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1 Humberto Domínguez Chávez y Rafael Alfonso Carrillo Aguilar, “Reflexiones sobre las dificultades para la
enseñanza/aprendizaje de la Historia”, Enero, 2008, p. 3
2 Mario Carretero y Juan Ignacio Pozo, “¿Enseñar historia o contar historias? Otro falso dilema” en Revistas
Cuadernos de Pedagogía, núm. 11, enero, 2008, p. 3
Como podemos entender al compara las citas, los cuatro autores están totalmente de
acuerdo en que existe una dificultad al momento de enseñar los conceptos históricos a los
alumnos. Como ya hemos estudiado a lo largo de este curso de Didáctica de la Historia, los
alumnos no solo están insertos en el contexto estudiantil, sino que también viven un contexto
social único y propio de cada uno que lo lleva a formarse ideas y concepciones. Entres estas
ideas y concepciones encontramos las relacionadas a palabras y conceptos. El alumno se
acerca al conocimiento histórico con ideas preconcebidas sobre el significado de ciertas
palabras y conceptos. Es trabajo del historiador como profesor enseñar como los conceptos
son polisémicos, y como esta polisemia se encuentra atada al contexto espacio-temporal del
momento en que se estudia concepto.
Sobre la segunda problemática relacionada al tiempo y las concepciones temporales, los
autores escriben que:
“La primera distinción que debemos realizar en los cursos, es la existente entre el tiempo
cronológico y el tiempo histórico; el primero requiere un cierto adiestramiento, sobre todo
cuando introducimos al alumnado en un cambio histórico de era [...]. Por otro lado, la
complicación para percibir el tiempo histórico conlleva la distinción entre los diversos
“tempos” o ritmos de cambio en una sociedad con el transcurrir del tiempo cronológico, que
marcan las diversas eras, épocas, o períodos de esa sociedad; situación que se complica
aún más al comparar diferentes sociedades que estuvieron separadas geográficamente
durante un cierto período del tiempo cronológico” 3
Sobre esto mismo nos habla Gerardo Daniel Mora Hernández y Rosa Ortiz Paz cuando
escriben que:
“Pretender el aprendizaje del tiempo histórico –como “tiempo conceptuado”- a partir del
“tiempo vivido” del alumno resultará sólo un aprendizaje declarativo o procedimental. Se
requiere el aprendizaje del “tiempo percibido” (vida cotidiana y mentalidades de cada época),
como puente cognitivo entre el vivido y el conceptuado que le dé “sentido” al estudio del
pasado. Este aprendizaje es integral y se logra mediante la interacción sensible, racional,
práctica y funcional con las fuentes históricas”4
Como podemos ver, estos autores nos han dado ya una nueva forma de concebir el tiempo
en la enseñanza, la cual es una diferenciación entre tiempo vivido, percibido, concebido y
conceptuado, siendo este último el tiempo histórico. Nos ofrecen ya una solución a como
3 Domínguez y Carrillo, ídem.
4 Gerardo Daniel Mora Hernández y Rosa Ortiz Paz, “La enseñanza del tiempo histórico: problemas y
propuestas didácticas” en História y Ensino, vol. 19, núm. 1, enero-junio, 2013. p. 15
hacer uso del tiempo personal de los alumnos para insertarlos en la concepción del tiempo
histórico. Es necesario hacer uso del tiempo percibido del alumno, que no es mas que
experiencias externas que se traducen en duraciones representadas en espacios, y esto
permite tomar conciencia del tiempo personal mediante la frecuencia y regularidad, así como
orientación temporal del presente, pasado y futuro. He aquí ya una forma de abordar esta
problemática. Puede que no sea la solución final, pero es ya un primer paso en el desarrollo
de la solución.
Sobre la tercera problemática relacionada a la causalidad y multicausalidad, los autores
escriben que:
“Esto se presenta, en primer lugar, por la tendencia a confundir las causas y los motivos de
los fenómenos sociales. La experiencia como profesores nos muestra que, comúnmente los
adolescentes no consideran las causas estructurales como elementos que aclaren los
hechos y fenómenos históricos, al intentar realizar explicaciones históricas.[…].Sin embargo,
sostenemos [...] que, renunciar a que el alumnado comprenda como se explican causalmente
los hechos y fenómenos del pasado, supondría perder uno de los puntos definidores de la
propia historia entendida como ciencia social y como materia educativa. Para ello
proponemos graduar la información que se presenta en los cursos y realizar múltiples
ejercicios de acercamientos a la metodología del análisis histórico, en un proceso didáctico
de coordinación y evaluación de sus diferentes pasos.” 5
Sobre ello he encontrado que Manuel Montanero, Manuel Lucero y José Méndez escriben
que:
“La visualización de las principales relaciones causales de un texto mediante diagramas de
flechas es un recurso que se ha mostrado efectivo para apoyar este tipo de procesos. Los
diagramas causales tienen una doble utilidad en este sentido. Por un lado, facilitan que el
sujeto construya una representación de la estructura multicausal del fenómeno. Por otro lado,
pueden ser útiles para guiar el proceso de razonamiento y penetrar en la relación causal.” 6
Curioso es el caso de esta fuente, ya que no solo es un análisis respecto a otros autores,
sino que es un experimento en el cual hubo intervención de sujetos de prueba. Como
consecuencia, esta mas que afirmado que la multicausalidad es una problemática importante
en la historia, pero que a la vez existen diversos métodos para el aprendizaje de este
concepto. Tenemos, por un lado, a Rodríguez y Carrillo que nos dicen que debemos aplicar
5 Domínguez y Carrillo, ídem.
6 Manuel Montanero, Manuel Lucero y José Méndez, “Enseñanza de contenidos históricos mediante diagramas
multicausales” en Revista Española de Pedagogía, núm. 239, enero-abril, 2008, p.
ejercicios de acercamiento a la metodología del análisis histórico, lo que según estos, por
consecuencia, traerá la comprensión de la multicausalidad. Por otro lado, tenemos estos
otros tres autores que a través de un experimento comprendieron que el apoyo visual es
indispensable para la enseñanza de la historia, ya que está ayuda de gran manera a que el
alumno comprenda las complicadas relaciones entre múltiples causas de un hecho. Es
entonces, la multicausalidad, una problemática que ya ha comenzado a investigarse y que
tiene amplias formas de resolverse.
Finalmente, sobre la cuarta y ultima problemática relacionada a la localización espacial, los
autores escriben que:
“La mera localización en el aula de unidades territoriales, o puntos que aparecen en el relato
histórico, se hace, en la mayoría de los casos, de manera incorrecta y poco clara;
especialmente cuando se trata de países o ciudades no demasiado próximas como los
europeos y asiáticos. Otro problema radica en la confusión existente entre unidades
territoriales actuales y pasadas; por ejemplo, al referirse a Mesoamericana como espacio
relativo al contexto nacional actual; al tratar a España como una unidad identificada en
periodos de la historia antigua; mientras que Italia y Alemania aparecen como unidades
políticas ininterrumpidas desde tiempos remotos.” 7
Sobre este mismo tema nos habla Ondina Lolo y Ricardo Rodríguez cuando escribe que:
“El tratamiento del espacio en la docencia del área de las ciencias sociales no puede
realizarse de manera formal, solo como un lugar estático. Hay que enseñar un espacio que
incide en la vida de los seres humanos, pero que también es transformado, en ocasiones, de
forma drástica y con consecuencias catastróficas, por los mismos actores. Enseñar a los
estudiantes a que aprendan, esa relación dinámica, cambiante, en constante movimiento del
tiempo y el espacio, tiene también una lógica interna y un sentido lógico desde lo histórico-
social. Resulta imprescindible, en esa dirección, el dominio de los contenidos por parte del
8
docente, que debe tomar decisiones didácticas para su materialización en la clase.”
Como podemos leer en este articulo citado, es tarea del historiador presentar al alumno el
espacio como algo tan cambiante como el tiempo: a lo largo y ancho del mundo, el territorio
habitado por el ser humano se ha dividido entre reinos y naciones, imperios y tribus, de las
formas inimaginables. El historiador deberá valerse de explicaciones, mapas, ejemplos y
todos los métodos posibles para demostrar y hacer entender estos cambios. Son estos dos
7 Dominguez y Carrillo, op. Cit., p. 4
8 Ondina Lolo Valdéz y Ricardo Rodríguez Vázquez, “Repensar el tiempo y el espacio en el proceso de
enseñanza-aprendizaje de las ciencias sociales” en Varona, núm. 60, enero-junio, 2015, p. 74
últimos autores quienes proponen varias soluciones a esta problemática en su articulo. No
las he de analizar aquí, sin embargo, es muy motivarte el saber que esta es una problemática
ya identificada y que los historiadores estamos en búsqueda de sus soluciones.
Conclusión:
Mientras mas profundizamos en este curso sobre Didáctica de la Historia, mas ahondamos y
descubrimos múltiples problemáticas al momento de querer difundir nuestro conocimiento
histórico. Curiosos es la consecuencia, ya que en lugar de desmotivarnos y hacernos ver
nuestro conocimiento como difícil de dar a conocer, realmente las problemáticas no hacen
mas que maravillarme por lo sumamente compleja que es nuestra disciplina. Aún mejor, este
tipo de actividades donde se debe leer a otros autores hace darnos cuenta de que son
problemáticas ya identificadas y en proceso de solución, lo cual debería motivarnos a formar
parte de los buscadores (y próximos descubridores) de las soluciones finales.
Es esto el trabajo del historiador: Hacer del fruto de su ciencia, un fruto mas comunicable
Bibliografía:
Mario Carretero y Juan Ignacio Pozo, “¿Enseñar historia o contar historias? Otro falso
dilema” en Revistas Cuadernos de Pedagogía, núm. 11, enero, 2008, p.
Gerardo Daniel Mora Hernández y Rosa Ortiz Paz, “La enseñanza del tiempo histórico:
problemas y propuestas didácticas” en História y Ensino, vol. 19, núm. 1, enero-junio, 2013.
p.
Manuel Montanero, Manuel Lucero y José Méndez, “Enseñanza de contenidos históricos
mediante diagramas multicausales” en Revista Española de Pedagogía, núm. 239, enero-
abril, 2008, p.
Ondina Lolo Valdéz y Ricardo Rodríguez Vázquez, “Repensar el tiempo y el espacio en el
proceso de enseñanza-aprendizaje de las ciencias sociales” en Varona, núm. 60, enero-junio,
2015, p.
Humberto Dominguez Chavez y Rafael Alfonso Carrillo Aguilar, “Reflexiones sobre las
dificultades para la enseñanza/aprendizaje de la Historia”, Enero, 2008, p.