Matrimonio Y Derecho en El Burlador de Sevilla: R e S U M e N: Asomarse Desde El Derecho Al Teatro Del Siglo de Oro

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REVISTA DE DERECHO UNED, n ú m .

2, 2007

MATRIMONIO Y DERECHO EN EL BURLADOR DE


SEVILLA

ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

Profesor Emérito del Departamento de Derecho Eclesiástico del Estado


(UNED)

Resumen: Asomarse desde el Derecho al Teatro del Siglo de Oro


muestra el valor de la vida misma allegado a las tablas, siendo como
u n espejo de la sociedad. Las representaciones escénicas «de capa y
espada» que en manos de Tirso pretenden ser u n a escuela morali-
zante y del bien obrar, hace que el recurso a temas jurídicos y matri-
moniales sea reiterativo.
Tirso refleja la actitud que como novedad se produce en la Reforma
Tridentina. El Concilio que en el Decreto «Tametsh, rechazó para la
validez del matrimonio de los hijos de familia la autorización paterna,
de peculiar arraigo en Francia, condenó asimismo la imposición ma-
trimonial por parte de la Autoridad, abuso que venía de los tiempos
germánicos, de lo que sin duda la obra es ciertamente u n a crítica.
Pero también el estudio tirsiano en «El burlador de Sevilla», se sitúa
como ratificación de la norma más destacable del Decreto de Trento,
la abolición de la validez del matrimonio clandestino y del presunto o
promesa de matrimonio seguido de cópula. Tirso sitúa la acción en
tiempos de Alfonso XI (1312-1350), presentando en escena hasta tres
«burlas» de promesas de matrimonio seguidas de consumación, que
no se convierten en matrimonio, porque en todas ellas se han produ-
cido defectos que lo hacen nulo.
Junto a la crítica de la autoridad mal ejercida y de la privanza co-
rrupta, espejo de lo que se vivía en España, se fustiga también los vi-
cios con que las victimas h a n colaborado.
Cuando baja el telón, castigado el violador, todas las parejas terminan
en boda, pero no ciertamente las impuestas por el Rey, sino las de la
libre elección.

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ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

Palabras clave: Burlador, Convidado de piedra, matrimonio pre-


sunto, promesa de matrimonio, matrimonio no consumado. Comen-
dador, efigie sepulcral, «iunctio manuum», matrimonio valido, mito,
recursos jurídicos, vida anormativa, seductor. Ñapóles, Sevilla, Le-
brija. Dos Hermanas.

Abstract: Taken fi"om a legal perspective, a look at the Spanish thea-


tre of the Golden Age, which mirrors the society of those days, shows
how the valué of life itself can be displayed on stage. Swashbuckling
plays by Tirso de Molina have a moralizing intent, their purpose
being to offer guidance for good conduct. This explains why this
pla5^wright resorts so often to legal and marital issues.
Tirso's plays reflect novelties introduced by the Tridentine Counter-
Reformation. The Council of Trent, through the Tametsi Decree, re-
jected paternal consent as a requirement for the validity of marriage,
an institution deep-rooted in France. It also condemned marriages
imposed by authorities, an outrageous practice dating back to Ger-
manic times that is certainly criticized by Tirso in The Trickster ofSe-
ville. However, this play is also a confirmation of the most outstan-
ding rule contained in the Decree issued at Trent, whereby validity is
denied to clandestine marriage and alleged marriage. This implied
that a marriage vow foUowed by copulation was not to be considered
a valid marriage. Tirso de Molina sets the plot during the reign of Al-
fonso XI (1312-1350), staging up to three false marriage vows («bur-
las») and the ensuing consummation, which do not become marriage
bonds because in every case there are flaws that render the marital
bond nuU and void. Along with his criticism of ill exercise of authority
and corrupt favouritism, then commonplace in Spain, the playw-
right lashes against the vices that prompt victims to cooperate in
their undoing. As the curtain falls, once the seducer has been punis-
hed, all couples end up in marriage, not as imposed by the King,
but out of free cholee.

Sumario: I. PRENOTANDOS.-l. El mito de Don Juan; 2. Los distin-


tos puntos de vista; A. Consideración jurídica. B. Consideración lite-
raria . C. Consideración histórica. D. Consideración de la mujer.- II.
LOS HECHOS.-l. El burlador y sus engaños matrimoniales: A. Isa-
bela: Don Juan suplanta a su amante. B. Tisbea: matrimonio presun-
to sin consentimiento. C. Sevilla: don Gonzalo, doña Ana, el Marqués
de Mota y don Juan. D. Aminta: dos matrimonios, el primero no
consumado. 2. Don Juan y el convidado de piedra: A. Don Gonzalo,
invitado a cenar. B. Convite macabro y castigo de don Juan. C. El Co-
mendador trasladado a Madrid.-III. EL DERECHO . - 1 . Considera-

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cienes jurídicas y éticas: A. El burlador: conducta trasgresora e in-


moral. B. LOS Reyes y el mal uso del poder, a) El rey de Ñapóles, b)
Alfonso XI, rey de Castilla. C. Los validos: desgobierno y administra-
ción de la justicia, a) Don Pedro Tenorio, b) Don Diego Tenorio. 2.
Degradación social y otros defectos: A. Las cuatro mujeres burladas.
a) La duquesa Isabela, b) Tisbea pescadora, c) Aminta labradora, d)
Doña Ana de UUoa. B. Los varones perjudicados, a) El duque Octavio.
b) El marqués de Mota, c) Batricio el labrador. 3. El derecho matri-
monial: A. Matrimonios impuestos por el Rey. B. El signo de la «iunc-
tio m a n u u m » . C. Promesa y unión sexual: matrimonio presunto, a)
En la legislación canónica, b) Graves problemas en ciertos supuestos.
c) La simulación del consentimiento. D. Matrimonio consumado y no
consumado, a) La consumación no perfecciona el matrimonio pero lo
hace indisoluble, b) No prevalencia de la costumbre.-IV. APLICA-
CIÓN DEL DERECHO A LOS HECHOS.-L Matrimonios presuntos
nulos: A. Promesas falsas y falta de consentimiento del burlador. B.
Otras causas de nulidad en algunos de los casos, a) Isabela: error en
la identidad de la persona, b) Tisbea: simulación de consentimiento
de don Juan, c) Aminta: impedimento de vínculo. 2. Prevalencia del
matrimonio primero no consumado.3. Los matrimonios que se cele-
b r a n válidamente.-V.-CONCLUSIONES.

I. PRENOTANDOS

1. EL MITO DE DON JUAN

1.-Muchas páginas se han escrito sobre este mito de alcance uni-


versal. Nos limitamos por ello a una brevísima referencia que sirva de
punto de partida.
El protagonista don Juan con tradición en la leyenda y las letras es
u n tipo desvergonzado, sin valores morales y polarizado en el disfru-
te del presente momentáneo. Don Juan es u n vendaval erótico según
Américo Castro;' siempre apresurado, de vertiginosa velocidad según
Ruiz Ramón.-^ Esa rapidez responde también a u n «crescendo» de las
agresiones del burlador.

' CASTRO AMÉRICO, El Burlador de Sevilla, Madrid 1910 pág. 21 ss,


^ RUIZ RAMÓN F. Estudios de teatro español clásico y contemporáneo, Madrid
1978, pág. 79 ss.

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Pocos personajes de 1 teatro universal han conseguido la popula-


ridad de don Juan, convertido en un mito literario; mito que no había
sido asociado al tema del convite macabro hasta que Tirso lo hizo.
2.-La obra de Tirso es la primera elaboración dramática de este
símbolo que será posteriormente llevado a la novela, el ensayo, el tea-
tro y aun la música: Moliere, Mozart, Alejandro Dumas, lord Bjnron,
Espronceda, Zorrilla, Unamuno, Kierkegaard, Marañón, etc. Cerca de
quinientas obras con don Juan como protagonista ha catalogado la
enorme bibliografía generada en su entorno. En todo caso el mito de
don Juan nace de la pluma de Tirso y a partir de ese primer burlador
crecerán otros tipos cada uno con su traje y su máscara.^

2. LOS DISTINTOS PUNTOS DE VISTA

A. Consideración jurídica

Cuando el jurista se asoma a la obra de Tirso de Molina El Burla-


dor de Sevilla y convidado de piedra, no sólo queda impresionado,
por un auténtico mito universal y admirado por la estructura viva y
dinámica de la obra, sino que resulta además sorprendido por la uti-
lización que hace el protagonista de recursos estrictamente jurídicos
con el fin de llevar a término sus seducciones amorosas, venciendo la
resistencia que le presentan sus víctimas, mediante ingeniosos enga-
ños de claro contenido jurídico.''

B. Consideración literaria

1.-Fierre Guenoun clasificando la obra, ha dado de ella la si-


guiente descripción: «Comedia de capa y espada (la capa de don
Juan y del marques de la Mota, la espada de don Juan y la del Co-
mendador); comedia de amores, fingidos o verdaderos, y por tanto
comedia de enredo; comedia de costumbres (de la corte a la aldea pa-
sando por el mar); comedia de carácter, comedia fantástica y drama
religioso». ^

' ARELLANO IGNACIO «Revisión de El Burlador de Sevilla, mito literario y tea-


tral», en Tirso de Molina en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Madrid 2004,
págs. 111 y 114
'' PEÑA, CARMEN, «Aproximación jurídico-canónica a El Burlador de Sevilla» en
Miscelánea Comillas, 59 (2001). pág. 255
^ GUENOUN FIERRE, «Crimen y castigo en el burlador de Sevilla», en Estu-
dios, 1981, pág. 381

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2.-Se ha criticado esta obra de muy desigual; pero lo cierto es, que
aunque algunos críticos como Aubrun han insistido en la improvisa-
ción y el desorden constructivo, cada elemento de la pieza desempe-
ña una función precisa y eficaz. Hay todo un complejo sistema de si-
metrías, premoniciones y correspondencias, paralelas o de contraste.
Casalduero advierte con razón que la composición del burlador es
muy rigurosa.*

C. Consideración histórica

l.-El linaje de los Tenorio de ilustre prosapia existía ya en el siglo


xiii, pues uno de sus antecesores participó con Femando III en la con-
quista de Sevilla.
Destaca la colocación acertada de la Corte en dicha ciudad, pues
desde el referido rey, por mucho tiempo los monarcas tuvieron a
Sevilla como residencia.
Un cumplido del duque Octavio al rey («primer Alfonso sois, sien-
do el onceno») hace situar la comedia en tiempo histórico, a saber en
el reinado de Alfonso XI de Castilla(1312-1350).
Este rey uno de los personajes de la acción, sobresale en la Histo-
ria del Derecho como rey legislador, que promulga la Ordenanza de
Alcalá y reconoce el valor supletorio de las Siete Partidas de su ilustre
bisabuelo, Alfonso X el Sabio.^
2.-Pero en la obra, como señala Carmen Peña, abundan los ana-
cronismos , como hacer coincidir con Alfonso XI de Castilla muerto
de 1350, a Juan I de Portugal(1357-1433), y hacer referencia con-
temporánea a los conventos de Belén y los Jerónimos de Lisboa de
construcción manuelina un siglo más tarde; con ello citamos sólo al-
gunos detalles que muestran que Tirso no es un historiador sino un
dramaturgo.

D. Consideración de la mujer

Tirso se caracteriza por el estudio de la mujer en múltiples mani-


festaciones. Es al mismo tiempo el más decidido valedor de las mis-

^ CASALDUERO, JOAQUÍN, «El Burlador de Sevilla, sentido y forma» en Actas,


Roma 1981
' GALO SÁNCHEZ, Curso de Historia del Derecho, Valladolid 1980, pág. 82

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mas, ya se trate de la mujer fuerte de la Biblia o de mujeres burladas


y caídas, constituyéndose en caballero defensor de su honor. E n el
Teatro de Tirso, la causa principal de los conflictos de honor en la
mujer, es más que el adulterio, la palabra de matrimonio del varón
incumplida tras haberla gozado.
Estas mujeres «deshonradas» no son desechos morales. A veces
son extraordinarias figuras de mujer, que h a n sucumbido ante la
fuerza del amor, no por específica debilidad de su sexo, sino por la
natural flaqueza h u m a n a u otras circunstancias exteriores.^ Otras
veces en cambio h a n contribuido a ello con sus flaquezas, cosa que
Tirso no deja de a p u n t a r y a u n criticar, pero que sin embargo no le
impiden su defensa.

II. LOS HECHOS

1. EL BURLADOR Y SUS ENGAÑOS MATRIMONIALES

Cervantes ridiculizó al último «caballero andante», Ouevedo al


«picaro» y Tirso combate al «burlador» como tipo de vida anormati-
va.^

A. Isabela: D o n Juan suplanta a su amante

l.-Las tropelías de don J u a n comienzan en el palacio del rey de


Ñapóles con el engaño de la duquesa Isabela, a la que goza hacién-
dose pasar por el duque Octavio su enamorado. La escena presenta la
despedida en la noche tras u n encuentro furtivo. El descubrimiento
de que el varón no es el amante, se produce cuando Isabela quiere
completar su satisfacción contemplando a su galán que anticipando
su matrimonio lo h a consumado.'"
— Duquesa de nuevo os juro
de cumplir el dulce sí.
— Quiero sacar una luz

8 GIJÓN.ESMERALDA, «Concepto del honor y de la mujer en Tirso de Molina»,


en Estudios, 1949 Madrid, pág. 592
' NARROS, M. Sobre El Burlador, en el Programa de «El Burlador de Sevilla» de la
Compañía Nacional de Teatro Clásico, 2002-2003
'° SÁNCHEZ, M E R C E D E S , Anotaciones a «El Burlados de Sevilla», Madrid 1997,
pág. 52

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— Matarete la luz yo.


— ¡Ah cielo! ¿quién eres hombre?
— ¿Quién soy? Un hombre sin nombre.
— ¿Que no eres el duque?
— No.
2.-A los gritos de Isabela llega el rey de Ñapóles, acompañado del
embajador de España don Pedro Tenorio, tío de don Juan, a quien el
rey ordenando detener al acusado, encarga del caso; pero éste hace
escapar por u n balcón a su sobrino, para acusar en su lugar al duque
Octavio.

B. Tisbea: Matrimonio presunto c o n defecto de


consentimiento

l.-El nuevo atropello transcurre ahora en la costa de Tairagona


junto al mar, y tiene por víctima a Tisbea, u n a villana pero bella pes-
cadora.
E n u n largo monólogo de ésta, que conlleva la clara función dra-
mática de separar el tiempo escénico mediante u n contraste lírico, la
pescadora se vanagloria de no haber sido nunca tocada por el amor
de sus enamorados a los que desdeña, con lo que tiene provocada la
envidia de las demás pescadoras.''
2.-Tisbea en la playa sorprende el naufragio de don Juan y Catali-
nón su criado que huyen de Ñapóles; los recoge de las olas, los asiste,
y don Juan que se recobra en sus brazos, la seduce.
— Muerto voy
por la hermosa pescadora;
esta noche he de gozalla.
Tirso extrema esta segunda aventura: Apenas se ha recobrado
don Juan de la muerte en u n tempestuoso naufragio, y ya está dis-
puesto a u n a nueva burla lujuriosa. Y otra vez la misma falsa pro-
mesa de matrimonio para que la mujer se le entregue.
— Juro, ojos bellos,
de ser vuestro esposo.
— Advierte
mi bien, que hay Dios y que hay muerte.

» Cfr.ARELLANO IGNACIO, en Introducción a El Burlador de Sevilla, Madrid


2002

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ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

— (Aparte) ¡Qué largo me lo fiáis!


Esta es mi m.ano y mi fe.
3.-En respuesta a la advertencia de Tisbea don Juan pronuncia por
primera vez las palabras que caracterizan su inconsciente y equivo-
cada seguridad de que el momento de rendir cuentas está muy lejano.
Don J u a n tras gozar a la gentil pescadora huye. Tisbea grita de-
sesperada y sus lamentos terminan patéticamente el acto primero.
Engañóme el caballero
debajo de fe y palabra
de marido, y profanó
mi honestidad y mi cama.
Y en dos yeguas que crié
con que me burló, se escapa.

C. Sevilla: d o n Gonzalo, doña Ana, el Marqués de Mota y d o n


Juan

1 .-En el palacio de Sevilla, el rey don Alfonso XI ha escuchado a


su embajador de Portugal, don Gonzalo de Ulloa Comendador de
Calatrava, el informe sobre su misión diplomática en Lisboa, en u n
largo r o m a n c e en que pondera entusiasta los encantos de aquella
ciudad. El Rey reconocido a la exitosa misión de su embajador, le ha
ofrecido casar a su hija doña Ana, con don Juan Tenorio, el hijo de su
Privado.
2.-En la calle de las Sierpes don Juan con su amigo el marqués de
Mota celebran sus burlas de las r a m e r a s sevillanas, ocasión en la
que el de Mota hace a don Juan u n a peligrosa confidencia:
— Un imposible quiero
— ¿Quién es?
— Doña Inés mi prima.
— ¿Es hermosa?
— Es extremada.
— Casaos
— El rey la tiene casada.
3.-Don Juan a cuyas manos llega por azar u n a carta de doña Ana
con u n a cita nocturna para Mota, planea de inmediato u n a nueva
burla haciéndose pasar por el marqués.

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Don Juan envuelto en la capa del amigo calavera, que éste le ha


proporcionado para que burle a u n a prostituta con la que se había
concertado, en su lugar acude a la cita de doña Ana. Es la burda es-
trategia que utiliza don Juan, cuando se trata de u n a d a m a a la que
no puede seducir; disfrazado con la capa del marqués y amparándo-
se de la oscuridad, suplanta al amante.
— Gozaréla, ¡vive Dios!
con el engaño y cautela
que en Ñápales a Isabela.
4.-Doña Ana de Ulloa a quien oímos gritar desde su casa, no apa-
rece en ningún momento; el personaje es simbólicamente sólo u n a
voz.
Carmen Martín Gaite se lamenta de que doña Ana no aparezca en
escena en él drama original de Tirso. Para ella, la hija del Convidado
de piedra que es la que va a desencadenar todo el conflicto, no puede
ser u n a voz; tenemos que verla en persona. Y en su versión de El bur-
lador que se estrenó en Almagro en 1988, la escritora la saca al esce-
nario, diciendo que le perdone Tirso.'^
— (doña Ana desde dentro) ¡Falso, no eres el marqués
que me has engañado!
— Digo que lo soy.
— / Mientes, mientes!
Doña Ana es la única que no sucumbe a los engaños de don Juan,
fracaso que el burlador confesará a la estatua del Comendador: A tu
hija no ofendí, que vio mis engaños antes.
5.-El Comendador don Gonzalo acude a los gritos de su hija, en-
frentándose y sucumbiendo a manos del burlador. La estocada de
don Juan aguija la friria de don Gonzalo que tiene fuerzas para lanzar
su terrible amenaza.
— ¿Quién está aquí?
— ¡Déjame pasar!
— ¡Ay que me has dado la muerte!
— Huyamos.
— Muerto soy.
Seguirate mi furor.

'^ GAITE CARMEN, Versión y adaptación de «El burlador de Sevilla y el convidado


de piedra», Almagro 1988.

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D. Aminta: dos matrimonios, el primero n o c o n s u m a d o

l.-De camino de Lebrija a donde don J u a n h a sido confinado,


atraviesa Dos Hermanas, lugar cercano a Sevilla. Se le ofrece la oca-
sión de desbaratar unos rústicos desposorios, las bodas de Batricio y
Aminta.
El acto se ha abierto con la preocupación de Batricio, celoso del
cortesano que presentado de improviso, tantas libertades se h a to-
m a d o en su banquete de bodas. Luego se sigue el engaño:
— Batricio...
— Su señoría ¿qué manda?
— Haceros saber
que ha muchos días
que a Aminta el alma di,
y la he gozado.
— Gózala, señor, mil años,
que yo quiero existir, (se va Batricio)
— Con el honor le vencí,
gozarla esta noche espero.
2.-Don Juan hace saber a Aminta que Batricio la ha dejado y la po-
sibilidad de la anulación de su matrimonio; prepara así el camino del
nuevo y más grave atropello.
— Tu esposo tengo de ser.
— No sé que diga.
Porque si estoy desposada
con Batricio, el matrimonio
no se absuelve aunque el desista.
— En no siendo consumado,
por engaño o por malicia
puede anularse.

2. DON JUAN Y EL CONVIDADO DE PIEDRA

E n m a r a ñ á n d o s e la madeja de violaciones y fraudes dolosos, don


Juan va teniendo por Catcilinón su criado noticia de las denuncias que
interponen sus víctimas:
— Todo en mal estado está.
— ¿Cóm.o?
— Que Octavio ha sabido

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MATRIMONIO Y DERECHO EN « E L BURLADOR DE SEVILLA»

la traición de Italia ya.


Y el de la Mota ofendido,
de ti justas quejas da.
Dicen que viene Isabela
a que seas su marido.

A. Don Gonzalo, invitado a cenar

l.-Don Juan en la iglesia en la que se ha refugiado huyendo de sus


víctimas, se encuentra con el túmulo del Comendador de Ulloa, y se
burla de la figura sepulcral convidándole a cenar. La estatua del
muerto acude a la posada de don Juan.
Una extensa anotación de Tirso en este lugar, nos hace entrar en la
tragedia: Toma don Juan la vela y llega a la puerta. Sale al encuentro
don Gonzalo en la forma que estaba en el sepulcro, y don Juan se retira
atrás turbado, empuñando la espada y en la otra la vela; y don Gonzalo
hacia él con pasos menudos y al compás don Juan retirándose hasta es-
tar en medio del teatro.
2.-El convidado de piedra corresponde, invitando a su vez a don
Juan a otra cena que tendrá lugar en su sepultura:
— Mañana tu güesped soy.
¿Dónde he de ir?
— A mi capilla.
Y cúmpleme la palabra
como la he cumplido yo.
— Digo que cumpliré
que soy Tenorio

B. Convite macabro y castigo de d o n Juan

l.-Don Juan acompañado de Catalinon acude a la invitación de la


estatua del Comendador; terminado el tétrico banquete, el burlador
es arrastrado a la muerte y condenación, hundiéndose en la sepultu-
ra.
— Ya he cenado; haz que levanten
la mesa
— Dame esa mano; no temas.
— ¿Yo temor?
¡Que me abraso!

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— Esta es justicia de Dios


«Quien tal hace que tal pague»
— ¡Muerto soy! (Cae muerto)
(Húndese el sepulcro con don Juan y don Gonzalo)
2.-Curiosamente como en una evocación, el difunto le ha pedido la
mano a don Juan, expresión clave repetida, que culmina en este mo-
mento final. Adviértase el valor simbólico y de unidad dramática de la
fórmula, que se escucha ya en la primera escena de la obra. El Co-
mendador le pide la mano como signo de compromiso, del mismo
modo que don Juan hacía con sus victimas femeninas; pero entonces
era burla, ahora va en serio. El burlador le entrega la mano y no se
percata ni conecta este gesto que le exige el muerto, con sus atrope-
llos y engaños de los que ahora recibe el castigo.^^

C. El Comendador trasladado a Madrid

El Comendador en su representación de piedra, verdadero autor


de la vindicación, ha de recibir su recompensa, que en lo terrenal no
puede ser otra que la perduración y extensión de su fama. Para ello se
centra el lugar de su memoria en una de las más importantes iglesias
a la capital del Reino.
— Y el sepulcro se traslade
a San Francisco en Madrid
para memoria más grande.
Consta que la iglesia y convento de San Francisco fundados en el
siglo XIII por el propio Santo de Asís era lugar de enterramiento de la
alta nobleza.
Adviértase el desenfoque en el tiempo entre el suceso y los espec-
tadores de la comedia, para los que ciertamente Madrid es entonces
la capital del Reino, cosa que no ocurre en tiempos de Alfonso XI.

III. EL DERECHO

Las referencias jurídicas del dramaturgo frente a los desmanes y


acontecimientos de aquella sociedad, están expresadas en forma
dramática. Es decir, lo jurídico no está tanto explícito en las palabras

" ARELLANO IGNACIO, en Introducción, pág, 24 s.

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MATRIMONIO Y DERECHO EN «EL BURLADOR DE SEVILLA»

de los actores, como implícito en sus conductas y en la misma es-


tructura del drama. Y es ahí, y no en las expresiones de los persona-
jes, donde hay que buscarlo, pues Tirso escribe su obra como dra-
maturgo, no como jurista o moralista.
Los supuestos del nudo de la obra con que se inicia han sido bien
trabados en orden al desenlace.Tirso recoge con maestría los cabos de
la comedia para la solución de la múltiple trama. El espectador per-
manece atento e inmerso en la espera.

1. CONSIDERACIONES JURÍDICAS Y ETICAS

La primera edición que se conoce del «Burlador de Sevilla» es la


de Barcelona de 1630; la obra es anterior pues se estrena hacia 1621.
Su redacción se corresponde con el proceso de descomposición de
España que ha avanzado en dichos años.'''
Que la actitud crítica básica del dramaturgo frente a esa sociedad
no está expresada en atestados jurídicos sino en los resultados dra-
máticos, lo comprobamos pasando revista al burlador y a los repre-
sentantes del mundo noble o plebeyo, en que se mueve.

A. El burlador: conducta trasgresora e inmoral

l.-Don Juan no es un héroe de las trasgresiones como sostiene


Américo Castro;'^ es un delincuente, con múltiples violaciones, dos
suplantaciones de personalidad y un asesinato.
Fierre Guenoun resume sus culpas en jurídicas, morales y teoló-
gicas y recrea una interesante sentencia conjunta al modo contem-
poráneo con once considerandos: con mención del quebrantamiento
de los mandamientos y la entonces habitual coletilla final de «por ser
matador, facineroso, incorregible y otras cosas».'*
2.-El aspecto más llamativo de Don Juan, es su impetuosidad lu-
juriosa. Si bien es verdad que le impulsa a la burla su fama más que
el sexo, no parece que se ha de rebajar demasiado la importancia del
elemento erótico, que tan enorme eficacia ha tenido para fijar el

'" MAEZTU RAMIRO, Don Quijote, Don Juan y La Celestina, Buenos Aires 1948,
pág. 95
15 AMÉRICO CASTRO, loe. cit Prólogo
1* GUENOUN F I E R R E , loe. cit. pág. 384

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ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

mito de Don Juan.'^ Pero en la búsqueda de su satisfacción camal


Don Juan es el burlador; su placer sexual va siempre acompañado de
la burla, e implica un aspecto cruel:
Sevilla a voces me llama el Burlador,
y el mayor gusto que en mí puede haber
es burlar una mujer y dejalla sin honor.
En la técnica transgresora de don Juan todo vale: desde la su-
plantación en la personalidad fingida (con Isabela y Ana), a las falsas
promesas matrimoniales y de ventajas sociales (Aminta y Tisbea).
Siempre el dolo como elemento constante, con distinto grado de
alevosía. En todos los casos hay engaños y juramentos en falso cada
vez más reforzados.
3.-El don Juan de Moliere no se diferencia del español más que en
un rasgo de importancia. El francés es ateo y blasfemo y no cree en la
otra vida; el español tal como lo concibe Tirso, es al menos creyente;
cree porque un personaje de comedia española del Siglo de Oro no
puede hacer otra cosa. En la obra fr Tirso, don Juan no niega el cas-
tigo del más allá; lo único que hace es alejarlo sistemáticamente de su
conciencia.'*
El convidado de piedra, evidentemente es un mensajero del más
allá. Del Comendador se sirve la intervención divina, que corrige el
favor culpable con que la justicia humana, nepótica y corrompida,
trata al burlador; que lo es porque su posición social de cortesano y
privado, le permite serlo.

B. Los Reyes y el mal uso del poder

El abuso del poder, uno de los temas más criticados en el teatro


del Siglo de Oro, en El burlador queda como consideración subordi-
nada, pero no pierde por ello trascendencia como causa, como lo
muestra el recorrido de los títulos de una parte de la bibliografía so-
bre la obra.

" ARELLANO IGNACIO, en Introducción, pág, 31


'8 MAEZTU RAMIRO, loe. cit, pág. 85

338 © UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007


MATRIMONIO Y DERECHO EN «EL BURLADOR DE SEVILLA>;

a) El rey de Ñapóles

Este monarca cuyo nombre desconocemos, en su fugaz aparición


al comienzo de la obra, muestra su voluntad de no enfrentarse al es-
cándalo, dejando la investigación en manos del menos indicado, don
Pedro Tenorio, tío de don Juan.
Cuando Isabela es llevada a su presencia, el rey juez supremo,
muestra cómo no se debe proceder con un acusado: no averigua, no
escucha su confesión; hace dos preguntas a la dama pero impide su
contestación y prácticamente le impone la respuesta.
— Di mujer
¿qué rigor,
te incitó, que en mi palacio
profanas sus umbrales.
— Señor...
— Calla, que la lengua
no podrá dorar el yerro.
¿Aquél era el duque Octavio?
— Señor...
Pero adviértase que en definitiva ninguno de los dos hace nada
para que se sepa la verdad: El rey da por hecho que el duque Octavio
ha sido el seductor. Isabela que sabe que no lo ha sido, por su interés
desleal no lo desmiente.

b) Alfonso XI, rey de Castilla,

Tal como lo configura Tirso no se corresponde en absoluto con el


sobrenombre de El Justiciero con que ha pasado a la Historia, sin
duda por su labor de acertado legislador:
Así al recibir la noticia del atropello de don Juan en Ñapóles,
aunque decide castigarle desterrándolo a Lebrija, a un paso de Sevi-
lla, exilio que don Juan no respeta, al mismo tiempo para contentar a
su padre, le hace conde del lugar.
Cuando prende al marqués de Mota falsamente acusado de haber
dado muerte a don Gonzalo de Ulloa, el monarca castellano actúa
con él, del mismo modo que el rey de Ñapóles con Isabela: impi-
diendo hablar al acusado y privándose de averiguar la verdad.
En el caso del duque Octavio, el rey aún aceptando la razón que le
asiste, no sólo no le admite el desafío a don Juan que solicita, sino

© UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007 339


ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

que evita hacer justicia, porque, gentil hombre de mi cámara es don


Juan y hechura mía.
Al ordenar que Isabela y don Juan se casen, no trata de aclarar el
caso decidiendo por las solas apariencias.
El rey es presentado como el monarca engañado por su privado,
debido sobre todo a su propia incapacidad, que ha resignado su tarea
de gobierno y de justicia en personas que miran más por sus intereses
familiares que por los del reino.''
Finalmente cuando don Alfonso decide castigar al burlador sen-
tenciando su muerte, Uega tarde porque la justicia ya ha sido hecha, y
la pena ejecutada, llevada a cabo por Dios, por medio del Comenda-
dor.

C. Los validos: desgobierno y administración de la justicia

El burlador es una obra abiertamente critica de la privanza y de


los validos, objeto también en otros lugares de los ataques de nuestro
dramaturgo. En realidad no se denuncia un sistema político deter-
minado, sino sus consecuencias y la desviación que se hace de él.
Recuérdese que en tiempos de Tirso de Molina, disfrutaron este
cargo los duques de Lerma y Uceda con Felipe III y el conde duque de
Olivares con Felipe IV.
En los dos validos, don Pedro embajador de España en Ñapóles y
don Diego Tenorio, mayordomo o camarero mayor del rey de Casti-
lla, pone Tirso la causa de la corrupción y de los desmanes del bur-
lador, a quien en todo momento protegen contra la justicia enga-
ñando y manipulando a los reyes.
En varios momentos don Pedro y don Diego Tenorio disculpan a
don Juan en aras de su juventud y vehemencia que funcionan como
indulgentes para con el burlador.
Wadropper señala que son los Tenorio, los responsables directos
de que don Juan ande suelto durante toda la comedia. Y para Ruiz
Ramón, don Juan es burlador porque le dejan, porque tiene valedores
y cómplices: Si es mi padre el dueño de la justicia y es la privanza del
rey ¿qué temes?

" OLIVER JUAN MANUEL, Introducción a El Burlador de Sevilla y La prudencia


de la mujer, Barcelona 1984, pág. 54

340 © UNED. Revista de Derecho UNED, nüm. 2, 2007


MATRIMONIO Y DERECHO EN « E L BURLADOR DE SEVILLA»

a) Don Pedro Tenorio

El Embajador de España en Ñapóles, sabiendo la verdad de lo


ocurrido, pone toda su astucia en proteger a su sobrino,.
No carece de importancia la denuncia que en la obra se hace de la
benevolencia con que la justicia y el poder contemplan las «travesu-
ras» sexuales, las «mocedades», de estos nobles desaprensivos.
— Tío y señor,
mozo soy y mozo fuiste;
yo engañé y gocé a Isabela
— ¿Cómo la engañaste?
— Fingí ser el duque Octavio.
fAparte don Pedro Tenorio;
— ¿Qué he de hacer?
Industria me ha de valer
en un negocio tan grave).
Pedro Tenorio ajoida a huir don Juan, no sin recordar antes que
ya había cometido u n atropello parecido en España.
El embajador con u n triple engaño, hace creer al rey que el em-
baucador es Octavio; a éste, que tal denuncia ha partido de Isabela, y
que ésta a su vez le ha engañado con otro. Son hechos que ponen de
manifiesto su frío cinismo.
— Ya ejecuté, gran señor,
tu justicia justa y recta.
El hombre...
— ¿Murió?
— Escapóse.
La mujer que es Isabela,
dice que es el duque Octavio
que con engaño y cautela
la gozó.
— Haced que al duque le prendan.

b) Don Diego Tenorio

El Camarero mayor del Rey, demasiado indulgente con su hijo,


podría aducir como disculpa el amor paternal, pero en todo caso es
ejemplo de perverso e injusto privado que oculta al rey la verdad.
Sólo al final cuando ya es tarde, propone que se castigue a su

© UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007 341


ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

hijo, petición que suena a hueca y que más parece temer por su
puesto que desear la ejecución de verdadera justicia.

2. DEGRADACIÓN SOCIAL Y OTROS DEFECTOS

El lujurioso vendaval donjuanesco se complementa con los defec-


tos de aquella sociedad, que está aquejada en mayor o menor grado
de corrupción en todos sus niveles, y no sólo en la clase noble. El am-
biente de la obra recrea una atmósfera de degradación social y de
costumbres. ^°

A. Las cuatro mujeres burladas

Las mujeres de El burlador se han contemplado tradicionalmente


como víctimas de don Juan; pero ¿hasta qué punto lo son?
Don Juan es un delincuente, violador y falsario; pero ¿cómo eran
sus víctimas? Damas que permiten las deshonre su pretendiente, a las
que su voz no pone en duda, y que ni siquiera encienden una luz para
ver su rostro, bastándoles con asegurar de aquel modo su matrimo-
nio. O villanas ingenuas y ardientes que se encandilan ante el náu-
frago señorito o cambian de esposo por interés.
Cada una de ellas, se ha dicho, se cree capaz de burlar al burlador,
en vez de ser burlada. Iban de picara a picaro, pero él lo era más.
Y es precisamente el Comendador, el padre de la única mujer no
deshonrada que se enfrenta al burlador, el que muerto asume la vin-
dicación de toda las víctimas. No puede ser más significativo.^'
Son las mujeres burladas por don Juan de distintas clases sociales,
pero coinciden en fallos morales con los que mediante su credulidad
facilitan el trabajo al burlador.
Los procedimientos de don Juan no pueden ser más toscos: Si se
trata de damas a las que no le es fácil engañar con su palabrería,
como la duquesa Isabela y doña Ana de UUoa, se hace pasar por el
prometido de éstas al amparo de la oscuridad de la noche. Si corteja
a mujeres simples, como Tisbea y Aminta, les da a cara descubierta

2° RUIZ RAMÓN F. pág. 79 ss.


21 VALBUENA PRAT ÁNGEL, El teatro español del Siglo de Oro, Barcelona 1960,
pág. 208 ss.

342 © UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007


MATRIMONIO Y DERECHO EN « E L BURLADOR DE SEVILLA»

palabra de matrimonio y no olvida mencionar que es u n personaje de


influencia.^^
Ellas son las que invitan al galán a su lecho. Además tanto Tisbea
como Aminta, no podían sin más creer la palabra de casamiento de
u n noble, de cumplimiento más bien imposible.
E n relación con la duquesa Isabela y doña Ana de UUoa, la condi-
ción de burlador de don Juan no presenta la menor duda, no pu-
diéndose hablar de conquista. Distinto es el caso de Tisbea y Aminta,
a las que prometiéndoles matrimonio, seduce don Juan con su pala-
brería y con su nobleza social, para luego abandonarlas.^^

a) La duquesa Isabela

La primera mujer del repertorio verá consumada su deshonra al


ofrecerse a su amante clandestinamente. No hace al caso el que no se
percate del fraude, pero sí que se entregue antes de la boda al que
cree su prometido, sin respeto al palacio del Rey, impulsada por el
apetito. Mas no hay en ella u n a gran pasión, ni u n verdadero senti-
miento amoroso por Octavio, lo que se hace evidente, cuando permi-
te que acusen al duque, pensando sacar beneficio, como se expresa
diciendo que si el duque Octavio se casa con ella quedará limpio su
honor:
Mas no será el yerro tanto
si el duque Octavio lo enmienda.
Ella sabe que no es el duque Octavio al que hacen pasar por cul-
pable, el protagonista del escándalo. Don Pedro Tenorio sin embargo
confía que ésta lo ratificará para proteger lo que queda de su honor,
antes de afirmar que no sabe a quien se ha entregado. Indignidad de
la mujer que no duda en deshonrar al hombre a quien se supone
que ama.^''

h) Tisbea pescadora

La pescadora es la mujer orguUosa con sus pretendientes pobres


pescadores: E n ella se critica a cuantas mujeres hacen con sus des-
denes sufrir a sus enamorados.

22 MAEZTU RAMIRO, loe. cit. pág. 75


" PEÑA CARMEN, loe. eit, pág. 256
2" O L I V E R JUAN MANUEL, loe. eit. pág. 57

© UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007 343


ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

Segura de sí misma provoca su desgracia y justifica el castigo de la


burla de don Juan:
Yo soy la que hacía siempre
de los hombres burla tama,
que siem.pre las que hacen burla
vienen a quedar hurladas.
Se dice que Tisbea es uno de los personajes femeninos más extra-
ordinarios de todo nuestro teatro clásico. Figura de mujer «moderna»
si se permite la expresión.^^

c) Aminta labradora

La villana rústica es la tercera mujer burlada. El genio de Tirso, no


repite los episodios, ni siquiera en sus argumentos jurídicos. Ahora se
añade una nueva cuestión: Aminta está casada, cosa que no ocurría
en los otros casos. Con ella el tema del burlador alcanza su dimensión
más grave.
Aminta cede finalmente a los deseos del seductor por verse as-
cendida con su matrimonio a una inalcanzable condición de dama de
la nobleza.
Aminta en su necia credulidad y en su grotesca ambición de trans-
formación social, se convierte en personaje cómico. El dramaturgo
fustiga así la vanidad de la villana:
Tan bien engañada está
que se llama doña Aminta.

d) Doña Ana de Ulloa

El caso es totalmente distinto: doña Ana, como modo de impedir


un matrimonio impuesto y no deseado y conseguir el que se ha pro-
puesto, busca concientemente entregarse a su enamorado marqués de
la Mota.
En Ana de Ulloa ha vertido Tirso su idea de la mujer decidida a
trazar su propio destino. Un carácter así no podía ser burlado por
don Juan y por ello Tirso hace que le descubra.

^^ AMORÓS ANDRÉS, El primer don Juan y Tisbea, en Programa de «El Burlador


de Sevilla» de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, 2002-2003

344 © UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007


MATRIMONIO Y DERECHO EN « E L BURLADOR DE SEVILLA»

El caso de doña Ana, es el más elaborado teatralmente: Es ella la


que cita a su enamorado, el marqués de la Mota, pudiendo conside-
rarse esta invitación no tanto como fruto de la lujuria o de la debili-
dad moral de la mujer, sino como u n ejercicio de autoafirmación fe-
menina frente a la doble imposición del rey y de su padre, de u n
matrimonio con u n hombre al que ni siquiera conoce.^*
En su cita al de Mota queda constancia de la voluntad de doña
Ana de entregarse a su verdadero amor.
Mi padre infiel, en secreto me ha casado
sin poderme resistir.
Porque veas que te estimo
ven esta noche a la puerta que estará a las once abierta,
donde tu esperanza, primo, goces, y el fin de tu amor.

B. Los varones perjudicados

También los varones engañados, son dos nobles. Octavio y Mota y


dos plebeyos, u n campesino acomodado y uno de los pescadores.

a) El duque Octavio

El duque, inocente, despechado y amenazado, con su huida indu-


cida por don Pedro Tenorio, termina el mismo de completar el em-
buste, haciendo que parezca culpable.^^
El Rey de Castilla cuando se pone al tanto de la verdad de lo ocu-
rrido, trata de otorgarle en premio a doña Ana de Ulloa, lo que más
bien quiere ser u n arreglo en uno de sus desaciertos casamenteros.
Sorprende la volubilidad amorosa del duque: se felicita por haber
logrado como esposa por compensación a doña Ana de Ulloa, d a m a
que parece ser premio intercambiable en manos del rey.

b) El marqués de Mota

Se muestra tan libertino y encanallado como el propio don Juan;


pero sin el arrojo del burlador; tal como el dramaturgo lo ha creado
n o sería más que u n vulgar putañero.

2* P E Ñ A C A R M E N , loe. cit. pág. 256 s.


" BRIOSO HÉCTOR, Introducción a ¡^El Burlador de Sevilla, Madrid 1999, pág. 27

© UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007 345


ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

Mota llegará a ejercer indignamente sin saberlo, de alcahuete de sí


mismo, tras hacer una exhibición de sus andanzas por los burdeles
sevillanos.
Escuchamos un vergonzoso coloquio de este marqués calavera
con don Juan sobre los «perros muertos» que ambos dan a las pros-
titutas de la ciudad, dejándoles sin pagar sus servicios.

c) Batricio el labrador
En el labrador desposado subraya su materialismo, dejando paso
sin mayor resistencia, al despojo de su derecho. Don Juan con cínicos
engaños pseudolegales consigue alejar al legítimo esposo, aprove-
chándose de su dignidad campesina; pero su valor y orgullo villanos
quedan en entredicho, haciéndose evidente la cobardía de Batricio:
entre elegir su amor por Aminta o que quede en peligro su vida, pre-
fiere abandonar a su esposa en brazos del intruso.

3. EL DERECHO MATRIMONIAL

A. Matiitnonios impuestos por el Rey

1 .-El Concilio Tridentino, en su Sesión de Reformación sobre la li-


bertad del matrimonio, condena la imposición del matrimonio a sus
subditos por aquellos que tienen autoridad, en un texto que parece
contestar la actitud del monarca en esta comedia.
Algunos señores temporales y magistrados, a varones y mujeres, so-
bre todo ricos, que están bajo su autoridad, les obligan a contraer ma-
trimonio contra su voluntad con persona que los señores o magistrados
les asignan.
Por ello, como sea un gran delito violar la libertad de matrimonio y
constituye una injuria por parte de aquellos de quienes se espera dere-
cho, manda este Santo Sínodo a todos cualquiera que sea el grado,
dignidad y condición, bajo pena de anatema que en modo alguno ni di-
recto ni indirecto, obliguen a sus subditos o a cualesquiera otros a que
contraigan no libremente el matrimonio}^
2.-Francisco Ruiz Ramón subraya la obsesión casamentera del
rey. El mismo ha dispuesto las parejas: Primero, a Ana con don Juan,

28 CONCILIO TRIDENTINO, Ses. XXIV, cap. 9

346 © UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007


MATRIMONIO Y DERECHO EN «EL BURLADOR DE SEVILLA»

luego cuando sabe lo ocurrido, a Isabela con don Juan y a Ana con
Octavio.

B. El signo de la «iunctio manuiim»

Sabido es el significado tradicional que tiene la unión de las ma-


nos como expresión de desposorio, signo de larga tradición del com-
promiso matrimonial.
Se repite el signo de »dar la mano», cada vez que don Juan engaña
a una mujer dándole promesa de matrimonio, como acto codificado
que asegura la firmeza de sus juramentos:
Dame duquesa la mano (a Isabela).
Esta es mi mano y mi fe (a Tisbea).
Ahora bien, dame esa mano (a Aminta).
Aquí además de ese significado de promesa matrimonial que a
menudo se acompaña de juramento, tiene por conexión otra refe-
rencia en los casos en que el convidado de piedra solicita la mano de
don Juan, significando la verdad tangiblefi:-entea la burla.

C. Promesa y unión sexual: Matrimonio presunto

Como es sabido el matrimonio presunto se contraía mediante


promesa matrimonial o esponsales a los que seguían la cópula; dife-
rente del matrimonio clandestino en el que se daba prestación ex-
presa del consentimiento pero realizada en forma privada. Al no
existir la necesidad de una forma determinada necesaria para con-
traer válido matrimonio, se entendía en el caso que se daba el matri-
monio presunto, pues por la realización de la cópula los prometidos
habían expresado su consentimiento matrimonial, aun cuando para
su licitud se exigiese su celebración ante la Iglesia.

a) En la legislación canónica

l.-En el Derecho del «Corpus luris Canonici» una Decretal de


Gregorio IX expresaba esta normativa; en ella claramente dice el
Papa que los esponsales de futuro y la promesa de matrimonio, pasan

UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007 2>A1


ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

a ser matrimonio de presente si se sigue la cópula.^^ El consenti-


miento se manifiesta entonces no por palabras, sino por un hecho ex-
presivo de la voluntad de ser marido y mujer.
Y se dice que contra esta presunción del consentimiento conjoigal
la Iglesia no admite ninguna prueba en contrario, porque se trataba
de una presunción «iurís et de iure».
2.-Tirso de Molina buen conocedor del Derecho matrimonial ca-
nónico, se sirve en esta obra de repetidas situaciones de matrimonio
presunto que dan no poco juego a la intriga dramática. Don Juan en
sus atropellos lujuriosos burla al menos a tres mujeres con la figura
del matrimonio presunto, a la que además refiaerza añadiéndole el ju-
ramento.
Tanto el matrimonio clandestino como el presunto no hacia tanto
tiempo que habían sido declarados por el Concilio de Trento sin efi-
cacia jurídica en adelante; pero pervivía todavía en la conciencia del
pueblo la antigua disciplina.
No había duda de la validez jurídica del matrimonio presunto en
el siglo XIV tiempo en que Tirso coloca la Comedia.

b) Graves problemas en ciertos supuestos


l.-Al matrimonio presunto, sin embargo no le faltaban graves
problemas:
Así Raimundo de Peñafort en su «Summa De Matrimonio» nos
presenta un supuesto donde expone cuestiones como las que estu-
diamos. Téngase en cuenta que el de Peñafort, es el configurador
del «Liber Extra» de las Decretales:
Supon que alguien desposa a una no teniendo propósito de contraer
sino de engañarla y poder tener el coito camal y así copula con ella car-
nalmente, ¿acaso se da aquí matrimonio? En este caso los distintos au-
tores piensan cosas diversas; a mí me parece, salvo mejor opinión, que
si éste no se propuso tomarla por esposa y nunca le dio su consenti-
miento, no debe por este hecho juzgarse como matrimonio; porque fal-
tó del todo el consentimiento, sin el cual las demás cosas no pueden
constituir el pacto conyugal?'^

•^' L Í B E R E X T R A , Gregorio IX al Obispo Cenomanense, «Is qui fídem» (Lib. IV,


tit. I, c. 30)
5° PEÑAFORT RAIMUNDO DE, Summa de Matrimonio, tit. II, n. 4, Roma 1978,
col. 913

348 © UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007


MATRIMONIO Y DERECHO EN «EL BURLADOR DE SEVILLA»

2.-Existe un principio matrimonial incontestable, a saber que el


consentimiento de presente es elemento esencial para la formación
del matrimonio.
Así presenta el Panormitano en sus «Comentarios» la dificultad
que determinados casos planteaban:
Acerca de lo cual hay que considerar que si el varón tuvo trato ma-
rital con la esposa de futuro como si fuera su cónyuge, entonces no hay
duda. Pero si tuvo trato sexual sin quererla como esposa y sin intención
de consentir en ella como en esposa, entonces en cuanto al fuero judi-
cial, un segundo matrimonio se juzga nulo y el primero válido; pero
ante Dios el segundo es el que vale?^
Y Sto. Tomás razona así:
Porque tampoco las palabras de presente que expresan el consenti-
miento, si faltase el asentimiento de la voluntad producirían el matri-

c) La simulación del consentimiento

Y en el mismo« Corpus luris Canonici», se encontraban Decretales


como una de Inocencio III sobre la simulación tota,l que daba apo-
yatura a la nulidad de semejantes matrimonios:
Como uno no pudiese de otro modo inducir a cierta mujer a tener
comercio camal con él, si no se desposaba con ella, sin ningún tipo de
solemnidad y sin presencia de nadie le dijo: «Juan te desposa», fin-
giendo pues en realidad no tenía propósito de contraer sino sólo de
poder realizar la cópula camal.
Si la cosa fue así, no se puede pensar que se dio matrimonio, puesto
que solo se dio un engaño y faltó el consentimiento, sin el cual, todo lo
demás no puede dar existencia al contrato matrimonial?'
Parece como si Tirso al trazar su complicada trama hubiera teni-
do muy presentes los textos de estos autores que sin duda conocía.

^' PANORMITANO, Comentaría in IV Decretalium, Tit. 1, c. 30, 4


" STO. TOMÁS, In Senten. IV, D. XXVIII, q. 1, a. 2
33 L Í B E R E X T R A , Inocencio III, «Tua nos duxit» Lib. IV, Tit.l, cap. 26)

UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007 349


ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

D. Matrimonio consumado y no consumado

La Escuela de Bolonia había defendido que el matrimonio se per-


fecciona con la consumación, mientras que para la Escuela de París
el matrimonio se perfecciona con el consentimiento.

a) La consumación no perfecciona el matrimonio pero lo hace


indisoluble

l.-Para el Maestro Graciano y la Escuela de Bolonia un segundo


matrímonio consumado disolvía otro anterior que no había sido con-
sumado. Mas cuando Rolando Bandinelli, Maestro de Bolonia Uega al
Pontificado con el nombre de Alejandro III, canoniza el principio
de la Escuela de París declarando sin embargo que tal matrímonio no
es absolutamente indisoluble hasta que no se consuma, pudiendo
ser disuelto por justa causa por el Romano Pontífice.
2.-El principio de la Escuela de Bolonia se correspondía con un
convencimiento popular en la Europa medieval hasta el siglo xii, te-
niendo que ser reiteradamente prohibida su aplicación práctica por
los Papas del siglo xiii. Y llegó la situación hasta el punto de pensar
que en determinados lugares la validez del matrimonio consumado
que hacía nulo otro anterior no consumado, había sido recibida por
la costumbre canónica.

h) No prevalencia de la costumbre

1 .-Se consulta al Papa Inocencio III sobre la costumbre que se dio


en tiempos en Módena, que cuando algún casado, antes de realizar la
cópula, se desposaba y copulaba con otra, se le adjudicaba la segun-
da con quien copuló y no la prímera con la que solo se había casado.
Contesta el Papa en una Decretal:
Que después de que haya tenido lugar el legítimo consentimiento de
presente entre personas hábiles, cosa que es suficiente según las normas
canónicas, pues con que sólo esto falte, las demás cosas que se hagan
aun el mismo coito quedan sin efecto, si dichas personas unidas legíti-
mamente, contrajeren después de hecho con otras, el matrimonio pri-
mero realizado según derecho, no puede ser tenido por disuelto ?^

^'^ L Í B E R E X T R A , Inocencio III al obispo de Módena, «Tuas dudum» (Lib. IV, tit.
IV, c. 5

350 © UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007


MATRIMONIO Y DERECHO EN «EL BURLADOR DE SEVILLA>;

2.-Como señala Carmen Peña no hay rastros históricos de dicha


costumbre en territorio hispánico. Por el contrario, resulta significa-
tivo que ya en Las Siete Partidas de Alfonso X (1256-1265) se afirme la
prevalencia del primer matrimonio sobre el segundo, aunque el pri-
mero no hubiese sido consumado y el segundo sí, tema del que se tra-
ta en la Ley IX de la IV Partida: «Quales desposajas deven valer si dos
omes se desposasen con una muger e un orne con dos mugeres»^^.

IV. APLICACIÓN DEL DERECHO A LOS HECHOS

/ . MATRIMONIOS PRESUNTOS NULOS

A. Promesas falsas y falta de consentimiento del burlador

El compromiso de don Juan con Isabela, Tisbea y Aminta de ca-


sarse, se basaba en promesas fingidas: sus juramentos eran falsos con
claro propósito de engañarlas.
Carmen Peña, en el caso de las dos plebeyas, califica a don Juan
más que de burlador de polígamo. ^^ Pero ciertamente en ninguno de
los casos hay por parte de don Juan intención de contraer. La nulidad
en todo caso se produce ciertamente por falta de consentimiento de
don Juan.

B. Otras causas de nulidad en cada uno de los casos

De ser verdaderas aquellas promesas, el matrimonio evidente-


mente solo sería posible con una sola mujer. Pero además en algunos
de los casos se añade una nueva causa de nulidad de aquel matrimo-
nio en concreto.

b) Isabela: error en la identidad de la persona

1 .-A pesar de que Isabela Uegue a admitir para salvar su honra que el
varón que ha huido era el duque Octavio, el Rey Alfonso XI que, no sa-
bemos cómo conoce la verdad de los ocurrido, dispondrá en conse-
cuencia la celebración de la boda de Isabela con don Juan, como co-

35 ALFONSO X, Partida IV, tit.,1, ley 9.


3^ PEÑA CARMEN, loe. cit. pág. 279

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ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

rrespondería a la existencia de matrimonio presunto entre los mismos,


pues se ha dado promesa de matrimonio seguida de cópula sexual.
2.-La decisión del rey al respecto es aparentemente correcta y
acorde con el derecho canónico de su tiempo, y en consecuencia a
primera vista con ninguna otra persona podría quedar unido don
Juan en matrimonio que con Isabela.
Pero ciertamente que no habido matrimonio presunto entre los
mismos, porque resulta clara la suplantación de la persona y en con-
secuencia el error en la identidad física, por lo que no cabe hablar de
existencia de consentimiento ni siquiera presunto.

c) Tisbea: simulación de consentimiento de don Juan

1 .-Tisbea es en orden cronológico la segunda mujer de don Juan o


segundo matrimonio presunto aparente. Se dan en el caso los dos
presupuestos para el matrimonio presunto, aunque también aluda al
error doloso:
Engañóme el caballero
debajo de fe y palabra
de marido, y profanó
mi honestidad y mi cama.
Entendemos que para este matrimonio no se da impedimento de
vínculo por existencia de matrimonio anterior, dada la nulidad del
matrimonio presunto de don Juan con Isabela, claramente por error
de la misma en la identidad de la persona.
¿Pero pudo existir válido matrimonio presunto entre Tisbea y don
Juan?
Ciertamente nada habría que objetar por parte de Tisbea deseosa
de aquel matrimonio. La cuestión se plantea en cambio por defecto
de consentimiento por simulación del mismo, por parte de don Juan.
A nuestro entender tienen en el caso aplicación las razonamientos
que hemos aducido de S. Rajonundo de Peñafort, el Panormitano y
Sto. Tomás de Aquino, apoyados en la Decretal de Inocencio III.

d) Aminta: impedimento de vínculo

Por parte de Aminta la desposada obstaría para la validez del


nuevo matrimonio presunto con don Juan, el impedimento de víncu-

352 © UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 2, 2007


MATRIMONIO Y DERECHO EN « E L BURLADOR DE SEVILLA»

lo, por la existencia del anterior matrimonio rato aunque no consu-


m a d o de Aminta y Batricio.

2. PREVALENCIA DEL MATRIMONIO ANTERIOR NO


CONSUMADO

Batricio nos da cuenta de cómo antes de que se consumase su ma-


trimonio, fue violado por el Tenorio, so pretexto de su disolubilidad:
— Don Juan Tenorio
la noche del casamiento,
antes que le consumase,
a mi mujer me quitó;
testigos tengo delante.
Aunque don Juan había explicado a Aminta que tal matrimonio al
no haberse todavía consumado era disoluble, es ciertamente claro
que éste no se disolvía por otra celebración matrimonial o realización
de otra unión presunta que llegasen a consumarse, sino únicamente
por la dispensa con causa del Romano Pontífice. Diversas Decretales,
entre ellas u n a también de Inocencio III lo declaraban.

3. LOS MATRIMONIOS OVE SE CELEBRAN VÁLIDAMENTE

En el palacio real tiene lugar la acogida de las victimas y se pre-


para la recomposición de las parejas. Preocupan al Rey las damas de
la nobleza con las que se hacen trazas de bodas como con las piezas
de u n ajedrez, sin miramiento a la voluntad de las mismas.
Al final se hacen las bodas, típico colofón del teatro barroco; lo
dispone el Rey, para significar la reorganización social y la normali-
zación de los impulsos eróticos dislocados por el burlador. Pero tras-
tocados los planes matrimoniales dispuestos por el monarca, todos se
casan a su voluntad y gusto; ninguna boda coincide con la que aquel
había trazado.

V. CONCLUSIONES

1 .-El carácter marcadamente atemporal de la obra, que aunque si-


túa la acción en el siglo xiv, debido a sus abundantes anacronismos y
a sus referencias directas o indirectas al momento del espectáculo,

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ENRIQUE VIVÓ DE UNDABARRENA

hace que el principal resultado de Derecho matrimonial sea la con-


firmación de la norma Tridentina sobre la obligatoriedad de la forma
para la validez del matrimonio, haciendo ver la necesidad de aquella
reforma dados los gravísimos inconvenientes que comportaba el ma-
trimonio presunto y clandestino.
2.-Presentando en escena hasta tres «burlas» de promesas de ma-
trimonio seguidas de consumación, que no se convierten en matri-
monio, porque en todas ellas se han producido defectos que lo hacen
nulo, Tirso muestra lo aventurada que resultaba la presunción del
matrimonio.
3.-La libertad personal para el consentimiento matrimonial es
otra de las conclusiones de la obra, frente a la imposición del mismo
por la autoridad real o de los padres. Las nupcias con que termina la
obra, nada tienen que ver con las impuestas por aquellos, sino que
son las apetecidas por las parejas de actores.
4.-Tirso en esta obra como en otras muchas arremete contra aque-
lla insensata sociedad que permite al hombre toda clase de desafueros
en el orden sexual, mientras castiga severamente las transgresiones
femeninas; sin embargo en sus críticas tampoco falta la de sus vícti-
mas que con sus defectos colaboran en los engaños de don Juan.
5.-Finalmente se muestran los torpes efectos del gobierno de los
validos que buscan sus propios intereses y son capaces para ello de
atropellar la Justicia y de tener engañados a los reyes que han resig-
nado su gobierno en estos sujetos corruptos.

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