Procesal Tributario - Villegas 21
Procesal Tributario - Villegas 21
Procesal Tributario - Villegas 21
I. C ONSIDERACIONES GENERALES
1. NOCIÓN: el derecho procesal tributario es el conjunto de normas que regulan la
actividad jurisdiccional cuyo objeto es dirimir las diversas clases de controversias que
se relacionan con la materia tributaria.
El tratamiento de todas las normas procesales vinculadas a la tributación resulta
imposible o al menos excesivo a los fines de este curso. Piénsese que dentro de los
tributos se hallan los impuestos, las tasas, las contribuciones especiales y recursos
de la seguridad social. Deberíamos también referirnos a las normas procesales
aduaneras y a los preceptos provinciales y municipales, todos utilizando reglas
propias. A ello agreguemos la existencia de una cantidad de normas de esa índole en
otras materias que tienen que ver con lo tributario, siendo las más relevantes las
disposiciones procesales administrativas, civiles y penales.
Limitaremos entonces nuestro campo de estudio a las normas procesales de mayor
relevancia en lo que hace a las contiendas referidas a la aplicación de los tributos
nacionales regulados por la ley 11.683. Ello no es poco, si se tiene en cuenta que las
controversias que surgen entre el Fisco y los particulares son múltiples y variadas, ya
sea con relación a la existencia misma de la obligación tributaria sustancial, a la forma
en que el Fisco desea efectivizarla, a la validez constitucional de los preceptos
normativos que rigen tal obligación, a los pasos que debe seguir para ejecutar
forzadamente su crédito, a las infracciones que atribuye y a las sanciones que en su
consecuencia aplica, por nombrar algunas.
Digamos, entonces, para iniciar el estudio de este tema, que, entre las limitaciones
al ejercicio de la potestad tributaria, hay una esencial que tiene que ver con el modo
de su realización. En efecto, para que los derechos y garantías conferidos a los
ciudadanos se efectivicen es necesario reglamentar el procedimiento al que las
contiendas deben someterse.
2. UBICACIÓN CIENTÍFICA: no hay acuerdo en la doctrina sobre cuál es la ubicación
científico-jurídica que debe asignarse al derecho procesal tributario.
a) Pertenencia al derecho procesal: algunos autores han sostenido que el derecho
tributario procesal pertenece al derecho procesal; sin embargo, la naturaleza de las
controversias vinculadas al tributo exige que el proceso tributario tenga pecu liaridades
propias.
Entiende Jarach que en el proceso tributario las relaciones procesales, los
derechos y obligaciones, la conducta de cada una de las partes y las atribuciones del
juez deben adecuarse no solo a los principios generales del derecho procesal, sino
también a las particularidades de la litis en materia tributaria. Por consiguiente —
agrega Jarach—, el proceso tributario se caracteriza en general como un sistema que
atribuye amplias atribuciones del juez para llegar a determinar las reales situ aciones
sustantivas, esto es, las obligaciones tributarias y las pretensiones correspondientes
del Fisco, aun más allá de las alegaciones y probanzas de las partes (262). Coinciden
con esta postura Martín y Rodríguez Usé(263) y Valdés Costa(264).
b) Subdivisión del derecho tributario: en esta posición opuesta se ubica García
Vizcaíno, que explica que la especificidad regulatoria de las normas procesales
tributarias, debidas a la singularidad de la materia, confiere caracteres propios al
proceso tributario, negando, por ende, su encuadre en el derecho procesal
general (265).
c) Pertenencia al derecho tributario: en cuanto a Giuliani Fonrouge, atento a su
concepción de la materia tributaria como un todo orgánico e indivisible que no admite
segregaciones, no acepta la idea de una autonomía del derecho procesal tributario ni
su pertenencia al derecho procesal, y lo ubica dentro del derecho tributario (266).
d) Nuestra opinión: respetando las opiniones adversas, pensamos que el derecho
procesal tributario es derecho procesal. La añadidura de "tributario" encierra
únicamente un deseo de identificación: se pretende explicar que se abordan tan solo
las cuestiones procesales originadas en el tributo. En consecuencia, las normas que
prescriben el procedimiento que deben seguir los organismos jurisdiccionales para
hacer cumplir los deberes jurídicos y para imponer las sanciones son procesales,
aunque —tal como sucede en las demás ramas del derecho procesal— adquieren
características peculiares en razón del carácter jurídico-tributario de los asuntos
sustanciales o formales discutidos en el proceso. Tales características justifican, a
nuestro modo de ver, la existencia didáctica de un derecho procesal tributario,
estudiado en forma separada para examinar específicamente sus órganos,
instituciones y procedimientos.
3. CONFLICTO DE INTERESES: hay conflictos de intereses cuando la solución favorable
a la satisfacción de una necesidad excluye la solución favorable a la satisfacción de
otra necesidad distinta.
El problema reside en que cuando las personas tienen sus intereses "en pugna",
surge el peligro de la solución violenta, que no es deseable en una colectividad que
pretenda someterse al orden jurídico.
No obstante, no siempre el conflicto de intereses requiere del remedio
jurisdiccional. Puede ocurrir que, ante cierta pretensión, el titular de dicho interés
opuesto se decida a su subordinación, lo que bastará para lograr la solución del
conflicto (que quedará, desde luego, suprimido).
Pero con frecuencia ello no sucede así, por lo que a la pretensión del titular de uno
de los intereses se opone la resistencia del titular del interés contrapuesto. El conflicto
de intereses se transforma en "litigio", entendido como "el conflicto de intereses
calificado por la pretensión de uno de los interesados y por la resistencia del otro" (267).
Dentro de nuestro campo de estudio existen, en forma inevitable, pugnas de
intereses para cuya solución el Estado interviene ejerciendo su potestad
jurisdiccional.
Para generalizar, podríamos afirmar que en nuestra materia, tales conflictos se
suscitan ante: la ejecución del crédito tributario y de las sanciones pecuniarias; la
impugnación por los sujetos pasivos tributarios de las resoluciones administrativas
que determinan sus tributos; la impugnación por los presuntos infractores de las
resoluciones administrativas que les imponen sanciones; y las reclamaciones de
repetición por tributos y/o sanciones que el presunto sujeto pasivo ha creído haber
pagado indebidamente.
Ante estos supuestos nacerá una nueva relación jurídica: la relación jurídica
procesal tributaria.
Es importante diferenciar la relación jurídica tributaria principal de la relación
jurídica procesal tributaria. En la primera hay voluntades con intereses opuestos (el
interés del Fisco pretensor, por u n lado, y el interés de quien debe satisfacer la
pretensión, por el otro); pero esos intereses —aun siendo contrapuestos— no están
necesariamente en pugna, ya que el sujeto pasivo puede pagar de manera voluntaria
el tributo que el Fisco pretende de él. En cambio, en la relación jurídica procesal
tributaria las voluntades entran en conflicto.
II. PROCESO TRIBUTARIO
1. NOCIÓN: por proceso tributario entendemos el conjunto de actos coordinados
entre sí, conforme a reglas preestablecidas, cuyo fin es que una controversia tributaria
entre partes (litigio) sea decidida por una autoridad imparcial e independiente (juez),
y que esa decisión tenga fuerza legal (cosa juzgada).
En los reseñados casos de conflicto de intereses, las partes dirimen la controversia
ante la autoridad jurisdiccional y quedan sometidas a la decisión firme de esta.
Pero ese sometimiento, deseado por el Estado, pone a su cargo un deber
inexcusable: proveer lo conducente para que los órganos jurisdiccionales llamados a
resolver conflictos ofrezcan las suficientes garantías de independencia, imparcialidad
e idoneidad.
En la Argentina, el proceso tributario se caracteriza, en general, como un sistema
ritual con amplias atribuciones del juez para llegar a determinar las reales situaciones
jurídicas sustantivas, esto es, las obligaciones tributarias y las correspondientes
pretensiones del Fisco, aun más allá de lo alegado y probado por las partes.
Ello explica que nos hallemos ante las siguientes peculiaridades: a) dirección e
impulso del procedimiento por el tribunal; b) libertad de apreciación más allá de los
argumentos y probanzas de las partes, y c) prescindencia, en lo posible, de
formalidades.
Todas estas características se basan en el deseo de lograr una justicia rápida y
efectiva, que no cause excesivas perturbaciones a la imperiosa necesidad que tiene
el Estado de contar con los medios económicos necesarios para cumplir su cometido.
2. INICIACIÓN: se discute en doctrina cuál es el comienzo del verdadero proceso
tributario. Como tuvimos ocasión de ver en el capítulo anterior, existen desacuerdos
sobre si el procedimiento de la determinación por el Fisco es jurisdiccional o
administrativo. La dilucidación de esta cuestión está íntimamente relacionada con el
comienzo del proceso tributario.
Según la posición de Jarach, la primera etapa administrativa debe complementarse
con la segunda contenciosa para que ambas constituyan la unidad fundamental del
proceso tributario(268).
Hemos desechado esta postura al estimar que todo lo concerniente a la
determinación es administrativo y no jurisdiccional, por tanto, sostenemos que el
proceso tributario jurisdiccional comienza con posterioridad a todo lo atinente a la
determinación.
No obstante, aun los autores que se enrolan en esta última posición presentan
algunas discrepancias. Así, Giuliani Fonrouge sostiene que el contencioso-tributario
comienza con el recurso de reconsideración entablado por el particular contra el
propio ente fiscal que produjo la determinación. Considera este autor que puede haber
cierta actividad jurisdiccional en la Administración Pública. Reconoce también que
podrán surgir dudas en cuanto al recurso de reconsideración autorizado por la ley
11.683, pero entiende que no es un nuevo recurso jerárquico invocado ante la misma
autoridad o el superior administrativo, sino que con este recurso se inicia la actividad
jurisdiccional (269).
Otros estudiosos de la materia no comparten tal idea. Para Valdés Costa el
contencioso tributario propiamente dicho se abre con posterioridad a la decisión
administrativa definitiva, o sea, cuando se agota la vía administrativa con todos los
recursos previstos en el respectivo ordenamiento jurídico(270).
Concordamos con esta última tesis, y creemos que se debe distinguir en forma
precisa el proceso tributario (definido más arriba) del procedimiento tributario.
Así, entendemos que el procedimiento tributario es el conjunto de actos realizados
ante la autoridad administrativa por parte del sujeto pasivo tributario, tendientes a
obtener el dictado de un acto administrativo.
3. EL CONTENCIOSO TRIBUTARIO: la comparación de las dos definiciones
precedentemente dadas es indicativa de la principal diferencia entre los conceptos de
proceso y procedimiento tributario. Esta radica en que el primero reviste un auténtico
carácter jurisdiccional, por ser realizado ante una autoridad imparcial e independiente.
Si, por el contrario, hacemos referencia a actos de procedimiento, nos ubicamos en
la órbita administrativa, razón por la cual no existe una autoridad decisoria imparcial
e independiente, sino que la propia Administración Pública (que reviste el carácter de
parte en la contienda) es a la vez quien dicta la resolución.
Cuando hablamos de proceso contencioso tributario y nos referimos a una
autoridad independiente e imparcial, debemos aclarar que ella debe estar
funcionalmente ubicada, en primer lugar, dentro del Poder Judicial. No obstante, dicha
autoridad puede estar también situada en el campo administrativo, siempre que se
aseguren las notas de imparcialidad e independencia propias del juez. Esto último es
lo que acontece en nuestro país con el Tribunal Fiscal de la Nación, al que nos
referiremos más adelante.
Señala con acierto Martínez que el proceso jurisdiccional tributario no comienza
con el procedimiento de comprobación que llevan a cabo los organismos
recaudadores y que culmina con el acto de determinación de un impuesto. Este acto
—dice el autor— carece de naturaleza jurisdiccional, como también carece de ella la
decisión administrativa recaída en el recurso de reconsideración. Es cierto que en
tales situaciones la autoridad administrativa juzga y manda, pero se trata de un juicio
y de un mandato de parte, no de un juicio y de un mandato imparcial. Es un juicio y
un mandato de parte porque la Administración Pública es uno de los sujetos en
conflicto.
La autoridad jurisdiccional, en cambio, se halla frente o sobre los sujetos en
conflicto. Por estas razones, y siguiendo las doctrinas de Carnelutti y Chiovenda,
Martínez llega a la conclusión de que la actividad jurisdiccional, para que sea tal, debe
llevarla a cabo un tercer sujeto que se encuentra sobre qu ienes son parte de la
relación jurídica controvertida. Por ello, ni la determinación ni el recurso de
reconsideración emanado de la propia administración pueden considerarse actos
jurisdiccionales, y, por tanto, están fuera del derecho procesal tributario (271).
Adherimos a esta última solución, y en consecuencia pensamos que el verdadero
proceso tributario solo se inicia mediante la intervención del Tribunal Fiscal o de la
justicia ordinaria, mediante los recursos y acciones establecidas por la ley.
4. ACCIONES Y RECURSOS JUDICIALES . RÉGIMEN LEGAL: si bien seguidamente
estudiaremos tanto los recursos administrativos como los judiciales, entendemos
oportuno dejar desde ya referidas las reglas básicas que imperan en la ley 11.683.
Ello por cuanto, como veremos, en diferentes supuestos los medios de
impugnación judicial que corresponde interponer serán los mismos, resultando por
eso conveniente tener presente su regulación general.
a) Subsidiariedad del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación: así lo tiene
previsto el art. 91 de la ley 11.683.
b) Competencia ratione personæ: son competentes los tribunales federales (art.
116, Constitución Nacional).
c) Competencia ratione materiæ: en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son
competentes los jueces nacionales de primera instancia en lo
Contenciosoadministrativo o en lo Penal Económico, según el caso, obrando como
tribunales de alzada las Cámaras federales competentes. En las provincias son
competentes los jueces federales y las Cámaras federales de apelación.
d) Competencia ratione loci: conforme al art. 90 de la ley 11.683, las acciones
pueden ser deducidas ante el juez de la circunscripción donde está ubicada la oficina
recaudadora respectiva, o la del domicilio del deudor, o el del lugar en que se ha
cometido la infracción o han sido aprehendidos los efectos que son materia de
contravención.
e) Las sentencias dictadas en contra del proceso son definitivas: por lo tanto, pasan
en autoridad de cosa juzgada y no autorizan el ejercicio de la acción de repeti ción por
ningún concepto, sin perjuicio del recurso extraordinario (art. 89, ley 11.683).
III. R ECURSOS CONTRA LA RESOLUCIÓN DETERMINATIVA
1. INTRODUCCIÓN: se ha sostenido que los recursos administrativos son los medios
otorgados por las leyes para que en la misma instancia o en una superior, en su caso,
se revise un pronunciamiento determinado que permita que el contribuyente peticione
la revocación de un acto que resulta lesivo a sus intereses.
El recurso, entonces, será una facultad que se ejerce como acto de impugnación y
defensa de un derecho sustancial, y frente a ello aparecerá el deber jurídico de la
administración de revisar sus propios actos, revocándolos o modificándolos cuando
ello sea necesario para reestablecer la legalidad alterada (272).
Dicho esto, abordaremos seguidamente los medios recursivos más relevantes que
contiene la ley 11.683.
Por razones de claridad expositiva, incorporaremos aquí el estudio de los recursos
administrativos y, en forma concatenada, de los recursos judiciales que proceden en
contra de lo resuelto por aquellos.
Dicho ello, a fin de facilitar la comprensión de estos temas, hemos considerado útil
insertar el siguiente gráfico, sin que el mismo pretenda agotar la totalidad de los
supuestos posibles.