Necesidades Energéticas de La Célula. La Respiración Celular Aerobia y Anaerobia. La Fotosíntesis. La Quimiosíntesis
Necesidades Energéticas de La Célula. La Respiración Celular Aerobia y Anaerobia. La Fotosíntesis. La Quimiosíntesis
Necesidades Energéticas de La Célula. La Respiración Celular Aerobia y Anaerobia. La Fotosíntesis. La Quimiosíntesis
Tanto si la oxidación se realiza por respiración como por fermentación, la degradación inicial
de la glucosa se produce mediante un proceso denominado glucólisis. Este consiste en una ruta
metabólica por la cual se forma piruvato y ATP, aunque esta última molécula con bajo rendimiento.
2.1. La glucolisis.
La glucosa constituye la unidad central del catabolismo de los glúcidos. La glucolisis es el
proceso por el que la glucosa se degrada en dos moléculas de ácido pirúvico. El conjunto de
reacciones que constituyen la glucólisis es, probablemente, una de las rutas metabólicas más
antiguas y es prácticamente universal, pues la realizan casi todos los seres vivos. Este proceso,
que tiene lugar en el citoplasma celular y que es totalmente anaeróbico, consta de las siguientes
etapas:
▪ etapa de fosforilación que requiere aporte energético, durante la que tienen lugar los
siguientes procesos:
- transferencia del grupo fosfato del fosfoenolpiruvico al ADP para formar una molécula
de ATP, obteniéndose ácido pirúvico.
De esta forma, la energía almacenada en los enlaces fosfato y utilizada inicialmente para
activar las hexosas, se devuelve a la reserva energética de la célula. La eficacia de la glucólisis
como ruta energética es muy baja. El balance final de la glucólisis es el siguiente:
Los organismos eucariotas y una gran parte de los procariotas llevan a cabo la respiración
aerobia, en la cual los electrones obtenidos de la glucosa son cedidos al oxígeno. Podemos
considerar la respiración como el conjunto de procesos catabólicos que tienen lugar después de la
glucólisis. Por lo tanto, la respiración aerobia, en el catabolismo de los glúcidos, es la oxidación
total del producto final de la glucólisis, es decir, del piruvato.
Las etapas de la respiración aerobia son las siguientes: formación del acetil-CoA, Ciclo
de Krebs y Fosforilación oxidativa:
El ciclo de krebs
El ciclo de Krebs está constituido por una serie de reacciones mediante las cuales se
produce la oxidación total del acetil-CoA. Se lleva a cabo en el interior de las mitocondrias debido
a que las enzimas que catalizan las diferentes reacciones se encuentran en la matriz
mitocondrial. También se llama ciclo del ácido cítrico o de los ácidos tricarboxílicos porque
dicho ácido posee tres grupos carboxilos.
El ciclo de Krebs se inicia con la incorporación de una molécula de acetil-CoA, que proviene
de la degradación incompleta de monosacáridos a través de la glucólisis y de ácidos grasos en la
β-oxidación. Así, este ciclo constituye el centro universal de la degradación completa de sustratos.
Las moléculas de acetil-CoA que se incorporan al ciclo de Krebs, van a sufrir las siguientes
transformaciones:
▪ eliminación de un acetil CoA-SH y fosforilación del GDP para formar GTP para
obtener succinato;
El transporte electrónico
En este proceso, los electrones presentes en las moléculas de NADH y FADH2 son cedidos
a unas moléculas transportadoras y pasan de unas a otras a favor de un gradiente de potenciales
de oxidorreducción hasta un compuesto aceptor final de electrones. En este descenso a niveles
energéticos más bajos, liberan energía, que se emplea en establecer un gradiente quimiosmótico
entre los dos lados de la membrana mitocondrial interna.
La cadena respiratoria está formada por una serie de moléculas, los transportadores de
electrones y los transportadores de protones, que se encuentran en las membranas de las crestas
mitocondriales. Tras oxidarse y reducirse, transfieren los protones y electrones procedentes del
sustrato hasta el oxígeno molecular que se reduce, formándose agua.
▪ Complejo citocromo b-c1. Acepta los electrones cedidos por la ubiquinona y los
cede al siguiente complejo.
Por cada par de protones y electrones que fluyen por la cadena respiratoria procedentes del
NADH + H+ se forman tres moléculas de ATP (2,5 según otros autores); y si proceden del FADH2
se forman solo dos ATP (1,5 según otros autores), ya que los protones y los electrones se ceden
directamente a la ubiquinona. A la formación de moléculas de ATP mediante la energía de
óxido-reducción se llama fosforilación oxidativa. En la actualidad, y según la teoría
quimiosmótica de Mitchell, se sabe que la transferencia de electrones provoca, en tres puntos de
la cadena respiratoria (los llamados lugares de acoplamiento), la salida de protones desde la
matriz mitocondrial al espacio intermembranal, induciendo la formación de gradientes
electroquímicos a través de la membrana interna.
La fermentación de los glúcidos comienza con la glucólisis. Sin embargo, la vía glucolítica
quedaría interrumpida en poco tiempo, ya que el NAD+ utilizado no se recupera al no existir la
cadena respiratoria. La solución es la regeneración del NAD+ acoplando la oxidación del NADH a
la reducción del piruvato formado en la glucólisis.
Por tanto, tienen lugar dos etapas, una de oxidación de la glucosa hasta piruvato, en la que
se consume NAD+ y se produce NADH, y otra de reducción del piruvato para dar los productos
finales, regenerándose el NAD+.
La reducción del piruvato puede dar lugar a diversos productos finales. Si se origina lactato
tiene lugar la fermentación láctica, mientras que si se produce etanol y CO2 se trata de la
fermentación alcohólica.
Los lípidos son moléculas muy adecuadas como combustibles de reserva, pues su
catabolismo libera mucha energía (la degradación de 1 g de grasa puede proporcionar hasta 9
Kcal., frente a las 4 Kcal. de los glúcidos). Cuando la célula necesita un aporte energético mayor
del habitual, o no dispone de glúcidos, degrada grasas.
El catabolismo de las grasas comienza por su hidrólisis, realizada por enzimas lipasas,
obteniéndose glicerina y ácidos grasos. La glicerina se convierte fácilmente en
gliceraldehido-3-fosfato y continúa la ruta de la glucólisis; los ácidos grasos siguen una ruta
catabólica especial denominada β-oxidación.
La β-oxidación, consiste en la oxidación del carbono β del ácido graso que da lugar a
moléculas de acetil-CoA. Este proceso tiene lugar en la matriz mitocondrial. El paso de los ácidos
grasos desde el citoplasma a la matriz mitocondrial se produce gracias a una molécula
transportadora, la carnitina.
Una vez en el interior de la matriz mitocondrial, la cadena carbonada de los ácidos grasos
experimenta un ciclo de reacciones que va escindiendo unidades de dos átomos de carbono a
partir del extremo carboxilo. La β-oxidación consiste en la oxidación del carbono β,
consiguiéndose la ruptura del enlace que une este carbono con el α (adyacente al carboxilo).
La degradación de los ácidos grasos se inicia con su activación, lograda por unión a la
CoA mediante un enlace éster para formar acil-CoA. Para ello se requiere energía, que es
proporcionada por el ATP (se consumen dos enlaces, quedando AMP + 2 Pi). La β-oxidación,
propiamente dicha, es un proceso que se desarrolla en cuatro etapas:
En el caso de los ácidos grasos monoinsaturados (como el palmitoleico, con doble enlace
en el carbono 9), el proceso es ligeramente diferente, ya que los dobles enlaces requieren un
procesamiento enzimático adicional. En estos casos, actúa una cis-enoil-isomerasa, pasando el
doble enlace cis-3 a trans-2. Al existir ya el doble enlace, en este caso no interviene la Acil-CoA
deshidrogenasa, y por tanto, en este caso no se produce el FADH2 de la deshidrogenación.
Si el ácido graso es poliinsaturado (como el linoleico, con dobles enlaces en los carbonos 9
y 12). Tras tres ciclos de beta-oxidación, el doble enlace de la posición 9 habrá quedado en
posición 3. En este caso, actua la Cis-enoil isomerasa del caso anterior, y se produce otro ciclo de
beta oxidación. El doble enlace que estaba en posición 12, habrá quedado ahora en posición 4.
Cuando actúe la acil-coA deshidrogenasa y se forme el doble enlace en el carbono 2, tendremos
un 2,4 dienoil coA, con dos dobles enlaces. En este momento actuará otra enzima, la 2,4, dienoil
CoA reductasa, gastando un NADH + H+ y agrupando los dobles enlaces en uno solo, sobre el
carbono 3. De nuevo aquí intervendrá la la cis-enoil isomerasa, para que el doble enlace quede en
disposición Trans 2 y pueda proseguir el ciclo. Obsérvese que en este caso, no sólo no se
producen las dos moléculas de FADH2 que correspondería a la primera oxidación del acil CoA,
sino que además, se gasta una molécula de NADH adicional para pasar de Δ2, Δ4 dienoil CoA a
Δ3 enoil coA.
El acetil-CoA formado puede seguir la ruta del ciclo de Krebs y degradarse totalmente de
forma aeróbica.
Tras la eliminación del grupo amino, se forma una molécula del α-cetoácido que va a seguir
unos procesos de transformación que la incorporan a otras rutas metabólicas. Según la ruta
seguida, los aminoácidos se clasifican en dos grupos: aminoácidos glucogénicos, en los que la
cadena carbonada sufre una serie de oxidaciones que originan piruvato o algunos intermediarios
del ciclo de Krebs, como α cetoglutarato o succinil-CoA y los aminoácidos cetogénicos dan lugar
a la formación de acetil CoA, que puede incorporarse al ciclo de Krebs para producir ATP o bien
desviarse hacia otras rutas metabólicas, como la síntesis de ácidos grasos.
5. LA FOTOSÍNTESIS.
Las plantas verdes y las cianobacterias llevan a cabo la fotosíntesis mediante un proceso
en el que se libera oxígeno como producto final, y por esta razón se llama oxigénica. El oxígeno
molecular liberado procede de la fotólisis del agua, que actúa como donador de electrones.
Por el contrario, en la fotosíntesis anoxigénica, proceso llevado a cabo por el resto de las
bacterias fotosintéticas, no se utiliza el agua como donador de electrones y, como consecuencia,
no se libera oxígeno como producto final.
La fotosíntesis puede dividirse en dos etapas: fase lumínica, llevada a cabo en los
tilacoides de los cloroplastos. En ella es imprescindible la luz, que es captada por unas moléculas
fotorreceptoras localizadas en las membranas tilacoidales. En esta etapa se consigue obtener ATP
y NADPH y fase oscura, en la que no se necesita luz. Se produce la biosíntesis de compuestos
orgánicos a partir del CO2, utilizando el ATP y el NADPH, obtenidos en la fase anterior. Esta fase
tiene lugar en el estroma de los cloroplastos.
5.1. La fase lumínica.
Es una etapa compleja en la que ocurren tres procesos diferentes aunque íntimamente
interrelacionados.
Los pigmentos captadores de luz son, en las plantas verdes, las clorofilas y los
carotenoides; en las cianobacterias se encuentran también las ficobilinas, y en algunas algas
aparecen otros, como la ficocianina y la ficoeritrina.
En las plantas y en las cianobacterias, que llevan a cabo la fotosíntesis oxigénica, existen
dos tipos de estos complejos, conocidos como P700 o fotosistema I y P680 o fotosistema II. Cada
fotosistema está formado por una antena y por un centro de reacción. La antena presenta unas
300 moléculas de pigmentos fotosintéticos, principalmente clorofila a, clorofila b y carotenos,
asociados a lípidos y proteínas. El centro de reacción está constituido por una molécula de
clorofila especial, denominada clorofila diana, a la que van a parar los electrones excitados de la
antena, y que ella transfiere al denominado aceptor primario de electrones, el cual transfiere los
electrones fuera del fotosistema, y una molécula denominada dador primario de electrones, que
cede electrones a la molécula diana. La mayoría de las bacterias fotosintéticas poseen un único
fotosistema y realizan una fotosíntesis anoxigénica.
5.1.2 Transporte electrónico dependiente de la luz.
El fotosistema I capta la luz cuya longitud de onda sea menor o igual a 700 nm (de ahí su
denominación, P700). Su antena está compuesta en las plantas superiores por la clorofila a,
clorofila b y por carotenos donde la clorofila es la molécula diana. El aceptor primario de
electrones del FS I es una molécula de clorofila modificada, denominada A0, y el dador primario es
la plastocianina (PC).
El fotosistema II capta la luz cuya longitud de onda sea menor o igual a 680 nm (P680). Su
antena está compuesta por clorofila a, clorofila b y xantofila. El aceptor primario es la
plastoquinona A (QA). El dador primario se denomina dador Z, y tampoco es bien conocido,
aunque se sabe que contiene un átomo de manganeso en su centro activo, responsable de
almacenar los electrones que van cediéndose a la clorofila del centro de reacción.
▪ complejo del citocromo b6-f: formado por cadenas polipeptídicas asociadas a grupos
hemo, muy semejantes a las que se localizan en la mitocondria;
En algunas situaciones la clorofila del centro de reacción del fotosistema I, excitada por la
luz, cede electrones a las moléculas de la cadena transportadora de electrones, y tras recorrerla,
los electrones vuelven de nuevo al centro de reacción de este mismo fotosistema. En este caso,
los electrones realizan un recorrido cíclico, ya que salen y retornan a la misma molécula. La
clorofila del centro de reacción del fotosistema I actúa como donador y como aceptor de
electrones.
En este caso se produce ATP, ya que los electrones recorren la cadena de transportadores
situada en la membrana tilacoidal. Sin embargo, no genera NADPH, pues al retornar los
electrones a la molécula del centro de reacción, no se produce oxidación ni reducción neta de
compuesto alguno.
En las células vegetales suele haber mayor demanda de ATP que de NADPH, por lo que la
fotofosforilación cíclica surge como respuesta evolutiva para cubrir las necesidades energéticas de
la célula y evitar que la disponibilidad de NADP+ sea un factor limitante para el transporte de
electrones y la producción de ATP.
La energía que van perdiendo los electrones al “descender por la cadena transportadora
sirve para bombear protones desde el estroma hacia el espacio interior del tilacoide. El resultado
es la formación de un gradiente protónico entre ambos lados de la membrana tilacoidal. En el
interior del tilacoide se alcanza un valor aproximado de pH 5, mientras que en el estroma es de,
aproximadamente, 8. Este gradiente de protones es una forma de energía que se emplea en la
fosforilación del ADP.
La membrana del tilacoide no permite el libre paso de protones, por lo que los protones del
interior del tilacoide solo pueden volver al estroma a través de una ATPasas translocadoras de
protones. Cuando el flujo electrónico es abierto, la fotofosforilación se denomina fotofosforilación
no cíclica, mientras que si el flujo electrónico es cíclico, la fotofosforilación también se denomina
cíclica.
Todas las moléculas tienen un esqueleto carbonado, por lo que en todos los casos debe
producirse la incorporación del CO2. Este proceso se llama asimilación o fijación del CO2.
En la fosforilación un grupo fosfato del ATP se une al carbono carboxílico procedente del
CO2, y se forma 1,3-bisfosfoglicerato. Esta fosforilación sirve para activar el carbono, de forma que
pueda ser reducido, posteriormente.
▪ síntesis de hexosas siguiendo una ruta inversa a las primeras etapas de la glucolisis.;
▪ formación de piruvato siguiendo la ruta glucolítica, que puede degradarse por completo,
servir para la síntesis del esqueleto carbonado de los compuestos nitrogenados o puede
transformarse en acetil-CoA para la síntesis de los ácidos grasos;
Estas bacterias son autótrofas, por lo que utilizan el CO2 como fuente de carbono. En
muchas de estas bacterias la fijación del carbono se produce mediante el ciclo de Calvin, aunque
otras llevan a cabo un ciclo de Krebs en sentido inverso. Sin embargo, al no haber clorofilas ni
captación de la luz, la obtención de energía se obtiene mediante la oxidación de sustratos
inorgánicos. La obtención de ATP se produce por un proceso de respiración celular especial,
donde el oxígeno es el aceptor final de electrones. Se trata, por tanto, de una respiración aerobia.
Muchas de estas bacterias tienen que gastar ATP para conseguir el poder reductor
necesario para la fijación de CO2. Para ello es preciso efectuar un transporte inverso de
electrones, que consume energía. Las bacterias quimiolitotrofas se clasifican, según el sustrato
oxidable que emplean en:
8. BIBLIOGRAFÍA.
▪ D.L. Nelson, M.M. Cox. “Lehninger, principios de bioquímica” 5ª Ed. Omega, 2009.