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Éxodos

y documentos

9 TABULA
2006
Éxodos
y documentos
Luis Hernández Olivera
Francisco Javier Fito Manteca

9 TABULA
2006
TABULA
ESTUDIOS ARCHIVÍSTICOS
DE CASTILLA Y LEÓN

ISBN-13: 978-84-611-4814-1 ISSN: 1132-6506


ISBN-10: 84-611-4814-2 Dép. Legal: S.671-1992

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Pág. 72. Pasaportes y retratos 1362
Francisco Javier Fito Manteca los artículos por sus autores.
Pág. 86. Retratos familias C096
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Natalia Fernández Casado Los originales enviados para la Pág. 136. Otras escenas C387
Francisco Javier Fito Manteca publicación deben ajustarse a Pág. 144. Pasaportes y retratos 1519
Pág. 152. Retratos familias C097
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que se pueden consultar en Pág. 180. Pasaportes y retratos 0164
Pág. 186. Retratos familias C313
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Pág. 196. Pasaportes y retratos 1170
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Castilla y León, Pozo Amarillo 1 Los trabajos se someterán a Pág. 226. Retratos familias C070
Pág. 237. Otras escenas C044
37001 Salamanca un proceso de revisión por Pág. 238. Pasaportes y retratos 1169
tel. 650 336 756 pares debiendo obtener para Pág. 259. Trabajos B041
Pág. 260. Pasaportes y retratos 1168
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Pág. 286. Pasaportes y retratos 1157

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Éxodos y documentos
11 Los Pasajeros a Indias
José Antonio Sainz Varela
Fuentes documentales para el estudio de los movimientos
73 migratorios en el Archivo General de la Administración
de Alcalá de Henares (Madrid)
studia
Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña

121 Productores de documentos en el contexto


del exilio español en México
Yolia Tortolero Cervantes

129 Fuentes para el estudio de la emigración española:


el Centro de Documentación de la Emigración Española
(CDEE) de la Fundación 1º de Mayo
Susana Alba Monteserín y Ana Fernández Asperilla

145 El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio:


los refugiados en España
Mª Teresa Muñoz Benavente

165 Los papeles para los papeles: importancia


de la acreditación documental en la situación
de las personas extranjeras en España
María Valles Ferrero

181 Fuentes para el estudio de la Emigración Asturiana


a América en los Archivos Municipales (1850-1930)
Javier Sampedro García

y además...
197 La evaluación de los programas informáticos de gestión archivística
varia

Raquel Gómez Díaz


La protección del patrimonio documental en el Derecho
215 Administrativo Sancionador: principios generales
Luis Hernández Olivera

239 Propuestas de organización para archivos eclesiásticos (1):


el cuadro de clasificación de fondos parroquiales
de la diócesis de Ciudad Rodrigo
Pedro Gómez González
Los demasiados papeles: reflexiones de un investigador
261 Francisco José Sanchis Moreno

bibliographia
277 El Archivo, ¿un servicio público?
Congreso de Archivos en Canarias: Libro de actas. Las Palmas de Gran
Canaria: Anroart ediciones, 2006, 701 p. ISBN-13: 978-84-96577-70-1
Víctor M. Bello Jiménez

summaria
281 Resúmenes analíticos

287 Analytic summaries


PRESENTACIÓN

“La verdadera riqueza humana estriba en nuestra semejanza fundamental


y no en aquello que nos hace superficialmente distintos. Es lo que tenemos
en común más allá de culturas y folclores lo que nos permite entendernos,
colaborar en empresas múltiples, convivir bajo las mismas leyes, compa-
decernos de los que sufren e intentar remediar los males que afectan al pla-
neta que todos habitamos. El hecho de que todos los humanos poseamos
un lenguaje y seamos seres simbólicos es más importante y enriquecedor
que la diferencia de nuestros idiomas: gracias a tal semejanza podemos tra-
ducir y comprender las palabras del otro, compartiendo el universo signi-
ficativo propiamente humano y así podemos enseñarnos verdades unos a
otros, descubrir las necesidades que a todos nos afligen y proponer solu-
ciones generales que a nadie discriminen o minusvaloren. Las culturas no
establecen barreras infranqueables ni están cerradas unas a otras, acabadas
y completas en sí mismas, como quieren algunos archimandritas del mul-
ticulturalismo pervertido. Como señala el antropólogo Marvin Harris, "to-
das las culturas consisten en una mescolanza de elementos derivados de
otras culturas, como resultado del contacto directo o indirecto y de la di-
fusión, algo que es tan cierto de Grecia como de Egipto. Es indudable que
cuanto más desarrollada y compleja es una sociedad, en mayor grado su
cultura (y subculturas) refleja la influencia de contactos de difusión cerca-
nos y alejados, y mayor será a su vez la influencia cultural de dicha socie-
dad". Uno de los lemas repetidos por Bertrand Russell fue: "Recuerda tu
humanidad y olvida todo lo demás". Corrijámosle si es preciso, diciendo
que no se deben olvidar las formas y modos en que se manifiesta nuestra
humanidad... pero dejando bien claro siempre que no debemos antepo-
nerlas a la humanidad misma que compartimos.”
Fernando Savater, “El País”

Los medios de comunicación nos informan diariamente de las


catástrofes que padecen los miles de personas que se alejan de su tierra, de su fa-
milia y de su cultura. Crecientes oleadas migratorias llegan a Europa desde el sur,
el este y el oeste. España, en el flanco meridional de la Unión Europea, es una de

TABULA, Número 9, 2006, pp. 7-9


las zonas donde se vive con mayor fuerza e intensidad esta experiencia. El aero-
puerto de Barajas y los puertos canarios y andaluces son los escenarios elegidos
para introducirse en "el dorado europeo" y en muchas ocasiones en unas lasti-
mosas condiciones. Los desplazados aumentan a un ritmo tan vertiginoso que
han convertido al fenómeno migratorio en uno de los mayores retos de la actua-
lidad y de los próximos años.
España siempre ha sido una tierra ligada a los fenómenos migratorios. Du-
rante siglos los motivos económicos, y también los políticos, impulsaron a los es-
pañoles a dirigirse a Iberoamérica y Europa. Mientras que ahora se ha producido
un radical cambio de dirección. A partir de la década de los 90, España ha deja-
do de ser un país emisor de mano de obra para convertirse en un país de acogida.
Atentos a esta actualidad social, nos propusimos, hace aproximadamente
un año, dedicar un número de Tabula al fenómeno de los movimientos migrato-
rios. Y reforzamos nuestra intención cuando comprobamos que el estudio de la
documentación sobre las migraciones ha sido sólo abordado en aspectos parcia-
les. A pesar de que España ha sido un país de emigración temprana, son pocos los
trabajos que se han publicado para rellenar ese vacío.En esta publicación hemos
querido tratar los movimientos migratorios españoles de una manera global y reu-
nir en un único volumen sus diferentes aspectos y épocas. Sin duda creemos que
la divulgación de la documentación, “de los papeles”, ayudara a un mayor estu-
dio y a una mejor comprensión del fenómeno de la migración.
Con el objetivo de dar a conocer las fuentes de nuestro pasado emigrante y
del presente como país de acogida, este número reúne seis trabajos que abordan di-
ferentes áreas migratorias: "La emigración a América", "El exilio mexicano", "Los
refugiados" y "La acreditación documental de los emigrantes" y dos centros docu-
mentales fundamentales para conocer este fenómeno: “El Archivo General de la
Administración” y “El Centro de Documentación de la Emigración Española”.
El primero de los artículos, que lo escribió José Antonio Sainz Varela, di-
rige su atención a los emigrantes españoles que se dirigieron a las colonias ame-
ricanas. El segundo capítulo, cuya autoría corresponde a Beatriz Contreras Gó-
mez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña se enfrenta a las fuentes do-
cumentales que conserva el Archivo General de la Administración de Alcalá de
Henares (Madrid), para el estudio y análisis de este fenómeno humano en la épo-
ca contemporánea. En el tercer trabajo Yolia Tortolero Cervantes analiza algunas
de las entidades dedicadas a preservar y divulgar la cultura y memoria de los exi-
lados españoles en México, incidiendo en la necesidad de normalizar sus des-
cripciones archivísticas. El Centro de Documentación de la Emigración Españo-
la (CDEE) de la Fundación 1º de Mayo es el objeto de estudio de Susana Alba
Monteserín y Ana Fernández Asperilla. En este artículo se repasan las fuentes do-
cumentales susceptibles de consulta pública que permiten la investigación sobre
los movimientos migratorios de carácter económico. Mª Teresa Muñoz Bena-

8 Presentación
vente aborda otro tipo de emigración la de los refugiados (los perseguidos por mo-
tivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u
opiniones políticas) por medio de la experiencia del archivo de la española Ofi-
cina de Asilo y Refugio. El último de los capítulos, obra de María Valles Ferrero,
corresponde al momento en el que el emigrante ya ha construido una nueva vida
lejos de su tierra. María Valles estudia el tema de “los papeles”. El disponer de
“papeles” es sinónimo de derechos y los archivos cumplen un papel fundamental
pues les permiten acreditar determinados actos y así gozar de ciertos derechos
Deseamos que estos trabajos fruto de exhaustivas investigaciones y de sofis-
ticados análisis conviertan a esta publicación en una referencia obligada para el co-
nocimiento de las migraciones y en un importante instrumento para el desarrollo
de estudios posteriores que llenen buena parte del vacío que antes mencionábamos.
Por último solo nos resta manifestar que tenemos una deuda pendiente
con todos los que han colaborado en este número. En primer lugar con lo auto-
res por el desinteresado esfuerzo desplegado en este proyecto. Y en segundo con
Bienvenido Vega Rodríguez, el Archivo de Fotografía e Imagen de Alto Aragón
(AFIAA) Diputación Provincial de Huesca y la Fundación Archivo de Indianos
que nos han cedido desinteresadamente sus fotografías para ilustrar esta publica-
ción. Extendemos también nuestra deuda con Veronica Vidal Cabero y Victoria
Fernández Reguero que nos han echado una mano con los resúmenes y sus tra-
ducciones. Gracias a todos.

Luis Hernández Olivera

Éxodos y documentos 9
studia
JOSÉ ANTONIO SAINZ VARELA

Los Pasajeros
a Indias

El estudio de los Pasajeros a Indias es el estudio de la emigración


española a América y a Filipinas desde las primeras expediciones colombinas has-
ta su Independencia. Por tanto, se trata de un fenómeno de larga duración, so-
metido a diversas coyunturas históricas a lo largo de más de cuatro siglos, y cuyas
causas y consecuencias variarán según el momento.
La siguiente contribución trata de facilitar al no iniciado el conocimien-
to, desde un punto de vista histórico e institucional, de algunas de las fuentes do-
cumentales conservadas hoy e imprescindibles para la investigación de este tema.
De todas ellas, la más importante es, indudablemente, el fondo que conserva el
Archivo General de Indias por su continuidad temporal, su integridad original y
la calidad y cantidad de la información que aporta. El carácter y contenido de
este fondo documental es el que va a limitar el objeto de este articulo: en lo di-
plomático, sólo se ocupará del trámite del pase y travesía del emigrante; en lo
cronológico, no superará la independencia americana y en lo geográfico, recoge-
rá únicamente la emigración que tuvo por destino los territorios dominados por
la Corona Española. Tampoco se tratará aquí de lo relativo a la emigración de es-
clavos desde Africa, cuyas fuentes de estudio son también diferentes.
A cambio, en la última parte del artículo y a modo de estado de la cues-
tión, se recopila y comenta la parte más significativa de la extensa bibliografía
existente. Esta excede del simple hecho del pase y abarca algunas de las múlti-
ples aproximaciones que permite el tema: Historia política y social, de las Men-
talidades, de la Vida Privada, de la Sociología, de la Demografía, etc.

José Antonio Sainz Varela [[email protected]]


Querría agradecer la ayuda prestada para la elaboración de este artículo a D. Jesús Camargo Mendoza y a D. Guillermo
Pastor Núñez, grandes Archiveros de Indias, mejores compañeros de trabajo

TABULA, Número 9, 2006, pp. 11-70


1. Las Instituciones: la Casa de la Contratación, el Consejo de
Indias y los Juzgados de Arribadas
El 20 de enero de 1503, los Reyes católicos promulgan en Alcalá de Henares una
Real Provisión creando en Sevilla una “Casa de la Contratación” a la que dotan
de sus primeras Ordenanzas de funcionamiento “para proveer todas las cosas ne-
cesarias para la contratación de las indias” (código ISAD: ES.41091.AGI/
16416.6.35.1// PATRONATO, 251, R.1).
Este hecho, diez años después de la entrevista de Colón con Fernando e
Isabel en Barcelona para darles cuenta de su primer viaje de exploración a las In-
dias, es interpretado por los americanistas como el deseo de la monarquía de una
mayor organización del gobierno y administración de los inmensos territorios in-
corporados jurídicamente a la Corona por bulas papales y cuyo horizonte no de-
jaba de expandirse en todas direcciones allá adonde se dirigiera cualquier expe-
dición de descubrimiento y población (SERRERA 2003).
La creación de “La Casa” marca el inicio de una nueva etapa en la que la
monarquía se propone controlar, registrar y ordenar sistemáticamente y en ex-
clusividad lo que se conocerá como la Carrera de Indias: un sólo organismo –la
Casa– controla un único sistema de navegación –las flotas– que operan en un
único puerto metropolitano –primero Sevilla y luego Cádiz– y en el que se otor-
ga a los mercaderes españoles preferencia para “contratar”.
Desde entonces, la Casa se encargaría de controlar el tráfico humano y co-
mercial entre Castilla y sus territorios americanos a imitación de la “Casa da Ín-
dia”, creada en 1502 por Manuel I de Portugal para controlar las expediciones
marítimas lusas al subcontinente indio (ADÃO DA FONSECA 2003). Sus pri-
meras funciones fueron estrictamente comerciales, sirviendo como almacén de
mercancías, lonja donde arreglar fletes entre particulares y contaduría para re-
caudar los aranceles del Rey que tasaban el comercio ultramarino.
Más tarde se le encomendaría la organización única de todos los aspectos
del tráfico con América: el aparejo y despacho de las flotas y el registro de sus tri-
pulantes y pasajeros. Para ello se le van a conferir grandes atribuciones jurisdic-
cionales y de gobierno, que sólo se verán recortadas con la creación del Consejo
de Indias hacia 1524, institución que va a sustituir a la Casa de Contratación
como el gran órgano metropolitano de gobierno, justicia y administración de to-
dos los territorios americanos (SCHÄFER 2003 y GARCÍA PÉREZ 1998).
En todo caso, para evitar colisiones con otras autoridades, Carlos V con-
cedió a la Casa el conocimiento exclusivo en los pleitos civiles, criminales y mer-
cantiles relacionados con la Carrera de Indias y que no se vieran en el Consejo.
Desde entonces, sus miembros serán “jueces oficiales” y se constituirán en una
sala de Justicia dentro de la Casa. Como veremos más adelante, en su época ga-
ditana es usual que encontremos documentos que se refieran a ella como la “Real
Audiencia de Cádiz”.

12 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


La Casa tuvo su sede en Sevilla durante los siglos XVI y XVII, cuyo puer-
to fluvial del Guadalquivir se constituyó en único punto de entrada y salida del
comercio y emigración con América. El crecimiento del tráfico marítimo en todo
aquel periodo propició la construcción de naves mercantes cada vez de mayor ca-
pacidad y calado. Los traicioneros bajíos en la desembocadura del Guadalquivir
(por la barra arenosa de Sanlúcar) comenzaron a causar graves problemas de na-
vegación y algún naufragio importante por los que los armadores prefirieron mu-
darse al puerto de Cádiz que desde 1680 ya ejercia como virtual cabecera de la
Carrera de Indias. Consecuentemente, en 1717, la Casa se trasladará a Cádiz
(GARCÍA-BAQUERO GONZALEZ 2003).
En 1765, promovida por el Secretario de Estado Gálvez, se concede auto-
rización a los puertos caribeños más importantes para comerciar libremente con
nueve puertos españoles sin pasar por Cádiz. En 1778 se promulga un Reglamen-
to y Aranceles para el Comercio Libre de España a las Indias o Ley de Libre Comer-
cio, que extingue definitivamente el control comercial por monopolio y amplía a
trece el numero de puertos autorizados para fletar barcos de mercancías y de pa-
sajeros destinados a América. La Casa de la Contratación deja de ejercer, por
tanto, el control estatal sobre este tráfico y en 1790 se decreta su extinción
(ES.41091.AGI/16407.3//ARRIBADAS,92).
Por su parte, la creación del Consejo de Indias fue progresiva según au-
mentaba la necesidad del Rey de poseer un órgano central de gobierno y admi-
nistración de los crecientes asuntos americanos. Su antecedente directo fue una
pequeña “Junta de Indias” creada por Fernando el Católico dentro del Consejo de
Castilla. Será Carlos I quien la individualizará en torno a 1524 y la dotará de atri-
buciones supremas al modo del resto de Consejos territoriales de la Monarquía
Universal Hispánica.
Se trataba de una institución colegiada, compuesta de un número variable
de miembros y de una amplia nómina de funcionarios, para el “asesoramiento” del
Rey en su toma de decisiones aunque con una gran libertad para otorgar provi-
dencias propias. El Rey va a delegar en el Consejo de Indias la dirección de toda
administración civil, militar y eclesiástica de América. El Consejo redacta leyes;
propone los nombramientos de los funcionarios indianos incluyendo el de los al-
tos cargos (virreyes, gobernadores, oidores de Audiencia) a los que controla y au-
dita al final de su ejercicio (los famosos juicios de residencia); fiscaliza las cuentas
de los oficiales y las cajas reales indianas; se reúne con los miembros del Consejo
de Guerra para planificar la estrategia militar ultramarina: ejército, armada o for-
tificaciones; además, por concesión papal, ejerce el patronato regio de representa-
ción sobre los nombramientos eclesiásticos en Indias, a los que también tutela en
su actuación. Con todo, el campo donde el Consejo poseía mayor independencia
era en la administración de justicia, como tribunal supremo de última instancia
para toda América.

Éxodos y documentos 13
Con la llegada de los Borbones y de sus reformas en la administración cen-
tral, los Consejos, declinantes desde mediados del siglo XVII, fueron desposeídos
de muchas de sus capacidades decisorias a favor de las Secretarías de Estado y del
Despacho, instituciones unipersonales y antecedente directo de los actuales Mi-
nisterios Españoles. Concretamente, el Rey segregaría del Consejo de Indias to-
das las materias relativas a hacienda, guerra, comercio, provisiones de empleo,
etc. que ahora se resolverán por la “vía reservada”, es decir, a través de la Secre-
taría de Marina e Indias. El Consejo, por tanto, decae en su actividad hasta que
es suprimido en 1834.
Por último, en los puertos de mar más importantes, existía un Juez de Arri-
badas que entendía en los delitos cometidos a bordo de las embarcaciones atra-
cadas en sus muelles o fondeadas en sus aguas, así como en cualquier otro asunto
susceptible de intervención judicial: contrabando, naufragios, etc. Además, los
jueces de arribadas, junto con los interventores de la Hacienda Real, eran las au-
toridades responsables de autorizar la salida y entrada de barcos a estos puertos
inspeccionando su carga, pasaje y tripulación. De todo ello realizaban un infor-
me detallado que remitían al Consejo o a la Secretaría de Estado de Indias.
En resumen, las tres instituciones referidas fueron las que más responsabi-
lidades mantuvieron entre los siglos XVII y XIX para el control de la emigración,
las únicas autorizadas para expedir los permisos y pases de viaje. Otros organis-
mos, como los consulados y tribunales de comercio o de cargadores, poseyeron al
respecto atribuciones desiguales en el tiempo.

2. Los pasajeros: volumen y tipos. La emigración ilegal


Desde los primeros años del Descubrimiento de América, los monarcas españo-
les se plantearon la necesidad de sostener y aumentar el control efectivo sobre los
nuevos dominios de la Corona. “Gobernar es poblar”, explicaría a mediados del
XIX Juan Bautista Alberdi, intelectual y diplomático argentino (MAYER 1963).
Y, efectivamente, de esto se trataba.
Siguiendo la obra de José de Veitia (VEITIA LINAGE 1672, 219 y ss.),
durante los primeros veinticinco años de poblamiento antillano no se estable-
cieron limitaciones a la emigración a los nuevos territorios. Al contrario, en 1496
los Reyes concedieron indultos penales a aquellos que pasaran a poblarlos. Y to-
davía en 1511, una cédula Real de Fernando el Católico indicaba a los oficiales
de la Casa que se limitaran únicamente a apuntar el nombre y el lugar de proce-
dencia del pasajero sin condicionar su embarque.

Los “prohibidos”
Sin embargo, a partir de 1518, tras el desembarco en México y Tierra Firme, el
contacto con la civilización azteca y la extensión del ciclo de oro antillano al con-

14 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


tinente, se comienzan a establecer requisitos para el “pase”. La aplicación de las
nuevas normas chocó contra decenios de flexibilidad precedentes, por lo que su
estricto cumplimiento hubo de exigirse en sucesivas cédulas de 1522, 1530 y 1539.
En general, era lógica la intención del Poder de conocer el volumen de la
emigración y tratar de controlarla por medio de filtros, flexibles en una época o
restrictivos en otra, según conviniera fomentar la colonización o la permanencia
de la población peninsular. Sin embargo, detrás de las necesidades que marcara
la coyuntura demográfica, siempre persistió la intención de impedir el paso a unos
colectivos muy concretos, los “prohibidos”, por otras razones de fondo (BAREA
FERRER 1981; MIRA CABALLOS 1995; SUÁREZ MORENO 1998):
No cristianos. Se exige terminantemente que el pasajero sea cristiano vie-
jo, es decir, que no fuese, según la Real Cédula de 1539, “reconciliado o nueva-
mente convertido a nuestra Santa Fe Católica, de moro o de judío, ni hijo suyo,
ni hijos ni nietos de persona que públicamente hubiere traído Sambenito [proce-
sado por la Inquisición], ni hijos ni nietos de quemados o condenados por herejes
por el delito de la hereticopravedad, por línea masculina ni femenina”. Con dife-
rencia, este fue el grupo humano sobre el que más advertencias se realizaron a las
autoridades indianas durante la historia de la emigración transatlántica. Ello po-
dría indicar incumplimiento de lo ordenado, pero también el empeño de la Mo-
narquía católica de cumplir con el encargo evangelizador del Papado, fundando
poblaciones libres de elementos supuestamente corruptores por sus creencias pú-
blicas o privadas. Los propios Reyes Católicos ya dieron instrucciones a Nicolás de
Ovando para que, en ningún caso, los judíos o los musulmanes conversos aprove-
charan las posibilidad de establecerse en nuevas tierras con menor control reli-
gioso, para recuperar y extender sus ritos (ÁLVAREZ SANTALÓ 2003).
- Extranjeros. Desde el Descubrimiento y durante todo el siglo XVI, los úni-
cos súbditos de la Corona autorizados a emigrar fueron los naturales del
Reino de Castilla aunque, sobre el particular, existen discrepancias entre
los especialistas. De hecho, en 1526 una Cédula de aplicación discutida
habría autorizado a emigrar a todos los súbditos del Imperio (VAS
MINGO 1993, XI, 111). En cualquier caso, en 1596 se amplió expresa-
mente el permiso a navarros, aragoneses, catalanes, valencianos y mallor-
quines pero se negó a todo extranjero no naturalizado. Posteriormente la
prohibición de emigrar se señalo a franceses en 1560, genoveses y portu-
gueses en 1571 y, en general, holandeses, alemanes, italianos e ingleses en
1608. Las razones para tales medidas tienen que ver con el deseo de im-
pedir la interferencia de naciones rivales a través de agentes o espías, que
dificultasen la acción española, el comercio o fomentasen la implantación
del protestantismo.
- Delincuentes y ociosos. Durante el llamado “ciclo de oro” en las Antillas
y el Perú, hasta 1540, la empresa colonizadora atrajo a aventureros dis-

Éxodos y documentos 15
puestos a arriesgar sus vidas a cambio de la promesa de riqueza fácil. Aun-
que algunos de ellos eran delincuentes penados en España, se llegó a fo-
mentar su emigración en determinados momentos. Una vez asentados, los
disturbios públicos que provocarían y, en general, su comportamiento li-
cencioso provocaron las quejas de la Iglesia y de las autoridades locales: a
partir de entonces, se exigieron certificados de buena conducta y de no
poseer antecedentes delictivos para obtener el pase legal. La América es-
pañola nunca fue, como en el caso de la Australia británica, un lugar de
destierro premeditado para penados y rebeldes.
- Mujeres. No se prohibía su emigración siempre que fuesen acompañadas
de su marido o de un miembro de su familia o tutor, si eran solteras. Como
veremos más adelante, la Corona promovió el reagrupamiento de las pa-
rejas si el marido permanecía en América, en cuyo caso se autorizaba su
pase en solitario (KONETZKE 1945a).

Volumen y fases de la emigración


A la hora de calcular el volumen de la emigración no es posible limitarse a la
información que nos proporcionan los listados de pasajeros ya que la mayor par-
te de los emigrantes eran ilegales y, por lo tanto, no constan en ningún registro
oficial.
La técnica más efectiva hasta hoy para el cálculo del volumen total de la
emigración legal e ilegal ha sido la extrapolación de las mediciones comerciales,
ya que tanto el tráfico humano como el de mercancías utilizaron siempre la mis-
ma vía. Así, Magnus Mörner (MÖRNER 1992), usando los trabajos clásicos de
Pierre Chaunu (CHAUNU, 1955-1960) cruzó los datos del tonelaje útil de los
barcos con los del promedio total de naves que realizaron la carrera de Indias y
su asiduidad. Así, concluyó que en el siglo XVI habrían emigrado 242.853 perso-
nas. Con este mismo sistema (GIL-BERMEJO GARCÍA; PEREZ-MALLAINA
BUENO 1985) calculan la posible emigración ilegal a través de las diferencias de
tonelaje declarado frente al real a la ida respecto a la vuelta, y obtienen que en-
tre 1700 y 1715 podrían haber emigrado 2.000 personas aproximadamente.
De esta forma, en el XVI (el siglo privilegiado por la investigación demo-
gráfica dada la abundancia de este tipo de datos) Juan Friede (FRIEDE 1952) ha
señalado más de 150.000 emigrantes, Peter Boyd-Bowman (BOYD-BOWMAN
1964-1968), en torno a los 200.000 y Mörner, como hemos visto, casi el cuarto
de millón.
Aunque el mismo Mörner apunta la cifra de 194.816 personas para la pri-
mera mitad del XVII, en torno a 1630 se inicia un ciclo decreciente que se pro-
longará hasta mediados del XVIII. Carlos Martínez Shaw (MARTÍNEZ SHAW
1994), por ejemplo, cree que en todo el siglo no cruzarían más de 100.000 perso-
nas. La causa principal es la regresión demográfica en la península, pero también

16 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


la pérdida del atractivo minero de Nueva España y Perú al imponerse la agricul-
tura como motor principal de la economía colonial, así como por el endureci-
miento de las medidas represivas contra la emigración ilegal. El Poder colocaba
mayores impedimentos a la emigración inspirado por las teorías arbitristas que la
acusaban de los fuertes descensos de población registrados en esa época
(JACOBS 1995).
A mediados del XVIII, el flujo migratorio vuelve a crecer animado por la
recuperación demográfica española y el fomento de la colonización impulsado
por la dinastía borbónica. Sin embargo, los siglos XVIII y XIX son los más com-
plicados para el cómputo de la emigración, especialmente a partir de la promul-
gación del Tratado de Libre Comercio, que permite a los emigrantes partir de
cualquier puerto español donde existiera una compañía naviera que realizara esta
travesía. Desde entonces, van a ser las propias autoridades portuarias y las com-
pañías navieras quienes realicen sus propios registros de mercancías y pasajeros,
lo que dispersa tremendamente las fuentes y dificulta el rastreo global de los da-
tos, por lo poco probable de que se conserven los archivos de los puertos de par-
tida de las compañías que operaban desde allí.
Para el XVIII, Mario Hernández (HERNÁNDEZ SÁNCHEZ-BARBA
1954) aventuró la cifra de 52.500 emigrantes, de la cual un tercio sería ilegal, ex-
trapolando los datos de tres catas realizadas en las licencias de embarque en 1729,
1749 y 1780. Martínez Shaw ha supuesto, en cambio, un total de 35.000 emi-
grantes legales para todo el siglo con una emigración ilegal de, al menos, el do-
ble de individuos, y 25.000 más provenientes de las Islas Canarias como parte de
las expediciones de poblamiento organizadas por la corona para aliviar la presión
demográfica en las islas, agravada por una prolongada crisis de subsistencia. En
total, casi los 100.000 individuos. Más concretamente Isabelo Macías (MACÍAS
DOMÍNGUEZ 1999) apunta de 20.000 a 25.000 para la primera mitad del XVIII
y Rosario Márquez, ampliando la medición de 1700 a 1824, concluye que al me-
nos cruzarían 120.000 personas.
En resumen, a pesar de las distintas cifras, los especialistas convienen en
fijar un máximo de medio millón de emigrantes españoles a América para toda la
Edad Moderna, teniendo en cuanta la capacidad y limitaciones de la navegación
de la época.
Entre 1492 y 1520 se puede hablar de una primera fase de poblamiento
antillano, ya que el destino de los primeros emigrantes serán las islas de Cuba,
Santo Domingo y Puerto Rico. Entre 1520 y 1540 transcurre el llamado “ciclo
del oro”: son los años de la conquista de los imperios azteca e inca; México será
la principal zona de destino, por delante del Perú. Las causas principales que ani-
man a la población a emigrar son la búsqueda de riquezas fáciles, estimulada por
los relatos de retornados que relataban fantasiosamente sus andanzas. Estos rela-
tos calaron muy rápidamente en el imaginario popular y dejaron su huella en ex-

Éxodos y documentos 17
presiones como “aquello es Jauja”, loando las supuestas riquezas de la ciudad pe-
ruana (COMELLAS 1992, 94-97). En la década de los cuarenta se descubren los
últimos tesoros incas y se hallan las minas de Plata de Potosí (Perú) en 1545 y
Zacatecas (México) en 1546. El ciclo de la plata sustituye al del oro como prin-
cipal motor de riqueza y acaba de configurarse en 1554, con el descubrimiento
también en México, de las minas de mercurio de Huancavélica. El mercurio per-
mite la separación de la mena de la ganga, la separación de la plata propiamente
dicha de los otros minerales no valiosos.
En un primer momento, los hombres emigran solos, sin sus familias, a
conquistar y colonizar. Una vez instalados allí, la escasez de mujeres europeas
(menos de la décima parte de los emigrados) unido a la falta de control social
y el sometimiento impuesto a la población local, propiciará la extensión del
concubinato y de la poligamia con nativas, conduciendo rápidamente al mes-
tizaje. En muchos casos, los indios también llegaron a preferir tener hijos con
españoles para evitar el pago de tributos. A principios de la década de los cua-
renta, el modelo familiar de los primeros pobladores ya no se asemeja en nada
al modelo de inspiración católico de la península. Las quejas de la Iglesia con-
tra la poligamia son continuas, exigiendo el reagrupamiento de matrimonios.
Para remediarlo no sólo marcharán las mujeres de los conquistadores, sino
también el resto de su familia: hermanas, sobrinas, criadas, etc.; ya fueran jó-
venes o ancianas. La emigración femenina crece a tal ritmo que, en el siglo
XVII, se habrá invertido la composición de sexos entre los colonizadores y ha-
brá que esperar al siglo XVIII para que vuelva a predominar la emigración
masculina.
Como hemos visto, el siglo XVIII es un periodo, en general, de recupera-
ción, aunque se verá afectado por continuos conflictos bélicos que alteran o in-
terrumpen el flujo migratorio. Por ejemplo, a causa de la Guerra de Sucesión no
zarpó ninguna flota desde Cádiz entre 1700 y 1706 (MACÍAS DOMÍNGUEZ,
47). La Guerra de independencia americana volvió a concentrar los esfuerzos de
la armada en acciones navales y dejó desprotegidas las flotas mercantes. Por últi-
mo, a principios del siglo XIX, la guerra contra Inglaterra inutiliza la mayor par-
te de buques de guerra tras la batalla de Trafalgar. La emigración disminuye e in-
cluso, en los momentos de la guerra de independencia, llega prácticamente a de-
saparecer.
En todo caso, con la llegada de los Borbones al trono hay un impulso de
la emigración oficial alentada por el reordenamiento territorial y administrativo
del momento, que propician el envío de una nueva oleada de burócratas, milita-
res y colonos. El destino preferente serán las zonas aún despobladas de Nueva Es-
paña y los territorios de nueva incorporación, como en el caso de la expedición
cívico-militar a la Luisiana (TORNERO TINAJERO 1977 y MOLINA MAR-
TINEZ 1980).

18 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


Origen y tipologías del pasajero
La extracción social de la mayoría de los emigrantes era humilde: gente que bus-
ca un mejor porvenir por medio de su capacidad de trabajo. En América serán
obreros, artesanos especializados, comerciantes minoristas o pequeños propieta-
rios agrícolas en una sociedad estamental multirracial que reproducirá el modelo
peninsular.
Por procedencias, las tres cuartas partes de la emigración del XVI fue de
origen andaluz, la comunidad más influyente en la configuración inicial de los te-
rritorios americanos. A partir del XVII, tras la ampliación del permiso a los de-
más súbditos españoles de la Corona se incorporan contingentes de catalanes,
vascos y gallegos.
Mención aparte debe hacerse de los canarios: las Islas quedaron exentas de
los controles de carga y pasajes de la Casa, gozando de un régimen mercantil espe-
cial que le permitía abastecer de forma flexible los primeros asentamientos caribe-
ños. Entre 1564 y 1566 se crean en La Palma, Tenerife y Gran Canaria los Juzga-
dos Oficiales de la Contratación en Canarias, encargados del control de la migra-
ción y cuyos Jueces de Registro estarán facultados para otorgar licencias de salida.
No ha llegado hasta nosotros la documentación que produjeron estas instituciones
salvo algunos de los informes que remitieron al Consejo y algunos listados realiza-
dos por concejos y cabildos para registrar a los participantes en campañas migrato-
rias especiales; éstos últimos conservados en los archivos locales de Canarias.
Dentro de los grupos humanos que nutrían el flujo migratorio podemos
distinguir varias categorías claras (MACÍAS DOMÍNGUEZ 1999, 21 y ss.):
- Llamados: como su nombre indica son aquellos que emigran “llamados”
por un familiar o socio comercial que ya está establecido en Indias y que
pide que se reúnan con él a través de una carta personal. Esto lo sabemos
porque el solicitante adjunta este último documento como justificante de
su petición. En estos casos, la carta se convierte en un requisito más, fun-
cionado como justificación de la solicitud y garantía de integración en la
sociedad indiana a través de un contacto familiar o laboral. Las cartas de
llamados, en cuanto documentos de carácter íntimo, se constituyen hoy
como una fuente de primer orden para el estudio de las mentalidades y de
la vida cotidiana de la época. Nos proporcionan información de contexto
sobre la situación política y socioeconómica a ambos lado del Atlántico
pero, sobre todo, detalla las peripecias del reclamante desde su llegada a
América o Filipinas, proporcionándonos un testimonio en primera perso-
na para conocer el sistema de valores de la época. En la mayor parte de los
casos las cartas de llamada están escritas por un marido que reclama a su
esposa o un padre a su hijo; pero también el hijo que reclama a sus padres,
ya ancianos; el hermano que reclama a sus hermanos por cuestiones labo-
rales o a sus hermanas para su casamiento. En definitiva, lo que decide a

Éxodos y documentos 19
un personaje a emigrar es la carta de reclamo. En algunas cartas se pro-
mete una herencia de algún familiar fallecido sin testar: como las heren-
cias de los abintestatos se resuelven en un tribunal especial de bienes de di-
funtos que liquida la herencia, era habitual que el interesado marchara a
América para acelerar los trámites.
- Provistos: se llaman así a todas aquellas personas que marchan a Indias
“provistos” de un nombramiento oficial de carácter civil o militar o como
dignidad eclesiástica. Aunque se trata de una corriente continua, su
afluencia fue mayor a mediados del siglo XVI para perfeccionar la maqui-
naria burocrática y en el XVIII durante la puesta en marcha de las refor-
mas borbónicas. En el caso de los altos cargos civiles (virreyes, goberna-
dores militares, oidores de Audiencia, corregidores, intendentes, etc.) el
nombramiento tenía una duración aproximada de cinco años. Sin embar-
go, en la mayoría de los casos, la intención de estos funcionarios al emi-
grar era hacer carrera y ascender en los oficios públicos indianos, por lo
que muchos de ellos se asentarían definitivamente en sus destinos, recla-
mando a sus familias (SOCOLOW 1987).
- Mercaderes: las licencias que se les conceden para permanecer en Indias so-
lían ser por tres años, con objeto de que pudiesen resolver los asuntos que
se suponen provisionales; sin embargo, como en el caso anterior, suelen es-
tablecerse definitivamente al otro lado del Atlántico y acaban reclamando
a su esposa y demás familia. También le acompañan criados, aunque las au-
toridades acostumbran a ser más restrictivos con estas solicitudes.
- Criados: todos los provistos y mercaderes eran aristócratas o personajes
de calidad y marchaban acompañados de familiares y criados. Estos últi-
mos constituyen en determinados momentos (en el siglo XVIII sobre
todo) el grupo “profesional” declarado más numeroso. Como ejemplo
extremo, el virrey Baltazar de Zúñiga pasó en 1716 con sesenta y ocho
criados, aunque lo usual fuese hacerlo con dos (MACÍAS DOMÍN-
GUEZ 1999, 36). Entrar al servicio de un provisto durante la travesía
podía ser más fácil para un particular que solicitar el pase propio (MAR-
TÍNEZ SHAW 1994, 37). Los provistos menos escrupulosos aprovecha-
ban esta circunstancia para negociar el pase de emigrantes camuflados
como criados propios, aunque lo normal era que favorecieran a miem-
bros de su familia.
- Miembros del clero: los religiosos que pasaban a Indias tuvieron desde los
primeros tiempos de la colonización y después de una provisión de Felipe
III de 1607 los gastos de pasaje cubiertos. La bibliografía sobre la emigra-
ción de religiosos a América: MARTÍNEZ 1983, 42 y ss; GARCÍA 1990;
BORGES MORAN 1977; BORGES 1982; ORTIZ DE LA TABLA DU-
CASSE 1981; RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ 1990).

20 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indiass


Polizones y emigración ilegal
El control efectivo de la emigración era una quimera: en el mejor de los casos sólo
llegó a registrar algo más de un tercio de los emigrantes ya que la mayoría cruza-
ron ilegalmente. Ello dificulta el cálculo de su volumen total que, como hemos
visto arriba, se consigue estudiando el tonelaje de los buques que atraviesan el
Atlántico y su trasiego (CÉSPEDES DE CASTILLO 1983). En cambio, aunque
la emigración legal fuese menos significativa numéricamente, los registros pro-
porcionan información cualitativa muy rica y permite proyecciones demográficas
y sociológicas más amplias.
Durante el siglo XVI y según las listas de pasajeros que se conservan en el
Archivo General de Indias, entre 1509 y 1599 pasaron 15.480 personas legal-
mente de un total de 200.000. MACÍAS DOMÍNGUEZ 1999, 93 cree que por
9.000 emigrantes legales en la primera mitad del XVII, atravesaron entre 12.000
y 17.000 más de forma ilegal.
Los polizones o “llovidos” muchas veces contaban con la connivencia de
los capitanes de los barcos. En casos extremos, el número de llovidos superaba al
de los tripulantes: en 1757 el capitán del navío Santa Rosa introdujo 60 polizo-
nes en una nave de cuarenta tripulantes. (MACÍAS DOMÍNGUEZ 1999, 51).
Las penas establecidas para el Maestre que consintiera este pase eran muy duras
e incluían la pena de muerte.
Los trucos empleados por los pasajeros para evitar los controles, más allá
de la falsificación de documentos y el soborno a oficiales y marineros, eran múl-
tiples, siendo uno de los más usuales el enrolarse en la marinería. PEREZ MA-
LLAINA 1992 calcula que un cuarto de los tripulantes y soldados de buques de
guerra desertaban al llegar a América, por lo cual podemos suponer que en los bu-
ques mercantes el porcentaje sería aún más alto.

La travesía
No existen demasiadas fuentes originales que describan el momento de la trami-
tación del embarque o de la travesía marítima de los emigrantes a Indias, a ex-
cepción de las referencias indirectas que encontramos en las cartas de llamados.
En ocasiones el reclamante aconseja al familiar sobre la manera de preparar su
viaje, proporcionándonos detalles sobre su coste, composición del equipaje, ali-
mentación y diversiones a bordo, etc. También las autoridades dictaban normas
sobre el equipaje para evitar sobrecargar los barcos, causa de frecuentes naufra-
gios, como la Provisión de Felipe III en 1607.
José Luis Martínez ha recogido en Pasajeros de Indias, una obra divulgati-
va y amena (MARTÍNEZ 1983), las circunstancias del aprovisionamiento, pre-
paración de tripulaciones, tipos de barcos, alimentación, enfermedades, etc. In-
cluye como anexo algunos opúsculos de la época, de marcado carácter cómico,
que nos hablan del asombro y temor que sentían los pasajeros –en su mayoría

Éxodos y documentos 21
gentes de interior que veían el mar por primera vez– al enfrentar un mes de via-
je amenazados por historias reales o ficticias de tempestades, ataques piratas y
monstruos marinos (PÉREZ-MALLAINA BUENO 1992). En ocasiones, la tra-
vesía del viaje llegaba a ser tan dura que ha llegado a calificarse como propia de
esclavos (HERNÁNDEZ GARCÍA 1977).

3. El trámite: Las licencias de pase y de embarque


Salvo en aquellos primeros años de migración antillana y de liberalidad por par-
te de las autoridades, todo aquel que quiso emigrar legalmente a América debía
contar con una licencia oficial otorgada por el Rey o expedida en su nombre por
las autoridades competentes: el Consejo de Indias, los Secretarios de Estado, la
Casa de la Contratación o los Juzgados de Arribadas. En el caso de los viajes de
vuelta –que no trataremos aquí– serían las autoridades indianas (virreyes, gober-
nadores y presidentes de Audiencia) quienes las extenderían. Los expedientes
que, en su momento, formaron estas instituciones para conceder tales licencias
constituyen hoy la fuente principal para la Historia de la emigración hacia Amé-
rica y Filipinas durante el dominio español.
A veces es difícil delimitar claramente las atribuciones de la Casa y los
Juzgados de Arribadas, por una parte, y del Consejo y la Secretaría de Estado,
por otra, al tramitar estos expedientes. En realidad, se expedían dos tipos de au-
torizaciones diferentes que en las fuentes originales suelen identificarse con
nombres similares y que puede provocar cierta confusión entre los investigado-
res. En este artículo se distinguirán estos permisos como “licencia de pase” y “li-
cencia de embarque”:
Es el Rey, a través del Consejo de Indias y más tarde de la Secretaría de
Estado, el único que concede la “Licencia de pase” y, por tanto, al que se dirigirá
el solicitante para lograrla. Este permiso, una vez concedido, tenía la forma di-
plomática de una Real Cédula, en época de los Austrias, o de un Pasaporte, en el
periodo borbónico. La Casa de la Contratación nunca tuvo atribuciones a este
respecto salvo en determinadas épocas de gran afluencia migratoria en que los pa-
sajeros únicamente precisaron de la licencia de embarque.
Después de hallarse en posesión de este documento, el solicitante se diri-
gía al puerto de embarque apropiado: Sevilla o Cádiz en época del monopolio o
a los puertos autorizados para ello en época del libre comercio. Allí solicitaba la
“licencia de embarque” a la Casa de la Contratación o al Juzgado de Arribadas
correspondiente para que le autorizasen por segunda vez: esta vez a embarcar. El
objetivo era comprobar que el interesado, tras acreditar su identidad, poseía un
permiso en regla y que realizaba el pago de la “avería” el impuesto real para el
mantenimiento de las armadas de protección en la Carrera que gravaba tanto a
personas como mercancías. Simultáneamente, el interesado, compraba su pasaje

22 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


negociando directamente con el armador o el maestre del barco de su conve-
niencia y lo comunicaba a la Casa.
Como vemos, conseguir una licencia oficial era un trámite complicado y caro:
el interesado hacia tres fuertes desembolsos o incluso más, dependiendo de que qui-
siera acelerar soterradamente el trámite sobornando a algún funcionario (DURAN
LÓPEZ 1991). Un pasaje podía alcanzar en el siglo XVI el sueldo anual de un arte-
sano medio. En los casos de llamados, el reclamante se hacía cargo por lo corriente
de los gastos de permisos y viaje. En el caso de los provistos y de los religiosos, era la
propia Contaduría de la Casa de la Contratación quien abonaba el pasaje.
Para el análisis diplomático de los documentos que forman un expedien-
te de licencia de pase o de embarque podemos utilizar las obras de José Joaquín
Real (REAL DIAZ 1991), Margarita Gómez (GÓMEZ GÓMEZ 1993) y Pedro
Luis Lorenzo (LORENZO CADARSO 2001). Las piezas contenidas son:
A) Solicitud dirigida al Rey, a los consejeros de Indias, a los oficiales de la
Casa o a los jueces de Arribadas que incluye las coordenadas vitales del sujeto, el
lugar al que quiere emigrar, la causa y si tiene arraigo adonde se dirige. En los dos
últimos casos, el solicitante hará referencia a la licencia de pase que ya le habría
sido concedida. Por ejemplo, una solicitud de licencia de pase:

<Cruz> / Señor: /
Marcos Rodríguez y Gaspar Rodríguez/ vecinos de la villa de Almagro, de-
cimos que Xristobal Rodríguez nuestro hermano y tío ha munchos/ días
que paso en Indias en el reino y pro-/vincia de México y agora es venido
a nuestra no-/ticia que es muerto de ciertas heridas que/ le dieron estando
y viviendo en Queréta-/ro tierra de México y que dexó muncha / hacien-
da y murió abintestado sin hacer / testamento ni disponer de ella la qual
nos per-/ tenece por razón de ser nuestro hermano y tío/ y no tener otros
parientes a quien pueda / pertenecer. Pedimos y suplicamos a/ Vuestra Ma-
gestad nos mande dar y dé licencia y fa-/cultad para que con dos criados
podamos / pasar a la dicha provincia a cobrar la dicha / hacienda; y hace-
mos presentación desta información.
INDIFERENTE,2069,N.85

Esta “información” a la que se refieren (y que da nombre a la serie) son los


testimonios o documentos exigidos para demostrar la veracidad de su identidad,
condición y propósitos. Generalmente los que citamos del apartado B al F.
B) Testificales: en muchas ocasiones las informaciones presentadas tienen
la forma de un largo testifical otorgado por el solicitante ante notario en el cual
responde a las cuestiones personales que éste le plantea. Evidentemente los tes-
tificales siempre tenían un carácter positivo, por lo que jueces y oficiales acos-
tumbraran a interrogar personalmente al sujeto para obtener detalles directos de

Éxodos y documentos 23
su condición y comprobar la veracidad de los datos que suministraba. La más
usual de las averiguaciones era:
C) Declaraciones de Testigos: En caso de que los testificales no sean sufi-
cientes a criterio de los oficiales de la Casa o del Consejo puede practicarse igual-
mente una averiguación de la identidad a través de testigos

Inmediatamente de la propia presentación/ y para esta información yo, el


Escribano de S.M/ y de Cámara desta Real Audiencia prosiguiendo mi co-
municación/ reciví juramento de don Ramon Garcia de Me-/neses, que lo
es público del número desta ciudad/ que hizo por Dios Nuestro Señor y su
Santa Cruz confor-/me a derecho en cargo. Él prometió decir/ verdad y
preguntado, como se solicita en/ el escrito al intento producidos, dijo:/
Que desde la infancia de Francisco de Paula/ de Zavala y Orbe, le conoce
el testigo de vista/ trato y comunicación y sabe y le consta que el refe-/rido
es natural desta Ciudad, de estado soltero/ e hijo lexítimo de Don Fran-
cisco Xavier de Zavala/ y Orbe y de Doña María Francisca de Aguayo, a
quien/ también conoce el testigo, y sabe son naturales/ de la Villa de Er-
mua, y por la materna de don/ Francisco de Aguayo y Doña Antonia de
Molinos y/ Mesa, y que así los supradichos como sus ascen-/dientes por
ambas lineas son y fueron natura-/les destos reynos, christianos viejos, lim-
pios de/ toda mala raza de moros, judios, mulatos ni/ de los recién conver-
tidos a nuestra Santa Fe Catholica/ ni castigados ni penitenciados por el
Santo Oficio de/ la Inquisición, ni por otro algun tribunal, por/ delito que
contenga infamia, ni tampoco/ han sido, ni son de los prohibidos pasar á/
los Reynos de las Indias, y en cuya opini-/ón, han sido tenidos y reputados,
sin cosa/ en contrario: Igualmente consta al testigo/ que el nominado
Francisco de Paula de Za-/vala y Orbe, es de estatura regular, blan-/co, ojos
negros y nariz gruesa Y que qu-/anto lleva declarando es la verdad/ en car-
go de su juramento en que se/ afirma y lo firma expresando ser/de edad de
mas de quarenta años./
Doy Fé/ Ramón García De Meneses / /Jerónimo Sánchez
ARRIBADAS,515,N.1

D) Actas de bautismo y de matrimonio: Para demostrar que se era cristia-


no viejo se adjuntaba un certificado de bautismo expedido por el párroco corres-
pondiente. A las parejas se les exige una certificación de matrimonio. Gracias a
los datos que proporcionan estos documentos, obtenemos abundantes datos ge-
nealógicos y sobre la extracción social de cada personaje.
E) Declaraciones juradas firmadas por corregidores, alcaldes y párrocos
certificando que el solicitante era limpio de sangre y no descendía ni de judío, gi-
tano, musulmán, indio, mulato o negro.

24 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


F) Carta de llamada del familiar, del amigo o del socio comercial estable-
cido en Indias reclamando la venida del solicitante. Ya hemos analizado las ca-
racterísticas de estos documentos más arriba, muy bien estudiados por Enrique
Otte (OTTE 1988) y James Lockhart (LOCKHART; OTTE 1976), Francisco
Morales Padrón, Isabelo Macías (MACÍAS DOMÍNGUEZ; MORALES
PADRÓN 1991), Rosario Márquez (MÁRQUEZ MACÍAS 1988) y María Do-
lores Pérez Murillo (PÉREZ MURILLO 1999).
Con la solicitud y sus documentos anexos se forma un expediente de vo-
lumen variable que se despachará en “correseguido”, es decir, en el mismo pliego
de solicitud u otro documento presentado se apuntarán los decretos de trámite y
resolución proveídos así como las notas de cumplimiento y registro pertinentes.
Por ejemplo, un decreto de resolución anotado al margen de la solicitud:

Déseles licencia/ por tiempo de/ tres años para ir a es-/ta cobranza dan-/do
fianzas cada/ uno en cantidad/ de cien mill maravedís/ [como garantía de]
que volverán en el/ dicho tiempo.
INDIFERENTE,2069,N.85

U otro posterior:

<Al margen> Cádiz 17 de Julio/ de 1790/. Pase esta Instancia a la Conta-


duría/ General para que en su/ consecuencia y en virtud/ del Real Pasa-
porte que/ acompaña expida la/ correspondiente licen-/cia de embarco a
don/ Angel Izquierdo, in-/cluyendo en ella a su/ hijo don Mariano y a/ los
dos criados que re-/fiere para que se/ transfiera a su desti-/no en la fragata/
de Guerra Santa Ger-/trudis que se despacha/ al puerto de Montevideo/
mediante a dejar hecho/ el Juramento de Polizón/
Guiral
19 de Junio
ARRIBADAS,515,N.2

G) La Real Cédula es el documento de concesión de la licencia de pase.


Su forma diplomática está suficientemente analizada en la bibliografía citada arri-
ba, entre otra. Por lo general en los expedientes de licencia de pase encontrare-
mos la minuta o copia borrador de la misma, en tanto que el original se entrega-
ba al interesado para su presentación ante las autoridades del puerto de embar-
que. En época de los Austrias la Casa únicamente extractaba la Cédula en el ex-
pediente de licencia de embarque y permitía su conservación al beneficiario:

Éxodos y documentos 25
El Rey/
Mis presidente y jueces officiales de la Cassa dela Conttratación dela Se-
villa/ yo vos mando que dexéis pasar a las provincias del Pirú a Juan Bra-
vo/ vecino de Almodovar del Campo, hijo de Pedro Bravo y Catalina de
Valdelomar,/ de hedad de treinta y ocho años, alto de cuerpo, moreno, con
un lunar/ blanco en la barba; que va a estar en compañía de un hermano
suyo que/ le deje (sic) a favorecer, presentando a tenor información fecha
en/ su tierra ante la justicia della y con aprovacion della; de cómo es casa-
do ni delos prohibidos a pasar a aquellas/ partes. Fecha en Madrid a vein-
te y siete de Marzo de mill y quinientos y noventa e un años. Yo el Rey.
Por mandado del rey nuestro señor/ Juan de Ibarra/
Y a las espaldas de la dicha cédula están siete señales de firmas/
El qual dicho traslado fue corregido y concertado con la dicha cédula ori-
ginal de/ donde fue sacado en 30 dias del mes de Henero de mill y qui-
nientos y noventa/ e dos años//
CONTRATACIÓN,5236,N.2,R.8

Sin embargo los abusos en la utilización del documento, cuya validez al-
gunos pretendían ampliar en el tiempo en varios trayectos provocaron su retiro y
que conservemos el original en estos expedientes.
También podemos seguir la pista de estas cédulas en los libros registros de
disposiciones reales: los “cedularios”. Por ejemplo, en el libro 13 de Registro de
Cédulas, Provisiones, Cartas Reales y Cartas Acordadas del Consejo de Indias.

En Valladolid a veynte y dos de mayo de mill y qui-/nientos y cinquenta y


seis años se despachó una cédula / dirigida a los officiales para que dexen
pasar al / Nuevo Reyno de granada a Pedro de Colmenares / y llebar con-
sigo un moço y un paje para su / servicio no siendo casados ni de los prohi-
bidos / el dicho moço y paje y llebando información en / forma. La prin-
cesa refrenda de su mano./ Señalada del marqués Gregorio López de San-
doval/ Juan Sarmiento Vázquez Villagómez.
INDIFERENTE,1965, L.13,f.259v.

H) El pasaporte sustituirá a las Reales Cédulas en época de los Borbones


y de la Secretaría de Estado y del Despacho de Indias. El pasaporte borbónico es
una evolución de los pases internos otorgados desde la Edad Media por las auto-
ridades territoriales para permitir a nacionales o extranjeros su entrada a recintos
amurallados o atravesar puertos secos bajo su dominio. Se concedían por trayec-
tos bien delimitados, señalando el punto de salida y el destino final, en donde el
viajero debía de proveerse de otro pasaporte expedido por la siguiente autoridad
local y proseguir su camino. En el XVIII los pasaportes son ya un formulario im-

28 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


preso en que apenas era necesario inscribir el nombre del beneficiario y la fecha
de expedición. En los viajes de vuelta serán los virreyes, gobernadores y presi-
dentes de Audiencia quienes los extenderán.

Don Pedro López de Lerena,/ caballero de la orden de Santiago, Regidor


Per-/petuo de la ciudad de Cuenca, consejero de Es-/tado, gobernador del
Consejo de Hacienda/ y sus Tribunales, secretario de Estado y del despa-
cho/ universal de España e Indias, super-/intendente general del cobro y
distribución de ella,/ azogues y casas de moneda de estos y aque-/llos Do-
minios, y presidente de la Juntas de Co-/mercio y juros
Por Cuanto el Rey ha concedido licencia a <principio manuscrito> Don
Angel Izquierdo para que pueda transferirse a servir su empleo de conta-
dor de la Aduana de Buenos Ayres con dos criados y el correspondiente
equipage <fin manuscrito>.
Por tanto manda S.M. a los Jueces de Arribadas de Indias de cualesquiera
Puertos de España, y demás personas a quienes corresponda , no le pongan
impedimento alguno, a fion de que pueda embarcarse para el referido des-
tino en la ocasión que más le acomode; y a este efecto expido el presente
Pasaporte, firmado de mi mano. Dado en <manuscrito> Aranjuez a diez de
mayo de mil setecientos y noventa.
<firmado> Lerena
ARRIBADAS,515,N.2

Los expedientes de la Secretaría de Estado y del Juzgado de Arribadas-


Casa de la Contratación de Cádiz se resuelven con rapidez: los expedientes de ob-
tención de la licencia de embarque apenas contienen el pasaporte expedido por
el Secretario de Estado y alguna solicitud. Es corriente que los decretos de reso-
lución en estos expedientes se anoten sobre el propio pasaporte, que ahora que-
dará siempre en poder de la Casa o del Juzgado una vez que se ha extendido la
correspondiente licencia de embarque. Sobre el anterior pasaporte se escribe una
nota de cumplimiento:

En 17 de Julio de 1790 se expidió Licencia/ de embarque para la fragata de


guerra Santa/ Gertrudis, que hace viage a Montevideo, lle-/vando en su
compañía a su legitimo hijo don/ Mariano, de estado soltero, y a dos cria-
dos/ nombrados, Miguel y Raymundo Izquierdo,/ también solteros
ARRIBADAS,515,N.2

En los casos de altos cargos, suele ser la autoridad central –en este caso el
Secretario de Estado Ventura– quien se comunica oficialmente con los responsa-
bles de despachar el embarque –la casa de la Contratación y Juzgado de Arriba-

Éxodos y documentos 29
das de Cádiz– a los que comunica el nombramiento por medio de una Real Or-
den, que avisa de la llegada del pasaje al puerto de destino para que las autorida-
des locales agilicen su embarque.

<Destacado en la cabecera>Provisto
Al Coronel de exército Don Luis Anto-/nio Gil, electo Gobernador Polí-
tico y Militar/ de la Provincia de la Guayana, ha concedido/ licencia el
Consejo para que pueda pasar a/ exercer este empleo, embarcándose en
qual-/quiera navío de vandera de Su Majestad que saliere/ de ese Puerto
para los de aquellas Provincias,/ y que pueda llevar dos criados, y el equi-
pa-/ge correspondiente; con tal de que los dos/ criados hagan constar, por
informaciones/ hechas ante las Justicias de sus tierras,/ no ser casados, ni
[ser] de los que tienen prohi-/bición para pasar alas Indias, y con las/ señas
de sus personas; y si fuesen casa-/dos, que cumplan con la Ley, llevando
pre-/cisamente a sus mugeres, como general-/mente está resuelto; y la ca-
lidad de/ que el mencionado provisto, haga el/ juramento acostumbrado,
de que no in-/tervendrá, consentirá, ni disimulará cosa/ alguna en quanto
al pasage á aquellos/ dominios de las personas llamadas poli-/zones, ó llo-
vidos, que son los que van sin/ licencia, ni oficio, sino que lo participa-/rá
al Comandante, o gefe del navío a/ quien corresponda, para que no se pue-
da/ ocultar, según lo deliberado sobre este/ particular.
Lo que participo á V.S.S. para/ su inteligencia, y cumplimiento. Dios guar-
de/ a V.S.S. muchos años. Madrid 20 de Mayo/ de 1790.
Antonio Ventura de Tarancón
Señores Presidente y Oidores de la Real Audiencia de Cádiz.
ARRIBADAS,515,N.1

En este último documento también se hace referencia al juramento que se


hacía prestar al pasajero sobre no pasar polizones con su consentimiento.

4. Las fuentes documentales: El Archivo General de Indias y


otros. Las fuentes legales. Fuentes en Internet
Las fuentes documentales básicas para el estudio de la emigración de españoles a
América se encuentran en el Archivo General de Indias, en Sevilla.
Este Archivo se creó el 21 de junio de 1784, bajo el reinado de Carlos III
y por Real Orden de su ministro José de Gálvez. El Rey ilustrado pretendía reunir
en un único depósito los documentos producidos por todas las instituciones me-
tropolitanas de gobierno y administración de América y Filipinas. Con ello faci-
litaría investigaciones históricas que se sirvieran de las fuentes primarias para re-
futar las acusaciones de tiranía inhumana que pesaban sobre el dominio español

30 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


en Indias, popularizadas por toda Europa en las obras del holandés De Pauw, del
francés Raynal y del británico Robertson (ROMERO TALLAFIGO 1995, 38).
En la misma Real Orden se dispone su instalación en la Casa Lonja de
Mercaderes de Sevilla. Un bello edificio herreriano finalizado a mediados del
seiscientos, a pocos metros de los Reales Alcázares, y que por aquellos años ser-
via, principalmente, como Consulado Marítimo y Terrestre de Sevilla (PEREZ-
MALLAINA 2005). A carretadas, se trasladarán los primeros legajos de docu-
mentación desde el Archivo Real del Castillo de Simancas, ingresando la mayo-
ría de la documentación entre 1786 y 1790. En este último año se promulgan las
primeras ordenanzas para el gobierno del archivo, ejemplo de la tradición archi-
vística española (SOLANO1986).
También en 1790, al suprimirse la Casa de Contratación, se transfieren
desde Cádiz todos sus fondos excepto los gestionados por el Juzgado de Arribadas
que no lo harán hasta 1822. A lo largo del siglo XIX, tras extinguirse sucesiva-
mente la Secretaría de Estado y Gobernación de Ultramar en 1823 y el Consejo
de Indias en 1834, llega más documentación desde el Palacio de los Consejos, en
Madrid. El Ministerio de Ultramar realiza la ultima transferencia al Archivo: la
documentación traída a España en 1888-1889 proveniente de la Capitanía Ge-
neral de La Habana (PEÑA Y CÁMARA 1958, 41 y ss.).
La primera organización de los fondos del Archivo, ya instalado en Sevi-
lla, se debió al comisionado real Agustín Ceán Bermúdez (entre 1791 y 1797) y
al de sus sucesores hasta 1801. Fruto de aquellos trabajos se redactó un Inventario
analítico de los papeles que vinieron de la Contratación de Sevilla a este Archivo Ge-
neral de Indias, que posee un cuadro de clasificación por secciones y dos inventa-
rios principales, describiendo 5.873 legajos de las secciones de Contaduría y Con-
tratación. En total, cuatro tomos de inventarios y cinco de índices onomásticos,
toponímicos y de materias. Ambos inventarios, aunque superados en detalle por
otros posteriores, todavía están disponibles hoy para la consulta en la sala de in-
vestigación del Archivo.
En el inventario de Contratación ya hallamos dos series tituladas “Infor-
maciones y licencias de pasajeros” y “Libros de asientos de pasajeros”:
- Informaciones y licencias (1534-1790): contiene los expedientes forma-
dos a todos aquellos que solicitaban la “licencia de embarque”, incluyen-
do los documentos probatorios de su limpieza de sangre, de ser cristiano
viejo. Por tanto, en estos expedientes se encuentran en muchas ocasiones
partidas bautismales y de matrimonios que no sólo suministran datos bio-
gráficos y genealógicos de los pasajeros, sino también de los familiares,
criados o deudos que pudieran acompañarles. Las licencias de pase eran
expedidas por el Presidente y los jueces oficiales de la Casa. Se trata de
318 legajos (del 5.217 al 5.535) que constituyen la serie del mismo nom-
bre (ES.41091.AGI/16404.42.3//CONTRATACION,S.42,SS.1).

Éxodos y documentos 31
- Libros de asientos de pasajeros (1509-1701): en ellos se registraban los
nombres de los que pasaban a las Indias cuando habían obtenido la licen-
cia de la Casa de la Contratación, lo que se verificaba en el momento de
embarcar, haciendo constar el nombre de la nao y el del maestre que la ca-
pitaneaba. Estos libros constituyen la serie del mismo nombre y constan
de seis legajos, del 5.536 al 5.540 (ES.41091.AGI/16404.42.4//CON-
TRATACION,S.42,SS.2).
La importancia que concedieron por entonces los primeros archiveros a
unas series sobre otras no es casual, y da la medida de lo consciente que eran de
su mayor o menor utilidad para la investigación histórica. Sin embargo, aunque
la misión de aquellos funcionarios fuera, en efecto, volver accesibles los fondos
para la investigación histórica, nunca cometieron el tremendo error, como ocu-
rriría en el Archivo Nacional de Francia, de organizar la documentación por ma-
terias. Por el contrario, a la hora de establecer las series documentales y su clasi-
ficación respetaron en todo momento los principios de procedencia y orden ori-
ginario, cincuenta años antes de que Natalis de Wailly los enunciara (ROMERO
TALLAFIGO 1978). En 1921 y 1922, Pedro Torres Lanzas todavía publicó los
cuatro tomos del Inventario de Agustín Ceán aunque citando tan sólo los epí-
grafes de los legajos (TORRES LANZAS 1921-1922).
La abundancia de catálogos relacionados con los pasajeros prueba la rele-
vancia que tradicionalmente ha poseído esta documentación para el archivero y
el investigador. La cronología es la siguiente:
- Entre 1915 y 1917, bajo la dirección de Luis Rubio y Moreno, se acome-
tió por primera vez el catálogo de ambas series. En este caso se trataba más
bien de una transcripción corregida de los libros de asientos de pasajeros
hasta el año 1592, describiendo 2.456 registros (RUBIO Y MORENO
1930-1931).
- En la década de los cuarenta se decide recomenzar este trabajo bajo la di-
rección de Cristóbal Bermúdez Plata, procurando en esta ocasión mayor
nivel descriptivo, cotejando exhaustivamente la información de ambas se-
ries para recopilar datos complementarios en un solo registro. Entre 1940
y 1946 se publicaron los tres primeros volúmenes del “Catalogo” por exce-
lencia del Archivo General de Indias (BERMUDEZ PLATA 1940, 1942 y
1946). En cada registro se apuntan todos los datos personales de cada pa-
sajero y de los familiares, criados u otras personas que les acompañasen, sus
vecindades y el punto de destino de su viaje. Cuando no se indica es por
no especificarse en el asiento original, como ocurría en los primeros tiem-
pos de colonización antillana por no haber necesidad de ello. En la ficha
de catalogo también se incluye el nombre del maestre o capitán del barco,
pero no los nombres ni la vecindad de los testigos presentados por el pasa-
jero para jurar que no era persona prohibida, por no recogerse en la época.

32 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


- Cuarenta años después de publicarse el tomo III, se retoma la iniciativa y
se publican cuatro volúmenes más (ROMERA IRUELA; GALBIS DIEZ,
1980a y 1980b y GALBIS DIEZ 1986a y 1986b). Los últimos cuatro to-
mos, del octavo al undécimo, finalizan la serie y aunque no fueron publi-
cados, se pusieron a disposición de los investigadores en la Sala de Con-
sulta (GALBIS DIEZ 1995, 1996a, 1996b y 1997). La terminación de los
últimos tomos coincide con la informatización del archivo y de sus ins-
trumentos de descripción. El uso de las bases de datos permitió una ela-
boración más precisa así como el perfeccionamiento de sus índices.
Esta automatización de inventarios y catálogos, así como el inicio de la digi-
talización sistemática de los fondos del Archivo con motivo del Quinto Centenario
del Descubrimiento, movió a catalogar igualmente cincuenta y nueve legajos de In-
formaciones y Licencias tramitados por el Consejo de Indias que se conservan en la
subsección Indiferente General y que veremos a continuación. Aunque no se publi-
caran, los investigadores han podido consultarlos desde entonces en base de datos.
El ultimo paso ha sido, por supuesto, la apertura de todas estas descripcio-
nes e imágenes a la consulta universal gracias a Internet. En 2001 el entonces Mi-
nisterio de Educación, Cultura y Deporte puso en marcha el proyecto “Archivos
Españoles en Red” (AER) para que todas las bases de datos de los Archivos Es-
tatales pudieran consultarse en Internet asociándoles las imágenes digitalizada de
los documentos. El Archivo General de Indias es el que mayor volumen de do-
cumentos posee en línea. Recientemente, AER ha sido sustituido por una nueva
versión mejorada con mayores prestaciones, el portal PARES.
Hasta ahora, nos hemos centrado en las dos series que han permitido las
investigaciones más completas y sistemáticas hasta el momento sobre la emigra-
ción española a América y Filipinas en la época colonial. Sin embargo las posi-
bilidades no se detienen aquí: existe otra mucha información directa en el Ar-
chivo, aunque dispersa y sin recoger en el Catálogo de Pasajeros.
Dentro de la Sección Contratación, aún tenemos que dirigirnos a la serie
de Provistos, que puede consultarse por entero en AER/PARES.:
- Provistos de la Casa de la Contratación (1503-1790): tres libros de toma
de razón (signaturas 5.784 a 5.786).
- Provistos a Indias y Canarias (1515-1606): un libro (signatura 5.787).
- Provistos a Nueva España (1564-1722): cuatro libros (signaturas 5.788 a 5.791).
- Provistos a Tierra Firme (1565-1723): cinco libros (signaturas 5.792 a 5.796).
A continuación, acudimos a la documentación generada por el Consejo
de Indias para conceder las “licencias de pase”. La documentación del Consejo se
halla repartida en cuatro secciones del Archivo: “Gobierno”, “Justicia”, “Escri-
banía de Cámara” y “Contaduría”, que tienen que ver con las tres grandes ramas
de sus atribuciones: supremo órgano de Gobierno, tribunal superior de Justicia y
administración de la Hacienda indiana. La documentación relativa a los pasaje-

Éxodos y documentos 33
ros se halla en la sección “Gobierno” (ES.41091.AGI/16403//GOBIERNO) don-
de hallaremos la producida por el Consejo y por la Secretaría de Estado y del Des-
pacho, en cuanto heredera de muchas de sus funciones.
La sección “Gobierno” se halla organizada en quince subsecciones que
coinciden con catorce distritos territoriales, las audiencias indianas, más un apar-
tado llamado “Indiferente General” (ES.41091.AGI/16403.15//INDIFERENTE)
donde se reunieron, por comodidad o en espera de ulterior clasificación, los lla-
mados “negocios comunes y neutrales”.
Precisamente es en Indiferente General donde se encuentra la mayor par-
te de la documentación relacionada con los Pasajeros identificada hasta hoy en
la sección de Gobierno. Así, encontramos:
- Una fracción de serie de ochenta legajos, del 1.209 al 1.288, titulada “Ex-
pedientes, informaciones y probanzas”, que abarca de 1550 a 1699.
- Una fracción de serie de ciento treinta y un legajos, del 1.373 al 1.503, ti-
tulada “Peticiones y memoriales”, que abarca de 1573 a 1796
- Tres legajos que abarcan de 1586 a 1735 titulados “Licencias de pasajeros
a Nueva España”: del 1.977 al 1.979.
- Dos fracciones de serie que abarcan de 1516 a 1835: “Pasajeros al Perú,
Tierra Firme y Buenos Aires”, del legajo 2.078 al 2.107; así como “Pasaje-
ros a Nueva España, Filipinas e Islas de Barlovento”, del legajo 2.048 al
2.075 y 2.077. Estos últimos legajos fueron la fuente usada por Enrique
Otte para su estudio sobre las cartas de llamados (OTTE 1988). Las dos
fracciones son consultables en AER/PARES.
- Una fracción de serie de doce legajos titulada “Relaciones de pasajeros y
cargamentos” que abarca de 1550 a 1833 y que consta de los legajos 2.162
(A y B) al 2.172.
En el resto de subsecciones de audiencias, encontramos lo siguiente:
- Buenos Aires: nueve legajos (del 563 al 571) que abarcan de 1731 a 1823,
titulados “Expedientes sobre licencias de embarque”.
- Guatemala: tres legajos (del 880 al 882) que abarcan de 1734 a 1808 ti-
tulados “Registros y licencias de embarque”.
- Chile: un legajo (el 466) que abarca de 1787 a 1823 titulado “Expedien-
tes de licencias de embarque”.
- Charcas: un legajo (el 717) que abarca de 1787 a 1820 titulado “Expe-
dientes de licencia de embarque”.
- Para Filipinas existen diez legajos con documentación relativa a Pasajeros:
el 329 (“Registros de oficio de la Audiencia de Filipinas”); el 339 y 340 y
del 342 al 345 (“Registros de oficio y partes de la Audiencia de Filipinas”);
el 347 y el 348 (“Registros de la Cámara de Indias: Filipinas”) y el 931
(“Expedientes de licencias de embarque a Filipinas”: 1787-1823). Todos
ellos son consultables en AER/PARES.

34 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


Existen, además otros legajos sueltos (e.g.: Indiferente 416, 1.956, 1.963-
1.964, 1.968; Buenos Aires 1, Chile 165) que contiene información de licencias
separada del resto en algún momento de su trámite. La dificultad de su localiza-
ción es mayor, encontrándose dispersa entre presupuestos, expedientes y registros
de embarcaciones, flotas y armadas.
En resumen, la documentación de las secciones de Gobierno/Audiencias
y de Contratación es complementaria: por un lado nos encontraremos las licen-
cias de pase que expide el Consejo y la Secretaría de Estado y por otro el expe-
diente de tramitación de su embarque. Usando los catálogos disponibles del Ar-
chivo encontraremos muchas referencias de pasajeros cuyos nombres se encuen-
tran en ambas secciones.
Por último, tenemos que referirnos a la documentación generada por los
Juzgados de Arribadas en su función de control del tráfico de mercancías, pasaje
y tripulación a bordo de los buques entrantes y salientes en el puerto de su juris-
dicción. Como se indicó arriba, a partir de la promulgación de la Ley de Libre
Comercio, serán las autoridades portuarias y las compañías navieras responsables
del flete las que deban presentar un registro comercial de su carga y un listado de
pasajeros, cuya exactitud se comprobaba con una inspección a las bodegas que
realizaba el propio juez o un oficial encargado. Todo ello era remitido por el Juez
al Consejo o a la Secretaría de Estado y del Despacho. Estas comunicaciones se
conservan en el Archivo General de Indias, en la sección de Gobierno, en la de
Consulados y en la de Correos, como ha señalado Ana María Martínez para el
caso de los emigrantes salidos del puerto de la Coruña en el siglo XVIII (MARTÍ-
NEZ DE SANCHEZ 1992). Propiamente, la sección llamada “Arribadas” co-
rresponde únicamente a la documentación producida por el Juzgado de Cádiz, ya
que durante el periodo de monopolio gaditano los cargos de Presidente de la Casa
y Juez de Arribadas se concentraban en una sólo persona. Deben consultarse las
series relativas a los Títulos e Informes de Jueces entre 1634 y 1818 o sus series
de Órdenes, correspondencia y expedientes entre 1761 y 1845. Así, por ejemplo:
ES.41091.AGI/16407.204// ARRIBADAS,S.5: “Ordenes e informes remitidos
por la secretaría de Estado competente al juzgado de arribadas de Cádiz sobre li-
cencias de embarco. Legajos: 105 (1809-1810); 209 A y B (1809-1812) y 215
(1812-1814); ES.41091.AGI/16407.209// ARRIBADAS,S.10: Ordenes, oficios y
comunicaciones de la secretaría de Estado competente al juzgado de arribadas de
Cádiz sobre permisos de registros. Legajos: 127A-129 (1763-1815); ES.41091.AGI
/16407.211//ARRIBADAS, S.12: Ordenes, oficios y comunicaciones sobre li-
cencias de embarco; ES.41091.AGI/16407.222//ARRIBADAS, S.23: Expedien-
tes relativos al despacho de licencias de embarco; etc.
Además del Archivo General de Indias, también es precisa la consulta
de otros fondos que proporcionan información insustituible en la mayoría de
los casos.

Éxodos y documentos 35
- Los documentos notariales son una fuente prácticamente inagotable de
datos que podemos extraer de las escrituras de compraventa o contrata-
ción de servicios, disposiciones testamentarias, fundación de obras pías y
patronatos, creación de empresas industriales y compañías comerciales,
etc. Así se ha estudiado, entre otros, el caso de los protocolos gallegos
(GONZÁLEZ LOPO 1990) o canarios (LOBO CABRERA 1991), de Ba-
dajoz (MARCOS ÁLVAREZ 2001 y 2002) o de Trujillo (SÁNCHEZ RU-
BIO 1991); o el caso de los testamentos cántabros (RODRIGUEZ VI-
CENTE 1978) y los bienes de difuntos (PÉREZ-AÍNSUA MÉNDEZ
2002). Uno de los fondos notariales más relevantes para el estudio de los
pasajeros a Indias lo conserva el Archivo Histórico Provincial de Sevilla.
Son abundantes las escrituras de personas que antes de cruzar a América,
incluso ilegalmente, arreglaban ante un notario cercano algún asunto de
importancia, quedando esta información como único testimonio de su
pase. Existe un catálogo de los documentos relacionados con América en
los protocolos notariales sevillanos de los siglos XV y XVI comenzado a
publicar en 1930 y del que hasta hoy se han editado siete tomos en la Co-
lección de Documentos Inéditos para la Historia de Hispano-América
(Catálogo… 1930-1935; Catálogo… 1937-1990).
- Los archivos de concejos y ayuntamientos también poseen información
sobre la emigración americana (GOZÁLVEZ ESCOBAR 1981; MARTÍ-
NEZ RODRIGUEZ 1990 y PEREIRA IGLESIAS 1991) contenida, por
ejemplo, en padrones (ECHEGARAY 1981) o censos (EIRAS ROEL
1989b).
- Los archivos parroquiales, igualmente, pueden suministrar datos demo-
gráficos personales a tener muy en cuenta: los libros de bautizos defuncio-
nes y matrimonios, tal como se ha apuntado para el caso gallego (RO-
DRIGUEZ FERREIRO 1989 y GONZÁLEZ LOPO 1990) o canario
(GUANCHE PÉREZ 1993)
También deben consultarse las fuentes primarias legales, (KONETZKE
1945b). En general no debe dejar de acudirse a las colecciones de época que re-
cogen las disposiciones legales indianas incluyendo la relativa a los pasajeros: la
Recopilación de leyes de los Reynos de las Indias, publicada por primera vez en 1681,
bajo el reinado de Carlos II, recoge más de seis mil cédulas y provisiones en nue-
ve libros. El Centro de Estudios Políticos y Constitucionales se ha hecho cargo
de la última edición como reproducción facsimilar en 1998 (Recopilación…
1998). También es imprescindible el recurso a las recopilaciones comentadas de
juristas de la época a modo de prontuarios o diccionarios de legislación, el Norte
de la contratación de las Indias occidentales de José de Veitia (VEITIA LINAJE
1672), de uso obligado por los americanistas, o la Política Indiana de Juan de So-
lórzano, el jurista indiano más prestigioso, autor del Indiarum Iure, oidor en la

36 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


Audiencia de Lima y más tarde consejero de Indias. La última reedición de la Po-
lítica fue prologada por Francisco Tomás y Valiente (SOLÓRZANO PEREIRA
1648). Posterior en el tiempo es el Diccionario de Gobierno y Legislación de Indias
del jurista panameño Manuel José de Ayala dedicado hasta su muerte en 1805 a
compilar todas las leyes indianas. Marta Milagros del Vas fue la responsable de
una nueva edición comentada en once volúmenes del Diccionario en 1993 (VAS
MINGO 1993). Por último, los cedularios del Archivo General de Indias entre
1679 y 1724 han sido catalogados y comentados por Antonio Muro Orejón
(MURO OREJÓN, 1956-1978).
Otra opción rápida de consulta es el acceso a la base de datos en línea Le-
gislación Histórica de España, proyecto de la Universidad Autónoma de Madrid y
de la Subdirección de los Archivos Estatales dirigido por Miguel Artola para la
recopilación sistemática de toda la legislación promulgada en España desde los
códigos góticos hasta llegar las Cortes de Cádiz <http://www.mcu.es/archivos/
lhe/index.html> [Consulta: 21 octubre 2006].
Precisamente en Internet podemos encontrar crecientes recursos de in-
formación sobre el tema además del portal AER ya citado, con bases de datos en
línea de fuentes bibliográficas y documentales, artículos, digitalizaciones de obras
clásicas y de monografías modernas.
Sin ánimo de exhaustividad, pueden citarse la página creada por el Consejo
Español de Estudios Iberoamericanos y la Red Europea de Documentación e Infor-
mación sobre América Latina <http://www.americanismo.es> [Consulta: 21 octubre
2006]; o la de la Asociación de Demografía Histórica <http://www.adeh.org> [Con-
sulta: 21 octubre 2006], ambas con acceso a bases de datos bibliográficas en línea.
Acerca de bibliografía digitalizada podemos acceder a las páginas de la Bi-
blioteca Cervantes Virtual <http://www.cervantesvirtual.com> [Consulta: 21 de
octubre] construida por la Universidad de Alicante y el Grupo Santander y que,
entre otros, posee una lista de enlaces a páginas con más digitalizaciones de obras
americanas <http://www.cervantesvirtual.com/portal/patrimonio/enlaces.shtml>
[Consulta: 21 de octubre]
La Universidad Complutense también posee una biblioteca digital accesi-
ble a través de su catalogo Dioscórides y seguirá creciendo por medio de un acuer-
do con el buscador Google <http://www.ucm.es/BUCM/buscar/6078.php> [con-
sulta: 21 octubre 2006]
La Academia Americana de Hispanistas Medievalistas (American Academy
of Research Historians of Medieval Spain) posee en su página <http:// libro.uca.edu>
varias decenas de libros a texto completo, entre ellos el de Ida Altman, Emigrants
and Society: Extremadura and America in the Sixteenth Century, Berkeley, 1989:
<http://libro.uca.edu/emigrants/emigrants.htm> [consulta: 21 de agosto].
La Universidad de las Palmas también ha creado la página Memoria Digi-
tal de las Palmas donde pueden descargarse publicaciones, entre ellas los Colo-

Éxodos y documentos 37
quios de Historia Canario-americana, citados en bibliografía <http://bdigital.
ulpgc.es/mdc> [Consulta: 21 octubre 2006].
Los genealogistas cubanos han construido un directorio de recursos en su
página <http://www.cubagenweb.org/pass.htm> [consulta: 21 de agosto 2006].
Por su parte el consejo de Cultura Gallega posee la página Arquivo da emigración
galega en Internet <http://www.consellodacultura.org/arquivos/aeg/index.php>
[Consulta: 21 octubre 2006] y ha colocado en línea bibliografías y artículos a tex-
tos completo.
Estos artículos son fácilmente localizables con un buscador. Por ejemplo,
los artículos de la pagina Artehistoria http://www.artehistoria.com/histesp/contex-
tos/6711.htm [consulta: 21 de octubre], el weblog de Manuel Lucena Salmoral
<http://www.almendron.com/ historia/moderna/flota_indias/flota_00.htm> [con-
sulta: 21 de octubre]; o los de Manuel Hernández González y Miguel Hernández
sobre emigración canaria: HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel: “La emigración
canaria a América a través de la historia” [en línea] <http://www.educa.rcana-
ria.es/culturacanaria/emigracion/La_emigracion_ canaria.htm> [Consulta: 26
agosto 2006] o de HERNÁNDEZ, Miguel: “Passengers to Puerto Rico, 1567-
1577” [en línea]<http://www.rootsweb.com/~prhgs/pass1567.htm?o_xid=00
28727949&o_lid=0028727949> [Consulta: 26 agosto 2006], etc.

5. Un tema de investigación
Los primeros estudios que se realizaron sobre la emigración española a Indias, a
finales del XIX, buscaban conocer las vivencias personales de los emigrantes an-
tes que su cuantificación demográfica o su cualificación sociológica. Como hemos
visto, las fuentes del Archivo de Indias contienen prolijas descripciones perso-
nales y familiares que permitían caracterizar a los emigrantes mucho más allá de
sus edades, procedencias o profesiones.
Así, por ejemplo, la historiadora norteamericana Alice Gould publicó en
1925 un estudio biográfico sobre la marinería de los viajes colombinos (GOULD
1984) [en línea en <cervantesvirtual.com>]. Evidentemente, de la mayoría de los
tripulantes apenas consigue apuntar mínimas coordenadas vitales pero tal esfuer-
zo indica un deseo de esclarecimiento anecdótico de las circunstancias de los
emigrantes, ya fuera un poderoso virrey o un humilde artesano –por encima de
mediciones demográficas o sociológicas– que se prolongará durante toda la pri-
mera mitad del XX. El Archivo General de Indias no fue ajeno a esa demanda:
como hemos visto, su catálogo más renombrado pretendía auxiliar al investiga-
dor en la búsqueda de esta información.
Por entonces, el análisis cuantitativo de los pobladores españoles había
sido objeto casi exclusivo de la filología, interesada en contrastar dos de sus teo-
rías sobre las modalidades lingüísticas del castellano en América: las tesis de la

38 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


“hidalguización” y la del “andalucismo”. Según la primera de ellas, explicada su-
ficientemente por el filólogo venezolano Angel Rosenblat (ROSENBLAT 1964),
el mayor nivel cultural medio de los contingentes llegados a América –en los que
la proporción de miembros de la baja nobleza y de clérigos habría sido mayor que
en la Península– provocó la adopción de ciertos giros y expresiones propias. La
segunda de ellas, rebatida en aquellos momentos por especialistas como Amado
Alonso (ALONSO 1935 y 1953), trataba de dilucidar el origen andaluz o no de
la mayoría de los nuevos pobladores americanos. Las diversas posturas a favor o
en contra siempre se basaban en hipótesis apriorísticas que no cimentaban sus
afirmaciones con el análisis de las fuentes pertinentes.
El estadounidense Peter Boyd-Bowman es el primero en realizar un estu-
dio exhaustivo y sistemático de las fuentes para obtener conclusiones científicas
más allá de las conjeturas de los filólogos. Apoyado en los Expedientes de Infor-
maciones y Licencias y en los Libros de Asientos de Pasajeros realizará un minu-
cioso estudio de todo el siglo XVI (BOYD-BOWMAN 1956, 1963, 1967, 1974,
1976b y 1976c). Al final de sus investigaciones había logrado identificar, a partir
de los 15.480 registrados oficialmente, el origen geográfico de 54.881 emigrantes
españoles del siglo XVI (BOYD-BOWMAN 1985), demostrando su origen ma-
yoritariamente andaluz y, concretamente, sevillano. Además, concluyó que los
registros oficiales sólo recogían una pequeña parte del total de la población emi-
grada en el XVI, de forma ilegal en su mayoría.
En la década de los sesenta se aplicarán los postulados de la geobiografía,
siguiendo la corriente de Boyd-Bowan, tomando elementos de la historia, la de-
mografía, la geografía y la sociología: como los de Magnus Mörner (MORNER
1991 y 1992), autor también de los estados de la cuestión y bibliografías más
completos hasta aquel momento (MÖRNER 1975, 1976a, 1976b).
La década de los ochenta presencia el auge de la Historia de las Mentali-
dades en España e Iberoamérica centrándose en temas como la familia, la margi-
nalidad, la actitud hacia la muerte, la cultura popular etc. Las “cartas de llama-
da” van a ser en esta ocasión las piezas más estudiadas por su carácter íntimo y el
color de sus descripciones. Los principales estudios serán los de Enrique Otte
(OTTE 1988) Isabelo Macías y Francisco Morales Padrón (MACÍAS DOMÍN-
GUEZ; MORALES PADRÓN 1991), aunque también existan perspectivas lo-
cales para el caso canario (GONZALEZ DE CHÁVEZ 1985) o el de los asenta-
dos en Cuba (PÉREZ MURILLO 1988 y 1999).
Las celebraciones del Quinto Centenario del Descubrimiento de Améri-
ca coinciden con la implantación de las bases de datos automatizadas en el Ar-
chivo de Indias como método de consulta principal. Ambos factores facilitaron
el aumento de las publicaciones sobre temas americanistas: la mayoría de las
obras recogidas en la última parte de este artículo se publicaron en el lustro
1989-1994.

Éxodos y documentos 39
Actualmente, la puesta en línea de estas bases de datos junto con sus imá-
genes asociadas en la pagina AER/PARES ha propiciado el asentamiento de un
tipo de estudios sobre fuentes, más anecdóticos que analíticos, apoyándose en la
facilidad de recabar datos temáticos muy concretos en apenas varias búsquedas.
Para el caso andaluz existen muchos ejemplos: BASALLOTE MUÑOZ 1996,
1997a, 1997b; DÍAZ-TRECHUELO SPINOLA 1981, 1983, 1994; CANTERLA
Y MARTÍN DE TOVAR 1985a y 1985b, MARTÍNEZ GÁLVEZ; MEDINA
RODRÍGUEZ 1994, GARCIA Y GARCIA 1975; GARCÍA ABÁSOLO 1990
y 1992b; GARCÍA LÓPEZ 1993; NUEVO ABALOS 1999. Para el caso extre-
meño: PELEGRÍ PEDROSA 1993, GARRAIN VILLA 1992, GIL SOTO 2000,
SÁNCHEZ SANS y ROMERO CABOT 1990. Por otro lado se han elaborado
diversos catálogos de pasajeros más exhaustivos, por regiones: de vascos, registra-
dos en el Archivo de Indias (GARMENDIA ARRUEBARRENA 1990 y 1998)
o en el Archivo de Protocolos de Sevilla (GARMENDIA ARRUEBARRENA
1993); navarros (IDOATE EZQUIETA 1989); extremeños (PEREIRA IGLE-
SIAS; RODRIGUEZ CANCHO 1991) y murcianos (PROVENCIO GARRI-
GOS 1993).
Actualmente, la documentación sobre Pasajeros sigue siendo una de los
más solicitadas en el Archivo General de Indias por investigadores presenciales
o no, debido al auge de la genealogía diletante entre los nuevos usuarios de ar-
chivos.

Bibliografía
La emigración canaria es la que posee una bibliografía más abundante debida en-
tre otros a Julio Hernández García o Manuel Hernández González. Los estudios
de conjunto se deben a este último (HERNÁNDEZ GONZÁLEZ 1995 y 1996)
y a Antonio Macías (MACIAS HERNANDEZ 1992). Existen monografías de-
dicadas a la emigración a Texas (CURBELO FUENTES 1992), Cuba (CABRE-
RA DÉNIZ 1996) y Venezuela (HERNÁNDEZ GONZÁLEZ 1999). Existen
además numerosos artículos que se aproximan al tema de forma general (PAR-
SONS 1983) o bien analizan la cuestión por etapas cronológicas (HERNANDEZ
GARCIA 1976, 1979 y 1992, BORGES JACINTO DEL CASTILLO 1977,
TORNERO TINAJERO 1980, FARIÑA GONZALEZ 1991, SANTANA GO-
DOY 1987, MACÍAS HERNÁNDEZ 1991), composición social de la misma
(ACOSTA RODRIGUEZ 1976, BORGES JACINTO DEL CASTILLO 1980,
HERNÁNDEZ GONZÁLEZ 1991, PAZ 1993), regiones de origen (BORGES
JACINTO DEL CASTILLO 1977, TORRES SANTANA 1991) y regiones de
destino (HERNÁNDEZ ACOSTA 1964, ROSA OLIVERA 1976, MARTÍNEZ
DÍAZ 1978, BELLOTO 1982, MUSSO AMBROSI 1982, GUTIERREZ ESCU-
DERO 1987, HERNANDEZ GARCIA y HERNÁNDEZ GONZÁLEZ 1990).

40 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


Con respecto a la emigración andaluza tenemos estudios para los siglos
XVII y XVIII (DÍAZ-TRECHUELO SPINOLA 1990) y para los siglos XIX y XX
(MATEO AVILÉS 1993, GONZALEZ MARTINEZ y NARANJO OROVIO
1987). Para el XVI existen estudios particulares, como el de los asentados en
Nueva España (DÍAZ-TRECHUELO SPINOLA 1992) y aproximaciones más
generales (SOLANO Y PEREZ-LILLA 1982)
Sobre la emigración extremeña, el estudio más conocido –además de las
obras de Publio Hurtado (HURTADO 1992) y Rocío Sánchez (SÁNCHEZ RU-
BIO 1993)– es el de Ida Almant, dedicado al siglo XVI (ALTMAN 1992); En-
carnación Lemus también dedicó un artículo general al tema (LEMUS 1992).
Respecto a la emigración de las dos Castillas, la obra de María del Carmen Mar-
tínez, analiza en dos volúmenes la emigración procedente de Castilla-León entre 1517
y 1700 (MARTÍNEZ MARTÍNEZ 1993), mientras que Nuria Tabanera se centra en
Castilla-la Mancha (TABANERA 1992). Otro artículo: RUBIO DURAN 1991
Mas al Norte, los estudios más extensos sobre la emigración asturiana son
los de Rafael Anes (ANES ÁLVAREZ 1993) y Guillermo Ojeda con Jose Luis
Miguel (OJEDA; MIGUEL 1985), éste último dedicada a la gran emigración de-
cimonónica y del primer tercio del siglo XX. Otros artículos: ANSON CALVO
1991 y MORALES SARO 1992. Para el caso de los cántabros poseemos aproxi-
maciones parciales sobre los emigrados al área del Río de la Plata (JAÚREGUI
RUEDA 1978) y México (ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE 1978).
Sobre la emigración de origen gallego se ha publicado una Historia da emi-
gración galega a América (VILLARES; FERNÁNDEZ 1996), además del estudio
general de Jesús de Juana y Xavier Castro (JUANA; CASTRO 1990) y una mo-
nografía dedicada a la emigración a Cuba durante el siglo XX (NARANJO
OROVIO 1998). Otros artículos: ANTE FELEZ 1989, EIRAS ROEL 1989a,
MÁRQUEZ MACÍAS 1989, REY CASTELAO y TURNES MENJUTO 1989,
EIRAS ROEL 1991b y CAGIAO 1992).
La bibliografía sobre la inmigración vasca y navarra es amplia: la obra
magna es la de Segundo de Ispizua, con su Historia de los vascos en el descubri-
miento, conquista y civilización de América, escrita en seis volúmenes entre 1914 y
1919 (ISPIZUA 1914-1919). Hasta hoy otros estudios se suceden, enfocando la
cuestión de forma general en diversas épocas (LAFARGA LOZANO 1973, MA-
CÍAS DOMÍNGUEZ 1985, GARCÍA FUENTES 1991, AZCONA PASTOR
1992a, DUPLÁ ANSUÁTEGUI 1992 y FERNÁNDEZ DE PINEDO 1993) o
centrándose en la emigración por regiones: Cuba (ARROZARENA 2003), Puer-
to Rico (SONESSON 2003) Argentina y Uruguay (AZCONA PASTOR 1992b
y SIEGRIST URQUIZA DE GENTILE 1992). Concretamente sobre la emigra-
ción navarra, el estudio más amplio es el de Jose Miguel Aramburu (ARAMBU-
RU ZUDAIRE 1999). Otro articulo: VÁZQUEZ DE PRADA; USANÁRIZ
GARAYOA 1992.

Éxodos y documentos 41
Sobre la emigración de riojanos existe el artículo de Joaquín Giró (GIRÓ 1992)
Sobre la emigración procedente de la Corona de Aragón poseemos varios
artículos (HERNÁNDEZ 1992, MALUQUER DE MOTES 1992a, YÁÑEZ GA-
LLARDO 1991 y MARTÍNEZ SHAW 1992) aunque sólo dos estudios amplios,
de cronología complementaria, los de Josep Bernades (BERNADES 1991) y Cé-
sar Yánez (YÁÑEZ GALLARDO 1996). Para la emigración aragonesa y balear
poseemos los artículos de Eloy Fernández (FERNANDEZ CLEMENTE 1992) y
de Sebastiá Serra (SERRA 1992) respectivamente.
También puede hacerse un acercamiento temático a la bibliografía exis-
tente. Así, la emigración clandestina ha sido analizada para el caso vasco (LAZA
ZERON 1992) o canario (DÍAZ-TRECHUELO SPINOLA 1977). La emigra-
ción a través del alistamiento en el ejército: en el caso de los andaluces (MAR-
CHENA FERNÁNDEZ 1981 y 1985), de los gallegos (MARTÍN REBOLO
1989) y de los castellanos (BLANCO RODRÍGUEZ 1996). En varios artículos
se han resaltado aspectos concretos relacionados con el comercio catalán (DEL-
GADO RIBAS 1982 y TORNERO TINAJERO 1992) o gallego (ALONSO
ALVÁREZ 1987 y GOMEZ CANEDO 1991). La emigración familiar: andaluza
en el XVI (DÍAZ-TRECHUELO SPINOLA 1991), extremeña (RODRIGUEZ
SANCHEZ 1990 y HERNÁNDEZ BERMEJO 1991) o canaria (ROSA OLIVE-
RA 1977). Las causas y consecuencias de la emigración se han analizado para el
caso andaluz (MÁRQUEZ MACÍAS; GONZALEZ 1992), asturiano (BARREI-
RO MALLÓN 1991), cántabro (LANZA GARCIA 1991), vasco (VÁZQUEZ
DE PRADA; AMORES CARREDANO 1991), extremeño (CARDALLIA-
GUET QUIRANT 1978) y gallego (EIRAS ROEL 1989c). Sobre extranjeros,
entre otros (CARMAGNANI 1982) para el caso italiano y (SUÁREZ MORE-
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70 José Antonio Sainz Varela > Los Pasarejos a Indias


studia
BEATRIZ CONTRERAS GÓMEZ, JAVIER DÍEZ LLAMAZARES Y MARÍA TERESA PIRIS PEÑA

Fuentes documentales
para el estudio de los movimientos
migratorios en el Archivo General
de la Administración de Alcalá
de Henares (Madrid)

Introducción

Perspectiva y metodología
El presente trabajo pretende ofrecer una visión de una manera lo más breve o es-
quemática posible del conjunto de fuentes documentales que pueden resultar de
interés para el estudio de los movimientos migratorios tanto desde España al ex-
tranjero como viceversa.
Dadas las características que actualmente confluyen en los fondos deposi-
tados en el Archivo General de la Administración (AGA)1 de Alcalá de Hena-
res (Madrid), obviamente nos referiremos no ya sólo a aquellas fuentes que nos
permitirán el estudio de estos movimientos a lo largo del siglo pasado, sino tam-
bién a otras que nos facilitarán el análisis de las migraciones a lo largo de casi todo
el s. XIX. Por ello, no pretendemos ofrecer una visión exhaustiva y sistemática de
todas las fuentes documentales existentes en este archivo que pudieran ofrecer da-
tos relevantes para un mayor conocimiento o estudio de las migraciones, sino pre-
sentar una orientación general de aquellos fondos y series de mayor interés, con
ejemplos de cada uno. No obstante, debemos advertir que, en algunos casos, des-
cendemos a un nivel de descripción muy pormenorizado, mientras que en otros
hemos dado referencias muy generales. Todo ello depende, principalmente, de
cómo llegó la documentación y del estado descriptivo de la misma.

Beatriz Contreras Gómez [[email protected]]


Javier Díez Llamazares [[email protected]]
María Teresa Piris Peña [[email protected]]
Archiveros del Estado

TABULA, Número 9, 2006, pp. 73-118


En cuanto a la accesibilidad, algunas fuentes son de carácter restringido
–en cumplimiento de lo dispuesto en la legislación de patrimonio histórico vi-
gente– por contener datos sensibles de personas o referentes a la seguridad del Es-
tado. De ahí que, algunas de las referencias consignadas en el presente trabajo
puedan no ser de libre consulta.
En el campo de las fuentes documentales podemos establecer, a la hora de
clasificarlas, dos tipos fundamentales:
a) Las fuentes directas (p.ej. censos electorales, padrones, pasaportes, etc.), es
decir, aquéllas que nos proporcionan un conocimiento del tema en cuestión por
sí mismas, dado que son fruto del desarrollo histórico, administrativo y/o institu-
cional del mismo.
b) Las fuentes indirectas, es decir, aquéllas que de manera tangencial pue-
den servirnos para un conocimiento indirecto del tema en cuestión, pero que no
son fruto del desarrollo histórico, administrativo y/o institucional del mismo.
Por lo que respecta a esto, a lo largo de este trabajo se citarán, principal-
mente, fuentes directas, sin descartar aquellas otras indirectas que pudieran tener
alguna relevancia. Entre las fuentes de carácter indirecto, podemos encontrarnos
en múltiples ocasiones con un abanico muy amplio que puede posibilitar un aná-
lisis más detallado de un movimiento migratorio: así, por ejemplo, existen algu-
nas series documentales (expedientes personales de becarios2 o expedientes de trami-
tación de becas3 ) dentro del fondo del Ministerio de la Presidencia que pueden
permitirnos conocer la entrada y salida de España de colectivos humanos como
los estudiantes.
Finalmente, hemos de destacar, en cuanto a la estructuración seguida en
este trabajo, que hemos optado por una inserción de las fuentes documentales
dentro del contexto general de las migraciones, según la bibliografía especializa-
da. De ahí que hayamos querido dividir estas fuentes en tres grandes grupos:
a) Las fuentes relativas a las migraciones al exterior por parte de españo-
les. Dentro de este grupo, diferenciamos entre aquéllas que obedecen a condicio-
nantes económico-sociales y aquellas otras de tipo político, fruto de la Guerra Ci-
vil y del establecimiento de la dictadura franquista.
Asimismo, distinguimos, en lo que respecta a las migraciones por motivos
económico-sociales, entre las que se producen hasta 1940 y las que tienen lugar
a posteriori. Esta última división no obedece a criterios arbitrarios o a una mera
cuestión procedimental, sino a unos movimientos migratorios netamente dife-
renciados tanto en su impulso como en su desarrollo.
b) Las fuentes relativas a las migraciones internas del campo a la ciudad.
c) Las fuentes relativas a la inmigración, es decir, los movimientos de per-
sonas extranjeras hacia España.

74 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
Caracteres generales de los movimientos migratorios
A la hora de establecer las características generales que presentan los movimien-
tos migratorios, hemos de distinguir, a grandes rasgos, entre (MILES, 1992, 9):
a) Migraciones por motivos económico-sociales, cuyos objetivos son el in-
tercambio de fuerza de trabajo por un salario. Así, podemos destacar dentro de
este grupo (PORTES, 1992, 20) algunos sistemas de migración laboral (POR-
TES, 1992, 21) como: la migración desde antiguas colonias o el sistema del “tra-
bajador invitado” (éste basado en un esfuerzo consciente de captación de mano
de obra por parte de los Estados receptores).
b) Migraciones protagonizadas por refugiados. Dentro de este grupo, pode-
mos incluir todos aquellos flujos humanos que tienen su trasfondo en salidas de los
países de origen por motivos políticos, religiosos o culturales, es decir, aquéllas que
se producen como fruto de la conculcación de derechos humanos fundamentales.
En general, se puede destacar que las formas de penetración externa que
han favorecido los movimientos migratorios contemporáneos han sido: la coer-
ción física (entendida como esclavitud), el aliciente económico y la transforma-
ción gradual de los patrones culturales (debido a la influencia cultural ejercida so-
bre las sociedades de origen de estos movimientos por las sociedades receptoras).
Aparentemente, los movimientos migratorios provienen de una serie de
decisiones económicas “racionales”. Sin embargo, el origen radica en la historia
del anterior contacto económico y político, y en las asimetrías de poder entre na-
ciones emisoras y receptoras (PORTES, 1992, 22). Además, la experiencia migra-
toria del individuo y de sus allegados explica el carácter autónomo del flujo mi-
gratorio, así como la selección de los destinos. De esta manera, los contactos en el
espacio, los “lazos familiares” y la nueva información e intereses que con todo ello
se promueve suponen, en muchas ocasiones, tanta importancia como el posible
beneficio económico (PORTES, 1992, 24)
Por ello, tal y como señala Blanca Sánchez Alonso (SÁNCHEZ ALON-
SO, 1995), no siempre algunos factores que se han tenido como causantes tradi-
cionales de estos movimientos son tan determinantes (p.ej. el atraso agrario, la
presión demográfica, etc.).
Finalmente, no se pueden obviar, como otros factores (PORTES, 1992,
27) que influyen en estos flujos, los diferentes contextos de acogida que se pue-
den dar: una baja receptividad, una inmigración permitida pero activamente
alentada y una acogida favorable por parte de los Gobiernos receptores.

Contexto histórico-institucional para el conocimiento de algunas fuen-


tes documentales (VILAR, 1999)
La regulación legal de las cuestiones migratorias fue bastante parca a lo largo del
s. XIX, pues, salvo la Ley de 24 de noviembre de 1849 (Ley Pidal) y el Convenio
franco-español de 7 de enero de 1862 (regulador del flujo migratorio hacia las po-

Éxodos y documentos 75
sesiones francesas del norte de África), no existió otra normativa reguladora. Es
más, hay que señalar que estas normas legales decimonónicas se caracterizaron
por ser muy restrictivas en cuanto a permitir la salida de flujos humanos4. Ade-
más, esta falta aparente de interés por las cuestiones migratorias se refleja en que
hasta el comienzo de la década de 1880 las únicas estadísticas oficiales sobre mi-
graciones se limitaban a algunos datos que aparecían en los libros de levantamien-
to de vecindad de algunos Ayuntamientos y en los recuentos facilitados por los
cónsules acreditados en los puertos de destino.
No sería hasta los sucesos de Saïda (Argelia) de 1881, que costaron la vida
a más de 100 jornaleros españoles, cuando se comenzase a tomar conciencia de
la necesidad de unas estadísticas oficiales. A consecuencia de esto, se creó el Ne-
gociado de Migraciones dentro del Instituto Geográfico y Estadístico, que de-
pendía del Ministerio de Fomento (hasta 1886, aunque realmente perduró hasta
1900) y, después, del Ministerio de Obras Públicas, Agricultura, Industria y Co-
mercio. Este instituto fue el pionero en la elaboración de una estadística oficial
de movimientos migratorios a partir de 1882 (“Estadística de la Emigración e In-
migración de España”), que, aunque basada en datos portuarios defectuosos, fue el
primer instrumento realmente completo que existió para el estudio de estos flu-
jos. En 1912, pasaría a denominarse, adecuándose en este sentido mejor a su ca-
rácter y alcance, como “Estadística de Pasajeros por Mar”. Sin embargo, no sería
hasta 1909, cuando el recién nacido Consejo Superior de Emigración comenza-
ría a publicar unas estadísticas con unos criterios más perfeccionados. No obs-
tante, es destacable que, desde finales del s. XIX y hasta las primeras décadas del
s. XX, las estadísticas oficiales no contemplasen ni considerasen otros tipos de
movimientos migratorios que el de las emigraciones transoceánicas.
Ya en el s. XX, los hitos legislativos más importantes relativos a la regula-
ción del fenómeno migratorio fueron los siguientes:
a) La Ley de 21 de diciembre de 1907 y su Reglamento de 30 de noviembre
de 1908 establecieron una eficaz protección del emigrante, si lo comparamos con la
situación de la centuria anterior, que, sin embargo, se vio limitada a la obtención del
pasaje y la travesía; pero, sin tener en cuenta la asistencia en el país de acogida.
b) La Ley de 20 de diciembre de 1924 y otras muchas normas, sobre todo
de la década de 1950, contemplaron ya el aspecto asistencial en el país receptor.
c) Las Leyes de 22 de diciembre de 1960 y de 21 de julio de 1971 reforza-
ron la protección asistencial (social, educativa, etc.) del Estado sobre el emi-
grante y su familia en el punto de destino.
El análisis pormenorizado de la normativa reguladora, así como un estu-
dio de las fuentes documentales, nos revelan la diversidad de organismos públi-
cos que ostentaron competencias en materia de movimientos migratorios. Resul-
ta paradójico, como veremos algunas líneas más abajo, la coexistencia de dife-
rentes organismos oficiales que, en muchos casos (como sucedió durante el fran-

76 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
quismo), competían entre sí por el control no ya sólo de los flujos migratorios,
sino también de los propios emigrantes en sus países de destino. Dividiendo la
evolución histórica de este fenómeno en dos etapas, podemos señalar como al-
gunos de los órganos más relevantes los que a continuación se detallan:
a) Desde el s. XIX hasta 1939. Durante esta larga etapa podemos destacar:
Organismos que elaboraban estadísticas oficiales sobre emigración:
- Comisión de Estadística General del Reino (s. XIX).
- Instituto Geográfico y Estadístico, dependiente inicialmente del Ministe-
rio de Fomento y, posteriormente, del Ministerio de Obras Públicas, Agri-
cultura, Industria y Comercio.
Organismos que poseían competencias en materia de regulación de los flu-
jos migratorios:
- Consejo Superior de Emigración.
- Ministerio de Estado/Ministerio de Asuntos Exteriores, a través no sólo de
los diferentes organismos del Servicio Exterior (Viceconsulados, Consula-
dos, Consulados Generales, Agencias Diplomáticas, Representaciones Di-
plomáticas, Legaciones y Embajadas), sino también mediante la Inspec-
ción General de Emigración.
- Ministerio de Fomento. El Real Decreto de 21 de enero de 1911 dispuso
el pase de todo lo relativo a emigración a este ministerio.
- Ministerio de Trabajo, que, a través de las diversas unidades que existie-
ron con competencias en emigración, trató la vertiente más asistencial de
este fenómeno. En concreto, la Dirección General de Emigración asumió,
a partir de la creación de este ministerio en 1920, estas competencias.
- Ministerio de la Gobernación, que poseía competencias, a través de los Go-
biernos Civiles, en el control tanto de las migraciones internas españolas
como de la entrada y salida de individuos españoles y extranjeros de España.
b) Desde 1940 en adelante, la situación se complica llegando a momen-
tos en que hasta siete ministerios diferentes poseyeron diversas competencias en
materia de migraciones (entre los cuales se encontraban algunos de los arriba
mencionados). A este panorama, ya de por sí complejo, se añadieron diversos or-
ganismos del Movimiento Nacional que compitieron entre sí, así como con di-
versos ministerios, por el control de los flujos migratorios, debido a unas compe-
tencias mal definidas. Entre algunas de las nuevas instituciones que aparecen en
esta etapa, podemos destacar las siguientes:
- Instituto Español de Emigración, que se estableció con la finalidad de re-
glamentar todo lo relativo a la emigración y proteger a los emigrantes en
el extranjero. Fue creado por la Ley de 17 de julio de 1956 y se adscribió
a la Presidencia del Gobierno (aunque hacia 1958 pasaría a depender del
Ministerio de Trabajo). Este organismo estaba conectado con los Minis-
terios de Trabajo y de Asuntos Exteriores; sin embargo, la Delegación Na-

Éxodos y documentos 77
cional de Sindicatos pretendió asumir sus competencias. Estas disputas
competenciales se dirimirían a favor del instituto con la Ley de Bases de
la Emigración de 1961. No obstante, hay que reseñar que buena parte de
los cargos más relevantes de este órgano siguieron en manos de antiguos
dirigentes de la organización sindical franquista.
- Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, a través de la Dirección Gene-
ral de Ordenación de las Migraciones.
- Delegación Nacional de Sindicatos, que tenía las competencias sobre las
migraciones internas desde 1943; pero, que pretendió y ejerció también fun-
ciones sobre las migraciones externas mediante unidades como los Servicios
de Encuadramiento y Colocación y las Agregadurías Laborales. Estos últi-
mos eran órganos sindicales existentes en las representaciones diplomáticas
en los países de mayor emigración española que: proporcionaban protec-
ción, prestaban asesoramiento jurídico y actuaban de comisarías políticas
encargadas de velar por la “pureza ideológica” y por la no injerencia de co-
rrientes antifranquistas entre los grupos de emigrantes españoles.
- Delegación Nacional del Servicio Exterior. Bajo su responsabilidad estu-
vieron los “Hogares Españoles” (desarrollados fundamentalmente en los
países iberoamericanos) que, so pretextos socio-culturales de apoyo a los
emigrantes, fueron verdaderos focos de encuadramiento político de los
emigrados. Estas instituciones se transformarían en 1960 en los “Hogares
de Emigración” para ajustarlos a la diferente realidad de la emigración es-
pañola a Europa, más necesitada de protección, asistencia y asesoramiento
legal. Posteriormente, servirían de origen para el nacimiento de las Casas
de España, que fueron centros de asistencia jurídica, cultural y lúdica para
los emigrantes, y que estaban sostenidas por el Gobierno español y estre-
chamente conectadas con las respectivas representaciones diplomáticas y
con los Institutos de España (organismos encargados tanto de la educación
de los hijos de los emigrantes como de la difusión de la cultura española).
En este sentido, resulta interesante el contraste con las casas regionales es-
pañolas en Iberoamérica, que eran centros culturales, benéficos y asisten-
ciales sostenidos por grupos de emigrantes de manera privada.
Finalmente, no podemos olvidar otras instituciones que, aunque docu-
mentalmente en muchos casos sólo hagan referencia a cuestiones que aparente-
mente no permiten conocer de forma directa las migraciones, podrían ser impor-
tantes para analizar movimientos humanos como los producidos dentro de Espa-
ña. En este sentido, señalamos instituciones como el Instituto Nacional de Co-
lonización que, aunque las fuentes existentes en el AGA incluyan preferente-
mente documentación relativa a cuestiones de tierras (p.ej. mejoras en las mis-
mas, establecimiento de riegos, etc.), podrían servirnos para estudiar algunos as-
pectos de las migraciones internas españolas.

78 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
Fuentes documentales para el estudio de las migraciones externas

Fuentes documentales para el estudio de las migraciones


por motivos económicos
Siglo XIX. Primera mitad del siglo XX
Dentro del fondo del Ministerio de la Gobernación, podemos encontrar algunas
series de interés, como:
a) Expedientes de extradición5. Esta serie puede ser relevante en tanto en cuanto
podemos analizar un tipo de movimiento migratorio como el de las personas que huyen
de un país para evitar la acción de la justicia.
b) Solicitudes de visados6.
c) Relaciones de refugiados7.
d) Memorias de Gobiernos Civiles, Diputaciones Provinciales y Ayuntamien-
tos8. Son interesantes porque pueden contener datos estadísticos sobre las emi-
graciones al exterior (especialmente, en aquellos casos de provincias que son
frontera o las que tienen salida marítima). Algunos IDDs que contienen esta se-
rie son: (08)001.003 (Memorias de Ayuntamientos, de 1937 a 1949), (08)001.004
(Memorias de Diputaciones Provinciales y de Gobiernos Civiles, de 1932 a 1943),
(08)003.002 (Memorias de Gobiernos Civiles, de 1934 a 1966), (08)011.011 (Me-
morias de Ayuntamientos y Diputaciones, de 1941 a 1979), (08)024.001 (Memorias
de Ayuntamientos, de 1932 a 1943) y (08)025.001 (Memorias de Ayuntamientos,
Diputaciones y Gobiernos Civiles, de 1937 a 1950).
e) Registro de asociaciones9. Puede ser interesante en el caso de que estuviera
censada alguna asociación de emigrantes formada tras su vuelta a España. Esto nos
puede servir para ver cómo se reflejó en la vida cotidiana de los mismos su regreso.
Dentro del fondo del Ministerio de Hacienda, debemos destacar el IDD –a
partir de ahora, nos referiremos también a los instrumentos de descripción bajo
estas siglas– (01)007.007, que contiene expedientes de clases pasivas de funcionarios
civiles de Ultramar10 (abarcando desde 1891 a 1943). Este IDD se completa con el
IDD (01)010.001, que es un fichero onomástico que permite acceder a esta do-
cumentación. Por último, señalamos que algunas de las series que podemos en-
contrar dentro de este instrumento de descripción son: repatriación de funcionarios
civiles11, cargas de justicia12, expedientes de personal13 o transporte de tropas14.
Dentro del fondo del Ministerio de la Presidencia, podemos encontrar al-
gunas series de interés, agrupadas por ciertos criterios temáticos, como:
a) Legislación. Bajo este epígrafe, aludiremos a las series donde se pueden
encontrar los originales de todas aquellas normas relativas a la emigración y po-
der seguir, de esta manera, incluso el trámite legislativo de las mismas. De mane-
ra general, podemos distinguir las siguientes series de relevancia:
- Leyes y decretos15. Por ejemplo, podemos encontrarlos dentro del IDD
(09)002.001, las cajas con signaturas de la 51/10356 a 51/10408, que abar-

Éxodos y documentos 79
can de 1823 a 1961; y, también, dentro del IDD (09)003.001, las cajas con
signaturas 51/00001 a 51/00140, con fechas extremas de 1802 a 1930.
- Reales Órdenes16. Por ejemplo, podemos encontrarlas dentro del IDD
(09)002.003, de la caja 51/04040 a 51/04042, que abarcan de 1844 a 1928.
b) Personal de la Administración Pública destinado fuera de España. Den-
tro de este epígrafe, podemos distinguir dos series fundamentales que pueden re-
sultar de interés para conocer el tipo de personal destinado en el extranjero.
Aunque puede resultar chocante la inclusión de este punto como una fuente, he-
mos considerado que el personal de la Administración destinado fuera de Espa-
ña no dejaba de ser en cierta medida un grupo de emigrados de forma temporal.
Estas series son:
- Expedientes personales17, que nos permiten conocer la trayectoria de indivi-
duos o grupos de individuos concretos (p.ej. dónde residieron en el ex-
tranjero, durante cuanto tiempo, etc.).
- Expedientes de clases pasivas de funcionarios. Así, por ejemplo, encontramos
ejemplos de esta serie dentro del IDD (09)002.008, en las cajas con sig-
naturas de la 51/00452 a 51/00454.
- Alcances18. Se trata de documentación relativa a alcances de soldados que
sirvieron en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, así como de algunos otros fun-
cionarios que estuvieron destinados en el extranjero. En general, hace refe-
rencia a algún tipo de indemnización otorgada por el Estado a todos aque-
llos que fueron repatriados o murieron durante las guerras que se sucedieron
antes de la pérdida de las últimas colonias americanas. La documentación
que aparece bajo esta serie es muy variada (p.ej. solicitudes, abonos, recla-
maciones, etc.). Asimismo, podemos destacar algunas instituciones a que
hace referencia esta serie, como son la Comisión Central de Repatriados de
Ultramar o la Junta de Repatriados de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
c) Prisioneros españoles en el extranjero, deportados, desterrados y repa-
triados. Aquí, hemos agrupado toda aquella documentación que hace referencia
a individuos de nacionalidad española que por causas judiciales fueron condena-
dos a prisión en alguno de los presidios existentes en las diferentes posesiones co-
loniales, deportados o desterrados por causas judiciales y/o políticas, o se convir-
tieron en prófugos o desertores para evitar la cárcel o el cumplimiento del servi-
cio militar. Asimismo, estarían incluidos todos aquellos que solicitaban ser repa-
triados por diferentes causas o que lo fueron como consecuencia de hechos his-
tóricos concretos (como es el caso de los soldados españoles que se encontraban
en las antiguas posesiones americanas tras el fin de la guerra de 1898). En con-
junto, nos encontramos ante un tipo de movimiento migratorio que podía ser
permanente o no, pero que desde luego presentó durante el período que analiza-
mos unas características claras y delimitadas. Veamos, pues, algunos grupos de se-
ries orientativas que pueden ser de interés:

80 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
- Solicitudes de organismos públicos o instituciones privadas sobre el destierro de
prisioneros españoles en el extranjero o de deportados19.
- Comunicaciones sobre desterrados, emigrados y deportados políticos20.
- Decretos sobre desterrados, emigrados y deportados políticos21.
- Reales Órdenes sobre desterrados, emigrados y deportados políticos22.
- Expedientes sobre desterrados, emigrados y deportados políticos23.
- Concesiones de créditos a deportados y desterrados24.
- Peticiones de fondos para repatriación de españoles25.
- Solicitudes de permisos de regreso a España de emigrados carlistas26.
- Pago de haberes a repatriados que residen ya en España27.
- Solicitudes de no conducción al extranjero de presos en cárceles españolas28.
- Solicitudes de indulto a presos en cárceles de las colonias29.
- Documentación relativa a internados (p.ej. gastos, reales órdenes, etc.)30.
- Solicitudes de repatriación de individuos y tropas que se encuentran en Ma-
rruecos31.
- Solicitudes de indemnización por evacuación de propiedades en Marruecos32.
- Documentación relativa a indultos (p.ej. solicitudes, reales órdenes, reales de-
cretos, telegramas, concesiones de indultos, etc.)33.
- Documentación diversa relativa a repatriaciones (p.ej. solicitudes de pasajes
para regresar a España, solicitudes de regreso o repatriación, solicitudes de
pago de haberes a soldados españoles repatriados, etc.)34.
d) Centros regionales, colonias de españoles y asociaciones de emigrantes en
el extranjero35. En este grupo, nos encontramos, de manera general, con series muy
delimitadas como pueden ser las de correspondencia, solicitudes (bien de servicios para
la comunidad emigrante en el país de destino, bien de mejoras en las zonas de Es-
paña de las que proceden) o remisiones de dinero por calamidades en España.
e) Relaciones de la Presidencia del Gobierno con el Servicio Exterior. La
relación permanente entre la Presidencia del Gobierno y los diferentes órganos
del Servicio Exterior dio lugar a algunas series documentales de interés que pue-
den proporcionarnos datos útiles sobre la emigración española al extranjero. En-
tre estas series, podemos destacar las siguientes:
- Traslados de comunicaciones36.
- Mociones de cónsules pidiendo distinciones para emigrantes o asociaciones de
emigrantes españoles37.
- Remisiones de comunicaciones sobre españoles residentes en el extranjero38.
- Notas de cónsules españoles sobre llegada a sus ciudades de emigrados españoles39.
- Solicitudes de pasaportes para viajar al extranjero por parte de particulares40.
- Libros registro de pasaportes expedidos por el Gobierno41.
f) Relaciones de la Presidencia del Gobierno con diferentes órganos de la
Administración Pública española. Dentro de este epígrafe, hemos agrupado algu-
nas de las series documentales que hacen relación al control de la emigración por

Éxodos y documentos 81
parte de diversos organismos de la Administración Central o de la Administra-
ción Periférica del Estado. Algunas de las series que se pueden localizar son:
- Peticiones de organismos públicos42.
- Remisiones de comunicaciones sobre llegada de emigrantes a España43.
- Memorias de Gobiernos Civiles44, que pueden contener datos estadísticos sobre
las emigraciones al exterior (especialmente, en aquellos casos de provincias
que son frontera con Portugal o Francia, o las que tienen salida marítima).
- Manifiestos de gobernadores civiles sobre la emigración en sus provincias
respectivas45.
- Peticiones y acuerdos de organismos oficiales sobre estancias de obreros en el ex-
tranjero y colocación de obreros pensionados en el extranjero46.
g) Congresos sobre emigración. Algunos ejemplos de documentos que ha-
cen referencia a la celebración de congresos sobre este tema pueden ser: Comu-
nicación del presidente del Congreso sobre Emigración referente a la próxima reunión
en que se pide la cooperación del Estado (1909). MINISTERIO DE LA PRESI-
DENCIA. SUBSECRETARÍA. IDD (09)002.008, Sig. 51/00027.
En resumen, recomendamos la revisión completa de los siguientes IDDs,
entre otros instrumentos de descripción relativos a este fondo: (09)002.008 (Fe-
chas extremas: 1771-1983; signaturas extremas: 51/00001-51/00496); (09)003.
001 (fechas extremas: 1802-1930; signaturas extremas: 51/00001-51/00110); y
(09)020.000 (fechas extremas: 1914-1983; signaturas extremas: CAs. 169-178,
245-373, 842-861 y 980-1059, Top. 53/39).
Dentro del fondo del Ministerio de Estado/Ministerio de Asuntos Exte-
riores encontraremos algunas series documentales de interés en el IDD
(10)004.002, que recoge todos los libros de este departamento. Así, del análisis
de este instrumento de descripción hemos extraído dos series que pueden servir
para el estudio de las migraciones:
a) Libros registro de exhortos, extradiciones, quintas, desertores y actos judicia-
les47, especialmente interesantes por lo que respecta a estos grupos de individuos,
de los que ya hemos hablado arriba.
b) Libros registro de sucesiones48. Pueden ser útiles para el conocimiento de
los españoles emigrados al extranjero que fallecían fuera del territorio nacional.
Finalmente, tampoco nos podemos olvidar de la documentación relativa a
uno de los órganos de control y seguimiento de los movimientos migratorios de
esta etapa como fue la Inspección General de Emigración. Su documentación, que
se encuentra en el IDD (14)001.018 (signaturas: 75/23062-75/23104; fechas ex-
tremas: 1922- 1936), se agrupa en las siguientes series: expedientes sobre emigración;
expedientes sobre clasificación de buques; itinerarios de compañías naviera; expedientes
sobre precios de pasajes; expedientes sobre médicos de emigración; expedientes sobre au-
torizaciones a buques para transportar emigrantes; expedientes sobre conferencias inter-
nacionales; expedientes sobre repatriación de emigrantes; legislación comparada sobre

82 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
emigración; dossieres sobre mercado de trabajo y situación del país; expedientes sobre
concesión, expedición y utilización de pasaportes; expedientes sobre inspección de puer-
tos; expedientes sobre trata de blancas y embarque de mujeres; expedientes sobre habili-
tación de puertos para emigración; o estatutos sobre asociaciones tutelares de menores.
Dentro del grupo de los diferentes fondos del Servicio Exterior, vamos a
indicar sólo algunos ejemplos de series que pueden resultar sumamente intere-
santes. Se trata, sin lugar a dudas, del conjunto de fondos que más datos puede
proporcionar para el estudio de los movimientos migratorios a lo largo de este pe-
ríodo. A continuación, exponemos las series de mayor relevancia:
a) Series de libros contenidas en el IDD (10)005.00049. Este instrumento de
descripción se caracteriza porque agrupa todos los libros generados por los diferen-
tes órganos del Servicio Exterior de España, los cuales también se encuentran (aun-
que de manera dispersa) en los correspondientes IDDs que recogen la información
de la documentación de estos fondos. Algunas series que podemos destacar son:
- Libros índice de cédulas y matrículas de nacionalidad50.
- Libros índice de revistas militares51.
- Libros índice del Registro de Nacionalidad 52.
- Libros registro de cédulas de nacionalidad en Helsinki53.
- Libros registro de certificados de nacionalidad54.
- Libros registro de indultos a prófugos españoles de revistas militares55.
- Libros registro de matrículas de nacionalidad56.
- Libros registro de matrimonios57.
- Libros registro de nacimientos58.
- Libros registro de nacimientos, matrimonios y defunciones59.
- Libros registro de nacionalidad60.
- Libros registro de paraderos en San Francisco61.
- Relaciones de reclutas a quienes les han sido concedidos los beneficios del Real
Decreto –ley de 24 de marzo de 192662.
- Relaciones de reclutas acogidos a los beneficios del Real Decreto de 26 de octu-
bre de 192763.
- Libros de actas de nacionalidad64.
- Libros de cédulas del Registro de Nacionalidad65.
- Libros de certificaciones de fe de vida y revista militar66.
- Libros de certificados de cartilla militar67.
- Libros de certificados de origen68.
- Libros de ciudadanía perteneciente al Registro Civil69.
- Libros de expedición de cédulas de nacionalidad70.
- Libros de expedición de certificados de nacionalidad71.
- Libros de inscripciones en el Registro Civil –aparecen, a veces, separados por:
Sección Nacimientos, Sección Defunciones o Sección Matrimonios; tam-
bién, puede darse el caso de que sean libros índice o no–72.

Éxodos y documentos 83
- Libros de justificantes de inscripción del Registro de Nacionalidad (por expedi-
ción de certificaciones)73.
- Libros de matrículas –puede tratarse de un libro índice o no; también pue-
de aparecer como libro sólo de matrículas de españoles–74.
- Libros de pasaportes –a veces, aparece también como libro de pasaportes y
visados; incluso, pueden darse los casos de libros dedicados a la expedición
de algún tipo de pasaporte concreto–75.
- Libros de petición de cédulas76.
- Libros de protocolos notariales77.
- Libros de refrendos de pasaportes78.
- Libros registro de abintestatos y depósitos79.
- Libros registro de cédulas de nacionalidad en Roma80.
- Libros registro de certificaciones notariales, de fes de vida y de revistas militares81.
- Libros registro de certificaciones de nacionalidad –a modo de resumen, se pue-
den señalar algunas otras series que pueden aparecer bajo el epígrafe ge-
neral de libros registro de certificaciones: actas de nacimientos, certificaciones
de origen, de fe de vida, de cartilla militar, etc–82.
- Libros registro de cuotas militares y de doble nacionalidad83.
- Libros registro de españoles –en este caso, podemos tener diferentes series
en función de las necesidades de la oficina diplomática respectiva; así, po-
dían existir: libros registro de españoles matriculados, libros registro de españo-
les transeúntes, etc– 84.
- Libros registro de matrículas –pueden ser de matrículas de españoles, matrí-
culas de nacionalidad, matrículas de españoles transeúntes, matrículas de
españoles y de pérdida de nacionalidad, etc–85.
- Libros registro de paraderos en México86.
- Libros registro de petición de visados y pasaportes87.
- Libros registro de repatriaciones88. A veces, pueden venir también unidos a
socorros y hospitalizaciones, hacer referencia a actas de repatriaciones o a
solicitudes de repatriaciones, etc.
- Libros registro de solicitud de indultos de exiliados carlistas89.
- Libros registro de sospechosos e indocumentados, y de permisos de viajes a España90.
- Libros registro de súbditos españoles matriculados91.
- Libros registro de transeúntes92. A veces, vienen conjuntamente como:
transeúntes y españoles presentados, transeúntes y pasaportes, etc.
- Libros registro de tutelas93.
- Libros registro de pasaportes y refrendos, de prófugos y desertores, de visados, de
entrada y salida de buques, de cédulas de nacionalidad y de revistas militares94.
- Libros de renovación de pasaportes 95.
- Libros de solicitudes de indultos, de revista militar, de certificados de talla y de
certificados médicos96.

84 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
- Libros de solicitudes de prófugos97.
- Libros de testamentarías98.
b) Libros índice de pasaporte99. La información que contienen es: nombre,
nº de pasaporte y nº de libro.
c) Libros registro de visado de pasaportes100. A veces, pueden ir junto con pa-
saportes, pasaportes españoles y extranjeros, de entrada, etc. La información que
contienen es: número, fecha, nombre y apellidos, autoridad que expidió el pasaporte,
nº de pasaporte, artículo y derecho pagado.
d) Libros registro de legalizaciones101. La información que contienen es: nú-
mero, fecha, firma que se legaliza, nombre y apellidos del interesado/nombre y apelli-
dos de la persona a quien se otorga (si es escritura), clase de documento que se legali-
za, autoridad que expide el documento, fecha en que fue otorgado, artículo y derechos
abonados.
e) Libros de la nómina de españoles naturalizados argentinos102. La informa-
ción que contienen es: nombre y apellidos, fecha y lugar de nacimiento y nº de ma-
trícula de enrolamiento.
f) Libros índice de abintestatos103. La información que contienen es: nombre
del causante del abintestato o testamentería, fecha de fallecimiento y de su comunica-
ción al Ministerio de Estado, y bienes dejados.
g) Notas de españoles que han obtenido la ciudadanía de un determinado país104.
h) Testamentarías105.
i) Datos sobre emigración española106.
j) Documentación relativa a asociaciones de españoles en un país107.
k) Certificados de nacionalidad108.
l) Expedientes relativos a polizones llegados en barcos españoles109.
m) Paraderos110.
n) Actas de nacimientos del Registro Civil111.
o) Comprobantes de matrículas112.
p) Comprobantes de pasaportes113.
q) Pasaportes114.
r) Quintas115.
s) Expedientes militares. Letra A. R.D. ley 24 marzo116.
t) Sucesiones117.
u) Actas de matrimonios118.
v) Registro Civil. Defunciones119.
w)Manifiestos de buques y listas de pasajeros120.
x) Expedientes personales de funcionarios121.
y) Expedientes de exención del servicio militar122.
z) Misiones de carácter cultural: Casas de España123.
Obviamente, los fondos existentes en el AGA son bastante amplios. Por
ello, indicamos a continuación los instrumentos de descripción más relevantes

Éxodos y documentos 85
para la consulta de aquellos fondos de organismos del Servicio Exterior localiza-
dos en algunos de los países de mayor afluencia de emigrantes españoles:
a) Servicio Exterior de España en Argentina:
- (10)010.001 (Consulado de España en Buenos Aires).
- (10)010.002 (Consulado General de España en Bahía Blanca).
- (10)011.000 (Legación/Embajada de España en Buenos Aires).
- (10)106.000 (Consulado de España en Rosario).
b) Servicio Exterior de España en Bélgica: (10)003.010 y (10)113.000
(ambos relativos a la Legación/Embajada de España en Bruselas).
c) Servicio Exterior de España en Brasil:
- (10)012.000 (Viceconsulado/Consulado de España en Porto Alegre).
- (10)013.001 y (10)014.000 (ambos relativos al Consulado General de Es-
paña en São Paulo).
- (10)104.000 (Viceconsulado de España en Florianópolis, Viceconsulado
de España en San Francisco del Sur y Viceconsulado/Consulado de Espa-
ña en Porto Alegre).
d) Servicio Exterior de España en Cuba:
- (10)017.000 (Embajada de España en La Habana).
- (10)103.000 (Consulado General de España en La Habana).
e) Servicio Exterior de España en Francia:
- (10)003.010 (Consulado General de España en París y Viceconsulado/
Consulado de España en Toulouse).
- (10)028.000 (Consulado de España en Bayona).
- (10)029.000 (Consulado de España en Burdeos).
- (10)030.000 (Consulado/Consulado General de España enfHendaya y Vi-
ceconsulado de España en San Juan de Luz).
- (10)031.000 (Consulado/Consulado General de España en Hendaya).
- (10)032.000 (Consulado de España en Lyon).
- (10)033.000 (Consulado/Consulado General de España en Marsella).
- (10)034.000 (Consulado de España en Niza).
- (10)035.000 (Consulado de España en Pau).
- (10)036.000 (Viceconsulado/Consulado de España en Toulouse).
- (10)095.000, (10)096.000 y (10)097.000 (todos ellos relativos a la Em-
bajada de España en París).
- (10) 108.000 (Consulado/Consulado General de España en Hendaya).
f) Servicio Exterior de España en México:
- (10)003.010 (Legación/Embajada de España en México).
- (10)058.000 (Viceconsulado de España en Durango).
- (10)059.000 (Viceconsulado de España en Guaymas [Sonora]).
- (10)060.000 (Consulado de España en México).
- (10)061.000 (Legación/Embajada de España en México).

88 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
- (10)062.000 (Viceconsulado de España en Monterrey).
- (10)063.000 (Viceconsulado/Consulado de España en Tampico).
- (10)064.000 (Viceconsulado de España en Tapachula).
- (10)065.000 (Consulado de España en Veracruz).
Dentro del grupo de fondos de África, que recoge toda la documentación pro-
ducida por los diferentes órganos de la administración colonial española en las posesio-
nes africanas, encontramos las siguientes series, que podemos agrupar en temas como:
a) Personal. Dentro de este epígrafe se encuentran todas aquellas fuentes
documentales que tienen que ver con el personal europeo destinado en las dife-
rentes posesiones africanas. En este sentido, debemos hacer constar que en algu-
nas ocasiones viene mezclada tanto la documentación relativa al personal de ori-
gen europeo como la del personal nativo; en estos casos, obviamente, se deberá
deslindar mediante el análisis de la misma aquélla que nos interesa. De manera
general, podemos distinguir las siguientes series de relevancia:
- Expedientes personales124. Con respecto a esta serie, podemos destacar el
IDD (15)078.000, que contiene expedientes personales de funcionarios del
Gobierno General del Sáhara.
- Fichas de expedientes personales125.
- Concursos126.
- Peticiones127.
- Plantillas128.
b)Justicia, registros, notariado y orden público. En este grupo, hemos in-
cluido las fuentes directas que hacen referencia a documentación relativa a na-
cionalidad, Registro Civil, testamentarías, expulsiones del territorio, etc. Así, nos
encontramos con series de interés como:
- Expedientes de control de tránsito, pasaportes, visados y sospechosos129.
- Expedientes de solicitudes de nacionalidad130.
- Registro Civil131 (sólo en el caso de los descendientes de españoles que es-
tuvieran inscritos).
- Expedientes de abintestatos132.
- Relaciones nominales de expulsados133.
- Traslados de resoluciones de expulsión134.
- Internados alemanes de la I Guerra Mundial135.
- Extranjería136.
c) Otros asuntos. Bajo este epígrafe, hemos agrupado diferentes series re-
lativas a asuntos variados como:
- Series relativas a asuntos militares (p.ej. condecoraciones militares137, reclutamientos138, etc).
- Series relativas a emigración a las colonias139.
- Series relativas a trabajadores emigrantes140.
- Series relativas a la Administración Local de las colonias (p.ej. actas de
consejos de vecinos141).

Éxodos y documentos 89
Otros fondos de interés para el estudio de la emigración española en este
período los podemos encontrar, por ejemplo, dentro del fondo del Ministerio de
Educación, con series como las de solicitudes de traslados de maestros de Primera En-
señanza del Protectorado de Marruecos142.
Quizás, uno de los grupos documentales de mayor relevancia lo conforma
la colección de Microfilm del Registro de Inmigrantes Españoles en México 142 bis. Se
trata de 280 rollos de microfilm de 16 mm, realizados a partir de la documenta-
ción original que se encuentra depositada en el Archivo General de la Nación de
México (fruto de un acuerdo con el Ministerio de Cultura). El Registro de Ex-
tranjeros fue realizado por el Servicio de Migración de la Secretaría de Goberna-
ción de México a partir de 1929. Este tipo de registro, asignado al Departamen-
to de Demografía de la Dirección General de Población en 1938, dio lugar al es-
tablecimiento, en 1942, del Registro Nacional de Extranjeros (aún en funciona-
miento). El Registro incluyó tanto a los extranjeros que entraron en México en-
tre 1929 y 1942, como a los que el Servicio de Migración logró censar y cuyo año
de entrada fluctúa entre 1854 y 1929 (en este sentido, el período más rico del re-
gistro abarca de 1870 a 1942). El grupo de emigrantes españoles (identificados
con el nº de registro 45.000) representa el 25% del total (es de destacar que el
primer español registrado data de 1854). La documentación del Departamento de
Migración está integrada por los formularios que los españoles rellenaron cuan-
do entraron en el país entre 1930 y 1940. Por último, debemos reseñar que los
datos que incluye este registro son: nº de solicitud, nº de registro, nº de folio (re-
gistro parcial), fecha de expedición, autoridad que expide la forma, media filiación del
interesado (p.ej. constitución física, estatura, color de piel, etc.), datos comple-
mentarios (p.ej. edad, fecha y lugar de nacimiento, estado civil, profesión/ocupa-
ción/oficio, idioma nativo, otros idiomas, religión, residencia en México, refe-
rencias personales en México, asociaciones a las que pertenece, etc.), fotografías,
calidad migratoria, firma del interesado, firma del funcionario que expide la tarjeta, fe-
cha y lugar de entrada en el país y tarjeta de seguimiento (p.ej. prórrogas, naturaliza-
ción, registro de salida del país, cambios de ocupación, etc.)

Segunda mitad del siglo XX


Los asuntos migratorios eran, durante el período franquista, competencia de un
enmarañado entramado institucional donde múltiples ministerios tenían sobre
ellos funciones a veces superpuestas. Así, los Ministerios de Asuntos Exteriores,
Ejército, Marina, Educación Nacional, Gobernación, y Trabajo, la Secretaría Ge-
neral del Movimiento y otros organismos autónomos pujaban, en materia de emi-
gración, acerca de sus competencias sobre el tema. No es de extrañar, por tanto,
los múltiples conflictos entre instituciones, la falta de coordinación y la aplica-
ción de criterios no siempre unificados a la hora de poner en práctica una común
y homogénea política migratoria. Asimismo, el Estado ponía de manifiesto su in-

90 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
tención de controlar todo el proceso migratorio desde la preparación del viaje
para salir de España del emigrante hasta su regreso definitivo. Los múltiples con-
venios establecidos entre España y otros países evidenciaban, además, que la emi-
gración tenía un papel indudable en las relaciones exteriores.
En este apartado, analizaremos una emigración condicionada tanto por la
propia estructura económica de España, como región atrasada de Europa, como
por la de los países receptores, en general zonas avanzadas del continente. Se tra-
ta, por consiguiente, de migraciones propiamente laborales centradas en una eta-
pa histórica que si bien se inicia en los años 40, tiene su período de excelencia
entre 1956 y 1975. En este aumento considerable del número de emigrantes, in-
tervino el cambio de postura del Estado español frente a este fenómeno. Así, la
actitud claramente restrictiva del régimen comenzó a modificarse. A la expan-
sión demográfica se unieron el exceso de población rural que no podía ser absor-
bida por una todavía tímida industrialización. El régimen propició por ello una
emigración fundamentalmente hacia Europa para conseguir así una fuente de di-
visas importante. La temporalidad era, en este momento, un elemento clave del
fenómeno, dado que los flujos migratorios se concebían por el país receptor con
un carácter temporal. Por ello, el gobierno fijaba las condiciones en que el espa-
ñol emigrado desarrollaría su trabajo, al tiempo que el país receptor ponía trabas
a una estancia permanente en su territorio. De este modo, España garantizaba el
envío de divisas de los emigrantes a sus familias.
El AGA, como fiel reflejo de la Administración de este período histórico,
da prueba de ello. Haremos un breve recorrido por aquellos fondos documenta-
les en los que puede rastrearse el fenómeno de la emigración durante estos años.
Bajo el franquismo y en el seno de la Delegación Nacional de Sindicatos
surgen las llamadas Agregadurías Laborales143. Sus funciones principales pueden
resumirse en los siguientes puntos:
a) Prestar asistencia y asesoramiento a los trabajadores españoles con el fin
de facilitarles la vida en los países de acogida.
b) Controlar políticamente a los emigrantes informando de las activida-
des de los opositores al Régimen. En este sentido, los agregados actuaron a modo
de comisarios políticos.
c) Participar activamente en las negociaciones relacionadas con conve-
nios bilaterales entre España y los países interesados en materia laboral y de Se-
guridad Social.
Las Agregadurías Laborales conservadas en el AGA son las de Bélgica,
Brasil, Estados Unidos, Guinea Ecuatorial, Holanda, Inglaterra, Italia, Venezue-
la, Alemania, Francia, Suiza y Marruecos. Hagamos un repaso de las series más
importantes:
a) Expedientes de personal en las agregadurías laborales.
b) Asuntos generales.

Éxodos y documentos 91
c) Cuotas de afiliación a organismos laborales.
d) Liquidaciones.
e) Justificantes de pago.
f) Inventarios.
g) Informes.
h) Correspondencia.
Los instrumentos de descripción que centran su análisis en estos fondos
son los siguientes:
a) (06)055.001:
- Fechas extremas: 1953-1977.
- Signaturas: CAs. 3686-3771 (Top. 36/55), 16681-19706 (Top. 36/79),
17319 (Top. 36/81), 17341 (Top. 36/81), 18010-18026 (Top. 35/21), R-
2429-R-2651 (Top. 35/05), R-2545-R-2577 (Top. 35/05), R-2356-R-2414
(Top. 35/05) y R-2185-R-2351 (Top. 35/05).
b) (06)091.002:
- Fechas extremas: 1965-1965.
- Signaturas: CA. R-1669 (Top. 35/04).
c) (06)055.004:
- Fechas extremas: 1972-1976.
- Signaturas: CAs. 1-14 (Top. 35/63).
(d) 906)055.008:
- Fechas extremas: 1972-1977.
- Signaturas: CAs. 1-62 (Top. 35/29).
En el seno de la Delegación Nacional de Sindicatos existía el llamado Ser-
vicio Nacional de Encuadramiento y Colocación. Allí acudían los trabajadores
que deseaban emigrar en busca de ofertas de los países demandantes de mano de
obra, y también se realizaba la propia selección de personal, acorde con el perfil
profesional requerido. Las series más importantes son:
a) Acuerdos bilaterales sobre emigración (p.ej. hispano-francés, hispano-ho-
landés, hispano-suizo, hispano-austriaco, hispano-argentino, etc.).
b) Estadísticas sobre empleos de emigrantes.
c) Informes (p.ej. “Informe sobre compañías arroceras y de la vendimia en
Francia”, “Informe sobre migración canaria a Venezuela y a Hispanoamérica”,
“Informe sobre la emigración española a Brasil”, etc.).
d) Convenios internacionales sobre emigración.
e) Previsiones de empleo.
f) Congresos (p.ej. “Emigración Española a Ultramar”, “Congreso Nacio-
nal de la Emigración Gallega”, etc.).
g) Memorias de actividades del Servicio.
h)Procedimientos de préstamos reintegrables a trabajadores emigrantes.
i) Estadísticas sobre la emigración española.

92 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
j) Estudios sobre población activa.
k) Oficios sobre procesos administrativos de colocación.
l) Procedimientos administrativos de migraciones interiores.
m) Informes sobre movimientos migratorios en la construcción.
n) Estudios sobre las posibilidades de emigración a Europa.
o) Ofertas de trabajo en el extranjero.
p) Expedientes de productores españoles y alemanes que se han beneficiado del
Convenio hispano-alemán.
q) Formularios para los contratos de trabajo al extranjero.
r) Clasificación Nacional de Ocupaciones.
s) Estimación de paro.
Los instrumentos de descripción que contienen esta información son los
siguientes: (06)071.001, ((06)071. 002 y (06)136.000, con:
a) Fechas extremas: 1932-1977.
b) Signaturas: CAs. 1048-1049 (Top. 35/72), 1072-1073 (Top. 35/72),
16580-16668 (Top. 36/79), 17185-17230 (Top. 36/80), 18208-18212 (Top.
35/21), 2077-2074 (Top. 35/00), 2295-2306 (Top. 35/00), 2390-2398 (Top.
35/00), 2472-2473 (Top. 36/53) y 4754-4758 (Top. 36/58).
Entre la Delegación Nacional de Sindicatos y el Instituto Español de Emi-
gración, dependiente del Ministerio de Trabajo, pronto se plantearán problemas
y conflictos jurisdiccionales que quedarán dirimidos a partir de 1961 con la Ley
de Bases de la Emigración a favor de este último. Rastreando este fondo en el
AGA, apenas hemos encontrado documentación, si bien, no sería de extrañar
que en el fondo del Ministerio de Trabajo, mal identificado hasta el momento, lo
encontrásemos. La única serie que hemos localizado al respecto es la siguiente:
IDD (14)001.018. Relación de emigrantes por vía aérea (Colombia, Cuba, Ecuador,
Puerto Rico, México, Nicaragua, Paraguay, Brasil, Argentina, etc.):
a) Fechas extremas: 1959-1960.
b) Signaturas: 75/23045-75/23046.
Dentro del fondo del Ministerio de Trabajo también encontramos otras
numerosas series documentales dignas de mención:
a) IDD (14)001.018. Ministerio de Trabajo. Dirección General de Em-
pleo. Sección de emigración: Expedientes de fianzas de emigrantes a Venezuela (Fe-
chas extremas: 1953-1955; Signaturas: 75/22967-75/23044), Expedientes sobre re-
patriación de emigrantes (Fechas extremas: 1961-1962; Signaturas: 75/23047-75/
23050); Relaciones de embarque de emigrantes españoles (Fechas extremas: 1959-
1966; Signaturas: 75/23051-75/23060); Declaraciones previas de desembarque al ex-
tranjero (Fechas extremas: 1959; Signaturas: 75/23120-75/23122); Relaciones de
embarque (reagrupación familiar) (Fechas extremas: 1961-1964; Signaturas: 75/
23123-75/23128); Estadillos de movimientos migratorios (Fechas extremas: 1957-
1960; Signaturas: 75/23133-75/23145); Minutas de ofertas de trabajo en varios paí-

Éxodos y documentos 93
ses (Fechas extremas: 1963; Signaturas: 75/23148-75/23150); Censos de movi-
mientos migratorios (Fechas extremas: 1950; Signaturas: 75/23160-75/23163); Lis-
tas de emigrantes a Alemania (Fechas extremas: 1963; Signaturas: 75/23322-
75/23323); Reclutamiento y contingentes por países (Fechas extremas: 1964-1965;
Signaturas: 75/23352-75/23356).
b) IDD (14)001.018. Ministerio de Trabajo. Servicio Nacional de Migra-
ción: Listas de embarque de emigrantes (Fechas extremas: 1939-1941; Signaturas:
75/23106 y 75/23110); Expedientes sobre bonos de repatriación (Fechas extremas:
1938-1939; Signaturas: 75/23107); y Estadísticas de emigración.
Especial mención requiere el fondo de la Comisión Interministerial para
el Envío de Trabajadores a Alemania (CIPETA)144. Esta Comisión nació como
resultado de las conversaciones mantenidas en Berlín entre la Delegación Nacio-
nal de Sindicatos y el Frente Alemán de Trabajo. Dichas conversaciones culmi-
naron con un acuerdo entre ambos gobiernos con el objetivo de reclutar a los tra-
bajadores que habrían de prestar su servicio en Alemania. La CIPETA se consti-
tuía en el Ministerio de Asuntos Exteriores y con representantes de este departa-
mento, y de los Ministerios del Ejército, Agricultura, Industria y Comercio, y Tra-
bajo, y de la Delegación Nacional de Sindicatos. Así, dentro del IDD
(14)001.018 (Comisión interministerial para el envío de trabajadores a alemania.
Secretaría técnica. Fechas extremas: 1941-1946. Signaturas: 75/16185-75/16265
y 75/23374-75/23399), existen series como: Fichas de trabajadores, Relación de en-
trada y salida de trabajadores, Expedientes sobre solicitudes de carta de identidad de par-
te de los trabajadores, Expedientes sobre pago del transporte de trabajadores repatriados,
Expedientes sobre ayuda económica a trabajadores enfermos, Recibos de entrega de
equipamiento a trabajadores, Relación de citaciones a trabajadores para reconocimien-
tos médicos, Expedientes sobre contratación de trabajadores y repatriaciones, etc.
Ya insistíamos antes en la intención del régimen franquista de controlar
todo el proceso migratorio hasta el punto de que el Estado debía estar presente
en el momento de la salida, durante la estancia fuera de nuestras fronteras y en
el regreso a la patria. De no ser así, se incurría en la emigración ilegal. La Ley de
Ordenación de la Emigración145 advertía que la condición legal de emigrante se
adquiría por el hecho de abandonar el territorio nacional suscribiendo todos los
documentos oficiales necesarios para emigrar. Muchos de los procedimientos ad-
ministrativos que se convertían en requisitos ineludibles para el emigrante que-
daban recogidos en los propios acuerdos bilaterales de emigración firmados por
España y los países receptores.
En la década de 1950 el Ministerio Fiscal hacía hincapié en el aumento de los de-
litos relacionados con la emigración para lo que se crea un Juzgado Especial de
Emigración Clandestina con jurisdicción en todo el territorio nacional146, que,
sin embargo, no resultó ser un instrumento procesal adecuado para la persecución
de este tipo de delitos. De ahí, la liquidación de este organismo y la remisión de

94 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
los asuntos pendientes a los juzgados territorialmente competentes. Entre los fon-
dos de los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción se ha localizado parte de
la documentación de este organismo. El volumen del fondo en este archivo es
bastante limitado pero al menos requiere una mención: IDD (07)043.001 (Fe-
chas extremas: 1950-1954; Signaturas: 43/04117-43/04121).
Otro de los departamentos que tenían jurisdicción y competencia en ma-
teria de emigración era el Ministerio de Asuntos Exteriores. Los fondos concer-
nientes a este departamento, y, sobre todo, al Servicio Exterior de España cons-
tituyen en el AGA una amplia fuente documental de inagotables posibilidades.
Reflejo de la emigración económica de estos años es la documentación encon-
trada en el Consulado de España en Hendaya. Hagamos un breve repaso de las
series más importantes ya que, por su área geográfica de influencia, pueden resul-
tar ilustrativas de este fenómeno: IDD (10)108.000. Consulado General de Es-
paña en Hendaya [Francia] (Signaturas: 66/03746, 66/01980, 66/03755-66/
03758, 66/03812-66/03819, 66/03821, 66/03824-66/03829 y 66/03806), con se-
ries como: Permisos de trabajo, Relaciones de repatriados, Becas de Instituto Español
de Emigración, Certificados de residencia y baja definitiva, Censo electoral, Corres-
pondencia (en relación con la emigración de trabajadores españoles) o Solicitudes de en-
trada de españoles.
Digno de reseñar es también el Consulado de España en México: IDD
(10)060.000. Consulado De España En México [México] (Fechas extremas:
1939-1977; Signaturas: 54/10158-54/10204 y 54/09647-54/09910), con las si-
guientes series: Libros de actas de nacionalidad, Libros de renovación de pasaportes,
Pasaportes apátridas, Visados, Fichas del Registro Civil, Fichas de exiliados o Centros
gallegos e instituciones gallegas.
El IDD (10)005.000, que describe todos los libros del Servicio Exterior, si
bien no tiene demasiados ejemplos de unidades descriptivas de estas fechas, no
deja de ser un instrumento de obligado análisis.
En el grupo de fondos de Gobernación, la serie de memorias de Gobiernos
Civiles puede dar información de interés. En ocasiones, aparecen estimaciones,
estadísticas o cifras de personas que, de modo temporal, salen al extranjero: IDD
(08)021.000, IDD (08)011.011, IDD (08)003.002, IDD (08)022.004, IDD
(08)022.005, IDD (08)031.000 y IDD (08)030.000 (Fechas extremas: 1934-
1985; Signaturas: CAs. 578-607 y 613-615, Top. 46/52; 44/11456-44/11464,
44/11307-44/11332; 44/11682-44/11698; 44/12137-44/12142; 44/11874-44/
11875; 52/00472-52/00509; 32/11432-32/11539; y 36/03104-36/03122)
Asimismo, dentro del grupo de fondos de Educación, las fuentes docu-
mentales que pueden servirnos de base para nuestro estudio atienden a un doble
criterio. Por un lado la estancia más o menos prolongada de españoles fuera de
nuestras fronteras conllevó no pocos trámites en materia educativa dentro de la
administración española. Así encontramos:

Éxodos y documentos 95
a) IDD (05)006.000. Ministerio de Educación. Secretaría General Técni-
ca. Negociado de Relaciones Exteriores. Expedientes de convalidaciones de estudios
(Fechas extremas: 1955-1972; Signaturas: CAs. 35482-35547, Top. 33/68).
b) IDD (05)001.020. Ministerio de Educación. Secretaría General Técni-
ca. Negociado de Relaciones Exteriores.. Expedientes de convalidaciones de estudios
de españoles y extranjeros (Fechas extremas: 1949-1972; Signaturas: 32/01260-
32/01399).
c) IDD (05)001.012. Ministerio de Educación. Secretaría General Técni-
ca. Negociado de Relaciones Exteriores Expedientes de convalidaciones de estudios
(Fechas extremas: 1940-1958; Signaturas: CAs. 18482-18520, Top. 32/58).
d) IDD (05)011.000. Ministerio de Educación. Dirección General de Or-
denación Educativa. Sección de Convalidación de Estudios Extranjeros. Expe-
dientes de convalidaciones de estudios extranjeros no universitarios (Fechas extremas:
1970-1971; Signaturas: 53/03760-55/04048).
e) IDD (05)001.029. Ministerio de Educación. Secretaría General Técni-
ca. Servicio de Cooperación Bilateral y Convalidaciones no Universitarias. Ex-
pedientes de convalidaciones de estudios universitarios y no universitarios (Fechas ex-
tremas: 1955-1969).
Por otro lado, la estancia de españoles en el extranjero venía, en ocasiones,
ligada, bien a cuestiones profesionales relacionadas con la docencia (profesores es-
pañoles en el extranjero) o bien quedaba limitada en el tiempo a la duración de
una beca. Reflejo de estas situaciones son las siguientes series documentales:
a) IDD (05)001.015. Ministerio de Educación. Secretaría General Técni-
ca. Negociado de Relaciones Exteriores (Fechas extremas: 1929-1972; Signatu-
ras: LEGs. 19924-20033, Top. 32/62). Peticiones de becas, Peticiones de autorizacio-
nes de viajes al extranjero o Servicios culturales en el extranjero
b) IDD (05)001.020. Ministerio de Educación. Secretaría General Técni-
ca. Negociado de Relaciones Exteriores. Informes de universidades italianas.
c) IDD (05)004.000. Consejo Superior de Investigaciones Científicas . In-
formes de universidades italianas o Becas en el extranjero.
d) IDD (05)010.000. Ministerio de Educación. Subsecretaría. Servicio De
Habilitación Y Pagaduría. Negociado De Personal En El Extranjero (Fechas ex-
tremas: 1975-1978; Signaturas: 55/04060 y 55/04083). Nóminas de personal en el
extranjero o Nóminas de profesores para emigrantes.
e) IDD (05)011.000. Ministerio de Educación. Secretaría General Técni-
ca. Servicio de Ordenación de las Enseñanzas para Emigrantes. Sección de Ac-
ción Educativa en el Exterior (Fechas extremas: 1974-1975; Signaturas:
55/03759). Expedientes de intercambio de profesorado.
f) IDD (05)001.029, (05)007.015 y (05)011.000. Ministerio de Educa-
ción. Secretaría General Técnica. Servicio de Cooperación Bilateral y Convali-
daciones no Universitarias. (Fechas extremas: 1972-1975; Signaturas: CAs.

96 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
37393-37411, Top. 33/46; CAs. 44563-44590, Top. 33/65; 55/03738-55/03759).
Solicitudes de auxiliares de conversación de lengua española para diversos países o Do-
cumentación sobre relaciones exteriores en materia educativa y cultural (estudiantes
españoles en el extranjero, centros de enseñanza en el extranjero, autorizaciones
del profesorado para trasladarse, etc.).
g) IDD (05)001.016. Ministerio de Educación. Secretaría General Técni-
ca. Negociado de Relaciones Exteriores (Fechas extremas: 1936-1960; Signatu-
ras: LEGs. 20050-20052, Top. 32/63). Becas de reciprocidad hispano-italianas en
Alemania o Lectorados en el extranjero.
En el seno del grupo de fondos de Cultura, la documentación relativa a la
emigración económica de la segunda mitad del siglo XX está, ante todo, disper-
sa. No podemos hablar de un gran bloque documental sino más bien de unidades
aisladas. Tal es el caso de la serie “Fotografías” de Medios de Comunicación So-
cial del Estado en su Sección de Prensa Gráfica Extranjera. Destacamos algunos
ejemplos, del IDD (03)083.000, de los muchos que podríamos encontrar –en este
caso, presentamos una descripción a nivel de unidad documental–:
a) Tema: Casas de obreros en Reino Unido. Signatura: F/00383 Sobre 13,
Top. 33/ (3 fotografías).
b) Tema: Casa Obrera de Meidling en Alemania. Signatura: F/00408 So-
bre 37, Top. 33/
c) Tema: Casa de España en Londres. Signatura: F/00453 Sobre 10, Top.
33/(6 fotografías).
d) Tema: Casas de obreros en Alemania. Signatura: F/00470 Sobre 19,
Top. 33/ (9 fotografías).
e) Tema: Dirección General de Inmigración en Argentina. Signatura:
F/00473 Sobre 28, Top. 33/, y F/00474 Sobre 10, Top. 33/ (7 fotografías).
f) Tema: Centro Español en Francia. Signatura: F/00475 Sobre 22, Top.
33/ (2 fotografías).
Dentro del llamado Gabinete de Enlace también podemos hallar documen-
tación al respecto. En 1962 (LATORRE MERINO, 1995, 7.) y adscrita al Minis-
terio de Información y Turismo se crea la Oficina de Enlace, que por Decreto
2532/1974 pasará a denominarse Gabinete de Enlace, teniendo como actividad
principal el control de la información, pero sus objetivos serán mayores llegando a
desarrollar funciones de investigación sobre el comunismo y actividades subversi-
vas. El Gabinete de Enlace recogía la información organizándola en “dossieres in-
formativos” y clasificándolos por materias. Dentro de estos, podemos destacar los
que aparecen en el IDD (03)104.004, con: Dossier sobre asociaciones. Comentarios
sobre asociaciones en el extranjero (Fechas extremas: 1974-1975; Signaturas: CAs.
412 y 430-431, Top. 82/68); Dossier sobre relaciones de España con otros países: Casa
de España o Casino Español en Marruecos, emigración laboral, etc. (Signaturas: CAs.
529-530, Top. 82/68); Dossieres sobre la Iglesia: Comisión Episcopal de emigración y

Éxodos y documentos 97
migración (Fechas extremas: 1973-1975; Signatura: CA. 560, Top. 82/68); Dossieres
sobre la Iglesia: Actividades del Instituto Español de Misiones Extranjeras (Fechas ex-
tremas: 1973-1975; Signatura: CA. 560, Top. 82/68); Ejemplares de revistas: Espe-
cial emigración, Emigrante: boletín del trabajador español en Inglaterra, Juventud Obre-
ra: portavoz de la J.O.C: emigrante y La internacional (Fechas extremas: 1974-1976;
Signaturas: CAs. 616 y 623-624, Top. 82/68); Documentación relativa a emigración
laboral española (Fechas extremas: 1967; Signaturas: CA. 675 Top. 82/68).
El Ministerio de la Presidencia participó también de manera activa en la
competencia de emigración. Dentro de la Secretaría General Técnica de este de-
partamento podemos encontrar documentación relativa, en el IDD (09)001.007,
a proyectos de leyes y decretos sobre cuestiones diversas: Proyectos de decretos en
relación con el Instituto Español de emigración (Fechas extremas: 1959-1974; Sig-
naturas: 51/05703, 51/05720 y 51/10322), Proyecto de ley de bases de ordenación de
la emigración (Fechas extremas: 1960; Signaturas: 51/05755), Proyecto decreto so-
bre asistencia sanitaria a los trabajadores españoles emigrantes y a los familiares de los
mismos que residen en territorio nacional (Fechas extremas: 1970; Signaturas:
51/06036) o Proyecto de decreto por el que se crea la cartilla de ahorro del emigrante
(Fechas extremas: 1970; Signaturas: 51/06052). Asimismo, dentro de este IDD,
encontramos varios informes referidos a la emigración exterior (Fechas extremas:
1970; Signaturas: 51/06043, 51/06048 y 51/06050).
La Subdirección de Estudios del Ministerio de la Presidencia, por un lado,
produjo la serie correspondencia, donde encontramos escritos que pueden ilustrar
el tema general. Veamos algunos ejemplos del IDD (09)001.010 –en este caso,
expondremos la descripción a nivel de unidad documental–: Escrito del Presiden-
te de la Casa de Galicia en París denunciando las medidas adoptadas por el Gobierno
francés que juzga discriminatorias para los trabajadores españoles (Fechas extremas:
1977; Signaturas: CA. 160, Top. 53/78); Escrito del Presidente de la Asociación de
Padres Españoles de Hannover en relación con el plazo para la inscripción de los emi-
grantes españoles en los censos correspondientes (Fechas extremas: 1977; Signaturas:
CA. 161, Top. 53/78); Escrito al Director General de Asuntos Consulares solicitan-
do medidas legales para españoles en el extranjero (Fechas extremas: 1978; Signatu-
ras: CA. 175, Top. 53/78); o Escrito de un grupo de trabajadores españoles en Suiza
en relación con la participación en las elecciones legislativas (Fechas extremas: 1977;
Signaturas: CA. 154, Top. 53/78). Por otro, en la Secretaría de Estado para la In-
formación, dentro del IDD (09)010.001, se localizan las siguientes series: Con-
tratos relativos a emigración a Europa (Fechas extremas: 1965-1969; Signaturas:
51/09661); Mutualidades referidas a emigración a Europa (Fechas extremas: 1965-
1969; Signaturas: 51/09661); y Convenios de emigración (Fechas extremas: 1965-
1969; Signaturas: 51/09678).
Son estos algunos ejemplos ilustrativos, si bien, hacemos hincapié en el he-
cho de que un análisis más detallado de este fondo podría arrojar otras referencias.

98 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
Dentro de la Secretaría General del Movimiento (SGM), encontramos
también algunos ejemplos a tener en cuenta:
a) IDD (09)017.003. Secretaría General del Movimiento. Secretaría Técni-
ca. Información político-social sobre la emigración (documentos de trabajo del gabinete de
estudios y reservado confidencial (Fechas extremas: 1970-1971; Signaturas: 51/18940).
b) IDD (09)017.004. Secretaría General del Movimiento. Vicesecretaría
General. Fichas de concesión de permisos de salida al extranjero (Fechas extremas:
1958; Signaturas: 52/14175-52/14179)

Fuentes documentales para el estudio de las migraciones


por motivos políticos: el exilio de 1939
La Guerra Civil española provocó importantes desplazamientos de personas que
no tuvieron su origen en causas económicas o sociales, analizadas anteriormente.
En 1939 comenzaba un nuevo régimen, y como consecuencia de ello el exilio de
muchos españoles.
La historia del exilio de 1939 puede ser estudiada desde muchos puntos de vista:
el exilio republicano o el de los milicianos; el exilio de los intelectuales; o el exi-
lio infantil. En definitiva, se trata de la historia del exilio político.
El AGA conserva importantes fuentes documentales –tanto directas como in-
directas- para su estudio. Los grupos de fondos documentales de Interior, Presidencia,
Marina o Asuntos Exteriores son importantes para el análisis de la evacuación y re-
patriación de menores, así como para temas relacionados con la Delegación Nacional
de Excombatientes, la División Azul o los repatriados de Rusia (VILLAR LIJARCIO,
2006). Junto a ellos, en los grupos de fondos de Educación o Cultura hallamos una
fuente indirecta para el estudio del exilio de los intelectuales, principalmente.
De una forma muy dispersa y mezclada con otra documentación, encontra-
mos información relativa a refugiados políticos en París durante 1935 en el fondo de
Presidencia147. De manera aislada igualmente, están los libros registro de pases de fron-
tera durante el período de la Guerra Civil, producidos tanto por el Ministerio de
Asuntos Exteriores148, como por el Consulado General de España en Gibraltar149.
Si bien hasta la década de los años 90 del siglo pasado hubo un tema au-
sente en la historia del exilio español, y éste era el del niño exiliado (ALONSO
CARBALLÉS, 1997, 6), desde entonces este tema ha preocupado más; siendo el
AGA una de sus fuentes.
Al comienzo de la Guerra Civil, las autoridades republicanas decidieron
la evacuación de niños. El traslado se realizó a colonias en zonas dominadas por
la República, preferentemente el Levante español. La solidaridad internacional
con la República brindó la posibilidad de alojamientos de niños españoles en fa-
milias o instituciones de países extranjeros, empezando en diciembre de 1936 las
primeras expediciones de niños al exterior.

Éxodos y documentos 99
Las críticas por la evacuación de niños se produjeron desde el comienzo en
el bando nacional. La Delegación Nacional del Servicio Exterior de la Falange
será la encargada de repatriar a los niños desde sus residencias en el extranjero.
Finalizada la guerra, el empeño de localizar a los niños continuó, y por ello
se elaboró la relación más completa posible de los expatriados. El procedimiento
que se siguió para la repatriación consistió en la localización del menor expatria-
do, tras lo que se solicitaba su devolución a las familias con las que estuviera. Si
ello no daba resultados, se acudía a la reclamación por medio de los órganos con-
sulares. Una vez que el menor pasaba a manos de las autoridades españolas se le
traía a España y se le entregaba al Delegado de Frontera. Si había reclamación so-
bre el niño, se le entregaba a su familia; de no haberla, el menor pasaba a de-
pender de la Junta de Protección de Menores.
El grupo de fondos de Presidencia es uno de los más esclarecedores al res-
pecto. En el IDD (09)017.002 hay oficios y correspondencia generada por la Sec-
ción de Estadística de la Delegación Nacional del Servicio Exterior150 con datos
relativos a menores que fueron evacuados y a exiliados, en general.
El IDD (09)017.010 contiene documentación producida por la Delegación
Nacional de Provincias. En la serie correspondencia administrativa (1939-1948)151
hay relaciones de personal evacuado de Madrid que no podían ser reintegrados por
ignorarse su domicilio, así como “relaciones de niños evacuados por los rojos en As-
turias”, o de niños no repatriados de Ribadesella y Sama de Langreo en 1939.
Sin duda alguna, uno de los fondos más interesantes es el producido por
la Delegación Nacional del Servicio Exterior, en el que nos encontramos con do-
cumentos de repatriación de menores desde la caja 51/21119 a la 51/21133152.
Destacamos la serie producida por el Comité de Auxilio al Niño153 de la Junta
Delegada de Defensa de Madrid, en la que hay: fichas, fotografías de menores eva-
cuados, correspondencia, pasaportes, certificados de nacionalidad, fichas de an-
tecedentes patológicos, avales políticos o cartas de niños dirigidas a sus familia-
res, desde 1936 a 1957. En la caja 51/20950 de este mismo IDD hay documentos
sobre repatriados en Suiza del año 1945.
Complementaría a esta información la producida por la Delegación Na-
cional de Sanidad con las fichas sanitarias de niños entre 1936 y 1939154.
Forman una serie homogénea los expedientes de repatriación de menores 155
(1930-1969), cuyos documentos principales son:
a) Documentos relativos al momento de la evacuación, tales como:
- Certificado de militancia o no desafección al régimen republicano de los
padres o tutores.
- Autorización de expatriación o residencia en el extranjero.
- Certificados del Registro Civil.
b) Fichas de seguimiento del menor (traslados, familias de acogida, datos
sanitarios, régimen de estancia, etc.).

102 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
c) Informes de situación de los niños expatriados.
d) Salvoconducto de expatriación.
e) Solicitud de repatriación.
f) Historial de repatriación del menor (color azul para los niños y rosa para
las niñas).
g) Fotografía del menor156.
En las décadas de 1940 y 1950, otra institución encargada de la repatriación
fue el Consejo Supremo de Justicia Militar. Al AGA llegaron por transferencia del
Ministerio de Defensa treinta y dos cajas, con un volumen total de 3.818 expedien-
tes. En el archivo, tanto en soporte papel como en base de datos, existe un inventa-
rio ordenado alfabéticamente de los expedientes de repatriación de exiliados (1943-1956).
El grupo de fondos de Asuntos Exteriores es otra de las fuentes para conocer
la evacuación y repatriación de los niños. Las sintetizamos de la siguiente manera:
a) IDD (10)005.000:
- Consulado General de España en Marsella [Francia]. Libros registro de re-
patriaciones de menores (índice) (Fechas extremas: 1939-1944; Signatura:
LºAE/00905, Top. 54/27).
- Consulado de España en Tampico [México]. Libros registro de socorros y re-
patriaciones (Fechas extremas: 1936; Signatura: LºAE/01019, Top. 54/27).
- Consulado de España een Bayona [Francia]. . Libros registro de tutelas (Fe-
chas extremas: 1910-1940; Signatura: LºAE/00095, Top. 54/27).
- Consulado de España en Bayona [Francia. Libros registro de visados (Fechas
extremas: 1939-1947; Signatura: LºAE/00084, Top. 54/27).
b) IDD (10)084.000. Embajada de España en Berna [Suiza]:
- Listas de salvoconductos y formularios de pasaportes (Fechas extremas: 1939;
Signatura: 54/11711).
- Niños refugiados españoles. Pasaportes visados y no visados (Fechas extremas:
1939; Signatura: 54/11712).
- Repatriaciones. Pasaportes y refugiados (Fechas extremas: 1945; Signatura:
54/11718).
c) IDD (10)097.000. Embajada de España en París [Francia]. Documentos
sobre repatriación de menores: correspondencia, oficios, listas y relaciones nominales
de menores (Fechas extremas: 1950-1965; Signatura: 54/11501-54/11506).
d) IDD (10)010.001. Consulado de España en Buenos Aires [Argentina]:
- Repatriación de menores (Fechas extremas: 1950; Signatura: 54/09242).
- Repatriación de niños españoles residentes en Rusia (Fechas extremas: 1947;
Signatura: 54/09246).
e) IDD (10)113.000. Embajada de España en Bruselas [Bélgica]. Niños es-
pañoles (Fechas extremas: 1940; Signatura: 54/15615).
Igualmente contamos con los documentos producidos por la Comisión
Coordinadora de Repatriados, perteneciente al Ministerio de la Gobernación,

Éxodos y documentos 103


con fechas extremas de 1956 a 1961. Ha llegado hasta nosotros información so-
bre las convocatorias, normas y actas de la Comisión -que podemos consultar en la
caja 44/11058-, expedientes de presupuestos y libramientos157, o informes generales158,
así como la relación con otras administraciones159, o documentos de los Gobier-
nos Civiles de Pontevedra y de Valencia160. Pero las series más importantes son:
los expedientes de repatriados (Signaturas: 44/11063-44/11076); los de expediciones
y repatriaciones, y los de exiliados (ambas con signaturas: 44/11079-44/11084).
La aportación gráfica la encontramos en las bases de datos de Medios de
Comunicación Social del Estado, principalmente las fotografías en positivo de
Prensa Gráfica Nacional sobre evacuación y repatriación de niños161.
Junto a los “niños del exilio”, habría otro gran grupo de fuentes docu-
mentales en el AGA, en relación con la Delegación Nacional de Excombatien-
tes, la repatriación de Rusia y, en menor medida, de la División Azul.
De una forma muy puntual y aislada, en el grupo de fondos de Educación
en la caja 31/02862 (IDD (05)001.003) existen expedientes de solicitudes para
concursar en oposiciones por parte de los maestros excombatientes en la División
Azul, del año 1942.
Mayor interés pueden tener las cajas con signaturas de 51/19054 a
51/19056162 de la Secretaría Política adscrita a la Secretaría General del Movi-
miento, así como la signatura 52/02289 de la Delegación Nacional de Excomba-
tientes con documentos sobre repatriados de Rusia163.
Una serie de mayor volumen es la de expedientes personales de la ya citada
Delegación Nacional de Excombatientes, con documentos de excombatientes de
la División Azul, entre 1939 y 1976164. Estos expedientes se complementan con el
IDD (08)018.001165 que contiene las fichas personales, resultando de interés
cuándo se conoce el nombre de algún excombatiente de la División Azul que per-
maneciera prisionero en la U.R.S.S., fuera o no repatriado. Los principales datos
que contienen son: nombre y apellidos; lugar de nacimiento; filiación familiar (estado,
número de hijos, hermanos excombatientes); filiación profesional; filiación económica;
filiación política (antes de la guerra civil, después, etc.); filiación militar (año, reempla-
zo, cuerpo, etc.); méritos (si fue herido/mutilado, etc.); observaciones; y fecha.
En relación a excombatientes extranjeros repatriados, están las solicitudes
de repatriación, informes o gastos, en la caja 51/21107, procedente de la Delega-
ción Nacional del Servicio Exterior, entre 1940 y 1944166.
Listados de las expediciones y repatriaciones de Rusia, así como de la Di-
visión Azul, o solicitudes de repatriación de Rusia encontramos en el IDD del
grupo de fondos de Asuntos Exteriores (10)097.000, relativo a la Embajada de
España en París167.
Por último, citamos aquellas fuentes que remiten al estudio del exilio de
manera más general. De tal forma, noticias sobre los exiliados españoles en Ar-
gentina, Cuba o México, sobre detenciones de españoles en Puerto Rico, o de

104 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
aquellas organizaciones políticas de ciudadanos del este en el exilio, entre 1944 y
1953 podemos hallarlas en el fondo de la Secretaría General del Movimiento168.
El instrumento de descripción (10)005.000 agrupa los libros generados
por los diferentes órganos del Servicio Exterior de España. No se trata de series
documentales continuas, y la información está bastante dispersa, aún así pueden
resultarnos de interés los siguientes libros:
a) Legación de España en Helsinki [Finlandia]:
- Libros registro de cédulas de nacionalidad (1944-1947), Sig. Lº AE/04118,
Top. 55/37.
- Libros registro de certificados de nacionalidad (1934-1957), Sig. Lº
AE/04114, Top. 55/37.
- Libros registro de nacionalidad (1939), Sig. Lº AE/04116, Top. 55/37.
b) Consulado de España en Río de Janeiro [Brasil]:
- Libros registro de matrículas de nacionalidad (1948-1951), Sig. Lº AE/04269,
Top. 55/37.
c) Consulados de España en Filadelfia y en San Francisco [Estados Unidos]:
- Libros de nacimientos, matrimonios y defunciones, también el de paraderos, en-
tre 1954 y 1967 (Sig.: Lº AE/01118 y Lº AE/03816, Top. 55/37).
d) Embajada de España en Buenos Aires [Argentina]:
- Libros registro de pasaportes (1936), Sig. Lº AE/04212, Top. 55/37.
e) Legación de España en Santiago [Chile]:
- Libros registro de visados (1937), Sig. Lº AE/04291, Top. 55/37.
f) Servicio Exterior de España en México:
- Libros de actas de nacionalidad (1969-1976), Sig. Lº AE/03334, Top. 55/00.
- Libros registro de expedición de pasaportes (1929-1938), Sig. Lº AE/03309,
Top. 55/00.
- Libros registro de legalizaciones (1955), Sig. Lº AE/03395, Top. 55/00.
- Libros registro de repatriaciones (1931-1935), Sig. Lº AE/03465, Top. 55/00.
- Libros de renovación de pasaportes (1955), Sig. Lº AE/03428, Top. 55/00.
En el Consulado de España en Buenos Aires hay documentos de exiliados
políticos procedentes de Túnez, Bayona, Pau, Lyon, Lima o Roma del año
1950169; también las fichas de exiliados enviadas por el Consulado General de Es-
paña en París entre 1943 y 1946170. Son de interés los libros registro de cédulas de
identificación171 producidos entre 1936 y 1939, en los que aparecen los datos de
número y fecha de cédula, nombre y apellidos, nombre de los padres, localidad y pro-
vincia de nacimiento, fecha de nacimiento, estado civil, profesión, domicilio, fecha de
residencia, documentación exhibida, hijos que viven en su compañía y fotografía; den-
tro del apartado de documentación exhibida pueden aparecer cartas de particu-
lares, recomendaciones y cartas de presentación de distintas instituciones como,
por ejemplo, la de los Amigos de la República Española de Buenos Aires, o cé-
dulas personales y consulares. Junto a ellos, están los libros registro de pasaportes

Éxodos y documentos 105


expedidos en el Consulado172 que nos sirven para conocer, por ejemplo, las perso-
nas que vinieron de Argentina a participar en la Guerra Civil. Aparte de señalar
los datos de carácter personal (nombre, apellidos, estado civil, etc.) se anota el mo-
tivo del viaje, personas que lo acompañan, documento exhibido, clase, derechos cobra-
dos y fotografía; entre otros documentos exhibidos aparecen cartas de asociacio-
nes y federaciones argentinas apoyando a la República Española, repatriaciones
forzosas por enfermedad o la carta de Margarita Xirgú para que miembros de su
compañía obtuvieran el pasaporte.
En el grupo de fondos de Interior, por una parte, tenemos los documentos
generados por el Gobierno General del Estado Español durante la Guerra Civil,
como la concesión de pasaportes para estar en la España nacional a españoles de
la zona republicana173, órdenes de expulsión de España, peticiones de nacionali-
dad española, autorizaciones de residencia a extranjeros en nuestro país174, pasa-
portes de españoles en el extranjero175, apresamiento de barcos de evadidos espa-
ñoles y autorizaciones de residencia a extranjeros176 o permisos de salida de Es-
paña177. Por otra, están los expedientes de exiliados de la Comisión Coordinadora
de Repatriados entre 1956 y 1961.
Hasta el momento hemos desgajado las fuentes de aquellas instituciones
que en mayor o menor medida tenían como función la emigración por asuntos
políticos. Pero, otras, como el Gabinete de Enlace –ya citado–, si bien no tenía
por función el control de los movimientos migratorios, investigaba las activida-
des realizadas en el extranjero por exiliados. De ahí, que localicemos documen-
tación relativa a la “República en el exilio”, con informes de la Presidencia del
Consejo de Ministros de la República Española en el exilio178 de 1957 a 1977, o
documentación relativa a la Liga de Mutilados en el Exilio, o a las actividades de
exiliados españoles en Francia179.
El grupo de fondos de Cultura también nos puede ayudar a recuperar par-
te de la cultura en el exilio, expresada a través de los expedientes de censura litera-
ria y de teatro, de los expedientes de censura cinematográfica, así como los de rodaje
o guiones cinematográficos. Otros fondos, ya citados, son los fotográficos.
Desde la Delegación de Prensa y Propaganda, dependiente de la Secreta-
ría General del Jefe del Estado en 1936, hasta el Ministerio de Cultura en la dé-
cada de 1970, la censura de libros y publicaciones no periódicas se llevó a cabo
por diferentes organismos, dando lugar a una voluminosa serie de más de 22.000
unidades de instalación. Los expedientes están formados por un documento de
control administrativo, en el que se incluye el informe del Lector encargado de
valorar la obra objeto de censura. Todas las publicaciones (libros, folletos, cuen-
tos, etc.) fueron objeto de censura, entre ellas las de escritores españoles que ha-
bían partido para el exilio o habían emigrado. Son numerosas las referencias, y
aún sabiendo que no podemos citar a todos los escritores exiliados, a modo de
ejemplo, señalar los expedientes de censura de las obras de Virgilio Botella Pas-

106 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
tor, Max Aub, Rosa Chacel, Eugenio F. Granell, Rafael Alberti, Ramón J. Sen-
der, Ramón Xirau, Manuel Altolaguirre, Bernardo Clariana, Juan Chabás, Angel
Lázaro, Luis Santullano, Herminio Almendros, Juan Ramón Jiménez, Avel.lí Ar-
tís Gener, Rafael Martínez Nadal, Luis Alberto Quesada o María Zambrano, en-
tre muchos otros. En el campo de la historia del derecho, por ejemplo, están los
expedientes de las obras de Rafael Altamira y José María Ots Cadaquí, o las del
sociólogo exiliado José Medina Echevarría180.
Esa misma censura se desarrolló en el terreno de la cinematografía181, con-
tando con los expedientes de censura cinematográfica de películas de Luis Buñuel,
Emilio Gómez Murriel, de André Malraux en colaboración con Max Aub –“Sie-
rra de Teruel”–, Antonio Momplet, Miguel Morayta Martínez o Roberto Gaval-
dón. Más que exiliados fueron emigrantes a México tanto Francisco Elías, como
José Díaz Morales, de los que tenemos algún expediente de censura de rodaje.
En Medios de Comunicación Social del Estado, en Prensa Gráfica Nacio-
nal182 y Extranjera183, realizando búsquedas por exilio, refugiado, emigrado/emi-
grante, casas de obreros, Casa de España, Club Cultural en…, Centro Español
de…, son bastantes las referencias encontradas. De igual forma, podemos hallar
fotografías sobre exiliados, casas regionales o de refugiados en el fondo del Estu-
dio Fotográfico Alfonso184.
Por último, mencionar los expedientes de depuración a funcionarios, que en-
contramos repartidos por todos los fondos ministeriales durante el período fran-
quista, y más concretamente en Educación. Algunas de esas personas depuradas
acabaron en el exilio. Un caso parecido son los expedientes personales de maes-
tros, profesores, o catedráticos de Universidad antes de que se exiliaran185.

Migraciones internas del campo a la ciudad


La atracción que han ejercido las ciudades, como centros de trabajo, sobre la po-
blación campesina, en general, ha determinado importantes corrientes migrato-
rias hacia las capitales de provincia a lo largo de todo el siglo XX. El desarrollo y
evolución de estos movimientos podemos estudiarlos a través de las memorias que
Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales o Gobiernos Civiles realizaron, y se
conservan en el archivo. Aunque son variadas en su presentación y cada institu-
ción las enfoca bajo criterios propios, hay una serie de datos obligatorios que en
todas ellas se repiten, y son de gran importancia para este tema.
Estas memorias aparte de cuantificar los movimientos migratorios al ex-
tranjero por países, diferenciando entre hombres y mujeres, así como la vía de
transporte por la que realizaron los desplazamientos, nos suelen indicar la cantidad
de expedientes de traslados de residencia tramitados al amparo de la legislación vi-
gente, es decir, aluden a los movimientos migratorios internos. En algunos casos,
se analizan someramente las causas de la emigración, se menciona el volumen de
emigrantes por grupos profesionales, o sus principales lugares de procedencia. Asi-

Éxodos y documentos 107


mismo, las cifras y estadísticas aportadas sobre natalidad, paro obrero, urbanismo,
enseñanza, etc., arrojan luz a la hora de estudiar estas corrientes internas.
En el grupo de fondos de Interior, encontramos las memorias de algunos
Ayuntamientos, en fechas comprendidas de 1930 a 1979186 o de Diputaciones
Provinciales187, pero el grupo más consultado –por tratarse de una serie más com-
pleta– es el de las memorias de los Gobiernos Civiles, que se localizan en los si-
guientes instrumentos de descripción: (08)025.001, (08)001.004 (Fecha extre-
ma: 1938; Signaturas 44/03502 y 44/03503), (08)003.002 (en los tramos de sig-
naturas siguientes hay memorias de fechas comprendidas entre 1934 y 1966:
44/11307-44/11332, 44/11456-44/11464, 44/11682-44/11698, 44/11874-44/
11875 y 44/12137-44/12142), (08)022.004 (de la caja 52/00472 a la 52/00509 es-
tán las memorias de gestión de Gobiernos Civiles, realizadas entre 1965 y 1972)
y (08)031.000 (que reúne las memorias de Gobiernos Civiles y Delegaciones del
Gobierno entre 1939-1985; las signaturas van de la caja 32/11432 a 32/11539).
Desde el Ministerio de Trabajo, en la década de 1970, se definirá la polí-
tica migratoria del gobierno. A través de las Secciones de Emigraciones y Migra-
ciones Interiores, dependientes de la Dirección General de Empleo se hallan las
series documentales188:
a) Expedientes de migraciones interiores (puestos de trabajo) (1963). Signatu-
ras: 75/23129-75/23132.
b) Fichas de migraciones interiores (1939-1963). Signaturas: 75/23164-75/23168.
c) Expedientes sobre subvenciones a instituciones (1963-1966). Signaturas
75/23190-75/23191.
d) Expedientes sobre subvenciones a inmigrados (1964-1966). Signaturas:
75/23192-75/23205 y 75/23288-75/23294.
e) Expedientes sobre desplazamientos individuales asistidos de trabajadores emi-
grantes (1965-1967). Signaturas: 75/23206-75/23212 y 75/23270-75/23287.
f) Encuestas sobre migraciones internas (1964). Signaturas: 75/23213-75/23234.
g) Expedientes sobre gastos de reinstalación por reagrupación familiar (1964-
1968). Signaturas: 75/23237-75/23269.
h) Expedientes sobre subvenciones a los inmigrados (1967-1968). Signaturas
75/23288-75/23294.
i) Expedientes sobre calificación del trabajador migrante del interior (1967-
1968). Signaturas: 75/23295-75/23300.
j) Estadísticas sobre migraciones interiores (1961-1963). Signaturas: 75/23321.
De igual forma, destacamos el papel que las asociaciones de vecinos tu-
vieron en la configuración de los barrios que fueron naciendo y creciendo en las
ciudades. A consecuencia de esta corriente migratoria, en las grandes ciudades se
producen asentamientos clandestinos que llevan al chabolismo. Por un lado, es-
tarán las medidas establecidas por el gobierno para tratar de solucionar dicho pro-
blema. Por otro, podemos señalar las actuaciones de estas asociaciones.

108 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
En el fondo del Ministerio de la Gobernación/Ministerio del Interior te-
nemos el Registro de Asociaciones189, en el que hay expedientes de asociaciones de ve-
cinos, asociaciones de propietarios y vecinos, etc., de toda España, entre 1960 y
1972. Los expedientes de información de reuniones y actividades de asociaciones los
encontramos en el IDD (08)022.003, de la caja 52/00369 a 52/00401. Otros in-
ventarios que hacen referencia a asociaciones son:
a) (08)025.001. Asociaciones (1900-1936).
b) (08)027.000. Asociaciones (1941-1963). Signaturas: 44/04181-44/04221.
c) (08)003.002. Asociaciones (1961-1964). Signaturas: 44/12228-44/12304.
d) (08)022.004. Asociaciones en el extranjero (1969-1970). Signaturas:
52/00411-52/00412.
Para el caso de Madrid, contamos con el Registro de Asociaciones, proce-
dente del Gobierno Civil de Madrid, con fechas que van de 1886 a 1962190.
Asimismo, en el fondo del Ministerio de la Presidencia localizamos de for-
ma bastante dispersa las cartas que algunas asociaciones de Córdoba o Las Palmas
elevan a sus gobernadores civiles, exponiendo los problemas que acuciaban a sus
barrios191 entre 1976 y 1978. Más relevantes son los expedientes de asociaciones de ve-
cinos generados por la Delegación Nacional de Asociaciones entre 1958 y 1977192.
Otra fuente podría ser la relativa a la colonización, pero en el AGA pro-
cedente del Instituto Nacional de Colonización no es mucho lo que encontra-
mos193, centrándose en cuestiones de tierras. En parte, podemos cubrir esta ca-
rencia documental acudiendo a los expedientes de proyectos de obras de la Di-
rección General de Regiones Devastadas194, en los cuales podemos consultar los
bloques de pisos y de viviendas de renta reducida que absorbieron a gran parte de
la emigración procedente de zonas rurales en las nuevas barriadas de las ciudades.
A su vez, en la Dirección General de la Vivienda, adscrita al Ministerio
de la Vivienda, están: los planes y programas en política de vivienda195, y los de
viviendas de protección oficial, de 1962 a 1977196; o las memorias, inventarios y
balances de constructoras benéficas y cooperativas de viviendas197.
Para terminar mencionamos los fondos fotográficos ya citados, puesto que
en ellos hay fotografías de visitas de autoridades a barrios chabolistas, inaugura-
ciones de viviendas en barrios nuevos, centros regionales de emigrados, etc.

Inmigración
Consideraremos inmigración como la llegada de personas a un país para esta-
blecerse. Es éste sin duda un fenómeno bastante más reducido en el tiempo.
Hasta mediados de la década de 1980 la presencia de extranjeros en España fue
poco relevante, siendo en los últimos veinte años cuando esa presencia se ha in-
crementado. La documentación ilustrativa de este fenómeno en el AGA es bas-
tante reducida. No obstante, tenemos ejemplos que, si bien son ocasionales,

Éxodos y documentos 109


abarcan un amplio período de tiempo y que de nuevo presentan estos movi-
mientos como fruto de una doble casuística:
a) Migraciones por motivos políticos.
b) Migraciones por motivos económicos.
Las migraciones por motivos políticos pueden rastrearse en:
a) IDD (08)031.000. Delegación del Gobierno para la Extranjería y la In-
migración. Dirección General de Extranjería e Inmigración. Subdirección Ge-
neral de Asilo. Expedientes de asilo y refugio (Fechas extremas: 1952-1987; Signa-
turas: 32/11338-32/11431).
b) IDD (08)003.002. Ministerio del Interior. Subsecretaría. Intervención
Delegada de Hacienda. Ayuda a exiliados cubanos (Fechas extremas: 1964-1967;
Signatura: 44/12221).
c) IDD (03)122.000. Delegación Nacional de Auxilio Social. Secretaría
General. Correspondencia de cubanos exiliados (Fechas extremas: 1963-1972; Sig-
naturas: CA. 764, Top. 16/61).
d) IDD (09)002.008. Ministerio de la Presidencia. Dirección General de
Extranjería e Inmigración. Expedientes de prófugos y desertores (Fechas extremas:
1807-1923; Signaturas: 51/00001-52/00002, 51/00004, 51/00053 y 51/00072).
Las migraciones por motivos económicos quedan reflejadas en:
a) IDD (14)001.014. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Dirección
General de Trabajo. Subdirección General de Empleo. Expedientes de tramitación
de concesión de permisos de trabajo a trabajadores extranjeros (Fecha extrema: 1972;
Signaturas: 74/15991-74/15997).
b) IDD (14)001.012. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Dirección
General de Extranjeros. Autorizaciones a trabajadores extranjeros (Fechas extre-
mas: 1978-1979; Signaturas: 75/17333-75/17448).
c) IDDs (08)020.002, (08)020.003, 08)020.004 y 08)020.005.Gobierno
Civil de Madrid. Orden Público/Derechos Ciudadanos. Extranjeros: Permisos de
trabajo y residencia (Fechas extremas: 1980-1981; Signaturas: CAs. 1-365, Top.
11/27), Visados (Fechas extremas: 1979-1980; Signaturas: CAs. 366-375, Top.
11/27), Relaciones de permisos de trabajo y residencia (Fechas extremas: 1979-1980;
Signaturas: CAs. 377-378, Top. 11/27), Permisos renovados y denegados (Fechas
extremas: 1979-1980; Signaturas: CAs. 375-376 y 380-381, Top. 11/27).
d) IDD (09)001.007. Ministerio de la Presidencia. Secretaría General
Técnica. Secretariado de Gobierno. Autorizaciones a súbditos extranjeros para ad-
quirir fincas rústicas en España (Fechas extremas: 1964-1970; Signaturas: 51/
05851, 51/05872, 51/05899, 51/05913, 51/05942, 51/05958, 51/06004, 51/06031
y 51/06056).

110 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
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1997. Exilios y migraciones ibéricas en el siglo XX. Centre de Recherches Hispani-
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y repatriados: Fuentes documentales en el Archivo General de la Administra-
ción (Sin publicar).

Éxodos y documentos 111


Notas
1
A partir de este punto, nos referiremos al Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares
(Madrid) bajo las siglas de AGA.
2
Relaciones culturales. Expedientes de becarios (1951-1970). Ministerio de la Presidencia. Dirección Ge-
neral de Promoción del Sáhara. IDD (15)005.000, Sig. CAs. D0161-D0162 Top. 81/22.
3
Relaciones culturales. Becas (1961-1969). Ministerio de la Presidencia. Dirección General de Plazas y
Provincias Africanas. IDD (15)005.000, Sig. CAs. D0786 y D0788 Top. 81/22.
4
Hay que tener en cuenta que, hasta bien entrado el s. XX, se consideró, en el caso español, una auténti-
ca desgracia nacional y un símbolo de la decadencia española la emigración en cuanto pérdida de capital
humano para un país que no contaba con grandes densidades poblacionales.
5
Ministerio de la Gobernación. Subsecretaría. IDD (08)025.001, Sig. 44/00163 y 44/00264 (abarcando
desde 1898 a 1909).
6
Ibidem, Sig. 44/00128 (año 1930).
7
Gobierno General del Estado Español. Subsecretaría. IDD (08)025.001, Sig. 44/02415 y 44/03513 (abar-
cando desde 1937 a 1938).
8
Ministerio de la Gobernación. Secretaría General Técnica. IDD (08)031.000, Sig. 32/11432-32/11539
(abarcando desde 1939 a 1985).
9
Gobierno Civil de Madrid. IDD (08)030.000, Sig. 36/03104-36/03122 (abarcando desde 1886 a 1962).
10
Compuesto por cajas con signaturas: 11/14349-11/14777 y 14778-14853 (con topográfico 12/43).
11
Ministerio de Hacienda. Dirección General de Deuda Y Clases Pasivas. IDD (01)007.007, Sig. 11/14349-11/14364.
12
Ibidem, Sig. 11/14441-11/14503.
13
Ibidem, Sig. 11/14695-11/14705
14
Ibidem, Sig. CAs. 14817-14819, Top. 12/43.
15
Otros ejemplos concretos de esta serie son:
a) Decretos relativos a materias de emigración (1911-1924) –p.ej. el Decreto de 16 de septiembre de 1924
relativo a la creación de la Dirección General de Emigración–. Ministerio de la Presidencia. Subsecreta-
ría. IDD (09)002.008, Sig. 51/00004 y 51/00021.
b) Decreto de reforma del decreto de 12 de marzo de 1917 relativo a pasaportes e inscripción de extranje-
ros (1922). Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD (09)002.008, Sig. 51/00007.
16
Algunos ejemplos concretos de esta serie son:
a) Real Orden sobre organización del Consejo Superior de Emigración (1924). ). Ministerio de la Presi-
dencia. Subsecretaría. IDD (09)002.008, Sig. 51/00132.
b) Real Orden comunicada del Ministerio de Estado relativa a medidas a adoptar para reprimir abusos de Agen-
cias de Emigración (1899). ). Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD (09 002.008, Sig. 51/00045.
c) Real Orden de Presidencia del Gobierno de 23 de noviembre de 1929 sobre normas acerca de la entra-
da de estudiantes españoles en Inglaterra e Irlanda (1929). ). Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría.
IDD (09) 002.008, Sig. 51/00125.
d) Real Orden aclarando el Real Decreto de 2 de mayo de 1922 sobre pasaportes de emigración (1924). ).
Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD (09)002.008, Sig. 51/04042.
e) Real Orden sobre españoles que se trasladen a Gran Bretaña e Irlanda (1929). ). Ministerio de la Presi-
dencia. Subsecretaría. IDD (09)002.008, Sig. 51/00214.
17
Algunos ejemplos de esta serie son:
a) Expedientes personales de Gobernadores Civiles de Ultramar (1843-1915). ). Ministerio de la Presi-
dencia. Subsecretaría. IDD (09)002.003, Sig. 51/03066-51/03067.
b) Expedientes personales de Gobernadores de Fernando Poo (1850-1917). Ministerio de la Presidencia.
Subsecretaría. IDD (09)002.003, Sig. 51/03067-51/03068.
c) Expedientes personales [Sáhara – Marruecos] (s/f) –pueden venir mezclados tanto los referidos al perso-
nal europeo como al personal nativo–. Ministerio de la Presidencia. Comisión Liquidadora de Organismos.
IDD (09 007.007.001, Sig. 52/14829-52/14837.

112 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
d) Expedientes del personal europeo que prestó servicios en la Administración Española en Marruecos
(1914-1983). Ministerio de la Presidencia. Dirección General de la Función PúblicaA. IDD (09)020.000,
Sig. CAs. 169-178, 245-373, 842-861 y 980-1059, Top. 53/39. Este IDD se caracteriza porque:
Es un índice auxiliar onomástico elaborado a partir del IDD (09)001.014.
Se trata de documentación de diferentes series resultado del proceso de absorción o indemnización del per-
sonal que prestaba servicios en la Administración del Protectorado de Marruecos.
Se pueden distinguir las siguientes series:
- Expedientes personales (1914-1964) Vol. 71 cajas.
- Expedientes de indemnización al personal interino (1956-1983) Vol. 20 cajas.
- Expedientes de indemnización a obreros especializados y jornaleros con carácter permanente que optaron
por dejar de prestar servicios en la administración (1956-1983) Vol. 26 cajas.
- Expedientes de indemnización por traslado y cambio de residencia (1956-1983) Vol. 77 cajas.
- Expedientes de indemnización al personal no titular de la antigua Administración Internacional de Tán-
ger (1957-1972) Vol. 7 cajas.
18
Algunos ejemplos de esta serie se encuentran en: Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD
(09)002.008, Sig. 51/00001-51/00002, 51/00004-51/00007, 51/00009-51/00010, 51/00012, 51/00015,
51/00017-51/00019, 51/00021-51/00026, 51/00028-51/00031, 51/00033, 51/00035, 51/00046-51/00050,
51/00052, 51/00055 y 51/00157 (abarcando aproximadamente desde 1833 a 1923).
19
Ibidem, Sig. 51/00049 (año 1898).
20
Ibidem, Sig. 51/00036-51/00067 [signaturas salteadas] (abarcando desde 1836 a 1896).
21
Ibidem
22
Ibidem
23
Ibidem
24
Ibidem.
25
Ibidem, Sig. 51/00047 (año 1915).
26
Ibidem, Sig. 51/00068 (año 1844).
27
Ibidem, Sig. 51/00050 (año 1899).
28
Ibidem, Sig. 51/03488 (año 1900).
29
Ibidem, Sig. 51/03488 (año 1897).
30
Ibidem, Sig. 51/00023, 51/00074 y 51/00133 (abarcando desde 1916 a 1928).
31
Ibidem, Sig. 51/00002 (año 1921).
32
Ibidem
33
Ibidem, Sig. 51/00001-51/00002, 51/00004 y 51/00053 (abarcando desde 1807 a 1923).
34
Ibidem, Sig. 51/00022, 51/00025, 51/00050-51/00051 y 51/00157-51/00158 (abarcando desde 1902 a
1914).
35
Algunos ejemplos concretos de esta documentación son:
a) Asociación Patriótica Española de Buenos Aires (1908-1916). Ministerio de la Presidencia. Subsecre-
taría. IDD (09)002.008, Sig. 51/00010 y 51/00025-51/00026.
b) Centro Gallego de La Habana (1924). Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD (09)002.008, Sig. 51/00103.
c) Centro Regional Gallego de Valentín Alsina (Buenos Aires) y Centro Regional Gallego de Río de Ja-
neiro (s/f).Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD (09)002.008, Sig. 51/00158.
d) Confederación General de Emigrados Españoles (1917). Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría.
IDD (09)002.008, Sig. 51/00010.
e) Solicitud de construcción de ferrocarril entre Galicia y Asturias por parte de los Centros Gallego y As-
turiano de La Habana (1914). Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD (09)002.008, Sig.
51/03482.
36
Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD (09)002.008, Sig. 51/00001, 51/00017 o 51/00073
(abarcando desde 1832 a 1923).

Éxodos y documentos 113


37
Ibidem.
38
Ibidem.
39
Ibidem, Sig. 51/00065 (año 1830).
40
Ibidem, Sig. 51/00002 y 51/00076 (abarcando desde 1921 a 1923).
41
Ibidem, Sig. LIB. 287, Top. 51/29 (abarcando desde 1897 a 1899).
42
Ibidem, Sig. 51/00047 (año 1915).
43
Ibidem, Sig. 51/00055 (año 1891).
44
Ibidem, Sig. 51/00382-51/00383 (abarcando desde 1892 a 1921).
45
Ibidem, Sig. 51/00053 (año 1873).
46
Junta de Reformas Sociales de Barcelona (1906). Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD
(09)002.008, Sig. 51/00017.
47
Ministerio De Estado/Ministerio De Asuntos Exteriores. IDD (10)004.002, Sig. LºAE/03195, Top. 55/38
(abarcando de 1866 a 1868).
48
Ibidem, Sig. LºAE/03198, Top. 55/38 (año 1926).
49
Instrumento de descripción con signaturas extremas: LºAE/00001-LºAE/01398, Top. 54/27;
LºAE/01399-LºAE/01412, Top. 54/56; LºAE/03207-LºAE/04061, Top. 55/00; y LºAE/04062-
LºAE/04291, Top. 55/37; y con fechas extremas que abarcan de 1784 a 1977.
50
Consulado De España En San Francisco [Estados Unidos]. Sig. LºAE/03817, Top. 55/00 (año 1918).
51
Ibidem. Sig. LºAE/03803, Top. 55/00 (abarcando desde 1923 a 1926).
52
Ibidem. Sig. LºAE/03806, Top. 55/00 (abarcando desde 1921 a 1923).
53
Legación De España En Helsinki [Finlandia]. Sig. LºAE/04118, Top. 55/37 (abarcando desde 1944 a 1947).
54
Ibidem. Sig. LºAE/04114, Top. 55/37 (abarcando desde 1934 a 1951).
55
Consulado De España En San Francisco [Estados Unidos]. Sig. LºAE/03804, Top. 55/00 (abarcando des-
de 1926 a 1932).
56
Consulado De España En Rio De Janeiro [Brasil]. Sig. LºAE/04269, Top. 55/37 (abarcando desde 1948
a 1951).
57
Consulado De España En Barranquilla [Colombia]. Sig. LºAE/00128-LºAE/00129, Top. 54/27 (año 1931).
58
Ibidem. Sig. LºAE/00128, Top. 54/27. (año 1931).
59
Consulado de España en Filadelfia [Estados Unidos]. Sig. LºAE/01118, Top. 54/27 (abarcando desde
1954 a 1967).
60
Legación de España en Helsinki [Finlandia]. Sig. LºAE/04116, Top. 55/37 (año 1939).
61
Consulado de España en San Francisco [Estados Unidos]. Sig. LºAE/03816, Top. 55/00 (año1954).
62
Consulado General de España en La Habana [Cuba]. Sig. LºAE/01137-LºAE/01139, Top. 54/27 (año 1927).
63
Ibidem. Sig. LºAE/01140-LºAE/01141, Top. 54/27 (año 1928).
64
Consulado de España en México [México]. Sig. LºAE/03334, Top. 55/00 (abarcando desde 1969 a 1976).
65
Ibidem. Sig. LºAE/03333, Top. 55/00 (año 1915).
66
Ibidem. Sig. LºAE/03355, Top. 55/00 (abarcando desde 1882 a 1894).
67
Ibidem. Sig. LºAE/03496-LºAE/03500, Top. 55/00 (abarcando desde 1926 a 1928).
68
Consulado de España en Hendaya [Francia]. Sig. LºAE/00439, Top. 54/27 (abarcando desde 1869 a 1872).
69
Consulado de España en Kobe [Japón]. Sig. LºAE/00981, Top. 54/27 (año 1897).
70
Consulado de Españaen Oporto [Portugal]. Sig. LºAE/03599, Top. 55/00 (abarcando desde 1917 a 1920).
71
Ibidem. Sig. LºAE/03626, Top. 55/00 (año 1917).
72
Consulado de España en Riga [Letonia]. Sig. LºAE/01131 [Sección Nacimientos], Top. 54/27 (abarcan-
do desde 1902 a 1934).

114 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
73
Consulado de España en Veracruz [México]. Sig. LºAE/03248, Top. 55/00. (año 1920).
74
Ibidem. Sig. LºAE/03311, Top. 55/00 (abarcando 1871 a 1875).
75
Legación de España en Lisboa [Portugal]. Sig. LºAE/01321, Top. 54/27 (abarcando desde 1871 a 1875).
76
Consulado de España en México [México]. Sig. LºAE/03535, Top. 55/00 (abarcando desde 1896 a 1897).
77
Consulado General de España En Trípoli [Libia]. Sig. LºAE/00946, Top. 54/27 (abarcando desde 1784
a 1814).
78
Consulado de España en México [México]. Sig. LºAE/03476, Top. 55/00 (abarcando desde 1883 a 1897).
79
Consulado de España en Roma [Italia]. Sig. LºAE/00557, Top. 54/27 (abarcando desde 1877 a 1891).
80
Ibidem. Sig. LºAE/00544-LºAE/00551, Top. 54/27 (abarcando desde 1871 a 1930).
81
Consulado de España en México [México]. Sig. LºAE/03357, Top. 55/00 (abarcando desde 1913 a 1918).
82
Consulado de España en Lima [Perú]. Sig. LºAE/00139, Top. 54/27 (abarcando desde 1892 a 1907).
83
Consulado de España en Tampico [México]. Sig. LºAE/01011, Top. 54/27 (abarcando desde 1927 a 1934).
84
Consulado de España en Trieste [Italia]. Sig. LºAE/01011, Top. 54/27 (abarcando desde 1886 a 1917).
85
Consulado de España en Tampico [México]. Sig. LºAE/03207, Top. 55/00 (abarcando desde 1881 a 1915).
86
Consulado de España en México [México]. Sig. LºAE/03354, Top. 55/00 (año 1926).
87
Ibidem
88
Consulado de España en Veracruz [México]. Sig. LºAE/03326, Top. 55/00 (abarcando desde 1930 a 1932).
89
Consulado de España en Bayona [Francia]. Sig. LºAE/00040, Top. 54/27 (año 1837).
90
Consulado de España en Hendaya [Francia]. Sig. LºAE/00454, Top. 54/27 (año 1935).
91
Consulado de España en Veracruz [México]. Sig. LºAE/03313, Top. 55/00 (abarcando desde 1879 a 1896).
92
Consulado de España en Génova [Italia]. Sig. LºAE/00337, Top. 54/27 (abarcando desde 1951 a 1955).
93
Consulado de España en Bayona [Francia]. Sig. LºAE/00095, Top. 54/27 (abarcando desde 1910 a 1940.
94
Consulado de España en Hendaya [Francia]. Sig. LºAE/00436, Top. 54/27 (abarcando desde 1876 a 1905).
95
Consulado de España en México [México]. Sig. LºAE/03428, Top. 55/00 (año 1955).
96
Ibidem. Sig. LºAE/03448, Top. 55/00 (abarcando desde 1924 a 1926).
97
Ibidem. Sig. LºAE/03446, Top. 55/00 (abarcando desde 1918 a 1922).
98
Consulado de España en Oporto [Portugal]. Sig. LºAE/03605, Top. 55/00 (abarcando desde 1906 a 1930).
99
Consulado de España en Buenos Aires [Argentina]. IDD (10) 010.001, Sig. LºAE/05981, Top. 55/79
(abarcando de 1933 a 1938).
100
Ibidem, Sig. LºAE/05982, Top. 55/79 (abarcando de 1934 a 1938).
101
Ibidem.
102
Ibidem, Sig. LºAE/05984-LºAE/05985, Top. 55/79 (abarcando de 1933 a 1938).
103
Ibidem, Sig. LºAE/05986, Top. 55/79 (abarcando de 1908 a 1933).
104
Embajada de España en Buenos Aires [Argentina]. IDD (10) 011.000, Sig. 54/09052 (abarcando de
1853 a 1864).
105
Ibidem, Sig. 54/09226 (abarcando de 1853 a 1893).
106
Ibidem, Sig. 54/09062 (abarcando de 1871 a 1891).
107
Ibidem, Sig. 54/09066 (abarcando de 1876 a 1882).
108
Ibidem, Sig. 54/09227 (abarcando de 1865 a 1871).
109
Ibidem (abarcando de 1870 a 1872).
110
Ibidem, Sig. 54/09082 (abarcando de 1895 a 1903).
111
Consulado de España en México [México]. IDD (10)060.000, Sig. 54/09657 (año 1914).

Éxodos y documentos 115


112
Ibidem, Sig. 54/09660 (año 1914).
113
Ibidem, Sig. 54/09679 (año 1918).
114
Ibidem, Sig. 54/09676 (año 1917).
115
Ibidem, Sig. 54/09709 (año 1924).
116
Ibidem, Sig. 54/09718 (año 1926).
117
Ibidem, Sig. 54/09786 (año 1926).
118
Ibidem, Sig. 54/09787 (año 1929).
119
Ibidem, Sig. 54/09866 (año 1936).
120
Consulado de España en Veracruz [México]. IDD (10)065.000, Sig. 54/09914 (año 1885).
121
Comité de Control de la Zona Internacional de Tánger. IDD (10)101.000, Sig. 54/16075-54/16076 (s/f).
122
Consulado General de España en la Habana [Cuba]. IDD (10) 103.000, Sig. 54/13865-54/14067 (abar-
cando desde 1926 a 1953).
123
Embajada de España en Bruselas [Bélgica]. IDD (10)113.000, Sig. 54/15702 (abarcando desde 1921 a 1939).
124
Algunos ejemplos de esta serie se encuentran en:
a) Expedientes de personal de Guinea (1913-1969). Ministerio de la Presidencia. Dirección General de
Promoción del Sáhara. IDD (15)005.000, Sig. D0271-D0394, Top. 81/22.
b) Expedientes gubernativos (aprox. 1905-1985). Ministerio de la Presidencia. Dirección General de Pro-
moción del Sáhara. IDD (15)004.000, Sig. G0067-G0070, Top. 81/11.
Gobernadores (1843-1959). Gobierno General del Sáhara. IDD (15) 018.000, Sig. G1903, Top. 81/13.
125
Fichas de expedientes personales (s/f). Ministerio de la Presidencia. Dirección General de Promoción
del Sáhara. IDD (15)028.000, Sig. FCH1-FCH2, Top. 8Sala izquierda/.
126
Personal. Concursos (1902-1935). MMinisterio de la Presidencia. Dirección General de Marruecos Y
Colonias. IDD (15)004.000, Sig. G0046-G0066, Top. 81/11.
127
Personal. Expedientes de personal, concursos, peticiones, plantillas, etc. (1909-1975). Ministerio de la
Presidencia. Dirección General de Promoción del Sáhara. IDD (15)005.000, Sig. D0218-D0621 [signatu-
ras salteadas], Top. 81/20.
128
Ibidem.
129
Ministerio de la Presidencia. Dirección General de Marruecos y Colonias. (15)003.001, Sig. M0071-
M0083, Top. 81/03 (abarcando desde 1913 a 1936).
130
Ibidem, Sig. M0051-M0058, Top. 81/03 (abarcando desde 1845 a 1936).
131
Ibidem, Sig. M0273-M0274, Top. 81/03 (abarcando desde 1917 a 1936).
132
Ministerio de la Presidencia. Dirección General de Marruecos y Colonias. (15)004.000, Sig. G0185-
G0191, Top. 81/11 (abarcando desde 1923 a 1935).
133
Ministerio de la Presidencia. Dirección General de Marruecos y Colonias. (15) 076.000, Sig. G2335,
Top. 81/18 (año 1942).
134
Ibidem (año 1937).
135
Ministerio de Estado/Ministerio de Asuntos Exteriores. Sección Colonias. Guinea. IDD (15)004.000,
Sig. G0834-G0839 y G0865-G0886, Top. 81/11 (abarcando desde 1914 a 1918).
136
Gobierno General de GuineaA. (15)018.000, Sig. G1877-G1879, Top. 81/18 (abarcando desde 1804 a
1969).
137
Ministerio de la Presidencia. Dirección General de Marruecos y Colonias. (15)004.000, Sig. G0169,
Top. 81/11 (abarcando desde 1904 a 1928).
138
Ibidem, Sig. G0007, Top. 81/11 (abarcando desde 1902 a 1931).
139
Colonias. Emigración (1926-1934). Ministerio de la Presidencia. Dirección General de Marruecos y
ColoniaS. (15)004.000, Sig. G0198, Top. 81/11.

116 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
140
Trabajo. Braceros (1914-1936). Ministerio de la Presidencia. Dirección General de Marruecos y Colo-
nias. (15)004.000, Sig. G0597-G0598, Top. 81/11.
141
Gobierno General de Guinea. (15)018.000, Sig. G1766-G1782, Top. 81/13 (abarcando desde 1928 a 1962).
142
Ministerio de Educación. Dirección General de Enseñanza Primaria. IDD (05)001.003, Sig. 31/00996
(abarcando desde 1932 a 1933).
142 bis
Centro de Información Documental de Archivos/Archivo General de la Nación de México. IDD
(03)125.000, Sig. FCH. 1-280, Top. 33/FCH 24 (abarcando desde 1845 a 1942).
143
Un estudio importante y con múltiples referencias a la documentación conservada en el AGA es el ar-
tículo de Ramón Baeza Sanjuán “Asesoramiento y represión: los agregados laborales del Franquismo y la
emigración española a Europa” (BAEZA, 1997, 99).
144
Decreto de 3 de septiembre de 1941 de Presidencia del Gobierno.
145
Ley de Bases de Ordenación de la Emigración de 22 de diciembre de 1960 y su texto articulado de 3 de
mayo de 1962.
146
“De los delitos y faltas específicos en la misma materia (emigración) conocerá un Juzgado Especial con
jurisdicción en todo el territorio nacional. A la tramitación de los sumarios que se sigan por estos delitos
y faltas se aplicará el procedimiento de urgencia previsto en la legislación en vigor”.
147
Ministerio de la Presidencia. Subsecretaría. IDD (09)002.008, Sig. 51/00212.
148
Ministerio de Asuntos ExterioresS. IDD (10)004.002, Sig. LEG. 06013, Top. 55/79.
149
Consulado General de España en Gibraltar. IDD (10)075.000, Sig. 54/03850-54/03851.
150
Secretaría General del Movimiento. Secretaría PolíticaICA. IDD (09)017.002, Sig. 51/18950 a
51/19069 (salteadas).
151
Delegación Nacional de Provincias. IDD (09)017.010, Sig. 51/20506-51/20654 y 51/20658-51/20689.
152
Delegación Nacional del Servicio Exterior. IDD (09)017.012.
153
Ibidem, Sig. 51/21108-51/21131.
154
DELEGACIÓN NACIONAL DE SANIDAD. IDD (09)017.011, Sig. 51/10409-51/10414.
155
DELEGACIÓN NACIONAL DEL SERVICIO EXTERIOR. SERVICIO DE REPATRIACIÓN DE
MENORES. IDD (09)017.022, Sig. 52/02806-52/02920.
156
No todos los expedientes están completos. De hecho, algunos sólo tienen una ficha del menor y otros
únicamente los documentos relativos a la evacuación.
157
Beneficencia. Comisión Coordinadora de Repatriados. IDD (08)003.002, Sig. 44/11059-44/11061.
158
Ibidem, Sig. 44/11062-44/11063.
159
Ibidem, Sig. 44/11076-44/11078.
160
Ibidem, Sig. 44/11085.
161
Medios de Comunicación Social del Estado. Prensa Gráfica Nacional. IDD (03)084.000, Sig. F/00732,
F/00799, F/00800, F/00806, F/01007, F/01028, F/01038 y F/01084; IDD (03)082.000, Sig. F/01472 y
F/01675 (todas con topográfico 33/).
162
Secretaría General del Movimiento. Secretaría Política. IDD (09)017.002.
163
Delegación Nacional de Excombatientes. IDD (09)017.007.002.
164
Delegación Nacional de Excombatientes. IDD (09)017.007.001, Sig. 52/03040-52/04141.
165
Delegación Nacional de Excombatientes. IDD (09)018.001, FCH. 1-16, Top. 52/78 (abarcando desde
1939 a 1976).
166
Delegación Nacional del Servicio Exterior. IDD (09)017.012.
167
Embajada de España en París [Francia]. IDD (10)097.000, Sig. 54/11501-54/11506.
168
Secretaría General del Movimiento. Politica. IDD (09)017.002, Sig. 51/18948, 51/18974, 51/18995,
51/19014, 51/19042-51/19043 y 51/19088; IDD (09)017.003, Sig. 51/18564.

Éxodos y documentos 117


169
Consulado de España en Buenos Aires [Argentina]. IDD (10)010.001, Sig. 54/09238.
170
Ibidem, Sig. 54/09247.
171
Ibidem, Lº AE/05965-Lº AE/05974, Top. 55/79.
172
Ibidem, Lº AE/05975-Lº AE/05980, Top. 55/79.
173
Ministerio de la Gobernación/Ministerio del Interior. IDD (08)001.005, Sig. 44/03899.
174
Ibidem, Sig. 44/03907 y 44/03994.
175
Ibidem, Sig. 44/03909.
176
Ibidem, Sig. 44/03910-44/03911 y 44/03937.
177
Ibidem, Sig. 44/03936.
178
Ministerio de Información y Turismo. Gabinete de Enlace IDD (03)104.004, Sig. CAs. 420-421, Top.
82/68.
179
Ibidem, CAs. 644, 649 y 696, Top. 82/68.
180
Véanse Expedientes de censura literaria (1936-1983). IDD (03)050.000; y Expedientes de censura de
teatro. IDD (03)046.000.
181
Junta de Calificación y Apreciación de Películas. IDD (03)121.000.
182
Medios de Comunicación Social del Estado. Prensa Gráfica Nacional. IDD (03)084.000, Sig. F/00682,
F/00705, F/00728, F/00740-F/00742 y F/00746 (todas con topográfico 33/).
183
Medios de Comunicación Social del Estado. Prensa Gráfica Extranjera. IDD (03)083.000, Sig. F/00383,
F/00402, F/00408, F/00449, F/00453, F/00465-F/00477, F/00485, F/00487-F/00488, F/00498, F/00534,
F/00595, F/00599, F/00617 y F/00624 (todas con topográfico 33/).
184
Estudio Fotográfico Alfonso. IDD (03)124.000.
185
Véase el catálogo del grupo de fondos de Educación.
186
IDD (08)025.001; IDD (08)024.001; IDD (08)001.003, Sig. 44/02928-44/02934; 44/02939 y 44/02943;
IDD (08)021.000, Sig. CAs. 578-607, Top. 46/52; y, IDD (08)011.011.
187
IDD (08)001.004, Sig. 44/03456; IDD (08)001.003, Sig. 44/03115-44/03125; y, IDD (08)021.000, Sig.
CAs. 613-615, Top. 46/52.
188
Véase IDD (14)001.018.
189
Ministerio de lLa Gobernación/Ministerio del Interior. Dirección General dde Política Interior. IDD
(08)022.002, Sig. 52/00155-52/00368 –se puede consultar en base de datos–
190
Gobierno Civil de Madrid. IDD (08)030.000, Sig. 36/03104-36/03122.
191
Ministerio de la Presidencia. IDD (09)001.010, Sig. LEGs. 148 y 182, Top. 53/78.
192
Delegación Nacional de Asociaciones. IDD (09)017.021, Sig. 44/09198-44/09287.
193
Ministerio de la Presidencia. Idd (09)001.005, Sig. 51/10147.
194
Véanse Los Idds: (04)078.000, (04)111.000 Y (04)113.000,de Proyectos de Obras; (08)111.000, De Pla-
nos; Y (04)082.000, de Fotografías de Regiones Devastadas.
195
Ministerio de la Vivienda. Dirección General de Arquitectura y Vivienda. Idd (04)066.000, Sig. Cas.
42339-42506, Top. 46/24.
196
Ibidem, Sig. Cas. 32324-37624, Top. 46/24.
197
Ministero de la Vivienda. Dirección General de la Vivienda. Idd (04)085.000, Sig. 26/17470-26/17580.

118 Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña > Fuentes documentales para el estudio...
studia
YOLIA TORTOLERO CERVANTES

Productores de documentos
en el contexto del exilio
español en México

Entre las iniciativas orientadas a rescatar, identifi-


car, describir y difundir el patrimonio documental sobre el exilio español en Mé-
xico (1936-1939), el principal acervo nacional dedicado a resguardar, preservar
y divulgar la cultura y memoria de este periodo es el Ateneo Español, que a lo lar-
go de sus 57 años de fundación ha dedicado parte de sus actividades a recabar,
custodiar y describir documentos de archivo y materiales bibliohemerográficos.1
Por su parte el archivo fotográfico de los Hermanos Mayo, donado al Ar-
chivo General de la Nación;2 el archivo de José Gaos, localizado en el Instituto
de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM); el archivo histórico del Comité Técnico de Ayuda a los Republicanos
Españoles (CTARE)3 y el fondo Refugiados Españoles, ambos donados al Insti-
tuto Nacional de Antropología e Historia y actualmente resguardados en la Bi-
blioteca Nacional de Antropología Eusebio Dávalos Hurtado,4 han sido objeto de
programas y proyectos archivísticos, algunos de ellos dedicados a la conservación,
difusión, uso de materiales y edición de publicaciones de los testimonios gráficos
o escritos sobre la llegada y establecimiento de personajes vinculados con la Se-
gunda República española, la guerra civil de 1936-1939, los españoles refugiados
en México o el gobierno republicano en el exilio.

Yolia Tortolero Cervantes [[email protected]]


Directora de Investigación y normatividad archivística. Archivo General de la Nación, México

TABULA, Número 9, 2006, pp. 121-127


Recientemente, algunas de las instituciones anteriores intercambiaron re-
producciones de sus fuentes documentales con el Archivo de la Guerra Civil Es-
pañola de la ciudad de Salamanca, con el fin de complementar sus colecciones,
difundir sus acervos y reproducir en otro soporte los documentos originales de los
archivos de los fotoperiodistas Hermanos Mayo, el del filósofo José Gaos,5 los tes-
timonios orales de refugiados españoles en México, las fotografías de Kati Horna
o la copia en microfilm del acervo del filósofo exiliado Wenceslao Roces, favore-
ciendo con ello la cooperación entre repositorios afines por el tema de estudio o
periodo histórico.
Las instituciones que comparten documentación de un mismo productor
o de productores cuyo contexto histórico es común, dejan de ser entidades aisla-
das en la medida que dan a sus archivos una perspectiva multinacional6 por in-
tercambiar información sobre su documentación asociada o bien, a partir de que
plantean la prioridad de ejecutar proyectos de descripción compartidos, con base
en normas y estándares internacionales que les permiten ampliar el conocimien-
to del contexto en el que los productores de sus archivos existieron o de las rela-
ciones que entablaron con otros productores, otras entidades o recursos a lo lar-
go de su vida.
Tomando en consideración este enfoque, cada día es inminente docu-
mentar las descripciones archivísticas con base en elementos normalizados. En
particular, para el intercambio de fuentes archivísticas sobre el exilio español en
México y para fortalecer los vínculos institucionales con quienes tienen en co-
mún la custodia de documentación generada por un mismo productor o por pro-
ductores que fueron contemporáneos y que vivieron en un mismo contexto his-
tórico, sería recomendable que los archivos que están por realizar programas de
cooperación, incluyeran en ellos la elaboración de registros basados en los ele-
mentos propuestos en el área de relaciones de la Norma Internacional sobre los re-
gistros de autoridad de archivos relativos a instituciones, personas y familias
(ISAAR-CPF), publicada en su segunda edición durante el Congreso Interna-
cional de Archivos celebrado en Viena, Austria en el año 2004.7
En este artículo se analizan algunas entidades productoras de documenta-
ción relacionadas con el exilio español en México.

El Ateneo Español de México, A.C.


Esta Asociación Civil se fundó en México en 1949 por un grupo de 124 exilia-
dos de la Guerra Civil Española. Entre sus propósitos destacó la idea de promo-
ver la cultura y aglutinar la representación de las escuelas, editoriales o asocia-
ciones científicas que se habían creado desde el principio del exilio, así como para
reunirse a discutir y analizar problemas de orden filosófico, literario, científico,
histórico, musical o artístico.8

122 Yolia Tortolero Cervantes > Productores de documentos en el contexto del exilio español en México
Después de cincuenta y siete años de existencia el Ateneo Español de Mé-
xico ha recabado un rico acervo sobre el exilio republicano, incluyendo una bi-
blioteca y hemeroteca especializadas y documentos sobre la Segunda República
española, la Guerra Civil de 1936 - 1939, la dictadura de Francisco Franco (1936
-1978), los españoles refugiados en México a partir de 1936, la Segunda Repú-
blica española en el exilio (1939-1976), el Comité Técnico de Ayuda a los Re-
publicanos Españoles y la propia documentación generada durante la gestión ad-
ministrativa de la institución.
Como parte de sus programas de descripción y organización archivística, el
Ateneo fue beneficiado en tres ocasiones consecutivas entre 2002 y 2004 por el
Programa de Apoyo al Desarrollo de Archivos Iberoamericanos (ADAI) con el
propósito de llevar a cabo el Proyecto para la catalogación y foliación del Fondo res-
guardado en el Archivo del Ateneo Español de México. Este trabajo constituyó un
avance fundamental no únicamente porque permitió abatir el rezago en la descrip-
ción archivística de sus principales fondos y secciones, sino también porque dió
como resultado la Guía del Archivo histórico del Ateneo Español de México que cons-
tituye el primer instrumento de control y consulta del acervo en su conjunto.9

La serie Personajes
Entre otras, el archivo del Ateneo conserva la serie Personajes, cuyos productores
en su mayoría fueron los mismos actores del exilio español en México o se rela-
cionaron estrechamente con la fundación y evolución del Ateneo. En ella se re-
únen aproximadamente doscientos cincuenta y dos expedientes (de los socios
fundadores, de otros refugiados españoles o de personas vinculadas con el exilio)
cuya descripción archivística los identifica por orden alfabético, apellidos y nom-
bres, en apego a la forma normalizada del nombre según la Norma ISAAR-CPF y
también registra algunos seudónimos, por lo que aporta datos para enriquecer el
campo de las otras formas del nombre de los productores de esta documentación.
Con el fin de profundizar en la descripción archivística de los expedientes
de la serie Personajes o para reconstruir las redes y lazos entre diversos protago-
nistas o para promover el intercambio de información con otros archivos o co-
lecciones de otros republicanos españoles, valdría la pena que esta y otras insti-
tuciones afines, utilizaran en sus programas de cooperación, los elementos de la
Norma ISAAR-CPF para registrar la naturaleza (jerárquica, temporal, familiar o
asociativa) de las relaciones que cada uno de estos personajes mantuvieron entre
sí o las que ellos entablaron con otras entidades (personas, instituciones o fami-
lias) en el contexto del exilio español en México a partir de 1936.
Por citar un caso, en esta serie Personajes del Ateneo Español se localiza el
expediente de José Gaos. Simultáneamente, el Instituto de Investigaciones Filosó-
ficas (IIF) de la UNAM resguarda el archivo personal y manuscritos donados por
la familia Gaos después de la muerte del filósofo acaecida el 10 de junio de 1969 y

Éxodos y documentos 123


el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca tiene una copia en microfilm propor-
cionada por el mismo IIF, con el cual se integra el denominado fondo José Gaos con
55 rollos de 35 milímetros cuyas fechas extremas abarcan los años de 1937 a 1972.
Estas tres instituciones que conservan documentos (originales o copias) de
un mismo productor, optimizarían recursos y promoverían mejor la difusión de
sus acervos si, en el momento de llevar a cabo proyectos de colaboración archi-
vísticos, contaran con un registro único que entre otros elementos, incluyera la
forma normalizada del nombre, las otras formas del nombre, una biografía única
y completa del personaje, así como el registro de las relaciones y recursos rela-
cionados del productor de la documentación en el contexto del exilio español.
Por ejemplo, al conocer y documentar las fechas clave de la relación, lla-
mémosla jerárquica, entre José Gaos y su maestro José Ortega y Gasset durante
sus años de formación académica en España (previos a 1938) y a lo largo de su
producción intelectual, el rastreo documental del legado de Gaos se enlazaría en
automático con instituciones como El Colegio de México, en donde él mantuvo
una presencia fundamental por desarrollar ahí la mayor parte de su trayectoria
académica en el periodo de 1938 a 1969, o bien, complementaría su información
con la de otros archivos, bibliotecas o centros de investigación y documentación
españoles como la Fundación José Ortega y Gasset, que reúne libros, testimonios
escritos y fotografías cedidas por los herederos de este filósofo español.
En otro ejemplo, el Ateneo español cuenta con un expediente de Alfon-
so Reyes, quien consolidó su carrera literaria en España previo a la guerra civil
(entre los años de 1913 a 1935) y mantuvo una relación muy estrecha con el gru-
po del exilio español en México a partir de la fundación de La Casa de España en
México en 1939 y al involucrarse de lleno en la creación y evolución del Ateneo
Español desde el momento en que dio el discurso inaugural y fungió, a lo largo de
su vida, como socio honorario.
El expediente de Alfonso Reyes, localizado en el Ateneo Español de Mé-
xico se complementa con la documentación existente en la Capilla Alfonsina del
Distrito Federal, en donde se resguarda la correspondencia que Reyes entabló con
muy diversos personajes. Este archivo, al estar organizado por nombres y apelli-
dos, facilita la identificación de las relaciones personales que mantuvo el pro-
ductor a lo largo de su vida y permitiría hacer conexiones con otros de la serie
Personajes del propio Ateneo Español.
Es un hecho que la reconstrucción de redes de amistad, personales, inte-
lectuales o políticas que se enlazaron en el contexto del exilio español en Méxi-
co, bien puede registrarse de manera normalizada con base en la identificación de
las relaciones entre productores de documentación archivística y a partir de los
años exactos en que dichas relaciones se dieron. Este procedimiento evita la frag-
mentación de archivos que comparten documentación de un mismo productor,
incluso cuando se localizan en países o instituciones distintas.

124 Yolia Tortolero Cervantes > Productores de documentos en el contexto del exilio español en México
Al analizar las condiciones actuales de muchos archivos, se observa que
por lo general no tienen capacidad suficiente de llevar a cabo proyectos de des-
cripción muy detallados a nivel de fondo, sección, serie y expediente, usando los
26 elementos de la Norma ISAD-G, más aquéllos de la Norma ISAAR que per-
miten identificar las relaciones que mantuvieron los productores de una misma
documentación.
En el caso de la descripción archivística, el uso de Normas cada vez más
elaboradas como la ISAAR-CPF o la nueva propuesta de Norma Internacional
para la Descripción de Funciones y Actividades Colectivas que está en proceso de ela-
boración y aprobación por parte de la Sección Provisional de Normas y Mejores
prácticas del Consejo Internacional de Archivos,10 hacen indispensable estable-
cer prioridades de organización y clasificación, dependiendo de los recursos hu-
manos y materiales, de la capacitación para difundir y aplicar las normas, de las
necesidades de la institución, de las demandas de investigación o del tipo de pro-
yectos de colaboración programados o que se llevan a cabo con otros archivos afi-
nes o por ejemplo, con quienes comparten documentación asociada de un mis-
mo productor.
Bajo esta perspectiva, es recomendable profundizar en la descripción de
un fondo, sección o serie de archivo previo al inicio de un proyecto de coopera-
ción entre dos o más instituciones archivísticas que buscan intercambiar repro-
ducciones, información o instrumentos de consulta de los documentos generados
por un mismo productor o por varios productores que vivieron en un contexto
histórico común. Este procedimiento facilita la gestión administrativa y optimi-
za los recursos destinados a la planeación y ejecución de los programas, sobre todo
aquéllos en los que el trabajo archivístico y la investigación documental tienen
la peculiaridad de hacer el seguimiento de los actores y protagonistas de un
momento histórico específico como fue el exilio español en México.

Notas
1
Para mayor información consultar la página de internet http://www.ateneo.unam.mx
2
El archivo fue donado por la familia Mayo al AGN y constituye el principal acervo fotográfico de la ins-
titución. Adicionalmente existen otros fondos que contienen documentos sobre el exilio español y que no
necesariamente fueron generados por exiliados. Es el caso del archivo fotográfico de Enrique Díaz, Enrique
Delgado, Manuel García y Luis Zendejas, mejor conocido como fondo Enrique Díaz, Delgado y García y
que contiene, entre otras, las imágenes de los niños españoles que desembarcaron en México en 1937, así
como las familias de españoles que llegaron por barco a México en 1939.
3
Inventario del Archivo del Ateneo Español de México, A.C., primera época, 1904-1978. México, D.F.,
1 de diciembre de 2004, pag.

126 Yolia Tortolero Cervantes > Productores de documentos en el contexto del exilio español en México
4
Esta biblioteca se localiza en el Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México. El fondo del
comité citado (CTARE) contiene información de los ciudadanos españoles que ingresaron en México en-
tre 1939 y 1940 en calidad de refugiados políticos. La documentación incluye datos sobre el funciona-
miento y actividades del comité y la ayuda que éste dio a los exiliados para que se establecieran en el país.
Por su parte el fondo Refugiados Españoles, que también contiene documentos administrativos sobre la lle-
gada de los españoles a México, actualmente se encuentra en proceso de organización.
5
Para mayor información consultar la página de internet http://www.mcu.es/jsp/plantillaAncho_wai.jsp?id
=64&area=archivos
6
Este término se utiliza en el contexto de los archivos, al explicar los alcances y objetivos de la norma ISA-
AR-CPF. Véase ISAAR, Madrid, 2004, pag. 13.
7
El Ateneo Español siguió el modelo del Ateneo de Madrid, fundado en 1820. La norma se publicó en los
dos idiomas oficiales del Consejo Internacional de Archivos (inglés y Francés). Por su parte el Ministerio
de Cultura de España publicó su traducción al español.
8
Para ampliar el tema del origen y fundación del Ateneo Español, véanse los artículos de Bernardo Gi-
ner de los Ríos sobre los primeros años de historia del Ateneo y la conferencia inaugural del Ateneo dada
por Alfonso Reyes el 14 de marzo de 1949 (en) http://www.ateneo.unam.mx. En esta página se incluye la
lista de los fundadores del Ateneo.
9
En el Informe del proyecto para la ordenación y clasificación del Fondo resguardado en el Archivo del
Ateneo Español de México, A.C., rendido al programa ADAI en 2003, se mencionan los antecedentes de
la ordenación del archivo. El primer proyecto inició en 1979 y el segundo entre 1999 y 2002, sin embargo
en esos años se realizaron trabajos de clasificación y catalogación pero no se elaboró ningún instrumento
de consulta y control del acervo en su conjunto.
10
En los idiomas oficiales del Consejo internacional, esta Norma se llama International Standard For Des-
cribing Functions and Activities of Corporate Bodies/Norme internationale pour la description des fonc-
tions et activités des collectivités. Para más información consultar la página www.ica.org

Éxodos y documentos 127


studia
SUSANA ALBA MONTESERÍN Y ANA FERNÁNDEZ ASPERILLA

Fuentes para el estudio


de la emigración española:
el Centro de Documentación
de la Emigración Española (CDEE)
de la Fundación 1º de Mayo

Los movimientos migratorios constituyen un factor de-


cisivo en la configuración del mundo contemporáneo. Su trascendencia ha he-
cho que ciertos historiadores sociales consideren la historia de los migrantes
como la historia de los pueblos. Esta afirmación adquiere una relevancia especial
para España, país de larga tradición migratoria.
La emigración moderna de españoles a América tuvo su apogeo en el pe-
ríodo comprendido entre 1880 y la década de los años treinta del siglo XX. La
Gran Guerra marcaría un hito destacable, de manera que un nuevo flujo migra-
torio con destino a Francia sustituiría, momentáneamente, la emigración transo-
ceánica. Daba así comienzo el ciclo migratorio europeo, que alcanzaría su máxi-
mo desarrollo en la etapa comprendida entre la mitad de los años cincuenta y el
final de la dictadura franquista.
Tras la Gran Guerra se reanudarían otra vez las migraciones transoceáni-
cas, aunque con un volumen muy inferior al existente antes del conflicto. La
Gran Depresión de los años treinta pondría fin a la emigración masiva a Améri-
ca. Las regiones tradicionalmente receptoras de mano de obra española, como el
Río de La Plata, Brasil y Cuba, afectadas por la crisis económica, restringirían la

Susana Alba Monteserín. [[email protected]] Centro de Documentación de la Emigración Española


Licenciada en Historia. Especialista en el tratamiento de Fuentes Documentales sobre Movimientos Migratorios
Ana Fernández Asperilla. [[email protected]] Centro de Documentación de la Emigración Española
Doctora en Historia Contemporánea. Especialista en historia de la emigración española

TABULA, Número 9, 2006, pp. 129-143


entrada de nuevos inmigrantes, a excepción de los que lo hacían para reunirse
con sus familiares, ya establecidos en los países de acogida. En las tres décadas si-
guientes, América demandaría sólo técnicos y trabajadores españoles muy cuali-
ficados, e incluso se articularían mecanismos para la formación de personal pro-
cedente de estos países en España.
La Guerra Civil provocó un éxodo migratorio de naturaleza política, que
ha suscitado una gran atención. Historiadores e hispanistas se han preocupado
por conocer los destinos y la suerte de los exiliados españoles. Con el propósito,
entre otros, de encontrar referentes en las fuerzas políticas y en los ideales de la
España de la II República. No ha ocurrido en igual medida en el caso de los emi-
grados económicos. Sus protagonistas han sido objeto durante mucho tiempo de
un olvido persistente. Mientras los exiliados se identificaban con el proyecto de-
mocrático y modernizador de la breve experiencia republicana de los años trein-
ta, en cambio, los emigrantes económicos se percibían como gente sin inquietu-
des políticas, identificada con los valores de la dictadura.
La marginación de la emigración económica de las agendas de investiga-
ción de los historiadores y de otros científicos sociales está relacionada, pues, con
motivos ideológicos, pero también con la dificultad para acceder a las fuentes. A
este problema nos referíamos ya en una revista francesa a mediados de los años no-
venta. Allí señalábamos ciertos problemas relativos a la desaparición de fuentes y
a las dificultades derivadas de su dispersión, a la hora de abordar la investigación
sobre los procesos migratorios hispánicos. Las dificultades se agudizan cuando se
aborda el estudio de las migraciones desde una perspectiva de género. La cuestión,
que ha sido ya tratada en otros lugares, nos enfrenta a los obstáculos con los que
chocan los investigadores cuando deciden estudiar las migraciones femeninas
(Morelli, 2004; Fernández Asperilla, 2006). Lo que les obliga a realizar un esfuer-
zo suplementario para sortear la invisibilidad de las mujeres en las fuentes.
En este artículo no vamos a centrar nuestra atención en la documentación
de los desplazamientos de población al exterior por motivos políticos, sino en los
que tuvieron una naturaleza económica y se desarrollaron en nuestro país a par-
tir de finales de la década de los años cincuenta.
Tras su derrota en 1939, los republicanos españoles se refugiaron en Fran-
cia, la URSS y México. En cambio, los nuevos flujos migratorios de mediados del
siglo XX se dirigieron a Europa occidental, sobre todo a Francia, Suiza y Alema-
nia. Aunque también reclutarían mano de obra española otras economías euro-
peas como Bélgica, Holanda o Inglaterra (Fernández Asperilla, 1998, 61-81). El
carácter masivo de dichos desplazamientos daría lugar a la creación del Instituto
Español de Emigración (1956), a una serie de reformas legislativas y a la articu-
lación de una política migratoria. Al mismo tiempo, la emigración a América
mantendría un carácter residual y el gobierno franquista activaría una serie de
operaciones oficiales de reclutamiento de mano de obra con destino a Australia y

130 Susana Alba Monteserín y Ana Fernández Asperilla > Fuentes para el estudio de la emigración española...
Canadá. Paralelamente, en el interior del país tendría lugar un importante tras-
paso de población rural a las grandes ciudades industriales, que experimentaban
un espectacular desarrollo. Urbanización, emigración interior y exterior, forma-
ban parte de un mismo proceso que se produjo a partir de la segunda mitad del
siglo XX.
Desde mediados de la década de los años setenta cobrarían importancia
los movimientos de retorno a España. El cierre de fronteras, ocurrido a raíz del
shock del petróleo y de la crisis económica en torno a 1973 en los países europe-
os receptores de mano de obra, provocaría un movimiento de retorno, especial-
mente a partir de 1975, coincidiendo con la muerte del general Franco. Junto al
cierre de fronteras, para evitar la llegada de nuevos inmigrantes, los países recep-
tores incentivaron el regreso de los extranjeros a sus países de origen. Durante la
década de los años setenta y siguiente, la mano de obra extranjera sería la primera
en ser expulsada del mercado de trabajo, incrementándose las tasas de desempleo
entre los inmigrantes, así como siendo éstos las primeras víctimas de los procesos
de reconversión industrial.
Quienes habían sido una solución para los déficit demográficos y de mano
de obra de la vieja Europa después de la Segunda Guerra Mundial, durante los de-
nominados en Francia treinta gloriosos, se convertían, en el último cuarto del si-
glo XX, en una carga. Así era pues parte de esta emigración del Sur de Europa no
había regresado a su país de origen, presentaba problemas de integración y había
envejecido en el país de acogida, donde vivían sus hijos y nietos.
El retorno ocupó siempre, en la estrategia migratoria de la mayoría de los
españoles que se marcharon a trabajar al extranjero, un lugar prioritario. De
este modo el regreso constituía la culminación de un proyecto vital, y desde este
punto de vista, debe considerarse un éxito –más o menos relativo–. Represen-
taba la cara opuesta de la repatriación de quienes en una situación social muy
desfavorable eran devueltos al país de origen por las autoridades españolas en el
exterior.
Además del deseo inalterable de retornar, en el regreso voluntario ejer-
cieron también gran influencia las circunstancias políticas del país de salida. La
muerte del general Franco hizo albergar a muchos emigrantes la esperanza de que
una vez restaurada la democracia, encontrarían a su vuelta unas condiciones la-
borales y de vida mejores que las abandonadas años antes en la España de la dic-
tadura. Creían asimismo que se articularían medidas encaminadas a facilitar su
integración en el país de origen.
La constatación de que el gobierno español no adoptó una batería de medidas
para facilitar la vuelta, frustró en gran medida sus expectativas y contribuyó tam-
bién al fenómeno que en la sociedad española de la transición democrática se co-
noció como el desencanto. A él no fueron ajenos los emigrantes, a pesar de en-
contrarse a muchos kilómetros de distancia.

Éxodos y documentos 131


Con décadas de retraso respecto a otros países europeos, en los años
ochenta del siglo XX, la consolidación democrática y la incorporación a la
Unión Europea facilitaría el desarrollo económico de la Península Ibérica. Este
crecimiento convertiría a España, una década después, en receptor de mano de
obra, desplazada desde otras zonas más pobres, algunas de la cuales –América o
norte de África– habían sido anteriormente destino de la emigración española.
De todo lo anterior, se deduce que en el mundo moderno, desde el siglo XIX la
Península Ibérica ha sido un escenario de diversos procesos migratorios, que se
han revelado decisivos para el desarrollo económico, social y político de nuestro
país.
Los movimientos de población al exterior, de la segunda mitad del siglo
XX –de los que nos vamos a ocupar en adelante en este artículo–, darían lugar a
una documentación oficial, de carácter administrativo, generada por las institu-
ciones implicadas en la gestión de los flujos migratorios –pasaportes, tarjetas de
embarque, visados, cartilla del emigrante, certificado médico, contratos de traba-
jo, permisos de residencia, permisos de trabajo, etcétera–. De esta documentación
se ocupa otro de los artículos de este número.
Se trata de una documentación que en su mayoría tiene un carácter admi-
nistrativo, pues son las instituciones del estado emisor y receptor de mano de obra
las entidades productoras. Pero, junto a esta documentación, que posee cierto ca-
rácter individual –nos referimos a que los pasaportes, los permisos de trabajo, et-
cétera, se otorgaban de manera individualizada a cada emigrante–, estaría la pro-
piamente administrativa. Esta última refleja las medidas políticas y administrati-
vas adoptadas en torno a los movimientos migratorios por los organismos españo-
les especializados en la gestión de estos temas –convenios bilaterales, acuerdos de
Seguridad Social, legislación reguladora de diversos aspectos, etcétera–.
El desplazamiento de trabajadores españoles y su establecimiento en las
sociedades de acogida generó además otro tipo de documentos, de naturaleza di-
ferente, de la que ha venido ocupándose desde hace más de once años el Centro
de Documentación de la Emigración Española (desde ahora CDEE) de la Funda-
ción 1º de Mayo.1
El Centro de Documentación de la Emigración Española se creó en 1995.
Sus objetivos eran básicamente tres. El primero consistía en la recuperación, or-
ganización, custodia y valorización de todo tipo de testimonio –escrito, impreso,
gráfico o audiovisual– de la vida de los trabajadores emigrantes españoles y de sus
organizaciones, en tanto que constituyen el patrimonio histórico documental de
la emigración española. En segundo lugar, el CDEE promueve actividades que
contribuyen a un mejor conocimiento de nuestra emigración entre la ciudadanía,
tales como programas de investigación y estudio, ediciones, exposiciones, etcéte-
ra. En tercer lugar, promueve acciones culturales en común con los organismos y
entidades de la emigración española.

132 Susana Alba Monteserín y Ana Fernández Asperilla > Fuentes para el estudio de la emigración española...
En los más de once años transcurridos desde su nacimiento, el CDEE ha
reunido un rico patrimonio documental, que ha ido organizando y poniendo a
disposición de los usuarios. Puesto que se trata de un patrimonio que se hallaba
en origen muy disperso en las zonas de asentamiento emigrante y en manos de re-
tornados, ha sido necesario desarrollar una política sistemática de localización y
adquisición. Este patrimonio puede ser consultado libremente por toda persona
que desee hacerlo, con las únicas excepciones que marca la legislación vigente en
materia de derecho al honor y a la intimidad de las personas. Así, una media de
250 consultas han sido anualmente atendidas por el centro, sin contar las entra-
das que se producen a través de la página de Internet.
En la actualidad, existen un total de 25 instrumentos de acceso a la docu-
mentación –inventarios y catálogos– que pueden consultarse directamente en sala
o a través de Internet. En breve, antes de finales de 2007, dos nuevos inventarios
serán también susceptibles de consulta. Se trata de los inventarios correspondien-
tes a los fondos documentales del Centro Español García Lorca de Crissier (Suiza)
y el del Centro Español de Thonon- Les Bains (Francia). Así mismo también se
contará con una nueva edición revisada y actualizada del catálogo de prensa.
De forma general el patrimonio documental del CDEE está compuesto por
más de 400 metros lineales de documentación; 8.500 fotografías; 1.114 carteles;
425 títulos diferentes de publicaciones periódicas –revistas, periódicos y boleti-
nes–;más de sesenta videos y películas, así como una amplia colección museísti-
ca – maletas, pasaportes, banderines, discos, insignias, pegatinas, etcétera–.
Además de su volumen, el valor principal de la documentación reside en
su variedad, pues procede de todos los países en los que han arraigado colonias de
españoles: Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Holanda, Gran Bretaña, Luxem-
burgo, Suecia, Rusia, Australia, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Mé-
xico, Uruguay, Cuba, Venezuela, etcétera. Resulta igualmente destacable la am-
plitud cronológica de los materiales; que abarcan desde el último tercio del siglo
XIX hasta la actualidad.
La riqueza informativa de la documentación explica cómo a lo largo de la
última década el Centro se ha convertido en una referencia obligada para la ob-
tención de información y la consulta de fuentes por parte de científicos sociales
y estudiosos, interesados en el análisis de los movimientos migratorios modernos.
Pero lejos de una consideración decimonónica del archivo, como algo única-
mente cultural e histórico, el CDEE es un instrumento útil para las organizacio-
nes de migrantes, así como para otros organismos públicos y privados, implicados
en la gestión de los flujos migratorios actuales. Nos referimos a las administra-
ciones públicas –corporaciones locales, administración autonómica y central–,
sindicatos, organizaciones no gubernamentales, etcétera. Finalmente, también
han recurrido a su consulta los propios emigrantes y otros ciudadanos, a título
meramente individual.

Éxodos y documentos 133


Los fondos del CDEE se han utilizado, durante la última década, para la
realización de tesis doctorales, memorias de licenciatura, monografías y artículos
para revistas científicas u otros medios de comunicación de interés más general.
Han sido igualmente solicitados para la elaboración de reportajes periodísticos,
películas de ficción, documentales y programas de televisión y radio 2. La docu-
mentación del Centro ha dado soporte a campañas de sensibilización social, ante
la llegada de inmigrantes a nuestro país, destinadas a frenar los brotes de xenofo-
bia y racismo. En este punto, cabe destacar las dirigidas a colectivos específicos
como los jóvenes.
También se han utilizado para la elaboración de informes y documentos
técnicos, así como para la preparación de muestras y exposiciones fotográficas.
Asimismo han sido empleados para la redacción de materiales pedagógicos, car-
teles, etcétera.
Por otro lado, los centros, asociaciones y federaciones de emigrantes han
recurrido a los recursos del CDEE para desarrollar sus programas de actividades,
así como para salvaguardar, en algunos casos, su patrimonio inmobiliario. Final-
mente, el Centro ha apoyado algunas iniciativas divulgativas de las asociaciones
de retornados creadas en nuestro país.
El CDEE alberga dos grupos de materiales: los fondos de archivo y las co-
lecciones de materiales especiales.
Los fondos de archivo están compuestos por documentos textuales, que
reflejan de forma escrita –manuscrita, mecanografiada o impresa–, la estructura
organizativa de naturaleza étnica creada por los españoles en las sociedades de
acogida.
Las organizaciones étnicas adoptan la forma de asociaciones, centros cul-
turales, sociedades de socorros mutuos, clubs deportivos, grupos de mujeres, aso-
ciaciones de padres de familia, asociaciones de carácter regional, asociaciones de
la tercera edad, asociaciones juveniles, círculos obreros, etcétera. Se estructuran,
de acuerdo con un modelo territorial, que abarca desde organizaciones continen-
tales, pasando por las nacionales y las de carácter local (Lomas; Paniagua, 1998,
417-425). Se situaban en los barrios donde la concentración de trabajadores es-
pañoles era alta. Sirvieron para facilitar la vida de los emigrantes en las socieda-
des de destino, en la medida en que contribuyeron a paliar el desarraigo produci-
do por la llegada a un país del que se desconocía el idioma, las costumbres, las le-
yes, etcétera. Las organizaciones étnicas servían de espacio de socialización en la
lengua materna al mismo tiempo que recreaban la cultura de origen. Además,
eran susceptibles de convertirse en instrumentos de ayuda mutua a la hora de ges-
tionar papeles o buscar empleo y vivienda en la sociedad de acogida (Babiano,
2002, 561-576). Desplegaban una actividad intensa, que sufría oscilaciones según
diversos condicionantes, tales como el tamaño de la colonia, el grado de integra-
ción de sus miembros en la vida social y económica, los niveles de conflicto en-

134 Susana Alba Monteserín y Ana Fernández Asperilla > Fuentes para el estudio de la emigración española...
tre líderes comunitarios, el dinamismo de la propia organización, etcétera. Ade-
más de las organizaciones creadas por la iniciativa de los emigrantes, existieron
también otras impulsadas por el propio Estado español y por la Iglesia católica,
que pretendían mantener a los emigrados vinculados al país de origen.
En los años ochenta del siglo XX la Administración española creaba los
CREs (Consejos de Residentes Españoles en el Exterior) como órganos de re-
presentación y participación de los emigrantes. Frente a las organizaciones étni-
cas, que habitualmente adoptaron la forma de asociaciones sin ánimo de lucro y
se regulaban de acuerdo con la legislación establecida en los países de acogida,
los CREs se configuraron como órganos de representación de las colonias de
emigrantes ante la propia Administración española, y están por tanto regulados
por la legislación española. Sus componentes son elegidos por sufragio univer-
sal, entre los españoles residentes en los ámbitos territoriales donde se constitu-
yen. Aunque muy cuestionados por el movimiento asociativo, sobre todo el eu-
ropeo, han contribuido también a mejorar aspectos concretos de la vida de los
emigrantes.
La función principal de los CREs consiste en ser intermediario entre la
Administración española y los ciudadanos españoles residentes en el exterior.
Asimismo cumplen, al menos teóricamente, una función de difusión de la infor-
mación entre la colonia. Esta labor se realiza a través de la edición de boletines,
folletos, memorias de actividades y otro tipo de materiales divulgativos. En este
punto se produce una superposición, pues también las asociaciones divulgaban
entre los socios las informaciones de interés procedentes del país de origen.

I. Los fondos de archivo


A continuación, haremos una descripción sumaria solo de los fondos que cuen-
tan con su correspondiente instrumento de acceso –inventario o catálogo–, que
el Centro ha realizado y ha dispuesto para su consulta pública y gratuita. Tam-
bién puede accederse a ellos a través de Internet (www.1mayo.org). Obviamen-
te, el volumen documental del Centro es muy superior al que aquí hacemos refe-
rencia, pues existe una notable proporción de fondos pendientes de tratamiento
archivístico.
Hemos clasificado los fondos según el siguiente criterio:
- 1. archivos de instituciones y órganos de representación de los migrantes
en la sociedad de acogida.
- 2. archivos de origen sindical.
- 3. archivos de federaciones y asociaciones nacionales de emigrantes.
- 4. archivos de centros y asociaciones de emigrantes.
- 5. archivos personales.

Éxodos y documentos 135


1. Los archivos de instituciones y órganos de representación
de los migrantes en la sociedad de acogida
En cuanto a los archivos de instituciones y órganos de representación de los mi-
grantes en la sociedad de acogida destacan:
- Fondo Documental del Foro Nacional de Política de Minorías (LSOBA). Do-
cumentos sobre los procesos de integración de la población migrante en
la sociedad holandesa durante los años ochenta y noventa del siglo XX.
Cronología: 1984-1996; extensión: 0,52 metros lineales.
- Fondo Documental del Órgano Consultivo Nacional para los Europeos del Sur
(LIZE). Documentación sobre los emigrados del sur de Europa en los Pa-
íses Bajos. Cronología: 1990-1996; extensión: 1,17 metros lineales.

2. Archivos sindicales
- Fondo Documental de la Delegación Exterior de Comisiones Obreras. Docu-
mentación de carácter sindical que permite conocer la actividad entre la
emigración destinada a la solidaridad con las Comisiones Obreras, así
como las relaciones entre los sindicatos de los países de acogida y las or-
ganizaciones sindicales de carácter clandestino durante el franquismo.
Cronología: 1962-1985; extensión: 2, 85 metros lineales.
- Archivo de la Secretaría Confederal de Emigración de Comisiones Obreras.
Documentación sobre la acción sindical y el servicio de asesoramiento de
CCOO en defensa de los derechos de los trabajadores españoles emigran-
tes. Cronología: 1978-1987; extensión: 9,88 metros lineales.

3. Fondos de archivos de Federaciones y Asociaciones Nacionales


de Emigrantes Españoles
- Archivo de la Federación de Asociaciones de Emigrantes Españoles en Francia
(FAEEF). Documentación que ilustra la vida de esta federación, cuya ac-
ción abarcaba el asesoramiento jurídico a los emigrados, la organización
de proyectos educativos destinados a la segunda generación, así como ac-
tividades sociales, deportivas, recreativas o culturales. Cronología: 1968-
1993; extensión: 14, 04 metros lineales.
- Archivo de la Federación de Emigrantes Españoles en Holanda. Documenta-
ción de la organización, que refleja su actividad hacia la colonia española
en general y hacia determinados colectivos en particular, como la tercera
edad, la segunda generación o las mujeres emigrantes. Cronología: 1967-
1997; extensión: 1,67 metros lineales.
- Archivo de la Asociación de Trabajadores Emigrantes Españoles en Suiza. La
ATEES fue una asociación que federaba a secciones y centros en toda la
Confederación Helvética. Entre su documentación, destaca la relativa a

138 Susana Alba Monteserín y Ana Fernández Asperilla > Fuentes para el estudio de la emigración española...
su actividad por la mejora de las condiciones laborales de los españoles y
a las campañas contra las iniciativas xenófobas de la extrema derecha sui-
za, además de los materiales de sus congresos. Cronología: 1968-1980; ex-
tensión: 2,21 metros lineales.
- Archivo de la Federación de Asociaciones de Emigrantes Españoles en el Reino
Unido. Destaca en este archivo la serie de correspondencia entre la fede-
ración y las asociaciones adheridas, así como la mantenida con las admi-
nistraciones de las sociedades de origen y de acogida. Cronología: 1972-
1998, extensión: 1,17 metros lineales.
- Archivo de la Asociación de Padres de Familia Emigrantes Españoles en Fran-
cia. Se refiere al esfuerzo de los emigrados para garantizar el conocimien-
to de la segunda generación de la lengua y cultura de la sociedad de ori-
gen y por conseguir la equiparación de derechos de los trabajadores mi-
grantes con los franceses. Cronología: 1964-1997; extensión: 9,2 metros
lineales.

4. Archivos de Centros y Asociaciones de Emigrantes


- Archivo de la Asociación de Padres de Familia Españoles de Gallus. La docu-
mentación da cuenta de las estrategias de integración educativa a las que
acudieron las familias emigrantes en Alemania. Cronología: 1976-1996;
extensión: 0,91 metros lineales.
- Archivo de la Asociación de Padres de Familia de los barrios de Rödelheim,
Bockenheim y Sossenheim en Frankfurt an Main. El apoyo a los niños de la
segunda generación en la realización de los deberes escolares y la promo-
ción social de los emigrantes serán los ejes de actuación de la organización
que aparecen reflejados en la documentación. Cronología: 1969-1996; ex-
tensión: 0,78 metros lineales.
- Archivo del Club García Lorca de Bruselas. La documentación ilustra el ca-
rácter sociopolítico de esta organización de españoles, que en el corazón
de Europa se convirtió en un foco de denuncia de la dictadura franquista
y de animación cultural de los emigrados económicos. Cronología: 1950-
1995; extensión: 1,04 metros lineales.
- Archivo del Centro Cultural y Recreativo Real Madrid de Esch Sur-Alzette.
Recoge testimonios de la actividad deportiva de los emigrantes españoles
en Luxemburgo, además del proceso de organización del primer Congreso
Democrático de Asociaciones de Emigrantes Españoles en Europa, del
que los españoles residentes en el Gran Ducado fueron importantes pro-
motores. Cronología: 1980-1993; extensión: 0,26 metros lineales.
- Fondo documental del Hogar de los Españoles. Recoge la presencia de emi-
grantes españoles desde el primer tercio del siglo XX en el cinturón norte
de París, en el departamento industrial de Saint-Denis, donde se ubicaban

Éxodos y documentos 139


las instalaciones manufactureras y los suburbios obreros en esta etapa de
desarrollo del capitalismo francés. Cronología:1926-1995; extensión: 0,39
metros lineales.
- Fondo documental de la Asociación de Formación y Ayuda a los Trabajadores
Españoles (AFATE). Refleja la actividad de esta asociación surgida para la
ayuda a los trabajadores españoles que atravesaban la frontera para em-
plearse en los alrededores de Burdeos, sobre todo como vendimiadores.
Cronología: 1972-1996; extensión: 0,13 metros lineales.
- Archivo del Club de los Cronopios. La documentación refleja la intensa vida
de este centro español de Estocolmo, así como sus relaciones con la Fede-
ración de Asociaciones de Españoles en Suecia, la Embajada Española y
las autoridades suecas de inmigración. Cronología: 1967-1999; extensión:
0.91 metros lineales.

5. Archivos personales
- Archivo personal de Adolfo y Tina López. La dilatada trayectoria de Adolfo
y Tina López como activistas involucrados en la vida de la colonia espa-
ñola en Inglaterra ha dejado un importante legado documental que per-
mite conocer la experiencia migratoria de los españoles en torno a tres
ejes: el asociacionismo étnico, la actividad sindical y la oposición anti-
franquista. Cronología: 1964-1988; extensión: 1,30 metros lineales.
- Archivo personal de Víctor Castro. Castro emigró desde Asturias a Bélgica
convirtiéndose en un miembro activo del Club Federico García Lorca y
participando intensamente en el antifranquismo y en la vida política de
la colonia española en Bruselas, temas sobre los que existen numerosos
testimonios en este fondo documental. Cronología 1961-1994; extensión:
0.65 metros lineales.

II. Las colecciones de materiales especiales


Las colecciones de materiales especiales del CDEE son:
- 1. colección de fotografías
- 2. colección de carteles
- 3. colección de videos y películas. Asimismo es importante señalar la co-
lección hemerográfica del Centro.

1. La colección fotográfica
La colección fotográfica comprende positivos en papel –en color y en blanco y
negro–, así como negativos –color y blanco/negro– y reproducciones fotográficas
–reproducción fotomecánica obtenida a través de métodos de impresión y digi-
tal–. En general, su estado de conservación es óptimo, aunque ciertas piezas ais-

140 Susana Alba Monteserín y Ana Fernández Asperilla > Fuentes para el estudio de la emigración española...
ladas presenten pequeños deterioros como curvaturas, armarilleamiento, sucie-
dad y desgarros3.
La colección abarca un amplio marco geográfico –América, Europa y Aus-
tralia–, así como una cronología basta, que se extiende desde finales del siglo XIX
hasta la actualidad. La riqueza iconográfica de las fotografías refleja la compleji-
dad de los procesos migratorios en los que ha estado implicado nuestro país, si-
multáneamente escenario de expulsión y recepción de migrantes. Las múltiples
facetas de un fenómeno social complejo como son los movimientos migratorios,
se perciben extraordinariamente bien a través de las fotografías, convertidas, des-
de este punto de vista, en una fuente documental primaria (Alba; Babiano; Fer-
nández Asperilla, 2004). El contenido de las imágenes es muy variado. Incluye
escenas de la vida cotidiana de carácter familiar o íntimo, como excursiones, co-
midas familiares, bodas, etcétera. También dan cuenta de aspectos más públicos
o sociales, como las trayectorias profesionales de los protagonistas de las migra-
ciones, actividades políticas o sindicales, el ocio, la práctica del deporte, la reli-
giosidad en el extranjero, la educación de la segunda generación, etcétera.

2. La colección de carteles
Refleja la actividad de los emigrantes económicos en sus facetas más diversas
–políticas, culturales, recreativas, religiosas, reivindicativas, etcétera–. Como en
la colección anterior, su origen geográfico es muy diverso, lo que proporciona una
gran riqueza informativa, referida a las colonias de emigrantes de todos lo países
en los que se asentaron trabajadores españoles. En cuanto a los organismos pro-
ductores, predominan las organizaciones de emigrantes, pero también otras insti-
tuciones de los países de salida y de acogida. Se trata pues de una fuente docu-
mental igualmente interesante.
El catálogo realizado por el Centro de Documentación de la Emigración
Española, además de las correspondientes descripciones, reproducen cada una de
las piezas de la colección, lo que facilita su consulta, sin necesidad de acudir al
original. Esto redunda en unas mejores condiciones de conservación y preserva-
ción de los documentos dentro de los correspondientes unidades de instalación.
A diferencia de otros materiales, los carteles presentan la ventaja de que además
del catálogo pueden ser directamente consultados a través de internet. La crono-
logía de los carteles abarca los siglos XX y XXI. Como en casos anteriores, la co-
lección incluye un número muy superior de piezas, si bien no todas han sido ca-
talogadas, y por tanto no pueden consultarse.

3. La colección de vídeos y películas


Ofrece una amplia visión de los principales movimientos migratorios habidos en
España desde los años cuarenta, así como una extensa variedad de temas de inte-
rés para el estudio de la emigración española- la inserción en las sociedades de aco-

Éxodos y documentos 141


gida, la labor de los centros socioculturales de los emigrantes, el reagrupamiento
familiar, la actividad profesional, el aprendizaje del idioma, la segunda generación
o el retorno. En cuanto a su carácter destacamos los documentales; los programas
de televisión destinados en las sociedades de acogida a la población migrante y las
grabaciones de actos culturales, realizadas por los españoles en el exterior.

III. Colección hemerográfica


De manera complementaria a los fondos de archivo y colecciones documentales,
el CDEE dispone de una colección hemerográfica con 425 títulos (Alba, Babia-
no, 2004, 138-140; Babiano, 2005). Las cabeceras son de una gran pluralidad,
tanto desde el punto de vista de su origen geográfico como de los organismos edi-
tores. También cuenta con una biblioteca auxiliar. Esta biblioteca responde a la
siguiente temática:
- 1. Migraciones internacionales: teoría y generalidades
- 2.Migraciones en España: estadísticas
- 3.Emigración Española
- 4.Emigración política española
- 5.Migraciones internas en España
- 6.Inmigración en España
Finalmente, conviene reseñar que el Ministerio de Trabajo y Asuntos So-
ciales, a través de su titular, Juan Carlos Aparicio, concedió al Centro de Docu-
mentación de la Emigración Española (CDEE) la Medalla de Honor de la Emi-
gración en su versión plata, en diciembre de 2001. Coincidiendo con el día mun-
dial de las migraciones, el 18 de diciembre, se reconocía de este modo la labor so-
cial, la actividad investigadora y el esfuerzo realizado en la construcción de un
gran archivo al servicio de los migrantes, de la comunidad científica y de la ciu-
dadanía. El CDEE se ha constituido pues en una fuente permanente de informa-
ciones y datos, consultada por científicos sociales y estudiosos, interesados en el
análisis de los movimientos migratorios modernos.

Bibliografía
ALBA, Susana; BABIANO, José; FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana. 2004 Mi-
radas de emigrantes. Imágenes de la vida y cultura de la emigración española en
Europa en el siglo XX. Madrid: Fundación 1º de Mayo.
ALBA, Susana; BABIANO, José.2004. La prensa española en Francia: reperto-
rio del Centro de Documentación de la Emigración Española (CDEE).
Migraciones & Exilios, nº 5, pp. 138-140.
BABIANO, José. 2002. Emigración, identidad y vida asociativa: los españoles en
la Francia de los años sesenta. Hispania, nº 211, pp. 561- 576.

142 Susana Alba Monteserín y Ana Fernández Asperilla > Fuentes para el estudio de la emigración española...
BABIANO, José (Coor.); ALBA, Susana; GORDÓN, Carlos; LOMAS, Coro.
2005. Amordazada y perseguida: catálogo de prensa clandestina y del exilio.
Hemeroteca de la Fundación 1º de Mayo. Fundación 1º de Mayo. Madrid
FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana 1998. La emigración como exportación de
mano de obra: el fenómeno migratorio a Europa durante el franquismo.
Historia Social, nº 30, pp. 61-81.
FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana. 2002. Los emigrantes españoles en París a fi-
nales del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX. La sociedad de So-
corros Mutuos el Hogar de los Españoles. Hispania, nº 211, pp. 505-520.
FERNÁNDEZ ASPERILLA, Ana. 2006. Mujeres y emigración exterior bajo el
franquismo. La historia de las Mujeres: Perspectivas actuales. XIII coloquio in-
ternacional AEIH, 19, 20 y 21 de octubre de 2006. Barcelona: UNED. DVD.
LOMAS, Coro; PANIAGUA, Julián. 1998. El movimiento asociativo de los tra-
bajadores emigrantes en Europa. III Encuentro de Investigadores del Fran-
quismo y la Transición. Sevilla, Muñoz Moya Editor, pp. 417- 425.
MORELLI, Anne. 2004. Pour une histoire européenne des femmes migrantes.
Sources et méthodes. Sextant: Revue du Groupe interdisciplinaire d’etudes
sur les Femmes, nº 21-22.

Notas
1
Puede conocerse en parte esta labor a través del boletín del Centro, Historias de la Emigración, espe-
cialmente en su número 18. Se trata de un número especial, al que se le dio un carácter conmemorativo
del décimo aniversario de la creación del Centro.
2
Entre los documentales podemos citar el premiado en el Festival de Málaga, El tren de la Memoria, o la
serie de reportajes que TVE prepara, bajo el título Camino a casa.
3
Para garantizar su estado de conservación se han instalado en sobres de PH neutro y en fundas especia-
les para negativos.

Éxodos y documentos 143


studia
Mª TERESA MUÑOZ BENAVENTE

El archivo de la Oficina
de Asilo y Refugio:
los refugiados en España

El 22 de julio de 1978 España firmaba la adhesión a la Con-


vención sobre el Estatuto de los Refugiados, hecha en Ginebra el 28 de julio de
1951 y al Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados hecho en Nueva York el
31 de Enero de 1967. Con esta firma comienza la etapa constitucional en el tra-
tamiento de los refugiados y exiliados en España. De hecho, esta adhesión se pro-
duce meses antes de la entrada en vigor de la Constitución española de 1978.
El artículo 1.A de la Convención define el término refugiado entendien-
do como tal a la persona que:

“debido a fundados temores de ser perseguido por motivos de raza, religión, na-
cionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas que se
encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos te-
mores, no quiera acogerse a la protección de tal país..”

El derecho de asilo es la protección que ofrece un Estado a los extranjeros


que tengan fundados temores de que su vida o libertad peligran por motivos de raza,
religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones po-
líticas. A los que se reconoce tal protección se les concede el estatuto de refugiado.

Mª Teresa Muñoz Benavente [[email protected]]


Jefa de Área de Documentación, Estudios e Informes
Subdirección General de Asilo
Ministerio del Interior

TABULA, Número 9, 2006, pp. 145-162


En España, en la actualidad, corresponden a la Dirección General de Po-
lítica Interior del Ministerio del Interior, y en concreto, a la Subdirección Gene-
ral de Asilo, las competencias en materia de asilo, refugio, régimen de apátridas
y atención a los desplazados1.
El efecto fundamental que produce la concesión de asilo es el derecho a
no ser devuelto al país de dónde se tienen motivos fundados para temer la perse-
cución alegada – derecho conocido por principio de non refoulement-. Además se
autoriza la residencia y el derecho a trabajar en el país de acogida.
Si bien la cifra de refugiados a nivel mundial es la más baja en los últimos
26 años, actualmente supera los 8.4 millones de personas. La Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, ACNUR, se ocupa de
casi 21 millones de personas2. Los datos estadísticos referidos a nuestro país ha-
blan de casi 150.000 solicitudes de asilo tramitadas entre 1984 y 2006.
La idea de que España ha sido tradicionalmente un país de salida de inmi-
grantes y refugiados no se corresponde con los datos reales. El derecho de asilo se
extiende a épocas remotas de nuestra historia y se ha manifestado a lo largo de los
siglos haciendo de España un país de acogida. Así pues, existen numerosas pruebas
legislativas y documentales de cómo las autoridades han prestado protección a los
refugiados extranjeros en nuestro país, como las que se presentan a continuación.

I. Antecedentes históricos del asilo en España3


La primera manifestación de la institución del asilo en nuestra historia es el asi-
lo eclesiástico, que se relaciona con el poder de intercesión reconocido a los obis-
pos a favor de los que, inculpados de un grave delito o ya condenados, se hubie-
ran refugiado “in Ecclesia”. En el Concilio de Lérida, celebrado en el año 546, la
figura del asilo eclesiástico aparece regulada, ordenándose expresamente a los clé-
rigos respetar este derecho, otorgando “inmunidad de las iglesias o templos, por
virtud de la cual los criminales refugiados en tales lugares no podían ser extraí-
dos de los mismos o lo eran mediante ciertas solemnidades”.
Traducido del latín al castellano antiguo por Alfonso X el Sabio en 1255, el
Fuero Juzgo alude en el libro IX, título III al derecho de asilo eclesiástico, recono-
ciendo únicamente la autoridad de la Iglesia para ejercer el privilegio de amparo en
recintos sagrados a los perseguidos por la justicia. Un año más tarde, el monarca
castellano-leonés manda redactar el Código de las Siete Partidas. Este código reú-
ne las fuentes del derecho consuetudinario castellano, así como del derecho roma-
no. En la Partida Primera, Ley Primera, Título XI, sobre las leyes civiles, se con-
templa el derecho de asilo eclesiástico regulando tanto los casos como los lugares
beneficiarios de este privilegio. Quedaban excluidos, debiendo los clérigos rechazar
el amparo, los delincuentes habituales, ladrones, asesinos, salteadores, traidores co-
nocidos, adúlteros, violadores y también los que cometan delitos de lesa majestad.

146 Mª Teresa Muñoz Benavente > El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio: los refugiados en España
A partir del siglo XV el poder civil se fortalece frente al poder religioso, y en conse-
cuencia, el derecho de asilo eclesiástico irá siendo restringido progresivamente.
En 1567, bajo reinado de Felipe II, se publica la Nueva Recopilación de
las Leyes de España. En ella se fijan las reglas generales del privilegio de inmuni-
dad en lugar sagrado. En 1805, la Novísima Recopilación, mandada publicar por
Carlos IV, recoge cuantas disposiciones normativas se habían dictado hasta la fe-
cha relacionada con el derecho de asilo.
Favorecido por las ideas triunfantes de la Revolución francesa la figura del
asilo adquiere una nueva dimensión, y el papel protector desempeñado tradicio-
nalmente por la Iglesia va ser sustituido por el del Estado. Es la liquidación del
Antiguo Régimen y sus privilegios. “El pueblo francés da asilo a los extranjeros des-
terrados de su patria por la causa de la libertad, se lo deniega a los tiranos” dice el ar-
tículo 120 de la Constitución francesa de 1793. En España, la Constitución de
1812 no contempla el derecho de asilo. Habrá que esperar a 1820 para que sea
contemplado por las Cortes con carácter civil, garantizando al individuo perse-
guido, su persona y sus bienes en el territorio del Estado que lo acoge, haciendo
uso de su soberanía. El Decreto XL de las Cortes Generales de 28 de septiembre
de 1820 se expresa en este sentido “concediendo a los extranjeros un asilo seguro en
el territorio español para sus personas y propiedades”.
El derecho de asilo eclesiástico queda abolido implícitamente en el Có-
digo Penal de 1822.
Los cambios políticos, que estarán presentes en numerosos países europe-
os y americanos a lo largo del siglo XIX, generarán oleadas de emigrados que bus-
can refugio en Estados con ideologías coincidentes con la suya, obligando a és-
tos, como es el caso de España, a desarrollar y regular procedimientos para aco-
gerles. Durante el reinado de Fernando VII e Isabel II, las Actas del Consejo de
Ministros recogen numerosas referencias a la situación de los emigrados políticos,
sus reclamaciones y lo dispuesto en esta materia.
Al periodo del Bienio Progresista pertenece la Ley sobre asilo promulgada
el 4 de diciembre de 1855, en la que se declara “lo conveniente sobre asilo para to-
dos los extranjeros y sus propiedades en el territorio español”. Esta breve ley, de tan
sólo cinco artículos, refunde lo decretado anteriormente en esta materia y per-
manecerá sin ser derogada expresamente hasta 1984. La figura del refugiado po-
lítico no queda definida en el nuevo texto, que sí introduce la facultad del Eje-
cutivo para decretar la expulsión del territorio nacional del refugiado si atentase
contra el país o sus instituciones.
El siglo XX, salpicado de continuos cambios políticos producidos por la
modificación de fronteras, la aparición de nuevos Estados y el fenómeno de des-
colonización, generó millones de desplazamientos de personas víctimas de estos
cambios. Puede afirmarse que los grandes movimientos de refugiados y desplazados
comenzaron en 1912, con las guerras balcánicas, acentuándose durante la Prime-

Éxodos y documentos 147


ra Guerra Mundial (1914-1918) y posteriormente en la Segunda Guerra Mundial
(1940-1944). En España, la evolución de la normativa sobre refugiados durante el
siglo XX está marcada por la repercusión de los acontecimientos bélicos de las dos
Guerras Mundiales y, sobre todo, por la adaptación de la legislación a los cambios
producidos tras la instauración del Estado constitucional en 1978.
A pesar de la neutralidad adoptada por España en la Primera Guerra Mun-
dial, el conflicto obligó a establecer distintas medidas encaminadas a paliar los
efectos del mismo sobre desaparecidos y refugiados de las naciones beligerantes.
Destaca la actividad desarrollada por la Oficina de Información de Guerra, de-
pendiente de la Secretaría Particular del rey Alfonso XIII, encaminada a socorrer
a los ciudadanos extranjeros procedentes de las naciones en guerra4. Constituye
un ejemplo extraordinario de atención de refugiados desde la Administración del
Estado, cuando lo habitual durante estos años era que organismos humanitarios,
como la Cruz Roja Internacional, se ocuparan de su asistencia. El propio monar-
ca decide la creación de la citada Oficina de Información de Guerra cuya ingen-
te labor se centró en procurar información sobre desaparecidos y prisioneros,
atender casos de repatriación de población civil y de militares, tramitar solicitu-
des de indultos de pena capital, etc.
En 1921, la Sociedad de Naciones, a petición de la Cruz Roja Internacio-
nal, decidió nombrar un Alto Comisionado para los Refugiados, organización in-
ternacional encargada de facilitar la resolución de las diferencias entre países de for-
ma pacífica. En 1931 se creó una oficina autónoma dentro de la Sociedad de Na-
ciones que se denominó la “Oficina Nansen para los Refugiados”, que recibió el pre-
mio Nobel de la Paz en 1938 por el trabajo desarrollado a favor de los refugiados.
Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial obligan, una vez más, a
adoptar medidas urgentes para asistir a los refugiados. En 1938, previo al inicio
del conflicto, la Sociedad de Naciones creó un organismo encargado de facilitar
la emigración de cuantos quisieran abandonar los territorios ocupados por Ale-
mania. Se trataba del Comité Intergubernamental para los Refugiados. Durante
la guerra este Comité amplió sus competencias y socorrió a toda persona que se
viera obligada a abandonar su país porque su vida o su libertad estuviera en peli-
gro. En 1947 sus actividades fueron asumidas por la Organización Internacional
para los Refugiados (OIR) que funcionó hasta que la Asamblea de las Naciones
Unidas en 1950, aprobó el estatuto de la Oficina del Alto Comisionado de para
los Refugiados (ACNUR), que comenzó su labor en 1951.
A consecuencia del conflicto comenzó a llegar a España un importante nú-
mero de extranjeros que buscaron protección en territorio español. En los primeros
años de la posguerra mundial penetraron en España por motivos de orden político
alemanes, franceses, belgas y holandeses a los que posteriormente se unieron origina-
rios de los países de régimen comunista. Se estableció un riguroso control por parte
de las autoridades, especialmente por parte del Ministerio de la Gobernación y del

148 Mª Teresa Muñoz Benavente > El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio: los refugiados en España
Ejército, sobre los extranjeros que entraron clandestinamente, ejerciendo una labor
de vigilancia y reclusión de aquellos individuos que así se encontraban en España.
Para conseguir el control deseado por las autoridades españolas de estos
ciudadanos extranjeros se crearon centros como el Depósito de Concentración y
Clasificación de Personal Extranjero de Miranda de Ebro (Burgos)5. En verano de
1940 el centro comienza a recibir a los primeros refugiados de la guerra europea
registrando más de 15.000 extranjeros pertenecientes a más de setenta naciona-
lidades. Los refugiados militares dependían del Ministerio del Ejército y los civi-
les del Ministerio de la Gobernación, a través de la Dirección General de Segu-
ridad. La situación de los internados en aquellos momentos se dividía entre:
- Los refugiados reconocidos por sus representantes diplomáticos que dese-
an volver a su país
- Los que, protegidos por la Cruz Roja Internacional, también desean ser re-
patriados
- Los que, sin ningún tipo de protección diplomática o humanitaria, dese-
an regresar a su país
- Los refugiados políticos que desean permanecer en España.
Como complemento a las tareas de acogida y protección proporcionadas
a los afectados por la contienda europea y para paliar las repercusiones de la mis-
ma en los niños se creó la Delegación de Gobierno para la ayuda española a los
niños extranjeros. Incorporada al Ministerio de la Gobernación, llegó a tramitar
la acogida de más de 16.000 niños entre 1948 y 19536.
Mención especial merece el Patronato de Refugiados Extranjeros Indi-
gentes7. Organismo creado en 1948 por Decreto de la Presidencia del Gobierno
de 14 de mayo de 1948. Adscrito al Ministerio de Asuntos Exteriores, constitu-
yó un verdadero servicio de protección de refugiados y asumió las tareas que has-
ta entonces habían desarrollado los Depósitos de Concentración y Clasificación,
mejorando notablemente el procedimiento y la ayuda prestada. Su labor se cen-
tró en tres direcciones para atender a los que solicitaron protección en España:
- Admitir en España a los que buscaron refugio
- Ocuparse de su subsistencia, proporcionando trabajo
- Repatriar a los que expresaron su deseo de volver a su país o ayudarles a
trasladarse a la nación que hubieran escogido
Formaron parte del Patronato representantes de varios departamentos mi-
nisteriales. La presidencia la ostentó el Director General de Política Exterior del
Ministerio de Asuntos Exteriores y, como vocales actuaron representantes de la
Dirección General de Prisiones del Ministerio de Justicia, de la Sección de Ex-
tranjeros del Ministerio de Trabajo y de la Dirección General de Seguridad del
Ministerio de la Gobernación. Como Secretario actuó el Director del Secreta-
riado Nacional de la Junta Técnica de Acción Católica. Formaban parte también
tres asesores: un miembro de la Dirección General de Beneficencia, el Jefe del

Éxodos y documentos 149


Campo de Nanclares de la Oca y un miembro del Secretariado Nacional de Ca-
ridad. Como jefe del Servicio del Patronato se designó a un diplomático, tenien-
do su sede administrativa en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
El Patronato funcionó en estrecha relación con entidades españolas como
Auxilio Social, la Cruz Roja Española, la Obra Católica de Asistencia Universi-
taria (OCAU) y la Obra Caritativa de Asistencia a Refugiados (OCARE) con
sede en Barcelona, y en el ámbito internacional mantuvo importantes contactos
con Cruz Roja Internacional y la Organización Internacional para los Refugiados
y, posteriormente, con su sucesora, la Oficina del Alto Comisariado para los Re-
fugiados de las Naciones Unidas.
La actividad del Patronato fue progresivamente disminuyendo a finales de
los años cincuenta como consecuencia directa de las nuevas circunstancias del
marco internacional y a la disminución de personas que buscaron su protección.
En 1959 se suprimió el presupuesto que tenía asignado la institución y dejó de
funcionar cuando la cifra de refugiados ascendía a 1.306, “muchos de ellos integra-
dos en la vida social y económica de España que apenas si constituyen un problema”,
según un informe del propio Patronato. Hay que reconocer la ingente labor rea-
lizada por este organismo, que bien pudiera ser considerado como antecesor de la
actual Comisión Interministerial de Asilo y Refugio.
Las especiales condiciones de las dos posguerras mundiales explica el celo
que la autoridades españolas pusieron en la regulación de la entrada de los ciu-
dadanos extranjeros desprovistos de la documentación adecuada. Se repasan bre-
vemente las principales disposiciones al respecto.
El Real Decreto del Ministerio de la Gobernación de 1917 sobre los de-
beres de los extranjeros en España y la expedición de pasaportes, es el primero de
la serie de disposiciones que durante este periodo se dictaron sobre la regulación
de los extranjeros en general, y de los refugiados en particular.
El Decreto del Ministerio de la Gobernación de 4 de octubre de 1935 so-
bre normas para la expedición de pasaportes, establece el procedimiento a seguir
sobre la expedición de documentación a aquellos ciudadanos que alegan ser pró-
fugos, desertores o refugiados políticos y que no pueden proveerse de pasaporte.
El Decreto del Ministerio de la Gobernación, de 23 de julio de 1971, so-
bre la expedición de pasaportes a extranjeros sin nacionalidad y, sobre todo, el
Decreto del Ministerio de la Gobernación de 14 de febrero de 1974, sobre el ré-
gimen de extranjeros en España, vuelve a tener en consideración a aquellos in-
documentados por motivos ajenos a su voluntad, a los que podrá facilitarse un Ti-
tulo de Viaje, siempre que tengan concedida la permanencia o residencia en
nuestro país.
En 1950 las autoridades españolas daban los primeros pasos para la integración
de España en la Organización de las Naciones Unidas, cuyo ingreso se materializaría
en 1955. A pesar de que habría que esperar a 1978 para la adhesión de España a la

150 Mª Teresa Muñoz Benavente > El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio: los refugiados en España
Convención de Ginebra, en 1957 una definición de refugiado aparece recogida en el
articulado del Decreto del Ministerio de Justicia de 22 de febrero de 1957 de derechos
de los extranjeros, refugiados o apátridas en la ley de arrendamientos urbanos, en unos
términos muy parecidos a los que recoge la Convención. Dice textualmente:

“Art. 2º se considerarán refugiados a efectos de esta disposición, los extranje-


ros que residiendo en territorio español, durante tres años al menos, no pudie-
ren o no quisieren reintegrarse en el país del que fueren nacionales, o gozar de
la protección diplomática de éste, por temor a ser objeto de persecución fundada
en motivos de raza, religión, opiniones políticas u otras análogas. Por apátrida
se entenderá al extranjero que con el mismo tiempo de residencia efectiva en Es-
paña no pueda ser legalmente considerado súbdito de otro estado”.

En 1960 el ACNUR propuso al Ministerio de Asuntos Exteriores la crea-


ción de una corresponsalía de la misma en España, lo que fue aceptado y así fun-
cionó hasta la firma del Acuerdo para el establecimiento de la Delegación del
ACNUR en España en 1978. Este organismo conserva los registros de los refu-
giados reconocidos bajo su mandato y como tal se convierten en fuente docu-
mental de interés especial para el estudio de los refugiados en España.
A partir de 1975 comienzan a producirse en España importantes cambios
en el ordenamiento jurídico8. La adhesión a la Convención de Ginebra de 1951
parecía un hecho ineludible que se produce en julio de 1978, meses antes de la
entrada en vigor de la Constitución de 1978.
La primera formulación del derecho de asilo constitucional se recoge en
el artículo 13.4 de la Constitución de 1978 en los siguientes términos “la ley esta-
blecerá los términos en los que los ciudadanos de otros países y los apátridas podrán gozar del de-
recho de asilo en España”.
Tras la adhesión de España a la Convención de Ginebra y la entrada en
vigor de la Constitución, se puso en marcha de manera inmediata un procedi-
miento provisional establecido desde el Ministerio del Interior mediante las Ór-
denes de 16 de mayo y 31 de agosto de 1979 que, a pesar de los inconvenientes
y dificultades de aplicación, vinieron a solucionar la situación de refugiados así
reconocidos por el ACNUR que residían en España en espera de la ley regulado-
ra del derecho de asilo y condición de refugiado de 1984.
Para atender la tramitación de las solicitudes de refugio se habilitó un Ne-
gociado de Refugio dentro de la estructura de la Comisaría General de Docu-
mentación, dependiente de la Dirección de la Seguridad del Estado del Ministe-
rio del Interior. Este procedimiento generó los primeros expedientes de solicitud
de refugio que se conservan en la actual Oficina de Asilo y Refugio.

Éxodos y documentos 151


Finalmente, seis años después de que la Constitución contemplara el de-
recho de asilo en el artículo 13.4, se aprueba la Ley 5/1984, de 26 de marzo, re-
guladora del derecho de asilo y de la condición de refugiado. La principal carac-
terística de esta norma es la distinción que hace entre la figura del asilo y la del
refugio. El asilo es concebido como una institución dependiente en exclusiva de
la soberanía del Estado, y cuya concesión estaría en función de la graciosa deci-
sión de éste, como figura diferente del refugio, establecido como obligación in-
ternacional que adquiere España, al tener suscrito el Convenio de Ginebra, y que
consiste en no rechazar a quien busca refugio huyendo de un Estado que le per-
sigue en los términos especificados en dicha Convención.
En esta Ley queda instituida también la Comisión Interministerial de Asi-
lo y Refugio (CIAR) formada por representantes de los Ministerios de Asuntos
Exteriores, Justicia, Interior y Trabajo y Seguridad Social9, encargada de exami-
nar las solicitudes de asilo y de formular las propuestas correspondientes.
Para la tramitación de los expedientes se creó la Sección de Refugiados en la
Comisaría General de Extranjería y Documentación, como continuación del trabajo
que hasta entonces realizaba el Negociado de refugiados mencionado más arriba. Labor
de la que se ocupó hasta la puesta en funcionamiento de la Oficina de Asilo y Refugio.
La política de asilo en España durante la década de los noventa está directa-
mente relacionada con la desarrollada por la Unión Europea en esta materia. El Tra-
tado de la Unión firmado en Maastricht 1992 establecía la base jurídica para la ela-
boración de una política de asilo común en los Estados miembros. Disponiéndose en
el mismo plano el ejercicio del derecho de asilo y el control de la emigración.
La Proposición no de Ley presentada por los grupos parlamentarios socia-
listas, popular, catalán, CDS, vasco y mixto sobre la situación de los extranjeros
en España aprobada por el pleno del Congreso de los Diputados el 9 de abril de
1991 instaba al Gobierno a adoptar medidas necesarias para garantizar que el sis-
tema de protección de los refugiados políticos no se viera desvirtuado en la prác-
tica, ya que estaba siendo utilizado por los inmigrantes económicos, dificultando
la correcta acogida y provocando el retraso de la resolución de las peticiones de
los verdaderos refugiados. Entre estas medidas figura la creación de un órgano es-
pecializado dotado de los medios humanos y materiales necesarios.
Este órgano especializado inició sus actividades el 18 de febrero de 1992 con
el nombre de Oficina de Asilo y Refugio. Con rango de Subdirección General, ads-
crita al Ministerio del Interior, contaba con personal de la Dirección General de
Política Interior, de la Comisaría General de Extranjería y Documentación y del
IMSERSO. Con sede en Madrid funciona como Oficina única de tramitación.
En la actualidad, como unidad administrativa especializada, tramita las so-
licitudes de asilo, los expedientes de reconocimiento de estatuto de apátrida, los
de aplicación del Convenio Dublín II, instruye los expedientes para conceder los
beneficios de protección temporal, además de intervenir en las operaciones de

154 Mª Teresa Muñoz Benavente > El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio: los refugiados en España
acogida de refugiados y desplazados. Asimismo, se ocupa del registro y documen-
tación de los solicitantes, orienta sobre los servicios sociales y es Secretaría y so-
porte material de la Comisión Interministerial de Asilo y Refugio.
La creación oficial de la Oficina de Asilo y Refugio se recoge en la disposición
adicional única del Real Decreto 203/1995 de 10 de febrero, por el que se aprueba el
Reglamento de aplicación de la Ley 5/1984, de 6 de marzo, reguladora del derecho de
asilo y de la condición de refugiado, modificada por la Ley 9/1994 de 19 de mayo.
La experiencia en la aplicación de la Ley 5/1984, así como las nuevas lí-
neas seguidas por la política europea aconsejaban revisar dicha ley. El 19 de mayo
de 1994 se aprobó la Ley 9 de modificación de la Ley 5/1984 de 26 de marzo, re-
guladora del derecho de asilo y de la condición de refugiado10. La principal no-
vedad que incluye esta norma es la supresión de la dualidad de las figuras asilo y
refugio. Se consagra el derecho de asilo, desapareciendo la discrecionalidad del
Gobierno. A partir de ahora, se concederá asilo a quien se le reconozca la condi-
ción de refugiado con arreglo a lo dispuesto en la Convención de Ginebra. Se es-
tablece una fase previa de inadmisión a trámite que permite rechazar las solicitu-
des manifiestamente infundadas o que no corresponde a España su tramitación.
Las líneas actuales de trabajo en el tratamiento de refugiados en España se sitúa en
el marco de la normalización de los procedimientos en Europa, la adaptación de las directi-
vas comunitarias y la construcción de un sistema común de asilo europeo11.

II. El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio


El Archivo de la Subdirección General de Asilo está adscrito al Área de Documentación,
Estudios e Informes. Está integrado en el Sistema archivístico del Ministerio del Interior
cuya coordinación corresponde a la Secretaría General Técnica del Departamento12.
En la actualidad el archivo de la Oficina de Asilo y Refugio conserva fun-
damentalmente las siguiente series documentales.
- Los expedientes de todas las solicitudes de asilo y/o refugio.
- Los expedientes de los solicitantes de reconocimiento de estatuto de apátridas
- Los expedientes de la aplicación del Convenio Dublín II
- Los expedientes de las personas desplazadas
- Las actas de la Comisión Interministerial de Asilo y Refugio.
En 1979 se pone en funcionamiento el procedimiento de concesión de re-
fugio en España, regulado por las Ordenes Ministeriales de 1979 citadas ante-
riormente. Los primeros expedientes de reconocimiento de refugio son de finales
de ese mismo año. No contamos con datos estadísticos sobre los primeros expe-
dientes que se tramitaron, habrá que esperar a los primeros años de la década de
los 80 para conocer dichas cifras.
La evolución de los solicitantes de asilo desde el año 1993 a 2006 es la que
se recoge en la figura 1. Se aprecian las subidas de solicitantes coincidentes con

Éxodos y documentos 155


los conflictos bélicos en Europa y en los últimos años un decrecimiento en las ci-
fras totales que es generalizado para la mayoría de los países desarrollados.
En 1979 y 1980 las primeras solicitudes correspondieron mayoritariamen-
te a los refugiados cubanos, vietnamitas, disidentes de países del Este de Europa
(que ya estaban residiendo en España) y ciudadanos chilenos, argentinos y uru-
guayos que huían de las dictaduras militares en el Cono Sur de Iberoamérica. En
la actualidad, como puede verse en la figura 2, los principales países de proce-
dencia son: Colombia, Nigeria, Argelia, Malí, Guinea, República Democrática
del Congo, Costa de Marfil, Rusia, Guinea Bissau y Camerún.

Figura 1. Evaluación de los solicitantes de asilo


14000
12.615
11.992
12000 11.708
10000 9.490
8.405
7.926
8000
6.764 6.306 5.918
6000 5.678 4.975 5.553 5.257
4.730
4000 3.715

2000
0
*
1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006
* Dato a 30 de septiembre de 2006

Figura 2. Solicitantes por nacionalidad alegada: 10 países más


representativos 2005
1.656
1650
1450
1250
1050
850 726

650
406
450 273
173 170 162
250 138 114 99
50
Colombia

Nigeria

Alrgelia

Mali

Guninea

R.D. Congo

Costa de
Marfil

Rusia

Guinea
Bissau

Camerún

156 Mª Teresa Muñoz Benavente > El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio: los refugiados en España
Un ciudadano extranjero puede presentar su solicitud de asilo en España
dentro del territorio español -en la propia Oficina de Asilo y Refugio en Madrid,
en cualquier Oficina de Extranjeros o en las Comisarías de Policía autorizadas-,
en frontera -aeropuertos, puertos y fronteras terrestres- y en las embajadas o con-
sulados españoles de un tercer país diferente del de origen del solicitante.
A esta solicitud, que incluye una entrevista personal, se une cuanta docu-
mentación el interesado considera importante para la instrucción del expedien-
te: documentos, recortes de prensa, videos, fotografías, informes médicos etc. La
oficina del ACNUR en España informa sobre esa solicitud y se inicia el proceso
hasta finalizar con un criterio favorable o desfavorable de la instrucción. Si se es-
tima, puede celebrarse otra entrevista al solicitante a fin de contrastar su relato.
Se notifica la resolución adoptada por el Ministro a propuesta de la Comisión In-
terministerial de Asilo y Refugio. Contra esta resolución cabe recurso conten-
cioso-administrativo presentado en las salas competentes de la Audiencia Na-
cional, del Tribunal Supremo o de los Juzgados Centrales. Si la resolución es fa-
vorable se le documenta como asilado y se le expide documento de viaje de la
Convención de Ginebra si así lo solicita.
La serie documental de solicitud de asilo y/ refugio está calificada de con-
servación permanente y de acceso restringido, calificación adoptada por la Co-
misión Calificadora de Documentos Administrativos del Ministerio del Interior.
Principales documentos de un expediente de asilo
- Solicitud de asilo
- Comunicación al ACNUR
- Huellas decadactilares
- Notificación de admisión / inadmisión
- Petición de reexámen
- Notificación de resolución
- Documentos de apoyo
- Informes de organismos públicos
- Informes de otros organismos.
- Informe de la instrucción
- Propuesta de resolución
- Resolución del Ministro del Interior
- Notificación de la resolución
- Recurso
- Resolución judicial
- Ejecución de sentencia
- Expedición y renovación de documentos de identidad y de viaje
- Pasaporte del país de origen
Cuando el Gobierno, por razones humanitarias o a consecuencia de un
acuerdo o compromiso internacional, decide acoger a grupos de personas despla-

Éxodos y documentos 157


zadas por un conflicto o disturbios graves en su país de origen, les dispensará pro-
tección hasta tanto el conflicto se resuelva o existan condiciones para el retorno
o decidan de manera voluntaria trasladarse a un tercer país13.
La Oficina de Asilo y Refugio ha participado activamente en la acogida tem-
poral de personas tras una declaración general de protección temporal. Destacan los
procesos de acogida que el Estado español dispensó a 1.184 desplazados musulmanes
bosnios de la antigua Yugoslavia entre 1992 y 199314. Procedentes del mismo con-
flicto se acogió a un pequeño contingente de judíos sefarditas bosnios, dentro del
programa SEFARAT 1992. En 1994 se efectuaron los trámites necesarios para tras-
ladar y acoger en España a los ciudadanos cubanos retenidos en Guantánamo 15. La-
mentablemente, en 1999 otro gravísimo conflicto bélico provocó la salida masiva de
refugiados albano-kosovares, acogiendo España a 1.425 de esos refugiados.
Además de los expedientes individuales de los desplazados, el archivo
conserva documentos con una riquísima información sobre todo el proceso, des-
de la selección de los acogidos en el propio terreno, la preparación de los con-
tingentes y de los viajes realizados, de todo el proceso de atención en los campa-
mentos de acogida en España y del esfuerzo importantísimo de integración socio-
laboral que incluyó el ofrecimiento de alojamiento y de trabajo. Muchos de los
integrantes de estos contingentes han fijado definitivamente su residencia en Es-
paña acogiéndose a los procesos de regularización y de nacionalización.
El tipo de documentos que encontramos en estos expedientes varía sus-
tancialmente del de asilo.
Principales documentos de un expediente de desplazado
- Formulario de datos de identificación de los miembros de la unidad familiar.
- Resolución y notificación de reconocimiento de estatuto de desplazado
- Comunicaciones entre la Comisaría General de Documentación, la
CIAR y la Subdirección General de Asilo.
- Copias de pasaportes o documentos de identificación.
- Formulario de repatriación voluntaria
Ya se ha mencionado que la Subdirección General de Asilo es competente
en la resolución de las solicitudes de reconocimiento de estatuto de apátrida16.
Apátrida es aquella persona que no puede ser nacional de otro Estado, conforme a
su legislación. Ello supone que quien solicite dicho estatuto debe probar que reúne
tal requisito, es decir que existe una imposibilidad jurídica para ser reconocido
como nacional de otro Estado. Esta circunstancia además, no puede derivar de pro-
blemas burocráticos o de la propia conveniencia del interesado de carecer de dicha
nacionalidad sino que, se trata de una imposibilidad jurídica, es decir que la perso-
na no sea considerada como nacional conforme a la legislación de otro Estado.
Presentada la solicitud del interesado, se examinan los datos y alegaciones
en relación al lugar de nacimiento, países en donde haya podido residir, y rela-
ciones de parentesco con otras personas que en su caso tengan atribuida nacio-

158 Mª Teresa Muñoz Benavente > El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio: los refugiados en España
nalidad de algún Estado. Se examina la documentación que se presente y las cir-
cunstancias que hayan podido llevar a la situación de apátrida. En algunos casos
es necesario realizar una entrevista para verificar el origen del solicitante. Tam-
bién es necesario realizar alguna consulta con las Misiones ó Delegaciones Di-
plomáticas para conocer la situación en la que se encuentran algunos solicitan-
tes en relación a la posible documentación que presenten, o bien que puedan re-
querir de estos organismos. Se realiza una consulta de la Ley de Nacionalidad del
Estado al que dice pertenecer el interesado para saber si puede ser nacional de
este Estado conforme a su legislación. El solicitante debe justificar el origen y su
identidad, y debe acreditar que no puede ser nacional de otro Estado conforme a
su legislación. Concluida la instrucción y determinado el criterio favorable o des-
favorable de la solicitud, se elabora una Propuesta de resolución que será elevada
al Ministro del Interior.
Se han tramitado 380 solicitudes de reconocimiento del estatuto de apá-
trida desde la entrada en vigor del Real Decreto 865/2001, de 20 de julio. La dis-
tribución de países de procedencia es la siguiente:

PAÍS RECONOCIMIENTOS
Alemania 1
Bangladesh 3
Dinamarca 1
Estados Unidos 1
India 1
Kuwait 1
Myanmar (Birmania) 2
Palestina 4
Rusia 3
Siria 1
Suecia 1
Turquía 2
TOTAL 21

Principales documentos de un expediente de solicitud de reconocimiento


de estatuto de apátrida
- Solicitud de reconocimiento de apátrida
- Documentos de apoyo, informes, etc.
- Propuesta de resolución individualizada
- Notificación de la resolución
- Recurso
- Sentencia
- Ejecución de sentencia

Éxodos y documentos 159


Otra importante serie documental es la de los expedientes de aplicación
del Convenio Dublín. La finalidad del Reglamento de Dublín II, como antes lo
fue el Acuerdo de Schengen en materia de asilo, es poner término a los princi-
pales problemas que afrontaba la institución del asilo en Europa. Es decir, el pro-
blema de los “refugiados en órbita”, de las solicitudes múltiples y el del “asylum
shopping”. Para ello se establecen normas relativas a la determinación del Esta-
do responsable del examen de las solicitudes de asilo presentadas en los Estados
miembros de la Unión Europea.
Hay que destacar que el Convenio de Dublín pone énfasis no tanto en el
Estado por el que ha entrado el extranjero, sino en el que ha permanecido más
tiempo. De manera, que si ha habido una entrada irregular y posteriormente el
solicitante se traslada al territorio de otro Estado, reside en el mismo durante al
menos seis meses, antes de presentar la solicitud de asilo, será este segundo Esta-
do el que va a ser responsable del extranjero y de estudiar su solicitud de asilo.
Existen varias modalidades en los expedientes Dublín:
- de toma a cargo dirigidas a España
- tomas a cargo dirigidas por España a otros estados miembros.
- consultas. Peticiones de información de España o de otros países.
Durante el 2005 se gestionaron 2.068 expedientes de aplicación del Con-
venio Dublín.
Otra interesante fuente de información sobre el procedimiento de asilo en
España son las Actas de la Comisión Interministerial de Asilo y Refugio (CIAR),
cuya función ha sido previamente mencionada. La CIAR, según el artículo 2 del
Reglamento de aplicación de la Ley de Asilo, tiene la competencia de examinar
los expedientes de asilo y elevar propuestas de resolución al Ministro del Interior,
además de otras, entre las que destacamos el establecimiento de los criterios ge-
nerales en que se basarán las propuestas de inadmisión a trámite de las solicitu-
des de asilo,recabar información sobre los países de origen de los solicitantes de
Asilo, etc.
Las actas de las reuniones de la CIAR se conservan desde 1984 hasta la actua-
lidad. En ellas se recoge toda la información sobre los casos tramitados en la Oficina.
Además de estas series documentales, en el archivo de la Oficina de Asi-
lo y Refugio se conservan otros documentos relacionados con temas de personal,
formación y difusión, participación en la redacción de normas legislativas, en
grupos de trabajo nacionales, comunitarios e internacionales, publicaciones, etc.
Finalmente, hay que mencionar las transferencias regulares de expedien-
tes al Archivo General del Ministerio del Interior. Desde 1999 se realizan perió-
dicas transferencias de los primeros tramos cronológicos de la serie documental
de solicitud de asilo y/o refugio tramitados por la Oficina.
Por lo que se refiere al acceso de la información contenida en los expe-
dientes anteriormente citados son, con carácter general, de acceso restringido,

160 Mª Teresa Muñoz Benavente > El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio: los refugiados en España
dado el contenido de los mismos. Así han sido clasificadas por la Comisión Ca-
lificadora de Documentos Administrativos del Ministerio del Interior17.
Para terminar, hay que mencionar la importancia que para el estudio de la
situación de refugiados, desplazados y apátridas supone el centro de documenta-
ción de la Oficina de Asilo y Refugio, encargado de recopilar y difundir todas las
fuentes de información, bibliográficas o documentales, relacionadas con los de-
rechos humanos en general, información sobre país de origen, conflictos, legisla-
ción, etc.
Las funciones de Oficina de Asilo y Refugio y, en consecuencia, su pro-
ducción documental, son la prueba de la respuesta que la Administración da a los
problemas de la población que busca asilo en el mundo. Si bien no es España
quien más sufre el problema de los refugiados, las noticias diarias son el reflejo de
la situación que vive la sociedad actual.

Notas
1
Art. 8 del Real Decreto 991/2006, de 8 de septiembre, por el que se desarrolla la estructura orgánica bá-
sica del Ministerio del Interior.
2
Todos los datos estadísticos están disponibles en el sitio web del ACNUR www.UNHCR.org.
3
La redacción de este apartado se basa en la obra preparada por la Subdirección General de Asilo “El de-
recho de asilo en España: compilación histórica”. Madrid: Ministerio del Interior, El Derecho, Ed. 2004.
4
Información contenida en el trabajo de Juan José ALONSO MARTÍN. Fuentes documentales militares
en el Archivo General de Palacio. “Boletín de la ANABAD”. LII (2002) nº 3. P.171-190.
5
Puede consultarse “Inventario nº 1: El Depósito de Concentración y Clasificación de Personal Extranje-
ro de Miranda de Ebro (Burgos), DCME cajas 1 al 161”, elaborado por F. Javier López Jiménez. Archivo
General Militar de Guadalajara. 2003, cuya valiosa información se sigue.
6
Estos datos están recogidos en un informe del Patronato de Refugiados Extranjeros Indigentes de 1953,
conservado en el Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores.
7
Puede consultarse la documentación generada por este organismo en el Archivo General del Ministerio
de Asuntos Exteriores.
8
Para conocer la evolución de la normativa sobre el derecho de asilo a partir de 1975 han sido utilizadas
como fuentes las valiosas aportaciones de: LOPEZ GARRIDO, Diego: El derecho de asilo, Madrid: Mi-
nisterio de Asuntos Sociales, Trotta, 1991. BLANQUER, David: Asilo político en España: Garantías del
extranjero y garantías de interés general. Madrid: Ministerio del Interior, 1997. SANTOLAYA MA-
CHETTI, Pablo: El derecho de asilo en la Constitución española. Madrid: Lex Nova, 2001. YAÑEZ VE-
LASCO, Ricardo, Refugio y asilo político: conceptos y problemas jurídicos. Barcelona: Atelier, 2002.
TRUJILLO HERRERA, Raúl, La Unión Europea y el derecho de asilo. Madrid: Dykinson, 2003. Guía so-
bre el derecho de asilo. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Ministerio del Interior, El De-
recho ed., 2005.
9
En la actualidad compuesta por representantes de los Ministerios de Interior, Justicia, Trabajo y Asuntos
Sociales y de Asuntos Exteriores y Cooperación.
10
Toda las disposiciones, nacionales, comunitarias e internacionales, que regulan los procedimientos se re-
cogen en “Normativa de Asilo y Apátridas”, Madrid: Ministerio del Interior, 2005.

Éxodos y documentos 161


11
Los principales datos sobre el funcionamiento de la Oficina se publican anualmente en la “Memoria es-
tadística de la Oficina de Asilo y Refugio”.
12
Puede consultarse la publicación “El sistema archivístico del Ministerio del Interior. Normativa”. Ma-
drid: Ministerio del Interior, 2004.
13
La disposición que ordena las situaciones de desplazamiento masivo es el Real Decreto 1325/2003 por el
que se aprueba el Reglamento sobre régimen de protección temporal en caso de afluencia masiva de per-
sonas desplazadas. Dicho RD constituye la trasposición de la Directiva 55/2001 del Consejo de la Unión
Europea relativa a las normas mínimas para la concesión de protección temporal en caso de afluencia ma-
siva de personas desplazadas.
14
En el gráfico de evolución de las solicitudes de asilo se observa el importante repunte de solicitantes du-
rante estos años y que pertenecen en gran número a estos beneficiarios.
15
Conocidos como los balseros cubanos
16
Las directrices del procedimiento siguen la siguiente normativa: El Art.1 del Real Decreto 865/2001, de 20
de julio, dispone que “se reconocerá el estatuto de apátrida conforme lo dispuesto en la Convención sobre el
Estatuto de los apátridas, hecha en Nueva York, el 28 de septiembre de 1954, a toda persona que no sea con-
siderada como nacional suyo por ningún Estado, conforme a su legislación, y manifieste carecer de naciona-
lidad. Para hacer efectivo dicho reconocimiento deberá cumplir los requisitos y procedimiento previstos en
el presente Reglamento”. El artículo 34.1 de la Ley Orgánica 4/2000, dispone que se reconocerá la condición
de apátrida a los extranjeros que, manifestando carecer de nacionalidad reúnen los requisitos previstos en la
Convención sobre el Estatuto de los Apátridas, hecha en Nueva York el 28 de septiembre de 1954.
17
Recientemente se ha dictado la Instrucción de 12 de julio de 2006, de la Secretaría General Técnica,
por la que se dictan normas sobre el acceso y la consulta de documentos en los archivos del Ministerio del
Interior.

162 Mª Teresa Muñoz Benavente > El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio: los refugiados en España
studia
MARÍA VALLES FERRERO

Los papeles
para los papeles:
importancia de la acreditación
documental en la situación de las
personas extranjeras en España

De las doce acepciones que el diccionario de la Real Academia


Española recoge de la palabra papel, pueden utilizarse al menos cuatro cuando se
hace referencia a los extranjeros en España (2. m. Pliego, hoja o pedazo de papel en
blanco, manuscrito o impreso, 4. m. Carta, credencial, título, documento o manus-
crito de cualquier clase.8. m. Cargo o función que alguien o algo cumple en alguna si-
tuación o en la vida. 12. m. pl. Documentos con que se acreditan las circunstancias
personales de alguien.). Resulta curiosa la utilización que viene haciéndose del tér-
mino, que está provocando el nacimiento de una nueva acepción que engloba
varias de las citadas, que introduce elementos relacionados con los derechos hu-
manos, la globalización, etc. y que trataré de definir a continuación.
Mediante el presente artículo se pretende dar a conocer qué son y qué su-
ponen “los papeles”, así como sus consecuencias en las personas que los buscan,
los piden, los pierden, los pagan, los esperan…en definitiva los tienen o no los
tienen, es decir son o no son.
También trataré de exponer la vinculación de estos documentos a los ar-
chivos, los procedimientos para obtenerlos y las consecuencias de la compleja le-
gislación que regula la situación jurídica de las personas extranjeras en España.

María Valles Ferrero [[email protected]]


Comisión Española de Ayuda al Refugiado

TABULA, Número 9, 2006, pp. 165-179


Legislación. ¿Los papeles son derechos?

La Constitución de 1978 y la primera Ley de Extranjería en España


(L0 7/1985)
El marco jurídico de la extranjería en España revela el proceso de trasformación
que ha vivido nuestro país en los últimos años, así como la evolución y la com-
plejidad del fenómeno de la inmigración.
La Constitución Española de 1978 contiene un único artículo, el 13, de-
dicado a los derechos de los extranjeros que dice “Los extranjeros gozarán en Es-
paña de las libertades públicas que garantice el siguiente Título, en los términos
que establezcan los Tratados y la ley”.
La Ley Orgánica 7/1985 de 1 de julio, sobre derechos y libertades de los
extranjeros en España es la primera de carácter postconstitucional que trataba de
abordar las situación de las personas extranjeras en España desde una visión ge-
neralizada y sistemática.
La premisa de esta Ley era seguir los principios constitucionales y las re-
comendaciones formuladas por Organismos Internacionales, por ello la preocu-
pación del legislador se centró en el máximo reconocimiento de estos derechos y
libertades. Sin embargo podemos señalar esta Ley como uno de los inicios del na-
cimiento del concepto que ocupa este artículo: los papeles como sinónimo de de-
rechos. Así uno de los aspectos fundamentales de esta regulación es que diferen-
cia, con absoluta claridad, las situaciones de regularidad documental de las de
irregularidad. De esta forma el ejercicio de la mayoría de derechos reconocidos a
las personas extranjeras venía condicionado a su residencia legal.
Todo ello demuestra que la problemática y la realidad de la extranje-
ría han cambiado sólo en su dimensión cuantitativa y no en la cualitativa. La
Ley Orgánica 7/ 1985 de 1 de julio, sobre derechos y libertades de los ex-
tranjeros en España se dirigía, más que a regular derechos, al control de en-
trada de los extranjeros en vísperas del ingreso de España en la Comunidad
Económica Europea.

2000-2004: Cuatro reformas en cuatro años


En diciembre de 1999, el Parlamento aprobó la Ley Orgánica 4/2000, la actual
Ley de Extranjería. La norma, que sustituyó a la de 1985, amplió los derechos y
libertades de los inmigrantes. Sin embargo, con el paso de los años, ha ido inclu-
yendo reformas que la han hecho más restrictiva.
Entre las novedades que introdujo la Ley original, en vigor desde febrero
de 2000, destacaban el mecanismo de regulación permanente, que permitía re-
gularizar su situación a quienes acreditasen dos años de permanencia en España,
o la necesidad de justificar la denegación de visados para entrar en el país.

166 María Valles Ferrero > Los papeles para los papeles: importancia de la acreditación documental en la situación...
Además, reconocía a los inmigrantes irregulares los derechos a la educa-
ción para menores de 18 años, a la asistencia sanitaria pública de urgencia y a los
servicios y prestaciones sociales básicas.
En 2000, cuando el Partido Popular ganó por mayoría absoluta las elec-
ciones generales, convirtió en una prioridad reformar la Ley de Extranjería. El
Gobierno, que no había apoyado la Ley original, consideraba que había que en-
durecerla para combatir lo que ellos llamaban efecto llamada y adecuarse a las
normativas europeas.
La reforma (LO 8/2000) entró en vigor en enero de 2001. Tras los cam-
bios, la Ley privaba a los inmigrantes irregulares de los derechos de reunión, aso-
ciación, manifestación, sindicación y huelga; elevaba de dos a cinco años el tiem-
po de estancia para obtener el permiso de residencia y establecía que se podría
expulsar por el procedimiento de urgencia a un inmigrante en situación irregular.
Además, se limitó la necesidad de justificar la denegación de un visado y
se tomaron medidas para combatir la inmigración irregular como sancionar con
el cierre del negocio a los empresarios que contratasen a personas sin autorización
para trabajar.
Las modificaciones sustanciales provocadas por estas reformas confirman la
tendencia mencionada en el capítulo anterior. La cuestión central de la nueva re-
gulación es el énfasis puesto en que los derechos contenidos en la Ley sólo pueden
ser válidamente ejercidos en España por aquellos extranjeros que se encuentran en
una situación de regularidad documental, es decir: sin papeles no hay derechos.
En septiembre de 2003, los cambios siguieron adelante con una segunda
reforma (LO 11/2003) que contemplaba la expulsión de los inmigrantes irregu-
lares que cometiesen delitos inferiores a seis años de cárcel (se conmutaría la
pena por la expulsión). Al mismo tiempo, se emprendió una tercera modificación
(LO 14/2003), aprobada en octubre de 2003. En este caso fue el Tribunal Supre-
mo quien forzó los cambios al estimar un recurso presentado por las federaciones
pro inmigrantes Red Acoge y Andalucía Acoge, que se habían manifestado en
contra de la Ley. El Alto Tribunal anuló 13 artículos de su reglamento.
La retocada Ley confería al visado la consideración de permiso de trabajo
o residencia y contemplaba su concesión por un periodo de tres meses para que
el inmigrante pudiese encontrar trabajo. También se obligó a las compañías de
transporte a facilitar los datos de los pasajeros que viajasen a España y de los bi-
lletes de vuelta que no fuesen utilizados y se tipificaron como infracción muy gra-
ve las actuaciones que favoreciesen la inmigración ilegal. Además, se establecie-
ron limitaciones a la reagrupación familiar.
En 2004, con la llegada del PSOE al poder, se siguieron produciendo modi-
ficaciones en materia de inmigración. El 31 de diciembre de ese año, el Ejecutivo so-
cialista aprobó el Reglamento de desarrollo de la Ley de Extranjería. Su principal
novedad: la apertura de un proceso extraordinario de regularización de inmigrantes.

Éxodos y documentos 167


Los papeles

¿Qué son? El visado


Como se indicaba en la introducción dice el Diccionario de la Real Academia
de la Legua Española que papeles son Documentos con que se acreditan las
circunstancias personales de alguien, en el caso de las personas extranjeras se trata
generalmente de aquellos documentos que autorizan a sus titulares a residir y/o
trabajar en España y que, como veremos, suponen mucho más de lo que
realmente son: autorizaciones administrativas.
El visado consiste en una declaración inserta en el pasaporte, expedido
con carácter previo a la entrada en España por las Misiones Diplomáticas y Ofi-
cinas Consulares de nuestro país, por el que se habilita al extranjero para pre-
sentarse en un puesto fronterizo español y solicitar la entrada conforme a deter-
minados fines correspondientes a distintas situaciones en las que éste pueda en-
contrarse (tránsito, estancia, residencia, etc.). Se trata, sin duda, del papel más
importante puesto que es un instrumento para la puesta en práctica de la políti-
ca migratoria de los Estados, ya que sitúa el control de entrada de extranjeros en
el propio país de origen y se clasifica la entrada según los motivos que llevan al
extranjero al país de destino. En definitiva se está diciendo a las personas ex-
tranjeras que antes de venir pidan permiso, expliquen y justifiquen el motivo por
el que vienen.
En 1985 Francia, Alemania y los países del Benelux firmaron en Schengen
(Luxemburgo) el Acuerdo relativo a la supresión gradual de controles en fronte-
ras comunes. En 1991 para dotar de eficacia a este Acuerdo nace el Convenio de
Aplicación del mismo, del que España es parte desde ese mismo año. Mediante
este Acuerdo se crea un espacio común con fronteras exteriores, a este respecto
establece visados de corta y larga duración, según superen o no la duración de tres
meses. Los visados de larga duración son expedidos por cada Estado Parte con arre-
glo a su propia legislación, siendo únicamente en materia de visados de corta du-
ración donde los Estados se han comprometido a llevar una política común.
A propósito de este tema merece la pena abordar el asunto del común-
mente llamado visado de turista. Se trata de un visado de corta duración (máxi-
mo 90 días) del que los nacionales de algunos países están exentos en virtud de
acuerdos expresos con España. La decisión de eximir o no a los nacionales de al-
gunos países de ese visado ha condicionado (y sigue haciéndolo en la actualidad)
de forma importantísima la entrada de inmigrantes en España y la formación de
grandes bolsas de personas sin papeles y las consiguientes polémicas regulariza-
ciones extraordinarias. Así se ha ido exigiendo este visado a los países cuyos na-
cionales entraban en España en un número creciente. Cabe mencionar aquí dos
casos muy significativos: Ecuador y Colombia.

168 María Valles Ferrero > Los papeles para los papeles: importancia de la acreditación documental en la situación...
En 2001 la Unión Europea propuso que se exigiera visado de estancia a los
colombianos que llegasen a los países de la Unión. Algunos intelectuales mos-
traron su repulsa, así el escritor Gabriel García Márquez manifestó “nunca nece-
sité permiso para ir a la casa de mi madre” .Finalmente, la exigencia del visado
entró en vigor el uno de enero de 2002, después de que España decidiese abste-
nerse en la votación de la entonces Europa de los quince.
Distinto fue el caso de Ecuador. Si la exigencia del visado a los ciudada-
nos colombianos había sido una propuesta de la UE con la justificación de luchar
contra el narcotráfico, la idea de pedirlo para Ecuador salió de España, cuando los
nacionales de este país se estaban convirtiendo en el colectivo más numeroso de
inmigrantes en nuestro país. La propuesta española salió adelante y entró en vi-
gor el 3 de agosto de 2003 con un efecto casi inmediato. En 2003 fueron recha-
zados 4.953 y en los primeros seis meses del año siguiente, la policía sólo denegó
la entrada a 23 ecuatorianos.
Hoy los Estados más relevantes a los que España no exige visado son: Ar-
gentina, Bulgaria, Corea del Sur, Costa Rica, Chile, Israel, México, Nicaragua,
El Salvador, Brasil, Bolivia y Rumania. Estas medidas coinciden muy significati-
vamente con las nacionalidades de las personas extranjeras que ahora están en
España sin autorización para residir ni posibilidad de obtenerla, ya que entran a
España sin visado (al estar exentos del visado de estancia) por lo que sólo se les
va a permitir estar 90 días como máximo.
En contra de lo que se cree esta es la forma, por los aeropuertos y las fron-
teras interiores (Francia y Portugal), mediante la cual entra la mayor parte de la
inmigración irregular. Esta política tiene graves consecuencias puesto que se desa-
rrolla en un contexto de completa arbitrariedad y nula seguridad jurídica, ya que
tanto la Ley como el Reglamento dejan a la valoración subjetiva de los funciona-
rios competentes (policía nacional) el cumplimiento o no de algunos requisitos.
Los efectos negativos se agravan si tenemos en cuenta la caótica situación
de muchos Consulados de España en los países de origen, así como la arbitrarie-
dad también en la concesión de visados de turista, ya que la legislación no exige
la justificación de las denegaciones de los mismos.

¿Qué suponen? Distintas situaciones


de las personas extranjeras en España
Estancia. Es la permanencia en territorio español por un periodo de tiempo no
superior a noventa días, sin perjuicio de lo dispuesto para los estudiantes cuya es-
tancia coincidirá con la duración de sus estudios. Como se señalaba antes de-
pendiendo del país del que sea nacional el extranjero puede llegar a esta situa-
ción a través de visado de estancia o sin necesidad de él si existe acuerdo con ese
país. Si se entra sin visado sólo podrá estarse en situación de estancia o de ma-
nera irregular (una vez transcurrido el plazo de caducidad).

Éxodos y documentos 169


Residencia. Son residentes aquellas personas extranjeras que se encuentran
en España y son titulares de una autorización para residir. Hay dos tipos:
- a)Residencia temporal es la situación que autoriza a permanecer en Espa-
ña por un periodo superior a noventa días e inferior a cinco años. Puede
conllevar autorización para trabajar o no y ser ordinaria o excepcional, de-
pendiendo de que las causas que lo motiven o los procedimientos utiliza-
dos para obtenerlas (asunto que se tratará en el siguiente capítulo)
- b)Residencia permanente.- es la situación que autoriza a residir en España
indefinidamente (aunque puede perderse) y trabajar en igualdad de con-
diciones que los españoles.
Régimenes especiales.
- Los estudiantes: persona extranjera cuya venida a España tenga como fin
último o principal el cursar o ampliar estudios o realizar trabajos de in-
vestigación o formación, no remunerados laboralmente, en cualquiera
centros docentes o científicos españoles, públicos o privados, oficialmen-
te reconocibles. Constituye un caso de estancia especial y sólo puede ob-
tenerse habiendo solicitado previamente el visado en la Oficina Consular
del país de origen.
- Los refugiados: las personas que han obtenido una resolución favorable a
su solicitud de asilo en España les supone el reconocimiento de su condi-
ción de refugiado. Pueden acceder a una autorización de residencia per-
manente.
- Apátridas: son los extranjeros que carecen de nacionalidad. Pueden acce-
der a una autorización de residencia permanente.
El régimen comunitario. Se trata de una regulación especial, mucho
más favorable, aplicable a los nacionales de los países miembros de la UE y a sus
familiares directos (cónyuges, hijos menores de 21 años y ascendientes depen-
dientes). También se aplica a los nacionales de los países del Espacio Económico
Europeo, es decir Islandia, Noruega, y Liechtenstein.
Los sin papeles. Esta expresión es comúnmente utilizada para denomi-
nar a aquellas personas extranjeras que no tienen autorización de residencia y/o
trabajo, sin embargo conviene hacer algunas precisiones al respecto, puesto que
dentro de los sin papeles hay distintas situaciones atendiendo a si disponen o no
de pasaporte, están o no empadronados...En el siguiente cuadro se compara el re-
conocimiento de ciertos derechos en razón de la situación administrativa

170 María Valles Ferrero > Los papeles para los papeles: importancia de la acreditación documental en la situación...
Derechos Extranjeros con autorización Extranjeros sin autorización Extranjeros sin
de residencia de residencia pasaporte en vigor y/o
empadronados y con sin empadronamiento
pasaporte en vigor

Asistencia sanitaria En las mismas condiciones En las mismas condiciones Sólo de urgencia
que los españoles/as que los españoles/as

Ayudas para alojamiento En las mismas condiciones No se prevé ninguna


que los españoles/as

Educación En las mismas condiciones Sólo a la obligatoria


que los españoles/as

Sindicación y huelga En las mismas condiciones No tienen derecho


que los españoles/as

Derecho a la vida en familia De acuerdo a lo dispuesto en No tienen


y a la intimidad familiar las leyes

Derecho de reagrupación Sólo al cónyuge, a los hijos No tienen


familiar menores y los ascendientes
dependientes. Y sólo si el
alquiler de un piso está a su
nombre

Integridad física y moral Derecho inherente a la Pueden ser detenidos, expulsados y/o internados en unos centros
persona hasta 40 días por no contar con una autorización administrativa

Tutela judicial Derecho inherente a la Sí (tras una sentencia del Sí, pero no podrán
efectiva/asistencia jurídica persona Tribunal Constitucional por la demandar si no tienen
gratuita que declaraba inconstitucional un documento que les
negar este derecho a las identifique
personas sin papeles)

Derecho a Pueden pedir un documento Si se les caduca el pasaporte, Dependerá de si su país


documentación de de identidad si su país no les dependerán de si su país se lo les documenta
identidad documenta renueva o no

Derecho de voto Sólo en las elecciones No tienen


municipales y si hay
reciprocidad con el país de
origen

Derechos de reunión, En las mismas condiciones No tienen


manifestación y asociación que los españoles/as

Posibilidades de obtener Si cumplen los requisitos, no No tienen


una autorización para tienen una sanción de expulsión
residir y/o trabajar en no ejecutada y su país les emite
España un Certificado válido de
Antecedentes Penales

Éxodos y documentos 171


Conviene destacar sin embargo que estas personas, a pesar de que, como
hemos visto, la normativa de extranjería ignora su existencia y los discrimina por
razón de su situación administrativa, son titulares de derechos por el hecho de
serlo aunque no se reconozca su ejercicio.

Procedimientos. ¿Cómo se obtienen los papeles?


A continuación y a partir de determinadas situaciones en que pueden encontrar-
se las personas extranjeras tratan de exponerse las posibilidades de obtener pape-
les, en referencia a los distintos procedimientos establecidos en las disposiciones
normativas antes citadas.
A este respecto debe destacarse de nuevo la trascendencia práctica de los
numerosos cambios legislativos acaecidos en la materia, razón de la gran com-
plejidad e inseguridad jurídica presente en la materia que nos ocupa.
Como ya se expuso cuando se trató el visado debe tenerse en cuenta que
el legislador español pretende que las personas que quieran establecerse en Espa-
ña antes de venir soliciten el correspondiente visado de residencia en la Oficina
Consular Española en país de origen. Así las autorizaciones que pueden obtener-
se estando en España sin papeles son excepcionales.

I. Si se encuentra en España y está en edad laboral:


autorizaciones de residencia por circunstancias excepcionales
El Nuevo Reglamento de Extranjería recoge algunos supuestos en los que puede
obtenerse una autorización de residencia por razones excepcionales sin necesidad
de viajar al país de origen a solicitar el visado. Así establece dos grupos: por arrai-
go y por razones humanitarias.

I. a) Autorizaciones por circunstancias excepcionales por arraigo


Este tipo de autorizaciones llevan aparejada una autorización para trabajar du-
rante el tiempo que dure la vigencia de la misma que suele ser un año.
Autorización por arraigo social: se concederá esta autorización A los
extranjeros que acrediten la permanencia continuada en España durante un periodo mí-
nimo de tres años, siempre que carezcan de antecedentes penales en España y en su país
de origen, cuenten con un contrato de trabajo firmado por el trabajador y el empresario
en el momento de la solicitud cuya duración no sea inferior a un año y bien acrediten
vínculos familiares con otros extranjeros residentes, bien presenten un informe que acre-
dite su inserción social emitido por el ayuntamiento en el que tenga su domicilio habitual.
Autorización por arraigo laboral: se concederá a los extranjeros que
acrediten la permanencia continuada en España durante un periodo mínimo de dos
años, siempre que carezcan de antecedentes penales en España y en su país de origen,
y que demuestren la existencia de relaciones laborales cuya duración no sea inferior a

174 María Valles Ferrero > Los papeles para los papeles: importancia de la acreditación documental en la situación...
un año. La única forma de demostrar que se ha trabajado es con una Sentencia
judicial o un acta de un inspector del Ministerio de Trabajo en la que se reco-
nozca la relación laboral (esta última imposible de conseguir en la práctica pues-
to que un inspector de trabajo sólo certifica la relación laboral del día que reali-
za la inspección).
Autorización por arraigo familliar: de hijos de padre o madre que hubie-
ran sido originariamente españoles.Esta autorización es una de las novedades del
Reglamento de 2005 y en la práctica otorga una gran trascendencia a los archi-
vos teniendo en cuenta la necesidad de acreditar la ascendencia española. Se
concederá esta autorización a quienes logren acreditar que su padre o su madre
fueron originariamente españoles, aunque ya no lo sean. Así ha cobrado gran im-
portancia la consideración de los habitantes de las últimas colonias españolas, y
algunos casos de emigrantes españoles en el pasado siglo que perdieron la nacio-
nalidad al obtener la del país que les acogió. Más adelante se desarrollará este
asunto en relación al uso de los archivos por las personas extranjeras.

I. b) Autorizaciones por circunstancias excepcionales


por razones humanitarias
Ninguna de estas autorizaciones de residencia lleva aparejada una autorización de
trabajo, no se entiende el motivo del legislador para tomar esta medida, más te-
niendo en cuenta que el propósito de estas autorizaciones es dar autonomía a las
víctimas para que puedan salir de la situación en la que se encontraban (sobre
todo en el caso de las víctimas de explotación laboral y de las mujeres víctimas
de violencia de género). Se concederán por lo siguientes motivos:
- Ser víctimas de algunos de estos delitos: delitos contra los trabajadores,
delitos en los que haya concurrido la circunstancia agravante de comisión
por motivos racistas, antisemitas o de otra clase de discriminación, o de
delitos por conductas violentas ejercidas en el entorno familiar, siempre
que haya recaído sentencia por tales delitos.
- Padecer una enfermedad sobrevenida de carácter grave que requiera asis-
tencia sanitaria especializada, de imposible acceso en su país de origen. A
los efectos de acreditar la necesidad, será preciso un informe clínico ex-
pedido por la autoridad sanitaria correspondiente.
- Ser un peligro para su seguridad o la de su familia viajar a su país

2. Si está fuera de España y en edad laboral:


autorizaciones ordinarias de residencia y trabajo
Siempre que el extranjero esté fuera de España se puede solicitar a su favor una au-
torización de residencia y trabajo. Esta autorización se pide en España y sólo pue-
de pedirse por el empleador o empleadora que le haga la oferta de empleo. Una

Éxodos y documentos 175


vez que se solicita esta autorización hay que esperar a la respuesta en España (el
extranjero debe permanecer en el país de origen). Si es positiva ya entonces el tra-
bajador extranjero puede solicitar el visado en el Consulado de España de su país.
Sin embargo esta regulación que está supuestamente orientada al fomento de
la inmigración legal ha demostrado su ineficacia y la mayoría de personas que cuen-
tan con autorización en España la han obtenido en virtud de algunas de las nume-
rosas regularizaciones que han puesto en marcha los distintos gobiernos españoles.

El papel de los archivos


Es un hecho que la situación de las personas extranjeras en España depende en mu-
chos aspectos de su situación administrativa, es decir de si cuentan con papeles o
no. Han sido expuestas las formas de obtener estas autorizaciones y en todas ellas
es necesario acreditar ciertas situaciones, algo que teniendo en cuenta el origen de
las personas extranjeras se convierte en muchas ocasiones en un nuevo obstáculo
debido a la dificultad de encontrar documentos que acrediten ciertos requisitos.

La función de los archivos españoles en la acreditación


de la genealogía
Teniendo en cuenta la vinculación que la normativa hace de los antecedentes fa-
miliares a la obtención tanto de una autorización administrativa como de la na-
cionalidad española los archivos, tanto de España como del país de origen de la
persona extranjera se convierten en fundamentales.

1. Hijos de españoles de origen: la emigración española del siglo XX


De acuerdo al Código Civil tienen derecho a optar por la nacionalidad española las
personas que estén o hayan estado sujetas a la patria potestad de un español.
En España existe Registro Civil desde 1871; parece lógico pensar que no
deberíamos tener la necesidad de remontarnos más allá de esa fecha para pro-
bar filiaciones de origen, pero la experiencia nos dice que en ocasiones es ne-
cesario acudir incluso a los archivos parroquiales ya que existen familias, sobre
todo en América, cuyo ascendiente español ha de remontarse mucho más en el
tiempo. También es muy habitual la transformación ortográfica o los cambios
de toponimia de las localidades donde se sabe que nació el ascendiente espa-
ñol, por ello la documentación histórica será fundamental para la acreditación
de la nacionalidad de dicho ascendiente. Por todo ello además de los registros
y es muy útil la información histórica que los archiveros recogen en su labor de
catalogación.
En este sentido es ilustrativo el caso de una mujer peruana que afirmaba
ser de origen español sin embargo no encontraba documentos que probaran su
afirmación, sólo disponía de información oral a través de sus padres del origen de

176 María Valles Ferrero > Los papeles para los papeles: importancia de la acreditación documental en la situación...
sus antepasados en un pueblo leonés llamado Villar de Roncesvalles. Este pueblo
no existía en ningún censo de población actual. Entró en contacto con alguien
que conocía en archivo de la Real Chancillería de Valladolid, donde consultó por
la citada población. El Villar de Roncesvalles, junto con Villagrá, forman desde
1849 la Unión de Campos, lugar que se encuentra actualmente en la ciudad de
Valladolid y cuyo municipio se creó para evitar conflictos de jurisdicción entre el
citado lugar de Villagrá y el de Villar de Roncesvalles, ya que el primero perte-
necía a Valladolid y el segundo a León estando separados por un pequeño arroyo
denominado en Villar. Gracias a esa información y acudiendo a los archivos de
la provincia de León obtuvo la certificación de que la madre de su madre fue ori-
ginariamente española. Esto permitió a su anciana madre optar por la nacionali-
dad española y que le fuera reconocida una pensión por el Gobierno español en
su calidad de hija de emigrantes.

2. Hijos de personas que dejaron de ser españoles. La España colonial:


¿españoles de segunda? Apuntes sobre la descolonización de
Marruecos, Guinea Ecuatorial y el Sahara Occidental
Durante el siglo XX en España se han producido varios acontecimientos que han
influido de forma decisiva en la obtención y pérdida de la nacionalidad españo-
la. Tanto la independencia de las últimas colonias españolas como la emigración
española han provocado la necesidad de acreditar hechos que sucedieron fuera de
España o incluso en el territorio que fue España en otro tiempo.
El abandono del Sahara Occidental (el 26 de febrero de 1976) cierra la
historia de la colonización española en África. Antes se habían producido dis-
tintas situaciones: un primer grupo de situaciones es el centrado en torno a Ma-
rruecos, un segundo grupo que es el relativo a Guinea Ecuatorial y el tercero, el
del Sahara Occidental.
En Marruecos encontraremos una descolonización con una doble modali-
dad. La primera se refiere al abandono del protectorado (1957 y 1958) España no
hacía sino transferir un territorio a un Estado ya existente antes de la constitu-
ción del protectorado y que acababa de recuperar su soberanía semanas antes. La
segunda modalidad afecta al territorio de Ifni en 1969. Aquí nos encontramos
con una situación diversa: Ifni no era un protectorado español, sino un territorio
de soberanía. Al producirse la entrega a Marruecos del territorio se concedió a los
naturales de Ifni la facultad de optar entre mantener la nacionalidad española o
adquirir la nueva nacionalidad marroquí.
Distinto es el supuesto de la descolonización de Guinea Ecuatorial. En
este caso no se produce una transferencia de un territorio de un Estado soberano
a otro Estado soberano preexistente, sino que se crea un Estado ex novo. De ahí
que la cuestión del status de la población no pudiese formularse en idénticos tér-
minos que en el caso de Marruecos.

Éxodos y documentos 177


La actual República de Guinea Ecuatorial fue territorio español desde fi-
nales del siglo XVIII hasta 1968, fecha de la concesión de la independencia por
parte de España. Incluso durante la década de los sesenta, el territorio de Guinea
tuvo oficialmente el status de provincia española. Concretamente se dividió en
dos provincias en base a sus peculiaridades territoriales y étnicas, la de Fernando
Poo y la de Rio Muni, con idénticas consideraciones políticas y administrativas
que cualquier otra provincia del territorio español, incluyendo el derecho a la na-
cionalidad española de sus habitantes, documentada con el preceptivo DNI.
El tránsito a la independencia fue facilitado por la instauración de una
fase previa de autonomía a partir de 1964. La normativa sobre el régimen autó-
nomo dejaba claro que todos los ciudadanos guineanos, antes de la independen-
cia, tenían nacionalidad española (que no podía ser sino de origen).La conse-
cuencia de lo anterior era que al nacer la nueva República las personas de ascen-
dencia africana y nacidas en Guinea Ecuatorial y sus descendendientes poseían
una nueva nacionalidad, la ecuatoguineana, y dejaron automáticamente de tener
la nacionalidad española. Así pues, aparentemente, no se dio ninguna opción a
los guineanos para seguir siendo españoles. Fue en 1977, y por razones no ajenas
a la tensa situación política existente entre ambos Estados, cuando se dicta un de-
creto atribuyendo un derecho de opción para determinados individuos que, como
condición previa, pudieran ser considerados guineanos según los criterios del Es-
tatuto de Autonomía de 1964. Estos determinados guineanos eran de dos cate-
gorías, a saber, por un lado, los que se hallasen residiendo en España al dictarse
este Decreto; por otro lado, los que después de la independencia hayan estado al
servicio de las Armas españolas o hayan ejercido cargo o empleo público.
El último supuesto fue el del Sahara Occidental que constituye un caso
de descolonización atípica, puesto que más que una descolonización se trató de
un abandono. España no reconocía una nacionalidad saharaui a la que pudieran
mudarse los hasta entonces ciudadanos españoles del Sahara Occidental. La pa-
radoja resultante fue que, aunque el 26 de febrero de 1976 España abandonó el
territorio, y el Sahara Occidental dejó de ser el Sahara Español, en tal fecha los
ciudadanos saharauis, que antes eran españoles, seguían siéndolo después, preci-
samente por no estar aclarado el status del territorio. Poco después se dictó un
Real Decreto que disponía que los ciudadanos saharauis (hasta entonces con na-
cionalidad española) disponían del plazo de un año para optar por la nacionali-
dad española compareciendo ante el juez encargado del Registro Civil del lugar
de su residencia española. Se creyó poner así fin, definitivamente, a la responsa-
bilidad de España en el Sahara Occidental. Sin embargo, en los últimos años la
jurisprudencia del Tribunal Supremo ha comenzado a poner en duda la legalidad
del citado Real Decreto, así como a reconocer el ejercicio pleno de la naciona-
lidad por parte de los habitantes del Sáhara en el tiempo que estuvo bajo domi-
nio de España.

178 María Valles Ferrero > Los papeles para los papeles: importancia de la acreditación documental en la situación...
Teniendo en cuenta el poco tiempo transcurrido, en la actualidad las per-
sonas que habitaban estos territorios, así como sus descendientes, tratan de acre-
ditar esta circunstancia a efectos de obtener bien la nacionalidad española bien
una autorización de residencia por ser hijos de españoles. Esto está provocando
un colapso en el Archivo General de la Administración (AGA) sito en Alcalá
de Henares, ya que a pesar de que en muchos casos estas personas conservan un
DNI español de la época, se les exige la partida de nacimiento.
El DNI hace presumir que su titular goza de la nacionalidad española y
quien sostenga lo contrario ha de acreditarlo. Es decir, la Administración no pue-
de exigir al ciudadano más documentación cuando dispone del único documen-
to de que disponemos la gran mayoría de los españoles para acreditar nuestra na-
cionalidad. El DNI se expide, y se expedía en la década de los sesenta con carác-
ter exclusivo a los que gozaban de la nacionalidad española. Por lo que se debe
presumir español a quien tenga expedido a su nombre tal documento.

La función de los archivos extranjeros. Los antecedentes penales:


un reflejo de la visión eurocentrista
Las más recientes regulaciones de las autorizaciones de residencia y/o trabajo exi-
gen la acreditación por parte de la persona extrajera que lo solicita la ausencia de
antecedentes penales en su país de origen. Esta medida no tiene en cuenta la di-
ficultad que esto supone para los nacionales de países donde los archivos, si exis-
ten, responden a otras regulaciones u otras formas de organización de la sociedad
civil. Esto está provocando una clara discriminación entre los ciudadanos en ra-
zón de su nacionalidad. Piénsese por ejemplo en los países del África subsaharia-
na donde la cultura y la organización social no coinciden en absoluto con el
mundo occidental. Así por ejemplo los nacionales de Nigeria deben viajar a su
país si quieren obtener un Certificado de Antecedentes Penales, esto en la prác-
tica impide que personas nigerianas que llevan un tiempo en España y cumplen
con los requisitos del arraigo puedan obtener una autorización de residencia por
arrraigo a pesar de reunir todos los requisitos para ello.

Éxodos y documentos 179


studia
JAVIER SAMPEDRO GARCÍA

Fuentes para el estudio


de la Emigración Asturiana
a América en los Archivos
Municipales (1850-1930)

En el último cuarto del siglo XIX y el primer tercio del XX se


produce en Asturias, y en la mayoría de las regiones españolas, un fenómeno que
ha dado lugar a multitud de estudios desde perspectivas sociológicas, económicas,
históricas, literarias…: la emigración a América. Parafraseando a Nicolás Sán-
chez Albornoz “Entre 1880 y 1930, aproximadamente, hombres y mujeres de todos
los rincones de Europa, no sólo de España, se trasladaron al Nuevo Mundo en mu-
chedumbre nunca vista antes” (Sánchez Albornoz, 1995, 13).
Como ha sido señalado la región asturiana no fue ajena a este hecho, sien-
do una de las más castigadas por ese flujo incesante de población que, normalmen-
te en edad muy temprana, dejara sus localidades de origen en busca de un futuro
incierto en Ultramar. Con la excepción de Canarias, que se movió en unos guaris-
mos similares, y de Galicia, que en algunos años del periodo estudiado llegó a apor-
tar más del cincuenta por ciento de los emigrantes “americanos” de todo el país,
Asturias es la región española donde más se dejó notar esa presión migratoria ha-
cia el nuevo mundo, llegando a alcanzar el peso demográfico de los emigrantes unas
relevantes cifras, comparables en número, por ejemplo, a las de Andalucía que con-
taba con una población netamente superior (Yánez Gallardo, 1993, 241-247).

Javier Sampedro García [[email protected]]


Archivo Municipal de Ribadedeva

TABULA, Número 9, 2006, pp. 181-195


Pero ¿cuáles fueron las causas de esta salida masiva hacia América? ¿Por
qué esta descarnada “huída” de la población que ha llegado a ser definida, inclu-
so, como emigración en masa? Todos los autores se ponen de acuerdo a la hora
de aseverar que no fue una única razón, sino varios los motivos y condicionantes
que propiciaron el fenómeno.
A finales del siglo XIX la economía asturiana estaba sustentada, a excep-
ción de las zonas industriales y mineras del centro de la región, por una agricul-
tura familiar minifundista que, con una nula capacitación técnica y oprimida por
un incremento de la tasa de población, era incapaz de sostener a todos los miem-
bros de la unidad familiar que además se veían perjudicados por los sistemas de
herencias que favorecían a los primogénitos, lo que provocaba la existencia de
multitud de jornaleros o pequeños propietarios que no lograban producir los fru-
tos necesarios para procurar su mantenimiento. Esta precaria situación económi-
ca era, pues, un caldo de cultivo para que la maltrecha población asturiana se vie-
se obligada a emigrar dejando atrás sus orígenes. Pero como hemos dicho no exis-
te una única causa para justificar el fenómeno; a esta se suma la huida del servi-
cio militar, que especialmente largo y penoso, era muy difícil de ser eludido por
las clases menos favorecidas que se encontraban imposibilitadas para satisfacer la
redención del servicio que en el año 1868 ascendía a 6000 reales, una cantidad
que no estaba al alcance de los que no tenían un alto nivel de renta. Esto propi-
ció que muchos de los emigrantes, jóvenes en edad militar, fuesen declarados pró-
fugos por no presentarse a filas.
Otra causa a la que más se hace referencia es el “el efecto llamada” que
producían las informaciones (normalmente en forma de cartas de familiares y
amigos) que llegaban de América sobre las oportunidades económicas que ofre-
cía el continente y que animaban a la búsqueda de una fortuna que aquí era es-
quiva. Relacionado con esa información positiva que llegaba de las Indias, la
vuelta de los triunfadores a sus tierras de origen, los llamados indianos, suponía
una corroboración de las posibilidades de triunfo que se ofrecían en Ultramar. És-
tos, fuertemente enriquecidos, volvieron a sus pueblos mostrando su poderío eco-
nómico y edificando extraordinarias mansiones que sirvieron de influjo a muchos
de los que decidieron salir.
A todo esto se unía la existencia de agentes que se encargaban de reclu-
tar a los emigrantes, a veces con informaciones falsas, animándoles a abandonar
el país. Estos agentes podían estar pagados por los propios países de destino en
búsqueda de mano de obra, e incluso por las propias compañías navieras que, des-
de muy pronto, se encargaron de efectuar una importante e interesada labor pu-
blicitaria promoviendo la salida.

182 Javier Sampedro García > Fuentes para el estudio de la Emigración Asturiana a América en los archivos municipales
El régimen jurídico de la emigración
Este epígrafe no persigue un análisis jurídico profundo de los textos legales que
surgieron en torno al tema, sino un repaso a los mismos; poniendo especial énfa-
sis en aquellos puntos que podían incidir de algún modo en el objeto de estudio.
Además, aunque no sean tratadas aquí de forma directa, es necesario señalar que
existían otras normativas generales o sectoriales (quintas, movimiento de la po-
blación, haciendas locales…) que pueden relacionarse con la aparición de datos
sobre la emigración en los archivos municipales.
Si bien el boom de la emigración hacia América se produjo aproximada-
mente a partir de los años ochenta del XIX, no es menos cierto que desde mediados
del siglo existía una creciente tendencia migratoria en todo el país. Es por este he-
cho que el presente trabajo comience precisamente en la década de los cincuenta,
donde tuvieron lugar las primeras disposiciones legales tendentes a regularizar el fe-
nómeno. Es en esa época cuando las autoridades comienzan a asumir una realidad
existente pero que hasta la fecha sólo se había tratado de forma somera o colateral.
El 16 de septiembre de 1853, (Gaceta de Madrid, 1853).provocada sobre
todo por la presión de los ciudadanos canarios que tenían la prohibición de emi-
grar a las “repúblicas de América del sur”, se promulga una Real Orden Circular
que ordena de manera más o menos expresa el fenómeno de la emigración. En
ella se dictan por primera vez las reglas que han de regir los embarques a Ultra-
mar, “… únicamente para las colonias españolas y para los estados de América del Sur
y de Méjico donde existan representantes (…) que puedan prestar a los emigrantes la
protección necesaria”. Entre el articulado en la Real Orden (a partir de ahora
R.O.) se establece que sólo se podrá librar pasaporte a los “Que tienen el permiso
de sus padres, tutores o maridos, los que lo necesiten por razones de edad, estado o
sexo”, lo que dará como resultado la expedición de unos permisos paternos o ma-
ritales que, como veremos, en ocasiones eran firmados ante la autoridad munici-
pal, el juez local o ante notario. Este y otros artículos de la norma se dedicaron a
regular las condiciones que habrían de cumplir los emigrantes antes de su parti-
da. La promulgación de esta R.O. supuso además la sujeción más estricta de las
condiciones, administrativas y sanitarias para las expediciones que partiesen de
los puertos insulares o peninsulares.
Al poco tiempo de su publicación se detectó que la R.O. era insuficiente
para eliminar los vicios y problemas que rodeaban el fenómeno emigratorio, por
lo que en los años sucesivos vieron la luz distintas disposiciones para reglamentar
uno u otro aspecto concreto. Entre ellas el 17 de julio de 1861 (Gaceta de Ma-
drid, 1861) el Ministerio de la Gobernación publica una R.O. debido a los pro-
blemas para cubrir los reemplazos de los últimos años “… a causa del gran número
de jóvenes de Asturias, Galicia y otros puntos de litoral que emigran, huyendo del ser-
vicio de armas…”. Esta norma en su artículo primero insta a los ayuntamientos a
la expedición de un certificado a los mozos que se hallen libres del servicio mili-

Éxodos y documentos 183


tar para lo que se adjuntaba un modelo. Éste sería imprescindible para todos los
varones de 20 a 30 años, o de lo contrario se impedía la obtención de la cédula
de vecindad, documento necesario para embarcar. Además se obliga a las corpo-
raciones a formar listas y registros de jóvenes prófugos sujetos a quintas que no se
hubieran presentado al servicio.
En 1882 se crea, auspiciado por un Real Decreto de seis de mayo, (Gace-
ta de Madrid, 1882) un centro para el seguimiento de la migración destinado a
observar y evitar los posibles abusos que las compañías y agencias de emigración
cometían con los desplazados con el fin de establecer un control más cercano ha-
cia un fenómeno que era creciente. En esa misma norma se advierte que dichas
agencias debían estar “matriculadas en la forma preescrita en los reglamentos para el
cobro de la contribución industrial”.
Dos disposiciones posteriores de 1883 1y 1888 se propusieron establecer
una escrupulosa observancia de las normas administrativas que habrían de regir
en materia de emigración. De esta manera toda persona que quisiera embarcarse
a las “repúblicas americanas” debería contar con una serie de documentos:
- Cédula personal.
- Los varones y mujeres solteros que no hubieran cumplido los 25 años una
autorización paterna expedida ante notario o el alcalde de su vecindad.
- Los varones hasta 13 años partida de bautismo visada por la alcaldía si el
embarque se iba a producir en la misma provincia (sólo en la R.O. de1883).
- Los varones de 15 a 35 años certificado de hallarse libres de toda respon-
sabilidad de quintas o certificado de haber asegurado que están a resultas
consignando el depósito de 2000 pesetas en metálico (1500 en 1888).
- Certificación de no estar procesado ni sufriendo condena expedida por la
alcaldía y visada por el gobernador de la Provincia respectiva (sólo en la
R.O. de 1883, en la de 1888 la certificación habría de ser expedida por el
juez de instrucción del distrito).
- Las mujeres casadas permisos de sus maridos visada por la alcaldía del pue-
blo d su vecindad.
- (…)
En la R.O. de 1888 se indica además que todos los documentos exigidos
serían visados por el alcalde del pueblo del que procediera el emigrante, o legali-
zados por notario dependiendo de si debían surtir los efectos en la misma u otra
provincia. Otro de los artículos contenido en ambas disposiciones recordaba la
obligación de los Gobernadores a la visita para inspección de los buques expedi-
cionarios que salieran del punto de su residencia, pudiendo delegar en el alcalde
de la ciudad portuaria en caso de que no fuera así. De esta visita se remitiría por
duplicado un acta al Ministerio de la Gobernación.
Pero la norma de 1888 fue más allá, y en su articulado se recogen además
las formalidades que habrían de cumplir quienes quisieran viajar a las “provincias

184 Javier Sampedro García > Fuentes para el estudio de la Emigración Asturiana a América en los archivos municipales
y posesiones españolas de ultramar”. De esta manera se enumeran una serie de do-
cumentos que habrían de poseer quienes estuvieren prestos al embarque: los me-
nores de 25 años licencia paterna, los varones hasta 18 años partida de nacimien-
to, los de 18 a 20 un acta extendida ante el Alcalde en la que sus padres respon-
dan de su presentación a filas, los de 20 a 40 años certificado de alcaldía de hallar-
se libres de responsabilidad de quintas, las mujeres casadas permisos de sus mari-
dos… Todos estos documentos habrían de ser visados por el alcalde o notario se-
gún el caso. No mucho tiempo después, con la pérdida de las últimas colonias ame-
ricanas, esta última parte de la R.O. de 1888 sería derogada en textos posteriores.
Si bien continuaron apareciendo disposiciones legales en los años si-
guientes, como las de 1902 y 19032, que simplificaban los procedimientos de em-
barque con la desaparición de algunos documentos eclesiásticos, judiciales y no-
tariales, no fue hasta el 1907 cuando se promulga una verdadera ley de emigra-
ción. La Ley de 21 de diciembre de 1907, publicada en la Gaceta de Madrid de
22 de diciembre del mismo año (núm. 356), reconoce en su artículo primero la
libertad para la emigración, garantizando de esta manera el derecho de todo es-
pañol a ejercerla. Para la observancia de la norma y la redacción del futuro re-
glamento que la desarrollará se crea el Consejo Superior de Emigración que se
encargaría de tutelar y estudiar todos los asuntos sobre la materia. Dependiendo
de este órgano, y con una mayor relevancia para el asunto que nos concierne, se
crean en los puertos de salida de emigrantes “que se designen” las Juntas Locales
de Emigración que, dependiendo de forma directa del Ministerio, contaban en-
tre sus vocales con un concejal representante del ayuntamiento correspondiente
y que en muchos casos tenían su sede en dependencias municipales. Los artículo
16 y 17 se encargaron de establecer los deberes de los consulados de los países des-
tino en relación a los emigrados y entre ellos se determinaba que éstos debían lle-
var un registro de los menores de 21 años, que estaban obligados a cumplir ante
los cónsules con todas las formalidades preliminares de su ingreso en el servicio
militar, teniendo los cónsules que comunicar al Ministerio de la Gobernación las
comparecencias, notificaciones u otros trámites al respecto para que éste las hi-
ciera llegar a los ayuntamientos.
En 1908, el 30 de abril, ve la luz el reglamento para la aplicación de la Ley
de Emigración (Gaceta de Madrid, 1908). En él se establecía el régimen de fun-
cionamiento del Consejo Superior de Emigración y de las Juntas Locales. Así su
articulo 48 se refiere a la elección de los representantes de la clase obrera en el
consejo, que se realizaría en el salón de actos de la casa consistorial de los ayun-
tamientos de las capitales de provincia bajo la presidencia del alcalde y que da-
ría lugar al levantamiento de un acta duplicada del resultado de la elección; re-
mitiéndose uno de los ejemplares al Gobierno Civil y quedando la otra archiva-
da en la alcaldía. Con respecto a las juntas el Ministro de la Gobernación había
de ordenar al ayuntamiento que nombrara al concejal que sería su representante.

Éxodos y documentos 185


Entre los documentos para la emigración recogidos en el reglamento nos encon-
tramos las consabidas licencias paternas en los casos en que fuera necesario y las
licencias maritales, ambos expedidos en presencia del juez municipal, certificado
de exclusión del servicio militar, etc. En definitiva, los 185 artículos del regla-
mento suponen la regulación directa más exhaustiva del fenómeno migratorio
hacia América que supondría una lucha más eficiente contra la emigración clan-
destina y una vigilancia más cercana de todos los agentes participantes en el pro-
ceso migratorio. “Navieros, armadores y consignatarios; gobernadores, cónsules e ins-
pectores; barcos, ferrocarriles, etc., recibieron un espacio definido en Derecho, con
obligaciones, derechos, revisiones y responsabilidades determinadas por normas coacti-
vas” (Pérez-Prendes, 1993, 120).
Algunos artículos de la Ley y el reglamento fueron aclarados o modifica-
dos de alguna u otra forma en los años posteriores3, pero se puede decir que ésta
permaneció vigente hasta finales del año 1924, cuando en plena dictadura “pri-
morriverista” se redacta la Ley de Emigración y disposiciones complementarias,
texto refundido de 1924 y el Reglamento de desarrollo (Gaceta de Madrid,
1925). De este texto se puede decir que es continuista con la ley de 1907 y el re-
glamento de 1908, pero con una redacción más técnica. Además se deja entrever
un carácter más tutelar del estado para con los emigrantes. En cuanto al régimen
administrativo una Junta Central de Emigración sustituye al Consejo Superior
con unos cargos similares, pero ahora nada aparece en el texto, como ocurría en
1908, sobre la elección de vocales de la clase obrera en los ayuntamientos de las
capitales. También se mantienen las juntas locales en los puertos, pero en cuya
composición ya no aparece un Concejal como vocal de las mismas. Se crean, ade-
más, en los lugares de destino en los que se considerara necesario unas juntas con-
sulares para auxilio de los cónsules en la materia, que mantienen, por ejemplo, su
obligación de efectuar el seguimiento, trámites y comunicaciones a los ayunta-
mientos para el ingreso en el servicio militar de los jóvenes en edad de incorpo-
rarse a filas. En cuanto a la documentación necesaria para la emigración se pue-
de decir que básicamente se corresponde con la del periodo anterior y que ahora
el interesado debía llevar reunida en una “cartera de identidad del emigrante”.
Este sería el último gran texto legal sobre la emigración en la etapa que
nos interesa y que seguiría vigente, con algunas matizaciones, durante el periodo
republicano y hasta la Guerra Civil.

La emigración en los archivos municipales


Quien quiera adentrarse en la investigación de las fuentes de la emigración ame-
ricana en los archivos municipales asturianos, y en los del resto del país, deberá
tener claro desde el principio la fragmentación, disparidad, falta de seriación y,
en muchas ocasiones, discrecionalidad de las mismas. Como ya se ha visto en el

188 Javier Sampedro García > Fuentes para el estudio de la Emigración Asturiana a América en los archivos municipales
apartado anterior las funciones encomendadas a los ayuntamientos en relación a
la administración del fenómeno migratorio son cambiantes y en la mayoría de las
ocasiones escasas e imprecisas. Esta ambigüedad motiva la aparición de un “con-
junto” documental difuso. También hemos de tener en cuenta que existen otras
fuentes a tener en cuenta y que en ocasiones, por su homogeneidad, rigurosidad
y su conservación en la mayoría de los archivos, son de mayor importancia in-
formativa. Éstas, como ya ha sido señalado, proceden de normas generales o sec-
toriales no relacionadas de forma directa con el fenómeno migratorio. A conti-
nuación se ofrece un repaso a todos estos documentos que, de una manera u otra,
dan noticia de los que salieron.

Los documentos de la emigración


La creación de estas fuentes, a las que hemos decidido llamar “documentos de la
emigración”, está directamente relacionada con el fenómeno migratorio. Escasa-
mente seriados, casi ausentes de toda uniformidad entre los diferentes archivos y,
en ocasiones incluso anecdóticos, estos son los que se han podido identificar.
Licencias paternas y maritales de embarque.
Se trata de uno de los documentos más presentes en los archivos lo que no
es extraño ya que desde el principio fueron exigidos por las distintas normas
como requisito para emigrar. A veces se presentan como un simple acta o certifi-
cación en que el progenitor o marido comparece ante el alcalde para otorgar el
consentimiento de embarque a su hijo, o esposa. Pero en otras ocasiones apare-
cen formando pequeños expedientes integrados por solicitudes, actas bautisma-
les, notificaciones y providencias que concluyen con los actas de comparecencia
requeridos. Es frecuente, dependiendo de la época, que estos documentos fueran
otorgados ante notario o la autoridad judicial municipal. También podemos en-
contrarnos con libros de actas de consentimientos paternos en los que se recogen
cronológicamente las emitidas por el ayuntamiento.
Expedientes de solicitud de cédulas vecinales para emigrar.
El trámite para la obtención de cédulas vecinales fue en algunos periodos
un requerimiento imprescindible para navegar a ultramar. Esto se tradujo en la
aparición de estos expedientes formados por solicitudes, comparecencias de tes-
tigos, informes y resoluciones que finalizaban normalmente con la expedición del
documento solicitado. Se trata de una interesante fuente ya que aporta impor-
tante información sobre el emigrado, incluyendo el país de destino.
Fianzas paternas para emigrar.
Suponen el cumplimiento de normas que pretendían el aseguramiento
del cumplimiento del deber del servicio de quintas o el pago de la redención lle-
gado el momento. Se solían levantar actas en las que los progenitores aportaban
como fianza una cantidad económica o bienes con las que responder en su mo-
mento.

Éxodos y documentos 189


Estos tres expedientes referidos podían aparecer en uno único que incluía
todos los trámites y documentos necesarios para el embarque: licencias paternas,
cédulas personales, fianzas para el cumplimiento del servicio militar, partidas de
bautismo, certificados de buena conducta… que, por ejemplo, en el Archivo Mu-
nicipal de Colunga, aparecen designados con la denominación de expedientes de
expedición de permisos de emigración4.
Registros de emigrantes.
Con formatos y contenidos variados encontramos en algunos ayunta-
mientos listas o registros de emigración que podían recoger la información de for-
ma personalizada con los datos de cada uno de los individuos, o relaciones en las
que se indicaba el número de emigrantes, su sexo, destinos…
Actas de las Juntas Local de información de emigrantes.
Esta figura, compuesta por el Alcalde, el cura párroco, el médico, el maes-
tro y el secretario del ayuntamiento, se crea en 19295 con el único fin de infor-
mar al emigrante sobre “… cuantos detalles deseen conocer y puedan interesarles res-
pecto a los medios de realizar el viaje, obtención de documentos necesarios para em-
barcar, conducta cívica que deben observar en la emigración…”. No es frecuente la
existencia de estas juntas en los ayuntamientos asturianos apareciendo en unos
pocos, como Colunga o Belmonte, actas de constitución y otra documentación
relacionada con las mismas.
Expedientes/actas de las Juntas Locales de Emigración
Como ya ha sido referido en el apartado normativo, la Ley de Emigración
de 1907 establece la creación de unos órganos de seguimiento y control de la
emigración en los puertos que se considerara oportuno: las Juntas Locales de Emi-
gración, cuya inexistencia se supone que inhabilitaba el puerto para la salida de
emigrantes. No es hasta el año 19106 cuando se crea en Gijón una junta, que aún
siendo un organismo ajeno al ayuntamiento cuenta con un representante del go-
bierno local, lo que de forma inevitable originó documentación relacionada. El
expediente 168/1910 del archivo municipal recoge su proceso de creación y el
nombramiento de un concejal como vocal de la misma.
Expedientes de inspección sanitaria de buques.
La labor de inspección de los barcos en un principio (luego pasaría a las
autoridades de Marina) recaía en los Gobernadores de las provincias, que podían
delegar en el Alcalde portuario si lo consideraban. Ese es el caso de Gijón, don-
de se conservan expedientes de inspección sanitaria de buques durante los años
1858 y 1871 (exp. 19/1858). Estos documentos contienen una interesantísima
información sobre las condiciones de las expediciones, alimentos, medicamentos,
número y listas de pasajeros, tripulantes… que desgraciadamente sólo recogen un
corto período de tiempo.

190 Javier Sampedro García > Fuentes para el estudio de la Emigración Asturiana a América en los archivos municipales
La emigración en los documentos
El fenómeno migratorio también aparece reflejado, de distinta manera, en docu-
mentos no relacionados directamente con el mismo, estos son algunos conside-
rados más relevantes.
Actas municipales.
Los libros de actas de sesiones suponen una de las fuentes más ricas para
afrontar cualquier estudio en los archivos municipales ya que en ellos se recogen
“todos” los asuntos despachados por el ayuntamiento en el cumplimiento de sus
heterogéneas atribuciones. Por ello no es infrecuente encontrar anotaciones re-
feridas a diferentes situaciones relacionadas con la emigración. Además es habi-
tual que muchos concejos que no conservan toda su documentación histórica por
uno u otro motivo sí que lo hagan con estos registros con cierta integridad. La ex-
tracción de información de estos libros puede resultar tediosa ya que su conteni-
do no está organizado de forma sistemática; lógicamente las actas que recogen es-
tán ordenadas cronológicamente lo que muchas veces obligará a bucear entre los
diferentes asuntos aparecidos en las mismas, aunque en ocasiones algunos volú-
menes tienen unas anotaciones marginales en las que se indica de forma resumi-
da lo que se está tratando, algo que facilita enormemente el trabajo. Otros docu-
mentos de naturaleza similar, como los libros de disposiciones del alcaldía o de
determinadas juntas locales conservados en algunos archivos, deberían ser toma-
dos en consideración al mismo respecto.
Correspondencia.
Otra documentación muy presente en la mayoría de los archivos es la co-
rrespondencia, que no siempre es tomada en cuenta por los investigadores debi-
do al esfuerzo que implica su examen, que además a veces no produce los frutos
deseados. Pero no hemos de olvidar que las prácticas administrativas varían mu-
cho dependiendo de las épocas y de sus responsables por lo que no es infrecuen-
te encontrar expedientes, actas y otros documentos mezclados entre papeles de
distinta procedencia y que no han sido convenientemente archivados y organi-
zados. La correspondencia suele estar ordenada también de forma cronológica por
lo que si el espacio temporal objeto de estudio no es muy amplio el esfuerzo de su
análisis puede resultar provechoso. Relacionados de alguna manera con todo esto
nos encontramos con los registros de entrada y salida de documentos en los que
se recoge de forma secuencial y cronológica un extracto de los todos los docu-
mentos que ingresan o emanan del ayuntamiento y que en ocasiones pueden ser-
virnos de orientación y referencia.
Población y estadística.
En su labor de control de la población de su territorio, al principio por mo-
tivos fiscales y más tarde por motivos sociales y estadísticos, los ayuntamientos
vienen confeccionando censos y padrones de emigración desde mucho tiempo
atrás. En algunos de ellos pueden aparecer anotaciones relacionadas con la emi-

Éxodos y documentos 191


gración tanto de los que se van como de los retornados. Las rectificaciones anua-
les de estos registros que suelen presentarse anotadas en unos estadillos pueden
servir para perseguir la pista de las personas que, por motivos migratorios efec-
tuaron un cambio de residencia. Algo parecido ocurre con las listas y modifica-
ciones del censo electoral. Otros documentos de control estadístico poblacional
son las cédulas de movimiento de la población en las que se consignaban las emi-
graciones, inmigraciones y traslados producidos en el territorio municipal, o los
pasaportes, que emitidos para autorizar los movimientos dentro o fuera del país,
a veces se encuentran en algunos archivos.
Quintas y servicio militar.
Sin duda una de las series más completas en los archivos municipales son
los expedientes de quintas, que llaman la atención por la escrupulosidad y la sis-
tematización con las que fueron elaborados en la mayoría de los concejos. Se tra-
ta de una inestimable fuente para el estudio de la emigración ya que, como se ha
podido comprobar en las disposiciones legales, el seguimiento de los mozos de re-
emplazo que se realizaba desde los ayuntamientos, había de ser estricto. Los ex-
pedientes solían contener diversas certificaciones, actas, reclamaciones, solicitu-
des…que daban noticia de cada uno de los mozos, incluida la residencia en dicho
momento, y que servían para elaborar las listas de reemplazo. Los jóvenes apare-
cidos en las listas debían presentarse en el ayuntamiento o consulado correspon-
diente si su domicilio estaba fuera del país; la no comparecencia daba lugar a las
actas y expedientes de declaración de prófugos cuyo paradero en muchas ocasio-
nes no era otro que “allende los mares”.
Documentos Fiscales.
En los repartimientos o contribuciones y los registros fiscales es frecuente
la indicación del domicilio de los propietarios que en ocasiones se encontraban
en situación de emigrados. También la matrícula industrial, sobre todo en los
puertos de salida, permitía conocer las empresas navieras o agencias de emigra-
ción radicadas en la ciudad.

Los otros
Bajo este epígrafe se han querido agrupar un conjunto de documentos no conte-
nidos en los dos anteriores por su carácter diferenciado.
Protocolos notariales.
No se trata de documentación municipal y su conservación suele estar li-
gada a los archivos históricos provinciales pero determinados archivos munici-
pales se encargan de su custodia, como ocurre en el caso de Llanes. Los protoco-
los pueden documentar licencias paternas de emigración, fianzas, poderes para re-
solver herencias desde la distancia o para administración de bienes, contratos,
ventas… Se trata muchas veces de una documentación única y muy valiosa, pero
con la contrapartida de que su estudio puede resultar laborioso.

192 Javier Sampedro García > Fuentes para el estudio de la Emigración Asturiana a América en los archivos municipales
Juzgados de paz.
También entre la documentación judicial podemos encontrar referencias
a la emigración en forma de licencias y actas de consentimiento paterno de em-
barque, certificados de no hallarse incurso en procesos judiciales o anotaciones
en los registros civiles.
Fundaciones, legados, donaciones…
Sería lógico también acometer estudios sobre la emigración desde el punto
de partida de los que volvieron. Los llamados indianos regresaron a sus pueblos im-
buidos muchas veces de un carácter filantrópico que les llevo a crear fundaciones y
otras figuras similares con el fin de mejorar las condiciones de vida de los mismos.
De carácter sanitario, educativo, científico o incluso laboral es corriente que fueran
administradas por los ayuntamientos que se encargaron también de custodiar la do-
cumentación generada, rica normalmente en referencias al benefactor.
Obras públicas o privadas.
Los retornados también se preocuparon de cambiar la fisonomía de sus
pueblos construyendo imponentes mansiones que daban noticia de su nueva si-
tuación o patrocinando importantes obras civiles que mejoraron la calidad de
vida de sus vecinos. Cementerios, iglesias, lavaderos, traídas de aguas, plazas, ca-
sinos, escuelas, hospitales… fueron algunos de los proyectos costeados por los
emigrantes adinerados y que dejaron en buena lógica constancia documental.
Antes de terminar este repaso es necesario hacer una alusión al proyecto
“Ancestros Inmigrantes” del Center for Family History and Genealogy de la Uni-
versidad Brigham Young, Utah (http://immigrants.byu.edu) que pretende la re-
producción, extracción y acceso a los datos de miles de documentos sobre la emi-
gración en los archivos españoles. Cientos de ellos ya han sido recogidos en los
últimos años por voluntarios que han recorrido los ayuntamientos de muchas re-
giones de España, Italia, Francia, Inglaterra… Directamente emparentado con
éste nos encontramos con el proyecto “Familysearch” (http://www.familyse-
arch.org) que recientemente ha sido noticia por sus convenios firmados con los
alcaldes de algunos pueblos de España para digitalizar todos los fondos relaciona-
dos con la emigración que luego podrán ser accesibles en red. Auspiciado por La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de origen mormón, está
realizando una impresionante labor de recogida y análisis de información en ar-
chivos de todo el mundo.
En definitiva. El estudio de la emigración a América en los archivos mu-
nicipales asturianos se puede comparar con un puzzle en que algunas piezas se han
descubierto aquí, pero no todas. Encajarlas queda en manos de los investigadores.

Éxodos y documentos 193


Fuentes y bibliografía
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rica: la emigración en masa, 1880-1930. Nicolás Sánchez Albornoz
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ARCHIVO MUNICIPAL DE BELMONTE DE MIRANDA.
ARCHIVO MUNICIPAL DE BIMENES.
ARCHIVO MUNICIPAL DE COLUNGA.
ARCHIVO MUNICIPAL DE GIJÓN.
ARCHIVO MUNICIPAL DE LLANES.
ARCHIVO MUNICIPAL DE MIERES.
ARCHIVO MUNICIPAL DE PRAVIA.
ARCHIVO MUNICIPAL DE RIBADEDEVA.
ARCHIVO MUNICIPAL DE TEVERGA.
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LLORDÉN MIÑAMBRES,M. 1995.“Los inicios de la emigración asturiana a
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SÁNCHEZ-ALBORNOZ, N. 1995. “Medio siglo de emigración masiva de España
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Nicolás Sánchez Albornoz [comp.]. [Madrid], Alianza Editorial, p. 13-29.

194 Javier Sampedro García > Fuentes para el estudio de la Emigración Asturiana a América en los archivos municipales
YÁÑEZ GALLARDO, C. 1993. La emigración española a América (siglos XIX y
XX). Colombres, Fundación Archivo de Indianos, 274 p.

Notas
1
Real Orden de 10 de noviembre de 1883. Gaceta de Madrid. 11 de noviembre de 1883, núm. 315 y Real
Orden Circular de 8 de mayo de 1888. Gaceta de Madrid. 9 de mayo de 1888, núm. 130.
2
Reales Órdenes de 7 de octubre de 1902 y 8 de abril de 1903.
3
La reforma más importante es el Real Decreto de 6 de julio de 1923 (Gaceta de Madrid. 11 julio 1923,
núm. 192). Este texto modifica varios artículos de la Ley y el Reglamento, entre ellos el 15 donde se de-
termina que los sirvientes que viajaban en compañía de sus amos podrían ser excluidos del carácter de emi-
grante previa presentación de un certificado del tiempo de servicio emitido por parte del Alcalde o Juez
Municipal de la localidad de donde procediera el amo.
4
Signaturas 199/2, 199/3, 199/4, 200/1 y 200/2
5
Real Orden de 12 de abril de 1929. Gaceta de Madrid. 16 de abril de 1929, núm. 106.
6
Real Orden de 29 de diciembre de 1910. Gaceta de Madrid. 30 diciembre de 1910, núm. 364.

Éxodos y documentos 195


varia
RAQUEL GÓMEZ DÍAZ

La evaluación de los
programas informáticos
de gestión archivística

Introducción
La informatización de los archivos es una de las tareas en la que más recursos se
están invirtiendo en el momento actual. Parece evidente que el presente y el fu-
turo de la archivística está en la automatización de las tareas de gestión, y más
teniendo en cuenta el uso de la nuevas tecnologías en la creación de los docu-
mentos electrónicos, con las que buscamos poder cumplir de manera eficiente y
eficaz con los fines de servir, custodiar y conservar los documentos contenidos en
nuestros archivos.
Para garantizar el buen cumplimiento de estas tareas, es imprescindible la
elección de una o varias herramientas informáticas adecuadas, denominadas de
manera genérica herramientas GED (herramientas para la gestión electrónica de
los documentos), con las que podamos llevar a cabo las distintas tareas archivís-
ticas. Si bien el término GED en algunos entornos parece que es utilizado exclu-
sivamente para la gestión de los documentos electrónicos, confundiendo gestión
electrónica con gestión de documentos electrónicos, o sólo ocupándose de las
primeras fases del documento, aquí lo utilizaremos con un sentido más amplio y
con él nos referiremos a la gestión de aquellos documentos que han sido creados
o reunidos y conservados por cualquier persona física o jurídica en el transcurso
de sus actividades y como prueba de ellas, (es decir los documentos archivísti-
cos), sin importar el soporte o la fase del ciclo vital en la que se encuentre el do-
cumento. Estas herramientas también facilitan la gestión de otras tareas propias

Raquel Gómez Díaz [[email protected]]


Departamento de Biblioteconomía y Documentación, Universidad de Salamanca

TABULA, Número 9, 2006, pp. 197-213


de los archivos como son la gestión de usuarios, obtención de estadísticas… por
lo que quizá el desarrollo de las siglas debiera ser gestión electrónica de docu-
mentos y archivos.
Puesto que el tratamiento lo vamos a realizar de manera electrónica, re-
sulta imprescindible contar con una aplicación informática, software, o como
queramos denominar “al programa o conjunto de programas cuyo objeto es la resolu-
ción de un problema mediante el recurso a un sistema de tratamiento de la informa-
ción1” y que permita llevar a cabo todas las tareas que se realizan habitualmente
en un archivo (registro, clasificación, descripción, consultas, valoración, gestión
de usuarios, edición de estadísticas…), garantizando en todo momento la auten-
ticidad, confidencialidad, integridad, disponibilidad de los documentos y de la in-
formación que contienen. Por consiguiente, la selección de la herramienta de
gestión no es una tarea baladí ante la que podamos mostrar nuestra indiferencia,
sino que necesitaremos tener en cuenta toda una serie de aspectos que nos orien-
ten en cual es la elección más adecuada para nuestro centro concreto.
El punto de partida es conocer las tareas que realizamos o deberíamos re-
alizar en nuestro centro, con el objetivo de saber cuáles de éstas se pueden hacer
de forma automatizada, por supuesto siempre teniendo en cuenta que la infor-
matización no es un fin en sí mismo sino una manera que ha de introducir mejo-
ras, puesto que si no las introduce, ya sea la agilización de los procesos, una me-
jor calidad en los servicios... tendremos que replantearnos el proceso de informa-
tización y corregir los errores.
Otro de los pasos previos a la informatización es conocer qué característi-
cas tiene que tener el programa para que pueda llevar a cabo con éxito todas las
tareas que queremos realizar. Precisamente, con el objetivo de establecer los re-
quisitos funcionales de las aplicaciones informáticas destinadas a los archivos, el
Programa IDA (Intercambio de Datos entre Administraciones) elaboró en el
2001 la Especificación MoReq (Modelo, 2001), directrices donde se indican las
características necesarias para las aplicaciones informáticas y aunque en su con-
cepción estaba dirigida a la gestión de los documentos electrónicos de archivo,
en dicha obra también se indica que puede emplearse para la gestión de docu-
mentos no electrónicos, ya que en la mayor parte de las actividades, y a pesar de
que las diferencias entre los documentos en soporte electrónicos y convencional
van más allá del soporte, dicha característica física, no afecta a las tareas archi-
vísticas realizadas sobre el documento.
En la elección del software archivístico tenemos que tener en cuenta, ade-
más de una serie de parámetros comunes a la elección de cualquier programa, los ob-
jetivos concretos que queremos conseguir con la informatización de las tareas archi-
vísticas. Lo que nos proponemos en este artículo es ver cómo podemos recoger to-
das las informaciones que son necesarias para la elección de un programa concreto,
con el fin de facilitar el posterior análisis para elegir la aplicación más adecuada.

198 Raquel Gómez Díaz > La evaluación de los programas informáticos de gestión archivística
Antecedentes
El trabajo que aquí presentamos no es completamente novedoso sino que hay cua-
tro trabajos que podemos considerar como antecedentes del nuestro. El más anti-
guo es una monografía publicada en Gran Bretaña (Criteria, 1983) con el objeti-
vo de ayudar a los archiveros en la elección de software. En 1995, Fournier (Four-
nier, 1995), hizo una comparación de 16 programas comercializados. Esta obra ha
tenido sucesivas actualizaciones, siendo la última del año 2003. Todos los progra-
mas analizados están en francés. En 1997, Bouthillier (Bouthillier, 1998), realizó
una investigación en Canadá para la evaluación de los programas de gestión do-
cumental. En este mismo sentido y basándose en los estudios anteriormente cita-
dos, Remei Perpinyà (Perpinya, 2000), publicó un trabajo en el año 2000.

¿Qué podemos automatizar en el archivo?


Aunque en principio todas las actividades de tratamiento de los documentos de
archivo son susceptibles de ser automatizadas, dependiendo de las características
de cada centro será necesario realizar todas con ayuda de la informática, o tan
sólo algunas. El primer paso será ver qué tareas son las que necesitamos informa-
tizar. Posteriormente tendremos que conocer qué requisitos funcionales son ne-
cesarios para que una determinada aplicación informática realice bien cada una
de las actividades propuestas. También tenemos que considerar otra serie de cri-
terios, como son que la aplicación destinada a la gestión archivística sea global,
es decir, que abarque todo el ciclo de vida del documento, al tiempo que permi-
ta la gestión simultánea de los distintos niveles documentales, facilitando que se
pueda trabajar a nivel de fondo, serie, pero también de expediente o documento.
Que permita trabajar con formatos lo más universales posibles, ya que uno de los
objetivos es favorecer la comunicación y el intercambio de información para lo
cual es imprescindible el uso de estándares en todos los ámbitos posibles, sin que
ello suponga que nuestro programa sea rígido y no se pueda ir modificando y
adaptando al entorno concreto de nuestro archivo.
En un futuro próximo es presumible que cada vez haya un mayor número
de archivos con responsabilidad sobre documentos electrónicos, tengan o no su
custodia física, lo que nos lleva a contemplar nuevas tareas de gestión como por
ejemplo la captura o la custodia, y nuevos elementos en los documentos, como
son los metadatos, razones éstas que justifican la presencia de archiveros en los
procesos de diseño de las nuevas aplicaciones archivísticas, lo cual es una tarea
más compleja de la que pretende este artículo.

Éxodos y documentos 199


Búsqueda de propuestas
La búsqueda de una aplicación informática ha de partir de un estudio de las necesi-
dades de automatización. Una vez que tenemos claros los objetivos del programa,
tendremos que buscar el software que mejor cumpla con nuestras expectativas. Para
ello podremos recurrir a uno expresamente realizado para nuestro centro o servicio
a medida o a un programa comercial.
Los hechos a medida se crean para cubrir las necesidades específicas de un
centro concreto. Una vez que conocemos qué necesitamos, simplemente habrá
que ponerse en contacto con el personal especializado en informática para que
desarrollen el programa. El problema surge cuando los encargados del diseño y
modificación del software no están asesorados por archiveros.
Los programas comerciales están diseñados en su mayoría por empresas
que se dedican explícitamente al software documental y el personal técnico sue-
le tener en cuenta la opinión de los archiveros a la hora de introducir mejoras.
Son programas que se pueden ir modificando para responder mejor a las nuevas
necesidades. Su adaptación a la normativa específica de los archivos y su actua-
lización suele ser continua.
En España para el conocimiento del software documental, contamos con el
Directorio de Software español, elaborado por el CSIC (Directorio, 2003), y el Ca-
tálogo de Software documental, elaborado por la Fundación de Ciencias de la Do-
cumentación (Catálogo). Con estas dos herramientas podemos buscar soluciones
ya diseñadas que pueden servirnos para nuestro archivo. El problema que presen-
tan dichas fuentes es que son las empresas distribuidoras las que han proporciona-
do la información sobre sus aplicaciones, y en ningún caso aportan la comparación
entre programas. Lo ideal, es además de la información proporcionada por la em-
presa, disponer de discos de demostración de las aplicaciones, que nos ayuden a fa-
miliarizarnos con el programa y poder realizar así una evaluación más fiable, y que
ésta sea contrastada con la información obtenida del análisis de varios programas.

Parámetros de evaluación
Para la evaluación del software, una “demo” es insuficiente, necesitamos conocer
en qué elementos nos debemos fijar para establecer la comparación entre progra-
mas. Por ello proponemos una serie de criterios agrupados en seis epígrafes que
nos darán una idea fiable de quién ha elaborado el programa, qué permite hacer
y el equipamiento que requiere.
Al final del artículo adjuntamos un cuestionario que se podrá utilizar tan-
to para evaluar si el software que tenemos responde a nuestras necesidades, detec-
tar posibles lagunas, así como en la ayuda para la selección de uno nuevo. En este
último caso, una vez que hayamos completado la plantilla propuesta, la compara-
ción entre las distintas aplicaciones será sencilla, lo que nos facilitará la elección.

200 Raquel Gómez Díaz > La evaluación de los programas informáticos de gestión archivística
Para la recogida de información se propone un cuestionario sencillo, la mayor
parte son preguntas cerradas ya que esto facilitará la comparación, aunque en algunos
casos será pertinente ampliar la información dando detalles sobre cómo se realizan de-
terminadas operaciones.

1. Identificación del programa y solvencia de la empresa


La información acerca del programa tiene como único objetivo conocer las carac-
terísticas de la empresa creadora y distribuidora del programa así como las fechas en
las que el programa ha sido desarrollado. Generalmente la permanencia y antigüe-
dad en el mercado de las empresas, a priori nos ofrecen garantía de mantenimien-
to y actualización. Así mismo es importante conocer la solvencia de la empresa y
comprobar que la fecha de la última actualización del programa no es muy antigua.
Incluimos en este apartado información acerca de los servicios que ofrece la
empresa y cómo es la formación para el programa. Es interesante conocer la existen-
cia de comunidades de usuarios ya que de éstas podremos obtener información obje-
tiva para hacer las valoraciones.

2. Criterios técnicos del programa


En este apartado se recogen los elementos relativos a las especificaciones que necesi-
ta el programa para su correcto funcionamiento. En el caso de que tengamos que ad-
quirir nuevos equipos tendremos que añadir esta inversión a los costes del programa.

3. Funciones archivísticas
Este apartado está dedicado a las funcionalidades que tiene el software. Es impor-
tante conocer en la medida de las posibilidades las opciones que presenta cada apli-
cación informática. Para una mayor comprensión de las características de los pro-
gramas en la realización de cualquiera de estas funciones, remitimos a la especifi-
cación MoReq (MoReq, 2001).
Los elementos aquí recogidos convierten este apartado en el fundamental
para adoptar la decisión correcta, ya de que ella dependerá el éxito o el fracaso en
la elección. Aunque las preguntas son cerradas será necesario completar la infor-
mación añadiendo todos aquellos comentarios que estimemos oportunos, por eso
añadimos un * en los apartados en los que será necesario completar la información

4. Relación del usuario con el sistema: la interfaz de usuario


Aunque las utilidades de la búsqueda se pueden considerar dentro de las funcio-
nes archivísticas, vamos a considerarlas de manera separada. La mayor parte de
los programas tendrán una interfaz gráfica que será la que permita relacionarse a
los usuarios con el sistema. No hay bibliografía relativa a las interfaces asociadas
al software archivístico, aunque algunos criterios utilizados para la evaluación de
los OPAC bibliotecarios nos servirán.

Éxodos y documentos 201


5. Funciones administrativas que incorpora
En este apartado se recogen todas las actividades relativas a la gestión del archi-
vo. Junto con los requisitos archivísticos estas funciones tendrán un peso alto a
la hora de la elección de un programa u otro.

6. Características complementarias
Hay una serie de características que son comunes al software y que aportan un
valor añadido a los programas que las cumplen.
La primera es el rendimiento, aunque en los tiempos de respuesta de los
programas hay que tener en cuenta la velocidad del procesador del equipo, el tipo
de conexión que tengamos, los recursos del servidor… hay una parte que depen-
de de la propia arquitectura del programa. Unido a esta característica está la es-
calabilidad que hace referencia a la capacidad de la aplicación para ir incorpo-
rando más módulos o una tecnología superior. Dentro de aquí también tenemos
que considerar el número de terminales de consulta que acepta y cómo éstos afec-
tan al rendimiento del programa.
Conviene que los sistemas sean flexibles y se puedan adaptar a las carac-
terísticas específicas de cada centro. Dentro de aquí habrá que tener en cuenta la
capacidad para diseñar y modificar las estructuras, los formatos de visualiza-
ción…. Y saber quién será el encargado de hacer estas modificaciones.
Finalmente, es importante considerar la facilidad de uso, ésta puede con-
seguirse con una buena ayuda en línea, mensajes de error significativos que indi-
quen por qué se ha producido el error y cómo salir de él. El hecho de que las in-
terfaces sean amigables e intuitivas también repercute en la facilidad de uso.

7. Costes del programa


La elaboración del presupuesto del programa obligará a tener en cuenta los costes
directos, como son el precio de la licencia del programa, si hay que pagar en con-
cepto de mantenimiento y actualización… así como otros gastos indirectos como
puede ser la adquisición de equipos, la contratación y formación del personal...
La valoración de la plantilla ha de hacerse de manera global, ya que la
cuantificación de la importancia de cada elemento irá en función de las necesi-
dades específicas de cada centro. Una vez que la plantilla esté completa, será pre-
ciso establecer la comparación entre los distintos programas y elegir aquel que re-
aliza las funciones que necesitamos para nuestro archivo y se ajusta mejor a nues-
tro presupuesto.

204 Raquel Gómez Díaz > La evaluación de los programas informáticos de gestión archivística
Conclusiones
La evaluación del software que tenemos en nuestro archivo o el que queremos ad-
quirir debe partir del análisis de las necesidades reales del centro que debe hacer-
se siempre partiendo de qué queremos automatizar y para qué queremos hacerlo.
La recogida de datos en un esquema puede ser una herramienta muy útil
cuando lo que pretendemos es comparar distintas aplicaciones, por eso las tablas
que aquí se han presentado pueden utilizarse sin modificaciones o como una guía
para elaborar otras.
La automatización de las tareas de gestión tiene que servir para simplificar
los procesos, por eso es importante que evaluemos bien antes de adquirir un pro-
grama nuevo.

Éxodos y documentos 205


Anexo
TABLA PARA LA EVALUACIÓN DEL SOFTWARE ARCHIVÍSTICO

1. Identificación del programa y solvencia de la empresa


1.1. Identificación del programa
Nombre del programa ............................................
Creador ............................................
Distribuidor ............................................
Fecha de creación ............................................
Versión y fecha de la última actualización ............................................
Dispone de demo † Sí † No
Tiempo de garantía ............................................

1.2. Servicios que ofrece la empresa respecto al programa


Formación † Presencial
† Línea
† Manuales
† Tutoriales
Asistencia telefónica † Sí † No

1.3. Soporte técnico


Instalación † Técnicos de la empresa
† Personal del archivo
Post-venta † Sí † No
Existencia de grupos de usuarios † Sí † No

1.4. Expansión de la empresa


Expansión de mercado ............................................
Otros productos que incorpora ............................................

2. Criterios técnicos del programa


2.1. Equipamiento informático
Procesador ............................................
Memoria ............................................
Periféricos ............................................

206 Raquel Gómez Díaz > La evaluación de los programas informáticos de gestión archivística
2.2. Base de datos
Cantidad de bases de datos que se pueden
incorporar en una misma aplicación ............................................
Flexibilidad de la base de datos permitiendo
renombrar campos, modificar atributos... ............................................
Lenguaje de programación ............................................
Número de usuarios que pueden trabajar al
mismo tiempo sobre el programa ............................................

2.3. Formatos de la documentación


Permite trabajar con documentos † Soportes convencionales
† Electrónicos
† Imagen fija
† Imagen en movimiento
† Sonido

3. Funciones archivísticas
3.1. Control documental
Registro de entrada de documentos † Sí † No *
Registro de salida de documentos † Sí † No *

3.2. Control de acceso al programa


Definición de niveles de acceso † Sí † No *

3.3. Copias de seguridad


Datos del programas † Sí † No *
Documentos † Sí † No *
Dispositivos de almacenamiento † Disco duro
† CD
† DVD
† Otros

3.4. Entrada de documentos


Permite la captura de documentos † Sí † No *
Posibilidad de crear máscaras de entrada de datos † Sí † No *
Permite la personalización de la base de datos fijando
los campos que habrá que rellenar y cuáles no † Sí † No *
Validación de datos (criterios prefijados, normas propias) † Sí † No *

Éxodos y documentos 207


3.5. Organización
Cuántos niveles permite en la clasificación ............................................
Permite modificar los cuadros de clasificación † Sí † No *
Permite reclasificar los documentos † Sí † No *
Tipo de codificación que utiliza † Numérica
† Alfabética
† Alfanumérica
Permite el control de espacios en los depósitos † Sí † No *

3.6. Descripción
Normas que utiliza † ISAD (G)
† ISAAR (CPF)
† EAD
† EAC
† Otras
Incorpora ficheros de autoridad † Sí † No
Permite la edición automática de instrumentos
de descripción † Sí Cuáles ........................
† No
Permite describir documentos sueltos o la
descripción está atada a la jerarquía del fondo † Sí † No
Podemos asociar la descripción de un documento a † Imagen
† Sonido
† Vídeo

3.7. Valoración, selección, conservación y eliminación


Cálculo de los plazos de conservación † Sí † No *
Aviso de plazos de conservación † Sí † No *
Definición de reglas de conservación † Sí † No *
Definición del tipo de muestreo † Sí † No *
Transferencias † Sí † No *
Eliminación de documentos † Sí † No *

* En estos campos será necesario recoger información acerca de cómo se realiza la tarea

208 Raquel Gómez Díaz > La evaluación de los programas informáticos de gestión archivística
3.8. Productos que incorpora
Tesauros † Sí † No
Workflow † Sí † No
Otros ............................................

4. Interfaz de usuario
4.1. Criterios generales
Está indicado en todo momento la
procedencia de la información † Sí † No
Idiomas de la interfaz † Español
† Catalán
† Gallego
† Euskera
† Inglés
† Otros
El formato de visualización se puede cambiar † Sí † No

4.2. Ayuda
Está visible el icono de ayuda en todo momento † Sí † No
Son claras las instrucciones de búsqueda † Sí † No
Los mensajes de error son significativos † Sí † No
Incorpora tutorial † Sí † No

4.3. La búsqueda
Las búsquedas son † Asistidas
† Avanzadas
El lenguaje de búsqueda es † Natural
† Controlado
Permite buscar † Por fechas
† Por signaturas
† Por los índices
† Cualquier campo
Los operadores son † Booleanos
† De proximidad
† Otros
Es necesario estar registrado como usuario para
utilizar el sistema † Sí † No

Éxodos y documentos 209


4.4. Página de resultados
Están identificados de manera correcta los campos † Sí † No
Las etiquetas usan tecnicismos † Sí † No
Las etiquetas usan abreviaturas † Sí † No
La información está estructurada † Sí † No
Permite contextualizar la información a través
del cuadro de clasificación † Sí † No
Permite navegar a través del cuadro de clasificación † Sí † No
En cuanto a los resultados el sistema permite † Ordenarlos
† Imprimirlos
† Almacenarlos
† Enviarlos por correo electrónico
Permite almacenar el historial de búsqueda † Sí † No
Indica los criterios por los que ha buscado el usuario † Sí † No
Resalta los términos por los que ha buscado el
usuario en el resultado † Sí † No
Permite encontrar resultados similares † Sí † No
Permite reformular la búsqueda † Sí † No
Indica de alguna manera el formato en el que
está el documento † Sí † No
El sistema devuelve † Información sobre los documentos
† Documentos textuales
† Imágenes de los documentos
† Imágenes asociadas a los documentos
La información recuperada contiene enlaces
hipertextuales † Sí
† A otros documentos
† A información asociada a los
documentos
† A imágenes
† No

210 Raquel Gómez Díaz > La evaluación de los programas informáticos de gestión archivística
5. Funciones administrativas
5.1. Seguridad del sistema
El sistema es seguro † Sí † No

5.2. Gestión de espacios


Permite realizar la gestión de espacios en los
depósitos † Sí † No

5.3. Edición de etiquetas e informes


Edición de etiquetas identificativas † Sí † No
Edición de informes † Sí † No

5.4. Gestión de usuarios


Gestión de usuarios † Edición de carnés
† Control de préstamos
† Estadísticas
5.5. Gestión de registros
Tareas con los registros † Modificación
† Borrado
† Control de duplicados

6. Características complementarias
6.1. Rendimiento y escalabilidad
Número de terminales que acepta ............................................
Limitaciones de uso ............................................

6.2. Flexibilidad de diseño


Es posible la adaptación del programa † Sí
Quién hace las adaptaciones
............................................
† No

6.3. Facilidad de uso


El programa es intuitivos † Sí † No

Éxodos y documentos 211


7. Costes del programa
7.1. Gastos únicos
Licencia ............................................
Conversión de datos ............................................
Formación † Sí † No

7.2. Gastos fijos


Actualización † Sí † No
Mantenimiento † Anual
† Mensual

7.3. Condiciones de pago


Condiciones de pago ............................................

212 Raquel Gómez Díaz > La evaluación de los programas informáticos de gestión archivística
Bibliografía
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nicas electrónicas, informáticas y telemáticas por la Administración Ge-
neral del Estado.
Real Decreto 209/2003, de 21 de febrero, por el que se regulan los registros y las
notificaciones telemáticas, así como la utilización de medios telemáticos
para la sustitución de la aportación de certificados por los ciudadanos.
ZAPATA CÁRDENAS, Carlos Alberto. (2002) El desarrollo de proyectos de automa-
tización de archivos: cómo estructurarlos. BIBLIOS n. 13 julio-septiembre 2002.

Notas
1
Real Decreto 263/1996, de 16 de febrero, por el que se regula la utilización de técnicas electrónicas, in-
formáticas y telemáticas por la Administración General del Estado. (BOE 29-02-1996) Modificado por RD
209/2003, de 21 de febrero (B.O.E. 28/02/2003)

Éxodos y documentos 213


varia
LUIS HERNÁNDEZ OLIVERA

La protección del patrimonio


documental en el Derecho
Administrativo Sancionador:
principios generales

“El trueno del Boletín Oficial puede intimidar durante mucho tiempo,
pero si después del trueno no rompe nunca a llover, nadie comprará pa-
raguas por mucho que siga tronando...”
Tomás Ramón Fernández. La legislación española

1. Los principios generales del derecho sancionador en materia


de archivos y patrimonio documental
La actividad sancionadora de la Administración, como parte de la potestad pu-
nitiva del Estado, junto con la propia de los Tribunales de Justicia, ha de so-
meterse a los principios inspiradores de ésta que se desprenden de la Constitu-
ción de 1978.
La convalidación constitucional de la actividad administrativa sanciona-
dora se establece en el artículo 25, donde se prescribe que “nadie puede ser con-
denado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producir-
se no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vi-
gente en aquel momento”. Este mandato, referido a los ámbitos penal y admi-
nistrativo, implica la exigencia de la reserva legal y de principios como tipicidad,
irretroactividad, prohibición del doble castigo y culpabilidad entre otros. El pun-
to tercero de este mismo artículo completa el marco legitimador de la represión
administrativa al requerir que “la Administración civil no podrá imponer san-
ciones que, directa o subsidiariamente, impliquen privación de libertad”.

Luis Hernández Olivera [[email protected]]


Departamento de Biblioteconomía y Documentación, Universidad de Salamanca

TABULA, Número 9, 2006, pp. 215-236


Los Tribunales (Constitucional y Supremo), a través de la jurisprudencia,
han precisado el alcance y contenido de los principios que deben caracterizar la
actividad represiva de la Administración. Así, las sentencias del Tribunal Consti-
tucional (STC) de 3 de octubre de 1983, 26 de abril de 1990 y 19 de diciembre
de 1991, fijan las condiciones para la imposición de las sanciones administrativas:
- La legalidad, que determina la necesaria cobertura de la potestad sancio-
nadora en una norma de rango legal, con la consecuencia del carácter ex-
cepcional que los poderes sancionatorios en manos de la Administración
presentan.
- La interdicción de las penas de privación de libertad a las que puede lle-
garse de modo directo o indirecto a partir de las infracciones sancionadas.
- El respeto de los derechos de defensa, reconocidos en el art. 24 de la Cons-
titución, que son de aplicación a los procedimientos que la Administra-
ción siga para imposición de sanciones.
- Subordinación de la potestad sancionadora de la Administración a la au-
toridad judicial, que consiste en el posterior control de los actos sancio-
nadores por la Jurisdicción Contencioso-administrativa y la preferencia
de la jurisdicción penal en el enjuiciamiento y determinación de los he-
chos susceptibles de ser enjuiciados por ley penal y administrativa.
- Concurrencia del elemento culpabilidad, pudiendo sancionarse a las per-
sonas jurídicas.
Estos principios, que deben regular la actividad sancionadora de la Admi-
nistración, fueron posteriormente recogidos en la Ley de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LRJA).
Esta vertiente material del Derecho Administrativo Sancionador deberá
completarse con la parte procedimental que atienda a los principios que en ma-
teria de procedimiento formula el artículo 24 de la Constitución (conocimiento
previo de la imputación, presunción de inocencia, defensa, derechos a no decla-
rarse culpable y a no declarar contra uno mismo).
El análisis de la protección de la legalidad y del régimen sancionador en
materia de archivos y patrimonio documental requiere, aunque sea de forma so-
mera, que consideremos el estudio de estos principios generales del Derecho Ad-
ministrativo Sancionador.

2.El principio de legalidad y la reserva legal


Hay una elaboración dogmática del principio de legalidad que sitúa su origen en la
teoría del delito. Según esta teoría, recogida por Carretero Pérez y Carretero Sán-
chez, la finalidad de la pena es la coacción psicológica y, para poder amenazar, es
necesario que el delincuente conozca la pena que corresponde a su acción, lo cual
requiere que exista una definición previa en la Ley (Carretero Pérez, 1992, 115).

216 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
La redacción del artículo 25.1 de la Constitución: “Nadie puede ser con-
denado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producir-
se no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vi-
gente en aquel momento”, aunque explícitamente sólo se refiera la prohibición
de la irretroactividad, ha sido interpretada por la doctrina y jurisprudencia como
la proclamación del principio1.
El Tribunal Constitucional perfiló el principio de la legalidad al conside-
rar que el mencionado artículo constitucional incorpora la regla “nullum crimen
nulla poena sine lege”, extendiéndola incluso al ordenamiento sancionador admi-
nistrativo. Según el Tribunal el principio

“comprende una doble garantía: la primera, de orden material y alcance absolu-


to, tanto referida al ámbito estrictamente penal como al de las sanciones admi-
nistrativas, refleja la especial trascendencia del principio de seguridad jurídica en
dichos campos limitativos y supone la imperiosa necesidad de predeterminación
normativa de las conductas infractoras y de las sanciones correspondientes, es de-
cir, la existencia de preceptos jurídicos (lex previa) que permitan predecir con su-
ficiente grado de certeza (lex certa) aquellas conductas y se sepa a qué atenerse
en cuanto a la aneja responsabilidad y a la eventual sanción; la segunda, de ca-
rácter formal, relativa a la exigencia y existencia de una norma de adecuado ran-
go y que este Tribunal ha identificado como ley en sentido formal, interpretando
así los términos «legislación vigente» del art. 25.1 de la C.E., sin admitir, salvo
casos o hipótesis de normas preconstitucionales, la remisión al Reglamento”2.

Estas dos garantías a las que hace referencia la sentencia reciben la deno-
minación de reserva legal y tipicidad en la terminología jurídica. Sin entrar a es-
tudiar este principio rector de la potestad sancionadora, dado que no es el obje-
to de este trabajo, haremos referencia a las características de estas figuras jurídi-
cas y a sus posibles especificidades en el ámbito archivístico.
En primer lugar, hay que señalar que la reserva legal exige la cobertura de
la potestad sancionadora administrativa por una norma de rango legal. En el
tema que nos ocupa, la punición de los daños y destrucciones de documentos, se
observa este principio, pues las infracciones y las asociadas sanciones están des-
critas en textos con categoría de ley. El único incumplimiento, de este principio,
que detectamos se produce en el ordenamiento gallego. En concreto, se trata de
una disposición, con rango de decreto, en la que se tipifican como infracciones
los incumplimientos de las obligaciones señaladas en la norma3. Al tratarse de
una norma no legislativa, sino de inferior categoría, se puede determinar que esa
potestad sancionadora administrativa no cuenta con la necesaria cobertura legal.

Éxodos y documentos 217


Pero el requerimiento de este principio está sujeto a las matizaciones que ha ex-
presado el Tribunal Constitucional. Una de las de mayor trascendencia es la re-
misión por parte de la ley a normas reglamentarias, pero con la condición de su
subordinación a la ley4. Esta modalidad del ejercicio de la reserva de ley que es la
colaboración reglamentaria, es la que prevé el artículo 104 de la Ley 12/1998, de
21 de diciembre, del Patrimonio Histórico de las Baleares, donde se establece que
“El Gobierno de las Illes Balears podrá desarrollar reglamentariamente las dispo-
siciones de este capítulo, sin introducir nuevas infracciones ni alterar la natura-
leza de las que la Ley prevé, para identificar de manera más precisa las conductas
merecedoras de sanción”. Se trata de una remisión, inusual en la legislación sec-
torial, que tiene el objetivo de precisar algunos elementos de los tipos descritos
en la Ley. Otro tipo de remisión especifica, más habitual en las leyes archivísti-
cas y patrimoniales, es la habilitación a los gobiernos para la actualización del im-
porte de las multas con el fin de que la depreciación de la moneda no debilite la
eficacia de la sanción. Es esta una figura difícil que sólo puede explicarse por en-
contrarnos “ante una deslegalización mediante la cual se degrada el rango nor-
mativo exigible. Lo que significa que este elemento de la cuantía de la multa —
aparentemente esencial a la hora de constituir el tipo— es deslegalizable y la re-
serva se cumple a través de la cláusula de habilitación y de la adición de criterios
suficientes para su desarrollo” (Nieto, 2002, 277).
Normalmente, en los textos legislativos, se incorpora una ineficaz cláusu-
la de estilo que autoriza a los gobiernos a dictar las disposiciones reglamentarias
necesarias para el desarrollo de esas leyes. Innecesaria, pues la Constitución (art.
103) reconoce a los ejecutivos el ejercicio de la potestad reglamentaria. Y, si la
materia está reservada a la Ley, la cláusula es inútil, pues el reglamento sería de-
clarado nulo por infringir el principio de legalidad.

3. El principio de tipicidad
La regla «nullum crimen, nulla poena sine lege» comprende según la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional una doble garantía, material y formal. La vertiente
formal, conocida como exigencia de reserva legal, desarrollada en el apartado an-
terior, y la material, que se identifica como mandato de tipificación legal que exa-
minamos a continuación.
El principio de tipicidad se encuentra indisolublemente ligado al de legali-
dad, y así se contempla en el artículo 25.1 de la Constitución. Este principio se de-
fine como la imposibilidad de castigar hechos u acciones cuya sanción (o los cri-
terios para fijarla) no esté establecida en la correspondiente norma de rango legal,
en cumplimiento del principio de legalidad. Es decir, que el administrado debe sa-
ber y conocer claramente que determinadas conductas constituyen una infracción
y que esas actividades ilícitas se castigan con las sanciones que le son aplicables.

218 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
La tipicidad o predeterminación normativa, al requerir que las infraccio-
nes y sanciones estén previstas con anterioridad al momento de producirse la
conducta, es una contribución a la seguridad jurídica, que ha de guiar la activi-
dad de los poderes públicos. Por un lado, porque no se va a sancionar a un admi-
nistrado por una conducta que de antemano no esté calificada de reprochable. Y,
además, porque supone una garantía jurídica frente a las instituciones públicas,
al privarlas de cualquier arbitrariedad y obligarlas a aplicar una ley donde se es-
tablezcan con gran precisión las infracciones y las sanciones5.
La primera redacción de la Ley 6/1985, de Archivos de Cataluña, olvidó
cerrar su regulación con la tipificación de las infracciones y sanciones, y, por lo
tanto, no cumplía con las exigencias materiales que impone el art. 25.1 de la
Constitución. La técnica seguida en el artículo 20, donde se preveían las sancio-
nes, al limitarse a establecer el tope máximo de ellas, no garantizaba mínima-
mente la seguridad jurídica de los administrados. La reforma de que fue objeto
este artículo, por la Ley 8/1989, de 5 de junio, de modificación de la Ley de Ar-
chivos, al tiempo que incluía la tipificación de las infracciones administrativas,
garantizaba la efectividad de las obligaciones que la Ley imponía a las adminis-
traciones públicas y a los propietarios y poseedores de archivos, y se eliminaba el
riesgo de impunidad de las conductas infractoras.
Por consiguiente, una exigencia necesaria de la tipificación es la suficien-
cia. Esto supone, que en la norma legal, se tengan que definir las infracciones y
sanciones de forma acabada y correcta, incluyendo todos los elementos de defi-
nición de los tipos, pues, de otra manera, se incumpliría la exigencia de una ver-
dadera predeterminación de comportamientos. Esta condición convierte en
inadmisibles “formulaciones tan abiertas por su amplitud, vaguedad o indefini-
ción, que la efectividad dependa de una decisión prácticamente libre y arbitraria
del intérprete y juzgador”6.
Pero, además de la definición de los ilícitos y de las sanciones, debe seña-
larse “la correspondencia necesaria entre aquellos y éstas, una correspondencia
que, como bien se comprende, puede dejar márgenes más o menos amplios, a la
discrecionalidad jurisdiccional y administrativa, pero que, en modo alguno, pue-
de quedar encomendada por entero a ella”7. La falta de conexión entre las in-
fracciones y sanciones permitiría al órgano sancionador actuar con un excesivo
arbitrio y no con el prudente y razonable que admitiría la debida especificación
normativa8.
En las normas sectoriales, la tipificación tiene dos elementos, en primer
lugar, la descripción de la infracción y, a continuación, la atribución de unas me-
didas represivas concretas, es decir, las consecuencias punitivas que corresponden
a cada una de las infracciones. La fórmula empleada para describir los tipos sur-
ge de la conjunción de dos normas: una primera que ordena o prohíbe determi-
nadas actuaciones y una segunda que advierte que el incumplimiento de lo pre-

Éxodos y documentos 219


ceptuado constituye una infracción. Y el tipo concluye su realización con la pre-
cisión de las sanciones que produce la infracción. Para ilustrarlo, tomamos un
ejemplo de la Ley de Patrimonio Documental y Archivos de Madrid. La norma
de prohibición es el artículo 34: “Los documentos constitutivos de Patrimonio
Documental no podrán ser destruidos, salvo en los supuestos y mediante los pro-
cedimientos que reglamentariamente se dispongan, y siempre teniendo en cuen-
ta los diferentes valores de estos documentos y sus distintos plazos de vigencia”.
Y la norma de tipificación se encuentra en el artículo 44: “Constituyen infrac-
ciones administrativas, a efectos de la presente Ley: [...] 3. Infracciones muy gra-
ves: a) La destrucción total o parcial de bienes integrantes del Patrimonio Docu-
mental madrileño fuera de los casos autorizados por esta Ley o por su normativa
de desarrollo”. En algunos casos, como en la Ley del Patrimonio Histórico Espa-
ñol (LPHE), se ha optado por fijar la tipificación de los múltiples ilícitos en fun-
ción de la violación de las obligaciones establecidas en la norma cuyo contenido
se integra en el tipo. Esta técnica de remisión a los artículos precedentes de la
norma donde se emplean formulaciones que no se han realizado con el objetivo
de tipificar las infracciones, como señala Desantes, es deficiente y plantea pro-
blemas de interpretación (Desantes, 1987, 327).
Además de las listas de enumeraciones positivas de infracciones, cada vez
más extensas, y dada la exigencia de describir positiva y directamente las infrac-
ciones, los textos legales recurren a remisiones residuales declarando que “El in-
cumplimiento de las obligaciones establecidas en esta Ley o lleven aparejado
daño en los bienes culturales constituirán infracción administrativa en materia
de protección del Patrimonio Histórico”. En las disposiciones más recientes, se
ha acudido a una nueva fórmula de remisión al considerar “infracciones admi-
nistrativas en materia de patrimonio cultural las acciones u omisiones tipificadas
y sancionadas en esta Ley”.
En cuanto a la otra parte del binomio, la tipificación de las sanciones, se
ha practicado de forma genérica. En lugar de atribuir a cada una de las infraccio-
nes la correspondiente sanción, se han realizado aplicaciones grupales, mediante
la elaboración de una correlación de escalas de infracciones y sanciones. Las in-
fracciones se distribuyen así en una clasificación, generalmente, tripartita (leves,
graves y muy graves) y a cada una de las clases de ilícitos se le asigna un nivel de
sanción en el que se han agrupado, a su vez, los distintos tipos de medidas puni-
tivas. Es decir, que a las infracciones leves les corresponde una determinada pena,
así como a las graves y muy graves. Esto implica que el operador jurídico, la Ad-
ministración, determinará la sanción concreta dentro del paquete legalmente
previsto, después de considerar las circunstancias.

220 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
4. El principio “non bis in idem”
El principio del non bis in idem, de creación jurisprudencial, es un principio ge-
neral y común al ordenamiento sancionador, penal y administrativo, que, aunque
no aparece expresamente en la ley fundamental, ha sido constitucionalizado por
el Tribunal Constitucional al señalar que se halla implícito en el artículo 25 de
la Carta Magna donde se recogen los principios de legalidad y tipicidad de las in-
fracciones a los que está íntimamente unido9.
Tras su reconocimiento constitucional fue incorporado a la LRJA, como
uno de los que deben caracterizar el ejercicio de la potestad sancionadora de la
Administración, al establecer en el artículo 133 que “no podrán sancionarse los
hechos que hayan sido sancionados penal o administrativamente, en los casos en
que se aprecie identidad del sujeto, hecho y fundamento”.
Esta misma previsión ha sido recogida en las leyes para la defensa del pa-
trimonio documental, tanto de ámbito estatal como autonómico. Así la LPHE
contempla que la misma conducta pueda considerarse delito o infracción admi-
nistrativa al establecer que “salvo que sean constitutivos de delitos, los hechos
que a continuación se mencionan constituyen infracciones administrativas que
serán sancionadas conforme a lo dispuesto en este artículo”, de donde se des-
prende la imposibilidad de sancionar dos veces como ilícito penal y como ilícito
administrativo, pues, al utilizar la preposición salvo, no está admitiendo la acu-
mulación de penas, sino su alternancia. En el mismo sentido, la Ley de Archivos
de Madrid dispone que “se consideran infracciones administrativas al Patrimonio
Documental y Archivos de la Comunidad de Madrid las acciones u omisiones tí-
picas y culpables que, no siendo delitos o faltas, infrinjan lo dispuesto en ésta u
otras leyes concernientes a los mismos” (art. 43). Entre otras normas autonómi-
cas que recogen este principio podemos citar a la Ley de Patrimonio Histórico de
Andalucía (art. 109); Ley de Archivos de Aragón (art. 30); Ley de Patrimonio
Documental y Archivos de Canarias (art. 38); Ley de Archivos y Patrimonio Do-
cumental de Castilla y León (art. 54); Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de
Extremadura (art. 92); Ley de Patrimonio Cultural de Galicia (art. 96); Ley de
Archivos y Patrimonio Documental de La Rioja (art. 35) y Ley de Patrimonio
Cultural Vasco (art. 108).
La aplicación de la prohibición de la coexistencia de dos acciones puniti-
vas requiere, como se ha señalado, que se produzca una triple identidad de suje-
tos, hechos y fundamentos. Respecto de los sujetos activos, el presunto infractor
o sancionado debe ser el mismo en los diferentes procedimientos, independien-
temente de que lo sea de forma individual o solidaria con otros. En cuanto a los
hechos, se requiere la identidad de los constitutivos de la infracción y no la de
otros que puedan agravar o atenuar la calificación de la conducta. Por último, es
necesario que no sean idénticos el fundamento o el bien jurídico protegido por la
norma administrativa o el preservado por el tipo penal aplicable10.

Éxodos y documentos 221


El principio del non bis in idem determina la exclusión de la duplicidad de
sanciones, pero, en la práctica, esta interdicción debe interpretarse extensiva-
mente, conduciendo a la prohibición de:
- 1. Una duplicación de sanciones administrativas por los mismos hechos;
- 2. Una duplicidad de sanciones en los distintos ordenes penal y administrati-
vo, pues constituiría una reiteración de la potestad sancionadora del Estado;
- 3. El desarrollo de dos o más procesos o procedimientos en el orden jurí-
dico sancionador administrativo o penal. Excepto cuando se trate de re-
lación de supremacía especial de la Administración -relación de funcio-
nario, servicio público, concesionario, etc.11.
Estas distintas vertientes llevan al Derecho a arbitrar unos mecanismos
para evitar las concurrencias de sanciones y la simultaneidad de los procedi-
mientos. A ellos haremos referencia seguidamente.

Pluralidad de sanciones administrativas


En el caso de las sanciones administrativas, también se aplica el principio del non
bis in idem impidiendo que un mismo hecho sea sancionado dos veces. Es decir, que
la misma infracción no puede ser castigada por dos autoridades del mismo orden,
por entrañar una reiteración del ius punendi. En la normativa sectorial, es fre-
cuente que las leyes de archivos y las leyes de patrimonio cultural reproduzcan el
mismo tipo de infracción. En algunos casos, la ley se refiere expresamente a esta
circunstancia prohibiendo la acumulación de sanciones. Así, por ejemplo, el artí-
culo 48 de la Ley de Archivos de Andalucía redactado según la Ley 3/1999, de 28
de abril, de modificación de la Ley 3/1984, de 9 de enero, de Archivos prevé que

“la instrucción de expediente sancionador conforme a esta Ley [de Archivos] no


podrá suponer concurrencia de sanciones administrativas, cuando los mismos
hechos sean sancionables, conforme a la Ley 1/1991, de 3 de julio, de Patri-
monio Histórico de Andalucía, siempre que concurra, además, identidad de su-
jeto y fundamento” 12.

El problema que generalmente plantea este supuesto de concurrencia de


sanciones administrativas es el de determinar cual de las dos sanciones es la que
se debe aplicar, y cual la que se debe descartar. En este caso, la jurisprudencia del
Supremo recurre al criterio de especialidad, dando preferencia a la norma espe-
cífica (lex specialis derogat legem generalem)13. En la Ley de Patrimonio Cultural de
Castilla y León, se establece una regla de prevalencia para los casos en que el mis-
mo hecho, realizado por el mismo sujeto y con unos mismos fundamentos, se ha-
lle tipificado en más de un precepto, al afirmar que “los hechos susceptibles de ser

222 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
calificados con arreglo a dos o más preceptos de esta Ley, lo serán por aquel que
suponga mayor sanción a la infracción cometida” (art. 88.5).

Concurrencia de sanciones administrativas y penales


La defensa del patrimonio cultural, como hemos señalado, constituye una técni-
ca multidisciplinar, en la que se hallan involucrados tanto el Derecho Adminis-
trativo como el Penal. La intervención del ordenamiento penal, en una materia
fundamentalmente administrativa como la del patrimonio cultural, fue constitu-
cionalizada en el art. 46 de la carta magna, al disponer que “la ley penal sancio-
nará los atentados contra este patrimonio”. Fruto de este llamamiento, el Códi-
go Penal (CP) ha introducido una serie de normas relativas a la protección del
patrimonio histórico. Por su parte, el desarrollo de las leyes sectoriales de patri-
monio y archivos ha entrañado la calificación de infracción para las conductas
dañinas para ese mismo patrimonio. Esto quiere decir que quien lleve a cabo una
actividad atentatoria contra el patrimonio cultural, en los casos en que la con-
ducta se halle contemplada como tipo penal y como infracción administrativa,
podrá ser culpable de delito y responsable de una infracción administrativa con-
tra el patrimonio. Una misma conducta puede, por lo tanto, infringir a la vez el
ordenamiento de la Administración y el ordenamiento general. Esta coinciden-
cia se manifiesta con frecuencia en las leyes sectoriales de patrimonio, como
hace, por ejemplo el artículo 75 de la LPHE: “La exportación de un bien mueble
integrante del Patrimonio Histórico Español […] constituirá delito o, en su caso,
infracción de contrabando, de conformidad con la legislación en esta materia”.
Con el principio del non bis in idem se trata de imposibilitar la sanción de
unos mismos hechos, aunque venga impuesta por autoridades de distinto orden y
aunque se contemplen, por ello, desde perspectivas diferentes, como ilícito penal
y como infracción administrativa. Este principio podemos considerarlo implícito
en las leyes de archivos y patrimonio al impedir la aplicación simultánea de las dos
sanciones mediante el desplazamiento de la infracción administrativa. Esta preva-
lencia de lo penal lo encontramos, por ejemplo, en el artículo 76 de la Ley de Pa-
trimonio Histórico Español que afirma: “salvo que sean constitutivos de delitos,
los hechos que a continuación se mencionan constituyen infracciones adminis-
trativas que serán sancionadas conforme a lo dispuesto en este artículo”. A esta
misma interpretación se une Salinero Alonso cuando señala “si el atentado con-
tra el Patrimonio Histórico tiene relevancia penal, el Derecho administrativo san-
cionador queda relegado, dejando paso al Derecho penal” (Salinero, 1997, 134).
Hacia la misma proposición de prevalencia de la sanción penal se ha in-
clinado la jurisprudencia de los Tribunales Supremo y Constitucional14. Pero, en
la actualidad, se tiende a considerar el factor cronológico, de manera que preva-
lece la sanción que primero se haya impuesto. Así lo decide el Tribunal Consti-
tucional, cuando declara:

Éxodos y documentos 223


“que irrogada una sanción, sea ésta de índole penal o administrativa, no cabe,
sin vulnerar el mencionado derecho fundamental, superponer o adicionar otra
distinta, siempre que concurran las tan repetidas identidades de sujeto, hechos y
fundamento. Es este núcleo esencial el que ha de ser respetado en el ámbito de
la potestad punitiva genéricamente considerada, para evitar que una única con-
ducta infractora reciba un doble reproche aflictivo”15.

Por lo tanto, la única posibilidad de imponer la primacía de la sanción pe-


nal es garantizar su antelación temporal mediante mecanismos procedimentales.

La prosecución paralela, o simultánea, del procedimiento penal


y administrativo sancionador
En los casos de enjuiciamiento simultáneo, el legislador ha optado por priorizar el
proceso penal. El mecanismo practicado obliga a la Administración a abstenerse
de seguir un procedimiento sancionador cuando el Órgano Jurisdiccional inicie un
procedimiento penal, y ello no sólo para evitar la doble punición, sino también
evitando que recaigan eventuales pronunciamientos de signo contradictorio.
Así lo dispone el Real Decreto 1398/1993, de 4 de agosto, por el que se
aprueba el Reglamento del Procedimiento para el Ejercicio de la Potestad San-
cionadora, al señalar en el artículo 7 que:

“En cualquier momento del procedimiento sancionador en que los órganos com-
petentes estimen que los hechos también pudieran ser constitutivos de ilícito penal,
lo comunicarán al Ministerio Fiscal, solicitándole testimonio sobre las actuaciones
practicadas respecto de la comunicación. En estos supuestos, así como cuando los
órganos competentes tengan conocimiento de que se está desarrollando un proce-
so penal sobre los mismos hechos, solicitarán del órgano judicial comunicación so-
bre las actuaciones adoptadas. Recibida la comunicación, y si se estima que existe
identidad de sujeto, hecho y fundamento entre la infracción administrativa y la in-
fracción penal que pudiera corresponder, el órgano competente para la resolución
del procedimiento acordará su suspensión hasta que recaiga resolución judicial”.

En las leyes sectoriales se establece que, cuando las conductas puedan revestir ca-
racteres de delito o falta, las Autoridades emprenderán, ante los órganos jurisdiccionales
competentes, las acciones penales que correspondiesen por los actos delictivos en que
pudiesen incurrir los infractores16. Se trata de un precepto que, frente a lo que es norma
en las leyes de otros ámbitos, obliga a la Administración a dar traslado del hecho a la ju-
risdicción penal, pero que no le exige la suspensión del procedimiento sancionador.

224 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
La prevalencia del procedimiento penal que se pretende –señala Nieto–
supone que:

“la Administración espera a la resolución judicial y al dictarse esta se abre un


trilema:
Si es condenatoria, el expediente administrativo sancionador, si bien no se ar-
chiva, concluye con una declaración de no exigibilidad.
Si la sentencia es absolutoria, se levanta la suspensión y continúa la tramitación
del expediente administrativo sancionador. [En este caso, los hechos declarados
probados por resolución judicial penal firme vinculan a los órganos administra-
tivos respecto de los procedimientos sancionadores que substancien, según el
apartado 3 del artículo 7 del Reglamento del Procedimiento para el Ejercicio de
la Potestad Sancionadora].
Y, en fin, también puede suceder que, a la vista de la sentencia penal (sea con-
denatoria o absolutoria), se compruebe que, contra lo previsto en el momento
de la suspensión, el proceso penal no ha versado sobre los mismos hechos, suje-
to y fundamento que el procedimiento administrativo, en cuyo caso se reanuda-
rá éste” (Nieto, 2002, 427 y 428).

Relaciones de sujeción especial


Aunque la prohibición del bis in idem es una regla general existen algunos casos en
los que ésta no se aplica. El más tradicional, de estos supuestos excepcionales en los
que se permite la doble sanción, es el relativo a las relaciones de sujeción especial.
Las relaciones de especial sujeción, o de poder especial, son aquellas si-
tuaciones y relaciones jurídico-administrativas donde la propia Constitución o
las leyes imponen límites en el disfrute de los derechos constitucionales. Como
afirma el Tribunal Constitucional, “la categoría «relación especial de sujeción»
no es una norma constitucional, sino la descripción de ciertas situaciones y rela-
ciones administrativas donde la Constitución, o la ley, de acuerdo con la Cons-
titución, han modulado los derechos constitucionales de los ciudadanos”. Es de-
cir, que se permite una intervención extraordinaria de la Administración distin-
ta a la que se admite para el resto de ciudadanos. Estas relaciones hacen referen-
cia a aquellas personas que viven en un contacto permanente, o casi permanen-
te, con establecimientos administrativos (funcionarios, presos, fuerzas armadas,
cuerpos de seguridad, etc.), de manera que sin una reglamentación especial y sin
unos poderes especiales, se dificultaría la gestión de los servicios públicos17. Por
consiguiente, este tipo de relaciones aparecen cuando la Administración actúa
en el ámbito de la organización de los servicios públicos y no en el ámbito de su
supremacía o en el ejercicio de su potestad.

Éxodos y documentos 225


A partir de esta formulación, el Tribunal Constitucional admite la posibi-
lidad del doble castigo sobre los funcionarios por el mismo hecho cuando la san-
ción se ejerce para reprimir una conducta ilícita, por una parte, y como ejercicio
del poder disciplinario de la Administración sobre sus dependientes, por otra. Se
trata de salvaguardar diferentes bienes jurídicos, por un lado, el bien objeto de la
tutela por las normas penales o administrativas (en nuestro caso el patrimonio
cultural) y, por otro, el relativo al buen funcionamiento de la Administración y
la confianza que en sus dependientes tiene la sociedad18.
Esta tesis permisiva de la doble sanción es la que prevé el ordenamiento, al
habilitar a la Administración para sancionar en el orden disciplinario, una vez que
las autoridades administrativas han ejercido su potestad sancionadora en el orden
sancionador administrativo. Esta apoyatura normativa se encuentra en el artículo
58 de la Ley de Archivos y Patrimonio Documental de Castilla y León y de ma-
nera idéntica en la Ley de Archivos de la Rioja (art. 37), donde se establece que:

“la aplicación a los organismos, entidades o personas responsables de archivos públicos


del régimen sancionador previsto en el presente Título se llevará a cabo, sin perjuicio de
las responsabilidades disciplinarias que, de acuerdo con la legislación vigente, se pudie-
ran exigir al personal funcionario o laboral al servicio de cualquier Administración Pú-
blica, cuyas acciones y omisiones hubieran causado los hechos sancionados”.

5. El principio de culpabilidad
El proceso de asimilación de la culpabilidad, por parte del Derecho Administrati-
vo Sancionador ilustra perfectamente la historia de la aproximación de éste al Pe-
nal. De considerar suficiente la simple voluntariedad de la acción, hemos pasado
a las previsiones legales que integran la culpabilidad en la conceptuación de la in-
fracción y a las exigencias jurisprudenciales de dolo o culpa en sentido estricto19.
En términos de la STS, de 5 de febrero de 1999: “La culpabilidad es el reproche
que se hace a una persona por haber podido actuar de modo distinto a como re-
almente lo hizo. En otras palabras, la culpabilidad es expresión de no actuar con-
forme a Derecho”20. La culpabilidad puede entenderse de dos formas diferentes.
Puede considerarse como dolosa cuando se ha querido realizar el hecho, es decir,
cuando existe conciencia y voluntad de realizar el tipo objetivo de un delito, o
culposa, cuando el hecho ha podido preverse o evitarse, esto es, cuando hay im-
prudencia o negligencia. En el Derecho Penal, sólo son delitos o faltas, las ac-
ciones u omisiones dolosas o culposas penadas por la ley.
Frente a esta práctica, en el ámbito sancionador administrativo, tradicio-
nalmente se han impuesto las cláusulas de responsabilidad objetiva que permití-
an la imposición de las sanciones basándose en la acreditación de las conductas

228 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
infractoras y su imputación a una persona determinada, con independencia de la
índole de la participación en los mismos. Desde esta perspectiva, la voluntarie-
dad de la acción o conciencia de omisión bastaba para acreditar la responsabili-
dad. Como acertadamente señala Nieto, “el sujeto tiene que querer el resultado
(voluntariedad), aunque no sea preciso que sea consciente de la malicia del mis-
mo y, aún así, lo desee (intencionalidad o culpabilidad)”(Nieto, 2002, 340).
Ahora bien, en la actualidad, se impone la teoría de la culpabilidad, a pe-
sar de que puedan permanecer algunos restos de esa doctrina de la voluntariedad.
A esta evolución, ha contribuido sustancialmente la consagración constitucional
que de este principio de culpabilidad ha realizado el Tribunal Constitucional.
Un buen ejemplo de asimilación de la doctrina penal, y en concreto del prin-
cipio de culpabilidad aparece en la Ley de Patrimonio Cultural Catalán, de 1995,
donde se determina que “Son responsables de las infracciones de esta Ley, además
de las personas que tienen la responsabilidad directa: c) Los que, de acuerdo con el
CP, tienen la consideración de autores, cómplices o encubridores” (art. 72). Unos
términos similares se fijan en las Leyes de Patrimonio Cultural de Galicia (art. 94),
Cantabria (art. 133), Comunidad Valenciana (art. 98) y del Principado de Asturias
(art. 110) y en la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias (art. 86).
En la normativa archivística y patrimonial, la culpabilidad no se requiere
explícitamente, al menos las acciones u omisiones consideradas infracciones admi-
nistrativas, no se adjetivan. Pero, esta omisión, declara el Tribunal Constitucional:

“no puede llevar a la errónea conclusión de que se haya suprimido en la confi-


guración del ilícito […] el elemento subjetivo de la culpabilidad para sustituirlo
por un sistema de responsabilidad objetiva o sin culpa. En la medida en que la
sanción de las infracciones […] es una de las manifestaciones del ius punendi del
Estado, tal resultado sería inadmisible en nuestro ordenamiento”21.

Sólo en ocasiones excepcionales, se exige positivamente la culpabilidad


de la conducta. Así ocurre en el artículo 114 de la Ley de Patrimonio Histórico
de Andalucía, al señalar como responsables de las infracciones a “Los técnicos o
profesionales autores de proyectos o directores de obras o actuaciones que con-
tribuyan dolosa o culposamente a la comisión de la infracción”.
El traspaso al Derecho Administrativo Sancionador de los principios del
Derecho Penal presenta numerosas dificultades. Dada la importancia que tienen
para el ámbito archivístico y patrimonial, es interesante que hagamos referencia
a alguno de los problemas que plantea la aceptación integral de la doctrina pe-
nal: la culpabilidad de las personas jurídicas y la cuestión de la pluralidad de res-
ponsabilidades o responsabilidad solidaria.

Éxodos y documentos 229


Por lo que hace referencia a las personas jurídicas, en cuanto que no se tra-
ta de personas físicas, no se les puede imputar una culpabilidad o malicia que está
reservada a los seres humanos por su naturaleza. Consecuencia lógica de ello se-
ría la exclusión de responsabilidad administrativa a las personas jurídicas, como
ocurre en el Derecho Penal. No obstante, todos admiten la capacidad de las per-
sonas jurídicas para ser sujetos activos de infracciones administrativas y, conse-
cuentemente sujetos pasivos de sus sanciones administrativas” (Nieto, 2002,
352). A la vista de la jurisprudencia, se considera que las empresas y otras perso-
nas jurídicas pueden ser infractoras a causa de acciones que hayan ejecutado sus
empleados cumpliendo las directrices de la empresa, o bien por la responsabili-
dad de ésta por culpa in eligendo o in vigilando22. Algunas normas sectoriales con-
tienen referencias acerca de la responsabilidad de las personas jurídicas, por
ejemplo, la Ley de Patrimonio Cultural Aragonés dispone “Las personas jurídicas
podrán ser incluidas entre los autores materiales” (art. 110).
Dado que no se puede hablar, en sentido estricto, de culpabilidad de las per-
sonas jurídicas se utiliza el de responsables, como aquellos que tienen capacidad de
pago, puesto que la sanción administrativa generalmente se concreta en una mul-
ta: así lo vemos expresado en la Ley de Patrimonio Histórico de Madrid, que en el
apartado 3 del artículo 61 estipula: “Las personas jurídicas serán sancionadas por las
infracciones tipificadas en esta Ley, cometidas por sus órganos o agentes y asumirán
el coste de las medidas de reparación de la legalidad infringida, sin perjuicio de las
indemnizaciones por daños y perjuicios a terceros a que haya lugar”.
Es esta una solución pragmática pero que, a su vez, puede plantear el pro-
blema de la eficacia de la multa. Si el importe de la sanción pecuniaria puede in-
tegrarse en los costes de producción de la empresa se estaría dañando el objetivo
intimidatorio y disuasorio de la sanción pecuniaria23. Para evitar este tipo de si-
tuaciones, en muchas de las leyes se han incluido preceptos que prevén el incre-
mento de las sanciones hasta alcanzar la cuantía del beneficio obtenido.
Por lo que respecta a la responsabilidad solidaria, no es inusual que una in-
fracción haya sido cometida por una pluralidad de personas y no se pueda deter-
minar su grado de participación en el ilícito. Este problema ha sido previsto en la
legislación sectorial con la incorporación de preceptos que prevén que, cuando se
produzca este incumplimiento conjunto y no se pudiese determinar el grado de
participación de las diferentes personas, se aplicará una responsabilidad solidaria.
Un ejemplo claro de esta prevención lo encontramos en el Ley de Patrimonio
Cultural de Castilla y León. El artículo 86, apartado tercero, dispone. “Cuando en
aplicación de la presente Ley, dos o más personas resulten responsables de una in-
fracción y no fuese posible determinar su grado de participación, serán solidaria-
mente responsables a los efectos de las sanciones económicas que se deriven”. Esta
responsabilidad ha sido admitida por la doctrina del Tribunal Constitucional24.

230 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
6. El principio de proporcionalidad
El principio de proporcionalidad tiene, según Zorzona Pérez, una doble funcio-
nalidad. En primer lugar, como:

“criterio para la selección de los comportamientos antijurídicos merecedores de


la tipificación como delitos o infracciones. Postulando, en el ámbito que nos ocu-
pa que la tipificación como infracción quede reservada para aquellos supuestos
en que el restablecimiento del orden jurídico alterado por el comportamiento ilí-
cito puede ser realizado por otros medios”.

Y, por otra parte, “como limite a la actividad administrativa de determi-


nación de las sanciones, sin que, por tanto, exista posibilidad alguna de opción
libre, sino una actividad vinculada a la correspondencia entre infracción y san-
ción” (Zorzona, 1992, 111).
La proporcionalidad se ha utilizado de dos maneras diferentes25. Por un
lado, exigiendo que las normas punitivas observen una congruencia entre la ac-
ción u omisión considerada ilícita y las sanciones o castigos por ella previstos. Es
decir, que las leyes traten de lograr una adecuación entre las infracciones come-
tidas y las sanciones impuestas. Con este principio se corre el riesgo, como ha ad-
vertido el Tribunal Constitucional y se ha encargado de advertir Alejandro Nie-
to, de que al aplicarlo el Tribunal con su propio criterio sustituya la adecuación
establecida por el legislador26.
Por otra parte la aplicación del principio impone al órgano sancionador,
encargado de aplicar la ley, la observancia de una reacción causa-efecto, de for-
ma que la medida elegida sea las más adecuada al fin que se persigue. En esta cues-
tión, ha incidido la jurisprudencia señalando que

“la discrecionalidad de la Administración para la imposición de sanciones no es


absoluta, sino que se halla sometida a los límites legalmente impuestos y a los
que deriven de los principios generales del derecho, entre los que cobra especial
relevancia el llamado principio de proporcionalidad entre medios y fines”, y que,
en cualquier caso, “toda sanción debe determinarse en congruencia con la en-
tidad de la infracción cometida y según un criterio de proporcionalidad atento a
las circunstancias objetivas del hecho, proporcionalidad que constituye un prin-
cipio normativo que se impone como un precepto más a la Administración y que
reduce el ámbito de sus potestades sancionadoras”.27

Éxodos y documentos 231


La proporcionalidad, aunque constituye un principio general del Derecho
y es informador de la globalidad del ordenamiento, no está enunciada de forma
explícita en la Constitución. Tampoco puede derivarse del artículo 25.1 un de-
recho fundamental a la proporcionalidad abstracta de la pena con la gravedad del
delito. Sin embargo, como señala el Tribunal Constitucional, si

“puede considerarse que este principio está consagrado por otros preceptos cons-
titucionales. Especialmente los que constituyen a España como Estado de Dere-
cho y proclaman la justicia como valor superior de su ordenamiento jurídico (art.
1) y el que establece que la dignidad de la persona humana y los derechos que le
son inherentes son fundamento del orden político y de la paz social (art. 10) po-
drían invocarse como argumentos a favor de que nuestra Constitución consagre
esa idea de proporcionalidad de la pena”28.

7. El principio de retroacción a las normas más favorables


El principio de retroacción de las normas más favorables se encuentra recogido
en la Carta Magna de forma explícita cuando dispone “la irretroactividad de las
disposiciones sancionadoras no favorables” (art. 9.3) y, de forma implícita, al re-
ferirse a la “la legislación vigente en aquel momento” (art. 25.1).
Una indicación similar se recoge en la LRJA que prevé que se apliquen las
disposiciones sancionadoras que se encuentren vigentes en el momento en que
se produjeron las conductas infractoras, pudiendo producir efecto retroactivo las
medidas sancionadoras, cuando sean favorables para el infractor. Estos criterios
también se plasmaron en el Reglamento del Procedimiento para el Ejercicio de
la Potestad Sancionadora, según el cual:

“Sólo se podrán sancionar infracciones consumadas, y respecto de conductas y


hechos constitutivos de infracciones administrativas delimitadas por Ley anterior
a su comisión y, en su caso, graduadas por las disposiciones reglamentarias de
desarrollo. Las disposiciones sancionadoras no se aplicarán con efecto retroacti-
vo, salvo cuando favorezcan al presunto infractor” (art. 4.1).

232 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
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Éxodos y documentos 233


Notas
1
El artículo 127 de la LRJA, redactado según la según la Ley 57/2003, de 16 de diciembre, de medidas para
la modernización del gobierno local, bajo el título de Principio de legalidad determina que:
“1. La potestad sancionadora de las Administraciones públicas, reconocida por la Constitución, se ejerce-
rá cuando haya sido expresamente reconocida por una norma con rango de Ley, con aplicación del proce-
dimiento previsto para su ejercicio y de acuerdo con lo establecido en este título y, cuando se trate de en-
tidades locales, de conformidad con lo dispuesto en el título XI de la Ley 7/1985, de 2 de abril, Regulado-
ra de las Bases del Régimen Local.
2. El ejercicio de la potestad sancionadora corresponde a los órganos administrativos que la tengan expre-
samente atribuida, por disposición de rango legal o reglamentario.
3. Las disposiciones de este Título no son de aplicación al ejercicio por las Administraciones públicas de su
potestad disciplinaria respecto del personal a su servicio y de quienes estén vinculados a ellas por una rela-
ción contractual.”
2
STC 61/1990, de 29 de marzo (BOE 4/05/1990).
Ramón Parada niega la capacidad de los parlamentos autonómicos para aprobar normas sancionadoras ad-
ministrativas, por considerar que el principio de legalidad debiera haberse entendido como exigencia de
ley estatal. Sin embargo, el Tribunal Constitucional dio cobertura a las Comunidades Autónomas para
adoptar normas administrativas sancionadoras cuando, “teniendo competencia sobre la materia sustantiva
de que se trate, tales disposiciones se acomoden a las garantías constitucionales dispuestas en este ámbito
del derecho sancionador y no introduzcan divergencias irrazonables y desproporcionadas al fin perseguido
respecto al régimen jurídico aplicable a otras partes del territorio (Sentencia 87/1985, de 16 de julio)”. (Pa-
rada, 1994, 490).
3
El art. 32 del Decreto 307/1989, de 23 de noviembre, de regulación del sistema de archivos y del patri-
monio documental de Galicia (DOG, 01/02/1990. Corrección de errores en DOG, 07/03/1990), estable-
ce: “Salvo que sea constitutivo de delito, el incumplimiento de las obligaciones señaladas en los artículos
5, 11, 14, 23.2 y 25.3 del presente decreto, por parte de las personas físicas o jurídicas propietarias, posee-
doras o custodias de documentos o archivos que formen parte del patrimonio documental de Galicia, cons-
tituye infracción administrativa de acuerdo con la legislación vigente en la materia, y serán sancionados
de acuerdo con la misma”.
4
El Tribunal Constitucional considera que la potestad sancionadora de la Administración no requiere,
como en la penal, una reserva absoluta de ley (la ley debe cubrir la previsión de la penalidad como la des-
cripción de la conducta ilícita), sino que basta con una cobertura legal (la ley puede realizar una descrip-
ción genérica de las conductas sancionables y las clases y cuantía de las sanciones, pero con la posibilidad
de remitir a un reglamento una descripción pormenorizada de las vulneraciones).
5
La jurisprudencia constitucional es categórica al señalar la exigencia de predeterminación normativa de
las conductas punibles y de sus correspondientes sanciones. Al respecto, véanse entre otras las STC
62/1982, de 15 de octubre (BOE 17/11/1982); 116/1993, de 29 de marzo (BOE 5/05/1993); 53/1994, de 24
de febrero (BOE 17/03/1994); 151/1997, de 29 de septiembre (BOE 30/10/1997); 142/1999, de 22 de ju-
lio (BOE 26/08/1999); 124/2000, de 19 de julio (BOE 20/06/2000); 123/2001, de 4 de junio (BOE
3/07/2001); 113/2002, de 9 de mayo (BOE 5/06/2002) y 100/2003, de 2 de junio (BOE 1/07/2003).
6
Fundamento Jurídico 5 de la STC 34/1996, de 11 de marzo (BOE 17/04/1996).
7
STC 207/1990, de 17 de diciembre (BOE 10/01/1991).
8
STC. 61/1990, de 29 de marzo (BOE 04/05/1990).
9
STC 2/1981, de 30 de enero (BOE 14/02/1981).
10
STC 234/1991, de 10 de diciembre (BOE 3/01/1992).
11
Un estado de la cuestión sobre el principio del non bis in ídem puede consultarse en Nieto, 2002,
399-453.
12
La concurrencia de sanciones, según Carretero Pérez y Carretero Sánchez, se regirá por las siguientes reglas:
1. cabe la acumulación de sanciones heterogéneas; 2. la incompatibilidad surge cuando las sanciones son ho-
mogéneas porque obedecen a la misma naturaleza jurídica; 3. garantizada la libertad de obrar por un Ministe-
rio, su conducta no puede ser apreciada de modo diferente por otro departamento ministerial, dada la unidad

234 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
de la Administración; 4. existe autonomía de sanciones entre sí cuando se produce un supuesto de concurso
ideal de sanciones, es decir, cuando la infracción se componga de actos conexos calificables separadamente; 5.
El problema es sustantivo y no competencial: una misma autoridad no puede imponer dos sanciones por el
mismo hecho, pero tampoco podrían hacerlo dos autoridades pertenecientes a distintos organismos, si el he-
cho vulnera una ordenamiento concreto. (Carretero, 1992, 173 y 174).
13
STS de 28 de febrero de 1983 y 2 de junio de 1986.
14
STS de 20 de octubre de 1984 y STC 77/1983, de 3 de octubre (BOE 7/11/1983).
15
STC 177/1999, de 11 de octubre (BOE 18/11/1999).
16
Ley de Patrimonio Cultural de Galicia (art. 96) (DOG, 08/11/1995; BOE, 01/12/1995) y Ley de Patri-
monio Histórico y Cultural de Extremadura (art. 95) (DOE, 59, 22/05/1999).
17
La LRJA establece una relajación de las garantías legales para el personal a su servicio cuando estable-
ce: “Las disposiciones de este Título [las relativas al régimen común, al principio de legalidad] no son de
aplicación al ejercicio por las Administraciones públicas de su potestad disciplinaria respecto del personal
a su servicio y de quienes estén vinculados a ellas por una relación contractual” (art. 127.3).
18
STC 2/1981, de 30 de enero (BOE 14/02/1981). En otra STC 234/1991, de 10 de diciembre (BOE
3/01/1992), el Tribunal Constitucional reitera lo dicho y explica el interés legítimo de la Administración:
“El interés legítimo, de la Administración en su conjunto, es el de servir con objetividad los intereses ge-
nerales (art. 103.1 C.E.); el de cada uno de los entes u órganos que la integran, en particular, el de asegu-
rar el funcionamiento eficaz del servicio público que les está encomendado, de donde fácilmente se infie-
re que la conducta de los funcionarios como simples ciudadanos, al margen de su función propia, no entra
dentro del círculo de interés legítimo de la Administración y no puede ser objeto de la disciplina de ésta;
salvo, claro está, y la salvedad es decisiva, que esa conducta redunde en perjuicio del servicio, dada la na-
turaleza de éste.
La tarea propia de la policía gubernativa es, entre otras, la averiguación de los delitos y la persecución de
los delincuentes para ponerlos a disposición judicial. Que la eficacia de este servicio se vería perjudicada si
a los encargados de llevarlo a cabo se les pudiera imputar la perpetración de aquellos mismos actos que, en
interés de toda la sociedad, tienen como misión impedir, es cosa que no ofrece duda alguna, pues no cabe
disociar totalmente la Ley de las personas que han de imponer coactivamente su cumplimiento. No se tra-
ta, como a veces se ha dicho, de que los miembros de la policía estén permanentemente de servicio, sino
de que éste requiere que aquellos que lo desempeñan no incurran en aquellas conductas que ellos mismos
han de impedir o cuya sanción han de facilitar cuando son realizados por otros. La irreprochabilidad penal
de los funcionarios de la policía gubernativa es un interés legítimo de la Administración que, al sancionar
disciplinariamente a los que han sido objeto de condena penal, no infringe en consecuencia el principio
ne bis in idem”.
19
Una contribución importante relativa a la asunción del principio de culpabilidad en el Derecho Admi-
nistrativo Sancionador y sobre la importancia de este principio para el correcto ejercicio de la potestad
sancionadora de la Administración, ha sido obra de Ángeles de Palma del Teso (Palma, 1996).
20
STS de 5 de febrero de 1999.
21
STC 76/1990, de 26 de abril (BOE 30/05/1990).
22
Sobre esta cuestión, el Tribunal Constitucional ha señalado que “Este principio de culpabilidad rige tam-
bién en materia de infracciones administrativas, pues en la medida en que la sanción de dicha infracción
es una de las manifestaciones del ius puniendi del Estado resulta inadmisible en nuestro ordenamiento un
régimen de responsabilidad objetiva o sin culpa (STC 76/1990). Incluso este Tribunal ha calificado de «co-
rrecto» el principio de la responsabilidad personal por hechos propios - principio de la personalidad de la
pena o sanción- (STC 219/1988). Todo ello, sin embargo, no impide que nuestro Derecho Administrati-
vo admita la responsabilidad directa de las personas jurídicas, reconociéndoles, pues, capacidad infractora.
Esto no significa, en absoluto, que para el caso de las infracciones administrativas cometidas por personas
jurídicas se haya suprimido el elemento subjetivo de la culpa, sino, simplemente, que ese principio se ha
de aplicar necesariamente de forma distinta a como se hace respecto de las personas físicas. Esta construc-
ción distinta de la imputabilidad de la autoría de la infracción a la persona jurídica nace de la propia na-
turaleza de ficción jurídica a la que responden estos sujetos. Falta en ellos el elemento volitivo en sentido

Éxodos y documentos 235


estricto, pero no la capacidad de infringir las normas a las que están sometidos. Capacidad de infracción y,
por ende, reprochabilidad directa que deriva del bien jurídico protegido por la norma que se infringe y la
necesidad de que dicha protección sea realmente eficaz (en el presente caso se trata del riguroso cumpli-
miento de las medidas de seguridad para prevenir la comisión de actos delictivos) y por el riesgo que, en
consecuencia, debe asumir la persona jurídica que está sujeta al cumplimiento de dicha norma”. STC
246/1991, de 19 de diciembre (BOE 15/01/1992). Un análisis de esta sentencia puede consultarse en Lo-
zano, 1992, 211-239.
23
En el ámbito de la documentación empresarial se producen consecuencias similares. Las empresas pre-
fieren incumplir lo dispuesto en el artículo 30 del Código de Comercio que les obliga a conservar “los li-
bros, correspondencia, documentación y justificantes concernientes a su negocio, debidamente ordenados,
durante seis años, a partir del último asiento realizado en los libros, salvo lo que se establezca por disposi-
ciones generales o especiales” por resultarles más lucrativo hacer frente a los efectos de la actividad ilegal,
que asumir los gastos que origina la conservación de la documentación relativa a la actividad empresarial
durante ese periodo de tiempo.
24
Señala el Tribunal Constitucional que “debemos declarar que no es trasladable al ámbito de las infrac-
ciones administrativas la interdicción constitucional de la responsabilidad solidaria en el ámbito del De-
recho Penal, puesto que no es lo mismo responder solidariamente cuando lo que está en juego es la liber-
tad personal -en la medida en que la pena consista en la privación de dicha libertad- que hacerlo a través
del pago de una cierta suma de dinero en la que se concreta la sanción tributaria, siempre prorrateable a
posteriori entre los distintos responsables individuales. De ahí la necesidad de tener en cuenta en esta oca-
sión, como en otras semejantes, que la recepción de los principios constitucionales del orden penal por el
Derecho administrativo sancionador no puede hacerse mecánicamente y sin matices, esto es, sin ponderar
los aspectos que diferencian a uno y otro sector del ordenamiento jurídico”. STC 76/1990, de 26 de abril
(BOE 30/05/1990).
25
Sobre el principio de proporcionalidad, consúltese el trabajo López, 1988.
26
La STC 65/1986, de 22 de mayo (BOE 17/06/1986) en su tercer fundamente jurídico, señala que: “el jui-
cio sobre proporcionalidad de la pena, prevista por la Ley con carácter general, con relación a un hecho pu-
nible que es presupuesto de la misma, es de competencia del legislador. A los Tribunales de justicia sólo les
corresponde, según la Constitución, la aplicación de las Leyes y no verificar si los medios adoptados por el
legislador para la protección de los bienes jurídicos son o no adecuados a dicha finalidad, o si son o no pro-
porcionados en abstracto. (Nieto, 2002, 245).
27
STS de 8 de mayo de 1995 y de 15 de enero de 1996.
28
STC 65/1986, de 22 de mayo

236 Luis Hernández Olivera > La protección del patrimonio documental en el Derecho Administrativo Sancionador...
varia
PEDRO GÓMEZ GONZÁLEZ

Propuestas de
organización para archivos
eclesiásticos (1):
el cuadro de clasificación
de fondos parroquiales
de la diócesis de Ciudad Rodrigo

1. Introducción
En 2003 surge la iniciativa por parte de la Unidad de Patrimonio Documental de
la Diputación Provincial de Salamanca, de llevar a cabo la organización y difu-
sión de los archivos eclesiásticos de la provincia de Salamanca, según tiene por
competencia esta administración para todo su patrimonio histórico.
En esta demarcación geográfica están integradas las diócesis de Salaman-
ca, Ciudad Rodrigo y parte de la de Plasencia (comarca de Béjar). En conse-
cuencia, los archivos eclesiásticos incluidos en estos tres obispados, dentro de di-
cha provincia, podrían ser susceptibles de ser objeto de este proyecto. Son prefe-
rentes los parroquiales, por cuanto son instituciones ciertamente cercanas a los
municipios. Pero también podrián ser tratados los fondos de la curia diocesana,
catedralicios, de conventos, cofradías, capellanías, ... o cualquier otra institución
eclesiástica de este ámbito.
Inicialmente, se consideró que se daban las condiciones óptimas para co-
menzar los trabajos de organización, conservación y difusión de los archivos pa-
rroquiales de la diócesis de Ciudad Rodrigo1. Por ello, se firmó un convenio de
colaboración con el Obispado de Ciudad Rodrigo para hacer efectiva una pri-
mera fase, ampliable, del proyecto.

Pedro Gómez González [[email protected]]


Archivo Catedral de Salamanca

TABULA, Número 9, 2006, pp. 239-258


Para el desarrollo de este proyecto era imprescindible realizar una planificación
para crear un sistema de organización donde la pieza fundamental sería el cuadro de
clasificación. Esta parte del trabajo fue la que nos correspondió hacer a nosotros.
Con este primer artículo queremos comenzar una serie de trabajos para
Tábula, donde cada vez explicaremos el sistema de organización desarrollado en
un tipo de archivo eclesiástico, fundamentalmente tomando como base nuestra
experiencia en Ciudad Rodrigo. Tal y como se empezó en el proyecto de la Di-
putación, empezaremos explicando el caso de los archivos parroquiales.

2. Los archivos parroquiales de la Diócesis de Ciudad Rodrigo:


Historia, características y fondos
Para poder organizar un archivo, es esencial conocer la historia, características, y
situación en que se encuentran los fondos de los que en ese momento se trate.
Por ello, hemos querido, aunque sea brevemente, ofrecer una visión general des-
de la situación de partida.
Históricamente conocemos la diligencia que ha tenido la Iglesia en la
guarda de sus archivos, pero hasta mediados del siglo XVI no habrá una norma-
tiva específica, ni orientaciones en la custodia de los mismos. Así, se verá garan-
tizada con mayor fuerza su protección y organización desde la celebración del
Concilio de Trento. Especialmente para el caso de los parroquiales, este momen-
to fue un hito fundamental. La vida parroquial, con la administración de sacra-
mentos, la gestión de las fábricas de las iglesias, el cumplimiento de testamentos
y fundaciones piadosas,... así como la erección de otras instituciones colaborado-
ras de la vida parroquial (cofradías, hermandades,...), quedan normalizados, esta-
bleciéndose su correcta ejecución administrativa en los documentos.
Otro momento importante en la custodia documental se produce ya en el
pontificado de Benedicto XIII (1724-29). La bula “Máxima vigilantia” será la res-
ponsable de que haya una regulación específica para los archivos diocesanos, ex-
tensible a otros fondos documentales, entre ellos sus filiales los parroquiales.
Pero no todos los momentos fueron tan productivos para los archivos ci-
vitatenses. Si ya debieron ser perjudiciales para el patrimonio documental las
guerras entre Castilla y Portugal del medievo (reinados de Enrique II, Juan I, En-
rique III, Juan II y Enrique IV, entre 1369 y 1474), las acciones bélicas en la Edad
Moderna con el pueblo luso, a buen seguro, fueron funestas especialmente para
aquellos que se encuentran en las zonas rurales. La guerra de la Independencia de
Portugal (1640-68), la guerra de Sucesión (1700-1713) y la invasión napoleóni-
ca (1808-12) son los momentos más difíciles para nuestro patrimonio, con con-
tinuos saqueos e incendios en pueblos y lugares.
Los archivos parroquiales, al igual que ha sucedido con una parte impor-
tante de los fondos eclesiásticos, debido a las desamortizaciones de los siglos

240 Pedro Gómez González > Propuestas de organización para archivos eclesiásticos...
XVIII y XIX, toda vez que sufrieron sus instituciones expropiaciones de patrimo-
nio por parte del Estado, una parte de su documentación, y no siempre la patri-
monial, quedará en manos de Delegaciones de Hacienda y Contadurías de Bie-
nes Nacionales. Desde allí acabarán pasando al recientemente inaugurado Ar-
chivo Histórico Nacional. Para el caso de las parroquias de Ciudad Rodrigo este
hecho se da para casos poco numerosos.
Ya en las décadas centrales del siglo XX se comenzará a fraguar en España
la idea de la concentración de archivos parroquiales en uno central de cada dió-
cesis. Los problemas de conservación y seguridad, añadidos a la preocupación de
la Iglesia por hacer más accesible la documentación a los estudiosos, son los cau-
santes de estas iniciativas.
La Conferencia Episcopal en 1973 y 19802 primaba la reunión de los parro-
quiales en los archivos diocesanos; lo mismo que establece el Reglamento de los
Archivos Eclesiásticos Españoles3, (de la Junta Nacional del Tesoro Documental y
Bibliográfico de la Iglesia Española, y la Asociación de Archiveros) en el año 1976.
Toda la normativa superior a nivel nacional (acuerdos Iglesia-Estado, las
disposiciones de la Conferencia Episcopal,... o el Reglamento de Archivos) sir-
ven de orientación en el desarrollo archivístico de las diócesis, si bien es cierto
que los obispos en cada una de sus diócesis tienen toda la potestad para estable-
cer lo que consideren oportuno, como en este caso, para la conservación del pa-
trimonio eclesiástico y el adecuado conocimiento de la memoria histórica de
nuestras iglesias locales.
La España de mediados del siglo XX verá comenzar el declive del mundo
rural. La diócesis de Ciudad Rodrigo, eminentemente agraria, como otras muchas
zonas castellanas, sufrirá un profundo despoblamiento. En consecuencia, el núme-
ro de fieles se verá diezmado, y algunas parroquias unidas. La escasez de vocaciones
sacerdotales dentro de la Iglesia se irá agravando al irse consumiendo el siglo. Todo
este cúmulo de situaciones críticas, que es generalizado en todo el país provoca que
los párrocos tengan que llevar varias feligresías a la vez, siendo en muchas ocasio-
nes imposible garantizar la óptima conservación de los archivos a su cargo.
La concentración tendrá como objeto el archivo histórico de cada parro-
quia, es decir la parte del mismo que tenga una antigüedad mayor de cien años.
Para el caso que nos ocupa de Ciudad Rodrigo, podemos decir que en lo que a la
reunión de sus archivos se refiere ha sido una de las diócesis pioneras, teniendo
un desarrollo muy anterior a las disposiciones antedichas. El obispo Mons. Jesús
Enciso Viana iniciará un proceso de concentración de archivos parroquiales y
conventuales sobre principios de los años cincuenta. En estos momentos se irán
reuniendo los documentos parroquiales históricos hasta la mitad del siglo XIX.
Esta información la tomamos de las actas de un Consejo Presbiteral del 15 de
mayo de 1997, y publicadas en el Boletín de la Diócesis de Ciudad Rodrigo
(mayo-junio). Será en este año, y a través de ese documento y del Decreto sobre

Éxodos y documentos 241


la conservación y fomento del patrimonio cultural de la Diócesis de Ciudad Rodrigo,
donde se disponga nuevamente la necesidad de seguir reuniendo los archivos his-
tóricos parroquiales, ahora hasta el primer cuarto del siglo XX. Se puede decir
que actualmente está concentrada casi la totalidad de los archivos parroquiales
hasta 1925. Bien es cierto que hay parroquias muy pequeñas, con una gestión
muy reducida que aún tienen abiertos libros de cronologías muy antiguas. Lo cual
significa que deberán permanecer allí para su uso administrativo y para procurar
la salvaguarda de la intimidad de las personas.
Con el decreto episcopal además se apuesta por la conveniente conserva-
ción y organización de los fondos concentrados, o en vías de estarlo.
La inquietud hacia la investigación científica y cultural dentro de los ar-
chivos, y el desarrollo de los estudios de las humanidades, la defensa de los de-
rechos de las personas, etc., han provocado que tanto las autoridades civiles,
como las eclesiásticas hayan tomado en consideración, y así la legislación refle-
ja, el avance de políticas aperturistas de los depósitos que contienen patrimonio
documental4.
La concentración de archivos parroquiales en el diocesano, junto con el
cambio a una mentalidad aperturista de la Iglesia, facilitó el desarrollo de la ges-
tión de un centro que hoy en día puede, no con pocos esfuerzos, estar accesible
al estudioso, y en buena medida ha posibilitado que todos los fondos tengan unas
mayores garantías en cuanto a la conservación y una mejor gestión conjunta,
para su organización.
En todo momento debe quedar claro que la propiedad de los documentos
que se han concentrado es de cada una de las parroquias; y se debe tener un res-
peto, dentro del archivo que los custodie, por observar el principio de proceden-
cia conservando los fondos de cada parroquia, en nuestro caso, claramente sepa-
rados del resto de entidades5. Sus documentos tan solo se encuentran en depósi-
to en los archivos diocesanos.
Tal y como ha sucedido en otras muchas diócesis españolas y extranjeras,
la Comunidad Mormona en los años setenta (del siglo XX) realizó reproduccio-
nes en microfilm de mucha documentación parroquial, especialmente los libros
sacramentales para estudios de genealogías, hasta 1850. Terminada la tarea, de-
jaron en el centro una copia de todos los microfilmes. En la actualidad, además
se están efectuando trabajos de digitalización de estos soportes. Estas tareas pue-
den ser beneficiosas para preservar los originales, en ocasiones tan castigados, con
un formato más cómodo de usar.
Los fondos parroquiales de la diócesis de Ciudad Rodrigo pertenecen a
unas ciento trece parroquias repartidas por toda la diócesis. Dentro de estos ar-
chivos encontramos fondos de otras instituciones, normalmente, generados en el
seno de algunas parroquias; nos estamos refiriendo a otras instituciones como co-
fradías, hermandades, capellanías, memorias, obras pías, hospitales, ordenes ter-

242 Pedro Gómez González > Propuestas de organización para archivos eclesiásticos...
ceras, patronatos, fundaciones, ... o parroquias incorporadas a una primera. La
cronología extrema de todos los fondos va de 1511, documento más antiguo, a
1925, fecha tope de reunión de fondos de la segunda campaña.
Los archivos parroquiales concentrados de toda la diócesis se encuentran
depositados, creando una de las grandes secciones del Archivo Diocesano. Este
archivo general, además custodia otro tipo de fondos, entre los que cabe citar: el
Archivo de la Curia Diocesana, Archivo Catedral, Fondos Reprográficos de Pa-
rroquias y la Sección de Conventos y Monasterios. Aparte quedaría el material
de biblioteca.
No debemos olvidar que todo el conjunto de archivos que integran el Dio-
cesano son fondos documentales de gran valor para la historia local de Ciudad
Rodrigo y buena parte de la provincia de Salamanca, máxime si se tiene en cuen-
ta que para algunas épocas, y tipos de estudios (genealógicos, de historia de la
Iglesia, demográficos, sociológicos, artísticos, etc.), pueden llegar a ser únicas
fuentes de información.

3. Criterios de organización de los fondos


Para la organización de los fondos parroquiales y la confección de su pieza esen-
cial (el cuadro de clasificación), al igual que suceda con otros fondos archivísti-
cos se marcaron unas pautas para el desarrollo de su tratamiento.
El primer principio que se debería observar en la organización de cualquier
archivo será el de procedencia. En todo fondo archivístico de una institución
debe ser respetado su origen, diferenciándolo del resto de fondos de otras institu-
ciones. Esta cuestión de procedencia para el caso de la parroquia puede mostrar
ciertas complicaciones por tres razones: debido al cúmulo de pequeñas entidades
que subyacen en el ámbito parroquial, por los movimientos de las iglesias locales
(fusiones, agregaciones, erecciones a partir de otra, etc. ), y, con la concentración
de archivos, a su llegada al archivo diocesano.
Esta independencia del archivo de cada entidad (en nuestro caso las parro-
quias) con respecto a otros, debería quedar clara, sino tanto físicamente, que también
es aconsejable, sí en el plano intelectual dentro de inventarios y bases de datos.
Para la organización de un archivo es imprescindible tener en cuenta en
todo momento la institución que va a ser tratada, su estructuración interna, fun-
ciones, procedimientos, etc. El fondo documental es la materialización del proce-
so de gestión de las actividades de la entidad con unas características y formas de
trabajo concretas. Por estas razones se debía proporcionar a cada archivo una con-
formación que fuera en la medida de lo posible un reflejo del organigrama de la
institución a lo largo del tiempo de su actividad. Esto quiere decir que es necesa-
rio realizar previamente un estudio de la institución objeto, así como una identi-
ficación de sus órganos, sus correspondientes relaciones de jerarquía y funciones.

Éxodos y documentos 243


En toda tarea de tratamiento de archivos es necesario tener presente la
globalidad de los fondos, y de esta forma realizar las tareas desde lo general a lo
específico. Es preferible intervenir y facilitar una información general sobre la to-
talidad de los archivos, que sobre una parte, por muy completa que ésta sea.
Para el caso de instituciones como las parroquiales donde predomina un
volumen de fondos de reducida entidad, conviene adoptar sistemas de organiza-
ción eminentemente simplistas y prácticos. No interesa tener cuadros de clasifi-
cación de una gran extensión y complejidad. Si bien es cierto, que el cuadro que
más abajo se propone, ha experimentado un desarrollo teniendo en cuenta su uti-
lización para las tres diócesis (y apuntamos a la mayor variedad), y la integración
de todos los documentos generados en cualquier tiempo.
El cuadro de clasificación deberá ser abierto y flexible. Decimos esto, pues
entendemos que debe tener la capacidad para poder ser ampliado, atendiendo al
desarrollo en otras geografías y a los nuevos tipos documentales.
Al pie de esto que acabamos de decir, se ha incluido de forma clara el prin-
cipio de integración de todos los fondos en el cuadro de organización. Tendrán
cabida tanto fondos históricos como administrativos, a pesar de los posibles cam-
bios de organización, por lo general escasos, en el tiempo del desarrollo de las ac-
tividades parroquiales.
Los trabajos de clasificación han contado como componente de desarrollo
y limitación la conciliación de criterios y estructuras con respecto a las tareas in-
formatización y su software de gestión; elemento éste que sirve de herramienta
para la descripción de los fondos.
No debemos obviar que cualquier organización de un archivo perseguirá
el control de la documentación, y la recuperación de la información estructura-
da, y en el menor tiempo posible.
A raíz de los principios marcados en este apartado, surgen una serie cuestiones
que de forma más concreta nos ponen en una disyuntiva a la hora de resolver algunas
situaciones. Por esta razón estudiamos ahora algunos casos de cierta importancia.
Ahondando en casos que afectan a la correcta observación del principio
de procedencia, apuntamos algunos casos que nos pudieran generar situaciones
conflictivas.
Los movimientos de población del siglo XX han motivado la reorganiza-
ción de parroquias. Aparecen o desaparecen parroquias, dependiendo de donde
se encuentren. Si están en la ciudad hacen lo primero, lo contrario cuando están
en el campo. No pocas parroquias de la diócesis de Ciudad Rodrigo han desapa-
recido. Todo ha sido debido al feroz despoblamiento que han sufrido las áreas ru-
rales. El único remedio que ha quedado pasaba por concentrar parroquias. Este
aspecto ha condicionado tremendamente la historia y tratamiento de los fondos
documentales que ahora se tratan. Se planteaba el problema de cómo considerar
la documentación de las parroquias desaparecidas. La opción adoptada ha sido

244 Pedro Gómez González > Propuestas de organización para archivos eclesiásticos...
siempre respetar el principio de procedencia en la documentación de cada insti-
tución, manteniendo ésta de forma separada, aunque sea una institución extin-
guida, siempre que ello fuera posible. Decimos esto último, porque hay casos en
los que existen documentos comunes de gestión (registros, inventarios, etc.) de
la parroquia que se ha mantenido, junto con la extinguida. La ahora iglesia ane-
ja, continúa su actividad dentro de la primera. En estos casos, los fondos tienen
que pertenecer a los de una sola parroquia, y lo lógico es que pertenezcan a la úni-
ca parroquia existente en esos momentos.
En otra circunstancia puede surgir el caso de que, por movimientos po-
blacionales, u otros, vuelva a existir la necesidad de reinstaurar una parroquia su-
primida. En este caso, los fondos (históricos o administrativos) generados por esta
parroquia cuando era tal, pertenecerán a la misma, aunque haya un periodo in-
termedio de supresión temporal de la institución. Los documentos generados
conjuntamente con la parroquia a la que estuvo unida, seguirán ligados a la co-
lación a la que durante ese tiempo dependieran.
Por último, otro problema que puede surgir para la definición de un ar-
chivo concreto se plantea en el caso de instituciones que conviven en el ámbito
parroquial. Se trata de entidades como cofradías y hermandades, capellanías, hos-
pitales, monasterios, fundaciones, etc. Para considerar la posibilidad de que una
de estas instituciones tenga fondo propio independiente de la parroquia y de otras
más o menos próximas, tendrán que cumplirse estos tres requisitos: que tengan
entidad jurídica propia, constituidas sobre una legalidad, que estén dirigidas por
unos órganos de gobierno propios y estructura administrativa determinada, y que
el volumen de la documentación tenga cierta entidad.

4. Breve explicación del cuadro de clasificación


La pieza fundamental en la organización de un archivo y su tipología, según el ca-
riz de la institución generadora, es el cuadro de clasificación de fondos. Por ello,
a continuación explicamos su proceso de elaboración y contenido.
La fase primera de la organización6, esto es la clasificación, trata de agru-
par los documentos conforme a una estructura jerárquica, desde lo más genérico
a lo más preciso, hasta llegar a los tipos documentales, articulando distintos ni-
veles dependiendo unas veces de órganos de la administración, y otras de fun-
ciones. Teniendo esto en cuenta, formaremos una composición intelectual basa-
da en estructuras orgánico-funcionales, que para el caso de las entidades con una
organización poco compleja deberán ser más de tipo funcional.
Para la realización de este instrumento, inicialmente se efectuó un estu-
dio de la institución parroquial, con su evolución, competencias y producción
documental del más amplio ámbito posible7. Del mismo modo se estudiaron di-
versos estudios y cuadros de otras geografías y tipos de archivos8.

Éxodos y documentos 245


No se debe olvidar el punto de vista que en el cuadro debe primar: la ins-
titución productora y el funcionamiento de la misma. Tradicionalmente en archi-
vos históricos (no sólo eclesiásticos) se han mantenido instrumentos de organiza-
ción heredados de generaciones anteriores que materializaban esquemas histori-
cistas (cronológicos), temáticos (como una biblioteca), relaciones alfabéticas de
series, por su formato (como sección pergaminos, etc.), colecciones facticias, ...
Pero estos criterios tal vez debieran ya obedecer al pasado. Por si esto fuera poco,
al corresponderse la organización intelectual con la instalación, ha producido que
la clasificación de los fondos esté restringida a las condiciones que ofrece la colo-
cación en los estantes, que no pocas veces el vaivén de los traslados haya hecho
que cambiaran los archivos de organización una vez tras otra.
El desarrollo de los cuadros organizativos de archivos parroquiales en no
pocos casos se puede considerar que está en fase embrionaria. De cualquier for-
ma, aún se requerirá la realización de estudios como el presente para tener una
visión suficientemente madura de la cuestión. Aún así, dignas de mención entre
otros, pueden ser las propuestas de Mallorca, Oviedo, ... o Aragón9, trabajos que
han servido de inspiración en algunos aspectos. En ellos se ofrecen estudios or-
ganizativos de la institución parroquial que nos han ayudado a marcar algunas
cuestiones como el establecimiento de secciones y subsecciones.
Pero ha habido trabajos dedicados a otro tipo de archivos, que nos han
sido de gran utilidad. Éste tal vez pueda ser el caso de los archivos municipales10,
diocesanos11, de cofradías 12, catedralicios, etc. Los archivos de la administración
local en algunas funciones (beneficencia, estadísticas, cementerio, etc.) y formas
organizativas (entidades de gobierno –unipersonal y colegiado–, disposiciones su-
periores, economía etc.) presentan coincidencias con los parroquiales, que tam-
bién son de ámbito local y tienen cometidos comunitarios. Y qué decir de la in-
fluencia de los archivos de las diócesis, cuando las parroquias han jugado un pa-
pel permanente de dependencias con el aparato del obispo. Entre ellos se pueden
encontrar series subordinantes, complementarias y actualmente duplicadas, que
es necesario contrastar.
Pero además del estudio del organigrama institucional, ha habido que anali-
zar debidamente cada tipo documental, dentro de lo posible, desde su génesis. Des-
de dichos tipos se han creado las series documentales, que irán insertas en secciones
y subsecciones según un cúmulo de relaciones jerárquicas o de igualdad. De cara a
su estudio las series se pueden catalogar de tres formas: como documentos simples13,
como registros o como expedientes (dentro de un procedimiento administrativo).
En la confección del cuadro se han tenido en cuenta las diversas funciones
que a la institución le han sido encomendadas, y los órganos que han desarrollado su
actividad en ella. En este sentido se han establecido una serie de relaciones de su-
bordinación1. Dependiendo del nivel se representarán funciones específicas parro-
quiales, unidades orgánicas principales o, en relación jerárquica, otras subordinadas.

246 Pedro Gómez González > Propuestas de organización para archivos eclesiásticos...
El cuadro principal, que al final del presente trabajo se detalla, tiene fun-
damentalmente tres niveles de precisión, atendiendo a los posibles organismos
dentro de la institución parroquial, a las funciones genéricas o específicas, (aun-
que no es este orden) y a la materialización de las mismas en documentos. En-
tendimos que tratándose en un alto porcentaje de instituciones con archivos muy
pequeños y poca diversidad de tipos documentales, no era necesario hacer exce-
sivamente compleja su estructura organizativa, tal y como fijamos en los criterios.
Como ejemplo podemos establecer el siguiente supuesto referido a los li-
bros de régimen parroquial:
- 1. Gobierno
- 1.01 Párroco
- 1.01.10 Libros de régimen parroquial
El cuadro de fondos parroquiales en sí se compone de cuatro secciones, a
la que mentalmente se le añade una quinta con los fondos de otras instituciones
en el ámbito de la Iglesia, que en el desarrollo real de la organización se pudieran
materializar en cuadros propios, dependiendo del tipo de institución. Este primer
nivel se corresponderá con un estadio de funciones genéricas de una institución
de estas características. Las secciones consideradas son:
- Gobierno.
- Administración general.
- Administración religiosa.
- Hacienda.
- Otros fondos14.
Después, las secciones se subdividen internamente en subsecciones, aten-
diendo en este nivel a órganos de la administración parroquial que especifican
la función genérica del primer nivel. Desde aquí ya descendemos al último esta-
dio, relativo a series documentales, o también a subseries, (materialización de
funciones y procedimientos administrativos desarrollados por los diferentes ór-
ganos parroquiales). A esta altura corresponderá incluir las disintas unidades do-
cumentales que hayan generado cada una de las diversas instituciones de las
iglesias locales.
El cuadro de clasificación de fondos documentales se concreta al final del
presente proyecto. En él se incluyen datos como: dígito de clasificación (indirec-
tamente se pueden deducir los diferentes niveles de desarrollo del cuadro), título
del nivel y parte (dependiendo de la configuración del cuadro), así como algunas
matizaciones que, parcialmente aclaren algunos ulteriores desarrollos del cuadro.
La ordenación de secciones, subsecciones y series dentro del cuadro o de
su apartado, se ha realizado por orden de importancia del elemento correspon-
diente con respecto al resto de su apartado y nivel, también en este sentido, se
han atendido a parámetros de volumen, que en algunos casos incluso puede lle-
gar a coincidir con el primer criterio.

Éxodos y documentos 247


Con este instrumento, se ha generado una herramienta básica para la or-
ganización de un archivo parroquial. A continuación se podrían iniciar las tare-
as de descripción documental.
Este proyecto, para la descripción archivística, una vez configurado un sis-
tema de organización, se ha regido por la normativa internacional –ISAD(G)-,
reglas de una importancia capital, por cuanto vertebran los trabajos de archivos,
en especial los históricos. Están concebidas como un sistema de descripción mul-
tinivel, es decir, desde la generalidad del fondo hasta sus partes, especialmente las
más representativas. Así se caracterizarán los fondos, las series,... las unidades do-
cumentales. Desde el nivel fondo se dará una información genérica, para pasar a
niveles inferiores en los que se proporcionará un grado mayor de concreción a
medida que se desciende. Las relaciones entre los distintos niveles serán jerár-
quicas o de equidad; las primeras, según quede establecido en el cuadro de clasi-
ficación, dependientes unas partes con respecto a las superiores; y las segundas
respecto de los elementos de su nivel. Cada estrato< tendrá personalizada una es-
tructura de campos que serán susceptibles de ser descritos para su mayor utilidad.

5. Conclusiones
Los archivos parroquiales son una parte fundamental de la historia local y pro-
vincial. En muchos casos pueden tener tanta trascendencia o más que muchos
fondos municipales para el conocimiento de nuestra memoria histórica. Tenemos
que tener en cuenta que no son sólo testigos de la historia de la iglesia de cada
pueblo. Esto contrasta con la escasa valoración que como el resto de archivos
eclesiásticos, se da a los parroquiales, pues carecen de recursos suficientes para po-
der ser organizados convenientemente. Es obligación moral de todos posibilitar
que se invierta esta tendencia. Entendiendo estas carencias no nos queda más que
valorar el trabajo que desde la Diputación de Salamanca se está haciendo con
respecto al fomento de los archivos eclesiásticos mirobrigenses. Que estas inicia-
tivas sirvan de ejemplo a otras instituciones.
Ha sido también nuestra intención, con la publicación de este trabajo, de-
jar constancia de la realización de un instrumento como el cuadro de clasifica-
ción de archivos parroquiales de la diócesis de Ciudad Rodrigo, para que sirva de
aportación encaminada a la creación de un cuadro de clasificación general de ar-
chivos parroquiales consensuado a escala nacional15.
Por último, en este sentido animamos desde aquí a todos los técnicos de ar-
chivos que estudian o tienen como cometido la gestión de archivos parroquiales, a
que contribuyan al desarrollo de cuadros de organización que arrojen cada vez más luz
a la tarea diaria de la organización y descripción.

250 Pedro Gómez González > Propuestas de organización para archivos eclesiásticos...
Anexo
Cuadro de clasificación de los archivos parroquiales de la diócesis de Ciudad Rodrigo

1. Gobierno
1.01. Párroco
1.01.01 Erecciones parroquiales.
1.01.02 Estatutos y normas.
1.01.03 Concordias
1.01.04 Disposiciones recibidas.
- Bulas.
- Breves.
- Rescriptos.
- Privilegios reales.
- Cédulas reales.
- Provisiones reales.
- Decretos.
- Constituciones sinodales.
- Mandatos.
- Edictos.
- Decretos episcopales.
- Licencias.
1.01.05 Disposiciones emitidas.
1.01.06 Modificaciones de parroquias.
1.01.07 Declaraciones de titularidad de parroquias.
1.01.08 Visitas pastorales.
1.01.09 Libro becerro.
1.01.10 Libros de régimen parroquial16.

1.02. Cabildo eclesiástico


1.02.01 Constitución.
1.02.02 Estatutos y normas.
1.02.03 Registros de acuerdos.
1.02.04 Expedientes de sesiones.
1.02.05 Concordias.
1.02.06 Disposiciones recibidas17.
1.02.07 Visitas pastorales.

1.03 Junta Parroquial


1.03.01 Estatutos y normas.
1.03.02 Registros de acuerdos
1.03.03 Expedientes de sesiones.

Éxodos y documentos 251


2. Administración general
2.01. Secretaría
2.01.01 Correspondencia.
2.01.02 Circulares.
2.01.03 Informes.
2.01.04 Solicitudes.

2.02. Archivo
2.02.01 Cartularios.
2.02.02 Instrumentos de control.
2.02.03 Instrumentos de descripción.
2.02.04 Crónicas.

2.03. Administración de personal


2.03.01 Expedientes de provisión.
2.03.02 Libros de elección de oficios.
2.03.03 Nóminas.

2.04. Administración del patrimonio / bienes temporales


2.04.01 Ventas.
2.04.02 Arriendos.
2.04.03 Permutas.
2.04.04 Censos.
2.04.05 Juros.
2.04.06 Autos de intervención testamentarias.
2.04.07 Partijas de bienes.
2.04.08 Donaciones.
2.04.09 Libros de fundaciones18.
2.04.10 Apeos, deslindes, amojonamientos.
2.04.11 Libros becerro.
2.04.12 Inventarios y registros.
2.04.13 Libros cabreo.

2.05. Contratación.
2.05.01 Expedientes de contratación.
2.05.01 Libros de contratos.

2.06. Servicio de obras


2.06.01 Planes y proyectos de obras.
2.06.02 Expedientes de obras.
2.06.03 Obligaciones de obras.

252 Pedro Gómez González > Propuestas de organización para archivos eclesiásticos...
2.07. Servicio jurídico
2.07.01 Procesos.
2.07.02 Informes jurídicos.
2.07.03 Imposición de censuras.
2.07.04 Poderes.
2.07.05 Sentencias, ejecutorias.

2.08. Cementerio
2.08.01 Registros.
2.08.02 Licencias de enterramiento.

3. Administración religiosa
3.01. Ministerio sacramental
3.01.01 Registro de bautismos
3.01.02 Registro matrimoniales.
3.01.03 Registro de defunciones.
3.01.04 Registro de confirmados.
3.01.05 Índices sacramentales.
3.01.06 Expedientes matrimoniales.
3.01.07 Certificados sacramentales

3.02.Culto y liturgia
3.02.01 Libros litúrgicos.
3.02.02 Obras de canto.
3.02.03 Manuales del rito, ceremoniales.
3.02.04 Libro de festividades.

3.03. Administración de sacramentales


3.03.01 Consagraciones de lugares.
3.03.02 Padrones, libros de matricula.
3.03.03 Libros de misas y aniversarios.
3.03.04 Concesiones de indulgencias.
3.03.05 Libros de práctica pastoral.

3.04. Beneficencia parroquial


3.04.01 Libros de hospital parroquial.
3.04.02 Expedientes de prestación social.
3.04.03 Expedientes de concesión de dotes.
3.04.04 Libros de fundaciones.
3.04.05 Libros del pósito.
3.04.06 Expedientes de arcas de misericordia.

Éxodos y documentos 253


3.05. Magisterio
3.05.01 Sermones, homilías.
3.05.02 Cartas pastorales.
3.05.03 Conferencias morales.

4. Hacienda
4.01. Administrador, económico
4.01.01 Presupuestos.
4.01.02 Libros de cuentas parroquiales.
4.01.03 Libros de rentas.
4.01.04 Libros de cuentas de misas y aniversarios
4.01.05 Libros de cuentas de fábrica.
4.01.06 Libros de cuentas de la casa rectoral.
4.01.07 Libros de liquidaciones.

4.02. Financiación y tributación


4.02.01 Libros de diezmos, tazmías.
4.02.02 Libros de colecturía.
4.02.03 Libros de cobranza de colecturía.
4.02.04 Libros de contribución de culto y clero.
4.02.05 Libros de cuentas de aranceles.
4.02.06 Libros de posturas y remates.
4.02.07 Libros de cuentas de arriendos, inquilinato.
4.02.08 Catastros.
4.02.09 Libros de cilla, alhóndiga.
4.02.10 Repartimientos de contribuciones.

4.03. Tesorería
4.03.01 Libros de caja.
4.03.02 Libros de entrada y salida de caudales
4.03.03 Pagos.

5. Otros fondos
5.01 Cofradías y hermandades
5.01.01 Gobierno.
- Estatutos y reglamentos.
- Acuerdos.
- Concordias.
- Libros de cofradías.

254 Pedro Gómez González > Propuestas de organización para archivos eclesiásticos...
5.01.02 Secretaría.
- Libro asiento de cofrades.
- Correspondencia.
5.01.03 Administración de bienes.
- Ventas.
- Censos.
- Inventarios de propiedades.
- Cuentas.

5.02. Capellanías, memorias, fundaciones y obras pías

5.03. Arciprestazgo

5.04. Hospitales

5.05. Sindicato Agrario Católico

5.06. Acción Católica

5.07. Órdenes terceras

5.08. Clero Unido

5.09. Fondos familiares

5.10. Monasterios

5.11. Fondos municipales

Éxodos y documentos 255


Bibliografía
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les de la Diócesis de Burgos. Burgos: Arzobispado, 1988;

256 Pedro Gómez González > Propuestas de organización para archivos eclesiásticos...
Notas
1
En este proyecto han colaborado: Claudio Calles y Modesto García (descripción de fondos), los técnicos
de la Unidad de Patrimonio Documental de la Diputación salmantina, los archiveros diocesanos y Pedro
Gómez (asesoramiento –cuadro de clasificación y otros–).
2
Se trata de los acuerdos de las Asambleas Plenarias de 2 al 7 de junio de 1973 y de 24 al 29 de noviem-
bre de 1980.
3
Dentro del capítulo 1. Los archivos eclesiásticos, dedica todo un apartado a: 1.4. Concentración de ar-
chivos eclesiásticos, y en el número a: 4. Archivos parroquiales.
4
La obligación de permitir el acceso al patrimonio documental de Castilla y León, dentro del cual se en-
cuentran los documentos eclesiásticos de más de cuarenta años, queda reflejado en la Ley 6/1991 de Ar-
chivos y Patrimonio Documental de Castilla y León, dentro de su artículo 20, que dice así: “Todos los ciu-
dadanos tienen derecho a la consulta libre y gratuita de los documentos integrantes del patrimonio Docu-
mental de Castilla y León con fines de estudio e investigación o de información para la defensa de sus de-
rechos o el conocimiento de sus obligaciones, siempre que concurran las condiciones que para su consul-
ta pública establezca la presente Ley y las normas que la desarrollen”. Pero habrá ciertas restricciones para
nuestro caso concreto, entre otras la más importante, cuando exista documentación cuyo conocimiento
“pueda afectar a la seguridad de las personas físicas, a la averiguación de los delitos, a su honor, a la inti-
midad de su vida privada o familiar...” en cuyo caso si no se tiene consentimiento de los afectados no po-
drá ser consultada hasta que no haya transcurrido cincuenta años desde su fallecimiento, o, en caso con-
trario cien de la fecha de los documentos (art. 21. b.).
5
Así lo establece el ya nombrado reglamento de los Archivos Eclesiásticos Españoles de 1976, donde en
el punto 1.4.2. dice: “la concentración de todos estos archivos habrá de salvar la propiedad de las entida-
des sobre los respectivos archivos, así como la instalación individualizada de los archivos incorporados.”
6
Los procesos de organización de archivos se componen de dos etapas: la clasificación y la ordenación.
7
Para el conocimiento de la institución parroquial textos legislativos como: Códigos de Derecho Canóni-
co de 1917 y 1983 y disposiciones diversas, específicas de la Diócesis de Ciudad Rodrigo (véase Boletín
Eclesiásticos); y obras como GARCÍA Y GARCÍA, A. Historia del Derecho Canónico (I. El primer mi-
lenio). Salamanca, 1967; PARROQUIA y arciprestazgo en los archivos de la Iglesia. Santoral hispano-mo-
zárabe en España (Actas del X congreso de la Asociación de Archiveros de la iglesia en España. 12-15 sep-
tiembre 1994). Memoria Ecclesiae. Salamanca, 1996; ACTAS del Congreso de Historia de la Diócesis de
Ciudad Rodrigo. 50º de la Normalización de la Sucesión Episcopal (Ciudad Rodrigo, del 16 al 19 de no-
viembre de 2000). Ciudad Rodrigo: Diócesis, 2002; MANSILLA REOYO, Demetrio. “CIUDAD RO-
DRIGO, Diócesis de,”. En: Diccionario histórico-eclesiástico de España. Madrid, 1972. Salamanca: Vol.1,
p. 420-429; SASTRE SANTOS, Eutimio. Manual de archivos. El sistema archivístico diocesano: Archi-
vos de la curia y archivos parroquiales. Madrid: Anabad, 1999; entre otras.
8
Ténganse en cuenta para ello instrumentos como: inventarios del Archivo Diocesano Civitatense, ins-
trumentos en línea del Archivo Eclesiástico de Vizcaya, u obras como: GUÍA de los Archivos de la Igle-
sia en España. León: Asociación Española de Archiveros Eclesiásticos, 2001, tomo I y II; PROYECTO de
organización de archivos eclesiásticos aragoneses. Zaragoza: Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural
Arzobispado, 1995; PARROQUIA y arciprestazgo en los archivos de la Iglesia... op. cit.; SÁNCHEZ PAS-
CUAL, Rafael. Guía del Archivo Diocesano de Salamanca. Salamanca: Obispado de Salamanca, 1991;
VICARIO SANTAMARÍA, Matías. Censo guía de los archivos parroquiales de la Diócesis de Burgos.
Burgos: Arzobispado, 1988; ARCHIVOS y bibliotecas eclesiásticos de Castilla y León. Valladolid: Junta
de Castilla y León, 1989; etc. Para el caso de estudios e instrumentos de otro tipo de archivos puede verse
más adelante.
9
ROSSELLÓ LLITERAS, J. “Archivos parroquiales: su organigrama”. HEVIA BALLINA, A. “Propuesta
de organigrama del archivo parroquial”. GAY MOLINS, P. “Tipología de las series documentales parro-
quiales: propuesta de cuadro de clasificación”. Todos en: PARROQUIA y arciprestazgo en los archivos de
la Iglesia. Santoral hispano-mozárabe en España (Actas del X congreso de la Asociación de Archiveros de
la iglesia en España. 12-15 septiembre 1994). Memoria Ecclesiae. Salamanca, 1996 p. 297-322;..., o PRO-
YECTO de organización de archivos eclesiásticos aragoneses. Op. cit.

Éxodos y documentos 257


10
Cuadro de clasificación de la Mesa Nacional de Archivos Municipales en algunas adaptaciones de casos
concretos, especialmente el salmantino.
11
Ejemplos como los de Barcelona, Burgos, Huesca ... en GUÍA de los Archivos de la Iglesia en España.
León: Asociación Española de Archiveros Eclesiásticos, 2001, tomo I y II.
12
LÓPEZ GUTIÉRREZ, A.J.; RODRÍGUEZ MATEOS; Los archivos de las hermandades religiosas. Ma-
nual de organización de fondos. Sevilla: Gea, 1993
13
Estos documentos son más propios de épocas anteriores a la edad contemporánea, en las que también se
daban los registros, que hoy tienen un desarrollo en ascenso.
14
Podemos pensar que no sería totalmente correcto incluir en el cuadro el punto “5. Otros fondos”, pues,
aún distinguiendo cada fondo (según el principio de procedencia), todas las instituciones deberían tener
un cuadro propio, pero por razones eminentemente pragmáticas, se ha considerado que pequeñas institu-
ciones del espectro parroquial, con una escasa producción documental fueran insertos junto a nuestro cua-
dro, pero como fondos distintos puramente de los de la parroquia.
15
Cuadro que después de la catalogación se ha podido comprobar que ha aportado unos niveles de asimi-
lación de los fondos para los que iba destinados bastante aceptables.
16
Relativos a normas y derecho consuetudinario.
17
Desarróllese en caso de que haya un importante volumen de documentación en la forma del epígrafe
1.01.04 de la sección “Párroco”.
18
Sólo se incluirán en el cuadro documentos relativos a entidades carentes de órganos de gobierno o/y nor-
mativas propias, o instituciones con entidad jurídica propia que tengan fines que se entremezclen o rela-
cionen con funciones fundamentales de la parroquia. Se exceptúa esta regla para el epígrafe “5. Otros fon-
dos” de dicho cuadro.

258 Pedro Gómez González > Propuestas de organización para archivos eclesiásticos...
varia
FRANCISCO JOSÉ SANCHIS MORENO

Los demasiados papeles:


reflexiones de un
investigador1

Una vez que hemos tomado la decisión o reconocido la nece-


sidad de ampliar nuestro conocimiento sobre un hecho, un suceso, una persona
o periodo más allá de lo que otros a través de sus libros o artículos nos dicen so-
bre el tema de nuestra reflexión, nos encontramos con que la única vía posible
que nos permite satisfacer esta necesidad humana de saber más sobre algo o al-
guien, o tratar de responder a una pregunta que antes nadie se ha planteado en
torno a algo que ha ocurrido o sobre alguien que ya ha vivido, es la del archivo.
La persona que quiere investigar en un archivo histórico, e incluso en uno ad-
ministrativo, se acerca con un cierto temor al mismo, casi con reverencia ante la
ingente información y el conocimiento del pasado y del presente que debe cus-
todiarse en ese lugar de acceso prohibido para los investigadores que es el depó-
sito del archivo, lo cual no deja de recordar las partes más sagradas del templo en
el mundo antiguo, que se hallaban vedadas a los no iniciados en el sacerdocio;
aquí el dios es el Conocimiento y sus sacerdotes los archiveros.

Francisco José Sanchis Moreno [[email protected]]


Historiador y archivero

TABULA, Número 9, 2006, pp. 261-274


Esta dualidad entre iniciados y no iniciados se halla presente desde el pri-
mer momento en el que el usuario entra en contacto con el archivo. En su pri-
mer encuentro con el personal técnico del mismo uno anuncia su deseo de acce-
der a los documentos que allí existan sobre tal o cual fenómeno, materia o per-
sona. Nuestro receptor trata de averiguar rápidamente si nuestra aproximación al
archivo va a ser esporádica o pretende ser continuada, cual es nuestra formación
y si esta nos capacita para acceder a los documentos. Si íbamos a consultar el pa-
sado con asiduidad desde ese archivo se nos extendía tradicionalmente un carnet
de investigador, que automáticamente nos elevaba a la categoría de iniciados.
Las reminiscencias del pasado hacían, en multitud de ocasiones, que uno
por sí mismo no bastara para alcanzar esta categoría y en todos aquellos centros
de archivo que poseían un rancio abolengo se exigía que la solicitud de este car-
net fuera apoyada al menos por una carta de presentación de un catedrático uni-
versitario, un miembro de la Real Academia de la Historia… En el Tercer Mile-
nio y en una sociedad caracterizada por la competitividad resultaba cuanto me-
nos paradójico que lo que capacitaba a una persona no era tanto su formación o
su experiencia, pues nadie te pedía que fueras licenciado o doctor, sino que con-
taras con el respaldo de algún elevado miembro de la casta de los investigadores
reconocidos institucionalmente que avalara tu entrada al clan de los iniciados en
ese archivo. A esta incongruencia se sumaba un nuevo sinsentido que hacía la si-
tuación todavía más absurda, si ya contabas con algún otro carnet de investiga-
dor, o varios de ellos, que te capacitaban para investigar en otras redes de archi-
vo estos normalmente no te servían para el centro de archivo en el que te en-
contrabas en este momento.
Han sido necesarios 26 años de Democracia, para que un gobierno reco-
nozca este derecho a sus ciudadanos y residentes, por el mero hecho de serlo, sin
necesidad de avales. Espero que no se produzcan resistencias a este cambio de-
mocrático, que además es signo de la modernidad de la que tanto se hace gala. Es
curioso ver como de incongruente era publicitar nuestros fondos y servicios em-
pleando la red y las telecomunicaciones, para finalizar exigiendo una carta de pre-
sentación, pertenecer a una universidad, etc. si deseabas examinarlos in situ.
El acceso a los documentos, a la información que encierran en sus líneas
y a la que destilan entre líneas, se realiza en la sala de lectura o de investigado-
res. Teniendo en cuenta la ingente información y los innumerables documentos
que se encuentran protegidos en el depósito, este logro, que supone conseguir po-
ner de manifiesto ante nuestros ojos algunos de los miles de documentos que per-
manecen intangibles entre sus muros, se consigue a través de la consulta de los fi-
cheros o de las bases de datos. Esta primera fase de aproximación a nuestro obje-
tivo, es sin duda una preparación previa y necesaria para acceder en las mejores
condiciones al conocimiento que implica la lectura de los documentos. Es por
ello que suponen una especie de sala hipóstila donde el Conocimiento, nuestro

262 Francisco José Sanchis Moreno > Los demasiados papeles: reflexiones de un investigador
dios, nos recibe y nos pone de manifiesto todo lo que allí podemos encontrar. Tras
el paso por estas famosas salas de ficheros o de consultas se consigue que del in-
terior del archivo salgan con cuentagotas unos cuantos legajos y libros, pero sólo
los que explícitamente pedimos, y siempre queda el presentimiento de que entre
sus muros se halla aquel documento, aquel libro que necesitamos para avanzar en
nuestra investigación y con el que no hemos dado.
Entre los documentos que nos sirven suele suceder que unos se leen con
dificultad por su estado de conservación, otros no cumplen nuestras expectativas
de información, en otros la letra del escribano es infernal… Estos intentos falli-
dos nos hacen sentir mal, pero casi compulsivamente nos invitan a pedir otra re-
mesa de privilegios, protocolos..., que muchas veces ya sabemos que no nos van
a añadir nada nuevo, pero... ¡y si no es así!. El investigador no es capaz de tener
al alcance nuevos documentos y negarse a leerlos, al menos les dará un vistazo rá-
pido. Un legajo no controlado es un posible “triunfo” dejado perder, es un frau-
de moral a nuestra investigación y a nuestros futuros lectores, porque no nos en-
gañemos investigamos para escriturar nuestros resultados, o lo que es lo mismo,
desentrañamos el pasado más lejano o más reciente mediante la lectura de muy
diversos documentos que fueron escritos en su día, para posteriormente escribir
nuestras teorías o hipótesis, las cuales de nada sirven si finalmente no son nue-
vamente leídas por terceros. El ciclo escritura-lectura se ejecuta de forma inexo-
rable y da lugar a un bucle continuo en el tiempo que parece no tener fin.
El investigador sabe que no está solo, pues la sala de investigadores se ha-
lla normalmente bastante concurrida, pero en el momento en que se le sirve la
documentación que ha pedido y comienza su trabajo de investigación se impreg-
na de una soledad absoluta, de un aislamiento necesario que le permita llevar a
cabo su experimentación de una manera íntima, pues sus ideas y sus proyectos
han de encontrar aquellos datos que las sustenten. Este aislamiento sólo se rom-
pe momentáneamente como consecuencia de alguna silla que se arrastra, de al-
gún novicio en la investigación que pregunta algo en un tono que supera al su-
surro y que evidentemente es objeto de miradas de reprensión que le aleccionan
para futuras jornadas de trabajo.
Además el estudioso es consciente de que no todos los que le rodean en la
sala deben ser considerados del mismo modo. El resto de compañeros que buce-
an en el pasado tienden a ser solidarios contigo, cuando encuentran datos y refe-
rencias que no les son de provecho y saben que pueden ayudarte. Pero la situa-
ción es bien distinta cuando los temas de búsqueda son parejos o se entrecruzan,
entonces las verdades a medias, las ocultaciones e incluso la desinformación del
“contrincante” están a la orden del día. La exacerbada competitividad y la nece-
sidad de cupos de publicaciones por parte de muchos estudiosos para mantenerse
en el Olimpo de los historiadores dan lugar aquí, como en todas partes, a actua-
ciones lamentables y a enfrentamientos inmisericordes.

Éxodos y documentos 263


Un momento de descanso en la lectura de los documentos nos permite con-
tactar con los compañeros de fatigas investigadoras, mientras tomamos un café rá-
pido o nos fumamos un cigarrillo, y ponernos así al día de los rumores y certezas con-
firmadas que corren por los mentideros universitarios y de los departamentos cultu-
rales en general. Ciertamente esto de criticar los logros de los ausentes y regodear-
se de los fracasos ajenos, que podemos calificar como el deporte nacional o univer-
sal de los señores investigadores, puede hacerse en multitud de sitios, pero el archi-
vo, al igual que los congresos, es el lugar de encuentro con aquellas personas que
uno no se cruza diariamente y por ello nos pueden ofrecer noticias frescas que des-
conocíamos o bien nosotros podemos difundir aquellas de las que somos sabedores.
Los comentarios críticos no tienen por qué circunscribirse únicamente al
ámbito universitario. Estos momentos de relax y expansión son aprovechados
también para la puesta en común de las injusticias de las que son objeto en su em-
peño de desentrañar el pasado por parte de los profesionales del archivo. Muchas
de las críticas tratan sobre que en sus conferencias y publicaciones los archiveros
señalan a menudo la necesidad de planificar el archivo como servicio, en lugar de
cómo edificio. Esto supondría que recursos y servicios estarían presentes en las
mesas de trabajo de los usuarios en sus casas o en los centros de estudio o inves-
tigación. Así las distancias, los transportes, los horarios y las discapacidades no
condicionarían el acceso documental. Pero en la práctica los investigadores con
lo que nos encontramos son uno o varios meses para obtener la reproducción de
documentos, o incluso la negativa a su acceso o reproducción por mal estado de
conservación y sin una fecha prevista para su restauración. ¿No habría que ase-
gurar este acceso básico, antes de planear otros accesos virtuales?
Un personaje clave en el desarrollo del proyecto de investigación es el del
responsable de sala. De la armonía de tus relaciones con él, del feeling entre am-
bos, depende en buena medida que la investigación sea más sencilla y que pueda
hallarse algún dato recóndito o desconocido que se guarda en ese sancta sancto-
rum de la memoria del pasado: el depósito. El archivero conserva en su cabeza
toda una serie de información sobre el proceso histórico que ha dado lugar al fon-
do documental, sobre las instituciones generadoras, etc. que puede serte de gran
utilidad. Él puede ser el que nos descubra un atajo para nuestro estudio, es el guía
que interpreta los rastros que permiten escoger el sendero adecuado dentro de ese
Todo laberíntico que es un archivo, reflejo de la actividad de una sociedad a lo
largo de los siglos. Algunos se confunden al pensar que es un simple guardián del
conocimiento, o lo que es todavía peor un dispensador de documentos. El archi-
vero es el mediador entre la información que atesora el depósito y nosotros los
usuarios, él es el responsable intelectual de los instrumentos que describen los
fondos (catálogos, inventarios…) y el que puede darnos una información perso-
nalizada para nuestras necesidades concretas, por ello bien podría aplicársele el
calificativo de constructor de procesos de información.

264 Francisco José Sanchis Moreno > Los demasiados papeles: reflexiones de un investigador
No obstante siempre nos queda ese resquemor de que nos oculta algo, que
no nos dice todo cuanto sabe, especialmente si no somos investigadores de reco-
nocido prestigio. Esta sensación de ser tratados con diferente rasero es común a
todos los usuarios del archivo y especialmente es constatable cuando aparece en
la sala de investigadores un historiador eminente procedente de una universidad
extranjera ¡Qué bien te tratan cuando, además de famoso, eres extranjero!
En este archivo en el que sus innumerables libros, legajos, pergaminos y
papeles lo convierten en un laberinto que supera al diseñado por Dédalo, no es
posible adentrarse con garantías de triunfo si no es a través de los instrumentos
de guía que categorizan, clasifican y describen este marasmo de unidades docu-
mentales. Entre los vericuetos de este laberinto no sólo existe un Minotauro, sino
dos: la Impericia y la Impaciencia. Estos son los dos monstruos que se alimentan
de investigadores poco experimentados que se internan en sus pasadizos sin la
preparación adecuada. Exclusivamente aquellos que encarnan a un Teseo de
nuestros días lograrán atravesarlo con éxito, siempre y cuando a sus mimbres de
héroe griego añadan la inestimable ayuda de una Ariadna, ya sea esta el archive-
ro, los inventarios, la guía..., pues únicamente con sus manos y su mente nada
puede frente al laberinto con sus Minotauros.
Dejando de lado ahora las consideraciones de los demás, los investigado-
res se dividen en dos grandes grupos: el investigador profesional o first class, que
es aquel al que no afectan las dificultades que presentan los documentos, ni la au-
sencia de resultados positivos en los primeros momentos; él continúa consultan-
do más documentos sin perder su aplomo, a lo sumo procede a una progresiva re-
orientación del proyecto inicial. En cambio el investigador amateur poco a poco
ve minado su entusiasmo inicial ante cada nueva remesa de papeles y pergami-
nos que aportan nuevas decepciones y nuevos autoreproches fruto de su falta de
preparación y conocimientos para desentrañar su contenido, situarlo en su con-
texto adecuado y evaluarlo correctamente.
Todo esto conduce a la idea paradójica de que los usuarios nos afanamos
en la lectura de unos documentos que no fueron escritos para ser consultados por
nosotros, o mejor por un público en general. A diferencia de los autores de ensa-
yos, novelas, poesía… que escriben para ser leídos por el mayor número de per-
sonas posible, el autor de nuestros documentos de archivo escribe para un único
destinatario, el receptor de una carta o de un documento administrativo, o in-
cluso sólo por tener memoria de lo actuado o de lo que ha escrito, es por ejemplo
el caso de los libros registro.
Estos restos de sociedades, personas e instituciones desaparecidas que son
los documentos, nos hablan de sucesos y de hombres y mujeres del pasado en con-
versaciones entre sí, lo cual provoca en los investigadores que leen esta prueba
material de dicho trasiego de información, la sensación de estar oyendo con los
ojos, nos convierte en ese testigo invisible que se encuentra presente, o que es-

Éxodos y documentos 265


cucha detrás de una puerta una declaración judicial, un acto de cancillería, el re-
lato de una revuelta, una declaración de amor…
A medida que nuestros dedos recorren el pergamino, el papel o la imagen
del mismo ese suceso o esa conversación entre el emisor y el destinatario original
se recrea, lo que nos convierte en una especie de mágicos restauradores de las
sombras de un pasado que nos deja vislumbrar ese momento ya vivido por otros.
Esto transmite al usuario del archivo esa emoción de acceder a un conocimiento
reservado para el que inicialmente no tenía autorización. Todo lo cual cuadra
perfectamente con la etimología del término archivo, pues de la misma raíz na-
cen vocablos como “arca” y “arcano”, que nos evocan conceptos relativos a ocul-
tación, a dejar fuera de la vista de los no autorizados.
Esto nos conecta nuevamente con la idea de que como en los templos an-
tiguos el depósito del archivo, el lugar donde se hallan los documentos, es de ac-
ceso restringido al personal del archivo. Ellos son los custodios que los extraerán
para mostrarlos a los iniciados. No en vano los archivos nacieron en los templos
y monasterios bajo la protección de los dioses, que amenazaban con los castigos
más severos a aquellos que quisieran ver lo que no les estaba permitido. Nueva
paradoja, pues estas arcas o archivos primigenios ocultan documentos, es decir los
instrumentos que muestran o enseñan algo. Por tanto las funciones de custodiar
los documentos, organizar la información y servirla a los legalmente autorizados
a su consulta está presente en los archivos desde su inicio hasta nuestros días.
Para el investigador el archivo aparece así, como el lugar más apropiado para
conocer el pasado y el presente, pues oculta en su seno los instrumentos que crean unas
instituciones, unas personas, una sociedad para transmitirse información entre sí. Aquí
encontraremos pues lo que esas personas, instituciones y sociedades han empleado
para relacionarse, mientras que en una biblioteca hallaremos las visiones particulares,
y por tanto subjetivas, de autores sobre sucesos o personas del pasado o del presente.
Esta muestra del vínculo indisoluble que nuestro presente tiene con el pa-
sado, tan claramente reflejada en el archivo, refuerza en el subconsciente del lec-
tor el sentimiento de pertenencia a una comunidad al mostrarnos cómo nuestros
antepasados lucharon, se organizaron, crearon… todo lo cual marca nuestro país
actual. La actual forma de vida y de trabajo favorecen el aislamiento y la aliena-
ción social. Esta pérdida de contacto visual y físico reduce la capacidad de respe-
tar las diferencias de los demás, dificultando el civismo, la tolerancia, a la vez que
diluye las señas de identidad de la comunidad. Pero el archivo relaciona silen-
ciosa y subliminalmente a los usuarios entre sí a través de la revelación de ese pa-
sado común que los une y los hace constituirse en una comunidad diferenciada
de otras. Los fondos les mostrarán la diversidad social y de procedencias, pero
también todos aquellos elementos que les unen y les constituyen como comuni-
dad. Es esta identidad comunitaria la que da a las personas un punto de referen-
cia y crea una sensación de pertenencia.

266 Francisco José Sanchis Moreno > Los demasiados papeles: reflexiones de un investigador
El investigador es consciente de que el Pasado se nos muestra en el archi-
vo, pero no siempre de forma ingenua e inocente, puesto que excluyendo a los re-
gistros públicos los archivos no aseguran la veracidad de los contenidos de los do-
cumentos individuales, simplemente dan fe de la autenticidad de los documen-
tos que guardan. Autenticidad basada en su custodia continuada entre sus fondos
y en una serie de características y elementos (tipos de papel, tintas, escritura,
marcas, sellos...). Si la información que nos muestra el documento es veraz, o por
el contrario se trata de una falsificación redactada en la época, o es un documento
que simplemente recoge una declaración falsa, etc. será una cuestión que debe-
remos resolver como estudioso a partir de nuestro conocimiento de todas estas
características y elementos que dan autenticidad al documento, mediante el co-
nocimiento de otros documentos semejantes del mismo momento y a través del
conjunto de datos sobre la persona, proceso o época que se investigue.
El tiempo en el que el investigador tomaba asiento en la sala de investi-
gadores armado exclusivamente con su carnet de investigador, unos folios, saca-
puntas y un lapicero ha pasado a la memoria colectiva de los que estamos vincu-
lados a este mundo de los archivos. Ahora el investigador que se precie, a no ser
que pertenezca al sector de los grandes dinosaurios en extinción, viene acompa-
ñado de su ordenador portátil. Este se convierte en nuestro cuaderno de labora-
torio donde anotamos nuestras observaciones en el momento de la experimenta-
ción (en nuestro caso la lectura de los documentos). Alcanza, pues, la categoría
de pieza clave del instrumental para nuestra práctica profesional. Este documen-
to que abrimos en nuestro portátil y que cumple el papel del tradicional cuader-
no de laboratorio no hay que olvidar que tiene un carácter íntimo, privado, ya
que en él volcamos datos, observaciones, impresiones, llamadas a tareas que de-
berán ser realizadas en un futuro próximo… En él encontraremos las sensaciones
vinculadas al proceso investigador puesto que de alguna forma quedan reflejados,
ya sea en el lenguaje empleado, en el mimo que se da a la mise en page…, el en-
tusiasmo de los descubrimientos, las decepciones por la falta de datos, o la rutina
de determinadas fases de la búsqueda. Este documento-cuaderno de laboratorio
es la cantera donde se hallan los datos y las informaciones en estado bruto, por
ello precisan de una reelaboración, de una compilación, de un reagrupamiento,
procesamiento y redacción que los conviertan en documentos públicos, es decir,
en artículos o libros.
Esto no deja de ser curioso, puesto que si bien es cierto que el ordenador ha
sustituido al papel, también lo es que lo que finalmente queda de nuestra investi-
gación se imprimirá normalmente sobre soporte papel y que todas las fases ante-
riores de escrituración de nuestra tesis, que se han realizado sobre soportes digita-
les, se pierden por reescrituración o quedan en el ámbito privado del autor. No
obstante la implacable evolución tecnológica hace cada vez más frecuente que
esta versión definitiva aparezca también o exclusivamente en formato electrónico.

Éxodos y documentos 267


Innegables ventajas presenta la publicación a través de la red de redes, pero per-
mítanme señalar que hoy por hoy, aún posee unas desventajas muy significativas:
un libro electrónico no es algo con lo que uno se iría a la cama. Si además el tex-
to electrónico se acompaña de multimedia parece que invita mucho menos a pen-
sar que el libro en papel, en el que la lectura es un acto mucho más íntimo en el
que las palabras escritas al ser leídas muestran destellos de imágenes y evocan me-
táforas que adquieren significado a partir de la imaginación y de las propias expe-
riencias del lector. El mundo web parece un mundo de información y comunica-
ción, pero para mí el lenguaje no es sólo instrumento del comunicar, sino también
del pensar y lo que caracteriza a este es precisamente que no necesita del ver.
Esta publicación en papel o en formato electrónico gozará de nuestra
aprobación para su consulta y en definitiva estará integrada por los datos que el
autor incluyó en su cuaderno de laboratorio, más el trabajo de crítica y contex-
tualización que nos permitirán escoger las informaciones adecuadas, interpretar-
las de forma correcta y expresarlas con una acertada redacción que haga com-
prensible los fenómenos, procesos, o circunstancias que deseamos transmitir.
Otra cuestión que me voy a limitar a señalar es que todos somos sabedo-
res de que cuando publicamos un libro científico sobre un tema histórico no es
realmente nuestra versión definitiva, sino simplemente nuestra contribución a
fecha de hoy, pues el investigador-autor de la misma sabe perfectamente que una
investigación nunca está finalizada y que llegado un momento aplica una políti-
ca de Punto-Final temporal o no. Se cierran las investigaciones, se estructuran los
datos, se formulan tesis, se tratan de demostrar…, pero siempre quedaban cami-
nos en la investigación que no se siguieron, quizás porque de haberlo hecho el
propio proceso de búsqueda y análisis de los datos hubiera derivado en práctica-
mente inacabable. Aunque esta decisión es, sin duda alguna, racional y medita-
da por parte del autor en su fuero interno siempre queda esa llama encendida de
que la ruta no escogida, es un camino que él mismo o alguien debiera seguir en
un futuro.
Otra cuestión es la de conseguir una editorial o institución que nos publi-
que nuestro trabajo y entonces comienza otra fase de la investigación, que es la
de hacer uso de los contactos que uno ha ido haciendo durante el paso de los años
y comienza el ir ofreciendo nuestro estudio, ahora ya plasmado en un documen-
to de varios cientos de páginas o folios. Circunstancia que nos aproxima, y más
si uno busca una beca de investigación, a aquellos artistas e intelectuales del Re-
nacimiento necesitados de un mecenas que les financiara un proyecto artístico o
científico, o simplemente les asegurara un digno nivel de vida mientras se dedi-
caban a sus creaciones o elucubraciones. La sospecha que subyace en multitud de
ocasiones es si la aceptación o rechazo de nuestro libro por parte de estos patro-
cinadores-mecenas no se basa cuanto debiera en la calidad del proyecto o del tra-
bajo, sino en el nombre de los que lo firman y de sus contactos.

270 Francisco José Sanchis Moreno > Los demasiados papeles: reflexiones de un investigador
Como historiador no puedo dejar de pensar que los documentos digitales
invitan a la pérdida de una fuente informativa de gran valor, las tachaduras. Digo
invitan porque todos sabemos que permiten guardar versiones consecutivas de los
documentos, pero también somos conscientes que más allá de la necesaria copia
de seguridad que por razones de supervivencia investigadora uno realiza cada
cierto tiempo, la práctica hace que no se guarden de forma separada versiones de
un mismo documento, sino que se reescriban. Estas tachaduras que quedaban
siempre visibles cuando los procesos de investigación eran manuscritos pueden
ser de dos tipos: las que denotan un error de transcripción de una palabra o cifra
y que obviamente son las menos importantes, y las que se hallan vinculadas al
proceso intelectual. Estas nos hablan de lo que hemos pensado al leer este o aquel
documento, de las conexiones iniciales que se han producido en nuestro interior
y que posteriormente, a veces casi inmediatamente, hemos descartado, de las re-
elaboraciones de las frases en posteriores relecturas del texto inicial...
Los investigadores vemos como en el archivo el paso del tiempo no con-
vierte en obsoletos a los documentos, muy al contrario, el fluir del tiempo les au-
menta su valor y paralelamente modifica a su usuario. Poco a poco dejan de ser
consultados por los productores o receptores originales, para pasar a ser leídos por
esos buceadores del pasado ávidos de datos sobre una persona o campo del cono-
cimiento, que son los historiadores profesionales o de vocación. En unos casos
encontramos historias tristes que nos hablan de injusticias, crímenes…, que
como ya he señalado a medida que son leídas por nosotros se recrean de alguna
manera en nuestra mente, en otros lo hallado nos transporta a relaciones amoro-
sas, intelectuales…, y finalmente otros nos muestran datos “asépticos”, tales
como compra-ventas, solicitudes… Los investigadores sabemos de la importan-
cia de estos datos asépticos que unas veces permiten situar a un personaje en un
momento o lugar, o que junto a otros similares hacen posible trazar un perfil de
la persona investigada, etc.
Sin duda, otro de los grandes misterios y a la vez de los grandes atractivos
del documento es que el conocimiento se consigue no sólo de la información que
encierran las palabras escritas en ellos, tanto las escogidas como las desechadas,
o de lo que se deja entrever aunque expresamente no se señale, sino que también
los trazos que conforman las palabras y los signos que se inscriben en los mismos
nos hablan de las personas que los escribieron. Por ellos sabemos su formación
gráfica e intelectual, su edad aproximada, si padecen dolencias que afectan a su
capacidad escrituraria... Toda esta riqueza informacional está en peligro de ex-
tinción paradójicamente en la Sociedad de la Información, que superó el primer
estadio del documento impersonal que supuso ya en su día la mecanización, para
basarse en cuestiones como la necesidad de normalización documental y la firma
electrónica. Nuestros actuales documentos administrativos, y en buena medida
muchos de los privados, no hablan ya de nosotros más allá de lo que nosotros de-

Éxodos y documentos 271


cimos expresamente, simplemente rellenamos campos de un formulario o esco-
gemos entre formularios estandarizados.
El temor del investigador es siempre el de dejarnos llevar por nuestros de-
seos y acabar mostrando una imagen deformada y falseada de ese tiempo trans-
currido que nos habla a partir de datos sueltos, que nosotros conectamos a poste-
riori. El objetivo es, por tanto, tratar de evitar, y permítanme el paralelismo, cons-
truir una ermita con piedras procedentes de un templo romano y afirmar que la
ermita es romana; las piedras y mármoles (en nuestro caso los datos) lo serán,
pero el resultado nada tiene que ver con la religiosidad del mundo clásico.
Karl Popper en Los libros y el milagro de la democracia asegura que la cultu-
ra occidental nace con la aparición del mercado del libro en la Atenas del siglo
V a.C.: el libro comercial acaba con el libro sagrado, de éste último surgen los im-
perativos categóricos. A partir de entonces uno tiene en casa y a mano, lo que
antes sólo existía en el templo. Otro de los principios que sostienen las demo-
cracias actuales es el de transparencia en la actuación de las Administraciones
Públicas y el control social sobre esa actuación y ello sólo puede garantizarse me-
diante el acceso a la documentación de archivo. Esto genera otros usuarios-no
historiadores, para los que cuanto más amplia sea esta política de acceso, más fá-
cil será aplicar ese control social y mayor la transparencia; todo ello sin menos-
cabo de la defensa de la intimidad de las personas. Por supuesto este binomio de-
seo de información-intimidad provoca desajustes con los intereses de los usuarios
que centran su campo de estudio en el pasado más reciente.
A medida que el tema de estudio se aleja en el tiempo, el volumen de do-
cumentos conservados que le afectan se reduce paralelamente, llegándose en
multitud de ocasiones a conjeturar basándose en un único documento, y por su-
puesto maldecimos nuestra mala suerte. Si por desgracia toda la información do-
cumental sobre cualquier soporte en torno a un suceso, personaje o aconteci-
miento ha desaparecido como consecuencia del devenir histórico, este no existe,
porque no es posible recrearlo.
Nuestro estudio científico se basa en la interpretación de unos trazos que
se nos han conservado y cuando no existen se deriva a la invención, que no es
más que crear algo que antes no existía. Este es uno de los peligros que acechan
a los investigadores. Todos hemos sido tentados por estos cantos de sirena que
permiten solucionar tantos problemas en el campo de la investigación y alguna
vez hemos acabado por dar rienda suelta a nuestra imaginación, lo que implica
que nuestra investigación científica se ve “infectada” en aquellos puntos en los
que no ha quedado rastro alguno en las fuentes por ese virus que es la creación li-
teraria, que todo lo puede explicar. Esto en sí mismo no parece deshonesto, pues
se presenta como la solución adecuada para mantener un hilo discursivo cohe-
rente con la teoría o tesis que queremos transmitir. Lo peligroso es cuando esta
creación literario-histórica es la piedra angular sobre la que se basa nuestra tesis

272 Francisco José Sanchis Moreno > Los demasiados papeles: reflexiones de un investigador
y como verdaderos embaucadores tratamos de disimular la falta de argumentos
que la sostienen mediante la utilización de exagerados párrafos de citas y biblio-
grafía que de hecho no sustentan lo que pretendemos dar como cierto, sino que
hablan del contexto histórico en el que se enmarca el suceso o la temática del estudio.
Cuando la proximidad temporal y/o las circunstancias históricas han per-
mitido la conservación de multitud de documentos, también nos acordamos del
argelino Ibn Jaldún, que en el siglo XIV dijo “Los demasiados libros sobre un
tema hacen difícil estudiarlo”, que nosotros trasladamos a “los demasiados docu-
mentos sobre un tema hacen difícil estudiarlo”. Si a esto se añade que la huma-
nidad publica un libro cada medio minuto, nuestra capacidad de estar al día y do-
minar un tema es cada vez más ilusoria, pues como bien dice Gracián “Es mucho
el saber y poco el vivir”. Aceptando esta ignorancia, a la que podemos calificar
de sabia cuando intentamos una adecuada formación para escudriñar el pasado
con conocimiento de causa, no debemos sumergirnos en la melancolía, puesto
que nuestros microéxitos nos recompensan y el anhelo satisfecho de poder desli-
zar nuestra ávida mirada sobre el documento tantas y tantas veces deseado y fi-
nalmente encontrado, sólo puede ser entendido en su justa medida por aquel que
padece, como yo, este “mal” de la investigación del pasado.
Otra cuestión a tener muy en cuenta es el objeto final de esta investiga-
ción histórica. Es esperanzador el hecho de que se haya superado el concepto de
Patrimonio Histórico-Artístico, porque parece innegable que lleva vinculada una
valoración estética, o de documentos de gran relevancia por su contenido, en fa-
vor del de Patrimonio Cultural, puesto que la inmensa mayoría de los objetos que
integran el patrimonio tienen muy poco de “bonitos”, especialmente los que po-
demos encontrar en el archivo. Pero el Pasado es algo más que el Patrimonio, este
no deja de ser una reunión de cosas u objetos inertes, mientras que el Pasado in-
tegra estos objetos dentro de un conjunto de gentes y vinculaciones de todo tipo
que derivan en la actualidad, en nuestro hoy cotidiano. El Pasado no existe sin
investigación e interpretación, los objetos, los documentos… no son por sí mis-
mos el Pasado, aunque procedan de él.
La pregunta que vienen haciéndose los historiadores desde hace mucho
tiempo es doble ¿qué investigamos realmente y para qué?. Muchos argumentan
que el objeto de nuestro estudio es fijar una memoria colectiva de nuestra socie-
dad. Esto la verdad parece fácilmente abierto a manipulaciones ideológicas y por
tanto presenta un gran peligro científicamente hablando. Si nuestra finalidad es
documentar el Pasado para comprenderlo en sí mismo, creo que nos quedamos en
el primer estadio de nuestra misión. El punto final debe ser no tanto conocer las
sociedades del pasado más remoto o más próximo, puesto que fácilmente podría
argumentarse que estas son nuestra misma sociedad en un estadio evolutivo an-
terior, y por ello lo que debiera primar en nuestra investigación es llegar a las ac-
titudes, a los hombres, a los sucesos y a los procesos que han hecho evolucionar

Éxodos y documentos 273


a estas sociedades transformándola hasta llegar a la actual, con sus virtudes y sus
defectos. Así el fin de la Historia no debiera ser otro que el de mostrar cuándo, cómo
y de qué manera la sociedad ha ido evolucionando hasta nuestros días, para deter-
minar las causas y el origen de determinados fenómenos que nos afectan aún hoy, o
que se dieron en algún momento y luego desaparecieron y que, ahora sí, nos pueden
servir en el presente recuperando su conocimiento en la memoria colectiva.
El objetivo de la Historia no debe ser otro que utilizar el conocimiento del
pasado no como finalidad, sino como medio para entender el presente, la utopía
de nuestra profesión o devoción es sin duda alguna lograr que a través de la His-
toria, así entendida, se consiga despertar una conciencia crítica en nuestra socie-
dad al ofrecer al conjunto de los ciudadanos los instrumentos y los datos con-
trastados (aunque revisables pues estamos en una ciencia social) que le permitan
formar una opinión fundada sobre muchas de las cosas que nos afectan en la ac-
tualidad y así poder actuar y modelar nuestro futuro; por tanto nuestros actos co-
tidianos forman la historia. Pasado, Presente y Futuro se hallan vinculados indi-
solublemente por esta Ciencia que llamamos Historia y que muchos quieren pos-
tergar sólo a los tiempos antiguos. Esta ciencia, no lo olvidemos, tiene uno de sus
pilares básicos en el hecho de disponer de unas fuentes archivísticas no manipu-
ladas por las sociedades posteriores y que le permiten asomarse a retazos de ese
Pasado que no se encuentran deformados por el paso del tiempo o reinterpreta-
ciones de otros.

Notas
1
La idea inicial y el título de estas líneas nace tras la lectura del ensayo de Gabriel Zaid Los demasiados li-
bros.

274 Francisco José Sanchis Moreno > Los demasiados papeles: reflexiones de un investigador
bibliographia
VÍCTOR M. BELLO JIMÉNEZ

El Archivo,
¿un servicio público?
Congreso de Archivos en Canarias:
Libro de actas. Las Palmas de Gran Canaria:
Anroart ediciones, 2006, 701 p.
ISBN-13: 978-84-96577-70-1

En los últimos años, y así consta en las conclusiones de


congresos, jornadas y en la bibliografía especializada, se ha destacado como uno
de los principales objetivos de nuestra profesión, la necesidad de hacer partícipes
a los ciudadanos del patrimonio documental y de los archivos que lo custodia
como garantes de sus derechos en el marco de la tan anunciada transparencia ad-
ministrativa.
La diversificación de usuarios y de medios y modos de llegar a ellos hace
que la investigación e implantación de una política archivística amplia, cohesio-
nada y uniforme sea inevitable. Si por un lado hay que garantizar y facilitar el ac-
ceso de los usuarios más comunes (los investigadores), por otro nos vemos obli-
gados a indagar en la potencialidad de nuevos servicios que provoquen la aper-
tura de nuevas vías de comunicación con el ciudadano.
Como respuesta a estos planteamientos, se celebró durante los días 19, 20 y
21 de octubre de 2006, en el municipio de La Oliva (Fuerteventura, Las Palmas),
el I Congreso de Archivos en Canarias, cuyo libro de actas presentamos ahora.

Víctor M. Bello Jiménez


Archivero municipal de San Bartolomé de Tirajana (Las Palmas)
Vicepresidente de ASARCA

TABULA, Número 9, 2006, pp. 277-279


El libro se estructura según se hizo el propio congreso, con la salvedad de
que en estas actas se ha incluido una serie de comunicaciones cuya lectura no
tuvo cabida en el transcurso de las sesiones por el imperativo del tiempo. Mas,
dado su interés científico y necesidad de divulgación, la organización ha estima-
do oportuna su inserción en esta obra.
La apertura, como no podía ser de otro modo, tiene lugar con la conferencia
“El Archivo, ¿un servicio obligatorio en las administraciones actuales? ”, a cargo de Ju-
lia María Rodríguez Barredo, que hace un recorrido histórico por la legislación espa-
ñola y por el carácter de servicio público que han tenido siempre los archivos. Con-
tribuye a aumentar el valor de esta conferencia el repertorio de normativa en esta ma-
teria que se recoge al final más el análisis que de la misma se hace a lo largo del texto.
La primera sesión, titulada “Archivos y derechos de los ciudadanos”, co-
mienza con la ponencia de Julio Cerdá Díaz “Pensando en los ciudadanos, in-
ventamos el futuro. Archivos para el siglo XXI”. En ella, anuncia el deber de in-
sertar los archivos en la nueva era digital, con una perfecta visión del lugar que
ocupan en el nuevo “ecosistema de la información” y cómo para mejorar el ac-
ceso y el servicio público la tecnología es una pieza clave.
En este mismo marco, diversas comunicaciones profundizan en la apertu-
ra a la sociedad como nueva dimensión de la Archivística y la obligatoriedad de
la normalización para el buen servicio.
El tema elegido para la segunda sesión fue “Legislación y normativas ar-
chivísticas. Claves para un buen servicio”, que se centró en las necesidades de la
archivística canaria. Carlos Santana Jubells, en representación del Grupo de tra-
bajo sobre legislación archivística en Canarias de ASARCA, plasma en la po-
nencia “Una propuesta de desarrollo del Sistema y Red de Archivos de Canarias.
Estructura y principios de un servicio público”, la necesidad de esta creación
como instrumento de las administraciones canarias para la planificación y coor-
dinación de la organización y servicio de los archivos canarios de uso público y
de los documentos constituyentes del patrimonio documental.
Las comunicaciones se centran en la accesibilidad a los documentos y las
contradicciones que se recogen en la legislación vigente, además de la escasa dife-
renciación existente entre lo que es público y lo que es privado en lo que al patri-
monio documental de los colegios profesionales se refiere. Las diferentes ideas ex-
puestas se encaminan a una demanda común, la normalización del acceso a nivel na-
cional sin variantes geográficas y, por supuesto, a suprimir las restricciones existentes
al mínimo. También tiene cabida la carencia legislativa concerniente a la conserva-
ción de documentos electrónicos y los problemas de acceso por razones técnicas.
Cierra este bloque la conferencia de Carlos Alcalde Martín-Calero sobre el
programa de organización de archivos municipales de la Diputación Provincial de Va-
lladolid. Una actuación que ha supuesto un impulso de aquellos y un referente como
modelo de trabajo y colaboración a tener en cuenta en otros puntos geográficos.

278 Víctor M. Bello Jiménez > El Archivo, ¿un servicio público?...


La tercera sesión gira en torno a la “Rentabilidad social del Archivo”. La
ponencia “Archivos: planificar, gestionar, actuar! ”, de Joan Boadas i Raset, des-
taca por la presentación que hace de una “caja de herramientas” que, estructura-
da en 57 puntos ordenados alfabéticamente a modo de diccionario, plantea los
elementos que contribuirán al buen y correcto desarrollo tanto de nuestra profe-
sión como del servicio que debe prestar un archivo, resaltando la considerable di-
versificación a que está siendo sometida la labor del archivero, por lo que habría
que pasar a considerarlas “funciones del servicio de archivo” a cargo de un equi-
po interdisciplinar.
Las comunicaciones de este bloque temático diversifican el servicio desde
varios puntos de vista, como son la gestión para el servicio administrativo, los
software y la digitalización y la difusión cultural.
La conferencia de clausura corre a cargo de Didier Grange que, como Pre-
sidente de la Sección de Asociaciones profesionales de archiveros y gestores do-
cumentales del CIA / ICA, muestra la actividad asociacionista en el mundo y la
necesidad de ésta para el desarrollo tanto de nuestra profesión como de servicios
de gestión documental.
Por último, en esta obra, que supone una apuesta más de Anroart edicio-
nes por la publicación de textos sobre archivos, archivística y todo lo concer-
niente a nuestra profesión, se incluye un apéndice que recoge, íntegramente, la
“Norma de descripción archivística de Galicia (NOGADA). Propuesta inicial.
Versión 01”, elaborada por el Grupo de trabajo de archiveros de Galicia.
Si el I Congreso de Archivos en Canarias fue un éxito de asistencia, par-
ticipación y organización, el libro que recoge las actas del mismo es una obra de
referencia sobre el desarrollo de los archivos y su servicio, no sólo en el ámbito
canario sino también en el nacional, de este joven siglo XXI.

Éxodos y documentos 279


summaria
ESPAÑOL

Resúmenes analíticos

Los Pasajeros a Indias


José Antonio Sainz Varela
En este artículo se ve la evolución del flujo migratorio de España a América desde
los primeros años del descubrimiento hasta su independencia. Con el inicio de la
emigración desde Castilla hacia sus territorios americanos fue necesaria la creación
de instituciones para el control de ésta, las tres que más responsabilidades mantu-
vieron entre los siglos XVII y XIX fueron la Casa de la Contratación, el Consejo
de Indias y los Juzgados de Arribadas. Aunque en un principio no se establecieron
limitaciones a la emigración a nuevos territorios, a partir de 1518 comenzaron a es-
tablecerse filtros, entre los pasajeros “prohibidos” se encontraban los no cristianos,
los extranjeros, los delincuentes u ociosos y las mujeres salvo que fueran acompa-
ñadas de su marido o tutor. A pesar de que no constan en ningún registro oficial,
ya que la mayor parte de los emigrantes eran ilegales, sabemos mediante otros me-
dios que el total era de aproximadamente medio millón de españoles que emigra-
ron a América durante la Edad Moderna. La mayor parte de los emigrantes proce-
día de Andalucía aunque también eran numerosos los catalanes, los vascos y los ga-
llegos; Había varios grupos entre los inmigrantes, “los llamados” por un familiar o
socio comercial ya establecido en Indias, “los provistos” de un nombramiento civil
o militar o como dignidad eclesiástica, los mercaderes, los criados y los miembros
del clero. Para emigrar legalmente era imprescindible estar en posesión de las li-
cencias de pase y de embarque. La mayor parte de las fuentes documentales para el

Éxodos y documentos 281


estudio de la emigración de españoles a América se encuentran en el Archivo Ge-
neral de Indias en Sevilla, este archivo fue creado para tratar de desmentir las acu-
saciones de tiranía q pesaban sobre el dominio español de indias.
CASA DE CONTRATACIÓN, CONSEJO DE INDIAS, JUZGADOS DE ARRIBADAS, EMIGRACIÓN,
DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA, AMÉRICA, COLONIZACIÓN, CASTILLA, ARCHIVO GENERAL DE INDIAS.

Fuentes documentales para el estudio de los movimientos


migratorios en el Archivo General de la Administración
de Alcalá de Henares (Madrid)
Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña
Los movimientos migratorios representan y han representado uno de los fenó-
menos más característicos de los dos últimos siglos. En este sentido, las fuentes
documentales depositadas en el Archivo General de la Administración de Alca-
lá de Henares (Madrid), como archivo depositario de la historia contemporánea
española, se constituyen en un punto de partida fundamental para el estudio y
análisis de este fenómeno humano. Los fondos documentales para el estudio de
los diferentes tipos de migraciones –ya sean externas o internas, ya tengan moti-
vos políticos o económicos– son muy variadas y diversas: incluyen desde docu-
mentos producidos por los diferentes organismos ministeriales hasta fondos foto-
gráficos de gran interés.
MIGRACIÓN, EMIGRACIÓN, INMIGRACIÓN, MOVIMIENTOS MIGRATORIOS, EXILIO.

Productores de documentos en el contexto


del exilio español en México
Yolia Tortolero Cervantes
Este artículo está dedicado al patrimonio documental durante el exilio español en
México, analizando algunas de sus entidades productoras de documentación, cuyo
principal acervo nacional dedicado a resguardar, preservar y divulgar la cultura y
memoria de este período es el Ateneo Español. El archivo fotográfico de los Her-
manos Mayo, el archivo de José Gaos, el archivo histórico del Comité Técnico de
Ayuda a los Republicanos Españoles y el fondo Refugiados Españoles, han sido ob-
jeto de programas y proyectos archivísticos. Algunas de estas instituciones inter-
cambiaron reproducciones de sus fuentes documentales con el Archivo de la Gue-
rra Civil Española de la ciudad de Salamanca. Se hace especial hincapié en lo re-
comendable que resulta documentar las descripciones archivísticas con base en
elementos normalizados para el intercambio de fuentes archivísticas.
MÉXICO; EXILIO ESPAÑOL; ATENEO ESPAÑOL; PATRIMONIO DOCUMENTAL; FONDO;
DESCRIPCIÓN ARCHIVÍSTICA.

282 Resúmenes analíticos


Fuentes para el estudio de la emigración española:
El Centro de Documentación de la Emigración Española (CDEE)
de la Fundación 1º de Mayo
Susana Alba Monteserín y Ana Fernández Asperilla
En este artículo se realiza un breve recorrido por la historia migratoria española,
desde el siglo XIX hasta la actualidad. Se resalta el carácter del país como un es-
cenario, en el que se suceden movimientos de salida como de entrada de emi-
grantes, de naturaleza política o económica. Se repasan las fuentes documentales
del Centro de Documentación de la Emigración Española, que son en la actuali-
dad susceptibles de consulta pública. Es decir, los fondos que cuentan con el co-
rrespondiente inventario o catálogo. Se trata de fuentes que permiten la investi-
gación sobre los movimientos migratorios de carácter económico.
MIGRACIONES, MOVIMIENTOS MIGRATORIOS, ARCHIVOS, ESPAÑA.

El archivo de la Oficina de Asilo y Refugio:


los refugiados en España
Mª Teresa Muñoz Benavente
En el presente artículo se hace un recorrido por la historia de los refugiados has-
ta la actualidad, centrándose sobretodo en nuestro país y su legislación respecto
a este tema. El archivo de la oficina de asilo y refugio recoge la documentación
referente a las personas que reciben asilo en España.
ASILO, REFUGIADOS, ACNUR, OFICINA DE ASILO Y REFUGIO, ARCHIVO.

Los papeles para los papeles: importancia


de la acreditación documental en la situación
de las personas extranjeras en España
María Vallés Ferrero
En el siguiente artículo se analizan las distintas acepciones que tienen “los pape-
les”; sus utilidades, su vinculación a los archivos, los procedimientos para obte-
nerlos y las consecuencias para las personas extranjeras en España a partir de la
legislación que regula su situación jurídica. Para los extranjeros, los papeles son
sinónimo de derechos. Tenerlos o no puede cambiar su situación legal. Para estas
personas, los archivos españoles pueden acreditar su genealogía y conseguir así
determinados derechos. Y los archivos extranjeros también tienen una función
para ellos en España: acreditar sus antecedentes penales si los hubiera, lo cual im-
plica también la posesión o no de ciertos derechos.
PAPELES; EXTRANJEROS; DERECHOS; DOCUMENTOS; ARCHIVOS; ESPAÑA

Éxodos y documentos 283


Fuentes para el estudio de la emigración asturiana a América
en los archivos municipales (1850-1930)
Javier Sampedro García
Los últimos años del siglo XIX y principios del XX suponen para Asturias, y para el res-
to del país, un periodo marcado por un potente movimiento migratorio hacia Améri-
ca que recientemente ha experimentado un creciente interés entre los investigadores.
En torno a ello se hace un repaso de las fuentes documentales conservadas en los ar-
chivos municipales asturianos que recogen información sobre dicho fenómeno.
EMIGRACIÓN A AMÉRICA, FUENTES DOCUMENTALES, ASTURIAS, ARCHIVOS MUNICIPALES.

La evaluación de los programas informáticos


de gestión archivística
Raquel Gómez Díaz
La elección del software adecuado para cada centro es una tarea compleja en la
que hay que manejar un amplio conjunto de variables. Además de los parámetros
comunes a cualquier programa informático, independientemente de la tarea a
que se vaya a destinar, tendremos que considerar los objetivos concretos de la in-
formatización de la gestión archivística. Lo que se propone en el artículo es ver
cómo podemos recoger todas las informaciones que son necesarias para la elec-
ción de un software destinado a la gestión de documentos orgánicos, así como de
los centros encargados de hacer dicha gestión. Con el fin de sistematizar la reco-
gida de datos que facilite el posterior análisis, proponemos una tabla que nos ayu-
dará en la elección de la aplicación informática más apropiada.
GESTIÓN ELECTRÓNICA DE DOCUMENTOS; GED; INFORMATIZACIÓN DE ARCHIVOS;
SOFTWARE DE ARCHIVOS.

La protección del patrimonio documental


en el Derecho Administrativo Sancionador: principios generales
Luis Hernández Olivera. Luis Hernández Olivera
El Ordenamiento jurídico no se agota en las normas o reglas jurídicas sino que com-
prende también a los principios generales del Derecho. Son estos mismos principios
los que también deben regular la actividad sancionadora de la Administración, en
general, y en la protección de la legalidad en materia de archivos y patrimonio do-
cumental, en particular. Se analizan los principios de legalidad (la necesidad de pre-
determinación normativa de las conductas infractoras y de las sanciones), tipicidad
(la imposibilidad de castigar hechos u acciones cuya sanción no esté establecida en
la correspondiente norma de rango legal), non bis in idem (imposibilidad de san-
cionar los hechos que hayan sido sancionados penal o administrativamente); la cul-

284 Resúmenes analíticos


pabilidad (exigencias jurisprudenciales de dolo o culpa en sentido estricto), propor-
cionalidad (adecuación entre las infracciones cometidas y las sanciones impuestas )
y el de de retroacción de las normas más favorables (las medidas sancionadoras pue-
den producir efecto retroactivo cuando sean favorables para el infractor).
PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO DOCUMENTAL, DERECHO ADMINISTRATIVO, SANCIONES

Propuestas de organización para archivos eclesiásticos (1):


El Cuadro de clasificación de fondos parroquiales
de la Diócesis de Ciudad Rodrigo
Pedro Gómez González
El desarrollo de un proyecto para el fomento de los archivos de la Diócesis de
Ciudad Rodrigo, ha propiciado el estudio y desarrollo de propuestas de clasifica-
ción de varios tipos de fondos. Mediante una serie de artículos que ahora co-
mienzan, se tratará de ofrecer unas propuestas de cuadro de clasificación de ar-
chivos de instituciones eclesiásticos. Actualmente nos ocupa el tratamiento de la
documentación parroquial de esta demarcación diocesana.
ARCHIVOS ECLESIÁSTICOS, ORGANIZACIÓN DE ARCHIVOS, PARROQUIAS, CIUDAD RODRIGO

Los demasiados papeles: reflexiones de un investigador


Francisco José Sanchis Moreno
Cuando queremos documentarnos sobre un hecho o persona en profundidad nos
dirigimos a un archivo convirtiéndonos en investigadores, cuya acreditación nos
la da el carnet que nos proporcionará el responsable del centro. La mayoría de las
personas sienten cierto respeto a la hora de dirigirse a un archivo por el signifi-
cado de poder que ha tenido la documentación a lo largo de los siglos y el dere-
cho de acceso a solo unos pocos. La labor del investigador se complica cuando no
da con la documentación que busca o cuando hay demasiada y se hace difícil des-
menuzar esta; incluso a veces hay que cambiar el tema inicial de la investigación
por las complicaciones que van apareciendo. La persona que se dirige a buscar do-
cumentos en un archivo debe saber que no toda la información es fiable. La tec-
nología también ha cambiado las costumbres de los investigadores, y ahora en lu-
gar de hacer anotaciones en un cuaderno se hacen en un ordenador portátil, de-
jando así de lado rasgos característicos de un trabajo de investigación como las
tachaduras y anotaciones al margen, las cuales hacían grandes revelaciones. Tam-
bién nos encontramos en nuestra investigación con documentos en soporte digi-
tal, distintos del papel tradicional. Y cuando el investigador llega al final de su
investigación se plantea un nuevo camino a seguir para posteriores estudios.
ARCHIVO; INVESTIGADOR; INVESTIGACIÓN; DOCUMENTACIÓN; HISTORIA; INFORMACIÓN; TESTIMONIOS

Éxodos y documentos 285


summaria
ENGLISH

Analytic summaries

The passengers to America


José Antonio Sainz Varela
In this article we see the emigration evolution from Spain to America since the ear-
ly years of the discovery to the independence of America. With the beginning of
the emigration from Castilla to its american lands was necessary the creation of in-
stitutions for the control of the emigration, they were “la Casa de la Contratación”,
“el Consejo de Indias” and “los Juzgados de Arribadas”. Although in the first years
it was no limits with the emigrants, since 1518 it was stated restrictions, among the
banned passengers were the not Christians, the foreign, the criminals and the
women unless they were in company of a husband or tutor. Although the main part
of the emigrants were illegal, so they weren’t registered, we know through other re-
sources that 500000 Spanish people emigrated to America during the period from
the Middle Ages to the French Revolution. The main part of the emigrants were
from Andalucía, although they were a big number of “catalanes”, “vascos” and “gal-
legos”; They were different groups among the emigrants, “the called” by the family
or a commercial partner in America, “the provided” of a civil or military appoint-
ment, the merchants, the servants and the clergy members. To emigrate legally it
was indispensable to have the licences of pass and boarding. The main part of the
documentary sources are in the Indian General Archive, in Sevilla, this archive
was created to refute the accusations of tyranny that surrounded Spain.
CASA DE CONTRATACIÓN, CONSEJO DE INDIAS, JUZGADOS DE ARRIBADAS, EMIGRATION
AMERICA DISCOVERY, AMERICA, COLONIZATION, CASTILLA, ARCHIVO GENERAL DE INDIAS.,

Éxodos y documentos 287


Documentary sources for the study of the migratory movements
in the Archivo General de la Administración of Alcalá de Henares
(Madrid)
Beatriz Contreras Gómez, Javier Díez Llamazares y María Teresa Piris Peña
The migratory movements represent and have represented one of the most typ-
ical phenomena of the two last centuries. In this respect, the documentary
sources stored in the Archivo General de la Administración in Alcalá de
Henares (Madrid), as the repository of the Spanish contemporary history, imply
a fundamental point of departure for the study and analysis of this human phe-
nomenon. The documentary fonds for the study of the different types of migra-
tions –either abroad or domestic, either having political or economic motiva-
tions– are varied and diverse and include from documents produced by the dif-
ferent governmental organisms to very interesting photographic fonds.
MIGRATION, EMIGRATION, IMMIGRATION, MIGRATORY MOVEMENTS, EXILE

Document producers in the context of Spanish exile in México


Yolia Tortolero Cervantes
This article is dedicated to documentary heritage along Spanish exile in Mexico,
analysing some their producing firms of documentation, whose main national
heritage dedicated to protect, to maintain and to spread the culture and memo-
ry of this period is the Spanish Cultural. The Mayo Brethren’s photographic
archive, the José Gao archive, the historic archive of the Technical Committee
of Help to Spanish Republicans and the collection Spanish Refuges, have been
object of programmes and archivist projects. Some of these institutions ex-
changed reproductions of their documentary sources with the Archive of Civil
Spanish War of the city of Salamanca. It be does special emphasize on advisable
that’s to document archivist descriptions with basis on normalized elements to
exchange of archivist sources.
MEXICO; SPANISH EXILE; SPANISH CULTURAL CENTRE; DOCUMENTARY HERITAGE; COLLEC-
TION; ARCHIVISTIC DESCRIPTION.

Sources for the study of the Spanish emigration:


The Centro de Documentación de la Emigración Española
(CDEE) of the Fundación 1º de Mayo
Susana Alba Monteserín y Ana Fernández Asperilla
In this paper on sources for the study of Spanish emigration, we briefly examine
Spanish migratory history from the 19th Century to the present. The character of
the country as a scenario for the successive exit movements as well as migrant

288 Analytic summaries


entry for political or economic reasons will be emphasized. The documentary
sources from the Centre for Documentation on Spanish Emigration, currently
available for public consultation/reference are used, i.e. either catalogued or in
the inventory. These resources allow research on migratory movements of an
economic nature.
MIGRATIONS, MIGRATORY MOVEMENTS, ARCHIVES, SPAIN.

The Archive of Refuge and Asylum Office: The refugees in Spain


Mª Teresa Muñoz Benavente
In this article we’ll know the history of the refugees, this article is focus on Spain
and its laws about refuge. The archive of the refuge and asylum office collects the
documentation about the refugees in Spain.
ASYLUM, REFUGEES, ACNUR, ASYLUM AND REFUGE OFFICE, ARCHIVE

The papers for the papers: importance of the documentary


accreditation for the foreign persons in Spain
María Vallés Ferrero
On the next article be analysing different meanings that have “the papers”; their
usefulness, their link to archives, procedures to get them and consequences to
foreign persons in Spain since legislation that regulates their juridical situation.
For foreigners, the papers are synonymous of rights. Their legal situation ca be
changed for have them or. For these persons, Spanish archives can to give cred-
it to their genealogy and to obtain like that rights. And foreign archives have
also a function to theirs in Spain: to give credit to their criminal record if they
were, this also implies possession or not possession of some rights.
PAPERS; FOREIGNERS; RIGHTS; DOCUMENTS; ARCHIVES; SPAIN.

Sources for the study of the Asturian emigration to America


in the municipal archives (1850-1930)
Javier Sampedro García
The last years of century XIX and principles of the XX suppose for Asturias, and the
rest of the country a period marked by a powerful migratory movement towards Amer-
ica that recently has experienced an increasing interest between the investigators.
Around it makes a review of the conserved documentary sources in the Asturian
municipal archives that this phenomenon.
EMIGRATION TO AMERICA, DOCUMENTARY SOURCES, ASTURIAS, MUNICIPAL ARCHIVES

Éxodos y documentos 289


The evaluation of the archival management software
Raquel Gómez Díaz
The election of the appropriate software for each centre is a complex task that
requires the use of an extensive combination of variables. Besides the parameters
common to any computer program, independently of the task intend for it, we
will have to consider the specific objectives in the record and archival manage-
ment. Our intention is to show how we can to all the informations which is
necesary for the election of a software destined for the record management and
the centres where they are treated. With the aim of systematize the collect of
data which facilitates the following analysis, we propose a pattern for helping the
election of the most usefully computer program.
RECORD KEEPING SYSTEM, DOCUMENT ELECTRONIC MANAGEMENT; ARCHIVAL SOFTWARE;
ARCHIVES COMPUTERIZATION

The protection of the documentary patrimony


in the Sanctioning Administrative Law: general principles
Luis Hernández Olivera. Luis Hernández Olivera
The Legal System doesn’t sell out in legal rules but that also comprises to gener-
al principles of the Law. These are same principles that must also regulate the
sanctioned activity of the Administration, in general, and in protection of legal-
ity in subject of archives and documentary patrimony, in particular. Be analyze
principles of legality (need of rules predetermination of unlawful behaviour and
sanctions), typical (impossibility of to sanction events or actions whose sanction
wasn’t established in the appropriate rule of legal rank), non bis in idem (impos-
sibility of to sanction events that were been sanctioned penal or administrative-
ly); guilt (jurisprudential exigencies of grief or fault in strict sense), proportion-
ality (adaptation between offenses made and sanctions versed) and of retroaction
of rules more favourable (sanctioned measures can to produce retroactive effect
when they are favourable for people that infringe law).
PROTECTION OF THE DOCUMENTARY PATRIMONY; ADMINISTRATIVE LAW; SANCTIONS

Proposition of organization for ecclesiastic archives (1):


The classification system of parochial archives
of the Diocese of Ciudad Rodrigo
Pedro Gómez González
The development of a project for the promotion of the archives of the Diocese
of Ciudad Rodrigo, has caused the study and development of proposals of classi-
fication of several types of archives. By means of a series of articles that now be-
gin, one will be to offer proposals of classification of ecclesiastical archives. At

290 Analytic summaries


the moment it occupies the treatment to us of the parochial documentation of
this diocesana demarcation.
ECCLESIASTICAL ARCHIVES, ARCHIVES ARRANGEMENT, PARISHES, CIUDAD RODRIGO

Too many papers: reflections of an investigator


Francisco José Sanchis Moreno
When we want to do one’s research in depth about a fact or a person, we head
for an archive, and we turn into researchers, with a supporting pass which will
give us the responsible of the centre. Most people feel certain respect when they
have to go to an archive because of the meaning of power which has had docu-
mentation all through the centuries and because of the restricted access. The
task of the researcher gets complicated when he or she doesn’t find the docu-
mentation that he or she was looking for, or when there are too much docu-
mentation and it’s difficult to examine minutely these documentation; even
sometimes it’s necessary to change the initial subject of the research because of
the complications that start to appear. The person that goes to look for docu-
ments in an archive must know that not all the information is reliable. The tech-
nology has also changed the habits of the researchers and now instead of makes
the notes in a notebook they make them in a portable computer, setting the dis-
tinctive features of a work of research aside, like the erasures and the marginal
notes which made great revelations. We also find in our research documents in
digital support, different from the traditional paper. And when the researcher fin-
ishes his or her research a new way it’s expressed to continue making studies.
ARCHIVE; RESEARCHER; RESEARCH; DOCUMENTATION; HISTORY;INFORMATION;TESTIMONIES

Éxodos y documentos 291


ISBN 84-611-4814-2

9 788461 148141

9 TABULA
2006

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