Resumen Completo de Psicología Social (2021)
Resumen Completo de Psicología Social (2021)
Resumen Completo de Psicología Social (2021)
● Bibliografía:
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● Pruebas de practica:
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● Resúmenes de Ciclo Inicial: https://psicoresumenes.weebly.com/primerano.html
● Resúmenes de segundo año:
https://psicoresumenes.weebly.com/segundoano.html
● Resúmenes de tercer año: https://psicoresumenes.weebly.com/tercerano.html
Alejandro Busto
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Modulo 1 - ¿Una Psicología Social? Desde la tensión individuo sociedad a la
construcción social histórica de la producción de subjetividad
Alejandro Busto
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Dos definiciones de Psicología Social:
1) “(...)es el campo científico que busca comprender la naturaleza y causas de la
conducta y pensamiento de los individuos en situaciones sociales”.
2) “La psicología social es una disciplina que estudia cómo los fenómenos psicológicos
estan determinados y conformados por procesos sociales y culturales” (Ibañez,
2004)
Cualquier cosa, pero sobre todo la psicología social, está situada social, histórica y
geográficamente. La PS no surge en cualquier lado y en cualquier momento, sino que surge
en un contexto donde estan pasando determinadas cosas.
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Giambattista Vico (1668-1744) y los significados compartidos: Vico convirtió el
racionalismo en un historicismo, al presentar la razón como una realidad que actúa por sí
misma con una inagotable fecundidad creadora. Desarrolló una serie de conceptos que
serán claves para la psicología social.
- La idea según la cual las sociedades presentan una dimensión histórica ineludible:
se constituyen, evolucionan y cambian en el transcurso de la historia. Esta idea
sencilla y evidente, en su momento fue difícil que se aceptara, debido a que el
carácter concreto de la sociedad está tan presente en la persona que nace y se
desarrolla en ella que parece que siempre haya existido y que sea inmutable.
- Insistió en el carácter construido de la sociedad, para él, la sociedad es un producto
puramente humano que resulta de la actividad desarrollada por los individuos.
Para Wundt la causalidad tenía un sentido diferente en los procesos físico-naturales y en los
procesos psíquicos. La causalidad psíquica la concibe independiente de la física, dado que
entre ambos ámbitos se da más bien un paralelismo. La vida mental, para Wundt, es
creativa y supone la transformación de los simples hechos de experiencia. La vida psíquica
se caracteriza por la capacidad de una síntesis creadora. La percepción, más que una suma
de sensaciones como se concebía en la tradición empírico-materialista, es concebida como
síntesis creadora, como “apercepción”.
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Sus ideas acerca del lenguaje tuvieron una gran influencia en la posterior PS. Wundt
consideraba que “unido al lenguaje va el pensamiento”. Consideraba que los principios de la
evolución de las especies eran aplicables a la evolución de la mente humana, entendida
como psicología de los pueblos, en el sentido de que las razas más poderosas han
desplazado con su más fuerte creación espiritual, el lenguaje, a los débiles, es decir, las
tribus invadidas por otras fueron conquistadas, y con esas conquistas el lenguaje de esa
tribu se perdía.
Wundt considera que el lenguaje de gestos es una especie de lenguaje primitivo, a partir del
cual se puede comprender el origen de la comunicación y del pensamiento. El inicio de una
comunicación supone que “la representación afectiva no sea solo mera expresión individual,
sino que despierte análogos movimientos afectivos e iguales representaciones en otros
individuos, los cuales, a su vez, mediante la in fluencia de los afectos en ellos suscitados,
respondan con movimientos expresivos iguales o modificados. Así se desenvuelve un
pensamiento común en el cual los actos impulsivos van gradualmente pasando a ser
voluntarios y, al propio tiempo, los contenidos representativos entran en relación con los
gestos más expresivos correspondientes”.
Este primer lenguaje es altamente intuitivo y , por ello, inmediatamente inteligible. Es este
concepto de lenguaje como proceso comunicativo y elemento de la psicología de los
pueblos más que como propiedad comprensible en términos de inteligencia individual lo que
atrajo el interés de algunos psicosociologos por su obra.
Si la psicología de los pueblos se caracteriza por intentar captar los aspectos subjetivos de
la vida colectiva estable, la psicología de las masas pretende comprender la función que los
procesos psicológicos, y más concreto, emocionales, tienen en el desarrollo de las
agrupaciones humanas transitorias.
El conjunto de caracteres comunes que impone la herencia a todos los individuos de una
raza constituye el alma de esta raza. Pero cuando un determinado número de individuos se
encuentran reunidos en multitud para obrar, del solo hecho de su aproximación resultan
ciertos caracteres psicológicos nuevos que, sobreponiéndose a los caracteres de raza, los
hace diferir, a veces, de una manera profunda.
Gustave Le Bon plantea que en las masas “Un hombre baja algunos peldaños en la
escalera de la civilización. Un individuo en una multitud es como un grano de arena que el
viento maneja como quiere”, haciendo referencia a que las personas en situación de
multitudes, de masas, se vuelve primitivo, manipulable.
Le Bon es el primero que plantea el estudio de la psicología de las masas como una tarea
científica. Si bien ya se había hablado anteriormente de ella.
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Características de las multitudes
Las masas admiten o rechazan las ideas en bloque, no soportan discusión o contradicción y
son impresionables por la imaginación, lo que les hace que carezcan de sentido de la
verosimilitud y que les atraiga lo maravilloso y legendario. Las convicciones de las
multitudes tienen el carácter de lo religioso por su sumisión a una voluntad exterior.
La raza,la tradición y el tiempo son los factores remotos más potentes en el mantenimiento
de un sistema de creencias. Las instituciones políticas y sociales, así como la ilustración y
educación, tienen una escasa influencia en el cambio de opinión de las multitudes.
Entre los factores inmediatos que influyen en la formación de las opiniones de las
muchedumbres estan el poder de las palabras cuando son capaces de evocar imágenes, lo
que les da un carácter mágico, las ilusiones y la repetición.
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esta relación y encontrar leyes generales que la regulen. Los fenómenos sociales y
los individuos son las unidades de análisis.
2. La Psicologia social sociologica (PSS): desarticula la antinomia
“individuo-sociedad” buscando aproximarse a las prácticas concretas y a las
significaciones que allí (en las prácticas) se producen, incluida en estas
construcciones está la categoría y autoconcepto de individuo. En este sentido, las
categorías de individuo y de sociedad se entienden como producidas y situadas
socio-históricamente, y que en realidad no estan separadas, sino que las entiende
como una suerte de tejido sin costuras, por lo que resulta difícil poner un límite que
marque donde empieza un fenómeno y donde el otro. La relación que se postula
entre procesos psicológicos y sociales es de mera interioridad y se emplean
métodos interpretativos para entenderla. Entiende a la subjetividad como parte de
cualquier proceso de producción de conocimiento, es decir, postula que el sujeto de
conocimiento y el proceso de conocimiento no son distintos del propio objeto de
conocimiento. Para esta perspectiva, la dimensión simbólica de la realidad es crucial
a la hora de comprender cómo lo psicológico se constituye a partir de lo social. Se
toman la interacción social y la dimensión social como unidad de análisis.
Psicología Social Construccionista (PSC): En los años ~1960 la PSP tuvo una
importante crisis, y luego de esto se ha acercado a los planteamientos de la PSS, de esta
forma se ha desarrollado una tercera vía, creada después de los años ‘70, que intenta
superar la división disciplinar entre psicologia y sociologia restituyendo a la dimensión social
toda la importancia que tiene en el análisis psicosocial y rescatando el papel fundamental
del lenguaje en la construcción de los fenómenos psicológicos.
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El cómo y el porqué de la psicología social - Ibañez
En sus inicios los temas fundacionales de la PS tenían que ver con los instintos sociales, la
imitación, la sugestión y los fenómenos colectivos, posteriormente, cuando se había
institucionalizado, las temáticas que se destacan son el análisis de la formación de la
identidad social, los procesos de normalización y socialización, la formación y cambio de las
actitudes, la violencia y la agresión social, y los procesos de influencia (mayoritaria y
minoritaria), conformidad y obediencia.
- Los instintos: en la segunda mitad del siglo XIX la influencia de Darwin era muy
importante, esto explica porque la PS prestara una gran atención, igual que toda la
psicología, a la cuestión de los instintos e intentara explicar la conducta de los seres
humanos en términos de diferentes instintos sociales. Detrás de cada fenómeno
psicosocial se buscaba el instinto que lo producía. Entre ellos:
a) instinto gregario: explicaba que las personas tienden a buscar la compañía
de sus semejantes
b) instinto agresivo: para dar cuenta de la hostilidad interpersonal o intergrupal
c) instinto altruista: para explicar la solidaridad de las personas
La tendencia a buscar la explicación de los fenómenos sociales en las
características innatas de las personas se encuentra muy presente en los primeros
momentos de la psicología social.
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- Los fenómenos colectivos: el estudio de estos dio lugar a la preocupación por
conocer las producciones colectivas de los pueblos, como las tradiciones culturales,
las peculiaridades lingüísticas, los mitos y las creencias colectivas, los hábitos de
todo tipo. Es esta línea de investigación la que quedará ejemplificada en la obra de
Wundt, así como también está incluida en los planteamientos de Le Bon.
Hay otras aproximaciones, como por ejemplo la de E Aronson (1954), las cuales tienen
características más psicológicas, y describe a la realidad social con los siguientes rasgos:
1) No manifiesta el aspecto simbólico
2) Constituir el mundo percibido antes que interpretado en relación con los otros. Es
decir, la realidad cotidiana parece depender más de los propios esquemas
percibidos del individuo que de los procesos de producción y reproducción social.
3) Mostrar personas que se guían por pequeños indicadores estimulantes que
observan en el ambiente o en las otras personas como si fueran meros receptáculos
llenos de normas y sin capacidad de agencia.
4) Creer que los grupos elaboran normas de convivencia para que cada uno de ellos
encuentre su función social en un universo armonioso en el cual no hay lugar para el
conflicto.
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5) Eludir las relaciones de poder determinantes que imponen presiones y generan
estructura social y determinación de la identidad.
En este sentido, se puede ver como hay distintas perspectivas de abordar la psicología
social, pero incluso dentro de una misma perspectiva, las presentaciones que se pueden
hacer de la psicología social varían ostensiblemente.
Así, se puede ver que los efectos que se derivan del cómo se presenta la disciplina son
importantes y notorios. En el caso de Martin-Baró, la PS se considera como compromiso
político, como herramienta de crítica del status quo y como apuesta por una liberación de la
conciencia ideológicamente enajenada de los individuos. Para él, el ejercicio científico de la
disciplina está al servicio de unos grupos oprimidos y aspira a una pedagogía de su
liberación. En el caso de Ibañez, se presenta una PS de corte más teórico, que aspira a
comprender e interpretar los procesos psicosociales en sus dimensiones históricas y
simbólicas.
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La separación entre lo social y lo psicológico
El ser humano es un ser plenamente social que necesita la presencia y las aportaciones de
los otros para poder desarrollarse satisfactoriamente. Son los otros quienes construyen el
tejido de relaciones, de estímulos, es decir, el entorno en cuyo seno el bebe es acogido y es
amparado. Este entorno social va cambiando a medida que la persona se va desarrollando
pero está siempre presente y es siempre indispensable, lo marca profundamente y
configura progresivamente su propia manera de ser.
Sin embargo, a pesar de que todo lo anteriormente dicho es algo que se sabe, no hay un
consenso en el grado en el que la dimensión social incide sobre los procesos psicológicos y
en la manera en que esta incidencia se produce.
Hace algunos años se llegó a la conclusión de que es imposible separar aquello que es
innato y aquello que se adquiere, aunque si hay un acuerdo en que la interacción entre
ambos componentes es incesable e inextricable.
Sin embargo, hay quienes plantean que a pesar de estas características, hay dos realidades
bien diferentes: la psicológica por un lado, y la social por otro. Estos postulan que la parte
psicológica es primera y constituye la materia básica, mientras que la social viene después
y alimenta la psicológica con contenidos concretos dándole formas particulares.
Esta idea de una diferenciación entre las realidades psicológica y la social ha sido, a lo largo
de los años, muy influyente en cuanto a las decisiones sobre qué hay que estudiar.
La idea según la cual los factores sociales impactan en los procesos psicológicos está en la
base de una concepción de la psicología social que la sitúa como disciplina complementaria
de la propia psicología. Según esta concepción, la psicología estudia los procesos
psicológicos básicos que se dan en el individuo, mientras que la psicología social estudia la
manera como estos procesos psicológicos se ven afectados por los fenómenos sociales.
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La fusión entre lo social y lo psicológico
Cada vez hay más psicologo/as que se alejan de la concepción separatista de lo social y lo
psicológico.
La comunicación es posible porque el lenguaje está fuera, lo que permite que todos
accedamos a él. Pero si no estuviera dentro, ni siquiera podríamos saber que existe, y sin
duda tampoco podríamos comunicarnos plenamente con los demás. La comunicación es
posible porque disponemos del lenguaje, porque está instalado dentro de nosotros igual que
el resto de las capacidades que tenemos. Lo mismo pasa con lo social, está dentro y fuera
de nosotros al mismo tiempo.
Desde esta perspectiva, el objeto que define a la psicología social como disciplina deja de
ser el estudio del impacto que tienen los factores sociales en los procesos psicológicos y
pasa a definirse como el estudio de la construcción social de los procesos psicológicos.
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Interaccionismo simbólico (IS)
La IS nacio de los trabajos de George Mead a comienzos del siglo XX y se asienta sobre
tres premisas básicas:
1) La importancia de los significados: el ser humano no actúa tanto con relación a
las supuestas características objetivas de los objetos con los que se relaciona, como
sobre la base del significado que atribuye a los mencionados objetos. Es
fundamental conocer cuál es la interpretación subjetiva que una persona hace de
una situación si queremos entender su conducta en esta situación.
La creación de los objetos: “El hombre vive en un medio simbólico tanto como en
un medio físico y puede ser ‘estimulado’ a actuar tanto por símbolos como por estímulos
físicos. Un símbolo se define como un estímulo que tiene un significado aprendido y un
valor para la gente, y la respuesta del hombre al símbolo se hace en términos del
significado y valor que tienen, en lugar de términos de la estimulación física de los órganos
sensoriales.”
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Psicologia Social Psicologica
El estudio de la cognición social hace referencia a la manera como las personas dan
cuenta de las otras personas y de sí misma. Se centra en la comprensión que tienen las
personas de la vida cotidiana. Se refiere, por lo tanto, a la manera como las personas
piensan sobre el mundo social.
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El socioconstruccionismo
Al final de los años sesenta se empezaron a desarrollar una serie de enfoques alternativos
que pretendian situarse en una postura crítica con respecto a la psicología social en uso y
que pretendian configurar una nueva forma de entender la disciplina. Gran parte de estos
enfoques alternativos se pueden reagrupar bajo la denominación de Psicología Social
Construccionista (PSC).
Desde esta perspectiva, la investigación social ya no corre el riesgo de limitarse a ser una
actividad secundaria, preocupada solamente de elaborar las implicaciones sociales de los
fenómenos psicológicos más fundamentales, el núcleo explicativo de la acción humana deja
de ubicarse en las interioridades de la mente para pasar a situarse en la estructura y el
proceso del intercambio humano. Las explicaciones ya no se formulan aludiendo a un
determinado estado o proceso psicológico, sino considerando las relaciones entre las
personas.
Desde esta perspectiva entonces queda claro que, cambiando las costumbres, los seres
humanos tienen la posibilidad de cambiar a la sociedad que resulta y cambiarse ellos
mismos.
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¿Para qué sirve la psicología social?
Una manera de romper este clima consiste en proponer unas metas que ningún grupo
pueda alcanzar para sí mismo, sin la participación de los otros grupos. Esto es lo que
Muzafer Sherif denominó como metas supraordenadas: básicamente se refieren a una
meta en común entre los grupos, un objetivo compartido.
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El conocimiento de la realidad social y los efectos del saber psicosocial
Hay una diferencia fundamental entre los conocimientos que producen las ciencias sobre
los fenómenos naturales y los conocimientos que versan sobre los fenómenos humanos. La
Luna, por ejemplo, continuará su movimiento elíptico alrededor de la Tierra con total
independencia del hecho de que conozcamos las leyes que la gobiernan. Nuestro
conocimiento no incide de ninguna manera sobre este fenómeno.
Sin embargo, esto no ocurre con el conocimiento de los fenómenos humanos. Si una
persona se entera de que su conducta obedece a una influencia u otra, porque así lo ha
establecido el conocimiento producido por los psicólogos sociales, esta persona puede
tomar las medidas oportunas para que dichas influencias no tenga los efectos esperados, y
contradecir, de esta manera, las leyes establecidas por la psicología social.
Eso se puede hacer deliberadamente, pero en la mayoría de los casos el conocimiento que
se ha adquirido de las ciencias sociales y humanas afecta nuestra conducta sin que ni
siquiera nos demos cuenta de ello.
Dicho de otra manera, el mismo conocimiento producido por los investigadores puede
engendrar efectos sobre el fenómeno estudiado, sin que haya que recurrir a ningún
procedimiento de aplicación. Esta característica peculiar de los saberes psicosociales ha
sido denominada por el psicólogo social Kenneth Gergen como Ilustración
(Enlightenment).
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Acerca del dualismo individuo-sociedad / psíquico-social
El dualismo funciona como una verdad, carente de historia y universal. Estan naturalizados,
no se reconocen como parte de una construcción.
Las diferentes perspectivas de la Psicología Social dan cuenta de los límites de articular
aquello que previamente se ha imaginado como perteneciente a áreas diferentes.
“En el campo de las psicologías puede verse que una vez que se ha imaginado que lo
psíquico es interior y lo social es exterior los obstáculos conceptuales suelen llevar a
impasses teóricos de difícil resolución”.
Es decir, algunas perspectivas han intentado conectar el dualismo, articular esos polos, han
pensado los modos de interacción de esos polos, de esa manera han surgido perspectivas
que plantean que un polo determina a otro, entre otras, sin embargo muchas han llegado a
algún punto en que se han visto dificultades por preguntas como ¿el psiquismo está
adentro?, ¿adentro de donde?, ¿lo social está afuera?, ¿afuera de donde?, etc
El dualismo individuo sociedad cobra presencia en el escenario liberal europeo de los siglos
XVII y XVIII. El polo individuo es una falacia de las teorías que creen que la sociedad puede
definirse como una agregación de individuos. La etimología de su palabra hace del
concepto individuo una negación, es decir, el individuo es un ser en el límite del no ser, dado
que no puede ser fragmentado, sin perder caracteres propios.
IN DIVIDUUS
El individuo es producido en una formación social histórica particular. Es una sólida ilusión
del capitalismo naciente por la que es pensada a la persona como indivisa, libre y
autónoma.
Alejandro Busto
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filosofías del sujeto que se interrogan por el conocimiento del mundo, abandonando las
certezas de la fe y la religión.
Tal cuestión viene de la mano del nacimiento y crecimiento de las ciencias humanas, dado
que el Hombre se constituye desde diferentes saberes para ser pensado, abriendo un
espacio propio a los humanismos. Luego, este sujeto no dividido de la conciencia,
sustentará prácticas y teorías del libre mercado, la gobernabilidad a través del contrato, el
consumo y la representatividad de las democracias de la modernidad, es decir nuevas
formas políticas de pensar la vida.
Permite abrir visibilidad e interrogar las narrativas del campo psi, particularmente aquellas
que han colocado la subjetividad como interioridad.
En este sentido, todos nosotros nos pensamos como individuos porque somos hijos de la
subjetivación capitalista, de ese capitalismo que nació en el siglo XVII y que ahora está
naturalizado, incorporado en nuestras prácticas y discursos, en nuestros afectos y maneras
de relacionarnos.
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Crítica del dualismo - De Brasi
La crítica del binarismo requiere tomarlo en las matrices donde sus elementos son
ordenados cuidadosamente, donde sus ilusiones generan divisiones principales,
subordinadas y dependientes de un régimen arborescente que puede llegar hasta el infinito,
siempre y cuando respetemos el “axioma” de no tomarlo como punto de partida, como punto
“en si” partido, desde el comienzo mismo.
Es natural concebirlos, percibirlos, manejarlos como si desde siempre hubiesen estado ahí.
La “naturalización” no es ahistórica, pero se constituye como acontecimiento sin historia en
la historia misma.
Los cortes que se han dado en la historia de las ideas son innumerables. Atraviesan las
nociones, creaciones y acciones más diversas. Se las puede encontrar dispersas,
escondidas, establecidas con firmeza, en las argumentaciones más burdas o sutiles.
Alma/cuerpo, profundo/superficial, afecto/intelecto, teórica/práctica, etc. De hecho, las
elaboraciones y cuadros conceptuales de distintas disciplinas estan plagadas de ellas,
cuidadas con fervor por los distintos estratos de especialistas como si no fueran
obstáculos a superar, sino el tesoro a preservar.
La cesura básica que inunda todas nuestras reflexiones y prácticas es la que pasa por
separar lo subjetivo de lo objetivo, estableciendo además entre los “polos” relaciones de
dependencia, causalidad y hegemonía. Así, se asumen y transmiten. Como si no fuera lo
que deberíamos poner en duda, sino el “hecho consumado”, el principio que rige cualquier
cuestión, y por eso incuestionable.
Por ejemplo, la dicotomía que se establece entre el adentro y el afuera. Espacio propio y
espacio ajeno, en ella resuena la contraposición entre subjetividad y objetividad.
La división entre el a-dentro y el a-fuera es una división autonegada. Los mismos términos
indican que la separación es arbitraria, y que la misma entraña cortes en las continuidades
espacio-temporales. Discontinuidades que permiten analizar, estimular y captar los
fenómenos, ordenarlos, construir los objetos que diseñarán territorios científicos acotados,
métodos, instrumentos, procedimientos, formas de intervención en situaciones y estructuras
complejas, etc.
Sin embargo, los horizontes de un sujeto humano son objeto de figuración, imaginarización,
modelización, etc, pero básicamente son producidos en una formación social-histórica
particular donde el sujeto singular está implicado de miles de formas conocidas y
desconocidas.
La dupla a-dentro/a-fuera navega por un canal con dos brazos suplementarios: la existencia
imaginaria de un límite y un límite imaginario de la existencia. La primera está circunscrita
por la envoltura de la piel. Hacía dentro contenedora de órganos, soportes de funciones
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sencillas o harto complicadas. Hacía afuera todo lo que ella no puede recubrir, aunque sí
ser la base membranosa de todo tipo de recepciones.
Esa delgada tela fisiológica, estética, mítica, que es la piel ya separa uniendo y une
separando. Pero esa línea divisoria se repliega sobre algo más cercano, contornea el propio
cuerpo o el de otros, los considera como próximos o lejanos, semejantes o disímiles. Así
ocupa una posición en el espacio, un territorio real o alucinadamente conquistado, que va
desde “mi juguete”, “mi grupo”, “mi institución”, “mi patria”, etc. De ese modo se significa lo
que está de este lado y lo que se encuentra del otro. Lo que me pertenece y su ajenidad. Y
solo porque me pertenezco puedo reconocerme en diferentes momentos y circunstancias
como siendo yo mismo. Mi absoluta pertenencia se torna posible sobre el fondo de una
constante permanencia, de una compacta identidad (personal, profesional, etc). Fuera de
ella estará lo heterogéneo, lo diferente a mi, pero esas diferentes surgen por comparación,
negación, semejanza, de lo que ya ha sido con antelación. Así, la barrera entre
adentro/afuera ha quedado definitiva y artificialmente instalada. Por eso puedo creerme
in-dividuo, indiviso (creer es la palabra clave, porque a fin de cuentas, es solo una
creencia), y paralelamente, considerar la división como el principio universal por excelencia.
Las personas nacen divididas, fragmentadas, su unidad en el yo, el grupo o la sociedad son
un logro mítico, una ilusión necesaria totalizadora. Lo social-histórico no es un afuera ni una
extensión o posterioridad temporal de una sustancia subjetiva, sino aquello con que está
tramado el mismo inconsciente.
Alejandro Busto
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Subjetividad e historia - Guattari
Todas las cuestiones de la economía colectiva del deseo dejan de parecer utópicas a partir
del momento en el que se considera la producción de subjetividad como materia prima de la
evolución de las fuerzas productivas en sus formas más “desarrolladas” (los sectores de
vanguardia de la industria). La materia prima del propio movimiento que anima la actual
crisis mundial, esa especie de voluntad de potencia productiva que revoluciona la propia
producción a través de las revoluciones científicas y biológicas, a través de la incorporación
masiva de la telemática, de la informática y de la ciencia de los robots,a través del peso
cada vez mayor de los equipamientos colectivos y de los medios de comunicación de
masas.
La producción de subjetividad tal vez sea más importante que cualquier otro tipo de
producción, más esencial que el petróleo y que las energías.
Todo lo que es producido por la subjetivación capitalistica - todo lo que nos llega por el
lenguaje, por la familia y por los equipamientos que nos rodean- se trata de sistemas de
conexión directa entre las grandes máquinas productivas, las grandes máquinas de control
social y las instancias psíquicas que definen la manera de percibir el mundo.
Las sociedades “arcaicas” que aún no se han incorporado al proceso capitalistico, los niños
aún no integrados en el sistema o las personas que estan en los hospitales psiquiátricos y
que no consiguen (o no quieren) entrar en el sistema de significación dominante, tienen una
percepción del mundo completamente diferente, eso no quiere decir que la naturaleza de su
percepción de los valores y de las relaciones sociales sea caótica. Corresponden
simplemente con otros modos de representación del mundo, igual de válidos e importantes.
Es por eso mismo, que debemos interpelar a todos aquellos que ocupan una posición
docente en las ciencias sociales y psicológicas, o en el campo del trabajo social. Se
encuentran en una encrucijada política y micropolítica fundamental. O hacen el juego a
esa reproducción de modelos que no nos permiten crear salidas a los procesos de
singularización o, por el contrario, trabajan para el funcionamiento de esos procesos en la
medida de sus posibilidades y de los agenciamientos que consigan poner a funcionar. Eso
quiere decir que no hay objetividad científica alguna en ese campo, ni una supuesta
neutralidad en la relación, como la supuesta neutralidad analítica.
Alejandro Busto
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El lucro capitalista es, fundamentalmente, producción de poder subjetivo. La subjetividad no
se sitúa en el campo individual, su campo es el de todos los procesos de producción social
y material. Usando el lenguaje de la informática, un individuo siempre existe, pero sólo en
tanto terminal; esa terminal individual se encuentra en la posición de consumidor de
subjetividad. Consume sistemas de representación, de sensibilidad, etc, que no tienen nada
que ver con categorías naturales universales.
La noción de responsabilidad individuada es una noción tardía, así como las nociones de
error y de culpabilidad interiorizada.
Alejandro Busto
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La caja de herramientas - Fernandez
Las diferentes corrientes de la Psicología Social dan cuenta de los límites de articular
aquello que previamente se ha imaginado como perteneciente a áreas diferentes.
Para que aquello que se universalizó pueda particularizarse es necesario realizar, por lo
menos, dos operaciones en estrecha interrelación:
a) una elucidación crítica de las nociones universalizadas, es decir, des-esencializar
b) trabajar una dimensión socio-histórica en la noción de subjetividad
Esto no significa tener una posición ecléctica, sino un modo de trabajo de los conceptos
donde se operacionalizan nociones en el sentido de “caja de herramientas”.
Derrida ha puesto en marcha a lo largo de sus escritos lo que se ha dado en llamar “la
estrategia general de la deconstrucción”. Tiene como antecedente a la Destruktion de
Heidegger, esta última “no quiere decir aniquilar ni sepultar en el pasado los conceptos de la
tradición, sino atender a lo que ellos han omitido, a lo no pensado, que es el don más
sublime que un pensar tiene para ofrecer”.
Deconstruir implica analizar en los textos las operaciones de la diferencia, y las formas en
que se hace trabajar a los significados.
A su vez, otras herramientas son el análisis genealógico, que permite encontrar los
puentes entre las narrativas teóricas y los dispositivos histórico-sociales-políticos-subjetivos
que sostienen; y el criterio de elucidación de Castoriadis.
Castoriadis dice “elucidar es el trabajo por el cual las personas intentan pensar lo que hacen
y saber lo que piensan”.
Una actitud de elucidación crítica implica necesariamente buscar criterios de lectura que se
aparten del texto-verdad, es decir, se distancien del supuesto por el cual la práctica de
lectura es un acto de revelación; esta forma “bíblica” de pensar el texto como continente de
una verdad-revelada-ahí. Las consecuencias de leer el texto de esta última forma son
varias, una de las más relevantes es la dogmatización del cuerpo teórico; este proceso
posibilita en el plano teórico mismo la gestión de una ilusión: la teoría completa; a partir de
esta ficción ninguna invisibilidad será posible de ser pensada, la actitud de interrogación
caerá bajo sospecha, las falacias de autoridad serán una práctica cotidiana de legitimación.
Desde esa perspectiva, la legitimación de un campo no pasaría por constituir una teoría, un
sistema, sino por plantearse tal espacio como un campo de problemáticas en el seno del
cual habría que discutir sus criterios de demarcación, los rigores epistémicos y
metodológicos para que sus contrapuntos locales y no globales puedan operar como “caja
de herramientas” y no como patch-work teóricos.
Obviamente, este movimiento que desdibuja los objetos teóricos discretos, unívocos,
implica no solo el intercambio entre diferentes áreas de saber sino la crítica interna de
variadas regiones de una disciplina que, al transversalizarse con otros saberes, pone en
interrogación muchas de sus certezas teóricas.
De esta forma los cuerpos teóricos funcionan como “caja de herramientas”, es decir, aportan
instrumentos y no sistemas conceptuales; instrumentos teóricos que incluyen en su reflexión
una dimensión histórica de las situaciones que analizan; herramienta que junto a otras
herramientas se produce para ser probada en el criterio de su universo, en conexiones
múltiples, locales y plurales con otros quehaceres teóricos.
Psicoanálisis y subjetividad
Los aportes psicoanalíticos son de suma importancia en una caja de herramientas del
campo de problemas de la subjetividad. Pero para ello, como con cualquier otra teoría que
haya organizado férreos sistemas teórico-institucionales, es necesario:
- Problematizar los efectos de verdad del dispositivo psicoanalítico
- Genealogizar sus condiciones históricas de producción de sus conceptos
- Elucidar sus efectos en el disciplinamietno social
- Deconstruir los binarismos donde ha quedado atrapado su tratamiento de la
diferencia
Para pensar una noción de subjetividad más allá de los dominios de objeto, se hace
necesario no solo el aporte de diversas disciplinas, sino demarcar las cuestiones de otro
modo.
Para poner en juego este “pensar de otro modo” se vuelve necesario que concurran a este
campo problemático:
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- La circulación de lo excluido de la visibilidad de las formas instituidas de los saberes,
desplegando sus impensados.
- Desde contactos locales y no globales, es decir, desde criterios transdisciplinarios,
puntuales y no desde la molaridad de sus cuerpos doctrinales.
- Desde la resignificación de las antinomias clásicas de las ciencias humanas:
individuo/sociedad, naturaleza/cultura, idéntico/diferente, estructura/acontecimiento,
razón/pasión, público/privado, etc. Por fuera de sus versus, violentar
transdisciplinariamente sus visibles, para pensar de otro modo.
Si bien los lugares institucionales donde se intenta realizar este tipo de articulaciones son
generalmente académicos, la voluntad de realizarlas es política, porque:
- Se inscribe en las luchas simbólicas por la apropiación de sentido
- No se reduce a un análisis crítico de los discursos en cuestión, sino que indaga las
estrategias de poder que tales discursos legitiman
- Si bien el anhelo de pensar de otro modo pareciera inscribirse en el mundo de las
ideas, sus acciones se motorizan en profundos malestares colectivos
Alejandro Busto
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Módulo 2 - Psicología Social como Psicología de lo colectivo
Según Crespo (1995), el nacionalismo, el colonialismo, la revolución industrial, así como las
revoluciones burguesas constituyen el marco social en el que se plantean los problemas
sobre el comportamiento colectivo. Los científicos sociales del momento que, como hemos
señalado, son igualmente reformadores sociales, creen posible la comprensión del orden
social -percibido frecuentemente como desorden- mediante el estudio del comportamiento
colectivo.
Distinciones conceptuales:
- Muchedumbre efímera: numerosidad espontánea, satisfacen una misma
motivación (por ejemplo las personas que estan en la playa veraneando)
- Muchedumbre organizada: numerosidad, establecida a través de un acuerdo, con
objetivos comunes (una marcha, por ejemplo la del 8 de Marzo)
- Masa: no remite a la numerosidad, formación indiferenciada donde hay lazos.
- Multitud: innumerables formas singulares que actúan en común y siguen siendo
diferentes.
Nota a tener en cuenta: la concepción de multitud que tiene Le Bon es diferente a la que
utiliza Negri.
Según Fernandez Christlieb, es posible decir que, junto con Le Bon y Tarde, Wundt
construye con su Psicología de los pueblos el basamento de la Psicología social y
particularmente de la Psicología colectiva.
La oposición entre psicología individual y psicología social o de las masas, que a primera
vista quizás nos parezca muy sustancial, pierde buena parte de su nitidez si se la considera
más a fondo. En la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total regularidad, como
modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo, y por eso desde el comienzo mismo la
psicología individual es simultáneamente psicología social.
Alejandro Busto
31
La relación del individuo con sus vínculos tiene derecho a reclamar que se la considere
fenómeno social. Ahora bien, cuando se habla de psicología social o de las masas, se suele
prescindir de estos vínculos y distinguir como objeto de la indagación la influencia
simultánea ejercida sobre el individuo por un gran número de personas con quienes está
ligado por algo. Por tanto, la psicología de las masas trata del individuo como miembro de
un linaje, de un pueblo, o como integrante de una multitud organizada en forma de masa
durante cierto lapso y para determinado fin. Parecería indicado considerar los fenómenos
que se muestran bajo estas particulares condiciones como exteriorizaciones de una pulsión
especial, la pulsión social, que en otras situaciones no se expresaría, sin embargo, es
difícil que deba adjudicarse al factor numérico -de las personas- una importancia tan
grande, hasta el punto de que fuera capaz de suscitar por sí solo en la vida anímica una
pulsión nueva, inactiva en otra circunstancia. Por eso lo más acertado es inclinarse más
bien en favor de que la pulsión social no sea originaria e irreductible, sino que sus
comienzos se puedan hallar en los círculos estrechos, como el de la familia.
Le Bon plantea:
He aquí el rasgo más notable de una masa psicológica: cualesquiera que sean los
individuos que la componen y por diversos o semejantes que puedan ser su modo
de vida, sus ocupaciones, su carácter o su inteligencia, el mero hecho de hallarse
transformados en una masa los dota de una especie de alma colectiva en virtud
de la cual sienten, piensan y actúan de manera enteramente distinta de como
sentiría, pensaría y actuaría cada uno de ellos en forma aislada. Hay ideas y
sentimientos que solo emergen o se convierten en actos en los individuos ligados
en masas. La masa psicológica es un ente provisional que consta de elementos
heterogéneos; estos se han unido entre sí durante un cierto lapso, tal como las
células del organismo forman, mediante su unión, un nuevo ser que muestra
propiedades muy diferentes que sus células aisladas.
Entonces, para Le Bon, en la masa, desaparecen las adquisiciones de los individuos y, por
tanto, su peculiaridad. Aflora el inconsciente racial, lo heterogéneo se hunda en lo
homogéneo. Diríamos que la superestructura psíquica desarrollada tan diversamente en los
distintos individuos es desmontada, despotenciada, y se pone al desnudo (se vuelve
operante) el fundamento inconsciente, uniforme en todos ellos.
Alejandro Busto
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Le Bon halla que los individuos también muestran nuevas propiedades que no habían
poseído hasta entonces, y busca la razón de ello en 3 factores:
- La primera causa consiste en que dentro de la masa el individuo adquiere, por el
solo hecho del número, un sentimiento de poder invencible que le permite
entregarse a instintos que, de estar solo, habría sujetado forzosamente. Por ser la
masa anónima, desaparece totalmente el sentimiento de la responsabilidad que
frena de continuo a los individuos.
Para Freud, por otro lado, el individuo, al entrar en la masa queda sometido a condiciones
que le permiten echar por tierra las represiones de sus mociones pulsionales inconscientes.
Las exteriorizaciones de ese inconsciente contiene, como disposición constitucional, toda la
maldad del alma humana; en estas circunstancias, la desaparición de la conciencia moral o
del sentimiento de responsabilidad no ofrece dificultad alguna.
Alejandro Busto
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Descripción del alma de las masas
Le Bon plantea que el alma de las masas coincide con la vida anímica de los primitivos y de
los niños. La masa es impulsiva, voluble y excitable. Es guiada casi con exclusividad por lo
inconsciente. Los impulsos a que obedece pueden ser nobles o crueles, heroicos o
cobardes, pero son tan imperiosos que nunca se impone lo personal, ni siquiera el interés
por la autoconservación. Nada en ella es premeditado. La masa no soporta dilación entre su
apetito y la realización de lo apetecido. Abriga un sentimiento de omnipotencia, el concepto
de lo imposible desaparece para el individuo inmerso en ella.
Puesto que la masa no abriga dudas sobre lo verdadero o lo falso, y al mismo tiempo tiene
la conciencia de su gran fuerza, es tan intolerante como obediente ante la autoridad.
Respeta la fuerza, y sólo en escasa medida se deja influir por las buenas maneras, que
considera signo de debilidad. Lo que pide de sus héroes es fortaleza, y aún violencia.
Quiere ser dominada y sometida, y temer a sus amos. Totalmente conservadora en el fondo,
siente profunda aversión hacía las novedades y progresos, y una veneración sin límites por
la tradición.
La moralidad de las masas: al reunirse los individuos de la masa, desaparecen todas las
inhibiciones y son llamadas a una libre satisfacción pulsional todos los instintos crueles,
brutales, destructivos, que dormitan en el individuo como relictos del tiempo primordial.
Freud dice, en cambio, que mientras que el rendimiento intelectual de la masa es siempre
muy inferior al del individuo, su conducta ética puede tanto sobrepasar con creces ese nivel
como quedar muy por debajo de el.
Le Bon plantea que las masas no conocen la sed de la verdad. Piden ilusiones, a las que no
pueden renunciar. Lo irreal siempre prevalece sobre lo real, lo irreal las influye casi con la
misma fuerza que lo real. Su visible tendencia es no hacer distingo alguno entre ambos.
En esto último, Freud encuentra un síntoma de la neurosis, ya que para los neuróticos, no
vale la realidad objetiva, corriente, sino la realidad psíquica.
Le Bon plantea que tan pronto como unos seres vivos se encuentran reunidos en cierto
número, sean animales o humanos, se ponen instintivamente bajo la autoridad de un jefe.
La masa es un rebaño obediente que nunca podría vivir sin señor- Tiene tal sed de
obedecer que se subordina instintivamente a cualquiera que se designe su señor.
Este “señor” tiene que corresponderle con ciertas propiedades personales. Para suscitar la
creencia de la masa, el mismo tiene que estar fascinado por una intensa creencia (en una
idea), debe poseer una voluntad poderosa, imponente, que la masa sin voluntad le acepta.
Esas ideas, así como sus conductores, tienen un poder misterioso, irresistible, que Lebon
denomina como “prestigioso”. El prestigio es una suerte de imperio que ejerce sobre
Alejandro Busto
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nosotros un individuo, una obra o una idea. Paraliza por completo nuestra capacidad de
crítica y nos llena de asombro y respeto.
En las masas, cada individuo tiene una doble ligazón libidinosa: con el conductor y con
los otros individuos de la masa.
El conductor es muy importante para la psicología de las masas, ya que a través de este se
explica el principal fenómeno de la psicología de las masas: la falta de libertad del
individuo dentro de ellas. Si todo individuo está sujeto a una ligazón afectiva tan amplia en
dos direcciones, no nos resultará difícil derivar de ese nexo la alteración y la restricción
observada en su personalidad.
Otro indicio que la esencia de una masa consiste en las ligazones libidinosas existentes en
ella nos lo proporciona también el fenómeno del pánico.
La identificación
Con su madre muestra una directa investidura sexual de objeto, con el padre, una
identificación que lo toma por modelo. Ambos coexisten un tiempo, sin influirse ni
perturbarse entre sí. Pero la unificación de la vida anímica avanza sin cesar, y a
consecuencia de ella ambos lazos confluyen a la postre, y por esa confluencia nace el
complejo de Edipo normal. El pequeño nota que el padre le significa un estorbo junto a la
madre; su identificación con él cobra entonces una tonalidad hostil.
Alejandro Busto
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La ligazón recíproca entre los individuos de la masa tiene la naturaleza de una
identificación, y a su vez, esa comunidad (la masa) reside en el modo de la ligazón con el
conductor.
En la masa, en sus integrantes hay lazos que juntan a las personas, que las hacen estar
enlazadas entre sí, pero al mismo tiempo se produce una coincidencia entre los Yo de las
personas. Esa coincidencia tiene que ver con colocar en su Yo aspectos o trozos del mismo
objeto, idea o persona.
Esto ocurre cuando las personas usan ese objeto, idea o persona, en tanto que es lo que
quieren seguir, como parte del ideal de su Yo. Es decir, cada persona usa eso que quieren
seguir como parte del ideal de su propio Yo, y coincidentemente es lo mismo para todos.
Por ejemplo, “la bondad” de Dios, es un rasgo que las personas religiosas toman como un
parte del ideal de su Yo, y en ese sentido, todos siguen esa bondad, he ahí la formación de
la masa religiosa. (Este ejemplo puede estar mal, lo hice yo a partir de la lectura)
Otra forma de decirlo, todos los Yo de las personas integrantes de la masa se ligan entre sí
libidinalmente usando para sí, entre todos, unos aspectos que lideran eso con lo que ellos
se identifican.
“mientras que el Yo obedece al SuperYó por miedo al castigo, se somete al ideal del Yo por
amor”.
En relación al origen de las dos instancias psíquicas, Freud dice “el ideal del Yo se formaria
principalmente sobre la imagen de los objetos amados y el superyó sobre la de los
personajes temidos”.
Así mismo, D. Lagache plantea que “el superyó corresponde a la autoridad, y el ideal del Yo
a la manera en que el sujeto debe comportarse para responder a lo que espera la autoridad”
Alejandro Busto
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Pichon Riviere plantea que Freud alcanzó por momentos una visión integral del problema
de la interrelación hombre-sociedad, sin poder desprenderse, sin embargo, de una
concepción antropocéntrica, que le impide desarrollar un enfoque dialéctico.
Negri - Multitud
En muchos aspectos, la producción económica es, al mismo tiempo, cultural y política. La
producción contemporánea, que ejerce su hegemonía sobre las demás, crea “bienes
inmateriales” tales como ideas, conocimiento, formas de comunicación y relaciones. En este
trabajo inmaterial, la producción desborda los límites de lo económico según la concepción
tradicional para abordar directamente lo cultural, lo social y lo político. No se producen sólo
bienes materiales, sino relaciones sociales reales y formas de vida. Este tipo de producción
se ha denominado “biopolítica” para destacar que sus productos tienen carácter general y
afectan directamente la vida social en su totalidad.
El biopoder y la producción biopolítica afectan a toda la vida social, de ahí el común prefijo
“bio”, pero lo hacen de manera muy diferente. El biopoder está situado por encima de la
sociedad, trascendente, a título de autoridad soberana que impone su orden. En cambio, la
producción biopolítica es inmanente a la sociedad y crea relaciones y formas sociales a
través de las formas colaborativas de trabajo.
Conviene contrastar el concepto de multitud con otros conceptos que designan colectivos
plurales como “las gentes”, “las masas” y “la turba”. Los componentes de estas últimas no
son singularidades, y sus sujetos sociales son fundamentalmente pasivos, en el sentido de
que no son capaces de actuar por sí mismos, de que necesitan ser conducidos. Si bien la
gente, o las turbas pueden ejercer efectos sociales, no actúan por voluntad propia. Por eso
es que son tan vulnerables a la manipulación externa.
La multitud, en cambio, es un sujeto social activo, que actúa partiendo de lo común, de lo
compartido por esas singularidades. La multitud es un sujeto social internamente diferente y
múltiple, cuya constitución y cuya acción no se fundan en la identidad ni en la unidad (ni
mucho menos en la indiferenciación), sino en lo que hay en común.
El concepto de multitud o similares, hace tiempo que viene formando parte de las poderosas
corrientes políticas del feminismo y el antirracismo. Cuando decimos que no deseamos un
mundo en el que no hayan diferencias raciales o de género, un mundo en que la raza y el
género no importen, nos referimos en el sentido de que no determinen jerarquías de poder,
un mundo en que las diferencias puedan expresarse libremente, ese deseo se refiere a la
multitud. Y por supuesto, para que las singularidades que componen la multitud despojen a
las diferencias de sus aspectos restrictivos, negativos y destructivos, y para hacer de ellas
nuestra fuerza.
Alejandro Busto
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Módulo 3 - Interaccionismo Simbólico y Teoría de las Representaciones Sociales
Alejandro Busto
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Según Moscovici (1979), 3 las influencias básicas del modelo de las representaciones
sociales son:
- La Etnopsicología de Wundt
- El Interaccionismo Simbolico de Mead
- El concepto de Representaciones Colectivas de Durkheim
Mead se centra en la acción humana, en el acto social. Para Mead el acto social siempre
tiene un carácter reflexivo, en dos sentidos:
1. en el sentido de la capacidad reflexiva del ser humano
2. en el sentido reflexivo de influencias mutuas
Introduce así la idea de rol, en la medida en que todo acto social, toda instancia
comunicativa va a implicar un lugar de los otros que todos vamos a ir incorporando para
hacer posible esa instancia de acción social.
Mead rechaza la idea de un espacio interior previo a la acción, es decir, un espacio interior
jerarquizado del cual supuestamente emanan las acciones, la comunicación etc. Para Mead
lo central es el espacio interactivo, que no tiene que ver con lo biológico, sino que es un
espacio interactivo eminentemente social percibido en términos de significaciones que son
los símbolos. En este sentido, es pertinente comprender los fenómenos psicosociales
partiendo de este espacio interactivo no biológico.
Explicado de otra forma, el yo “es individual” en la medida en que tiene que ver con la
intervención de un individuo en el acto social pero en realidad no es individual porque es
propio del acto social (que se da en un campo interactivo).
Alejandro Busto
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Con respecto al sí mismo, como a su vez, quien se comunica con los otros también puede
comunicarse consigo mismo, es decir pensar, la persona puede tomarse a uno mismo como
objeto de comunicación. Así, como la comunicación que se va haciendo con los demás va
creando la realidad, ya que la realidad es realidad en la medida que es significativa para las
personas, y como la significación se construye en el espacio interactivo; el sí mismo, y está
relación comunicativa con uno mismo resulta de la internalización de esa interacción.
Entonces es porque hay una interacción con otros que yo puedo internalizar esa interacción,
y el sí mismo, es decir, la relación conmigo mismo y la posibilidad de desarrollo del
pensamiento es posible porque hay un espacio interactivo.
Dicho de otra manera, es porque podemos comunicarnos con los demás que a su vez
podemos comunicarnos con nosotros mismos (pensar), y como la comunicación con los
demás crea la realidad, la comunicación con nosotros mismos interioriza esa realidad, es
decir, interioriza las significaciones, y, al interiorizarlas, se crea el sí mismo, y como
justamente la creación de la realidad se da por la comunicación, y la comunicación se da en
un espacio interactivo, entonces el sí mismo emerge por la existencia de ese espacio
interactivo.
Mead plantea lo que él denomina como habla significante: el proceso de dirigirse a otra
persona es un proceso de dirigirse también a uno mismo, y de provocar en sí la reacción
que provoca en el otro. Es decir, cada vez que nosotros nos relacionamos con los otros de
alguna forma también nos estamos relacionando con nosotros mismos, y estamos
provocando en nosotros una reacción que está relacionada con la reacción que provoca en
los otros nuestra acción. Eso es lo que Mead quiere decir con la capacidad asumir el rol del
otro; las personas pueden afectar a los demás en la medida en que pueden asumir como el
otro puede ser afectado, justamente, porque nosotros mismos somos afectados por nuestra
propia acción, y en ese sentido, las fronteras entre espacio interior y espacio exterior se
desdibujan, y por ello para Mead no tiene sentido hablar de estos dos espacios ya que no
hay una diferencia entre ellos, sino que lo realmente relevante es el espacio interactivo de la
comunicación.
Respecto al Yo, al Mi, al sí mismo y al otro generalizado, Mead plantea que el Yo es el que
irrumpe en la situación interactiva porque hay algo para hacer en el contexto del acto social,
emerge en esa situación y aparece para comunicar, para compartir algo en esa situación
interactiva. El Mi es el punto de vista colectivo respecto a uno mismo que uno asume,
cuando una persona puede pensarse a uno mismo es porque uno está asumiendo un punto
de vista colectivo respecto a si mismo, es como ver al Yo pero desde el punto de vista de los
otros, el self o sí mismo ya tiene que ver con el actuar con uno mismo del modo como los
otros actúan con nosotros, ya no tiene que ver con percibirse o sentirse a uno mismo sino
actuar con uno mismo del modo como los otros actúan con uno, decirse cosas, entrar en
conflicto con uno mismo de la misma forma que puede pasar en una situación interactiva
con los demás, por último, el otro es siempre un otro generalizado, este otro generalizado
es el que evalúa en términos de criterios colectivos y sociales las cosas e incluso a nosotros
mismos, ese otro generalizado es el marco social en el cual se construye el sí mismo y
permite que este tenga una unidad para el individuo, es decir, este otro generalizado de
alguna forma nos da la posibilidad de que el sí mismo tenga una unidad para el individuo
Desde está perspectiva, los objetos no tienen un significado inherente, sino que son las
personas en la interacción quienes les asignan un significado particular. Es decir, las cosas
no significan nada por sí mismas, sino que su significación se le asigna en la medida en que
hay una práctica, un acto social, una instancia comunicativa. En este sentido, la conducta
Alejandro Busto
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del individuo responde al significado que este atribuye a los objetos, atribuirle significado no
es en sí misma una conducta, sino que es una consecuencia, es una práctica que no es
individual sino que se hace siempre en el campo de un espacio interactivo y comunicativo, y
la conducta de los individuos responde a ese significado atribuido a los objetos, o sea que
en primer lugar está la producción de sentido, es decir, primero está la atribución de
significado que se produce en el campo interactivo, y por lo tanto no es posible comprender
la conducta humana sin comprender que parte de un significado que parte de un espacio
social.
El ser humano construye, en sus relaciones con otros y consigo mismo, la realidad en la
cual vive, entonces la realidad no es una cosa dada para el ser humano, sino que los seres
humanos la construimos en la relaciones con los demás y con nosotros mismos.
De esa manera Moscovici invierte el origen del conocimiento científico, por una parte en las
sociedades tradicionales dice que es la ciencia la que toma de la comunidad su lenguaje
para producir conocimiento científico, y por otra, en las sociedades contemporáneas son los
constructos teóricos los que son tomados por la comunidad para hacerlos propios y
utilizarlos en la vida cotidiana.
Las representaciones sociales son para Moscovici formas de conocimiento social, desde las
cuales las personas interpretan, piensan la realidad cotidiana, son imágenes que de alguna
manera condensan un conjunto de significados, sistemas de referencia que permiten
interpretar lo que sucede o incluso darle un sentido a algo que todavía no ha sucedido o a
algo inesperado, son categorías que sirven para clasificar las circunstancias, individuos o
grupos que están en relación, son teorías profanas que permiten establecer hechos sobre
lo que sucede, poder comprender, categorizar, mediante un sistema de referencias que es
lo que está aconteciendo.
Las representaciones sociales son una modalidad particular de conocimiento, que tienen
como función generar comportamientos y facilitar la comunicación entre individuos,
Alejandro Busto
42
estableciendo un orden y proporcionando un código común en el grupo social, en ese
sentido, la representación se convierte en el sentido común del grupo social.
La condición significante de la representación refiere a las dos caras que tiene ésta, por un
lado lo figurativo y simbólico, que tiene que ver con que toda figura de la representación
tiene un sentido, y todo sentido se va a constituir en una imagen, la otra cara es lo dinámico
de la representación y esto tiene que ver con que está se construye y reconstruye, en tanto
el sujeto que tiene esa representación es autor y actor de la representación, es decir,
siempre hay un proceso de elaboración cognoscitiva y también de marco para el
comportamiento del sujeto.
Mead plantea que los conductistas pasaron por alto lo que él define como el acto: ciertas
características que tienen las cosas y ciertas experiencias que poseen los individuos
pueden ser consideradas como acontecimientos dentro de un acto. Parte del acto reside
dentro del organismo y sólo más tarde cobra expresión. Por tanto, la conducta es algo más
amplio y más complejo que la mera conducta observable. Dentro del acto, afirma Mead,
existe un campo que no es externo, sino que pertenece al acto, y hay características de esa
conducta orgánica interna que se revelan en nuestras actitudes, especialmente las
relacionadas con el habla.
El acto social es algo más complejo que el estímulo y la respuesta, “debe ser tomado como
un todo dinámico -como algo que está sucediendo-, ninguna parte del cual puede ser
considerada o entendida por sí misma, sino como un complejo proceso orgánico que se
halla implícito en cada estímulo particular y en cada reacción individual involucrado en el.
En este sentido, Mead dice que “nuestro enfoque es conductista, pero, a diferencia del
conductismo watsoniano, reconoce las partes del acto que no aparecen a la observación
externa, y pone el acento sobre el acto del individuo humano en situación social natural”. A
su vez, agrega que para explicar la conducta consciente es necesario el estudio no solo de
la perspectiva grupal o social sino también lo que ocurre en el comienzo del acto en relación
incluso con el SNC.
Con el acto social, Mead plantea la existencia de un espacio interactivo, no biológico sino
social, en las interacciones entre individuos, que es percibido en términos de
significaciones, y por lo tanto su materia es el símbolo. Justamente el autor toma como
unidad de análisis el “acto social”. Considera a este como la “unidad más primitiva” de su
Alejandro Busto
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teoría, es el concepto-base de donde emergen todos los demás aspectos del análisis que
hace.
Mead se centra en la acción humana, en el acto social. Para Mead el acto social siempre
tiene un carácter reflexivo, en dos sentidos:
3. en el sentido de la capacidad reflexiva del ser humano
4. en el sentido reflexivo de influencias mutuas
Según Ritzer (1995), “la unidad de estudio era el acto porque comprende tanto aspectos
encubiertos como aspectos descubiertos de la acción humana. Dentro del acto, la totalidad
de las diferentes categorías de las psicologías ortodoxas tradicionales encuentran su lugar.
La atención, la percepción, la imaginación, el razonamiento, la emoción, etc, son
consideradas como parte del acto...el acto, pues, engloba todos los procesos implicados en
la actividad humana”.
Para Mead, el acto social puede ser definido como: un acto en que la ocasión o estímulo
que libera a un impulso se encuentra en el carácter o conducta de un individuo vivo que
pertenece al ambiente específico del individuo que experimenta un impulso”.
El acto social tiene entonces componentes externos e internos. El acto externo que
observamos constituye una parte del proceso que se ha iniciado en el interior. (...) La
conducta objetivamente observable encuentra expresión dentro del individuo, no en el
sentido de encontrarse en otro mundo, un mundo subjetivo, sino en el sentido de hallarse
dentro un organismo. Parte de esa conducta aparece en lo que podemos denominar
“actitudes”, los comienzos de los actos. (...) Ciertas características que tienen las cosas y
ciertas experiencias que poseen los individuos pueden ser consideradas como
acontecimientos de un acto.
Mead identificó 4 fases fundamentales e interrelacionadas del acto social. Las 4 representan
un todo orgánico, estan interrelacionadas dialécticamente:
1) Impulso: se refiere a la necesidad de hacer algo como respuesta. Por ejemplo el
hambre. En un impulso como el hambre también está involucrado el entorno. El
impulso puede estar motivado por la presencia de comida en el entorno o por lo
contrario, es decir, por su escasez o falta de disponibilidad. Así como en los demás
elementos de la teoría de Mead, estan implicados tanto el actor como el entorno.
2) Percepción: las personas perciben a través de los sentidos, pero implica no sólo
estímulos sino también las imágenes mentales que crean. No se trata de una
respuesta automática, existe un proceso de selección entre todos los estímulos, de
elección entre todos los que se perciben. Es el acto de percibir un objeto lo que hace
que sea un objeto para la persona; la percepción y el objeto, dialécticamente
relacionados, no pueden separarse uno de otro.
Alejandro Busto
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3) Manipulación: es la acción que la persona emprende con respecto al objeto
percibido. Está fase supone una pausa durante la cual los humanos estudian elegir
una respuesta entre varias. En este proceso de elección cuentan las experiencias
pasadas, pero también el futuro, es decir, las consecuencias de su acción.
4) Consumación: se refiere a la consumación del acto, es decir, equivale a emprender
la acción que satisface el impulso original.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que a pesar de está presentación del concepto de
acto social en fases sucesivas, Mead mantenía que existía una relación dialéctica entre las
fases. No se trata de un proceso lineal sino que los aspectos de cada fase estan presentes
en todo momento desde el principio hasta el final del acto, de manera que cada fase afecta
a las demás.
El gesto es, para Mead, el mecanismo básico del acto social en particular y del proceso
social en general.
El gesto representa cierta resultante del acto social, una resultante con respecto a
la cual existe una reacción definida por parte de los individuos involucrados en
ella; de modo que la significación es dada o expresada en términos de reacción.
En este sentido, el habla significante se refiere a que el individuo que escucha una palabra
emplea, en cierto sentido, esa misma palabra con referencia a sí mismo. El proceso de
dirigirse a otra persona es un proceso de dirigirse también a uno mismo, y de provocar en sí
la reacción que provoca en el otro.
En síntesis, el Mi supone asumir el punto de vista colectivo con respecto a uno mismo, y el
Otro Generalizado es la gran colectividad con la que uno se relaciona y que tiende a ser
interiorizada: la sociedad crea a los individuos.
Para Mead, la función fundamental de los gestos es social: los gestos son el principio de los
actos sociales, dado que sirven de estímulos para que otros puedan responder.
El objeto social es aquel que se corresponde con todas las partes del acto social, aun
cuando dichas partes se encuentren en las conductas de diferentes individuos. Un objeto
social completo solo es posible en grupos humanos.
Mead plantea que “la especialización del ser humano dentro de este campo del gesto ha
sido responsable, en definitiva, del origen y desarrollo de la actual sociedad humana y de
sus conocimientos, con todo el dominio sobre la naturaleza y sobre el medio humano que
hace posible la ciencia.
De entre todos los gestos significantes, los gestos vocales son particularmente importantes.
Solo el gesto vocal está adaptado para está clase de comunicación, porque es el único al
cual uno reacciona o tiende a reaccionar como lo hace otra persona, sin embargo, no todos
los gestos vocales humanos son significantes. Un gruñido, por ejemplo, no lo es. Lo son los
que constituyen el lenguaje. Es el lenguaje el factor más importante que hizo posible el
desarrollo de la vida humana en sociedad.
Alejandro Busto
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Para la configuración del self y de la mente, la sociedad tiene una importancia central para
Mead.
En este sentido, para Mead, los demás son una condición sine qua non para conseguir la
conciencia del sí mismo.
Pero ¿qué es lo que se entiende por mente? ¿la reflexión?, ¿la conciencia? La respuesta
más apropiada es que el término mente puede corresponder a ambas.
Mead no tiene una concepción espacial de la mente, no se trata de algo físico localizable en
el cerebro, sino que tiene una concepción funcional de relación entre el individuo y los
objetos (el entorno). La mente es entonces un fenómeno social. Surge y se desarrolla
dentro del proceso social y es una parte fundamental del mismo. Así el proceso social
precede a la mente y no es un producto de está.
El “Mi” y el “Yo”: Las actitudes de los otros constituyen el “mi” organizado, y uno reacciona
entonces frente a este como un “yo”. El “mi” es, entonces, el aspecto del sí mismo del que el
individuo es consciente en una situación dada.
El “yo” sería la parte individual de cada sujeto, ya que constituye la reacción de cada uno
ante cada situación tal y como es percibida por él. Por su parte el “mi” sería el resultado del
proceso de analizarse a sí mismo desde el punto de vista de los demás.
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El otro generalizado: La comunidad o grupo social organizados que proporciona al
individuo su unidad de persona pueden ser llamados “el otro generalizado”. La actitud del
otro generalizado es la actitud de toda la comunidad. Es en la forma del otro generalizado
que los procesos sociales influyen en la conducta de los individuos involucrados en ellos y
que los llevan a cabo, es decir, que es en esa forma que la comunidad ejerce su control
sobre el comportamiento de sus miembros individuales; porque de esa manera, el proceso o
comunidad social entra, como factor determinante, en el pensamiento del individuo.
El “mi” sería así el “deber ser”, la manera de concretarse el control social puesto en que
cada sujeto va interiorizando las actitudes que el “yo generalizado” proyecta hacía él. Para
Sanchez de la Yncera (1994) el “otro generalizado” en Mead no es otra cosa que la
organización de las expectativas normativas generales que constituyen una comunidad. Por
eso, este es para él, con buen fundamento, el elemento central del control social.
“Y es así como el control social, en cuanto funciona en términos de autocrítica, se ejerce tan
íntima y extensamente sobre la conducta individual, sirviendo para integrar al individuo con
sus acciones, con referencia al proceso social organizado de la experiencia y la conducta el
cual él está involucrado. Gracias a la autocrítica, la fiscalización social sobre la conducta
individual opera en virtud del origen y base sociales de tal crítica. Es decir: la autocrítica es
esencialmente crítica social, y la conducta controlada por la autocrítica es en esencia
conducta controlada socialmente.
En la interpretación de Úriz (1993) el “yo” es el aspecto activo del sí mismo, mientras que el
“mi” es el aspecto pasivo, conservador, que interioriza las actitudes de los otros. Lo
característico de la respuesta del “Yo” es su carácter novedoso, incierto, que constituye la
especificidad del “yo”. De está característica del “yo” proviene la capacidad de iniciativa, de
novedad, que se puede observar en la conducta humana.
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mundo a través de los ojos del actor, y no suponer que aquello que él observa “es idéntico a
lo que el actor observa en la misma situación.
Al igual que Wundt, Durkheim diferencia entre las representaciones individuales y las
representaciones colectivas, explicando que lo colectivo no puede ser reducido a lo
individual. La conciencia colectiva trasciende a los individuos como una fuerza coactiva y
puede ser visualizada en los mitos, la religión, las creencias y demás productos colectivos.
La conciencia colectiva, dice Baró (1985) consiste en un saber normativo, común a los
miembros de una sociedad e irreductible a la conciencia de los individuos, ya que constituye
un hecho social.
Representación social (RS): es una modalidad particular del conocimiento, cuya función
es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos. La
representación es un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades
psíquicas gracias a las cuales las personas hacen inteligibles la realidad física y social, se
integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios, liberan los poderes de su
imaginación.
Es decir, es el conocimiento de sentido común que tiene como objetivos comunicar, estar al
día y sentirse dentro del ambiente social, y que se origina en el intercambio de
comunicaciones del grupo social. Es una forma de conocimiento a través de la cual quien
conoce se coloca dentro de lo que conoce.
Según Farr (1983), las representaciones sociales tienen una doble función: “hacer que lo
extraño resulte familiar y lo invisible perceptible”, ya que lo insólito o lo desconocido son
amenazantes cuando no se tiene una categoría para clasificarlos. Y las describe de la
siguiente manera:
Banchs (1984) plantea que las RS son una forma de reconstrucción mental de la realidad
generada en el intercambio de informaciones entre sujetos.
Varios autores plantean otras definiciones, que en resumen caracterizan a las RS como:
- Forma del pensamiento natural, no formalizado ni institucionalizado (Paez, 1987)
- Regulan los comportamientos intra e intergrupales (Di Giacomo, 1987)
- Estructuran la comunicación y las conductas de los sujetos (Acosta y Uribe)
Alejandro Busto
50
- Otorgan un sentido a la realidad y procuran una guía operacional para la vida social
(Paez, 1987)
Por ejemplo, una persona que responde a un cuestionario no hace sino elegir una categoría
de respuestas; nos transmite un mensaje particular. Está persona es perfectamente
consciente de que, frente a otro encuestador, o en otras circunstancias, su mensaje sería
diferente. Esa variación no indica, de su parte, una falta de autenticidad o una actitud
maquiavélica destinada a ocultar una opinión “verdadera”. Solo se cuestiona el proceso
usual de interacción, que pone de relieve tal o cual aspecto del problema discutido o exige
el empleo del código adaptado a la relación fugaz establecida en esa ocasión. El proceso
mismo moviliza y otorga un sentido a las representaciones en el flujo de las relaciones entre
grupos y personas.
En resumen, las RS son sistemas que tienen una lógica y un lenguaje particulares, una
estructura de implicaciones que se refieren tanto a valores como a conceptos, un estilo de
discurso que le es propio. No se las considera “opiniones sobre” o “imágenes de”, sino
teorías de las ciencias colectivas sui generis, destinadas a interpretar y a construir lo real.
Sui generis según la RAE significa: “De un género o especie muy singular y excepcional.”
En su trabajo, el documentalista no tiene que juzgar ni puede juzgar sobre la verdad, sobre
la calidad de los textos a los que aplica su código y hace entrar en su fichero. Por ende, no
experimenta ninguna de las restricciones del especialista que registra o desmenuza lo que
Alejandro Busto
51
lee para saber si el contenido tiene valor, si corresponde a las normas de la ciencia, de la
técnica o del arte y si a su vez puede utilizarla. El documentalista es libre de efectuar una
construcción, puede asociar a su gusto las nociones, los datos, los artículos pertenecientes
a los campos y las escuelas más diversas. Las únicas barreras con que tropieza son las del
costo y la autoridad de sus técnicas para el manejo de la información. La tentación del
enciclopedismo y de un sistema único es muy fuerte.
Cada uno de nosotros, como “personas comunes”, es decir, fuera de nuestras profesiones,
nos comportamos del mismo modo ante todos los “documentos”, es decir, ante los artículos
de un diario, un accidente en la calle, una discusión en un café o un club, la lectura de un
libro, un reportaje televisado, etc. Los resumimos, recortamos, clasificamos y padecemos la
misma tentación que el documentalista de fundirlos en un mismo universo. Nada nos
impone la prudencia del especialista, nada nos prohíbe juntar los elementos más dispares
que nos hayan transmitido, incluirlos o excluirlos de una clase “lógica”, de acuerdo con las
reglas sociales, científicas, prácticas de las que disponemos. El objetivo de esto no es hacer
avanzar el conocimiento, sino “estar al corriente”, “no ser ignorante”, fuera del círculo
colectivo. De este trabajo, mil veces comenzado, repetido y desplazado de un punto al otro
de la esfera, los acontecimientos y sorpresas que captan la atención dan nacimiento a
nuestras representaciones sociales.
Entonces en las RS tenemos, por un lado, su naturaleza de proceso psíquico apto para
volver familiar, situar y hacer presente en nuestro universo interno lo que se halla a cierta
distancia de nosotros, lo que de alguna manera está ausente. Resulta una “apropiación” del
objeto y se mantiene tanto tiempo como la necesidad de hacerlo se hace sentir. Desaparece
en el laberinto de nuestra memoria o se afina en un concepto cuando pierde su necesidad o
su vigor.
Alejandro Busto
52
Condiciones de emergencia de una RS
Según Moscovici, las RS emergen determinadas por las condiciones en que son pensadas
y constituidas, teniendo como denominador el hecho de surgir en momentos de crisis y
conflictos.
Tajfel, por su parte, propone que las representaciones sociales requieren responder a 3
necesidades:
1) Causalidad: clasificar y comprender acontecimientos complejos y dolorosos
2) Justificación: justificar acciones planeadas o cometidas contra otros grupos
3) Diferenciación social: para diferenciar un grupo respecto de los demás existentes,
en momentos en que pareciera desvanecerse esa distinción.
Alejandro Busto
53
Dimensiones de la RS
Las representaciones sociales definidas por Moscovici como “universos de opinión”, pueden
ser analizadas en 3 dimensiones:
1) La información: es la organización o suma de conocimientos con que cuenta un
grupo acerca de un acontecimiento, hecho o fenómeno de naturaleza social.
Conocimientos que muestran particularidades cualitativas y cuantitativas; carácter
estereotipado o difundido sin soporte explícito y trivialidad u originalidad.
2) El campo de representación: expresa la organización del contenido de la
representación en forma jerarquizada, variando de grupo a grupo e inclusive al
interior del mismo grupo. Permite visualizar el carácter del contenido, las
propiedades cualitativas o imaginativas, en un campo que integra informaciones en
un nuevo nivel de organización en relación a sus fuentes inmediatas. Banchs
(19984) agrega que “debe analizarse en función de la totalidad del discurso sobre un
objeto y no solo en un párrafo o en una frase”. Enfatiza así el carácter global del
campo de representación y la dificultad metodológica para abarcarlo. Además,
según Herzlich (1979), deben considerarse los factores ideológicos en la
estructuración del campo de representación.
3) La actitud: es la dimensión que significa la orientación favorable o desfavorable en
relación con el objeto de la representación social. Se puede considerar, por lo tanto,
como el componente más aparente, fáctico y conductual de la representación, y
como la dimensión que suele resultar más generosamente estudiada por su
implicación comportamental y de motivación. La actitud es la más frecuente de las 3
dimensiones y, quizá, primera desde el punto de vista genético. En consecuencia, es
razonable concluir que nos informamos y representamos una cosa únicamente
después de haber tomado posición y en función de la posición tomada.
Dinámica de una RS
Moscovici (1979) aclara ambos procesos argumento que la objetivación traslada la ciencia
al dominio del ser y que el anclaje la delimita en el de el hacer; así como la objetivación
presenta como los elementos de la ciencia se articulan en una realidad social, el anclaje
hace visible la manera en que contribuyen a modelar las relaciones sociales y también
cómo se expresan.
Determinación de una RS
Moscovici agrega también que debe entenderse por un lado la determinación que produce
la totalidad de las circunstancias y por el otro una orientación más psicológica, combinación
de experiencias y factores motivacionales. Se expresa así la manera como el individuo toma
conciencia y responde socialmente.
Alejandro Busto
55
Elaboraciones alrededor del modelo de Moscovici
Moscovici plantea que “una vez que ha dominado el universo físico e ideológico, el niño, el
adolescente, estan muy lejos de llegar a un empleo general de su instrumento intelectual.
Por otra parte, la sociedad no se lo pide. La capacidad de hacerlo no está asegurada (...) la
coexistencia de diversos sistemas cognitivos se convierte más en la regla que en la
excepción”. Los mismos individuos o grupos, son capaces de emplear lógicas variables de
acuerdo a los distintos dominios de su actividad. Registros lógicos que dependen, según
Moscovici, del grado de dominio y profundidad del medio ambiente objetivo, de la naturaleza
de las comunicaciones, las acciones y resultados buscados y de la interacción entre
colectividad y medio social físico. Visto de manera global, se puede estimar la coexistencia
de modos distintos del conocimiento que corresponden a relaciones definidas del hombre y
de su medio: un estado de polifasia cognitiva.
La representación social es una teoría natural que integra conceptos cognitivos distintos
como la actitud, la opinión, la imagen, el estereotipo, la creencia, etc, de forma que no sea
una mera suma de partes o aglomeraciones acrítica de conceptos. Definidas las
representaciones sociales como una forma de conocimiento de sentido común, estructural y
funcionalmente se distinguen de otras nociones cognitivas.
Para Paez (1984), las RS son la forma presistematizada o vulgarizada, en el discurso del
sentido común, de las ideologías. Son un auténtico discurso ideológico no institucionalizado:
la ideología es el discurso social de la legitimación de la hegemonía sustentada en la
división del trabajo y en el lenguaje. Además, la ideología no se concreta a un conjunto de
representaciones, sino que implica una serie de instituciones productoras del discurso de
legitimación y de las prácticas sociales que lo concretizan.
Consideraciones finales
Alejandro Busto
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Módulo 4 - Perspectivas socioconstruccionistas en Psicología Social
Socioconstruccionismo en breve
Gergen plantea que el conocimiento no es algo que las personas tienen en la cabeza, sino
que es algo que las personas construyen y hacen juntas, y el lenguaje es el riel en ese
hacer juntos. En ese sentido, desde este movimiento más que indagar la base psicológica
del lenguaje, se va a centrar en el uso performativo del mismo.
Cualquier relato del mundo siempre va a favorecer algo, tiene siempre valores implícitos,
cualquier relato es una práctica social y está derivado de las prácticas sociales.
Alejandro Busto
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La construcción social del socioconstruccionismo: retrospectiva y perspectivas -
Ibañez
Dos de sus grandes fortalezas han constituido también dos de sus debilidades:
- Su flexibilidad, su carácter abierto y su configuración como un “movimiento”. Esto es
su capacidad para acoger en su seno formulaciones y planteamientos tan diversos,
lo cual ha generado varios efectos problemáticos. Uno de ellos es el haber adquirido
poco a poco cierta apariencia de cajón de sastre, donde casi todo tiene cabida. Esto
justamente conlleva a efectos preocupantes, como por ejemplo, las dificultades para
encarar seriamente las divergencias, y en algunos casos, las contradicciones entre
los diversos planteamientos que conforman el construccionismo social.
- Su rápida y fuerte consolidación en el seno de la disciplina y su reconocimiento
como una de las corrientes legítimas de la Psicología Social. Está misma
consolidación, necesaria para poder subsistir y desarrollarse en condiciones
aceptables, erosionó notablemente la potencialidad crítica del
socioconstruccionismo.
Alejandro Busto
60
El construccionismo social y la práctica pedagógica - Gergen
Las prácticas educativas normalmente estan ligadas a una red de supuestos, es decir, un
discurso compartido acerca de la naturaleza de los seres humanos, sus capacidades y su
relación con el mundo y los otros. En el caso de la educación, tal vez el concepto
fundamental es el del conocimiento mismo. Las creencias acerca del conocimiento
informan, justifican y sostienen nuestras prácticas educativas.
Existen dos concepciones del conocimiento tradicionales en occidente, que hoy continúan
informando a la gran mayoría de las prácticas educativas en las que participamos: Estos
sistemas de creencias, que estan estrechamente relacionados, resultan profundamente
problemáticos, en términos de sus compromisos epistemológicos e ideológicos. Es
justamente en este sentido que el construccionismo social ofrece una alternativa
significativa, ofrece una nueva manera de entender las prácticas educativas existentes y
abre las puertas a un nuevo rango de posibilidades.
Alejandro Busto
61
Concepciones tradicionales del conocimiento en la práctica educativa
Cada una de estas orientaciones respecto al conocimiento también funcionan para justificar
o racionalizar ciertas formas de la práctica educativa.
Estas creencias no solo favorecen una disposición narcisista de “primero yo” hacía la vida,
sino que puede poner a los otros, y al ambiente físico, en un rol secundario o instrumental.
Alejandro Busto
62
Las personas y los ambientes son vistos primariamente en términos de lo que pueden hacer
por uno, y dado el sentido fundamental de aislamiento (“yo solo”) generado por está
orientación, las relaciones humanas son vistas como artificiales, prácticamente puestas
contra el estado natural de la independencia. No solo eso, sino que a medida que las
personas del mundo se vuelven crecientemente interdependientes, y que ganan la
capacidad para la aniquilación mutua, ya sea a través de las armas o de la contaminación,
la ideología del individualismo autocontenido plantea una amenaza para el bienestar de la
humanidad.
A medida que estos problemas con las visiones tradicionales del conocimiento se han
hecho evidentes, ha habido un creciente interés en los diálogos socioconstruccionistas.
Estos se han centrado en devolver a la cultura aquello que se ha declarado natural, es decir,
reemplazar el supuesto de la verdad verificada mediante la naturaleza por la verdad creada
por la comunidad. Esto es ver al conocimiento no como producto de las mentes individuales
sino de las relaciones comunitarias. Se plantea que todas las proposiciones con sentido
acerca de lo real y de lo bueno tienen sus orígenes en las relaciones, es decir, el sitio de la
generación de conocimiento está en el proceso continuo de coordinar la acción entre las
personas.
Desde está perspectiva cualquier cosa que sea dicha o escrita no tiene un significado
intrínseco, no porta un mensaje unívoco en sí mismo. Ni tampoco el significado de una serie
de palabras o acciones está determinado únicamente por el receptor. Sino que más bien,
las acciones de un individuo (tanto lingüísticas como otras) operan como indicadores de
posibles secuencias relacionales, provocando ciertas líneas de acción en vez de otras. Y en
este sentido, al responder con una u otra línea de acción, el receptor confiere a la acción
inicial una forma potencial de significado, en vez de otras formas posibles.
Por está razón, las conferencias y los libros no tienen significado hasta que los estudiantes
le dan ese privilegio, y de hecho, ni las conferencias ni los libros pueden determinar el
significado que les será asignado. Abren solo una variedad de alternativas entre las que los
estudiantes posiblemente seleccionarán algunas entre otras, y los profesores, mediante la
retroalimentación y evaluación, pueden estrechar el rango de posibles alternativas, llevando
a los estudiantes hacía las “aprobadas”. Sin embargo, la retroalimentación y la evaluación
estan en la misma posición que las conferencias y los libros: sujetas a una multiplicidad de
complementos sobre los cuales no tienen ningún control determinativo.
Alejandro Busto
63
Características de las perspectivas socioconstruccionistas
Polivocalidad: a medida que los interlocutores entran en nuevas relaciones e intentan crear
una inteligibilidad juntos, se apoyan en las prácticas anteriores que dan sentido. Y, puesto
que normalmente han sido parte de muchas relaciones, dispersas a través del tiempo y las
circunstancias, traen al presente un vocabulario sustancial de palabras y acciones. En este
sentido, entramos en cada relación como polivocales: cargamos con nosotros numerosas
voces que hemos apropiado del pasado.
Puesto que las visiones de la construcción han tenido un rol importante en las
deliberaciones más recientes de la pedagogía, es necesario explorar las diferencias entre el
construccionismo social, el constructivismo radical y el socioconstructivismo.
Sin embargo, si cada uno de nosotros simplemente está atrapado en su propia experiencia,
para construir el mundo como podamos, tal cual lo expresa este autor, entonces todo lo que
aceptamos por “mundo”, todo lo que creemos acerca de las “otras personas” son
simplemente productos de nuestro propio diseño. Simplemente, me invento la idea de que
existe un mundo, y que hay otros en el que poseen mentes. No existe una explicación,
entonces, acerca de cómo logramos estar en el mundo, o, en efecto, si de hecho existe un
mundo que reta nuestras capacidades adaptativas.
El problema ahora es que, para sostener está última posición se requieren dos
reconocimientos:
1) Que hay un mundo real separado de las experiencias que uno tenga de el,
reiterando así la presunción dualista.
2) Que una versión endogénica del conocimiento es insuficiente, y por lo tanto debe
complementarse con una preocupación exogénica por el mundo real al cual el
individuo se adapta, lo cual también plantea los mismos problemas.
No solo eso, sino que los problemas se exacerban cuando el constructivista intenta dar
cuenta de la comunicación. Como lo plantea Glasersfeld (1987), “el significado de las
señales, los signos, los símbolos y el lenguaje no puede ser otra cosa que subjetivo”.
Pero entonces, ¿cómo podría hacer uno para determinar que otros poseen subjetividades,
que sus acciones, de hecho, estaban intentando comunicar estas subjetividades, que
ciertas acciones comunicaban subjetividades mientras que otras no, o los vínculos entre las
acciones específicas de los otros y una serie específica de los estados subjetivos?
Glasersfeld plantea que “en el mejor de los casos podemos llegar a la conclusión de que
nuestra interpretación de sus palabras y oraciones parece compatible con el modelo que
hemos construido de sus formas de pensar y actuar en el curso de nuestras interacciones
con ellos”.
Sin embargo, para los construccionistas la orientación del constructivismo social aún
permanece atada a la epistemología dualista y a todos los problemas filosóficos que de ella
hereda. En este sentido, el constructivista social frecuentemente hará de los procesos
Alejandro Busto
65
mentales el objeto principal de investigación, mientras que los socioconstruccionistas se
centrarán en el discurso, el diálogo, la coordinación, la construcción conjunta de
significado, el posicionamiento discursivo, y similares.
No existen políticas ni pedagogías que no puedan entenderse a través del lente del
construccionismo social. Es importante destacar que todas las prácticas tradicionales sirven
para construir mundos de lo real y lo bueno, todas realizan ciertas contribuciones al mar de
la inteligibilidad. Lo que la conciencia construccionista puede hacer, en ese sentido, es abrir
nuevas avenidas de salida.
Más aún, ya que los discursos autorizados reciben el trato de sacrosantos, tienden a
desplazarse a través de la jerarquía en forma aislada, es decir, no van de las comunidades
de administradores a los profesores, a los estudiantes, como invitaciones para la
complementación de la conversación, sino que van tal cual fueron planteados originalmente,
y como resultado, esos discursos autorizados no son fácilmente apropiados para su uso en
dominios externos de la vida. Uno no puede utilizar fácilmente el argot de la física, la
psicología experimental o el álgebra en la vida cultural de modo general, porque sus
significados estan completamente ligados a dominios específicos de usos académicos. En
este sentido, los discursos profesionales funcionan no tanto a la manera de alterar formas
existentes de conducta en el mundo, sino como coexistiendo en aislamiento relativo.
Una vez que atendemos los aspectos relacionales de la producción del conocimiento,
también podemos ver que la inhabilitación no sucede de la misma manera en todos los
grupos sociales. Más bien, puesto que el conocimiento profesional se genera en gran
medida dentro de un segmento particular de la sociedad en general (predominantemente
blancos, angloparlantes, hombres de clase media alta), sus discursos son más significativos
dentro de este contexto que otros. Los estudiantes que confrontan estos discursos desde
otros sectores de la sociedad pueden encontrarlos remotos e irrelevantes en sus funciones
pragmáticas. Es en este sentido que se puede apreciar cómo ciertos grupos históricamente
desfavorecidos -debido a su etnia, género o clase- sufren desproporcionadamente bajo el
sistema educativo tradicional.
Lenguaje y práctica
El lenguaje entonces adquiere su valor social y su significado por la forma en que la gente lo
usa en contextos específicos. En este sentido, el construccionista favorece una reducción
del currículo canonizado que exige que los estudiantes tomen cursos porque son
prerrequisitos de otros cursos o de un grado. Este material del curso está ligado a un
contexto de uso práctico o inmediato y frecuentemente el material del curso solo es
aplicable dentro de la delimitada atmósfera del sistema educativo. En cambio, el
construccionista favorece las prácticas en las cuales el estudiante trabajó junto a los
profesores y otros para decidir sobre asuntos de importancia, y sobre el tipo de actividades
que mejor puedan dar lugar a una participación significativa.
Para el construccionista, los diálogos educativos deberían estar estrechamente ligados a las
circunstancias de aplicación.
Hacía relaciones generativas: las visiones tradicionales conciben al profesor como el que
“sabe” y los estudiantes son puestos en el lugar de objetos sobre los cuales se opera:
mentes a ser llenadas con contenidos o racionalidades. Desde el punto de vista
construccionista, el individuo no posee contenidos ni racionalidades, sino que participa en
ellos. Las declaraciones informadas y racionales no son expresiones externas de la mente
interna, sino logros relacionales. Lo que aparece como razón, memoria, motivación,
intención, y similares, es el resultado de una acción y negociación coordinada dentro de una
comunidad.
Alejandro Busto
68
A medida que nos desplazamos desde el individuo hacía las relaciones como centro de
atención, se puede apreciar el trabajo de los constructivistas sociales acerca de los
procesos de aprendizaje asistidos por profesores, los aprendizajes semióticos y las
relaciones en la zona de desarrollo proximal. Desde esa perspectiva se localiza el sitio de
aprendizaje dentro de la matriz relacional. Sin embargo, tal vez el resultado más visible del
pensamiento construccionista hasta ahora es el surgimiento del aprendizaje cooperativo o
colaborativo.
En opinión del autor, las características que han sido útiles en la empresa construccionista y
que pueden ser todavía útiles en el futuro, son:
Nuevas ideas y cuestionamientos han emergido en los últimos años, nuevas formas de
pensar así como nuevas propuestas y prácticas distintas. Entre ellas se encuentran:
El mantenimiento de una psicología social crítica: una psicología social crítica sería la
consecuencia de un continuo cuestionamiento y problematización de las prácticas de
producción de conocimiento y por tanto tiende a recoger la mayor parte de las
características anteriores:
- La historicidad del conocimiento
- El carácter interpretativo del ser humano
- Un punto de vista construccionista
- La reflexividad del conocimiento
- Las aportaciones de la epistemologia feminista y del conocimiento situado
- La eclosión de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología
- La performatividad
- etc
Alejandro Busto
71
La psicología social como dispositivo desconstruccionista - Ibañez
Hay 3 razones por las cuales los psicólogos sociales deberían sentirse permanentemente
dispuestos a deshacer minuciosamente los productos científicos que tanto trabajo les
cuesta elaborar.
Una primera razón ontológica: desde los tiempos en que Giambattista Vico pusiera el
acento sobre ello, se ha ido consolidando progresivamente la idea de que la realidad social
no es independiente de las prácticas humanas, y de que constituye precisamente un
resultado de esas prácticas.
El reconocimiento de que la realidad social no tiene otro origen que la propia actividad de
los seres humanos tiene consecuencias sobre el tipo de conocimiento que podemos
construir acerca de ella. Pero sobre todo, este reconocimiento no deja otra opción más que
la de resaltar la insoslayable dimensión histórica de los fenómenos sociales, con todo lo que
ello implica.
1. Primero, porque todos los fenómenos sociales son producciones históricamente
situadas, y por lo tanto son por naturaleza, cambiantes con las épocas.
2. Segundo, porque la modificación de los fenómenos sociales resulta inevitable si se
piensa que las prácticas humanas que lo constituyen presentan, precisamente, la
peculiaridad de ser unos procesos que crean en el transcurso de su desarrollo las
condiciones para su propia transformación.
El psicólogo social construye conocimientos que será preciso deshacer algún tiempo
después de que hayan sido construidos. Es conveniente, por lo tanto, que el psicólogo
social adquiera la mentalidad de un constructor de obras efímeras, además de que se
adiestre en el ejercicio de deshacer con cierta periodicidad sus propias obras, o las que le
han legado sus colegas, aunque solo sea porque el hecho de confiar en conocimientos que
ya son caducos tuerce el camino de la investigación.
3. Tercero, los fenómenos sociales no sólo son históricos porque cambian con el
tiempo y porque son relativos al periodo histórico en el que se manifiestan, sino que
son intrínsecamente históricos en el sentido de que tienen memoria. Es decir, las
características actuales (presentes) del fenómeno, su forma actual, resulta de las
prácticas sociales y de las relaciones sociales que lo fueron constituyendo. Se puede
considerar que todo fenómeno social lleva incorporada la memoria de las relaciones
sociales que lo intuyeron como tal y que han quedado sedimentadas en su seno, por
lo tanto, no es posible dar cuenta de un fenómeno satisfactoriamente si no se
dilucida también su proceso de constitución.
El problema para quienes pretenden apresar los fenómenos sociales actuales es que no
solo deberían incorporar referencias de su genealogía, sino que estas referencias varían a
medida que transcurre la historia. Ciertos fenómenos sociales, por ejemplo ciertas
determinaciones sociales, constituyen “no-acontecimientos” en la medida en que son
literalmente invisibles en un periodo histórico dado, y estos “no acontecimientos” solo se
transforman en auténticos acontecimientos a la luz de los desarrollos que ocurren con
posterioridad. Y es en este sentido, que el propio pasado adquiere algunas de sus
características en función del futuro. De todos los “no-acontecimientos” que estan presentes
Alejandro Busto
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en una situación histórica dada, solo se concretizarán aquellos que se puedan ver desde el
futuro que efectivamente se ha realizado. Los otros permanecerán ocultos para siempre,
puesto que ninguno de los posibles futuros que hubieran podido evidenciarlos se ha
realizado. De está forma, la genealogía de un fenómeno social cambia a medida que se
producen acontecimientos posteriores, y por lo tanto, esto significa que nunca se puede
acceder a un conocimiento total de esa genealogía. Las consecuencias de esto son obvias:
si para conocer un fenómeno es preciso conocer su genealogía, y si está es cambiante,
entonces también debe ser cambiante el conocimiento del fenómeno.
Una tercera razón situada en la intersección de las dos primeras: que se apoya en la
peculiar relación que tienen entre sí los fenómenos sociales por una parte, y su
conocimiento por otra. A diferencia de lo que ocurre en el ámbito de los fenómenos
naturales, cuando se entra en el ámbito de los fenómenos sociales, el nivel epistemológico
se convierte en una fuente de producción ontológica, esto es lo que Gergen ha llamado el
efecto de ilustración: al hecho de que los conocimientos producidos acerca de un
determinado fenómeno social revierten sobre ese fenómeno, modificandolo. Lo que ocurre
es que nuestros conocimientos influyen nuestra percepción de la realidad y a su vez,
nuestra percepción de la realidad incide sobre nuestras actuaciones, más aún, no es
únicamente nuestra percepción de la realidad la que se ve afectada por los conocimientos
producidos, sino la propia naturaleza de esa realidad social. En otras palabras, no es el
nivel fenomenológico sino el nivel propiamente ontológico el que queda parcialmente
constituido por los saberes a los que recurrimos para conceptualizarlo.
Alejandro Busto
73
En este sentido, el efecto ilustración tiene una consecuencia de orden político o normativo,
que los psicólogos sociales no pueden eludir. Si es cierto que los conocimientos científicos
que se inyectan en el tejido social transforman la realidad social, entonces el productor de
esos conocimientos adquiere una responsabilidad política evidente. Sean cuales sean las
opciones políticas del psicólogo social, este se encuentra en la necesidad de interrogar
permanentemente los conocimientos que produce para saber cuales son las formas
sociales que contribuye a reforzar o a subvertir, y para saber en definitiva cuales son los
intereses que está sirviendo.
Presupuestos epistemológicos
Aunque la “nueva psicología social” se enfrenta a muchos problemas de difícil solución, sin
embargo, se han alcanzado una serie de logros sólidamente establecidos que constituyen
algo así como puntos irreversibles, o puntos de no-retorno, a partir de los cuales pueden y
deben desarrollarse las nuevas líneas de investigación.
- El giro hermenéutico: ya no se puede ignorar la dimensión hermenéutica de los
hechos sociales, como tampoco se puede pasar por alto la dimensión hermenéutica
de las explicaciones que ofrecen las ciencias sociales
- Las relaciones de poder: si bien se puede discrepar con el análisis planteado por
Foucault, este análisis en sí mismo nos impide pensar en el poder de la misma
manera en que se pensaba antes de su planteo
- Concepción no-representacionista del conocimiento: no solo está claro que las
tesis sobre la “verdad como correspondencia” son incapaces de resolver la
problemática de un supuesto acceso independiente a la realidad, sino que tienen
serias dificultades para asumir plenamente las consecuencias de dos cuestiones
firmemente establecidas:
1. la dimensión construida de los hechos científicos
2. la influencia recíproca parcial entre enunciados observacionales y
enunciados teóricos
Presupuestos ontológicos
- Reconocimiento de la naturaleza simbólica de la realidad social: esto no
significa que la realidad social se agota en su dimensión simbólica, sino que está
dimensión es insoslayablemente constitutiva de los fenómenos sociales. No es la
naturaleza del objeto sino el tipo de relación en el que este objeto está prendido
quien le confiere su dimensión social, y está relación es de naturaleza
eminentemente simbólica. Lo social no aparece hasta el momento en que se
constituye un mundo de significados compartidos entre varias personas, y es este
fondo común de significaciones el que permite a los individuos investir a los objetos
con una serie de propiedades que no poseen “de por sí”, sino que son construidas
conjuntamente a través de la comunicación y que se sitúan, por lo tanto, en la esfera
de los signos.
Alejandro Busto
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Por su vinculación con la dimensión simbólica y con la construcción y circulación de
significados, queda claro que cualquier cosa que denominemos “social” está íntima y
necesariamente relacionada con el lenguaje y con la cultura. Nada es social si no es
instituido como tal en el mundo de significados comunes propios de una colectividad
de seres humanos, es decir, en el marco y por medio de la intersubjetividad. Esto
implica que lo social no radica en las personas, ni tampoco fuera de ellas, sino que
se ubica precisamente entre las personas, es decir, en el espacio de significados del
que participan o que construyen conjuntamente.
Lo social se construye efectivamente, al igual que los significados y la
intersubjetividad, en la interacción entre las personas. Pero esto no significa que sea
suficiente con que exista una interacción o una relación interpersonal para que
también exista la dimensión social. La interacción es tan solo una condición,
necesaria pero no suficiente, para que emerja lo social.
Contexto de surgimiento
- Fuertes movimientos de protesta con propósitos de transformación social
- Movimientos de liberación nacional y gobiernos socialistas
Contexto académico
- Principios del S XX: fuerte impronta positivista en ciencias sociales que otorga un
carácter fragmentado, experimental y predictivo que reducía el área de trabajo de la
psicología social en tanto que no daba respuesta a los problemas sociales y
sufrimientos generados por las precarias condiciones de vida de grandes
poblaciones del continente
Influencias conceptuales
- Construccionismo social
- Salud mental comunitaria de EEUU
- Sociología crítica de Fals Borda
- Psicología de la salud
- Psicoanálisis
- Educación popular de Pablo Freire
- Materialismo histórico
- Fenomenología
- Etnometodologia
Alejandro Busto
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Definición PSC: la PSC busca conocer e intervenir sobre “los factores psicosociales que
permiten desarrollar, fomentar y mantener el control y el poder que los individuos pueden
ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que los aquejan y
lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social.
Desafíos actuales
1) Contexto de surgimiento y avance del neoliberalismo: desigualdad e injusticias
que determinan altos niveles de sufrimiento cotidiano para grandes sectores de
nuestra población
2) Problematización de categorías conceptuales: uso genérico de los términos y
vaciamiento de sentidos, institucionalización y captura, pérdida de una perspectiva
crítica
- Comunidad y formas comunitarias: instrumentalización y desterritorialización de la
comunidad. Sentido de comunidad y acción colectiva
- Participación: despolitización y formalización de la participación
- Pobreza e inclusión social: los excluidos han sustituido en nuestros discursos a los
oprimidos, dominados y a los sujetos explotados en otros tiempos
- El sujeto: de la psicología social comunitaria y el sujeto de las políticas sociales,
contribuyendo a construir un sujeto carente, receptor pasivo de las intervenciones
diseñadas fuera de su contexto cotidiano
Durante los años 60 y 70 se producen una serie de movimientos sociales que difunden
ideas políticas y económicas que van a influir los modos de hacer y pensar en las ciencias
sociales, entre esos cambios, se dan:
- Un cambio de la concepción de sujeto pasivo hacía la de sujeto activo, dinámico,
constructor de su realidad
- Concepción distinta de salud y enfermedad
Está tendencia responde a un movimiento de las ciencias sociales y humanas que había
comenzado a fines de los años 50 a producir una sociología comprometida, militante,
dirigida fundamentalmente a los oprimidos, en sociedades donde la desigualdad se hacía
cada vez más extrema, y en psicología donde la concepción de sujeto pasivo no permitía
hacer aportes efectivos a la solución de problemas urgentes en esas sociedades.
Los paradigmas y teorías dominantes en ese entonces solo alcanzaban para tratar el
malestar de unos pocos e ignorar las dolencias de muchos.
Así, por fuerza de las condiciones sociales presentes en muchos países latinoamericanos y
de la poca capacidad que mostraba la psicología para responder a los problemas urgentes,
comienza a desarrollarse una nueva práctica que exigirá la redefinición de los psicólogos y
de su objeto de estudio e intervención.
Este nuevo modo de hacer buscaba producir un modelo alternativo al modelo médico
enfocado en aspectos negativos, en la enfermedad, por uno enfocado en los aspectos
positivos, centrado en los recursos de las comunidades, buscando su desarrollo y
fortalecimiento. Los miembros de dichas comunidades dejaban de ser sujetos pasivos para
ser vistos como actores sociales, constructores de su realidad. El énfasis estará en la
comunidad y no en el fortalecimiento de las instituciones.
Se caracterizaba por definirse más como una práctica que como una nueva rama de la
psicología. Se hacía psicología comunitaria sin saberlo, al menos durante la mayor parte de
los 70. Otros aspectos que marcaron a la psicología comunitaria latinoamericana en sus
inicios son:
- La búsqueda de teorías, métodos y prácticas que permitiesen hacer una psicología
que contribuyese no solo a estudiar, sino, principalmente, a aportar soluciones a los
problemas urgentes que afectaban a las sociedades.
- Le redefinición de la psicología social,a la vez que se va más allá del objeto de esa
rama de la psicología
- La carencia de una definición
- Carencia de un lugar académico y profesional propio hasta la década de los 80
- Orientación hacía la transformación social en función de la noción de desarrollo,
pero no de desarrollo económico sino en ubicándolo dentro de los parámetros que
para una comunidad significan mejor calidad de vida, mayor satisfacción vital, más
posibilidades de expresión y control sobre las circunstancias de vida.
- La certeza del carácter histórico de la psicología social, de la comunidad como grupo
y del sujeto humano
- La búsqueda de modelos teóricos y metodológicos que ayudasen a entender y
explicar los fenómenos en los cuales se trabajaba. Esto le aportó una amplia
perspectiva multidisciplinaria, ya que ante las pocas respuestas que presentaba la
psicología, se acudió a campos variados como la educación popular, la filosofía,
sociología y antropología.
- La concepción desde el inicio muy clara de que el “sujeto de investigación” es una
persona no sujeta a la voluntad y los designios de quien investiga. Es alguien
dinámico, activo que construye su realidad, actor social cuya voz forma parte de la
polifonía de la vida social y que al ser parte de la acción y de la investigación que se
realizan con su comunidad tiene derechos y deberes que lo relacionan con ambas
tareas.
- La necesidad de redefinir el rol de los psicólogos sociales, ya que no podían seguir
manteniendo una práctica distanciada ni marcada por una auto-definición basada en
la “experticia” a la cual evidentemente le faltaba el conocimiento de la comunidad
producido desde ella.
Alejandro Busto
79
La psicología comunitaria entonces nace de una práctica transformadora, enfrentada en
situación, que apela a una pluralidad de fuentes teóricas para intentar luego elaborar
modelos teóricos propios que respondan a las realidades con las que se trabaja. Buscando
generar una metodología basada en la acción y la participación, que sea una respuesta
alternativa a los modos convencionales de estudiar las comunidades específicas. Donde
investigadores y sujetos estan del mismo lado en la relación de estudio, ya que ambos
forman parte de la misma situación.
Alejandro Busto
80
- Desarrollo de vías para obtener recursos y manejar ayudas oficiales, sin hipotecar el
control y la dirección, incorporando, con diversos grados de compromiso, a muchos
miembros de la comunidad.
- Participación integrada para la identificación de necesidades y su jerarquización, así
como de recursos, búsqueda de soluciones y toma de decisiones
- Acción conjunta en la ejecución de las tareas, incorporando la mayor cantidad de
personas posibles de la comunidad
- Educación continua de miembros de la comunidad en diferentes áreas relacionadas
no solo con la satisfacción de las necesidades y manejo de recursos, sino además
con su crecimiento como grupo y su mejoramiento personal
- Toma de decisiones por grupos organizados de la comunidad que escuchan las
voces de las personas interesadas dentro de la misma
Dimensión ontológica: la psicología comunitaria en vez de trabajar con sujetos trabaja con
actores sociales. Se trata de un ser activo, que construye realidad y que protagoniza la vida
cotidiana. El actor social es alguien que posee conocimientos y que continuamente los
produce, por lo tanto, es alguien que piensa, actúa y crea conocimiento, este conocimiento
se denomina conocimiento popular. El conocimiento creado desde este paradigma es tanto
científico como popular. El actor social es también un sujeto que critica, actúa y reflexiona
desde la propia realidad que construye, a partir del discurso y de las acciones. En este
sentido, se plantean como guia de trabajo comunitario 4 supuestos:
- La comunidad tiene derecho a decidir qué tema se va a intervenir-investigar y cómo
desea que esto se haga
- La comunidad es quien más se ve afectada por cualquier tipo de
intervención-investigación. Por lo tanto, nadie tiene el derecho a intervenir-investigar
sin su consentimiento.
- La comunidad posee recursos para realizar sus propias
intervenciones-investigaciones sin necesidad de que vengan extraños a realizar
dicha tarea.
- El rol del profesional en este trabajo debe ser de facilitador y no de experto.
Además, está construcción es social y por lo tanto relativa, ya que responde a un momento
y espacio determinados, es producida históricamente. La realidad para está concepción del
saber, es inherente a los sujetos que la construyen cada día activa y simbólicamente,
dándole existencia, y que son parte de ella. No es posible separar realidad de sujeto, ambos
estan dentro de cada uno.
Dimensión ética: tiene como objetivo principal la relación con el Otro en términos de
igualdad y respeto, incluyendo la responsabilidad que cada uno tiene respecto del Otro,
entendiendo por responsabilidad no el responder a, sino el responder por el Otro. Se trata
de reconocer la existencia independiente de la comunidad como forma de grupo y de sus
miembros en su singularidad, en su carácter de dueños de una historia construida por ellos,
anteriores a la intervención comunitaria y posteriores a ella.
La comunidad tiene voz propia, y sus miembros activos cuentan con capacidad para tomar y
ejecutar sus propias decisiones, tienen la capacidad y el derecho de participar.
Desde este paradigma, al haber un doble sujeto cognoscente, es decir, al haber dos
productores de conocimiento (internos y externos), hay también una autoría compartida
para el conocimiento producido en el trabajo comunitario. En este sentido, en los informes
se debe explicitar lo que hicieron las personas de la comunidad, se debe obtener su
permiso para publicar obras académicas, etc.
Dimensión política: tiene que ver con el tener voz y hacerla oír y con el generar espacios
para que aquellos que han sido relegados al silencio puedan hablar y ser escuchados y se
establezca el diálogo. De está forma, la relación dialógica que se propone en la psicología
comunitaria, al generar un espacio de acción transformadora, crea al mismo tiempo un
espacio de acción ciudadana que permite la expresión de las comunidades y, por lo tanto,
es ejercicio de la democracia.
Las 5 dimensiones anteriormente mencionadas deben verse como una suma integradora;
son consideradas en la psicología comunitaria como aspectos inherentes al proceso de
construcción del conocimiento, que, de modo consciente o inconsciente, estan siempre
presentes y marcan el modo de conocer. Y eso ocurre porque los límites entre las 5
Alejandro Busto
83
dimensiones no son impermeables. No se trata de 5 esferas separadas, sino de una
totalidad que las incluye a todas. No hay jerarquía entre ellas.
Fase 1 - Los orígenes de una identidad. Desde los orígenes hasta 1973: los primeros
acercamientos a lo que hoy llamamos Psicología Comunitaria se asociaron a la Extensión
Universitaria. Se utiliza por primera vez la expresión “Psicología Comunitaria” en un artículo
publicado por Juan Carlos Carrasco en 1969.
Características de la PC
Puede decirse que desde la perspectiva teórica la Psicología Comunitaria adoptó una
postura ecléctico-crítica recogiendo aportes de las más diversas escuelas y corrientes
articulándolas en función de definiciones que hacen a las intencionalidades presentes en
sus prácticas y posicionamientos.
Es recién en 1990 con la implementación del Plan de Estudios aprobado en 1987 que se ve
por primera vez en la currícula y estructura académica de la facultad a la Psicología
Comunitaria ocupando un lugar definido.
El nuevo plan de estudios sienta las bases para el desarrollo académico de la Psicología
Comunitaria en Uruguay. Desde los comienzos se jerarquizó el diálogo con otras disciplinas
y sectores sociales. En el marco de los movimientos regionales vinculados al campo de la
llamada Salud Mental Comunitaria, en el año 1990 se realiza el Primer Foro Uruguay de
Salud Mental Comunitaria que reunió a profesionales de la salud y a miembros de
organizaciones sociales y comunitarias, en la reflexión sobre diversos aspectos
Alejandro Busto
85
relacionados con la calidad de vida. El carácter horizontal y colectivo de la producción
resultante de este Encuentro habla por sí mismo de la emergencia de la subdisciplina.
Es en está última etapa que el desarrollo académico de la Psicología Comunitaria toma una
inclinación más decisiva hacía el campo de las políticas públicas, y enfatiza la cuestión de
los movimientos sociales como actores que contribuyen a la construcción de éstas desde su
función reivindicativa y de presión.
Alejandro Busto
86
En la fase 3, la incidencia de la Educación Popular en las prácticas comunitarias se hace
cada vez más evidente, retornan docentes exiliados lo cual favorece la incorporación de
nuevos aportes teóricos como la teoría sistémica y la sociología clínica.
Surgen así políticas sociales que hacen énfasis en la participación y muchos psicólogos
comunitarios son convocados para hacer desde el Estado lo que hasta ahora habían hecho
fuera y muchas veces contra el.
Reconstrucción resumida
Alejandro Busto
87
- Su desarrollo se dio en permanente dialogo con propuestas teoricas y metodologicas
que no se encuadran en sentido estricto dentro de la Psicología Comunitaria, pero
que fueron tomadas, recreadas y resignificadas desde una posición claramente
identificada con las definiciones básicas de la subdisciplina a nivel latinoamericano
En este sentido, es importante recordar que los cambios socioeconómicos y las formas en
que se desarrolla la práctica comunitaria estan interrelacionadas. No podemos pensar los
avatares que la PSC ha sufrido sin relacionarlos con los cambios sociales acontecidos en
las últimas décadas y con su impacto en las relaciones sociales y en las condiciones de
posibilidad para incidir en ellas.
En otras palabras, las formas de acumulación capitalista han entrado en fuerte resonancia
con las formas de regulación social que inciden significativamente en la constitución de
nuevas prácticas sociales y formas de subjetividad que dificultan la implantación de
intervenciones comunitarias. La interrelación entre la esfera económica y la cultural debilita
los pilares básicos sobre los que se asienta la PSC: sujetos con sentimiento de comunidad
anclados en un espacio e identidad común y susceptibles de ofrecer su tiempo y esfuerzo
para mejorar la comunidad.
Las formas de agregación geográfica estan dejando paso, potenciadas por el desarrollo de
los medios de comunicación digital, a comunidades culturales basadas en características
identitarias y grupales, comunidades que no necesariamente comparten un espacio común.
Alejandro Busto
89
De está manera los fenómenos de fragmentación social y segregación residencial han
impactado en las relaciones interpersonales, debilitando las capacidades de construcción de
lo colectivo en los espacios locales, en las comunidades y en la ciudad en su conjunto. A
ello se suman fenómenos de discriminacion y estigmatización. La sensación de inseguridad,
al impactar en las relaciones de protección cercanas en las relaciones de vecindad,
condicionan las posibilidades de encuentro con el otro, los vínculos de confianza y las
experiencias colectivas. El miedo y la desconfianza ligados a lo desconocido son constantes
en los espacios microurbanos.
Dicho esto, se plantea en su lugar una forma de comprender la comunidad que pueda
recoger los procesos de complejidad y diversidad que imprimen las actuales formas de
producción y gestión poblacional. Quizás la metáfora del rizoma nos pueda permitir pensar
la comunidad en términos de sistema complejo, en un grupo heterogéneo de elementos
semiótico-materiales interrelacionados en asociaciones que no son ni jerárquicas ni
horizontales y que no tienen un elemento organizador común. La comunidad, desde este
esquema, formaría parte de un rizoma más amplio, de una red compleja de interrelaciones
entre elementos híbridos. Dar importancia a la interrelación, más que a los nodos, permite
situar al evento como el aspecto central de la acción comunitaria. No se trata, desde está
perspectiva, de identificar aquellos agentes centrales de la comunidad, en tanto que nos
situaría en la identificación de nodos. Se trata de identificar y promover, en su lugar, eventos
que articulan tanto nodos como formas de relación. Similar a las redes neuronales, los
“eventos comunitarios” articularían nodos y relaciones de características dispares, pudiendo
conectar distintas geografías, historias, identidades y emociones.
Es necesario ser sensible a las formas en que el diseño de las políticas sociales y procesos
de intervención pueden contribuir -o no- a la segmentación de la población a partir de
intervenciones sectorializadas que definen ciertos colectivos como problemáticos o
indeseables frente a otros definidos como deseables en contextos determinados. Desde las
herramientas críticas de la PSC se trata de contribuir a visibilizar los efectos perversos de
algunos procesos de intervención y aunar esfuerzos hacía la transformación de las
relaciones de poder que estos puedan estar manteniendo.
Alejandro Busto
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Psicología Social Comunitaria: vigencias y disonancias en los escenarios actuales -
Rodriguez
El concepto de exclusión-inclusión
Varios autores han criticado estas nociones, proponiendo alternativas como la noción de
desafiliación en vez de exclusión, en tanto proceso de pérdidas económicas y sociales
producto de la caída de la sociedad salarial. Otras autoras entienden la idea de exclusión y
las caracterizaciones que de ella se han realizado ocultan sus condiciones de producción
ligadas a factores socio-económicos estructurales, que condenan a muchos a producir
modalidades subjetivas por fuera de las instituciones de la modernidad.
Desde la PSC es imprescindible problematizar estas categorías que nos hablan de fronteras
simbólicas construidas socialmente al naturalizar las relaciones de dominacion que se
renuevan con la profundización del neoliberalismo, el que agudiza las desigualdades
materiales ya existentes.
Para algunos el cambio significativo experimentado en sus vidas -que los “incluyó” es
resultado de un proceso individual, adaptativo y en soledad, donde han sido fundamentales
sus capacidades para el aprovechamiento de las oportunidades que se presentan en la
vida.
La inclusión social es de está forma significada como acceso a los bienes de manutención y
consumo y como ascenso en la escala social.
En el trabajo en barrios urbanos nos encontramos con expresiones, con discursos, con
vivencias y acciones que ponen en cuestión fuertemente la idea de comunidad, porque el
sentido de comunidad se presenta como un ausente entre la mayor parte de sus habitantes.
La diversidad, producto de historias no compartidas, de pertenencias socioeconómicas y
culturales diferentes, de distintas experiencias en la construcción de los espacios
residenciales, y de múltiples identidades sociales y urbanas, es significada en clave de
desconfianza, de estigmatizaciones mutuas y de discriminacion, y experimentada como
fragmentacion.
Alejandro Busto
94
Módulo 6 - Psicología Social del Río de la Plata
Somos conscientes de las pautas y normas sociales, pero no somos conscientes de las
pautas, modelos y prohibiciones “internalizadas” mediante las cuales la sociedad se hace
presente desde dentro nuestro.
Las fuentes o antecedentes que influyen en su teoría son: su historia personal (medicina,
deporte, pintura, poesía), la psiquiatría, el psicoanálisis, la poesía surrealista, el marxismo y
materialismo histórico, y la tristeza.
Con respecto a la tristeza, Pichón manifiesta que “en una primera época, sentía la tristeza
como algo presente, fijo, lastimándome siempre y sin saber el motivo real. Desde entonces
no he hecho otra cosa que estudiar para revelar algo más de mi propio misterio.”
Sus trabajos acerca del comportamiento humano ante situaciones límites tienen su origen
en hechos acaecidos en su infancia y experimentados personalmente. En relación a su
situación familiar, ésta le fue determinando un carácter triste, era el único medio hermano
con las circunstancias de las vinculaciones confusas entre hermanos y sus padres.
Todo esto generó diversos posicionamientos sobre las concepciones actuales de salud, que
ejercian un predominio a nivel del campo médico, que generaban exclusión, aislamiento,
desconocimiento y una postura político-social de abordar los problemas relacionados a la
Salud y la Enfermedad, donde todo se mantenía sin cambios y la hegemonía del poder
médico era quien determinaba esos criterios. Con la incidencia de los planteamientos de
Pichón se empezaron a generar fisuras y cuestionamientos a lo establecido, abriéndose
paso a nuevas posturas y concepciones en todo el campo del saber médico, hechos que
generaron muchos problemas y dificultades para Pichón en relación a sus postulados
teóricos y a la pragmática de sus trabajos.
El ECRO pichoniano está conformado por 3 grandes campos disciplinares que son las
Ciencias Sociales, el Psicoanálisis y la Psicología Social. Estas 3 disciplinas constituyen las
3 principales apoyaturas de su marco conceptual. Ello hace a la condición de
interdisciplinariedad de su Psicología Social.
Sentir-Pensar-Actuar
Alejandro Busto
96
El ECRO será entonces, la teoría y el repertorio metodológico con los cuales abordaremos
al sujeto en sus condiciones concretas de existencia, para comprender así su conducta en
los diferentes ámbitos en los que se encuentra inmerso.
Este esquema referencial, este “aparato para pensar” nos permite percibir, distinguir, sentir,
organizar y operar en la realidad.
El aprendizaje desde la teoría de Pichón se entiende como la acción de realizar una lectura
de la realidad, lectura coherente, no aceptación acrítica de las normas y valores. Se apunta
a una lectura que implique capacidad de evaluación y creatividad (transformación de lo
real). Está concepción de aprendizaje como praxis, como relación dialéctica, nos lleva
necesariamente a postular que el enseñar y el aprender constituyen una unidad, que debe
darse como proceso unitario, como continua y dialéctica experiencia de aprendizaje en la
cual el rol docente y el rol humano son funcionales y complementarios.
“El hombre es un ser de necesidades que solo se satisfacen socialmente, en relaciones que
lo determinan”
Pichon establece una fuerte vinculación entre adaptación activa y aprendizaje, definiendo a
este último como adaptación activa a la realidad. En efecto, “la adaptación activa a la
realidad y el aprendizaje estan indisolublemente ligados. El sujeto sano, en la medida en
que aprehende el objeto y lo transforma, es decir, que hace ese aprendizaje operativo, se
modifica también a sí mismo entrando en un interjuego dialéctico con el mundo en el que la
síntesis que resuelve una situación dialéctica se transforma en el punto inicial o tesis de una
antinomia que deberá ser resuelta en ese continuo proceso en espiral”.
La familia es el grupo primario donde comienza este proceso. Como indica Pichon “la tarea
del grupo familiar es la socialización del sujeto, proveyéndole un marco y basamento
adecuados para lograr una adaptación activa a la realidad en la que se modifica el y
modifica al medio, en un permanente interjuego dialéctico”.
Alejandro Busto
98
Declaración del grupo Plataforma - Langer
Consideramos que la obra de Freud, el psicoanálisis, produjo una revolución en las ciencias
sociales con su aporte específico de conocimiento científico y que ese surgimiento estuvo y
está determinado, pese a su autonomía relativa, por el contexto socio-económico-político en
el que se practica. Entendemos que el psicoanálisis ha sido distorsionado y detenido
necesitando para retomar su línea de innovación y desarrollar, de la imprescindible
contribución de otras ciencias así como de una distinta y explícita inscripción social,
ineludible en este momento histórico.
Queremos practicar el verdadero psicoanálisis. Está es una decision que nos compromete
en el trabajo y la denuncia erolandonos junto a otros científicos y profesionales que
entienden que su ciencia no puede ni debe utilizarse para construir un muro aislante que
enajene de la realidad social ni enajene a la misma de su instrumento teórico convirtiéndolo
de está manera en herramienta mistificante y mistificada al servicio del no-cambio. Para
nosotros, desde aquí en más, el Psicoanálisis no es la Institución Psicoanalítica oficial. El
Psicoanálisis es donde los psicoanalistas sean, entendiendo el ser como una definición
clara que no pasa por el campo de una ciencia aislada y aislante, sino por el de una ciencia
comprometida con las múltiples realidades que pretende estudiar y transformar.
Alejandro Busto
99
Introducción al pensamiento grupalista en la argentina y algunos de sus problemas
actuales - Percia
El pensamiento grupal en la Argentina no tiene una sola puerta de entrada, pero de forma
general se pueden distinguir dos corrientes del grupalismo:
1) La primera llamada “Tendencia de aplicación”: se da en la década del 50, los
primeros grupalistas eran psicoanalistas pertenecían al régimen de disciplinamiento
institucional de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Se interesaron por la acción
terapéutica en grupos y su objetivo era trasladar las referencias y metodos del
psicoanalisis hegemónicos de la época (individualistas) sobre los grupos
(situaciones de índole plural)
Este intento contribuyó a uno de los equívocos más importantes que afrontaron los
grupalistas: la propuesta de un psicoanálisis de grupo.
Alejandro Busto
100
Tendencia de ruptura o desvio
Aquellos actores “psi” que formaron parte de la intelectualidad crítica, confiaban en el futuro
y creían que los profesionales tenían un papel en la construcción de una sociedad más
justa. La interrogación del lugar social del especialista y responsabilidad del intelectual
como crítico es la fórmula que resume el clima subjetivo dominante.
Tambalean muchos criterios establecidos como normas: por ejemplo en el espacio “psi” las
ideas de apoliticismo y de neutralidad social del analista.
El espacio cultural y universitario de los 70, golpeado en 1966 por la dictadura de Onganía,
se reestructuró bajo una forma de resistencia intelectual que inauguró una particular red de
pensamiento alternativo a las instituciones oficiales. Los docentes perseguidos y expulsados
del sistema de enseñanza oficial recompusieron sus prácticas en una especie de red
contrainstitucional que se conoció con el nombre de grupos de estudio.
Alejandro Busto
101
- El poder era acumulado por unos pocos y el apoliticismo que se exigía a los
psicoanalistas tendía a preservar ese poder.
- El fervor político de aquellos días, a partir del Cordobazo, del cual los psicoanalistas
no podían permanecer marginados.
- Se comenzaron a plantear cuestiones gremiales y asistenciales a las cuales habían
estado la mayoría ajenos. De está forma comienza allí la presencia masiva de
psicoanalistas en las instituciones públicas asistenciales.
De entrada estas nuevas prácticas “psi” se configuran en una relación de contigüidad con
los ideales políticos y sociales de la época. Lo grupal era uno de los modos de intervención
que en el terreno de la salud y la educación podían producir formas de subjetividad
alternativas.
El trabajo en el espacio público gestó otro estilo. Tanto por el cruce con otros saberes, como
por la necesidad de plantearse articulaciones prácticas con otras dimensiones de la
experiencia social. El moverse en situaciones no tradicionales arrojó como resultado la
detección de cuestiones como:
- El trabajo institucional: Los analistas entran en relación con las instituciones
porque era allí a donde llegaban los pedidos de asistencia de la población.
- El equipo de salud: es otro de los efectos de la entrada en las instituciones. Los
profesionales se encontraron desde el inicio de sus prácticas hospitalarias y
comunitarias con una obviedad: nadie podía concebirse trabajando solo. El problema
que se planteaba era cómo producir un equipo de salud que no fuera un mero
agregado de actores diversos.
- La diversidad de las prácticas terapéuticas: el cambio de perspectiva estímulo las
críticas presentes en los debates de la época sobre el modo de trabajo en el circuito
privado. No servía la transposición mecánica de unos dispositivos ideados para otras
realidades. Instalarse en el espacio público obligó a dar respuesta en situaciones
inéditas: familias, parejas, grupos de padres, grupos terapéuticos, etc. El trabajo en
las instituciones los impulsaba a investigar otras figuras y dispositivos para la acción.
Si ningún modelo previo daba cuenta de la nueva situación de trabajo, lo único que
podría posibilitar un lugar para los profesionales era la innovación, la diversificación
de las experiencias y el desarrollo de nuevos instrumentos.
Alejandro Busto
102
Crítica de la institucionalización del psicoanálisis: todos los trabajos de los autores de
está tendencia plantean la puesta en cuestión de los límites que imponía el pensamiento
dogmatizado. En estos escritos se advierte un desafío y un intento inaugurador.
La inauguración de una práctica es, para está tendencia, una de las formas de rebeldía y
resentimiento ante la religiosidad de la cultura de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Lo
grupal se inaugura en la Argentina sobre un vacío y en contra del dogmatismo que siempre
llena con certezas inútiles.
Son muchos los autores incluidos en la ruptura de 1971. No pretendo sugerir que todos
hagan el orgullo de lo grupal. Pero sí que sus diferencias producen, precisamente, aquello
que los une: una misma convicción de que el trabajo intelectual era parte del campo de
batalla social y de que lo grupal tenía algo de insidioso: la insidia penetrante de un
cuestionamiento.
El lacanismo entraba en la misma época pero por otro lado. En los años 50 Jacques Lacan
había tenido el acierto de dirigir un cuestionamiento vigoroso a las diferentes formas de
terapias y curas, sobre todo al psicoanálisis americano, denunciando sus funciones
adaptadoras e integradoras a través de su giro teórico en el sentido de una psicología del
yo. Pero en la Argentina el tiempo histórico fue penosamente amputado durante la mitad de
la década del 70 y estas producciones no tuvieron, hasta el momento, oportunidad de
encontrar muchas mediaciones.
Santiago Kovadloff expresa “Al parecer, la sensibilidad del presente, ya no reclama rígidos
principios, ni normas petrificadas para poder convivir consigo misma. Mejor identificados
con lo hipotético que con lo inequívoco”.
Pero estas ideas interesan más por lo que posibilitan que por lo que anuncian. No se
avanza mucho si en lugar de un pensamiento fundado en la certidumbre, se adopta el
esquema de la incerteza. Declararse en contra no es lo que cuenta. Importa, en cambio, la
duda sobre nosotros mismos, sobre la propia inercia que busca seguridad en la verdad o
detrás de algún héroe intelectual.
Alejandro Busto
103
Tampoco se trata de una sospecha trágica que siempre nos halle culpables de jactarnos de
poseer la verdad. Es, en cambio, una propuesta de acción que imagina que siempre es
posible pensar y obrar de otro modo.
Propongo pensar en el agotamiento de una concepción del saber y del héroe intelectual,
que nos replantea nuestro lugar en la escena clínica. El cuestionamiento alcanza, por
ejemplo, el lugar del sujeto en el análisis, el del psicoanalista o el del coordinador en
situación de grupo. Al desvanecerse el lugar del saber, el poder se vuelve molesto y más
modesto. Se ejerce con la interrogación antes que con la afirmación, con la conjetura antes
que con la constatación del modelo.
El rechazo de los grupos sin más, es tan inutil como el festejo irreflexivo de lo grupal.
Ambas son posiciones que no practican la crítica.
Alejandro Busto
104
Pero las contradicciones de la unidad, es decir, sus diferencias, pueden muchas veces
apresurar la unificación. Es difícil pensar en términos de la fragmentación y sostener la
perspectiva de la unidad.
Por ello, el desafío que tenemos por delante es pensar en una situación grupal que no
aplane las diferencias, niegue la singularidad o reduzca la diversidad. El grupo como
espacio de articulación discursiva en el que cada uno dice lo suyo, pero no en un desierto o
en una cámara de eco; tampoco en un coro regido por la adhesión al director o a una
partitura con la que hay que sintonizar o identificarse. Unidad que se funda, a su vez, en un
lugar distinto: el entrecruzamiento de múltiples discursividades no sólo grupales, sino
institucionales, históricas y sociales.
El pensamiento crítico del campo intelectual de estos últimos años nos invita a pensar de
otro modo. Insistir en las diferencias nos lleva a inventar otra perspectiva: en lugar de
preguntarnos a partir de una unidad supuestamente dada, nos preguntamos cuánta
diversidad soportamos, cuanto caos y cuanta heterogeneidad.
Todo grupo está situado, determinado como posición por la coordinación, las consignas y
las reglas que encuadran su trabajo, el espacio institucional en el que se desenvuelve y la
coyuntura social en que se inscribe. Por ello el análisis de la relación de un grupo con el
dispositivo de su conformación es imprescindible.
Para que un grupo pueda instituir sus acciones como propias, es necesario un trabajo crítico
sobre su dispositivo de producción.
Alejandro Busto
105
La demanda por los grupos - Fernandez
Tercer momento epistémico: todas las características de los dos momentos epistémicos
anteriores se ponen en interrogación, pensando las teorías como “caja de herramientas”. Se
deja de entender el grupo como una isla con fronteras, donde hay un “afuera” y un
“adentro”. El lugar del coordinador en este momento es el de puntuador interrogante.
Las primeras intervenciones que luego darán lugar a la microsociología o estudio de los
pequeños grupos, fueron las de Elton Mayo (1924), donde se “descubre” que los
trabajadores constituyen espontáneamente entre sí grupos informales, con vida y
organización propias y cuyo código implícito determina la actitud de los mismos hacía el
trabajo. Dentro de dichos grupos se desarrollan “redes informales”, es decir, vínculos entre
sus integrantes, como así también con los superiores y con los reglamentos de la empresa.
Su mejor rendimiento depende más de la interrelación afectiva entre los trabajadores que de
las mejoras en sus condiciones de trabajo.
Aquí comienza a vislumbrarse la noción de un plus que tendrá el grupo con respecto a la
simple sumatoria de sus integrantes; dicho plus se evidenciará por sus efectos: mayor
rendimiento.
Este tipo de experiencias puso a los grupos por primera vez en el campo de mira de
investigadores sociales, empresarios y estados de los principales países centrales.
Lewin explicará la acción individual a partir de la estructura que se establece entre el sujeto
y su ambiente en un momento determinado. Tal estructura es un campo dinámico, es decir
un sistema de fuerzas en equilibrio. Cuando el equilibrio se quiebra, se crea una tensión en
el individuo, y su comportamiento tiene por tonalidad su restablecimiento.
Alejandro Busto
106
En 1938 utiliza el método experimental para trabajar la noción de campo dinámico. A través
de la construcción experimental de 3 climas sociales:
1. autoritario
2. democratico
3. laissez faire (dejar hacer, dejar pensar)
Mediante estos experimentos concluye que las reacciones, en este caso agresivas, de los
sujetos, variaban según los climas grupales, dependiendo esto del estilo de coordinación.
Está experiencia da fundamento científico a la valoración del ideal democratico al demostrar
que en los grupos conducidos democráticamente la tensión es menor, pues la agresividad
se descarga en ellos de manera gradual en lugar de acumularse y producir apatía o
estallidos, como en los otros dos grupos. Concluye que el grupo democratico, al alcanzar
más fácilmente el equilibrio interno, es más constructivo en sus actividades.
A partir de allí Lewin comienza a desarrollar sus hipótesis centrales sobre los grupos:
- El grupo es un todo cuyas propiedades son diferentes a la suma de las partes.
- El grupo y su ambiente constituyen un campo social dinámico, cuyos principales
elementos son los subgrupos, los miembros, los canales de comunicación, las
barreras.
- Modificando un elemento se puede modificar la estructura.
Para Kurt Lewin, el grupo es una realidad irreductible a los individuos que la componen,
más allá de las similitudes o diferencias de objetivos o temperamentos que pudieran
presentar sus miembros. Es un específico sistema de interdependencia, tanto entre los
miembros del grupo como entre los elementos del campo (finalidad, normas, percepción del
mundo externo, división de roles, status, etc).
Las relaciones descubiertas en laboratorio sobre grupos “artificiales” pasan a ser estudiadas
luego en agrupamientos de la vida cotidiana: talleres, escuelas, barrios, etc., en la
convicción de que el pequeño grupo permite vencer las resistencias al cambio y provoca la
evolución de las estructuras del campo social.
Lewin “descubre” que tomar una decisión en grupo compromete más a la acción que una
decisión individual; que es más fácil cambiar las ideas y las normas de un grupo pequeño
que las de los individuos aislados y que la conformidad con el grupo es un elemento
fundamental frente a la resistencia interna para el cambio.
La teoría del campo elaborada por Lewin ofreció una gran posibilidad de estudio de los
grupos y dio lugar a vastísimas aplicaciones en sus discípulos; hizo posible la consolidación
Alejandro Busto
107
de las “técnicas de laboratorio social” y la “Investigación-Acción”. Los aportes de la Teoría
del Campo han tenido gran influencia en ámbitos muy disímiles; puede observarse incluso,
la impronta de algunos de sus postulados en autores argentinos como Pichón Riviere y
Bleger. También fueron tomados, en sus inicios, por los psicoanalistas de la escuela
kleiniana.
P. Sbandi (1976) plantea que la concepción lewiniana del grupo como un todo significa el
abandono de la posición que coloca al individuo en primer plano. Señala, sin embargo, que
si bien Lewin acentúa la interdependencia de los miembros, mantiene invisibles los
presupuestos sobre los que se funda tal interdependencia; considera que serán los aportes
psicoanalíticos respecto a los procesos identificatorios, las relaciones emocionales y los
procesos inconscientes los que harán posible ahondar en está cuestión.
Resumiendo, es a partir de Elton Mayo y Kurt Lewin y sus continuadores que se desarrolla
una nueva disciplina, la Microsociología. Más allá de sus derivaciones posteriores, estan
allí, en germen, muchas de las ideas que aún hoy es necesario elucidar.
Primer momento epistémico - el todo es más que la suma de las partes: este aporte de
la Gestalt a las primeras conceptualizaciones sobre los grupos resalta la idea de totalidad,
afirmando un jalón importante a favor de la búsqueda de la especificidad disciplinaria; crea
las bases para que pudieran particularizarse estos conjuntos, hasta el momento diluidos
entre Individuos y Sociedades.
El grupo imaginado como un todo más que la suma de las partes, constituye un primer
momento epistémico en la institucionalización de saberes y prácticas grupales. De allí la
importancia de su puntualización para una genealogía de lo grupal.
Con respecto a Lewin, también desarrollará sus trabajos en un candente momento político.
La democracia entendida como libre discusión; la discusión democrática como resorte de
los pequeños grupos para aliviar tensiones.
Las primeras investigaciones sobre grupos surgen entonces en respuesta a una demanda
económico-política, dando lugar al “Dispositivo Grupal”. He allí una de las características del
dispositivo foucaultiano: “formación que en un momento histórico determinado, ha tenido
como función principal responder a una urgencia; el dispositivo tiene pues una función
estratégica dominante”.
¿Cuál urgencia? Sin duda, mantener y mejorar el nivel de producción de la gran empresa,
estimulando las relaciones informales entre los operarios; la futura disciplina de las
Relaciones Humanas ha construido aquí uno de sus pilares fundacionales. Pero también
reforzar los ideales democráticos, operar sobre el consumo, etc. Por tanto, urgencia situada
históricamente, en función de imperativos económicos y políticos del sistema del que forma
parte.
Tal vez la diferencia más significativa sea que en Argentina no surge desde un
requerimiento de los centros de poder institucional, ni los orienta la intención de consolidar
hegemonías instituidas. Muy por el contrario, sus localizaciones iniciales, como muchos de
sus desarrollos posteriores, se implantaron en los márgenes de las instituciones o en los
intersticios de las hegemonías; en muchos casos fueron animados por marcadas utopías
contrainstitucionales.
Está demanda por los grupos en Argentina (décadas del 60 y 70) se produce en un cuerpo
social agitado, momento de auge de las luchas populares. Gran parte de la intelectualidad
de los 60 se caracterizó por estar imbuida de fuertes utopías sociales. Muchos de los
Alejandro Busto
109
profesionales del campo “psi” que implementaron estas prácticas fueron críticos de los
autoritarismos institucionales: jerarquías médico-hospitalarias, autoritarismo
psiquiátrico-manicomial, verticalidad en los espacios educativos, etc.
Junto con otras formas de abordajes grupales, como el psicodrama analítico, los grupos
operativos fueron instrumentos claves para el trabajo en los espacios públicos.
El método incentivaba un fuerte enlace emocional del enfermo con el médico, esto se
ilustraba claramente en el sistema de promociones que mantenía en el cual premiaba “al
buen paciente”, permitiéndole sentarse cada vez más cerca de él en las reuniones.
A partir de está primera corriente se produjo una interesante diferenciación: las terapias que
actúan “por” el grupo, pero con una estructura fraternal.
Alejandro Busto
110
Está corriente, en lugar de idealizar al médico, estimula una fraternidad que busca el mayor
sostén entre sus miembros, disminuyendo al máximo el liderazgo centrado en el técnico. El
ejemplo más acabado de está tendencia es la de “alcohólicos anónimos (A.A.)”
Este tipo de terapia busca, a través de su carácter “fraternista”, crear condiciones para que
las personas que concurren a estas instituciones encuentren en ellas -a través de sus
grupos- un espacio de soporte solidario de restitución de la dignidad personal, y/o de la
identidad trastocada. Estas organizaciones proveen redes de sostén pérdidas generalmente
en el espacio familiar, inhallables en el ámbito macrosocial.
A modo resumen, las primeras formas de psicoterapia colectiva tienen un tronco común,
caracterizado por su “dinámica”, que consiste en la actuación por las emociones del grupo.
Por otro lado, si bien no deben subestimarse los aspectos sugestivos en las terapias con
estructura fraternal, tiene importancia decisiva aquí, la red entre “iguales”; en ellas el grupo
y la institución en la que este actúa, disparan significaciones imaginarias donde predomina
la configuración de un espacio microsocial que opera como sostén yoico, soporte solidario,
espacio restitutivo de la dignidad perdida y/o de la identidad trastocado.
Está corriente tuvo una importancia mucho mayor que las anteriores no solo por su gran
difusión sino por las consideraciones teórico-técnicas que la animaron. Inspirada en el
psicoanálisis, sus figuras pioneras más representativas son Slavson, Schilder y Klapman.
Tanto Slavson como Klapman buscaron la solución a está dificultad, incluyendo como parte
de su dispositivo un artificio consistente en tratar de unificar al grupo de varias maneras de
modo que la interpretación dada en su seno valiera para todos -o para la mayoría- de los
participantes. De está forma se intentaba “para obtener la unificacion del grupo”, integrar al
mismo con pacientes de similares caracteristicas en cuanto a grados de enfermedad, sexo,
edad, nivel socioeconomico, etc.
Está orientación tuvo gran desarrollo en Argentina. Pioneros de está forma de trabajo grupal
plantean que solo con un planteo que toma al grupo como una gestalt, entramos en el
terreno de la microsociología. Aquí se considera el campo multipersonal como un fenómeno
digno de ser estudiado por sí mismo. Es una psicoterapia “del” grupo y no del individuo “en”
el grupo, o de los pacientes “por” el grupo.
Más allá de las críticas que se le podrían realizar a está forma de trabajo, sea cual sea de
las 2, es importante resaltar que está corriente abrió dispositivos grupales de número
restringido con fines terapéuticos, es decir, instituyó grupos en un nuevo campo de
aplicación: la clínica psicoanalítica.
Alejandro Busto
112
- Otra consecuencia típica de la personificación es el tomar la parte por el todo, en
estos casos se supone que “el emergente” mantiene con el grupo la misma relación
de representación que la sustentada por un segmento de conducta respecto de la
persona total. La lógica de este supuesto parte de la premisa de que “la conducta de
un elemento es función del todo”, es decir, cualquier conducta de un miembro
representa o expresa la situación que atraviesa el grupo
Sin embargo, en tanto sus lecturas de lo grupal se encontraron dentro de una teoría de la
representación-expresión y sostenían una noción de todo en el que se subsumen las partes,
se organizaron las condiciones para re-investir en otro lugar de hegemonía a la
coordinación. De está manera surge el coordinador-oráculo, quien si bien devuelve
sistemáticamente los liderazgos al grupo, solo el sabe-comprende a través de las
manifestaciones visibles el sentido oculto del acontecer grupal. Es decir, básicamente se
instituye en otra forma de liderazgo: el sabe que dice un grupo cuando sus integrantes
hablan.
El nudo grupal
De está forma los cuerpos teóricos funcionan como “cajas de herramientas” es decir,
aportan instrumentos y no sistemas conceptuales; instrumentos teóricos que incluyen en su
reflexión una dimensión histórica de las situaciones que analizan; herramientas que junto a
otras herramientas se produce para ser probada en el criterio de su universo, en conexiones
múltiples, locales y plurales con otros quehaceres teóricos.
Junto a está forma de utilización de las producciones teóricas como cajas de herramientas,
un enfoque transdisciplinario presupone un desdisciplinar las disciplinas de objeto discreto y
seguramente en el plano del actuar, cierto desdibujamiento de los perfiles de
profesionalización, por lo menos en aquellos más rigidizados.
Alejandro Busto
113
En función de lo aquí esbozado es que se ha propuesto pensar los grupos, más como
campos de problemáticas que como campos intermediarios entre lo individual y lo social o
como eventuales objetos teóricos; en ese sentido es que se los enuncia como “nudos
teóricos”, aludiendo al des-disciplinamiento disciplinario que se vuelve necesario
instrumentar para su conceptualización. De tal manera, una eventual teoría de los grupos
tendrá que bascular permanentemente en un doble movimiento, investigando en la
especificidad de lo que en un grupo acontece y trabajando -al mismo tiempo- el entramado
de tal especificidad e inscripciones más abarcativas.
¿qué acontece cuando un número numerable de personas hace nudo? Se producen redes
de procesos identificatorios y transferenciales propios y únicos de ese grupo. Puede
considerarse que dicha red constituye una primera formación grupal. También, en tanto el
grupo es un espacio táctico, genera efectos singulares e inéditos, despliega la producción
de sus formaciones, la generación de multiplicidades imaginadas e imaginarias, invenciones
simbólicas y fantasmáticas, como así también sus niveles de materialidad. En síntesis, el
grupo inventa sus formaciones, es decir inventa las formas o figuras de sus significaciones
imaginarias. Estas sostienen la tensión de inventarse en su singularidad y en su
atravesamiento socio-histórico-institucional. Es en este cruce donde despliega sus
acontecimientos, relatos, actos, intervenciones, producciones materiales, afectaciones, etc.
La relación texto-contexto grupal: ¿cómo puede ser pensada la articulación entre todo
aquello que sucede en un grupo y el acontecer social en que tales actividades se
desarrollan? Tradicionalmente, está relación suele expresarse en términos antinómicos,
tales como el “adentro” y el “afuera” grupal; se propone, entonces, la interrogación de las
supuestas barreras adentro-afuera grupal.
El llamado contexto es, en rigor, texto del grupo; es decir que no hay una realidad externa
que produce mayores o menores efectos de influencia sobre los acontecimientos grupales,
sino que tal realidad es parte del propio texto grupal, en sus diversas modalizaciones; es por
ende fundante de cada grupo; más que escenografía, drama grupal.
La palabra con-texto alude a aquello que va con el texto, que lo rodea, ahora bien, ¿que
sería el texto grupal?
El uso aquí dado de texto no se circunscribe a su sentido verbal-escrito, sino que hace
referencia a las formas propias que el grupo construye, desmarcando de está forma el
término texto de su connotación estrictamente lingüística y rescatando su sentido más
amplio, aquel que lo refiere a su productividad. Se quiere resaltar en lo que en un grupo
acontece, en las formas propias que un grupo produce.
Se afirma así que más allá de sus dimensiones expresiva y comunicativa, el texto grupal
tiene un poder generador de sentidos. Implica, por tanto, un juego infinito, donde el sentido
que en algún momento de lectura se le otorga, no agota su productividad. El texto mismo es
un permanente generador de sentidos, que en virtud de sus atravesamientos, se inscribe en
múltiples significaciones. Así, no solo lo dicho y lo no dicho, sino también los movimientos
corporales, los movimientos espaciales, los silencios, pactos, etc, van conformando el
complejo entramado de las configuraciones o formas de un grupo, que en un juego
inagotable son, a su vez, generadores de otros múltiples sentidos. Sentidos diversos que,
por otra parte, operarán particularizadamente en y desde los diferentes integrantes
“abrochando” en forma singular en cada uno de ellos.
Alejandro Busto
115
Así, la intervención interpretante, lejos de constituir una unidad cerrada, lejos de la intención
de encontrar el sentido, puntua; esto es, marca algún punto de la red de sus producciones
simbólico-imaginarias; momento de una secuencia, finalizacion y principio plurivalente
donde las unidades generadoras de sentido se hacen, se envuelven y se deshacen
continuamente. La intervención interpretante puntúa algún sentido, señala un sinsentido,
resalta una paradoja. En ese movimiento, no descubre sino que crea las condiciones de
posibilidad para que otros sentidos puedan ser enunciados.
La latencia grupal: todo está ahí, latiendo. Sin embargo, no todo acontecer cobra igual
grado de visibilidad, ni toma forma de enunciado; tampoco sus insistencias son registradas
por todos los integrantes de la misma manera. Si el acontecimiento es producción de
sentido, dependerá de las figuras que el caleidoscopio identificatorio-transferencial invente;
de las implicaciones en que se afecte la coordinación, del momento en que se encuentre la
producción de ilusiones, mitos y utopías grupales; del contrato en tanto organizador
institucional explícito e implícito; de sus atravesamientos socio-históricos. Estas implicancias
organizan aquel universo de significaciones que será disruptivamente atravesado por la
producción de la singularidad de sentido.
Pero el acontecimiento no representa ni expresa; está todo ahí, en tal inmediatez que suele
volverse invisible. Si se acepta que el nudo grupal está atravesado por múltiples sentidos y
más de un sinsentido, siempre excederán aquellos que desde la implicación interpretante se
pueden puntuar; el coordinador sólo podrá puntuar algun sentido, interrogar alguna rareza,
indicar alguna insistencia y ya no será quien descubra la verdad de lo que en el grupo
acontece.
Alejandro Busto
116
Como se vió anteriormente, cuando los psicoanalistas incorporan su trabajo a los grupos, el
lugar del coordinador se redefine, se pasa del coordinador-líder al coordinador-oráculo.
Tal renuncia no exime a quien se posicione como coordinador de una formación específica
en los conocimientos teóricos y técnicos que lo legitimen para su función. Es necesaria una
observación permanente, por parte del coordinador, de su lugar y una rigurosa formación
especializada en grupos.
Por ejemplo, la distribución circular (sentarse en círculos) de los dispositivos, a pesar de ser
la misma, puede variar en su significación imaginaria dependiendo del dispositivo en donde
se aplique. En un aula de clase en el liceo, sentarse en círculos puede tener una
significación imaginaria de “panóptico grupal” en donde todos quedan bajo una mirada de
control por parte de docente, sin embargo, en el grupalismo el propósito de la organización
circular del espacio se sostiene en la intención de favorecer determinado tipo de
enlaces-desenlaces de las subjetividades que se supone ha de propiciarse al estar todos a
la vista de todos.
Pero ¿está figura del “panóptico grupal” será exclusiva de significaciones imaginarias de
grupos inscriptos en instituciones disciplinarias o también se forma en los dispositivos
clínicos?
Nunca está todo dicho en un contrato. Sus dimensiones no dichas, implícitas, operan sus
efectos en latencia. A partir de allí puede inferirse que en el contrato grupal se instala una
cierta concepción de las cosas que no son las mismas fuera de ese mundo, es decir se
produce un sistema de significaciones que construye y da sentido al contrato grupal.
Me refiero a que el contrato grupal rige la interacción grupal entre coordinador e integrantes,
los contratantes (coordinadores) despliegan sus prácticas en una institución inventada a tal
efecto. El contrato organiza una visión del mundo: didáctica, excluyente y en varias maneras
extraña a la visión del mundo donde evolucionan los individuos ordinariamente; se instaura
allí una cierta concepción de las cosas del mundo grupal que no son las mismas fuera de
ese mundo.
Es importante resaltar que no se está diciendo que se deban pensar dispositivos grupales
por fuera de contratos, esto no es algo que se pueda hacer. Estos normativizan enunciados
y prácticas como también sus lógicas estableciendo que es pertinente, en determinada
inscripción institucional y que no lo es; por lo tanto, al demarcarlo, hacen posible el campo
de intervención.
Alejandro Busto
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Módulo 7 - Institucionalismo
1. ¿Cuándo y dónde surge el Análisis Institucional y cuál es su proyecto político y
epistemológico?
2. ¿Cómo define a la institución y en qué medida este concepto nos aporta a
problematizar la tensión individuo-sociedad?
3. ¿Por qué lo imaginario cumple un rol particular en los procesos institucionales?
4. ¿Qué estrategias se plantean para el análisis de las instituciones, entre ellas la
institución de el/la analista institucional?
Notas de clase: El rebasamiento que hacía el análisis institucional se hacía en el sentido
de un desplazamiento disciplinar que iba desde la psicosociología lapassadiana hacía la
sociología lourauniana. Está sociologia lourauniana se autodefinia como “contrasociológica”,
contrasociológica en el sentido de que es una sociología que tiene postulados sociológicos
de sentido contrario a la ideología dominante.
Alejandro Busto
120
sobrevivir si no se está transformando permanentemente, (acá viene lo de instituido
e instituyente
La teorización de este campo de problemas fue inaugurada por Cornelius Castoriadis, quien
acuñó este término en 1964.
Lo imaginario remite no como “imagen de”, sino como capacidad imaginante, como
invención o creación incesante social-histórica-psíquica, de figuras, formas, imágenes, es
decir, producción de significaciones colectivas. Es siempre simbólico y refiere a la capacidad
de inventar-imaginar significaciones, constituyéndose en el modo de ser de lo histórico
social.
Las significaciones imaginarias operan en lo implícito -es decir, no son explícitas para la
sociedad que las instituye- y establecen el modo de ser de las cosas, los valores, los
individuos. Las significaciones no son aquello que los individuos se representan consciente
o inconscientemente, ni lo que piensan; son aquello por medio de lo cual y a partir de lo cual
los individuos son producidos como individuos sociales con capacidad para participar en el
hacer y en el representar-decir social, y en tal sentido pueden representar, accionar y
pensar de manera compatible y coherente aun en el conflicto.
Estas producciones de sentido, de sentido organizador, no estan ahí para representar otra
cosa, sino que estos esquemas organizadores son condición de representatividad de
aquello que esa sociedad puede darse. Aquello que mantiene unida a una sociedad es su
institución. En otras palabras, el proceso por el cual la sociedad se instituye como totalidad,
la institución de normas, valores y lenguaje, no son solo herramientas o procedimientos
para hacer frente a las cosas, sino más bien son los instrumentos para hacer las cosas; en
particular para “hacer individuos”. De conformidad con sus formas, la institución produce
individuos, quienes, a su vez, estan en condiciones de reproducir la institución de la
sociedad. En tal sentido, la institución de la sociedad está hecha de múltiples instituciones
particulares que, funcionando en coherencia, hacen que, aun en crisis, una sociedad sea
esa misma sociedad.
Más allá de las argumentaciones que instituye, la institución de una significación central
siempre opera en lo implícito. Esto es válido para todas las significaciones sociales
centrales, se trate de la familia, la ley, el Estado, etc.
Alejandro Busto
122
Las significaciones centrales no son significaciones de algo ni agregadas o referidas a algo.
Son ellas las que dan existencia a una sociedad determinada, a la coparticipación de
objetos, actos, individuos. No tienen “referente” sino que instituyen un modo de ser de las
cosas y los individuos referidos a ellas. En tanto tales no son necesariamente explícitas
para la sociedad que las instituye, por ello mismo condicionan y orientan el hacer y el
representar sociales, en y por los cuales ellas continúan alterandose.
En el grupo
Si bien en todo recorte social, por ejemplo un pequeño grupo un un grupo amplio, laten en
diferentes intensidades diversos núcleos de significaciones que caracterizan el momento
sociohistórico en que se despliegan sus prácticas, operan también en latencia las
significaciones imaginarias que dan sentido a las instituciones donde estan inscriptos. En
las instancias institucionales se reactualiza la tensión instituido-instituyente tanto en su
dimensión reproductiva como transformadora.
Desde está perspectiva habrá que incluir en la indagación el movimiento por el cual un
agrupamiento deviene grupo, es decir, los momentos en los que un grupo instituye sus
creencias y consolida sus mitos; podría decirse que un grupo se instituye como tal cuando
ha inventado sus significaciones imaginarias.
Alejandro Busto
123
- Permite ejemplificar sobre el abordaje de criterios multireferenciales (los criterios
unidisciplinarios se han vuelto reductivos para pensar lo grupal), lo cual hace
necesarios nuevos requisitos metodológicos, y que muchas de las certezas
constituidas al interior de un campo unidisciplinario entren en interrogación.
- Permite pensar de otro modo la relación entre lo subjetivo y lo social, de manera que
no queden de entrada en territorios separados que luego se vuelven muy difíciles de
articular. En este sentido, la incorporación de está noción tiene una importancia
estratégica en la confrontación con un modo de pensar la subjetividad como
interioridad psicológica.
Ya no se podrá pensar “lo social” como el todo social objetivado ni “el sujeto” psíquico
construido básicamente en el solo juego de sus identificaciones tempranas. Como noción
provoca al desdisciplinamiento disciplinario, a construir una apuesta que ponga en fuerte
incomodidad los binarismos de individuos y sociedades. ¿Cómo sostener adentros y
afueras, interioridades psicológicas y exterioridades sociales, cuando pueden considerarse
las instituciones fundando, inventando cuerpos, prácticas y subjetividades? ¿Cómo pensar
“la sociedad” como todo social si en su permanente autoalteración nunca se produce como
totalidad?
Alejandro Busto
124
interpretaciones posibles cualesquiera sean las legalidades puestas en juego para pensar lo
inconsciente.
Con respecto al lenguaje, en el que puedo decirlo todo y no cualquier cosa, en el cual estoy
a la vez determinado y libre, Castoriadis hace una distinción significativa al considerar que
el lapsus y el delirio no son posibles más que en el lenguaje pero no son el lenguaje.
Con respecto al problema del sentido, afirma que es imposible sostener que el sentido
resulta de la combinación de los signos. Considera, por el contrario, que la combinación de
los signos resulta del sentido ya que el mundo está hecho de gente que interpreta el
discurso de los demás; para que los signos existan, primero es necesario que las personas
hayan hablado. Pero hablar es ya elegir signos, dudar, rectificarse, rectificar los signos ya
elegidos, en función de un sentido. Insiste en que un sentido jamás puede ser dado
independientemente de todo signo, pero a su vez es distinto de la oposición de los signos y
no está forzosamente vinculado a una estructura significante particular. Es algo más que
oposición de signos en una estructura.
Castoriadis establece una fuerte demarcación cuando plantea que considera el sentido
como “resultado” de la diferencia de signos es transformar las condiciones necesarias de la
lectura de la historia en condiciones suficientes de su existencia. Sin duda, no hay historia
sino del hecho de que los seres humanos comunican por un medio simbólico. Pero este
simbolismo es él mismo inventado.
A su criterio, una de las consecuencias más fuertes de pensar el sentido como combinatoria
de signos es que se elimina la cuestión histórica por excelencia: la génesis de sentido. Esto
es, la producción de nuevos sistemas de significado y significante.
Por ejemplo, en el mundo antiguo el esclavo era visto como un zoon vocale (animal
hablante). El esclavo imaginado de tal forma da cuenta de la producción colectiva y
anónima de un universo de significaciones imaginarias por las cuales en un momento
histórico específico es “natural” imaginar y accionar con/desde ese grupo de personas como
si fueran animales hablantes. Pero esos imaginarios y sus prácticas no son autónomos sino
que forman parte de los dispositivos de poder que objetivizan y subjetivizan tales
significaciones.
Sin embargo, si observamos los planteos de filósofos y académicos en la historia, todo hace
parecer que el conocimiento, en la medida en la que nos revela la constitución y la forma en
la que el mundo está organizado y se produce, también oculta el modo en el que él mismo
se produce y organiza. El saber especializado se asienta sobre la ignorancia y el
ocultamiento de sus propias condiciones de producción.
En relación con los productos de las investigaciones, el análisis de las implicaciones parece
no formar parte medular del proceso mismo de investigación. Todo parece indicar que el
edificio científico se sostiene en independencia y completa autonomía respecto de los
actores o grupos sociales que lo generan. La autonomización de la ciencia en relación a la
sociedad que la instituye define claramente su característica enajenada, alienada.
Alejandro Busto
126
La creencia evidentemente metafísica en las infinitas bondades de la Razón y la
racionalidad no es razonable. La lógica racional que estructura permanentemente nuestra
sociedad está estructurada sobre la mistificación de la razón. La misma idea de razón que
manejamos es producto de un imaginario social, históricamente producido, que lleva la
racionalidad a su límite.
El proyecto del análisis institucional de la institución científica solo puede correr de la mano
de transformaciones sociales más amplias, de un cuestionamiento generalizado de la
alienación entendida como autonomización de las instituciones respecto de la sociedad que
las instituye.
Algunas fuentes científicas del análisis de las implicaciones: Se podría plantear que el
análisis de las implicaciones se inicia con el proceso mismo de institucionalización del
conocimiento científico, es decir, como efecto de la institucionalización del saber.
Alejandro Busto
127
Fuentes sociológicas y antropológicas: en sus dimensiones colectivas, quizás hayan
sido los antropólogos y sociólogos quienes hayan reflexionado más profundamente sobre el
problema de sus propias condiciones e implicaciones en la producción de conocimiento.
En antropología, desde hace bastante tiempo es moneda corriente el debate sobre las
implicaciones políticas de la investigación etnológica. El debate acerca de la aculturación
permitía a los investigadores plantear los efectos devastadores que habían tenido sus
propios procesos de conocimiento en las realidades estudiadas.
Jack Goody, por su parte, mostró que la observación del investigador frecuentemente
estaba sobredeterminada por la representación que se formaba de su escritura final. Así,
Lourau concluye que el contexto de justificación determina, por la vía de la institución
científica, a partir del futuro, al contexto de descubrimiento.
El estudio de Foucault sobre diversos tipos de dispositivos sociales como cárceles, como
los dispositivos sobre la sexualidad, sobre la locura, etc., permitirán comprender más a
fondo los propios dispositivos de investigación. Si Heisenberg había descubierto la
intervención subjetiva del investigador en las ciencias físicas, Foucault mostrará la
producción que se deriva de la puesta en marcha de los dispositivos sociales, incluyendo
los dispositivos de investigación. Está idea del dispositivo como una máquina productora de
Alejandro Busto
128
los fenómenos sociales que está destinada a controlar es directamente aplicable al
conocimiento científico.
Concluyendo de está manera que los dispositivos de investigación producen los fenómenos
que desean observar. Así, el conocimiento de los fenómenos producidos desde la
artificialidad de los dispositivos de análisis será una representación de la realidad, distinta a
aquella que procede de la vivencia directa de la continuidad de lo social-histórico.
El concepto de implicación aparece por primera vez en el libro de Lourau, “El análisis
institucional”. En ese momento, las fuentes más directas y primarias del concepto de
implicación se refieren más al contexto pedagógico y socioanalítico, en tanto reflexión sobre
el lugar del formador o el interviniente en el contexto de su intervención (pedagógica o
socioanalítica). Está primera reflexión sobre el concepto estará marcada por ser una
reflexión en torno a las implicaciones primarias, susceptibles de ser formuladas y analizadas
en la situación de intervención.
En un primer acercamiento al concepto, Lourau optó por proponer, para el análisis de las
implicaciones primarias (aquellas que tienen que ver con el análisis in situ, en el contexto de
intervención, del lugar del formador o del interviniente), un esquema más o menos calcado
de la lingüística de Jackobson.
En 1983, circuló un proyecto de libro que finalmente no se publicó, en donde se dedica por
primera vez una parte completa y extensa al problema del análisis de las implicaciones. En
dicho libro, se ensayan dos técnicas para el análisis de las implicaciones:
1. Journal budget-temps
2. El análisis de los sueños
Durante este periodo, se desarrolla en el contexto del análisis institucional, pero está vez en
su corriente lapassadiana, el estudio de la etnometodología, a partir de los estudios de su
fundador, Harold Garfinkel. La exploración de los etnométodos y la indagación a partir de la
etnometodología proporcionarian al Análisis Institucional una fructífera interferencia, a partir
está vez de perspectivas constructivistas. A diferencia de las sociologías tradicionales, la
etnometodología lapassadiana permitía hipostasiar (considerar algo como una realidad
absoluta) el momento instituyente de los procesos sociales de conocimiento:
En la Sociología francesa de los años 60, y sobre todo en el pensamiento político,
el instituyente solía ser presentado como un acontecimiento extraordinario y raro,
una conmoción social constitutiva de los marcos sociales que culmina en los
momentos revolucionarios (...) El compromiso de los institucionalistas en los
acontecimientos de mayo del 68 reforzó está noción de un instituyente
extraordinario que surge en los momentos calientes de la historia. Pero (...) la
Alejandro Busto
130
etnometodología nos llama la atención sobre otra dimensión del instituyente, un
término que no pertenece a su vocabulario habitual, pero que nos parece apto para
expresar la manera en que los miembros de la vida social ordinaria producen el
orden social.
Cuando Lourau publica “El diario de investigación” ya hacía algún tiempo que el proyecto de
análisis de las implicaciones había tomado la forma inspirada en Brecht, donde se trataba
de “poner al desnudo el proceso de producción de la investigación y del texto mismo”.
En “El diario de investigación” aparece claramente formulado el fenómeno del diarismo. En
él, los grandes investigadores ponían al desnudo, o casi, las diferentes formas por las que
se iba construyendo su investigación y su texto científico.
Alejandro Busto
131
¿Se puede analizar las implicaciones?
El terreno fundamental del Análisis Institucional en los últimos años ha sido el análisis de la
misma institución científica, una especie de análisis interno,si tomamos en cuenta la propia
institucionalización. Como toda institución, la condición misma de su análisis es su
constitución contradictoria. La institución, como momento instituido, está siempre roída por
el trabajo, en ocasiones sordo y callado, en otras explosivo y festivo, de la negatividad.
Por así decirlo, la producción científica produce permanentemente sus propios analizadores,
sea a través de respuestas del terreno, sea en las escrituras extra-textuales, sea en la
esquizofrenia de la división vida pública-vida privada. De está manera, el objetivo de todo lo
anteriormente planteado es justamente, restituir, en el corazón mismo del dispositivo de
investigación, la problemática de las implicaciones en el proceso de investigación.
Si esta lectura resulta confirmada, estaremos en posición de plantearnos que las “trampas
de la historia”, los “efectos perversos”, las “malas utilizaciones” de la ciencia no son sino el
efecto de un acto fallido de la investigación, lapsus que consistiría en el olvido, la represión
o la denegación del análisis de las implicaciones, siempre presente en los procesos de
investigación.
No obstante, estos obstáculos pueden ser, al menos, analizados, ya que contamos a favor
de esto con una serie de fenómenos interesantes inmanentes al proceso mismo de
producción de conocimiento. Por ejemplo, actualmente ya es claro que el contenido del
Alejandro Busto
132
saber no se considera como un simple reflejo de la realidad, o como “mundo exterior”.
Actualmente, podemos coincidir en que el conocimiento es una “representación”, vinculada
al sujeto, una significación social imaginaria constituyente de un “mundo” social. Así, el
análisis de las condiciones subjetivas de producción de la ciencia se justifica. Y justifica
también el análisis diaristico como análisis de las implicaciones, ya que nos habla
justamente de aquellos lugares negativos, de la negatividad reprimida o denegada presente
en el objeto de conocimiento. Conocemos, así, los mecanismos de fragmentación del
conocimiento.
Es importante destacar que, las técnicas del análisis de implicación no estaban totalmente
por inventar. Existían la dialéctica, la fenomenología; existía el cuestionamiento
psicoanalítico; existían también, en el análisis institucional, las implicaciones en la situación
de intervención socioanalítica o de otro tipo. Al menos hacía falta formular, en un lenguaje
que no fuera simple dialecto de subdesarrollados, esas intuiciones sobre un análisis
institucional del saber.
Recapitulando entonces un poco sobre estas técnicas, hay dos tendencias que se pueden
entrever:
1. mostrar los entretelones del proceso de producción de la investigación
2. el análisis de la producción de formas imaginarias, de latencias individuales o
colectivas que producen el acto mismo de investigación.
Creo que es posible, en el campo del análisis de las implicaciones, inventar nuevos
dispositivos, nuevas máquinas de producción y rescate de la profundidad,
multidimensionalidad y multirreferencialidad constituyente de los procesos de investigación.
Poco a poco, estos dispositivos, normalmente, marchan hacía el borramiento de la tajante
división entre el sujeto y el objeto, condición para la abolición de subjetivismo y
objetivismos.
Usted es asalariado; tiene una familia. Régimen del salario, matrimonio; he ahí dos normas
universales, propias de nuestra sociedad. Con ellas se asocia todo un cortejo de normas,
modelos y valores de comportamiento.
Alejandro Busto
133
El momento de universalidad es el de la unidad positiva del concepto. Dentro de ese
momento el concepto es plenamente verdadero, vale decir, verdadero de manera abstracta
y general. El salario y la familia son normas universales de la sociedad, hechos sociales
positivos en lo abstracto; únicamente en lo abstracto.
Y sin embargo, la sociedad funciona, bien o mal, porque las normas universales, o así
consideradas, no se encarnan directamente en los individuos: pasan por la mediación de
formas sociales singulares, de modos de organización más o menos adaptados a una o
varias funciones. El momento de la singularidad es el momento de la unidad negativa,
resultante de la acción de la negatividad sobre la unidad positiva de la norma universal.
Por ejemplo, las finalidades y el funcionamiento de una cárcel no son idénticos a las
finalidades y al funcionamiento de una planta industrial o de una escuela. Sin embargo, a
veces ocurre que los presos son trabajadores, y que simultáneamente se los escolariza o
reeduca. El entrecruzamiento de las instancias ergológica, educativa y carcelaria remite
entonces al conjunto de un sistema social que, fuera de la cárcel, articula de modo
Alejandro Busto
134
singularmente más libre los modos de acción propios del trabajo, de la educación y de las
sanciones. La organización jurídico-técnica de la cárcel se sitúa negativamente con
respecto a la organización social “normal”.
Así también, como lugar donde se trabaja, la escuela no es una fábrica ni un cuartel; pero la
organización de las tareas, su control, la sanción de los resultados, la ideología del
esfuerzo, la interiorización de normas fijadas por los adultos, todo ello crea por lo menos
homologías entre el universo del trabajo explotado y el universo del aprendizaje escolar.
Toda forma social posee por consiguiente una unidad, un carácter específico producido por
su finalidad oficial (la educación, el control, etc), finalidad que, tomada en sí misma y
aisladamente, recibe el nombre de función.
Si se le llama “función” a esa finalidad autonomizada, ello se debe tan solo a que ese
concepto es el que mejor explica la existencia de un sistema social racional, profundamente
diferenciado, donde cada “órgano” del cuerpo social ocupa su legítimo lugar, presta
servicios irremplazables y ejerce un poder indiscutible.
Sociología de las organizaciones: si bien toda forma social posee una unidad “funcional”,
esa unidad sólo puede ser negativa. La finalidad más “operatoria” de la organización (su
función oficial) está ligada a otras finalidades creadas por la existencia de relaciones
continuas entre determinada organización y las otras organizaciones con diferente función,
así como por las relaciones que la primera mantiene con el conjunto del sistema social. No
basta con definir racionalmente una organización por los servicios que ésta brinda o que
está destinada a brindar. Hay que tener en cuenta además que la fábrica, o la compañía,
producen modelos de comportamiento, mantienen normas sociales, integran a sus usuarios
dentro del sistema total.
La fábrica, por ejemplo, tiene como función producir automóviles o gas natural; pero su
primera función es producir ganancia: toda su organizacion y todas las disfunciones de está
tienen como sistema de referencia real, y no imaginario, esa institución casi sagrada del
modo de producción capitalista que es la plusvalía. De igual modo, la escuela tiene como
funciones preparar para la vida profesional, etc, pero su función primera consiste en
interiorizar las normas oficiales del trabajo explotado, de la familia cristiana, del Estado
burgués.
Así, por ejemplo, las organizaciones económicas no son un universo ajeno a las
instituciones tradicionales (no productivas). Los fenómenos de poder, los sistemas de
acción, de decisión, de control, de negociación que las constituyen, no difieren
fundamentalmente de aquellos que pueden analizarse en las instituciones “no productivas”.
La misma diferenciación spenceriana, en el plano de la función oficial, entre instituciones
“reguladoras” (de control social) e instituciones “operativas” (de producción) no es decisiva
cuando se trata de construir un objeto de conocimiento sociológico. Al igual que la
Alejandro Busto
135
separación, instituida en el plano académico, entre etnología y sociología, la separación
entre una sociología de las instituciones y una sociología de las organizaciones se basa en
lo que Althusser llama el desconocimiento de lo económico: hay problemas económicos en
un organismo “no productivo”, así como hay problemas de control social y de connotación
política en un organismo económico. La materialidad de todas las instituciones, tengan o no
función económica, es un hecho sociológico fundamental.
Análisis institucional: Puede decirse que el análisis institucional es reclamado por está
característica del sistema social, así como por las carencias que revelan los métodos de
abordaje sociológicos, psicosociológicos y económicos.
Se habla de análisis institucional porque las organizaciones sociales de todo tipo no son
reducibles a sistemas positivos que bastaría desmontar, sino totalidades parciales, y como
tales doblemente trabajadas por la negatividad. Por ser totalidades, presentan la
negatividad formal que se adhiere a todo hecho social positivo, dado que toda positividad
simple e inmediata contiene ya su propia negación. Por ser parciales, es decir, por estar
subsumidas en el conjunto de las formas de organización que constituyen el sistema social,
pueden entrar en oposición absoluta con el sistema. Tomada entre la negatividad formal y la
negatividad absoluta, la organización no puede ser considerada como un hecho social
puramente objetivo: una intervención que compromete al observador supone un análisis de
este compromiso.
El saber está marcado por un irreductible deseo de saber: este es el segundo aporte del
psicoanálisis.
El tercer aporte del psicoanálisis consiste en mostrar que cuando se “inicia el psicoanálisis”,
subjetivamente, para ver más claro en el propio deseo, se produce objetivamente un
reacondicionamiento de las relaciones que el analista y el cliente mantienen con el dinero
como forma universal del intercambio, y con el poder como forma habitual de las relaciones
de producción.
Alejandro Busto
140
La situación analítica no es todo el método. Las condiciones de intervención
de analistas deben ser especificadas, teniendo en cuenta el puesto de
trabajo del analista en la estructura de la institución-cliente definida por su
organización y por el desordenamiento que la situación analítica introduce en
esa organización.
Proyecto epistemológico del AI: a mediados de los años 70, Lourau presentó su
propuesta de AI como básicamente “contrasociológica”. Tres de los supuestos que la
propuesta de está “contra sociología institucionalista” pretende practicar son:
1. Superar los encasillamientos entre sectores y dominios de la sociología
2. Intentar un rebasamiento de la sociología, como disciplina rigurosa y artificialmente
separada de otras ciencias sociales
3. Rebasar la actividad de investigación de ciencias sociales, como práctica separada
de las prácticas sociales de los actores y observadores
El AI postula que tanto los individuos como los grupos son concebidos como
“entrecruzamiento de referencias y pertenencias” o como “revoltijos de instituciones”, por
ello es lógico que postule también que la sociología se proponga “como objeto la práctica
social como totalidad y no la refracción (división) de la totalidad en cuadros preestablecidos
de la ciencia instituida(es decir, en disciplinas)”. Sin embargo, cuando se intenta definir qué
se entiende por “totalidad”, comienzan a haber problemas.
Entre los dos polos la sociología parece carecer a la vez de biografía individual y de
la estructura del modo de producción. Justamente, una contrasociología puede
fijarse por objeto el hacer manifiesto a la sociología los fragmentos del saber social
global recordado por los sistemas de las ciencias sociales.
Alejandro Busto
141
A partir de lo anterior podemos decir entonces que, en primer momento, la sociología está
definida en función de 2 carencias (biografía individual y estructura del modo de
producción). Por eso para Lourau es necesario una contrasociología, ya que está señalaría
desde adentro cuál debería ser el “verdadero objeto” de la sociología. Ese objeto “propio”
estaría compuesto por los “fragmentos de saber global recordado por las ciencias sociales”.
González al respecto de esto plantea que es lógico suponer que los productos de los
recortes no formen un todo coherente ni se sitúen en el mismo nivel. Además, esto
supondría que habría una especie de disciplina (la contrasociología) con una mirada
privilegiada, que sabría en donde incidir y que tipo de articulaciones deberían existir entre
los recortes, para rectificar lo que el conjunto de las disciplinas instituyó “erróneamente”.
Lourau plantea que no se trata tanto de “operar” la reconfiguración del campo teórico sino
de un desmembramiento de ese campo ya que se mueve en el campo móvil de la
sociología, psicosociología y psicoanálisis. A lo que Gonzalez responde que “si su campo
sigue siendo móvil, es que su estatuto teórico-metodológico no termina de consolidarse, a
menos que se piense en la movilidad como un valor en sí misma.
Más adelante Lourau propone además una nueva rectificación y un nuevo objeto: el
problema de la institucionalización, de la burocratización del movimiento, grande ausente de
las ciencias sociales políticas, la teoría de la institucionalización.
Sin embargo, para esto último no es necesario andar tras los efectos de los recortes de
otros campos. Pero si se quiere hacer de la institucionalización un “enigma de enigmas”, en
ningún caso se invalida a los saberes producidos en otros ámbitos ni existen criterios
consistentes que digan que este problema sería el que debe unir a todas las ciencias
sociales, ni menos constreñirlas a “rectificar sus fronteras”.
Con respecto al tercer intento de superación, el cual plantea la posibilidad de abolir “la
separación que rige las relaciones entre cientas y prácticas de los actores y observadores”,
Lourau prepara el terreno proponiendo dos tipos de “efectos”:
- Efecto Weber: a medida que la sociedad está más evolucionada y racionalizada,
más llega a ser opaca y desconocida para los individuos que la componen.
- Efecto Lukacs: este efecto es referido a la ciencia y dice que, en la medida en que
la ciencia progresa olvida progresivamente las bases materiales y sociales, de la
cual ella salió. Las condiciones sociales de su producción, de su desarrollo, y de sus
aplicaciones.
Está doble opacidad seria cuestionada por un postulado que pretende devolverle a los
actores sociales la capacidad básica de poder ser de alguna manera sociólogos de sí
mismos, ya que se afirma que “si la sociología es el asunto de todos, hay que abolir todas
Alejandro Busto
142
las oposiciones epistemológicas sobre la necesidad de una ruptura” y, sobre todo, evitar a
toda costa la autonomización de la teoría sobre la práctica.
Lourau agrega
Está contrasociología opta por la construcción democrática del saber confiscada por
la tecnoburocracia.
Lourau plantea que en los periodos “revolucionarios” se instaura una doble transparencia
luminosa, que arrasa con la opacidad marcada por el efecto Weber y que torna a la totalidad
social presente a sí misma. Y por otra parte, otra que les surge a los actores sociales que,
de pronto, muestran tal capacidad de análisis que vuelven obsoletos a los especialistas.
Sin embargo, dice Gonzales, en realidad no es “tan claro” que en los periodos
revolucionarios se de está totalización de la lucidez, tampoco habría que confundir el
aceleramiento y trastocamiento de la circulación de conocimientos en periodos calientes con
la capacidad para producirlos. Obviamente, no todos estan capacitados para producirlos, y
no solo en cuestiones de inteligencia, sino fundamentalmente a la posesión de herramientas
teórico-metodológicas, y a la capacidad de objetivar y analizar la propia posición.
Una cosa es afirmar que los actores sociales no viven en las simples y falsas evidencias en
lo que les concierne, y otra que solo los especialistas en ciencias sociales pueden opinar
acerca de las prácticas de aquellos. Contra está segunda dicotomía si parecen pertinentes
las afirmaciones de Lourau. No obstante, eso no descalifica a los sociólogos en su
capacidad de aportar otro tipo de conocimientos que no sea el puro pleonasmo del
producido directamente por los implicados.
Es ahí donde el tercer intento de “superación” se recrea por un camino diferente a los
anteriormente señalados. El análisis de la implicación y sus diferentes planos, en efecto, es
un asunto que atraviesa a todas las disciplinas sociales. Esto amplia el campo del análisis y
permite que está “contrasociología” no quede encajonada en el territorio de las
intervenciones socioanalíticas. Pero no es Lourau el que inventa está cuestión.
Alejandro Busto
143
El proyecto político: Lourau supone que los momentos de transparencia revolucionaria
son intensos y puntuales, y los siguen grandes periodos de opacidad. De pronto, los
extralúdicos de ayer no atinan a penetrar la opacidad de la sociedad de hoy.
Lourau tiene “demasiado” claro que en esos periodos todos parecen volverse “sociológicos”,
y que fácilmente se dan cuenta del arbitrario que sostiene a todo orden social. Es el tiempo
de los “analizadores históricos”, concebidos como reveladores espontáneos de una
situación dada.
Coloca, también, al Estado como la gran institución omnipresente que constriñe y busca
imponer su lógica a todas las demás. Dos elementos básicos describe su accionar:
El análisis institucional parte del principio que el centro está siempre presente en la
periferia, esto quiere decir que las instituciones, lejos de ser formas neutras,
“herramientas” funcionales, no existen sino en la medida en que ellas estan basadas
en la fuerza del Estado. El Estado no existe más que en tanto está presente en todas
las formas sociales.
El otro efecto que sigue lógicamente a esa presencia estatal en las diferentes formaciones
institucionales es el de imponerles tarde o temprano su “ley” de equivalencia: que todo
movimiento termine institucionalizándose y se vuelva como los otros, es la marca brutal que
hace visible al Estado.
Si se acepta tal cual el primer postulado, entonces cualquier intervención institucional, por
más pequeña que sea, debería tener por rebote un efecto sobre el conjunto. Este
planteamiento maximalista tenía en esos años un sentido de justificación “progresista”; no
comprometerse a realizar un socioanálisis para contribuir a una reforma. De ahí que los
institucionalistas estuvieran fascinados con la palabra estallamiento de lo instituido,
creyendo que era la encarnación pura de lo instituyente, produciéndose una analogía entre
este y lo revolucionario. La lógica que primaba era la del aleteo de una mariposa en China
que tendría repercusiones en el resto del ecosistema político.
Las instituciones no son supraestructuras en el sentido marxista, sino el producto del cruce
de las instancias. Cruce que presumiblemente no sería el mismo en cada caso, so riesgo de
volverlas equivalentes antes de conocer su especificidad. Son el producto de la dialéctica
entre lo instituido y lo instituyente, que es lo que da lugar al proceso de institucionalización.
Alejandro Busto
144
La institucionalización es vista como fase activa de estabilización que niega a la vez la
actividad de lo instituyente como negación de lo instituido y el inmovilismo de lo instituido.
Políticamente la institucionalización es el contenido del reformismo.
“Grupo sujeto” es aquel que, a diferencia del “grupo objeto”, logra conectar al máximo los
diferentes niveles de lo institucional transversalizado. La transversalidad, en ese caso, será
el producto de una dilucidación, aunque al mismo tiempo es concebida como una
“dimensión fundamental”.
Se trata de evitar a toda costa tomar la parte por el todo. Y como en un sueño, recorrer las
diferentes series que nos devuelven el rostro heterogéneo de una demanda que, en primer
momento, parecía homogénea.
La autogestión del tiempo, espacio y dinero: la autogestión quiere decir una negociación
entre el colectivo cliente y los analistas en vista de administrar las sesiones en cuanto a su
duración, su honorario, y su funcionamiento, y de determinar el modo de remuneración de
los analistas. Remuneración en la cual el monto no está fijado de entrada.
Además, ese tipo de escenificación resulta muy exigente y complicada para quienes estan
en una situación jerárquica de subordinación, y a veces no solo para ellos.
La asamblea general del AI intenta, desde un inicio, incluir a todos; y por esto se paga un
precio.
En síntesis, de este poco profundo recorrido crítico por algunas de las aportaciones de
Lourau queda la impresión de la vulnerabilidad de su propuesta epistemológica, que fluctúa
entre la inconsistencia, la promesa, y la descripción.
Alejandro Busto
146
Módulo 8 - Postestructuralismo
Alejandro Busto
148
Estrategias posestructurales
Hombre / Mujer
Mente / Cuerpo
Razón / Emoción
Objetividad / Subjetividad
Producción / Reproducción
Fabrica / Hogar
Sin embargo, uno de los problemas del proceso de revertir es que mantiene intacta la
estructura binaria, cambiando simplemente la jerarquía de valoraciones.
Alejandro Busto
149
Otra estrategia deconstructiva aún más potente es la de desdibujar los límites entre los
términos, socavando la solidez y fijeza de la identidad/presencia, mostrando como el otro
excluido se encuentra incrustado de tal forma dentro de la identidad primaria que su
diferencia resulta insostenible.
Su trabajo dirige nuestra atención hacía las formas en que los conocimientos ejercen y
producen poder -por medio de aparatos de regulación; por ejemplo, instituciones como
escuelas, prisiones, casa de trabajo y fábricas en donde prevalecen las técnicas de
disciplina y vigilancia corporal-, y mediante el desarrollo y aplicación de tecnologías para
administrar el ser -por ejemplo, presupuestos, dietas, mapas, propagandas de productos de
higiene personal- que ayudan a organizar la vida diaria.
Por medio del proceso de genealogía, las nociones se desnaturalizan, se hacen visibles
como construcciones discursivas.
Alejandro Busto
150
Performatividad (Judith Butler): la performatividad es la práctica reiterativa y citacional
por medio de la que el discurso produce los efectos a los que da nombre.
Butler está comprometida con el proceso de desestabilizar las categorías binarias de género
que sirven de soporte a la heterosexualidad obligatoria. Reconocer la performatividad del
discurso es reconocer su poder, su habilidad para producir “los efectos a los que da
nombre”. Sin embargo, el proceso de repetición mediante el cual el discurso produce sus
efectos se caracteriza por sus titubeos e interrupciones. Al enfatizar sobre esos titubeos,
esas incertidumbres y discontinuidades inherentes a los performances de género, saca a la
luz las posibilidades que existen para alterar e inventar dentro del proceso cultural de la
creación del género. De está forma, abre un espacio para la capacidad de actuar (agency) y
lo impredecible en un modo de subjetivación que comúnmente se asume como un dato
biológico o cultural.
Así, por ejemplo, Jenny Cameron (1996) en su estudio encuentra en las economías
domésticas la usual iniquidad de género en la división de las labores domésticas, pero
escoge no interpretar la repartición desigual de las tareas domésticas como la persistencia
de las estructuras patriarcales de la dominacion masculina y explotacion femenina. Su
lectura meticulosa de los textos producidos en las entrevistas revela, en cambio, un proceso
complejo mediante el cual ciertas tareas domésticas construyen la identidad heterosexual
para los hombres y las mujeres. Acentuando la frontera precaria y móvil entre lo que es
masculino y femenino en la sociedad.
Así, Cameron muestra cómo los sujetos trabajan activamente para mantener la ficción de
una identidad de género estable y natural, minada constantemente por sus vidas y
contextos sociales. Más aún, los deslices y contradicciones inevitables entre los
performances sugieren la posibilidad de géneros alternos y las diferentes sexualidades que
señalan o permiten.
Alejandro Busto
151
En el contexto de silencios e interrupciones surgen discursos contradictorios y posiciones
subjetivas alternas, lo que significa que el discurso nunca es capaz de ejercer el poder
totalmente y de producir sujeción. De está manera, se puede ver que existe una posibilidad
para la “acción”, y para la reorientación creativa y la redefinición de las posiciones del sujeto
en la coexistencia de discursos contradictorios e inconmensurables.
Es decir, el intelectual desde su posición de intelectual, decía la verdad a los que todavía no
la veían y en nombre de los que no podían decirla: conciencia y elocuencia.
Sin embargo, después de las recientes luchas, los intelectuales han descubierto que las
masas no los necesitan para saber; ellas saben perfectamente, mucho mejor que ellos, y
además lo dicen muy bien. Pero aun así, existe un sistema de poder que intercepta,
prohíbe, invalida ese discurso y ese saber. Poder que no está tan solo en las instancias
superiores de la censura, sino que penetra de un modo profundo, muy sutilmente, en toda la
red de la sociedad. Ellos mismos, los intelectuales, forman parte de ese sistema de poder, la
propia idea de que son los agentes de la “conciencia” y del discurso forma parte de ese
sistema.
El papel del intelectual ya no consiste en colocarse “un poco adelante o al lado” para decir
la verdad muda de todos; más bien consiste en luchar contra las formas de poder allí donde
es a la vez su objeto e instrumento: en el orden del “saber”, de la “verdad”, de la
“conciencia”, del “discurso”. Por ello, la teoría no expresa, ni traduce, ni aplica una práctica,
sino que la teoría es una práctica. Pero una práctica local y regional, no totalizadora. Lucha
contra el poder, lucha para hacerlo desaparecer y herirlo allí donde es más invisible y más
insidioso, o lucha por una “toma de conciencia”.
Eso es una teoría, exactamente como una caja de herramientas. Es preciso que sirva, que
funcione. Y no para sí misma. Si no hay gente para servirse de ella, empezando por el
mismo teórico que entonces deja de ser teórico, es que no vale nada, o que no ha llegado
su momento.
Cada lucha se desarrolla alrededor de un lar particular de poder (uno de esos innumerables
pequeños lares que pueden ser un jefecillo, un director de prisiones, un juez, un
responsable sindical, un redactor jefe de un periodico). Y designar los lares, los núcleos,
denunciarlos, hablar de ellos públicamente, es una lucha, no es porque nadie tuviera
conciencia de ello, sino porque tomar la palabra sobre este tema, forzar la red de la
información institucional, nombrar, decir quien ha hecho qué, designar el blanco, es una
primera inversión del poder, es un primer paso para otras luchas contra el poder. Si
discursos como, por ejemplo, los de los detenidos o los de los médicos de las prisiones son
luchas, se debe a que al menos por un instante, confiscan el poder de hablar de la prisión,
actualmente ocupado por la administración a solas y sus cómplices reformadores. El
discurso, en ese sentido, se opone al secreto.
Tales luchas forman parte del movimiento revolucionario con la condición de que sean
radicales, sin compromiso ni reformismo, sin tentativas para habilitar el mismo poder con un
simple cambio de titular.
Hacía una ecosofía: La crisis ecológica actual remite a una crisis más general de lo social,
de lo político y de lo existencial. Lo que aquí se plantea es una suerte de revolución de las
mentalidades a fin de dejar de avalar cierto tipo de desarrollo, un productivismo que ha
perdido toda finalidad humana.
Pero tal consideración de factores subjetivos de la historia y el salto de libertad ético que
conlleva la promoción de está ecología de lo virtual no implican de ningún modo un
repliegue sobre uno mismo, una renuncia al compromiso político. Implica, por el contrario,
una refundación de las praxis políticas.
Alejandro Busto
153
Desde fines del siglo XVIII, el impacto de las ciencias y de las técnicas sobre las sociedades
desarrolladas ha sido combinado con una bipolarización ideológica, social y política entre
corrientes progresistas y corrientes conservadoras, lo cual se constituyó en un eje
izquierda-derecha como una suerte de referencia natural.
Así, si bien el capitalismo mundial integrado aportó respuestas parciales en algunas de sus
ciudadelas -al precio de devastaciones ecológicas considerables y al precio de una
segregación temible-, es manifiestamente incapaz de liberar a los países del tercer mundo
de su hundimiento sin excluir la posibilidad de imponerles un orden por la fuerza, y
probablemente podrá suministrar solo respuestas muy parciales a problemas gigantescos
que acosan a los más desarrollados.
Una toma de conciencia ecológica ampliada debería conducir a poner en tela de juicio la
ideología de la producción por la producción, es decir polarizada únicamente sobre el
beneficio en el contexto capitalista del sistema de precios y de un consumismo debilitador.
Hoy en día, la subjetividad individual y colectiva vive bajo el régimen del repliegue sobre sí
mismo, de la infantilización mass-mediática, del desconocimiento de la diferencia y de la
alteridad en el ámbito humano tanto como en el registro cosmico. Estos modos de
subjetivación solo saldrán de su “cerco” si aparecen a su alcance objetivos creadores. De lo
que se trata aquí es de la finalidad misma del conjunto de las actividades humanas. Más
allá de las reivindicaciones materiales y políticas emerge la aspiración a una reapropiación
individual y colectiva de la subjetividad humana.
Una ecosofía que articule entre sí el conjunto de las ecologías científicas, política,
medioambiental, social y mental está tal vez llamada a sustituir las viejas ideologías que
sectorizaban de forma abusiva lo social, lo privado y lo civil, y que eran en el fondo
incapaces de establecer conexiones transversales entre lo político, lo ético y lo estético.
El arte ha sido siempre un elemento esencial de la osamenta de toda sociedad. Pero desde
su puesta en “obra” por corporaciones especializadas, pudo aparecer como un “extra”, un
suplemento del alma, una frágil superestructura, cuya muerte se anuncia regularmente. Y
sin embargo, no ha cesado de ser una apuesta vital para la cristalización de las
subjetividades individuales y colectivas.
Nuestras sociedades estan hoy entre la espada y la pared, y deberían desarrollar siempre
más, para su supervivencia, la investigación, la innovación y la creación. Dimensiones que
implican una consideración de las técnicas de ruptura y de sutura propiamente estéticas.
Nota: La autopoiesis (en griego: auto, [auto, poiesis] 'a sí mismo; creación,
producción') es un neologismo que designa la cualidad de un sistema capaz de
reproducirse y mantenerse por sí mismo.
Alejandro Busto
155
Toda aprehensión de un problema medioambiental postula el desarrollo de universos de
valores y por tanto de un compromiso ético-político. Apela también a la encarnación de un
sistema de modelización, para sostener dicho universo de valores, es decir prácticas
sociales, de campo, prácticas analíticas cuando se trata de producción de subjetividad.
Alejandro Busto
156
Módulo 9 - Psicología Social como campo de conocimientos
Los siguientes autores van a señalar que la noción de territorio, o mejor dicho, la
construcción de territorializaciones en nuestras prácticas, implica abordar las mismas desde
un saber disciplinar con determinadas características, propias del saber de lo Uno.
- ¿Cuáles son las mismas?
- ¿Qué papel se le asigna al profesional a la hora de la intervención desde este
enfoque?
- ¿Qué relación se da entre las dimensiones de la teoría, su traducción en técnicas y
su hacer práctico?
- ¿con qué tipo de objeto-sujeto se opera?.
Sobre el esquema de la Psicología de los ámbitos de José Belger, Maceiras y Bachino van
a plantearlo como una especie de bisagra entre las categorías de territorio y la de campo.
- ¿cómo fundamentarían los y las estudiantes esta afirmación?
Alejandro Busto
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Territorio, ámbito y campo - Maceiras-Bachino
Las categorías territorio, ámbito y campo estan vinculadas a posturas epistémicas. Tienen
que ver con las posibilidades de conocer y comprender lo que hay, en la delimitación de un
recorte de realidad puesto a consideración, que el sujeto que asume tal encargo despliega.
En otras palabras, tiene que ver con la naturaleza de la relación entre quien pretende
conocer y comprender y aquello que tiene por destino ser comprendido y conocido.
Estas 3 nociones no existen como categorías puras, sino que todo lo contrario, se hallan en
constante interpenetración y movimiento, a veces territorio, a veces ámbito, a veces campo.
Estas categorías en definitiva mantienen una relación de interconexión, continuidades y
discontinuidades.
Territorio: según las definiciones de la RAE, la palabra “territorio” sugiere una suerte de
soberanía y delimitación precisa de una cierta porción de realidad que está sujeta a
formaciones instituidas de gobierno que la rigen y administran, y que por tanto reivindican la
autonomía e independencia de acción sobre ella. Metáfora que nos sitúa en la perspectiva
de pensar las disciplinas invariablemente ligadas al territorio, ejerciendo poder, soberanía,
dominacion y exclusión de todo aquello que le es ajeno.
La modernidad pone el énfasis en la razón como valor último, desplazando en este sistema
de conocimiento a la emoción del sujeto cognoscente. La emoción en este universo se
percibe como interferencia u obstáculo, por lo tanto en este momento la implicación queda
colocada en el lugar de lo impensado. Entendiendo por aquella al conjunto de relaciones
conscientes e inconscientes que los actores mantienen con los sistemas institucionales
donde despliegan el acto cognoscitivo. Queda entonces excluida la posibilidad de que el
sujeto se interpele por las circunstancias involucradas en la acción particular de conocer, lo
que estaría obturando la capacidad del pensar en relación a lo que se hace, así como en
relación al saber como se piensa en ese hacer.
El sujeto que conoce se ubica separado del objeto de estudio. Objeto formal y abstracto que
es medible, reproducible, cuantificable, autónomo, no contradictorio y univoco y que se halla
desligado de un sujeto cognoscente, que a su vez tiene las características de ser
a-histórico, aséptico, trascendente y que en su interpretación de la realidad buscará
verdades últimas regidas por la obtención de una pretendida objetividad. Clara primacía de
la lógica de lo uno e imposibilidad de considerar lo múltiple que conllevaría la inclusión en el
acto cognitivo de aproximaciones a otros campos disciplinarios.
Es un modo de pensar y operar que no supera los reduccionismos que son propios a las
lógicas de objeto discreto que se delimitaron en los momentos fundacionales de las ciencias
humanas y que territorializaron tales saberes en disciplinas académico-profesionales.
Lo que el técnico busca, entonces, es el reconocimiento de ese universo teórico antes que
cualquier eventualidad de un conocimiento nuevo, impredecible, que sorprenda.
Estamos ante el gobierno de las técnicas (tecnocracia), y estas pasan a ser instrumentos
cristalizados, arrancados de las realidades que les dieron vida y considerados con un valor
“en sí” de carácter universal. Se considera que para la utilización de dichas técnicas en
otros territorios sólo es cuestión de trasladarlas sin necesidad de grandes modificaciones.
Ámbito: la noción de ámbito es una categoría que aunque por momentos remite al
disciplinamiento propio del territorio, por otros tiene la capacidad de abrir el abanico a
nuevas prácticas que muestran atisbos rupturistas. Estos involucran una ampliación de los
lugares de intervención, al tiempo que promueven el desarrollo de nuevos modelos
conceptuales, por ello, lo entendemos como una categoría bisagra, entre la noción de
territorio y la noción de campo.
Conviene aclarar que no son sinónimos y que, por lo tanto, no coinciden psicología
individual y ámbito psicosocial, tanto como tampoco coinciden psicología social con
ámbito psicodinámico; la diferencia entre psicología individual y social no reside en el
ámbito particular que abarcan una y otra, sino en el modelo conceptual que utiliza
cada una de ellas; así, se puede estudiar la psicología de grupos (ámbito
psicodinámico) con un modelo individual, tanto com se puede estudiar al individuo
(ámbito psicosocial) con un modelo de la psicóloga social.
Es justamente en este sentido que nos permite pensar que la psicología social no se
encuentra definida ni por el número de personas con las que se trabaja, ni por el lugar
donde se trabaja, sino por el enfoque con el que se trabaja. Por ello entendemos que la
mayor potencia del término ámbito se encuentra cuando la referencia al mismo es en
términos de modelo conceptual, donde el ámbito “...comprende la extensión o amplitud
Alejandro Busto
159
particular en que los fenómenos son abarcados para su estudio o para la actividad
profesional”. Es decir, por ejemplo, que el ámbito psicosocial si bien se asocia a los
individuos, no es únicamente dirigido a individuos.
El autor en cierta medida problematiza el curso del desarrollo histórico que han seguido los
modelos psicológicos hegemónicos, y plantea que el desarrollo de la psicología ha seguido
el curso del sentido A del siguiente esquema, dirección que ha coincidido en cierta medida
con una extensión de los modelos de la psicología individual a todos los otros ámbitos, y
que es claramente insuficiente para manifestarse sobre las peculiaridades que en estas
tienen lugar.
Está concepcion (sentido B) nos permite por ejemplo al trabajar en clínica con un sujeto
(individuo), poder pensar los distintos planos que lo componen así como las diversas
dimensiones que se hallan “jugadas” en esa singularidad; donde el mismo está incluido en
distintos grupos, su familia, una determinada comunidad, al tiempo que es subjetivado por
múltiples instituciones.
También nos habilita en la utilización de una herramienta, como por ejemplo el mapa de red,
surgido para intervenir en determinado ámbito como lugar empírico (comunidad), para
trabajar en otro como puede ser la clínica individual, donde se lo estaría utilizando para
abordar y comprender las redes sociales de un paciente determinado.
Alejandro Busto
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Vemos claramente como Bleger propone una inflexión respecto al modelo conceptual
predominante, que estaba centrado en las disciplinas, con alto nivel de especificidad y bien
delimitadas unas de otras. En dicho modelo al individuo debía abordárselo con teoria y
tecnica de alguna rama de la psicología individual, igualmente con un grupo, al que debía
tratarse con teoria y tecnica de grupos, y por supuesto, siempre manteniendo la relación
entre el recorte espacial y la teoría y la técnica que para dicho ámbito se había gestado.
Campo: lo que nos sugiere la noción de campo antes que nada, es que no estamos ante un
objeto discreto con las cualidades que les son propias y que se constituyeron como tales en
el encuentro con una forma de posicionamiento epistémico del sujeto cognoscente. Sino
que está noción rescata lo diverso como aquello que agrupa lo discontinuo, sin cultivar lo
homogéneo, y nos ubica en una concepción epistemológica de la complejidad, esto último
implica una nueva manera de pensarnos a nosotros mismos, la ciencia que producimos y el
mundo que construimos gracias a nuestras teorías y nuestra capacidad creativa.
Está noción amplía las posibilidades respecto a lo que se investiga, pudiendo pensar ahora
si desde la lógica de la paradoja y de lo discontinuo, dejando atrás un pensamiento lineal
causa-efecto. Este movimiento de descentramiento estaría implicando posicionarse desde
una epistemología que contemple lo transdisciplinario, lo que posibilitaría generar mayor
visibilidad ya que se minimizarían ciertos puntos ciegos, entendiendo por éstos un cierto
campo de visión epistémico que no es advertido, fenómeno que también involucra el no
darse cuenta que no se ve, es decir, una “ceguera de segundo orden”. Es decir, nos permite
percibir los impensados de una teoría, o sea, aquellas invisibilidades producidas a partir de
sus condiciones de posibilidad de enunciación.
De está manera las fronteras que unen separando o separan uniendo se vuelven difusas,
porosas, de límites inexistentes o imprecisos, lo que nos habilita a pensar en términos de
conexiones y acoples. Condición de posibilidad para pensar en términos de multiplicidad, lo
que lleva implícito el trabajo en el entre, en él “y”, donde se establecen entre los elementos
la síntesis conectiva que es lo inmanente mismo del encuentro.
La figura que se ubicaría en el lugar del sujeto cognoscente, no es la del técnico, sino la del
investigador, ya que no hay técnicas que aplicar.
En términos de campo no hay lugar para lo teórico por un lado y lo práctico por otro como
categorías disociadas, ya no teoría-práctica, sino relaciones de indeterminación, es decir,
teoría:práctica.
Desde este posicionamiento no se piensa ni opera desde un marco teórico que estaría
signado por la lógica de lo uno y sumido en criterios de verdad adhiriendo a relatos
totalizadores y totalizantes. Se trata de construir instrumentos para pensar campos de
problemáticas, donde la constitución del campo de conocimientos desde donde intervenir se
va construyendo atendiendo a lo específico, lo local y puntual, y donde no tienen cabida
cristalizaciones teórico-técnicas con criterio de universalidad.
Una teoría es exactamente como una caja de herramientas. Es preciso que sirva, que
funcione. Y no para uno mismo. Si no hay personas para utilizarla, comenzando por el
teórico mismo, que deja entonces de ser teórico, es que no vale nada, o que el momento no
llegó aún.
Alejandro Busto
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Haciendo met-odhos - Fernandez
Si primero tuviéramos que definir con qué noción de sujeto y con qué noción de sociedad
fuéramos a trabajar, entraríamos en un callejón sin salida. No se trata de pereza intelectual
sino de cierta certidumbre de que -en el mejor de los casos- no podríamos salir de los
límites de la interdisciplina y -lo que sería más limitativo aún- del binarismo
individuo/sociedad. No se trata de reemplazar al individuo por un sujeto que incluya o parta
de su dimensión inconsciente. Tampoco, desde ya, de psicologizar lo social. Se trata de
abrir interrogaciones en un campo de problemáticas de la subjetividad.
Pensar las cuestiones a indagar como campo de problemas atravesados por múltiples
inscripciones: deseantes, históricas, institucionales, políticas, económicas, etc., implica un
doble movimiento conceptual que abarca el trabajo sobre las especificidades de las
diferentes dimensiones involucradas y -al mismo tiempo- su articulación con las múltiples
inscripciones que las atraviesen. Este modo de pensar intenta superar los reduccionismos
necesarios a las lógicas de objeto discreto para abrir, así, los modos de indagación hacía
criterios multireferenciales que den otra inscripción a la imbricación de lo “individual” y lo
“colectivo” en los procesos de producción de subjetividad.
Estos modos de demarcación suponen una resistencia activa a reducir este campo a
algunos de los elementos heterogéneos que lo componen. Pensar una noción de
subjetividad más allá de los dominios de objeto unidisciplinarios hace necesario no solo el
aporte de diversas disciplinas sino demarcar las cuestiones de otro modo.
Desde está perspectiva se piensa la problemática como una categoría y no como una
dificultad o incertidumbre pasajera.
Alejandro Busto
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transitarán zonas borrosas tal vez imposibles de evitar si se intenta eludir las comodidades
de lo ya sabido.
Se trata de hacer de una serie de preguntas un problema o, mejor dicho, una problemática
en el sentido de un agrupamiento de problemas que se relacionan al interior de un campo
abierto. No se trataría tanto de una serie lineal de problemas que estarían unos dentro de
otros, sino de problemas que en sus derivas e insistencias presentan puntos y momentos de
conexión y desconexión que enlazan y desenlazan, que insisten y mutan, pero que al volver
una y otra vez sobre lo mismo van armando método. Se retoma aquí la acepción griega del
término met-odhos: ponerse en camino. En el camino se va armando método, trazando
circuitos de problematización recursiva.
Se trata entonces de establecer una demora que habilite un pensar como experiencia de
elucidación e indagación; un pensar, por tanto, necesariamente incómodo, desdisciplinario,
que se construye y reconstruye permanentemente, que se despliega en los límites mismos
de lo que ignora y que instituye su rigurosidad metodológica desde un criterio de
problematización recursiva.
Alejandro Busto
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Desde está perspectiva, está propuesta de indagación conceptual no trabajara con un
marco teórico elaborado previamente sino con un criterio de construcción de caja de
herramientas. Está idea supone en principio dos cuestiones basicas:
- La elaboración conceptual no tomará las teorías y/o los autores de los que se nutra
como sistemas que operen como fundamentos de verdad o relatos totalizadores. Se
trata de construir instrumentos para pensar problemas
- Su composición no puede realizarse más que gradualmente a partir de la elucidación
de situaciones específicas.
Una teoría enmarca sus áreas de visibilidad e invisibilidad, sus enunciados y sus silencios
desde una compleja articulación de un conjunto muy heterogéneo de factores. Las ideas no
son ideas; en sus condiciones de posibilidad de enunciación confluyen los a priori
epistémicos desde donde pueden pensarse las urgencias sociohistóricas a las que un
campo de saberes y prácticas responde, las tensiones institucionales que la atraviesan, etc.
En tal sentido lo que una teoría no ve, o no enuncia, no son sus eventuales errores o
defectos, sino sus objetos prohibidos, sus objetos denegados, sus impensables.
Estos factores actúan de modo implícito, pero operan en el centro mismo de un campo de
saberes y prácticas. Por todo lo dicho anteriormente es necesario aquí el trabajo de
pensamiento desde un criterio de caja de herramientas, la cual permite:
- Desmontar las teorías evitando su cristalización en cuerpos de doctrinas
- Abrir visibilidad y consiguiente enunciabilidad, permitiendo nuevas teorizaciones
- Pensar problemas y no instituir sistemas
- Pensar sin anular los aportes unidisciplinarios pero relativizando los efectos de
verdad que estos suelen instituir
- Recuperar la potencia enunciativa de nociones teóricas que la certeza de sus
sentidos comunes disciplinarios pudiera haber erosionado
Alejandro Busto
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La caja de herramientas, en nuestro caso, incluye el diseño de dispositivos de intervención
grupales, institucionales, comunitarios; estos artificios entendidos como máquinas de
visibilidad crean condiciones de posibilidad para la indagación de situaciones específicas.
Esto vuelve borrosa la distinción clásica de teoría y práctica, ya que los dispositivos en
acción son teorías en acto y a su vez “las prácticas” que ellos despliegan interpelan
permanentemente saberes instituidos y abren a reconceptualizaciones.
Así como este programa de indagación conceptual se propone la conformación de una caja
de herramientas en permanente construcción y no un “marco teórico” a aplicar para analizar
materiales de terreno, lo mismo ocurre con sus consideraciones metodológicas. No se trata
aquí de una metodología que se define a priori, sino que a partir de los problemas que
necesita pensar se despliegan criterios y recaudos metodológicos en situación que van
gestando orgánicamente su propio estilo de indagación.
Alejandro Busto