Hermeneutica de La Facticidad: El Existir en Su Ocasionalidad

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HERMENEUTICA DE LA FACTICIDAD: EL EXISTIR EN SU

OCASIONALIDAD

Dra. Marisol Reyes Aular

Profesora en Educación Preescolar, Especialización en Educación Preescolar,


Maestría en Orientación, mención Educación, Doctorado en Educación.
Postdoctorado en Filosofía e Investigación, Políticas Públicas, Responsabilidad
Social, Educación y Calidad de Vida.
Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Instituto de Mejoramiento
Profesional del Magisterio Extensión Coro

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RESUMEN

Este ensayo tiene como propósito comprender la hermenéutica de la


facticidad desde el existir en su ocasionalidad considerando el pensamiento de
Heidegger (2000, 2003) en su proyecto inicial. Es de hacer notar que en sus
primeros textos difundidos entre los años 1919 y 1923 establece el concepto de
ontología desde el argumento relativo al ser humano, con orientación de una
hermenéutica del sí mismo, dando un sentido de comprensión antropológica
del ser, asegurando que la facticidad es nuestro propio existir. En este sentido
se hace manifiesto para Heidegger el vínculo entre lo ontológico y lo que es
oportunamente concreto, esto es, la vida fáctica, el cual va en función de la
comprensión de todo el pasado histórico relacionado con el presente consigo
mismo. La facticidad designa el carácter de ser de nuestro existir Dasein, existir
en cada ocasión, la vida fáctica se proyecta ontológicamente y en cada caso no
concebible como el estado interno de un individuo o una subjetividad, sino tanto
el cómo; el como aparecer el Dasein propio y ocasional el cual ha de mostrarse
por si mismo, en su actualidad cotidiana. En esta normalidad, el ser debe
romper ese ocultamiento y aparecer asumiendo sus compromisos y
responsabilidades, el cual le permite existir en el mundo desde su facticidad.

Descriptores: Hermenéutica de la Facticidad, Existir en su Ocasionalidad,


Hermenéutica, Vida Fáctica, Existencia en el Mundo.

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Introducción

El término hermenéutica, indica Ferrater (1994) del griego hermeneutiqué


que corresponde en latín a interpretâri, está ligado a las funciones de Hermes,
quien fuere el mensajero de los dioses, y por ende, a la experiencia de
transmisión de mensajes. La hermenéutica, menciona Ferraris (2004) cumple
una función mediadora, y en este ámbito se refiere la raíz tardía que hace
remontar la hermenéutica a Hermes, el mensajero de los dioses
correspondiente al Thot egipcio, inventor de la escritura, y al Mercurio romano,
dios de los cambios, de los comercios, y protector de los ladrones. Pero la
procedencia a partir de Hermes señala Ferraris (ob cit) es una reconstrucción a
posteriori, y aclara “Hermeneia, la palabra y la cosa, está en Ia base de todas
Ias palabras derivadas de la misma raíz y de todo lo que en ellas resuena: de
hermeneus, hermeneules, hermeneutike .La raíz puede ser idéntica a Ia del
latín sermo.
La hermenéutica nace indudablemente ligada a la interpretación de los
textos bíblicos, luego filológicos y jurídicos y fue entendida entonces como una
preceptiva que velaba por una interpretación correcta de los textos puestos a
su disposición. Hasta este punto se habla, no de la hermenéutica sino, de
diversas hermenéuticas específicas, de disciplinas auxiliares encargadas de
interpretar los textos religiosos, literarios y legales.
Para Arráez, Calles y Moreno (2006) desde la antigüedad viene usándose
este vocablo, Aristóteles (384 -382 a. de C.) lo utiliza en su obra Organun,
escribió un Peri hermenais instrumento para el recto y seguro pensar, pero es
sólo a partir del renacimiento y de la reforma protestante, en el ámbito de una
nueva situación cultural consecuente con un período histórico de transición y
de ruptura con el pasado, cuando la hermenéutica comienza lenta y
progresivamente a surgir como disciplina particular estrechamente ligada al
estudio de los textos sagrados, a la exégesis de la Biblia y a saberes afines
como la gramática, la lógica y la retórica.
Por su parte, Grondin (2008) explica en la actualidad que entendemos por
hermenéutica la corriente filosófica que surge a mediados del siglo XX y tiene
sus raíces en la fenomenología de Husserl (1859-1938), quien considera que
es una filosofía, un enfoque y un método. La interpretación se muestra

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entonces cada vez más como una característica esencial de nuestra presencia
en el mundo. Esta ampliación del sentido de la interpretación es responsable
del avance que ha conseguido la hermenéutica en el siglo XX.
Este avance Grondin (ob cit) puede invocar dos paternidades: una
paternidad anónima en Nietzsche (anónima porque él habló poco de
hermenéutica) y su filosofía universal de la interpretación, y una paternidad
más declarada en Heidegger, aun cuando este último defiende una concepción
muy particular de la hermenéutica, en ruptura con las hermenéuticas clásica y
metodológica: según Grondin (ob cit) Heidegger, la hermenéutica en principio
nada tiene que ver con los textos, sino con la existencia misma, una existencia
ontológica, una hermenéutica de la facticidad.

Desarrollo

La hermenéutica del Dasein desarrollada en Ser y tiempo (1927) aparece


como el lugar a partir del cual alcanzaría una dimensión del todo renovada que
le permitiría convertirse en una filosofía universal de la interpretación. La
publicación de Ser y tiempo, en palabras de Bedoya (2014) ha marcado el
escenario del pensamiento contemporáneo porque la pretensión de este
proyecto ancla su mirada sobre el planteamiento de la pregunta por el sentido
del ser. Sin embargo, Heidegger (2003) expresa que el planteamiento de ésta
“exige la previa y adecuada exposición de un ente (del Dasein) en lo que
respecta a su ser” (p.30), dado que este ente ya posee una comprensión del
ser.
Es necesario mencionar que entre 1919 y 1923, el carácter del filosofar de
Heidegger (joven) asume un ímpetu del todo renovado puesto que recupera el
sentido por el que la filosofía no es sólo la construcción de un movimiento
teórico, que discurre de un modo paralelo a la vida, sino que es un movimiento
de ésta por llevarse a comprensión fundamental. Así, asegura Bedoya (ob cit)
la filosofía asume el carácter de investigación radical a través del cual se
despliega esa comprensión que ya tiene la vida.
A cerca de la hermenéutica, en el siglo XVIII fue el arte de interpretar
textos, en el XX una metodología de las ciencias del espíritu, siendo Martin

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Heidegger (1889-1976) que la transformó totalmente en una forma de filosofía
al convertirla en la interpretación de la existencia. Con Heidegger, la
hermenéutica cambiará de objeto, de vocación y de estatuto. Cambiará primero
de objeto al no remitirse ya a los textos o a las ciencias interpretativas, sino a la
existencia misma; se puede hablar, por consiguiente, de un giro existencial de
la hermenéutica.
Cambiará también de vocación, porque la hermenéutica tendrá una función
más fenomenológica, y es cuando comienza a articularse lo que Heidegger
denominaría hermenéutica fenomenológica de la facticidad. Facticidad es el
nombre que Heidegger le da al carácter propio del existir, cuya expresión
significa: existir en cada ocasión, como demorarse, no tener prisa, estar en ello,
estar aquí, por lo que toca a su ser, concentrándose en cada ocasión: ser el
vivir fáctico. Es preciso señalar que fáctico se llama a algo que es articulándose
por sí mismo, el cual es de ese modo.
La hermenéutica por su parte, tiene la labor de hacer el existir propio de
cada momento accesible en su carácter de ser al existir mismo, de
comunicárselo, de tratar de aclarar ese desequilibrio de sí mismo, de que esta
afectando el existir. En la hermenéutica se configura para el existir una
posibilidad de llegar a entenderse en la interpretación del como del existir
mismo.
El ser del vivir fáctico para Heidegger es el vínculo entre lo ontológico y lo
concreto, donde lo ontológico significa el sentido de ser de la vida humana en
su temporalidad histórica concerniente al sentido Yo soy, en palabras de
Heidegger (2003) es la manera particular que tiene que ver con la
preocupación acerca de la comprensión del ser humano respecto a si mismo y
con su mundo. ¿Qué quiere decir eso? Estamos en el mundo, conviviendo con
nuestros semejantes, con otros seres y cosas.
Este existir, en cada ocasión, al confrontarnos con el ser de otros entes,
nos pone en la situación de preguntarnos y respondernos acerca del ser de
todo lo ente que confrontamos en el aquí y el ahora. Esta condición de estar
confrontados, constantemente, con el preguntar-responder, es nuestra
condición de vida, nuestra condición ontológica, nuestro modo de ser, un modo
de ser hermenéutico. En eso radica nuestra forma de existir. De ahí que la
hermenéutica sea una condición, un modo de ser en la existencia, y no un
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modo de confrontar objetos, desde la perspectiva de una epistemología
determinada.
El ser del ente particular que es el Dasein, es pensado desde la posibilidad
de su auto-comprensión en la existencia temporal. Eso significa que el ser del
ente que suscita nuestro preguntar-responder está aquí ante nosotros;
Heidegger (2000) menciona que sale de su ocultamiento por medio del
proceder hermenéutico, el cual sólo puede poner delante de nosotros, el ser del
ente que alcanzamos a ver, en cada caso. Se trata de la posibilidad de
comprensión del ente a la cual tenemos acceso en cada caso; a la perspectiva
temporal, al horizonte que nos permite una determinada comprensión del ente,
en cada momento de la existencia; un desocultar el ser del ente en su
presencia ante nosotros; desocultar que es, a la vez, abierto y limitado por la
posibilidad de nuestro horizonte temporal, histórico.
Entonces el ser-ahí es interpretación, en su ser, es necesidad de
comprensión del existir que es temporal. Lo descubierto por Heidegger (ob cit)
es que la vida es apertura, un darse al mundo, un proyectarse (yecto), en el
que es posible que se enmascare el carácter de finitud del existir, que se hace
accesible precisamente en el ahí del ser, en la facticidad, que devela la
temporalidad del existir. Heidegger devela que en esta concepción se desliga la
temporalidad del existir y esto lleva a no asumirse como finitud. La
hermenéutica pretende alcanzar la comprensión de la finitud propia del existir,
la facticidad que en ocasiones se encubre.
En esta visión la situación hermenéutica del existir se define por un lugar
desde donde se mira, una dirección hacia la que se mira y un horizonte hasta
donde llega la mirada y dentro del que se mueve lo que ella aspira a ver. Para
sacar a luz el sentido del ser es necesario partir de la caracterización del ser,
en tanto que abierto a la comprensión del ser, apertura que Heidegger designa
como posibilidad de ser o como proyecto libre. La función de la hermenéutica
del Dasein consiste en explicitar esa existencia en primer lugar para destruir los
diferentes estratos de esa ocultación, pero también para sacar a luz éstetal
como puede ser en sí mismo para sí mismo, es decir para que cada Dasein
pueda ser propiamente sí mismo

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De esta forma, Heidegger tiene claro que el proyecto de traer la
fenomenología al campo hermenéutico sólo tiene sentido en la interpretación
del existir, en su carácter de finitud, con el fin de devolverle a la fenomenología
su tarea primera: desvelar lo oculto, lo cual sugiere que la fenomenología se
sobrepone a la metafísica a través de la hermenéutica y da un paso adelante
del sujeto trascendental a la facticidad. La idea de una hermenéutica de la
facticidad, implica de acuerdo con Grondin (2008) un doble sentido del genitivo,
por cuanto el genitivo en el miedo del enemigo puede designar tanto el miedo
que nosotros tenemos del enemigo (gen. objetivo) como el miedo que el
enemigo nos tiene a nosotros (gen. subjetivo).
En sentido objetivo, hermenéutica de la facticidad quiere decir para Grondin
(2008) que la filosofía que tiene por objeto la existencia humana, comprendida
de manera radical como “ser hermenéutico”, lo que significa que la filosofía que
tiene por objeto la existencia humana, comprendida de manera radical como
ser hermenéutico. Esta concepción de la hermenéutica proviene de tres
fuentes: 1) La cual la vida es en sí misma intrínsecamente hermenéutica, es
decir, orientada a interpretarse a sí misma. 2) La conciencia vive de por sí en el
elemento de la búsqueda de sentido, percibiendo siempre el mundo desde la
perspectiva de una compresión constituyente. 3) Su inspiración proviene de la
filosofía cristiana de Kierkegaard: la orientación de su ser, elección que
presupone que la existencia es un ser de interpretación
Con respecto al sentido subjetivo del genitivo, sugiere que esta
interpretación debe ser efectuada por la existencia misma, lo que es igual a
sacarla del olvido de sí. Es una hermenéutica de “ataque” que apunta a la
facticidad de cada uno, es necesario “destruir” las interpretaciones que la
mantienen en un estado de adormecimiento. A esta existencia inauténtica,nos
indica Grondin (2008), Heidegger opone el ideal de autenticidad que mora ya
en la existencia en cuanto espacio abierto capaz de determinar la interpretación
de su ser.
Así pues el proyecto de una hermenéutica de la facticidad sugiere que esta
interpretación debe ser efectuada por la existencia misma. A lo sumo puede
elaborar “indicaciones formales” que permitirán a la existencia apropiarse de
sus propias posibilidades de existencia. Pero incumbe a la existencia misma
elaborar la hermenéutica de su propia facticidad, que en cierto sentido practica
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de manera más o menos inconsciente al vivir ya en el seno de determinadas
interpretaciones.
A lo expuesto Heidegger (2000) menciona porque la facticidad, a un mismo
tiempo, 1) es susceptible de interpretación; 2) espera y necesita interpretación,
y 3) es vivida siempre desde una determinada interpretación de su ser. Para
Heidegger no se puede adoptar ninguna actitud, ni siquiera la pura reflexión
teórica, que no implique un determinado modo de situarse al que corresponde
un modo correlativo de aparecer. No existe la pura autotransparencia de la
mirada teórica, un puro reflejo neutro de lo que es. La mirada fenomenológica
tiene una estructura intencional determinada por la propia vida fáctica, en la
que se asienta toda forma de mirar.
Se podría añadir, por otra parte, que la existencia propia o auténtica del Ser
repercute, a su vez, sobre el planteamiento adecuado de las preguntas
filosóficas. En primer lugar, hay posibilidades que no hemos escogido, pero con
las que nos encontramos y nos condicionan: el haber nacido en tal lugar, con
tal sexo, bajo tales condiciones sociales, cuidar la salud por la pandemia del
COVID-19. Nos encontramos fácticamente arrojados en el mundo de tal o cual
modo que no depende de nosotros, lo que determina nuestra disposición de
ánimo o modo de encontrarnos, sino muchas veces las circunstancias, pero si
se tiene la autocomprensión, se puede mejor esas situaciones.
Otras posibilidades sí pueden ser escogidas libremente, pues están
disponibles o abiertas a la proyección que hagamos de nuestra existencia,
como estudiar, tener un empleo, ir de paseo, ver una película. Estas últimas
son las que definen la comprensión como modo de ser del Dasein desde el
cual las cosas adquieren significado. En el mundo circundante, cotidiano de las
cosas a la mano, todas las cosas están relacionadas entre sí y tienen una
función y un significado comprensible, que depende del modo como los
hombres proyectan su existencia. Las cosas no tienen un significado en sí
mismas, pues significan algo distinto para alguien que se proyecta como
artesano, como deportista, como científico, ser docente.
Cada una de estas proyecciones determina en vista de qué hacemos uso
de las cosas. Heidegger lo llama interpretación a un desarrollo ulterior de la
comprensión, la que se apropia de lo comprendido, haciéndolo expreso o
explícito. Una forma elemental de interpretación que se da en la vida cotidiana
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es designada por Heidegger ver en torno o circunspección Umsicht, que ocurre,
por ejemplo, cuando se interrumpe el curso normal de la actividad práctica,
como paso la suspensión de las actividades académicas por la pandemia del
COVID-19, por lo que se pregunta ¿Cuánto tiempo será esta situación? ¿Qué
voy hacer en este tiempo de resguardo? ¿Cómo utilizar el tiempo libre?
Si la interpretación dentro de lo ya comprendido se nutre de ello, entonces
se mueve en un círculo. Pero no se trata de un círculo vicioso, sino de un
círculo hermenéutico en el que hay que entrar de manera adecuada, ahora
retomamos una normalidad, hay que ir adecuándose a la situación y a la
ocasionalidad, es decir crear las circunstancias para vivir la existencia en el
mundo. El círculo hermenéutico es algo intrínseco al hombre e inevitable, pero
que se constituye como una oportunidad que nos permite conocer el todo a
través de las partes y viceversa, eso se logra viviendo la experiencia, lo que
significa, existir en el mundo factico.

Idea conclusoria

Como seres humanos tenemos mundo, y para Heidegger estar en el


mundo es existir, es estar involucrado, comprometido, cumplir con nuestras
responsabilidades, es la forma de habitar o vivir en ese mundo; es la manera
básica de ser en el mundo del ser humano. El mundo está constituido y es
constitutivo del ser, donde cada uno convive en un ambiente diferente,
desarrolla relaciones, adquiere obligaciones y debe cumplir con las mismas.
Al respecto, Heidegger (2000) dice que el mundo es dado por nuestra
cultura y lenguaje y hace posible el entendimiento de nosotros mismos y de los
demás. El lenguaje hace posible las diferentes formas particulares de
relacionarse y sentir que tienen valor en la cultura donde hemos crecido,
consolidando habilidades, significados y prácticas que tienen sentido gracias al
mundo compartido dado por la cultura y articulado por el lenguaje. Este
conocimiento o familiaridad es lo que Heidegger llama mundo.
Es por eso que el mundo se da por lo concreto, lo tangible, pero es obviado
e ignorado por los seres humanos; sólo se nota en situaciones de ruptura o
destrucción como en el caso del resguardo por la pandemia del COVID-19 y
ahora por el regreso a la normalidad. Los mundos en los que vive la gente no

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son universales y atemporales, por el contrario, son diferentes según la cultura,
el tiempo o época histórica, y la familia en que se nace. De ahí que la manera
fundamental de vivir las personas en el mundo es a través de la actividad
práctica, el experiencial. Razón por el cual Heidegger (2000) describe dos
modos en los cuales los seres humanos están involucrados en el mundo:
1- El mundo donde las personas están completamente involucradas o
sumergidas en la actividad diaria sin notar su existencia, en éste las personas
están comprometidas con cosas que tienen significado y valor de acuerdo con
su mundo.
2- El mundo es aquel en el cual las personas son conscientes de su
existencia.
El ejemplo más sencillo, antes de la pandemia del COVID-19, las personas
vivían su mundo cotidiano sin prestar excesiva atención, una vida normal, en el
resguardo hubo angustia, inquietud, desmotivación, intranquilidad, desasosiego
tomaron consciencia de la vulnerabilidad y se creó gran incertidumbre en su
entorno, se hicieron visibles muchos elementos y factores en cada mundo del
ser humano que antes pasaban inadvertidas. Ahora que se vuelve a una vida
normal, también se ha creado intranquilidad, nerviosidad.
Esta situación demuestra la hermenéutica de la facticidad que propone
Heidegger somos seres interpretativos porque expresamos y actuamos antes
situaciones u ocasiones en el vivir cotidiano frente a eventos importantes, nos
comprometemos con aquello que nos interesa. Razón por el cual nos indica
que conocer y comprender lo que rodea al ser humano es una manera
fundamental de ser en el mundo. Las personas entienden y captan significados
de lo que les rodea mediante el lenguaje. Los seres humanos son y están
constituidos por el conocimiento y comprensión del mundo.
Estos dos aspectos, pueden ser diferentes según el lenguaje que articula
las distinciones cualitativas. Por tanto, el lenguaje sirve para representarse a sí
mismo y al mundo, pero también constituye la vida. Ciertas maneras de ser,
sentir y de relacionarse con los demás son solamente posibles con ciertos
recursos lingüísticos. El lenguaje representa, articula y hace que las cosas se
manifiesten y al hacerlo moldea nuestras vidas, porque es una forma de
expresar que existimos en el mundo.

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Referencia
Arráez, M.; Calles, J. y Moreno, L. (2006). La Hermenéutica: una actividad
interpretativa Sapiens. Revista Universitaria de Investigación, volumen 7,
núm. 2, diciembre, 2006, pp. 171-181. Universidad Pedagógica
Experimental Libertador Caracas, Venezuela. Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=41070212.
Bedoya, C. (2014). Ruina y recuperación de la vida: La Hermenéutica en el
joven Heidegger. Revista Universitas Philosophica 62, año 31, enero-junio
2014, p:95-112. Bogotá, Colombia.
Delgado, C. (2009). De la fenomenología trascendental a la ontología
hermenéutica de la facticidad. Revista Análisis Nro 75, p: 91-108
Ferraris, M. (2004). La Hermenéutica. Traducción Lázaro Sanz del título original
L’ERMENEUTICA publicado en Roma- Bari 1998. Madrid. Ediciones
Cristiandad.
Ferrater, J. (1994). Diccionario de Filosofía. Barcelona. Editorial Ariel, S. A.
Grondin, J. (2008). ¿Qué es la Hermenéutica? Traducción de Antoni Martínez
Riu Título original: L’herméneutique publicado en 2006. Barcelona. Herder
Editorial, S.L.
Heidegger, M. (2000). Ontología: Hermenéutica de la Facticidad. Traducción
Jaime Aspiunza del título original Ontologie (Hermeneutik de Faktizitat).
Madrid. Alianza Editorial.
Heidegger, M. (2003). Ser y Tiempo. 7ma edición. Traducción de Jorge
Eduardo Rivera de su primera edición en 1995, cuyo original fue traducido
en 1949 de la publicación original Heidegger en 1927. Santiago de Chile –
Chile. Editorial Universitaria.

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