Mis Discursos para Un Chile Mejor - Carolina Goic

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“ NOTA DEL EDITOR

La siguiente es una selección de cinco discursos pronunciados


por la senadora de la Democracia Cristiana, Carolina Goic
Boroevic, en el período que va desde su arribo a la Presidencia
del Partido (2 de abril de 2016), hasta su posterior designación,
por mayoría en Junta Nacional, como candidata presidencial
de la colectividad para las elecciones del año 2017.

Durante el ejercicio de la presidencia de la Democracia


Cristiana, así como candidata presidencial de la colectividad,
la senadora Goic realizó innumerables intervenciones públicas
a lo largo de todo Chile. Primero para la campaña municipal
y posteriormente para la presidencial.
Evidentemente, es imposible plasmar en un documento todo
ese material, pero creemos que, en los discursos seleccionados,
que inician con su intervención en el funeral de Estado del
ex Presidente de la República, Don Patricio Aylwin Azócar, se
puede apreciar la coherencia de los principios planteados
por Carolina Goic que, vistos en la perspectiva del tiempo,
están más presentes que nunca en el debate público y cuyos
elementos centrales han sido recogidos por actores de todos
los colores políticos.

La buena política, la importancia de los acuerdos, la ética


en la función pública, el rigor para la formulación de políticas
públicas viables, la lucha frontal contra la corrupción y la
obligación de poner siempre al centro a las personas, son
constantes que se repiten en el tiempo, dando cuenta de una
visión política sólida y sincera, tan necesaria en estos tiempos
de falta de convicciones y tendencia al populismo.

Esperamos que este libro –que transcribe de manera casi


literal las intervenciones seleccionadas, con pequeñas
correcciones para mejor comprensión de quien lee- pueda
servir para quienes quieran conocer de manera general el
pensamiento político de Carolina Goic. Asimismo, confiamos
que pueda servir de insumo para las nuevas generaciones, no
solo de militantes de la Democracia Cristiana, sino de todas y
todos los jóvenes que ven en la actividad política una manera
de construir una mejor sociedad.
“ PRÓLOGO

Hace 500 años Magallanes y El Cano pasaban por el estrecho


chileno uniendo la ruta del Atlántico con el Pacifico. El viaje lo
completó El Cano demostrando la redondez del mundo. Era
el comienzo de un cambio de mentalidad en el ser humano,
el comienzo de la globalización.

Es en la Región bautizada como Magallanes, al extremo sur


de Chile, que contiene el estrecho del mismo nombre por el
cual la Nao Victoria pasó en su periplo de circunvalación del
mundo, es donde ha vivido, formado su familia y ejercido su
carrera política Carolina Goic Boroevic.

Este Estrecho, que ensanchó el mundo, tal vez ha marcado la


acción política de Carolina, pues le ha tocado ser diputada,
senadora, presidenta de su partido, la Democracia Critiana,
y candidata a la presidencia de Chile, siendo parte de las
luchas y tensiones de un país que pasaba de una férrea
dictadura a la amplitud de la democracia, en una sociedad
chilena estrecha de prejuicios y temores que se ensanchaba
a un mundo culturalmente diverso.
Carolina representa a esa generación de mujeres que ha
tenido que abrirse espacio en una cultura machista. Ha tenido
el doble desafío de cumplir las tareas políticas y formar una
familia, todo bajo el ojo inquisidor de una sociedad que a las
mujeres no les perdona errores. Ella es como esas flores de la
Región de Magallanes, de apariencia bellas y delicadas, pero
que son capaces de florecer en un clima totalmente adverso
de fríos intensos y huracanados vientos.

Con esa fuerza de mujer, en el funeral de don Patricio Aylwin,


le dijo a sus partidarios y a un acongojado país «Es momento
en que los políticos pidamos perdón por no haber actuado a
tiempo, por los abusos de poder, por la falta de ética, por haber
traicionado la confianza de aquellos que representamos,
sirviendo a otros intereses y no los de las familias de chilenos y
chilenas...»

Junto a sus hijas y marido pudo enfrentar con entereza


un cáncer que la puso para siempre en el lado de los
desamparados, de los que sufren, de aquellos que el evangelio
llama los favoritos de Dios.

Carolina, ha anunciado que no se repostulará a su cargo


de senadora. Muchos no comprenden por qué si esto ya
era una “carrera ganada” y otros creen que así se aleja del
quehacer político. No es así, ella comprende que la política
chilena debe buscar otras rutas de navegación, otras formas
de ser y de relacionarse con la gente, que hay que refundar la
manera de hacer política. Esa será su tarea y, leyendo algunos
de sus discursos, que en este libro exponemos, podremos
ver la motivación profunda que la guiará a ella por mares
desconocidos hacia un futuro de mejor y de mayor servicio
a su país.

Felipe Berríos, S.J., La Chimba, Antofagasta, noviembre 2020.


DISCURSO EN EL FUNERAL DE ESTADO DEL
EX PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA,
DON PATRICIO ALYLWIN AZÓCAR

Frontis Cementerio General de Santiago


(22 de abril de 2016)
“ E stimada Presidenta de la República, Michelle Bachelet
Jeria; Estimados presidentes del Senado y la Cámara de
Diputados; presidente de la Corte Suprema; ex Presidentes,
querida señora Leonor (Oyarzún, viuda de Aylwin), familiares
de Don Patricio, sus hermanos, sus hijos, sus nietos. Queridas
amigas y amigos, queridos camaradas.

Querido Presidente de la República, querido Presidente de


la Democracia Cristiana y querido camarada, Patricio Aylwin
Azócar.

Estamos hoy aquí con una profunda emoción, con pena,


pero sobre todo con emoción, para acompañarlo a su última
morada donde se va a encontrar con el buen Dios a quien
tanto amo. A quien usted siguió con tanta fidelidad.

Como Presidenta de la Democracia Cristiana, me ha


correspondido el honor y el privilegio de venir a despedirlo
en nombre de nuestro partido, representando desde el más
modesto camarada hasta el más alto dirigente.

Su Partido, el mismo que usted ayudó a construir junto a otros


grandes camaradas, aquellos jóvenes idealistas que soñaban

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con una Patria Justa y Buena para todos. Que soñaban con
un país mejor.

Venimos a acompañarlo en este último viaje que lo instala,


de manera definitiva, en la historia grande de Chile. Hoy la
patria lo recibe como uno de sus padres, como uno de sus
más grandes hombres, aquellos que tienen la capacidad de
interpretar su tiempo y a su gente.

La misma gente que en estos días ha llenado los actos y las


calles para expresarle su gratitud por la democracia que nos
heredó, chilenos y chilenas de todas las clases sociales, de
todos los colores políticos, que han hecho largas filas para, en
un humilde gesto, pasar a su lado solo por un breve instante
para poder decirle “gracias Presidente por la paz”, “gracias
Presidente por la libertad”.

Lo que más me ha llamado la atención son los cientos de


jóvenes, muchos de quienes al pasar por su lado decían
“gracias por permitirme nacer en democracia”.

Y es que a usted le tocó la dura tarea de conducir a Chile en su


retorno a la Democracia tras los oscuros años de la Dictadura.
No fue una labor fácil, fue un camino lleno de trabas e
incertidumbre, donde usted tuvo el coraje de defender lo
alcanzado con la fuerza de las ideas, con la convicción de un
verdadero demócrata.

Un cuarto de siglo después no hay joven que no haya nacido


en democracia, los horrores del ayer se leen en los libros de
historia y muchas veces se olvida lo que costó recuperar la
esencia de la República tras los años de la pesadilla.

Pero es justamente en ese momento en que su figura,


Presidente, se agiganta. Porque usted tuvo la capacidad de
actuar con prudencia y sabiduría para cumplir a cabalidad el
desafío que la historia le impuso.

Usted, junto a otros grandes servidores públicos, cimentaron


las bases de la democracia de la que hoy podemos gozar,
donde se puede disentir, donde la gente legítimamente
puede protestar contra aquello que considera injusto.

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Nos guste o no nos guste, los jóvenes ayer pudieron marchar
y eso es parte de lo que Don Patricio construyó junto a tantos
otros. Y pudieron marchar sin temor a represalias, sin temor a
perder la vida, con la tranquilidad de sus padres que iban a
llegar a sus casas. Esa es la libertad que nos legó, esa es la
libertad que a nosotros nos corresponde cuidar.

En tiempos en que la clase política se encuentra


profundamente cuestionada, su ejemplo ha sido como un
bálsamo de esperanza, porque usted siempre creyó en la
política como el espacio donde se construyen los vínculos de
una sociedad hacia el bien común.

Aquella política sin adjetivos, ni popular ni protegida, sino en


la política a secas en la que participamos libremente para
elegir a nuestros representantes.

Don Patricio, hoy día los desafíos son otros y quienes recogemos
su legado debemos tener la estatura moral que usted tuvo
para asumirlos. La buena política, aquella que usted tanto
defendió y a la que le dedicó toda su vida, pasa por uno de
sus peores momentos; mucha gente ya no nos cree y sé que
eso lo tenía triste y preocupado.

En momentos en que resulta más fácil atacar que construir,


nuestro deber es recuperar la confianza de los chilenos y
chilenas comunes y corrientes, esos que madrugan y trabajan
con esfuerzo día a día, y que están decepcionados de lo que
estamos ofreciéndoles como clase política.

Es por eso por lo que hoy yo quiero asumir solemnemente un


compromiso, el compromiso de tomar el camino difícil. Los
democratacristianos trabajaremos incansablemente para
recuperar de cara a la gente el prestigio de la vocación
pública. Asumiremos el deber histórico de fortalecer las
instituciones de la República mediante la probidad, la
austeridad y la transparencia.

Aquí estamos todos Presidente, aquí está su partido, vivo,


atento, presente en cada rincón del país, asumiendo el desafío
de interpretar a millones de chilenos y chilenas, propiciando

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los cambios que necesitamos, buscando hacer de la justicia
social no solo una frase, sino una realidad.

Don Patricio, venimos hoy con emoción y nostalgia a despedir


a un padre. Como tantos padres y madres que con su ejemplo
nos han enseñado en lo cotidiano, en nuestros hogares, cómo
se deben vivir los valores del humanismo cristiano.

Así como usted lo hizo, demostrando la importancia de ser


coherentes en la vida personal y en la vida pública, donde
usted nunca tuvo dobleces. Ese es el ejemplo, esa es la senda
que nos comprometemos a seguir.

Hoy lo homenajean miles de chilenos, aquellos que lo


acompañan en las calles, pero también aquellos que han
presenciado estos momentos desde sus hogares en todas las
regiones de Chile, también en mi querida Magallanes.

Su partida ha convocado cívicamente a todo un país y nos ha


inundado un ánimo de reencuentro. Hoy Chile es uno. Usted
nos vuelve a unir y Chile es uno solo para despedirlo.

Yo tenía diecisiete años cuando escuché su discurso en el


Estadio Nacional (12 de marzo de 1990) y hoy quiero repetir
las palabras que entonces sentí casi como si me estuviera
hablando a mí:

“Chile es la tierra de nuestros padres y es la tierra de nuestros


hijos, a esta tierra tan amada, de nuestros padres, le debemos
gratitud y respeto. A la tierra de nuestros hijos le debemos la
promesa de legar una sociedad más próspera, más justa, más
humana”.

Usted cumplió su promesa y la cumplió con creces, nosotros,


su partido, los democratacristianos, también haremos nuestro
trabajo.

Cuando veníamos caminando, acompañándolo, salió mucha


gente espontáneamente a la calle. Sentimos una profunda
emoción y cariño. El pueblo de Chile lo quiere Don Patricio.
Pero también algunos nos decían, nos gritaban, “aprendan”,
“aprendan de Don Patricio”.

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Un hombre que fue capaz de pedir perdón por los horrores de
la dictadura y las violaciones a los DD.HH, habiendo sido usted
uno de los principales defensores de los Derechos Humanos. Y
tuvo la humildad, pero también el coraje de pedir perdón, de
asumir la responsabilidad para permitir que una herida abierta
en el país comenzara a sanar y reconciliarnos.

Yo hoy con la misma humildad, con mucha más, ante usted


y ante todos los que estamos aquí acompañándolo, también
creo que es momento en que los políticos pidamos perdón.

Perdón por no haber actuado a tiempo, perdón por los


abusos de poder, perdón por las faltas de ética. Perdón por a
veces haber traicionado la confianza de aquellos a quienes
representamos, sirviendo a otros intereses y no los de las
familias de chilenos y chilenas.

Esperamos poder seguir su ejemplo y aprender. Y comprometer


hoy día un “Nunca Más”. Que nunca más la política en
nuestro país sea degradada. Que nunca más la política deje
de ser esa actividad de hombres y mujeres libres, honestos y
comprometidos. Ese es nuestro compromiso hoy día Presidente.

Descanse en paz.

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DISCURSO PRONUNCIADO ANTE LA JUNTA
NACIONAL DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA,
DONDE ES PROCLAMADA CANDIDATA
PRESIDENCIAL DEL PARTIDO

Salón de Eventos del Círculo Español


(11 de marzo de 2017)
“ M uchas gracias camaradas, muchas gracias por esta
energía, la que sentimos todos respetuosos, escuchando,
mirando, recordando el homenaje a Patricio Aylwin, esa
misma energía que viene hoy día de todas las regiones, en
esta Junta Nacional.

Esta Junta Nacional, que el 28 de enero pasado debimos


postergar debido a los incendios forestales que devastaron
miles de hectáreas en el país1, que conmocionaron a los
chilenos y chilenas y nosotros, los demócratacristianos, no
podíamos permanecer indolentes ante esta situación.

Lo dije en esa oportunidad y hoy día lo repito nuevamente: “Hay


ocasiones en que la política puede esperar, pero las personas
no”; aquellos que lo perdieron todo en Santa Olga, San Javier,
en Florida y en muchos otros lugares, no podían esperar. Y por
eso, quiero partir esta cuenta recordándolos a ellos, aquellos
que lo perdieron todo, incluso la vida y agradecer, al mismo
tiempo, a todas y todos los camaradas que ese mismo sábado
1 El verano del 2017 se registraron de los peores incendios forestales en la historia de Chile, con
467.000 hectáreas devastadas por el fuego, ocasionando una grave crisis ambiental y social en
tres regiones del país.


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(28 de enero) y los días siguientes estuvieron en terreno, sobre
todo los más jóvenes, que entregaron la ayuda solidaria y
mostraron la mejor cara de nuestro partido.

Y ahora estamos aquí, estamos reunidos todos y todas en esta


Junta Nacional. Me presento ante ustedes como la presidenta
electa de la Democracia Cristiana, para dar cuenta de las
gestiones en la conducción del partido, pero para que
también juntos debatamos y decidamos respecto de los
desafíos que tenemos.

Espero que seamos capaces de hablarle a las familias de Chile


de ese sueño de país que compartimos y que lo hagamos en
un momento tremendamente significativo, cuando estamos
preparándonos para celebrar los sesenta años de historia de
nuestro partido2 ; además, este año recordamos los cincuenta
años del gran proceso transformador encabezado por un
demócrata cristiano, la Reforma Agraria. Un proceso que dio
dignidad al campesino y hoy día, tanto hijos como nietos de
la Reforma Agraria, la recuerdan y nos agradecen.

Pero también camaradas, como si no fuera suficiente,


un día como hoy, un 11 de marzo, pero hace veintisiete
años, recuperábamos la democracia. Recuperábamos la
conducción del país, con un presidente electo en democracia.
Patricio Aylwin Azócar asumía la presidencia de Chile, para
dejar atrás la noche oscura, la noche negra, el horror de la
dictadura.

Esta es una maravillosa ocasión y por eso quiero partir


agradeciéndoles a todos ustedes, a todos los que están
presentes y a todos los que están siguiéndonos a lo largo de
nuestro país. Especialmente a aquellos veinte mil camaradas
que participaron en las elecciones territoriales, tanto para
elegir a presidentes regionales, comunales, distritales y
posteriormente a los que participaron en la elección nacional.

Recuerdo que muchos auguraban que iba a haber una muy


baja participación en la elección, sobre todo porque que era
2 La Democracia Cristiana fue fundada el 28 de julio de 1957.

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después de las fiestas del año nuevo. Pero superamos con
creces los pronósticos más optimistas.

Pero, sobre todo, quiero agradecerles con respecto del


proceso de elección, la participación de otras listas, aquellos
que permitieron que tuviéramos la competencia democrática.

Yo valoro enormemente el tono en que se dio esta campaña,


en donde como en todo proceso competitivo a veces nos
entusiasmamos, nos apasionamos, pueden haber discusiones
más intensas, pero no hay duda que el balance final es que
ganamos todos como partido, que fortalecimos la democracia
interna. Demostramos que la competencia nos fortalece, que
la práctica democrática de confrontar ideas no nos divide,
muy por el contrario, que hicimos despertar al partido, nos
movilizamos y además aprovechamos la oportunidad para un
debate fraterno. Eso sí, tras el resultado, nos sumamos todos.

Yo quiero reconocerlo, todos tras una tarea en común


camaradas, porque nosotros los demócratacristianos no le
tenemos miedo a la democracia, no le tenemos miedo a
la competencia, no anulamos la competencia a nivel de
consenso, ejercemos la democracia y eso camaradas ¡por
Dios que nos hace bien!.

Y por eso recalco que hoy día estamos aquí, y estoy como
presidenta electa presidiendo esta Junta Nacional, pero con
la validación del voto de todos los camaradas, de miles de
camaradas a lo largo del país, que nos han entregado un
mandato explicito, no sólo a mí como presidenta del partido,
sino también a la mesa.

También quiero decir que esta junta es especial por algo


que a mí me llena de satisfacción, que es la primera junta
nacional de la Democracia Cristiana donde tenemos un
40% de mujeres. Nos costó un poquito, tuvimos que adecuar
el estatuto, pero aquí estamos las mujeres representadas.
Permítanme la franqueza, en la política y en nuestro partido
sigue habiendo mucho machismo y yo espero que pronto
haya muchas más mujeres, especialmente en cargos de
relevancia porque este no es un tema de aplicar la ley de

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cuotas, es un tema de justicia, es un tema de mejor política. Y
yo quiero invitar, sobre todo a las más jóvenes, a que se tomen
los espacios, no esperen a que las vayamos a buscar, tómense
los espacios, eso les pido hoy día en esta junta nacional.

Quiero agradecer también a todos los que participaron en


la reciente campaña municipal, donde como dijimos esa
noche, no destapamos champaña, pero sí nos abrazamos.
Quiero agradecer a cada uno de los candidatos, a los que
hoy día son alcaldes, alcaldesas y concejales, pero también
quiero agradecer a los que perdieron, a los que estuvieron
dispuestos a las tareas difíciles, a los que salieron a las calles
a decirles a los chilenos que volvieran a confiar en nosotros,
porque entendíamos que en el país se ha abierto una herida
profunda, la herida de la desconfianza, esa herida desde la
cual sabemos que no podemos construir nada.

Valoramos mucho su aporte y su disposición. Pocas cosas


me emocionan más que cuando veo a algunos de los que
perdieron, que hoy día son presidentes de comunas, que
están dispuestos a hacer el trabajo, que no se han ido para
la casa.

Pero no nos engañemos camaradas, esta crisis de confianza


que enfrentamos con la cara a rostro descubierto en la
campaña municipal y ese distanciamiento entre la gente y
quienes estamos en la política ha sido en gran medida por
nuestros propios errores. Hemos sido los políticos los que hemos
dejado de escuchar la voz del pueblo; hemos sido los políticos
los que, a veces, hemos privilegiado nuestros intereses por
sobre el bien común; hemos sido los políticos los que hemos
hecho promesas que después no se cumplen y hemos sido
los políticos, en definitiva, los que le hemos fallado a la gente
y, en consecuencia camaradas, no podemos esperar que las
soluciones vengan desde afuera, no podemos esperar que los
problemas que nosotros hemos causado los solucionen otros.

Debemos ser nosotros, los que estamos en política, los que


encontremos el camino para volver a conectarnos con la
gente, para que la gente vuelva a confiar en nosotros.

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¿Qué significa esto? Significa decir con fuerza y con claridad
“No a la Corrupción”, no a la corrupción camaradas, con
toda claridad. Demostrar en nuestro actuar camaradas el
máximo de transparencia, hacer de nuestra vida personal
un reflejo de nuestros principios y valores. Significa escuchar
a la gente, pero escuchar a la gente de verdad, escuchar
con el corazón abierto, significa también tener la capacidad
de hacer un buen gobierno, poniendo al centro de nuestras
preocupaciones a las personas, su bienestar, su calidad de
vida, la calidad de vida de las familias chilenas.

Yo me alegro hoy día haber recibido de manos del camarada


vicepresidente, Sergio Espejo, el trabajo que realizaron las
comisiones programáticas. Quiero agradecer a cada uno de
los que aportó desde su perspectiva, desde su sabiduría, desde
sus inquietudes. Ahora nos toca pasar a una segunda etapa
del trabajo programático, que es aún más desafiante, pero
que, sin duda, nos entusiasma mucho más también. Todas las
regiones participaron y nos dijeron con claridad cuáles eran
las prioridades: La descentralización, la salud, las pensiones,
la delincuencia, entre otros, y ahora tenemos que pasar al
detalle, al sueño del país que se concreta, a lo que vamos a
hacer si somos gobierno. Y tenemos que hacerlo escuchando
a la gente en cada uno de los territorios.

Y esos insumos que hoy recibimos, tienen que permitirnos


construir una propuesta seria, una propuesta realista, una
propuesta responsable, alejada de falsas promesas, de
aquellas cosas que la gente sabe que no se pueden cumplir,
alejada de tintes populistas. Hacer las cosas quizás de una
forma que se ha perdido un poco, que se echa de menos en
política, hacer la cosas y pensarlas desde el sentido común,
que es lo que nos pide la gente.

Las ideas que tenemos, las propuestas que hagamos, no


pueden derribar lo bueno que hemos construido y donde,
por lo mismo, no puede haber cabida para prácticas de
retroexcavadoras. Tienen que ser propuestas responsables,
bien pensadas desde el punto de vista técnico y que tienen

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que apuntar a realizar la transformación que nuestro país
demanda, que nuestro país necesita. Estamos convencidos
que son cambios necesarios, pero hay que hacerlos de
manera gradual y no improvisando, generando certeza,
convocando a todos.

Yo no voy a hacer en este discurso una enumeración


exhaustiva de las propuestas y de cada área de trabajo. Lo
que queremos hacer es convocarlos a un encuentro dentro
de las próximas dos semanas, para que podamos trabajar
en detalle, para que puedan participar todos y todas, los
camaradas demócratacristianos y también quienes están
cercanos y quieran aportar en esta propuesta.

Tenemos sí un marco claro, aspiramos a recuperar el buen


desempeño de la economía, sabemos que es fundamental
un mayor crecimiento y queremos recuperar esa senda, pero
queremos que vaya de la mano del respeto a las personas y
por eso hablamos de desarrollo, pero no cualquier desarrollo,
crecimiento, pero no cualquier crecimiento, sino que un
crecimiento que tenga rostro humano, que requiere de
innovación, de apoyo a los emprendedores y también a los
pequeños empresarios. Porque entendemos que el progreso
económico no es posible sin equidad y que esa equidad
también requiere de progreso económico, no es uno o lo otro,
no es uno a costa del otro y el bien superior del crecimiento
camaradas, es que beneficie a todos y todas y no sólo a unos
pocos que se hacen más ricos.

Yo les decía que tenemos que recuperar el sentido común


y desde el sentido común sabemos que las varitas mágicas
solo existen en los cuentos de hadas, que las soluciones fáciles
no existen. Recuperar la senda del crecimiento requiere
de un país unido, de lograr consenso de todos los sectores.
Nuestro país requiere salir de las trincheras, requiere de mayor
generosidad de los grandes empresarios, de un gobierno
que garantice reglas claras y estables, pero también de
una sociedad que esté dispuesta a ser parte de la solución.
Todos, todos tenemos que salir de las trincheras: los políticos,

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los empresarios, el gobierno, la sociedad, para abordar estos
desafíos en conjunto, para trabajar por el bien común, por
la calidad de vida de todos los chilenos. Y esto tenemos que
hacerlo desde las profundas convicciones que tenemos. Hoy
nos rebelamos y espero que así nos pase a todos, en todos los
rincones de Chile, que nos rebelemos ante cosas que no son
normales, que no podemos aceptar que sean normales, pero
que pareciera que la vida moderna las ha normalizado, que
el capitalismo a ultranza ha normalizado.

Porque no es normal que la Señora Lucrecia, una mujer de 82


años enferma crónica renal, a quien conozco, haya tenido
que esperar más de dieciséis horas en una sala por una cama
en un hospital por una atención de urgencia, eso no puede
ser considerado normal, no puede no movilizarnos, no puede
no indignarnos. No podemos considerar normal el abuso, no
podemos considerar normal o como un dato de la causa la
colusión, no podemos considerar que sea normal la falta de
tiempo de las familias, de los padres para compartir con sus
hijos, eso no es normal. No es normal que la gente de trabajo
tenga que pasar la mitad de su vida arriba de una micro
para llegar a fin de mes y pagar apenas la cuota del crédito
de consumo. Esa no es la sociedad que nosotros queremos
construir camaradas.

Tenemos que volver a poner al centro de nuestra acción, de


nuestro proyecto, de lo que hacemos todos los días desde la
política pública a las personas. Por lo mismo camaradas, hay
temas de los cuales tenemos que hacernos cargo. Nuestra
hoja de ruta tiene que atender a una de las principales
demandas que nos hacen las familias y eso es el combate
directo y sin complejos a la delincuencia. Las familias chilenas
merecen vivir en paz, merecen barrios seguros donde
nuestros niños puedan jugar tranquilos. La delincuencia es un
problema, un problema que hay que enfrentar y que hay que
solucionar y, por lo mismo, no tendremos ningún complejo
en adoptar las medidas que sean necesarias para garantizar
barrios más seguros, que les pertenezcan a los vecinos y no a
los delincuentes.

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Las calles le pertenecen a la gente y el lugar de los
delincuentes es la cárcel y no la plaza. Y cuando me refiero
a los delincuentes, no sólo a los que asaltan y comenten
crímenes, sino también a los de cuello y corbata, su lugar
también es la cárcel.

En educación camaradas creemos y estamos convencidos


que es necesario continuar el proceso de gratuidad que le ha
cambiado la vida a miles de familias chilenas. Se trata de una
gran iniciativa que hay que cuidar, que hay que mantener. El
8 de marzo recién pasado conmemoramos el día de la mujer
en La Pintana y Claudia Pizarro, nuestra valiente alcaldesa,
nos decía que, en su comuna, una de las más pobres y
vulnerables de Chile, más de mil trescientos jóvenes son
beneficiarios de la gratuidad y, por lo tanto, lo que tenemos
que hacer es seguir avanzando, poniendo el foco en aquellos
estudiantes de ingresos bajos y medios, que no cuentan con
los recursos necesarios para solventar sus estudios, aquellos
que no estudian ni trabajan, partiendo por los más vulnerables.

Nuestro país camaradas es un territorio hermoso y caracterizado


por una gran diversidad, una gran riqueza y, por lo tanto, yo
no puedo dejar de mencionar el compromiso de avanzar
en descentralización. Esa tiene que ser una gran prioridad
estando en el gobierno. Yo soy una mujer de provincia, una
orgullosa magallánica como algunos que me acompañan
aquí. Creo en la fuerza de las regiones. Y porque lo he vivido,
no existe ninguna razón que justifique que Santiago sea el
lugar donde se tomen todas las decisiones, donde se definen
las prioridades de las regiones. Nosotros, desde el extremo
sur, hemos demostrado que podemos tomar decisiones que
nos diferencian, políticas diferenciadas y que eso no atenta
ni rompe nuestro Estado unitario, así que debemos avanzar
de manera decidida hacia una mayor autonomía en los
territorios y eso tenemos que hacerlo desde el extremo norte
hasta el extremo sur, rescatando la riqueza, el valor de todo
nuestro país y su gente.

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No puedo dejar de hacer mención en materia programática
de lo que probablemente será el mayor desafío del próximo
gobierno, me refiero y ustedes lo pueden adivinar, a la reforma
de las pensiones. Chile necesita avanzar a un sistema de
pensiones que sea realmente un sistema mixto en donde el
ahorro, la solidaridad y la responsabilidad de los ciudadanos
sean principios estructurantes.

Es fundamental pensar en las pensiones, pero con un sistema


mucho más integral, más solidario, que a la vez sea sostenible
y en donde existan los incentivos para que todos aportemos.
Por lo mismo, hemos planteado un seguro para la llamada
cuarta edad, donde el 5% extra de cotizaciones que ha
anunciado el gobierno y que aplaudimos, no vaya a las AFP,
que no consolide un sistema que no responde a los intereses
de los trabajadores y trabajadoras.

Y yo quiero camaradas en esta materia hacer un llamado


al gobierno y a todas las fuerzas políticas a las que convocó
la Presidenta Bachelet cuando hizo un anuncio valiente; los
adultos mayores en Chile no pueden esperar, no pueden
esperar que tengamos el debate presidencial, no pueden
esperar que recién en el 2018 nosotros les demos una respuesta.
Para una persona que recibe una pensión de miseria, decir
que espere el debate, que los políticos se pongan de acuerdo
en un año más, es demasiado tiempo, no es respuesta. Por
eso, desde aquí, junto a ustedes, yo quiero pedirle al gobierno
que hagamos este debate lo antes posible, que tengamos
una propuesta en el Parlamento que nos permita aumentar las
pensiones más bajas no en el próximo año, no en el próximo
semestre, sino que ahora. Que también seamos capaces, entre
todos, sin populismo, de ponernos de acuerdo en las bases
de un sistema que realmente garantice pensiones dignas y
eso hagámoslo ahora, hagámoslo este año, demostremos ahí
nuestro compromiso con los adultos mayores.

Hemos dicho que queremos una política que convoca, que


llama al diálogo, que deja atrás la polarización, que no nos

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divida entre los buenos y los malos, sino que nos convoque a
trabajar a todos en las cosas comunes.

La gente que está en sus barrios, que recorre sus calles,


que está en sus casas espera que hagamos el trabajo y por
eso este llamado que hacemos a la responsabilidad y a la
gobernabilidad no lo podemos hacer solos. No podemos
echar por la borda las cosas buenas que hemos hecho por
Chile. Para mí, en este sentido, es fundamental que cuidemos
el buen entendimiento que hemos logrado en todos estos
años, entre la fuerzas de centro y de centro izquierda. Es
ese entendimiento camaradas, el que nos ha ayudado a
recuperar la democracia, ese entendimiento que nos permitió
también consolidar la democracia, con reglas comunes, con
un camino común, un proyecto con matices sin duda, pero
que no se pierde a la hora de poner al centro de su interés
el bienestar de Chile y de su gente. Bajo esta mirada hemos
demostrado que somos capaces de ponernos de acuerdo,
aun teniendo diferencias que reconocemos y valoramos, que
son parte de nuestra riqueza y nuestra diversidad.

Que nadie se equivoque camaradas, aquí está la Democracia


Cristiana, con domicilio conocido en lo político; nuestro
domicilio es la centro izquierda y de ahí no nos moveremos
camaradas, que nadie se equivoque, nosotros no somos la
derecha, nuestro proyecto político camaradas es distinto
y vamos a enfrentar con fuerza el individualismo y vamos a
enfrentar con fuerza el pesimismo que se ha tratado de instalar
en nuestro país, ese que está basado en un ideario que más
bien responde al consumo, que responde a lo que tienen las
personas y no a lo que son las personas.

Así es camaradas, porque nosotros creemos en la capacidad


de nuestra gente, creemos en la capacidad del campesino y
lo hemos demostrado, creemos camaradas en la capacidad
del obrero, de la dueña de casa, creemos en la capacidad
de las mujeres que solas han sacado adelante a sus hijos,
creemos en la capacidad de los inmigrantes que llegan a

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nuestro país a hacer una colaboración y también creemos
en los compatriotas que han hecho patria fuera de nuestras
fronteras y nos alegramos que, por primera vez, este año van a
poder votar en las elecciones. En todos ellos creemos y porque
también sabemos que los chilenos somos gente trabajadora,
todos los que estamos acá somos gente trabajadora, sabemos
lo que significa la palabra trabajo, sabemos lo que significa
trabajar duro, entendemos lo que significa la palabra trabajo.
Buscamos dignificar a los chilenos, a esos que se ganan el
pan con el sudor de su frente y no lo hacen a costa de la
especulación financiera, del dinero fácil, sino que lo hacen
trabajando duro todos los días.

El problema no es el trabajo, el problema es la paga por ese


trabajo, ese sueldo justo, porque queremos nosotros poner el
compromiso ético por delante, el compromiso ético y la buena
política frente a la ambición desmedida que queda fuera de
toda ética y que busca, a veces con pirotecnia, tratar de
eludir las exigencias de transparencia de una sociedad que
ha demostrado ser mucho más moderna y empoderada.

Nosotros hemos dicho que sí a ese desafío, estamos dispuestos


a asumirlo. Cada uno tendrá que asumir su responsabilidad y
esperamos que otros también lo digan con franqueza, sobre
todo si aspiran a presidir los destinos de Chile, a volver a la
presidencia.

Nosotros estamos aquí camaradas para comprometernos


con Chile. Por eso los demócratacristianos ratificaremos que
tendremos candidatura presidencial, tendremos candidato
presidencial, porque un partido que ha dado tres grandes
gobiernos a Chile no se puede restar de participar.

Lo más importante de esta Junta Nacional camaradas, es


nuestra voluntad de competir, porque aspiramos a que sea
un demócratacristiano quien lidere los destinos de nuestro
país. No como una candidatura testimonial, no como una
candidatura para después negociar los cargos. Se equivocan

29
aquellos que piensan eso de nosotros. Aquí estamos, y
estamos con convicción, seguros que podemos ofrecer un
mejor camino a Chile, que retome la senda del crecimiento
económico para todos, no solo para que algunos pocos se
hagan más ricos.

Yo sé que hay mucha inquietud por el mecanismo, todos los


medios de comunicación preocupados si hay primarias o
primera vuelta. Yo he planteado con mucha transparencia
y claridad mi postura, mi mirada, y hemos visto como se
han llenado páginas en la prensa en estos días, con lo que
nosotros decimos y con los que otros dicen de nosotros. Pero
yo quiero señalarles hoy día algo con mucha franqueza, si
la discusión que sostenemos hoy día en esta Junta Nacional
se reduce solo al mecanismo, si se reduce solo a un tema
de procedimiento, entonces hemos perdido la ruta. Si solo
discutimos de procedimientos no solo nos fallamos a nosotros,
a los que estamos en este salón, sino que le fallamos a Chile y
a quienes esperan otra cosa de la Democracia Cristiana, a los
que tienen expectativas en nosotros, a los que salieron a las
calles y que nos dijeron “aprendan de Patricio Aylwin y sigan
su ejemplo”. A todos ellos no les podemos fallar, para ellos está
la Democracia Cristiana camaradas.

Estamos aquí para hacer un debate de fondo, no sólo de


la superficie. Yo sé y reconozco que los mecanismos son
importantes dentro de los acuerdos, nosotros lo sabemos,
pero lo importante es que no nos perdamos en la discusión.
Eso es el debate de hoy, cómo dentro de la centro izquierda
somos capaces de construir mayorías, mayorías que nos
permiten seguir gobernando Chile, mayorías que respondan
a los desafíos de las familias.

Nosotros hemos dicho y hoy lo repito, queremos hacer las cosas


distintas, reconociendo los errores, asumiendo la autocrítica y,
desde esa convicción, no vamos a aceptar que nos pauteen,
no vamos tampoco a eludir las decisiones, nunca lo hemos
hecho. Vamos a tomar decisiones y las vamos a tomar entre

30
todos y lo vamos a hacer en el momento oportuno, así vamos
a conducir y así les pido camaradas que llevemos a cabo hoy
día nuestro debate.

Estamos en medio de un proceso de refichaje que ha significado


un mayor grado de dificultad de lo que esperábamos como
partido y eso requiere de un espacio, requiere de un tiempo
para tener certeza. Hoy más que tomar definiciones, lo que
podemos hacer es distinguir el marco de entendimiento sobre
cómo avanzamos en un acuerdo programático, ponernos
de acuerdo si somos capaces de trabajar para cumplir lo
que comprometemos a Chile. También en cómo damos
sustento a las propuestas de ley que el gobierno presente al
parlamento, con un buen pacto parlamentario que maximice
nuestra fuerza y cómo somos capaces de procesar nuestras
diferencias, de generar un pacto. Muchos hablan de un
nuevo pacto de comportamiento político, que esté a la altura
de los desafíos que la historia nos impone.

Una cosa les quiero decir camaradas, mi candidatura, es


complejo hablar de uno mismo, pero mi candidatura, si por
supuesto ustedes la ratifican en esta junta, o la candidatura
de cualquier otro camarada que está aquí en esta sala, de
cualquier demócratacristiano, no va a llegar a buen puerto si
no tenemos unidad. Sin unidad, sin que estemos todos juntos
no es viable. Ninguna candidatura demócratacristiana tiene
posibilidad de triunfar sin unidad. Quiero repetirlo y reiterarlo;
no tenemos ninguna posibilidad de triunfar sin unidad y por lo
tanto yo les quiero pedir algo acá y es que esta candidatura
sea una candidatura de toda la Democracia Cristiana, en
donde todos se sientan representados, donde todos podamos
aportar con humildad, escuchándonos, compartiendo
nuestras ideas, movilizándonos.

Nadie dice camaradas que no podemos tener diferencias o


visiones que sean distintas, sobre todo en la manera de cómo
asumimos este desafío, pero una cosa es tener opiniones
divergentes y otra muy distinta es intentar socavar nuestra

31
candidatura si no se hace lo que “yo quiero”. Así camaradas
no podemos funcionar como partido, nadie puede señalar
que no he dado los espacios para que todas las visiones estén
representadas, y si hay algo que he hecho en la conducción es
escuchar todos los planteamientos. A veces me puedo haber
demorado un poquito más, otras veces un poquito menos,
pero me he reunido con todos y todas las camaradas que han
querido hablar conmigo. La práctica de tratar de influir por los
medios de comunicación y quiero decirlo representando el
decir de muchos camaradas, nos hace mucho daño; primero
porque genera una idea equivocada de lo que es nuestro
partido en la opinión pública y, en segundo lugar, porque lo
que hace es debilitar nuestra institucionalidad y desconoce
la representatividad de esta junta, de nuestra estructura, de
nuestro partido, que además es expresión de todos nuestros
camaradas a lo largo del país.

Camaradas, para ir cerrando esta cuenta, estas ideas y


reflexiones que comparto con ustedes, quiero hablarles
un poco desde lo personal. Yo soy parte de una nueva
generación en política, que entiende el descontento, que
entiende la importancia de pedir perdón por los errores
cometidos, lo imperioso que es actuar con total transparencia
para recuperar la confianza de la gente.

Soy parte de una generación que nació viendo la política en


mi padre (Pedro Goic), conduciendo el proceso de la Reforma
Agraria allá en Magallanes, de los que hacían la política con
los pies en el barro, con la gente, con los campesinos, con los
más humildes. Soy parte de un colectivo que optó por servir
desde el Estado, por servir y no servirse, que ha trabajado duro
por mejorar las condiciones de vida de las personas y que no
está dispuesta a hacerse a un costado cuando nos queda
tanto por avanzar. Soy de las que cree en la buena política y
que cree en dignificar la política, que no desconoce desde
dónde nos paramos, que no se viste de un traje y después dice
que es otro, yo estoy orgullosa de estar en política y desde
aquí yo creo que tenemos que dignificar lo que hacemos.
En mi vida he dado duras peleas y nunca me he hecho a un
lado ante las dificultades. No soy de las que se asustan ante
los malos pronósticos y mientras mayor sea el desafío, mayor
será mi compromiso y entusiasmo. No soy ni más ni menos que
una mujer chilena, una mujer chilena como tantas otras y que
hoy siento en mi corazón lo mismo que sienten la mayoría,
que está dispuesta a darlo todo, a darlo todo para ofrecer a
mi país una vida mejor, que significa dar oportunidades para
todos y todas.

La tarea de hoy camaradas es la continuación del desafío


de ayer, ese desafío de la marcha de la patria joven con Frei
Montalva, esa de ni un paso atrás de Tomic, esa invitación
de Patricio Aylwin de construir una patria justa y buena para
todos los chilenos y chilenas, esa es la tarea de hoy, esa es
la tarea de ayer y esa es la tarea de siempre para nosotros.
La tarea de hombres y mujeres libres y de hombres y mujeres
comprometidos con su país, la tarea de volver a confiar, la
tarea de recuperar la esperanza que Chile puede ser mejor y
que ese es un sueño posible y a esa tarea, queridos camaradas,
es a la cual los invito a lo largo de todas las regiones de Chile.

MUCHAS GRACIAS CAMARADAS.


DISCURSO EN ACTO PREVIO A INSCRIPCIÓN DE
CANDIDATURA PRESIDENCIAL ANTE EL SERVICIO
ELECTORAL DE CHILE

Teatro San Ginés


(11 de mayo de 2017)
“ E n primer lugar, quiero agradecer a cada uno de ustedes
por estar aquí, como lo hacemos los magallánicos, contra
el viento, contra la lluvia y contra los malos pronósticos del
clima. Aquí estamos todos con entusiasmo, la lluvia en eso
no nos intimida, al contrario, nos moviliza, como estamos
acostumbrados en Magallanes, contra el viento con más
fuerza. Con más fuerza acompañando esta candidatura.

Quiero agradecer especialmente a quienes hoy día se están


incorporando, a los que representó Juan Pablo Hermosilla
en su discurso y en sus palabras, muchas gracias. Ese mundo
independiente con quienes hemos trabajado y con quienes
compartimos historias; a quienes representa Bernardina Muñoz,
que es dirigente de las Trabajadoras de Casa Particular y está
hoy sentada acá. A quienes me acompañaron en la discusión
de la “Ley Ricarte Soto”, para poder abordar el tratamiento y
la garantía, cuando tenemos enfermedades que hasta hace
algunos meses era impensada la posibilidad de financiarlas.
A las mujeres trabajadoras que están a mi lado y a las que
se atreven a asumir desafíos. También a los que vienen de
afuera, a los migrantes, y que vienen en el ánimo de encontrar
acogida en nuestro país, a los que representan a nuestros
pueblos originarios también, que son parte de nuestra riqueza.

37
Porque lo que hacemos hoy día, junto con la inscripción oficial
de la candidatura, es dar un nuevo paso en esta construcción
conjunta, es ir más allá de lo que ya hemos hecho en la
Democracia Cristiana, es abrirnos al mundo independiente,
aquellos que quieren tener una opción, muchos que se quedan
en la casa si no ven un liderazgo creíble, convocante, que
sea capaz de proyectar este país que hemos construido entre
todos y todas. Eso es lo que hacemos hoy día aquí. Quiero
agradecerles que me acompañen previo a la inscripción en
el Servel (Servicio Electoral). La señal que damos hoy día es
clara; vamos a estar en la papeleta en noviembre. Esta es una
candidatura para todos los chilenos en noviembre.

Quiero reafirmar mis convicciones. Esta candidatura no se


plantea como una opción para oponerse a otros, sino que
busca integrar en un proyecto común, basado en la seriedad,
la responsabilidad, en las reglas claras, una candidatura que
busca recuperar en nuestro país la sensatez, que aspira a
cambios profundos que sabemos son necesarios, a los que
no vamos a renunciar, pero que no pueden ser hechos de
manera improvisada y a golpes de timón, porque no es así
como se construyen los países que aspiran al bien común de
todo su pueblo y que se sustentan sobre bases sólidas.

La nuestra no será una opción de los eslóganes fáciles, que no


va a caer en la tentación del populismo de frases incendiarias
que contentan a minorías vociferantes de izquierda o derecha.
La nuestra va a ser opción de las grandes mayorías que quieren
un país que se desarrolle en un marco de gobernabilidad y
paz social, que quieren también libertad, pero libertad con
solidaridad; con valores inspiradores y convocantes que
vamos a defender.

La nuestra será la opción de quienes no quieren que se les


regale nada, pero que sí quieren una opción de trabajo que
sea digno, que sea remunerado en forma justa, por lo que
aportan. De toda esa gente honrada que se esfuerza día a día
por sacar adelante a su familia, pero que se siente vulnerable
ante los abusos y malas prácticas como la colusión, pero
también bajo la amenaza de una enfermedad que puede
significar que se pierda muy rápido el trabajo de muchos años
de una familia.

38
Esta no será la candidatura de quienes apuestan por promesas
mesiánicas y que buscan de manera indolente arrastrarnos
hacia una sociedad que está basada en la competencia, en
el individualismo exacerbado, esa del consumismo desatado
que finalmente nos ofrece una felicidad vacía, que mira a las
personas solo como cifras, como estadísticas, como números.
¡No!, nosotros no somos la derecha y no creemos ni nos
sumaremos al proyecto de Sebastián Piñera.

Ahí hay una gran diferencia en nuestra mirada de país, no nos


sumaremos al proyecto de Sebastián Piñera, que ni siquiera
ha tenido la coherencia moral para separar de manera
nítida la política de los negocios y que cree que con frases
coloquiales va a poder eludir el juicio de un país que exige
hoy día mayores y nuevos estándares de transparencia.
Los democratacristianos de verdad nunca votaremos por
Sebastián Piñera y la derecha dura que representa. Lo hemos
dicho de forma clara.

Lo he dicho durante estos días y lo repito hoy, el debate no


es entre la izquierda y la derecha, el debate real hoy es entre
pasado y futuro, y esta candidatura apuesta por un futuro
que construimos entre todos y que no ve en los acuerdos y
el entendimiento una debilidad o una muestra de arreglos
que están hechos entre gallos y medianoche, sino el genuino
punto de encuentro entre visiones que apuestan por el bien
común de todos. Porque, recordémoslo, fueron precisamente
los acuerdos entre la centroizquierda los que nos permitieron
recuperar la democracia y nos brindaron los mejores años
de nuestro desarrollo como país. Hoy no caeremos en la
tentación de desconocerlo, no vamos a caer en la tentación
de aquellos que plantean con soberbia política una lógica de
refundación, de un país construido en base a consignas.

Es cierto que muchas cosas se pudieron haber hecho mejor,


sin duda, siempre se pueden hacer mejor; pero no reconocer
el valor de los acuerdos, del entendimiento entre las fuerzas
de centroizquierda y de quienes los encabezaron, es una falta
de generosidad y es no tener clara la perspectiva histórica de
cómo hemos construido nuestro país.

39
Y estamos acá para, a partir de lo que hemos hecho, construir
un sueño de país, un sueño de futuro, donde queremos invitar
a las familias de todo el país. Nuestra invitación es a todos y
ese sueño de país que construimos hoy día lo estructuramos
en torno a tres ejes.

Primero, cómo somos capaces de retomar el liderazgo y el


buen gobierno, el fortalecimiento de nuestra institucionalidad,
la ética de hacer las cosas bien, las señales claras frente a la
amenaza de la corrupción y las malas prácticas, pero también
un buen gobierno significa decir cuándo las cosas se pueden
hacer y cuándo no se pueden hacer; no renunciar a liderar
procesos que tienen una mirada responsable y de largo plazo.

Un segundo eje tiene que ver con el desarrollo sostenible e


inclusivo, no se trata de cualquier desarrollo, no es la teoría del
“chorreo” en la que algunos todavía creen, esto es el desarrollo
con rostro humano, que pone a las personas al centro y que
articula toda nuestra política pública en el territorio, poniendo
a las familias como nuestro principal objetivo. Ese desarrollo
que significa crecer, pero crecer para todos, crecer para la
pequeña empresa con medidas concretas, crecer para los
jóvenes y las mujeres.

Y el tercer eje es poner al centro la calidad de vida de las


personas, que es parte de lo que tiene que recuperar la
política, el cómo distintos mecanismos se articulan para
mejores servicios sociales para las personas, en forma eficiente
y con responsabilidad fiscal.

Hoy no puedo hacer un desarrollo exhaustivo de nuestras


propuestas por el tiempo, pero estaremos en terreno durante
las próximas semanas trabajando cada uno de los temas.
Solamente quiero marcar estas definiciones centrales de lo
que será nuestro Gobierno. En esta lógica que lo que busca es
ser un proceso convocante donde sigamos sumando aportes,
que esta candidatura sea un espacio fértil para desarrollar
propuestas responsables, convocantes y que se conecten con
las necesidades concretas de las personas, que nos permitan
innovar y proyectar un país en que gobernamos para todos,
más allá de cuatro años.

40
Quiero hacer una mención especial, en esta lógica de incluir
buenas propuestas, porque hemos incorporado después
de una revisión y un análisis en conjunto, varias propuestas
planteadas por el ex presidente Ricardo Lagos y su equipo
en el documento “Piensa Chile”. Ese trabajo, que además se
atreve a innovar y proyectar el país, no puede quedar sin ser
incorporado y estamos ciertos que todos estarán contentos
que hayamos recogido estas buenas ideas.

Nuestra principal reforma va a ser la Reforma a la Salud, una


tarea que tenemos pendiente, queremos que de verdad sea
un derecho para todos y esto significa hacer realidad una
Ley Nacional del Cáncer,31que permita abordar la principal
amenaza en salud que viven hoy día las personas, que
lo haga desde una mirada integral, abordando todos los
territorios, desde la prevención hasta la detección precoz y
acompañando no solo al enfermo, sino que también a las
familias.

Lo mismo queremos hacer en materia de salud mental, algo


que pareciera invisibilizado, pero que es tan importante como
las enfermedades que tienen expresión física. Ahí no solo para
las mujeres, para los jóvenes que hoy día lamentablemente
terminan atentando contra sus vidas, para los adultos
mayores que sufren Alzheimer; tenemos ahí un planteamiento
que parte desde el consultorio, desde lo más cercano, en una
Política Nacional de Salud Mental.

Esta mañana en la comuna de La Granja dábamos cuenta


de cómo vamos a fortalecer la atención primaria de salud.
Primero tenemos que abrir los consultorios, en eso no vamos a
inventar la pólvora, ahí se demuestra cómo podemos rediseñar
nuestras redes asistenciales con el aporte del municipio, con
la colaboración entre distintos actores, con más participación
y abriendo los consultorios a la comunidad, en una mirada
más amplia de la salud que efectivamente apuesta por la
prevención. Vamos a incorporar nuestra sabiduría con la de los
pueblos originarios y los beneficios de medicinas alternativas.

3 (La Ley Nacional del Cáncer “doctor Claudio Mora” fue incorporada al programa de Gobierno del
Presidente Sebastián Piñera, quien, tras la presión de las agrupaciones de pacientes oncológicos
y la senadora Goic, finalmente la promulgó el 26 de agosto de 2020).


41
Vamos a abordar la necesaria reforma a la salud privada, que
sigue excluyendo en las Isapres a los enfermos, a las mujeres; y
esa es una deuda que tenemos con tres millones de chilenos.
Vamos a prohibir la integración vertical, porque sabemos que
no favorece a las personas, sino que favorece los acuerdos
entre la Isapre y el prestador de salud.

Vamos a reimpulsar la construcción de infraestructura, donde


nos abramos a distintos mecanismos que cautelen el interés
fiscal, que hablan solo de construcción de infraestructura,
pero que también permiten la complementariedad pública
y privada. Salud será nuestra principal reforma, de eso no hay
duda.

Pero también queremos avanzar en seguridad pública, un


tema que nos plantean las familias, porque la calidad de vida
también tiene que ver con la seguridad. Vamos a trabajar con
las policías para dotarlas de los recursos necesarios para su
buen funcionamiento y hacerlas más profesionales y eficientes.

En este tema no haremos propuestas populistas como la fallida


promesa de terminar con la puerta giratoria, que finalmente
no ocurrió. Pero una cosa sí les puedo decir, sabemos que es
un tema complejo y que no requiere solamente abordar sin
complejos la delincuencia, sino también de la construcción
comunitaria de recuperar barrios para la gente, para la
familia, para los niños y niñas, para nuestros mayores.

Y en eso me parece muy bueno el Plan Calle Segura, que


considera más luminarias para caminar tranquilos, volver a
recuperar los espacios públicos, implementar un programa
de transformación de sitios eriazos y, sobre todo, focalizar en
espacios donde haya más casos de robo, violencia, incluido
el acoso callejero que sufrimos muchas veces las mujeres.

Y en eso una mención especial a los temas de violencia


intrafamiliar, porque yo no quiero que se repitan más casos
como el de Nabila Rifo o Carola Barría en Punta Arenas,
quienes sufrieron agresiones brutales.

Por lo tanto, ya tenemos diseñado e implementando un


programa piloto de seguimiento en casos de violencia

42
intrafamiliar que parta del consultorio, fortaleciendo la red de
apoyo para garantizar seguridad a las mujeres, romper con
el flagelo de la violencia intrafamiliar con un apoyo integral y
evitar más muertes de mujeres en manos de sus parejas.

De la misma manera, abordaremos el envejecimiento de


nuestros adultos mayores, porque hemos aumentado la
esperanza de vida y esa tiene que ser una buena noticia en
nuestro país; y sabemos que muchas veces la pobreza, la nueva
pobreza de nuestros adultos mayores es el abandono. Por lo
tanto, hemos diseñado un programa que busca acompañar
el envejecimiento, no solo al adulto mayor, sino también a su
cuidadora, que le dé un respiro y que también apoye a la
familia, que dé señales reales de un envejecimiento digno.

Aquí también una buena idea a doce años de la reforma a la


salud. Siempre preguntan cuál será la patología nueva que se
va a incorporar en el Auge, y lo que yo recojo es el programa
AUGE para el Adulto Mayor ¿Qué significa esto? Que nuestros
adultos mayores tengan garantías de los medicamentos para
enfermedades crónicas y no que signifique que buena parte
de su escasa pensión sea destinada a la compra de remedios.
Es una forma de aliviar y garantizar también una vejez digna.

Pensiones sin duda va a ser un tema eje para el próximo


gobierno. Quiero partir reiterando el llamado a construir
ahora un acuerdo nacional que nos permita responder a las
necesidades que hoy día tienen nuestros adultos mayores
con pensiones más bajas. No podemos esperar al debate
presidencial del próximo año, y en eso respaldo una vez más
la propuesta del gobierno.

En este sentido, nosotros hemos dicho que la propuesta de subir


al menos en un veinte por ciento las pensiones nos parecen un
buen primer paso para que esto sea una realidad durante este
año. Queremos un sistema de pensiones universal, solidario,
con aporte tripartito y que reconozca razonablemente a los
trabajadores el fruto de su esfuerzo en toda su vida laboral. En
calidad de vida hay tantos otros temas.

Recibí hace unos días una propuesta en Cultura y la estamos


analizando en forma detallada para ver cómo apoyamos

43
la libertad de creación, el valor de la diversidad cultural, la
coexistencia de realizaciones de obras para públicos masivos
con obras de excelencia.

He estado acompañada de deportistas y ahí tenemos tanto


que hacer o cómo avanzamos en conciliar la vida familiar y
laboral y el descanso, que permita que tengamos más tiempo
efectivo con nuestros hijos e hijas o cómo somos capaces
de dar respuesta más allá de las situaciones de pobreza,
respondiendo a las necesidades de la gran clase media de
nuestro país que se siente abandonada muchas veces por las
políticas públicas.

En materia de educación al igual que en pensiones yo creo


que es necesario terminar los compromisos que asumimos
como gobierno, terminar el proyecto de Educación Superior
y Nueva Educación Pública, y que nos permitan a nosotros
trazar nuevos desafíos que avancen en la calidad al interior
de la sala de clases, que pongan el foco en los jóvenes que
no estudian ni trabajan y que quedaron fuera de la gratuidad.
Gratuidad que está de más decir tenemos que cuidar y
proyectar razonablemente en términos de financiamiento,
ahí seguiremos trabajando.

Volver a la educación inicial, aumentar los aportes en ciencia


y tecnología que son tan relevantes. Pero también hacernos
cargo de los pendientes como la situación de los deudores
del CAE, donde sabemos que tenemos que implementar un
sistema distinto, en forma muy responsable, que no pase por
la banca, y que responda a la capacidad de pago de las
familias que hoy están endeudadas.

Un segundo eje tiene que ver en cómo recuperamos el


crecimiento, pero como les dije un crecimiento inclusivo. Acá
es fundamental recuperar la capacidad de crecer si queremos
financiar políticas públicas como las que he señalado. Pero
acá hay tres elementos centrales; es posible crecer al doble
como lo hemos hecho, nuestros equipos técnicos consideran
que es posible crecer en torno al 4% en promedio durante los
próximos años, partiendo un poco más bajo el primer año y
subiendo en los tres siguientes.

44
Pero para eso es fundamental recuperar la confianza y, en
la reforma tributaria, que esperamos con responsabilidad
evaluar sus resultados, incorporar un mecanismo innovador
de promoción de la inversión, haciendo más atractivo que
las empresas reinviertan sus utilidades en crecer. Aquí el
énfasis estará en la pequeña y mediana empresa, para
quienes sabemos es más difícil el acceso al crédito y cómo
garantizamos terminar con la demora de los pagos, y muchas
veces de grandes empresas o el Estado, ahí no puede ser que
existan entidades del Estado que sean malas pagadoras.

En el mundo privado legislaremos para que se adopten


políticas de pago razonable y transparente. Que ninguna
empresa privada que exceda los plazos mínimos para el pago
a pequeñas empresas pueda hacer negocios con el Estado.

Lo tercero, al inicio de mi gobierno iniciaremos un importante


esfuerzo de inversión pública en infraestructura, directamente
y a través de una cartera atractiva de concesiones. Vamos a
poner énfasis en el transporte público.

Y esto tiene que ver con la ampliación de la red de Metro.


Cuando se inauguren las líneas 3 y 6 del Metro, la red tendrá
140 kilómetros y cubrirá en un radio de caminata a poco
más del veinte por ciento de la población, nuestra meta es
planificar una red de trescientos kilómetros de extensión que
permita que la mitad de los santiaguinos puedan vivir a cinco
cuadras de una estación, lo que constituirá un incentivo real y
concreto para dejar el auto en la casa y reducir la congestión
que amenaza a Santiago. En este diseño el Transantiago
será, básicamente, una potente red de Metro, con buses que
operarán como alimentadores, lo que permitirá reducir el
déficit actual del sistema.

Pero no todo es Santiago. Yo, como magallánica, lo sé mejor que


nadie, por eso iniciaremos el desarrollo de una Red Nacional
de Trenes con énfasis descentralizador, al partir los procesos
que nos permitan conectar por un tren rápido Valparaíso con
Santiago, y Santiago con Concepción pasando por Chillán y
Talca, reduciendo los tiempos de desplazamiento a la mitad. A
eso, sumaremos el inicio de ambiciosos proyectos regionales,

45
¿Por qué no pensar en un teleférico que comunique Iquique
con Alto Hospicio en Tarapacá o un tranvía que conecte
La Serena con Coquimbo? Además, extender el Biotren de
Concepción o cómo somos capaces de desarrollar un tren
que conecte Temuco con Valdivia y Puerto Montt. Tenemos
que recuperar la capacidad del Estado de plantear y
proyectar obras públicas en el mediano plazo.

Pero además hay que ser responsables, esto hay que


financiarlo y para eso hoy día tenemos en discusión en el
parlamento el fondo de infraestructura, que asumimos como
propio y que es probablemente una de las innovaciones de
financiamiento más importantes dentro del Estado de Chile en
los últimos años, comparable con el sistema de concesiones.

En forma conservadora podremos generar respaldo financiero


del orden de 20 mil millones de dólares, para financiar obras
de infraestructura en un programa a 15 años del orden de 80
mil millones de dólares. Reafirmando la complementariedad
público-privada en obras de infraestructura, pero además la
tradición de nuestros gobiernos desde Aylwin, pasando por
Frei, Lagos, y que también ha sido impulsada en este gobierno;
el Fondo de infraestructura es liderado en su tramitación
por nuestro ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga,
y esa tradición la queremos mantener y recuperar, la de
colaboración público–privada en obras de infraestructura
que son posibles.

Todo esto nos permite decir que es posible crecer al 4% en


promedio, que es posible generar entre 920.000 y un millón
de empleos. Pero para nosotros no basta con el puesto de
trabajo, nos interesa que el trabajador chileno sea tratado
como persona, un compromiso con los empleos de calidad.
Necesitamos entonces que tengan contratos de plazos más
largos, que se le paguen todas las cotizaciones sociales y que
tenga abierta las posibilidades de capacitación y progreso en
su vida. Para esto perfeccionaremos la reforma laboral dentro
de sus líneas matrices.

La negociación colectiva es importante para las empresas


e importante para Chile. Es una instancia de diálogo social

46
esencial para construir un país inclusivo, donde nos miremos a
los ojos y reconozcamos a un conciudadano en su dignidad.
Es ahí donde trabajadores y empresarios pueden ver cómo
logran mejorar las condiciones de trabajo y simultáneamente
hacer mejor lo que haga la empresa.

En este eje es imposible no mencionar la descentralización. Lo


primero es cambiar la mirada, ya no más la mirada centralista
donde se decide todo en Santiago y a las regiones se les
imponen decisiones que muchas veces no tienen nada que
ver con la realidad de los territorios.

Yo espero que durante este gobierno, por primera vez, se


elijan gobernadores regionales, lo que hará efectiva la
descentralización política. Yo quiero que el próximo año
sean los gobernadores regionales los que vengan a discutir
su presupuesto, no la ministra de Educación o el ministro de
Obras Públicas, aunque eso no será suficiente si no cuentan
con atribuciones reales para actuar con mayor autonomía.

Y es por eso por lo que aquí asumimos el compromiso de hacer


realidad una Ley de Renta Regional que permita decidir a
cada territorio sobre el uso de sus recursos. Así también, las
empresas tendrán que hacer un aporte al territorio donde
desarrollan su actividad, incorporando a la comunidad local
no solo los impactos, sino que también los beneficios de que
esas industrias funcionen ahí.

Descentralizar también es dotar de una voz propia a cada


una de nuestras regiones y su gente y, por lo mismo, insistiré
en mi propuesta de que la capitalización programada para
Televisión Nacional, que contempla un monto de 65 millones
de dólares, también considere a los medios regionales y
comunales. Para ello he propuesto la creación de un consejo
técnico que evalúe los proyectos de todo Chile para que sean
las voces de las propias regiones las que también puedan
dar cuenta de su realidad y que accedan a parte de esos
recursos.

Eso también tiene que ver el cómo democratizamos a los


medios en las regiones y en esa línea democratizar el acceso a

47
la información. A mí me parece que iluminar con WIFI gratuito
y con conexión a Internet las principales plazas es algo que
debemos asumir ahora ya. Eso también es democratizar y dar
acceso a todos.

Para ir finalizando, retomar el liderazgo y el buen gobierno


también implica continuar procesos que fortalezcan
nuestra institucionalidad, he planteado la autonomía
constitucionalidad del Servicio de Impuestos Internos (SII) o
medidas como la instalación de unidades anticorrupción en el
sector público que alerten posibles conflictos y que permitan
actuar antes y recuperar la confianza, para avanzar en un
Estado más moderno y eficiente.

Así también, fortalecer la institucionalidad de protección de


los consumidores y las personas, sancionando drásticamente
la colusión y los delitos de cuello y corbata. Pero también
fortalecer el buen gobierno tienen que ver con nuestras
buenas prácticas democráticas, con procesos que fortalecen
nuestra democracia como la discusión sobre una Nueva
Constitución. Quisiera señalar que mi candidatura asume con
orgullo los esfuerzos desplegados en el pasado por tantas
chilenas y chilenos, independientes y militantes de partidos
políticos para que Chile pudiera tener una carta fundamental
que reconozca nuestra riqueza como nación, que asegure
los derechos esenciales y la dignidad de toda persona, que
fortalezca la legitimidad de las instituciones y abra cauces
efectivos para la participación ciudadana.

Sabemos de lo mucho que hemos logrado en las últimas


décadas. No compartimos la idea de algunos en el sentido
que hay que hacer borrón y cuenta nueva. Nos damos
cuenta, sin embargo, que la actual Constitución no es la casa
de todos que nuestra Patria necesita y merece. Este es un
proceso que debe ser continuado.

También quiero señalar con mucha claridad que no creemos


en el asambleísmo ni en el reinado de las encuestas que
nos pautean y que dejan de reconocer la legitimidad que
tienen los ciudadanos en una elección democrática, en el
poder constituyente que debe tener el congreso nacional

48
equilibrado con la participación de la gente. En nuestra
propuesta hablamos de una convención constituyente y
discutiremos el mejor mecanismo, pero pondremos el foco en
los contenidos, porque yo estoy segura que, si comenzamos
a discutir contenidos, despejaremos fantasmas, porque
necesitamos un mejor equilibrio, entre derechos y deberes,
entre el centro y las regiones, el reconocimiento a nuestros
pueblos originarios y nuestra diversidad.

Una mención a los chilenos en el extranjero, a los que por


primera vez van a votar, quiero decirles que esto no es
solo invitarlos a votar, sino que cómo generar un vínculo
permanente con los chilenos que están fuera del país. Estamos
trabajando una propuesta de representación permanente
que permita ese vínculo con nuestros compatriotas, que sus
propuestas desde el extranjero sigan aportando a Chile, no
solo con el voto. Ese es el país que soñamos, un país inclusivo.

Este es solo el inicio de un camino, de un país que tiene todas


las posibilidades de dar un salto definitivo al desarrollo, un país
que construimos entre todos y para todos, que mira toda la
riqueza de un territorio tan diverso. Que asume como propios
el dolor, la vulnerabilidad y la pobreza como imperativos
éticos, donde no podemos esperar, un país que es nuestro,
que abre las puertas del desarrollo a las personas honestas,
sensatas y trabajadoras, que se sienten muchas veces fuera
de nuestra política pública. A esos chilenos y chilenas quiero
convocar hoy día, a esa cruzada los convoco a cada uno de
ustedes, a ser parte de la construcción de un Chile que mira
al futuro restableciendo diálogos, restableciendo confianzas,
que hace posibles grandes transformaciones para tener una
patria justa y buena. Los convoco a trabajar para un gran
triunfo en noviembre.

¡MUCHAS GRACIAS!

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DISCURSO COMO PRESIDENTA
Y CANDIDATA PRESIDENCIAL
DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA
EN EL FORO EMPRESARIAL ICARE

Centro de Eventos Casa Piedra


(15 de marzo de 2017)
“ B uenos días a todos y todas. En primer lugar, quiero
agradecer esta invitación a participar del Foro de ICARE y
poder compartir con todos ustedes algunas reflexiones sobre
cómo se viene este año en política y economía.

Me gustaría para partir compartir con ustedes una reflexión


respecto a un problema que tenemos en común. Hay algo que
nosotros los políticos y ustedes los empresarios compartimos.
Nos guste o no, queramos o no aceptarlo, estamos entre las
instituciones peor evaluadas por la gente, en otras palabras,
para los chilenos y chilenas no somos ni creíbles ni confiables.
Los casos de corrupción y financiamiento ilegal de la política
y los casos de colusión que hemos conocido en las cadenas
de farmacias, los pollos y el papel higiénico, entre otros, han
tenido un efecto devastador en la confianza de la gente.

El impacto de estos casos pareciera que es algo que no


logramos dimensionar, pues creer que, como en el caso de
la colusión del papel higiénico, con “siete lucas” por persona
los chilenos se van a olvidar de la sensación de abuso
permanente, que pareciera ser ya casi normal en nuestro
país, es no entender la real dimensión del problema. Yo creo
que recuperar la confianza de los chilenos y chilenas no

53
pasa por más o menos dinero, sino que por cambios mucho
más profundos. Ustedes y yo sabemos que la confianza
no se compra, la confianza se gana. Así como tenemos un
problema en común tenemos un desafío común: recuperar
la confianza.

Digámoslo con claridad, la colusión no solo daña a los


consumidores que son engañados, a veces por años, sino
que también perjudica a las empresas, porque merman su
credibilidad ante la gente y, por lo tanto, deben ser sancionados
con dureza. Esto no es un ataque al empresariado, sino por el
contrario, un llamado a resguardar a quienes hacen las cosas
pensando en el bien superior de Chile.

Así como en la política aprobamos una ley de partidos, y


que nos ha complicado con el re-fichaje, no lo hicimos para
terminar con los partidos sino para tener mejores partidos,
hemos legislado para fortalecer la libre competencia y así
sancionar la colusión, para resguardar los derechos de los
consumidores, y no para perjudicar a las empresas ni a los
empresarios, sino para tener mejores empresas.

Pero yo no quiero ser injusta, y así como he dicho que no


todos los políticos son corruptos, también hay que decir que
no todos los empresarios incurren en malas prácticas, pero sí
enfrentamos un problema que nosotros hemos generado y
que nos corresponde a nosotros resolver. No podemos esperar
que las soluciones vengan desde afuera.

Me gustaría referirme al escenario actual. Desde el retorno


a la democracia la economía chilena ha tenido un gran
desempeño, tanto si la comparamos con su propia historia,
como si lo hacemos con el resto de los países en desarrollo.

Sólo un dato, desde 1990 a 2016, el PIB per cápita ha


aumentado en 2,4 veces. La pobreza se ha reducido a un
quinto de lo que era en 1990.

Todo esto se ha logrado con coaliciones de centro-izquierda


que han gobernado el país durante más del ochenta por
ciento del tiempo desde recuperada la democracia. Me

54
acompaña hoy uno de los ex ministros de hacienda que fueron
parte de este progreso, Alejandro Foxley, que demuestra la
capacidad de hacer bien las cosas.

Sin embargo, no debemos soslayar el pobre desempeño de


la economía en los años más recientes que nos impone el
desafío de retomar el crecimiento, esencial para promover
una agenda social ambiciosa.

El momento actual, sin embargo, es muy especial porque


coincide con una fuerte desaceleración de las economías,
especialmente de las más desarrolladas. Este proceso se
mantiene por un buen número de años, con sus consecuencias,
de un alto desempleo que ya es crónico especialmente en
Europa y síntomas de regresión hacia nacionalismos de corte
populista, con consecuencias imprevisibles para los países del
mundo en desarrollo, como lo es el nuestro.

Esos síntomas son preocupantes porque la historia nos muestra


que muchos países como Chile no han logrado dar el salto
al desarrollo, al enfrentar escenarios internacionales como el
actual, y se han quedado atrapados en un nivel de ingreso
medio.

Según cifras del Banco Mundial, hace medio siglo había


cerca de cien países clasificados como economías de ingreso
medio y bajo. De ellos, solo doce países lograron pasar el
umbral ¿Cuántos latinoamericanos? Ninguno. El desafío para
Chile hoy es evitar caer en la trampa de países del ingreso
medio, que son países que no logran recuperar un crecimiento
económico que permita seguir reduciendo la pobreza y las
desigualdades.

Yo soy una mujer optimista, y creo que Chile puede ser un


país desarrollado, pero para eso debemos enfrentar al menos
cuatro desafíos. El primero es el desafío de aumentar la
productividad.

Esto requiere un incremento muy fuerte de la inversión


en infraestructura, que mejore la interconectividad y la
integración territorial del país.

55
Al mismo tiempo, se requiere una inversión mucho más fuerte
en capital humano. Una política activa de fomento a la
integración productiva y un papel central para la cooperación
público-privada, incluyendo el sistema de concesiones; más
un fuerte apoyo a las PYME.

El segundo desafío es reducir las desigualdades y aumentar la


inclusión social. Un crecimiento que no sea inclusivo, que no
ponga la equidad como eje rector, seguirá aumentando la
desigualdad. No olvidemos que seguimos siendo el país más
desigual de la OCDE, donde los más ricos ganan 27 veces
más que los más pobres.

El bien superior del crecimiento es que beneficie a todos


y todas, y el crecimiento con mayor equidad es posible.
También es posible un crecimiento sustentable, solidario
con las futuras generaciones. Lo hemos podidos ver con los
cambios producidos en energía.

Nadie puede negar la importancia de lo que hemos hecho


en educación. Tenemos aquí a Claudia Pizarro, alcaldesa de
la Pintana. En su comuna más de mil trescientos jóvenes hoy
acceden a educación superior. Jóvenes que jamás hubieran
pensado en acceder a la Universidad. Eso le cambia el rostro
no sólo a sus familias, sino también a una de las comunas más
pobres y estigmatizadas del país.

Pero ciertamente tenemos que priorizar nuestros esfuerzos en


jóvenes que hoy no estudian ni trabajan, que siguen quedando
fuera del sistema, partiendo por los más vulnerables. Los
cambios que buscamos generar tienen que mirar el país en
el largo plazo, por ello si queremos hablar en serio de reducir
desigualdades, tenemos que poner los mejores esfuerzos
y recursos para nivelar el terreno de juego en la primera
infancia, en la extensión y calidad de los cuidados infantiles y
a nivel pre-escolar.

El tercero es el desafío de una clase media menos vulnerable.


Es urgente desarrollar una red de protección social que vaya
más allá de los sectores más pobres. Eso hemos tratado
de hacerlo en Chile, con resultados variables. Cuando las

56
economías avanzan las necesidades cambian y políticas
que podían ser adecuadas en momentos de más escases de
recursos, ya no resultan adecuadas.

Hay que entender a tiempo que, en estas democracias de


ingreso medio, los sectores medios resultan fundamentales
para dar estabilidad y para permitir proyectar más allá de
unos pocos años, el desafío de crecer a un ritmo mayor.

El cuarto desafío es la calidad de las instituciones. A menudo


nos preguntamos cómo organizar y fortalecer las instituciones
para que éstas no se conviertan en el refugio de minorías
políticas o gremiales que se auto refuerzan en su poder e
influencia ¿Cómo hacer a las instituciones más trasparentes?
¿ Cómo atacar a fondo y denunciar a tiempo la corrupción y
la colusión? Más allá de estos desafíos, es fundamental pensar
el país entre todos, más allá de cuatro años, hacerlo en forma
conjunta entre el sector público y el sector privado.

Tenemos que terminar con la lógica de la retroexcavadora


que han intentado instalar algunos y que nos ha hecho tanto
daño. La lógica del desalojo, la lógica de la retroexcavadora
y la lógica de la empresa de demolición. Nadie puede
pretender hacer borrón y cuenta nueva y terminar con los
avances que hemos logrado. La invitación es a salir de las
trincheras, recuperar el diálogo real desde nuestras legítimas
diferencias.

Junto con eso, para dar el salto al desarrollo, necesitamos


reglas claras y estables, un estado fuerte en su rol regulador
y un sector privado que se atreve a invertir e innovar. Es clara
la necesidad de respetar y proteger la propiedad privada,
pero también la importancia del diálogo social en un mundo
donde sobreviven injusticias que no debemos tolerar. Las
dinámicas de la economía mundial están cambiando y es
nuestra responsabilidad, tanto políticos como empresarios,
preguntarnos ¿Cómo construir juntos ese Chile para el 2030?

Estoy convencida en la necesidad de avanzar en reformas,


pero reformas bien hechas, bien pensadas técnicamente y
para eso se requiere tiempo y gradualidad. Hemos pecado

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de voluntarismo, algunos más que otros, y hemos olvidado
que es imposible realizar todas las reformas estructurales en
un período de cuatro años.

Para hacer reformas que perduren en el tiempo, es


necesario buscar puntos de encuentros. Instalar una lógica
más dialogante, entregar certezas, implementar cambios
graduales que permitan una mayor comprensión y asimilación
de éstos. El camino corto no necesariamente es el más rápido.
Hoy tenemos una oportunidad con la reforma al sistema de
pensiones, de demostrar a nuestros adultos mayores que
somos capaces de mejorar sus pensiones, lo mismo a los
trabajadores; pero no después del debate presidencial, sino
que ahora.

Chile necesita avanzar hacia un sistema de pensiones que sea


realmente un sistema mixto, donde el ahorro, la solidaridad, la
responsabilidad, sean principios estructurales. Es fundamental
pensar en las pensiones como un sistema integral, más
solidario, que sea sostenible y donde existan los incentivos
para que todos aportemos y generemos una mejora sustantiva
en las actuales pensiones, para que tener más años de vida
no sea una mala noticia. Hoy las AFP tienen un problema de
confianza, por lo cual no creo conveniente ni necesario que
el 5% vaya a ellas.

Siempre es posible mejorar. Es ingenuo pensar que proyectos


importantes no sufrirán modificaciones en el futuro. Lo relevante
es que los cambios se realicen, para mejorar lo que tenemos
y no para dar un pie atrás. Digamos las cosas como son, en el
caso de la reforma tributaria algunos piden simplificar, cuando
lo que quieren es bajar la carga tributaria. Debemos tener en
cuenta que bajar la carga tributaria significa que el Estado
tendrá menos recursos para financiar programas sociales y
comprometer las arcas fiscales.

Como país tenemos mucho por avanzar. Algunos sostienen


que el Estado debe hacerse cargo de todo. Otros piensan que
hay que dejar todo en manos del sector privado. Yo soy de las
que cree que la colaboración público-privada es fundamental
para el desarrollo económico y social. Las recetas mágicas no

58
existen, recuperar la senda del crecimiento requiere un país
unido, de lograr puntos de encuentro entre todos los sectores.
Probablemente para ustedes, cuando nos invitan a reflexionar
sobre cómo viene el año, son muy importantes las señales
que una entregue y en mi caso en particular, que aspiro a
ser presidenta de Chile, las garantías respecto a cómo vamos
a conducir la economía en nuestro futuro gobierno; pero yo
quiero decirles que lo más importante de este encuentro tiene
que ver con la gente que nos está mirando allá afuera y con
cómo reconstruimos la confianza.

Para finalizar permítanme citar a Humberto Maturana, quien


nos dice que “antes de la confianza está la honestidad… Si
yo no soy honesto, voy a dudar que el otro sea honesto y voy
a desconfiar. No es la confianza lo primero, es la honestidad
lo primero”. Eso estimados amigos y amigas es algo que
depende solo de cada uno de nosotros.

MUCHAS GRACIAS.

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DISCURSO COMO CANDIDATA PRESIDENCIAL
ANTE LA JUNTA NACIONAL DEL PARTIDO,
DONDE EL 63% VOTÓ IR A PRIMERA VUELTA

Salón de Eventos del Círculo Español


(29 de abril de 2017)
“ Q ueridas y queridos camaradas, al igual que hace poco
más de un mes, nos encontramos reunidos en este espacio
para, en conjunto, tomar decisiones que trascienden a nuestro
propio partido. Estamos, quizás, en uno de los momentos más
importantes que como colectividad nos ha tocado enfrentar.
Los ojos del país están puestos sobre nosotros.

El devenir político de los últimos meses nos ha puesto en un


escenario donde las disyuntivas planteadas contraponen las
convicciones a los cálculos. Un debate que ha sido profuso en
titulares de prensa, donde nos hemos enredado y nos hemos
vuelto a alejar de la gente.

Las decisiones de nuestros socios de coalición han modificado


el escenario original para el cual ya habíamos adoptado
definiciones, enfrentándonos a una realidad distinta ante la
cual no podemos quedarnos impávidos, carentes de opinión,
arrastrados por la marea.

En estas últimas semanas algunos han querido acorralar


a nuestro partido, nos han amenazado, nos han dado un
ultimátum, nos han faltado el respeto, si hasta han dicho que
nos falta cariño. Han dicho, por ejemplo, que esta candidatura

63
es un saludo a la bandera para negociar cupos y cargos. Han
dejado entrever que debemos someternos al resto porque
marcamos poco en las encuestas, como si la política fuera
un concurso de popularidad y no una actividad de ideas y
principios, de construcción de propuestas de país, como bien
dijo el ex Presidente Lagos, quien recibió un trato injusto frente
a un aporte destacable, que valoramos profundamente, de
instalar una discusión programática, dialogada y sustentada
técnicamente, que proyecta al país en una mirada larga.

También han dicho que estamos amenazando la continuidad


de la Nueva Mayoría, pero ahí yo creo que ha faltado un paso
previo, la necesaria autocritica respecto a nuestra situación
actual, la precariedad en la que se sostiene nuestro acuerdo.
Porque cuando la Democracia Cristiana defiende un punto
es porque quiere generar una ruptura, no así cuando otros
dejan caer proyectos emblemáticos de gobierno, o buscan
pactar por fuera con quienes han sido de nuestros principales
detractores. Digámoslo con claridad, a nuestro partido se le
mide con una vara distinta que al resto de los partidos de
la coalición, en circunstancias que hemos sido leales y lo
seguiremos siendo.

Pero que nadie se confunda. Nosotros ya reiteramos en nuestra


junta anterior que nuestro espacio político está en la centro-
izquierda. Yo soy de las que valora y defiende el entendimiento
entre la social democracia y el humanismo cristiano, el eje
histórico, sobre el cual he hecho política durante toda mi vida
y que tanto progreso ha entregado a nuestro país. De hecho,
lo he señalado en forma consecuente, a mí me gustaría
más que un acuerdo político programático con fecha de
vencimiento, que seamos capaces de liderar una verdadera
coalición de centro izquierda, que se comporta como tal, que
acuerda sus lineamientos programáticos, que es capaz de
llegar a un acuerdo parlamentario para garantizar mayorías
en el congreso y que procesa sus diferencias y genera
acuerdos que garantizan cambios con gobernabilidad.

Y lo más importante sin duda es el debate de ideas, porque


si algo ha faltado en estos últimos meses han sido las ideas.
Nos hemos vuelto a entrampar en una discusión por los

64
mecanismos carente de contenidos, vacía de propuestas,
dando un lamentable espectáculo y donde la gente
legítimamente puede preguntarse por qué darnos su apoyo,
cuando pareciera que lo único que nos convoca en definitiva
es el poder por el poder. No es eso lo que queremos para la
Democracia Cristiana. No estamos aquí por los cargos.

A lo mejor la crisis política que estamos viviendo es terreno fértil


para populismos y demagogia y sean las ideas las que ya no
marcan en las encuestas; quiero creer que no es así. Quiero
creer que en este salón somos mayoría los que aun creemos
en los proyectos ambiciosos, transformadores, convocantes,
de mayorías. Y también quiero pensar que somos mayoría los
que aún creemos en nuestro partido.

Camaradas, yo me niego al reduccionismo de rebajar la


política a la discusión por unos cargos, a defender la zona de
confort que representa un puesto de trabajo. La DC que yo
quiero no está para esa discusión. La DC que yo quiero es una
en la que el pueblo de Chile se puede reconocer, un partido
en la que chilenos y chilenas ven una luz de esperanza. La DC
comunitaria y transformadora, la de la Reforma Agraria, la de
la Revolución en Libertad, la de Frei Montalva, de Aylwin, de
Tomic, de María Rozas… ¡esa es la DC que yo quiero!

¿Por qué tenemos que aceptar camaradas que nos intenten


acorralar? ¿Es que no tenemos acaso la fuerza necesaria
para levantarnos y defender con orgullo nuestra mirada? ¿Es
que tenemos miedo y estamos paralizados ante aquellos que
se sienten ganadores antes de que parta la carrera?

Cuidado, la soberbia no es buena consejera y espero que


nuestros socios lo entiendan desde ahora, porque nadie tiene
el triunfo asegurado.

La Nueva Mayoría sin la Democracia Cristiana no existe.


No hay posibilidad que esta coalición se autodenomine de
centro-izquierda si no estamos nosotros. Así de claro. No es
a nosotros a quienes se nos ha desfondado el barco por la
izquierda y yo le exijo al resto de los partidos que si vamos a
construir un proyecto en conjunto, dejen de lado la política

65
del matonaje. No es así como se construye coalición, no es así
como se construye unidad, no es así como se construye futuro
sobre bases más sólidas.

Hace pocos días recordamos a Patricio Aylwin a un año de


su fallecimiento y fue inevitable no hacer referencia a mis
palabras el día de su funeral cuando, con humildad y en
nombre del partido, pedí perdón por los errores que habíamos
cometido en el pasado.

Pero hoy estamos aquí no para hablar del pasado, no para


mirar hacia atrás. Estamos aquí para hacernos cargo del
presente, de aquellas cosas que dependen de nosotros a
partir de ahora, donde ya no hay excusas que justifiquen que
no actuemos a tiempo.

Camaradas, no podemos volver a pedir perdón. Y es por eso


por lo que quiero reafirmar nuestro compromiso con recuperar
el estándar ético que tiene que guiar el comportamiento
de todos los militantes democratacristianos, sobre todo
para quienes aspiran a tener un cargo de representación
popular. Nadie, ínsito, nadie de este partido que haya
incurrido en hechos que ameriten una condena judicial o que
sean reprochables desde el punto de vista ético, podrá ser
candidato o candidata.

En este punto camaradas yo quiero pedirle, a cada


uno de ustedes, que han sido elegidos por las bases
democráticamente, que conforman la instancia máxima de
este partido, que sean garantes del cumplimiento de este
estándar ético, esa es la mejor manera de honrar la memoria
y el ejemplo que nos dejó Don Patricio Aylwin Azócar.

Fue en este mismo salón, hace poco más de un mes, cuando


en un acto unitario y fraterno, me honraron al proclamarme
como candidata presidencial de nuestro partido. Había
camaradas de todo Chile y se sentía en el ambiente un espíritu
de triunfo, un orgullo renovado de ser democratacristiano.

Y desde ese mismo día camaradas yo me puse a la tarea de ser


candidata, así estuve en Coquimbo, Atacama, Antofagasta,

66
La Legua, recorriendo territorios. Hemos estado generando
propuestas y convocando a la gente a nuestro proyecto. Y
hemos hecho cosas; hemos estado en La Pintana y en Ñuñoa
apoyando a nuestros deportistas, hemos acompañado a la
hermana Karoline Mayer en la “Fundación Cristo Vive” para
conocer su labor social y rescatar su propuesta de formación
profesional de oficios; hemos denunciado a las empresas
sanitarias por los cortes de agua que afectan a las comunas
más populares. Hace pocos días presentamos una propuesta
para apoyar a los medios de comunicación regionales
y comunales como un puntal de la descentralización;
planteamos el fin de la integración vertical en las isapres…en
fin, hemos estado tratando de hacer campaña.

Pero una y otra vez nos hemos visto obligados a hablar sobre
los mecanismos, que si primaria o primera vuelta, como si
esos fueran los temas que le interesan a los chilenos. Una y
otra vez nos hemos vuelto a enfrentar a través de los medios
soportando no solo los ataques de nuestros socios de coalición,
sino que también hemos caído en la trampa de enfrentarnos
entre nosotros mismos.

Cuando me plantearon ser candidata, ese mismo día, señalé


que estaba disponible, dije que me gustaría ir a primarias y
fui muy clara. Señalé también las condiciones que hemos
compartido: marco programático, acuerdo parlamentario
y acuerdo de comportamiento político interno. Y esas
condiciones no se han dado, no han sido parte del debate.
Por lo tanto, reafirmo mi convicción de ir a primera vuelta.

Y esto no es un acto mesiánico de mi parte como algunos han


sostenido, ni una búsqueda ciega por el poder, es el resultado
de una reflexión desapasionada donde siempre he puesto y
voy a poner por delante el bien superior del partido, porque
nadie es más grande que el partido.

Afuera hay muchos chilenos y chilenas que están esperando


oír nuestra voz. Aquellos chilenos y chilenas que han dejado
de sentirse representados en una postura de centro político
que quiere cambios, pero que los quiere de manera gradual
y responsable, en un clima político estable que recupere la

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gobernabilidad y se aleje del slogan fácil y rupturista que
plantea cambios radicales, pero que nunca explica cómo
realizarlos en un clima de crecimiento y paz social.

A esa gente camaradas, que dejó de ir a votar, no podemos


dejarlos nuevamente sin una opción que los represente.
Nosotros no estamos aquí para ser comparsa de las ideas
de otros mirando desde la vereda del frente. Yo me niego a
entregar otra vez un cheque en blanco, más todavía en la
indefinición política, y me niego también a dejar el camino
libre a una derecha recargada que promete más de lo mismo
y que nos quiere arrastrar hacia una sociedad individualista
carente de toda solidaridad y espíritu comunitario.

Camaradas, un partido que se arrodilla no puede aspirar a


liderar nada, menos puede negociar algo. Estamos en una
encrucijada histórica donde lo que decidamos hoy aquí no
solo marcará el futuro de nuestro partido, sino que además
influirá en los destinos de Chile. Yo estoy convencida que
la gente nos dará su apoyo en la medida en que nos vean
unidos, defendiendo con convicción nuestros principios y
luchando por sus sueños.

Esta no es la tesis del camino propio como algunos han


tratado de instalar, nada más alejado de la realidad. No
estamos por el camino propio, nosotros estamos dispuestos a
formar parte de un conglomerado de centro-izquierda, pero
no a cualquier precio, no bajo amenazas y no con cualquier
programa. La Democracia Cristiana tiene propuestas y las
vamos a defender.

También hay quienes han señalado que lo más probable es


que yo, por ahí por agosto, voy a bajar nuestra candidatura.
Quienes han planteado esa posibilidad no me conocen, no
conocen a los demócratacristianos. Yo no asumí este desafío
para hacer un saludo a la bandera, no asumí este desafío
para defender cupos o cargos, yo estoy aquí para dar mi
alma entera en esta carrera que no es mía, sino que de todos
nosotros, de la Democracia Cristiana.

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Por eso camaradas, hoy aquí mirándolos a los ojos quiero
pedirles su apoyo, sobre nuestros hombros descansan las
ilusiones de muchas familias, el malestar de aquellos que
prefirieron quedarse en sus casas en vez de ir a votar, de
aquellos que quieren volver a confiar. Los que no quieren
ni retroexcavadoras ni una nueva empresa de demolición
que barra cada cuatro años las cosas buenas que hemos
hecho, los que en vez de polarización quieren el encuentro,
que aspiran a una sociedad sin abusos, más justa, y nos están
mirando, nos están mirando atentamente, están esperando a
ver si nosotros somos capaces de responder a sus expectativas.

Ustedes me escogieron para dirigir este partido, me pidieron


encabezar la candidatura presidencial y lo hicieron en forma
unánime, yo sé que no son tiempos fáciles, pero a los líderes
no nos corresponde dejarnos pautear por las encuestas,
nos corresponde ser capaces de cambiar el rumbo. Ahora,
cuando el viento sopla y pareciera que el barco corre el
riesgo de perder la ruta, es cuando más firme debemos
sujetar el timón, porque lo tenemos en nuestras manos, los ojos
están puestos sobre nosotros y estoy segura de que seremos
capaces en la discusión que vamos a tener hoy día, de estar
a la altura de lo que la historia nos demanda.

El debate de hoy día no es la modalidad de votación, creo


que en el fondo ni siquiera es el mecanismo, es sobre lo que la
Democracia Cristiana compromete a nuestro país. El debate
no es entre izquierda o derecha, el verdadero debate es
entre pasado y futuro y yo, camaradas, apuesto por el futuro
y los invito a que salgamos de aquí con la convicción de que
podemos hacerlo, que nosotros estamos llamados a liderar el
futuro de nuestro país.

Les hago este llamado en el marco de una invitación a la


unidad de la centroizquierda, pero en una coalición distinta,
más unitaria, más eficiente, que logra construir un acuerdo
parlamentario y expresar su diversidad como una fortaleza,
una coalición con bases sólidas, que es capaz de construir

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mayorías. Eso requiere una Democracia Cristiana fortalecida,
que renace desde su identidad, en un acuerdo que hace
de nuestras diferencias una fortaleza, que no hace de los
mecanismos camisas de fuerza.

Camaradas, quizás muchos sientan que estamos decidiendo


entre lo seguro y el riesgo.

¿Qué escogemos? El camino de Frei, que nos dijo “el día en


que nos den a escoger entre la libertad y el pan, escogemos
la libertad para seguir luchando por el pan.”

Yo no quiero un partido atrincherado, pidiendo permiso para


existir, no quiero un partido populista que siga a un caudillo,
quiero un partido grande, de vanguardia.

Yo quiero un partido grande de muchos y muchas líderes, con


voluntad de ganar, que esa sea la voluntad, la convicción
que decida el destino de esta junta y selle el destino de la
Democracia Cristiana.

MUCHAS GRACIAS!

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