Adjudicación, Tranferencia Del Bien y Nulidad

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Adjudicación,

Nulidad del
Remate y
Transferencia
del bien
CAPITULO I
ADJUDICACION
Adjudicación, con origen en el latín adiudicatĭo, es la acción y efecto de adjudicar
o adjudicarse (apropiarse de algo, obtener, conquistar, declarar que una cosa
corresponde a una persona u organización).
La adjudicación es el acto judicial que consiste en la atribución de una cosa
(mueble o inmueble) a una persona a través de una subasta, licitación o partición
hereditaria. El ganador del proceso, por lo tanto, se adjudica el bien y pasa a ser
su propietario o responsable.
En el caso de proceder a acometer el proceso de adjudicación judicial de un
inmueble determinado es importante dejar patente que se requiere llevar a cabo
la presentación de una serie de documentación para que se otorgue aquel. En
concreto, tendríamos que hablar de la correspondiente solicitud, los
antecedentes registrales, un croquis, la constancia del empadronamiento o el
pago del derecho de adquisición.
Cuando hablamos de herencias y procesos de adjudicación hay que dejar claro
y patente que el correspondiente heredero no necesitar tener en su haber ningún
tipo de escritura pública ante el notario para poder adjudicarse aquellas.

CAPITULO II
NULIDAD DEL REMATE

II.1 ¿QUÉ ES EL REMATE?


Cabe, también, recordar que el remate está regulado en los artículos 728 al 743,
Capítulo V (Ejecución Forzada), Título V (Procesos de Ejecución), Sección
Quinta (Procesos Contenciosos) del Código Procesal Civil.
Existe consenso al definirse al remate como “el acto público de enajenación de
los bienes del deudor ejecutado, que se adjudican al mejor postor, es decir, al
que haga la mejor oferta de pago o postura, tomando como precio base las dos
terceras partes de la tasación previamente realizada y aprobada por el juez. El
producto de esta venta forzada se entrega al acreedor que ha ganado el litigio
para satisfacer el débito, y si hubiese un saldo, este se entrega al deudor
ejecutado”.

II.2 TRAMITE DEL REMATE


El trámite del remate es el siguiente: Una vez aprobada la tasación del bien o
bienes, o siendo innecesaria por existir convenio entre las partes sobre los
valores correspondientes, el juez convoca a remate fijando el día y la hora de su
realización, y, de ser el caso, nombrando al funcionario encargado para ello. El
remate de los bienes inmuebles lo efectúa el juez del proceso de ejecución
forzada en el local del Juzgado, mientras que el remate de bienes muebles lo
hace un martillero público en el lugar en que se encuentre el bien. En forma
excepcional, por las circunstancias del caso, el juez, de oficio o a pedido de parte,
puede efectuar el remate del mueble, fijando el lugar de su realización. Si el bien
mueble se encuentra fuera de su competencia territorial, puede comisionar para
tal efecto al juez del lugar de ubicación.

II.3 ASPECTOS BÁSICOS DE LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

Como se sabe, la nulidad de los actos procesales se fundamenta en un conjunto


de principios, tales como el de legalidad y de finalidad. Así, el artículo 171 del
Código Procesal Civil, señala que la nulidad se sanciona solo por causa prevista
en la ley y también cuando el acto procesal carece de los requisitos
indispensables para la obtención de su finalidad. De acuerdo a ello, si la ley no
sanciona con nulidad el incumplimiento de una formalidad determinada para la
realización de un acto procesal, este será válido si ha cumplido su propósito.
A su vez, debemos tener presente los principios de convalidación, subsanación
e integración, recogidos en el artículo 172 del Código Procesal Civil:
La convalidación establece que, tratándose de vicios en el acto de notificación,
la nulidad se convalida si el litigante procede de manera tal que ponga de
manifiesto haber tomado conocimiento oportuno del contenido de la resolución.
En cuanto a la subsanación de un vicio procesal, no hay nulidad si dicha
subsanación no ha de influir en el sentido de la resolución o en las consecuencias
del acto procesal.
Con relación a la integración, el juez puede integrar una resolución antes de su
notificación y también después de la misma, pero en este último caso debe
hacerlo dentro del plazo que las partes tengan para apelarla, cuando ha omitido
pronunciarse sobre un punto principal o accesorio, el plazo para recurrir la
resolución integrada se cuenta desde la notificación de la resolución que la
integra.

II.4 SUPUESTOS ESPECÍFICOS DE NULIDAD DEL REMATE JUDICIAL


El Código Procesal Civil establece tres supuestos puntuales que acarrean la
nulidad del remate judicial, y son los siguientes:
 Nulidad por omisión de la publicidad del remate, aunque medie renuncia
del ejecutado: La convocatoria y, por ende, la publicidad del remate, lo
cual incluye el contenido del aviso pertinente, no puede obviarse, dejarse
de lado o ser cumplida defectuosamente, ya que esto implica contradecir
lo indicado por la ley al respecto, con lo que se provoca la nulidad del
remate.
 Nulidad por incumplimiento de la obligación de depositar el precio de
remate del bien adjudicado: Se refiere al acto inmediatamente posterior a
la adjudicación del bien dado en remate y que corre a cargo del
adjudicatario, es decir, el depósito efectivo del monto del precio
establecido al culminar el remate. Este supuesto consiste en que, si el
precio del remate del inmueble no es depositado oportunamente dentro
del plazo legal, (hasta el tercer día de efectuado el remate, al tratarse de
bienes inmuebles y hasta el día siguiente de haberse realizado este, en
los casos que involucran bienes muebles), el juez, de oficio o pedido de
parte, declarará la nulidad del remate y convocará a uno nuevo.

 Nulidad por aspectos formales: Sin perjuicio de los supuestos señalados,


el Código Procesal Civil establece, de modo específico, que la nulidad del
remate solo procede por incumplimiento o deficiencia de los aspectos
formales de este, que se relacionan con la publicidad del mismo y el
desarrollo efectivo de la diligencia correspondiente.

CAPITULO III
TRANSFERENCIA DEL BIEN
 Inmueble:
Existen diversas formas de transferir un inmueble, siendo las más conocidas
las siguientes:
 Compraventa: Transferencia de un bien a cambio de un precio en Dinero
 Donación: Transferencia gratuita de un bien.
 Anticipo de Herencia: Transferencia gratuita de un bien a favor de los
herederos forzosos.
 Permuta: Transferencia reciproca de bienes.
 Dación en Pago: Transferencia de un bien como pago total o parcial de
una deuda u obligación.
 Aporte en capital a favor de una empresa o sociedad: Transferencia de un
bien para incrementar el capital de una empresa.

Sin embargo, no es el notario quién elige la forma de transferir el inmueble sino


los propios usuarios en atención a lo prescrito en el artículo 140º, 1351º y 1354º
del Código Civil las que determinan la clase de acto o contrato y el contenido del
mismo. Esto es muy importante precisar dado que, algunas veces los usuarios
se acercan solicitando que el notario sea quien determine la clase del contrato
cuando éstas realmente lo que quieren es simular alguna situación. Resulta
preciso indicar asimismo que, salvo la donación o el anticipo o el aporte en
propiedad de inmuebles que sí requieren de escritura pública para llegar a tener
validez; el resto de contratos por los cuales transfiere un inmueble están sujetos
a libertad de forma, es decir, pueden ser verbales o escritos, y si son escritos,
pueden sujetarse a una formalidad ad probationem o una ab solemnitatem (art.
1411 Código Civil). En otras palabras, el contrato de transferencia que no sea
los que requieren una formalidad prescrita por ley, bien pueden celebrarse con
el solo dicho o palabra, bien por contrato privado o bien por escritura pública.
Igualmente, si se tratase de una transferencia por escritura pública, debe tenerse
muy presente que, el notario no es quien redacta la minuta. En primer lugar,
porque el contrato es de autoría de los particulares; y, en segundo, por la defensa
cautiva que se recoge en el artículo 57º inciso a) del Decreto Legislativo Nº 1049,
el cual señala: El cuerpo de la escritura contendrá: la declaración de voluntad de
los otorgantes, contenida en minuta debidamente autorizada por letrado la que
se insertará literalmente. No obstante, no siempre esto fue así, ya que, en la
primera Ley del Notariado, la Ley Nº 1510, el artículo 47º facultaba a minutar al
notario cuando los otorgantes le hacían dicho encargo.

 Mueble:

Artículo 947: "la transferencia de propiedad de una cosa mueble determinada se


efectúa con la tradición a su acreedor, salvo disposición legal diferente". Artículo
949: " la sola obligación de enajenar un inmueble determinado hace al acreedor
propietario de él, salvo disposición legal diferente o pacto en contrario".
De una simple lectura de estos 02 dispositivos se advierte con claridad
meridiana, por un lado, que todo contrato o convenio de enajenación de bienes
muebles no transfiere la propiedad sino que crea la obligación de transferirla. Por
otro lado, que todo contrato o convenio de enajenación de bienes inmuebles
transfiere la propiedad, no crea la obligación de transferirla; en uno u otro caso,
salvo disposición legal diferente o pacto en contrario. En opinión de Jorge
Avendaño, el artículo 947 comprende no solo la tradición real sino también la
tradición ficta y las tradiciones especiales. Esta opinión se basa, en primer
término, en una interpretación gramatical: El Código no hace distinción alguna.
Por tanto, al referirse genéricamente a la tradición debemos entender que
comprende todas las formas o modalidades que puede adoptar la entrega.
Por otro lado, el propósito de la tradición es que no haya más de una persona
que se atribuya o reclame la propiedad de la cosa mueble. En efecto, el
propietario puede haber celebrado contratos de venta a favor de varias
personas. Sin embargo, a una sola de ellas le habrá entregado la cosa. Solo ésta
será el propietario del bien. La tradición resulta así el modo de adquirir,
claramente diferenciable del título o acto jurídico que es su causa eficiente. En
el caso de la tradición ficta, el instrumento que acredita el cambio de título
posesorio demostrará fehacientemente que la entrega ficta o simbólica en efecto
se produjo. Así por ejemplo, en el caso del propietario de un bien mueble que lo
vende y se queda como arrendatario del mismo, su comportamiento como
poseedor inmediato a título de arrendatario quedará acreditado mediante el
contrato de compraventa celebrado y con el pago de la merced conductiva al
propietario. Habrá pues, un reconocimiento de la propiedad de otro, lo cual será
prueba de la tradición ficta realizada y por consiguiente de la transferencia de la
propiedad del bien.

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