en hacer una o dos preguntas personales para
que cada uno las responda junto con dar su nombre y así romper el hielo y ayudar a
formar confianza.

Reglas básicas: Describa brevemente las reglas del grupo y lo que se espera de sus
integrantes, alentando a las personas a escuchar con atención, compartir libremente y
respetar a los demás sin juzgarlos. Las “reglas básicas” podrían ser como las siguientes:

• Lo que se comparte en el grupo es confidencial y no se comenta por fuera, a


menos que se vea que alguien esté en peligro de lastimarse a sí mismo o a otra
persona.
19
• Cuando alguien hable, todos los demás deben escuchar con atención.
• Permita que todos compartan sin que nadie monopolice la conversación.

Además de hacer preguntas, orientar el intercambio de opiniones y la conversación es


también una función importante del moderador del grupo, para lo cual se puede usar
el siguiente modelo:

• Dar la oportunidad de hablar a todos los que lo pidan.


• Aclarar lo que se diga cuando sea necesario.
• Tratar de evitar los diálogos directos entre los presentes.
• Resumir lo que se haya compartido.2

Consejos para una conversación fructífera

Comience y termine la reunión a la hora fijada: Si se respeta el tiempo de las


personas, será más probable que regresen. Si la conversación sube de volumen,
recuerde a los participantes que pueden seguir conversando después de la reunión.

Cumpla lo prometido: Si dice que más tarde se hablará de algo, no deje de hacerlo.
Algunas cosas son de menor importancia, pero crean confianza.

No tema el silencio: Deje tiempo para que las personas respondan. Si tienen
expresión de perplejidad, repita la pregunta con otras palabras (no la responda usted
mismo).

Utilice el humor: La risa relaja a las personas y facilita la confianza. Después de la risa
suele haber una conversación significativa.

Aliente a los integrantes a estar dispuestos a cambiar de opinión, considerar nuevos


puntos de vista y no ceder a la tentación de argumentar solo por argumentar.

Exprese emoción: La vida de la fe no se reduce solo un empeño intelectual. No tenga


temor de expresar sentimientos y emociones.

Tome notas: Si en la conversación surge un tema personal o un punto interesante,


anótelo y plantéelo en un momento conveniente.

Mantenga la perspectiva: Tenga en cuenta el nivel hasta el cual las personas pueden
divulgar circunstancias personales en el grupo. El objetivo del grupo pequeño no es hacer
llorar a las personas, sino encontrarse con Cristo en una reflexión honesta y mediante
la oración. Si alguien comparte información íntima, recuerde a los presentes que todo lo
conversado se ha de mantener en forma confidencial, a menos que se vea que alguien
esté en peligro de lastimarse a sí mismo o a otra persona, en cuyo caso se ha de informar 20
a la autoridad competente.
TIPOS DE PERSONALIDAD

Una clave de éxito para un grupo pequeño saludable y feliz es que todos los
participantes tengan la misma oportunidad de compartir, y no hay nada que
obstaculice más una buena conversación que las intervenciones de un sabelotodo
o de una persona cuyas necesidades sean extremas. No hay manera de evitar los
conflictos y las distracciones en un grupo, por lo cual conviene que el moderador se
capacite para saber detectar y manejar estos varios tipos de personalidad. Si lo hace,
la reunión fluirá mejor y logrará su objetivo supremo, que es acercar a las personas a
Cristo Jesús y entre sí.

Es raro que los participantes se desvíen intencionalmente del tema en el compartir


del grupo, pero suele haber cinco tipos de personalidad que pueden trastornar
la interacción en los grupos pequeños, a menos que el moderador sepa lidiar
satisfactoriamente con ellas.

Los que monopolizan la conversación, y tienen una respuesta para cada pregunta
y sus respuestas parece ser interminables; son personas muy conocedoras y bien
intencionadas, pero por lo general carecen de las aptitudes sociales necesarias para
no dominar la conversación. El moderador debe tener el coraje de llevar a tales
personas a terminar sus intervenciones. Uno de los mejores métodos es simplemente
terminar la idea del que habla y luego ceder rápidamente la palabra a otra persona.

Lo que puede hacer el moderador del grupo:


Recuerde que el grupo está por lo general deseoso de que el moderador intervenga
cuando alguien monopoliza el diálogo. Para ello, hay que tratar de conseguir que otros
hablen, procurando encontrar una pausa de respiración, aunque sea breve, e invitar
a otros a intervenir. La persona que monopoliza no es un enemigo; de hecho, suele
aportar comentarios buenos y profundos. Por tal razón, conviene conversar después
de la reunión con tales personas, elogiar su agilidad mental, pero explicarles que
el objetivo es lograr que todos participen en la conversación, y pedirles que en las
futuras reuniones ayuden a motivar a los demás a participar.

21
Los retraídos suelen pasar desapercibidos porque nunca molestan a los demás
miembros del grupo, y de hecho son expertos en guardar silencio y no ser tomados en
cuenta. Es preciso acompañar suavemente a estas personas y estimularles para que
se dejen conocer por los demás.

Lo que puede hacer el moderador del grupo:


La mayoría de los retraídos se cohíben cuando tienen que hablar en grupo, por lo que
hay que ayudarles a romper el hielo proponiéndoles, por ejemplo, que compartan de
dos en dos. Cambie con frecuencia los pares para que los retraídos puedan conocer a
todos los integrantes del grupo. Recuerde a menudo a los presentes que para crecer
espiritualmente se necesita la contribución de todos ellos.

Los criticones son lo que más pueden arruinar la reunión de un grupo pequeño. Las
expresiones irónicas o burlonas son contagiosas y pueden paralizar a un moderador
inexperto, pero hay que tener presente que, si hay burlones, el “ladrido” siempre es
peor que el “mordisco”. Sus quejas suelen revelar más de sus propias percepciones y
heridas internas que los hechos que critican. No deje nunca que un criticón descarrile
una actividad, y nunca tome sus quejas en forma personal.

Lo que puede hacer el moderador del grupo:


El humor es una excelente herramienta para moderar a los criticones, porque “diluye”
la fuerza de sus críticas. Por ejemplo, si uno de ellos se queja de que está harto
de compartir de dos en dos, un moderador experto podría decir algo como: “Lo
vamos a hacer de todos modos, así que, prepárate. Como premio, hoy puedes ser
mi compañero.” Con atención constante y un “empujoncito”, el criticón puede llegar
a ser un participante interesado y motivado. Si la burla o la crítica es extrema, hay
que hablar seria y honestamente con la persona fuera del grupo, para que logre ver
los efectos que tienen sus comentarios sarcásticos sobre los demás y cómo están
obstaculizando el crecimiento del grupo.

22
TIPOS DE PERSONALIDAD

Los que revelan demasiado parecen no saber hasta qué punto es prudente compartir
sus circunstancias personales, y a veces aportan pormenores que incomodan a los
presentes o les hacen sentirse inseguros de cómo han de reaccionar.

Lo que puede hacer el moderador del grupo:


El secreto para moderar una reunión cuando hay una persona que revela demasiado
es ayudarle a discernir el contexto adecuado para lo que desee compartir. Cuando tal
persona empiece a dar más detalles de los que serían prudentes, se puede responder
diciéndole algo como: “Eso debe haber sido muy doloroso para usted, pero ese es
el tipo de cosas que deberíamos hablar en privado. Después de la reunión podemos
hablar y orar por eso.” Se sabe que los reveladores son personas necesitadas de
ayuda, por lo que es mejor que el moderador sea directo, pero al mismo tiempo muy
amable con ellas.

Los que “resuelven problemas” tienen dificultades para darse cuenta de que hay
otros que sienten dolor o confusión. Aunque tiene buenas intenciones, el que
resuelve problemas trata de “componer” la situación de otros miembros del grupo, a
menudo ofreciendo respuestas y soluciones puntuales. Pero cabe recordarles a ellos
que todos se encuentran en proceso de aprendizaje y crecimiento y que cada uno
necesita tiempo para discernir por sí mismos cuál es el llamado de Dios.

Lo que puede hacer el moderador del grupo:


Si el que pretende resolver problemas da una respuesta que es percibida como de
crítica o insensible por un miembro del grupo, no se asuste. Responda rápidamente
solidarizando con la persona que planteó el caso o la pregunta. Le podría decir:
“Lamento que esté pasando por eso. Siga compartiendo y tratando de avanzar.
Haremos todo lo posible para apoyarlo en todo momento.” Si el que resuelve
problemas no capta las sugerencias y el intento de cambio de orientación, hable con
él o ella después de la reunión. Dígale que usted aprecia su buen entendimiento,
pero recuérdele que lo que se desea es que todos tengan la libertad de compartir,
descubrir sus realidades e incluso lidiar con las situaciones en las que se encuentren.

¿Qué experiencias ha tenido usted con personalidades difíciles como estas? ¿Cómo
manejó usted estas situaciones o cómo lo hizo otro moderador?

23
SEGUIMIENTO Y ACOMPAÑAMIENTO

Un proceso de acompañamiento que logre llevar a los integrantes del grupo a una
mayor participación en la comunidad cristiana y a una mejor relación con Cristo
requiere que los moderadores hablen personalmente con las personas antes de la
reunión del grupo, se comuniquen con ellas entre las sesiones y les ofrezcan el apoyo
necesario después de terminadas las reuniones.

Las siguientes sugerencias pueden ser útiles para acompañar a los miembros del
grupo fuera de la reunión y después de que estas hayan terminado.

• Envíe un correo electrónico al grupo entre cada sesión para agradecerles su


presencia, compartir alguna información importante y confirmar la fecha, la hora y
el tema de la próxima sesión.
• Envíe un correo electrónico individual a los recién llegados para darles la
bienvenida personalmente.
• Preocúpese de dar respuesta a todas las preguntas que no haya podido contestar
durante la reunión, ya sea en forma individual o en grupo, según corresponda.
• Tome nota de los recursos que se hayan mencionado en la reunión. Envíe un
enlace u otra información pertinente en su mensaje de seguimiento al grupo.
Cuando los integrantes ven un video o leen un artículo o libro que alguien
recomendó, eso suele generar una discusión productiva y profundizar las
interacciones.
• Si su grupo tiene un período determinado para recibir nuevos miembros, continúe
haciendo invitaciones personales y aliente a los integrantes a invitar a un amigo.
• Si un integrante del grupo interviene frecuentemente en la conversación, se
demuestra deseoso de dirigir la oración o ha expresado interés en ayudar,
propóngale la posibilidad de formar y moderar su propio grupo pequeño o
considerar otras posibilidades de liderazgo en la parroquia.
• Anime a los participantes a reunirse fuera del grupo para continuar creciendo en la
amistad cristiana (grupos de discusión sobre teología, como Theology on Tap, hora
santa, mesón de café local, etc.).
• Tenga en cuenta los “grupitos de amistad” que haya en su pequeña comunidad y
aliente a los presentes a formar pares distintos para compartir; a aquellos que se
quedan apartados, presénteselos a otros feligreses con los que usted cree que
podrían hacer amistad, o incluso invítelos a tomar un café para conocerlos mejor
usted mismo.
24
SEGUIMIENTO Y ACOMPAÑAMIENTO

Escriba un breve modelo de correo electrónico para responder en los tres casos siguientes:

1. Alguien le envía un mensaje de que se enteró de su grupo pequeño en las redes


sociales. Es nuevo en la zona y antes iba a una iglesia católica, pero no lo ha hecho en
mucho tiempo. En el mensaje, esta persona parece interesada en su pequeño grupo,
pero está un poco insegura.

2. Uno de los integrantes de su grupo, que había estado participando frecuentemente en


las conversaciones y que se ofrecía para liderar la oración, dejó de asistir sin explicación.

25
3. Llega la última reunión del grupo y usted ha logrado hacer seguimiento con todos los
integrantes, pero hay uno que en realidad parece no “caerles bien” a los demás, aparte
de que al parecer no participa en otras actividades de la parroquia. En esos casos,
puede enviarle un mensaje personal para ver cómo está y ofrecerle apoyo.

26
CUALIDADES DEL MODERADOR

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cuando corresponda y fomentando un ambiente propicio para que todos se sientan
acogidos y conocidos.

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• Dé ejemplo de como escuchar sin prejuicios y con atención.

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salud emocional, mental y espiritual y así podrá tomar decisiones más deliberadas y
guiar a otros hacia Cristo.

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7;C1b;m1b-vĺ

";-7ॕ1bѴ-Ѵ vrझub|†"-m|oĹEl Espíritu Santo nos guía a todos en nuestra


peregrinación hacia el cielo. Los buenos moderadores de grupos pequeños se
preocupan de que el Espíritu Santo sea quien guíe el grupo en la oración, la
ru;r-u-1bॕm‹;Ѵ1olr-uঞuķ‹Ѵ;o=u;1;m- bov;Ѵ࣐Šb|o7;Ѵ]u†roĺ

• Ore para que usted sepa moderar bien su grupo


• Ore por cada miembro mencionando su nombre y pidiendo por sus intenciones.
• Si hay algo que le preocupa a una persona o incluso a todo el grupo, no se asuste.
Si no está seguro de cómo abordarlo de inmediato, al menos ofrezca rezar por esa
intención.
• Analice a menudo el rumbo que lleva el grupo y ore para cerciorarse de que se
;v|࣐1†lrѴb;m7oC;Ѵl;m|;v†lbvbॕmĺ

27
;l†;v|u;-Ѵ;]uझ-ĹLa experiencia de un grupo pequeño ha de ser informal, relajada
‹7bˆ;uঞ7-ĺ Ѵ]u†ror;t†;ोo;v†m-;Šr;ub;m1b-7;1ol†mb7-71ubvঞ-m-ķѸmo†m-
reunión empresarial!

Evite los casos de evidente gravedad y recuerde que la reunión del grupo no es de
terapia. Si hay algún caso grave que empieza a desviar al grupo, considere en hacer
†m-Ѵ|o‹7b]-Ĺľ†;moķou;lovrou;vo-_ou-lbvloĺĿ$;ulbm-7-Ѵ-ou-1bॕmķu;]u;v;
-Ѵ|;l-7;Ѵr;t†;ोo]u†roĺ!;1†;u7;t†;Ѵ-ubv-;v†m1olrom;m|;1Ѵ-ˆ;7;†m-
0†;m-;Šr;ub;m1b-7;]u†roĺ"b0b;m†v|;77;v;--Ѵ;m|-u-|o7ovѴovr-uঞ1br-m|;v-
profundizar su relación con Cristo, dé lugar al buen humor para que todos disfruten
de una travesía de fe alegre y entretenida.

28
REFERENCIAS

Consulte las siguientes fuentes de información sobre los temas del Ministerio de
Grupos Pequeños mencionados en este manual.

Catecismo de la Iglesia Católica


Exhortación apostólica postsinodal Christifideles Laici
Encíclica Evangelii Gaudium
Encíclica Gaudete et Exsultate

Notas finales

1 Adaptado de Rich Cleveland, A Facilitator’s Guide (Colorado Springs: Emmaus Journey, 2007)
2 Este método proviene del Proyecto La Verdad de Enfoque a la Familia.

29
GROUPOS PEQUENOS 101

30
Arquidiócesis de Washington

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