3687-Texto Del Artículo-8551-1-10-20170724
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Resumen
En esta trilogía autodefinida como “argentina” y “amateur”, fuertemente metareflexiva Palabras clave
sobre lo nacional y la creación teatral en nuestro país, los imaginarios del circo, del Binetti;
radioteatro y de la comedia isabelina son funcionales a la construcción de un viaje Saba;
utópico, apasionado e idealista hacia el origen de la argentinidad. argentinidad;
territorios dramáticos;
viaje utópico
Si LA PATRIA está FRÍA, si ha muerto, si por este camino que llevamos no encon-
tramos el calor de la vida, podemos pensar en un viaje que nos lleve a través del
tiempo, hasta DESPUÉS DEL AIRE, hasta el pie del arco iris quizás, hasta la
lejanía de lo histórico y de los ideales que no supimos sostener, para reconstruir-
nos como sociedad, como grupo identitario que todavía sueña con las formas de
la integración en paz, sólo posible si logramos ponernos AL SERVICIO DE LA
COMUNIDAD.
Abstract
This trilogy, self-defined as Argentine and amateur, involves a deep reflection on Keywords
national and theatrical creation in our country. In the series, the imaginaries of Binetti;
the circus, the radio theater and the Elizabethan comedy are functional to the Saba;
construction of a passionate, utopian and idealistic journey towards the origin of Argentineness;
dramatic territories;
“Argentineness”. utopian journey
If the HOMELAND is COLD [La Patria Fría], if it is dead, if we cannot find the heat
of life going this way, we can think of a journey that takes us through time, AFTER
THE AIR [Después del aire], to the end of the rainbow perhaps, to the remoteness of
the historical and of those ideals that we could not hold, in order to rebuild ourselves
as a society, as an identity group that still dreams of the forms of integration in peace,
which is only possible if we succeed in putting ourselves IN THE SERVICE OF THE
COMMUNITY [Al servicio de la comunidad]
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ENSAYOSLaP Trilogía
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Argentina Amateur de Binetti y Saba
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Del mismo modo, nos parece relevante indagar qué territorios ponen a existir las tres
obras de Andrés Binetti y Mariano Saba -La patria fría (2011), Después del aire (2012) y Al
servicio de la comunidad (2013)- para hablar, en esta trilogía autodefinida como “argentina”
y “amateur”, de lo nacional y de la creación teatral en nuestro país. Pretendemos analizar
por qué los imaginarios del circo, del radioteatro y de la comedia isabelina son funcio-
nales a la construcción de cada una de las tres obras en una perspectiva intranacional y
supranacional. Por otro lado, el concepto de poeisis teatral nos sirve para afirmar que las
puestas en escena analizadas nos permiten llegar a un tipo de conocimiento específico:
Nos interesa rastrear cómo los territorios dramáticos han sido especialmente recor-
tados dentro de la tradición nacional, recorrido que iniciamos a partir de la poética
explícita de sus autores, planteada del siguiente modo en una entrevista realizada
por Martín Dichiera:
La Real Academia Española da a la palabra “grotesco” tres acepciones: (Del it. grot-
tesco, der. de grotta, gruta). 1. Ridículo y extravagante. 2. Irregular, grosero y de mal
gusto. 3. Perteneciente o relativo a la gruta artificial. A partir de la reunión de estos
tres aspectos, Wolfgang Kayser se refiere a lo grotesco en el arte y la literatura como
el terreno de lo extrañado, lo absurdo, la deformación y las alteraciones del orden:
En la obra, el foco mismo de la escena está trastocado: no vemos una pista de circo
y a sus integrantes en plena actuación, sino que nos sentamos en semicírculo, como
dentro de la carpa circense, pero tenemos ante nosotros la trastienda decadente de los
artistas en camiseta, tristes, fracasados, llorando la muerte de la amada irreemplazable,
peleándose por una misma mujer, menospreciándose unos a otros. En el colmo del
patetismo, el enano ya no es enano, sino que ha crecido y no hay espectadores ante
quienes realizar la función, ya que todos se han ido a ver el tren que llega al pueblo
trayendo a Eva Perón. La competencia entre circo y “circo político” (“…ese circo de
afuera va a durar cien años…”) (Binetti-Saba, 2013: 31), entre espectáculo olvidado
por el pueblo y nuevo espectáculo para las masas, nos permite hipotetizar que el
compromiso ideológico de la pieza lee este momento de la argentinidad como núcleo
de la caída de las utopías posibles, de las ilusiones nacionales, de lo que hubiéramos
podido ser. La patria está “fría”; el león está muerto y nadie se quiere hacer cargo
del hijo de Nadia con la que todos se han acostado, en la que todos usaron el cuerpo
comunitario, que no los distingue como padres. Todos menos el ex enano son res-
ponsables del embarazo, pero sólo el ex enano se hará cargo del bebé. Esta idea de
lo nuevo que nace de lo muerto también está, según Bajtín, en la idea de lo grotesco:
El cuerpo de Nadia, la paraguaya, (la única mujer, el único cuerpo caliente y fecundo
de la obra, no es argentino, sino limítrofe, vecino, habitante de los umbrales entre
el nosotros y el más allá de la Patria, que ya no quiere someterse al lanzamiento
de cuchillos del Barón borracho, que tiene un brazo vendado, escupe en el suelo y
se quiere ir del circo a toda costa) es un cuerpo grotesco si consideramos que, en
términos de Bajtín, “El rasgo sobresaliente del realismo grotesco es la degradación,
o sea la transferencia al plano material y corporal de lo elevado, espiritual, ideal y
abstracto” (1987: 145). Nadia y su bebé son el principio positivo a partir del cual la
trilogía completa iniciará su recorrido, su ambulatorio movimiento por la tradición y
la historia argentina. Así, el grotesco ambulante transforma la frialdad cadavérica de
la patria en un punto de partida, aspecto remarcado también en La cultura popular en
la Edad Media y el Renacimiento:
Esta idea de viaje, de recorrido que une las tres obras se refuerza en el hecho convi-
vial. Durante 2013 se podía participar en Buenos Aires de la trilogía completa en la
misma sala y durante el mismo día. La póiesis espectatorial se construía exactamente
como un viaje único y no tres. Si, en cambio, se había asistido a cada función por
separado, la propuesta también funcionaba como recorrido, ya que cada obra se fue
estrenando en el orden propuesto y se podía esperar el estreno de la siguiente, como
quien espera otro tren o la siguiente estación o etapa.
Es verdad que el término ambulante puede referirse a la carpa del circo que se traslada
de un pueblo a otro, pero algún sentido debe tener el hecho de que la pieza no se
encuadre bajo el género (existente o inventado) de espectáculo circense o circo ambu-
lante. Si el adjetivo ambulante se selecciona por encima del circo y se lo combina con
lo grotesco es porque la póiesis necesita de sus implicancias de deriva e inestabilidad,
de circulación por el territorio con funciones más o menos repetidas en combinación,
no con la alegría, la festividad o inclusive con el patetismo del circo, sino con sus
aspectos deformantes y críticos alojados en lo grotesco.
Si los autores mismos han afirmado que el circo es una metáfora de la Argentina,
el desafío es que cada espectador llegue a preguntarse quiénes son los fracasados
nacionales, los borrachos, los suicidas, los patéticos, los promiscuos, los que tiran
afuera, los que se hacen cargo de su paternidad o de la ajena, los embarazados del
pueblo, los que cogen grupalmente, los que comen del mismo lugar del que no se
responsabilizan, los que mueren por estar cebados o por hacer sido envenenados en
un complot, los que reciben limosnas, porque es lo único que hay, los que se creen
la voz y la necesidad del pueblo, los que discriminan entre negros y criaturas rubias.
El tríptico era interesante porque si La patria fría se sitúa un poco en la cuestión
de la dicotomía Peronismo – antiperonismo, Después del Aire pareciera abarcar
algo un poco más macro que es democracia – antidemocracia, y ya Al servicio de
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La segunda de las obras de la Trilogía, Después del aire, se subtitula “sainete oral”. Si
volvemos al diccionario, vemos que sainete aparece con dos significados que develan
su carácter de intermedio entre dos piezas (como en esta trilogía) pero también su
carácter popular, cómico pero también serio (inestabilidad que vamos rastreando en
las tres obras analizadas). Dice la RAE: 1. Pieza dramática jocosa en un acto, de carác-
ter popular, que se representaba como intermedio de una función o al final. 2. Obra
teatral frecuentemente cómica, aunque puede tener carácter serio, de ambiente y
personajes populares, en uno o más actos, que se representa como función indepen-
diente. Además de estas dos acepciones, encontramos cinco más que se relacionan con
lo sabroso, lo que agrega algo agradable: 3. Salsa que se pone a ciertos manjares para
hacerlos más apetitosos. 4. Bocadito delicado y gustoso al paladar. 5. Sabor suave y
delicado de un manjar. 6. Cosa que aviva y realza el mérito de algo, de suyo agradable.
7. Adorno especial en los vestidos u otras cosas. Finalmente, como coloquialismos
argentino, cubano y uruguayo aparece un significado que saca la palabra de la jerga
teatral y la amplía a todo acontecimiento vital: 8. Situación o acontecimiento grotesco
o ridículo y a veces tragicómico.
Poca cosa:
un patio de conventiyo,
un italiano encargado,
un yoyega retobado,
una percanta, un vivillo.
Dos malevos de cuchillo,
un chamuyo, una pasión,
choques, celos, discusión,
desafío, puñalada,
aspamento, disparada
auxilio, cana y telón.
El género parece menor y desde ese lugar de minusvalía es desde donde sus ingre-
dientes son propicios para la definición del ser nacional y la crítica social y política.
Asimismo y no en contradicción con lo anterior sino sumando argumentos a nuestra
hipótesis central sobre la carga ideológica sobre lo nacional, su pasado y su futuro
que presenta la Trilogía, vemos que esta segunda pieza es la que se hace cargo de
muchos de los tópicos más extendidos en la discusión sobre lo nacional: la aparición
de la gauchesca como género, la relación entre autóctono y extranjero, el lugar del
gaucho y del indio en nuestra historia, el machismo argentino en el gaucho cornudo
y asesino, el cuerpo de las cautivas como figuras fundantes del relato nacional.
El humor parece como elemento común a las tres piezas y a todos los territorios
teatrales escogidos. Dice Saba respecto de Después del aire:
De ahí que esta pieza, en todo caso, y más allá de su compromiso temático, resulta
intensa e hilarante por su propio ritmo: un ritmo sincopado, entre el radioteatro
y la vida, entre el campo y la ciudad, entre la angustia nerviosa y el desparpajo
cómico. El humor tajeando la cara de la tristeza es, sin duda, el emblema agónico
de la comicidad argentina. Una comicidad rítmica. Porque el ritmo, ese condenado
y fantasmático ritmo, meloso, compulsivo, brillante, ese ritmo argentino de radio
a todo volumen, ese ritmo teatroso es en definitiva lo que terminará quizá por
salvarnos. O quizá no. (2012: s/p)
Porque de lo que se trata es de reírse del destino fatal en que vivimos los argentinos
y la argentinidad, del callejón sin salida en que parecemos habernos metido. La Trilo-
gía se hace cargo, desde su lugar amateur de un replanteo completo del ser nacional.
Fermín Rodriguez, en su libro Un desierto para la nación, realiza todo un recorrido
de nuestra historia a partir de la idea de que la línea que hemos sostenido hasta
hoy se levanta sobre la idea de vacío, la necesidad misma de vaciar para construir,
de hacer desaparecer, de desertificar para erigir el estado nacional, y se pregunta:
“¿Qué queda de ese potencial soñado, en este cementerio de enunciados pulidos y
emparejados por la repetición donde yacen, semienterrados, sueños de trabajo no
alienado, de sustracción, de comunidades sin gobierno fundadas en la solidaridad
y en la cooperación?” (2010: 19) Para concluir que: “Hay que volver al desierto para
despertar de estas imágenes, superándolas. Hay que ayudarle a la historia a mantener
sus promesas”. (2010:19)
Creemos que nuestra trilogía intenta despertar y superar las imágenes que la his-
toria marginó y los cuerpos que la política olvidó o despreció. La figura de los que
se quieren ir, por ejemplo, se repetirá en las tres obras (la paraguaya, el enano, la
actriz de Después del aire, la opa, Pocodiente): cuerpos fugitivos cuyo borramiento,
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Fermín Rodríguez utiliza términos teatrales para referirse a la fundación del paisaje
nacional en el capítulo que se dedica a los viajes de Francisco P. Moreno:
Desde los espacios de marginación es desde donde nos viene la esperanza: es lo que
podemos leer en la profecía de la gitana que aparece en Al servicio de la comunidad,
la última de las tres obras que nos ocupan. Es lo que María Moreno, en suplemento
Soy, respecto de Terror anal de Beatriz Preciado, señala, de nuevo, respecto del ser
nacional:
Sabemos que la epopeya es parte del género épico y tiene relación directa con lo
heroico individual y masculino y con la fundación de la nacionalidad sobre una
figura de altos valores guerreros y patrióticos reconocidos en un solo varón inta-
chable que se destaca sobre el resto. En Al servicio de la comunidad, lo heroico, en
cambio, estará en un grupo de los bajos fondos urbanos (mendigos y prostitutas,
cuerpos mutilados como Pocodiente y travestidos como la Ofelia tuberculosa) y
la patria se jugará sobre la inestabilidad de la sumisión a una figura de la nobleza
colonial (la Infanta que llega para los festejos del “país en exhibición”) y la auto-
construcción del espectáculo para el grupo mismo o para los de afuera a quienes
hay que agasajar o agradar.
Un Hamlet criollo, un tipejo que duda ante el hambre, que duda y llora y habla, y
que lo único que le toca de la vaquita es el hueso pelado… Qué belleza poética,
puro folklor, y todo por azar, amigo, es el símbolo autóctono del desesperado
patrio: un Hamlet baboso, que lamenta la carne masacrada sobre el cráneo mudo
de la vaca ajena. Podría vengarse, pero prefiere la queja, ustedes, mendigos, po-
bretones sin destino, sucios y harapientos, ustedes son la verdadera poesía de la
patria sublevada… (Binetti-Saba, 2013: 108)
Otra característica del teatro isabelino que se retoma es la condición de teatro abierto
en el sentido más literal y espacial, pero también respecto de la auto-ironía típica
de los autores del período y los modos en que los dramaturgos isabelinos incluían
guiños a su público para construir, en la obra misma, espacios de comunidad y comu-
nicación cómplice.
revolcándose en deseo
con tíos dueño´de tierra´,
y el padre que se te ha muerto,
fantasma que ronda en pena,
es el futuro que vemo´.
Estos vago´son tus hijo´,
los que dudan sin refreno,
que aunque habían de vengarse
arruinando los festejo´,
piden teatro y no lucha,
revolución desde lejo´.
Año´y año´será así,
tierra de pan y veneno.
Luego correrá la farsa
y la pobreza sin freno,
cuando un hombre con patillas
venga a rifar el terreno.
Después ya no puedo ver:
sólo el torpe nacimiento
de dos poetas malditos
que escriben sobre todo esto
tres piezas con mal destino
mas con espíritu honesto… (2013: 128-129)
Las múltiples funciones analizadas de los géneros dramáticos nos llevan a una idea
de lo teatral como un poder subversivo y reconstitutivo de la historia y la felicidad
comunitaria. Al respecto, Eugenio Barba, teórico y fundador del Odin Teatret, en Teatro.
Soledad, oficio y revuelta, propone una filosofía del teatro basada en los conceptos de islas
flotantes (“Terreno incierto que puede perderse bajo los pies, pero que puede también
permitir el encuentro, la superación de las limitaciones personales”) y barcos de piedra
(“Piedras fijas sobre sus pedestales que intentan representar el movimiento”) (1997: 16):
Los teatros son barcos de piedra que pueden hacernos viajar y soñar. (…) …el teatro
constituye una vía para establecer relaciones, para realizar una vida independiente
de la impuesta por las circunstancias, para conservar la sed de un futuro que parece
imposible, para crear un oasis de vida “normal” en el curso feroz de la historia,
para llevar aroma de libertad a las cárceles, para nutrir de manera no destructiva
la propia rebelión.(…) El teatro no es sólo sus espectáculos, ni su forma artística,
sino una forma de ser y de reaccionar. Es tradición e invención de tradición.
Para Barba y, creemos, para los creadores y receptores de la Trilogía Argentina Amateur:
La experiencia convivial de las tres puestas refuerza la idea de que todo está por
hacerse, de que el pasado no es inmóvil e inmodificable, de que el teatro tiene un
poder corporal, comunitario, movilizador tan grande que puede reescribir y revivir
todo aquello que una lectura rígida de nuestra tradición y nuestra historia quiere
hacernos creer que está muerto, perdido, pasado de moda, o es inútil e irrevocable.
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## Bibliografía