Maestría en Educación Superior Con Mención en Diseño Y Gestión de Aulas Digitales
Maestría en Educación Superior Con Mención en Diseño Y Gestión de Aulas Digitales
Maestría en Educación Superior Con Mención en Diseño Y Gestión de Aulas Digitales
UNIVERSIDAD Y DESARROLLO
Docente:
Mg. Sc. Ninoska Tórrez Paiva
La Paz, 2023
1
DOSSIER PEDAGÓGICO
COMPETENCIA ESPECÍFICA. UNIDAD III. LA UNIVERSIDAD EN EL SIGLO XXI
La formación integral y con calidad que debe encarar la docencia universitaria en su relación con
la aceleración en el mundo de los procesos tecnológicos, demográficos, urbanos, ambientales,
sociales, productivos, económicos, entre otros, instan a la necesidad de desarrollar en el docente
competencias que no solo conduzcan a constantes tareas de investigación en su sentido más amplio
(puede ser resolución de problemas, planificación de proyectos, estudios de caso, entre otros); sino,
a que la práctica docente permanentemente actualizada vincule los contenidos presentados con las
necesidades del medio, no sólo transfiriendo, sino y fundamentalmente escuchando, aprendiendo
y reflexionando sobre esos contenido brindados como mensajes del propio medio o comunidad.
Este proceso implica el empleo de capacidades de los docentes, por sí, investigadores para
implementar, adaptar y aplicar el conocimiento profesional a necesidades para el medio o
comunidad. “La actividad debe procurar la transferencia del saber universitario, en condiciones de
alta calidad y óptima adecuación a las necesidades presentes y futuras del escenario económico y
social” (Alvarado, 2014).
En ese entendido, se reconoce que la formación de los futuros profesionales hoy constituye uno de
los aspectos más importantes y de mayor interés que debe tener presente el docente y las
universidades, para así lograr la excelencia educativa. “En otras palabras la sociedad posmodernista
requiere de docentes cada día con mayor presupuesto epistemológico, dispuesto a asumir la
diversidad del conocimiento, liderazgo, ser más creativos e innovadores para facilitar el proceso
de enseñanza y aprendizaje, de esta forma adaptarse a la nueva visión de la universidad del siglo
XXI” (Farnos, 2018).
Al respecto, muchas son las teóricas, explicaciones, debates y retos de cuál y cómo debe ser el
papel del docente universitario en el siglo XXI. En definitiva, las transformaciones que está
viviendo el mundo en materia educativa, económica, social, política y cultural, aunado a los
grandes avances de la ciencia, la tecnología y la información, producen un nuevo contexto socio
histórico donde las sociedades deben asumir cambios y retos constantes.
Todos estos cambios, lógicamente, han impactado al sistema educativo universitario estableciendo
una nueva concepción filosófica en los docentes y en las instituciones de educación superior. Esta
realidad conlleva al surgimiento de nuevos requerimientos y prácticas de gestión para el docente,
para responder de forma eficiente y efectiva a los cambios experimentados (Hernández, 2008).
Así, se va desarrollando la concepción del docente como un Gestor Axiológico Cultural de las
transformaciones sociales1 que tendrá la misión de buscar que la educación del estudiante esté
centrada en los valores humanos y sociales (SER) y no sólo en el conocimiento y las habilidades
(SABER y HACER).
“…el profesional del mañana no debe ser igual al de hoy en día, todo este proceso no recae
solamente en la universidad, como institución abstracta, sino el docente tiene responsabilidad en el
desarrollo integral de los profesionales universitarios" (Farnos, 2018). Ello, porque la formación
de la persona debe ser profunda, integral y sensible en cuanto al compromiso social, la conservación
y respeto de la diversidad cultural y del ambiente.
1
Término acuñado desde 2018 para responder a las exigencias y retos de la actual didáctica activa desde enfoques
como el basado en competencias y la actuación de educación integral que el docente debe ya encarar en la formación
de los nuevos profesionales.
4
Por tanto, el docente, debe apuntar a:
Esta situación merece una especial atención puesto que el papel del docente en el siglo XXI, será
cada vez más complejo debido a la especificidad histórica cultural en las dimensiones ética,
política, culturales, económica, jurídico. En ese sentido muchos señalan que la universidad y los
docentes tienen la misión de estar al servicio de los intereses del país, esto con el fin de promover
cambios y desarrollo para la búsqueda del bienestar colectivo de la sociedad. Por tal razón, es
necesario que el docente asuma una actitud crítica desde su propia formación epistemológica y su
cultura investigativa.
En el marco de lo expuesto, según autores como Alles, (2012), De Juan Herrero, J. (2006), Farnos,
J. (2018) y Hernández, Y, (2008), las Competencias generales del docente del siglo XXI son:
Visión sistémica. El docente debe ser capaz de ver el todo para poder distinguir las partes en sus
relaciones, causas, efectos, transformaciones y adaptaciones constantes para poder establecer
comprensión, análisis, síntesis, inferencia y valoración de los fenómenos vistos, ello en la selección
de los contenidos que realice en estricta relación con su utilidad y pertinencia. Además, la
planificación de sus estrategias y el desarrollo de los procesos inherentes a las mismas deben ser
gestadas desde esa visión del todo de multiinfluencias y multicausas, a lo que también responde el
proceso evaluativo integral que los enfoques activos de aprendizaje significativo exigen.
Transposición didáctica. El docente comprende que lo que estructura tiene como fin lograr
aprendizajes; por tanto, desnaturaliza el saber académico y mediante modificaciones cualitativas
lo hace aprendible para el estudiante, a partir de sus exposiciones y la ejecución de sus estrategias.
Por lo tanto, el docente adicionalmente al dominio que debe tener sobre su disciplina o
conocimiento experto-técnico-especializado, debe planificar y gestar su práctica desde estrategias
didácticas activas que faciliten la transformación de los contenidos (seleccionados por su utilidad
y pertinencia) en objetos menos complejos aplicables, recreados a ciertas necesidades, adaptados a
ciertas circunstancias. Ello, sin dejar de lado el conocimiento actitudinal visualizadas durante la
apropiación que él o ella y el estudiante hacen del objeto del saber, motivando con ello un
aprendizaje contextualizado en sus estudiantes, que no es otra cosa que un aprendizaje
significativo, “con sentido”.
Liderazgo. Conocido también como el nuevo rol del docente de guía o facilitador de aprendizajes,
que corresponde a todo un modelo de docente y que implica acciones, tales como:
• Diagnosticar problemas.
• Formular competencias.
• Colaboración en las dificultades que emerjan en el clima áulico.
• Evaluar integralmente el conocimiento.
• Reorientar o retroalimentar constantemente el aprendizaje logrado.
“Es capacitar para que aprendan por sí mismos, para que aprendan a aprender, para que aprendan
a pensar. El docente se contempla como la persona que está al lado del estudiante para potenciarlo
como un adulto autónomo. Su finalidad, guiarlo hacia la responsabilidad, la toma de decisiones y
la libertad” (Campos-Redondo, 2009).
Método. Se visibiliza en las competencias específicas que deben ser desarrolladas vistas a
continuación.
Trabajo en equipo. El trabajo cooperativo es entendido como el método más eficiente en el mundo
laboral que debe ser potenciado en los profesionales de nuestro siglo, como competencia laboral,
ya que es exigido y apreciado en las distintas corporaciones, industrias, etc. Pero, además, desde la
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neuroeducación se establece que las zonas de aprendizaje del cerebro se activan con mayor fuerza
cuando se realiza el trabajo con otros y se coopera en la realización de un producto, además de
estimular y, por tanto, motivar. El aprendizaje adquirido pasa a la memoria a largo plazo y se hace
recordable para la solución en otros momentos y contextos.
De allí que el docente para poder potenciarlo, a partir del método del aprendizaje cooperativo, debe
poseer la competencia de organizar, diseñar y efectuar el trabajo de equipo con sus pares, para no
solo transferir esa competencia, sino lograr planes holísticos e integrales.
Conocimiento de las TICs, TACs y TECs. Demás esta plantear que la digitalización de la
educación (en realidad de toda construcción social) es el panorama de construcción cultural hoy.
El manejo del entorno digital con todos los recursos que del mismo se desprenden es una
competencia vital en el manejo de la docencia universitaria. Ello, parte de un hecho muy simple,
pero real, no se puede quitar a las generaciones actuales el modo de vida que las caracteriza y donde
crean y recrean su propia existencia como seres sociales, no se puede educar a la generación del
siglo XXI como se educó a la generación del siglo XX. Poner a la educación por debajo de la época
que tocó vivir al educando, es, simplemente, no educar.
Empatía. Es una competencia actitudinal, considerada como uno de los pilares de desarrollo de la
inteligencia emocional que se encauza a la capacidad que tiene el docente de entender y compartir
el estado emocional de los demás y que se constituye en la piedra angular para establecer
interacciones positivas y generar climas áulicos positivos para el aprendizaje.
“La empatía permite “leer” a las personas, comprenderlas y entender cómo se sienten ante
determinadas situaciones. Los docentes empáticos, que tienen la capacidad de ver más allá de las
calificaciones y los rostros de los estudiantes, son esenciales para una formación de calidad, de
acuerdo a más de un estudio en la comprensión de la inteligencia emocional” (Farnos, 2018).
Lo anterior, permite establecer una buena relación entre docente y estudiante en la que este último
puede sentirse comprendido, generando en él o ella una sensación de bienestar y sobre todo, le hace
sentir que importa.
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Transformación. Demás está decir que el desarrollo de las anteriores competencias permite el
desarrollo de ésta. Transformar el proceso de enseñanza – aprendizaje, es el mayor reto de la
docencia universitaria.
✓ Explorar las necesidades e intereses de los estudiantes, conjuncionando con las necesidades
e intereses del marco social en relación a la profesión.
✓ Seleccionar las estrategias y técnicas didácticas activas coherentes con los anteriores
componentes de la planificación.
✓ Motivar a partir de la relevancia de los contenidos y la actividad que generan las estrategias.
Las competencias descritas, tanto generales como especializadas, deben estar presentes en el
docente que aspira a incorporar a los nuevos profesionales de forma efectiva al proceso de cambio
y transformación del nuevo mercado laboral en la sociedad del siglo XXI.
Es importante resaltar que a esto se debe agregar, además, las siguientes competencias
transversales del docente del siglo XXI que van a dinamizar la conjugación del éxito entre las
partes que involucran el proceso de enseñanza y aprendizaje:
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Competencias transversales del docente del siglo XXI
Equidad pedagógica. A cada quien lo que le corresponde. Se relaciona directamente con la ética
profesional y personal del docente.
Estrategia de compromiso. Hacia lo que implica su rol, el rol de la universidad y las necesidades
del contexto.
En definitiva, las universidades hoy en día están experimentando cambios producto de una nueva
concepción filosófica que comienza a gestarse. Por tal razón, la nueva realidad exige a las
universidades nacionales y privadas a todos sus docentes una adecuación constante y un cambio
paradigmático continúo que conduzca a ser una persona cada vez más humana y más crítica.
“Los docentes y su formación inicial y continuada, debe cambiar también radicalmente, su rol
actual ya carece de sentido y deben pasar a ser facilitadores de un mejor aprendizaje…por tanto, o
se hace este planteamiento o pasarán a ser prescindibles” (Farnos, 2018).
Finalmente, la reflexión de este y vital pilar de la universidad, la docencia, debe atravesar el hecho
de la orientación de los contenidos presentados. Lo cuales en razón de su carácter científico y que
las disciplinas, por las características de su enseñabilidad, implican un proceso metodológico que
debe respetarse, deben ser muy bien analizados.
El análisis se concentra en el hecho de qué contenidos son relevantes que plantea otro problema:
No es suficiente que el docente, defina qué conocimientos hay que desarrollar, sino debe observar
la RELEVANCIA de los mismos para el accionar profesional en la resolución de problemas reales
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en contextos reales. Este hecho tiene que ver con la elección didáctica de los contenidos.
Ello, porque se debe trabajar hacia una integración del aprendizaje institucional y orientado hacia
la experiencia desde la comprensión que el ser humano aprende por auto apropiación, dado que no
se le puede “dar” el conocimiento, sino que lo tiene que recrear en su propia cognición; entonces,
el enfoque de formación que se debe adoptar debe orientarse al diseño de una cultura de aprendizaje
de aplicación en contextos reales de actuación.
1.2 La investigación
La investigación científica, relación absolutamente estrecha con el primer pilar visto y el tercero
que se analizará después, es el proceso que contribuye a la formación de recursos humanos de alta
calificación y que interactúa con la vida económica y social del país en la solución de los problemas
de la práctica social mediante la vinculación de lo que sé, con lo que hago y con lo que soy, el
estudio - el trabajo-la vida. Cumpliendo una importante función en el desarrollo científico – técnico
de un país.
La ciencia, debe tener un estrecho vínculo con la Estrategia del desarrollo económico y social que
plantea el Estado, a partir de la formulación de programas de investigación a nivel macro. En ese
marco de desarrollo nacional, tiene que incorporarse la institución universitaria, de manera que ésta
se sume a los planes científicos de desarrollo nacional y realice las investigaciones organizadas a
partir de las prioridades detectadas a nivel nacional, para garantizar de este modo los planes
socioeconómicos del país (Alvarado, 2014).
Entre los ejecutores se deben incluir no solo a los docentes e investigadores, también a estudiantes
avanzados, graduados y personal administrativo de la Universidad. De esta manera, el quehacer
cultural se vincula con el fenómeno social a fin de producir las transformaciones necesarias para el
logro de una mejor calidad de vida
Lo que hoy se pide y requiera en los últimos encuentros de educación superior, mundial y
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continental es integrar el concepto de desarrollo sustentable e integrarlo en procesos de enseñanza-
investigación y a partir de ello en los de asistencia a la comunidad de la universidad.
Esto a veces requiere romper estructuras tradicionales y entender el estudio del ambiente como una
materia de naturaleza interdisciplinaria y una ciencia aplicada, abarcando la interacción de distintas
disciplinas tanto sociales, culturales y económicas como ambientales, que convencionalmente
habían sido tratadas, como disciplinas independientes (Alles, 2012).
De esta manera, la enseñanza e investigación en la universidad dentro del marco del desarrollo
sustentable debe introducir la percepción del ambiente y la naturaleza como un volumen limitado
(finito) de recursos y que hoy por hoy debe formar parte de cualquier proyecto de docencia e
investigación.
La extensión como función y como proceso universitario promueve el desarrollo cultural y a la vez
es comunicación que implica la existencia de dos canales, un emisor (universidad) y un receptor
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(sociedad). El resultado del proceso de comunicación educativa implica la relevancia que se
interpreta como el grado de importancia o significación que se alcanza como resultado de satisfacer
la necesidad social y el proceso extensionista.
Las principales decisiones estratégicas que hacen al proceso de extensión universitaria son:
c) Direcciones estratégicas que van desde la extensión intra universitaria a la extensión Extra
universitaria.
Como se planteó, las acciones de extensión adquieren así, el carácter de acciones de transferencia
de conocimientos disponibles y utilizables, del mayor nivel de excelencia ya que, como se dijo, la
actividad universitaria no es una actividad unidireccional, sino que debe producirse un diálogo
entre el que da Universidad y el que recibe Sociedad-Comunidad. Entonces, es necesaria la
presencia e interacción académica mediante la cual, la universidad aporta a la sociedad en forma
especializada tanto el logro de sus docentes y de su investigación.
“No es suficiente abrir las puertas de la universidad al medio, no alcanza con ofrecer lo que sabe
hacer, ni con hacer lo que se demanda; hoy la Universidad debe hacer lo que es necesario. El desafío
es integrar a la Universidad con la Sociedad e involucrarse para elaborar una respuesta útil y
comprometida, no sólo con el futuro, sino con el presente” (De Juan Herrero, 2006).
Por otra parte, la extensión universitaria significa ofrecer algo a la sociedad, intentar enriquecerla
en su cultura, brindarle una herramienta, un conocimiento, una idea, una creación, informar y
compartir algo como una técnica, un invento, un descubrimiento, un avance, una mejor calidad de
vida o una posibilidad de desarrollo. Es decir que debe existir una interacción creadora entre
universidad y comunidad, mediante la cual el quehacer cultural se vincula con el fenómeno social
a fin de producir las transformaciones necesarias para el logro de una mejor calidad de vida.
Los intercambios entre universidad y sociedad que se producen con la efectivización de los tres
pilares sientan sus bases en el conocimiento científico adecuado en distintas escalas espaciales y
temporales, contemplando, en primera instancia, un análisis global hacia un marco regional,
mediante un tratamiento desde distintas disciplinas de las dinámicas emergentes. Ello será una base
fundamental para la aplicación de acciones que permitan alcanzar un equilibrio entre el desarrollo
socioeconómico, las necesidades de los pobladores y la protección del ambiente.
Finalmente, la universidad en su relación con la sociedad, como complejo que es, no puede alejarse
en su desenvolvimiento de la misión que tiene, del encargo social que la propia sociedad le otorga.
Así, su funcionamiento tiene que estar enmarcado en el desarrollo de sus tres pilares
fundamentales: Docencia, investigación e interacción.
Los rasgos que componen el contexto social en el que hoy se desenvuelve la relación universidad-
sociedad desde los tres pilares analizados, en lo que compete al siglo XXI son vistos a continuación.
Se aclara que la construcción de estas perspectivas o corrientes sobre la relación universidad
sociedad se realizan en base a la conjunción de trabajos de reconocidos autores sobre el tema
Mientras las sociedades se van complejizado, las demandas hacia las universidades se han hecho
también más complejas y diversas. La literatura sobre el tema2 analiza que la vinculación sociedad-
economía-universidad ha tenido un desarrollo muy desigual, si se trata de los países desarrollados
y en desarrollo y por cuenta no sólo de las diferencias en los procesos de industrialización y de
producción de la ciencia y la tecnología, sino también por los intereses que han acompañado a las
propias instituciones universitarias.
2
Revísese, por ejemplo, Wetsbury (2002) Hacia dónde va el currículum o Inayatullah (2003) La universidad en
transformación
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manera, la extensión toma un carácter de proyección y de intervención en los sectores de influencia
de la institución.” (Inayatullah, 2003).
Por tanto, desde la visión economicista, es claro que, al momento de definir la pertinencia de la
universidad, se privilegian los aspectos que determinan los intereses del sector productivo y, de
alguna manera, puede decirse que se busca una adecuación del sistema universitario al sistema de
producción. Ahora bien, la formulación de estas perspectivas y su diferenciación, no significa que
los procesos reales se comporten de esa manera “como siempre sucede, la realidad es más compleja
y rica que las interpretaciones que hagamos de ella; pero, sin duda, esta sistematización constituye
un avance en la comprensión de la problemática de la pertinencia de la universidad con la sociedad
actual” (Barnett, 2011).
Se configura pensar que la universidad no tiene otra alternativa que asumir su destino actual y
convertirse en una empresa del conocimiento, sujeta a las leyes y los mecanismos que regulan el
mercado de los bienes y servicios. Acepta de manera acrítica las políticas y decisiones que los
organismos multilaterales y los gobiernos han adoptado para la modernización de la universidad.
El segundo es el rol del Estado. No hay duda de que los gobiernos de la región (se habla de
América Latina), como parte de una política multinacional, han disminuido significativamente los
recursos asignados a las universidades, afectando sus actividades básicas y presionando la venta de
servicios y su entrada al mercado del conocimiento, con la gravedad de que al considerar el
conocimiento como una mercancía, los países altamente industrializados y con mayor capacidad
de producirlo a más bajo precio, ponen sus productos en el mercado, desplazando los productos de
esta región del mundo.
El tercero es el impacto asimétrico de los cambios en los modos de producción del conocimiento,
que colocan a la universidad frente al desafío de replantear sus estructuras orgánicas.
Si se nota en estos tres aspectos se deja de lado lo social y, de algún modo, lo cultural. “Pero es
comprensible en cuanto que esta corriente entiende la pertinencia de la universidad en su
funcionamiento social en función de la relación universidad-empresa y ésta como interlocutora del
tejido social” (Malagón, 2019).
Algo que no se puede negar hoy, la llamada triple hélice (Estado, Empresa, Universidad) que
corresponde a la pertinencia institucional y curricular de este enfoque de relación universidad-
empresa (VUSP) irrumpe con fuerza en el mundo de los nuevos escenarios para la educación
superior y, de alguna manera, constituye la estrategia fundamental para el desarrollo de tres
acciones que han sido vista como prioritarias en el mundo de hoy para la universidad:
• La competitividad,
• La innovación.
• La transformación de la universidad.
En América Laina la VUSP se ha desarrollado con mayor intensidad en Brasil, México y Argentina,
pero que múltiples factores coyunturales han ido desestimulando esta estrategia.
Para muchos críticos como Bernett y Malagón, citados en el presente dossier, la adopción de esta
perspectiva o enfoque mercantilista de la universidad claramente visible en el contexto actual,
lesiona, no sólo el patrimonio histórico sino la capacidad de crítica y de interlocución controversial
que le es inherente al conocimiento científico.
Se debe tener en cuenta que la vinculación universidad-sociedad debe ser visualizada a través de
tres formas fundamentales: “Responsabilización, entendida como una mayor sensibilidad al
contexto y que se traduce en una apropiación de la problemática social y una mayor integración
con las dinámicas que devienen de esa problemática, igualmente como la obligación de informar a
otros, de explicar, de justificar, de responder preguntas acerca de la manera en que se han usado
los recursos; de confianza con las comunidades, entendidas como la participación de las
comunidades en los desarrollos de la educación superior y de ésta en los procesos de las
comunidades; y la vinculación con los mercados, entendida como la venta de bienes y servicios a
la industria, al comercio y a quien necesite de sus productos” (Malagón, 2019).
Finalmente, tres elementos son claros en la conceptualización de este enfoque economicista sobre
la relación universidad sociedad:
Conozcamos algunos de sus postulados centrales desde los planteamientos de anteriores autores y
la recopilación realizada por Malagón.
Se reconoce en la producción del conocimiento una de las formas más claras de interacción entre
la universidad y el contexto. Ello implica que el desplazamiento del eje sobre el cual se generaba
el conocimiento, de lo disciplinar a lo interdisciplinar, multidisciplinar y transdisciplinar,
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involucrando componentes del contexto –problemas, necesidades, retos-, a la base de la
construcción de nuevos sentidos
Precisa sobre la necesidad de interacción entre la universidad y el contexto pero que involucren
aquellos sectores que no están incorporados a lo que se denomina la economía formal. Ello porque,
los conocimientos producidos, reconfigurados y reproducidos, deben ser transferidos a todos los
sectores sociales y económicos, de tal forma que ello aumente la capacidad productiva de toda la
población vinculada directa e indirectamente a la economía.
Lo anterior involucra el uso y creación no solo de tecnologías de alto nivel sino tecnologías
intermedias, e incluso de baja composición científica, pero que pueden ser apropiadas por ciertas
comunidades y generar procesos productivos no competitivos en el mercado internacional y
nacional, pero sí en las regiones y localidades.
De acuerdo a Gómez Campo (2018) este enfoque integra el concepto de pertinencia en relación
con las siguientes dimensiones o componentes:
Formación integral del estudiante en los valores, la ética social, el sentido de pertenencia a una
comunidad, lo humano, más allá del dominio cognoscitivo.
Relación estrecha con el sector productivo, con las demandas de la economía y en estrecha
relación con el desarrollo científico tecnológico.
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Las reflexiones realizadas permiten entender que la pertinencia de la relación universidad-sociedad
a partir de las relaciones de mutua influencia entre sus tres pilares, se construye de manera diferente
y en razón de contextos diferentes. “Probablemente, en los países altamente industrializados la
pertinencia económica adquiera un mayor significado; y en los países de América Latina, la
pertinencia social constituya el mecanismo que permita la búsqueda de nuevos esquemas en la
organización del mundo del trabajo y por lo tanto de las profesiones” (Malagón, 2018).
Hoy por hoy, la necesidad de una mayor articulación entre la universidad y la sociedad no sólo
surge de los cambios que está sufriendo la universidad como resultado de múltiples presiones que
va desde la reducción de presupuestos, masificación de matrícula al surgimiento de otras
alternativas educativas de calidad; sino también al hecho de que hoy las necesidades de la sociedad
son más de tipo cognoscitivo que material, y la universidad es ante todo una de las fábricas para la
producción y transferencia del conocimiento. Existe entonces una empatía entre la sociedad y la
universidad que, indudablemente, favorece la integración, la colaboración y la interacción.
En definitiva, el debate actual sobre la universidad se torna bastante complejo. Los procesos de
reproducción, producción y conservación de la cultura se entremezclan como resultado de los
cambios en el seno de la universidad y en su relación con el entorno. La producción, transferencia
y socialización del conocimiento constituyen las funciones básicas de la universidad, definirlos,
define el proyecto de universidad que se quiere y los diferentes sistemas y subsistemas sobre los
cuales se asienta el accionar institucional, hacia adentro y hacia afuera.
Tal vez sea necesario una tercera alternativa para determinar la pertinencia entre universidad y
sociedad (más allá del economicista y social) una integral que explique la necesaria interacción
entre los tres saberes pero como una propuesta curricular, en donde se pueda examinar no solo
“…cuántos proyectos y acciones de VUSP se han realizado, sino cuántos proyectos sociales,
culturales y políticos se han ejecutado; y más importante todavía, si las acciones de vinculación
universidad-sociedad se encuentran en la base de los proyectos curriculares y si se da una
retroalimentación permanente entre el currículo y las acciones de esa vinculación” (Gomez Campo,
2018).
Shugurensky (2015) expresa que se vio una doble presión tanto del Estado como del sector
productivo. Empero, en realidad en algunas regiones el Enfoque Social (visto en anterior acápite)
se inscribió en el desarrollo sustentable, como una globalidad que toma en cuenta dimensiones
tanto ambientales, culturales, sociales y económicas, ello a la luz de los congresos continentales a
partir, sobre todo, del 2000.
Para algunos expertos (como Gómez Campo, Malagón, entre otros) para América Latina el enfoque
economicista de la relación universidad-sociedad tendría consecuencias severas ya que los
porcentajes de atención de las Instituciones de Educación Superior (IES) son muy bajos, lo cual
muestra que contingentes muy grandes de sectores sociales quedan por fuera de los saberes y
profesiones que legitiman las IES. Por ello, tal como se manifestó, para América Latina la
universidad-sociedad se construya desde lo social y lo integral para la coordinación entre el mundo
del trabajo y las profesiones.
Algunos de esos problemas, de acuerdo a autores como Alvarez, C. (2016) y Schuldt J. (2015),
detectados ya por Jacques Delors en su informe a la UNESCO como informe realizado por la
Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI presidida por éste y elaborada junto
a otras catorce eminentes personalidades del mundo, procedentes de diversos medios culturales y
profesionales y expuesto en el libro “La educación encierra un tesoro” de 1996, ratificado por la
misma UNESCO en el 2015 y en los congresos regionales, son los siguientes:
1.- La poca integración de la Universidad con el medio social que justamente se plantea ante
la situación de la no correspondencia del proceso formativo (lo que se brinda) con las
necesidades actuales de las sociedades (lo que se requiere).
3.- La estrechez del perfil del egresado. Profesionales que no tienen la versatilidad a adaptarse
a los cambios y más bien en su conducta lo que hacen es frenar los mismos, por la dificultad
en percibir lo general, lo particular y lo singular en la dialéctica de los procesos.
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4.- La insuficiente presencia de la lógica de la ciencia que implica la propia lógica del
pensamiento a través de la utilización de los procesos lógicos del mismo como son: Del
análisis a la síntesis, de lo abstracto a lo concreto, de lo histórico lo lógico.
6.- Los altos costos. Se constituyen en instituciones en los cuales no hay una inversión social,
sino un gran gasto social ya que no es devuelta a la sociedad en sus múltiples agentes lo que
ésta requiere de sus profesionales.
8.- La obtención de grados y certificaciones con alta retardación que solo visibilizan una
burocracia que impide el sentido y valor de la profesionalización e incluso lo cuestiona.
9.- El poco reconocimiento de un mundo muy complejo, cambiante por la práctica pedagógica
didáctica mecánica, rutinaria, repetitiva que provoca conocimiento inerte y aprendizaje
mecánico a corto plazo.
10.- Poco reconocimiento y poca demanda de mejor resultados de aprendizaje en los egresados,
una inercia sobre la relevancia de producción científica.
11.- Un docentado no consiente de su rol o que por distintas causantes (inestabilidad laboral,
por ejemplo) no puede cumplirlo y un subsistema administrativo burocrático distante a los
rumbos académicos. El profesorado “enseña para un examen y para aprobar o aplazar”, el
estudiantado “aprende para el examen para aprobar o reprobar”.
12.- Una formación teóricamente especializada divorciada de la relación que debe poseer con la
satisfacción de necesidades sociales o actuaciones de transformación directa en éstas.
13.- El nulo logro de la integración del proceso académico con el contexto, restringiéndolo cuasi
exclusivamente al aula, y no así a la respuesta de las necesidades sociales que es donde debe
encaminarse.
14.- Un Post Grado, que continúa la didáctica tradicional de estudiar solo para el espacio de
aprobación-reprobación en búsqueda de la calificación como fin último del proceso
educativo.
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Por lo tanto:
3.- Egresados que no analizan el fenómeno desde una perspectiva integral que permita ir a la
esencia de los problemas y de los procesos para dar solución.
Lo anterior frente a las exigencias que la UNESCO marca para este siglo y que se las puede
sintetizar en (Informes UNESCO 2021-2022):
1.- Un espacio de formación de alta calidad que capacite a los estudiantes para actuar de manera
eficaz, eficiente e idónea.
2.- Un lugar al que el acceso depende principalmente del mérito intelectual y de la capacidad
de participar activamente en sus programas.
5.- Un lugar que acoja a los que regresan para actualizar y perfeccionar sus conocimientos.
6.- Una comunidad en que se estimule y apoye activamente la cooperación con la industria y
los servicios.
7.- Una comunidad donde valores tales como el respeto, la empatía, la igualdad y la solidaridad
deben estar en el centro de su misión y actuación.
8.- Un espacio de debate para reconfigurarse como un bien público y como motor del desarrollo
social y económico de los países y regiones
9.- Un espacio donde sus actores logren democratizar la digitalización, abogando por el
derecho a la conectividad, a un dispositivo y a la creación de redes, por ejemplo, a través
de centros de aprendizaje
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10.- Constituirse como instituciones educativas superiores que deben estar a la vanguardia de la
lucha contra la crisis climática y otros retos mundiales, mediante la producción de
conocimientos y transferencia de tecnología.
De acuerdo a la realidad expuesta por la pandemia y dos años después de la disrupción del
COVID-19:
1.- Las instituciones de enseñanza superior en la región no están gestionando un rápido cambio
a la enseñanza y el aprendizaje en línea para estar mejor preparadas para garantizar un
aprendizaje ininterrumpido. Es necesario invertir en la formación de los instructores y en
soluciones infraestructurales para que la calidad del aprendizaje en línea no se vea
comprometida.
2.- Ya deben aplicarse mecanismos de revisión más sólidos para la recopilación de datos de
investigación a fin de abordar la creciente preocupación por los sesgos sistémicos.
3.- Ya debe garantizarse el financiamiento de todas las áreas de investigación, no sólo las
relacionadas con la pandemia.
4.- Ya deben incorporar los principios de la ciencia abierta que exigen un amplio acceso al
conocimiento superando las barreras lingüísticas, tecnológicas y financieras.
5.- Por tanto, se necesitan más esfuerzos institucionales y nacionales para introducir diversas
vertientes de internacionalización, ampliando el acceso a las experiencias de aprendizaje
internacional mediante la incorporación de la movilidad virtual de los estudiantes en el
proceso de aprendizaje.
Existe la necesidad de garantizar que los procesos universitarios en la región, reúna las
competencias que logren la preparación de calidad para el ejercicio profesional con eficiencia que
se verifique en las esferas de actuación de los profesionales, o sea en la producción de bienes y
servicios, en la producción científico-tecnológica, en la producción agrícola.
23
La resolución de los problemas atinge a la propia universidad, porque en la medida en que los
mismos se solucionen, se habrán expresado los modos de actuación de los profesionales que se han
formado para abastecer las necesidades productivas, de servicio, mediante la práctica laboral
investigativa en los procesos de docencia, investigación y extensión que se propuso la propia
universidad proyecto educativo.
“El objetivo es el de dirigir los procesos de docencia, investigación e interacción con eficiencia y
eficacia para lograr impacto social, económico, cultural, científico y tecnológico, como forma de
hacerle frente al proceso de lucha contra lo vínculos de toda forma de dependencia, económica,
comercial, financiera, tecnológica y cultural en la que se han estado desarrollando los
pueblos latinoamericanos” (Alvarado, 2014).
Por tanto, es el de preparar a las nuevas generaciones para el cumplimiento de sus tareas, es la de
lograr formarlas en todos los rasgos de su personalidad, como son: actitudes, valores y cualidades,
de manera que logren cumplir con el encargo encomendado por la sociedad en base a sus
exigencias. La teoría por sí sola no puede modificar la realidad. Se pueden trazar planes ideales
tendientes a transformar el mundo y se pueden realizar revoluciones en la esfera del pensamiento,
pero con ello no se logrará que el mundo cambie; por esta razón, en la actualidad, la educación
hacia la aplicación y la conciencia de cambio, se constituye en un elemento clave dentro de la
concepción del desarrollo humano.
LECTURA DE APOYO
Bibliografía básica
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De acuerdo a la reflexión que realizo del Dossier Pedagógico y, en complemento, de esta
presentación, elaboro:
1.- Para cada pilar de la Universidad desarrollo un MAPA COGNITIVO DE CICLOS (en total 3)
que se encuentra en el texto de Julio Pimienta (pág. 79).
2.- Presento las competencias generales, especializadas y transversales del docente del siglo XXI
en palabras propias y concluyo con un argumento que explicite la posición que asumo ante ellas.
La extensión es libre.
3.- Expongo los aspectos que, según mi punto de vista, son positivos de la RELACIÓN
UNIVERSIDAD-SOCIEDAD DESDE LO ECONÓMICO, así como los aspectos positivos, desde
el contexto de la universidad boliviana publica y/o privada (puedo realizarlo en un cuadro
comparativo).
4.- Muchos expertos consideran que los postulados que marca la RELACIÓN UNIVERSIDAD-
SOCIEDAD DESDE LO SOCIAL corresponden a las necesidades de los pueblos latinoamericanos
y, por tanto, a los que debe encarar sus universidades. De acuerdo a lo anterior expongo mi posición
justificándola y ejemplificándola. Mi argumento lo realizo en no más de cuatro párrafos
académicos.
5.-Se presentaron diversas problemáticas que caracterizan a la universidad de América Latina. En
relación a ello, contextualizo las mismas a la realidad de la universidad nacional (pública y/o
privada), puedo utilizar ejemplos. La extensión es libre.
Tu documento de desarrollo de las consignas en PDF lo envías al recurso TAREA de plataforma.
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