Introducción A La Filosofía
Introducción A La Filosofía
Introducción A La Filosofía
Sócrates fue un gran referente de la antigüedad griega. Vivió en el siglo V a. C. Fue un famoso
filósofo de Atenas, quien no tiene escritos propios, pero Platón, uno de sus discípulos, se encargó
de plasmar sus ideas en distintos libros. Sócrates era una persona muy controversial en su época;
esto debido a que enseñaba públicamente y de manera gratuita en las plazas, acción mal vista ya
que los sofistas se caracterizaban por ofrecer sus servicios a cambio de honorarios, generalmente
altos.
Además objeto de crítica eran sus enseñanzas, las cuales eran consideradas revolucionarias.
Sócrates fue acusado ante la justicia ateniense de introducir divinidades nuevas y de corromper a
la juventud. Se defendió de las acusaciones durante el juicio, pero no logró convencer a sus
jueces y fue condenado a morir, a los 80 años.
Cuando estaba encarcelado, se le ofrece la posibilidad de escapar de su condena, pero el lo
rechaza y bebe la cicuta. El diálogo comienza cuando Sócrates se despierta y ve a Critón sentado
a su lado. Critón le comenta que hay malas noticias: el próximo día debía morir. Sócrates dijo que
soñó que una mujer hermosa le dijo que iba a morir en 3 días (para los griegos los sueños tenían
gran valor).
Critón quiere convencerlo de que huya, con los siguientes argumentos: que la gente iba a pensar
que priorizaba el dinero antes que a él ya que nadie iba a creer que Sócrates había aceptado
morir (antes que el destierro), teniendo en cuenta que sus amigos le ofrecían pagar a los
sicofantes. Sócrates dice que “NO debe preocuparnos lo que dirá de nosotros la gente, sino lo que
diga el que entiende de cosas justas e injustas”, ya que “hay opiniones que no hay que darles
atención”. Hay que seguir la opinión de aquel que sabe.
Critón insiste en que tiene dinero y amigos para ayudarlo a escapar y recibirlo en otras ciudades,
también dice que traiciona a sus hijos dejándolos huérfanos. Sócrates intenta convencer a Critón
de que no es justo que el escape. Dice “lo importante no es vivir, sino vivir coherentemente, con
honestidad y justicia”. Luego sostiene que “de ningún modo se ha de obrar injustamente” de tal
forma que ni al que obro injustamente se le tiene que devolver el mal: “No se puede responder a
una injusticia con otra injusticia”.
Sócrates empieza a fingir que habla con las LEYES. Dice que cuando alguien acuerda con alguien
cosas justas hay que cumplir con lo acordado. Así, las leyes le dicen que el estaría intentando
destruir la ciudad si escapa, porque una ciudad en la que los fallos judiciales son violados no
puede subsistir. Las leyes le reclaman que le dieron la vida, lo educaron y lo hicieron participe de
la sociedad, y que él tuvo la posibilidad de irse y regirse por leyes diferentes, pero sin embargo el
siempre estuvo de acuerdo con las mismas y por eso decidió quedarse; al ser ciudadano de
Atenas, se comprometía a obedecer las leyes o a convencer si estas hacen algo impropio; incluso
Sócrates tuvo hijos en la ciudad (señal de que esta le gustaba); escaparse sería ir en contra de lo
que difundió en su vida (que Atenas tenía las mejores leyes) y quedaría como un corrupto y un
ridículo. Además, si se escapaba perdía la ciudadanía de Atenas, y tampoco tendría la de la otra
ciudad porque llegaría como un enemigo.
Sobre los hijos solos: podrían ser educados por sus amigos, antes que tener vida de extranjeros
en otra ciudad. En otro lugar, recibirían una mala educación.
Critón termina aceptando el criterio de Sócrates y lo que dicen las leyes.
Libro VI: consideraciones sobre los filósofos y la analogía del bien y el sol.
Cuando Sócrates, en el libro V, advertía que su pensamiento acerca de que los filósofos deberían
ejercer el mando en su Estado ideal podría ser tomado de mala manera, tenía que ver en torno al
contexto histórico de la Grecia del siglo IV a.C. donde las ciudades habían sido "victimas" de los
malos ejercicios de la filosofía. El sabio filósofo indicaría que la culpa no está en la filosofía, sino
en las tentaciones a las que se expone: la riqueza, la belleza, el halago de la multitud con
aplausos desmesurados, etc.
No es más cierto, también, considerar que los vanidosos que se expusieron a estas tentaciones
no son verdaderos filósofos, ya que éstos sólo se dedicaron a complacer los instintos y los
placeres del vulgo, el cual es incapaz de filosofar. Por ello no se pueden llamar filósofos a los que
estuvieron ejerciendo el poder y complaciendo al pueblo. Es así como la filosofía, dejada por los
verdaderos sabios, cae en poder de personas indignas e incapaces de poder hacer buen uso de
ella.
Una vez desacreditados los que dicen ser filósofos y la opinión general que deshonra a la filosofía
por culpa de los que decían ser estudiosos de ella, Sócrates se propone a crear una adecuada
educación para que los hombres se puedan consagrar a la filosofía.
No basta con la enseñanza en la música y la gimnasia, el joven que aspire a llegar a la filosofía
tiene que haber sido una persona consagrada a la verdad, alguien que no le hubiese tenido nunca
miedo a la muerte, un joven con muy buena memoria y facilidad para aprender. Desde niños
y adolescentes se les impartiría una educación filosófica que iría con el paso del tiempo
aumentándose progresivamente, hasta que el cuerpo de estos, ahora hombres, se halle debilitado
por completo y por ello no podrían ir a las guerras, de este modo se tendrían que consagrar por
completo a la filosofía.
Ni bien establecido esto por Sócrates, afirmaría que "hasta el día en que los filósofos no
tengan autoridad absoluta sobre la ciudad no habrá remedio para los males de ésta, ni de los
ciudadanos, ni podrá llevarse a la práctica la organización política que hemos imaginado en
teoría."
Da el ejemplo de la nave, donde el patrón (algo sordo, corto de vista y conocimiento náutico) es
encadenado por los tripulantes y toman el barco, comparando que los buenos filósofos también
son considerados inútiles frente a la gente, siendo que no recurren a ellos (el que tiene la
necesidad de ser gobernado debe ir a pedírselo a quien es capaz de gobernar –o sea, el
verdadero filosofo–).
Recapitulando, el filósofo tendría que pasar por pruebas en el placer y el dolor, tener condiciones
morales y espirituales excepcionales y ser conocedor del bien, al cual todos los hombres aspiran a
llegar.
Filósofos No filósofos
Alcanzan lo que se comporta siempre Son incapaces, sólo deambulan.
del mismo modo.
Capaces de vigilar las leyes y Incurren al error al ser ilegítimos.
costumbres del Estado.
Inclinación a la verdad, la sabiduría.
Se dejan llevar por los deseos ($, poder)
Alma dotada de buena memoria y Alma olvidadiza. Puede ser un alma dotada,
aprendizaje fácil; buena educación. pero influenciada por mala educación.
Dedican su tiempo y vida a la filosofía.
Quieren dedicarse a la filosofía porque da
prestigios. Practicándola como algo accesorio.
Vigor mental y grandeza de espíritu, Poseen vicios.
tienen virtudes.
Para Platón, el bien es algo que va más allá de lo moral y es muy difícil de explicar, tanto que
Sócrates lo explica gráficamente con una analogía entre el bien y el sol. Acá el sol no
exclusivamente ilumina, sino también es el responsable del conocimiento y la vida. Con la luz que
proporciona el sol podemos ver a los objetos (que son la verdad), y de esta manera se hacen
cognoscibles por medio de nuestros ojos (el conocimiento).
La forma del bien aparece en la República como un principio iluminador y creativo. El sol
representa la forma del bien a cuya luz se ve la verdad, revela el mundo, hasta entonces invisible
y es también una fuente de vida. De esta manera se hace posible que por medio de la visión se
pueda dar el apreciamiento de la verdad, haciendo posible el conocimiento.
Para el concepto del bien es menester ejemplificarlo para poder comprender su sentido pleno
como: desenmascarador de la verdad, creador de la vida y posibilitador del conocimiento.
Ejemplo: el sol proyecta luz en una caverna oscura, el objeto que puedo ver con mis ojos es, por
ser iluminado, una verdad, y es así como yo puedo conocerla o hacerla cognoscible, por medio de
mis ojos. El bien es el creador de la verdad y del conocimiento. En el caso de la alegoría de la
caverna, lo que verán las personas no son los objetos mismos, llegando así a conocerlos mal.
El bien es la base de toda ciencia, ética y política. El filósofo debe conocer el bien y poder explicar
lo que es bueno y lo que no es, éste filósofo tiene que poseer un concepto adecuado del bien,
tener la capacidad de definirlo y de demostrar la superioridad del bien ante cualquier otro
argumento. Para ello el filósofo debe poseer habilidad en la dialéctica (arte de disputar).
Volviendo a la enseñanza de los que aspirarían a ser filósofos, el objeto principal de una
enseñanza perfecta es disciplinar la mente para una adecuada comprensión de la idea del bien.
La idea del bien se logra en el mundo inteligible y no en el mundo sensible. Para llegar a ese
mundo inteligible se precisa de la dialéctica, que contempla las ideas puras. Con la dialéctica se
puede viajar al mundo inteligible en donde reside la idea pura y eterna del bien. Los gobernantes
del Estado ideal usaran la dialéctica para ir más allá de cualquier hipótesis del mundo sensible y
desdeñar la mismísima verdad.
Para dar un tinte explicativo al mundo sensible, el mundo inteligible y como es que, por medio de
la dialéctica, los filósofos han llegado a la idea del bien, la verdad, lo justo, etc., en este libro
Sócrates ilustra a sus oyentes sobre un mito, el mito de la caverna.
El mito de la caverna versa sobre unos hombres que desde que nacen viven en una caverna,
atados en sus cabezas mirando a una pared, detrás de ellos hay luz que proyecta objetos,
generando de este modo sombras en la pared donde los presos tienen fija la mirada. Este mito
propone resaltar que cuando uno de ellos salga de la posición en que está y se dé cuenta de las
cosas que de verdad son y de las cosas que aparentan ser, habrá visto el mundo inteligible; que
es eterno y en donde residen las cosas perfectas e inmutables, y los hombres que todavía
permanecen atados en la caverna, regocijándose algunos de su sabiduría, no harían más que ver
sombras, imágenes superficiales, cambiantes e imperfectas que no darían resultados verdaderos,
sino opiniones.
Con este mito, Sócrates, da a entender que en la ciudad ideal no deben gobernar los que ven los
objetos sensibles, sino los filósofos que han podido ver la verdad, el verdadero sol. Los filósofos
que hayan percibido la verdad, tienen que descender a la caverna en el mundo sensible por amor
a la comunidad y participar con sus ciudadanos.
Gracias al amor que tiene el filósofo a la comunidad es que desciende de ese mundo perfecto
para ayudar a sus ciudadanos, por ello no se entiende que un verdadero filósofo aspire al mando
con vistas al provecho, si éste ha renunciado a un lugar mejor para poder ayudar a los que están
ciegos por la oscuridad.
Las ciencias que los hombres utilizarán para poder reflexionar y desarrollar la facultad de concebir
abstracciones para la captura del bien, son: la aritmética y las relacionadas con la aritmética; la
geometría y la astronomía. Estas tres ciencias no sólo hacen posible una intensa reflexión, sino
también desarrollan las capacidades de los que las ejercitan llevándolos gradualmente al mundo
de las abstracciones (el mundo inteligible). Estos estudios son preparatorios hasta llegar a la
dialéctica, que corona la educación propia del filósofo. La dialéctica es la que proporciona una
visión de todo saber y la que captura las ideas perfectas del mundo supraceleste, la dialéctica
es la ciencia que busca la verdad por sí misma, la esencia de las cosas. El filósofo tiene que ser
capaz de escapar de las hipótesis del mundo sensible y capturar las verdaderas ideas de la razón:
la justicia, la moral, etc. y la más elevada de todas, el bien. Pero para que la filosofía no sea
subestimada y difamada tiene que ser enseñada a los más capaces.
En la niñez, por medio de juegos se irá viendo quienes son los infantes más capaces. Durante los
años consagrados a la gimnasia, se procederá a incrementar la dificultad de los estudios. A los 20
años se llevará a cabo una selección de los mejores discípulos. Concluyentemente a los 30 años
se hará una selección definitiva en donde surgirán los que se consagrarán por 5 años a la
dialéctica. Siguiendo este proceso selectivo, no se correrá peligro de perturbar la moral y la
religión de los jóvenes procesados. A los 35 años, los que hayan completado dichosamente sus
estudios "descenderán a la caverna" y por 15 años se consagraran a las tareas de paz y guerra
del Estado. Los que salgan vivos de estas delicadas tareas, a los 50 años, serán los verdaderos
gobernantes, dedicándose a la filosofía y participando de las actividades del Estado. Una vez
muerto el gobernante, se le rendirá tributo y homenaje para incentivar a nuevos ciudadanos del
Estado.
Entre las ideas más importantes de Platón, se puede encontrar lo que el definió como el mundo
de las ideas y lo relacionado con el conocimiento de las cosas. En sus postulados, afirmaba que
el verdadero saber se encuentra en lo inmutable y lo uno, por lo tanto, lo que comúnmente se
considera como conocimientos sensibles adquiridos por los sentidos, no son más que opiniones,
ya que estos no pueden dar un conocimiento verdadero, inmutable.
De esta forma, Platón afirma que el verdadero conocimiento no puede ser encontrado en este
mundo de lo sensible, regido por los sentidos. Debido a esto, propone la existencia de un “mundo
de las ideas” o “mundo inteligible”. Platón utiliza el término idea refiriéndose al aspecto conceptual,
la esencia, del objeto; y caracteriza a estas ideas como idénticas, inmutables y perfectas. De esta
manera, clasificando a las cosas sensibles e ideas como totalmente distintas. Este pensador
afirmaba que la única forma de llegar al conocimiento de las ideas es mediante la razón y la
inteligencia.
Sin embargo, existe una conexión entre ambos mundos, el mundo sensible es una copia del
mundo inteligible, como si el primero tratara de ser como el segundo, una copia.
Para Platón, como existen 2 mundos, existen también dos formas de conocimiento:
o La Doxa u opinión: encargada del mundo sensible, es el saber sin fundamentos, punto de
vista particular fundado en las sensaciones, que capta lo particular y subjetivo. O sea, la
mera opinión. Conjunto de “creencia” y “conjetura”.
o La episteme o ciencia: encargada del conocimiento del mundo intelegible, es un
conocimiento verdadero y fundado, indudable. Capaz de explicar lo general y constante.
Conocimiento de lo universal, de la esencia, que NO se somete a la fluctuación de la
realidad. Sería el conjunto de “ciencia” y “pensamiento discursivo”. Recordar aquello que
nuestra alma ya conocía.
Proceso de reminiscencia: Procedimiento en el que el alma debe recordar lo que ya conoce de su
vida anterior, que ha olvidado al caer del mundo inteligible al sensible.
Platón establece diferentes niveles y grados de la realidad con diferentes niveles de conocimiento,
mediante su objeto que es el alma (demostrados en el siguiente esquema).
Es posible observar que se ubicó dentro del mundo de la doxa a las imágenes y las cosas
sensibles. Dentro de las imágenes, captadas por la imaginación, se encuentra lo que sería una
representación de la realidad, pero no lo es. Un claro ejemplo es el cine o en general todo aquello
que es una deformación de la realidad (sombras, reflejos, sueños).
Por otro lado Platón también ubico dentro de este mundo a las cosas sensibles propiamente
dichas, captadas por las creencias o sentido común.
A partir de ahí se pasa al mundo de la episteme, conformado por las ideas matemáticas, morales
y metafísicas. Las ideas matemáticas y también los conceptos fundamentales de todas las
ciencias particulares captadas por el entendimiento, se caracterizan por valerse de dibujos o
diagramas para representar los entes a los que se refieren. Este paso de lo sensible a lo inteligible
obliga a abandonar el puro testimonio de los sentidos y a confiar más bien en el pensamiento. Una
segunda característica de estos conocimientos es que se basan en una hipótesis, un supuesto, y
es aquí donde reside su imperfección, ya que parten de este conocimiento como si fuese
independiente o autosuficiente, cuando no es así.
Por ultimo dentro de los conocimientos de la episteme, Platón ubica a lo que se conoce mediante
la inteligencia, la cual se caracteriza por: ser únicamente intelectual, sin ningún recurso del mundo
sensible; y ser absoluto, no hipotético.
De esta forma diferencia a la ciencia de la filosofía, afirmando que la primera toma la hipótesis
como una barrera de la cual no se puede traspasar y de la cual se desprenden determinadas
consecuencias; mientras que la segunda toma la hipótesis como punto de partida para la
búsqueda de un conocimiento no hipotético, autosuficiente.
Platón plantea que si fuera posible ver el mundo de las ideas, se encontraría un cosmos,
totalmente ordenado y armónicamente conectado; culminando en una idea suprema, de la que
todo depende y que es independiente, denominada la idea del Bien y esta es la meta a la que
aspira la inteligencia.
Esa IDEA DEL BIEN, al ser la idea suprema, es difícil de definir, por lo que se la define
asemejándola al sol. Se afirma que para que los ojos puedan observar algo se necesita de luz, la
cual es otorgada por el sol. De modo semejante, no basta con el "ojo" del alma y las cosas
inteligibles o ideas, sino que es preciso además un principio que a las ideas las haga aptas para
ser captadas, que las haga cognoscibles; esto es justamente lo que hace el Bien; en esta
perspectiva, el Bien es fundamento gnoseológico. Pero además del sol, con su luz y calor, les
presta vida a las cosas de este mundo, y, en tal sentido, las hace ser; de modo semejante, el Bien
hace SER a las IDEAS, por este lado, el Bien es fundamento ONTOLOGICO (y en cuanto que es
origen o principio del ser, el Bien está más allá del ser mismo).
En la medida en que la idea del bien se manifiesta en toda naturaleza, se expresa la circunstancia
de que todo ente tiene como una dirección, algo hacia lo que se orienta o aspira, su propio “fin”
(télos), que en definitiva es el Bien. En uno de sus últimos diálogos, Platón, en el Timeo, considera
que el mundo sensible es como una especie de obra de arte, hecha por un artista divino que lo ha
hecho tomando por modelo a las ideas, y por lo tanto, a la idea del Bien, superior a todas las
otras.
En cuanto que la idea del Bien es el fundamento de todas las demás ideas, constituye a la vez el
fundamento de todas las cosas sensibles, puesto que estas deben su seré inteligibilidad a las
ideas, ya que estas (las ideas) son el aspecto bajo el cual las cosas sensibles se presentan, es
decir, SON.
Platón se vale de una alegoría para dar forma plástica a las teorías que acabamos de desarrollar,
y al mismo tiempo, para expresar “dramáticamente” la condición y el destino del hombre.
La caverna representa el mundo sensible (nuestro mundo), y el exterior de la caverna representa
el mundo de las ideas (el mundo real) cuya forma más alta, el Bien, esta simbolizada con el sol. El
mundo sensible entonces, resulta ser un mundo de sombras de apariencias.
Los hombres que viven en la caverna son, según Platón, prisioneros, y tal idea de que el alma del
hombre esta como prisionera en este mundo. Los prisioneros de la caverna, es decir, nosotros
mismos, no tenemos libertad ni verdadero conocimiento, casi como le ocurre al animal, ya que es
pura sensibilidad y carece de la posibilidad de conocer las ideas, puesto que no posee razón.
El hombre, en primera instancia, está confinado al conocimiento sensible, y en tal sentido somos
“prisioneros de las apariencias, de los fenómenos, que solo el conocimiento propiamente dicho (es
decir, la filosofía) nos puede librar.
Como el “drama” de la alegoría consiste en “librar” al prisionero para llevarlo hacia lo alto y
terminar por sacarlo de la caverna, la ficción narra el proceso de des-animalizacion del hombre, el
proceso de humanización o educación hasta llegar a su realización plena.
Afirma Platón, que los verdaderos filósofos son aquellos que llegan al conocimiento del mundo de
las ideas y son “iluminados” por la idea del Bien, pero no es lícito que el filósofo se quede con
esos conocimientos para sí mismo, sino que su tarea es compartirlos con los demás.
Esto, sin embargo, puede generar rechazo por parte de las personas que se rehúsan al cambio,
pero los filósofos deben intentarlo sin importar las consecuencias que pueda traer (como paso con
Sócrates, que fue condenado a muerte).
En el siguiente cuadro, se refleja la diferenciación entre el mundo inmaterial (campo intelegible) y
el mundo material (campo visible) donde se refleja una realidad APARENTE mientras que el
mundo inmaterial representa la verdad, es decir la AUTENTICA realidad.
Formado por: almas, entidades matemáticas e ideas no necesitan ser pensadas para
Es el mundo AUTÉNTICO y REAL. existir. Son objetos del conocim.
Siglo XII a.C. → el poderío micénico se quiebra. Se destruye un tipo de monarquía (la absoluta)
para siempre, toda una forma de vida social (que tenía como centro el palacio), es el personaje
del Rey divino. Esto repercute sobre el hombre griego mismo, cambia su universo espiritual y
muchas de sus actitudes psicológicas.
Este hecho concluyó en una innovación: LA INSTITUCIÓN DE LA CIUDAD Y EL NACIMIENTO
DE UN PENSAMIENTO RACIONAL.
Grecia se reconoce en una cierta forma de vida social y en un tipo de reflexión que definen a sus
propios ojos su originalidad, su superioridad sobre el mundo bárbaro; en lugar de que el rey
ejerza su omnipotencia sin control ni límites en el secreto de su palacio, la vida política griega
quiere ser objeto de un debate público, a plena luz del día, en el ágora, por parte de unos
ciudadanos a quienes se define como iguales y de los cuales el Estado es ocupación común. Un
nuevo pensamiento trata de fundir el orden del mundo sobre relaciones de simetría, de equilibrio,
de igualdad entre los distintos elementos que forman el cosmos.
Esta razón griega nace durante la etapa de mutación decisiva (la edad Media Griega), la cual
sienta los fundamentos del régimen de la polis y asegura, mediante la laicización del pensamiento
político, el advenimiento político y filosófico.
Capítulo IV:
La polis conocerá múltiples etapas y formas variadas. Desde su advenimiento (entre los siglos
VIII y VII), marca un comienzo, una verdadera creación.
Polis: SVIII-VII a.C. Predominio de la palabra sobre los otros instrumentos de poder (primer
rasgo de la polis).
Entre la política y el logos hay una realización recíproca: el arte político es un ejercicio del
lenguaje; y el logos, adquiere conciencia de sí mismo, de sus reglas, de su eficacia, a través de su
función política.
Segundo rasgo de la polis: carácter de plena publicidad que se da a las manifestaciones más
importantes de la vida social. La polis existe a medida en que se ha separado un dominio público
en los dos sentidos del término: 1) un sector de interés común en contraposición a los asuntos
privados; 2) prácticas abiertas establecidas a plena luz del día.
La cultura griega se constituye abriendo a un círculo cada vez mayor (y finalmente al demos en su
totalidad) el acceso a un mundo espiritual reservado en los comienzos a una aristocracia de
carácter guerrero y sacerdotal.
Los elementos de una cultura común (conocimientos, valores) son llevados a la plaza pública y
sometidos a crítica y controversia. Su publicación da lugar a la exégesis, a interpretaciones
diversas, a contraposiciones. La discusión, la argumentación y la polémica pasan a ser reglas del
juego intelectual. La supervisión constante de la comunidad se ejerce sobre las creaciones del
espíritu lo mismo que sobre las magistraturas del Estado.
La ley de la polis, exige que todos sean sometidos a rendiciones de cuentas.
La palabra, constituía el instrumento de la vida política. La escritura suministrará, el medio de
una cultura común y permitirá una divulgación completa de los conocimientos antes reservados o
prohibidos. Podrá cumplir con esta función de publicidad porque ha llegado a ser, el bien común
de todos los ciudadanos. La escritura es el instrumento fundamental en la paideia (crianza) griega.
Con el surgimiento de la ciudad se da la REDACCIÓN DE LEYES: se transforman en bien
común, susceptible de ser aplicada por igual a todos.
La diké es un valor ideal y podrá encarnarse en un plano propiamente humano, realizándose en la
ley, regla común a todos pero superior a todos, norma racional, sometida a discusión y modificable
pero que expresa un orden concebido como sagrado.
Los antiguos sacerdocios pertenecían en propiedad a ciertos gené que señalaban una
familiarización especial con una potencia divina. Cuando se constituye la polis, ésta las usa a su
favor y hace de ellas los cultos oficiales de la ciudad. La vida social se ha entregado así a una
publicidad completa.
Se necesita “capacidad intelectual” para acceder a la REVELACIÓN (acceden los Sabios y estos
educan a los ciudadanos).
En el terreno de la religión se desarrollan, asociaciones basadas en el secreto. Las nuevas
agrupaciones secretas (sectas) estarán en adelante confinadas a un terreno puramente religioso.
La iniciación no puede aportar más que una transformación “espiritual”, sin incidencia en lo
político.
Se divulgan secretos religiosos. El misterio en ningún momento se coloca en una perspectiva de
publicidad. El secreto adquiere una significación religiosa particular: define una religión de
salvación personal que aspira a transformar al individuo con independencia del orden social.
El sabio se dirige a la ciudad para transmitirle una verdad que pertenece a otro mundo ajeno a la
vida ordinaria, o sea que entrega al público un saber que proclama al mismo tiempo inaccesible a
la mayoría. La sabiduría revela una verdad tan prestigiosa que debe pagarse al precio de duros
esfuerzos, oculta a las miradas del vulgo, el común de la gentes no puede captar su sentido.
Origen de la filosofía: posición ambigua en cuanto está emparentada con los misterios y
controversias del ágora, se la ve, como la secta pitagórica en la Magna Grecia en el S VI. Se
presenta como una preparación para el ejercicio del poder en la ciudad y ofrecerse a cada
ciudadano por medio de lecciones pagas (con sofistas).
El filósofo tiene dos actitudes:
1. Afirmará que es el único calificado para dirigir al Estado y pretenderá reformar toda la vida
social y ordenar soberanamente la ciudad.
2. Se retirará del mundo para replegarse en una sabiduría privada, agrupando a discípulos,
renunciando a la vida pública, buscará su salvación en el conocimiento y en la
contemplación.
Tercer rasgo de la polis: unidad de la polis: sólo los semejantes pueden encontrarse
mutuamente unidos por la Philía, asociados en una misma comunidad. El vínculo del hombre con
el hombre adoptará la forma de una relación recíproca. Todos cuantos participen en el Estado
serán definidos como hómoioi (semejantes) y más adelante como isoi (iguales). Se concibe a los
ciudadanos como unidades intercambiables dentro de un sistema cuyo equilibrio es la ley y cuya
norma es la igualdad.
S VI: expresión de isonomía: igual participación de todos los ciudadanos en el ejercicio del
poder. Isonomía e isocratía han servido para definir, antes de Clístines (508-509 a.C) un régimen
oligárquico en que la arkhé se reservaba para un pequeño número con exclusión de la masa, pero
era igualmente compartida por todos los miembros de esa selecta minoría.
En la polis el estado de soldado coincide con el de ciudadano: quien tiene su puesto en la
formación militar de la ciudad, lo tiene asimismo en su organización política.
Hay una igualdad entre el hoplita (soldado-ciudadano) y los propietarios de caballos. Después
esto CAMBIA: el hoplita no conoce ya el combate singular, no lucha para “superarse” a sí mismo,
sino que se lo ha adiestrado para guardar la fila, para cuidar y no abandonar su puesto. EL
PODER DE LOS INDIVIDUOS TIENE QUE DOBLEGARSE ANTE LA LEY DEL GRUPO.
Hay un cambio de mirada en la polis: la ciudad rechaza las conductas tradicionales de la
aristocracia tendentes a exaltar el prestigio, el poder, la riqueza, el lujo. Son rechazadas porque
acusan las desigualdades sociales y el distanciamiento entre los individuos provocan la división de
la ciudad contra sí misma. Ideal austero de reserva y contención, fin: unirlos como a miembros de
una sola familia.
En Esparta
Fue el papel militar el decisivo.
La ruptura se produce sobre sí misma, en las instituciones que la consagran enteramente a
la guerra.
Repudio de la ostentación de la riqueza
Se cierra el intercambio con el extranjero.
La filosofía parece no deberle nada.
Ciudad de hoplitas: misma exigencia de un mundo humano equilibrado, ordenado por la
ley.
Los semejantes disponían en principio de un lote de tierra
Vida social que imponía un mismo régimen de austeridad, que codificaba la aversión al lujo
y que instituía la práctica de las comidas en común.
Doble monarquía: la apella, los éphoroi y la gerousía, logra un equilibrio entre elementos
sociales que representan funciones, virtudes, o valores opuestos. Se funda la unidad del
Estado.
Todos, habiendo recibido el adiestramiento militar con la serie de pruebas e iniciaciones
que implica, se encuentran elevados en el MISMO plano. En el Estado Espartano, la
sociedad ya no forma, como en los reinos micénicos, una pirámide cuya cúspide ocupa el
rey.
El orden es el que reglamenta el poder de los individuos, el que impone un límite a su
expansión. ORDEN SOBRE PODER
La reforma del Estado obedece, antes que nada, a preocupaciones militares. Los
semejantes se ejercitan para los combates.
En lugar de la fuerza de persuasión, celebran como instrumento de la ley el poder del
Phobos, ese temor que doblega a los ciudadanos a la OBEDIENCIA.
Palabra: leyes oraculares, que se somete sin discusión y que no tiene publicación plena.
Capítulo V:
Fines del siglo VII y durante el siglo VI a.C.: Momento de crisis. Período de turbulencias y
conflictos internos. Los griegos lo vivieron, religiosa y moralmente, como una puesta en
cuestión de todo un sistema de valores, como un ataque al orden mismo del mundo.
Consecuencias: reformas asociadas a Solón, Epiménides, Pítaco, Periandro. Esta crisis
será, en el ámbito intelectual, un esfuerzo por trazar el cuadro y elaborar las nociones
fundamentales de la nueva ética griega. El punto de partida de la crisis fue de órden
económico, que revistió en su origen la forma de una efervescencia religiosa al mismo
tiempo que social, pero que llevó al nacimiento de una reflexión moral y política de carácter
laico, que encaro positivamente los problemas del orden y del desorden en el mundo
humano.
Las transformaciones económicas se relacionan con un fenómeno importante: la
reanudación y el desarrollo de los contactos con Oriente. Se ensancha el horizonte
marítimo a través del mediterráneo ya que los griegos iban en búsqueda de tierra, alimento
y metal. A partir del siglo VIII se abren nuevas fuentes de aprovisionamiento de metales
preciosos: la cantidad de oro, plata y electro puesta en circulación en el mundo griego se
acrecienta; se usan de distintas formas. Se desarrolla una orientación hacia el comercio
marítimo.
La ostentación de la riqueza pasa a ser uno de los elementos de prestigio de los gene, a lo
cual se agrega el valor guerrero y las calificaciones religiosas, para destacar la supremacía
y asegurar la dominación sobre los rivales. Nuevos personajes aparecen en el seno de la
nobleza:
- El hombre bien nacido que por espíritu o necesidad se lanza al tráfico marítimo.
- Un tipo de propietario de bienes raíces que vigila el rendimiento de sus tierras,
especializa su cultivo y trata de agrandarlas.
La concentración de la propiedad territorial en pocas manos, el avasallamiento de la mayor
parte del demos, hacen de la cuestión agraria el problema clave de este período arcaico.
Se ha desarrollado además una población de artesanos (categoría social nueva).
En el inicio de este escrito, Aristóteles comienza afirmando que toda acción que se realiza tiene
como propósito un fin en específico. Dice que: “El bien es aquello a lo que todas las cosas
tienden”. Sin embargo, existen muchos fines (en la medicina, la salud; en la estrategia, la victoria)
diferentes entre sí, y estos fines se pueden clasificar en fines por si mismos o en fines
subordinados a otros fines. Los fines principales son preferibles a los subordinados, ya que es con
vistas a los 1eros como se persiguen los 2dos.
La ética forma parte de la política: El conocimiento del bien que buscamos tendrá gran peso en
nuestra vida. Este pertenece a la política, porque es la que regula qué ciencias son necesarias en
las ciudades y cuáles ha de aprenden cada uno y hasta que extremo. Las facultades más
estimadas (economía, estrategia, retórica) le están subordinadas. La política se sirve de las
demás ciencias y prescribe qué se debe hacer y qué se debe evitar, el fin de ella incluirá los fines
de las demás ciencias, de modo que constituirá el bien del hombre. Aunque sea el mismo el bien
del individuo y de la ciudad, es más grande y perfecto alcanzar el de la ciudad.
La ciencia política no es una ciencia exacta. Las cosas nobles y justas que son objeto de la
política presentan desviaciones. Cada uno juzga bien lo que conoce; cuando se trata de la política
el joven no es un discípulo apropiado ya que no tiene experiencia con las acciones de la vida (y
los razonamientos parten de ellas). Aprenderá que el fin de la política es la acción (en vez del
conocimiento). Para ellos, el conocimiento resulta inútil; para los que orientan sus acciones según
la razón, el saber acerca de estas cosas es provechoso.
► Aristóteles critica la noción/ idea de bien universal de Platón, ya que la palabra bien se emplea
en muchos sentidos y ya que defiende que existen bienes en sí mismos y otros que buscan estos.
Si el bien predicado en común es realmente uno, el hombre no podría adquirirlo.
Aristóteles afirma que todos los fines persiguen a un fin último. No todos los fines son perfectos,
pero el fin mejor parece ser algo perfecto. El fin que se busca por sí mismo es más perfecto que el
que se busca por otra cosa.
El fin último parece ser la felicidad, la cual no se persigue en búsqueda de otro fin, sino que
por sí misma. La felicidad es un bien completo, suficientes, y los fines que conducen a ella, son
incompletos. El vulgo piensa que vivir y obrar bien es lo mismo que ser feliz. Aristóteles relaciona
la felicidad con el fin de la política, por lo tanto esta se sitúa por encima de cualquier otra ciencia o
arte.
→ El problema llega a la hora de definir ¿Qué es la felicidad? ya que dependiendo a quien se le
haga esta pregunta será la respuesta: la masa y los más groseros la relacionaran con los
placeres; los más dotados y activos con los honores; y los teóricos en la contemplación y la
sabiduría.
Señala que la felicidad se conseguiría si se lograra captar la función del hombre, es decir, razonar
(función propia del hombre bueno). Resulta que el bien del hombre es una actividad del alma de
acuerdo con la virtud.
Aristóteles divide los bienes en tres clases:
- Exteriores
- Del alma: los más importantes. Las acciones están referidas al alma.
- Del cuerpo
La felicidad es la virtud o alguna clase de virtud. En la vida los que actúan rectamente alcanzan
las cosas buenas y hermosas. El placer es aquello que pertenece al alma, y para cada uno es
placentero aquello que le apasiona. Las acciones de acuerdo con la virtud serán por sí mismas
agradables. La felicidad es lo mejor, lo más hermoso y agradable. Pero la felicidad necesita
también de los bienes exteriores, ya que es difícil hacer el bien cuando no se cuenta con recursos.
La felicidad parece necesitar de prosperidad, por lo que muchos la identifican con la buena suerte
y otros con la virtud.
LA FELICIDAD ES UNA CIERTA ACTIVIDAD DEL ALMA DE ACUERDO CON LA VIRTUD. Es
compartida por muchos hombres (muchos pueden adquirirla). Requiere de una virtud perfecta y
una virtud entera, ya que a lo largo de la vida ocurren muchos cambios. Es absurdo decir que
alguien se da cuenta que fue feliz solo al final de su vida.
La felicidad no es una simple facultad. Es principio, ya que a causa de ella todos hacemos las
demás cosas.
La felicidad no está subordinada al destino, por lo tanto es algo que se aprende a lo largo de toda
la vida; no es algo que pueda ser casualidad.
Aristóteles encarga el estudio de ¿qué es la felicidad? a la Ética, y define que debe ser un bien
que responde a determinada función; y como es un bien del hombre, tiene que serlo de acuerdo
con una función propiamente humana, la cual es la actividad racional ejercida de determinada
manera.
En conclusión, se puede decir que define a la felicidad como la vida de acuerdo con la virtud, la
mejor y más perfecta, y además en la vida entera.
VIRTUD: el verdadero político se encarga de esta porque quiere que los ciudadanos sean buenos
y sumisos a las leyes. Hay varias clases de virtud. La virtud humana es la del alma. Una parte del
alma es irracional y la otra tiene razón.
Se identifican dos clases de virtud:
- La ética: procede de la costumbre. Ninguna virtud ética se produce en nosotros por naturaleza,
puesto que ninguna cosa que existe por naturaleza se modifica por costumbre (ej: liberalidad,
moderación).
Las virtudes se adquieren mediante el ejercicio previo, haciendo y ejercitando; no se producen por
naturaleza ni contra ella. No obstante, no se consideran acciones de acuerdo con la virtud si no se
realizan con conocimiento, eligiéndolas por sí mismas y con actitud firme e inconmovible.
Supuesto aceptado: hemos de actuar de acuerdo con la recta razón.
La virtud moral se relaciona con los placeres y dolores, porque hacemos lo malo a causa del
placer y nos apartamos del bien a causa del dolor, es decir que regulamos nuestras acciones por
el placer y el dolor. Además, todo el estudio de la virtud y de la política está en relación con el
placer y el dolor.
Las cosas que suceden en el alma son: pasiones (todo lo que va acompanado de placer o dolor),
facultades (aquellas facultades en virtud de las cuales se dice que estamos afectados por estas
pasiones) y modos de ser (aquello en virtud de lo cual nos comportamos bien o mal respecto de
las pasiones).
Naturaleza genética de la virtud: La virtud ha de pertenecer a alguna de ellas: a los modos de ser.
Las virtudes no son pasiones porque se nos elogia por ellas, ni facultades ya que no se nos llama
buenos o malos por ser solo capaces de sentir las pasiones.
♦ La virtud lleva a realizar bien las funciones a aquello que es virtuoso. Será el modo por el cual el
hombre se hace bueno.
Una manera de practicar la virtud es mediante el justo medio y Aristóteles lo define como el
rehusarse al exceso y al defecto, eligiendo el término medio entre ambos.
Término medio: entre el exceso y el defecto (porque estos pertenecen al vicio). Dista lo mismo de
ambos extremos, y éste es uno y el mismo para todos. Sin embargo, este término medio puede
variar entre quienes lo apliquen, ya que no es lo mismo donar $10 para una persona rica que para
una persona de escasos recursos. Por lo tanto el justo medio es un habito selectivo que consiste
en la elección de un término medio relativo a uno mismo y sus condiciones, determinado por la
razón.
LA VIRTUD ES UN TÉRMINO MEDIO. Es un modo de ser SELECTIVO.
Los extremos no son ni rectos ni laudables, sino represibles. También hay disposiciones
intermedias en las pasiones y respecto de ellas.
Las acciones se refieren a lo particular; los principios universales son más amplios. No toda acción
admite un justo medio, ya que hay acciones malas en sí mismas; realizarlas es erróneo.
Ej sobre el dominio de los dolores y placeres. Término medio: moderación; Exceso: la
intemperancia; Defecto: insensibilidad.
Suelen ser más contrarias las disposiciones a las que cedemos más fácilmente (como las
pasiones), por lo que el desenfreno, que es exceso, es más contrario que la moderación.
Es tarea difícil ser bueno, ya que en todas las cosas es trabajoso encontrar el medio. El bien es
raro, por lo que apunta al término medio debe apartarse de lo más opuesto y tomar el mal menor.
Hay que guardarse principalmente de lo agradable y del placer, porque no lo juzgamos con
imparcialidad. Si nos alejamos del placer erraremos menos.
No es censurado el que se desvía del bien un poco, sino el que se desvía mucho. No es fácil
delimitar mediante la razón los límites, pero debemos inclinarnos algunas veces hacia el exceso y
otras hacia el defecto.
De la esclavitud:
Los elementos de la economía doméstica son los esclavos y los hombres libres, siendo las partes
primitivas, el señor y el esclavo, el hombre y la mujer y por último el padre y los hijos, siendo
posible añadir un cuarto elemento: la adquisición de la propiedad, ya que sin las cosas de primera
necesidad, el hombre no podría vivir.
La propiedad es un elemento de la naturaleza, siendo dentro de ésta, el esclavo, la propiedad
viva/ animada. Pero el esclavo no es sólo un esclavo, sino que depende de su señor
absolutamente, convirtiéndose en propiedad como instrumento de uso, pero absolutamente
individual, al ser un hombre de otro hombre.
Algunos esclavos lo son por naturaleza, ya que hay seres que desde el momento en que nacen
están destinados a obedecer y otros lo están para mandar, porque ambos elementos, la
obediencia y la autoridad, se encuentran en todo conjunto que aspire a un resultado común, con
razón se puede sostener que hay esclavos y hombres libres que lo son por obra de la naturaleza.
El hombre está formado por un alma que le sirve para mandar, y un cuerpo que le sirve para
obedecer, en los hombres corruptos suele dominar el alma sobre el cuerpo, que es lo contrario a
la naturaleza.
Esclavitud: estar sometido a dominio. Prestar servicio con el cuerpo en las cosas necesarias para
la vida. La ciencia de los esclavos es lo relativo a los servicios domésticos cotidianos.
Si bien hay esclavos que lo son por naturaleza, los vencidos en la guerra también se los reconoce
como propiedad del vencedor, ya que la victoria supone siempre una superioridad en ciertos
temas y la virtud tiene derecho, como medio de acción, a utilizar hasta la violencia.
El saber emplear a los esclavos constituye una ciencia, no por poseerlos, sino porque se sirve de
ellos, esta consiste en saber mandar lo que los esclavos deben hacer, para poder ellos dedicarse
a la vida política o a la filosofía. También se les podrían enseñar ciertas artes como preparar las
viandas, ya que algunos servicios son más necesarios que otros.
El poder del administrador doméstico consiste en una monarquía; el poder político recae sobre
quienes son libres e iguales.
De la adquisición de los bienes:
La adquisición de los bienes no se debe confundir con la administración doméstica, ya que una
emplea lo que la otra suministra. Dentro de la casa no es posible que la técnica del intercambio
cumpla función alguna, sino que lo hace cuando la comunidad es mayor.
Algunos hombres son nómades, éstos viven en absoluta ociosidad, sin trabajo, y se alimentan de
la carne de los animales que crían, otros viven del pillaje, otros de la pesca, otros cazan las aves y
los animales bravíos, pero la mayoría vive del cultivo de la tierra y de sus frutos, siendo los modos
de existencia del hombre: nómade, agricultor, bandolero, cazador o pescador, pudiendo combinar
los diversos modos de vivir como por ejemplo, siendo nómades y salteadores o cultivadores y
cazadores. La naturaleza nada hace en vano, por lo que es de necesidad que haya creado todo
esto para el hombre, hasta la guerra misma es un medio de adquisición de bienes.
La riqueza es la abundancia de los instrumentos sociales, que es natural, y domésticos, que
procede del arte y de la experiencia, a este género se lo llama adquisición de bienes.
El cambio es aplicable a todas las propiedades, si bien en su origen no se extendía más allá de
las cosas necesarias para la vida, a medida que las relaciones se fueron transformando, se
introdujo el uso de la moneda y con ésta nació la venta, que reveló cómo la circulación de bienes
podía ser origen y fuente de ganancias considerables. Por ende, el dinero es el que parece
preocupar al comercio, porque es el elemento y el fin de sus cambios,
el interés es dinero producido por el dinero mismo, siendo de entre todas las adquisiciones, la
usura, la más contraria a la naturaleza, que es un modo de adquisición nacido del dinero, al cual
no se le da el destino para el cual fue creado.
Puesto que toda casa es una parte de la ciudad- Estado y las relaciones mencionadas son parte
de la casa, y que para observar la virtud de la parte hay que observar la virtud del todo, es
necesario educar a los niños y a las mujeres mirando al régimen político, si es que a los efectos
de hacer virtuosa a una ciudad- Estado tiene alguna importancia que los niños sean virtuosos y
que sean también virtuosas las mujeres. Y necesariamente ha de tenerla: pues las mujeres
constituyen la mitad de los seres libres, mientras que de los niños proceden quienes habrán de
participar de la ciudadanía.
Libro III:
Del Estado y el ciudadano:
El Estado es una comunidad, formada por elementos diferentes. La ciudad- Estado es un conjunto
de ciudadanos. El gobierno de ese estado, depende de la organización impuesta por todos los
miembros que lo conforman.
El ser ciudadano no depende del domicilio, ya que esclavos y extranjeros también poseen uno,
tampoco proviene del derecho de entablar una acción jurídica, porque esto pueden hacerlo las
personas que no son ciudadanos, la característica distintiva del ciudadano es que este goza
de funciones políticas y judiciales, tanto como juez o magistrado, es decir que posee libertades
políticas. Dentro de la categoría de los ciudadanos, hay una división entre:
- Ciudadanos incompletos: que son aquellos que aún no han llegado a la edad de
inscripción cívica.
- Ciudadanos jubilados: que son los ancianos que ya han sido borrados de la inscripción
cívica.
La definición de ciudadano es relativa del lugar donde se la aplique, varía según la forma de
gobierno, por lo que se puede ser ciudadano de un lugar pero no de otro. El caso del que estamos
hablando acá, es el correspondiente a la forma democrática principalmente.
La obra común de todos los ciudadanos es la prosperidad de su estado, se deben encargar de la
preservación de la comunidad, sin importar las diferencias de los destinos de sus actos, así, la
virtud del ciudadano se refiere exclusivamente a la relativa al estado, pero como este se encuentra
revestido de diferentes formas (según el tipo de gobierno que adopte), la virtud del ciudadano no
puede ser nunca una, al contrario de la virtud del hombre de bien, que es una y absoluta,
entonces, es posible que un ciudadano sea bueno sin poseer la virtud del hombre bueno.
TODOS DEBEN TENER LA VIRTUD DEL BUEN CIUDADANO.
Teniendo en cuenta la república perfecta, donde cada ciudadano debe llenar las funciones que le
han sido confiadas, supone que cada uno debe tener una función diferente según su función, con
lo que no puede existir identidad entre la virtud cívica, que puede variar según la función que cada
uno desempeñe dentro de la república perfecta, y la virtud privada, que tiene que ser única y
puede no encontrarse presente en todos los hombres. El magistrado digno de ejercer el mando,
debe de contar con esta doble virtud, de buen ciudadano y de hombre de bien, por lo que, a los
hombres destinados a ejercer el poder, es preciso educarlos de manera especial.
El buen ciudadano debe poseer las virtudes, tanto de mando (la prudencia), como de súbdito (la
obediencia), y contener así la ciencia, la fuerza del mando y la obediencia. Debe saber tanto
obedecer, como mandar a los que los obedecen para que realicen los trabajos, entre éstos se
hallan incluidos los artesanos. No es posible que gobierne bien quien no estuvo antes bajo el
gobierno de otro.
En conclusión, el ciudadano es aquel hombre político, que es o puede ser dueño de ocuparse,
tanto personal como colectivamente de los intereses comunes y tiene participación en los asuntos
públicos. Las condiciones del ciudadano van a variar según el tipo de constitución sea
aristocrático, en el que el honor de desempeñar las cuestiones públicas está reservado a la virtud
y a la consideración, los artesanos y obreros no serían ciudadanos dentro de este sistema,
mientras que estarían considerados dentro de la clase ciudadana en algún otro, pero no en la
constitución perfecta. Los niños no son ciudadanos como los hombres (absolutos), son
ciudadanos incompletos.
Ya que los regímenes políticos son varios, es necesario que sean varias las especies del
ciudadano.
Quien no participa de los honores cívicos es como un meteco.
Aristóteles divide las formas de gobierno en puras e impuras, que son las deformaciones de las
formas puras, según persigan el interés de uno o muchos. Así, encuentra dentro de las formas
puras de gobierno:
La Monarquía: que es el gobierno de uno sólo.
La Aristocracia: que es el gobierno de una minoría conformada por hombres de bien.
La República: que es el gobierno de la mayoría
El fin del Estado debe ser siempre, no sólo la existencia material de todos los asociados, sino
también su felicidad y su virtud, siendo ésta última la de primer cuidado dentro del Estado, para
que la asociación política no se convierta en una alianza militar, ni la ley en una mera convención.
La ciudad es la asociación del bienestar y de la virtud, para el bien de las familias y las diversas
clases de habitantes, para alcanzar una existencia que se baste a sí misma. La virtud debe ser
objeto principal de preocupación para la ciudad- Estado; si esto no sucede, se convierte en una
alianza militar.
Los vínculos comunitarios son medios para el verdadero fin: la vida buena.
Si dentro de la ciudad hay algún ciudadano, o muchos, que tengan tal superioridad de méritos que
los demás ciudadanos no puedan competir con el suyo, siendo la influencia política de estos
individuos, incomparablemente más fuerte, no pueden ser confundidos en la masa de la ciudad,
porque reducirlos a iguales sería cometerles una injuria, ya que podría decirse que son dioses
ente los hombres.
Deben ser supremas las leyes correctamente establecidas; el gobernante debe ejercer el poder
supremo sobre todos aquellos asuntos a propósito de los cuales las leyes resultan incapaces de
dictar prescripciones exactas, por no ser fácil establecer criterios universales para todos los casos.
No es claro cuáles deben ser las leyes correctamente establecidas; hay que establecer las leyes
de acuerdo con el régimen político. Aquellas que se promulgan en conformidad con regímenes
políticos rectos son justas, mientras que las que corresponden a regímenes desviados no son
justas.
La ley no se ha hecho para seres superiores, sino que ellos mismos son considerados la ley, sería
ridículo intentar someterlos a la constitución. Esto es considerado causa de Ostracismo en otros
estados, principalmente en los democráticos, donde se cuida la igualdad entre todos los
ciudadanos, cuidando que ninguno sobrepase en poder al otro, pero lo que se debe hacer en
estos casos es tomar a esto como rey mientras viva.
En todos los casos, es preferible que la soberanía resida en la ley positiva, que en algún
ciudadano, ya que el hombre se corrompe ante el atractivo del instinto y las pasiones
del corazón cuando se encuentra en el poder. La ley, en cambio, "es la inteligencia sin ciegas
pasiones".
El bien político es la JUSTICIA, que coincide con el interés común y parece que radica en cierto
tipo de igualdad. Es difícil determinar cuando hay igualdad y cuando desigualdad, y esto reclama
una filosofía política (definida como “investigación filosófica en torno a la ciudad- Estado”).
Los regímenes difieren los unos de los otros en relación con quienes ejercen el mando supremo;
en uno son los ricos, en otro los hombres virtuosos, etc.
La legislación debe ser necesariamente para los iguales, tanto por linaje como por capacidad.
Se usa muchas veces el OSTRACISMO (destierro), para quienes sobresalen en riquezas, o
influencias. Son condenados por la fuerza política, incluso en los regímenes democráticos, ya que
se busca la igualdad. Este problema afecta también a los regimenes rectos, con la mira puesta en
el bien común. Argumento: justicia política.
Existe cierta población apta para el dominio despótico, otra para la realeza, otra para el gobierno
de los ciudadanos. Pero no existe ninguna población apta para la tiranía, ni para ninguno de los
regímenes políticos desviados, pues surgen contra la naturaleza.
Unidad 3.
Descartes (1596- 1650) → RACIONALISTA.
El RACIONALISMO es una corriente filosófica que se desarrolló a lo largo de los siglos XVII y
XVIII, se caracteriza por priorizar la razón frente a cualquier otra forma de conocer, y a través de
ella se llega al conocimiento, prescindiendo de los sentidos.
Se considera como su fundador a Rene Descartes, filósofo sueco, cuyo trabajo no solo incluyo el
estudio de la filosofía, sino que además se ocupó de las ciencias, intentando proponer una
fundamentación metafísica de la física de su época.
Entre las obras más influyentes de este autor podemos encontrar a “Las reglas para la dirección
del espíritu” y las “Meditaciones metafísicas”. En general, Descartes toma la matemática como
referencia para el estudio de la filosofía, afirma que aplicando el método como el de esta disciplina
se puede llegar a conocer toda la realidad.
En esta obra, el autor propone un conjunto de normas generales que se deben seguir para el
estudio de la realidad, basadas en el ideal de cientificidad de la época que consistía en la
observación y la experimentación.
Por ende, Descartes propone que es necesario definir un criterio mediante el cual se puede
diferenciar al conocimiento científico del que no lo es, una serie de parámetros que se deben
cumplir para que un conocimiento se pueda considerar científico. Este criterio que propone el
autor es lo evidente, lo que se presenta ante la razón sin dejar lugar a dudas; solo esta
información puede ser considerada como conocimiento.
Así, Descartes llega a la conclusión de que la única información que puede cumplir con este
criterio es la de la matemática, mas específicamente la arimetrica y la geometría; afirma que dos
personas pueden tener profundas discusiones filosóficas, pero a la hora de medir los ángulos de
un triángulo deberán concordar que es igual a la suma de dos rectos, solo hay una manera de
medirlos y no se deja lugar a dudas.
De esta forma, la matemática pasa a ser la herramienta para el conocimiento de la realidad,
Descartes mediante la matemática y su método pretende conocer los demás aspectos del mundo;
propone generalizar el modelo de la matemática a todos los demás aspectos del conocimiento,
para así conseguir resultados certeros como en esta ciencia.
De esta forma el autor presenta una serie de reglas que se deben seguir a la hora de considerar
los distintos elementos de la realidad para llegar a un conocimiento que cumpla con la certeza que
busca.
Regla I:
El fin de los estudios debe ser dirigir el espíritu para que pueda formular juicios sólidos y
verdaderos sobre las cosas que se le presentan.
Es costumbre de los hombres, siempre que descubren alguna semejanza entre dos cosas, atribuir
a ambas, aun en aquello que son diversas, lo que de una de ellas hallaron ser verdad.
Crítica a la actitud de tiempos anteriores (escolástica) de que las ciencias debían estudiarse unas
separadas de otras. Busca UNIFICAR LAS CIENCIAS.
Para Descartes, las ciencias no son más que la sabiduría humana, que siempre es una y la misma
por más que se aplique a diferentes objetos; no se debe imponer ninguna limitación a los espíritus.
Todas las ciencias están tan íntimamente ligadas entre sí que es más fácil aprenderlas todas a la
vez que una sola, separándola de las demás. Si alguien quiere investigar la verdad de las cosas,
no debe dedicarse a una ciencia particular, sino que debe pensar en aumentar la luz de la razón
natural, para que el entendimiento muestre a la voluntad lo que tiene que elegir.
Regla II:
Debemos ocuparnos únicamente de aquellos objetos que nuestro espíritu parece ser capaz de
conocer de un modo cierto e indudable.
Toda ciencia es un conocimiento cierto y evidente. Es mejor no estudiar nunca que ocuparse de
objetos tan difíciles que nos obliguen, si no se pueden distinguir los verdaderos de los falsos, a
admitir los dudosos como ciertos, ya que en ellos no hay tanta esperanza de aumentar su saber
cómo peligro de disminuirlo. Rechazamos todos los conocimientos sólo probables y establecemos
que no se debe creer sino en los perfectamente conocidos y respecto a los cuales no se puede
dudar.
Estudiar objetos fáciles → limita los conocimientos a los que la razón puede llegar.
Solo la asimétrica y la geometría están exentas de toda falsedad e incertidumbre. Podemos
llegar al conocimiento de las cosas por 2 caminos: por la EXPERIENCIA o la DEDUCCIÓN. Las
experiencias son con frecuencia engañosas, mientras que la deducción puede faltar en el caso
que no se perciba, pero nunca puede hacerla mal incluso el entendimiento menos razonable.
Todo error de los hombres proviene de que se dan por supuestas ciertas experiencias poco
comprendidas o se establecen juicios sin fundamentos.
La asimétrica y la geometría son más ciertas que las demás disciplinas porque sólo ellas poseen
un objeto tan puro y simple que no es necesario hacer una suposición que la experiencia haya
hecho incierta. Ambas consisten en una serie de consecuencias que deben conducirse por vía
RACIONAL.
Los que buscan el recto camino de la verdad no deben ocuparse de ningún objeto que no ofrezca
una certeza igual a la de las demostraciones asimétricas y geométricas.
Regla III:
En los objetos considerados hay que indagar NO los pensamientos de los demás o lo que
nosotros mismos sospechemos, sino lo que podemos intuir con claridad y evidencia o deducir con
certeza, pues la ciencia no se adquiere de otro modo.
Aún cuando todos estuvieran de acuerdo entre sí, no por eso su doctrina nos bastaría, porque
jamás seremos matemáticos aunque sepamos de memoria las demostraciones hechas por todos
los demás, si nuestro espíritu no es capaz de resolver por sí mismo todo tipo de problemas, ni
jamás llegaremos a ser filósofos aunque hayamos leído todos los razonamientos de Platón y
Aristóteles si no podemos dar un juicio sólido acerca de las cuestiones propuestas, porque así
parecería que hubiéramos aprendido historia y no ciencia.
Actos de nuestro entendimiento por medio de los cuales podemos llegar al conocimiento de las
cosas sin temor de errar:
1) Intuición: tipo de conocimiento que se nos presenta de manera evidente. Forma la
inteligencia pura y atenta sin ninguna duda y que nace sólo de la luz de la razón, y que por
ser más simple es más cierto que la propia deducción. Ideas innatas. Esta certeza y
evidencia de la intuición se requiere para las enunciaciones y para cualquier razonamiento.
2) Deducción: proceso de sacar conclusiones. A partir de ella, entendemos todo lo que es
consecuencia necesaria de las cosas conocidas con certeza. Se pueden conocer muchas
cosas por sí mismas con certeza, aunque no sean evidentes, siempre que se deduzcan de
principios verdaderos y conocidos mediante un movimiento continuo e ininterrumpido del
pensamiento que intuye claramente cada cosa en particular → aquello que une a las
intuiciones. Entonces, opera sobre el conocimiento que le proporcionó la intuición para
llegar a otros conocimientos igualmente ciertos.
Regla IV:
El método es necesario para la investigación de la verdad.
Mucho mejor que buscar la verdad sin método es no pensar jamás en ella. Entiende por
MÉTODO, reglas ciertas y fáciles, cuya rigurosa observación impide que jamás se suponga
verdadero lo falso y hace que la inteligencia, sin gasto inútil de esfuerzos sino aumentando
siempre la ciencia, llegue al verdadero conocimiento de todo lo que es capaz. No suponer jamás
que lo falso es verdadero, y llegar al conocimiento de todas las cosas.
El método explica correctamente el uso que hay que hacer de la intuición intelectual para no caer
en el error contrario a la verdad, y cómo se deben hallar las deducciones para llegar al
conocimiento de todas las cosas. Es decir, que el método enseñaa emplear la intuición y la
deducción, se sirve de ellas.
Reglas del método: 1) Evidencia; 2) Análisis; 3) Síntesis; 4) Comprobación.
De ningún modo piensa la matemática usual, sino que expone otra disciplina, que debe contener
los primeros rudimentos de la razón humana y debe extenderse hasta extraer cualquier asunto las
verdades que encierra.
Se propuso observar en la investigación del conocimiento un orden tal, que comenzando siempre
de las cosas más fáciles y simples, no le permita pasar a otras sino cuando parezca que ya nada
ignore de las primera; por eso cultivó hasta ahora esta “matemática universal”, de modo que cree
poder tratar ciencias un poco más elevadas.
║ Se puede ver el esfuerzo de Descartes para aplicar la matemática a los distintos ámbitos de la
realidad, ya que para el, la “mathesis Universalis” era capaz de resolver todos los problemas
teóricos en cualquier área de la ciencia ║
Acá está encerrada la suma de toda habilidad humana y la observación de esta regla es
totalmente necesaria al que ha de emprender el conocimiento de las cosas. Sin embargo, muchos
no la tienen en cuenta porque presumen que no la necesitan, y terminan examinando las
cuestiones más difíciles con tanto desorden que su modo de proceder termina siendo erróneo.
Regla VI:
Para distinguir las cosas más simples de las complicadas y seguir con orden la investigación, es
preciso observar, en cada serie de cosas en que hemos deducido directamente algunas verdades
de otras, cuál es la más simple y cómo todas las demás están alejadas a mayor, menor o igual
distancia de ella.
Esta proposición encierra el principal secreto del método porque nos enseña que todas las cosas
pueden distribuirse en distintas series, atendiendo a que el conocimiento de unas depende del
conocimiento de otras, de modo que cuando se nos presente una dificultad podamos saber si es
útil examinar primero unas, cuáles y en qué orden.
Todas las cosas pueden ser llamadas absolutas o relativas. ║ Esta distinción no implica
considerar las cosas aisladamente, sino comparándolas entre sí ║
Absoluto: todo lo que contiene en sí la naturaleza pura y simple a que se refiere una cuestión;
todo lo que se considera como independiente, causa, simple, universal, uno, igual, semejante,
recto y al mismo tiempo lo llamo lo más simple y lo más fácil.
Relativo: lo que participa de esta misma naturaleza, por lo cual podemos referirlo a lo absoluto y
deducirlo de él siguiendo una serie, pero además envuelve en su concepto algunas otras cosas
que llamo relaciones: dependiente, efecto, compuesto, particular, múltiple, desigual, desemejante,
oblicuo, etc. Debemos distinguir todas esas relaciones y observar el nexo mutuo de ellas entre sí
y su orden natural, de tal suerte que, partiendo de la última, podamos llegar hasta la más
absoluta, pasando por todas las demás.
El secreto de todo el método consiste en advertir con cuidado en todas las cosas lo que más
absoluto. Porque algunas cosas son más absolutas que otras desde un punto de vista, pero
consideradas de maneras distintas son relativas.
Considera aquí las series de cosas por conocer y no la naturaleza de cada una de ellas. En los
filósofos la causa y el efecto son correlativos, pero si indagamos qué es el efecto, es preciso
conocer primero la causa y no al revés.
Los estudios no deben comenzar por la investigación de las cosas difíciles, sino que hay que
recoger las verdades que espontáneamente se presentan y ver después si se pueden deducir de
ellas algunas otras. En todas las cosas, una vez encontrada la proporción entre 2 magnitudes
cualesquiera, se pueden dar otras innumerables magnitudes que están siempre entre sí en la
misma proporción.
Puede buscarse el conocimiento de una misma cosa por caminos diferentes, de los cuales uno es
más difícil y oscuro que el otro.
Una proposición está deducida directa o indirectamente, y gracias al conocimiento de lo más fácil
y elemental, el que reflexione atentamente e investigue con sagacidad podrá descubrir muchas
cosas aún en otras disciplinas.
Regla VII:
Para completar la ciencia es preciso examinar con un movimiento continuo y no interrumpido del
pensamiento todas y cada una de las cosas que se relacionan con nuestro propósito y abarcarlas
en una enumeración suficiente y ordenada.
Ese movimiento debe ser no interrumpido porque muchas veces los que quieren deducir algo muy
de prisa y de principios remotos, no recorren toda la cadena de proposiciones intermedias con el
suficiente cuidado para no pasar por alto muchas cosas. Así queda rota toda la cadena y cae toda
la certeza de la conclusión. Se requiere la enumeración para el complemento de la ciencia para
que podamos proferir un juicio verdadero y que nada se nos escape. Si omitimos enumerar una
sola cosa, por pequeña que sea, se rompe la cadena y cae toda la certeza de la conclusión. Esta
enumeración debe ser suficiente, ordenada (para no recorrer dos veces la misma cosa)
La verdad puede deducirse con más certeza que por cualquier otro género de prueba si es por
inducción o enumeración, excepto si es por intuición. Cuando un conocimiento no puede reducirse
a la intuición, no nos queda otro camino que el de la enumeración.
Así, se corrige la lentitud del espíritu o se amplía su capacidad. Puede suceder que se usen todos
los caminos y no se obtengan resultados, eso quiere decir que el problema está fuera de alcance
humano.
Regla VIII:
Si en la serie de cosas que se han de investigar se presenta algo que nuestro entendimiento no
pueda intuir suficientemente bien, es preciso detenerse allí; y no se debe examinar lo demás que
sigue, sino abstenerse de un trabajo superfluo.
Nada puede ser conocido antes del entendimiento. Medios de conocimiento que poseemos aparte
del entendimiento: la imaginación y los sentidos.
Antes de abordar el conocimiento de las cosas en particular, es preciso haber examinado
cuidadosamente, una vez en la vida, qué conocimientos es capaz de adquirir la razón humana.
Nada puede ser tan múltiple o disperso que no se pueda, por medio de la enumeración,
circunscribir en determinados límites o reducirse a unos cuantos grupos. Dividimos todo lo que a
la experiencia se refiere en dos grupos: deben referirse a nosotros que somos capaces de
conocer, o a las cosas mismas que pueden ser conocidas.
El entendimiento sólo es capaz de conseguir la ciencia, pero puede ser ayudado por la
imaginación, los sentidos y la memoria.
Las cosas mismas deben ser examinadas en cuanto están al alcance del entendimiento y
las dividimos en naturalezas absolutamente simples y en naturalezas complejas o compuestas.
Las naturalezas simples son espirituales, corporales o ambos a la vez. Las compuestas, unas las
experimenta el entendimiento como tales antes de que sepa precisar algo de ellas, y otras las
compone él mismo.
Analizando los textos, se puede identificar en Descartes una problemática muy recurrente, la del
conocimiento. Esta es una de las preguntas a las que más interés se le brinda, ¿Por qué?
Descartes fue un filósofo que desarrollo su pensamiento en los comienzos de la modernidad,
donde predomino la experimentación y la razón. Por otro lado, en esta época existía también una
gran influencia del pensamiento escéptico, el cual duda de todo y afirma que nada es posible
conocer.
Frente a estas condiciones Descartes decide buscar una respuesta racional a la pregunta
¿podemos conocer?, y decide hacerlo a través del método escéptico, es decir, mediante la duda y
la desconfianza; por esta razón muchas veces se lo considera, erróneamente, como escéptico.
Utilizo este método no porque estaba de acuerdo con esta corriente, sino porque lo que quería era
probar sus límites.
En su libro “meditaciones metafísicas” Descartes aborda ampliamente este tema, principalmente
en las dos primeras meditaciones.
La modernidad fue una época que se caracterizó por la racionalidad, por lo tanto Descartes
comienza su planteamiento preguntándose si todo lo que conoce puede ser considerado como
válido, si puede justificarse de manera racional. La respuesta a esto es un no, entonces empieza a
desarrollar distintos niveles los cuales los conocimientos deben superar para así ser considerados
como verdaderos. Ataca los principios sobre los cuales se apoyaban sus antiguas opiniones.
Meditación Segunda: De la naturaleza del espíritu humano y que es más fácil de conocer
que el cuerpo.
Descartes propone que, en el caso de que todo lo que propuso en la primera meditación fuera real
y existiera dicho genio maligno, existe algo que ni si quiera este puede invalidar y es que cuando
se piensa se esta existiendo.
Así, Descartes encuentra ese conocimiento totalmente verdadero que buscaba, este es que
cuando se piensa, por más que sea erróneamente, se está existiendo. Esto es lo que se conoce
como el COGITO → “Yo soy, yo existo”
Descartes se da cuenta que no conoce aún claramente lo que el es. Se da cuenta que, antes de
empezar a escribir las meditaciones, el sabía que es un hombre. “Consideraba que tenía un
rostro, manos, brazos y toda esta máquina compuesta de hueso y de carne, tal como se presenta
en un cadáver, que yo designaba con el nombre de cuerpo. Consideraba que me alimentaba, que
andaba, que sentía, y pensaba y refería todas estas acciones al alma, pero no me detenía a
pensar de ningún modo que era esta alma”. Imaginaba que el alma era una cosa rara y sutil. Por
cuerpo entendía todo lo que puede ser limitado por alguna figura; que puede ser circunscrito en
algún lugar, y llenar un espacio; que puede ser sentido; que puede ser movido de muchas
maneras.
Atributos del alma: alimentarme y caminar; sentir; pensar
Descartes dice que “únicamente el pensamiento no puede ser separado de mí”, y que si dejara de
pensar dejaría de existir. “Yo no soy más que una cosa que piensa” → una cosa que duda, que
concibe, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina y siente → una cosa
verdadera y existente.
Descartes sabe que nada de lo que puede comprender por medio de la imaginación pertenece a
ese conocimiento que tiene de sí mismo.
En base a la conclusión del cogito Descartes continua con su investigación, ahora se propone re-
analizar los niveles anteriores con este criterio alcanzado en la meditación anterior.
Mediante distintos razonamientos y experimentos (como el de la cera en el fuego), siempre
teniendo al cogito como base, llega a las siguientes conclusiones:
- El pensamiento, y lo relacionado con el mismo (como la imaginación), son reales.
- Solo podemos conocer mediante el entendimiento
- Los sentidos siguen siendo una fuente poco confiable
- La naturaleza del espíritu humano es lo más fácil de conocer, ya que el conocimiento de los
cuerpos requiere una discriminación de facultades realizadas por el entendimiento; mientras que
el conocimiento del espíritu es más sencillo y no requiere de esa discriminación.
║ Ejemplo de la cera: si se toma una cera recién extraída de la colmena y se la acerca al fuego,
se puede observar que esta se calienta y se derrite, es decir, que sufre cambios. Sin embargo,
luego de esto continúa siendo cera, la misma cera del principio pero que ahora se encuentra de
otra forma. El entendimiento concibe que es la misma cera, los sentidos no (porque no son
confiables. Además, no se la puede concebir de esa manera sin un espíritu humano (con
entendimiento) ║ → “ Comprendo únicamente por la potencia de juzgar que radica en mi espíritu
lo que creía ver con mis ojos”. “Si juzgo que la cera es o existe porque la veo, por cierto se sigue
mucho más evidentemente de que soy o de que yo mismo existo, porque la veo. Puespuede
suceder que lo que veo no sea efectivamente cera puede también suceder que no tenga incluso
ojos para ver nada; pero no puede suceder que cuando veo, o cuando pienso que veo, yo, que
pienso, no sea alguna cosa. Si juzgo que la cera existe porque la toco se seguirá también lo
mismo, QUE YO SOY.” → Lo que se observa aquí sobre la cera puede aplicarse a todas las
demás cosas exteriores a mí y que se encuentran fuera de mí.
“Todas las razones que valen para conocer y concebir la naturaleza de los cuerpos, prueban LA
NATURALEZA DE MI ESPÍRITU”. Entonces, no hay nada que le resulte más fácil de conocer que
su propio espíritu.
Unidad 4: el empirismo.
El empirismo es una corriente filosófica que surge en Inglaterra entre los siglos XVII y XVIII, que
sostiene la idea de la experiencia como origen del conocimiento, es decir, el conocimiento
empírico es lo que se sabe sin conocimiento científico. Este movimiento rechaza la idea de
posibilidad humana de poder alcanzar una verdad absoluta. Las principales características y
postulados del empirismo son:
Su fundador fue Francis Bacon, político y filósofo inglés. Sometió a todas las ramas del saber
humano aceptadas en su tiempo a una revisión, clasificándolas de acuerdo con la facultad de la
mente a la que pertenecían (memoria, razón o imaginación), llamo a este esquema “la gran
instauración”.
Bacon es llamado el primer empirista ingles debido a su método inductivo. Este pretendía ser un
instrumento para analizar la experiencia, a partir de la recopilación de casos particulares del
fenómeno investigado para la posterior inducción, por analogía, de características comunes a
todos ellos. De esta forma, este procedimiento debía conducir desde las proposiciones más
particulares a los enunciados más generales.
Empirismo y Racionalismo:
Empirismo Racionalismo
¿Qué es? Teoría basada en la alegación de Teoría basada en la afirmación
que la experiencia es la fuente del de que la razón es la fuente del
conocimiento. conocimiento humano.
Intuición No creen Si creen
Ideas innatas No consideran esto posible, ya que Los individuos tiene ideas
todo conocimiento es adquirido por innatas, presentes desde el
las personas mediante la nacimiento que facilitan la
experiencia. adquisición del conocimiento.
De donde El conocimiento se basa en la El conocimiento proviene del
viene el experiencia y la experimentación. uso de la razón y la lógica.
conocimiento
Principios Inducción y experiencias Deducción, conocimiento innato
clave sensoriales. y razón.
Prefacio
II. En cuanto a nuestro método, es tan fácil de indicar como difícil de practicar. Consiste en
establecer distintos grados de certeza, en socorrer los sentidos limitándolos; en proscribir las más
de las veces el trabajo del pensamiento que sigue la experiencia sensible; en abrir y garantizar al
espíritu un camino nuevo y cierto, que tenga su punto de partida en esta experiencia misma.
El solo camino que nos queda es volver a comenzar enteramente todo el trabajo de la inteligencia.
Si los hombres hubiesen aplicado a los trabajos mecánicos el solo esfuerzo de sus brazos, sin
utilizar la ayuda y la fuerza de los instrumentos, así como no temen abordar las obras del espíritu
casi con las solas fuerzas de su inteligencia, el número de cosas que hubieron podido mover o
transformar, sería reducido.
III: Hay dos cosas de las que queremos que los hombres estén bien informados. La primera: es
para extinguir y repeler toda contradicción y rivalidad del espíritu, que los antiguos puedan
conservar intacta y sin menoscabo toda su gloria y su grandeza; y que no obstante, nosotros
podamos seguir nuestros propósitos y recoger el fruto de nuestra modestia. Como todos nuestros
esfuerzos se encaminan a abrir la inteligencia nuevo camino que ellos no intentaron ni conocieron,
estamos en posición diferente, no hay aquí ni rivalidad ni lucha; nuestro papel se limita al de un
guía, y nada de soberbia hay en ello, y más bien lo debemos a la fortuna del mérito y el genio.
Esta primera advertencia atañe a las personas, la segunda a las cosas mismas.
IV: No está nuestra filosofía al alcance de la mano, no se la puede coger al paso; no se apoya en
las prenociones que halagan el espíritu; no se la podrá poner al alcance del vulgo, a no ser por
sus efectos y sus prácticas consecuencias.
V: Debe haber un método para cultivar las ciencias y otro para crearlas. Si hay en el mundo
hombres que tomen a pecho no atenerse a los descubrimientos antiguos y servirse de ellos, sino ir
más allá: no triunfar de un adversario por dialéctica, sino de la naturaleza por la industria; no, en
fin, tener opiniones hermosas y verosímiles, sino conocimientos ciertos y fecundos, que tales
hombres, como verdaderos hijos de la ciencia, se unan a nosotros, si quieren, y abandonen el
vestíbulo de la naturaleza en el que sólo se ven senderos mil veces practicados, para penetrar
finalmente en el interior y el santuario.
El primero de estos métodos es llamado “anticipación de la inteligencia”, y el segundo
“interpretación de la naturaleza”.
VI: Advertencia: que aquellos que quisieran juzgar su empresa no esperen poder hacerlo de
pasada a la ligera, sino que se entreguen a un examen serio, que ensayen el método que
describimos, y esta nueva vía que consolidamos con tanto cuidado. Que corrijan en fin, con la
conveniente madurez de los malos hábitos de la inteligencia, que tienen tan hondas raíces, y
entonces, cuando sean dueños de su espíritu, que usen, si lo desean, de su juicio purificado.
La diferencia entre ambos consiste en los grados de fuerza y vivacidad con que inciden sobre la
mente y se abren camino en nuestra conciencia. (Diferencia entre sentir y pensar).
Los grados normales de estas percepciones se distinguen con facilidad, aunque no es imposible
que en algunos casos particulares puedan aproximarse (por ej: en los sueños). A veces sucede
también que nuestras impresiones son tan tenues que no podemos diferenciarlas de nuestras
ideas.
Segundo principio: “la libertad de la imaginación para trastocar y alterar el orden de las ideas”. La
naturaleza está allí totalmente alterada. Ya no resultará extraña esta libertad de la fantasía si
consideramos que todas nuestras ideas se copian de nuestras impresiones y que no hay dos
impresiones que sean absolutamente inseparables. Esto es consecuencia de la división de las
ideas en simples y complejas. Dondequiera que la imaginación perciba una diferencia entre ideas
será capaz de producir fácilmente una separación entre ambas.
Entre los efectos de esta unión o asociación de ideas no existe ninguno tan notable como las
ideas complejas, que son normalmente el objeto de nuestros pensamientos y razonamientos, y
que surgen por lo general de un principio de unión entre nuestras ideas simples. Estas ideas
complejas pueden dividirse en: RELACIONES, MODOS y SUSTANCIAS.
1) La semejanza: esta es una relación sin la que no puede existir relación filosófica alguna,
dado que no hay otros objetos que admitan sino los que tienen algún grado de semejanza.
2) La identidad: se entiende en su sentido más estricto, en cuanto aplicada a objetos
constantes e invariables, sin examinar aquí la naturaleza y fundamento de la identidad
personal. Esta relación es la más universal de todas, ya que es común a todo ser cuya
existencia tenga alguna duración.
3) Espacio y tiempo: son universales porque dan origen a infinito número de comparaciones:
distante, contiguo, arriba, abajo, antes, después, etc.
4) Todos los objetos que admitan cantidad o número pueden ser comparados en este
respecto.
5) Cuando dos objetos cualesquiera poseen la misma cualidad en común, los grados en que
la posee forman una quinta especie de reflexión. (así, de dos objetos que son ambos
pesados, uno puede ser más pesado o ligero que el otro).
6) La relación de contrariedad: no hay dos ideas que sean totalmente contrarias.
7) Todos los demás objetos (fuego y agua, calor y frío), se ven como contrarios sólo por
experiencia, y por la contrariedad de sus causas y efectos; esta relación de causa y
efecto es una relación filosófica y una relación natural.
Podría esperarse que se añadiera aquí la diferencia a las demás relaciones, pero Hume lo
considera como una negación de la relación. La diferencia es de dos clases: en cuanto opuesta a
la identidad (diferencia de número), y en cuanto opuesta a la semejanza (diferencia de género).
El siglo XVIII se caracteriza por un rotundo cambio en las prácticas de lectura. Se empezaron a
reemplazar los textos religiosos por libros, folletos y textos a través de los cuales se insertaron en
Francia ideas en contra de los fundamentos de la monarquía absolutista.
La mayoría de los autores que florecieron alrededor de mediados de siglo suelen ser llamados
como el colectivo de “Republica de las letras” o también “philosophes”. Estos eran conscientes de
su rol como testigos y protagonistas de una época que auguraba un cambio radical en la cultura
occidental. Los ilustrados se proponían cortar con ese pasado oscuro y opresivo, el cual era el
resultado de un cúmulo de errores, confusiones y desaciertos.
¿Qué es lo que a grandes rasgos caracterizaba a la Ilustración? Una confianza generalizada en
la capacidad racional, en la razón humana y en que su ejercicio resultaría beneficioso.
En este contexto se encontraba Juan Jacobo Rousseau, quien tenía una relación ambigua con la
Ilustración. Por un lado proclamaba la importancia de la educación, valores de tolerancia, libertad,
igualdad, una reflexión socio-política crítica y la denuncia al dogmatismo religioso. Pero por otro
lado, su evaluación sobre el progreso de las ciencias y las artes es negativa, el progreso ha
pervertido al ser humano, quien era bueno por naturaleza.
Primer discurso.
Rousseau escribe este discurso para participar en un concurso organizado por la academia de
Dijon donde se cuestionaba si el progreso de las ciencias y las artes había contribuido a
corromper o purificar las costumbres. Frente a este planteamiento, Rousseau se manifiesta en
contra, es decir, afirmando que el progreso de las ciencias y las artes no era beneficioso.
Para justificar su postura Rousseau utiliza el método de la inducción, partiendo de ejemplos
particulares de la antigüedad para llegar a una conclusión general sobre como el erróneo progreso
de las ciencias y las artes ha corrompido las costumbres, culminando en desgracias.
El autor temía que el conocimiento y la técnica, propios de la Ilustración, puedan convertirse en
aliados del poder y enemigos de la libertad. La crítica estaba dirigida a los efectos que la
Ilustración había ido produciendo en la sociedad.
Para comenzar Rousseau propone analizar los imperios tomados como ejemplo por los ilustrados,
Atenas y Roma, los cuales por distraerse con el cultivo de la razón y las artes, olvidaron sus
costumbres y perdieron su grandeza, siendo derrotados por los “barbaros”.
El olvido de las costumbres produce desgracias y corrompe las sociedades, los pueblos civilizados
producen un enmascaramiento de sus habitantes, los cuales no se muestran como realmente son,
sino como se les dice que deben. Rousseau dijo “Las sospechas, el recelo, los temores, la
frialdad, la reserva, el odio, la traición, se esconderán siempre bajo ese velo uniforme y pérfido de
cortesanía, bajo esa urbanidad…”
Debido al erróneo avance de las artes y las ciencias los hombres han olvidado como ser virtuosos;
antes las costumbres eran rusticas pero naturales, pero ahora reina en ellas una vil uniformidad.
Por todo esto, Rousseau pensaba que siempre que hay civilización hay corrupción de las
costumbres. Pero ¿Qué significa esto? Significa que la virtud natural es olvidada, el hombre se
olvida de los que es y lo más importante, que es ser un buen ciudadano.
Las ciencias y las artes según Rousseau fueron engendradas por los vicios y el ocio, y su fin no es
más que incrementar esos defectos y olvidar las verdaderas virtudes presentadas por la
naturaleza. “Si nuestras ciencias son vanas e inútiles al objeto que se proponen, son aún más
peligrosas por los efectos que producen. Nacidas de la ociosidad, nutren a su vez a ésta y la
pérdida irreparable del tiempo.”
¿De que servirían las ciencias y las artes si no existirían la lujuria y el ocio? ¿De qué nos servirían
las artes sin el lujo que las sustenta? Sin la injusticia de los hombres, ¿cuál sería el objeto de la
jurisprudencia? ¿Qué sería la historia si no hubiese ni tiranos, ni guerras, ni conspiradores?
La educación juega un rol muy importante en el decaimiento de las costumbres, ya que se
empeña en enseñar conocimientos que no tienen importancia, en lugar de cultivar las costumbres
y virtudes verdaderamente valiosas.
Rousseau propone que la sociedad esta tan corrompida que, en el caso de que se presentase
alguna persona verdaderamente virtuosa que quisiera compartir sus conocimientos, la sociedad la
excluiría y la dejaría en la miseria y el olvido.
El contrato social.
Para Rousseau el contrato social deriva de la voluntad general, la cual coincide con la voluntad de
cada individuo en la medida que estos renuncien a su voluntad particular en vista del bien de
todos.
Todas las leyes deben proceder de la voluntad general Además, cada individuo es a la vez sujeto
y autor de la ley Por tanto, es libre, puesto que no se somete sino a leyes que él mismo ha
querido.
De esta forma, solo la democracia es capaz de aproximarse a ese ideal de Rousseau, en la cual el
gobierno no tiene otras funciones que las de ejecutar la voluntad general Únicamente la voluntad
del conjunto de la nación o del pueblo es soberana y fuente legítima de poder y de derecho.
La educación juega también un papel muy importante en el buen desarrollo de la democracia, la
cual considera como un proceso en el curso del cual, de un modo cada vez más consciente, el
niño aprende a hacer suya la voluntad general y a renunciar a sus deseos demasiado particulares
y egoístas Una vez adulto, estará dispuesto a asumir plenamente el contrato social, que consagra
cada uno a todos y todos a cada uno.
(Resumen completo de Rousseau).
Prólogo:
En el inicio de este texto Kant propone una clasificación de las subdisciplinas de la filosofía, en
función a lo que dedican sus estudios:
- Encargada de la parte formal esta la lógica.
- Encargadas de la parte material están:
• Física, si se encarga del estudio de la naturaleza. Busca establecer leyes de la naturaleza.
• Ética, si se encarga del estudio de la libertad. Busca establecer las leyes del
comportamiento moral.
║ Cualquier conocimiento de la razón es material, si considera algún objeto, o formal, y se ocupa
simplemente de la forma del entendimiento y de la propia razón ║
La lógica es un tipo de conocimiento meramente a priori, por lo tanto es independiente de la
experiencia. Es meramente formal.
- Filosofía empírica: si esta se sustente sobre fundamentos de la experiencia.
- Filosofía pura: presenta sus teorías partiendo exclusivamente de principios a priori.
Tanto la física como la ética tienen una parte empírica y una parte a priori, las partes que
prescinden de la experiencia son llamadas metafísica. Ésta parte de conocimientos a priori
(independientes de la experiencia) se restringe a ciertos objetos del conocimiento. Por lo tanto, se
puede decir que existe una metafísica de la naturaleza y una metafísica de las costumbres.
Lo que diferencia a estas dos últimas es el tipo de leyes que buscan establecer, mientras que la
física busca establecer como son las cosas, la ética busca establecer como deberían ser las
cosas.
Cuando Kant hace referencia a la metafísica de las costumbres habla del trabajo que debe hacer
la ética para encontrar un criterio de corrección que permita orientar los comportamientos hacia lo
que deberían ser, para que las costumbres no queden expuestas a perversidades. Ese criterio
recibe el nombre de “ley moral”. Esta metafísica es necesaria para que se de una filosofía
moral.
“Así pues, las leyes morales y sus principios no sólo se diferencian esencialmente de cualquier
otro conocimiento práctico que albergue algún elemento empírico, sino que toda la filosofía moral
descansa enteramente sobre su parte pura y, aplicada al hombre, no toma prestado nada del
conocimiento relativo al mismo (antropología), sino que le otorga en cuanto ser racional leyes a
priori”
La metafísica debe indagar la idea y principios de una posible voluntad pura. Fundamentación de
dicha metafísica: la crítica de una razón práctica pura. Una metafísica de las costumbres es
susceptible de un alto grado de popularidad y adecuación con el entendimiento humano.
Kant define la buena voluntad como aquella que actúa motivada por el deber moral, incluso
cuando esa situación no representa ninguna ganancia posterior y sigue siendo buena en aquellos
casos en que, por situaciones exteriores, no se puede cumplir con el deber. Estas son las
características que la hacen tan admirable, la buena voluntad es aquel bien bueno en sí mismo,
con esto se refiere a que, a diferencia de los demás bienes, la buena voluntad no deriva su
bondad de algo más. Esta buena voluntad tiene que construir el bien supremo y la condición de
cualquier otro.
Pero, ¿Cómo se genera una buena voluntad? Kant responde que mediante la razón se puede
conseguir la buena voluntad. La razón no solo es una facultad capaz de concebir ideas abstractas,
sino que también tiene fuerza motivacional, que lleva a actuar por deber (sinónimo de buena
voluntad).
Puede resultar difícil diferenciar aquellas acciones realizadas conforme al deber con las realizadas
por deber, pero lo que debe quedar en claro es que en las acciones realizadas por deber las
consecuencias que puedan acarrear, positivas o negativas, no tienen nada que ver con la acción.
La única preocupación para quien actúa por deber tiene que ser actuar de acuerdo con la ley
moral.
El descontento con el propio estado es una gran tentación para transgredir los deberes. Incluso
sin atender aquí al deber, todos los hombres tienen una poderosa inclinación hacia la felicidad, al
quedar compendiadas en esta idea todas las inclinaciones. La prescripción de la felicidad está
constituida de tal modo que causa un enorme perjuicio a ciertas inclinaciones, pero en todos los
casos queda una ley: la de propiciar la felicidad por deber, no por inclinación.
Segunda tesis: una acción por deber tiene su valor moral no en el propósito que debe ser
alcanzado gracias a ella, sino en la máxima que decidió tal acción.
Tercera tesis: el deber significa que una acción es necesaria por respeto hacia la ley. Hacia el
objeto puedo tener inclinación, más nunca respeto. A una inclinación puedo aprobarla.
“Bien Moral”→ se constituye de la representación de la ley en sí misma, que solo tiene lugar en
seres racionales. Esta presenta ya en la persona misma que luego actúa de acuerdo a ello.
Kant aclara que no solo los humanos debemos actuar conforme a la ley moral, esto debido a que
la buena voluntad, al provenir de la razón, debe ser acatada por todo ser racional. Ahora bien,
¿Cuál es esa ley moral que todo ser racional debe acatar? La respuesta es la siguiente: “yo
nunca debo proceder de otro modo salvo que pueda querer también ver convertida en ley
universal mi máxima”.
Para aclarar, una máxima es un principio subjetivo del obrar/ querer, es decir, es aquello que
dice la razón que es correcto hacer, es subjetivo porque las máximas no son iguales para todas
las personas. Máxima es la ley práctica. Por ende, la ley moral dice que se debe actuar
conforme a una máxima que podría convertirse en ley universal.
En conclusión, para desarrollar una buena voluntad, se debe hacer la pregunta ¿puede esta
máxima convertirse en ley universal? Si la respuesta es afirmativa se está actuando de acuerdo a
la buena voluntad, de lo contrario no.
Cuando se trata del valor moral no importan las acciones que uno ve, sino aquellos principios
íntimos de las mismas que no se ven.
Todos los conceptos morales tienen su sede y origen a priori en la razón. No pueden ser
abstraídos a partir de un conocimiento empírico y contingente.
Debido a que las leyes morales deben valer para cualquier ser racional, se deben derivar de los
conceptos universales de un ser racional en general.
Cada cosa de la naturaleza opera con arreglo a leyes. Sólo un ser racional posee la capacidad de
obrar según la representación de las leyes o con arreglo a principios del obrar → posee una
voluntad (razón práctica), lo cual es una capacidad de elegir sólo aquello que la razón reconoce
independientemente de la inclinación. Pero si la razón por si sola no determina suficientemente la
voluntad y ésta se ve sometida además a condiciones subjetivas que no siempre coinciden con las
objetivas, entonces las acciones que sean reconocidas como objetivamente necesarias serán
subjetivamente contingentes; y la relación de las leyes objetivas para con una voluntad que no es
del todo buena será ciertamente representada como la determinación de la voluntad de un ser
racional por fundamentos de la razón, si bien esa voluntad no obedece necesariamente a estos
fundamentos según su naturaleza.
¿Cómo se manifiesta la ley moral? Kant responde que mediante un mandato (de la razón), cuya
fórmula es el imperativo → un principio objetivo que coacciona una voluntad a actuar de
determinada manera. Los imperativos quedan expresados mediante un deber-ser, y muestran
así la relación de una ley objetiva de la razón con una voluntad cuya modalidad subjetiva no se ve
necesariamente determinada merced a ello (un apremio). Lo “bueno” es lo que determina a la
voluntad mediante las representaciones de la razón por causas objetivas (por principios que sean
válidos para cualquier ser racional). Una voluntad buena se hallaría bajo leyes objetivas (del
bien).
- Todas las ciencias contienen alguna parte práctica, la cual consta de problemas relativos a un fin
posible para nosotros y de imperativos sobre cómo puede ser alcanzado dicho fin → Imperativos
de la habilidad o imperativos técnicos. (“reglas de la habilidad”)
- Propósito de la felicidad: fin que es real en todos los seres humanos, es una necesidad
natural. La noción de felicidad es imprecisa, ya que todos los elementos que pertenecen a este
concepto son empíricos. La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación, por lo que
no es posible un imperativo que mande en sentido estricto hacer lo que nos haga felices.
El imperativo hipotético que representa la necesidad práctica de la acción como medio para la
promoción de la felicidad es asertórico.
- Prudencia: la habilidad para elegir los medios relativos al mayor bienestar propio (felicidad). →
pertenece al imperativo hipotético. (“consejos de la prudencia”) (imperativos pragmáticos).
Los imperativos de la prudencia no pueden mandar, han de ser tenidos como recomendaciones.
Es una proposición analítico- práctica; admite que los medios para la felicidad se dejan señalar.
● Voluntad: una capacidad para que uno se autodetermine a obrar conforme a la representación
de ciertas leyes. Esta facultad solo puede encontrarse entre los seres racionales.
● Fin: lo que le sirve a la voluntad como fundamento objetivo de su autodeterminación. Cuando
dicho fin es dado por la mera razón, ha de valer igualmente para todo ser racional.
● Medio: lo que entraña el fundamento de la posibilidad de la acción, cuyo efecto es el fin.
● Móvil: el fundamento subjetivo del deseo.
● Motivo: el fundamento objetivo del querer.
║ Diferencia entre: los fines subjetivos que descansan sobre móviles, y los fines objetivos que
dependen de motivos válidos para todo ser racional ║
- Los principios prácticos son formales (cuando hacen abstracción de todo fin subjetivo), o
materiales (cuando dan fomento a los fines subjetivos y a ciertos móviles). Los fines que un ser
racional se propone arbitrariamente como efectos de su acción (fines materiales) son todos ellos
relativos y no pueden suministrar leyes prácticas. Todos esos fines relativos son sólo el
fundamento de imperativos hipotéticos.
Kant considera a las personas como fines en sí mismos y no como medios para ser
utilizados por esta o aquella voluntad. Todos los seres racionales tienen una dignidad
especial que hace que no puedan ser tratados como medios, las personas por el simple
hecho de ser personas tienen un valor absoluto que no permite que sean utilizadas como
un medio para un fin posterior, constituyen fines absolutos. Los seres cuya existencia no
descansa en nuestra voluntad (sino en la naturaleza) tienen valor relativo como medio, son
COSAS.
El imperativo categórico práctico se podría formular de la siguiente manera: “obra de tal
modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier
otro, siempre al mismo tiempo como un fin y nunca simplemente como un medio”.
● La universal legalidad de las acciones afín a un orden natural excluían de su autoridad
imperativa cualquier mezcla de algún interés como móvil, porque eran representados como
categóricos.
La idea de legislación universal no se fundamenta sobre interés alguno; es el único entre todos
los imperativos posibles, que puede ser incondicionado. Un imperativo categórico, sólo puede
mandar hacerlo todo merced a la máxima de su voluntad, como una voluntad que al mismo
tiempo pudiera tenerse por objeto a sí misma como universalmente legisladora, pues sólo
entonces el principio práctico y el imperativo al que obedece dicha voluntad es incondicionado.
Concepto del reino (conjunción sistemática de distintos seres racionales gracias a las leyes
comunes) de los fines: es un ideal. Un ser racional pertenece aquí como miembro si legisla
universalmente dentro del mismo, pero también está sometido a las mismas leyes. Pertenece
como jefe cuando como legislador no está sometido a la voluntad de ningún otro. Un reino de
los fines solo es posible por analogía con un reino de la naturaleza.
La moralidad consiste en la relación de cualquier acción con la única legislación por medio de
la cual es posible un reino de los fines. Es la única condición bajo la cual un ser racional puede
ser un fin en sí mismo.
En el reino de los fines todo tiene un precio (puede ser colocado algo equivalente, tiene un
valor relativo) o una dignidad (se halla por encima de todo precio, tiene un valor intrínseco).
Hay precios de mercado (cuando se refiere a las universales necesidades e inclinaciones
humanas) y precios afectivos (aquello que sin ser una necesidad se adecua a cierto gusto).
La moralidad y la humanidad es lo único que posee dignidad.
La participación en la legislación universal determina todo valor, y por eso ha de poseer una
dignidad (un valor incondicionado e incomparable).
- La autonomía es el fundamento de la dignidad de la naturaleza humana y de toda
naturaleza racional.
Todo ser racional habría de poder considerarse al mismo tiempo como legislador universal con
respecto a todas las leyes a las que pueda verse sometido. Todo ser racional ha de obrar
como si merced a sus máximas fuera siempre un miembro legislador en el reino universal de
los fines.
División de todos los posibles principios de la moralidad a partir del admitido concepto
fundamental de la heteronomía: la razón humana intenta ensayar todos los posibles caminos
equivocados, antes de conseguir encontrar el único verdadero. Desde este punto de vista, todos
los principios que cabe adoptar son empíricos o racionales
→ Principios empíricos: parten del principio de la felicidad y se edifican sobre un sentimiento físico
o moral. No sirven para fundamentar sobre ellos leyes morales, ya que esa universalidad con que
las leyes deben valer para todos los seres racionales sin distinción, queda suprimida cuando su
fundamento es tomado de la peculiar organización de la naturaleza humana o de las contingentes
circunstancias en que se ve emplazada.
→ Principios racionales: parten del principio de perfección y se erigen sobre el concepto racional
de dicha perfección como efecto posible, o sobre el concepto de una perfección independiente
como causa determinante de nuestra voluntad. El concepto ontológico de la perfección es mejor
que el concepto teológico, que deriva la moralidad de una omniperfecta voluntad divina.
Estos principios erigen por doquier como primer fundamento de la moralidad a la heteronomía de
la voluntad; por eso han de lograr su fin.
Dondequiera que un objeto de la voluntad haya de ser colocado como fundamento para prescribir
a la voluntad la regla que la determina, dicha regla no es otra cosa que heteronomía; el imperativo
está condicionado; tal imperativo nunca puede mandar moralmente/ categóricamente.
La voluntad no se determina jamás a sí misma inmediatamente por la representación de la acción,
sino sólo a través del móvil que supone para la voluntad el efecto previsto de la acción.
La voluntad no se da a sí misma la ley, sino que esta le viene dada por un impulso ajeno mediante
una naturaleza del sujeto afinada para la receptividad de dicho impulso.
La voluntad absolutamente buena, cuyo principio ha de ser un imperativo categórico, al mostrarse
indeterminada con respecto a cualquier objeto, albergará solo la forma del querer en general, y
ciertamente como autonomía → la propia idoneidad de la máxima de toda buena voluntad para
convertirse ella misma en ley universal es la única ley que se impone a sí misma la voluntad de
todo ser racional, sin colocar como fundamento de dicha voluntad móvil e interés algunos.
Unidad 7: Kant y la filosofía de la historia
La filosofía de la historia es una disciplina que busca analizar desde el punto de vista filosófico
acontecimientos sociales y políticos que tuvieron una particular significación histórica. Lo filosófico
de esta disciplina viene por el tipo de preguntas que se postulan.
Kant no se quedó atrás en el estudio de esta disciplina. En sus textos “¿Qué es la Ilustración?” y
“si el género humano se halla en progreso constante hacia mejor” el autor hace sus aportes.
¿Qué es la Ilustración?
En este texto Kant busca dar una definición sobre que es la Ilustración, dice que “Ilustración
significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es el
mismo”. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin
verse guiado por algún otro. El culpable de no realizar ese pase es principalmente, la persona
misma, ya que la falta de entendimiento viene de una falta de resolución y valor de dar el paso
hacia la mayoría de edad.
En conclusión, la Ilustración es una actitud frente al conocimiento y a la libertad, es el poder
pensar por sí mismo.
La naturaleza ya liberó a las personas de la minoría de edad hace tiempo.
La mayor parte de los hombres consideran el paso hacia la mayoría de edad como algo peligroso.
La minoría de edad se ha transformado en algo connatural, se han encariñado con ella.
Han sido muy pocos quienes han conseguido, gracias al cultivo de su propio ingenio, desenredar
las ataduras de la minoría de edad
Hay posibilidades de que un público se ilustre a sí mismo; es inevitable con tal de que se les
conceda libertad. Ahí siempre nos encontraremos con algunos que piensen por cuenta propia
incluso entre quienes han sido erigidos como tutores de la gente, los cuales difundirán en torno
suyo el espíritu de una estimación racional del propio valor y de la vocación a pensar por sí
mismo. Un público solo puede conseguir lentamente la ilustración. Mediante una revolución se
puede derrocar un despotismo personal y la opresión, pero nunca se logrará establecer una
auténtica reforma del modo de pensar.
Para esta ilustración se requiere libertad y el hacer uso público de la propia razón en todos los
terrenos. Este uso público de la razón tiene que ser siempre libre. Cabe restringir su uso privado,
es decir, al uso que cabe hacer de la propia razón en una determinada función o puesto civil que
se le haya confiado.
Las personas no son las únicas culpables de este estado de ignorancia, ya que consideran esta
minoría de edad como algo natural; y esto se debe en gran parte porque desde el Estado nunca
incentivó el uso del entendimiento propio, sino que, al contrario, condeno a aquellos que decidían
dar ese pasó.
Si alguien instruido se dirige sensatamente a un público mediante sus escritos, entonces resulta
obvio que puede razonar sin afectar con ello a esos asuntos en donde se vea parcialmente
concernido como miembro pasivo. No actuará alguien en contra del deber de un ciudadano si, en
tanto especialista, expresa públicamente sus tesis contra la inconveniencia o la injusticia de algo.
En cuanto persona docta tiene plena libertad.
Otra gran culpable de esta minoría de edad es la comunidad eclesiástica, la cual es reacia a los
cambios y más que nada a la libertad de las personas, para que estas puedan dar el pase hacia la
mayoría de edad.
Aparte de eso, Kant sostiene que una época no puede aliarse y conjurarse para dejar a la
siguiente en un estado en que no le haya de ser posible ampliar sus conocimientos, rectificar sus
errores y seguir avanzando hacia la ilustración. Tal cosa supondría un crimen contra la naturaleza
humana, cuyo destino primordial consiste en ese progresar.
Asimismo, un hombre puede postergar la ilustración para su propia persona y sólo por algún
tiempo en aquello que le incumbe saber, pero renunciar a ella significa vulnerar y pisotear los
sagrados derechos de la humanidad.
- Lo que a un pueblo no le resulta lícito decidir sobre sí mismo menos aún le cabe decidirlo a un
monarca sobre el pueblo, ya que su autoridad legislativa descansa en que reúne la voluntad
íntegra del pueblo en la suya propia. El monarca daña su propia majestad cuando se inmiscuye
sometiendo al control gubernamental los escritos en que sus súbditos intentan clarificar sus
opiniones.
Kant se pregunta: “¿Vivimos actualmente en una época ilustrada?”, la respuesta sería: ¡No!
pero sí vivimos en una época de Ilustración. Tal como están ahora las cosas todavía falta mucho
para que los hombres, tomados en su conjunto, puedan llegar a ser capaces o estén ya en
situación de utilizar su propio entendimiento sin la guía de algún otro.” → la época de Kant era una
“época de la Ilustración”.
Por estas razones, la Ilustración debe ser un proceso que se lleve a cabo lentamente, ya que
mediante una revolución se podrá derrocar al despotismo, pero nunca se lograra establecer una
auténtica reforma del modo de pensar, esto requerirá de un proceso.
Un príncipe que no considera indigno de si reconocer como un deber suyo el no prescribir a los
hombres nada en cuestiones de religión, sino que les deja plena libertad para ello, dejando libre a
cada cual para servirse de su propia razón en todo cuanto tiene que ver con la conciencia, es un
príncipe ilustrado.
Un mayor grado de libertad civil parece provechoso para la libertad espiritual del pueblo y le
coloca límites infranqueables. Un grado menor de esa libertad civil procura el ámbito para que
esta libertad espiritual se despliegue con arreglo a toda su potencialidad. Cuando la naturaleza ha
desarrollado la propensión y la vocación hacia el pensar libre, ello repercute sobre la mentalidad
del pueblo, y acaba por tener un efecto retroactivo hasta sobre los principios del gobierno, el cual
incluso termina por encontrar conveniente tratar al hombre, quien ahora es algo más que una
máquina, conforme su dignidad.
Como ya se marcó anteriormente, Kant propone la distinción de el “uso público” y el “uso privado”
de la razón, dependiendo del lugar y función que cumpla quien la ejerza.
• Entiende que el uso público de la razón debe ser siempre libre y es el único que puede procurar
la ilustración de los hombres, es la que cualquier hombre puede hacer y nunca debe ser
restringida, es el ejercicio mismo de la crítica.
• El uso privado de la razón es aquel que realiza una persona que cumple determinada función en
el gobierno o puesto civil, los cuales deben actuar pasivamente, priorizando la obediencia. Esto
con el fin de minimizar la crítica en el ámbito particular del Estado, para que este pueda desarrollar
de manera óptima sus funciones.
Si el género humano se halla en progreso constante hacia mejor.
Kant propone que los casos que pudieran permitir una predicción son 3:
▪ Terrorismo moral: el género humano se encuentra en constante retroceso hacia peor.
Sin embargo, la caída a peor no puede continuar sin cesar en la historia humana, porque
al llegar a cierto punto acabaría destruyéndose a si misma.
▪ Eudemonismo: el género humano se encuentra en constante progreso hacia mejor en
lo que se refiere a su destino moral. Parece insostenible ya que el hombre “se elevaría” si
el bien excediera constantemente el mal.
▪ Abderitismo: el género humano se encuentra en un eterno estancamiento de su actual
valor moral. El sujeto permanece en el mismo punto de reposo. El bien y el mal se
neutralizan, lo que traería como consecuencia la inacción (estancamiento); agitación vacía
en la que el bien y el mal se alternan. Era la posición más aceptada socialmente, a los
ojos de la razón esta posición no era acreedora de una gran estimación.
Desde el punto de vista de Kant estas 3 posturas estaban equivocadas, porque basaban
su predicción en las experiencias que tenían a mano, cuando lo que tendrían que buscar
es un indicio preciso del pasado que permita articular el pasado y el futuro de la historia
de la totalidad del género humano. Ese indicio debe darse en la historia, y a partir del
mismo se puede articular un sentido del devenir histórico en su totalidad.
║ De una causa dada podemos predecir un hecho como efecto suyo si concurren las
circunstancias que coadyuvan en él, pero no se puede determinar que eso de hecho eso
acontecerá y que se confirmará la predicción. ║
Mediante una señal histórica se podría demostrar la tendencia del género humano en su
totalidad. Se trata de la manera de pensar denlos espectadores que se delata
públicamente en este juego de transformaciones y que se deja oír al tomar ellos partido.
Ese indicio al que Kant se refiere no es, según él, un acontecimiento histórico preciso,
sino una disposición del ánimo de quienes son testigos de la Revolución. El indicio
debe ser buscado en la manera de pensar de los espectadores, la Revolución Francesa
encuentra en el ánimo de los espectadores un entusiasmo, cuya manifestación no puede
reconocer otra causa que una disposición moral del género humano. El verdadero
entusiasmo hace siempre referencia a lo ideal.
El progreso como lo entiende Kant, tiene una manifestación en el derecho del pueblo de
darse su propia constitución republicana; y en el fin: solo aquella constitución de un
pueblo será en sí misma justa y moralmente buena, y evitara la guerra, este progreso se
dará y será inevitable.
Aquello que nos muestra a la razón como pura, que afecta al género humano en la
totalidad de su asociación, y cuyo esperanzado logro y cuya procuración nos entusiasma
con una participación tan general y tan desinteresada, tiene que ser algo
fundamentalmente moral. Este hecho es el fenómeno de la evolución de una constitución
iusnaturalista que nos lleva a empeñarnos por una constitución republicana. El deseo de
querer darse una constitución republicana que evite la guerra es un acontecimiento que
no se podrá olvidar pues manifiesta una capacidad de mejoramiento en la historia
humana. Por esto el progreso adquiere una escala que escapa de un Estado en particular,
se extiende a todos los pueblos que, uno detrás de otro, irán participando de este
progreso por tiempo ilimitado.
De esta forma, Kant entiende como progresa la historia y cómo es posible conocer el
progreso. Se trata de descubrir aquel acontecimiento que puede inspirar acciones morales
más allá de sus fronteras y establecer tendencias a nivel global. Pero, además, debe
plasmarse en el ordenamiento jurídico.
Ilustración del pueblo: es aquella institución suya en lo que se refiere a las obligaciones y
derechos que le competen respecto al Estado a que pertenece. Se trata de derechos
naturales derivados de la común razón humana; sus propugnadores e intérpretes
naturales ante el pueblo son los filósofos, quienes por esa libertad que se permiten
repugnan al Estado, que siempre quiere dominar, y son difamados como gentes
peligrosas para él, a pesar de que su voz no se dirige confidencialmente al pueblo, sino
respetuosamente al Estado, rogándole que preste atención a las necesidades de justicia
de aquel. Si un pueblo quiere elevar sus quejas, es por medio de la publicidad. Así, la
prohibición de la publicidad impide el progreso de un pueblo hacia mejor, hasta en aquello
que afecta a lo mínimo de su fomento (el derecho natural).
Otro silenciamiento, legalmente ordenado, es el que se refiere a la verdadera naturaleza
de su constitución política.
La idea de una constitución en armonía con los derechos naturales del hombre (aquella
en los que obedecen la ley, reunidos, deben dictar las leyes), se halla a la base de todas
las formas de Estado, y el ser común que, pensado con arreglo a ella por puros conceptos
de razón, se llama un IDEAL PLATÓNICO. Es la norma eterna de toda constitución
política en general, que aleja a todas las guerras. Una sociedad civil organizada a tenor
de esa idea, la hace patente según leyes de libertad y puede lograrse sólo después de
luchas y guerras. Esta constitución constituye un deber trabajar por ella, y obliga a los
gobernantes a gobernar en republicano; deben tratar al pueblo según principios
adecuados a las leyes de la libertad. Poco a poco las violencias de los poderosos serán
menos frecuentes, la obediencia a las leyes más. Surgirán en la comunidad más acciones
benéficas. Este comportamiento luego se extenderá a las relaciones exteriores de los
Estados.
¿En qué orden se puede esperar el progreso hacia mejor? De arriba abajo; esperar que
mediante la educación se llegase a formar buenos ciudadanos, dados al bien y capaces
de sostenerse y progresar siempre. Este es un plan cuyo logro parece difícil, ya que el
pueblo considera que el coste de la educación de su juventud debiera cargar sobre el
Estado, cuando este apenas si tiene algo disponible para retribuir. Por eso, sería
necesario que el Estado se reformase a sí mismo de tiempo en tiempo y progresara de
continuo hacia mejor. También se debe hacer menos frecuente el mayor obstáculo de la
moral: la guerra, con vistas a que desaparezca a la larga para implantar una constitución
que, sin debilitarse, apoyada en auténticos principios de derecho, pueda progresar con
constancia hacia mejor.