Estudio Consentimiento Ong Amaranta

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Análisis narrativo

CONSENTIMIENTO
Y SUS IMPLICANCIAS
EN LA VIDA COTIDIANA
ONG Amaranta
Promesa Avon para poner fin a la violencia hacia mujeres y niñas

Escrito por:
Karen Vergara
Cecilia Ananías

Apoyo:
Tania Libertad

Arte:
Valeria Araya
INTRODUCCIÓN
Si bien hablamos sobre consentimiento frecuentemente, en con-
versaciones cotidianas, como también discursos políticos, econó-
micos y judiciales, este término ha sido poco discutido con una mi-
rada de género. Se le vincula constantemente al encuentro íntimo
entre dos personas y a una voluntad que, a primera vista, parece
libre de otros factores y presiones. En medios de prensa, progra-
mas de televisión e incluso en la narrativa cultural se instala la idea
de que “decidir es clave”, sin embargo poco se ha discutido sobre la
asimetría patriarcal que pone la sociedad a mujeres y disidencias,
la cual influye en las relaciones que tienen con su entorno, más allá
de las sexoafectivas; también las que incluyen su trabajo, estudios,
familia y comunidad.

Como señala la antropóloga social, Y. Pérez1, consentimiento y vo-


luntad son fenómenos vinculados pero diferentes, y existen, por lo
menos, dos formas de aceptar: explícita e implícitamente. En un
ejemplo hipotético, una persona podría acceder “formalmente”
(consentir) a sostener una relación o práctica sexual con su pareja
y “realmente” no desear participar en ella (voluntad).

Otro de los problemas en torno a este concepto, que señala la mis-


ma autora, es que generalmente se deposita toda la carga y res-
ponsabilidad de “consentir” en las mujeres, mientras se refuerza en
los hombres que estén “a la conquista” de ese consentimiento.
En esta encuesta quisimos preguntarnos eso, qué tanto conoce-
mos e incorporamos el consentimiento como práctica cotidiana,
pero también qué situaciones están transgrediendo ese consenti-
miento y pasando a llevar la integridad de mujeres y personas no
binaries que respondieron este cuestionario.

1 Consentimiento sexual: un análisis con perspectiva de género


http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=s0188-25032016000400741#aff1

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¿QUIÉNES PARTICIPARON?
Respondieron a la encuesta 1.045 mujeres de todo Chile.
Casi un 92% se identificó como mujer cis.
Un 7% como persona no binarie.
Un 1% como mujer trans.

Además, participaron mujeres de todas las edades desde los 13


años, aunque la muestra más representativa se concentró en el
rango de 25 a 34 años (51,48%) y entre 35 y 44 años (20,67%).
Si bien hubo presencia de respondientes de todas las regiones del
país, el grueso provenía de la Región Metropolitana (57,89%), se-
guido más atrás por la Región del Biobío (10%) y la Región de Val-
paraíso (8,8%).

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CONOCIMIENTOS SOBRE
CONSENTIMIENTO

Casi un 97% de las respondientes dijo sí saber en qué consistía el


consentimiento. Pero al consultar si en su entorno tenían concien-
cia de qué significaba, solo el 45% respondió afirmativamente, casi
un 29% respondió negativamente y una muestra importante no lo
tenía claro (casi 26%); esto es consistente con las respuestas al
resto de la encuesta, donde se registran una serie de vulneracio-
nes a sus límites.

Cabe destacar que un 81% de las respondientes tiene claro que


el consentimiento no se expresa solo de forma verbal. Y, además,
casi un 95% tenía claro que el consentimiento no solo se da en re-
laciones emocionales o sexuales. Además, un 64% tiene claro que
puede revocar posteriormente el permiso a algo a lo que accedie-
ron; lamentablemente, casi un 27% siente que no puede arrepen-
tirse posteriormente.

Finalmente, un 84% declaró que una persona no puede consen-


tir nada si bebió demasiado, un 82% señaló lo mismo si está bajo
efecto de una droga y un 96% si la persona está durmiendo. Los
porcentajes bajaron un poco en situaciones como “si la persona
es menor de 18 años”, ya que casi un 72% dijo que no podían con-
sentir, pero un 17% dijo que sí y 11% no estaba segura; y si está ante
una persona con más poder, como un profesor o jefe, donde casi
un 80% dijo que no, pero un 11% dijo que sí y 9% no estaba segura.

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Vulneraciones a los
límites/consentimiento

Al consultar “¿Has sentido alguna vez que una persona no respe-


tó tus límites y/o voluntad?” solo un 9% respondió que esto no le
había ocurrido nunca y que se había sentido siempre respetada.
Todo el resto de la muestra (casi un 91%) sufrió vulneraciones a sus
límites y en más de un espacio: casi un 51% vio sus límites vulne-
rados por parte de amistades, 48,4% por parte de su pareja, 45%
por parte de alguien de su familia, 43% en sus lugares de estudio,
42,5% en el lugar de trabajo. Además, un 11% respondió “otra” y la
respuesta que más se repitió en este ítem fue “en la calle”, “en el
transporte público” y, en menor medida, en otros lugares públicos
como fiestas, festivales, almacenes de barrio, por parte de vecinos.

Al consultar a las y les respondientes si sentían culpa cuando de-


cían que no, solo un 15% no tenía problema con negarse ante re-
querimientos y le parecía normal. El resto de la muestra, un poco
más de un 85%, se sentía culpable en múltiples situaciones: cuan-
do sentían que no tenía una excusa importante para negarse (casi
64%), cuando les pedía algo un familiar (casi 59%), cuando les pe-
día algo una amistad (46%), cuando les pedía algo su pareja (37%)
e incluso, cuando les pedían algo fuera de su horario de trabajo
(más de un 36%). Además, un 54% de las respondientes se sintió
presionada/e a decir que sí, cuando realmente quiso decir que no y
otro 39% respondió que le había ocurrido esto una y que otra vez;
solo un 3,8% dijo nunca haberse sentido así y casi un 3% no lo tenía
claro. Esto ocurrió generalmente en entornos familiares (65,6%),
con personas con las que se tuvo una relación socioafectiva (casi
65%), como también en entornos laborales (casi 50%) y por parte
de personas de la vida cotidiana (45,5%).

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Al consultar sobre los lugares donde se han sentido más inseguras,
resaltan: en la calle (75%), en el transporte público (74%), en un bar
o disco (48%), discutiendo en un auto (29%) y en el trabajo (21%).
Además, un 19% no se sentía segura en su casa y casi un 23% le pa-
saba lo mismo a veces; y un 14% no se sentía segura en la casa de
su pareja y otro 24% dijo que le ocurría esto a veces.

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¿Qué hacemos y cómo lo sentimos?

casi un 68% de las/es respondientes afirmó que alguna vez de-


marcó sus límites con alguien y esta persona no los respetó y un
84% afirmó que ha tenido que mostrarse más dura o fría frente al
resto para dar a respetar sus límites.

Y cabe señalar que un 73% afirmó que en algún momento tuvo que
hacer algo que no quería o con lo que no se sentía a gusto porque
la otra persona me insistió. Otro 61% debió acceder porque le can-
saba o abrumaba explicar por qué no lo quería hacer; casi un 49%
accedió porque sentía que era su deber en rol de pareja, amiga/
gue o familiar y un 47,7% accedió a algo con lo que no se sentía a
gusto porque ya lo había iniciado. Solo un 6% declaró no haber vi-
vido esas situaciones.

Al consultar: “Cuando algo te da pena o te sientes mal por negarte


a una petición, ¿en qué parte del cuerpo lo sientes?”, las opciones
que más se repitieron fue: en el estómago (65%), en el pecho (56%),
en la garganta (41%) y en la cabeza (29%). Otros lugares mencio-
nados fueron: los hombros, la espalda, la mandíbula, las manos, ti-
ritones en las piernas, los ojos, el útero y la piel.

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Si pudieras darle un consejo a tu yo
niña/e o adolescente, ¿qué le dirías?

Recibimos 580 respuestas y rescatamos las siguientes:


● No calles nunca, eres importante y no eres responsable de
cómo son los demás contigo.
● Di “no” todas las veces que quieras decirlo y si es necesario, grí-
talo. Quien no respeta tus decisiones, jamás te respetará y no
te quiere tanto como te dice.
● Sé tú misma, no imites a nadie, exprésate con libertad: ríe, can-
ta, baila, pelea, llora, si te caes, levántate y sigue adelante, que
la vida es hermosa, a pesar de que a veces lo dudes.
● Por favor, habla a tiempo, no sientas miedo.
● No tengas miedo de decir que no, aunque sea una persona que
quieres mucho.
● Tú eres más importante, llegarán personas, se irán otras. Pero
al final, quedas tú. No hay nadie más importante que tú.
● No es no. Si no se siente bien, vete de ahí.
● Di siempre lo que te pasa, no te lo guardes, porque puedes es-
tallar de la peor forma e incluso causarte heridas en el proceso.
● Tu cuerpo es tuyo, de nadie más.
● Escucha a tu cuerpo antes que a cualquiera, escúchate a ti y
honra a tu ser. Elige lo que genuinamente quiere tu esencia. No
hagas lo que otros creen que es mejor para ti, tú sabes lo que
es mejor. Pide ayuda si no sabes qué hacer.
● No tengas miedo a expresar lo que sientes, sobre todo cuando
no estás cómoda. Sigue tus instintos.
● No tienes por qué agradarle a todes les demás. Tu salud mental
está antes que eso.

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● Haz siempre lo que quieras, no lo que los otros esperan de ti.
Puedes siempre cambiar de opinión, la vida no tiene un camino
preestablecido.
● No está mal exigir respeto. Mereces sentirte cómoda y segura
en tus espacios.
● Está bien decir que no, está bien enojarse y validar tu malestar,
no tienes obligación de darle el gusto a nadie ni demostrar que
eres alguien que realmente no va contigo.
● Pide ayuda.
● La violencia que recibes no es tu culpa.
● La palabra “NO” es una respuesta completa, no necesitas expli-
car el por qué. Marca tus límites sin miedo
● Ojalá no hubiera sido tan callada y buena, para que no me pa-
saran a llevar tanto.
● No es tu culpa no saber cómo reaccionar
● Eres única, especial y bella y no por tener unos kilos demás de-
bes esconderte.
● Nunca permitas que alguien te haga algo que no quieres. No
importa quien sea, no importa en qué contexto. Nadie puede
hacerte algo que no desees y si eso ocurre, debes evidenciarlo
y ponerle fin.
● Si una persona insiste en cruzar tus límites, no deberías estar
con ella.
● No confíes ni en tu propia familia.
● La abrazaría mucho y le diría que no es su culpa sentirse así.
Me da pena recordarme a esa edad.
● Le diría que si un “amigo o amiga” la hace sentir insegura, fea ,
insuficiente salga corriendo de ahí, la amistad verdadera va a
llegar y jamás te hará sentir así.

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● Los límites son sanos y necesarios. Cuando priorizas tus de-
seos e ideas construyes tu identidad y autoestima.
● “No” es una respuesta en sí misma.
No tienes por qué justificarte.
● Cuéntale a tu mamá.
● El cariño también se demuestra respetando el espacio del otro
y el propio.
● Lo más importante siempre eres tú.
● Hazle caso a tus sensaciones.
● No importa que quedes mal con alguien, puedes negarte.
● Confía en tus instintos. No tengas miedo a decir que no, porque
precisamente esas personas luego se van de tu vida.
● No necesitabas darle en el gusto a esa pareja que tuviste cuan-
do te insistía en tener relaciones sexuales y tu no querías y tu-
viste que aguantarte todo el dolor que te ocasionaba. Tu salud
física, sexual y emocional era y será siempre más importante
que cualquier relación.
● Estar en una relación no le da derecho en nada a la otra perso-
na sobre ti ni tus decisiones.
● Acude a tus amigas, familia o personas de confianza. A veces
creemos que las cosas solo nos pasan a nosotras y eso nos
aísla, cuando la comunidad es lo más importante que tenemos.
● Cuídate, a veces el peligro está donde menos piensas
● No busques los halagos en otros para sentirte bien contigo
mismx, eres increíble y suficiente <3
● Escucha tu cuerpo, hazle caso y transparenta esto sin temor
● Mi palabra favorita debería ser “No” y no debería sentirme mal
porque me dicen que soy “cuática” o “pesada” por negarme a
hacer ciertas cosas.

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● Nadie se va a morir si dices que no.
● No tienes el deber de complacer a nadie. No hagas nada que
no quieras.
● Ojalá en esa época hubiera sabido lo que era consentimiento y
también lo que era la manipulación.
● Tu cuerpo es tuyo y nadie lo puede tocar, así como tampoco te
pueden hacer comentarios sobre él.

Buena parte de las respuestas eran un llamado a pedir ayuda a


tiempo, como también a priorizarse a ellas mismas, por sobre las
exigencias del resto. Se visibiliza cuán difícil es decir que “no”, aun-
que estén incómodas y su cuerpo indique otra cosa, posiblemente
porque a las mujeres se nos socializa para ser “complacientes”.

Junto con esto, muchas otras frases apuntaban a situaciones de


vulneración en el contexto familiar. También, a raíz de las vulnera-
ciones sufridas, se sugería aprender alguna forma de autodefen-
sa/combate y responder físicamente. Lamentablemente, muchas
de las respuestas sugerían no creer en nadie y desconfiar de todas
las personas. Mientras que, para otras, la solución era hablar, ir a
terapia y unirse como comunidad y como mujeres.

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CONCLUSIÓN

Este estudio revela cómo el consentimiento sigue siendo una car-


ga que pesa sobre mujeres y disidencias, al mismo tiempo que es
ignorado por su entorno, lo cual no solo es agotador y abrumador
para ellas y elles, si no que también da paso a vulneraciones contra
su integridad.

De las y les más de mil respondientes, una gran mayoría (97%) de-
claró conocer en qué consistía el consentimiento y tienen claro que
no se expresa solo de forma verbal (81% de las encuestadas), pero
solo el 45% declaró que su entorno conocía este concepto/fenó-
meno y apenas un 9% afirmó que nunca había sentido que habían
vulnerado sus límites, mientras que la gran mayoría (casi un 91%)
reconoció vulneraciones a sus límites por parte de amistades, su
pareja, alguien de su familia, en lugares de estudio, lugares de tra-
bajo y también en lugares públicos, como la calle, el transporte, su
barrio, fiestas y discotecas.

Junto con la carga de “consentir”, mujer y disidencias también de-


ben sobrellevar la culpa de decir que “no”, posiblemente a raíz de
una socialización que busca que las mujeres sean pasivas, com-
placientes y dulces; se nos cría para complacer al resto, por sobre
a nosotras mismas. De las más de mil respondientes, solo un 15%
sentía que era normal decir que no y no experimentaban ninguna
culpa al decirle; el otro 85% declaró sentirse culpable en múltiples
situaciones (si lo pide la pareja, una amistad, en su familia, si no te-
nía excusa o porque lo pedían desde su trabajo). A raíz de esta cul-
pabilidad, un 54% de las respondientes declara que se sintió pre-
sionada a decir que sí.

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Los lugares públicos siguen siendo percibidos como espacios hos-
tiles para las mujeres, quienes declaran sentirse inseguras en la ca-
lle, el transporte público, en un bar o disco y en el trabajo, aunque
sus respuestas apuntaban a que gran parte de las vulneraciones
ocurrieron en espacios privados y supuestamente seguros (por
parte de la pareja o ex pareja, en el contexto familiar, en el trabajo
o lugar de estudios). Esto a raíz de que también se socializa a las
mujeres para temer al espacio público y asociarlo como principal
lugar donde pueden sufrir violencia sexual.

Como resultado de las constantes vulneraciones a sus límites -casi


un 68% afirmó que alguna vez demarcó sus límites con alguien y
otra persona no los respetó y un 73% declaró que en algún mo-
mento tuvo que hacer algo que no quería o con lo que no se sentía
a gusto porque la otra persona me insistió-, una gran mayoría de-
claró que ha tenido que mostrarse más dura o fría frente al resto
para “darse a respetar” (84% de las/es encuestadas/es).

Cuando se niegan a peticiones, generalmente sienten la tristeza, el


nerviosismo o el enojo en el estómago, pecho, garganta, cabeza,
como también temblores en las extremidades y rigidez en la es-
palda, hombros y mandíbulas. También, algunas manifestaron su-
frir reacciones en la piel en estas situaciones y otras/es, lo sentían
en su útero.

Se hace urgente que el consentimiento sea un concepto discutido


desde la primera infancia y que este no sea depositado como una
carga o responsabilidad exclusiva de las mujeres, si no que de to-
des, como también que deje de ser visto como solo un concepto
asociado a las relaciones socioafectivas, sino que en todas nues-
tras relaciones.

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Junto con esto, es importante ir deconstruyendo estereotipos se-
xistas presentes durante la socialización y educación de niñas,
como también en los medios de comunicación, que busca enca-
sillarlas en lo “bueno, dulce y complaciente”; decir que “no” debe
ser señalado como un derecho, como también la importancia de
priorizarse a una/e misma/e por sobre las expectativas y deman-
das del resto.

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